Uruguay/24 julio 2017/Fuente: Republica
La actividad realizada en el Liceo Nº 1 de Salto, bajo el nombre de “Taller de Afectividad, Responsabilidad y Sexualidad“, tiene trascendencia por su proyección sobre el objetivo fundamental del sistema educativo público: la formación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
La autora de la nota que sigue, involucrada en tres intentos de incorporar la educación sexual en ese sistema (los descontinuados de 1987 y 1991 y el de 2006, cuando se aprobó como una de las cinco políticas estratégicas del gobierno) y referente en la materia, brinda un análisis crítico desde esa óptica.
En la última semana de junio se llevó a cabo en el Liceo No. 1 de Salto una intervención de carácter obligatorio (según consta por efectuarse en horas de clase) dirigida a estudiantes de quintos y sextos y años de orientación Biológica, ofrecida por personas no pertenecientes al cuerpo docente de la institución y cuya pertenencia a la comunidad educativa no ha sido aún comprobada. La misma contó con la autorización y presencia de la directora del liceo durante todo el transcurso de la actividad, lo que se visualiza en la filmación efectuada y difundida por las redes sociales.
La referente de Educación Sexual Regional manifestó que en ningún momento fue informada sobre la actividad a efectuar (tal como está establecido para cuando se abordan temas vinculados a la educación sexual), por lo que no hubo valoración previa del planteo pedagógico a desarrollar ni de los materiales didácticos a utilizar en ese ̈espacio docente”.
Valor pedagógico- formativo
En el debate existente acerca de la actividad, se ha enfatizado en la posible transgresión del principio de laicidad, cuestión no menor por sus alcances legales, cuya dilucidación está en manos del Departamento Jurídico de Educación Secundaria. Del mismo modo, tampoco se abordarán ahora los aspectos éticos vinculados al desempeño docente de la directora del Liceo No. 1, que por supuesto ameritan una impostergable reflexión.
Propongo realizar el análisis de lo ocurrido con una mirada centrada exclusivamente en el valor pedagógico- formativo que debiera tener una actividad ubicada en las horas de clase de un espacio educativo formal, cuyos aportes justificaran por sí mismos, la sustitución de las clases establecidas y, en particular, dirigida a estudiantes de orientación biológica. Es decir, focalizar en la calidad educativa/formativa que ofreció esta “actividad sustitutiva”, la información y los mensajes aportados a un “alumnado cautivo”.
Dada la orientación elegida por las y los estudiantes en cuestión, una actividad pedagógicamente sólida y enriquecedora debería haber abundado en materiales científicos actualizados, basados en la evidencia científica, que con sus aportes enriquecieran su acerbo intelectual, los motivaran para profundizar su estudio y que se complementaran con una discusión acerca de las distintas perspectivas y miradas biológicas, psicológicas, sociales, culturales, legales, éticas y religiosas que temas candentes de la Biología pueden presentar, como son los relativos al inicio y fin de la vida.
De acuerdo con los relatos existentes, nada de esto existió… El sustento teórico/científico/conceptual del taller estuvo sustentado en un video que exclusivamente presenta el testimonio de una mujer que había abortado. Y que relata detalladamente las consecuencias que esta intervención tuvo en su vida posterior, tanto en términos biológicos, como psicológicos y espirituales. Se distribuyeron además otros materiales entre los que se destacan pequeñas reproducciones de fetos y elementos gráficos, lo que indica que la presentación había sido cuidadosamente preparada en cuanto a aportes “didácticos“.
A la vez, según relataron a la prensa algunos participantes, “ no se permitió el diálogo y se impuso el silencio, por lo que algunos estudiantes optaron por grabar lo sucedido y subirlo a las redes para su difusión” (“El Pais“, 9 de julio de 2017).
Compromiso educativo
He podido acceder al video a través de las redes sociales y sin duda, constituye un alegato doloroso de la vida de la persona que lo protagoniza, según consta una ciudadana colombiana de 42 años que da su testimonio en algún lugar de Estados Unidos, siendo el mismo utilizado por los Grupos Pro Vida para su campaña contra el aborto.
La utilización de este recurso audiovisual como ̈única propuesta pedagógica ̈, intentando generalizar y validar situaciones como las aquí narradas, además de las falacias que acarrea, constituye una grave transgresión del principio de veracidad y del compromiso formativo que tiene el Sistema Educativo en cuanto a aportar la información científica actualizada y basada en evidencias.
