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Docencia: la deuda heredada

Por: Alberto Sebastián Barragán

l tema de la docencia ha sido ampliamente revisado por muchos investigadores y se han desarrollado esfuerzos colectivos en donde se han establecido algunos ejes de atención, para las reformas educativas de ciertas regiones de países. Sin embargo, los resultados y las alternativas propuestas, se han mencionado repetidamente, porque las reformas educativas se reproducen según los gobernantes en turno, pero no de acuerdo a las necesidades identificadas.

Los países iberoamericanos, inmersos en la lógica internacional, han tenido que responder a las recomendaciones globalizadas para adecuar sus sistemas educativos; pero también han subrayado la necesidad de adaptar las transformaciones de política educativa, según las características de cada sociedad. En 2008, se reunieron 23 ministros de Educación en El Salvador, para contraer compromisos en materia educativa para sus países, y se aprobó la propuesta de Metas educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los bicentenarios, en dicha reunión, se comprometieron a elaborar objetivos, metas y mecanismos de evaluación regional.

Como resultado se creó la Colección de Libros Metas Educativas 2021, para difundir las opiniones de los profesionales educativos de la región iberoamericana. Se trata de 9 libros a cargo de más de 100 especialistas. En esa colección, han participado muchos investigadores mexicanos, de gran reconocimiento por su trabajo académico. Los textos abordan distintas temáticas con planteamientos relevantes, que podrían servir como referencia para acompañar los procesos de reforma educativa en los países involucrados.

Específicamente, para México, es necesario señalar que para esas fechas se estaba concretando la reforma de educación básica, que había iniciado desde el sexenio de Vicente Fox, y que continuó Felipe Calderón, obteniendo la reforma de educación básica que articuló los tres niveles en el Plan de Estudios 2011. Sin embargo, no se había configurado la estrategia de atención de la formación docente.

En 2009, se publicó Aprendizaje y desarrollo profesional docente, donde se planteó la necesidad de avanzar en la regulación, acreditación y mejora de la calidad de la formación del profesorado. Y para lograr ese objetivo, se consideró importante articular una red institucional de apoyo al desarrollo profesional docente, para atender periodos clave de la preparación de los maestros: formación inicial, inserción, formación permanente y promoción profesional.

Entonces, se mantuvo la ruta que se había convenido en la Alianza por la Calidad de la Educación SEP-SNTE, y se dio paso a una revisión del Plan 1997, para la formación de docentes de educación primaria, a cargo de Yuriria Castro, Martha Curiel y Margarita Ruiz. En ese documento se ventilaba una evaluación de los contenidos del Plan 97, y se realizaban recomendaciones para fortalecer a las escuelas normales. Al mismo tiempo, se iba formulando un nuevo plan de estudios para la formación de docentes de educación primaria. En 2011 se piloteó la primera versión, para después conformar el Plan 2012, que actualmente se trabaja en las escuelas normales formadoras de docentes de prescolar y primaria.

El más reciente plan de formación docente, publicado en agosto de 2012, quedaría huérfano a los pocos meses. En el mes de diciembre, el cambio de sexenio, anunció la reforma educativa impulsada por Enrique Peña Nieto. Y con todo el protocolo se anunció un Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento para el Sistema de Normales Públicas, el cual no pretendía la continuidad de la propuesta panista, sino que enarboló la promesa de una reforma educativa priísta. Sin tomar en cuenta las Metas Educativas 2021, trazadas por la Organización de Estados Iberoamericanos.

En esa transición, se inaugura una deuda con la docencia. La administración que salió, dejó un plan de estudios que no tuvo la oportunidad de evaluar, y en dado caso, mejorar para atender a la educación básica con mayor calidad. En su momento, la gestión educativa de Chuayffet, señaló despectivamente esa estrategia de formación inicial docente, incluso se promovió el foro de consulta para revisar el modelo educativo, específicamente para rediseñar la educación normal. Y en junio de 2015, la Comisión Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu), presentó su propuesta de Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales, cuya oferta educativa proponía dos licenciaturas y 10 maestrías. Sin embargo no prosperó.

El pasado mes de julio, Aurelio Nuño anunció que el próximo año se presentará el nuevo plan de fortalecimiento de educación normal, el cual consiste en actualizar el plan para la formación de maestros de educación prescolar y primaria, y esta vez se agregará el plan de estudios para la formación de profesores de educación secundaria. Como se puede observar, según las últimas reuniones sobre el tema, no habrá rediseño, sino sólo actualización. No echarán abajo el Plan 2012, sino sólo actualizarán el Plan 1999 que hasta estos momentos sigue vigente en muchas escuelas normales que imparten ese programa. Esto sucederá en el próximo año electoral, por ahí del mes de agosto. Y nuevamente se heredará otra deuda con la docencia, ya que la actualización quedará huérfana a los pocos meses. Se necesita dignificar y fortalecer la docencia de manera urgente.

