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El malestar como energía de transformación social

Por: Amador Fernández- Savater 

Entramos en un «período oscuro» en el cual el malestar social es canalizado por la derecha populista (Trump, Brexit, etc.). ¿Podemos reconvertir el malestar en una energía de transformación social?

Hay historias que parecen resumir épocas o momentos históricos. Willy Pelletier cuenta una de ellas en el último número de Le Monde Diplomatique que lleva por título: «Mi vecino vota al Frente Nacional».

Pelletier es un militante de largo recorrido en organizaciones antirracistas de extrema izquierda y narra en el artículo distintas acciones desarrolladas contra el Frente Nacional. Pero todo su relato está punteado por la duda y la autocrítica: al fin y al cabo, esas movilizaciones no han logrado frenar el ascenso del FN. Entre líneas nos ofrece una explicación: sucede que ninguna de esas acciones tocaba jamás a un simpatizante del FN, porque se desarrollaban siempre en circuitos muy cerrados (entre militantes políticos que habitan determinados barrios, hablan de determinada forma, tienen determinados valores, etc.).

Pelletier conoce (¿por primera vez?) a un simpatizante del FN cuando, medio «jubilado» del activismo, se va a vivir con su pareja al campo en la zona de Aisne (Picardía). Se trata de Éric, un obrero especializado en embalaje industrial. Se hacen muy amigos y un día, algo borrachos, Éric le confiesa que vota por Marine Le Pen: «Se me eriza el vello cuando la escucho, la manera en que habla de los franceses te hace sentir orgulloso. Además, en esta zona el FN ha ayudado a mucha gente».

¿Qué tipo de zona es Aisne? Un escenario típico de la crisis, según lo pinta Pelletier. Muy degradado, apenas sin equipamientos (salud o transportes), ni lugares de encuentro (los bares, las parroquias y las asociaciones deportivas cierran). No hay trabajo, todo el mundo está endeudado, los jóvenes se marchan, la violencia contra las mujeres aumenta y también la «sensación» general de inseguridad (aunque los robos no sean frecuentes). Por contra, hay guetos de ricos por todo el territorio: son ejecutivos o profesionales liberales que vienen de París y compran buenas casas de piedra o granjas abandonadas a precio de saldo.

Tras el encuentro con Éric, Pelletier se hace nuevas preguntas. La superioridad moral con la que antes juzgaba a los votantes del FN (abstractos, desconocidos) ya no le parece de recibo. Ahora tiene a uno enfrente suyo de carne y hueso, con su historia y sus razones. Y es su amigo. Pelletier concluye el artículo así: «En el trabajo, Éric considera que ‘los jóvenes’ no le escuchan ni le respetan… Al vivir allí, inmovilizado en un espacio en decadencia, impotente frente al derrumbe de un mundo que ya no resiste, viendo que su territorio se llena de ‘parisinos’, ¿cómo podría Éric sentirse ‘orgulloso’?».

Crisis de la presencia

Abandono y falta de recursos, paro y endeudamiento, ruptura del hilo generacional y destrucción de los lugares de encuentro… La crisis no es sólo «crisis económica», sino también de referencias y fidelidades, de creencias y valores. Una crisis cultural, en el sentido antropológico de «formas de vida», muy profunda.

El colectivo Tiqqun nos propone pensarla como «crisis de la presencia». ¿Qué significa esto? Que nuestra presencia, es decir nuestro estar en el mundo, ya no es firme, no está asegurado, ni garantizado. Golpeados en el plano de lo económico (el paro), de lo social (los contextos degradados) o de los valores (la ausencia de comunidad o hilo generacional), lo que entra en crisis «por debajo» es precisamente nuestra misma facultad de mantenernos «erguidos» ante el mundo. Lo que parecía sólido comienza a desintegrarse: el sentido de la vida y de la realidad, la consistencia subjetiva y la fijeza misma de las cosas.

Pero la crisis de la presencia no es sólo pérdida o peligro, sino también ocasión y oportunidad. ¿En qué sentido? La presencia que se tambalea es la «presencia soberana»: un tipo de relación con el mundo en términos verticales de dominio y control. Una experiencia de vida basada en la distinción nítida entre un sujeto (que gobierna) y un objeto (el mundo a gobernar). Una concepción de la libertad como «dominio» (sobre la naturaleza, sobre los demás, sobre el tiempo, sobre la realidad). Como autosuficiencia e independencia.

Crisis de la presencia significa que una zozobra muy íntima nos atraviesa (tanto más fuerte cuanto más hemos sido educados en el molde de la presencia soberana: como hombres blancos, adultos y propietarios, trabajadores en un mundo sin trabajo, etc.). Lo que nace de esa zozobra, de ese tambaleo, es la inquietud, el malestar. La sensación de no encajar, de que ya nada lo hace. El malestar es la manifestación sensible de la crisis de la presencia.

Por tanto, con la crisis de la presencia se abre la posibilidad de una bifurcación, de un desplazamiento, de la invención de otras formas de estar y relacionarnos con el mundo, tanto personales como colectivas. El malestar social puede ser el motor y el centro de energía de una transformación profunda, a un tiempo política, económica, cultural, existencial, etc.

Un período oscuro

¿Estamos entrando en un «período oscuro»? Vamos a llamar «período oscuro» a aquel en el cual el malestar –esa inquietud, ese no encajar, esa energía potencial de cambio– es canalizado por derecha.

Una derecha que no es simplemente establishment, sino una suerte de paradoja andante: establishment anti-establishment, élite anti-elitista, neoliberalismo antiliberal, etc. Es el Frente Nacional, es Trump, es el Brexit y las demás variantes de derecha populista apoyadas por todos los Éric del mundo. Proscritas por la «cultura consensual» que ha definido el marco de lo posible durante las últimas décadas y que hoy se cae en pedazos (aquí la Cultura de la Transición). Rechazadas porque no guardan las formas de lo «políticamente correcto» (lo liberal-democrático): polarizan, exageran y mienten sin ningún pudor, son agresivas y fomentan el odio machista, xenófobo, etc.

La derecha populista parece satisfacer a su modo las dos pulsiones que Freud hallaba en nuestro inconsciente: el eros y la pulsión de muerte, es decir, la pulsión de orden y la pulsión de desorden.

