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De temblores, socavones y otras educaciones en Morelos

Por: Pluma Invitada

¡Ya no puedo más!¡Ya estoy harta!!Ya me cansé que no le entiendo a la tarea!!Ya no puedo hacer esas cosas que me gustaban: dibujar, bailar, escribir canciones¡!Me la paso sentada todo el día haciendo tarea! ¡Esto ya no es divertido!¡Ya quiero regresar a la escuela!

Estas son palabras, que una estudiante publica en facebook, en el que se puede percibir su preocupación, su enojo, pero sobre todo su hartazgo con el giro de 180 grados que dio su vida tras el sismo del día 19 de septiembre. Debido, a la magnitud de 7.1 fallecieron personas, quedaron destruidas o dañadas muchas casas, y a su vez escuelas, sin poder otorgar servicio educativo desde hace más de un mes, y es que, a partir del mensaje de una niña de 12 años de nivel secundaria, surgen las siguientes preguntas: ¿qué está haciendo la SEP para atender las necesidades de infraestructura en cada uno de los planteles dañados tras el sismo?, ¿por qué están tardando en emitir un dictamen?, ¿por qué autoridades permiten que supervisores y directores obliguen e incluso amenacen – como se puede observar en diferentes vídeos en redes sociales-a trabajadores para presentarse a los planteles educativos que aún no han sido valorados por instancias correspondientes poniendo en peligro sus vidas?. ¿el SNTE sigue en campaña política o en defensa de los derechos de los trabajadores al servicio educativo, ante estas irregularidades? Pero una de las más importantes: ¿los niños realmente están aprendiendo a partir de actividades que los docentes envían a través de las redes sociales?

Para empezar a dar respuesta a las preguntas, le comentaré que en mi querido y bello estado de Morelos, jamas se sintió un temblor de tal magnitud, ni siquiera el del día 7, antes de media noche del mismo mes, pero lo más asombroso, es saber que por primera vez, somos epicentro de uno de ellos, lo que permite pensar que no será la única ocasión, situación que preocupa comenzando desde la familia, ya que no todas tenemos un plan de emergencia, a pesar de los frecuentes avisos de alerta  volcánica, estando tan cerca de “Don Goyo”.

Este acontecimiento, ha dejado ver la poca o nula preparación y preocupación de nuestras autoridades educativas, ¿por qué lo afirmo? Bueno, primero:  el Señor Nuño, ha preferido pagar una renta de miles de pesos para mudar oficinas de la SEP, mientras que muchas escuelas han tenido que impartir clases en las calles, terrenos baldíos o en las mismas escuelas dañadas, separando con tela los espacios simulando un salón. Segundo: el titular de la SEP ha emitido mensajes en los que no existe congruencia, como por ejemplo: “no deben trabajar sin un dictamen oficial”, “deben iniciar labores todas las escuelas a  partir del 6 de noviembre” – aún sin la entrega de un dictamen -, “el 100% de los daños será absorbido por el Gobierno Federal y Estatal y no los padres de familia”, mientras que la titular del la SEP en Morelos dice: “son bienvenidas las cuotas voluntarias de los padres de familia para iniciar la reparación de las escuelas”. ¿Quién los entiende?

Ante tales incongruencias entre autoridades, se torna una situación de aprovechamiento político, es decir,  se ha recibido ayuda internacional, la cual, aún no llega a manos de los afectados, un aprovechamiento económico, porque directores en busca de espacios para iniciar clases, han tenido que aceptar rentas exorbitantes que serán absorbidas por los padres y madres de familia y, aprovechamiento social, porque debido a la lentitud de las autoridades para entregar dictámenes, algunas  comunidades se han manifestado para exigir la apertura de las escuelas.

Hasta este momento, me queda claro que, si algunas escuelas están trabajando el día de hoy, no es con un “Dictamen de Seguridad Estructural”, por el contrario, los directores están atendiendo un oficio de “Reporte Técnico de Inmueble”, de las siguientes autoridades: Director de Planeación de los Programas de obra de INEIEM, Directora General del Instituto Estatal de Infraestructura Educativa y Director General de Obras Educativas de la Sria. de Obras Pública; a consecuencia de ésta acción me pregunto: ¿las escuelas reciben indicación del comité antes mencionado para iniciar labores?, ¿ha quedado desplazada la figura del Director General del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos? Y, ¿a partir de ahora a qué autoridad debemos dirigirnos? Que, por si fuera poco, el reporte técnico, indica a las escuelas, que solo acordonen el área que está dañada, o que los niños no corran por alguna falla que pueda presentar el inmueble.

Esta situación se complica y preocupa más, cuando el SNTE estatal, sabedor de las circunstancias con que inician labores las escuelas, no ha fijado ninguna postura hasta el día de hoy, seguramente le preocupan más las acciones políticas, que sindicales, como cada temporada en que se acercan las combativas campañas políticas.

Por lo que respecta, al mensaje de la estudiante de secundaria, algunas escuelas tomaron la iniciativa de abordar los contenidos del plan de estudio a través de las redes sociales, como: Facebook, WhatsApp, Blogs. La acción emprendida por muchos docentes, es de gran reconocimiento, porque no solo el sismo, ha movido la tierra, sino ha movido el pensamiento de muchos padres de familia, permitiéndole reconocer la gran importancia de la labor docente, puesto que, comentan la dificultad que tienen al enseñar un tema a su hijo, o el tiempo limitado que ofrecen para acompañarlo en la elaboración de sus tareas.

No obstante, las actividades planificadas por los maestros, no han sido realizadas por todos los estudiantes, ante esto, queda la duda si el tema se dará por visto o regresarán a clases retomando el contenido del mes de septiembre. Supongamos, que el docente tiene una lista de entrega de tareas, que han sido revisadas y valoradas conforme a los criterios que estableció, sin embargo, ¿qué probabilidad existe de saber si la evaluación que otorgarán al final del semestre, o el ciclo escolar demuestra el conocimiento del estudiante? Tomando en cuenta que, la observación es una de las herramientas más importantes del maestro para poder dar cuenta del aprendizaje del estudiante.

Por último, me permito plantear unas preguntas que deberán hacernos reflexionar y actuar: ¿el nivel de aprendizaje de esta generación de estudiantes, que no han asistido a clases por más de un mes, será igual al nivel de los del resto de país?, ¿qué alternativas de estudio está planteando la SEP?, por último, ¿el sismo, no fue suficiente para mover las ideas, de las autoridades, partidos políticos e incluso el mismo SNTE, que siempre buscan su propio beneficio y olvidan a la educación?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/de-temblores-socavones-y-otras-educaciones-en-morelos/

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Cambiar la educación, la reforma que quiere Vidal

Por: Sergio Suppo

Puesto a rememorar su paso por la gobernación de Buenos Aires y su tramo de presidente interino, Eduardo Duhalde suele detenerse en una autocrítica. El último caudillo del peronismo bonaerense se arrepiente de no haber impulsado un cambio de la educación pública. María Eugenia Vidal se dispone a avanzar sobre esa cuenta pendiente. En los tiempos en los que Mauricio Macri lanza una múltiple negociación para iniciar reformas laborales, impositivas y políticas, la gobernadora apostará por una reforma educativa.

El camino del Presidente parece más despejado y puede tener resultados en un plazo más corto. Cambiar el sistema educativo en la principal provincia del país llevará mucho tiempo, encenderá fuertes polémicas y abrirá focos de resistencia gremial. Por mucho menos, Horacio Rodriguez Larreta sufrió hace pocos meses la toma de decenas de escuelas.

