Sergio Belmonte: “Con doce alumnos por clase haríamos magia de verdad”

España / 10 de marzo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Blog Tiching

¿Qué hay de magia en las matemáticas?
La magia y las matemáticas tienen varios puntos en común, pero para mí, el principal es que es un arte. La magia es un arte que despierta emociones, sobretodo curiosidad. Y las matemáticas creo que también tienen este poder de despertar emociones. Uno de los caminos más importantes para llegar a la motivación del alumnado, para que quiera aprender, es la curiosidad.

¿Qué hay de matemáticas en la magia?
Hay muchos efectos mágicos, incluso en los que usan los magos profesionales, que se basan en principios matemáticos. Hay una parte de la magia que es matemática, pero solo una parte. El primer libro escrito en el que aparecen efectos mágicos es un libro de matemáticas de Luca Pacioli que data de finales del siglo XV.

¿Cómo descubrió la aplicabilidad de las magia en sus clases?
Fue en un curso de recursos didácticos donde el profesor nos expuso como trabajo final coger un elemento cotidiano y darle una aplicación didáctica. Buscando, me encontré con que había juegos de magia que se basaban en principios matemáticos y que un juego de cartas se podía llevar a clase. A partir de ahí empecé a desarrollar recursos didácticos.

¿Siempre están vinculados a las cartas?
La inmensa mayoría sí, pero algunos no. Por ejemplo, hay algunos de cuadrados mágicos, o temas de geometría basados en rotaciones o temas de paridad. Pero el 90 por ciento de juegos matemáticos son de cartas.

¿Todos los conceptos matemáticos se pueden aprender a través de la magia?
No, no todos. Alguno sí, y el hecho de empezar la clase con un efecto mágico hace que el alumno quiera aprender ese concepto, pero por desgracia no todo se puede aprender así. Además, a medida que avanzas en matemáticas los conceptos son cada vez más abstractos, no tienen una aplicación tan directa en la magia.

¿Hay alguno concepto que haya descubierto que sea más fácil de explicar con magia?
Quizá la palabra no es “más fácil”, sino, “más interesante”. Por ejemplo, hay un efecto basado en matrices que es algo que se explica en segundo de bachillerato. Con este efecto, utilizando matrices, haces que los alumnos vean una utilidad a algo que a veces es muy difícil entender para qué sirve a nivel práctico. De esta forma ven una aplicación muy lúdica de un concepto bastante abstracto.

¿No le han preguntado nunca para qué sirve la magia o las matemáticas?
Te respondo con otra pregunta ¿para qué sirve un cuadro? ¿Y la música? Tangiblemente para nada, excepto para una cosa: para provocar emociones. Cuando haces un truco de magia, despiertas en el espectador una emoción: sorpresa, intriga, curiosidad… Cuando resuelves un problema matemático por ti mismo también despiertas emociones: orgullo, alegría, confianza. Para mí, las matemáticas son un arte. Los profesores deberíamos enfrentarnos más a menudo a la pregunta de ¿Esto para qué sirve?

¿Siempre utiliza la magia para enseñar?
No, hay algunos conceptos matemáticos que, por el momento, aún no he sabido ver que cómo se les puede aplicar la magia.

¿Cómo introduce la magia en el aula?
De dos formas básicas. A veces lo hago al principio de un tema, precisamente para provocar la curiosidad y que mis alumnos quieran aprender ese truco y, por lo tanto, el concepto matemático. Otras veces como trabajo final del tema, para que vean una aplicación lúdica y diferente de lo que han aprendido.

¿Desarrolla su propia magia?
La inmensa mayoría de las veces, sí. Pero tengo que decir que hay muchas cosas que ya están hechas, yo lo que hago es adaptar los trucos a lo que yo quiero. Hay pocos magos que puedan dedicarse a crear nuevos efectos. Los magos menos buenos nos dedicamos a copiar a los otros y a adaptarlo a nuestras necesidades.

¿Cómo responden sus alumnos?
Les encanta. Yo creo que una de las maneras de ganarse el respeto de los alumnos es a partir del cariño y de hacer cosas diferentes en el aula. De todas formas, no todos los días mis clases son un festival. Hay cosas que hay que aprender sistemáticamente. Pero tiene muy buena acogida, siempre esperan saber si el concepto que van a estudiar tiene algún efecto mágico.

¿Y a los alumnos que no les gustan las matemáticas?
Al que no le gustan las matemáticas es porque no las conoce. Esto me lo dijo alguien muy sabio.

¿Y cuando las conocen, les gusta?
Tengo que admitir que no toda la matemática es “agradable”. Cuando me llegan los alumnos de secundaria, vienen con un preconcepto muy encorsetado de la asignatura. Pero lo que sí consigo es que vean otro lado de las matemáticas, y quizá no consigo que a todos les guste, pero al menos tienen una visión de las matemáticas un punto diferente.

¿El aprendizaje de estos conceptos a través de la magia es más profundo?
Sin lugar a dudas. Si llegan a entender el concepto matemático que subyace en el efecto mágico se les queda grabado para siempre, precisamente porque despierta emoción. Los recuerdos que tenemos en la vida están marcados por las emociones. Cuando un profesor se encuentra con un ex alumno, este siempre le suele recordar por una anécdota, una situación curiosa, algo personal, que nada tiene que ver con la materia que les estabas explicando.

¿Ha despertado alguna vocación de mago?
La verdad es que no lo se… El seguimiento de los ex alumnos es muy difícil, pero sí que hay alguno que sé que ha continuado interesado. El que ya tiene algún gusto por la magia se atrapa más. A veces me llegan alumnos que ya son aficionados a la magia y la asignatura les sorprende porque no conocen esta aplicación de las matemáticas.

¿Y alguna vocación de matemático?
Está mal que lo diga, pero sí. Tengo alumnos que me han dicho que después de tenerme de profesor se decantaron por estudiar matemáticas. Estas cosas te llenan de orgullo y satisfacción, sobre todo porque el índice de matriculación en la universidad es muy bajo.

Mediante el aprendizaje de matemáticas a través de la magia, ¿cree que se pueden trabajar otras aptitudes?
Por supuesto. Creo que algo que no trabajamos bien en general es la oralidad de los alumnos, la capacidad de hablar, sobre todo en público. A los alumnos les cuesta horrores dar discursos. La magia es un vehículo perfecto para desarrollar esta aptitud: tienes que hablar en público, gesticular, hablar despacio, mirar a la gente… Como trabajo final siempre les pido que con el concepto matemático que han aprendido desarrollen su propio efecto mágico. De esta forma trabajo de forma transversal. Es muy interesante ver que a veces alumnos que son más tímidos desarrollan un discurso interesantísimo.

¿Las TIC le sirven para desarrollar sus clases?
Se les puede sacar mucho partido, pero solo si la infraestructura funciona. El instituto en el que trabajo es muy viejo, y cuando no funcionan las pantallas, se estropea el proyector. Podríamos sacarle más jugo la verdad, porque hay recursos muy interesantes para trabajar las matemáticas.

¿Qué tres cosas de la educación cambiaría?
Para empezar, la manera en la que se forma y se elige al profesor. En segundo lugar, cambiaría el currículum, que es espantoso. Y por último, el número de alumnos que tenemos en clase. Estamos sobresaturados. Con doce alumnos por clase haríamos magia de verdad.

Fuente de la Entrevista:

Sergio Belmonte: “Con doce alumnos por clase haríamos magia de verdad”

ove/mahv

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