Page 23 of 49
1 21 22 23 24 25 49

La escuela y la radicalización de la democracia

Por: Marlon Javier López

Uno de los retos que debe enfrentar una perspectiva crítica de la educación es la construcción de un lenguaje visionario que tenga la igualdad, la libertad y la vida humana como aspectos básicos de la ciudadanía. Estos conceptos no deben abordarse de manera ahistórica, sino como formas concretas de lucha y prácticas sociales. De igual manera el concepto de ciudadanía hace énfasis en el ciudadano como agente activo, redefinitorio del espacio público y la sociedad en general.

Bajo este enfoque Henry Giroux, uno de los representantes más importantes de la pedagogía crítica se acerca a la educación. Rechazando tanto la noción institucionalista de democracia como el respeto a la legalidad institucional y las normas jurídicas como la noción individualista de la democracia como asunto privado de respetos y deberes, Giroux plantea que la democracia supone asumir la importancia de los antagonismos más fundamentales de parte de los diversos grupos subordinados, teniendo clara la importancia de las luchas sociales en la conformación de nuevos espacios que trabajen en favor de la expansión de los derechos humanos y la radicalización de la democracia. Implica entender a la sociedad de manera abierta, plural y fragmentada, marcada por el disenso y el cuestionamiento. La democracia debe ser vista como un proceso social activo, establecido sobre la base de una política participativa y robusta. De lo que se trata es de instaurar una ciudadanía activa, que no reduzca los derechos al mero ejercicio electoral, sino que los extienda a la economía, el Estado y las más variadas esferas públicas.

Un concepto de ciudadanía de este tipo exige que sean reconocidas las diferencias propias de un pluralismo radical, no asentado en el individualismo posesivo sino en la existencia de diversos grupos sociales que asumen una conciencia pública basada en la confianza y la solidaridad como sostén de la vida común. Evidentemente para ello no basta con un lenguaje crítico, es necesario desarrollar, en la misma medida, un lenguaje de posibilidad, en el que se conjuguen la resistencia y la oposición con la transformación y la construcción de un orden social nuevo.

Las escuelas, las universidades y otras instituciones centradas en la educación, deben ser redefinidas como esferas públicas democráticas, cuyo papel principal descanse en la conformación de ciudadanos activos y en la consolidación de ciudadanía crítica. Instancias que más que servir a la reproducción de las prácticas y lógicas sociales imperantes, nutran la alfabetización política y el compromiso moral. Esto implica asumir la labor de los profesores como intelectuales públicos cuyas funciones rebasan los muros de los salones de clase. Giroux insistirá en la importancia de que los maestros empleen sus habilidades y conocimientos en alianza con los movimientos sociales y otros trabajadores culturales, haciendo de ese modo lo político más pedagógico y lo pedagógico más político.

Hacer más político lo pedagógico implica, por un lado, desvelar los diversos mecanismos por los cuales el poder y la ideología intervienen en las diversas experiencias de la vida escolar, otorgando a los estudiantes la oportunidad de preguntarse cómo se constituyen los saberes, en tanto elaboraciones histórico-sociales, enfatizando en sus vinculaciones con el poder. Se puede comenzar analizando las distintas experiencias particulares, con el fin de evidenciar como tales experiencias se enmarcan dentro de relaciones de poder específicas, proporcionando además una base teórica para que los estudiantes comprendan y analicen sus propias voces y experiencias, como parte de una dinámica social más amplia. En suma, se trata de abordar las escuelas como esferas públicas de oposición que permitan desarrollar en los estudiantes formas de ciudadanía basadas en la solidaridad y los principios de igualdad y libertad como preámbulos para desarrollar una nueva forma emancipatoria de vida comunitaria. El esfuerzo debe estar orientado a establecer las bases para conformar esferas opositoras, tanto dentro como fuera de las escuelas, formando a su vez ciudadanos con capacidad para ejercer liderazgo moral y político, al interior de la sociedad en su conjunto.

