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Entrevista a Nano Balbo. “Hoy hasta Google le rinde homenaje a Freire”

Por: Yazmín Muñoz Sad

Terminando el año del aniversario número cien del nacimiento de Paulo Freire, publicamos esta entrevista con Nano Balbo, a propósito de la actualidad de su obra, sus problemas y su legado, incluido el debate con quienes se presentan hoy como “freireanos”.

Hablemos de Freire…

Se habla de Freire como si hubiera nacido de un repollo. Freire es la continuidad de un proceso que se venía viviendo, es un sujeto histórico. No se puede entender a Freire si no entendemos toda la pedagogía de la rebeldía que había en América Latina en ese momento; si no entendemos a Martí, a Simón Rodríguez, a Frantz Fanon que tienen una gran incidencia. En el borrador de Pedagogía del oprimido que le regala a su amigo chileno le hace una dedicatoria que es bien de Fanon. Freire fue un gran rebelde y hay que contextualizarlo en ese momento que vivía América Latina, porque él fue cambiando su pensamiento; una cosa es el Freire de Brasil, otra en el exilio, otra lo que vivió en Guinea-Bisáu en África. Un Freire que va evolucionando hacia el marxismo sin renegar de su formación cristiana y de su fe. Entonces ese Freire rebelde era un Freire molesto para todo el mundo, primero en Brasil, haciendo una campaña de alfabetización en el nordeste brasilero y lo meten preso y el después va Bolivia y a Chile. Cuando dicen “qué jodida la dictadura, solo por alfabetizar”, lo que pasa es que no era cualquier alfabetización, la ley brasilera decía que para integrar un padrón electoral tenías que saber leer y escribir. Si eras analfabeto no podías votar, entonces Freire lanza una campaña de alfabetización que no era un método sino una concepción de la educación, por la cual los campesinos del nordeste brasilero aprendían a leer en 40 días y se incorporaban al padrón, eso podía dar vuelta las elecciones en el nordeste. Había que parar eso, no era una cuestión pedagógica. Pero además investiga y va creando lo que después va a ser Pedagogía del oprimido y es ahí cuando surge y trasciende la acción de Freire; que él lo escribe en el ’68 pero se edita por primera vez en 1970 en Estados Unidos, en inglés.

¿Qué pasó con Pedagogía del oprimido?

Freire no lo tenía escrito, lo tenía discutido, porque él planteaba que los libros eran así: debates inter y transpersonales que después precipitaban en un libro, hasta que la hija le dice que lo escriba. Él lo hace y -después de leerlo un amigo- le dice que lo deje en remojo un tiempo. Cuando lo vuelve a leer después de dos o tres meses, se da cuenta de que le falta lo que después van a ser los capítulos 3 y 4, que son los más potentes. Pedagogía del oprimido molesta porque plantea tres cosas: el concepto de la educación bancaria saca del lugar de invisibilización en que habían puesto al alumno y lo pone en el centro del problema pedagógico; porque nuestra escuela que venía del iluminismo, derrapa hacia el positivismo y su racionalidad instrumental y derrapa hacia el funcionalismo y al alumno nunca nadie le da pelota. Hoy tampoco. Todos los debates se dan en torno al qué enseñar, cómo enseñar y nunca a quién enseñamos. Ese planteo molesta a varios sectores; en primer lugar a la iglesia, su propia institución. Él había redactado el capítulo de educación de la Conferencia de Medellín (mirá hasta qué punto está comprometido con la Iglesia), pero cuando plantea que, por el contrario de lo que decían los curas, no había que ser la voz de los que no la tienen sino que había que escucharla, porque ellos tienen y hay que escuchar su voz, pero se la niega, se la invisibiliza, al punto tal que se avergüenzan ellos mismos de su propia voz. Eso es lo que hay que revertir, no necesitan voceros. Entonces a la iglesia eso la deja medio pedaleando.
También molesta a un sector de la izquierda, porque va a plantear que nadie se educa solo sino que lo hacemos mediatizados por la realidad; siguiendo este esquema dice que nadie se libera solo sino que nos liberamos todos en un proceso social, es decir este concepto ataca cierto concepto de la vanguardia revolucionaria y entonces se lo acusa de basista y Cuba lo acusa de voluntarista.
El academicismo también lo cuestiona, porque no tiene una obra, porque es contradictorio y porque les viene a serruchar el piso sobre todo cuando dice: señores el conocimiento es uno, es el conocimiento de la realidad y, cuando yo enseño por disciplinas o materias, enseño un concepto de la realidad como compartimentos estancos.
Freire, con todo esto, mete una crisis muy fuerte. Los sistemas en manos de dictaduras lo descalifican, lo persiguen. El único lugar donde puede hacer pie es en aquellos procesos de educación popular que se vienen haciendo por afuera del sistema porque el sistema los había expulsado: en comisiones vecinales, sindicatos, organizaciones juveniles; por eso se creó el falso concepto de que Freire y la educación popular es alternativa al sistema. No era así, lo dejaron afuera y no podía entrar y eso también ayudó a que la academia lo descalificara. Quiero aclarar que Cuba llegado el momento analiza todo la propuesta de Freire y se hace una autocrítica fuerte y sale a bancar a Freire.
En Argentina, en la academia, Freire va a entrar por Servicio Social (a mí el primer libro me lo da una estudiante de Servicio Social) con “Educación y comunicación”, ya que era bibliografía de esa carrera; y no por Pedagogía.

Pero, volviendo a Pedagogía del oprimido, Freire es invitado por Harvard a dar un seminario por un año y él acepta. Muchos pensaron ¿qué va a hacer este allá? Es más, él no tenía pasaporte porque había sido expulsado de su país. Estaba en Chile exiliado trabajando con la gente que después va a ocupar lugares distintivos en el gobierno de Allende, sobre todo la gente del MAPU que es un desprendimiento de la democracia cristiana por izquierda. Es muy amigo de Jacques Chonchol, que está casado con una brasilera, allá vive mucho con él y le regala el manuscrito de Pedagogía del oprimido, escrito con un letra chiquita muy prolijita. Bueno, cuando aparece el problema del pasaporte, sus amigos chilenos le hacen un pasaporte trucho que dice que es de Chile pero que había nacido en Brasil y pasó….
Freire fue y estuvo 11 meses hasta que se va a Ginebra y publican ahí Pedagogía del oprimido. Obviamente él escribe en portugués y hubo que hacer traducciones; del inglés se lo fue traduciendo a los otros idiomas y eso fue deformando el texto. Hay dos versiones en italiano que no son iguales, después al francés, al alemán, al portugués en Portugal, no en Brasil. Así se van agravando y arrastrando los errores. Hay una versión en español, que se publica en los ’70 en Uruguay que está censurada con el consentimiento de Freire para quitar partes que pudieran ser usadas como excusa para que el libro no se publicara. Sobre esa versión nos formamos nosotros y cuando empiezan a llegar otras versiones nos encontramos que ningún libro es igual al otro y eso genera confusión. En Brasil, se va a editar después una versión que trae los arrastres de los errores. En la edición 15 de Brasil, Freire agarra el libro y ve esto y empieza a corregir, corregir, corregir. Esto lo sabemos porque le regala un libro a Moacir Gadotti diciéndole “esta versión es bastante más prolija”. Y ahi nos damos cuenta todo lo de las traducciones. Mientras tanto, recuerda Freire que está el original que tiene Chonchol y le escribe para recuperarlo. Ese original tiene una vida propia también: cuando viene el golpe militar de Pinochet, Chonchol no está en Chile, eso lo salva. Los militares entran y le revientan la casa y se llevan todo. Una carpeta de cartón manuscrita la miran y la tiran, no le dieron bolilla, y eso era Pedagogía del oprimido. Cuando Chonchol se entera que está a salvo, pide que se la lleven a Francia, porque en un principio tiene pensado darla a la UNESCO. Después no lo hace y la conserva; cuando vuelve a Chile se la trae, pero no la manda por correo, siempre lo hace a través de una persona. Entonces cuando Freire le escribe, le dice sí lo tengo y Freire le dice lo necesitamos porque es un despelote esto, por lo de las traducciones. Y empiezan a ver cómo no mandarlo por correo sino que alguien lo vaya a buscar y en ese ínterin muere Freire.