— Orden: me refiero a la promesa de restauración de la subjetividad en crisis. La fuerza cautivadora de la promesa de un trabajo, de un lugar en el mundo, de una continuidad con la tradición, de la pertenencia a una comunidad, etc.

«Make America great again«, exclama Trump. «Let’s take back control«, proponen los partidarios del Brexit. Recuperemos el control que una vez tuvimos. Y con él la normalidad, la grandeza incluso. ¿Y cómo? A través de la exclusión, mediante altos muros y todo tipo de barreras, de aquello que nos amenaza. De lo que ha traído la decadencia a nuestro mundo y a nuestras coordenadas de sentido. El chivo expiatorio pueden ser los «parisinos» de Éric, o los «refugiados», o los «mexicanos», o la «igualdad de género» (preguntado por su voto, un taxista de procedencia africana le dijo a un amigo en la ciudad estadounidense de Baltimore: «No puedo votar, pero si pudiera lo haría por Trump. Porque si gana Hillary las mujeres tendrán mucho poder en este país. Los hombres ya no importan aquí. Se necesita un hombre fuerte»).

En cualquiera de los casos, el malestar se concibe como un «daño» que nos inflige un «otro» al que debemos dejar «fuera» del «nosotros» para recuperar la normalidad. Y de ese modo, cerraremos la herida, calmaremos tanta inquietud, detendremos la zozobra y recuperaremos el equilibrio, revirtiendo nuestra «decadencia».

Deseo de orden y normalidad, deseo de protección y soberanía. Eso por un lado, pero no sólo. También deseo de que todo salte por los aires.

Desorden: me refiero al gozo de «dar una patada al consenso» que, con buenos modales y bonitos discursos, nos ha traído la ruina. A una izquierda que extiende por todas partes la desigualdad, la guerra y la deportación de personas, pero «guardando las formas». A la élite progresista del Partido Demócrata que vive ajena e insensible a las preocupaciones de las clases populares y se burla además de sus modos de vida, sus gustos y sus referentes. A los «parisinos» que votan socialista, compran a precio de saldo las casas y las granjas que los habitantes de Aisne ya no pueden sostener y despotrican contra los pobres que votan a la derecha. Etc.

En un mundo en el que todo parece atado y bien atado, en el que ningún gesto (por arriba o por abajo) parece capaz de cortocircuitar el estado de cosas y abrir lo posible, Trump, el Brexit, el FN canalizan las ganas de que «pase algo», de ver ocurrir «lo imposible», eso justamente que todas las voces políticamente correctas consideran «que no puede ni debe pasar», lo demoníaco… ¿Quién da más? ¡Y sólo con un voto! Es decir, sin perder en ningún momento la posición del espectador en la película de catátrofes.

Debates en el campo progresista

Más allá de la «superioridad moral», que renuncia a preguntarse por lo que no entiende, etiquetándolo simplemente como el resurgir de la ignorancia y la brutalidad, hay otras dos lecturas de la situación actual en el campo «progresista» que merecen atención y discusión: la «marxista» y la «populista».

La lectura «marxista» encuentra el origen-causa de lo que pasa en la desconfiguración de la izquierda (y, en general, del paradigma de la lucha de clases). Es decir: el malestar social, que antes tenía estructuras organizativas y cognitivas para enfocarse por izquierda, hoy ha quedado huérfano.

Y es la derecha populista la que adopta al huérfano, elevando el tono de voz e interpelando al descontento, ofreciendo al malestar (el miedo, la rabia, la incertidumbre) esquemas explicativos, vías para canalizarlo y enemigos contra los que dirigirse. A través de las «guerras culturales» (en torno al aborto, las creencias religiosas, los estilos de vida, etc.), la derecha populista capta el «resentimiento de clase» redirigiéndolo contra «los enemigos de los valores tradicionales». Es decir, traduce los conflictos político-económicos como conflictos morales e identitarios. «La guerra cultural es una guerra de clases, pero deformada», dice Zizek.

¿De qué se trata entonces? De re-crear las estructuras cognitivas y organizativas de la lucha de clases, politizando la economía, hablando de intereses materiales, reconstruyendo la izquierda. Pero, ¿podemos reducir el malestar contemporáneo a una cuestión económica-de clase? En la propia historia de Éric hemos visto que convergen muchas situaciones, procesos y factores; cómo se mezcla lo económico, lo social, lo cultural, lo existencial, etc. ¿Podemos pensar las cuestiones culturales como meros «engaños», «distracciones» o «cortinas de humo» que nos impiden ver lo «esencial»? ¿Podemos suponer que el racismo o el machismo de los votantes de Trump son «fenómenos ideológicos» (secundarios) que se esfumarán una vez que el malestar se enfoque en las cuestiones económicas y de clase?

Me parece que la derecha populista tiene éxito, no porque hable de cuestiones culturales disimulando lo económico-de clase, sino porque tiene algo que decir al respecto. Porque sitúa la pelea política en el terreno ético, antropológico y de las formas de vida. Es decir, de las maneras de verse uno mismo, de relacionarse con los demás, de hacer las cosas y de estar en el mundo. ¿Qué tiene la izquierda que proponer sobre ello? Me temo que muy poco: apenas el «ideal militante», con tan poco alcance y tan poco atractivo como ya sabemos.

La lectura «populista» (hablo ahora del populismo progresista) vendría a decir que no se trata tanto de encontrar las «verdaderas causas» del malestar como de «construir su sentido» e imprimirle una dirección. La política es, por tanto, una pelea por «definir los acontecimientos». Por ejemplo, ¿cuál es el significado que vamos a dar a la crisis? ¿Es responsabilidad de «la gente que ha vivido por encima de sus posibilidades» o más bien de «la casta» oligárquica que ha saqueado el país? Lo decidirá una «batalla cultural» entre discursos y relatos cuyo desenlace no depende de la verdad de la que son portadores, sino de la eficacia comunicativa de las metáforas en juego.

La construcción de sentido, desde estos planteamientos, obedece una lógica formal. Es decir, no se trata del sentido que deriva de la «experiencia misma», sino del sentido que recibe de un discurso (en sentido amplio) que la articula en cierto código. A estas alturas en España, con la presencia constante de los líderes de Podemos en los medios de comunicación, todos hemos aprendido ya cuál es el «código» populista: la articulación, a través de «significantes vacíos» y del antagonismo con un Otro, de las demandas insatisfechas de la sociedad en un nuevo bloque histórico (identidades nacional-populares capaces de representar al todo, no sólo a una parte).

