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Una pandemia vista desde Guatemala

Por: Carlos Aldana

En esto no somos europeos, asiáticos o americanos, somos humanos ante un problema común. Estamos en esto todos los seres humanos, el confinamiento es para todos. Pero también la esperanza en un mundo distinto nos pertenece y este es tiempo para construirla.

Todavía son las primeras horas del confinamiento obligatorio en el que vivimos en este país de 15 millones. Las noticias de China, y luego Europa y Estados Unidos, nos fueron alertando y alarmando, pero no lo suficiente para que pudiéramos cambiar el ritmo y la manera de vivir. Sin embargo, ya con seis casos registrados y una persona muerta, la cosa se ha desvelado de manera dramática. Ya el Gobierno ha planteado prohibiciones y esperamos que con eso la contención sea posible.

Los dos casos iniciales fueron de personas provenientes de Italia y de España. Algunos de sus familiares que los acompañaban también están en cuarentena, pero la cosa se pone dramática por el hecho de que la primera persona fallecida era dueño de una fábrica de maquilación textil, la cual se considera foco ahora de una posible expansión exponencial en el territorio nacional.

Me parece que, en una reflexión ligera, existe una ventaja y una desventaja para países como los latinoamericanos, sobre todo, aquellos que todavía sus cifras de infectados no son tan alarmantes. La ventaja es que después de la difusión de noticias angustiantes de Asia y de países tan cercanos y queridos para nosotros, como España e Italia, la situación ya nos tenía en alerta. Tampoco es comparable el flujo turístico nuestro con el europeo, aunque en Guatemala somos un país de flujos migratorios forzados, porque estamos entre México y Honduras y esa es otra realidad que tampoco podemos desatender. Aunque su origen oficial está en China, para Guatemala el conavirus vino de Europa. Y eso es distinto a que de aquí hubiera ido para allá.

Esta supuesta ventaja hizo que los gobiernos, de una u otra manera, fueran preparándose para la emergencia. Aunque no pudo evitarse el desabastecimiento, el frenesí por comprar, la neurosis colectiva expresada en largas colas para comprar papel higiénico (como se había empezado a ver en la televisión proveniente de Estados Unidos).

Por otro lado, los países latinoamericanos en general tenemos una desventaja: nuestras condiciones estructurales. La precariedad en los sistemas de salud hace que cualquier emergencia se convierta en una situación extremadamente dramática. Una pandemia como esta nos puede arrasar de maneras insospechadas. En Italia el sistema de salud vivió colapso por este conavid 19. Algo un poco menor en países como los nuestros, se convierte en una tragedia de tamaño monstruoso.

Y aunque no parece el momento más adecuado para recordar viejas condiciones estructurales, me parece que tampoco es momento para olvidarlas completamente. El empobrecimiento agudo de grandes segmentos poblaciones en Guatemala, junto a la precariedad en salud y en educación, así como el enorme desempleo de miles y miles de jóvenes, son factores que no pueden quedarse olvidados. Tienen que tomarse en cuenta en este preciso momento, porque la pobreza mata muchísimo más que cualquier virus y porque después de que este conavid 19 sea dejado de lado, la pobreza y la exclusión seguirán haciendo de la suyas, en silencio, sin focos de medios de prensa, sin alarmas, sin llamados a la unidad, sin acciones internacionales.

Creo que, aunque un virus parece un elemento de la naturaleza, y esta pandemia parece que nos hace olvidarnos de sus autores y verdaderos responsables, no podemos dejar de lado que quizá nunca sabremos plenamente quién o quiénes lo crearon, y por qué o para qué lo diseminaron. O a quién se le salió del control. Los portadores individuales, sobre todo cuando tenían conocimiento de la situación, fueron claramente responsables, no así quienes no sabían nada de lo que pasaba. Pero los auténticos responsables, aquellos que por el control del poder en el mundo hacen y deshacen (sin importar la vida y la dignidad), seguirán en la sombra y sin ser señalados contundentemente.

En esto no somos europeos, asiáticos o americanos, somos humanos ante un problema común. Estamos en esto todos los seres humanos, el confinamiento es para todos. Pero también la esperanza en un mundo distinto nos pertenece y este es tiempo para construirla.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/19/una-pandemia-vista-desde-guatemala/

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Pandemia de cinismo

Por: Ilka Oliva Corado

Claro que sí, vivimos una pandemia y la hemos vivido siempre, pero de cinismo, insensibilidad y doble moral.

No queremos ver ninguna injusticia de ningún tipo no porque nos duela sino porque nos importa un comino el dolor de los otros y lo que vivan. Y si se nos atraviesa una por el camino nos cambiamos del otro lado de la banqueta o retrocedemos o le saltamos encima como si fuera charco de agua, total que somos buenos esquivando. Históricamente hemos esquivado la memoria y la reconstrucción del tejido social. No hay virus tan fulminante como el del cinismo y ahí nos pintamos solos como humanidad. Virus van y virus vienen, cómo manejan la información los medios de comunicación y los gobiernos es lo que hace la enorme diferencia.

