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Hablar del aborto es un tema que, por lo general, incomoda y divide opiniones. Este libro presenta varias aristas, como una estrella de seis picos y cada uno pertenece a un problema social: la orfandad, el alcoholismo y la drogadicción, la violación, la trata de blancas, el aborto y la depresión.
Reunidos todos esos elementos en la protagonista de la historia, Janey Smith, desencadena una serie de relatos, prosas, dibujos, poemas, crónicas de una bitácora del desasosiego.
Desde que era niña, Janey fue presa del abandono y del abuso sexual. Hija de padres divorciados, creció con la idea que nunca fue importante para sus progenitores. Cuando llegó a la adolescencia, prefirió vivir casi al margen de ellos, en un mundo casi impenetrable para los adultos, en donde solo los jóvenes de su edad tenían acceso. Su vida es dura, áspera como una roca. Carece de educación sexual y desea conducirse de una manera desenfrenada. Nada la detiene, nada la hace recapacitar en sus acciones. No siempre puede conseguir pastillas anticonceptivas y varias veces ha sido violada. Reside en Nueva York, en el East Village, a principios de los años setenta. Se identifica con el movimiento punk y pertenece a la pandilla de Los escorpiones. Es, sin duda, un título que forma parte de la contracultura.
Uno de los episodios más fuertes de la historia es cuando Janey acude a un lugar a practicarse un aborto de manera clandestina. Está rodeada de cincuenta jóvenes que van a lo mismo que ella y también las invade el miedo. Los doctores abusan de ellas, las enfermeras las tratan mal y, en general, su visita se convierte en una pesadilla demasiado riesgosa para cualquier chica. Otro momento terrible es cuando ocurre un aborto dentro de la escuela y la estudiante debe ocultar lo que acaba de suceder, pero todos se dan cuenta.
Volumen misceláneo, revelador, muy en la línea de la literatura punk, feminista, y con resonancias de autores de la Generación Beat. Kathy Acker nació 1947, en Nueva York, y murió en Tijuana, en 1997. Sus libros fueron ubicados como obscenos, iconoclastas, perturbadores. Leer a Acker es pensarla como antecedente de Virginie Despentes (Nancy, Francia, 1969), con quien posee temas en común y hace énfasis en la discriminación de la mujer. Tanto Kathy Acker como Virginie Despentes provienen del movimiento punk, cuando ser punk era sinónimo de inclasificable, de alguien descendiente de un no-lugar. Despentes es famosa por la serie Fóllame y, específicamente, por Teoría King Kong.
“El tema incestuoso, otro leitmotiv de su obra, se repite en calidad de ruptura de un tabú originario, con la imagen paterna disgregada en una identidad polimorfa: novio, abusador, chulo. También aquí hay una seducción francesa: la de George Bataille, para quien la prohibición no es solo un impedimento sino una transgresión que se vuelve posible precisamente porque ha sido enunciada por la ley, de tal modo que tanto la interdicción como el acto transgresor son actos fundadores de una economía organizada alrededor del intercambio ritual de mujeres consideradas como bienes o dones masculinos”, escribe en el prólogo Eloy Fernández Porta.
Hay fragmentos del libro que evocan la llamada escritura automática, cuyo propósito es acabar con la censura que se ejerce desde el inconsciente. Conviene recordar que es un tipo de escritura usada principalmente por André Breton y los surrealistas, tomando en cuenta que de esa manera el “yo” se expresa libre de cualquier contención y atadura. Un conjunto de relatos explosivos, ácidos, incómodos y de heridas abiertas viene a enfatizar los riesgos que corren las mujeres cuando se practican abortos de manera ilegal, en donde la ética de los médicos deja mucho que desear. Un día antes de que terminara el 2020, Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica que ya no practica abortos clandestinos, un territorio en donde la mujer decide sobre su cuerpo, nadie más.
Fuente: https://www.milenio.com/opinion/mary-carmen-sanchez-ambriz/columna-mary-carmen-sanchez-ambriz/historias-sobre-abortos-clandestinos