Redacción: France 24
Arcos hechos con botellas plásticas y obras de arte con tapas y latas reutilizadas son parte de una escuela que a través del reciclaje le devolvió a los niños de una pequeña comunidad camboyana la posibilidad de aprender y soñar con un mejor futuro.
La escuela nació en 2017 con el objetivo de crear en los alumnos una conciencia ecológica adaptada a la situación económica del país. Precisamente cerca a la Coconut School se encuentra el parque nacional de Kirirom, uno de los principales atractivos turísticos de Camboya, que antes era conocido como la «montaña feliz» y hoy es más bien una montaña de basura que revela el pésimo sistema de protección ambiental del país asiático.
En las estribaciones del parque, los estudiantes se reúnen cada viernes para recoger insumos reciclables que se convierten en la mensualidad que pagan al centro educativo, que inició con 73 niños y cuya mayoría aún permanece fiel a la enseñanzas del «tío» Van Day, como cariñosamente llaman a su fundador.
La ampliación de aulas escolares dan cuenta del éxito que ha tenido esta escuela en Kirirom, el compromiso de su fundador ha hecho que esta sea mejor que la escuela pública la cual, por falta de donativos a los maestros, permanece cerrada la mayoría del tiempo. Sin embargo, esto no es problema en la Coconut School donde han sabido sacar provecho de la contaminación para convertirse en un ejemplo de superación y amor al estudio.
Para estos niños, las ganas de aprender pueden más que los obstáculos y han entendido que la conciencia ambiental comienza desde casa, una lección que ponen en práctica en su día a día.
Las lecciones de los niños y el medio ambiente
Una vez más los niños dan una lección de protección y conciencia ambiental. Las generaciones recientes que se enfrentan a la inminente amenaza de cambios climáticos y ecológicos irreversibles son un ejemplo para la mayoría mundial que ignora el poco tiempo que queda para frenar los daños irreparables al medio ambiente, producidos por la falta de conciencia e irresponsabilidad de las generaciones pasadas.
Durante el último año se han presentado una serie de protestas a favor del medio ambiente, cuyos protagonistas han sido niños y jóvenes de todo el mundo. Greta Thunberg, una joven de 16 años y que fue nominada al Premio Nobel de Paz 2019 por su lucha contra el cambio climático, es la líder del movimiento «Viernes por el futuro», con su labor se ha convertido en una de las principales exponentes de esta lucha que según la Organización de Naciones Unidas tiene 11 años para ser ganada. La ONU estableció como fecha límite el año 2030 para actuar de manera concreta y efectiva para contrarrestar los efectos del calentamiento global.
Millones de jóvenes estudiantes se han tomado las calles de 125 países en distintas jornadas de protestas para hacer un llamado a líderes políticos y legisladores del mundo para que ejecuten leyes a favor del medio ambiente.
Mientras unos abandonan sus lugares de estudio para unirse a estas manifestaciones, otros como los estudiantes de la Coconut School permanecen en su lugar de estudio para aprender cómo sacar el mínimo provecho de la contaminación que miles de turistas producen en el ecosistema camboyano.
Ambas luchas legítimas que se levantan como un ejemplo de responsabilidad y conciencia ambiental a las generaciones pasadas que provocaron daños ambientales irreversibles y que hoy afectan a todos.
Fuente: https://www.france24.com/es/20190614-camboya-reciclaje-educacion-ninos