Sin lugar a dudas Íñigo Errejón es el maestro del código, el Señor de los signos. Me recuerda a veces a aquel niño prodigio que en clase era siempre capaz de resolver el maldito cubo de Rubik a increíble velocidad. A partir de lo que sea que pase, a partir de cualquier colección de datos que ofrezca la realidad, Errejón es capaz de armar una y otra vez el rompecabezas: lo cuadra todo en el código de las demandas, los significantes vacíos, la frontera antagónica y las identidades nacional-populares. De ahí también la sensación recurrente de que siempre dice lo mismo, aunque los contenidos sean distintos. Porque el código está siempre ahí, antes de cada situación, antes de cada proceso, antes de cada palabra y antes de cada gesto, lo que requiere es una inteligencia combinatoria capaz de hacer encajar las piezas y los colores de la realidad.

El problema aquí es todo lo que perdemos pensando el mundo (y la política) como el juego de Rubik, con sus ejes y sus modos de girar pre-establecidos. Se pierde la materialidad de lo real (porque lo que se interpretan son signos-mensajes, el resto no interesa y se abstrae). Se pierde la singularidad irreductible de los acontecimientos y sus relaciones (que nos requiere una inteligencia sensible más que combinatoria). Se pierde la autonomía de los procesos (que pueden ser pensados-dirigidos-codificados desde el exterior, sin mantener ninguna relación de interioridad o intimidad con ellos). Y se pierde, finalmente, la posibilidad de creación de nuevos sentidos para la vida social (porque una y otra vez se reintroduce lo «otro», lo nuevo o desconocido, en una lógica de lo mismo).

El malestar como energía de transformación

Volvamos un momento a Éric, «inmovilizado en un espacio en decadencia, impotente frente al derrumbe de un mundo que ya no resiste». Esa inmovilización, esa impotencia hacen de él una víctima. El malestar se asume como daño, pérdida. La culpa de todo la tienen «otros». Y lo que se desea es «devolver el golpe» (ver rodar la cabeza de los culpables) para reequilibrar de nuevo las cosas y el mundo (la presencia), regresar a la normalidad.

¿Cuánto tiempo más podremos sostener esta condición de víctimas? ¿No nos cansamos de ella? No cambiamos mucho sustituyendo un enemigo por otro: «los inmigrantes» por «la casta». Mantenemos intacta la subjetividad victimista que critica pero no emprende ningún cambio, que piensa que el mal viene de otro (tal grupo o persona) y que si lo eliminamos todo estará bien, que delega siempre en el salvador de turno la tarea de «restaurar el equilibrio» (muchas veces nostalgia de algo que nunca existió).

No necesitamos crítica victimista y resentida, sino fuerza afirmativa y de transformación. Otra relación, pues, con nuestro malestar. Es lo más difícil porque apenas nada en nuestra cultura occidental nos educa para ello. El ideal normativo de la «presencia soberana» (el control, el dominio, la autosuficiencia) nos hace ver las crisis como algo «que no debería pasar» o, en todo caso, como algo de lo que tenemos que salir enseguida, algo que debemos «reparar» cuanto antes para volver a la normalidad. Otra relación con el malestar supone no verlo sólo como daño o pérdida, sino también como ocasión y oportunidad, motor de cambio.

¿Podemos salir de la inmovilización e impotencia usando el malestar mismo como palanca? Es un planteamiento «energético» del malestar: las energías que se desatan en él son «conmutables», es decir, transformables en otras cosas (en acciones, en palabras, en «obras», en otros modos de vida, en nuevas sensibilidades y referencias, etc.). Las lágrimas que no se tragan, sino que comparten y se elaboran pueden metamorfosearse en acciones colectivas, en procesos de ayuda mutua, en la creatividad de nuevas imágenes y palabras, en gestos de rechazo y desafío. La sanación no pasa entonces por la reparación, sino por la (auto)transformación.

Un ejemplo. Suele decirse que en España la derecha populista no tiene apenas vigor (aún) porque el 15M nos hizo «entender» que el enemigo es el 1% (políticos y banqueros) y no el 99% (los inmigrantes, los refugiados, los pobres). Pero así permanecemos en el planteamiento «semiótico» y de lucha de interpretaciones. Sería mejor ver las plazas del 15M como lugares de un proceso casi «alquímico» por el cual un tipo de energía (el malestar vivido en soledad e impotencia) se convirtió en otra (la alegría de la potencia colectiva). A través del estar-juntos, de la presencia compartida, del acompañamiento mutuo, de la «complicidad afectuosa entre los cuerpos», como dice Franco Berardi (Bifo).

Al tipo de fuerza que se genera en esta presencia compartida la llamaremos «fuerza vulnerable». Es decir: una fuerza que nace –paradójicamente– de la debilidad. Del hecho de haber sido tocados, afectados, «golpeados» por el mundo. No es la fuerza de voluntad de la presencia soberana, que se pone a distancia del mundo para empujarlo en la «buena dirección», sino una fuerza afectada por el mundo y que precisamente por eso puede afectarlo a su vez. Es la fuerza de los afectados: los del atentado del 11M de 2004, los de la PAH o de cualquiera capaz de convertir el sufrimiento en energía de transformación

El malestar, como energía (no como objeto a movilizar ni como signo a interpretar), es entonces la materia prima del cambio social. Pero su «politización» hace estallar sin embargo las formas tradicionales de lo político.

Supone mantener un vínculo vivo entre lo existencial y lo político tan ajeno al grupo militante (donde no caben los problemas personales) como al grupo de autoayuda (donde no entran los problemas del mundo). Nos requiere un «saber hacer con el no saber», porque no pueden conocerse de antemano las elaboraciones de sentido a las que puede dar lugar el contacto con el malestar (no hay código-maestro que tenga de antemano las respuestas). Necesita espacios capaces de acoger el malestar sin juzgarlo (¿qué espacio «anticapitalista» sería capaz de acoger a Éric, por ejemplo?). Nos exige formas de acompañamiento horizontal: no se trata de «organizar» o «interpretar» lo que les pasa a otros, sino de hacer un viaje juntos. Y mucho más.

