Por: Telesur
Sí, la igualdad de género es importante. Te preguntarás por qué. Los derechos de millones de niñas y mujeres a la educación, la salud, la identidad, el trabajo, la participación política y a no ser agredidas dependen de esto. Y, por encima de todo, el derecho a vivir. Los asesinatos de mujeres por su género aún son una epidemia en todo el mundo, especialmente en América Latina.
La desigualdad de género equivale al estancamiento del progreso social. Las niñas y las mujeres representan la mitad de la población mundial, es decir, ellas son la mitad del potencial para el avance de la sociedad.
«El empoderamiento de las mujeres y las niñas es fundamental para impulsar el crecimiento económico y promover el desarrollo social», explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por estos motivos, la igualdad de género es el Objetivo 5 de Desarrollo Sostenible. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destaca que «ha sido demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo» en el mundo.
«Poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, sino que además es crucial para acelerar el desarrollo sostenible», resalta el PNUD.
La igualdad de género impulsa la economía mundial
El crecimiento económico de un país aumenta más rápido con la plena participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, indicaron varios estudios en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además, al aumentar los ingresos del hogar procedentes de lo que ellas ganan se modifican los patrones de gasto en beneficios de las hijas e hijos.
Sin embargo, las mujeres aún no tienen una participación plena en el trabajo y no gozan de igualdad monetaria en este ámbito, pese a desarrollar las mismas actividades que sus compañeros hombres. En promedio, las mujeres siguen ganando en todo el mundo un 24 por ciento menos que los hombres.
Un artículo de la Universidad de Valencia, en España, también señala que la igualdad laboral entre hombres y mujeres estimularía el crecimiento de las economías al mitigar el impacto de la reducción de mano de obra.
Asimismo, tener tasas más altas de matriculación escolar de las niñas contribuiría a un desarrollo económico más amplio en las economías en desarrollo, asevera un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si se eliminan las desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral se añadiría un 26 por ciento más de riqueza al Producto Interior Bruto (PIB) mundial y contribuiría al crecimiento de la economía pública y privada.
Pese a desigualdad de género, en la actualidad las mujeres ya generan el 37 por ciento del PIB mundial. En un estudio, el Instituto McKinsey asegura que si existiera un mayor grado de paridad e igualdad entre hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo se añadirían hasta 28 billones de dólares a la economía mundial en 2025, esto significa un incremento del 26 por ciento del PIB.
Además, si se empieza a remunerar al 75 por ciento de las mujeres que trabajan sin sueldo, se añadirían hasta 10 billones de dólares, lo que se traduce en un aumento del 13 por ciento del PIB mundial.
¿Cómo afecta la desigualdad de género a niñas y mujeres?
La falta de acceso a la educación y a oportunidades de trabajo es una de las principales consecuencias de la desigualdad de género en el mundo. Según la ONU, un tercio de los países en desarrollo no ha logrado la igualad de géneros en la enseñanza primaria. Las niñas de África Subsahariana, Oceanía y Asia Occidental tiene grandes dificultades para matricularse en la escuela primaria y en la escuela secundaria.
Pero la consecuencia más grave es la violencia física y sexual. Actualmente, el 35 por ciento de las mujeres en todo el mundo ha sufrido estos abusos a manos de sus parejas o a manos de otras personas.
Sin importar su edad, color de piel, condición social, si son casadas o solteras, miles de mujeres en todo el mundo son víctimas de la violencia de género, la cual puede ser psicológica, física, verbal, económica, patrimonial y feminicida; esta última tiene el fatal desenlace de la muerte violenta de las mujeres.
El feminicidio es la expresión más brutal en la escalada de violencia en contra de la mujer. El aumento de este crimen en el mundo muestra que la violencia contra las mujeres es social y generalizada. Además, es el resultado de las relaciones de desigualdad de género, así como la permisibilidad de la sociedad a esa violencia.
En Latinoamérica y el Caribe los asesinatos de mujeres solo por su género han crecido en los últimos años y más del 90 por ciento de los casos permanecen impunes.
Según datos estadísticos difundidos en octubre de 2016 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), cada día mueren en promedio al menos 12 latinoamericanas y caribeñas por el solo hecho de ser mujer.
Asimismo, datos de la Oficina de Naciones Unidas para las Mujeres (ONU-Mujeres), indica que 14 de los 25 países con mayor tasa de feminicidios se encuentran en América Latina. De estos países, destacan Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. También México y Argentina presentan una situación dramática.
Solo en los primeros meses de 2017 se han registrado 19 homicidios en Ecuador, seis en Paraguay, 57 en Argentina y diez en México.
Matrimonio y mutilación infantil
Mientras más tarde el mundo en actuar en contra de la desigualdad de género, más niñas seguirán sufriendo las consecuencias. Actualmente, casi 15 millones de niñas menores de 18 años contraen matrimonio cada año, es decir, unas 37.000 al día.
Otro tragedia que afecta a las menores es la mutilación genital. Unas 133 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de ablación en los 29 países de África y el Oriente Medio, donde esta práctica es más habitual. Algunas de sus consecuencias son un alto riesgo de hemorragia, infección prolongada (incluido el VIH), complicaciones en el parto, infertilidad y muerte.
¿Qué podemos hacer para promover la igualdad de género?
Todos podemos aportar para ayudar a erradicar la desigualdad de género. Para las niñas permanecer en la escuela y motivar a sus compañeras de clases a hacer lo mismo es esencial. Para las mujeres luchar contra los prejuicios sociales y concienciar a otras mujeres y a sus propios hijos e hijas sobre ese tema es la mejor contribución.
Los hombres y niños también pueden ayudar y la mejor manera de hacerlo es tener relaciones respetuosas, saludables y de igualdad con las mujeres. También involucrarse en las campañas contra la violencia de género es de gran importancia. Mientras más unidos, más rápido será el camino hacia la igualdad.
La ONU sugiere, además, aportar fondos para campañas educativas contra prácticas culturales como mutilación y el matrimonio infantil, así como organizaciones y movimientos sociales que buscan «cambiar las leyes que limitan los derechos de las mujeres y las niñas».
Sí hay avances, pero hay que protegerlos y multiplicarlos. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en la actualidad más niñas asisten a la escuela que hace 15 años y en la mayoría de las regiones se logró la paridad de género en educación primaria. Además, las mujeres constituyen el 41 por ciento de la fuerza laboral remunerada no agrícola, un aumento en comparación con el 35 por ciento en 1990.
La lucha es de todos. Hombres y mujeres. Niños y niñas. La igualdad de género es decirle sí a un derecho humano fundamental.
Fuente: http://www.telesurtv.net/telesuragenda/Por-que-es-importante-la-igualdad-de-genero-20170227-0039.html