América del Sur/ Argentina/25 Noviembre 2016/Fuente: semana
La deserción, la falta de oportunidades y el poco acceso a la educación de calidad son algunos ejemplos. La situación es muy parecida a la colombiana.
Argentina es el fiel reflejo de un continente que necesita mejorar en aspectos de la educación como cobertura, deserción y calidad. Un país que necesita ser más incluyente, desde la educación básica hasta la educación superior y que debe garantizar no solo el acceso a las instituciones educativas, sino también la calidad en la enseñanza. Asuntos pendientes no solo en Argentina, sino en gran parte de los países de la región.
Según Brenda Austin, en su país la mitad de los jóvenes no terminan el colegio y siete de cada diez no lo hacen en el tiempo establecido. De los que se gradúan pocos piensan en ingresar a la universidad y de los que entran una minoría se gradúa. “Argentina ha venido en un proceso de deterioro de su sistema educativo, donde los indicadores o parámetros comparativos tanto con sí misma como con los países en las regiones han ido en retroceso”.
Austin expone argumentos que dejan ver que Argentina sostiene un sistema educativo que no contribuye a superar las brechas que hay entre los distintos sectores de la sociedad, lo que se ve reflejado en los más pequeños, en los que se marcan las primeras diferencias que a futuro se notarán, “los niños de las familias de menores recursos ingresan más tarde a la escolarización y reciben, por lo tanto, menos estimulaciones cognitivas para aprender”.
Por otra parte, considera que se debe dar un paso al frente en la manera como se está enseñando, teniendo en cuenta que el mundo ha cambiado. “Seguimos reproduciendo las escuelas del siglo XIX, con docentes formados en el siglo XX, para estudiantes del siglo XXI, que piensan y que aprenden de manera diferente. Antes teníamos el conocimiento en manos de un docente y de una biblioteca, hoy tenemos conocimiento disperso al alcance de cualquier persona”.
Una educación que se modernice, que se ajuste más a las necesidades actuales que a las de antaño, “en vez de seguir pensando en el viejo esquema de la escuela a disposición del desarrollo industrial, pensar cómo hacemos para que estos niños puedan desarrollarse en un mundo que es cambiante”. Lo que necesitan los niños y jóvenes, según Austin, es desarrollar su creatividad y ciertas habilidades para desenvolverse en el escenario que se les presente.
Sin embargo, asegura que un replanteamiento en la enseñanza, en los salones de clase, es un fenómeno que se presenta en casi todos los países, no solo en el suyo, y que hay experiencias en el mundo que pueden servir de ejemplo para dar un salto en este aspecto, para pensar nuevos caminos.
A pesar de que Austin cree que Argentina es un país que está rezagado en materia de educación, no piensa que no se estén haciendo algunas cosas bien. Algo que es importante, según dice, es lograr consensos para construir proyectos educativos de mediano y largo plazo. Y un ejemplo de ello es que en febrero de 2016 se firmó la declaración de Pumamarca, un documento en el que los ministros de Educación de todas las provincias del país establecieron “los ejes de desarrollo de las políticas educativas para los próximos 10 a 15 años. Eso es una buena línea de partida para aunar esfuerzos, aunar recursos y tener claro hacia dónde queremos caminar”.
Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/como-es-la-educacion-en-argentina/506299