Vidal parece decidida a incorporar la educación al discurso de gobernadora, hasta ahora centrado en el combate a las mafias y en mostrar que se pueden dar soluciones concretas haciendo una gestión de proximidad.

Los signos de la decadencia de la educación argentina son tan explícitos que, para que evitar que arruinaran el relato kirchnerista se adoptó la misma política que en el Indec: ocultar cifras y hasta prohibir individualizar los pésimos resultados pedagógicos por escuela «para no estigmatizar» a docentes y alumnos.

En la provincia que gobierna Vidal la matrícula de los colegios privados creció aun a contramano de la crisis económica que, en teoría, debía impedir que muchos padres pudieran pagar sus cuotas. En sectores de clase media baja y baja, muchas familias hacen un enorme esfuerzo enviando a sus hijos a escuelas privadas para evitar que cada año las huelgas docentes les quiten semanas y hasta meses de instrucción. Pero para la gran mayoría de los bonaerenses la única alternativa es la educación pública, con todas las falencias que hoy opacan lo que alguna vez fueron virtudes fundacionales del Estado.

«Nuestro espejo es la Capital, donde en los dos mandatos de Mauricio y lo que lleva Horacio, aumentó en forma sostenida la matrícula de alumnos en escuelas públicas y también la cantidad de horas reales de clases», explica un funcionario de primera línea de Vidal.

La reforma educativa de Vidal tendrá un antecedente inmediato. En pocos días comienzan las negociaciones paritarias con los gremios docentes para fijar la pauta salarial de 2018, una discusión que atravesará el verano y tal vez no esté cerrada para el comienzo del ciclo lectivo, a principios de marzo. Las cosas cambiaron bastante y los protagonistas de esa paritaria lo saben. Este año, los habituales paros docentes terminaron por ser levantados por los propios gremios mucho antes del final de las negociaciones. Fueron los educadores los que obligaron a sus dirigentes a frenar y fue la gobernadora Vidal la que prevaleció sobre Roberto Baradel, la figura más conocida del sindicalismo docente.

Aquella pulseada política no resolvió las cuestiones de fondo: calidad educativa, formación de los educadores y productividad laboral. En este último punto, los docentes de las escuelas públicas tienen un récord difícil de igualar. Ningún otro grupo de trabajadores tiene un nivel tan alto de ausentismo.

¿Planteará el gobierno bonaerense un cambio del Estatuto del Docente? No habría reforma posible si no se discuten a fondo los derechos y las obligaciones de los educadores. No hay muchas más respuestas posibles, como tampoco existen demasiados antecedentes de sindicatos que acepten resignar conquistas de empleados que no corren el riesgo de ser cesanteados como un trabajador común.

Vidal ya se puso a tono con otra reforma que Macri busca consensuar con las provincias. Como un gesto coordinado en favor de los cambios en el sistema tributario, la semana pasada anunció una reducción de los impuestos a los ingresos brutos y de sellos. El mismo día trascendieron aumentos de más del 50 por ciento para los impuestos inmobiliarios rural y urbano que detonaron críticas en la clientela más amiga de Cambiemos: el campo.

Vidal no actuó aisladamente. Desde hace semanas, sin tener en cuenta la campaña electoral, las provincias grandes vienen negociando en reserva la reforma tributaria con la Casa Rosada. Como Buenos Aires, también redujeron Ingresos Brutos el cordobés Juan Schiaretti y el porteño Rodríguez Larreta. Era parte de lo acordado que ningún gobernador usaría una baja de impuestos para ganar votos. El Gobierno busca que Vidal y Schiaretti sean imitados por el resto de los gobernadores, mientras termina de discutirse un paquete tributario global y se encuentra una fórmula para que Buenos Aires vuelva a cobrar el Fondo del Conurbano sin que las provincias deban hacerse cargo de pagar el costo.

Schiaretti se sumó a otro coro, el de los gobernadores peronistas que -unos, ganadores como Sergio Uñac o Juan Manzur; o perdedores como él mismo o Juan Manuel Urtubey-, exhiben dos coincidencias: seguirán siendo amistosos interlocutores del gobierno macrista y dan por terminada la carrera de Cristina Kirchner en el peronismo.

Todos ellos estarán hoy escuchando a Macri en el CCK. A propósito, ¿recordará el Presidente en su discurso que la democracia actual cumple hoy 34 años? Sus amigos radicales se lo agradecerían especialmente.

Fuente del Artículo:

http://www.lanacion.com.ar/2077529-cambiar-la-educacion-la-reforma-que-quiere-vidal

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¡En defensa de la educación de calidad y los estudiantes de pedagogía!

Por: Catherine Rodríguez

En una reciente, el rector de la Universidad Pedagógica Nacional lamenta que, debido al artículo 222 de la Ley 1753 de 2015, los programas de licenciatura que no hayan tramitado y obtenido su acreditación de alta calidad antes del 9 de junio de 2017 pierdan el registro calificado y deban cerrar.

Por ello, desde el título de la columna, Adolfo León Atehortúa Cruz se declara “En Defensa de las licenciaturas” mencionando que dicho artículo deroga el carácter voluntario a la acreditación y la autonomía universitaria, exigiendo “…la previa implementación de nuevas y rigurosas características específicas de calidad impuestas para su funcionamiento.”

Así, el Rector se lamenta por lo que pueda suceder con programas de licenciatura que no cumplan estándares de calidad que, vale la pena aclarar, son estándares necesarios para que el país logre ofrecer a todos los estudiantes la educación que merecen.

Estoy en profundo desacuerdo con el objeto de preocupación del Rector. En lugar de defender programas de pedagogía que no aseguran la formación de los futuros maestros del país con la mejor calidad posible, yo defiendo a los futuros estudiantes de estos maestros en formación – es decir al futuro de la calidad de educación del país – y a los propios estudiantes de dichas facultades de pedagogía quienes están invirtiendo su tiempo y recursos en programas que no ofrecen lo que el país y ellos mismos merecen. Por lo tanto, mi titular es en cambio “¡En defensa de la educación de calidad y los estudiantes de pedagogía!”.

Para poner en contexto mi titular voy a mencionar algunos puntos que considero importantes en esta discusión.

  1. Está comprobado y ampliamente divulgado que el docente es el insumo escolar más importante de todos. Lograr una educación de la más alta calidad requiere de docentes que hayan sido formados con los mejores estándares, asegurando que dominan los conocimientos disciplinares (lo que deben enseñar) y pedagógicos (como pueden enseñarlo de la mejor manera) que tan importante labor requieren. Solo exigiendo estándares de calidad en las Facultades de Pedagogía del país aseguraremos que TODOS los futuros maestros que en ellas se formen reciban esas herramientas para su futuro laboral.
  2. La acreditación de calidad esta correlacionada con la calidad de la educación impartida en las facultades de pedagogía. Estudios como el de Tras la excelencia Docente financiado por la Fundación Compartir documentaron que la calidad de la formación de los futuros docentes en programas de pedagogía acreditados es mayor que la de aquellos que provienen de programas no acreditados. Los puntajes que obtienen los estudiantes de estos programas acreditados en las pruebas Saber Pro son mayores a los que obtienen aquellos de programas no acreditados. Aunque no se ha probado la relación causal de ello, si da indicios de las diferencias evidentes de ambos tipos de programas y dejan claro la necesidad de igualar por lo alto y no por lo bajo.
  3. En países con los mejores niveles de calidad del mundo existen tan solo unas cuantas facultades de pedagogía lo que asegura que estas tengan los mejores programas y el dinero suficiente para sostenerlos. Por el contrario, en Colombia, como lo cita el propio Rector en su columna de opinión, existen más de 500 programas y solo cerca del 17% de ellos tenían la acreditación vigente a 2016. Más preocupante aun, como lo detalla Sandra García , en muchos de ellos la calidad y los requisitos previos al artículo 222 eran tan bajos que se graduaban maestros sin haber pisado un salón de clase que les permitiera tener algún tipo de práctica antes de comenzar a ejercer y/o incluso recibían una formación completamente virtual.
  4. Vale la pena recordar, que el artículo 222 que busca asegurar una formación de las licenciaturas de la más alta calidad surgió de un proceso de trabajo en donde diversos actores claves, entre ellos seguramente miembros activos de programas de licenciatura del país, pudieron ser escuchados. Es decir, el artículo no es algo nuevo o que les agarró por sorpresa a las facultades.

