www.elperiodic.com/02-05-2016/
Que las niñas y los niños de Baasneere, en Burkina Faso, África, tengan una oportunidad para su desarrollo educativo. Este es el objetivo de la primera escuela de educación secundaria que se empezará a construir el próximo mes de septiembre gracias a un proyecto de cooperación liderado por la ONG local Algemesí Solidari con la colaboración del Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat de la Universitat de València, así como otras instituciones y entidades voluntarias.
El problema del analfabetismo en Burkina Faso, un país a la cola mundial en desarrollo, es una lacra que arrastra la población desde decenios y que obstaculiza, entre otros factores, su crecimiento. De alguna manera, supone un pilar de su estancamiento económico, político y social. Según los últimos datos del Index Mundi, solo el 46% de los niños entre 0 y 14 años está escolarizado.
En el caso concreto de Baasneere, una población de unos 10.000 habitantes situada en el Centro-Norte del país, en la provincia de Sanmatenga, e integrada por numerosos poblados diseminados, no hay centros ni de infantil ni de secundaria, únicamente siete escuelas de primaria. Al acabar este periodo educativo, que abarca de los 6 a los 12 años, los jóvenes se tienen que desplazar entre 30 y 40 kilómetros para continuar los estudios en la capital, Kaya, o en la ciudad de Kongousi. Así pues, “para los niños que todavía no han accedido a la edad de escolarización, la calle se convierte en la maestra principal; mientras que para aquellos que superan ya el tiempo previsto para la alfabetización básica, solo queda la opción de viajar a alguna capital”, dice Carmel Ferragud, profesor de la Universitat de València y miembro de la comisión de Algemesí Solidari para la construcción de la escuela de secundaria en Baasneere.
“Si el país no consigue alfabetizar a un número más elevado de niños y niñas no habrá manera de salir del círculo de la pobreza”, afirma el profesor, quien explica que, ante la imposibilidad del Gobierno burkinés para crear escuelas, las infraestructuras educativas dependen realmente del “tejido de las ONG” que operan en Burkina Faso. “El Estado aporta el profesorado, el personal docente, pero la infraestructura depende del esfuerzo exterior porque, sencillamente, no hay dinero”, reconoce Ferragud.
La ejecución del proyecto de la construcción de la primera escuela de Baasneere tiene una duración prevista de seis años, lo cual será posible gracias, por un lado, a la cantidad de instituciones y entidades implicadas: la ONG Algemesí Solidari, responsable de la iniciativa, junto con la entidad burkinesa A3B Association ‘Buud-Bumbu de Bao/Baasneere’ pour le Developpement et l’Amitie entre les Peuples; el despacho de arquitectos ‘Hac 90 Arquitectes’, en colaboración con la Cátedra UNESCO de Arquitectura en Tierra y la Universitat Politècnica de València; y el Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat que gestiona la Fundació General de la Universitat de València; y, por otro, a la viabilidad de la propuesta. En este sentido, Carmel Ferragud explica que, en primer lugar, el proyecto nace desde el corazón de la misma población, quien expresa la necesidad de acoger este centro; la ONG Algemesí Solidari dispone de los recursos humanos y materiales necesarios para la realización de la escuela; y el apoyo financiero comprometido alcanza la práctica totalidad de las previsiones de las primeras fases de formación y construcción. Además, la nueva escuela supondrá un revulsivo para la economía de la zona, puesto que la mano de obra, después de recibir la formación adecuada, será local.
La primera fase arrancará el próximo mes de septiembre. Según describe el profesor de la Universitat de València, se llevará a cabo una estrategia de construcción en módulos. “El primer módulo consiste en dos aulas. El sistema constructivo por el que hemos optado se fundamenta en el valor de la arquitectura vernácula, totalmente sostenible para emplear materiales propios del terreno como el bloque de adobe compactado o BTC; pero, además, estamos desarrollando en Valencia y en Algemesí una investigación para constatar los sistemas de creación de muros y vueltas con los materiales de la zona”, añade Ferragud.
Sin más dilación, este verano la ONG ha organizado un campo de trabajo para que jóvenes valencianos, en colaboración con jóvenes de Baasneere, disfruten durante 12 días de actividades educativas y de ocio con los más pequeños de la localidad, un taller que empezó en 2014 y que ahora se presenta como la antesala de la mejora educativa de los poblados.
El Programa 0,7 de la Universitat de València
El Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat (http://links.uv.es/5wev1In), que convoca el Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación de la Universitat de València, está dirigido por la Comisión 0,7, creada en 1995 con la misión de establecer las líneas generales de actuación en materia de cooperación al desarrollo de la Universitat de València; distribuir el presupuesto 0’7 -que se obtiene del 0’7% del presupuesto de la Universitat, así como con carácter voluntario del 0’7% de las nóminas de su personal y de las tasas de matrícula de sus estudiantes- entre los diversos programas de cooperación; controlar y supervisar este presupuesto; y preparar y resolver convocatorias de proyectos propios de cooperación.