El presente artículo pretende contribuir al debate sobre los estudios de juventudes indígenas a partir de la reflexión de la experiencia de la investigación titulada Jóvenes estudiantes de la Universidad Indígena de Venezuela llevada en conjunción con reflexiones suscitadas en el marco de la
Escuela Internacional de Posgrado “Juventud y Desigualdad en América Latina y el Caribe” que se llevó a cabo en la ciudad de Tegucigalpa en Honduras, del 22 al 26 de junio de 2015.
La intención, es delinear algunos criterios producto de la experiencia investigativa que pudieran orientar algunas futuras investigaciones y que a su vez, permitan visibilizar un sector demográfico que expone en sus múltiples realidades, circunstancias de marginalización preocupantes que ameritan ser atendidas por políticas públicas.
Se releva la deconstrucción hegemónica de lo que es ser joven, así como la importante consideración de indagar en las formas cómo los jóvenes se definen así mismos en contextos de exclusión social y fuertes prejuicios hacia la pertenecía étnica. Las experiencias de mujeres indígenas jóvenes, permiten en esta investigación analizar las particularidades asociadas que género, las cuales, tienden a no ser objeto de estudio por parte de las tendencias académicas en estudios sobre juventudes latinoamericanas.
Las interrogantes formuladas por Ana Silvia Monzón constituyen en si misma una guía metodología para el estudio de juventudes. Al respecto la juventud o el ser joven es: sólo cuestión de edad o también es de identidad?; un hecho histórico, económico, social, cultural, simbólico y político o puede remitir a entramados de poder (interseccionalidades) a jerarquías de género, etnia, clase, edad, diversidad sexual, discapacidades (Silvia Monzón. conferencia La dinámica de las juventudes hoy: perspectiva de género y etnia. UNAH.25 de junio de 2015).
Aspectos metodológicos empleados en la investigación:
El enfoque metodológico que emplee para esta investigación desarrollada en el año 2014 fue cualitativo enmarcado en la investigación acción. Con este enfoque se avanzó en conocer la realidad del objeto de estudio en movimiento con sus relaciones y sus contradicciones. Las voces de los estudiantes pertenecientes a los pueblos Wotuja, Pumé, Pemon, Yekuana, Eñepá, Yukpa, Jivi, Wayu y Warao son las protagonistas en esta investigación. El análisis estuvo centrado en la perspectiva de los actores mediante la escucha de su palabra, lo cual, fue sin duda, fuente inexpugnable de conocimiento. Las vivencias de estos, sus visiones del entorno, el recuerdo de sus trayectorias de vida cuyos datos biográficos aluden a instancias socio históricas y culturales, me permitieron irrumpir en el debate sobre las “juventudes indígenas” a partir de la perspectiva construida por los estudiantes. La decisión metodológica estuvo definida por la necesidad de vincular las voces de los entrevistados a ciertos aspectos teóricos referidos al tema juventudes, indígenas y educación universitaria. En analogía con el texto de Ana Lau Jaiven (1998), “Cuando hablan las mujeres”, esta investigación se propuso visibilizar realidades objetivas y subjetivas de estos estudiantes, por tanto se revelan datos importantes a partir de cuando hablan los jóvenes estudiantes indígenas.
En cuanto a los instrumentos para la recolección de la información se acudió a la entrevista en profundidad dirigida la cual estuvo dirigida a 21 estudiantes indígenas, universo que se consideró representativo por pertenecer todos al total de los pueblos que para el periodo del estudio se encontraban presentes en la UIV: Pemon, Wotuja, Warao, Yekuana, Yukpa, Pumé,Eñapá. De igual modo, se incorporaron dos entrevistas de estudiantes Wayu y Pemón quienes cursan estudios en universidades criollas, esto con la intención de consolidar el objetivo relacionado al papel de la educación universitaria hegemónica y la intercultural. Las entrevistas fueron semiestructuradas, centradas en conversaciones intencionales con los estudiantes y que fueron de utilidad para organizar a partir de relatos testimoniales vivencias personales o sucesos significativos de los estudiantes. En algunos casos la narración se centró en la propia vida del informante, lo cual acerca algunas entrevistas a relatos de vida. Por otra parte, se procedió en el diseño de un cuestionario aplicado al total de la población de 72 estudiantes que se encontraban cursando estudios en el segundo periodo académico del año 2013. El propósito de este fue el de visibilizar tendencias en cuanto a espacios para la socialización, representaciones sociales, gustos musicales, motivaciones sobre el estudio y perspectivas a futuro. El cuestionario planteado fue de tipo combinado, es decir, en el que se encontraron presente preguntas abiertas no estructuradas, pregunta cerrada dicotómica y preguntas de tipo mixta, en las cuales se propuso la explicación o justificación de su respuesta.
A continuación algunos de los testimonios de jóvenes indígenas de la Universidad Indígena de Venezuela que evidencian la urgente tarea de incorporar otras “miradas conceptuales relevando etnia y género” (Monzon, 2015):
Espacios de socialización
Los testimonios de los estudiantes permiten identificar espacios para la socialización los siguientes: las residencias estudiantiles, el infocentro, los juegos deportivos y en específico el terreno aplanado que se usa como cancha para jugar futbol. En cada una de estos espacios los estudiantes se agrupan para “escuchar música,” echar broma” o “trabajar a gusto”. La libertad se experimenta de forma más plena en virtud de que no hay presencia de figuras de autoridad. A la par de los mencionados, especial atención merece la música que aparece como un elemento simbólico presente a través de los dispositivos celulares. De igual forma el tiempo libre estipulado en el horario de actividades los sábados luego del medio día y los domingos.