Para ejemplo el dengue, los países en desarrollo están cundidos y mueren millones de personas y seguirán muriendo, no se ve a gobiernos ni a medios de comunicación poniendo luces rojas de emergencia. El aborto clandestino, mueren millones de mujeres y no es emergencia mundial una ley de aborto legal, seguro y gratuito. Pobreza extrema, la calamidad de nuestra doble moral mundial. Con esto no quiero menospreciar la importancia del virus que estamos viviendo ahora como población mundial y tampoco digo que no se tengan que seguir las indicaciones. Pero la gran masa obrera a nivel mundial no puede quedarse en su casa guardando cuarentena porque apenas sobrevive el día a día y en sus trabajos, sus patrones oligarcas tampoco les darán los días para faltar.

¿Quiénes tapiscarán las cosechas de temporada? Si son los jornaleros del campo mal pagados sin derechos laborales quienes lo hacen, no son vistos como personas y no lo serán en esta crisis tampoco, mueran los que mueran solo se consiguen nuevos para hacer el trabajo y eso sucede también con la población indocumentada a nivel mundial. Bonito es ver en los balcones de edificios en Italia a gente cantando y tocando instrumentos en muestra de cultura y unidad, hasta cierto punto digamos que de humanismo pero, ¿y por qué nunca se han unido así para exigir al gobierno de ese país un trato digno a los migrantes indocumentados que llegan ahogándose en el mar? ¿Es ahora que con la pandemia y el caos se aprovecha para salir en redes sociales y nada más para que digan? ¿Qué pasaría si todas las familias en Italia salieran a los balcones en una muestra de humanismo y cantaran, tocaran instrumentos exigiendo un trato humano y la legalidad de estadía y derechos laborales a los  migrantes que llegan ahogándose en pateras desde África y parte de Europa? Una cuarentena pidiendo por los migrantes indocumentados, qué lujo. Pero ellos no importan, no han importado ni importarán.

Quienes han podido porque han tenido el tiempo y la economía, en días anteriores vaciaron los supermercados, al final quedaron los obreros que van al día con sus gastos, muchos no han podido ir a comprar nada porque no hay dinero, cuando lleguen no encontrarán nada porque quienes podían acapararon todo sin importarles los otros. Muestra clara de egoísmo. Ese desabasto masivo porque ha sido mundial, conforme avanza la pandemia por sectores así van vaciando los supermercados. Esto nos da una idea, mínima, pero nos la da, de cómo vivieron los países ultrajados en tiempo de dictaduras e invasiones, las cuales empezaron por desabasto de supermercados, panaderías, farmacias, para crear el caos en las poblaciones. Nosotros no llevamos ni una semana y todo está lavado, los productos básicos están barridos. Imaginemos años de dictaduras donde además violaban, torturaban, desaparecían y asesinaban personas. ¿Podríamos sobrevivir nosotros a algo así? Hablo claro, de estas nuevas generaciones pomposas y arrogantes. Porque los mayores ya sabemos de qué están hechos, son nuestro ejemplo y guía.

Podemos imaginarnos entonces lo que significa un bloqueo económico en países como Cuba y Venezuela. Cuba, con décadas así y sin embargo sigue siendo un ejemplo de humanismo para el mundo, ahora mismo brindando medicina y enviando a sus médicos alrededor del mundo para que atiendan las necesidades de los pueblos. Y no lo enseñó Fidel, es su pueblo que ha sabido resistir con dignidad y conciencia la enorme injusticia que ha cometido el mundo con su cinismo y su silencio.

Podemos imaginarnos entonces lo que vive Palestina, (lo que vivió Irak, Pakistán y vive Siria) que les bombardean hospitales, casas y escuelas. Que les arrancan sus árboles de olivo con maquinaria pesada, que les fumigan sus siembras para que no crezcan. Que les bombardean supermercados, que les disparan a quema ropa si se acercan al muro con el que día a día les roban sus tierras. Claro que sí, podemos imaginarlo, pero preferimos cambiarnos al otro lado del camino, porque su dolor, sus gritos de auxilio y la dignidad de ese pueblo que lucha nos escupe a la cara, en nuestro cinismo. Claro que sí, vivimos una pandemia y la hemos vivido siempre, pero de cinismo, insensibilidad y doble moral.

Ojalá que por lo menos, ya que no nos dan las agallas para ver a otro lado más allá de las galantes fronteras patrias, ni que nos atrevamos a adentrarnos en la memoria histórica de nuestro propio pueblo para pensar en la tierra arrasada y las poblaciones que salieron al exilio forzado, exijamos que el quedarse en casa a guardar la cuarentena sea para todo ser humano, no solo para quien se columpie en su privilegio de clase y jampón desde ahí señale el comportamiento de los obreros en tiempo de pandemia de cinismo.

Fuente: https://rebelion.org/pandemia-de-cinismo/

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La pedagogía de la solidaridad

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

La solidaridad es uno de los valores más entrañables que poseen los seres humanos. A través de ella los pueblos expresan su ternura. Mirar desde lo alto al caído y extenderle la mano para que se yerga significa mostrar desprendimiento, otro valor invaluable, que justifica que alguien vea por encima del hombro al otro. Darle un abrazo al que ha sido difamado o al que atraviesa una tragedia o al que se sumerge en la desgracia eleva a la máxima potencia a quien abriga ese amor infinito a la humanidad. El sustento de la solidaridad y el desprendimiento es otro valor: la sensibilidad. Dice Simón Rodríguez que “es menester ser muy sensible y tener mucha imaginación, para convertir el mal ajeno en propio, y compadecer en lugar de lastimarse solamente”. Acá el visionario caraqueño coloca pragmáticamente otro elemento: la acción revolucionaria.