Fuente noticia: http://www.jornada.unam.mx/2017/09/15/politica/021a2pol

Fuente imagen: http://wrmx00.epimg.net/radio/imagenes/2014/07/01/nacional/1404246300_301157_1404265620_noticia_normal.jpg

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Educación superior: un proyecto que necesita rehacerse íntegramente

Chile / 17 de septiembre de 2017 / Autor: José Joaquín Brunner / Fuente: El Líbero

El mayor problema de la reforma de la educación superior impulsada por el gobierno es la inexistencia de un diagnóstico serio del sistema que considere todos los elementos indispensables, y la ausencia por ende de una agenda de problemas necesarios de abordar. Hasta ahora, la reforma anunciada, y el proyecto de ley enviado al Congreso para materializarla, carecen de una fundamentación racional.

Ante todo, deseo llamar la atención sobre el carácter y desempeño de nuestra educación terciaria (ET), cuya legislación más fundamental estamos tratando de cambiar. En efecto, cualquiera modificación de la legislación que la rige, sobre todo si pretende ser de fondo, debe partir por un conocimiento fundado del sistema que se busca cambiar.

 

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Carácter. Dentro de la clasificación de regímenes de economía política de los sistemas nacionales según el carácter público/privado de la provisión y el financiamiento del sistema, el de Chile se caracteriza —en comparación con el promedio de los países de la OCDE— por tener en ambas dimensiones una presencia preponderante de matrícula y recursos privados. En esta misma categoría, aunque con perfiles diferentes de preponderancia privada, se encuentran además Brasil, Corea, Gran Bretaña, Israel, Indonesia, Japón, Perú y otros.

Un tipo diametralmente opuesto de economía política es aquel donde predominan la provisión y el financiamiento estatales, como ocurre —en diversos grados— en la mayoría de los países de Europa Occidental y también en Argentina, Cuba y Uruguay, por ejemplo.

Un tercer tipo de régimen es aquel en que predomina la provisión estatal, pero con financiamiento mayoritariamente privado (economía política estatal de costos compartidos), como poseen Australia, Canadá y Estados Unidos, entre otros.

Por último, hay sistemas cuyo régimen combina provisión mayoritaria por instituciones privadas (“de vocación pública”) con gestión independiente y financiamiento predominantemente fiscal (economía política de tercer sector), como ocurre en Bélgica, Finlandia, Estonia y Honduras, por ejemplo.

Nótese que si bien Chile se sitúa en el cuadrante de provisión y financiamiento predominantemente privados, sin embargo posee universidades que corresponden a  tres de los tipos de regímenes de economía política descritos: universidades estales financiadas mayormente con recursos privados agrupadas en el CUECH;  universidades privadas cofinanciadas con aportes directos del Estado (las del G9); y universidades privadas cuyo financiamiento principal —aunque no exclusivo— proviene de fuentes privadas.

 

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Desempeño. ¿Qué rendimiento posee nuestro sistema de ET en las dimensiones básicas de su desempeño? A continuación se presentan resumidamente los datos más relevantes (con base en OECD, Education at a Glance 2016, a menos que se indique una fuente diferente).

