Argentina/16 junio 2016/Autor: Ana Laura Rossaro /Fuente: Educación 2.0
Con mayor o menor rigurosidad científica se ha difundido hace un tiempo una cifra muy ilustrativa: si quisiéramos leer todo el contenido existente en Internet, necesitaríamos 57.000 años de lectura ininterrumpida. La cuestión es clara, hay mucha –quizás demasiada- información publicada online. Ésto se traslada a nuestra relación cotidiana con la web ya sea como profesionales, docentes o alumnos: buscamos información y encontramos billones de resultados en pocos segundos a través de potentes motores de búsqueda que nos proveen innumerables opciones de páginas, cuando accedemos a esas páginas miles de links nos invitan a otras tantas y de forma infinita la información se multiplica frente a nuestros ojos casi sin control.
Infoxicación es un concepto relativamente nuevo ligado al crecimiento sostenido y exponencial de la información que generamos. Se ha calculado un incremento de un 30% anual (según un estudio realizado por Peter Lyman y Hal Varian), así como que la información científica se duplica cada 6 años. También denominada «Information Overload» (Alvin Toffler), se trata de una característica de esta nueva era de la información y la comunicación, en la que existe una suerte de «sobrecarga de información», esto es: demasiada información disponible para estar informado sobre un tema. Una sobresaturación de datos que dificulta su asimilación, donde la misma información se vuelve ruidosa e interfiere en su procesamiento. La información es tanta que se vuelve inabarcable.
Estrategias de gestión de la información.
Existen diversas estrategias y habilidades de gestión que nos permiten tener una relación más eficiente con la información.
Saber buscar y obtener la información: saber obtener la información es el primer paso para poder usarla e implica diversos desafíos. Hace un tiempo un estudio determinó que el 54% de los niños acude a Google para obtener respuestas a sus preguntas, siendo Internet su fuente principal de información.
1) Conocer cómo funcionan los motores de búsqueda jerárquicos para utilizarlos de forma eficiente y crítica. Por un lado saber cómo se ordenan los resultados y cómo se posicionan las páginas en la web. Además conocer estrategias de refinamiento de búsquedas, búsquedas avanzadas y hacer un buen uso de las palabras claves. Por supuesto que una búsqueda refinada no implica una búsqueda reflexiva, para ello es necesario desarrollar habilidades críticas que permitan evaluar y seleccionar información descartando aquella inapropiada, inadecuada, errada o irrelevante.
2) Conocer herramientas para recibir información. En este aspecto las suscripciones RSS y las alertas son recursos fundamentales. Si queremos estar informados sobre algún tema en particular, lo ideal es utilizar estrategias que nos acerquen la información seleccionada sin necesidad de ir en busca de ella periódicamente. Google Reader, es un agregador de contenidos o lector de RSS y Atom (las especificaciones en formato XLM más usadas). Con Google Reader podemos suscribirnos a sitios web para que la información llegue a nosotros organizada y seleccionada según nuestros intereses. Permite acceder a la información a través de una interfaz web muy intuitiva parecida a la bandeja de entrada de un servicio de correo tradicional. El usuario puede sumar suscripciones añadiendo las direcciones de feed (un formato estandarizado) de los sitios elegidos, usando el buscador a través de palabras claves, o bien aceptando las sugerencias de Google Reader. Las suscripciones pueden organizarse en carpetas y los elementos pueden ser etiquetados, lo que hace aún más interesante la gestión de la información. También podemos elegir ciertos elementos como «destacados» o dejarlos para leer luego.
3) Una buena red de contactos. Las redes sociales hoy compiten notablemente con los motores de búsqueda en la cantidad de visitas. Ya no sólo le preguntamos a Google, también lo hacemos a nuestros contactos. Si sabemos elegir y organizar nuestro grafo social, obtendremos información filtrada socialmente, esto es: confiamos en que si nuestro contacto lo comparte será adecuado, relevante, correcto o al menos interesante. Dependerá quiénes son nuestros contactos y cómo los organizamos en grupos o listas para ordenar el flujo de información que nuestra red de contactos distribuye.
Saber almacenar y recuperar la información: Una vez que encontramos la información, o esa información llega a nosotros, el siguiente desafío es saber almacenarla y organizarla de forma eficiente. Esa eficiencia dará sus frutos principalmente al momento de recuperarla. Cuando guardamos algo en general lo hacemos con algún criterio de organización, por ejemplo elegimos en qué cajón ubicarlo o en qué carpeta archivarlo, en todos los casos nuestra intención es utilizar luego el mismo criterio a la hora de tener que recuperar ese objeto guardado. Como con cualquier objeto, en informática cuanto más eficientes sean nuestras estrategias de organización y almacenamiento, más eficiente será la recuperación de dicha información.