Es importante resaltar que en la interacción de distintas culturas los jóvenes valoran el nacimiento de redes de amistad que se crean a partir de reconocerse a sí mismo en los otros. Uno de los aspectos que más hacen referencia los estudiantes es la oportunidad de poder conocer la diversidad de pueblos indígenas que existen en Venezuela. Javier, del pueblo yukpa comenta que antes de su experiencia en la UIV, él pensaba que sólo existían en Venezuela pueblos indígenas del estado Zulia. Por otra parte, sorprende las valoraciones que cada estudiante hace a partir de las apreciaciones de los otros en función del compartir que se genera en las residencias estudiantiles. Alberto, del pueblo Yekuana expresa que:
Lo que me ha impactado fue, como se llama, los chamos Eñepá, porque ellos son se ven como callados y a la hora de hacer cosas como son directos, van directo al tema y si tú cometiste un error ellos lo discuten en el momento o te llevan para la coordinación para que se pueda resolver. Yo viví un tiempo con ellos. Me dí cuenta de que aunque son callados son muy directos, si son bravos, entonces no te dicen pero a la hora que tienen que decirlo te dicen y eso también me ha enseñado cosas.
José, del pueblo pemon comenta que cuando ingresó a la UIV lo ubicaron en residencias estudiantiles distintas a las de su pueblo. Esta experiencia le permitió conocer a los demás jóvenes
Cuando vine por primera vez sentí que recibieron como en mi casa pues la mayoría de los jóvenes indígenas me aceptaron. Los primeros con los que me relacioné fue con los chirianas, Jivi y Sanema. Me dejaron alojar ahí en mi chinchorro. Aunque tenemos diferentes idiomas, el español me sirvió para comunicarme y no quedarme encerrado en mí mismo. Me quedé un semestre y luego en el otro también con otro pueblo. Los indígenas tenemos una forma de ser que nos hace parecidos. Empecé a tener más confianza y a echar broma, compartir cuentos. Empecé también a aprender palabras de otros idiomas.
Durante la convivencia en las residencias estudiantiles, existen espacios libres de las figuras de autoridad representadas por facilitadores, ancianos o por el coordinador general. Durante la semana están las horas de estudio personalizado, los encuentros que acontecen durante la hora de las tres comidas del día. En las residencias estudiantiles también se abren espacios para la resolución de conflictos que son abordados por todos los integrantes que viven en dicho espacio.
El tiempo libre es empleado para distintas actividades, pero la respuesta más concurrida fue la de buscar a las amistades para compartir, seguida por lavar la ropa en el río y la actividad de “ir a pescar con mis amigos”. Por otra parte, la forma como la universidad indígena ha estructurad el horario surgió como un aspecto que llama la atención de Rafael, joven yukuana, por cuanto este explica que en su comunidad no existe ningún programador de las actividades para guiar lo que cada quien debe hace; sin embargo él admite que es necesario que en la UIV todos y todas se guíen por un horario.
En la universidad indígena nosotros somos jóvenes estudiantes de diferentes pueblos, no solo Yekuana, nosotros somos 8 pueblos aquí. Entonces viendo la diferencia y la diversidad de todos los pueblos es necesario poner normas que nos puedan equilibrar el comportamiento. El Yekuana le gusta despertarse temprano, los adultos, se duerme tarde. El Warao es diferente, el Warao se duerme temprano, y se para temprano temprano también. El Pemón se para, puede tener su diferencia también. Entonces para regular eso es necesario una norma, o sea un horario que es una hora donde todos se puedan despertar, donde todos puedan comer.
Respecto con el uso del tiempo libre, la mayoría de los estudiantes refieren como principal actividad la de buscar a mis amigos para compartir (24), seguida por la de lavar ropa e ir a pescar (Resultados Cuestionario Identidades Juveniles Indígenas en la UIV, 2013).
Durante la observación participante se constató la presencia de un acompañante ruidoso que se activa en medio de reuniones informales entre los estudiantes: el celular como dispositivo para escuchar música. Diferentes géneros musicales comparten la escena a diario, desde raspacanilla, paseándose por el reggaetón hasta el rock romántico, el vallenato y música llanera. El 53% de los estudiantes afirmó tener celular. Para cada uno de los estudiantes entrevistados, la música constituye un referente identitario que lo distingue del otro. Por ejemplo, Alejandro, joven del pueblo Wotuja señala que en su comunidad lo mas que se escucha es “reggaetón y raspacanilla pa lante”, él se ha inclinado por el rock mencionado a la agrupación The Killers y la canción “Here with me”. Igualmente le gusta la música romántica pues se considera un “hombre triste por dentro pero por fuera demuestro alegría”.
