Argentina: Alumnos que ayudan a otros a superar problemas de aprendizaje

Argentina/10 de Octubre de 2016/La Nación

En Córdoba, estudiantes secundarios asisten a chicos de escuelas vulnerables.

Termina la hora y los alumnos no se mueven. Algunos siguen con sus carpetas abiertas y otros, aprenden con algún juego. Muchos participan por tercer año consecutivo -desde que iban a cuarto grado- del espacio donde estudiantes del Colegio Nacional de Monserrat dan ayuda escolar a los alumnos del primario.

El proyecto «Punto de encuentro» surgió hace ocho años para implementar un sistema de tutorías «entre iguales». Es decir, los alumnos de quinto y sexto año del colegio -dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)- acompañan en el proceso de aprendizaje a chicos de cuarto a sexto grado de escuelas públicas de sectores vulnerables.

Desde hace tres años, el programa se desarrolla en la escuela Roque Sáenz Peña, de esta capital. Mijail, un alumno de sexto grado, apura a sus compañeros para que se sumen a la clase. Eugenia Márques, Lucía Palacios, Clara Mesquida y Julieta Arrieta son los tutores de este turno. El apoyo es en lengua y matemática. La prioridad la tienen los alumnos elegidos por las maestras en función de su necesidad. La participación es voluntaria.

En las primeras clases siempre hay juegos para entrar en confianza. La idea es que cada tutor no trabaje con más de dos chicos para que la enseñanza sea personalizada.

Cuando empezó el sistema de tutorías en 2008, los estudiantes del Monserrat «improvisaban». Así lo cuenta Fernanda Figueroa, que hoy es preceptora y por ese entonces, alumna. «No teníamos formación previa, sólo algunos elementos de quienes hacían el curso para preceptores», recuerda.

Desde hace unos años, los tutores -unos 40- se entrenan durante seis meses con docentes de la Facultad de Psicología y de Ciencias de la Educación de la UNC. Desde el área de Extensión Universitaria se suman con talleres sobre el uso del juego en la enseñanza.

Ivana Sánchez, coordinadora del proyecto junto con Mariana Echava, define la iniciativa como «solidaria». «Los tutores se convierten en un par avanzado que construye un andamiaje en el proceso de enseñanza y que colabora para que los chicos después sigan solos», comenta.

«Lo bueno es compartir, escucharlos», apunta con entusiasmo Márques. Para Palacios, la experiencia es «muy buena» y hasta impulsa a los chicos a acercarse al Monserrat.

Mijail trae marcadas sus dificultades: perímetro y superficie; hiato y diptongo. Damaris abre la carpeta en la tarea sin hacer para completarla; Keyla quiere repasar unos deberes de lengua.

Echava entiende que la experiencia ayuda a que sus estudiantes «pongan los pies en la tierra, conozcan otras realidades, otras vivencias». Y para los chicos es la posibilidad de que «alguien les dedique tiempo a su lado, les ayude a incorporar hábitos como el de organizar una carpeta».

El vínculo que se crea entre los tutores y los chicos es, según coinciden todos, «fuerte». Está claro que el apoyo debe respetar el método de enseñanza que aplica la maestra del grado, por eso hay observaciones de clase. «Miramos el apoyo escolar desde una perspectiva más crítica, la de actuar y modificar el entorno», agrega Sánchez.

Entre las multiplicaciones y los verbos se cuelan charlas sobre cuestiones familiares, historias del barrio y anécdotas con los amigos. Los tutores ponen en juego no sólo los conocimientos sobre las materias, sino las herramientas que incorporaron para «escuchar al otro».

Desde el Monserrat valoran la actitud de la escuela Roque Sáenz Peña, su apertura y voluntad de que haya integración. «Entramos y somos uno más, todo se fusiona», dice Sánchez.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1942009-alumnos-que-ayudan-a-otros-a-superar-problemas-de-aprendizaje

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