Hace poco, el hijo de Freire se junta con una copia certificada del original y la da al instituto Paulo Freire de Brasil, donde escribiendo te mandan la versión digital gratis del original de Pedagogía del oprimido. Y ahí vamos a ver, aunque está en portugués, cuántas cosas faltaron. Además tiene una introducción que es impecable. Yo a veces cuestiono cuando los maestros entregan un capítulo de Pedagogía del oprimido, mas vale entregá la introducción, porque te invita a leer el resto del libro, pero un capítulo es descuartizarlo.
Por supuesto que a esta idea de la educación bancaria, él le contrapone el conocimiento único con una metodología que es el diálogo de saberes, porque, como dice en Pedagogía del oprimido, el alumno no solamente ya sabe cosas sino que tiene una metodología de construcción y de transmisión de saberes y la escuela si la ignora, lo coloniza. ¿Qué tiene que hacer la escuela? construir condiciones para un diálogo de saberes, que la cultura del alumno pueda dialogar con la escuela y ahí, como la cultura es una opción, aportar a que ese alumno se pueda mover con fluidez en su cultura, sin necesidad de renunciar a ella y acceder a la cultura dominante. Porque, y este es otro concepto de Fanon, los oprimidos que no conocen la cultura dominante, no se pueden liberar. Porque la única manera de combatir a la cultura dominante es conocerla, vos no combatís lo que no conoces.
Bueno, todo este planteo lo va a retomar en varios escritos y va a seguir cambiando algunas cosas, porque es como él dice “mi cabeza piensa donde mis pies pisan”, para justificar un poco que, cuando está en África, en la experiencia de Guinea-Bisáu, una experiencia revolucionaria, el va a cambiar muchas cosas, no lo sustantivo pero le va a dar otro enfoque a su pensamiento pedagógico. Con todo, el alumno sigue estando en el centro del debate. La pedagogía es el instrumento fundamental de la educación y reniega contra la sobredeterminación que se hace de la pedagogía, hasta que al final en Pedagogía de la esperanza, hace todo una síntesis y prácticamente se cuestiona a él. Ahí hay un hecho interesante, él dice: cuando escribí Pedagogía del oprimido, era muy machista y me lo hicieron ver las mujeres norteamericanas que mi discurso era machista Al principio me ofusqué, después vi que sí, que tenían razón. Entonces, creo que toda la obra de Paulo Freire, con la infinidad de libros que escribió, va dejando un pensamiento, un legado de una concepción de la educación hecha desde el territorio, ya no son conceptos que vienen de Europa y entran acá a la escuela nuestra que es una escuela añejamente urbana, eurocéntrica, etnocentrista y patriarcal. El contrapone otra escuela que, surgiendo desde la realidad, puede construir el mundo.

Hay algo que me preocupa que está muy vigente, Freire tiene un estilo de escritura muy poético, a veces repite las frases, repite conceptos varias veces y lo remata con una frase potentísima. Por ejemplo, nosotros teníamos una que nos gustaba mucho: «si la educación no es popular el sueño del oprimido es convertirse en opresor » -eso deberíamos pensar cuando hablamos de Milei. Por ahí viene el fenómeno Milei- y esto hizo que nosotros, malos lectores de Freire, porque nos llegaba mal, llegaban manuscritos o apuntes, artículos escritos por otros, nos agarrábamos de esta frase contundente y nos llenábamos los bolsillos. Y las usábamos para ganar la discusión, pero era una muy mala lectura porque no comprendíamos todo el proceso de pensamiento y elaboración que había detrás de esa frase potente. Yo siempre digo que me alfabeticé en Freire durante la CREAR (Campaña de Reactivación Educativa de Adultos, 1973-74). Nos dieron una capacitación y ahí es donde lo conocí más a Freire, fue en el ’73 en el gobierno de Cámpora.
A mí me preocupa además, que hoy hasta Google le rinde homenaje a Freire, todo el mundo cita y recita a Paulo Freire, como una manera de no comprometerse con sus ideas. Obviamente que Freire no conoció todo este desarrollo tecnológico pero creo que Freire es una manera de ir a ese legado pedagógico para interpelar el presente y poder construir el futuro. Porque ahora se habla mucho del cambio curricular y todo esos maquillajes si no ponemos realmente al alumno en el centro del proceso de aprendizaje no tienen sentido.

¿Pero eso no está relacionado con que no hay un proyecto político colectivo que piense la educación en ese sentido?

La educación es una variable dependiente del proyecto político pero también es interviniente, por ejemplo el caso de la experiencia con la escuela de Uncal [1]. Ahí hubo un proceso de la comunidad que obligó al gobierno a hacer algo que no le interesaba.

Está bien. Es un proceso interviniente pero los docentes estamos formados en esta cultura y en esta escuela ¿cómo hacemos para ser factores de cambio?

Pero cuando el docente cierra la puerta del aula, hay experiencias muy interesantes muchas y muy buenas. El docente cierra la puerta del aula y es Gardel ahí adentro, puede iniciar un proceso distinto, de reconocimiento de la cultura del alumno, nadie le va a hacer un sumario por eso. Hasta hace poco enseñaban la “conquista del desierto” como una gesta épica porque lo pedía el programa. Cuando lo empezaron a enseñar de otra manera nadie les hizo un sumario. Tiran la bronca 4 nacionalistas con z porque la escuela tiene 3 banderas, porque ponen la bandera mapuche, pero no pasó nada. El docente debiera comprender, siguiendo a Paulo Freire, que el currículum es su herramienta de trabajo. No tiene que esperar que se la hagan otros, la tiene que hacer él, con sus alumnos, con la comunidad, con la realidad y entonces cuando hace eso es un trabajador de la educación, sino no es un docente, está renunciando paulatinamente al rol docente para transformarse en un funcionario administrativo que distribuye cosas que decidan otros.
Ese es el debate que va a plantear Freire. Por eso Freire pone en el centro la pedagogía, ponerla al centro del debate, porque es la ciencia que le a sentido a mi práctica, la que construye mi identidad y me da herramientas, donde la didáctica juega un rol fundamental, la psicología también pero sin pedagogía no hay educación. Yo creo que hace ruido también, desde hace mucho tiempo como discurso tranquilizador decir que la educación es una variable dependiente del sistema político. Yo digo que es también interviniente, por partes iguales, porque cuando vos hagas un proyecto político distinto seguramente va a haber resistencias. Siempre hay gente que va a resistir, cómo se resistió la Ley Federal de Educación, acá en Neuquén, por ejemplo. Todo el país con la Ley federal, nadie resistía, todo el mundo decía la ley tiene cosas buenas y cosas malas; Neuquén fue la única que resistió y la Ley Federal era el proyecto político de país que se venía. Bueno, esa resistencia llegó un momento que prendió e intervino y así Neuquén fue la única provincia donde no se aplicó la Ley Federal. Y el próximo gobierno no la aplicó en todo el país. Entonces para mí no tenemos que quedarnos en ese concepto de que es variable dependiente solamente.
Yo tengo que estar comprometido en enseñar cómo funciona el mundo y para eso tengo que enseñar las relaciones de poder que se dan en el mundo. Sin decir después voten a fulano o voten a Mengano. Creo que ese es el déficit del docente hoy, incluso del docente con mayor nivel de conciencia que está sindicalizado, que está organizado y terminan solamente peleando por la cuestión salarial y no por sus condiciones de trabajo. No pelean por la libertad de cátedra, que tendrían que tener tanto como tiene la Universidad, porque el trabajo mío preexiste al universitario entonces poner libertad de cátedra y autonomía académica en la cúspide del sistema donde llegan pocos…ah bien, democraticemos todo.

