Por: BBC Mundo
En un libro de texto para estudiantes de primaria en Tanzania, los varones aparecen forzudos y atléticos mientras que las niñas simplemente parecen estar orgullosas de sus coloridos vestidos.
En otra escuela en Haití, los alumnos aprenden que las madres «se ocupan de los hijos y preparan la comida» mientras que los padres trabajan «en una oficina».
Hay un texto ilustrado en Pakistán en el que todos los políticos -poderosos y de gran autoridad- son hombres.
En Turquía un dibujo animado muestra a un niño que sueña con ser doctor mientras que una niña se imagina como una futura novia luciendo un vestido blanco.
La lista continúa y no sabe de fronteras.
Los textos escolares de escuela primaria están plagados de prejuicios de género y esto es algo que puede verse de manera sorprendentemente similar en todos los continentes, aseguran los expertos.
Es un problema «escondido a plena vista».
«Hay estereotipos masculinos y femeninos camuflados en lo que parecieran ser roles bien establecidos para cada género», afirma la socióloga Rae Lesser Blumberg.
La profesora Blumberg, de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, ha estado estudiando textos escolares de todo el mundo por más de una década y señala que las mujeres son sistemáticamente borradas o se las muestra en roles de subordinación.
«El prejuicio de género es un tema de bajo perfil, no acapara los titulares dado que aún hay millones de niños que aún no reciben educación formal», dice.
Aunque la matrícula escolar ha aumentado en forma dramática desde el año 2000, la agencia de las Naciones Unidas para la educación, Unesco, estima que más de 60 millones de niños aún no pisan un aula, y el 54% son niñas.
«Estos libros perpetúan el desequilibrio entre los géneros», afirma Blumberg. «No podemos educar a los niños del futuro con libros del pasado».
Invisibles o estereotípicas
El año pasado la Unesco emitió una severa advertencia.
La agencia de la ONU señaló que las actitudes sexistas son tan ubicuas que los textos escolares terminan socavando la educación de las niñas y limitando sus expectativas profesionales y de vida.
Según la Unesco, estos libros representan un «obstáculo escondido» para lograr la equidad de género.
Ya sea que se mida en cantidad de líneas de texto, de acuerdo a la proporción de personajes, a las menciones en los títulos, las citas en índices o cualquier otro criterio, «las encuestas muestran que las mujeres son vastamente subrepresentadas en los libros y el currículo», dice Aaron Benavot de la Universidad de Albany, en EE.UU., exdirector del informe de la Unesco de 2016 Monitoreo de la Educación Global.
Según los expertos el problema es tripartito.
El aspecto más obvio es el uso del lenguaje prejuicioso, ya que en general se usan palabras masculinas para describir a toda la humanidad.
Luego está el problema de invisibilidad: las mujeres muchas veces están ausentes de los textos, sus roles en la historia y en la vida diaria están subsumidas por los personajes masculinos.
«Había un texto sobre científicos que recuerdo muy bien, en el que la única mujer era Marie Curie», cuenta Blumberg.
«¿La mostraba descubriendo el radio? No, miraba tímidamente sobre el hombro de su marido mientras este hablaba con un hombre que se veía elegante y distinguido».
En tercer lugar, se usan estereotipos tradicionales sobre los trabajos que realizan hombres y mujeres, tanto dentro del hogar como afuera, además de expectativas sociales y características de cada género que son un cliché.
Un ejemplo notable es un texto escolar italiano que enseña palabras relacionadas a distintos oficios. Hay 10 opciones distintas para hombres, desde bombero hasta dentista, y ninguna para mujeres.
En tanto, a las mujeres se las muestra realizando tareas domésticas, desde cocinar y lavar hasta cuidar de los niños y de los ancianos.
«También preocupa que las mujeres aparezcan como pasivas, sumisas, ocupando estos roles estereotípicos», afirma Catherine Iere, experta en educación de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, quien también participó del estudio de la Unesco.
«Si los alienígenas nos visitaran…»
El problema no es nuevo. Los textos escolares han estado bajo la lupa desde los años 80, siguiendo una iniciativa feminista para crear reformas en países desarrollados.
Un estudio estadounidense de 2011, considerada la investigación más amplia sobre este tema ya que analizó más de 5.600 libros para niños publicados en el siglo XX, estimó que los varones son representados casi el doble que las mujeres en títulos y 1.6 veces más como personajes centrales.
Desde que se identificó el problema por primera vez ha habido algo de progreso para reducir el sexismo, pero este ha sido «muy lento», aseguran los expertos.
Algunos de los textos fueron publicados hace mucho tiempo, sin embargo muchos se siguen usando, en especial en países de bajos ingresos y en escuelas que no cuentan con recursos suficientes para reemplazarlos.
«El problema empeora cada año porque el mundo está progresando, las mujeres realizan trabajos nuevos y los roles domésticos están cambiando», dice Blumberg. «Los libros no están mejorando al mismo ritmo así que la grieta se va ensanchando».
«Si los alienígenas nos visitaran no tendrían la menor idea de lo que realmente hacen las mujeres, tanto profesionalmente como en lo personal, si se basaran en nuestros textos escolares».
