‘No quedan lugares seguros para los niños, ya que son un blanco en sus hogares, escuelas y patios de recreo.’
En diferentes lugares, los menores de edad se convirtieron en objetivos de primera línea, utilizados como escudos humanos, asesinados, mutilados y reclutados para luchar, detalló Fontaine.
La violación, el matrimonio forzado, el secuestro y la esclavitud resultan tácticas habituales en conflictos como los de Iraq, Yemen, Nigeria, Sudán del Sur y Myanmar, añadió.
En algunos contextos, agregó el diplomático, los niños secuestrados por grupos extremistas cuando finalmente logran su libertad vuelven a ser víctimas de abusos si los detienen las fuerzas de seguridad.
Por otra parte, millones más de niños pagan un precio indirecto porque sufren desnutrición, enfermedades y traumas debido a las dificultades para acceder a servicios básicos, incluidos alimentos, agua, saneamiento y salud.
Miles de niños fueron asesinados en Afganistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Somalia y Yemen, alertó en Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
De acuerdo con los reportes de ese organismo, en el noreste de Nigeria y Camerún, el grupo terrorista Boko Haram obligó a unos 135 niños a actuar como terroristas suicidas, casi cinco veces más que la cifra reportada en 2016.
En Myanmar, los niños rohingyas sufrieron y presenciaron una violencia impactante y generalizada al ser atacados y expulsados de sus hogares en el estado de Rakhine, señaló el informe de Unicef.
El Fondo para la infancia hizo un llamado a cumplir las obligaciones en virtud del derecho internacional para poner fin de inmediato a las violaciones contra los niños y los ataques a la infraestructura civil, como escuelas y hospitales.
Asimismo, trabaja con sus socios regionales con el fin de proporcionar a los niños más vulnerables servicios de salud, nutrición, educación y protección infantil.