Abrir una bifurcación

En el «derrumbe de un mundo que ya no resiste», la derecha populista nos promete la vuelta al orden y la normalidad. Una salida falsa. Canaliza el malestar señalando chivos expiatorios, pero no da ninguna respuesta a los problemas de fondo (crisis de representación, crisis económica, crisis ecológica, etc.). Todo lo contrario: ocultando y reproduciendo sus condiciones, convirtiéndonos en víctimas y bloqueando toda posibilidad de transformación, prepara los nuevos desastres.

El populismo progresista también nos promete volver al orden y la normalidad (del Estado del bienestar, la soberanía nacional, etc.), desalojando a «la casta» del poder y planteando «un horizonte alternativo de certezas y seguridades». Los contenidos son diferentes (qué tipo de orden, qué tipo de enemigo), pero se trata de un mismo planteamiento que interpela principalmente a la subjetividad victimista necesitada de compensar la sensación de pérdida y reforzar las referencias en crisis (un poco de «orgullo»). Esta opción puede ofrecernos un «mínimo de protección» si llega al poder. Nada que despreciar, pero muy insuficiente si pretendemos un cambio en profundidad.

Entre la «vuelta atrás» (imposible) o la «fuga hacia adelante» (suicida), ¿hay una tercera opción? Más difícil todavía: no pensar en «salir de la crisis», sino abrir en ella una bifurcación. Convertir la «crisis civilizatoria» en «mutación civilizatoria». No agarrarse desesperadamente a algo, sino emprender un viaje. No contener el derrumbe, ni soñar con revertirlo para volver donde estábamos, sino abrir y sostener otros mundos aquí y ahora: otros modos de relación con el trabajo, el cuerpo, el lenguaje, la tierra, la ciudad, el nosotros, etc. Aprovechar la crisis, hacer palanca en la fuerza vulnerable.

Históricamente, las mujeres han sido muy capaces de convertir situaciones y lugares de dependencia en focos de potencia: desplegar fuerza vulnerable. En ese sentido, la mejor noticia sobre la victoria de Trump han sido las masivas marchas de mujeres que tuvieron lugar en Estados Unidos el día de la proclamación. Convocadas anónimamente por tres mujeres «cualquiera» apoyadas en la capacidad de contagio de las redes sociales (así se propagan los movimientos por afectación, a través del anonimato y la horizontalidad), permiten imaginar una oposición a Trump que va más allá de la mera reacción anti-Trump. Una oposición que no es sólo ideológica o partidista, que no es sólo defensiva o resistencialista (aunque por supuesto haya muchísimas cosas que defender), sino sobre todo afirmativa y de paradigma, con planteamientos (teóricos y prácticos) de mutación civilizatoria en torno al trabajo, los cuidados, la familia, las relaciones, etc.

«Un mundo sólo se para con otro mundo». No se trata sólo de oponernos a Trump, sino al mundo del que Trump es la figura insignia. El mundo de la presencia soberana hoy tocada, que sólo sabe revolverse ante ello con violencia y que amenaza con hundirnos a todos y a todas consigo.

** Este texto es una versión de la ponencia presentada en el encuentro «Politizaciones del malestar» al que fui invitado por Laia Manonelles, Daniel Gasol y Nora Ancarola.

** Más sobre Tiqqun, la «crisis de la presencia» y la «fuerza vulnerable».

** El planteamiento «energético» sobre el malestar está ampliamente inspirado en Economía libidinal, el libro de Jean-François Lyotard.

Fuente: http://www.eldiario.es/interferencias/malestar-energia-transformacion_social_6_606199392.html

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UNESCO: Impulso a la participacion de las niñas en la enseñanza científica en Ghana

África/Ghana/11 Febrero 2017/UNESCO

Un inicio positivo de la primera clínica de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) en Ghana marca el comienzo de un nuevo capítulo para la participación de las niñas en la educación STEM.

El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y un recordatorio de que hoy en día, muchas mujeres y niñas siguen siendo excluidas de una participación plena en la educación y las carreras científicas.

Ghana no es la excepción. La participación de las niñas en la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) en las escuelas secundarias todavía es menor que la de los niños. Hay muchos factores que influyen en la participación de las niñas en la ciencia, incluyendo una falsa creencia entre las niñas de que las asignaturas relacionadas con la ciencia son más adecuadas para los niños.

Para aumentar la participación de las niñas en cursos relacionados con STEM en las escuelas secundarias y los niveles superiores de educación, la Oficina de Accra de la UNESCO y sus asociados están organizando clínicas STEM en distritos seleccionados de Ghana. Éstas se llevan a cabo trimestralmente para sensibilizar a las niñas sobre varias carreras relacionadas con STEM que pueden hacer (por ejemplo, enseñanza, medicina, trabajo de laboratorio, o ingeniería de telecomunicaciones).

Las clínicas STEM tienen un fuerte potencial para incrementar el interés de las niñas en la ciencia. Las niñas tienen una oportunidad única de interactuar con jóvenes científicas y aprender de la amplia gama de oportunidades que ofrece el estudio de las materias STEM. Las interacciones con estas figuras femeninas fomentan la confianza de las niñas para participar en cursos relacionados con STEM y ayudan a desafiar las percepciones negativas que pueden tener sobre hacer carrera en los campos STEM.

En diciembre de 2016, la UNESCO Accra, en colaboración con la Unidad de Educación de las Niñas del Servicio de Educación de Ghana, organizó su primera clínica STEM en el Distrito de Jasikan de la región de Volta, que es de los distritos con menor rendimiento en cuanto a la participación en STEM de las niñas. “Actualmente, solo hay 29 niñas que cursan ciencias puras (física, química, biología) de 855 niñas en las tres Escuelas Secundarias Superiores del Distrito de Jasikan. Esto no es suficiente. A través de las clínicas STEM, mejoraremos estas estadísticas en los próximos años”, dijo Ruth Matogah, Responsable de Educación de las Niñas en el Distrito de Jasikan.

Más de 200 niñas de escuelas primarias y secundarias participaron en el evento de un día en el Distrito de Jasikan. Al inicio de la clínica de STEM, muy pocas participantes levantaron sus manos cuando se les preguntó si les gustaría escoger la ciencia en la Escuela Secundaria Superior; sin embargo, aproximadamente el 80% de las participantes levantaron sus manos cuando se les hizo la misma pregunta al final del día. Aún es temprano para medir el impacto de esta intervención, pero es alentador ver las sonrisas inspiradoras de las niñas al salir de la clínica STEM.