Luis María Drago

Cuando “la planta insolente del extranjero” bombardeó las costas de Venezuela, el canciller argentino Luis María Drago (1859-1921) no dudó en solidarizarse con nuestro presidente Cipriano Castro (1858-1924) desenmascarando la Doctrina Monroe y accionando la doctrina jurídica que lleva su apellido el 29 de diciembre de 1902, con la que establece que ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera. Ante el ataque del Reino Unido, Alemania e Italia, Estados Unidos replicó que, como país, no apoyaría a un estado americano que sufriese ataques bélicos como respuesta a la negativa de pagar sus deudas, pretendiendo que la Doctrina Monroe sólo se aplicaría cuando dicho país sufriese ataques de potencias europeas motivadas por la intención de recuperar territorios americanos y colonizarlos, argumento que se desmoronó cuando Estados Unidos apoyó a su madre británica en la guerra de Las Malvinas entre abril y junio de 1982.

Protectores, socorristas y salvadores

Hay muchas personas que poseen los valores de la solidaridad, el desprendimiento y la sensibilidad y que si tienen un lugar en la historia es porque accionaron un plan para que estos se conjuguen para alcanzar el noble propósito de la libertad. En las décadas puntofijistas de los años sesenta, setenta, ochenta y noventa del siglo XX, muchas guerrilleras y guerrilleros fueron enconchados en casas de heroínas y héroes anónimos venezolanos. Seres humanos como el diplomático sueco Harald Edelstam (1913-1989), el periodista estadounidense Varian Fry (1907-1967), el sacerdote irlandés Hugh O’Flaherty (1898-1963) y el maestro mexicano Gilberto Bosques Saldívar (1892-1995) salvaron a otros en circunstancias políticamente comprometidas durante la segunda guerra euroasiática, mal conocida como Segunda Guerra Mundial. Edelstam protegió y rescató a comunistas y a personas de religión judía víctimas del régimen de Vidkun Quisling quien llegó al poder en Noruega por un golpe de Estado apoyado por el nazismo. En Chile en 1973, hizo lo mismo con numerosos perseguidos políticos después del golpe militar de Augusto Pinochet. La filósofa alemana Hannah Arendt, el escultor francés Jean Arp, el pintor bielorruso Marc Chagall, el artista francés Marcel Duchamp, el artista alemán Max Ernst, el artista cubano Wifredo Lam, el cineasta alemán Max Ophüls y el escritor alemán Heinrich Mann le deben la vida a Varian Fry.

O’Flaherty logró esconder a cuatro mil soldados aliados en apartamentos, granjas y conventos. Solía utilizar diferentes disfraces cuando salía fuera de la zona de restricción del Vaticano, delimitada por las autoridades nazis. A O’Flaherty sólo lo guiaba su fe en Cristo, nunca esperó permiso de sus superiores. Consiguió la ayuda de comunistas, de otros sacerdotes, de dos agentes que trabajaban para Francia libre y de un conde suizo.

Gilberto Bosques contra Monroe

El 20 de julio de 1892, nace en Chiautla de Tapia, Puebla, el maestro, periodista, político, profesor universitario y diplomático Gilberto Bosques Saldívar. Comienza a trabajar como ayudante en la Escuela Primaria José María Lafragua en tiempos de la Revolución Mexicana, cuando el 21 de abril de 1914, el ejército de Estados Unidos invade a México por segunda vez. En esta ocasión el ataque fue al puerto de Veracruz y el objetivo era intervenir en los asuntos políticos en un país dividido por la Revolución Mexicana. Bosques solicita permiso para sumarse en las filas antiimperialistas del grupo “Voluntarios de San Carlos a la defensa del País”. Una vez concluida su participación, regresa para titularse como Profesor Normalista. Paralelamente se une a las filas de Venustiano Carranza quien lo comisiona para la organización de la Nueva Escuela de la Revolución en 1916. En esta época organiza el Primer Congreso Pedagógico Nacional, que se llevaría a cabo en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala. Su vínculo con el presidente Lázaro Cárdenas dejó frutos como la reforma al tercer artículo constitucional que incluyó la educación socialista. En materia de política exterior, el mandatario fue un luchador infatigable en contra del fascismo razón por la que fustigó la invasión italiana de Abisinia y la anexión de Austria por parte de Alemania y apoyó militarmente a la República Española. Bosques, hasta 1937, fue presidente de la Cámara de Diputados, posteriormente Secretario de Prensa y Propaganda del gobernante Partido de la Revolución Mexicana y director del periódico El Nacional. En 1938 ingresa al comité de apoyo de la Liga Pro-Cultura Alemana en México, fundada por los entonces pocos alemanes opositores a Hitler como conferencista donde vapuleaba la ideología, política y economía del régimen nazi.