Por su parte, Damian, del pueblo Pemon no tuvo dudas al precisar sus gustos musicales agrupados en la música electrónica pues “me aburre mucho la música que escuchan en la comunidad, mucha viene de Brasil y no me gusta, prefiero DJ Tiesto, Simple Plan, Green Day”. Tanto este joven Pemon, como el joven Wotuja comparten un estilo de peinado que también es usual en jóvenes urbanos consumidores de las mismas tendencias musicales. El uso del sweter negro, jeanes muy anchos, el corte de pelo Emo son también el reflejo de una parte de la identidad conectada en el consumo global musical. Todo esto indica la función simbólica de la música que funge como parte de “la socioestética”, categoría empleada por Reguillo y que puede entenderse como “producto de mezclas, préstamos e intercambios que resignifican, en una solución de continuidad , la contradicción”(Reguillo,2012:119). Los géneros musicales consumidos por los estudiantes son en orden de preferencia raspacanilla, vallenato, merengue, joropo, reggaetón, rock, y música romántica (Resultados Cuestionario Identidades Juveniles Indígenas en la UIV, 2013).
Autovaloración sobre quién es joven- estudiante indígena
La condición de ser joven indígena varía según las experiencias de vida de cada estudiante entrevistado. Las definiciones revelan contextos y trayectorias de vida asociadas a la familia, la escuela, su relación con los abuelos y abuelas y la participación en actividades laborales, la mayoría informales. Sin embargo, surgió como categoría común la relacionada al estatus de estudiante, el cual fue considerado como un rasgo importante que mucho tiene que ver en la definición de ser joven indígena. La escuela como agente de socialización es también nombrada por todos los entrevistados como la institución responsable de muchos de los cambios que los jóvenes han experimentado, por cuanto la misma ha sustituido el tiempo que antes los padres, madres y abuelas les dedicaban a los niños. En la encuesta realizada, los estudiantes respondieron que son jóvenes indígenas porque “hago cosas que hacen los jóvenes criollos y los indígenas”; “porque tengo la edad de ser joven” y “porque estudio en la Universidad”. El 64% de los jóvenes reportaron haber estudiado en secundaria con jóvenes indígenas y criollos (Resultados Cuestionario Identidades Juveniles Indígenas en la UIV, 2013).
Juan, del pueblo Wotuja quien se considera así mismo “100% joven indígena” explica lo siguiente:
Claro, los jóvenes de hoy han cambiado mucho a cómo eran antes. Los niños antes sabían cómo era el ritmo de la comunidad, lo respetaban. De niños pasaban a portarse bien como adultos de la comunidad, a trabajar en el conuco, a cuidar de la familia. Eso ya no está. Ahora la escuela los hace jóvenes después y quieren hacer otras cosas. Los padres que le dicen a sus hijos hoy?. Hijo vaya usted para la escuela que yo voy para el conuco, voy de cacería. Entonces el hijo se queda en la escuela y lo atiende una maestra que le habla puro en castellano y no le enseña cosas de la comunidad sino de libros que son criollos”. -Porque los jóvenes indígenas de aquella época desde la niñez ya tenía su formación orientado avanzado comparado con los otros no indígenas el caso de los campesinos los criollos siendo el joven, ya desde niño tenia la orientación de sus padres claro eso no dificultaba si el enfrentaba todas sus cosas.
Su apreciación coincide con la de Isamel, Eñepá, quien manifiesta que algunos jóvenes “no hacen mucho trabajo en la comunidad sino que se preocupan de vivir por su propia cuenta. Eso ocurre sobre todo en los jóvenes que han estudiando más o menos desde sexto grado hasta el segundo año en escuelas criollas. Ellos estudian a veces con jóvenes criollos y aprenden a no participar en trabajos comunitarios. Les da pena si son mujeres dicen que no es trabajo de los jóvenes y que ellas no van a hacer lo que hacen los mayores”.
Este comentario revela la influencia de las aspiraciones hegemónicas en las trayectorias de vida de los jóvenes indígenas. Los proyectos de vida individual, muy presente como metas en los jóvenes no indígenas, son asumidos también por los indígenas. Esto incide en el debilitamiento de los tejidos comunitarios y en la fragmentación de las prácticas colectivas de los pueblos indígenas.
El testimonio proveniente de Félix, Yekuana, vincula la juventud con el compromiso de defender su pueblo. Está conectado con la necesidad de manejar temas que las generaciones que le antecedieron no manejaban. Félix, es estudioso del tema de demarcación. Es padre de familia y fue el primer coordinador indígena que tuvo la universidad. “Yo me considero indígena Yekuana, o sea con mucha fuerza, con mucha claridad y eso es primero. Para mi ser joven indígena Yekuana es un orgullo pues, el fruto de la resistencia. Si nosotros los jóvenes no nos preparamos entonces como van a quedar nuestros pueblos? Van a quedar otra vez aplastados”José, comenta que “nunca he perdido tiempo como joven desde mi juventud siempre he hecho cosas útiles. Hay siempre que aprovechar en la Gran Sabana, en la selva se pueden hacer cosas. Soy joven Pemón y tengo que aprovechar que tengo fuerza para hacer cosas”.