Qué pasaría si en este momento en Educación Secundaria se sustituyera una clase de Astronomía por un audiovisual que transmitiera exclusivamente como ciencia constituida (no como referencia histórica), las teorías geocéntricas con que se pretendió acallar a Copérnico y rebatir los avances científicos de Galileo?
¿Y si al abordar la temática de la sangre solamente se ofreciera un video con las posturas -muy legítimas pero no generalizables- de las personas que en el ejercicio de sus derechos son Testigos de Jehova y se oponen a las
transfusiones? ¿O si tratáramos el tema de las afecciones infecciosas y su prevención por medio de vacunas, sustituyéndolo exclusivamente por los alegatos de quienes, en el ejercicio de sus derechos se oponen a la vacunación negando su valor para la salud de la población?
Información basada en ciencia y evidencia
Desde mi praxis como ginecotocóloga, podría aseverar que es absolutamente falsa la afirmación de que todas las personas que han debido acudir a una interrupción de la gestación, presentan situaciones como las que menciona el video. Del mismo modo, ningún trabajo de investigación sólidamente sustentado en la materia, realizado desde distintos ámbitos científicos de medicina, psicología, ciencias sociales, antropología entre otras, avalan semejante afirmación.
Se ha informado que se invoca la “libertad de cátedra” para justificar lo que en mi opinión constituye una grave transgresión del proceso formativo ofrecido en el taller realizado en Salto. Resulta imposible validar ese argumento y lo que no ha sucedido en el transcurso de una clase regular que no fue llevada a cabo por los docentes correspondientes. En el caso habría que valorar lo establecido por el Estatuto del Funcionario Docente, en especial su artículo 3.
No puede ser invocado ni validado este recurso cuando lo que se brinda como material educativo erosiona el bien supremo a tutelar, en este caso, el derecho a la educación integral, sustentando en una información científica, veraz y basada en la evidencia que abra la reflexión sobre las distintas cosmovisiones implicadas.
En resumen, lo que se desea poner de manifiesto es el hecho de que se atentara de modo flagrante contra la dignidad del ̈estudiantado cautivo ̈, intentando manipular el proceso formativo ofreciendo materiales carentes de valor científico, que sólo contribuyen a distorsionar, confundir y obstruir el proceso fundamental de establecer un pensamiento crítico, autónomo, que favorezca el proceso de construirse sujetos morales, impidiendo confrontar las distintas perspectivas y cosmovisiones al una ley de vigencia nacional.
En este sentido no existió proceso de validez educativa, dado que ninguna autonomía moral se construye a partir de la ignorancia y la tergiversación, impidiendo cualquier espacio reflexivo posterior .
Responsabilidades
Finalmente, deseo formular algunas interrogantes para valorar las responsabilidades de quienes autorizaron y llevaron a cabo el taller.
¿Las expositoras pensaron en las consecuencias que estos mensajes podrían tener en el futuro para las y los estudiantes? ¿Consideraron que quienes participaban podrían tener familiares, amigos, conocidos que hubieran recurrido a una interrupción del embarazo y qué actitud, sentimientos o conflictos podrían despertar en ellos?
¿Cómo la directora del Centro Educativo presente en la
actividad permitió que se arrasara de ese modo la dignidad de las y los estudiantes, aceptando como “pedagógicamente válidas” las falacias de la información aportada e impidiendo todo diálogo al respecto? ¿Como docente y directora del liceo considera que la culpabilización y el miedo son recursos pedagógicos para el desarrollo y crecimiento humano actual y futuro de sus estudiantes? ¿Ha valorado la categoría de agentes morales en construcción del alumnado, posibilitando el diálogo e intercambio de perspectivas?
Sostengo que el abordaje pedagógico de temas que constituyen áreas controversiales en la sociedad, como los que motivaron esta actividad y se vinculan tan estrechamente con la educación de la sexualidad de las jóvenes generaciones, debiera ser cuidadosamente planificado y protegido de posible manipulación, tergiversación y distorsión y donde los derechos humanos de los estudiantes fueran rigurosamente resguardados.