Salvar vidas

En 1939, ocurrieron dos hechos cruciales en Europa: la falange española comandada por Francisco Franco derrota a la República Española y Hitler invade Polonia dando inicio a la segunda guerra euroasiática. El presidente Lázaro Cárdenas nombra a Bosques cónsul general de México en Marsella, cargo que ocupará hasta 1942. Desde esta trinchera, formó al personal del consulado para que se entregaran a la causa de la humanidad y dejaran atrás las formalidades propias de la diplomacia. Firmó más de 40 mil visas para que personas perseguidas por el fascismo abandonaran Europa y se refugiaran en México. Allí salvó la vida de muchos republicanos españoles, como por ejemplo, los políticos socialistas Julio Álvarez del Vayo (1891-1975) y Luis Nicolau d’Olwer (1888-1961), el militar Carlos Romero Giménez (1890-1978), la filósofa María Zambrano (1904-1961), el poeta Manuel Altolaguirre (1905-1959) y el escritor Max Aub (1903-1972), así como de la escritora alemana Anna Seghers (1900-1983), los activistas comunistas alemanes Paul Merker (1894-1969) y Bodo Uhse (1904-1963), el artista surrealista austríaco Wolfgang Paalen (1905-1959), el fotógrafo alemán Walter Reuter (1906-2005), la física austríaca Marietta Blau (1894-1970), el periodista checo Egon Erwin Kisch (1885-1948), entre otras personalidades.

Entre 1942 y 1944, Bosques fue el encargado de Negocios del consulado mexicano en Vichy, Francia. Fue prisionero en Alemania entre 1943 y 1944. Entre 1946 y 1953 fue enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Portugal, Suecia y Finlandia, y entre 1953 y 1964 Ministro Plenipotenciarío en La Habana, Cuba, donde se hizo amigo de Fidel Castro, Raúl Castro y Ernesto «Che» Guevara.

El tiempo

El 4 de julio de 1995, fallece en la ciudad de México a los 102 años de edad. Gilberto Bosques se convirtió en un pequeño sol con raíces que regó de solidaridad para impulsar su propia batalla contra la guadaña. Su lema fue: «Salvar vidas y más vidas». No permitamos nunca que la desmemoria amenace el tesoro revolucionario que vive en nuestra historia de la Patria Grande. En algún día de su longeva existencia, Gilberto Bosques Saldívar nos dijo en que consistía su vida: “el tiempo del alba se lo damos a la alondra. El tiempo de la luz se lo damos a los niños. El tiempo del arco iris se lo damos a la flor. El tiempo del céfiro se lo damos al polen. El tiempo del fulgor se lo damos a las estrellas. El tiempo de la cumbre se lo damos al cóndor. El tiempo de la vida se lo damos al agua. El tiempo de la esperanza se lo damos a la sementera. El tiempo del camino se lo damos al hombre. El tiempo del hombre se lo damos a la tierra. El tiempo de la verdad se lo damos al pueblo”.

Fuente: https://rebelion.org/la-pedagogia-de-la-solidaridad/

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Reconocimiento para la Educación en Cuba

Centro América/ Cuba/ 21.01.2020/ Fuente: www.radioreloj.cu.

Por segundo año consecutivo, este 24 de enero Cuba acogerá con satisfacción y entusiasmo la celebración del Día Internacional de la Educación, al ser reconocida su labor en el sector por la Asamblea General de Naciones Unidas.

Cuba considera el reconocimiento, como un hecho significativo en el mundo que vivimos, donde la educación representa uno de los vehículos cruciales para alcanzar sociedades mucho más equitativas y justas.

La educación contribuye al desarrollo pleno del ser humano, a enfrentar los grandes retos de la Humanidad y el Planeta, a construir la Paz y avanzar con pasos sólidos hacia las metas que nos hemos trazado con los Objetivos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030.

Esa ha sido una de las principales líneas de desarrollo en el país, desde el momento mismo del triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959.

Fuente de la noticia: http://www.radioreloj.cu/es/educacion/reconocimiento-para-la-educacion-en-cuba/

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Entrevista a Bracha L. Ettinger: “La creatividad es femenina, en las mujeres y en los hombres”

Entrevista/04 Enero 2020/Autor: Juan Carlos Sanz/El país

Esta polifacética artista, filósofa del arte y psicoanalista israelí, procedente de una familia judía diezmada durante el Holocausto, reflexiona sobre la compasión y el sufrimiento

En su casa-estudio de Tel Aviv, un chalé con jardín que parece ajeno a los conflictos de Oriente Próximo, ella señala con el dedo la tragedia que emana de su pintura, donde evoca el trauma de los Desastres de la guerra, de Goya, con colores del universo onírico de Marc Chagall. Pintora, psicóloga clínica, filósofa del arte, fotógrafa… Bracha L. Ettinger es una artista del Renacimiento con la edad del Estado judío. “Nací en Palestina”, revela esta superviviente de una familia polaca diezmada en el Holocausto. Y precisa: “Fue bajo el mandato británico, poco antes de la declaración de independencia de Israel en 1948”. Desde entonces la imagen del sufrimiento del otro la acompaña. “Mis obras muestran la paradoja de una resistencia ligada a la compasión, que da vida al dolor y al asombro y que asocio al concepto de belleza”, diserta en una conversación en la que presenta su “teoría matricial”, una mirada que remite a la dimensión femenina de la subjetividad humana sobre la que ha construido un universo feminista innovador. La autora de Proto-ética matricial (Gedisa), traducido al castellano por el catedrático Julián Gutiérrez Albilla, sufre desde la infancia el impacto de una visión reiterada de personas atrapadas bajo el agua. Sus padres nunca le contaron los detalles de la muerte de familiares en el Holocausto, pero ella reconstruyó con relatos y testimonios las imágenes del naufragio y el tiroteo que sufrieron.