Pero la despolitización social hace muchas veces que quienes deberían ser sujetos de ese cambio estén igual de despolitizados como las comunidades en las que se insertan. Ahí cómo hacemos?

Es cierto que la escuela se fue resignando a su rol de administradora de los valores de la clase dominante. Fue resignando su rol en el espacio en disputa y contribuyó a despolitizar la sociedad. Muchas veces, para los docentes es más tranquilizador aplicar el currículum que les mandan desde el ministerio que pensar cómo enseñarle al chico a interpretar el mundo y generar un proceso de diálogo, que no es la charla de café. En el diálogo educativo se disputan sentidos, modos, lenguajes, miradas y concepciones del mundo, se disputa una ética.
Pero para que haya diálogo en serio no tiene que haber colonización, imposición. Pasa con los maestros que tienen alumnos evangélicos y se asustan, se agarran la cabeza. ¡¡Que sea evangélico!! Yo en la escuela tengo que enseñar que hay muchas religiones, tal vez le tengo que enseñar que las religiones estuvieron atadas al poder y que la religión evangélica es la que creó el capitalismo porque el catolicismo no le servía. Y para eso tenés que fundamentar y argumentar y estudiar. No puedo entregar un capítulo de Pedagogía del oprimido y con eso sacar chapa de progresista y de freireano. Yo tengo que trabajar sobre la premisa que las consideraciones del sujeto que aprende son el punto de partida y de llegada de cualquier proceso pedagógico.
El chico viene con un nivel de politización hoy que a veces el maestro se la asfixia, porque viene con su planificación. El maestro debería prepararse para manejar los acontecimientos que se dan en el aula a través de los cuales la vida se hace presente. Yo tengo una anécdota mía, del campo. Mi viejo o mi vieja me llevaban a la escuela en Sulky, en tractor a veces íbamos, parados en el enganche de atrás y agarrados al asiento (un riesgo era, porque si nos resbalábamos…). Yo me había criado con un perro, ese perro era mi amigo, mi juguete. Mi vieja no me dejaba salir del campo sin el perro, entonces cuando yo me iba a la escuela lo encerraban en un galpón para que no nos siguiera.
Cuando yo me preparaba para ir a la escuela el perro se ponía adelante del Sulky, entonces el viejo lo cazaba y lo mandaba al galpón y cerraba la puerta del galpón.
Un día yo estaba en la escuela, en verano, ladridos, corridas, todos miramos para la puerta y ahí veo a mi perro que miraba para todos lados y olfateaba, hasta que me encuentra y corre, me ladra, me salta (los chicos gritaban, la maestra también). Llega, me lengüetea y yo tratando de calmarlo porque estaba enloquecido.
La maestra me grita ¡afuera el perro! y yo le digo que no se va a quedar afuera pero me obliga a sacarlo, le digo que va a romper la puerta y me dice que lo haga igual y ¡claro! el perro arañaba la puerta, así que la maestra me sacó afuera con el perro.
Me fui afuera y -apenas me senté en el mástil- él se echó al lado mío y se durmió, estaba cansadísimo. El nunca había estado en el pueblo, había llegado olfateando, imaginate, estaba agotado. Suena la campana. Recreo. Todos los chicos al patio. El perro chocho, todos querían tocarlo, jugaban con el perro. Vino la maestra y me mandó al patio de tierra, que era un patio donde se hacía Huerta, ahí no había recreo. Ahí estaba yo con el perro. Porque no me podía ir al campo, no me podía ir a mi casa. Viene la portera, qué era campesina y me dice: ¿qué te pasó? Y yo le pregunto ¿por qué no me deja entrar (la maestra) a la escuela con el perro sí está limpio y es manso? Es un ovejero, si me deja entrar con él a la escuela se va a echar al lado mío y no va hacer nada. Va la portera a hablar y la maestra aceptó pero me dejó al fondo con el perro y corrió a todos los chicos con sus bancos hacia adelante. Mucho tiempo después me di cuenta qué oportunidad perdió esa mujer para rescatar este perro, convertirlo en objeto de estudio, los chicos nunca habían tocado un animal, no sabían cómo había llegado al pueblo, cómo me encontró. Sin embargo no, la escuela mandaba que los animales en el aula no, que para eso están las láminas.
Esto fue lo que Freire viene a meter en crisis. Por eso lo negaron, lo censuraron, quemaron sus libros. Usar a Freire era condenado porque la escuela se protegía con represión. Todos los sistemas autoritarios lo censuraron. Pero también molestó a los docentes porque Freire los venía a desapoltronar de ese rol de echarle la culpa al sistema. Y de esa idea de que no va a haber otra escuela mientras no haya una revolución, y no, donde hubo revoluciones en la escuela hubo cambios antes ¡eh!, como parte del proceso.
Freire debe haber pasado 12 años exiliado y cuando volvió todavía seguía interdicto en varios departamentos de Brasil, recién después de muerto lo admitieron totalmente. No pudo volver a dar clases porque seguía con un decreto que lo consideraba persona no grata. Recién cuando muere, con el gobierno de Lula, hay una reconciliación con su obra. Y la última estrategia de la derecha es hacerlo digerible, ahora todo el mundo cita a Paulo Freire, hasta Google, porque aparentemente el viejo ya no molesta.
Yo creo que un error o una asignatura pendiente de los que nos formamos con Freire es no dejar que lo vacíen de contenido, es sostener que es un sujeto histórico que dejó un legado que puede ser potentísimo para pensar otra escuela hoy. Porque las cuestiones fundamentales que Freire trabajó siguen existiendo: la educación bancaria, la invisibilización del alumno…

¿Qué es la educación bancaria?

Freire dice que la escuela se comporta como un banco donde vas con un cheque y el cajero te entrega dinero. El chico va a la escuela y la maestra le entrega saberes. En una relación totalmente asimétrica en la que no importa la cultura del chico, los saberes o su deseo. Varias veces discutimos: ¿por qué si todos los deseos satisfechos generan placer, nuestra escuela no es placentera? Es que el deseo está puesto al bando en esta sociedad. Solamente los psicólogos hablan del deseo y desde un punto de vista sexual solamente. Bueno, en la escuela hay que entender por qué en la educación sexual que se da no está el deseo. Es importante lo que se está haciend,o pero no va a ser completo hasta que no instalemos el deseo. Además esto se lleva a las patadas con las prácticas de motivación. El deseo no se motiva. El deseo es hasta irracional Pero mueve a la persona.

Si tuvieras que criticarle algo a Freire: ¿qué sería?