  1. Participación. La participación neta, sobre el grupo de edad de 20 a 29 años, alcanza en Chile a un 27%, mientras que en el promedio de la OCDE se sitúa en torno a un 22%. La participación bruta medida por la UNESCO en relación a la cohorte de edad pertinente es de 89%, trece puntos porcentuales por encima de los países de Europa Occidental y América del Norte y casi el doble de la tasa promedio de América Latina (46,3%). En breve, Chile cuenta con un sistema de ET de amplia cobertura, con acceso casi universal, lo que representa un logro notable, pero crea nuevos y más complejos desafíos, como veremos más adelante.
  2. Acceso. La tasa de primer ingreso a la ET (proporción de personas que puede esperarse ingresará a algún programa de ET en el curso de su vida), índice que ofrece una idea general sobre la accesibilidad a este nivel, es de 87% en Chile, frente a un 68% en el promedio de la OCDE. La ET dejó, pues, de ser un privilegio y hoy es un derecho que las familias reconocen frecuentemente como una obligación para sus hijos.
  3. Matrícula por niveles. La distribución de la matrícula por niveles de la Clasificación Internacional Normalizada de Educación (CINE 2011) es la siguiente en Chile: Nivel 5 (carreras de ciclo corto), 29%; Nivel 6 (programas de licenciatura o equivalentes), 63,1%; Nivel 7 (programas de maestría o equivalentes), 7,1%; y Nivel 8 (programas de doctorado o equivalentes), 0,4%. En los países de Europa Occidental y América del a Norte, las cifras correspondientes son: 24,2%; 53,5%; 19,4%; 2,8%, respectivamente (UNESCO Institute for Statistics, 2017).
  4. Equidad de la matrícula. En América Latina,Chile posee la mayor tasa de participación neta del quintil 1 (más pobre), que alcanza a un 27,4%. Asimismo, tiene el segundo índice más bajo de desigualdad 20:20 después de Bolivia; el valor para Chile es 2,3, el de Bolivia 1,8 y el índice 20:20 promedio para América Latina es 7,0. (SEDLAC, 2017). Un reciente estudio del Banco Mundial destaca que Chile ha sido uno de los países más exitosos en términos de reducir la desigualdad en el acceso a la educación superior” (The World Bank, At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean, 2017, p. 88).
  5. Eficiencia interna. Hay dos maneras de medir el grado de eficiencia interna del sistema de ET. (A) La tasa de 1a graduación de la ET (sin incluir estudiantes extranjeros) —que estima el porcentaje de una cohorte de edad que se espera se gradúe durante el largo de su vida— es 51% en Chile, mientras en el promedio de la OCDE es 45%. En las carreras de ciclo corto las cifras correspondientes son 22% y 11%; en el nivel de licenciatura o equivalente, 34% y 38%; en el nivel de maestría o equivalente, 9% y 18%; y en el de doctorado o equivalente, 0,2% y 1,7%, respectivamente. De modo que no sólo ha aumentado notablemente la cobertura, sino también las expectativas de graduación, calculadas en base al patrón actual de titulación en la ET. (B) La tasa de conclusión de estudios universitarios por cohorte ingresada en un determinado año no cuenta en Chile con datos confiables que pudiesen ser comparados internacionalmente. Para el promedio de los países de la OCDE es 45% de graduación en tiempo oportuno y 69% medida dentro de los tres años siguientes a la duración nominal de los correspondientes programas. Suele estimarse que en Chile esta última cifra sería significativamente inferior, existiendo además una demora para graduarse en relación con la duración nominal de los estudios.
  6. Eficiencia externa, vinculada con el empleo y la remuneración de las personas con ET. (A) La tasa de empleo de personas con ET por área de educacional, hombres y mujeres, aparece como altamente satisfactoria en la comparación internacional. Para el año 2015, se situó en Chile en un 90% en el promedio de todas las áreas. Los países de la OCDE, para los años 2012 a 2015, alcanzan una tasa algo inferior, de 85% en el promedio de los países miembros. (OECD, Survey of Adult Skills, PIAAC). (B) El diferencial del ingreso recibido por las personas con ET en relación con el ingreso promedio de las personas con educación secundaria superior (=100) es en general alto comparado con el promedio OCDE, en todos los niveles. En el nivel 6 asciende a 282 frente a 148 en la OCDE. Y en el Nivel 7, la comparación es de 444 versus 191, respectivamente. Sin embargo, se observa en Chile una creciente dispersión de las remuneraciones de los graduados; por ejemplo, en el caso de Derecho, durante el primer año después de la graduación, el 10% superior tiene una remuneración alrededor de 10 veces mayor al 10% inferior ($3,4 millones versus $344 mil pesos) (Mi Futuro, 2017). Asimismo, un reciente estudio del Banco Mundial estima que un 7% de los estudiantes que comenzó sus estudios de ET en 2012 podría haberse matriculado en programas que tendrían tasas negativas de retorno (The World Bank, At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean, 2017, cap. 3 de Sergion Urzúa).
  7. Calidad. Es la dimensión más difícil de medir cuantitativamente. A continuación presentamos tres indicadores.
    • Según el porcentaje de estudiantes en universidades acreditadas, menos de un 10% de los estudiantes se halla matriculado durante los últimos años en universidades no-acreditadas. Un 31% de la matrícula total de las universidades se encuentra en instituciones con el máximo de las cinco áreas acreditadas, mientras que un 14% de los estudiantes de pregrado está matriculado en universidades con acreditación solo en las dos áreas obligatorias. Considerando la matrícula de los IP y CFT, un 87,3% de la matrícula del sector técnico profesional corresponde a instituciones con dos o más áreas de acreditación y un 13% a instituciones sin acreditación. En breve, la gran mayoría de los estudiantes cursa sus estudios en instituciones que la agencia oficial del Estado califica como de un nivel satisfactorio.
    • Según el número universidades de excelencia registradas entre las mil universidades top del ranking global del Times Higher Education aparecido hace pocos días, el sistema chileno cuenta con 13 universidades de calidad internacional, una por cada 1,4 millón de habitantes, seguido de Costa Rica con una x cada 4,9 millones de habitantes, Brasil, una x cada 9,2 millón y Colombia una x 9,8 millones. Más atrás aparecen Venezuela, Perú, México y Argentina. Nótese que las mil primeras universidades corresponden a menos del 4% del total mundial de universidades registradas por Webometrics (26.368 en 2017).
    • Según el desempeño de las personas con ET en el examen PIACC de comprensión lectora (literacy), Chile muestra una baja calidad de resultados: 240 puntos en promedio, que representa un nivel elemental de literacy, frente a un promedio de 275 puntos para los países de la OCDE. La puntuación obtenida por las personas con ET en Chile es menor que el puntaje alcanzado por las personas con educación secundaria superior de la OCDE (260) y supera apenas por cinco puntos el puntaje promedio OCDE de las personas con educación inferior al nivel secundario superior (235 puntos).