Alistada como soldado, con 19 años revivió la pesadilla familiar cuando un buque de la Armada israelí se hundió atacado por misiles egipcios frente al Sinaí tras la guerra de 1967. Ante la inexplicable ausencia de su comandante, Bracha organizó el rescate de la tripulación en una acción heroica que tardó más de 50 años en ser reconocida por el Ejército. De aquel incidente conserva una herida de metralla en la espalda. Tres décadas después, asistió como voluntaria en los territorios ocupados a palestinos necesitados de ayuda psicológica con una ONG israelí.

PREGUNTA. Su obra es de una elevada densidad. Corríjame si me equivoco, ¿conecta creación artística y experiencia como psicoanalista para ahondar en la aportación de lo femenino a la condición humana?

RESPUESTA. Mi teoría matricial se relaciona con la gestación, pero no en el sentido de los órganos femeninos, sino respecto a una esfera de la subjetividad humana. La cultura y el psicoanálisis fálicos se fundamentan en el sujeto separado de lo maternal, y lo femenino representa la falta. Lo masculino es la regla general, enmascarado como neutro. Con mi horizonte matricial nace una perspectiva diferente, un lenguaje que nos permite ser conscientes de la posibilidad de alianzas compasivas en nuestras relaciones cercanas e incluso luego a distancia. Nuestra prenatalidad ligada al embarazo se concibe como un proceso, una imagen inmemorial, puesto que deja huellas en nuestro inconsciente. No se debe permitir que las leyes fálicas controlen el cuerpo femenino, es necesario otro lenguaje.

P. ¿Intenta revertir con su visión matricial la teoría fálica, la represión cultural que usted atribuye entre otros a Freud?

R. Me pregunto si estamos a tiempo de cerrar la brecha creada por miles de años de dominación de una civilización patriarcal, que además ha definido a lo femenino como regresivo. El estrato matricial es profundamente femenino, en los hombres y en las mujeres. Se basa en los víncu­los arcaicos de cada ser humano nacido con una figura embarazada femenina-materna. Estamos vinculados más allá de nuestros sentidos. Esto puede ser doloroso o placentero al mismo tiempo. Nos preocupamos por el trauma del otro, pero también podemos estar comprometidos con el medio ambiente. Lo femenino nos invita a imaginar una existencia que se asocia al cuidado responsable del otro, no a su dominio.

P. ¿Dónde se localiza, cómo aflora ese estrato profundamente femenino de los hombres?

R. La creatividad se relaciona con lo femenino en las mujeres y en los hombres. Todos la tenemos. Los niños sobre todo. La creatividad y la inspiración se perciben como procesos de nacer / dar a luz. Lo matricial se dinamiza gracias a la diferencia femenina, vuelve a humanizar aquello que hemos rechazado o explotado, apropiado o abandonado. A través de la com-pasión reconocemos al otro, no como una amenaza sino como un socio necesario para crear conjuntamente un futuro más digno. Pero la creatividad por sí sola no es arte. El arte es un cruce entre la estética, la ética y la creatividad. Como artista, paso muchas horas contemplando en silencio materiales visuales dolorosos. Atenúo mis barreras psíquicas en aras de sentir el dolor, la añoranza, el asombro y el trauma del mundo.

P. ¿Ha tenido que pintar y escribir para superar sus traumas?

R. En nuestra era postraumática, el arte deviene un desafío ético. En los últimos años me he enfrentado a la reemergencia de mi propio trauma en el rescate de los jóvenes náufragos militares. Simultáneamente, en mis pinturas he trabajado sobre las mujeres y niños asesinados durante la Shoah, como algunos miembros de mi propia familia, ahogados en una nave que fue ametrallada y hundida en alta mar.

P. ¿Cómo afronta tantos recuerdos dolorosos sin derrumbarse?

R. Me autofragilizo para poder acceder emocionalmente a un mundo marcado por el dolor y la violencia. Nuestra generación ha heredado un réquiem colosal. Solo así se puede entender la vulnerabilidad del otro. Si renunciamos a parte de nuestro poder fálico, podemos llegar a sentir la vulnerabilidad de un mundo marcado por tanta violencia. En la esfera matricial la compasión va más allá de la empatía. A mi juicio, crea belleza en el arte y forma alianzas más allá de las diferencias. El arte nos enseña a amar y nos sugiere confianza después de la pérdida de fe en la humanidad.

P. ¿Se escuda en el arte y la escritura frente a ese mundo marcado por el dolor y la violencia?

R. Desde mi exposición en Barcelona en 2010 sentí que comenzaba una nueva etapa. Tengo la necesidad de regresar al tema del naufragio y la urgencia de trabajar más profundamente sobre el trauma histórico de las mujeres en tiempos de guerra, y simultáneamente ahondar en lo espiritual e inconsciente de mi psique. A través del arte y de la visión matricial, podemos acercarnos al sufrimiento del otro con una preocupación sincera. Se abre un horizonte espiritual, ético e incluso político mediante la proto-ética matricial, que implica cohabitar y negociar diferencias al tiempo que creamos una alianza.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/18/ideas/1576688156_671181.html?prod=REGCRART&o=cerrideas&event_log=oklogin

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Después del ascenso de la extrema derecha, ¿qué vendrá?

