Por: blog.tiching.com/ 18-04-2018/ Joan Girona
Durante muchos años la educación ha sido garantía de una mejora en la vida de las personas. ¿Podemos continuar considerando que es un ascensor social?
En mi época sí lo era. Estudiar una carrera y tener estudios te garantizaba tener un lugar de trabajo mucho mejor que aquel que no lo hacía. Ahora no es así. Estudiar ayuda, aumenta las competencias, pero no te asegura en absoluto un futuro mejor.
¿Qué consecuencias tiene esto?
Pues, de forma inmediata, que muchos adolescentes se desanimen. Acaban la ESO y no encuentren sentido o motivación a continuar ligados a los estudios. Ven a personas cercanas con carrera que están repartiendo pizzas, y los que trabajan de lo suyo lo hacen con condiciones precarias.
¿Cómo podemos motivarles para revertir esta situación?
Yo creo que es muy difícil si solo planteamos el estudio con el fin de trabajar, y no como un elemento de cambio de la sociedad. Los profesores deberían estar implicados en esto, en hacer de la educación la punta de lanza de una sociedad que crezca, que madure, que sirva para vivir mejor y no solo para ganar dinero con una profesión.
¿Qué elementos cree que acentúan la desigualdad en el colegio?
Lo que crea más desigualdad, obviamente, es la situación de llegada de los chicos y chicas al instituto. Cada uno viene con su mochila vital. Quien tiene una familia que quiere y puede ocuparse del futuro de sus hijos parte de una situación mucho mejor que uno que no se encuentra en esta situación.
¿Y en las aulas se acentúan estas desigualdades?
Hay prácticas que las pueden acentuar, sí. Los deberes escolares, por ejemplo, crean más brecha entre estos dos tipos de niño. Porque el que tiene una familia pendiente, recibirá ayuda y atención para realizar sus tareas, podrá trabajar en un lugar tranquilo y los hará bien. Un adolescente en cuyo hogar se vive tensión por la situación económica o social en la que se encuentra la familia no podrá trabajar de la misma manera.
Hogar y escuela son determinantes entonces para el desarrollo de los chicos y chicas.
Las pruebas PISA por ejemplo, si algo han demostrado es que lo que más influye en el aprendizaje es el entorno familiar y no la escuela. Hay que incidir en conseguir que la gran desigualdad que existe a nivel económico y social se reduzca al máximo. Esto no significa que la escuela no pueda hacer cosas. Los profesores deben preocuparse, por ejemplo, de que todas las salidas que organice la escuela sean aptas para todos los bolsillos y que ningún niño quede marginado al respecto. Hay que buscar alternativas para que ningún niño se sienta desigual en el colegio.
¿Qué margen tienen los profesores para intentar compensar las desigualdades?
Los profesores pueden preocuparse por hacer una atención personalizada a los alumnos, y dedicar más tiempo a aquellos que tienen una situación más desfavorable de partida. El que está suficientemente estimulado e interesado porque en casa le motivan no necesitará tanta atención como el que no vive una situación óptima en su hogar.
¿No hay peligro de caer en el trato desigual?
No se trata de igualdad, si no de equidad. No podemos dar a todos lo mismo porque no todos tienen las mismas necesidades. Este es un trabajo que los profesores pueden y deben hacer. De todas formas, lo que no es asumible es que cada vez hayan más alumnos por profesor, esto dificulta mucho la atención personalizada. Deberíamos exigir que haya menos alumnos por aula, pero no hay suficiente fuerza social para lograrlo.
¿Por qué cree que no hay suficiente fuerza? ¿La sociedad no lo percibe como una prioridad?
En general la gente cree que como los niños en los colegios están bien cuidados y contentos, no hay problema. Preocupa mucho más la sanidad que la educación. Lo que se hace dentro de los colegios e institutos no es motivo de preocupación de una mayoría.
¿Internet acentúa las desigualdades? No todos los niños tienen la misma facilidad para acceder a internet fuera de las horas lectivas.
Otro tema de desigualdad. Siempre habrá un porcentaje de familias que no tendrán acceso a internet. Yo diría que la mayoría de centros tienen aulas de informática, ordenadores, internet… deberían mantener estos espacios abiertos más allá de las horas lectivas para que los estudiantes tuvieran acceso. Esta sería una manera de paliar esta desigualdad. Lo pueden hacer las bibliotecas, los centros cívicos, etc. Hay alternativas para que todo el mundo pueda tener acceso a ello.
¿Y respecto a los dispositivos mòviles? Existe un fuerte debate sobre si utilizarlos en clase o no.