Es momento de considerar el rol de las autoridades en la preservación de estos objetivos, en la custodia del estricto cumplimiento de la ley, valorando los compromisos que su función apareja, conociendo los alcances y límites de su rol, manteniendo un diálogo permanente y fecundo con estudiantes y comunidad educativa.
Marco conceptual de la educación sexual
Stella Cerrutti Basso
Tuve la oportunidad de escuchar las declaraciones del Cardenal Héctor Sturla, reproducidas en el Informativo Sarandí en la mañana del pasado 9 de julio y considero que ameritan clarificación al respecto de la filosofía y marco conceptual de dicho programa desde su instalación.
Algunas de sus aseveraciones acerca de la ̈forma en que se acepta hablar de la sexualidad ̈ , podrían contribuir a distorsionar la apreciación de la población sobre las bases formativas con que se ha incorporado la educación sexual en la educación formal.
El Programa de Educación Sexual de Codicen, que tuve el honor de coordinar desde sus inicios hasta 2010, fue construido de modo participativo por todos los integrantes de la comunidad educativa y distintos sectores de la sociedad con interés en la temática en el año 2006. Su marco conceptual fue colocado para conocimiento y discusión de los interesados en las páginas del Debate Educativo efectuado en aquel momento.
Los objetivos y lineamientos generales de ese programa, que se supone vigente en el momento actual, están al alcance de toda la población en los documentos correspondientes que son públicos y de acceso para la población. En ellos de establecen claramente las bases desde donde encarar el proceso educativo, con su obligatorio sentido formativo en el más irrestricto respeto a todas las cosmovisiones relativas a la sexualidad, así como el ámbito de derechos humanos y los aspectos éticos con que debiera el docente llevar a cabo su rol educador. Se menciona expresamente que el programa se instala en la confluencia de tres vertientes conceptuales: educación como proceso de construcción de ciudadanía y democracia, salud entendida como el ámbito de desarrollo y bienestar de los seres humanos y la sexualidad, entendida como elemento inherente a los seres humanos, con resonancia en la construcción de la identidad y vínculos entre las personas.
El programa se instala en el escenario de los derechos humanos y de la Bioética, donde la consideración del ámbito valórico constituye un aspecto sustantivo, destacando la importancia del respeto a la libertad de conciencia como aspectos sustantivos de la construcción de la democracia. Se enfatiza hasta el cansancio que es una educación orientada al ser y no al ̈hacer o tener ̈, por lo que la crítica efectuada al programa de que sólo se enfatiza en el placer, los vínculos eróticos, los métodos anticonceptivos o las infecciones de transmisión sexual constituye una dolorosa banalización de los objetivos educativos propuestos y está muy alejada del real sentido con que fue construido el programa.
Por otra parte, una vez aprobado y puesto en marcha el mismo en 2007, hemos presentado este marco a todas las instituciones públicas y privadas del país y yo personalmente, presenté su marco conceptual en una reunión a la que fui invitada, organizada por las instituciones religiosas católicas del país.
Demás está decir que la educación de la sexualidad ha sido y es un tema de permanente confrontación, no solamente en Uruguay sino en la región y en el mundo, y que permanentemente surgen cuestionamientos que hacen que las políticas educativas al respecto aparezcan espasmódicas y llenas de idas y venidas.
Pionera y referente
Stella Cerrutti Basso es doctora en Medicina, especialista en Ginecotocología y magister en Bioética. Ejerció profesionalmente en varios países de la región, además de desempeñarse como docente a nivel universitario en educación terciaria y secundaria.
Durante casi 40 años trabajó en programas de Educación para la Salud, Educación de la Sexualidad, Salud de Adolescentes y Salud Sexual y Reproductiva. Fue consultora de diversos organismos internacionales, como OPS/OMS, GTZ, Unfpa.
En Uruguay estuvo involucrada en tres intentos de incorporar la educación sexual en el sistema educativo público: en 1987 y 1991 (descontinuados) y en 2006, cuando la iniciativa fue aprobada como una de las cinco políticas estratégicas del gobierno.
Es coautora de diversos libros y textos utilizados en el sistema educativo, dirigidos a docentes y estudiantes, alguno de los cuales mereció premios del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y otros fueron publicados y distribuídos por OPS en la región.
Fuente: http://www.republica.com.uy/reflexiones-objetivo-del-sistema-educativo-publico/