Por: Leonardo Boff

Hagamos algunas constataciones: se ha consolidado la aldea global; ocupamos prácticamente todo el espacio terrestre y explotamos el capital natural hasta los confines de la materia y de la vida con la automatización, robotización e inteligencia artificial. Verificamos un ascenso atemorizador de la extrema derecha, bien expresada por el ultra neoliberalismo radical y por el fundamentalismo político y religioso. Estamos inmersos en una angustiosa crisis civilizatoria que adquiere cuerpo en las distintas crisis (climática, alimentaria, energética, económico-financiera, ética y espiritual). Inauguramos, según algunos, una nueva era geológica, el antropoceno, en la cual el ser humano aparece como el Satán de la Tierra. En contraposición, está surgiendo otra era geológica, el ecoceno, en la cual la vida y no el crecimiento ilimitado tiene centralidad.

La pregunta que se plantea ahora es: ¿Qué vendrá después del conservadurismo atroz de la derecha? ¿Será más de lo mismo? Eso es muy peligroso, pues podemos ir al encuentro de un Armagedón ecológico-social que ponga en peligro el futuro común de la Tierra y de la Humanidad. Tal tragedia puede ocurrir en cualquier momento si la Inteligencia Artificial, autónoma, por medio de algoritmos locos, desencadena una guerra letal sin que los seres humanos se den cuenta o puedan impedirla.

¿Estamos sin salida, rumbo a un destino sin retorno? Al límite, cuando nos demos cuenta de que podemos desaparecer tendremos que cambiar. Quién sabe, la salida posible será pasar del capital material al capital humano-espiritual. El primero tiene límites y se agota. El último es infinito e inagotable. No hay límites para aquello cuyos contenidos son: la solidaridad, la cooperación, el amor, la compasión, el cuidado, el espíritu humanitario, valores en sí infinitos, pues su realización puede crecer sin cesar. Lo espiritual ha sido escasamente vivenciado por nosotros, pero el miedo a desaparecer y dada la acumulación inmensa de energías positivas, puede irrumpir como la gran alternativa que nos podrá salvar.

La centralidad del capital espiritual reside en la vida en toda su diversidad, en la conectividad de todos con todos, por eso las relaciones son inclusivas, en el amor incondicional, en la compasión, en el cuidado de nuestra Casa Común y en la apertura a la Trascendencia.

No significa que tengamos que excluir la razón instrumental y su expresión en la tecnociencia. Sin ellas no atenderíamos las demandas humanas, pero no tendrían la exclusiva centralidad ni serían ya destructivas. En éstas, la razón instrumental-analítica constituía su motor; en el capital espiritual, la razón cordial y sensible. A partir de ella se organizarían la vida social y la producción. En la razón cordial se hospeda el mundo de los valores; de ella se alimentan la vida espiritual, la ética y los grandes sueños, y produce las obras del espíritu, mencionadas antes.

Imaginemos el escenario siguiente: si en el tiempo de la desaparición de los dinosaurios, hace cerca de 67 millones de años, hubiese habido un observador que se preguntase qué vendrá después de ellos, probablemente habría dicho: la aparición de especies de dinosaurios aún mayores y más voraces. Se estaría equivocando. Ni siquiera imaginaría que, de un pequeño mamífero, nuestro antepasado, que estaría viviendo en la copa de los árboles más altos, se alimentaría de flores y de brotes, y temblaría de miedo de ser devorado por algún dinosaurio alto, iba a irrumpir, miles de años después, algo absolutamente impensado: un ser de conciencia y de inteligencia –el ser humano– totalmente diferente de los dinosaurios. No fue «más de lo mismo»; fue un «salto cualitativo» nuevo.

De modo semejante creemos que ahora podrá surgir un nuevo estado de conciencia, imbuido del inagotable capital espiritual. Ahora es el mundo del ser más que el del tener, de la cooperación más que de la competición, del bien-vivir-y-convivir más que de vivir bien.

El próximo paso, entonces, sería descubrir lo que está oculto en nosotros: el capital espiritual. Bajo su regencia, podremos comenzar a organizar la sociedad, la producción y lo cotidiano. Entonces la economía estaría al servicio de la vida y la vida penetrada por los valores de la autorrealización, de la amorización y de la alegría de vivir.

Pero esto no ocurre automáticamente. Podemos acoger el capital espiritual o también rechazarlo. Pero, incluso rechazado, se ofrece siempre como una posibilidad a ser abrigada. Lo espiritual no se identifica con ninguna religión. Es algo anterior, antropológico, que emerge de las virtualidades de nuestra profundidad arquetípica. Pero la religión puede alimentarlo y fortalecerlo, pues se originó de ello.

Estimo que la actual crisis nos abrirá la posibilidad de dar un centro axial al capital espiritual. Dicen que Buda, Jesús, Francisco de Asís, Gandhi, la brasileña hermana Dulce, y tantos otros maestros/as, lo habrían anticipado históricamente.

