Corea del Norte/Enero de 2017/Fuente: Human Rights Watch
Corea del Norte sigue siendo uno de los estados más represivos del mundo, señaló hoy Human Rights Watch en su Informe Mundial 2017. Bajo el liderazgo de Kim Jong-un, el gobierno norcoreano ha controlado a la población empleando tácticas como arrestos arbitrarios y torturas, detención y trabajo forzoso en distintos campamentos de prisioneros, así como ejecuciones públicas por una variedad de “delitos”. En 2016, el gobierno procuró ejercer un control todavía más férreo, estableciendo mayores restricciones a la posibilidad de viajar y sancionando severamente a quienes mantienen contacto no autorizado con el mundo exterior.
En la 27.º edición de su Informe Mundial, de 687 páginas, Human Rights Watch analiza las prácticas de derechos humanos en más de 90 países. En su ensayo introductorio, el director ejecutivo Kenneth Roth escribe sobre cómo una nueva generación de populistas autoritarios pretende barrer con el concepto de garantías de derechos humanos, y trata a los derechos como un obstáculo a la voluntad de la mayoría. Para quienes se sienten olvidados por la economía global y progresivamente atemorizados por los delitos violentos, las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación y el público deberán desempeñar un rol clave en la reivindicación de los valores sobre los cuales se ha construido la democracia basada en el respeto de los derechos.
“Kim Jong-un ha construido su poder sobre la base del miedo y de aberrantes violaciones de derechos”, expresó Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch. “Con los gulags, el trabajo forzoso y las ejecuciones públicas, el gobierno de Corea del Norte muestra un retroceso a los abusos más nefastos del siglo XX. Kim Jong-un debe responder por sus crímenes”.
En 2016, el gobierno norcoreano intensificó sus esfuerzos para impedir que ciudadanos norcoreanos dejaran el país sin autorización e intentaran obtener refugio en el extranjero, por lo general escapando a través de China. Las personas interceptadas cuando intentaban cruzar la frontera, o devueltas de manera forzada por China, enfrentaron interrogatorios y torturas, así como reclusión en campamentos donde fueron obligadas a realizar trabajos forzosos en condiciones riesgosas y, a veces, con peligro para la vida. En la frontera, el gobierno construyó alambrados y adoptó otras medidas de seguridad para impedir salidas no autorizadas, y castigó a guardias fronterizos por permitir que algunas personas escaparan del país. Corea del Norte también intentó restringir el acceso de sus ciudadanos a información no autorizada procedente de fuera del país, juzgando con severidad a quienes se detectó que tenían teléfonos celulares chinos, tarjetas SD o USB con noticias e información, películas, programas de televisión y otros contenidos de China, Corea del Sur o cualquier otro lugar.
Corea del Norte discrimina a personas y a sus familias por motivos políticos, y reprime de manera sistemática derechos civiles y políticos básicos, como las libertades de expresión, asociación y reunión, además de perseguir a quienes participen en cualquier tipo de actividades religiosas. El gobierno también utiliza el trabajo forzoso de ciudadanos comunes y prisioneros para controlar a personas y mantener la economía. Como parte de los preparativos para el Séptimo Congreso del partido oficialista, el Partido de los Trabajadores de Corea, el gobierno exigió a la población participar en una “batalla” de trabajo forzoso de 70 días para alcanzar las metas de trabajo previstas.
El informe de 2014 de la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos en Corea del Norte señaló que entre las graves violaciones de derechos humanos cometidas de manera sistemática y generalizada por el gobierno se incluían homicidios, esclavitud, tortura, encarcelamiento, violación sexual, aborto forzado y otros actos de violencia sexual, que constituyen delitos de lesa humanidad. El Consejo de Derechos Humanos, la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU han condenado la actuación de Corea del Norte en materia de derechos humanos.
“La situación de los derechos humanos en Corea del Norte es tan precaria que debería instar a los gobiernos de todo el mundo a poner estos derechos en el centro de todas sus tratativas con Pionyang”, opinó Robertson. “Estos abusos gravísimos seguirán por tiempo indefinido, a menos que la comunidad internacional ejerza realmente presión sobre el gobierno, preparando los argumentos para demostrar la responsabilidad penal de las autoridades del país”.
Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2017/01/12/corea-del-norte-se-agudiza-la-situacion-catastrofica-de-los-derechos-humanos