Hacer lo político más pedagógico implica desarrollar alianzas con diversos grupos y movimientos sociales que luchan por expandir la democracia y los derechos humanos. Dichas alianzas dotan a la educación de la oportunidad de abordar las preocupaciones generales de la sociedad, enriqueciendo y ampliando los conocimientos y las experiencias de los maestros, los estudiantes y en general del mundo académico.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260253

Comparte este contenido:

Humanismo urgente

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Una revolución cultural llamada humanismo
Contra las desesperanzas y las depresiones, urge un humanismo renovado en su carácter emancipador y movilizador. Urge en las consignas supremas de las luchas sociales, como Marx lo pensaba, a la luz de la historia e indivisible en el contenido consciente insuflado por las fuerzas sociales en sus luchas. Humanismo de “nuevo género” como solución posible para las fuerzas que se fundamentan en la democracia participativa. Humanismo, hoy más necesario que nunca, para no sucumbir al mercantilismo extremo y la opresión ideológica más feroz en la sustracción de plusvalía. Humanismo contra el capitalismo salvaje “per se”, que no se detiene ante nada, que devora a la naturaleza, que destruye el patrimonio cultural financiando a los negocios de las guerras, de los bancos y de los “mass media”.

Piensan muchos, no sin razón, que toda lucha que ponga por prioridad suprema el desarrollo de sociedades emancipadas (sin opresores ni oprimidos) ya contiene la idea de humanismo. Que, en cualquier caso, invocar al humanismo exige actualizarlo contra toda emboscada ideológica que lo reduzca al individualismo. Que el humanismo necesario, a estas alturas de la historia, debe ser un programa concreto de acción directa que no sirva para esconder la lucha de clases y tampoco eclipse la, también urgente, tarea de salvar al planeta. En todo caso un humanismo antitético del capitalismo. Aunque haya quienes creen que es un tanto “cursi” eso de hablar de humanismo, es preciso ratificar lo que mil voces han propuesto para un humanismo de nuevo género, sin ilusionismos ni idealismos.

¿Quién hubiera imaginado que la especie humana, al mirarse al borde del abismo neoliberal, se inspiraría para iniciar su propia transformación y convertirse, a sí misma, en una Revolución Cultural? Tenemos una historia latinoamericana sobre un humanismo nuestro (Guadarrama) desprendido de las luchas contra el colonialismo, la alienación y la exclusión, historia que posee herencias extraordinarias cocinadas entre vapores de combate (Fidel) como proyecto de los pueblos irredentos. Pero el humanismo no acepta sectarismos territoriales. Herencia plena de posiciones anticapitalistas, pronunciándose abiertamente por la necesidad de encontrar paz con identidad y dignidad para todos y en todo el orbe (Martí). Un humanismo que también es de paz, sin abandonar una sola de sus armas (Fernández Retamar).

La historia nos exige ratificación del humanismo, como proyecto emancipador, porque es necesario y útil no sólo para una crítica “relowded” contra el capitalismo, sino porque impone una ruta certera para no extraviarnos en emboscadas ideológicas. Y eso implica también una Guerrilla Semiótica en el corazón del humanismo, sus herencias, las desfiguraciones infligidas, las esclavitudes a que ha sido sometido al antojo de verborreas filantrópico escapistas, disímbolas. Para la construcción o consolidación de tal humanismo, para reforzar su capacidad movilizadora de las masas, requerimos un humanismo objetivo, como programa que asciende a la práctica de forma inconfundible y convertido en carne de la lucha hasta alcanzar su punto de no retorno en lo inmediato (Chávez).

Tal humanismo entraña la conciencia de su deseabilidad, su posibilidad y sus realización (lo deseable, lo posible y lo realizable: Sánchez Vázquez) porque hace evidentes los valores que dignifican a la especie humana que renueva su moral de lucha, es decir revolucionario, que es su más alto peldaño (Ché) y pone al alcance de toda comprensión el valor de su consolidación inmediata. Irrefutable y valioso porque justifica su naturaleza axiológica en la superioridad de sus valores contra todo sistema opresor y explotador. Porque moviliza a todos hacia una meta que puede ser alcanzada si saldamos nuestras deudas por la unidad y la organización de los pueblos (Perón, Puiggros, Jaramillo).

No se trata de un humanismo reformista o anestésico ni decorativo, de lo que se trata es de transformar el mundo existente y no de conservarlo o de conciliarse con él (Mondolfo). Entonces se trata de un humanismo como programa de lo inmediato capaz de elevar la conciencia, con reivindicaciones de libertad, igualdad, justicia y democracia hasta pasar de los buenos deseos a su realización concreta. Humanismo para cambiar el modo de producción y las relaciones de producción. Humanismo para no perder las esperanzas de luchar contra las tergiversaciones y para ampliar las libertades, la igualdad y justicia social. Humanismo, democrático y pleno, de seres humanos libres y creadores (Althuser).

Insistamos. Se trata de una concepción del humanismo ligada a la crítica social. No un humanismo abstracto o filantrópico burgués, no reducido a punto de vista gnoseológico, sino activado como una acción social transformadora. Humanismo real “recargado”. Humanismo de una nueva (renovada) integridad moral, ética y estética necesariamente históricas y sociales para la acción en el corazón, la panza y el cerebro de las relaciones sociales. Humanismo de un tiempo y un lugar concretos para la Revolución cultural y científica que permita asumir la realidad en términos de significación, esta vez, transformadora del mundo (Mészáros).

Expresión crítica de la historia, sus procesos políticos y económicos… la ideología de la clase dominante. Humanismo como la medida que refunda la fe objetiva en mundo humano, capaz de humanizar cuanto toque. O en otros términos, humanismo donde la potencia de lo humano sea creación que se despliega renovada e ilimitadamente. Humanismo expresión de libertad, de espiritualidad concreta, de lo verdaderamente creador y proyectil contra la mediocridad, el vacío espiritual y el “gusto” banal… humanismo para elevar la conciencia de la realidad con sus propios medios colectivos.

Humanismo atento a la dialéctica cultural de las luchas entre las clases sociales y sensible a la dialéctica, realmente existente, del internacionalismo y los sentimientos nacionales. Humanismo por la vida y contra todo los que la corroe, la destruye o la deprime. Humanismo como ética de la resistencia. También.

La esencia humana reclama su emancipación revolucionando las relaciones sociales. Eso requiere un humanismo producto de su propia praxis transformándose también en sus propias circunstancias. Humanismo pleno, histórico y creador. Tal humanismo no pudo nacer sino en el corazón mismo de la barbarie capitalista, es su contradicción más aguda. Está llamado a ser fuerza emergente superadora de una etapa histórica mayormente “deshumanizada”, vergonzosa y macabra. Humanismo que debe recoger lo mejor de los seres humanos para hacerse nuevo en nosotros y con nosotros. Humanismo como una concepción lógica de la política y como ética de lo colectivo. Una idea de lo humano que, por tanto, al no echar la filosofía por la borda, permite distinguir con claridad los territorios de sus luchas más concretas e inmediatas. De lo que se trata es de acrisolarlo en la praxis. Estamos a tiempo.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260354

Comparte este contenido:

Libro (pdf): “El desafío de un pensar diferente”

Reseña:

El libro que a continuación presentamos, titulado El desafío de un pensar diferente, Pensamiento, sociedad y naturaleza, del profesor Augusto Castro, representa un trabajo de reflexión realizado en estos últimos años sobre algunos temas que consideramos importantes. Los tópicos sobre los que versará este texto son varios: las maneras de pensar y la crítica al pensar moderno, algunas ideas sobre el papel del Estado en esta época, y varias consideraciones que vinculan la cuestión ambiental, la naturaleza y la ética. Son diecinueve estudios y trabajos organizados en tres partes que dan cuenta de interrogantes, preocupaciones y convicciones que tenemos frente a los acontecimientos que percibimos en el mundo en el que vivimos.

En nuestra reflexión tenemos varios hilos conductores que atraviesan las partes en las que hemos dividido el libro. Estos hilos conductores expresan por un lado, nuestro deseo de asumir el reto
de la complejidad y de la diversidad que se presentan en todos los terrenos de la actividad humana y por otro, la preocupación ética por la sociedad, el ambiente y los seres vivos. Vivimos en una época donde lo complejo ha adquirido su propio estatus y su permanencia, y donde la conducta ética no puede pasar desapercibida.

Estamos en un momento donde la diversidad y la responsabilidad  moral han adquirido carta de ciudadanía. Estos son los desafíos que apreciamos y ojalá este libro pueda aportar en la discusión
sobre estas problemáticas.

Al cerrar este libro tenemos más interrogantes que las que teníamos cuando empezamos a escribirlo. Las preguntas que nos hacemos son varias y exigen respuestas que no son sencillas. ¿Qué es
lo que de verdad acontece en el mundo actual? ¿Cuál es el significado de un trabajo que quiere dar cuenta de ello? y ¿a quién o quiénes hay que dar cuenta? La primera pregunta nos lleva a mostrar qué es lo que se nos presenta como nuevo y destacable, y que de alguna manera explicaría lo que acontece en el mundo y en la vida de la especie humana. La siguiente interrogante busca indagar por qué es importante debatir y pensar esta situación y los hallazgos observados, y la tercera se pregunta por quiénes son los que van a recibir este conocimiento y esta información.