Por su parte Rafael, precisa que es joven indígena porque “soy hijo de la comunidad de Tencua y soy hijo también de Yekuanas conocedores de la cultura y mi mamá también es Yekuana. Y eso me hace ser Yekuana, me siento orgulloso de ser Yekuana. Y eso me hace sentir como, como indígena”. Resulta interesante saber que este joven tiene esposa pero aun no tiene hijos. Al ser interrogado sobre el por qué, él contesta que “aun no lo hemos decidido. Habrá tiempo de tener hijos, y eso será cuando no tenga muchas responsabilidades ya sea aquí o en otra parte”. El ser joven estudiante le permite a Rafael, el poder de aplazar su rol de padre. El acto de estudiar en la UIV es tomado en cuenta por este joven como una de las responsabilidades que más pesa en este momento de su vida y que lo lleva a decidir que no es el momento de convertirse en padre de familia. Rafael hace uso de métodos anticonceptivos para evitar que su esposa quede embarazada. Desde la vivencia de jóvenes urbanos, el tener hijos no resulta compatible con el hecho de estar cursando alguna carrera universitaria. Es bien conocido el consejo de estudiar primero para luego poder tener los medios de mantener a la familia. Por ello, se puede afirmar que el ser joven indígena para este muchacho representa también la posibilidad de tomar desde lo juventud hegemónica, este arreglo que le permite tener tiempo para dedicarse a sus estudios. Por su parte, Alejandro, afirma que
Soy un joven que aprende todos los días en Universidad. Me gusta las fiestas también y como aun no estoy casado aprovecho del tiempo aquí para pintar, me gusta pintar, los indígenas somos muy buenos artistas”. Wiliam, del mismo pueblo pero de otra comunidad se define como joven y a su vez “mestizo” porque “mi mama y mi familia es Piaroa y mi papa es colombiano. Por ahora siento orgullo de ser indígena y como joven rescatar la cultura, tener la experiencia de lo que vivieron mis abuelos, saber que hacían, cómo pasaban la vida.
Del pueblo Eñepá, Ricardo, manifiesta su concepción de joven indígena como “la edad para poder ayudar más a la comunidad” en virtud de que a partir de los 12 años “los Eñepá empezamos a trabajar 15 o 16 años para arriba el Eñepá para arriba comienza a trabajar pero no solo en la familia, o a los padres sino en el campo para todos”. David Palmar[1], es del pueblo Wayú y explica que
Me defino un joven indígena que le apuesta a la pervivencia de los seres vivos y la ética planetaria. Desde la perspectiva occidental el ser joven implica ser una persona que tiene presiones por ser objeto de expectativas sociales. Y eso lo vivo también yo como indígena. Es un vaivén de desaprobaciones como por ejemplo “los wayuu no hacen esto o aquello”, “no pareces Wayuu”. Muchas de estas desaprobaciones vienen también de tu misma gente. Es una carga doble de expectativas. Hay romanticismo de que los ancianos son quienes tienen la verdad absoluta. Pero hay situaciones en las que hay que hacer una lectura muy compleja.
Lo narrado por David revela la doble carga que tienen los jóvenes indígenas en la construcción que otros hacen sobre ellos y ellas. Por ello “la forma de autonombrase en las diferentes adscripciones identitarias (…) ha desempeñado un papel muy importante no solo en relación con las formas de comunicación entre pares, sino con respecto a los diversos modos en que se posiciona ante la sociedad” (Reguillo, 2012: 99).
Es de singular importancia algunas valoraciones que estos estudiantes indígenas hacen de los jóvenes criollos. En todos los testimonios surgieron episodios de racismo y sentimientos de superioridad por parte de los criollos. El 89% de los estudiantes indígenas considera que los jóvenes criollos y los indígenas son diferentes. Las reflexiones que se desprendieron a partir de las interrogantes si te consideras joven indígena y por qué, surgen también de precisar las diferencias en relación con el joven criollo. Así Eduardo, del pueblo Pumé relata que
Lo que yo he visto, no sé, los criollos siempre han sido, han visto, ven a los indígenas como muy inferiores, ellos creen así no, y dicen que los indígenas no saben nada pero viendo eso yo me he preguntado en mi personal, y los pumé somos iguales, pensamos iguales, lo que pasa. Los criollos utilizan una palabra. Que el indígena “pluma”. Esa es la palabra que usan. Pero entonces en mi interpretación, he analizado así no, y pluma significaría que no vale, no. Ello sería carne y el indígena pluma que no vale.
Las experiencias de racismo han estado muy presentes en las escuelas primarias y secundarias donde las clases se comparten con estudiantes criollos. Esteban narra que “en el colegio la Guanota Fe y Alegría Apure. Porque allá los campesinos, los criollitos estaban acostumbrados a joder a los indígenas “mira, indio” los Yekuana siempre hemos sido talento en el futbol, jugamos más que los criollos, que aquellos entonces nos envidiaban y uno se sentía, bueno no sé porque uno no se burla sino que es la realidad y bueno cuando nosotros estábamos en la cancha jugábamos los mejores entonces nos envidiaban “indio come lombriz, come casabe, come mañoco” entonces una vez lo agarré. Peleamos ahí y hasta ahí pues”
Alberto, cuanta que existe mucha competencia entre los criollos e indígenas. Así narra que
En un liceo básicamente criollo donde él cursaba estudios junto con dos primos nos decían que esos indígenas no saben nada eso me ha arrechado mucho a mí me ponía molesto como éramos chamos paso una vez nos caímos a coñazos después, ellos se creían más y no era verdad porque nosotros decíamos vamos a estudiar a ver qué tal vamos a medirnos en el estudio y nos mediamos también en las matemáticas.
