La ONG Sociedad de Cooperación Educativa desarrolla tareas de formación en pueblos del suroeste de Nigeria Ebele OkoyePremio Harambee 2018
Ebele Okoye es una farmacética nigeriana que está al frente de proyectos educativos para la mujer en diversos puntos del suroeste de Nigeria. Forma parte del consejo de administración de la ONG Sociedad de Cooperación Educativa de la Junta de Mujeres (Women on Boards). Este año ha recibido el premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
-¿Qué es el Programa Amad y dónde trabajan?
-El programa busca el desarrollo de los mujeres y actuamos en zonas rurales del suroeste de Nigeria.
-¿Qué acciones desarrollan?
-Ayudamos a niñas que no pueden ir a la escuela o a jóvenes que han tenido que abandonar el sistema educativo formándolas para que puedan encontrar un oficio. Con universitarias, en las que queremos despertar una conciencia social, vamos a aldeas y pueblos para enseñarles a cuidar niños, proporcionar asistencia médica, ayudarles a conseguir microcréditos, darles nociones de higiene o instruirlas en la preparación de una dieta más nutritiva, que no sólo cocinen con yuca. Hemos atendido a más de cuatro mil mujeres en los últimos años.
-¿Las universitarias nigerianas son receptivas a estas tareas de voluntariado?
-Son conscientes de lo que ellas han recibido, de que han podido acceder a una educación y quieren colaborar con otras que no han tenido esa suerte.
-¿Qué distingue su organización de otras que realizan una labor similar?
-Somos africanas que ayudan a africanas. En África estamos convencidos de que la solución a los problemas del continente no vendrá de fuera, sino de nosotros.
-¿No ayudan los programas que vienen de Europa u otras zonas?
-Por supuesto que ayudan. Pero a veces sus planteamientos no responden a la realidad africana, sino a ideas preconcebidas que no funcionan como deberían.
-¿Cómo es la lucha por los derechos de la mujer en África?
-Es un nivel diferente al que hay en Europa. La lucha por los derechos de la mujer en África es la lucha por la supervivencia. Hay que tener en cuenta que la edad media no pasa de los 50 años.
Nigeria/03 de Marzo de 2018/Redacción: AP/20 Minutos
El gobierno de Nigeria ordenó a las fuerzas de defensa civil y la policía que defiendan todas las escuelas en las «zonas liberadas» del noroeste del país, para evitar que extremistas de Boko Haram…
El gobierno de Nigeria ordenó a las fuerzas de defensa civil y la policía que defiendan todas las escuelas en las «zonas liberadas» del noroeste del país, para evitar que extremistas de Boko Haram realicen más secuestros masivos en escuelas, anunció el miércoles la oficina de la presidencia.
Muchas personas en el país más poblado de África se indignaron por el secuestro de 110 chicas perpetrado por Boko Haram el 19 de febrero en un plantel en el pueblo de Dapchi.
Esto trajo a la memoria otro secuestro masivo realizado por Boko Haram en 2014, de 276 chicas en Chibok. La oficina del presidente Muhammadu Buhari dijo que líderes de las fuerzas de defensa civil y la policía han recibido órdenes de coordinar con militares y los gobernadores de los estados de Borno, Yobe y Adamawa para «asegurar el envío de personal a todas las escuelas».
La orden dada por el ministro de Interior «ha sido necesaria para evitar que vuelvan a ocurrir ataques contra menores inocentes», dijo el comunicado.
Algunos padres de estudiantes que sobrevivieron el ataque dicen que sus hijos están muy asustados como para regresar a clases. El Sindicato Nigeriano de Maestros exigió esta semana en un comunicado que «patrullas militares vigilen las escuelas 24 horas al día» en la región para proteger mejor a los estudiantes y maestros.
El combate contra Boko Haram fue uno de los temas más importantes de la campaña presidencial de Buhari en 2015 y ahora está siendo presionado de cara a la elección del año próximo. Su gobierno ha declarado repetidas veces que Boko Haram ha sido derrotado, pero los extremistas islámicos continúan efectuando ataques suicidas en el noreste, muchas veces usando a las chicas secuestradas y que luego fueron adoctrinadas.
Al gobierno nigeriano le tomó casi una semana confirmar que las 110 muchachas habían sido secuestradas. El martes divulgó los nombres de las desaparecidas y dijo que había creado un panel para investigar el ataque.