Cientos o miles de links llegan a nuestra pantalla periódicamente, ya sea de manera casual a través de la navegación cotidiana, por medio de nuestros contactos, como resultado de búsquedas, o bien, a través de suscripciones o alertas. Muchos de esos links serán de nuestro interés o los consideraremos suficientemente relevantes como para guardarlos, leerlos y utilizarlos de inmediato o luego.
Los marcadores sociales son las herramientas ideales para almacenar de forma ordenada dichos links. Un ejemplo es Delicious (en español «delicioso»), un servicio gratuito de gestión de marcadores sociales, una manera muy simple de organizar, almacenar, clasificar y compartir enlaces en Internet.
Una de las características más interesantes de éste tipo de servicios es el sistema de etiquetado denominado «Folcsonomía»: una indexación social, es decir un tipo de clasificación colaborativa a través de etiquetas o tags sin jerarquías ni relaciones entre sí. Una etiqueta es una palabra clave asignada a un dato (en este caso a un enlace), se trata de una suerte de «metadato» descriptivo y que permite recuperar aquello que hemos etiquetado.
Una ventaja de este sistema es que los marcadores dejan de administrarse en carpetas y por lo tanto con el etiquetado podemos asignarle distintas categorías a un mismo dato y mejorar la organización, clasificación y recuperación de la información.
Una de las desventajas más mencionadas tiene que ver con la falta de parámetros para establecer las categorías, es decir, no existe una normalización terminológica reduciendo la eficiencia de la indexación, produciéndose problemas tales como la polisemia (mismas etiquetas para conceptos diferentes) y la sinonimia (etiquetas distintas para un mismo concepto).
Existen otras herramientas parecidas, que incluyen sindicación y marcadores sociales, algunas más completas que otras como Bloglines, Netvibes, Menéame, Digg, Mister Wong, Reddit o Diigo.
Otras herramientas útiles:
1) Tomar notas: cuando leemos en cualquier formato o dispositivo de lectura hayamos párrafos, frases, datos que deseamos archivar especialmente. Existen herramientas que nos permiten hacerlo. Una de las más completas y eficientes es Evernote que permite anotar, capturar y etiquetar cualquier contenido en diversos formatos. Luego podremos acceder a ellos buscando por palabras claves o navegando a través de las etiquetas.
2) Leer luego: otra forma de organizar nuestras lecturas es agendando aquellas que no podemos abordar en el momento en que nos topamos con ella, pero que deseamos leer en otro momento. Hay distintas aplicaciones para nuestros dispositivos y diversas extensiones para nuestros navegadores que nos permiten con un sólo clic guardar un link para su posterior lectura. Opciones son es Read It Later o Instapaper.
¿Qué hacer en el aula para desarrollar habilidades de gestión de la información?
Todas estas herramientas herramientas cumplen un papel central para el desarrollo de habilidades digitales, críticas y colaborativas. Estrategias de selección y revisión de sitios y contenidos de Internet, así como su organización a través de un trabajo de abstracción y generalización necesario en el proceso de etiquetado.
Actividades con estas herramientas podrían realizarse como fin en sí mismo ya que implican un grado importante de crítica y comprensión de conceptos tanto para realizar suscripciones como para etiquetar contenidos con criterio. De esta forma se crea un reservorio de contenidos ya seleccionados y organizados temáticamente al que se podría recurrir a medida que se necesite para las diferentes actividades de aula.
Pero además su uso, quizás más interesante, puede ser complementario de otro tipo de actividades y tareas tal como hacemos quienes habitualmente usamos éstas herramientas que se convierten en auxiliares para nuestros estudios o trabajos. Cualquier proyecto o investigación escolar requiere búsqueda, selección y organización de información, para ello éstas herramientas resultan claves:
-Revisión y selección de suscripciones: los alumnos podrían buscar y seleccionar sitios de interés para un tema, asignatura, trabajo, proyecto o investigación y mantenerse informados durante su desarrollo.
-Ejercicios de bookmarking colaborativo: los alumnos podrían almacenar enlaces relevantes para un tema, asignatura, trabajo, proyecto o investigación. El trabajo además incluiría un consenso en el etiquetado y una reflexión sobre las limitaciones del mismo.
-Notas: crear fichas, anotaciones, reservorios de datos, frases, conceptos, glosarios, capturas de pantallas referentes a determinados temas proyectos o trabajos.
Se trata de aplicar en el aula herramientas y estrategias de gestión de información para desarrollar habilidades que nos permitan usar la web de forma compleja, crítica y eficiente.
Fuente:
http://www.educdoscero.com/2012/04/estrategias-de-gestion-de-la.html