Yo creo que hay que entenderlo. Hizo lo que pudo en condiciones de desarraigo e hizo mucho más que algunos que se venden como los grandes pedagogos y que hoy utilizan a Freire. Creo que Freire es uno de los padres fundadores de todo lo que es la educación latinoamericana, fue continuador de lo que hicieron otros. Yo la crítica se la haría a los freireanos, a los que ignoran la presencia de otros pedagogos en el discurso de Freire, como Martí, como Simón Rodríguez o Frantz Fanon o Luckács más allá de América Latina o como Gramsci, que Freire lo va a tomar y todo el mundo saca las citas. Porque así le sacan la rebeldía a Freire. Y él era un tipo rebelde y molesto, muy molesto. Molestaba a aquellos que hoy son apasionados de Freire ahora que el viejo no jode mas… yo no me animo a criticar a Freire hasta que semos capaces de poner en práctica las cosas que él puso en práctica. Mirá: Freire viene a Brasil y su amiga es intendenta de San Pablo y le pide ayuda y se pone a trabajar y le propone ser ministro de educación de ese Estado y él acepta. ¿Vos crees que alguno de estos pedagogos, algunos de estos pseudo próceres, iba a aceptar hipotecar todo su prestigio dedicándose a administrar unas escuelas todas destruidas? El viejo acepta y visita las escuelas y habla con los docentes y no hace tan mal papel. Es un tipo que fue muy humilde en ese sentido y la critica siempre le llegó tarde porque él ya se la había hecho. Cuando le dijeron que era contradictorio dijo “sí, sí y orgulloso de mis contradicciones”, sin contradicciones vos no crecés; sale a reivindicar el conflicto como situación necesaria para el aprendizaje.
Una de las criticas se las hace la academia comparándolo con Gramsci, diciendo que ninguno de ellos tenia una obra completa terminada. El tano escribía en cana y por morirse, cómo le puedo pedir una obra con todo. Y encima cuando la sacó, el partido (comunista) lo censuró. Se lo ”tituló”, dicen ellos ¡ma qué titular! Entonces hay veces que desde sectores del retro progresismo se lo cuestiona a Freire pero no veo que sean críticas sustantivas. Creo que tenemos que preocuparnos por ponerlas a actuar esas ideas.

Hoy, con todas las desigualdades que hay entre países y entre clases: ¿Freire se puede aplicar en todos esos niveles? y ¿cuál sería el cruce con las nuevas tecnologías?

Si vos ponés al alumno como punto de partida e iniciás un proceso de diálogo con conocimientos que no sean compartimentos estancos, pueden resultar apasionantes los procesos que se van a encontrar. Porque esta cultura dominada tiene estrategias de supervivencia, construye saberes potentes pero que la escuela niega y no reconoce; y a veces más que los que tienen todas las condiciones, pero si no tienen todos los artefactos no saben cruzar la calle. Yo creo que sí, pero para eso hay que cambiar la escuela. Esta escuela no, esta escuela va a agudizar las desigualdades y va a convertir las diferencias en desigualdades, que es lo más grave. Se puede, si se deja de pensar en el conocimiento como compartimentos estancos. Una critica a la academia es que el conocimiento es una sumatoria de saberes, contradictoria y conflictiva, no es una epistemologia y blabla. Son saberes, que hoy son científicos y mañana no lo son. Pero tienen el certificado de cientificidad y dicen esto no es científico. Algunas cosas son lo más científico que tenemos hoy y mañana dejan de serlo. Ahora las tecnologías son convergentes, para crear un mundo artificial. Hoy con todo eso no podemos seguir con la escuela de la cadena de montaje. El currículum es el paradigma de la revolución industrial: la evaluación, el tiempo, todos los elementos de la cadena de montaje tiene. ¿Hoy? si no hay esa cadena de montaje. Seguimos creando trabajadores que no van a conseguir trabajo. Y mientras tanto hay pibes que con una computadora programan y te ganan 400 mil pesos por mes porque se meten en las ATECH.

Creo que el paradigma ese de la escuela marginada y la del centro se sostiene con la escuela tradicional. Hay que construir otra escuela pero esa construcción no pasa por un cambio curricular, es un cambio pedagógico el que se necesita. El pibe del oeste nunca va a acceder a la conectividad de un pibe del centro. Si yo en lugar de poner el peso en la conectividad lo pongo en los saberes que trae cada alumno y en la metodología de construcción de esos saberes previos que pueden ser objeto de estudio, vamos a ver qué sabe el pibe del centro (se ríe), no quiero hacer una visión romántica de la pobreza, pero un pibe que tiene que sobrevivir en la calle construye saberes que después la escuela ignora, cuando no condena.

[1Esta experiencia está narrada en el libro Un maestro, de Guillermo Saccomanno.

Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx

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Entrevista a Orlando ‘Nano’ Balbo y Fermina Rivas: La intervención de Freire en el mundo

Por: Marta Gordillo

Entrevista con el educador y pensador Orlando ‘Nano’ Balbo, y con la maestra Fermina Rivas, partícipes de una experiencia histórica de Educación Popular en Neuquén, a propósito de los 100 años del nacimiento de Paulo Freire.

Discípulo del pedagogo brasileño, Nano Balbo, el educador que participó en una de las primeras experiencias de Educación Popular que se realizó en Argentina, en 1973, en el marco del sistema educativo estatal, sostuvo la necesidad de recuperar el pensamiento del pedagogo brasileño “porque nos puede dar herramientas para intervenir en el contexto actual”.

“Aunque hoy se leen los textos de Freire en los Institutos de Formación Docente y es bibliografía obligatoria en las universidades, los docentes citan y recitan a Freire pero la aplicación de sus ideas, sacar al alumno de la invisibilización y plantear que el conocimiento es una suma articulada y contradictorio de saberes, es una asignatura todavía pendiente que tenemos”, dijo Balbo durante una entrevista con Vertientes del Sur.

-¿Se puede afirmar que el pensamiento de Freire en los 60 y 70 significó un giro decolonial en la pedagogía? –Si claro que se puede afirmar que Freire significó un cambio copernicano con respecto a la pedagogía; la puso en el centro del debate; cuando él define que la pedagogía está siendo, porque el mundo está siendo, los hombres estamos siendo, plantea recuperar la pedagogía con ese dinamismo que implica ir al acumulado pedagógico que nos permite interpelar este presente y poder construir futuro.

La escuela nuestra, que para mi es un dispositivo importante para la educación y es hija del iluminismo francés y después del positivismo, puso al alumno en un lugar de invisibilización, el alumno no contaba, el docente era el depositario del saber, y la escuela va al saber socialmente acumulado y lo convierte en saber escolar para que el maestro lo distribuya.

Balbo durante una charla. Fue reconocido por su trayectoria con el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Luján (UnLu).

Freire con su concepto de educación ‘bancaria’ da por tierra con esta idea, saca al alumno de la invisibilización y lo pone como un sujeto que tiene saberes, que tiene una cultura, que puede enseñar y entonces plantea que el maestro en su proceso de intervención en el mundo enseña y aprende al mismo tiempo.

Freire fue un sujeto histórico, lo que hizo fue tomar un pensamiento de rebeldía que se venía dando en el campo pedagógico, que puede encontrar antecedentes en José Martí; en Simón Rodríguez, el maestro de Bolivar; en el peruano José Carlos Mariátegui, hasta en Frantz Fanon, y lo traduce en su experiencia en Brasil que después va ser tomada como herramienta en todo América Latina.

-La Educación Popular surge alternativa ¿pero es pensada para que sea alternativa?

Cuando Freire desembarca en Argentina en épocas de la dictadura de Onganía, por supuesto que no va a ingresar al sistema educativo pero sí va a encontrar un público sediento de esas ideas innovadores dentro de muchas experiencias alternativas que se venían haciendo porque el sistema no las permitía adentro.

Esto genera un error conceptual, pensar que Freire y la Educación Popular que se dio en llamar después en base a sus ideas, es una educación destinada a quienes la llevan a cabo por fuera del sistema.