De la misma manera en que exigimos estándares de calidad en la profesión de medicina – como por ejemplo el debate de los cirujanos plásticos y la homologación de sus estudios – debemos defender artículos como el 222 de la Ley 1753 en donde como país exijamos también mínimos en la formación de las personas responsables de formar y cuidar a lo más valioso que podemos tener: nuestros hijos.

Este artículo busca superar falencias en el sistema de formación inicial docente que vienen de mucho tiempo atrás, entre otros motivos por la necesidad de expansión de la oferta educativa para aumentar cobertura.

Por supuesto, el cierre de facultades va a ser difícil y se debe buscar que esto ocurra de la mejor manera posible. Sin embargo, defender a programas de pedagogía que no cumplen con criterios de calidad es, a mi parecer, defender lo indefendible.

Lo que hay que defender es que los jóvenes que optan por la carrera de educación tengan la oportunidad de prepararse única y exclusivamente en programas que aseguren la mejor calidad de su formación y que por tanto obtengan el rendimiento que merece el tiempo, el dinero y el esfuerzo que ellos dedican. Solo así, además, aseguraremos que nuestros niños y jóvenes reciban a su vez maestros con los mayores estándares de calidad y mejoremos a través de la educación sus vidas y el bienestar del país en general.

Aplaudo decisiones de política como la del artículo 222 que tienen como objetivo mejorar la educación que reciben los estudiantes de pedagogía y, a través de ellos, la de los estudiantes de básica y media del país en el futuro. No me cabe en la cabeza defender la continuidad de programas de mala calidad que no cumplen con lo que esta profesión merece.

Espero que esto lo tenga claro el Ministerio y no dé marcha atrás a leyes discutidas y aprobadas que buscan encaminar al país, a través de mecanismos certeros, en el arduo camino hacia el mejoramiento de la calidad educativa ofrecida.

Fuente: http://lasillavacia.com/blogs/blogoeconomia/en-defensa-de-la-educacion-de-calidad-y-los-estudiantes-de-pedagogia-63133

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Educación Étnica en Colombia, un desafío histórico y político

José Darwin Lenis

La implementación de la etnoeducación reglamentada en el decreto 804 de mayo de 1995 para todas las instituciones escolares oficiales y privadas es una tarea pendiente para el país. Este tipo de educación se sustenta en el derecho de las comunidades y sus miembros de compartir saberes y vivencias con miras mantener, recrear y desarrollar un proyecto global de vida de acuerdo a la cultura, lengua, tradiciones y fueros propios de los grupos étnicos.

Respetar la autonomía de los consejos comunitarios afros, raizales y palenqueros, de la población Rom (gitanos) o de los cabildos indígenas y proporcionar condiciones en las que se pueda desarrollar una educación propia es responsabilidad legal del Estado Colombiano. Compromisos estos refrendados en la constitución de 1991 en la que Colombia se asume como nación pluriétnica y multicultural.

Son más de 1,5 millones de indígenas, más de 5 mil gitanos y 4,5 millones de afrocolombianos que según censo DANE 2005 se reconocen étnicamente. Así, pensar en etnoeducación es tan trascendente como apostarle al bilingüismo o las tics. Porque la educación étnica singulariza la inclusión y rebate la marginación o exclusión que provoca el fracaso escolar. Este tipo de educación le apuesta a la inclusión diferenciada, a equiparar o hacer visible talentos y capacidades que no se miden en la estandarización de  prueba evaluativas o en los procesos de enseñanza y aprendizaje  de los modelos educativos tradicionales.

Una educación inclusiva, dignificante y de calidad responde a las condiciones específicas de las poblaciones, genera investigaciones propias y promueve experiencias significativas entre los integrantes de las comunidades educativas. Por ello, la educación particular para las etnias se basa en los principios de libertad, legitimidad, integralidad, oportunidad y el derecho a la igualdad y la no discriminación.

En concreto, los dos grupos étnicos más grandes, la población indígena y la afrocolombiana están protegidos por las declaraciones de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos. Para el caso indígena el artículo 14 dispone que tienen derecho a establecer y controlar sus sistemas educativos e instituciones docentes que impartan educación en sus propios idiomas. Para las comunidades afro el convenio 169 de la OIT propone viabilizar la enseñanza de una educación pertinente a las condiciones y tradiciones étnicas ancestrales.

Formar desde la etnoeducación genera ventajas educativas relevantes para niños, niñas y jóvenes, puesto que posibilita mitigar el bullying, la discriminación, los prejuicios y la marginación que por desconocimiento cultural de los aportes históricos, políticos y sociales  se ejercen sobre los integrantes de estos grupos étnicos. Además las pedagogías étnicas propicia aprendizajes colaborativos que son reveladores de las prácticas comunitarias y de los saberes interculturales que circulan entre las poblaciones.

Para el caso singular de la población afrodescendiente, el decreto 1122 de 1998, determina el estricto cumplimiento de la Catedra de Estudios Afrocolombianos (CEA) en las instituciones públicas y privadas. Por lo tanto, su implementación es un desafío por la comprensión y apropiación del verdadero significado de una calidad educativa diferencial y equitativa. Allí estriba la importancia de la cátedra de estudios afro y su pretensión de fortalecer el reconocimiento de los aportes históricos, sociales, políticos y culturales  que la población negra-afrocolombiana (NA) ha realizado a la construcción del país. Equívocamente se cree que la orientación de CEA es solo para la población del mismo grupo étnico. Claramente, la cátedra es para todos los estudiantes sin distinción alguna. En este sentido, un desafío clave es fomentar la formación de maestros etnoeducadores y la construcción de modelos etnoeducativos incluyentes, pertinentes y comunitarios donde la pluralidad étnica se incorpore sin reparos o exclusión para potenciar la diversidad cultural como riqueza en la escuela.

Ciudades como Cali y Cartagena con un gran número de afrodescendientes o departamentos como Nariño, Cauca o la Guajira con poblaciones significativamente grandes de indígenas requieren implementar a la mayor brevedad modelos educativos con sentidos étnicos diseñados para movilizar competencias ancestrales que marquen la diferencia en las percepciones, prácticas y conocimientos sociales en los territorios. Lo relevante de la educación étnica está en ser protectora de los saberes, costumbres y el patrimonio material e inmaterial de las poblaciones.

En concordancia con esta visión, la agenda internacional en las últimas dos décadas ha definido una ruta clara para que pervivan prácticas culturales y se agencien discursos de integración de los modelos etnoeducativos en sus tradiciones ancestrales.  LA ONU, LA OEI, la OIT, y los foros mundiales sobre educación de la UNESCO muestran  perspectivas interesantes en la necesidad sentida de acoger los procesos curriculares y las prácticas didácticas como propuestas para concretar en las aulas las estrategias pedagógicas endógenas, unidas al relacionamiento intercultural de saberes  intra e inter-étnicos.