La organización terrorista saqueó un instituto femenino en la ciudad de Dapchi y de 889 estudiantes, 66 están desaparecidas.
Cerca de 66 niñas permanecen desaparecidas tras un ataque del grupo extremista Boko Haram a un instituto femenino en la ciudad Dapchi, al noreste de Nigeria.
El comandante de la policía, Abdulmaliki Sunmonu, informó que de las 889 estudiantes que se encontraban presentes en el momento del ataque terrorista al instituto, situado en el estado de Yobe, 66 siguen desaparecidas.
Los islamistas radicales saquearon la escuela y se llevaron la comida de la cocina antes de irse de la ciudad, aún no está clara la cifra de desaparecidas tras la acción que generó miedo en la población que recordó el secuestro de más de 200 niñas hace casi cuatro años en Chibok en el estado de Borno.
Más de 100 niñas fueron liberadas pero 112 permanecen aún en cautiverio.
Boko Haram que significa «La educación no islámica es pecado», incrementó sus ataques contra sitios considerados puntos débiles como lugares de oración, escuelas y campamentos de refugiados tras las operaciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad.
Maestras nigerianas protestan para pedir el rescate de las jóvenes secuestradas por Boko Haram en 2014. Fuente: EFE
La organización terrorista busca imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur.
Más de 20.000 personas murieron desde el comienzo de la presencia de los extremistas en la zona en 2009, alrededor de 1,6 millones de personas son desplazados y 4,7 millones necesitan asistencia alimentaria urgente, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
África/Nigeria/16 Febrero 2018/Fuente: Prensa Latina
El ministro de Información y Cultura de Nigeria, Alhaji Lai Mohammed, aseguró hoy que el gobierno federal pretende proporcionar 300 mil nuevos empleos para los jóvenes en 2018.
Durante una presentación pública, el titular explicó que condiciones como el desempleo, la pobreza, la falta de educación y la corrupción alentaban a los jóvenes a caer en el terrorismo y otras malas prácticas.
Mohammed recordó que para abordar la situación, el programa N-Power del gobierno ha brindado a más de 200 mil jóvenes la oportunidad de trabajar en escuelas, centros de atención primaria de la salud y centros agrícolas a lo largo de todo el país.
Ese número aumentará en 300 mil este año, ratificó el funcionario, en un foro a propósito del Plan de Acción Nacional para prevenir y contrarrestar el extremismo violento.
El programa N-Power fue creado para disminuir drásticamente el desempleo juvenil, y además de ofrecer trabajo brinda oportunidades de superación a los jóvenes, sean graduados o no de una carrera académica.
N-Power cuenta con varias categorías, entre estas una para voluntarios y otra para la superación, así como ramas dedicadas a la salud, la educación, la agricultura y las nuevas tecnologías, entre otras.
UNICEF estima que necesitará casi 3.000 millones de euros este año para atender a 48 millones de menores alrededor del mundo. Casi un cuarto del presupuesto se destinará a los refugiados sirios, mientras el éxodo de los rohingya dispara la ayuda a Asia meridional.
Educación y acceso a agua, saneamiento e higiene serán los pilares de la acción de Unicef para este año, según el informe Intervención Humanitaria 2018 divulgado este martes por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. La organización estima que necesitará 2.920 millones de euros para hacer frente a las necesidades de 82 millones de personas en 51 países. Su objetivo es llegar a 48 millones de niños, uno de los colectivos más vulnerables, ya que uno de cada cuatro de ellos vive en países afectados por conflictos o desastres y casi 50 millones tuvieron que abandonar sus hogares debido a violencia, pobreza o catástrofes naturales.
Unicef estima que los niños que necesitan ayuda humanitaria urgente en el mundo son 85 millones. Cifras que esconden realidades. El año anterior, la organización fijaba sus exigencias en 3.100 millones de euros, casi 500 millones más que en 2016. Si por un lado la crisis del Zika ha remitido en comparación con el año anterior —a esta partida se destinaron 31,4 millones de euros en 2017—, el genocidio de los rohingya en Myanmar y su consecuente éxodo exigen aumentar el presupuesto destinado a Asia meridional. Esta cantidad pasa de 64,7 millones de euros en 2017 a 163,7 millones de euros en 2018, de los cuales el grueso (116,5 millones) irán a Bangladés, donde el hacinamiento y las malas condiciones higiénicas de los campos ponen en riesgo la salud de los refugiados.
