El Salvador: Violencia provoca la deserción de 12 mil alumnos en ocho meses

El Salvador/02 octubre 2017/Fuente: El Salvador

A Paulina Mendoza, una veinteañera residente en San Vicente, la violencia e inseguridad le truncaron los planes de convertirse en bachiller para optar a un trabajo formal o prepararse profesionalmente y, con ello, ayudar a su familia a salir de la pobreza.

La joven estudió hasta sexto grado en una escuela de un caserío del cantón La Cruz, en San Lorenzo, San Vicente, la cual estaba muy cerca de su modesta vivienda. Cuando cursó el tercer ciclo caminaba a diario entre veredas por más de una hora para llegar a un centro educativo de San Sebastián, un municipio vecino.

Ella nunca fue víctima directa de la violencia, pero algunos de sus compañeros murieron a manos de pandilleros; otros desaparecieron sin que se volviera a saber más de ellos.

Durante el 2016 los centros educativos privados tuvieron entre el 12 % y 13 % de deserción estudiantil, lo cual es preocupante para la gremial.

Estadísticas del Ministerio de Educación indican que, hasta agosto pasado, unos 12 mil estudiantes de todo el país desertaron de la escuela. Las autoridades también revelaron que, en 2015, dejaron las aulas 39 mil alumnos, y el año pasado lo hicieron 35 mil.

Las autoridades han determinado que un elevado porcentaje abandona las aulas a causa de la violencia, la inseguridad o tras recibir una amenaza directa de pandilleros.

Lo que pasó con algunos compañeros de Paulina le provocó temor y, cuando recién había iniciado el noveno grado, les dijo a sus padres que dejaría de estudiar.

Su madre, Cristina -una sexagenaria dedicada a los oficios domésticos- sabía muy bien que el trayecto hacia el centro escolar era peligroso; temía que algo malo le pasara a su hija y tuvo que apoyarla.

“No, niña, qué andas haciendo ahí; está muy feo en San Sebastián, mejor ya no vayás”, fue lo que la señora respondió para secundar la decisión de la adolescente, quien entonces tenía 15 años.

Desde el corredor de tierra de su vivienda, construida de láminas y bahareque, la señora también lamenta que su pariente, al no haber finalizado sus estudios, ha tenido que ganarse la vida llevando a cabo diferentes trabajos.

Colegios inauguran a?o escolar 2017

En los últimos meses, la joven se ha dedicado a cuidar a una anciana del cantón, quien está muy enferma. La paga que recibe no es mucha pero debe alcanzarle para sostener a sus dos niños y ayudarle a sus padres y a dos hermanos, con quienes comparte el mismo techo.

El acoso de los grupos criminales no solo repercutió en los estudios de Paulina, sino también en los de su hermano menor. Él cursaba bachillerato fuera de San Lorenzo pero empezó a ser hostigado por unos pandilleros, quienes cada vez que lo veían le increpaban sobre su lugar de procedencia.

La madre del muchacho relata que, en una ocasión, los delincuentes le advirtieron que no querían verlo más por la zona y él debió suspender los estudios. El deseo de superarse hizo que dos años después se matriculara en el bachillerato a distancia, con el que solo asistía al Instituto los fines de semana.

“Gracias a Dios terminó de estudiar, pero le costó más. De no haber sido porque los muchachos (pandilleros) lo molestaban, hubiera salido antes”, dice su mamá.

El hermano de Paulina obtuvo su título de bachiller pero no ha podido conseguir un trabajo estable. Mientras espera una oportunidad laboral, le ayuda a su padre a sembrar frijol y maíz, mientras que su madre cuida a sus nietos, hace los quehaceres domésticos y cría aves que luego vende para aportar al sostenimiento familiar.

Abandonan la escuela para emigrar

En los registros de las autoridades no es común ver que los municipios de San Lorenzo o San Sebastián, ambos de San Vicente, se sitúen entre los más violentos del país. Sin embargo, las autoridades del Centro Escolar Domingo Santos (la única escuela pública de la zona urbana de San Lorenzo) han detectado que el número de alumnos de parvularia a noveno grado se ha reducido de 600 a 400 en los últimos cuatro años.