Una hipótesis plausible es suponer que la baja puntuación obtenida en Chile por las personas con ET, se debe a los bajísimos niveles alcanzados previamente por las personas con menos que educación secundaria superior (186 puntos) y con educación secundaria superior (219 puntos). Dicho en otras palabras, el pobre desempeño de la ET en literacy, sería el resultado acumulativo de las desventajas de la cuna y de la pobre calidad de la educación primaria y secundaria que recibe una mayoría de los niños y jóvenes provenientes de los hogares correspondientes a los deciles de menor ingreso.

  1. Financiamiento. El gasto en ET (incluyendo I&D) medido como porcentaje del PIB —indicador del esfuerzo relativo que los países realizan en este ámbito— es en Chile netamente superior al promedio de la OCDE; de hecho, es uno de los mayores del mundo. Se caracteriza además por una fuerte participación de la financiación privada.

(A) Según niveles de la CINE 2011 alcanza en Chile a un 0.4% en el Nivel 5; a un 2.0% en los Niveles 6 a 8; en total, 2.3% del PIB. En el promedio de la OCDE, las cifras correspondientes son 0.2%, 1.4% y 1.6%, respectivamente.

(B) Según el carácter estatal o privado de las fuentes de recursos, en Chile la composición del gasto es: 1.0% estatal; 1.4% privado; total, 2.3%, respectivamente. En el caso de la OECD: 1.1% estatal; 0.5% privado; total, 1.6%.

(C) Según el monto del gasto por estudiante, la distribución en Chile  es la siguiente (expresada en USD ppc,  incluyendo gasto en I&D): Nivel 5, USD 4.079; Niveles 6 a 8, USD 9.084; total, USD 7.642 (USD 364 en I&D). En comparación, el gasto promedio de la OCDE es USD10.107, USD 16.199, 15.772 (USD  4.837 en I&D), respectivamente. En suma, Chile realiza un significativo esfuerzo de gasto en la ET en relación con el PIB, pero sostiene este esfuerzo mediante un esquema de gasto compartido. Aun así, el gasto en el Nivel 5 es comparativamente bajo para el gasto en los niveles superiores, y el gasto en I&D es ínfimo.

  1. Evaluación de sistemas nacionales. El único ranking de sistemas nacionales de universidades, realizado por Universitas 21, ubica a Chile en el lugar 34 entre 50 países, el primero de los cuatro sistemas latinoamericanos evaluados, seguido de Argentina, Brasil y México. Este ranking considera recursos, ambiente académico, conectividad y output de investigación y docencia.

 

En suma, una visión respaldada por datos sobre el desempeño comparado del sistema chileno arroja un balance positivo con una sólida performance en el contexto no sólo latinoamericano, sino también —en varias dimensiones— en relación con el promedio de la OCDE. Además, revela dónde se hallan los principales desafíos que el sistema enfrenta en la actual etapa de su desarrollo: (i) baja calidad del logro en la adquisición de competencias fundamentales; (ii) necesidad de focalizar los esfuerzos de la instancia de acreditación en cubrir a todas las instituciones, exigiendo y fomentando una mayor efectividad de los procesos de enseñanza y aprendizaje; (iii) necesidad de un constante monitoreo de la empleabilidad de los graduados, especialmente la evolución de la franja de personas con tasa negativa de retorno; (iv) preocupación por la deserción y duración tanto nominal como real de las carreras universitarias y necesidad de apoyar a los estudiantes vulnerables; (v) reducido gasto en I&D y en la enseñanza técnica de ciclo corto.

 

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Visto el positivo desarrollo de nuestra educación superior y su estado actual, cualquier cambio que se desee introducir —sobre todo si es de cierta magnitud— debe ser seriamente fundado y técnicamente bien diseñado. El mayor problema de la reforma de la educación superior impulsada por el gobierno es la inexistencia de un diagnóstico serio del sistema que considere todos los elementos resumidos más arriba, y la ausencia por ende de una agenda de problemas necesarios de abordar. Hasta ahora, la reforma anunciada, y el proyecto de ley enviado al Congreso para materializarla, carecen de una fundamentación racional.

Tampoco ha definido los principios axiales que deberían orientar la reforma, en relación con aspectos cruciales tales como la naturaleza del sistema y su  economía política; el balance estatal/privado respecto de la provisión y el financiamiento; la mantención o no de un esquema de costos compartidos; la definición y el carácter de las instituciones; cómo ha de entenderse lo público de acuerdo a la evolución histórica del sistema y su institucionalidad; vínculo de las instituciones con el Estado (igualdad de trato o diferenciación, cuándo, cómo, en qué aspectos, etc.); la autonomía de las universidades; la identidad de sus proyectos educacionales; los esquemas de apoyo para los estudiantes, etc. En breve, la reforma carece de norte; no explícita sus objetivos ni aparece dotada de una racionalidad de valores.