No, en ese momento fue por fuera porque el sistema no lo permitía, pero también hubo experiencias desde adentro del sistema, desde el propio Estado como fue el proyecto que llevó el entonces ministro de Educación Jorge Taiana en el 73 donde el Estado tomando el pensamiento de Freire hace proyectos como la Campaña de Reactivación Educativa de Adultos para la Reconstrucción (CREAR), totalmente nutrida del pensamiento de Paulo Freire.

Fue el primer testigo en declarar en Neuquén en el juicio contra represores por la causa denominada La Escuelita

El problema que tiene hoy la Educación Popular es la dificultad para ingresar al sistema. Creo que actualmente está en sectores que fueron marginados de la sociedad, que se organizaron como movimientos sociales, pero que poco a poco esa estrategia de sobreviviencia la van convirtiendo en una experiencia con sujetos políticos.

Allí la Educación Popular encuentra un campo fértil, entonces los bachilleratos populares, los programas de alfabetización, los programas de capacitación para mejorar la producción, son todas experiencias de Educación Popular que están marcando la potencia que tiene el pensamiento con el cual trabajó Freire.

-¿Qué significa ir hoy a Freire?

Hay que ir a Freire para que nos ayude a interpelar este presente y entonces poder construir futuro, la educación es un proceso instituyente, y hoy tenemos que tener la habilidad intelectual de ponerlo en este contexto y en esta realidad y ver qué de eso nos puede ayudar.

Freire planteaba ‘no me imiten porque es repetirse’ ¿A cuál Freire voy a imitar, al de la Pedagogía del Oprimido, al de la Pedagogía de la Esperanza? Lo importante es tomar las ideas para ponerlas de frente a esta realidad que el no conoció, el no conoció la inteligencia artificial, el algoritmo, la big data. Seguir citando y recitando a Freire puede ser musical pero es improductivo.

Él decía, no me imiten porque yo no soy, yo estoy siendo. Freire fue un tipo coherente; entre el decir y el hacer intentaba que existiera la menor distancia posible.

Ante la gran producción de actividades y escritos a propósito de los cien años del nacimiento del pedagogo brasileño, Balbo expresó que “ojalá sirva este justo homenaje para que tenga más presencia. Me parece interesante porque ayuda a apuntalar sus ideas”.

Una experiencia histórica llena de magia

La experiencia de Educación Popular que vivió Balbo en 1973 cuando era coordinador provincial de la Crear en Neuquén -quien fue secuestrado el 24 de marzo del 76, torturado, y luego exiliado- había comenzado por fuera del sistema escolar pero en junio del 73 se incorpora con la creación de la Crear desde la cartera educativa nacional y la Dirección de Educación del Adulto (Dinea).

Allí colaboró y participó de todo el proceso educativo Fermina Rivas, quien en ese entonces era una joven de 15 años, de una familia muy pobre que vivía en el humilde barrio de Villa Obrera, a orillas del río Neuquén, en las afueras de la localidad de Centenario, donde una huella de tierra dividía las viviendas a un lado y al otro, sin agua corriente, sin luz eléctrica. Y ahí una casa se transformó en escuela.

Fermina Rivas.

“Cuándo el intendente preguntó cuáles eran las necesidades más imperiosas, se pidió una escuela”, contó a este portal Rivas, quien había logrado comenzar la secundaria gracias a una familia que la albergó en su casa en Centenario.

En ese barrio con tantas necesidades, donde la escuela era una posibilidad lejana, llegó la maestra -Elsa Pallavicini – y llegaron también voluntarios y curiosos. “El intendente convocó a gente de la Universidad del Comahue y de la Dirección de Adultos donde estaba Nano Balbo”, recordó Fermina.

“Era una época -continuó- en que veníamos de años de dictadura y les jóvenes de entonces nos sentimos convocados a ser participes de un proceso que se avecinaba como diferente, y queríamos colaborar, no sé si con un gobierno determinado pero sí impulsar una serie de transformaciones”.

En Villa Obrera se estaba desarrollando una experiencia prácticamente única: “venía mucha gente a ver qué pasaba, porque había un grupo de gente que estaba aprendiendo aceleradamente a leer y escribir y a hacer un montón de cosas, a ser participe de una acción transformadora, lo que le daba sentido a esa alfabetización”, precisó la educadora actualmente jubilada.

Quedaba claro acá cómo el proceso de lecto escritura iba de la mano con la necesidad de transformar las necesidades concretas que rodeaban a la gente cotidianamente.

 La maestra Elsa Pallavicini en la escuela de Villa Obrera 1973.

Rivas participó acompañando a la maestra y apoyando a los alumnos. “Esa experiencia fue refundante en mi vida; en todo lo que hago y dejo de hacer aparecen las cosas que aprendi en esa instancia”, expresó.

En esa casa se habilitó el espacio con un generador, unas mesas y el pizarrón, y se armó la escuela. Luego se trasladaron a otra en el otro extremo del barrio que tenía luz eléctrica.

El relato de Rivas se llena de imágenes: “Lo que pasaba allí era algo maravilloso, llegábamos para comenzar la clase y empezaba a caer la gente que caminaba a oscuras con sus hijos porque no los podían dejar solos, o alumbrados con faroles, porque no había linternas”.

Llegaban -continuó- con una alegría enorme; era gente que trabajaba en servicio doméstico, en el aserradero, en galpones de empaque, en la chacra, en la construcción, y llegaban contentos, bien presentados, y empezaba algo mágico”.

A pesar de que venían de trabajar y la cursada era de noche, “la gente atendía con mucha avidez por aprender, por completar; y estaba la sabiduría de Elsa de poder generar esas preguntas apropiadas para buscar las relaciones e iniciar un diálogo, y entonces aparecían las vinculaciones con esa realidad que había que transformar”.

“Elsa generaba esa confianza para que la gente pudiera hablar de las cosas que soñaba, que esperaba, de las cosas que les habían prometido y nunca llegaban y entonces aparecían las necesidades y empezaba una problematización que terminaba en una demanda concreta. Así con reclamos y trabajo voluntario lograron el agua corriente, la luz, la guardería”.

Contó que tiene guardadas anotaciones de aquella época en la escuela: “Un día se les preguntó para que querían educación y las respuestas fueron, para ser libres, para terminar con la explotación, para trabajar en mejores condiciones, para aprender ortografía, para concientizarnos mi mujer, mis hijos y mis compañeros, para que no me jodan más”.Destacó que esta reactivación que se realizó de la educación en ese momento se hizo usando lo que entonces era una propuesta del método de enseñanza de Paulo Freire, que “empezamos a estudiarlo, que era partir del conocimiento del lugar, de las necesidades, de sus aspiraciones”.

“La dimensión política de la educación de la que habla Freire se ve clarísimo en el proyecto de Villa Obrera, se ve esa relación entre la escuela y el medio social, que se materializa con un sentido de ‘el para qué’ de la educación, que es transformar todo aquello que es injusto pensando en una educación emancipadora”.

Rivas enfatizó que en Villa Obrera la gente modificó sus condiciones de vida objetivamente y realizaron ese aprendizaje de unidad para lograrlo, ese trabajo colectivo que es fundamental en organizaciones de todo tipo.

Esta experiencia quedó testimoniada en una película “Uso mis manos, uso mis ideas”, que hizo el grupo Mascaró al recuperar la filmación que había hecho en ese momento un fotógrafo local Raúl Rodríguez, “quien apareció con una máquina que se la había ofrecido el cineasta Jorge Prelorán cuando lo escuchó decir, de paso por Neuquén, que quería filmar esa experiencia”, contó Fermina.