Preocupación universal
Las investigaciones también muestran que el problema es casi universal. Aunque hay diferencias en la frecuencia e intensidad, el sexismo está presente en los textos escolares tanto de países ricos como pobres.
Aunque la información está diseminada, una muestra de investigaciones publicadas a lo largo de la última década sirven de evidencia.
Por ejemplo, un texto de historia para alumnos de tercer grado en India no muestra a una sola mujer profesional
Un libro de inglés que se usa en Kenia muestra a hombres activos que tienen «ideas interesantes», mientras las mujeres y niñas cocinan y juegan con muñecas.
Los hombres representan el 80% de los personajes en libros de texto diseñados por el ministerio de Educación en Irán. En India solo el 6% de las ilustraciones representan a mujeres solas y en Georgia el 7%.
Textos de matemáticas en Camerún, Costa de Marfil, Togo y Túnez tenían una proporción de mujeres menor al 30%, según un estudio comparativo de 2007.
Y una investigación sobre textos de Ciencia en el Reino Unido y China también reveló que el 87% de los personajes eran masculinos.
En Australia, un estudio realizado en 2009 halló que el 57% de los personajes en textos escolares eran hombres, a pesar de que hay más mujeres que hombresen el país.
«Uno pensaría que los textos escolares en países de altos ingresos serían un poco más progresistas, sin embargo en Australia hay el doble de hombres representados en roles ejecutivos y cuatro veces más hombres que mujeres en roles políticos y de gobierno», señala Iere.
«Hay un caso extremo en un libro chino en el que hay una sola heroína durante la Revolución Comunista de 1949», cuenta la profesora Blumberg.
«Y no se la muestra luchando por nuevas leyes o en la línea de combate con Mao, le está dando un paraguas a un guardia masculino que está parado bajo la lluvia».
Herramienta educativa influyente
Los expertos resaltan que parte del problema es que los libros construyen una sensación de lo que es normal en un sociedad, en los ojos de los niños.
Como parte de el currículo oficial, estos textos son una herramienta educativa muy poderosa.
Se estima que un alumno o una alumna leen más de 32.000 páginas de textos escolares desde la primaria hasta el secundario. El 75% del trabajo en clase y el 90% de la tarea se hace a partir de estos libros, además de un gran porcentaje de la planificación docente.
Incluso en esta era en la que el acceso a internet y otros recursos digitales ha ampliado las herramientas educativas, «los libros de texto siguen siendo centrales, en especial en países pobres», señala Aaron Benavot.
«Cuando estos textos muestran expectativas muy estrechas sobre lo que deberían ser varones y niñas, los estudiantes aprenden esas pautas sociales», indica Iere.
El impacto que estos libros pueden tener sobre la visión de mundo de los niños ya ha sido medido por los académicos.
Un estudio israelí que involucró a niños de primer grado mostró, por ejemplo, que a quienes se les enseñó a los hombres y mujeres como iguales tendían a pensar que la mayoría de las carreras eran aptas para ambos géneros, mientras que quienes usaban textos con prejuicios de género solían encontrar aceptables esos estereotipos.
También se ha vinculado la poca representatividad femenina en textos científicos con el bajo número de niñas que eligen estudiar disciplinas académicas como Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en todo el mundo.
Señales de progreso
No obstante ha habido algo de progreso en la última década.
El informe de 2016 de la Unesco muestra que los contenidos que representan la equidad de género han aumentado en los textos escolares alrededor del mundo, con mayores referencias a los derechos de la mujer y la discriminación de género, en particular en Europa, América del Norte y África subsahariana.
Algunos países están liderando el cambio, y quizás no resulte sorprendente que el primero es Suecia, dado su actitud general hacia los temas de género.
Algunos de los libros del currículo nacional incorporaron personajes y pronombres de género neutro además de una representación más igualitaria de la vida diaria.
«Si ves a alguien revolviendo una olla y usando un delantal en un libro sueco, hay altas chances de que se trate de un personaje masculino», dice Blumberg.
En Hong Kong hubo investigaciones que documentaron un número equitativo de personajes femeninos y masculinos en textos escolares en inglés.
Y también ha habido progreso en Argentina, Costa Rica, China, India, Jordania, Pakistán, los territorios palestinos y Vietnam.
Pero una reforma completa de los textos escolares de un país es un proceso largo y costoso, que muchas veces queda postergado por cuestiones presupuestarias o burocráticas.
«Algunos de los cambios han sido superficiales y el compromiso de un gobierno no es sostenible si hay un cambio de régimen», advierte Benavot.
Por ello los expertos recomiendan métodos alternativos para hacer frente a los textos prejuiciosos.
Por ejemplo en India y Malaui se ha buscado usar la lectura crítica para identificar los casos de sexismo y cuestionar los estereotipos en discusiones grupales.
«El problema puede ser compensado llamando la atención sobre el tema y a los estudiantes les suele divertir actuar como ‘detectives'», señala Blumberg.
«Pero primero debemos entrenar a los docentes y eventualmente tenemos quereescribir estos textos si queremos una mejor educación».
Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-41589110