Esta actividad es parte de un proyecto más amplio en Ghana realizado en el marco de la Alianza Mundial para la Educación de las Niñas y las Mujeres de la UNESCO-HNA  para mejorar la calidad y la pertinencia del aprendizaje de las niñas. La Oficina de Accra de la UNESCO apoyará la organización de nuevas clínicas STEM en el mismo distrito, así como en cuatro distritos más, durante 2017. El Comité de Dirección del Proyecto UNESCO-HNA en Ghana planeará visitas de seguimiento para evaluar los resultados preliminares de las clínicas STEM.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single view/news/stem_clinics_to_boost_girls_participation_in_stem_educati/

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España: ¿Por qué el Día Mundial de la Radio?

Euopa/España/Febrero 2017/Noticias/https://lh3.googleusercontent.com

 

UNESCO recomendó ala Conferencia General que se proclamara el Día Mundial de la Radio, sobre la base un estudio de viabilidad realizado en respuesta a una propuesta de España.

 

Hay que considerar a la radio como un medio de comunicación de bajo costo, especialmente apropiado para llegar a las comunidades alejadas y a las personas vulnerables como los analfabetos, los discapacitados, las mujeres, los jóvenes y los pobres, que además ofrece una plataforma para intervenir en el debate público, independientemente de cuál sea el nivel de educación de los oyentes. La radio desempeña, asimismo, un papel importante y específico en la comunicación en situaciones de emergencia y en las operaciones de socorro. Por otra parte, los servicios radiofónicos de la radio están experimentando cambios en el contexto actual de convergencia de los medios de comunicación, y adoptan nuevas formas tecnológicas, como la banda ancha, los teléfonos celulares y las tabletas. Sin embargo, hoy en día, cerca de mil millones de personas no tienen todavía acceso a la radio.

En junio de 2011 la UNESCO inició un amplio proceso de consulta dirigido a todos los interesados, es decir, las asociaciones de medios de radiodifusión; las emisoras públicas, estatales, privadas, comunitarias e internacionales; los organismos, fondos y programas de las Naciones Unidas; las organizaciones no gubernamentales relacionadas con el tema; las universidades , las fundaciones y los organismos bilaterales para el desarrollo, así como las Delegaciones Permanentes y las Comisiones Nacionales de la UNESCO. En el 91% de las respuestas se apoyaba el proyecto. El impulsor del proyecto, la Academia Española de la Radio, recibió más de 46 cartas de apoyo de distintas partes interesadas, tales como: la Unión de Radiodifusión de los Estados Árabes (ASBU), la Unión de Radiodifusión para Asia y el Pacífico (ABU) la Unión de Radiodifusión del Caribe (CBU), la Unión Europea de Radiodifusión (UER), la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), la North American Broadcasters Association (NABA), la Organización de Telecomunicaciones Iberoamericanas (OTI), la BBC, la Universidad Internacional de Radio y Televisión (URTI), Radio Vaticano , etc. El World Radio Day Feasibility Study (Estudio de viabilidad para el Día Mundial de la Radio) contiene detalles relativos al proceso consultivo.

La Directora General de la UNESCO propuso la fecha del 13 de febrero, día en que se creó Radio Naciones Unidas en 1946, para conmemorar el Día de la Radio. Los objetivos de la jornada son concienciar al público y a los medios de comunicación acerca de la importancia de la radio; alentar a los encargados de tomar decisiones a crear y ofrecer acceso a la información a través de la radio; así como mejorar las redes y la cooperación internacional entre los organismos de radiodifusión.

Los interesados que participaron en la consulta propusieron asimismo ideas para el programa de actos del Día, tales como el uso generalizado de los medios de comunicación social, temas anuales, creación de un sitio web dedicado al tema que permita la participación virtual, programas especiales de radio, intercambio de programas de radio, celebración de un festival en el que participarían los principales asociados, y otras propuestas de este tipo.

El 14 de enero de 2013, la Asamblea General aprobó formalmente la proclamación de la UNESCO del Día Mundial de la Radio. En su 67.a reunión, la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución adoptada durante la 36 ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO proclamó 13 de febrero, día de la creación de la radio de las Naciones Unidas en 1946, como el Día Mundial de la Radio.

Con información de http://www.diamundialradio.org/es

Fuente:

http://www.wradio.com.co/noticias/sociedad/por-que-el-dia-mundial-de-la-radio/20170210/nota/3380118.aspx

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/Wc8DMT_5dk6imD8Z70MSxdiQ_Y9dLNcyWPpdQDHJYkXz0tMa01IZGJXd8QmynS7_-Ic59Q=s85

 

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Bienvenidos al Antropoceno. El amanecer de una nueva época

Por: Mateo Aguado
Las evidencias científicas que respaldan la teoría del Antropoceno son cada día más robustas y contundentes, y probablemente sea cuestión de tiempo que el término acabe siendo formalmente aceptado por la comunidad científica internacional

Hasta tal punto estamos los seres humanos alterando actualmente los procesos biogeofísicos y biogeoquímicos esenciales de nuestro planeta que muchos investigadores sugieren que estamos ya inmersos en una nueva unidad formal dentro de la escala temporal geológica de la Tierra: el Antropoceno, una nueva época geológica dentro del periodo Cuaternario en la cual los humanos estaríamos sobrepasando con nuestras actividades los umbrales de seguridad de varios parámetros ambientales claves para el correcto funcionamiento de la ecosfera.

Pese a no haber sido aún reconocido formalmente por la comunidad científica internacional, lo cierto es que la noción de Antropoceno está penetrando con muchísima fuerza en la literatura científica de todo el mundo. Según apuntan sus defensores, uno de los mayores éxitos de este nuevo término radica, precisamente, en su capacidad para albergar geológicamente y de forma satisfactoria la situación de excepción ecológico-social en la que nuestro planeta se halla en los inciertos albores del siglo XXI.

Con el objetivo de clarificar la validez científica del Antropoceno, en el año 2008 se presentó una propuesta a la Comisión Internacional de Estratigrafía para evaluar si este concepto tenía o no mérito científico como una nueva unidad geocronológica de la Tierra; y, si lo tuviese, resolver cuándo habría comenzado. Tras varios años de intenso trabajo, las certidumbres científicas cosechadas por el Grupo de Trabajo sobre Antropoceno (GTA) respecto a la validez científica del término han sido bastante convincentes . Igualmente notables han resultado ser los avances obtenidos respecto al momento histórico en el cual situar el comienzo de esta nueva época geológica (o, lo que es lo mismo, dónde establecer la frontera geológica entre el Holoceno y el Antropoceno). Como veremos a continuación, son tres las propuestas que, a día de hoy, cuentan con un mayor respaldo científico al respecto.