Guillermo Carlos Carrillo, director de la institución, asegura que el fenómeno de la deserción “fue más evidente” en 2014, cuando cerca de 40 estudiantes abandonaron la escuela. Él atribuye esta situación a diversas causas, pero la principal fue porque los menores de edad emigraron al extranjero con sus grupos familiares (la mayoría de forma ilegal) o se marcharon para reunirse con sus padres.

Deserción

Una de las principales causas de la deserción de los estudiantes es la migración a otros países.

El año anterior, en algunos casos por la misma razón, abandonaron sus estudios 16 menores de edad y en lo que va de 2017 suman 20 deserciones.

Una situación similar ha ocurrido en el Instituto Nacional de San Sebastián. La subdirectora, Lorena Antonia Rivas, señala que en los últimos dos años ha aumentado la deserción estudiantil: en 2016 fueron matriculados 251 alumnos pero solo terminaron el año 231.

Mientras que 2017 lo iniciaron con 262 adolescentes pero, hasta inicios de este mes, 20 de ellos habían abandonado las aulas.

Las principales razones por las que los estudiantes se marcharon, según la maestra, fue por la inseguridad, porque debieron cambiarse de domicilio o porque emigraron.

Algunos maestros consultados sostienen que ninguna institución educativa del país escapa de este fenómeno, pues cada vez que hay reunión de docentes a nivel departamental el tema de la deserción estudiantil está en la agenda.

El profesor Carrillo, quien tiene 25 años de dedicarse a esta profesión, cuenta que hasta hace más de una década la deserción escolar se daba porque los niños debían ayudar a sus progenitores a realizar tareas agrícolas.

Según él, no sabe con certeza por qué los estudiantes fueron sacados del país, pero algunos de sus colegas y padres de familia sospechan que podría haber sido para protegerlos de la violencia e inseguridad que enfrenta el país.

Esta suposición cobra fuerza si se toma en cuenta que en 2014, cuando hubo más deserciones en la escuela de San Lorenzo, el informe “Ocultos a plena luz”, elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló que a nivel mundial El Salvador era el país con mayor tasa de homicidios de personas de entre 0 y 19 años, al registrar 27 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Las estadísticas del Instituto de Medicina Legal revelaron que de los 11,466 homicidios registrados entre el 1 de junio de 2014 y el 30 de abril del año pasado, 7,568 de las víctimas eran menores de edad.

En 2014, el entonces ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara, admitió que la violencia era la responsable de que un buen porcentaje de estudiantes desertara. Mientras que las autoridades del Ministerio de Educación dijeron no tener cifras concretas de alumnos que hubieran abandonado la escuela, pero señalaron que estaban reforzando los planes para revertir esta situación.

Deserción

En 2014, la deserción en 4o. Grado fue de 5.27 % .  según una investigación.

Mientras que un estudio elaborado en 2015 por el Sindicato de Maestros de Educación Pública (Simeduco) demostró que la violencia era la principal razón por la que los estudiantes abandonaban la escuela.

Además, señaló que la mayoría de alumnos perdía el año escolar porque les resultaba difícil inscribirse en otra institución debido a que el programa de estudios ya iba muy avanzado o a la territorialidad que imponen los pandilleros en los contornos de los centros de enseñanza. Es decir, si en la zona donde habitan los estudiantes delinque una pandilla, difícilmente pueden matricularse en un sector donde hay presencia del bando rival.

Hasta el año pasado, el Ministerio de Educación había detectado más casos de deserción estudiantil en los departamentos de La Paz, San Salvador y Cuscatlá

Fuente: http://www.elsalvador.com/noticias/nacional/402939/violencia-provoca-la-desercion-de-12-mil-alumnos-en-ocho-meses/
Comparte este contenido: