América del Norte / México / 30 de octubre de 2016 / Por: Diana Valdez México D.F. / @yellikann
La lucha magisterial por la abrogación de la reforma educativa no ha terminado. La evaluación a las maestras y maestros es uno de los temas centrales. ¿En qué quedó?
La evaluación punitiva que la reforma educativa obliga a presentar a las y los maestros en todo el país es parte de la cara laboral de esta reforma impuesta por el gobierno federal.
El carácter obligatorio de la evaluación se mantiene en la redacción de la reforma que hasta hoy se sigue impulsando por las autoridades en las escuelas. Sin embargo, la información sobre esta obligatoriedad es contradictoria aun para los profesores que nos mantenemos en la lucha.
La evaluación que pretende, con estándares alejados de la realidad de las escuelas mexicanas, apartar a los docentes de nuestro trabajo, es uno de los ejes principales de la mal llamada reforma educativa, que al tiempo que cercena nuestros derechos laborales, no abona en nada para lograr lo que las autoridades han llamado “calidad de la educación”. ¿Cómo mejorar la calidad educativa cuando las maestras y maestros tenemos que estar preocupados por no perder nuestro trabajo?
¿Obligatoria o voluntaria?
En la convocatoria lanzada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en 2016 y en un comunicado emitido por la misma institución, se establece el carácter voluntario de la evaluación para este ciclo escolar, siendo obligatoria únicamente para los profesores que la presentaron ya en 2015 y no obtuvieron una calificación aprobatoria (No idóneos). Pero este texto sobre el carácter voluntario únicamente se puede encontrar en estos documentos, pues no se cambió nada en la redacción de la reforma. Como mínimo, resulta confuso entonces el carácter de la evaluación en el largo plazo.
La Ley del Servicio Profesional Docente no ha sido modificada, y en su capítulo octavo, en el apartado sobre “La permanencia en el servicio” queda claro el carácter obligatorio y punitivo de la evaluación “Las Autoridades Educativas y los Organismos Descentralizados deberán evaluar el desempeño docente y de quienes ejerzan funciones de dirección o de supervisión en la Educación Básica y Media Superior que imparta el Estado.
La evaluación a que se refiere el párrafo anterior será obligatoria. El Instituto determinará su periodicidad, considerando por lo menos una evaluación cada cuatro años y vigilará su cumplimiento”.
Cabe mencionar que dicha evaluación ya fue reconocida por el mismo INEE como una evaluación que no responde a las necesidades del Servicio Profesional Docente y mucho menos a la realidad de las escuelas en México.
Ante lo que se nos ha presentado como un triunfo a las maestras y maestros de base que no dejamos la lucha, saltan las contradicciones y las dudas sobre cómo garantizar el carácter voluntario de la evaluación.
La realidad es que los educadores estamos siendo hostigados por las autoridades en las escuelas, incluso por los representantes sindicales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para que nos inscribamos a la evaluación. Ya que, ante la poca o nula participación voluntaria por parte de los docentes (a pesar de las promesas de aumento de salario), buscan legitimar su evaluación presionando a profesores para que de manera “voluntaria” se evalúen, como ocurrió con los que ostentan códigos interinos 95 y 97.
Sin embargo, ante la nula claridad que tenemos los profesores sobre el carácter voluntario de la evaluación y las demás afectaciones que contiene esta reforma sobre nuestro trabajo y sobre la educación pública, las maestras y maestros de base debemos buscar una estrategia de lucha que nos lleve a la abrogación total de la reforma, la única manera de hacer definitiva la eliminación de la evaluación punitiva. Puesto que no debemos tener ninguna confianza en las autoridades ya que sabemos que actúan defendiendo los intereses de los grandes empresarios, entre los cuales se encuentra la evaluación docente para mantener controlados a los maestros.
No nos dejemos engañar, la lucha en contra de la reforma educativa debe continuar, y será en las calles donde ganemos la batalla, de la mano de otros sectores de trabajadores que salgan a defender la educación pública, uno de los derechos más importantes para nuestras niñas, niños y adolescentes.
Sólo la solidaridad y la lucha unificada de maestras, maestros, padres de familia, sectores populares y trabajadores que pertenecen a otros sindicatos, como los agrupados en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Nueva Central de Trabajadores (NCT), nos permitirá llevar la reforma a su abrogación, imponiendo los intereses de millones sobre los de unos cuantos.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.mx/Evaluacion-docente-obligatoria-o-voluntaria?id_rubrique=1714