Este es un problema delicado. Se habla mucho, por ejemplo, de utilizar los dispositivos móviles en las aulas, pero en la mayoría de centros están prohibidos. Esto es un error. Nuestros niños y niñas de hoy en día han nacido en una sociedad digital, es absurdo que les eduquemos al margen de esto. Soy partidario de que las nuevas tecnologías deberían estar presentes en las aulas como los libros, los lápices o la pizarra.
Pero no todos los chicos y chicas tienen acceso a estas tecnologías porque son caras.
Hay centros en los que a los alumnos se les pide adquirir una tableta en primero de la ESO. Esto les sirve para los 4 siguientes cursos y ya no tienen que comprar ni libros de texto, ni libretas, etc. Vale la pena la inversión.
¿Qué le diría a los profesores que no lo ven claro?
El profesorado ha tenido que aprender sobre la marcha y les da reparo utilizarlas en el aula. Sobretodo por si los alumnos saben más que ellos. Los niños saben utilizar la técnica de estas cosas, nuestra función es que las entiendan y que sepan para qué usarlas. Buscar algo en un rastreador es fácil, pero discernir qué respuestas son más válidas que otras no lo es. Hay que darles criterio para escoger, para seleccionar.
Los chicos y chicas en situación de vulnerabilidad económica y social a menudo también tienen falta de atención emocional. ¿Pueden los profesores hacer algo al respecto?
“Mis padres me han dejado de querer” oía muchas veces en el colegio. La situación de muchas familias hace que muchos padres al final del día no tengan aliento para manifestar a sus hijos lo mucho que les quieren. Esto es muy duro, sobre todo para los niños y niñas. Empezamos a concienciarnos de esta situación. Los profesores no solo hemos de enseñar contenidos y materias, junto con las familias somos los adultos de referencia de estos chicos y chicas. Todo aquello que digamos y hagamos les impacta.
¿Por ejemplo?
La forma en que les recibimos en clase o cómo les despedimos, cómo ensalzamos sus logros o corregimos sus errores. En todo transmitimos emociones, por lo que hay que saber hacerlo de forma justa y consciente. Acogemos personas, niños y adolescentes, que están sufriendo, que viven, que tienen ilusiones y miedos. Hay que tenerlo presente durante el día a día. Y de la misma forma que les comentamos si un ejercicio lo han hecho bien o mal, deberíamos preguntarles si les ha gustado hacerlo, si se han sentido inseguros o si lo harían de otra forma.
¿Qué consejos daría a los profesores?
Los docentes deben pensar que son referentes de las criaturas, más de lo que hacen que de lo que dicen. Les afecta y les influye la actitud con la que les tratamos y de esto debemos ser conscientes. Los profesores enseñamos, pero también educamos. La instrucción se puede aprender en cualquier sitio, pero la relación del adulto y el niño solo la podemos transmitir en el colegio, en este caso.
Los docentes siguen siendo, por lo tanto, un referente.
Sí, y esto nos lleva a otra reflexión, y es que la educación está muy feminizada. Hay pocos profesores hombres y esto deberíamos revertirlo. Los niños y niñas deben tener los dos referentes en la escuela.
¿Hay una relación directa entre el nivel socioeconómico de las familias y la conflictividad en los centros?
Yo creo que no, porque conflictos hay en todas partes. Si bien es cierto que, por ejemplo, los centros privados o concertados intentan esconder esos casos al máximo. Sí que es cierto que desde que hay crisis, la inestabilidad de los alumnos ha cambiado y eso se puede notar en las aulas.
¿Pero conflictos hay en todas partes?
Por supuesto. Nos falta comprender cómo son los adolescentes, que se rebelan contra la autoridad, contra los límites. Un adolescente que en toda la ESO no se ha rebelado nunca debe tener algún problema en su proceso de madurez. Pero no se enfadan con la persona, se enfadan con el límite que les has puesto. Si nos concienciáramos de esto, seguramente la reacción de muchos profesores serían menos visceral y los conflictos disminuirían mucho.
¿Por qué se forman guetos?
Los guetos se producen por la mentalidad social y las políticas de la Administración. Los alumnos deberían distribuirse desde una oficina central de educación y de esta forma paliaríamos un poco la formación de escuelas gueto. Pero si en los centros se concentran números elevados de inmigrantes o de niños de etnia gitana, muchas familias optan por cambiar a sus hijos de escuela porque creen que esto les perjudica.
Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/joan-girona-lo-que-mas-influye-en-el-aprendizaje-es-el-entorno-familiar/