Tampoco propone una estrategia sustentable de desarrollo de la ET que sirva como marco para las modificaciones legislativas y que responda a un diagnóstico fundado, incorpore los principios axiales y defina metas y medios para su implementación. Discutimos en el aire, lo que dificulta la comprensión de los asuntos discutidos e inhibe una deliberación racional.

En cuanto a la gobernanza del sistema propuesta en el proyecto, ella es orgánicamente débil y confusa en el vértice superior. En efecto, se discute en paralelo crear una Subsecretaría de Educación Superior y un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Esta dualidad no se justifica y debilita a ambas partes en vez de fortalecerlas.

Funcionalmente, el esquema propuesto es centralizado, controlista, excesivamente burocrática y parece obedecer a un generalizado sentimiento de desconfianza de las autoridades hacia las instituciones. Establece un control estatal panóptico a través del manejo de la admisión; la determinación de vacantes; la definición de estándares y la regulación curricular a través de un marco nacional de cualificaciones rígidamente concebido; el trato preferente a un grupo de universidades que recibirían el monopolio sobre el carácter público de la ET; una categorización y segmentación de las universidades; la supervisión concebida con criterios de mera contabilidad de la gestión y uso de recursos; la fijación del precio de los aranceles; y, en última instancia, la dependencia de todas las instituciones de la voluntad oficial una vez que el financiamiento del sistema se halle exclusivamente en manos del Estado.

En breve, parece haberse diseñado una gobernanza para el control del sistema, no para guiarlo en beneficio del interés común. Más que estimular la iniciativa de las instituciones, parece que la opción es sujetarlas a una administración jerárquica que operaría por medio de reglas y controles.

Tampoco se prevé  una adecuada coordinación entre los varios componentes de la gobernanza, como ministerios, agencias públicas relevantes, los actores del sistema y las partes interesadas externas de la sociedad civil. La interlocución del gobierno con los actores internos del sistema se mantiene bloqueada a favor del CRUCH, organismo que se ha vuelto disfuncional y cada vez menos representativo del conjunto de universidades acreditadas. Igualmente, se excluye la participación institucionalizada de partes interesadas externas en la formulación de las políticas para el sector, salvo en el caso de las instituciones no-universitarias.

 

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Por último, conviene anotar que toda esta discusión sobre una reforma de la ET se lleva a cabo sin atender a los desafíos que el sistema deberá enfrentar durante las próximas décadas. Menciono, por vía de ejemplo, tres órdenes de estos desafíos.

  1. Perspectivas de desarrollo de la docencia, su arquitectura, homologación con las tendencias internacionales a nivel de pregrado y posgrado, el aprendizaje de competencias claves para este siglo, el uso intensivo de las nuevas tecnologías digitales, etc. No hay una efectiva preocupación por los temas de deserción y titulación oportuna; la contención de la espiral de costos docentes; el financiamiento de los estudiantes y las instituciones; la administración de la gratuidad parcial y focalizada que se ha instaurado por medio de glosas del presupuesto de la nación; el mejoramiento continuo de los programas; el financiamiento del esquema de becas y créditos, etc.
  2. La investigación en los diferentes campos del saber y las áreas interdisciplinarias de especial interés para Chile; la concentración o dispersión de la inversión en ciencia y tecnología; cómo combinar las dimensiones global-nacional-locales; el financiamiento de I&D; los nuevos modos de producción de conocimiento; la triple hélice entre universidades, empresas y gobierno, etc; la vinculación de la ET con el desarrollo regional y las comunidades; la forma de estimular la investigación en las nuevas universidades más meritorias.
  3. Gobierno de las instituciones. Hay una escasa reflexión sobre esta crucial materia, como queda en evidencia con la discusión sobre el gobierno de las universidades estatales, asunto que se trata separadamente en otro proyecto de ley. No nos formulamos la pregunta clave, cual es, ¿cómo han de organizarse gobiernos de universidades que posean a la vez legitimidad académica, eficacia de conducción y liderazgo de cambio? Tampoco aparecen en el horizonte del debate cómo fortalecer el pluralismo dentro del sistema, la diversidad de instituciones y un trato igualitario de ellas basado en criterios de desempeño, mérito y sujeción a un marco público de regulaciones.

En suma, el actual proyecto de reforma de la ET no está a la altura de la complejidad ni de los desafíos que enfrenta nuestro sistema. Requiere ser repensado desde la base y rediseñado con criterios más contemporáneos, aprovechando sus numerosas fortalezas y ventajas, e identificando correctamente los problemas que se deben abordar.