Muchos de los estudiantes observan como principal diferencia entre los jóvenes criollos es que los indígenas “saben hacer más cosas”, juegan mejor el futbol, tienen más habilidades y destrezas como por ejemplo correr en la selva, cazar, pescar. En este sentido, Rafael afirma que los jóvenes criollos de la secundaria “primero no saben hacer su comida (…) segundo, nosotros hacíamos una cosa como pequeña que es difícil para ellos que es peluquearnos, o sea simplemente con una tijera y ya se hace un corte. Y ahí es donde eso sorprendía. Bueno, son prácticas. Nosotros sabemos hacer eso. En el deporte también siempre ganábamos los indígenas. Entonces y se ha visto mucho eso la competencia también.
Los estudiantes yukpas consultados, son entre todos los de la universidad, quienes más cerca han experimentado el racismo, la discriminación y la injusticia. No solo en los términos de la lucha cuerpo a cuerpo contra los terratenientes, sino desde la escuela de “los curas” en donde estuvieron internados para aprender a leer y escribir bien. Javier recuerda que
Cuando yo estudié pues en la escuela de la misión del Tokuco que se llamaba Unidad Educativa Sagrada Familia, fundada desde muchos tiempos por los curas, entonces como mi papá Sabino pues ha luchado o ha tenido muchos tiempo de lucha entonces ya nos tenían señalados entre los ganaderos ,entonces bueno nosotros como los hijos del cacique Sabino alli pues nos trataban mal , nos castigan mucho y que a barrer eso o limpiar cosas feas, podridas pues, como por ejemplos los excrementos de perros, a botar basura que tenía mucho tiempo. El padre Eduardo y el padre que es español y el padre Sandoval y que es de Caracas, y el padre español Víctor, este ellos decían siempre cuando yo estoy haciendo ya cuarto grado yo lo escuchaba cuando estaba diciendo que si mi papa seguía con la lucha nos iban a sacar; decían ellos, los curas decían ellos pues, que tenían que sacar a los hijos de Sabino, nos amenazaban con los estudios pues, nos amenazaban decían que tenían que cansarnos para que nos fuéramos de la escuela (…)porque ellos nos decían que nuestro padre estaba haciendo malas cosas; también nos decían que teníamos que aprender mucho sobre la religión como hijo de Sabino (…) y que nuestra cultura eso ya no valía pues porque ya hasta si hablamos asi pues en nuestro idioma ellos decían que nuestro idioma no existía (…) nos juntábamos con los muchachos de Toromo a echar cuentos en yukpa pero los curas querían siempre que uno este leyendo eso de lo que dicen biblia sino, nos decían que es importantísimo de estar diariamente rezando por el único dios que ellos tienen no sé donde.
Ismael narra que en la secundaria algunos estudiantes criollos provocaban a los jóvenes indígenas para “poner bravos a esos indios”. Pero ese “indio” tiene nombre. Igualmente recuerda comentarios como “los indios no son de aquí venezolanos”. Yo les decía que mira chamo ustedes tienen sangre indígena, y ellos se reían que va chamo yo no soy indio”. Sin embargo, a pesar de esto, Najté con orgullo también recuerda que hizo equipo en algunos cursos con un estudiante Piaroa porque “era bueno en matemática y que “cuando el profesor me mandaba a sacar el problema de la física” los demás estudiante s criollos buscaban anotarse con ellos para hacer equipo. De hecho, 70% de los estudiantes afirmaron el haber sufrido alguna forma de racismo en sus vidas. Y en cuanto a las relaciones con los jóvenes criollos, el 53% afirman que entre los indígenas y no indígenas “no se relacionan mucho” y un 23% expresó que las peleas son porque los jóvenes criollos se creen más que los jóvenes indígenas (Resultados Cuestionario Identidades Juveniles Indígenas en la UIV, 2013).
Atendiendo a los testimonios citados, se considera que los estudiantes de la UIV, todos con experiencias diferentes, han construido simbólicamente un nosotros, que somos jóvenes indígenas estudiantes, como terreno de representaciones que les es común a todos y todas. Podría afirmarse que existe también una identidad colectiva a partir del encuentro de las diferentes identidades individuales, las historias colectivas de los pueblos y las vivencias de racismo y discriminación que le son comunes a todos los entrevistados. Se debe aclarar este aspecto porque no se trata de afirmar que sea una identidad colectiva que hace que todos sean iguales. Lo que acontece es que se afianza “el carácter relacional” de la identidad como proceso de “identificación- diferenciación” con relación a un Otro criollo que refleja en su relación con el Otro indígena su cognitivo de racismo.
Mujer indígena, joven y estudiante
Las voces de las mujeres entrevistadas desafían la categoría de género universal elevada por el feminismo euronorcéntrico que excluye las especificidades de las mujeres de los pueblos indígenas, estigmatizadas no sólo por ser indígenas, sino por ser mujeres y portadoras de formas diferentes de concebir la vida y las relaciones con el mundo. Es necesario tomar en consideración que los modelos vigentes de ser mujer indígena son también el resultado del sistema de dominación colonial que se ocupó de naturalizar la violencia contra ellas, pero no únicamente ejercida desde los sujetos privilegiados, sino también por parte de “aquellos hombres que continúan siendo víctimas de la dominación racial” convirtiéndolos en partícipes de distintas formas de violencia (Lugones,2008: 75). Lucia, del pueblo Pemón revela la presencia de discriminación a la que es expuesta en la secundaria.