Finalmente, la importancia de la etnoeducación, radica en impulsar la visibilidad integral de los aportes y conocimientos de los grupos étnicos al desarrollo del país y en ayudar a modificar los imaginarios negativos que se han construido sobre las poblaciones minoritarias.

Fuente del Artículo:

https://www.elespectador.com/opinion/educacion-etnica-en-colombia-un-desafio-historico-y-politico-columna-719462

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Los usos espurios de Freire o e la banalización de la pedagogía de la liberación

Pluma Invitada

Miguel Andrés Brenner y L.

UBA Argentina. Octubre de 2017

RESUMEN

El “discurso de los derechos humanos”  ha sido cooptado, de alguna manera, por los discursos del neoliberalismo, en el marco del capitalismo vigente. Y si tienen pregnancia en el “sentir- sesgado” de sus ocasionales adherentes (y aún más que ocasionales), es porque bajo el signo de la pos ideología o pos verdad se niega el origen de los mismos, la lucha de los pueblos en contra de la explotación, dando pie a discriminaciones excluyentes, “sentir-sesgado” en el que se fundamentan múltiples argumentaciones. Es entonces que, para el no avezado, resulta difícil distinguir entre un discurso liberador y un discurso mercantilista.

Paulo Freire no se ha “salvado” de dicha problemática. Como tendencia, su pedagogía ha quedado despotenciada en los lugares donde el discurso no se sustenta en una práctica liberadora.

Intentaremos bucear en conceptos, prácticas e instituciones  que cooptan mercantilmente las significaciones freireanas. Intentaremos desocultar sentidos fraudulentos o pseudo sentidos, en tanto justifican y legitiman, mientras ocultan, las condiciones de opresión de la vida humana. Intentaremos, siempre bajo un signo esperanzador, de involucrarnos en una lucha ideológica, valorizando procesos de interculturalidad liberadora.

Parafraseando libremente al autor de “Pedagogía de la Esperanza”, afirmamos que “sin sueños no hay esperanza, y sin esperanza no hay educación”.

“… escucha, diálogo y ejercicio mutuo de aprendizaje, traducción y comprensión es ineludible

en una educación que se pretenda realmente intercultural y no sea apenas una fachada vacía de la misma.”

(Santos, Jorge Alejandro y Piovezana, Lionel, 2017: 177)   [1]

¿Apenas una fachada vacía de la misma? Ni eso. Una “fachada” implica que debajo nada hay. El problema es más grave aún, en tanto se simulan conceptos similares pero en juegos de lenguaje diametralmente opuestos. Así, no es lo mismo “pobreza” en boca de Freire que “pobreza” bajo la escritura del Banco Mundial. Idéntica cuestión acontece cuando se alude al “diálogo”: no es lo mismo “dialogicidad” en boca de Freire que “dialogicidad” bajo las redes significativas del mercado. La banalización de la pedagogía de la liberación consiste en su uso espurio, que se naturaliza sin ruborizarse.

Veamos el derrotero de nuestra argumentación.

“La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo. Cita de Paulo Freire. Alguna vez alguien me pregunto – maestro ¿tú impartes clases en la FCA verdad? – a lo que contesté – No… es mucho más. Yo formo a los LÍDERES de las organizaciones que en algún momento habrán de TRANSFORMAR tu realidad, mi realidad, e inevitablemente la realidad de todas y todos. AVE Con mucho respeto y estima para mis alumnas y alumnos de la Facultad de Ciencias de la Administración Unidad Saltillo de la Universidad Autónoma de Coahuila. México.” Lic. Edgar Aguilar Villarreal[2]. Conste que dicha frase asignada a Freire, solamente existe en el campo de la fantasía de alguien que no es precisamente Freire y que lo tergiversa.

El creador de la pedagogía de la liberación jamás pretendió “formar líderes”, mas bien lograr que las mismas comunidades de víctimas, mediando un proceso educativo, asumieran la propia liberación de toda opresión, en pos del “Hombre Nuevo”. Lo que antecede es ya una muestra de la banalización de su pedagogía.

La ONG Enseña por México señala lo siguiente: “Los problemas de inseguridad, corrupción e inequidad económica son originados por la pobre e ineficaz labor educativa que, más que formar ciudadanos cívicos, reflexivos y responsables, forma sujetos endebles y proclives a la continuación de las fallas. Paulo Freire apuntó que: ‘La educación no cambia al mundo; cambia a las personas que van a cambiar al mundo…’ En un momento como el que actualmente atraviesa México, sumido en una de las peores crisis sociales de su historia, resulta de vital importancia revalorizar esta frase no como un mero discurso oportunista sino como una verdadera opción de cambio.” [3] Es decir, aquí aparece el verdadero contexto en el que se ubica la afirmación que se pretende como autor a Freire, culpabilizando a la escuela de los problemas del presente histórico, sacando de foco al origen del problema: un capitalismo de base financiero especulativo, neoliberal y globalizado, depredador y colonizador. Es entonces que la ONG matriz, Teach for America, pone en boca de uno de sus adherentes: “Also, I read a book called Pedagogy of the Oppressed by Paulo Freire, and it resonated with me how education is important, and how I wanted to make a difference in students’ lives.” [4]

Nuestro tiempo histórico, neoliberal capitalista, se caracteriza discursivamente por la traducción de los lenguajes liberadores a una semántica de los discursos propios del mercado, careciendo en tal sentido de vergüenza alguna, aunque tampoco desde la academia conocedora de Freire se da batalla teórica contra tal falsedad, y quizá por cuanto su estudio es más una cuestión de erudición que de un espíritu práctico/liberador. “La educación es un acto de amor, por tanto un acto de valor”, es otra de las frases que, con el mismo sentido, se le asigna a Paulo Freire.

Propedéuticamente, hagamos de cuenta, en el mundo de lo hipotético, que Freire se haya expresado de esa manera. Igualmente, el eterno retorno de lo falso se halla en el tapete. ¿Por qué? Pues se lo descontextualiza.

Paulo Freire, en su Pedagogía del Oprimido[5], formula un marco teórico desde el que la interpretación tiene valor, y señala entre otros:

“…los trabajos educativos… deben ser organizados con los oprimidos, en el proceso de su organización.” (Freire, 1970: 35)

“Sólo cuando los oprimidos descubren nítidamente al opresor, y se comprometen en la lucha organizada por su liberación, empiezan a creer en sí mismos, superando así su complicidad con el régimen opresor.” (Freire, 1970: 45)

“…contenido programático de la educación… acrecentar la lucha revolucionaria.” (Freire, 1970: 78)

“…no establecemos ninguna dicotomía entre el diálogo y la acción revolucionaria, como si hubiese un tiempo de diálogo y otro, diferente, de revolución. Afirmamos, por el contrario, que el diálogo constituye la “esencia” de la acción revolucionaria.”   (Freire, 1970: 121)

“conceptos como los de unión, organización y lucha, son calificados sin demora como peligrosos. Y realmente lo son, para los opresores, ya que su “puesta en práctica” es un factor indispensable para el desarrollo de una acción liberadora.” (Freire, 1970: 127)

“…unidos y organizados, harán de su debilidad una fuerza transformadora, con la cual podrán recrear el mundo, haciéndolo más humano.” (Freire, 1970: 131)

Vayamos a la expresión señalada más arriba, cuando se pone bajo la pluma del autor del libro “La educación como práctica de la libertad”:  “la educación es un acto de amor, por lo tanto un acto de valor”. En realidad, Freire (1969: 114) dice otra cosa: “La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de coraje. No puede temer el debate. El análisis de la realidad. No puede huir a la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa.”[6] Esta proposición le otorga un significado diferente a la expresada en primer lugar, donde se reemplaza “coraje” por “valor”. Coraje es sinónimo de valor. Pero, “valor en sí mismo” ingresa en el mismo abstracto canon interpretativo  que el “amor”, dentro de una teoría de los valores, fuera de toda praxis transformadora, revolucionaria, enmarcada en el espíritu de la pedagogía de la liberación. Ciertamente, en el período de la concreción de su obra teórico-práctica, “La educación como práctica de la libertad”, un aire desarrollista aparece en el pensamiento freireano, aunque dentro de una democracia que tiene como soporte la lucha contra las clases dominantes, “absurda e inmoral” (Freire, 1969: 100) para aquellas. Es que oponerse a una “auténtica”  democracia es “hacerla instrumento de los poderosos contra los débiles” (Freire, 1969: 148).

