Millones de niños podrían verse obligados a trabajar a causa de la pandemia de Covid-19, en tanto el número de afectados por el trabajo infantil en el mundo creció por primera vez en dos décadas, advirtió la ONU.
Un informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de Unicef, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, estima que a principios de 2020, 160 millones de menores estaban forzados a trabajar, es decir, 8.4 millones más que hace cuatro años.
Si se acaban cumpliendo las proyecciones sobre el aumento de la pobreza en el mundo, nueve millones de infantes más se verán forzados a encontrar un trabajo antes de que termine el próximo año, según el informe.
Una cifra que podría ser incluso cinco veces más alta según las proyecciones, advirtió Claudia Cappa, estadística de Unicef y una de las autoras del estudio.
«Si las proyecciones sociales bajan respecto a su nivel actual, a causa de las medidas de austeridad y otros factores, el número de niños forzados a trabajar podría aumentar en 46 millones» para finales de 2022, explicó.
El informe, que se publica cada cuatro años, muestra que la mitad de los menores que trabajan tienen solo entre 5 y 11 años.
La tendencia alcista empezó antes de que la pandemia trastocara totalmente la economía mundial y supone un giro, pues entre 2000 y 2016, el número de infantes que trabajaban descendió en 94 millones.
Justo cuando la crisis sanitaria se expandía por todo el mundo, uno de cada diez niños estaba trabajando y la ONU advierte que la situación podría empeorar todavía más si no se hace nada para ayudar a las familias que están cayendo en la pobreza.
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