Recordó que Rodríguez le dijo al cineasta que quería filmar para entusiasmar a la gente, para que vea que se podía ir a la escuela, que se podía aprender a leer y escribir, que para eso no había límites.

https://www.youtube.com/watch?v=R7xcUj9ZNHw Uso mis manos, uso mis ideas (película completa)

-¿Cómo fue filmar mientras se daba clase?– “Él le dijo a la gente que ellos iban a aprender a escribir y que él iba a aprender a filmar y que lo único que quería era que ese aparato no los interrumpiera, entonces él empezó a filmar -los alumnos no reparaban en él-, Elsa a trabajar y yo a colaborar y a aprender un montón de cosas”.-¿Qué pasó con esa filmación?– “El director la guardó por las cosas que fueron pasando en el país, y 30 años después en 2003 un grupo de estudiantes de la Universidad de las Madres se encuentra con un periodista de Neuquén que les habla de aquella filmación. Realizaron el documental que fue titulado con esa frase, tomada de un trabajo que había hecho la gente en Villa Obrera”.

“Verla con el pueblo después de tanto tiempo fue algo muy emocionante, muy impactante”.

Fuente de la información e magen:: http://www.retruco.com.ar/la-intervencion-de-freire-en-el-mundo/

 

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SIMON RODRIGUEZ Y PAULO FREIRE: CAMINOS Y HORIZONTES

Necesitamos abrirnos de imaginación y soñar caminos ciertos para reinventar la educación y la sociedad en todos sus sentidos. Desde el confinamiento por el Covid 19, que hogariza aún más las contradicciones sociales, y las acciones de bloqueo y asedio internacional contra nuestras naciones, que dificultan la satisfacción de nuestras necesidades básicas, tenemos que repensarnos y reasumirnos como sociedad, y con ella nuestra educación. como sociedad y pero también las posibilidades de generar nuevas pautas societales, necesitamos señalar posibilidades de vida que sinteticen lo económico, lo político, lo cultural, lo social. Y, sabemos, la educación (no solo la escolaridad) es un camino privilegiado para lograrlo.

En este proceso de mirar críticamente las realidades y las crisis que habitamos, y prefigurar formas de vida más solidarias, cooperativas, es decir, más humanas, contamos con importantes referencias históricas. Y queremos hoy considerar dos referencias importantes en nuestro historial latinoamericano, encarnadas en las vidas y pensamientos de dos personajes de dimensiones universales: Simón Rodríguez y Paulo Freire.

Rodríguez y Freire viven en momentos históricos diferentes. Rodríguez, en el proceso independentista americano de finales del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Freire durante el siglo XX. Rodríguez lidió con la decepción de una independencia que excluyo al pueblo del poder y de las posibilidades de crear una nueva sociedad, y se aboco a la creación de las nuevas repúblicas desde la educación. Freire se levanto contra las injusticias e inequidades de una sociedad que se vendía a sí misma como democrática, y solo amparaba dictaduras y opresión para las poblaciones más populares. Ambos se enfrentaron a grupos dominantes que encarnaban los intereses de poderosos imperios, y sometían al pueblo a sistemáticas formas de dominación economica, social, militar, cultural y política. Y, como consecuencia de esto, la instauración de mecanismos cada vez más sofisticados de colonización interior, ideológica, que controlaba pensamientos y acciones de las instituciones y las personas.

Tanto Rodríguez como Freire se planteaban, parafraseando al cantor Ali Primera, humanizar la humanidad. Es decir, generar condiciones y procesos que dieran a los seres humanos la posibilidad de crecimiento y desarrollo pleno, y protagonismo en sus vidas y en su desempeño social. Sin embargo, podemos apreciar coordenadas diferentes en cada uno, y es lo que hoy queremos destacar como referencias para abordar nuestras prácticas educativas.

Rodríguez, desde nuestra apreciación, practicaba un camino educativo centrado en una situación «externa» (válidas las comillas), como lo es el trabajo productivo. Los procesos formativos se inician y culminan en que las personas deben organizarse, de modo cooperativo y solidario, para producir bienes y aprender oficios. Más, en este proceso, el maestro se ocupaba del desarrollo del lenguaje, del quehacer científico, del desarrollo corporal y de las técnicas especificas. Pero la idea no era formar «mano de obra» para los patrones, sino de crear ciudadanos republicanos que fuesen sus propios «patrones», que se organizaran en empresas productivas con tanto impacto social que fuesen el factor determinante para que la propia comunidad se gobernara a si misma (Toparquía). Este camino fue luego avalado por personajes relevantes como José Martí, y en Venezuela por educadores tales como Luis Beltrán Prieto Figueroa, creador de las escuelas-granja que luego Cuba desarrollo con tanto ahínco.

Freire, por su parte, con influencia fenomenológica, desarrolla su práctica educativa centrada en la consciencia humana. Esta consciencia se alimenta del ejercicio progresivo de empleo de la palabra, de la lectura crítica del mundo, del dialogo como eje de transformación personal y social. El eje es, con cuidadosas comillas, mas «interno», mas personal (consciencia), pero que solo tiene sentido en la medida que interacciona dialécticamente con otras consciencias, nombrando el mundo y de hecho transformándolo desde este hecho de nombrarlo. Este ejercicio constante de la palabra, desde el mundo de vida de las personas (su universo vocabular) acciona que cada cual reconozca y valorice sus humanas dimensiones (curiosidad, ternura, amor), convirtiéndose en sujeto de su propia vida y de de los procesos sociales en general.

Alguien pudiese decir que la propuesta de Rodríguez es más bien marxista, si no fuese por el hecho de que el pensamiento robinsoniano precede al marxista, enfocado en un materialismo filosófico (los cambios sociales están vinculados directamente con las necesidades de seres humanos concretos), pero enfocado al bien común (sociabilidad, en lenguaje rodrigueano). Desde las necesidades reales fundamentales (alimento, casa, cobijo, compañía), la educación viabiliza el desarrollo de procesos productivos organizados, que conduce a los seres humanos a ser protagonistas de sus propios destinos sociales. El sendero freiriano, por su parte, luce imbuido en valores cristianos (amor, compasión), enfatiza como ya dijimos la consciencia como posibilidad de transformación humana, mediante el dialogo con afinidades buberianas al yo-tu y levinianas, en consideración al «otro».

No obstante, ambos autores convergen significativamente en diversos aspectos. Ambos toman como puntos de partida los seres humanos concretos, específicamente los más humildes, los más segregados, para propiciar las necesarias transformaciones sociales. Ambos suponen la educación como camino privilegiado para asumir esos procesos de transformación colectiva, enfatizando las posibilidades de relaciones humanas signadas por la horizontalidad, la solidaridad (entreayudarse, dialogar), el aprendizaje compartido, y la posibilidad de asumir proyectos colectivos para transmutar las condiciones de vida a una vida más humana, más vivible, si caben los términos. Ambos, como ya vimos, se oponen a los poderes dominantes (imperios, gobiernos cómplices) y a la llamada colonización interior.

Así, tanto Simón Rodríguez como Paulo Freire constituyen referencias importantes para que repensemos la educación, durante la pandemia y luego de ella. Podemos enfatizar, desde nuestras prácticas, el trabajo productivo como eje educacional, derivando de él los aprendizajes sociales necesarios para ejercer la humanidad y la toparquía, aprendiendo oficios (hemos visto que, en esta situación de crisis hasta los educadores y estudiantes requerimos otros trabajos y otros ingresos), pero alejándonos de la competencia ciega, del canibalismo socioeconómico, y enfatizando la socialibilidad, el bien común. O podemos asumir la educación desde el desarrollo de nuestra praxis critica, la concienciación, fortaleciendo la lectura del mundo, de los rostros humanos, y ejercitando infinitamente el dialogo creador, la búsqueda conjunta para salir adelante. O, tal vez, ensayar caminos donde se crucen ambas propuestas, el trabajo y el dialogo fecundo, pero este es tema de otro encuentro.