 

José Joaquín Brunner, #ForoLíbero

 

(Versión revisada de la presentación realizada ante la Comisión de Educación y Cultura del Hon. Senado, 11 de septiembre de 2017)

 

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Educación superior: un proyecto que necesita rehacerse íntegramente

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Ser músico y enamorarse de la pedagogía: entrevistamos al actor que dará vida a “Wena Profe”

Chile / Autor: Lorena Tasca / Fuente: Elige Educar

Bajo el título de “Wena Profe” Televisión Nacional de Chile prepara una nueva teleserie, que tiene como protagonista a un músico que termina enamorándose de la pedagogía. Conversamos con el actor chileno Marcelo Alonso para conocer cómo prepara el personaje y cuáles son sus impresiones sobre el rol docente.  

“Wena Profe”, la teleserie que sucederá a “La Colombiana” en la franja de las 20:00 horas del canal Televisión Nacional de Chile (TVN), tiene como eje central la educación escolar. Uno de los personajes más importantes es el que interpreta el actor chileno Marcelo Alonso, quien caracteriza a Javier Meza, un músico que con el paso del tiempo se enamora de la docencia.

Dentro del establecimiento, llamado Bristol School, Meza deberá enfrentar diversos obstáculos al querer crear una banda de rock con los alumnos -al mejor estilo de Jack Black en “Escuela de rock”. Además de enfrentarse a los retos propios de la pedagogía y los conflictos que tendrá con la directora del colegio -interpretada por Mane Swett-, una mujer se resiste a las innovaciones pedagógicas. “Todo en tono de comedia”, advierte Alonso.

— ¿Cómo preparó el personaje? ¿Tuvo que investigar o hacerle seguimiento a algún profesor?

— Sabes que más que seguir a un profesor en particular, me acordé de todos los profesores que tuve, me acordé también de mi papá y mi mamá que son profesores. La educación es algo súper cercano a mi familia. Por eso entiendo muy bien lo difícil que es, todo lo rico que uno aprende, toda la frustración que llega, sé cuánto ganan los profesores, todo.

— ¿De qué daban clases tus padres?

— Mi mamá era profesora de artes plásticas y mi papá fue profesor de contabilidad en muchas universidades. Ambos están jubilados ahora.

— Al saber que conoce tan de cerca la docencia, ¿cuál su opinión sobre la profesión y qué valor le das a la misma?

— Mi opinión es la mejor de parte de las personas que hacen el oficio. Pero siento que el lugar que ocupa en el país está pobre, muy poco considerados, se les paga tan poco y ocupa un lugar tan poco importante en el país, es lo que encuentro. Yo soy de los que opina que los profesores deberían ganar muy bien para que pudiesen tener una muy buena calidad de vida, para que pudiesen trabajar menos, para que pudiesen tener acceso a todo lo que está pasando, para que sus familias estuvieran contentas. Encuentro que es un trabajo muy importante para una sociedad, fundamental. El lugar que ocupan los profesores para los japoneses es algo súper importante, súper potente y en nuestro país es súper malo.

— Al tener esta experiencia de interpretar a un músico que pasa a ser profesor, ¿cuál crees que ese el gran aporte que le da la música a la educación?

— Más allá de la música, siento que el arte aporta. Yo soy actor y entonces tengo mucha relación con eso y bueno, da creatividad. Que es una creatividad que viene a partir de ti y desde ahí se generan preguntas, y de ahí la posibilidad de generar tus propias respuestas. De hecho, yo no sé si lo que necesita hoy día nuestra sociedad es más instrucción, porque lo que yo creo que lo que necesita es más niños creativos.

— ¿Cómo cree que los docentes se verán reflejados en “Wena profe”?

— Yo pienso que en muchas cosas, pues imagínate. En el tener que hacer clases frente a los cabros, que los cabros escuchen, que unos no pescan, que está el profesor de física, que está la directora, que hay que tener una educación súper formal, pero también se dan cuenta de la importancia de que sean súper creativos. También se van a mostrar todos los problemas de los colegios y se reflejarán ahí los profesores y los alumnos respecto a la problemática de la duración. Ahora, insisto, esto es en un formato de teleserie de las 8:00 de la noche, que es una comedia romántica, no es “El reemplazante”, porque ahí la problemática era mucho más potente.

— ¿Y qué mensaje le daría usted a los jóvenes que tienen entre sus opciones profesionales la docencia?

— Más que nada que sí… Es que sabes que a mi me da tanta rabia el asunto de las pocas políticas estatales, que dan ganas de que nadie fuera profesor para mostrar de alguna forma lo importante que es la profesión. Pienso que a la gente que quiere ser profesor, yo le diría que trate de encarar desde el comienzo de su trabajo las reformas necesarias que hay que hacer en el lugar que ocupa la profesión dentro del Estado, dentro del país, como prioridad dentro de su trabajo digamos. Confío en las nuevas generaciones, en que desde ya empiecen a preocuparse en modificar la situación.

La visión de los docentes

Lilian Sepúlveda (32) y Miguel Roble (30) son dos profesores de música que durante sus años de experiencia han impartido clases desde preescolar hasta 8vo básico. Roble, quien ya suma siete años como docente y actualmente trabaja en el colegio Cree de Cerro Navia, y Sepúlveda, que está desde 2013 en el Puelmapu de Peñalolén, consideran que la idea de TVN es positiva, porque podría mostrar cómo la pedagogía cambia las formas de ver el mundo de un músico.