Si, fue en 8vo Grado, en el Colegio donde yo estudiaba, la población estudiantil era mixta, y en una oportunidad un compañero me dijo maldita india, en este momento no me acuerdo muy bien porque fue, pero fue una expresión que me dolió mucho, lloré de la impotencia; fue cuando mi Profesora Guía salió a mi defensiva y regañó a mi compañero, y ella me dijo que para la próxima le respondiera y le dijera a mucha honra, eso me ayudó a estabilizar mis emociones y sentimientos. Ahora que alguien me diga eso, creo que ni me dolería ni en mínimo.
Las entrevistadas hacen referencia a situaciones que sobre ellas ha ejercido presión, injusticia o prejuicios y que no solo provienen del mundo criollo sino también, en algunos casos, de compañeros indígenas. Las mujeres consultadas ponen en evidencia otros aspectos que median en la socialización a lo interno de la UIV, estos asociados a la necesidad de ganarse el respeto de sus compañeros así como lo difícil de enfrentar temas como el noviazgo a lo interno de la UIV pues “siempre, los muchachos le echan la culpa a las mujeres, como que si quien se enamora es una nada más y no el hombre”, confirmó María del pueblo Wotuja.
Lucia fue la primera coordinadora mujer en la UIV. Desde esa experiencia comenta el haberse sentido juzgada en el momento en que salió embarazada y que a la par continuaba con sus funciones como coordinadora.
No estoy casada y eso me lo han criticado (…) Lo más difícil de ser mujer es, ser señalada por la comunidad cuando la sociedad es machista y no ser comprendida y aceptada; Soy madre soltera. A mis 19 años de edad estuve en concubinato con un hombre indígena (pemon – akawaio) a tan solo 8 meses de estar conviviendo juntos, él falleció. Después de 5 años acontecidos esto, quedé embarazada de una relación que mantuve con un voluntario (no indígena) de la UIV, le confieso que estuve asustada por la reacción que pudiera tener Ajishama (Fundador de la UIV); cuando le confesé que estaba en estado, su reacción fue tan serena y comprensible que nunca olvidaré sus palabras “Las madres no escogen a los hijos, ni los hijos escogen a las madres… los hijos son un regalo del Creador, que hay que recibirlos con alegría y como una Bendición… ”. la relación con el Padre de mi hijo no fluyó por lo que la relación tuvo que terminar; posteriormente me vi relacionada sentimentalmente con un estudiante de la UIV (de la étnia Pume) que desde la opinión de mis compañeros voluntarios indígenas lo desaprobaron, yo alegué diciendo que en mi condición de mujer soltera yo habría recibido algún halago o insinuación de ellos siendo compañeros, voluntarios, (con pareja allí con ellos ) pero no fueron correspondidos por respeto a ellos y a sus familias. Y si yo me vi relacionada con el estudiante fue porque él me apoyaba en las atenciones que yo carecía en ese momento, y nació como un sentimiento de admiración y agradecimiento. Los profesores aliados, en ese momento no le dieron mayor importancia u opinión a ésta situación, esa reacción influyó en el estudiante que se retiró de la Universidad sin culminar sus estudios, es un estudiante muy valioso. La relación tampoco se concretó.
Para las mujeres, pareciera haber una pauta diferente de socialización que se ve afectada cuando asumen la maternidad o ciertos roles del liderazgo colectivo.Miriam, Yukpa,fue estudiante de la UIV. No regresó desde que salió embarazada producto de una relación con un joven de una comunidad vecina.
Me hace falta la Universidad, lo que más me gustaba es lo que aprendí y que podía estar descalza, ir a clases, bañarme en el caño, estudiar. Ya tengo un niño. Estoy criándolo con mi mama, mis hermanas me ayudan (…). Quiero preguntar a la coordinación indígena si puedo volver a la Universidad con mi hijo, no sé, tú crees?, yo creo que no me van a dejar, verdad.
En cuanto a la distribución del tiempo en la UIV, Lucia comenta que pudo ser capaz de asumir las responsabilidades de la coordinación junto con las de la crianza de su hijo pues
Siempre quise que mi hijo estuviera en contacto con lo que hago (mi trabajo) y mi hijo lo atendía personalmente en mi aldea, y siempre lo cargaba conmigo para que interactuara con los demás pueblos indígenas hermanos y aliados, para que conozca la realidad. Fue impresionante ver como mi bebé a tan solo tres añitos se había aprendido los nombres de los estudiantes. Me siento orgullosa de él.
Por otra parte explica que la Universidad le ofreció la oportunidad de relacionarse con muchas personas y así ir decidiendo de cual forma podría continuar sus estudios. Sin embargo, esto no fue fácil porque “me sentí juzgada por mis compañeros que no entendieron mis estudios en la UPEL [2]paralelo al trabajo de la UIV; y también me juzgaron porque había sido becada por FUNDAYACUCHO [3]para estudios de pregrado”. Ante todo esto, Ana comenta que a pesar de las críticas cuya razón de las mismas, ella atribuye el hecho de que la gente, mis paisanos, “pretendían que yo me quedara en mi comunidad sin hacer mas nada”, procuró seguir adelante en virtud de que porque soy mujer Pemon, no quiere decir que no voy a seguir estudiando”.