Descarga en: Desafio_pensar_diferente

 

Comparte este contenido:

El problema de Colombia es la crisis moral ligada a un deficiente sistema educativo

Por: Ricardo Angoso

El país latinoamericano acusa los casos de corrupción, la impunidad, el fracaso del sistema judicial y la desafección de los ciudadanos ante su clase política.

La corrupción, la impunidad reinante en el país, el fracaso del sistema judicial y la escasa credibilidad de la sociedad colombiana en su sistema político tienen mucho que ver con la profunda crisis moral que padece el país desde hace décadas debido, sobre todo, al fracaso de su sistema educativo, si es que realmente es merecedor de ese nombre.

La corrupción se ha hecho algo presente, casi natural, en la sociedad colombiana, como si ya la ciudadanía se hubiera acostumbrado a la misma y la viera como un mal consustancial a nuestra clase política pero también a todos los sectores y estratos sociales, permeando todas las instituciones, empresas, organizaciones y, lo que es más grave, a todo el tejido de la sociedad civil. El problema no es sólo económico, ya que la corrupción genera pobreza, mal empleo de unos recursos públicos que podrían ser invertidos en educación y salud, el pesimismo en una sociedad que ya no cree en sus líderes, que deberían ser referentes morales y éticos, y una sensación generalizada de que el sistema está podrido y no tiene arreglo.

De ese estado de cosas que padecemos desde hace dos siglos, que tiene un dimensión más profunda que la económica al señalar a la administración como más propia de un Estado fallido que de un país moderno, funcional, justo y organizado, pueden surgir en el futuro fuerzas antisistema, movimientos de corte populista y caudillismos del más variado pelaje, tanto a izquierda como a derecha. Ahí radica uno de los verdaderos peligros que conlleva el problema.

Pero conviene que pongamos el foco en el verdadero problema: digo que la crisis de Colombia es moral y ética. Y esa doble crisis, que explica una buena parte de los comportamientos ilícitos, nefandos e inmorales de la dirigencia colombiana, está absolutamente ligada, diría que casi de una forma estructural, a la educación. Más bien habría que decir que a la falta de la misma, es decir, a la ausencia de un auténtico sistema educativo público, gratuito, incluyente y universal que fomente e implemente un conjunto de valores éticos y principios cívicos a los futuros ciudadanos de Colombia.

Un sistema que consiguiera superar la perniciosa segregación social que caracteriza al país desde la infancia, donde ya se acentúan los estratos y las diferencias entre las clases más pudientes y las más desfavorecidas, y el acceso al mismo en igualdad de condiciones de todos los futuros estudiantes. Un sistema educativo incluyente, superador de la desigualdad social y que no haga de la educación un negocio solo apto para los más favorecidos socialmente, de tal forma que solamente los ricos pueden estudiar en colegios de calidad y después acceder a los centros universitarios, discriminando, claramente, a los más pobres. Haría falta una auténtica voluntad política, algo de lo que carece en la actualidad la dirigencia, para poner en marcha ese sistema de educativo de carácter público de calidad que permita superar la crónica desigualdad social que ahora caracteriza a todos los tramos de la educación en Colombia, desde la infancia, como ya he dicho antes, hasta la formación universitaria.

Todo el mundo sabe que los colegios públicos en Colombia son un desastre, están escasamente dotados de medios, los profesores están mal pagados y deficientemente formados para ejercer sus tareas, y los centros aportan, en términos cualitativos, poco o nada a sus estudiantes; las clases más pudientes envían a sus hijos a colegios privados de mejor calidad o al menos con un nivel formativo superior a los públicos. Así las cosas, la segregación social se agudiza e incluso se intensifica antes de la llegada a la universidad, donde los sectores sociales con menos ingresos llegan con un nivel mucho más bajo y con pocas posibilidades de acceder a los centros universitarios, tanto por razones económicas como formativas, al haber recibido un aprendizaje mucho más deficiente que las clases pudientes.