Empero, en su significación más prístina, debemos interpretar al primer Freire ante todo desde su obra “Pedagogía del Oprimido”, donde formula un discurso fuertemente liberador, revolucionario, utópico.

La discursividad falseada tiene sus referentes en nuestro país. Así, v.gr., la vicedirectora del Instituto Nacional de Formación Docente, INFOD, Florencia Mezzadra, quien hace referencia a la “pedagogía dialogante” de Paulo Freire[7], cuestión que raya en el ridículo, como si se bautizara al Banco Mundial con el nombre de Carlos Marx o al Fondo Monetario Internacional con el nombre de Che Guevara, exabruptos que tenderían a “normalizarse” en el tiempo.

A su vez, la actual Directora del INFOD, Cecilia Veleda, conjuntamente con Axel Rivas y Florencia Mezzadra (2011: 116, 117)[8], afirman que…

“…se ayudará a los futuros docentes a entender los dispositivos de la reproducción social y el rol de la escuela y de sus propias prácticas en este proceso. También es clave que la formación docente rescate concepciones pedagógicas con fuerte tradición en el pensamiento y la acción educativa, como la pedagogía crítica o la educación popular, desarrolladas por autores como Paulo Freire (2006), Michael Apple (1970), Henry Giroux (1999, 1997) y Donaldo Macedo (1994, 2000), entre otros. Estos autores focalizan su preocupación en la enseñanza de los sectores históricamente marginados del sistema educativo y plantean cuestiones fundamentales para la justicia educativa, como la vinculación entre la reflexión y la acción, el sentido ético y político de la educación, el papel del diálogo, la democratización del proceso educativo, la definición participativa del currículum, la multiculturalidad, el empoderamiento del alumnado, entre otras definiciones necesarias para la práctica de la justicia educativa.”

Aquí se asume el “perfil ético político de la educación”, por lo que la resemantización de dicho término hace que no sea suficiente su uso por quienes rechazan el neoliberalismo, en virtud de un concepto que se traslada sin más de un juego de lenguaje (freireano) a otro juego de lenguaje (mercantilista) diametralmente opuesto. No hacemos, aquí, alusión a la citada “vinculación entre la reflexión y la acción”, puesto que aunque se pretenda de Paulo Freire, no lo es, ya que este autor refiere no a una “vinculación”, sino a la “unidad teoría-práctica”, que es diferente.

Siguiendo en la misma perspectiva crítica, podemos entrever que en la página web de la película “La educación prohibida”[9], un canto a la privatización de la escuela, se mezclan confusamente corrientes pedagógicas distantes, tales como la del Home Learning y la de Paulo Freire, donde se valoriza la “pedagogía dialógica” afirmada, supuestamente, por el educador brasileño. Conste que dicha película fue financiada y patrocinada por la ONG ASHOKA con fuertes relaciones con el gobierno de los EE.UU., cuyos sostenedores en Argentina son: Acíndar, Banco Hipotecario, Bayer, BMW, Embajada de los Estados Unidos, Diario La Nación, HSBC, Laboratorio Boehringer, Johnson, Universidad de San Andrés, Wal Mart, Wester Union, etc.[10]

Hasta el mismo Banco Mundial es elogioso hacia la obra de Freire, identificándola con un pensar muy fecundo en el “campo de la comunicación para el desarrollo:

“… in particular has greatly influenced the field of communication for development, as it has emerged in recent years: Paulo Freire.”[11] “… en particular influyó mucho en el campo de la comunicación para el desarrollo, tal como ha surgido en los últimos años: Paulo Freire.”

En el mismo sentido, la Fundación Luminis –de fuertes alianzas con instituciones del poder hegemónico[12], patrocinó el concurso de experiencias innovadoras con el Premio Paulo Freire año 2016[13].

Continuando con los usos espurios de Freire, recordamos que en el enfoque neoliberal capitalista, uno de los anhelos  sería implementar  su preciada “perla” en educación, constituida por las “escuelas concesionadas”[14], en lengua inglesa “charters schools”[15]. Son escuelas donde el Estado subsidia a la demanda (se entregan bonos o vouchers por alumno y, según la cantidad de ellos, es el dinero que cada docente y escuela recibe), se accede y renuevan los cargos por contrato, sean de directivos o docentes, a partir de proyectos que se monitorean y su incumplimiento puede ser motivo de rescisión contractual, mientras que el pago de los salarios es por productividad, y la responsabilidad gerencial  es asumida desde alguna organización de la sociedad civil –ONG-, o miembros de la comunidad concordantes con este perfil. Es el modelo de escuelas preferido en los Estados Unidos de América, que implica una descentralización y privatización total del sistema educativo[16]con los dineros del erario público.  Este modelo de mercado, insólita y engañosamente, puede funcionar bajo el nombre de la pedagogía liberadora de Paulo Freire, por ej., “The Paulo Freire Charter High School” en el Estado de Nueva Jersey de los EE.UU.[17], que se justifica con un modelo pedagógico que incluye…

…la pregunta, la investigación, la reflexión y acción mediante el aprendizaje de una efectiva participación ciudadana a fin del mejoramiento de la comunidad[18], en función de la “justicia social” en educación[19].

Ya no tan lejos, se encuentra nuestro país tamaña dislocación con las denominadas “comunidades de aprendizaje. En el decir de la ONG Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, CIPPEC[20],  “Las Comunidades de Aprendizaje están basadas en la pedagogía del educador y pedagogo brasileño Paulo Freire, en la interacción y sobre todo en la transformación del contexto. El objetivo es que a partir de la transformación de la escuela se pueda llegar a la transformación de la comunidad” [21] , donde se auspician las denominadas “actuaciones de éxito”[22], y que se proponen a partir del año 2015 como experiencia piloto[23], bajo el apoyo de la misma CIPPEC, la fundación de la empresa Natura y la Universidad de Barcelona, en los establecimientos de nivel primario Nº 77 “Pedro Goyena”, Nº 1254 “Tomás Espora”, Nº 1314 “Victoria Olga Cossettini”  de Rosario y la escuela Nº 153 “Gral. Las Heras” de Alvear, con una participación de más de 2.000 personas entre alumnos, docentes, directivos, asistentes escolares y familiares[24], donde los padres no pagan ningún arancel, por lo que para ellos la educación es gratuita, aunque bajo la alianza entre el sector privado, una universidad española y el gobierno de la provincia de Santa Fe. También, durante el año 2015, se crean en la capital de la provincia de Salta la escuela primaria de modalidad intercultural bilingüe nº 4100 de la localidad de Yacuy, la escuela primaria nº 4647 Dr. Mariano Boedo y el bachillerato salteño para adultos nº 7169.[25]  En este tipo de escuela, por definición de la misma, con la supuesta finalidad de ayudar a enseñar, ingresan en el aula escolar familiares, amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias[26], a partir de lo que se daría el ingreso a las ONGs., así, por ejemplo,  como ocurre con los pasantes de la ONG “Enseñá por Argentina”[27] en algunas escuelas estatales de la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de la crítica del sector gremial Ademys. La idea es que ingresen miembros de la “sociedad civil”, lenta pero firmemente, valga otro caso, el Proyecto REMA (recuperación de materias) del 2016 en la Ciudad de Buenos Aires, impulsado por la Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa, que fomenta el ingreso de personas fuera del Estatuto del Docente para “fortalecer” los aprendizajes de los alumnos que lo requieran[28].