Vivencias como las de Lucia, también son referidas por otra de las entrevistadas. Para ellas, la UIV les posibilita “seguir siendo mujer Wotuja”, “mujer Pemon sin tener que necesariamente que estar casada o tener hijos. El uso estratégico de la juventud como categoría que infiere búsqueda de libertad y autonomía es asumido por algunas de las mujeres estudiantes en un lugar de afirmarse en el marco de la apropiación de algunos derechos al mismo tiempo de no sentir que “traicionan” su cultura de origen por cuanto en la UIV, el proyecto a futuro no se desvincula con la posibilidad de aportar al impulso de su comunidad y pueblo. Así María argumenta que el ser joven es lo que ha hecho que no haya decidió aun por el matrimonio:
A una le cuesta decidir. Me caso o no me caso? Y bueno pienso en algo que me pueda servir (…) uno ve la realidad de los familiares, a veces veo a mis primas y el hombre maltratándola y pegándole a los niños. Entonces para qué casarme ahorita? (…)busco ser alguien en la vida para aportarle a otras personas, ayudarles y ese es el compromiso que a uno le dice ¡ya va! Todavía no he cumplido con tu misión (…) no quiero regresar con las manos vacía a mi comunidad
Tanto Lucia, como María, han estado a cargo de la coordinación general de la UIV; esto les ha servido como experiencia para “ganarse el respeto” de una comunidad estudiantil dominada por la presencia de hombres y que muchas veces algunos alegaban “que había competencia entre ellos y yo”.
Lo difícil de la mujer aquí es que a veces no nos entendemos y a veces hay complicaciones que hay en la vida. Ha pasado que a veces las muchachas nos unos enamoramos pero los muchachos no nos ayudan (…) me he dado cuenta que no solamente de los jóvenes criollos faltan el respeto la mujer, sino también los jóvenes (…) no me gusta la manera como hablan con la persona y si es mujer a veces les gritan (…) yo pongo limites con mis compañeros, si es de echar broma echamos broma pero con respeto y si es de trabajar se trabaja y busco me respeten si yo tengo que mandarles a hacer algo para que todo salga bien”. Respuesta: es muy difícil dejarse respectar ya tengo mucho tiempo conociendo a los ser hacia los muchachos, profesores. Pues a mi gusta echar broma, reír, se cuando puedo portarme bien y cuando hablar seriamente, tener cada espacio para cada cosa eso me hace ganar el respecto de los muchachos. Por ejemplo para mantener el respeto con los muchachos hay que tener una limitación. Si me pongo a echar broma con ellos pero si se pasan ya me dejo de reír, como control para no pasar los limites.
En cuanto a las diferencias entre las mujeres indígenas y las criollas, las entrevistadas argumentan que las criollas suelen “ser tener más oportunidades para estudios universitarios”; “siempre están a la moda”, “dominan la tecnología” mientras que las indígenas “son más sencillas en su forma de vestir”, ”caminan descalzas sin dificultad”, “domina tanto el idioma materno como el español”.
Entre la mujer indígena y la mujer criolla, entre la mujer indígena esta ella tiene miedo a los muchachos, ya que cualquier cosa que le digan los muchachos que no sea su familia como corrígete tu estas mal, la mujer indígena a veces lo toma serio veces como se siente parte de su hermano lo toma en serio porque tienen que ver con su vida; en cambio se ve ese respeto se rompe se ve el respeto y no se meten, en cambio la mujer criolla como que eso es normal para ella, no hay mas respeto todo es igual se siente igual, no se siente que la mujer esta arriba y el hombre abajo es igual. En cambio nosotras alguien nos dice tu estas así ya me siento que ese es mayor que yo y lo respeto por lo que dice.
Tanto Miriam como María coinciden en la idea de que “la gente respeta más a la mujer criolla (…) a nosotros [los yukpas de la comunidad Chaktapa] pues cuando tomamos las haciendas los ganaderos nos decían perras váyanse, las vamos a matar a todas, ustedes paren como acures” .Lo pronunciado por Miriam es parte de la violencia a la que son sometidas las mujeres indígenas sobre todo, si estas han sido protagonistas en procesos de recuperación de sus tierras como el caso de las mujeres yukpas. Pero la violencia también es ejercida a lo interno de sus comunidades. Todas entrevistadas también concuerdan en este aspecto.
En mis familiares más que todo si, vi un caso de mi prima ella tienen seis hijos, cinco varones y una niña. Por el maltrato que ha recibido por el marido ha perdido el ánimo de seguir en la vida se deprime, la ultima niña tiene siete años. La última vez le hicieron oración, su pareja es Wotuja pero se la pasa en la ciudad. Con la oración ha mejorado un poco. El la dejaba golpeada, morados en la cara, y los hijos también le pegaba. Estando embarazada en la maltrato y ella aborto. La segunda vez paso lo mismo. Y ella aborta y aborta. Y por esa reacción se llamaron los chamanes para que le haga la limpieza.
Reflexiones finales
La realidad constatada por el trabajo en campo con indígenas demuestra que los jóvenes indígenas no solo están presentes como un sector de la población diferenciado por rango de edad, sino que constituyen un sector trascendental que exponen aspectos cruciales de la realidad indígena nacional entre los cuales, la continuidad cultural, la exclusión, el consumo hegemónico y los conflictos identitarios, exigen una mirada alerta a lo que sus voces y sus sentidos expresan. Las políticas públicas en materia indígena son portadoras de una ceguera que no les permite apuntalar estrategias para reforzar el potencial de los jóvenes indígenas presentas en más de 40 pueblos del país (Instituto Nacional de Estadística).