Oriente Medio y Norte de África se mantiene como la región que acapara la cifra más elevada, con 1.509 millones de euros, repartidos principalmente entre atención a refugiados sirios y otras poblaciones afectadas en Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía (767 millones de euros, alrededor de un cuarto del conjunto del presupuesto global), Yemen (272 millones de euros) y Siria (270 millones de euros). Nigeria y República Democrática del Congo son los principales destinatarios del presupuesto de África central y occidental (567 millones de euros en el conjunto), así como Sudán del Sur, Somalia y Etiopía en la zona meridional y oriental del continente (cuyo presupuesto asciende a 523 millones de euros).
Uno de cada cuatro niños vive en países afectados por conflictos o desastres
En porcentajes, el Fondo de las Naciones Unidas prevé gastar un cuarto del presupuesto para que 8,9 millones de niños puedan tener acceso a la educación. Otra prioridad fijada por el informe es el acceso a agua, saneamiento e higiene (21% del total) para garantizar este derecho a 35,7 millones de personas. Unicef aspira también a tratar 4,2 millones de casos de malnutrición aguda infantil (a través del 18% del presupuesto) y vacunar a 10 millones de niños contra el sarampión. La protección de los menores concentrará el 11% del gasto anual con el objetivo de brindar apoyo psicológico para 3,9 millones de niños.
«Deberíamos estar hablando de desarrollo en estos tiempos, pero debido a la situación actual hemos tenido que volver a poner el foco en las emergencias», ha lamentado Javier Martos, director ejecutivo de Unicef Comité Español este martes en la presentación del informe en Madrid.
Cinco crisis que marcarán 2018
1. El éxodo de los rohingya
Pese a que el número de nuevas llegadas se vaya estabilizando, la emergencia se mantiene elevada en el campo de refugiados rohingya Kutupalong, en Cox’s Bazar, uno de los distritos más pobres de Bangladés. A las 688.000 personas huidas del vecino Myanmar desde el pasado mes de agosto, cuando se recrudeció la persecución contra esta minoría, se suman otras 75.000 llegadas hace un año, además de una cifra estimada entre los 300.000 y 500.000 acumulada a lo largo de cinco décadas de éxodo. Unicef calcula que, incluyendo a los comunidades locales, los niños suman al menos 720.000.
“Responder a las necesidades de agua, higiene y saneamiento es un reto muy complicado, debido a la congestión del campo y la falta de letrinas”, explica Sara Bordas, jefa de operaciones del Fondo de las Naciones Unidas en Kutupalong. “En los centros de educación, se ven niños muy sucios, no tienen bases de higiene. Nos queda mucho trabajo por hacer”.
El hacinamiento y la escasez de higiene favorecen la proliferación de enfermedades. El campo ya ha registrado varios brotes de sarampión, difteria, infecciones agudas a las vías respiratorias y abre la puerta al riesgo de una epidemia de cólera.
Bordas se muestra preocupada también por los niveles de desnutrición aguda grave. “El ratio registrado el pasado mes de octubre era del 7,5%, muy por encima del límite de emergencia, fijado en el 3%”, asegura. “En el campo, además, también hay 80.000 mujeres embarazadas, muchas de las cuales ya están desnutridas”.
Una mujer rohingya sostiene su hijo mientras espera la repartición de ayuda humanitaria en el campo de refugiados de Balukhali, cerca de Cox’s Bazar (Bangladés)MANISH SWARUPAP
“No hay mucho que hacer en el campo, pero los niños frecuentan centros de educación no formal, donde reciben también apoyo psicosocial, en especial las víctimas de abusos sexuales. Trabajamos también en la prevención, para que no vuelva a ocurrir en un campo en el que hay mucha gente desesperada”, asegura.
“Al principio, nos centramos en no perder vidas, trabajando en salud, nutrición, agua, saneamiento e higiene, pero ahora podemos agregar una parte de esperanza, basada en educación y protección. Solo estamos en el quinto mes de respuesta, pero aún no hemos alcanzado nuestros objetivos”.