Otro problema que manifiesta el ineficiente sistema educativo es la ausencia de controles de calidad de las instituciones educativas y de los profesionales que imparten sus conocimientos en las mismas; en Colombia es relativamente fácil ser docente y uno percibe que cualquiera, sin haber pasado el necesario proceso formativo, puede ejercer como profesor hasta en las más prestigiosas universidades del país. Hay muy pocos concursos públicos para dotar de docentes a la mayoría de las universidades, siendo los puestos adjudicados a dedo y generalmente a través de las famosas «palancas», y tampoco la administración ejerce ningún tipo de control acerca de la calidad de las plantillas universitarias, algo que explicaría por qué nunca las universidades colombianas están entre las doscientas mejores del mundo en ningún rankig de los que miden el nivel de calidad de las mismas en todo el mundo.

Las consecuencias de lo anteriormente expuesto explican la escasa movilidad social que se manifiesta en la sociedad colombiana desde hace dos siglos y que un reducido núcleo social, compuesto quizá por unas 40 o 50 familias -sin exagerar-, hayan controlado con un poder omnímodo sobre la vida social, política, cultural y económica del país durante todos estos años. ‘Las élites han secuestrado al Estado a través de sus relaciones familiares’, señalaba el congresista David Racero. Unas élites que no han permitido el acceso de los más desfavorecidos a la educación, quizá para seguir controlando el país por saecula saeculorum, y mantener sus privilegios feudales -aparte del indiscutible derecho al saqueo del Estado sin miramientos ni compartido con nadie-, en una sociedad que demanda a gritos un sistema educativo funcional.

Y es que, como señala el analista Mauricio Caicedo, «es un error creer que todos los problemas de la sociedad se resuelven con el crecimiento económico: el crecimiento no resuelve la pobreza, la pobreza la resuelve la educación. El problema de la desigualdad en Latinoamérica no es un problema de crecimiento económico, sino de educación»

La clave del desarrollo social y económico en Asia en el último medio siglo, con grandes economías emergentes que ya dominan el mundo, como Corea del Sur, China, Japón, Singapur, Taiwán y Vietnam, por poner solamente algunos ejemplos bien gráficos, tiene mucho que ver con la calidad de sus sistemas educativos y la consiguiente movilidad social que emana de los mismos, de tal forma que llegan a la universidad tan sólo los más aptos y preparados y no aquellos que tienen más recursos económicos. Sin sistemas educativos de calidad, no hay progreso social ni desarrollo alguno, pudiéndose decir que educación y desarrollo son un binomio inseparable y que van juntos de la mano; sin educación no hay posibilidad de cambio social y ser capaces de generar bienestar, prosperidad y riqueza para la mayoría de la sociedad.

Termino, a modo de conclusión, con un apunte del ya citado Caicedo que ilustra bien el asunto y la escasa percepción que tiene del mismo la dirigencia colombiana: «Los gobernantes colombianos olvidan que no invertir en educación equivale automáticamente a invertir en ignorancia, en fanatismo, en resentimiento y en desigualdad social, y que las víctimas de esa pedagogía negligente no son solo las gentes humildes, sino toda la sociedad, incluidos los más poderosos y los mejor educados».

Fuente: https://diario16.com/el-problema-de-colombia-es-la-crisis-moral-ligada-a-un-deficiente-sistema-educativo/

 

 

Comparte este contenido:

Entrevista al Sociólogo David Paternotte: «El discurso de la ideología de género va más allá de Vox. Hay toda una estrategia internacional que lo respalda»

Por: marta Borraz/Rebelión

– Profesor de Sociología y Estudios de Género de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), Paternotte lleva años investigando cómo se ha construido el discurso contra la llamada ‘ideología de género’ que enarbola Vox en España

– Asegura que se trata de un movimiento internacional, una «constelación» de diversos actores, entre ellos, asociaciones, partidos y miembros de la Iglesia cuyo objetivo es «frenar lo que se ha conseguido en materia de derechos de las mujeres y LGTBI»

– «Estamos comprobando que tienen capacidad para influir en las agendas políticas e incluso en países como Italia, Brasil o Hungría han llegado al poder»

Lo usan los sectores más conservadores, algunos obispos de la Iglesia Católica, Vox o colectivos como HazteOír. El término ‘ideología de género’ ha arreciado con fuerza en los últimos años para hacer referencia al feminismo y a los derechos LGTBI con el objetivo de desacreditarlos. Sin embargo no es solo una palabra. Se trata de un discurso y una estrategia enarbolada internacionalmente para imponer una agenda política ultraconservadora. Así lo explica el investigador David Paternotte, profesor de Sociología y Estudios de Género en la Universidad Libre de Bruselas (ULB). Autor de varias publicaciones sobre el tema, Patternote lleva años analizando «el entramado internacional» que hay tras esta retórica, que, asegura, «no debemos minusvalorar».