Por otra parte, este trabajo consideró a la Universidad Indígena, no solo como institución de saberes, sino como un espacio que “produce juventudes” y “permite el despliegue del potencial juvenil” (Vommaro, Conferencia En busca de las condiciones juveniles latinoamericanas. UNAH 22 de junio 2015). En el sentido antes expuesto, se observó que dentro de la Universidad Indígena las diferentes identidades juveniles indígenas dialogan permanentemente e intercambia valores subjetivos, lo que permite sentar las premisas para una discusión de fondo sobre la educación universitaria y el futuro de los pueblos indígenas a partir de las miradas de sus jóvenes.
Toma en esta investigación un lugar protagónico la múltiple definición identitarias de lo que es ser indígena, joven, estudiante. Se demuestra que ninguna de estas hacen referencia a elaboraciones finitas, cerradas, estáticas, sino que por el contrario, muestran horizontes amplios como proyectos a futuro donde la resistencia, la transgresión a patrones fijos y procurarse un lugar en el mundo propio y colectivo es posible.
Es relevante la reflexión cuidadosa tanto sobre los marcos teóricos que definen que es ser un joven, como las definiciones fijas que antropólogos han hecho sobre la identidad étnica de cada pueblo presente en la UIV. En gran medida, aun predomina tanto a nivel teórico como metodológico un discurso colonial al reproducir estereotipos acerca los marcadores étnicos que revelan el deber ser.
La experiencia de estos estudiantes transcurre en tres tiempos que se turnan en un constante proceso de re significación de aquellos aspectos que según la cultura dominante tienen que ver con el ser joven, espacio de vida marcado por la edad y al mismo tiempo la autodenominación y una heterodominación de origen colonial “cuyo uso implica connotaciones de asimetría, desigualdad y discriminación, que hace del sujeto étnico (del etnizado), un ”otro”, diferente del resto de los integrantes de la sociedad” (Pérez Ruiz,2011:73).
Los espacios de socialización permiten evidenciar procesos permanentes de reapropiación identitaria. Y cuando estos están ligados al uso y consumo de información a través de las redes sociales, lejos de lo que algunos especialistas han avizorado, los jóvenes de UIV han demostrado estrategias para articular sentidos de pertenencia…mas de futuro
Sin embargo, en las trayectorias expresada por los jóvenes, hay también experiencias de racismo, exclusión extrema, tristezas profundas, confusión ante lo que debe ser asumido para “no estar siempre como el que recibe los golpes”, de acuerdo al testimonio de un joven del pueblo yukpa. En algunos casos, surgen estrategias de mimetismo que ha servido para limitar de alguna manera el sentido de mal trato y poder al menos relacionarse con el otro como un semejante para contrarrestrar “las formas del Otro” ( Amodio,1993) del referente colonial que prepondera en la mayoría de los venezolanos al referirse al indígena.
Como resultado de los testimonios de los y las jóvenes indígenas, aboga este trabajo por la materialización de espacios académicos dentro de los cuales se materialicen estudios que reconozcan la identidad indígena en su complejidad y diversidad cultural. Al reconocer las relaciones interculturales inequitativas entre los indígenas y la sociedad criolla-mestiza, universidades como la UIV tiene el potencial de aportar a la construcción de otras formas de ciudadanías basadas en proyectos de vida de los pueblos y comunidades indígenas. La educación universitaria pensada para y por los pueblos indígenas, es necesaria para garantizar la sostenibilidad social, cultural a través de sus jóvenes, sujetos en cuyas experiencias se re significan claves identitarias, constituyentes a procesos de democracia que revitalizan América Latina.
Bibliografía
Amodio, Emanuele 1993. Formas de alteridad. Construcción y difusión de la imagen del indio americano en Europa durante el primer siglo de la conquista de América.(Quito:Ediciones ABYA-YALA).
Lugones, M. (2008) «Colonalidad y género». En Tabula Rasa, Numero 9, julio 2008. Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca.
Monzon, Ana Silvia 2015. Conferencia “La dinámica de las juventudes hoy: perspectiva de género y etnia” ”. UNAH 22 de junio 2015.
Pérez Ruiz, Maya Lorena 2011 “Retos para la investigación de los jóvenes indígenas” en Alteridades (México) En ‹http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0188-70172011000200005&script=sci_arttext› acceso 3 de octubre de 2013.
________2012 Culturas Juveniles: formas políticas del desencanto (México:Siglo veintiuno editores).
Reguillo Rossana 2012 Culturas Juveniles: formas políticas del desencanto (México: Siglo veintiuno editores)
Vommaro, Pablo 2015.Conferencia “Juventudes y políticas en la
América Latina: participación política, políticas públicas y disputas por lo público”. UNAH 22 de junio 2015
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[1] David Palmar no es estudiante de la UIV. Sin embargo, se consideró importante su testimonio por considerarse joven indígena desde la cultura Wayú, pueblo de mayor presencia en el territorio nacional. Palmar cursó estudios en la Universidad del Zulia. Es documentalista y ha participado en encuentros nacionales e internacionales de realizadores audiovisuales indígenas. Es cofundador de la MICIV – Muestra Internacional de Cine Indígena de Venezuela
[2] Siglas de Universidad Pedagógica Experimental Libertador
[3] Siglas de Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, institución que promueve becas para cursos de pregrado