‘No interesa que la gente piense demasiado’: Francesc Orella

España / 10 de junio de 2018 / Autor: Julia Alegre Barrientos / Fuente: El Tiempo

La serie ‘Merlí’, que emite Netflix, ha reabierto el debate sobre la importancia de la filosofía.

Al otro lado del teléfono retumba una voz poderosa, lúcida, de hombre curtido y experimentado. Saluda de forma correcta y se prepara para recibir el aluvión de preguntas de la periodista. “Tienes 15 minutos”, advirtió su representante antes de concertar la entrevista telefónica.

Es Francesc Orella (Barcelona, 1957), el catalán que da vida a Merlí, el profesor de filosofía sobre el que gira la trama de la serie del mismo nombre, producida por la televisión de Cataluña TV3 en 2015 y que Netflix convirtió en un éxito después de comprar los derechos de emisión en 2016.

¿Le esperabas el éxito mundial de la serie?

Para nada. Éramos conscientes de que los guiones eran muy interesantes y atractivos y que valía la pena cuidarlos.

Sobre todo teniendo en cuenta que es una serie en catalán…

Sí, pero es bueno que los productos locales tengan una proyección internacional.

¿Le resulta llamativo que el público avale una serie 100 por ciento catalana en un momento en el que Cataluña está inmersa en una situación política tan particular respecto a España? 

La situación política viene de lejos y es un momento delicado, complicado. Se han radicalizado las posiciones; estamos en un momento difícil realmente. Esto ha coincidido con la grabación de la serie, pero, independientemente del tema político, la serie refleja la situación actual de la sociedad, el mundo de los adolescentes, de la enseñanza, de eso trata y con eso se pueden identificar muchas personas. Es un producto en el que no se niega la realidad de la sociedad catalana y, de hecho, en algunos momentos se reflejan esas cuestiones. La verdad es que esta coincidencia tiene algo de irónico.

¿Qué tienen en común Francesc y Merlí?

Hay muchas cosas en común, como por ejemplo el sentido del humor o el ser políticamente incorrecto. También que es un hombre que empatiza con la gente joven o el hecho de que es un poco gamberro –incómodo, sinvergüenza–, un provocador. Y también en el tema de las mujeres: Merlí es un seductor compulsivo y eso no me es ajeno (se ríe).

¿Cómo fue el proceso de acercarte a la filosofía?

Antes de empezar la serie tuve algunas reuniones con profesores para conocer detalles de lo que es la enseñanza en las aulas y acceder a experiencias personales. Reconozco que cuando empecé a estudiar los capítulos, cada uno dedicado a un filósofo, sí que me entró curiosidad por conocer más y he echado mano de libros de filosofía y me he comprado otros. Por supuesto, hay pensadores claves: Sócrates, Nietzsche, Schopenhauer, Platón… Pero me gustaría señalar de los contemporáneos a Zygmunt Bauman, Walter Benjamin o Slavoj Žižek.

¿Qué aprendizajes se pueden extraer de la serie?

La serie habla del mundo de la enseñanza y el mundo de los adolescentes como ejes centrales a través de la filosofía, y cómo la filosofía, y en general las asignaturas de humanidades, es una materia que se debe reivindicar. Hay que replantearse esa obsesión porque los alumnos tengan una formación científica y técnica porque el objetivo de la sociedad es producir y producir… Las humanidades y las asignaturas artísticas están más desprestigiadas. De hecho, en varios sistemas educativos de diferentes países se están cuestionando acabar con ellas.

¿Por qué?

La filosofía es una asignatura incómoda que pretende crear una reflexión en los alumnos. Motiva la capacidad de reflexión, de crítica y de análisis en ellos. Invita a replantearse y preguntarse cosas, a cuestionarse. Más que dar respuestas, es hacer preguntas, ser activo, no pasivo; a ser un sujeto pensante que se cuestione todo. Eso en la sociedad capitalista actual es cada vez más incómodo: no interesa que la gente piense demasiado.

¿Cuál es el principal problema de la educación?

La enseñanza tiene que replantearse. Los profesores tienen que esforzarse en enseñar sus asignaturas de una forma más estimulante, más creativa y más motivadora para los alumnos. No hace falta ser un Merlí para lograrlo, porque él es radical y extremo en muchas cosas, pero la serie reivindica que el sistema educativo debe evolucionar y cambiar en el contenido y las formas.

¿Qué puede hacer la filosofía para cambiar la realidad social?

El mundo atraviesa por un momento de resignificación de valores, con políticas que tienden más al individualismo y el nacionalismo. Creo que las bajas pasiones o la emocionalidad tienen que ver con ese populismo, nacionalismo e incluso separatismo imperante en las sociedades. La extrema derecha está resurgiendo y esto se está viendo claramente en Europa y en todo el mundo. Mira, por ejemplo, quien gobierna en Estados Unidos. Estamos en un ciclo de retroceso en el mundo, y esto lo que hace es excitar las ideas primarias, la xenofobia o incluso el racismo, el sentirse superior al otro. Hay que combatirlo y hacerlo con filosofía, con una educación integral y humanística. Estamos en un momento complicado y a la deriva intelectual. Realmente soy pesimista y creo que hace falta más que nunca esa formación humanística, empezando por las escuelas.

¿Nos volvemos menos filosóficos a medida que crecemos o no es una cuestión de edad?

Es verdad que con la edad nos volvemos más egoístas y la reflexión está muy mediatizada y muy limitada a la sociedad de consumo, que ha producido seres limitados a nivel mental. Estamos más ocupados en el tener que en el ser, en el consumir que en el crear, y las consecuencias las estamos viendo: una crisis de valores.

Fuente de la Entrevista:

http://www.eltiempo.com/cultura/cine-y-tv/protagonista-de-merli-francesc-orella-habla-de-la-serie-de-netflix-222794

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