¿De dónde sale este discurso? 

Tiene su origen en el Vaticano, en la época de Juan Pablo II y tras las conferencias internacionales de Naciones Unidas en El Cairo sobre población y desarrollo (1994) y Beijing sobre mujeres (1995). En la primera se reconocieron los derechos sexuales y reproductivos y en el 95 se introdujo la palabra género. La Iglesia Católica se había opuesto mucho a estas reuniones, pero perdió, así que comenzó a construir este discurso achacando los avances de las mujeres a una supuesta radicalización. Lo que vienen a decir es que tras el discurso de igualdad y de no discriminación habría una peligrosa conspiración a manos de gente que querría tomar el poder.

¿Cómo evoluciona a partir de ese momento?  

Esta es una primera fase. Poco a poco se va convirtiendo en una estrategia formal de acción a la que se van uniendo otros actores que pertenecen a redes de la Iglesia, pero no solo. También hay grupos de extrema derecha, partidos políticos, asociaciones ultraconservadoras y, más recientemente, Estados como Hungría, Rusia o Brasil. Se articula así un movimiento internacional que comparte estrategias, referentes y discursos. Según estos actores, la izquierda dominaría el mundo de las ideas y, frente a eso, lo que dicen es: «si queremos ganar la batalla, tenemos que luchar en el mundo de las ideas y tenemos que sustituirlas por otras». Ahí entraría, por ejemplo, la insistencia de Vox en España de no nombrar violencia de género y llamarlo constantemente violencia intrafamiliar. A mediados de los años 2000 comienza a haber movilizaciones contra determinados avances legales y más o menos a partir de 2010 comienza moverse por varios países al mismo tiempo.

¿Cuál es el objetivo?  

El primero es frenar lo que se ha conseguido en materia de derechos de las mujeres y LGTBI. Para ilustrar sus objetivos, claramente vimos en España, con el obispo Rouco Varela a la cabeza, cómo se opusieron al matrimonio igualitario aprobado en 2005 o cómo ahora Vox denuncia las que llama «leyes adoctrinadoras», que son las leyes contra la homofobia y la transfobia. En 2013 en Francia se erige también una movilización similar contra el matrimonio homosexual y en Croacia los conservadores ganan el referéndum para precisar en la Constitución que el matrimonio era la unión entre un hombre y una mujer.

No obstante, ahora este discurso se usa también por muchos actores de extrema derecha y populistas, como Putin en Rusia o Bolsonaro en Brasil, que lo emplean como estrategia para movilizar a la población. Han entendido que son temas muy potentes simbólicamente para encarnar el proyecto político que tienen.

Se trata de un movimiento internacional con diferentes agentes, pero ¿quiénes son?  

Hoy en día la red es cada vez más importante y no hay un actor central, sino más bien una constelación de varios tipos de agentes y muchas asociaciones que aquí han encontrado un campo común. Tienen redes específicas sobre ello. Una importante y de las más activas es CitizenGo, una organización internacional vinculada a HazteOír que aglutina a representantes y grupos de todo el mundo. En su web se pueden firmar peticiones de este tipo, pero en la práctica es un lobby que canaliza esta agenda política conservadora. También están otras como la estadounidense Alianza para la Defensa de la Libertad, Ordo Iuris (en Polonia y Croacia) o One of Us, una federación antiaborto presente en muchos países de Europa y a la que pertenecen colectivos españoles.

Uno de sus espacios importantes es el Congreso Mundial de las Familias, un evento anual en el que se juntan y definen la agenda. Este año fue en Verona (Italia) y la elección del lugar no es casual. De hecho fue un encuentro apoyado por la ultraderechista Liga de Matteo Salivini, que acudió al congreso junto a otros dos de sus ministros, entre ellos, el de Familia.

¿Seguimos lo suficiente la pista a este tipo de grupos y de discursos?  