La primera de ellas, conocida como la teoría del “Antropoceno temprano”, emplaza el inicio de esta nueva época geológica en el Neolítico, con la domesticación de especies y el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Según apunta esta hipótesis, el cambio sociocultural que supuso pasar de organizarse alrededor de pequeños grupos nómadas de cazadores-recolectores a constituir asentamientos humanos basados en las actividades agropecuarias conllevó una modificación del sistema biofísico global (expresada fundamentalmente a través de los cambios de uso del suelo y del aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera) que, según sostienen sus principales defensores, podría ser considerado como el inicio del Antropoceno.

La segunda teoría sobre el comienzo del Antropoceno sitúa su inicio hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX, con el arranque de la Revolución Industrial. Esta hipótesis fue la que originalmente defendieron los padres del término Antropoceno allá por el año 2000, argumentando que los efectos de las actividades humanas se hicieron claramente perceptibles a escala global a partir de este momento (sobre todo aquellos relacionados con las concentraciones atmosféricas de CO 2 y CH 4 detectadas en los testigos de hielo glaciar). Estudios recientes han puesto de manifiesto como los productos asociados a las actividades extractivas -como los materiales de construcción o los metales procesados- representarían otro importante marcador estratigráfico que señalaría un cambio notorio en las características de los depósitos antropogénicos durante el inicio de la Revolución Industrial.

Por último, la tercera gran teoría sobre el inicio del Antropoceno sostiene que éste comenzó a mediados del siglo XX, con el fenómeno de rápidas e intensas transformaciones sociales, económicas, científicas, tecnológicas y biofísicas que tuvieron lugar a escala planetaria tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Según sus defensores, este fenómeno, conocido como la Gran Aceleración, habría impulsado un fuerte incremento poblacional y un potente aumento en el consumo per cápita de recursos que, junto al posterior proceso de globalización económica, habrían sumido al planeta Tierra en un nuevo estado de cambios drásticos inequívocamente atribuible a las actividades humanas.

De entre estas tres grandes hipótesis, las últimas investigaciones realizadas por el GTA se inclinan a ubicar el inicio del Antropoceno hacia mediados del siglo pasado, es decir, con el comienzo de la Gran Aceleración. Las razones principales que han llevado a estos investigadores a descartar las opciones del Neolítico y de la Revolución Industrial como el inicio formal del Antropoceno han sido, fundamentalmente, que ambos acontecimientos sucedieron -cada uno de ellos por separado- de manera diacrónica en todo el planeta, y, como es sabido, los límites cronoestratigráficos en geología han de establecerse siempre en base a medidas sincrónicas globales. Así, el proceso por el cual los seres humanos fuimos desarrollando la agricultura y la ganadería durante el Neolítico no fue un fenómeno que sucediese de forma simultánea en todas las regiones del planeta sino que estuvo separado por miles de años. Estudios recientes desarrollados sobre horizontes edáficos vinculados a las primeras prácticas agropecuarias así lo sugieren. Del mismo modo, la Revolución Industrial, aun tratándose de un proceso mucho más comprimido en el tiempo que la neolitización , fue también un evento diacrónico en el espacio y en el tiempo que, para el caso de muchos países, realmente no termina de producirse hasta mediados del pasado siglo.

De este modo, las principales averiguaciones científicas reunidas durante los últimos años parecen indicar que fue el excepcional aumento de las actividades humanas acontecido desde mediados del siglo XX lo que, definitivamente, habría sumido al planeta Tierra en una nueva época de cambios rápidos, intensos y globalizantes que representaría el inicio de la Gran Aceleración y, con ello, el comienzo del Antropoceno.

Lo interesante de todos estos cambios es que, además de tener la capacidad global de modificar la dinámica “natural” del planeta, habrían ido originando con el paso de los años diversos registros estratigráficos reconocibles para la geología. Tal y como apuntan los trabajos realizados por el GTA, entre l as principales transformaciones antropogénicas asociadas a registros estratigráficos detectables encontraríamos: i) la dispersión mundial de isótopos radiactivos procedentes de las pruebas nucleares que se iniciaron a mediados de la década de los cuarenta ; ii) la alteración global del ciclo del nitrógeno ocurrida a partir de la intensificación agrícola facilitada por el uso masivo de fertilizantes artificiales; iii) la creación y dispersión planetaria de nuevos materiales fabricados por el ser humano, como los plásticos y las fibras sintéticas; iv) la difusión global de contaminantes vinculados a las actividades industriales, incluidos los contaminantes orgánicos persistentes y los metales pesados; v) la pérdida de biodiversidad y el avance de especies invasoras en todo el planeta ; vi) la modificación humana del sistema climático mundial debido al aumento acelerado de los niveles atmosféricos de CO 2 a partir, fundamentalmente, de mediados del siglo XX ; y vii) la alteración de los depósitos y flujos de materiales pétreos granulados correspondiente tanto al transporte deliberado de materiales (minería, construcción, urbanización) como al efecto indirecto producido por las grandes presas fluviales.

De entre todas estas transformaciones antropogénicas, son varias las que habrían logrado imprimir, según los geólogos, un sello estratigráfico detectable sobre el planeta; sellos todos ellos que podrían ser utilizados formalmente como pistoletazo de salida del Antropoceno. Sin embargo, y tal y como apuntan las últimas investigaciones del GTA, el evento más apropiado para situar el nacimiento oficial del Antropoceno sería la primera detonación nuclear, llevada a cabo en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México, el 16 de julio de 1945. Según argumentan estos científicos, los isótopos radiactivos liberados a partir de los primeros ensayos nucleares (ensayos que alcanzaron su máximo de emisiones a comienzos de la década de los sesenta ) habrían modificado para siempre, y de un modo sincrónico, el registro químico-estratigráfico global de nuestro planeta, siendo de este modo el candidato idóneo para representar geológicamente el comienzo del Antropoceno.