“Hay muchos músicos que descubren tarde esta veta más social en la educación y que requiere meterse en un mundo más social y no individualista, es todo un mundo el que hay por descubrir en la pedagogía”, expresa Roble.

En tanto, Sepúlveda espera que “Wena profe” muestre la transformación que se puede producir en el personaje al “descubrir el valor que tiene compartir tus conocimientos con otros, ese es un ejercicio muy valioso”.También esperan que con la llegada de esta nueva teleserie la música como cátedra sea tomada en cuenta.

“A mi me pasó que nunca tuve un profesor de música, ni en preescolar ni en básica. Sólo en media, ahí tuve una profesora que me llevó más a esto de la música y ella fue la que descubrió mis habilidades, sin ser profesora de música, era de historia. Por eso, yo muchas veces me pregunto cuáles serían mis habilidades si hubiera contado con profesores especialistas en música”, dice Sepúlveda.

Para Roble, la música cobra vital importancia en la formación de nuestros estudiantes dado su aporte al desarrollo de habilidades cognitivas y sociales.

“La música es importante porque ayuda a los niños a desarrollar muchas habilidades cognitivas. Les ayuda con las habilidades sociales, con el conocerse, con la coordinación, hasta con las matemáticas, porque la música tiene mucho que ver con las matemáticas. Es una actividad cerebral distinta y muy valiosa, que debería tomarse más en cuenta”

Con “Wena profe” se espera eso, que el valor del ejercicio docente y la importancia de la vocación se instale como tema en la cotidianidad chilena, sin importar si se trata de profesores de música o no. Que se hable de todos aunque sea en tono de comedia, porque son ellos, los que preparan el futuro y algunas veces, a los grandes músicos de los próximos años.

Fuente de la Entrevista:

http://www.eligeeducar.cl/musico-enamorarse-la-pedagogia-entrevistamos-al-actor-dara-vida-wena-profe?utm_content=buffer8e42d&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

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Venezuela: Matrícula de estudiantes que cursan docencia se fue en picada

Venezuela / 10 de septiembre de 2017 / Autor: Cristina Linárez / Fuente: La Prensa Diario de Lara

Para la Federación Na­cional de Maestros es preocupante que la carre­ra de docencia ya no sea atractiva para los estu­diantes y universidades como el Pedagógico que se estén quedando sin alumnos.

Eduardo Tapia, directi­vo de la federación, co­menta que hace cinco años los estudiantes ma­drugaban y luchaban por obtener un cupo en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) para estudiar la carrera de docente, pero ahora para el semestre que inicia en octubre, solo 800 bachilleres se ins­cribieron, cuando se te­nía cupo para 4 mil estu­diantes. Que los docentes no tengan un buen salario yque en el país no haya condiciones óptimas pa­ra trabajar en las aulas de clases son los principales motivos de la deserción.Tapia explica que el año pasado el proceso de in­greso se abrió cinco ve­ces, y ahora sólo tres, pe­ro no se logró que mucha gente se inscribiera.

Re­cuerda que antes unos 8 mil estudiantes se prepa­raban para ser docentes y aportar su granito de are­na en la educación del país, pero la cantidad que hoy en día ya están ins­critos no pasa de los 2 mil.

Que el Gobierno Nacio­nal no “pague el salario necesario para quien educa a los venezolanos y que no implemente polí­ticas de motivación para alimentar la educación en el país, lo hace todo más difícil”, precisó. Desde la Federación de Maestros hacen el llamado a los bachilleres a que estudien la docencia y demuestren que el país se puede levantar prime­ro con educación.

Fuente de la Noticia:

Matrícula de estudiantes que cursan docencia se fue en picada

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Libro: Prácticas y condiciones institucionales para el desarrollo de la docencia

México / 10 de septiembre de 2017 / Autor: Mario Beltrán Rueda (coord.) / Fuente: IISUE UNAM

En la búsqueda de elementos explicativos que permitan mejorar el quehacer docente en las instituciones de educación superior, surge el “Estudio sobre las prácticas y condiciones institucionales para el desarrollo de la docencia”, que reunió a un grupo de investigadores de cuatro países, quienes analizaron el contexto en el que los docentes desarrollan su práctica desde tres dimensiones de análisis –macro, meso y micro– en siete universidades. Mediante la aplicación de diferentes técnicas para recabar la opinión de directivos, profesores y estudiantes, así como del análisis de textos, se obtuvieron los resultados reportados en el libro, los cuales nos ofrecen elementos para reflexionar sobre la función docente y los aspectos contextuales que la influyen, además de identificar procesos y condiciones que pueden favorecerla.