Por: Julio C Valdez

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Valores tradicionales y cruzada contra el legado de Freire, la política educativa que ya ha empezado a ejecutar Bolsonaro

Brasil / 18 de enero de 2019 / Autor: Victor Saura / Fuente: El Diario de la Educación

El 2 de enero el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le robó un titular al ministro de Educación que acababa de nombrar: la Secretaría de Educación, Alfabetización, Diversidad e Inclusión cambia de nombre, un primer paso para “formar ciudadanos para el mercado laboral” y no “mentes esclavas de dominación socialista”.

La política educativa que va a emprender en los próximos años Brasil parte de una idea que está completamente arraigada entre los nuevos gobernantes, y muy especialmente en el presidente Bolsonaro y su ministro de Educación, Ricardo Vélez Rodríguez. Según lo que uno y otro han declarado reiteradamente, durante los últimos 15 años (los de los gobiernos del Partido de los Trabajadores) la escuela brasileña ha estado adoctrinando a los niños con ideología de corte marxista y, por tanto, su prioridad ahora es barrer o depurar el marxismo del sistema educativo.

Ambos son afines al movimiento Escola sem partido (Escuela sin partido), impulsado en 2004 por el abogado Miguel Nagib para denunciar el supuesto adoctrinamiento que los maestros ejercían sobre sus hijos y que propone erradicar las ideologías de la escuela. El movimiento ha ido cogiendo fuerza a lo largo de los años, pero también opositores, hasta el punto de que existe una asociación de Profesores contra la Escuela Sin Partido, creada para denunciar que lo que defiende esta entidad atenta contra la libertad de expresión en el aula.

En el caso de Bolsonaro, su aversión al comunismo es manifiesta. En un tuitpublicado el 31 de diciembre, a pocas horas de ser investido presidente, escribía que “una de nuestras metas para sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones de educación del mundo es combatir la basura marxista que se instaló en las instituciones de enseñanza”. Ya durante la campaña electoral, Bolsonaro había declarado su intención de “entrar con un lanzallamas en el Ministerio de Educación” para terminar con el legado de Paulo Freire.

¿Quién es el nuevo ministro?

Vélez Rodríguez es un profesor de filosofía colombiano de 75 años que se instaló en Brasil en 1979. Hasta entonces había sido profesor de la Universidad de Medellín, donde varios colegas murieron por atentados de las FARC, con lo que le propuso a su esposa, brasileña, que se instalasen temporalmente en Río de Janeiro. Pero la violencia continuó en Colombia y Vélez acabó adquiriendo la nacionalidad brasileña.

En los años 80 y 90, Vélez impartió clases en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro y en Universidad Federal de Juiz de Fora, en esta última continuaba ejerciendo como profesor asociado. A Bolsonaro, que es capitán en la reserva, le conoció hace diez años, como profesor de la Escuela del Estado Mayor del Ejército brasileño, si bien la prensa del país atribuye su nombramiento a la influencia de Olavo de Carvalho, un escritor brasileño que reside en Estados Unidos y que está considerado el ideólogo de cabecera de Bolsonaro y la nueva derecha brasileña. Carvalho lleva años atribuyendo la decadencia de Occidente a la “ideología de género” y el “marxismo cultural”.

También en su discurso de investidura Ricardo Vélez reiteró que su principal objetivo es poner fin al “marxismo cultural” en las escuelas. “La ideología globalista pasó a destruir uno a uno los valores culturales que rigen el país: familia, iglesia, Estado, patria y escuela”, afirmó el nuevo ministro. Según dijo, uno de los éxitos de su jefe ha sido escuchar la voz de padres y madres que estaban hartos de esta educación.

Clovis Rossi, un conocido periodista brasileño que escribe en Folha de São Paulo, definía hace algunas semanas a Vélez como “un ayatollah”. “Un Ayatollah asume la educación en Brasil”, titulaba Rossi un artículo en el que recordaba que Vélez había defendido en su blog (ahora borrado) el golpe militar brasileño de 1964, definiendo como héroes a los golpistas porque habían impedido que el marxismo se apoderara del país. Al periodista le parecía increíble que se fuera a nombrar ministro de Educación a alguien que había menospreciado de esta manera a las decenas de miles de muertos, torturados y exiliados a causa de aquel golpe de Estado. “Tiene todo el olor de la policía moral adoptada en Irán, entre otros países musulmanes como Arabia Saudita”, escribía Rossi sobre el futuro ministro.

Eliminar el ‘buenismo’ y rescatar la autoridad del profesor

La primera de las decisiones en política educativa del nuevo ministro no ha tenido ni tiempo de anunciarla porque Bolsonaro se le adelantó. Según explican los medios brasileños, el equipo de prensa de Vélez había anunciado que no haría ninguna declaración ni concedería entrevistas hasta después del día 7, ya que quería conocer antes el Ministerio, pero tuvo que dar marcha atrás y aceptar preguntas de la prensa porque el mismo día 2 Bolsonaro anunció a través de Twitter que su ministro iba a cambiarle el nombre a la Secretaría de Educación Continuada, Alfabetización, Diversidad e Inclusión (Secadi).

La Secadi ya no se llamará así, sino que será, simplemente, la Secretaría de Alfabetización. “Hay que formar ciudadanos para el mercado laboral, el enfoque opuesto a los gobiernos anteriores, que intencionalmente invirtieron en la formación de mentes esclavas de las ideas de dominación socialista”, rezaba el tuit del presidente brasileño.

A Vélez no le quedó más remedio que confirmar la noticia, pero no aclaró a qué obedece el cambio de nombre, aunque los analistas han interpretado que el objetivo es eliminar toda temática relativa a los derechos humanos o de las minorías étnicas o de cualquier otro tipo. Capaz de afirmar que preferiría ver a su hijo muerto antes que gay, Bolsonaro también se refirió en campaña a lo que calificó de coitadismo (que podría traducirse como buenismo, ya que “coitado” equivale a “pobrecito”) como uno de los grandes males de la escuela. “Todo es coitadismo. Pobrecito el negro, pobrecita la mujer, pobrecito el gay, pobrecitos los del nordeste… vamos a acabar con esto”, declaró. En esa misma entrevista ofreció su solución a “toda esa historia del bullying”. Cuando él era alumno, dijo, “el gordito golpeaba como todo el mundo, hoy el gordito llora”.

Vélez es algo más cuidadoso con sus palabras, en especial desde que supo que iba a ser ministro. Los tuits que ha publicado desde que en noviembre han sido en general asépticos, e incluso en uno de los últimos aseguraba que “estamos atentos a los derechos, las necesidades y la individualidad de las personas con discapacidad. A fin de proponer acciones eficaces, estamos trabajando en asociación con el Ministerio de Derechos Humanos y la Secretaría Especial de las personas con discapacidad”. En otro tuit sí que hablaba de dignificar los salarios de los docentes y de “rescatar su autoridad”, otra idea repetida insistentemente por su jefe.

 

 

Fuente del Artículo:

Valores tradicionales y cruzada contra el legado de Freire, la política educativa que ya ha empezado a ejecutar Bolsonaro

ove/mahv

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El panorama educativo –y político-electoral- de México @INEEmx

México / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Anel Guadalupe Montero Díaz / Fuente: SDP Noticias

El pasado 7 de diciembre, el INEE presentó el Panorama Educativo de México. Indicadores del Sistema Educativo Nacional 2016. Educación Básica y media superior.

