Europa/España/Noviembre 2020/elpais.com
Los detractores de la reforma salen a la calle para mostrar su desacuerdo. La falta de consenso es un clamor en la octava ley de educación en 40 años
A ritmo de claxon, miles de familias salieron a la calle este domingo en 30 ciudades para protestar contra la ley Celaá aprobada en el Congreso la semana pasada y que continúa su tramitación en el Senado. ¿Pero qué molesta tanto de la ley Celaá para semejante reacción? Mientras tratábamos de dar respuesta a esta cuestión, la vida sigue en las escuelas, se ha confinado el primer colegio de Madrid y los docentes siguen en su lucha por mantener las aulas abiertas en esta anormalidad escolar.
Bienvenidos otro martes más a este recorrido semanal por la actualidad educativa. En el que también nos detendremos en los proyectos a pie de aula. Gracias por abrirnos la puerta de tu casa y compartir esta newsletter con quien pueda estar interesado. Y si tienes alguna historia con la que podamos aprender, puedes contárnosla aquí.
1. Llega a la calle la controversia por la ley Celaá
Llevan más de 1,7 millones de firmas contra la ‘ley Celaá’, y este domingo mostraron su músculo en las calles de 30 ciudades españolas convocadas por la plataforma Más plurales. Se manifestaron en familia, pero en coche. Los principales argumentos: que la consideran una amenaza a la escuela concertada, que creen que atenta contra la libertad para escoger el centro, que acabará con los centros de educación especial y que elimina el español como lengua vehicular.
Esta semana habíamos escuchado a los obispos manifestar su «comprensión y apoyo» a las movilizaciones, aunque en esta ocasión han decidido no sumarse a las protestas, a pesar de que creen que la norma pone trabas a la educación concertada. Se refieren a que la ley prohíbe a la escuela concertada cobrar cuotas a las familias, obliga a los centros a escolarizar a más alumnos con dificultades y propone eliminar los conciertos educativos a los colegios que escolarizan por separado a las niñas y niños. Precisamente en este sentido ha fallado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, obligando a la Generalitat a renovar el concierto a las escuelas que separan por sexo para preservar el interés de las familias y la viabilidad económica de los centros. Y respecto al abordaje lingüístico de la norma, la Real Academia Española recordó “la protección” que la Constitución da al castellano.
Para analizar cómo se vive a pie de aula esta norma y los cambios que propone, hemos preguntado a tres educadores y tres familias cómo les afecta la ‘ley Celaá’ a sus protagonistas. Y también hemos analizado la ley aprobada en el Congreso con sus 300 enmiendas y los cambios en la escuela que implicará su entrada en vigor: potencia la enseñanza pública, limita las repeticiones y reequilibra las competencias entre el Gobierno y las comunidades.
También le hemos preguntado sobre ello a la ministra de Educación, Isabel Celaá, que según sus palabras cree que “la nueva ley cambia una filosofía elitista por la equidad«.
2. Clamando por el consenso educativo que no llega
Pero más allá de lo que aporta y elimina la norma, que ha ocupado buena parte de las tribunas de esta semana, como la de Milagros Pérez Oliva, El consenso que piden y no dan, que recordaba que el objetivo de esta norma es «dejar atrás a la Lomce, una ley tan regresiva que ni el Gobierno que la promovió se atrevió a aplicarla en su totalidad». O lo que planteaba Juan M. Escudero, catedrático emérito de Organización Escolar de la Universidad de Murcia, en Muchos caminos por andar, que la considera simplemente «una plataforma de partida».
Sin embargo, lo que todos reclaman para la octava ley educativa de la democracia es un consenso que está muy lejos de alcanzarse. Como recordaba Lucas Gortazar, de ESADE, en su columna Una ley educativa que nace sin alas: «La norma trae más buenas que malas noticias, algunas inconcreciones y otras omisiones preocupantes. Pero, sobre todo, nace sin consenso». Coincidía con Fernando Vallespín en su columna Educación, educación…: «Nunca tendremos la que deseamos si no nos implicamos todos. Es un deber ciudadano». Y también el editorial del 20 de noviembre Aprobado justo: «La falta de consenso educativo es un fracaso, pero la ley mejora la anterior».
3. La vida sigue en las escuelas
Mientras tanto, las escuelas siguen atrapadas en el fuego cruzado. Ven cómo la reforma educativa nace sin un acuerdo que dé estabilidad a la escuela y cómo las autonomías del PP estudian vías para no aplicarla. Y siguen esperando que lleguen los dispositivos prometidos, tal y como recogía un editorial esta semana, y asistían al primer cierre por brote de coronavirus de un colegio de Madrid: el centro Josefina Carabias de Mataelpino, que estará 10 días clausurado tras haberse detectado un brote con nueve casos entre profesores y alumnos.
Aunque la buena noticia es que los colegios no han resultado ser focos de contagio, salvo alguna excepción como esta. Varios expertos lo analizaban en La Buena Vida. Hay varias teorías científicas que explican por qué las clases en cuarentena apenas suponen un 1,5% del total: ¿Por qué los colegios no se han convertido en un foco de contagios de covid?
En el apartado de buenas noticias nos detenemos en un centro de Galicia, reseñado en Escuelas en Red, donde los profesores siguen tratando de que el aprendizaje sea lo más eficaz posible. En el IES María Soliño de Cangas do Morrazo (Pontevedra) han optado por convertir a los estudiantes en cineastas con un matiz social para transformar el mundo en el que viven.
Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/sociedad/2020/11/23/actualidad/1606135131_726380.html