Durante la presentación del Informe sobre Acción Humanitaria 2018 en Madrid, algunos niños intervinieron en directo desde Kutupalong para contar sus historias sin casi levantar la cabeza desde la hoja en la que dibujaban flores de colores. «Cuando llegaron al campo el pasado mes de septiembre, solo dibujaban helicópteros y gente que huía», explica Bordas.
2. El conflicto sirio y la crisis de refugiados en Oriente Próximo
El conflicto en Siria, a punto de cumplir siete años, ha causado más de seis millones de desplazados internos y más de cinco millones de sirios, entre ellos 2,5 millones de niños, viven como refugiados en Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Los fondos recaudados el año pasado apenas alcanzaron la mitad de la cifra necesaria para atender a las necesidades básicas en el país, especialmente las de los menores que viven en zonas sitiadas (se estima que sean 200.000) y en áreas de difícil acceso (1,7 millones).
El pasado mes de diciembre, organizaciones internacionales alertaron de un déficit de 60 millones de dólares (50,6 millones de euros) que pone en riesgo la atención a 1,5 millones de menores ante el frío del invierno.
A los estragos del conflicto, se suma el desplazamiento interno de personas como consecuencia del calentamiento global y de la progresiva desertificación de algunas zonas del país. Acnur calcula que los años de sequía consecutiva y crónica entre 2005 y 2011 obligaron a emigrar a más de un millón y medio de personas de las áreas rurales del sur de Siria.
Fran Equiza, representante de Unicef en Siria, ha aprovechado la presentación del informe para poner rostro a los niños de este país que en su vida solo han vivido y experimentado las consecuencias de la guerra civil. Y la vida para los que escapan, ha agregado, no es más simple. «Huyen de las balas, de las minas y del riesgo de ser reclutados por cualquiera de las partes en conflicto», ha explicado.
MÁS DINERO EN 2017, PERO MÁS EMERGENCIAS
Pese al incremento en comparación con el año anterior, la financiación en 2017 no fue suficiente para responder a las necesidades de los más vulnerables, sobre todo para emergencias crónicas, como la de República Centroafricana o de Malí. Unicef cerró el mes de diciembre pidiendo 3.790 millones de dólares (frente a los 3.360 millones de dólares estimados en enero), debido sobre todo a los flujos de refugiados y desplazados en Bangladés y en República Democrática de Congo; el riesgo de hambruna en Nigeria, Somalia y Sudán del Sur; el brote de cólera en Yemen; los huracanes en el Caribe y las inundaciones en Nepal.
A lo largo de 2017, los refugiados y migrantes que llegaron a Europa fueron 164.000 —incluyendo a 29.000 niños—, al mismo tiempo que distintos conflictos de larga duración se enquistaron alrededor del mundo. El de Siria, por ejemplo, está a punto de cumplir siete años y ha causado más de seis millones de desplazados internos, mientras que cinco millones de sirios, la mitad niños, viven como refugiados en los países vecinos. En Irak, casi nueve millones de personas necesitan ayuda humanitaria. Entre ellos, hay más de cuatro millones de niños. La escalada de violencia en República Democrática del Congo ha obligado a más de 1,7 millones de personas a abandonar sus hogares y los niños que sufren malnutrición aguda ya superan los dos millones. La crisis de la cuenca del lago Chad sigue afectando a 17 millones de personas en Camerún, Chad y Níger, al mismo tiempo que se recrudece la violencia y se incrementa el número de desplazados internos en la zona nororiental de Nigeria.
La sequía que azota el Cuerno de África ha afectado a 17 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenia, que quedan expuestas al riesgo de epidemias. El paso de los huracanes Irma y María por el Atlántico, por su parte, se dejó atrás a más de 1,4 millones de personas —un cuarto de ellos, niños— con necesidad de asistencia humanitaria.
En 2017 se registró también un incremento sin precedentes en brotes de cólera, en países como República Democrática del Congo, Irak, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen. Esta “emergencia en la emergencia” -como la define el informe de Unicef- en muchos casos está relacionada con los conflictos armados, a la raíz del colapso de las infraestructuras de agua y saneamiento.
El Gobierno de EE UU se mantuvo a lo largo de 2017 como el principal donante del Fondo para la Infancia con 441,8 millones de euros, a pesar de que la Administración Trump anunciara a principios de año su intención de aplicar un tijerazo de «al menos» un 40% de las contribuciones voluntarias a la ONU y otros organismos internacionales por parte de EE UU.