Link de descarga:

http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2017/01/Pra%CC%81cticas-y-condiciones-institucionales.pdf

Fuente:

http://www.iisue.unam.mx/libros/?dd-product=practicas-y-condiciones-institucionales-para-el-desarrollo-de-la-docencia

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Se buscan maestros que enseñen más y estudiantes que aprendan menos

Por Jose Lenis*

El primer error del sistema educativo colombiano es que se aprende sin valorar la complejidad de enseñar. De hecho es extraño ver mensajes publicitarios tales como “Le enseñamos a bailar y cantar”.

Los sistemas educativos internacionales y, en especial, el colombiano han priorizado en las últimas décadas el vocablo ‘aprender’ más que el de ‘enseñar’. Por ello, escuchamos con mayor frecuencia expresiones como: “aprender a aprender”, “aprendizaje significativo”, “aprender a descubrir” o “ambientes de aprendizaje”.

De hecho, es extraño ver mensajes publicitarios alusivos a la enseñanza tales como “Le enseñamos a bailar y cantar” o “Se enseñan técnicas de estudio”. De esta forma, un gran número de padres de familia y personas minusvaloran la importancia de quien enseña. Y es ahí donde radica el primer error del sistema educativo colombiano: se aprende sin valorar ampliamente el significado y la complejidad de enseñar.

Para lograr un aprendizaje significativo, requerimos de una enseñanza significativa, que estimule la imaginación, la innovación, la creatividad y la capacidad para pensar críticamente. Son este tipo de competencias en las que los niños y jóvenes del país fracasan, como se evidencia en los resultados de las pruebas Saber y Pisa. Un alto porcentaje de niños colombianos son integralmente poco inteligentes a la hora de razonar, argumentar, inferir y comprender.

Si revisamos su desempeño en Pisa, Colombia está por debajo de la media en relación con el resto de estados americanos. En Ciencias, el país obtuvo un puntaje de 416 cuando el promedio es de 493. En Lectura la relación fue de 425 frente a 493, respectivamente. Finalmente, en Matemáticas, el puntaje de Colombia fue de 390, mientras que la media se estableció en 490.

Esta realidad indica que se debe seguir apostando por los programas que incentivan la excelencia docente. Recordemos que en la mayoría de países europeos, los mejores maestros se ubican en la primera infancia y su objetivo fundamental es enseñar bien, no que sus estudiantes aprendan más generalidades y sepan menos en profundización. Colombia necesita maestros que enseñen más y menos estudiantes que aprendan por medio de la repetición de saberes, sin preguntarse el sentido y la verdad de lo que les transmiten.

El término enseñar contrariamente de reducirlo o generalizarlo como mera transmisión de conocimiento requiere ser potencializado como movilizador de ideas, de saber comunicar,  saber despertar retos, interiorizar valores, generar deseos, contemplar experiencias, hacer ver-sentir-decir, asumir compromisos éticos o referir acciones políticas en quien aprende.

La escuela colombiana necesita regresar a la enseñanza como proceso de pensamiento deliberativo y planificado de  profunda reflexión heterogénea, no estandarizada y excluyente como inexplicablemente pretende la escuela contemporánea.

Valorar el milenario oficio de enseñar o mejorar la enseñanza tiene que ser prioridad para un país que plantea como meta figurar entre los mejores educados de América Latina en 2025.

 La formación de maestros necesita alcanzar mejores niveles de enseñabilidad. Es decir, construir equidad en la enseñanza al facilitar la comprensión de lo que se enseña, o hacer más didácticos los procesos de aprendizaje para todos los estudiantes.

De los 320 mil maestros en el sistema oficial, el Ministerio de Educación ha becado 5.200 con maestrías educativas, y muchos de ellos ahora exhortan a la ministra Yaneth Giha a impulsar redes de investigación educativa como estímulo dignificador del oficio de enseñar y como reconocimiento a una meritoria profesión que es pilar social para la transformación del país.

Enseñar, según San Agustín, es sinónimo de educar o, lo que es lo  mismo, “sacar el corazón del formando de una situación de presente para llevarlo más allá, hacia su futuro como persona y como miembro de una comunidad”

Así pues, la enseñanza no es estandarizable, replicable o linealmente programable, ni es eficientista y excluyente de quien desea aprender. Enseñar es buscar la verdad.

La sociedad moderna no puede desconocer la potencialidad del enseñante ni permitir que se deslegitime el oficio de enseñar como algo reemplazable e instrumental. No podemos dejar que este bello oficio se reconozca cada vez menos y sea más rechazado, vulnerado y hasta maltratado por algunos estudiantes, padres y empresarios educativos.

Es sustancial resignificar la enseñanza porque hoy enseñar más, es literalmente aprender menos. En un lenguaje sencillo, es absurdo hablar de un buen aprendizaje sin pensar en una buena enseñanza.

*Jose Lenis es profesor de la maestría en Educación de la Universidad Icesi.

Fuente del Artículo:

http://www.semana.com/educacion/articulo/la-educacion-en-colombia-necesita-regresar-a-la-ensenanza/531220

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