Ellos alimentan nuestro principio-esperanza de salir de la crisis global que nos asola. Seremos más humanos, integrando nuestras sombras, reconciliados con nosotros mismos, con la Madre Tierra y con la Última Realidad.

Entonces seremos más plenamente nosotros mismos, entrelazados por redes de relaciones tiernas y fraternas con todos los seres y entre todos nosotros co-iguales.

Fuente: https://acento.com.do/2019/opinion/8760524-despues-del-ascenso-de-la-extrema-derecha-que-vendra/

Imagen: Pete Linforth en Pixabay

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¿Puede la literatura generar en los niños conciencia medioambiental?

Por: Adrián Cordellat

Cada vez se lanza al mercado más álbumes y libros que de alguna u otra forma abordan uno de los problemas más importantes de la Humanidad: la emergencia climática

A la par que se anunciaba que Madrid acogería la Cumbre anual del Clima de Naciones Unidas, que se celebra del 2 al 13 de diciembre en la capital española, llegaban a los estantes de las librerías varios álbumes ilustrados y libros informativos infantiles abordando distintos aspectos relacionados con la educación medioambiental. No se trata de una estrategia de marketing perfectamente diseñada por las editoriales de común acuerdo con la ONU, ni tampoco de una asombrosa coincidencia. Simplemente es el reflejo de una tendencia creciente en el ámbito de la literatura infantil, que cada vez lanza al mercado más álbumes y libros que de alguna u otra forma abordan uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta la Humanidad: el cambio climático.

“Las cosas que vemos, aprendemos y descubrimos de pequeños suelen acompañarnos toda la vida, para bien y para mal. Así que, si los libros pueden dejar un poso, por pequeño que sea, que ayude a conformar una conciencia ecológica y a establecer pautas de comportamiento y prácticas responsables y sostenibles, bienvenido sea”, afirma Emilia Lope, editora de la colección ‘Los pequeños Salvajes’ de la editorial Errata Naturae.

En Errata saben de lo que hablan. Tras la gran acogida de Walden, de Henry David Thoreau, en la editorial se dieron cuenta de que les apetecía lanzar una colección que propusiera a los lectores historias sobre naturaleza y ecología, así como relatos donde primaran la conciencia social y el activismo medioambiental. “Pensamos que nuestro tiempo y nuestra sociedad demanda y necesita estas historias, y estamos realmente contentos con la excelente acogida que han tenido”, señala Lope. El desarrollo de una colección similar destinada a los pequeños lectores era solo cuestión de tiempo, ya que muchos de los lectores de ese género son padres y madres que quieren compartir su pasión por la naturaleza con sus hijos. “Nos parecía importante hacer un hueco a libros que nos hubiera gustado leer de niños (¡y que nos encanta leer como adultos!), libros en los que la aventura y la exploración, el respeto a todos los seres vivos, al medioambiente y al planeta, la conciencia ecológica… fueran el hilo conductor”, explica.

En un momento en el que, por regla general, hemos perdido el contacto con la naturaleza, ¿puede ser la literatura una forma de acercar los niños a la misma?, pregunto a Emilia. “Nos gusta creer que sí”, responde. Y la base de su argumento es muy sencilla: “Los niños tienen una curiosidad innata por la naturaleza, los animales, los bichos, todo lo que tiene que ver con el mundo natural. Pero es cierto que eso se va perdiendo, y que la vida en las ciudades parece ahogar un poco esa pasión innata con la que nacemos”. Por eso, asegura, desde el primer libro infantil publicado por Errata Naturae han querido mostrar “que también se puede buscar y encontrar lo natural en el paisaje más radicalmente urbano, porque la literatura puede ser una piedra de resonancia para despertar las ganas de salir a la aventura y encontrarse con lo verde”. Así lo demuestra uno de sus títulos, En busca de lo salvaje, elegido recientemente Libro del Año al Mejor Álbum Ilustrado por el Gremio de Librerías de Madrid.

Un mar de plástico

Pero si hay un tema de conciencia medioambiental que está generando ríos y ríos de tinta, también en la literatura infantil, ese es el del excesivo consumo de plástico. Paremos la invasión(Andana Editorial), escrito a cuatro manos por Raül Hurtado y José Ibáñez e ilustrado por Claudia Mosquera, es un ejemplo de ello. Un álbum informativo que tiene un origen poco común: una campaña de sensibilización que los autores, miembros de un estudio creativo, llevaron a cabo en 2017 a petición de la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento del municipio valenciano de Algemesí. “Decidimos vaciar los contenedores de la localidad y crear con los plásticos recuperados unos monstruos que transmitieran lo realmente peligrosos que son este tipo de residuos”, cuenta a El País Raül Hurtado, que señala que la acción de marketing de guerrilla llamó la atención de la editorial Andana, que les propuso aprovechar la “enorme cantidad de información” que habían recopilado en la fase de investigación de la campaña para transformarla en un formato con el que poder entrar en muchos hogares y centros educativos.