La verdad es que no se han seguido mucho los pasos de estos actores. En España, por ejemplo, apenas se ha vigilado el asunto y la impresión de la población y de los a nalistas ha sido «vale, ya hemos superado todo esto. La página del franquismo está lejos. Tenemos el matrimonio igualitario o la ley de violencia de género» y al mismo tiempo se olvida que estos actores todavía existen y se movilizan. Ahora la gente se ha despertado mirando lo que pasa con Vox como si fuera algo nuevo, pero tiene una larga historia. Se nos olvida que el discurso de la ideología de género que enarbola va más allá de este partido, que no ha inventado sus argumentos y que no ocurre solo en España. Hay todo un entramado y una estrategia internacional que lo respalda.

En un momento como el actual, marcado por el auge del movimiento feminista, ¿qué grado de influencia está teniendo todo este discurso?  

Para empezar, condicionan los términos del debate y van introduciendo sus ideas poco a poco. No son mayoritarios, pero si a los partidos que defienden estas ideas y tienen vínculos con estas organizaciones se les necesita para formar gobiernos, van a estar ahí. Lo estamos viendo. Con Vox en España, pero no solo. Estamos comprobando que tienen capacidad para influir en las agendas políticas e incluso en algunos países han llegado al poder, como en Brasil, Italia, Hungría o Polonia. En estos dos últimos países se están debatiendo ahora los derechos LGTBI y por ejemplo en Hungría el presidente Viktor Orban ha suspendido las acreditaciones de estudios de género. Si llegan al poder pueden cambiar leyes. En muchos de estos países lo que ha pasado es que se ha quitado financiación a asociaciones que apoyan los derechos LGTBI o de las mujeres y se ha empezado a dar recursos a las que fomentan la natalidad, por ejemplo.

Son discursos claramente ultraconservadores y contrarios a derechos fundamentales, pero existe el riesgo de que calen entre la población. ¿Qué tipo de estrategias siguen?  

Utilizan varias ideas. Parten del supuesto de que hay reivindicaciones feministas buenas y malas. Y estas últimas son las que llaman «las ideas del género». Se venden como defensores de la igualdad, pero se oponen a ese feminismo que consideran que se ha radicalizado. Insisten, además, en que se trata de una conspiración política. Ahí emerge el discurso que muchas veces usa Vox de que se trata de algo totalitario, que «ya no se puede pensar ni decir nada» y que las feministas y los LGTBI quieren tomar el poder y adoctrinar a la sociedad. En este sentido utilizan el victimismo como estrategia.

Mónica Cornejo-Valle y J. Ignacio Pichardo Galán apuntan en una investigación  que España fue una especie de «laboratorio» europeo sobre este tema.  

Ha jugado un papel muy relevante. En España a partir de 2005, más o menos, empezó a haber movilizaciones encabezadas por estos grupos y parte de los obispos. No nos dimos cuenta de que no era solo que la Iglesia estuviera oponiéndose a las leyes de Zapatero porque se tenía que oponer, sino que en España, y también en Italia, Croacia o Eslovenia, se probaron estrategias contra esta agenda de derechos feministas y LGTBI.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259444

Comparte este contenido:

Panamá: Educación, un tema de Estado y que compromete a toda la sociedad

Redacción:  Panamá América

…representantes de la derecha panameña, al igual que organizaciones empresariales, mancuernaron esfuerzos e iniciativas con el movimiento de educadores y frustraron el intento de cambios de fondo en la educación en Panamá. Perdimos la oportunidad de dar un salto de calidad en la educación panameña.

Hace muchos años, Rafael Francisco Taveras Rosario (‘Fafa Taveras’), revolucionario dominicano, estuvo en nuestro país.

Él luchó por la defensa del orden constitucional en su país, cuando en 1965 defenestraron al presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Fafa Taveras’, llegó Panamá, invitado por la dirigencia del Partido Revolucionario Democrático (PRD).

Lo hizo en una coyuntura donde los educadores se batían con el gobierno por mejoras salariales, en la década de los años 80.

Por deferencia de compañeros del PRD, ‘Fafa’ tuvo reuniones con varias organizaciones de la izquierda, entre ellas el Guaykucho.

Recuerdo que la conversa fue amena, en torno a la realidad de la República Dominicana.

Él sabía que teníamos excelentes relaciones con sectores progresistas y de la izquierda de su país.

En ese diálogo, participamos el Dr. Egbert Wetherborne, Graciela Dixon y su servidor.

El diálogo se centró en torno a la huelga de los educadores.

Palabras más o menos, «los educadores son reproductores de la ideología dominante y están moldeados por un sistema educativo dirigido a preservar el status quo. No son capaces de ver más allá de una praxis economicista; ese es su universo de lucha. Ese es un sector donde hay mucho trabajo por hacer».