Concluyendo. Bajo el manto de un pregonado Paulo Freire absolutamente distorsionado, vaciado o “lavado”, los discursos del neoliberalismo asumen sus conceptos, dentro de un plexo más amplio, como lo son las categorías de los “derechos humanos”.  Así, aludiendo al pedagogo brasileño, la ultra neoliberal ONG Mexicanos Primero afirma: “Paulo Freire decía que necesitan tanto de formación técnica, científica y profesional como de sueños y utopía”[29], y también “Paulo Freire insistía en que los educadores tenemos la obligación de nunca perder la esperanza, de ser optimistas para conquistar un futuro mejor. La propuesta pedagógica contiene elementos que alimentan el optimismo, /sin perder/ el ojo crítico.”[30]  Conste que dicha ONG, cuyo fundador Claudio X. González también CEO del Grupo Televisa, fue la primera y principal propulsora de la precarización laboral de los docentes mexicanos en los últimos años.

Gracias a un Paulo Freire prístino, no falseado ni lavado, sí revolucionario, podemos decir que el soñar es la condición de la esperanza, esperanza que se traduce en lucha justa, esperanza activa desde una comunidad de víctimas que se asuma como tal, que vea, juzgue y transforme animada por el espíritu de la utopía. La educación que propone Freire es praxis revolucionaria. Se manifiesta en la organización de los oprimidos y su lucha por la liberación. Su meta es el Hombre Nuevo. Dicha pedagogía se potencia en el plexo de una interculturalidad liberadora.

  1. Santos, Jorge Alejandro y Piovezana, Lionel. “Paulo Freire y la educación intercultural.” En Dickmann, Ivo; Silvani, Herman et alter –org- (2017). “Pedagogia da Memória.” Chapeco: Sinproeste

[2] https://www.youtube.com/watch?v=nO_9AhBBPs0   https://www.youtube.com/watch?v=nO_9AhBBPs0

[3] http://www.ensenapormexico.org/abril17  (consulta: 17/09/2017)

[4] https://www.teachforamerica.org/top-stories/third-generation-teacher-comes-home-hawaii  (consulta: 17/09/2017)

[5] Freire, Paulo (1970). Pedagogía del Oprimido. Montevideo, Editorial Tierra Nueva.

[6] Freire, Paulo (1969). “La educación como práctica de la libertad.” Montevideo, Editorial Tierra Nueva.

[7] https://www.santafe.gov.ar/noticias/noticia/211671/ (consulta: 8/08/2016)

[8] Veleda,C.; Rivas, A. y Mezzadra, F. (2011) “La construcción de la justicia educativa.” Buenos Aires, CIPPEC. La dirección editorial se encuentra a cargo de Elena Duro (Secretaria de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación de la Nación), Axel Rivas (Director del Programa de Educación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Igualdad y el Crecimiento – CIPPEC)

[9] www.laeducacionprohibida.com.ar  (consulta: 30/10/2012)

[10] ttp://argentina.ashoka.org/aliados (consulta: 12/09/2014)

[11] https://blogs.worldbank.org/category/tags/paulo-freire (consulta: 17/09/2017)

[12] https://www.fundacionluminis.org.ar/quienes-somos/alianzas/  (20/09/2017)

[13]https://www.fundacionluminis.org.ar/convocatorias/55803/tercera-edicion-del-premio-paulo-freire (consulta: 17/09/2017)

[14] Brenner, Miguel Andrés (2000). “Educación para todos. Un paradigma neoliberal.”  http://www.piketes.com.ar/www/latinoamerica/argentina/municipalizacion/7.htm   (consulta: 22/10/2016)

[15] http://www.uco.es/~ed1alcaj/polieduca/dmpe/a-charter_2.htm  (Consulta: 22/10/2016)

[16]http://www.amprnet.org/Privatizaci%C3%B3n/Privatizaci%C3%B3n/%C2%BFQu%C3%A9-son-escuelas-ch%C3%A1rter/48.htm  (consulta: 22/10/2016);

[17] http://www.thefreireschool.org/  (consulta: 8/08/2016)

[18] A basic outline of the Circle of Inquiry process includes Ask. Investigation. Create. Reflection. Action.” http://www.thefreireschool.org/media-gallery.html  (consulta: 8/08/2016)  Through their service learning projects, our students apply what they learn in the classroom to solve real-life problems. They not only learn the practical applications of their studies, but they also become actively contributing citizens and communities become enhanced.”  http://www.thefreireschool.org/social-engagement-phoenix.html  (consulta: 8/08/2016)

[19] Social Justice Education” http://www.thefreireschool.org/inquiry-the-torch.html  (consulta: 8/08/2016)

[20] Fundada entre otras por Sonia Cavallo, esposa de Domingo Cavallo, que fuera presidente del Banco Central de la República Argentina durante la última etapa de la dictadura genocida cívico/militar y que estatizó la deuda de los sectores privados, luego ministro de economía Domingo Cavallo durante la neoliberal administración del gobierno de Menem en la década de los años noventa del siglo XX, neoliberalismo que eclosiona en una profunda crisis durante el año 2001 en el gobierno de la Alianza, donde también fue ministro de economía.

[21]  http://www.cippec.org/novedades-educacion/-/asset_publisher/2MLR1q9RHr1H/content/comunidades-de-aprendizaje-una-iniciativa-que-mejora-los-resultados-de-aprendizaje-y-de-inclusion,  publicación de junio de 2014, (consulta: 8/08/2016)

Las “Comunidades de Aprendizaje” son un conjunto de Actuaciones Educativas de Éxito,  prácticas supuestamente innovadoras que transforman el contexto de aprendizaje y promueven la integración de la comunidad. Está demostrado que su implementación logra mejoras relevantes en el aprendizaje de los alumnos y en el desarrollo de la convivencia y la participación comunitaria, siempre según CIPPEC. http://www.cippec.org/novedades-educacion//asset_publisher/2MLR1q9RHr1H/content/comunidades-de-aprendizaje-una-iniciativa-que-mejora-los-resultados-de-aprendizaje-y-de-inclusion   (consulta: 21/10/2016)

[23] Con las “actuaciones de éxito” aparece un símil del “benchmarking”. Dentro de la administración de empresas o management, el  “Benchmarking” consiste en tomar “comparadores” o benchmarks a aquellos productos, servicios y procesos de trabajo que pertenezcan a organizaciones que evidencien las mejores prácticas sobre el área de interés, con el propósito de transferir el conocimiento de aquéllas y su aplicación con éxito, siempre en función de la satisfacción de los clientes.