Equiza ha lamentado que en el país se registraran 72 casos de polio en 2017, una enfermedad a punto de ser erradicada, cuando en 2011 el 100% de los niños estaba inmunizado.
El representante de Unicef participó el pasado mes de diciembre en un convoy dirigido a Guta oriental, un distrito cercano a Damasco que lleva cuatro años bajo asedio, donde registraron índices de malnutrición de casi el 12%. «Hace unas semanas, intentamos volver, pero no nos autorizamos. Lamentablemente, ahora no sé cuál es la situación de estos niños».
3. La guerra en Yemen
La muerte el pasado mes de diciembre del expresidente Ali Abdalá Saleh, desalojado durante la Primavera Árabe, a manos de los Huthi hace temer que se recrudezca la guerra en el país.
Yemen acumula casi tres años de conflicto y está al borde de una de las hambrunas más terribles de la era moderna, con 17 millones de personas que no saben si comerán mañana. Las tasas de desnutrición siguen siendo de las más altas del mundo, con casi dos millones de pequeños desnutridos y, de ellos, 385.000 con desnutrición severa aguda.
El colapso del sistema de salud, la falta de agua y alimentos constituyen un caldo de cultivo que no permite bajar la guardia ante la posibilidad de un nuevo brote de diarrea aguda (cólera).
Aunque se ha reducido la violencia, sube la alerta ante la crisis humanitaria. La desnutrición severa en menores alcanza el 10% y ya se cuentan 38.000 afectados por el cólera, mientras que los centros de salud han sido abandonados o carecen de medicamentos y personal.
5.Sudán del Sur
Más de un millón de niños sursudaneses sufren desnutriciónsevera. Las organizaciones humanitarias aún se enfrentan a muchos obstáculos para entregar ayuda en distintas zonas del país, consideradas demasiado inseguras desde que comenzó el conflicto en 2013.
La infancia en Sudán del Sur se enfrenta a muchos otros retos, más allá del hambre. Más de 2.300 niños han resultado muertos o heridos en los últimos cuatro años y se han registrado cientos de casos de violaciones y agresiones sexuales, según datos de Unicef. Dos millones de menores están fuera de la escuela y, si la situación actual se mantiene, es probable que solo uno de cada 13 niños acabe la escuela primaria, alerta Médicos sin Fronteras.
El Ministro nigeriano de Educación, Adamu Adamu, advirtió hoy que el Gobierno declararía el estado de emergencia en el sector de la educación en abril por la falta de maestros.
Adamu adelantó que su ministerio planea presentar una propuesta al Consejo Nacional de Estado para que los graduados de educación se empleen de ahora en adelante en la primaria.
El ministro solicitó el apoyo de todos los gobernadores de los estados para hacer lo mismo en sus respectivos territorios, según la Agencia Nigeriana de Noticias (NAN, inglés).
Pedimos a todos los gobernadores estatales que hagan lo mismo en sus estados y esperamos que una vez que esto se haga, nuestro sector educativo mejorará, expresó.
Asimismo, Adamu añadió que hará un llamamiento a cada uno para darle un énfasis especial al problema del bajo nivel educativo, especialmente a nivel primario.
El funcionario agregó que la propuesta también incluiría ofrecer empleo a estudiantes que aprenden magisterio en instituciones terciarias.
El Sindicato de Profesores de Nigeria y otros sindicatos en el estado de Kaduna se han declarado en huelga después de que el gobierno estatal detuviera sus empleos a miles de maestros, a pesar de que una orden judicial impedía tal acción.
La Unión de Docentes de Nigeria (NUT) y el gobierno del estado de Kaduna están en desacuerdo después de que 21,780 maestros fueron despedidos. La acción del estado fue motivada por sus tasas de falla en una prueba de competencia.
Mandato
Sin embargo, en diciembre de 2017, el Tribunal Industrial otorgó un mandamiento interlocutorio: una orden judicial que prohibía al gobierno despedir a un docente del trabajo hasta que se determinara el caso. La orden fue supuestamente notificada al gobierno de Kaduna antes de que este terminara los contratos de los docentes por carta. El caso fue presentado por NUT, una filial de Education International.
El NUT y los maestros describieron las acciones del gobierno como un intento deliberado de despedir a los empleados a toda costa.
Puedes leer las reacciones de los profesores en un artículo publicado por The Daily Trust aquí
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