  Las evidencias científicas que respaldan la teoría del Antropoceno son cada día más robustas y contundentes, y probablemente sea cuestión de tiempo que el término acabe siendo formalmente aceptado por la comunidad científica internacional. Hasta entonces, no cabe duda de que se trata de un concepto útil y consistente cuyo enorme potencial mediático-reflexivo puede contribuir positivamente -tanto desde el punto de vista político como cultural- a una mayor toma de conciencia global sobre la delicada situación socio-ecológica en la que se encuentra nuestro planeta y nuestra especie en los albores del nuevo milenio.

Este artículo ha sido escrito en base a un artículo más extenso del mismo autor: Aguado, M. (2017). Llamando a las puertas del Antropoceno. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales VII, pp. 42-60.

Fuente: http://www.eldiario.es/ultima-llamada/amanecer-nueva-epoca-bienvenidos-Antropoceno_6_607249283.html

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África: Five protest poets all demonstrators should read

África/Febrero 2017/Noticias/https://theconversation.com/

Back in the liberal-compared-to-now days of the Ronald Reagan administration, a rapper named Brother D released a single that asked the question: “How we gonna make the black nation rise?” His answer – “agitate, educate, and organise” – if prescient then, seems overwhelmingly important now.

But Brother D could have added another word to his to-do list: “Versify”. Verse has a long history of resisting oppression and rallying opposition in the face of overwhelming odds. Here are five poets every protester should re

http://https://youtu.be/S-HQR2-s1J4

1. Nikki Giovanni

Nikki Giovanni’s My Poem from 1968 is one of the key works of a group of young writers who came of age alongside the American civil rights movement. As demands for greater human rights and fewer governmental wrongs grew, the bloody violence that was meted out by the army and police saw an increasingly strident, anguished, and collective response in verse.

Giovanni (1943-) sums up the fear and the lack of privacy that any artist could encounter if they raised a voice in dissent. She states: “My phone is tapped, my mail is opened”, and laments that she’s “afraid to tell my roommate where I’m going / and scared to tell people if I’m coming”. The poem’s power lies in the defiant refrain that ends each of its five verses. Whatever the government or the poet herself may or may not do, Giovanni repeats the fact that “it won’t stop the revolution”.

2. Denise Levertov

Levertov (1923-1997) famously fell out with poet Robert Duncan over the best way to write political poetry. The issues that their argument raised were concerned with whether one should comment directly upon particular political issues or should write verse that engaged in a more abstract, less polemical manner. Of the two paths, Levertov took the former. Making Peace (1987) opens with a statement that affirms her desire to think through these problems:

The poets must give us / imagination of peace, to oust the intense, familiar / imagination of disaster. Peace not only / the absence of war.

As the poem continues, Levertov explores how poetry can make the world anew. She concludes with the hope that:

A cadence of peace might balance its weight / on that different fulcrum; peace, a presence, / an energy field more intense than war, / might pulse then, / stanza by stanza into the world, / each act of living / one of its words, each word / a vibration of light—facets / of the forming crystal.

Denise Levertov. By Elsa Dorfman (Own work) GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html), CC BY-SA

3. Diane Di Prima

Di Prima’s Revolutionary Letters (1971) is one of the most powerful and thorough explorations ever written into the ways in which a poet can act to change the culture. Confident without being bombastic, confrontational and also compassionate, ecstatic as well as desperate, Di Prima brings the revolution home by initiating the change from home.

Kids, lovers, friends and opponents are all part of the struggle. One problem that political poets face is the question of how simple sloganeering can also be good poetry. Revolutionary Letters does this through giving the reader a domestic and particular world, written with a Beat poetics, within which is played out a very open and public politics. Revolutionary Letter #50 runs, in full:

As soon as we submit

to a system based on causality, linear time

we submit, again, to the old values, plunge again

into slavery. Be strong. We have the right to make

the universe we dream. No need to fear “science” grovelling

apology for things as they are, ALL POWER

TO JOY. which will remake the world.

Poetic justice. Shutterstock

4. Martin Carter

Carter’s poems locate their struggle in British-occupied Guyana in the 1950s. Poems of Resistance (1954) charts Carter’s growing political consciousness and his belief in the emancipation and empowerment of all oppressed people.

Carter (1927-1997) spent time in prison and time in government – a path that is far from unusual in 20th-century politics – and continued to write poems of rare humanity and power throughout his life. He is best known, however, for Poems of Resistance. I come from the Nigger Yard (1954) explores the circumstances of his life and traces his journey towards emancipation. It concludes:

I come to the world with scars on my soul

wounds on my body, fury in my hands

I turn to the histories of men and the lives of the peoples

I examine the shower of sparks, the wealth of dreams

I am pleased with the glories and sad with the sorrows

rich with the riches, poor with loss.

From the nigger yard of yesterday I come with my burden.

To the world of tomorrow I turn with my strength.

5. Nazim Hikmet

Hikmet (1902-1963), is a Turkish national hero, yet much of his life was spent in jail or in exile. A poet in the expansive, democratic mode of Walt Whitman and Vladimir Mayakovsky, Hikmet wrote tirelessly of the need to be free from any form of authority and about lives of the everyday people of Turkey. His poem about a child killed by the A-Bomb in Hiroshima is well-known in English as the song I Come and Stand at Every Door.

http://https://youtu.be/BcFDLR-AOWQ

Hikmet was a courageous opponent of the mid-century Turkish government, and, in 1950, went on hunger strike to protest their record upon human rights. His constant question is: what should one do in the face of oppression? And his answer is: be ready to fight. In Some Advice to Those Who Will Serve Time in Prison he tells the world: “It’s not that you cannot pass / ten or fifteen years inside / and more— / you can, / as long as the jewel / on the left side of your chest doesn’t lose its luster!”

In fact, that’s the message of all five of these poets. Agitate, educate, and organise! Well, that and William Carlos Williams’ demand to fellow poets: “Write good poems!”

Fuente :

https://theconversation.com/five-protest-poets-all-demonstrators-should-read-72254

fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/coI8vzpVOqoTa8VXEVlxIR6JqmWRJrNCOsJ7uwZrfvPzqZA8eOTf0Rjvgi2L2tsAuPjlyBI=s85

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El asesinato de ecologistas crece en los conflictos por la sobreexplotación

Por: Ecoportal/10-02-2017

Los líderes ecologistas Isidro Baldenegro (México), Laura Vásquez (Guatemala) y Emilsen Manyoma (Colombia) fueron asesinados los días 15, 16 y 17 de enero. Son algunas de las últimas víctimas de los conflictos que causa la defensa del medio ambiente en muchos países. Un total de 185 personas pertenecientes a 16 países fueron asesinados el año 2015 por esta causa, según Global Witness. Son 69 más que el año anterior. Brasil (50 asesinatos), Filipinas (33), Colombia (26), Perú y Nicaragua (12) son los países más afectados. El trabajo denuncia que muchos pequeños agricultores, indígenas y activistas ambientales son perseguidos debido a la presión y los intereses de las empresas madereras, mineras, energéticas y agroindustriales sobre sus tierras.