[24]  https://www.santafe.gov.ar/noticias/noticia/211710/  (consulta: 21/10/2016)

[25]  http://www.salta.gov.ar/prensa/noticias/se-realizo-el-lanzamiento-del-proyecto-comunidades-de-aprendizaje/36746  (consulta: 20/09/2016)

[26] https://www.youtube.com/watch?v=DO1BlFybIAk  (consulta: 22/10/2016)

[27] www.ensenaporargentina.org  Enseña por argentina no menciona a las escuelas donde ingresan “comunidades de aprendizaje”, sin embargo, la significación del término señalado es vigente.

[28] Bajo el pretexto de un “fortalecimiento del aprendizaje” en el área de matemáticas, de alumnos que adeuden la materia matemática de primer año y estén cursando segundo o tercer año, concurran en su horario de clase a otros espacios para preparar los contenidos con tutores ajenos al personal del establecimiento o docentes de la misma escuela (con horas extra-clase). Conste que el mismo término “fortalezas” se instala originalmente en su uso lingüístico desde el management o administración de empresas.

[29] http://www.mexicanosprimero.org/index.php/educacion-en-mexico/nuestra-opinion/item/maestros-en-voz-alta   (consulta: 6/09/2016)

[30] http://www.mexicanosprimero.org/index.php/educacion-en-mexico/enterate/noticias-de-hoy/2083-modelo-educativo-i-optimismo-critico-opinion  (consulta: 6/09/2016)

 

 

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/los-usos-espurios-de-freire-o-e-la-banalizacion-de-la-pedagogia-de-la-liberacion/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/10/pedagogia-de-la-liberacion-2-638

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¿Adiós a la participación ciudadana?

Pluma Invitada

Pedro Flores-Crespo y Laura M. Ramírez Mejía*

En la avenida de Tlalpan, de la Ciudad de México, se lee una manta adosada a la fachada de una escuela pública que dice que los estudiantes no regresarán a clases hasta que haya un dictamen debidamente avalado por la autoridad. Se teme que después del sismo del 19S, la infraestructura escolar no ofrezca las condiciones de seguridad para que todas las niñas, niños y jóvenes regresen a clases. Esta manta está firmada por los padres de familia.

Parece que la energía social desplegada luego de la tragedia no fue debidamente entendida y mucho menos encauzada por las autoridades educativas del país. Por ejemplo, al dar a conocer los ocho pasos para el regreso a clases el 22 de septiembre pasado, la Secretaría de Educación Pública (SEP, Comunicado 270), omitió mencionar completamente a los Consejos Escolares de Participación Escolar (CEPS) y al Consejo Nacional de Participación Social en la Educación (Conapase).

Los CEPS, según la Ley General de Educación (LGE) están integrados por padres de familia y representantes de sus asociaciones, maestros y representantes de su organización sindical, directivos de la escuela, ex alumnos, “así como con los demás miembros de la comunidad interesados en el desarrollo de la propia escuela”. Sus funciones son múltiples: Opinar sobre los ajustes al calendario escolar, tomar nota de los resultados de las evaluaciones, propiciar la colaboración entre maestros y padres de familia para salvaguardar la integridad y educación plena de los educandos y algo muy relevante en el contexto del 19S: Llevar a cabo las “acciones de participación, coordinación y difusión necesarias para la protección civil y la emergencia escolar”.

Ninguno de los ocho pasos enlistados por el secretario Aurelio Nuño hacen alusión alguna a los CEPS cuando su función podría haber sido clave. Si para regresar a clases se debían revisar las instalaciones escolares por parte de los Directores Responsables de Obra (DRO), ¿no podría haberse incluido en tales diligencias a un miembro del CEPS para que diera legitimidad y confianza al resto de la comunidad educativa de que tales revisiones eran apropiadas? ¿No hubiéramos ganado todos si el dictamen oficial del DRO hubiera sido avalado por el presidente del consejo escolar? La SEP perdió una magnífica oportunidad de probar su Modelo Educativo para el siglo XXI – en la parte de gestión y autonomía escolar – en una situación real y tristemente trágica.

Es sintomático que la SEP no sepa interactuar con la ciudadanía contando con los mecanismos formales para ello. Cuando el maestro Nuño anunció que la reconstrucción de las escuelas se haría de manera transparente, omitió hacer suya la justificación del Comité de Contraloría Social de los CEPS, que establece que por medio de la vigilancia ciudadana “los beneficiarios” de ciertos programas – en este caso, rehabilitación de escuelas -, puedan verificar la adecuada aplicación de los diversos recursos públicos. ¿Será que sigue activándose en algunos funcionarios el chip de “máxima autoridad” y dueños exclusivos de las escuelas cuando podrían compartir responsabilidades en pos del bien público?

La omisión total de los CEPS – y del Conapase – en el proceso de reconstrucción y rehabilitación de escuelas contrasta con el discurso oficial de este consejo: “Ha sido durante la presente administración que el papel de la ciudadanía ha cobrado mayor importancia como factor para la equidad y pertinencia de la labor de las escuelas. La promulgación del programa sectorial de Educación, abrió las vías para la gestión escolar participativa. Así la toma de decisiones se comparte a la par de la responsabilidad, esto permite una mayor trasparencia en la rendición de cuentas.” (http://www.consejosescolares.sep.gob.mx/en/conapase/Que_Hacemos)

Y otra omisión grave. Mientras el Cuarto Informe de Gobierno reportaba que había más de 200 mil consejos escolares de participación social instalados, para este año, el Quinto Informe de Gobierno ya ni los menciona. ¿Será que no se desea perder el tramo de control sobre las escuelas? ¿Por ello cambiaron las reglas para elegir al presidente del Conapase y volverlo más oficialista? ¿Es la subestimación de la participación social una consecuencia tácita de querer recuperar la rectoría de la educación por parte del gobierno? Ésta es un buen punto para iniciar la reflexión sobre la “reforma de la reforma”, como diría Rodolfo Ramírez.

Las distintas administraciones encabezadas por el Partido Revolucionario Institucional raramente han simpatizado con la idea de compartir el poder para tratar de resolver los problemas que enfrentamos los ciudadanos. Ellos se erigen como el Jefe, el Padre que organiza – y mal – a lo infantes; pero no olvidemos la lección de las tragedias acarreadas por los sismos de la CDMX: el gobierno es fácilmente rebasado por los hechos y surge de manera espontánea una ciudadanía, que aunque desestructurada y efímera, ha demostrado que es capaz de cambiar el régimen político por la vía pacífica.

Y esto todavía no termina.  Si en 1985 la sociedad tuvo un papel fundamental en el momento mismo de la tragedia descubriendo una fuerza antes desconocida para sortear la emergencia, 32 años después la ciudadanía tiene una oportunidad para hacerse presente en la fase que viene de reconstrucción y en ese proceso la postura del gobierno será crucial:  aprenderá la lección y permitirá una mayor participación social o seguirá cerrando espacios, si es que aún pueden ser cerrados, cuando poco a poco la sociedad civil empieza a organizarse.

La etapa de la reconstrucción es un momento ideal para mantener la participación ciudadana, es cierto que la pasión de las primeras horas va mermando a medida que se regresa a la cotidianidad pero el espíritu de solidaridad y la conciencia de que en los momentos delicados es cuando más hay que defender los derechos de todas las personas parece estar vivo y puede capitalizarse para levantarse de nuevo.

No se trata de restarle la responsabilidad que tiene tanto el gobierno federal como a los poderes estatales, municipales y delegacionales (en el caso de la CDMX), se trata de aprovechar los espacios para observar procesos, exigir rendición de cuentas y monitorear los procesos de construcción segura.