El resultado, tras descartar material que, asegura, daría para publicar dos libros más, es un álbum que permite dos niveles de lectura, por lo que gustará tanto a adultos como a niños. Por un lado está la aventura de descubrimiento y evolución de los tres personajes protagonistas, el gancho para los lectores más jóvenes; por otro, toda la información más objetiva sobre los plásticos que “justifica la necesidad de que, como sociedad, vivamos esa transformación de hábitos junto con estos personajes” porque, como destaca Hurtado, la responsabilidad de preparar un futuro mejor “no puede recaer sobre nuestros hijos, sino que debemos ser nosotros los que los guiemos con nuestros actos”.

También en la invasión de plásticos centra su atención la autora británica Victoria Furze, autora de Hogar (Vegueta), un álbum con ilustraciones preciosas y evocadoras, reconocido por los Premios Creative Conscience de Reino Unido, en el que narra la historia de una tortuga que ve cómo su hábitat natural es colonizado por miles de bolsas de plástico.

“He sido buceadora durante muchos años y he tenido la suerte de bucear en algunos de los mares más increíbles del mundo, desde Indonesia hasta la costa de España y las islas del Caribe. Todos tienen una cosa en común y es que, por muy remoto que fuera el lugar, el plástico estaba allí”, explica. De ahí el libro, en cuyo tramo final recopila algunos datos significativos, como que cada día cerca de ocho millones de piezas de plástico terminan en los océanos o que 100.000 tortugas y mamíferos marinos mueren cada año a causa de la contaminación por plásticos. “Pasé un año viviendo en Indonesia y vi la tortuga verde todos los días, así que cuando empecé a hacer las imágenes para Hogar sentí a la tortuga como el protagonista obvio, esa criatura hermosa y gentil que no hace daño a nadie y que, sin embargo, está en peligro por nuestras acciones”, argumenta.

Literatura para un mundo mejor

En la última página de Hogar se ve a la tortuga escapar del plástico, nadar hacia nadie sabe dónde. Un final abierto con el que Victoria pretende que los lectores se pregunten qué está sucediendo, hacia dónde puede ir la tortuga, qué escape hay para ella. “La historia aún no ha terminado, tenemos la oportunidad de darle esperanza a la tortuga, devolverle su hogar”, asegura la autora.

Y la literatura infantil puede ser parte de esa “esperanza”, porque como indica Victoria Furze los álbumes ilustrados son “una herramienta excelente” para permitir a los niños y niñas “visualizar el efecto” de las acciones humanas en el medio ambiente. “Mi intención es que Hogar promueva el pensamiento y la discusión sobre una parte desconocida de nuestro mundo, una parte que rara vez es visualizada, incluso por los adultos, ya que está fuera de nuestra vista y, por tanto, fuera de nuestra mente».

Su opinión la comparte Raül Hurtado, que considera que el hecho de que los álbumes ilustrados permitan tratar estos temas, con diferentes aproximaciones y puntos de vista y con contenidos adaptados a cada franja de edad, convierte a la literatura infantil en “una herramienta esencial con la que descubrir el mundo a los más pequeños”. También sus reversos más oscuros, como el del cambio climático y la contaminación, temas para los que los niños y niñas están más preparados de lo que muchas veces pensamos: “Cuando trabajamos campañas de concienciación casi siempre preparamos mensajes para los más pequeños, ya que suelen ser los más permeables a los problemas sociales y ambientales, y gracias a ellos el debate entra en casa, e incluso son los que suelen promover los cambios de hábito familiares. Por lo tanto, los beneficios de utilizar los álbumes ilustrados, como vía de acceso directa para la generación de valores en los adultos del futuro, son incuestionables”.

La duda entonces es si los padres somos conscientes del potencial de la literatura infantil a ese respecto y de la importancia de compartir ratos de lectura con nuestros hijos para abordar con ellos estas preocupaciones y problemas, así como sus posibles soluciones. Victoria Furze lamenta que los álbumes ilustrados que tratan temas serios sean percibidos por algunos padres y editores como “inapropiados” para los niños y niñas. “Como madre entiendo el deseo de proteger a nuestros hijos de la tristeza del mundo, pero siento que es vital tener conversaciones con los niños sobre los problemas ambientales a los que sin duda tendrán que hacer frente en el futuro”, asegura.

Raúl Hurtado, por su parte, afirma que, sin querer generalizar, “es mucho más habitual ver a los niños y niñas con pantallas en las manos que con libros”, algo que atribuye al “escaso valor” que padres y madres dan a la literatura infantil, así como a la escasez de tiempo de calidad que dedicamos en el día a día a nuestros hijos e hijas: “Al momento nocturno del “cuento” solemos llegar bajos de energías y recursos, así que desgraciadamente éste se convierte en un trámite rutinario, sin interacción ni diálogo con los más pequeños, que están deseando disfrutar con nosotros de estos espacios compartidos”.

Para Emilia Lope, por último, el momento en el que leemos un cuento a nuestros hijos e hijas y surgen preguntas que intentamos responder lo mejor posible es “especial”, porque en su opinión “invita a hablar de muchísimos temas”. Por eso, sostiene la editora, es importante que tanto los autores como los padres y madres “no paupericen el lenguaje ni los conceptos” en la literatura infantil y juvenil, tampoco cuando se traten temas como la contaminación o el cambio climático. “Si hacemos eso, ¿qué ganamos? ¿cómo convertimos esos momentos de lectura en común en algo motivador, enriquecedor e interesante?”, concluye.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/12/04/mamas_papas/1575473743_178583.html

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