Acotaba, ‘no crean, en nuestro país ocurre un tanto igual, elĺlos y punto; el resto de las causas sociales no están en su agenda» y para que se preocupen más, son susceptibles para agendas y causas reaccionarias’.

‘Fafa’, hasta cierto grado, hizo una descripción de los movimientos de educadores de la época.

Los panameños veníamos de una experiencia negativa; el proceso político que conducía Omar Torrijos, dio un paso histórico al impulsar una reforma integral de todo el sistema educativo.

Fue imposible; el movimiento antirreforma compró y se hizo de un discurso ideológico macartista; compraron y vendieron el mensaje de que era una reforma comunista.

Rostros de insignes representantes de la derecha panameña, al igual que organizaciones empresariales, mancuernaron esfuerzos e iniciativas con el movimiento de educadores y frustraron el intento, tal vez más serio en el país, de cambios de fondo en la educación en Panamá.

Fuente: https://www.panamaamerica.com.pa/opinion/educacion-un-tema-de-estado-y-que-compromete-toda-la-sociedad-1140512

 

Comparte este contenido:

Educación negativa o culpar al otro

Por: Camilo Perdomo

«La eticidad de una forma de vida se acredita, pues, en procesos de formación y tipos de relación que hacen que el individuo cobre conciencia de sus deberes concretos y que a la vez lo motivan para actuar conforme a ellos.» J. Habermas. Escritos sobre moralidad y eticidad. 1991: 76.

 

Continuando con los Tópicos referidos al Ocaso de la educación, me referiré hoy a la educación negativa infiltrada en nosotros con la finalidad de paralizar decisiones altruistas y proactivas. Los datos de esa educación, junto a su pedagogía son numerosos si nos comparamos con naciones que no teniendo recursos y riquezas naturales como nosotros en Venezuela son al contrario ricas. Caso Japón, Finlandia, Holanda. Una clave a recordar es la educación de su gente, sus datos de vida, sus experiencias frente a fenómenos de la naturaleza que provocaron tragedias. Otra clave es la respuesta a su existencia frente a esta pregunta: ¿Qué debo hacer? Y en consecuencia: ¿Cuál decisión tiene menos riesgos? Entre nosotros hay pueblos marcados por claves existenciales negativas fijadas desde la familia y la escuela: <La culpa del otro>. Desde esa señal lo que hacemos no implica responsabilidad y no hay que andar mucho para confirmarlo: maternidad y paternidad, políticas públicas, visión del comercio al lado de la estafa, discurso político fundado en chismes. Esa educación negativa enseña cosas, desde la modalidad inicial, pasando por la básica hasta la universidad.

Esa cosificación de la existencia ignora enseñar a comportarse en la calle, actuar frente a los otros responsablemente y frente a la sociedad. El producto escolar de esa educación es mucho más dañino cuando va al gobierno o ejerce el poder en cualquier lugar de la sociedad. Allí es donde mejor muestra su materia prima negativa y por qué siempre culpa al otro u a otros modelos de su incapacidad y negatividad. Hoy traigo para mis lectores un relato anónimo que viene a justificar el título del Tópico. Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la recepción un enorme letrero en el que estaba escrito esto: <“Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de usted en esta empresa. Está invitado al velorio, en el área de deportes” Al principio, entre los empleados, había tristeza por la muerte de uno de sus compañeros, pero luego sintieron curiosidad por saber quién era el que impedía el crecimiento de los trabajadores y la empresa.

Se fueron al área de deportes con cierta agitación e hicieron la fila para acercarse al ataúd. Algunos hasta comentaban: ¡Qué bueno que quien impedía mi crecimiento muriera! Así, al acercarse e ir mirando manifestaban un cambio en sus rostros y luego se retiraban al satisfacer su curiosidad. Pues bien, en el ataúd había un espejo y junto al mismo un letrero que decía: “Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡tú mismo!”> Rompamos la culpa y nuestra educación será otra. ¿Por qué en Trujillo con más de cinco universidades no hay debate sobre sus problemáticas? Digo debate y no declaradera y gritería como: “Somos pobres, la culpa es de ellos” Saque sus conclusiones.

Fuente: https://diariodelosandes.com/site/topicos-educacion-negativa-o-culpar-al-otro/
Comparte este contenido:
Page 23 of 49
1 21 22 23 24 25 49