¿Y qué pasa en el tema educativo?  Como mencionamos anteriormente, ante la contingencia no se tuvieron en cuenta los CEPS ni el Conapase, en la emergencia se perdió la oportunidad de usarlos como mecanismos participativos para garantizar la primera preocupación que era el regreso seguro de las niñas y los niños a las escuelas.  Sin embargo, es ahora cuando el papel de la participación social se puede desplegar para exigir que el regreso a las escuelas garantice el derecho de nuestros estudiantes a recibir la mejor educación ¿Cómo?

En primer lugar hay que entender que la escuela no es sólo un edificio sino que es una comunidad, si los edificios se cayeron o ya no son aptos para que regresen los estudiantes la comunidad debe exigir espacios temporales óptimos para que se reinicien las clases.

También es la comunidad la que será fundamental al momento de brindar apoyo socioemocional.  El equipo docente debe tener protocolos de acción para que los estudiantes puedan procesar los momentos difíciles que vivieron, pero será mucho mejor el impacto si toda la comunidad escolar centra la atención en que cada niña o niño tenga herramientas emocionales para hacer frente a la tragedia, supere la situación difícil y esté listo para seguir aprendiendo.

De la comunidad también depende escuchar a las niñas, los niños y los jóvenes sobre la escuela que quieren y necesitan.  Es muy triste que los edificios se hayan venido abajo pero puede ser una oportunidad para que la reconstrucción responda a una escuela diferente donde los estudiantes se involucran en la definición de los espacios que necesitan. Es su derecho participar. Hoy somos más conscientes de la necesidad de tener escuelas que respondan a los requerimientos de cada comunidad escolar.

En cuanto a la rendición de cuentas, es la comunidad escolar quien debe vigilar que los recursos materiales se destinen apropiadamente y con visión de equidad.  No es momento de conformarse con una escuela de segunda, el dinero debe llegar a todos los afectados y los recursos deben dirigirse eficientemente para que todas y todos puedan asistir a una escuela digna y segura y esto no será posible si sólo se hace una cuenta donde se divida el presupuesto de reconstrucción entre las escuelas afectadas.

Que el gobierno no parezca interesado en valorar el papel de la sociedad civil no implica un adiós a la participación ciudadana, minimizar los espacios ya existentes es un error pero desconocer el potencial de los ciudadanos en esta contingencia puede serlo aún más

Esperamos que la construcción de los edificios sea sólo la parte más externa de lo que México necesita:  la reconstrucción de su sociedad, con una ciudadanía fuerte, participativa y corresponsable. Las lecciones que nos dejaron los sismos fueron sólo el comienzo, que la fuerza no se agote y que nuestros gobiernos comprendan que el ciudadano es ya real; no imaginario.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/adios-a-la-participacion-ciudadana/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/08/Puebla2-768×576.j

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How to Assess Arts Education—And Why You Should

Only an arts education can prepare students for the future

There is broad acknowledgment that schools are playing catch-up as we head into the 21st century. Technology and resulting innovation are rapidly changing our culture, making it imperative that schools change as well. We don’t know what many of the jobs of the future will look like, but we do know which skills and dispositions will be critical in order for people to navigate this new world. As our learning institutions adapt, the emphasis placed on teaching content will be supplanted by a focus on teaching process.

Teaching and assessing skills gained through the arts, as well as in creative processes across other disciplines, will become the norm. Here are some examples of the kinds of demands we are already responding to in the 21st-century that compel us to advocate more and better arts education:

1. To sift through the constant flow of information, students need to develop skills to evaluate the quality and accuracy of content and recognize false information.

2. A wide variety of technology and media platforms necessitates the ability to think critically and work with a variety of tools.

3. Employers are demanding creative problem-solving skills, as well as the ability to self-direct and collaborate.

4. In a gig economy characterized by temporary projects and frequent shifts in occupation, students will be faced with both increased control of career path and no clear road map. Being able to imagine one’s path and to pivot as external realities change is critical.

5. In our global society, curiosity, flexibility, and particularly the ability to see multiple perspectives are necessary building blocks for interacting with other cultures.

As decades of arts education scholarship have shown, engaging in high-quality arts learning develops these important skills and dispositions. And there is now broad agreement that schools need to explicitly teach them, as evidenced by widespread practices to deepen social-emotional learning, global citizenship, and 21st-century skills in general education.

However, assessment of these skills is difficult. Content learning, focused as it is on studying a set body of information, is easier to assess than process learning, which engages students in an ongoing cycle of inquiry, experimentation, and refinement. In order to devise strong assessments for arts learning, educators must grapple with how exactly to gauge these skills.

In our work as consultants, we help schools and arts education organizations strengthen creative teaching and learning practices. We have learned that when we are helping to craft assessment tools, we are often also helping to revise curriculum. Devising effective assessments in this arena requires schools and arts education organizations to clarify what it is they want students to learn in the first place.

«We don’t know what many of the jobs of the future will look like, but we do know which skills and dispositions will be critical in order for people to navigate this new world.»
Take this case study from our own work, for example: An arts-focused public school, which received Title I funding for disadvantaged students, was struggling with how to assess K-8 student learning across arts disciplines. When we began working with this school two years ago, the primary evaluations they used were performances and exhibits for families that showcased students’ skills. In addition, within individual arts classrooms, teachers had come up with their own idiosyncratic methods for measuring student growth. Students moved from one arts classroom to another encountering wildly different expectations and values.

The school administration was eager to help teachers align their classroom practices and develop more substantive assessments that would bring cohesion to expectations for student learning, as well as to convey to families and other stakeholders—such as board members, community members, and students—the value of deep arts learning.

In this package, Education Week has convened a range of researchers, professors, and practitioners to argue their case for arts education’s path forward. Despite their many contrasting opinions, these experts all agree on one thing: Arts instruction is key to American schooling and is worth supporting, researching, and protecting.

This special section is supported by a grant from The Wallace Foundation. Education Week retained sole editorial control over the content of this package; the opinions expressed are the authors’ own, however

Though we’ve worked in a variety of settings, we share our work with this particular school because we have found that many other educational settings wrestle with similar issues when measuring learning in the arts. The steps we use to guide and improve practices may be helpful for schools or arts education providers looking to strengthen their assessment process:

Clarify site-specific goals. We worked with the administration to understand its unique needs. In this case, that meant creating assessments that could be used to align arts instruction through developing process-based and cohesive arts curriculum.

Surface existing values and practices. We met with all teachers and staff to learn about individual values and documented their language for describing practices and intended outcomes.

Identify areas of cohesion and aspiration. We scanned transcripts from these meetings to identify shared language and desired outcomes.

Create shared expectations. We shared our findings with the faculty to decide which outcomes they deemed most critical for students at a variety of developmental levels.

Devise a site-specific assessment tool. We produced an assessment framework anchored to the National Arts Standards and tailored it to the school’s values, language, and practices.

Foster ownership through ongoing refinement. Teachers were able to use this new tool to inform their curriculum development and assess student learning. That, in turn, created greater cohesion across arts classrooms.

While this work is not rocket science, it is also not easy. Developing strong, place-based assessments entails an investment of time and resources. But our future demands a dramatic shift in how we think about assessment, both in the arts and in education more generally.

Of course, this shift must happen in a way that does not diminish the beauty and mystery of creative processes. Fortunately, educators have a wealth of information to draw on as they move toward assessment in process learning. Where schools have thus far failed students, however, is in not making these values clear and coherent at the organizational level and explicit in all that teachers teach.

It is not only our schools that are dependent on this level of learning. It is our democracy writ large. If we do not teach students how to do this work in schools, how can we expect them to grow into thoughtful and engaged citizens?

Source:

http://www.edweek.org/ew/articles/2017/10/04/how-to-assess-arts-education–and-why-you.html

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