El documento revela la magnitud de la tragedia: Aunque el sistema educativo nacional prácticamente ha superado el problema de la cobertura, “…más de un cuarto del total de niños de 3 a 5 años y jóvenes de 15 a 17, aún no asiste a la escuela. Sólo 3 de cada 100 en el grupo de 6 a 11 años y 7 de cada 100 en el grupo de 12 a 14 años, no asiste a la escuela”

Por si fuera poco, “…la escolaridad media de la población de 15 años o más, a nivel nacional, es de 9.2 grados, lo que significa que en promedio la población logra concluir la secundaria”.

Lo anterior sería un gran avance, si no cruzáramos este dato con los resultados de las pruebas PISA, que “…muestran que 41.7% de los estudiantes mexicanos obtienen bajo desempeño en Lectura; 56.6% en matemáticas y 47.8% en Ciencias”.

Es decir, los “egresados” de nivel secundaria tienen el certificado, pero no poseen los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores necesarios para enfrentar los retos que la incertidumbre de los tiempos actuales demanda.

Tal vez eso explique por qué según el panorama educativo presentado por el INEE, en Educación Media Superior, el número de abandonos se incrementó en 87 mil en los últimos 5 años.

La tragedia educativa, entonces, se vive en dos hechos que atentan en contra de todos los mexicanos porque transforman a la democracia en un Estado fallido, donde “la mayoría” es presa fácil de la esclavitud de la ignorancia a favor de los intereses de unos cuantos:

1.- El derecho a la educación que es el derecho al aprendizaje

No es posible que doce años-nalga en el sistema educativo mexicano se reflejen en un “certificado” que simula un aprendizaje que nunca existió, por lo que la escuela debería avalar entonces la permanencia o la credencialización de la ignorancia, en lugar de las competencias de los sustentantes.

Hoy, la exigencia de aprendizaje es mucho más alta que en la época de nuestros padres, pero los alumnos –y sus maestros-, siguen formándose en modelos memorísticos –por más que cambien “enfoques” y “programas”-, en lugar de la praxis –como la concebía Freire, reflexión en la acción-.

Además, no se puede soslayar que en pleno siglo XXI, apuestas como la de Sugata Mitra en India (“un hueco en la pared”), la de Alvin Toffler (“hay que cerrar las escuelas”)  y la de Ken Robinson (“las escuelas son obsoletas porque fueron pensadas para un mundo que no existe más”) consideran que la escolarización no es sinónimo de formación académica y mucho menos de “educación”. Amén de los avances en la neurociencia que impactan la didáctica en el campo educativo y consideran otras vías mucho más eficaces que la educación tradicional para formar a los ciudadanos que México necesita.

¿Cuál es –entonces- el futuro de la escuela como la conocemos en México? ¿Qué papel juegan los maestros, el sistema educativo, político, social, económico y cultural en la ecuación?

Y es que la escuela y los resultados que de ella se obtienen, no pueden ser analizados al margen de todo lo anterior, porque es causa y consecuencia de estos factores.

Conviene recordar ahora que en 2014, el entonces Secretario de Hacienda, Luis Videgaray declaraba –después de lanzar una miscelánea fiscal disfrazada de Reforma-, que “todavía no estamos donde queremos, pero vamos bien, estamos moviendo a México”, pero no fue capaz de responder cómo se puede crear prosperidad en un país donde PISA arrojó que el 82% de los jóvenes carecía de competencias básicas en español, matemáticas y ciencias.

Los votantes de las elecciones presidenciales de 2018, son los jóvenes que presentaron la prueba PISA en 2012 y que según la descripción del nivel 5 de dominio en LECTURA en el rubro de “reflexión en la acción” deben ser capaces de “evaluar críticamente o establecer hipótesis apoyándose en el conocimiento especializado(…)” y en el apartado de “interpretación de textos”, tienen la capacidad de “interpretar el significado de un lenguaje con sutilezas”, tienen nivel entre 0 y 1 en escala de 1 al 5.

Esto nos lleva a la segunda tragedia nacional derivada de la tragedia educativa

2.- El mito de la democracia

Un país donde “la mayoría” está conformada por jóvenes que son incapaces de obtener información de un texto, interpretarlo, reflexionar sobre el mismo y ponderar sus implicaciones, está destinado a una forma de esclavitud basada en la ignorancia que –como se indicó al inicio de este artículo-, sólo conviene a los intereses de unos cuantos.

La Mtra. Sylvia Schmelkes y los consejeros del INEE han subrayado la importancia de lograr una educación de calidad para lograr la equidad, abatir la discriminación el rezago, la deserción y otros males endémicos de un Estado democrático, no sólo del sistema educativo.

Sin embargo, cuando se cambia el calendario escolar por el electoral y se privilegia la agenda política por encima de la educativa, se evidencia un mecanismo ad hoc a un Estado Fallido, porque el hecho no es ilegal, pero es imperfecto por donde se le vea.

Por eso, cuando conceptos como “el bien común” son supeditados a la partidocracia mexicana y a sus fieles representantes, tenemos resultados educativos que a nadie extrañan, como el que acaba de presentar el INEE con el Panorama Educativo de México.

¿Les creemos entonces a los políticos cuando dicen que su prioridad es formar ciudadanos críticos, analíticos y reflexivos?

A esto se refería Platón cuando sostuvo que la democracia era la forma de gobierno más adulterada. La sentencia de muerte de Sócrates y la derrota de Atenas a manos de Esparta fueron consecuencias de ella, porque “la mayoría” decidió.

¿Los jóvenes que presentaron la prueba PISA en 2012 son los mismos que cuestionan hoy a las televisoras pero creen todo lo que circula en las redes sociales?

¿Los jóvenes que presentaron la prueba PISA en 2016 enfocarán su atención en el vitíligo de Meade, la edad de AMLO, la vestimenta del Bronco o en las plataformas políticas de cada uno de ellos para luego exigir que las cumplan tal y como lo prometieron?

Ellos serán “la mayoría” en la que se sustenta el mito democrático. Sin embargo, esto no significa claudicar a favor del autoritarismo, significa dejar la simulación, ser conscientes de que nuestro paso por esta vida es efímero y que debemos hacer lo posible –y más- por transformar para bien la situación de nuestros hermanos más vulnerables…significa que cada quien haga su trabajo y asuma la responsabilidad del mismo con valor y con valores, más allá del discurso.

Cabe una última pregunta: ¿Qué pensaría Platón de nuestros partidos políticos, los sondeos de opinión o las estrategias de comunicación?

¿Usted qué opina, estimado lector?

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/12/12/el-panorama-educativo-y-politico-electoral-de-mexico-ineemx

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Audio: CLINAMEN – SEMILLA DE CRÁPULA

Argentina / 22 de octubre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: La Mar En Coche

En 1943 el pedagogo francés Fernand Deligny escribió el libro “Semilla de Crápula”, una guía para quienes trabajan con pibes en comedores, escuelas, hospitales o centros de día. El material, escrito en la posguerra europea, resulta útil en la América Latina contemporánea. Las editoriales Cactus y Tinta Limón reeditaron este texto con artículos de César González, el colectivo Juguetes Perdidos y Diego Valeriano.

César González cuenta cómo dialogó con Deligny y qué ecos le generan sus textos cuando camina las villas hoy.

 

 

Fuente:

CLINAMEN – SEMILLA DE CRÁPULA

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