Cada vez es más común que las comunidades locales que se oponen a los proyectos de sobreexplotación “se encuentren en el punto de mira de la seguridad privada de las empresas, las fuerzas estatales y un mercado floreciente de asesinos a sueldo”, señala Billy Kyte, portavoz de Global Witness, que pide que los gobiernos intervengan para detener esta espiral de violencia. Muchos asesinatos ocurrieron en aldeas remotas o en el corazón de las selvas, con lo que el número real de víctimas mortales puede ser mayor.

En el 2015 se observó un nivel de violencia sin precedentes en Brasil, donde las haciendas ganaderas, las plantaciones agrícolas y las bandas de madereros ilegales invaden las comunidades locales. La connivencia o falta de implicación de gobiernos o autoridades hace que muchos de estos asesinatos no lleguen a investigarse, dice Global Witness. Las escasas condenas que se han producido suelen caer sobre el pistolero que ejecuta los asesinatos por encargo, pero no sobre los que encargaron la represión de los activistas. “La responsabilidad de estas muertes recae principalmente en los gobiernos, que se convierten en cómplices al preservar los intereses del capital local y de empresas trasnacionales, y las grandes corporaciones, que quieren adueñarse de los territorios y de los bienes comunes”, indica Serlinda Vigara, de Ecologistas en Acción.

A la impunidad se unen a veces las campañas de estigmatización, pues gobiernos y poderosos intereses intentan poner a la opinión contra estas personas presentándolas como contrarias al desarrollo. Los conflictos reflejan la sobreexplotación y el agotamiento de los recursos. Para conseguir menos de un gramo de oro, hay que mover una tonelada de tierras y eso ya pone en marcha maquinarias y tecnologías de explotación a veces devastadoras, dice el economista Joan Martínez Alier. Se hurga cada vez más en el planeta, pero no sólo para sacar petróleo.

GLORIA CAPITÁN. El carbón desata la discordia en Filipinas
Lideró el Movimiento Bataan Libre de Carbón (Filipinas)

Gloria Capitán, de 57 años, dirigió el Movimiento Bataan Libre de Carbón, una organización que se opone pacíficamente a la expansión de las centrales de carbón y las instalaciones de almacenamiento a cielo abierto de este mineral en la localidad de Mariveles (a 16 kilómetros de Manila, en Filipinas), que están teniendo consecuencias perjudiciales para la salud de la población local.

Murió asesinada 1 de julio de 2016. “Si el asesinato de Gloria persigue silenciar a otros activistas contra el carbón como ella, entonces están equivocados”, dijo Valentino De Guzmán, un activista del Movimiento Filipino por la Justicia Climática. Gloria Capitán lideró numerosas acciones de protesta (quejas, recogida de firmas, denuncias, acciones públicas) contra la contaminación que causa el carbón. Mariveles acoge dos instalaciones de almacenamiento y una planta térmica, pero en esta zona está prevista además la construcción de tres nuevas térmicas.

Su organización denuncia que el almacenamiento del carbón y el polvo provocado en su transporte es el principal responsable de la contaminación que sufre la población y que causa alergias en la piel y graves infecciones respiratorias. Todo esto ocurre en un cinturón costero donde se ha perdido la mayoría de los bosques de manglares y se han producido numerosos derrames de petróleo (puerto de Limay). Los compañeros de Capitán temen que la policía no se tome en serio la investigación del asesinato.

“La mayoría de los proyectos de carbón en el país son propiedad de grandes empresas, personas influyentes que tienen conexiones en el gobierno”, dice Reuben Muni, de Greenpeace. “No tenía enemigos personales, está claro cuál fue la razón de su muerte”, dijo Gerry Arances, coordinador del Movimiento Filipino por la Justicia Climática.

El Atlas Global de Justicia Ambiental creado por un equipo de expertos del ICTA-UAB (Joan Martínez Alier, Daniela del Bene, Federico Demaria…) ha documentado este conflicto entre los más representativos de Asia. El 9 de abril de 2016, nueve personas fueron abatidas y otros cientos resultaron heridos mientras protestaban en Bangladesh contra la construcción de una planta de carbón de 1.320 MW.

ISIDRO BALDENEGRO. El indígena que quería salvar Sierra Madre
Campesino tarahumara, combatió las talas en Chihuahua (México)

Sabía que iban a por él; intentó sortear a sus perseguidores, pero no lo consiguió. El líder indígena mexicano Isidro Baldenegro fue asesinado a tiros el 15 de enero al ser atacado en casa de su tío por un hombre de 25 años. Baldenegro, líder de los tarahumaras, etnia del estado norteño de Chihuahua, es la segunda persona condecorada con el prestigioso premio ambiental Goldman en ser asesinada en dos años.

Baldenegro había huido de la comunidad de Coloradas de la Virgen después de recibir amenazas. A sus 51 años, encabezaba una campaña contra la tala ilegal en las montañas de la Sierra Madre, hogar de algunos de los últimos bosques vírgenes del norte de México. “Estoy conmocionado por el asesinato a sangre fría de Isidro, quien tan sólo deseaba para su comunidad la preservación de los bosques tradicionales en la Sierra Tarahumara”, indicó Michel Forst, relator especial de las Naciones Unidas. La Oficina del Acnur señaló que otros tres activistas contra la tala ilegal en Coloradas de la Virgen fueron asesinados el año pasado.

El padre de Isidro Baldenegro, Julio, también activista contra la tala, fue asesinado en 1986, en un crimen que sigue sin ser esclarecido. Isidro tenía 20 años cuando mataron a su padre, y casi de inmediato tomó el puesto que él dejó.

“Este asesinato nos alerta sobre la situación de extrema vulnerabilidad que viven los defensores de derechos humanos que en la Sierra Tarahumara buscan preservar la tierra y el territorio en zonas remotas con alta presencia de crimen organizado”, afirmó Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

Baldenegro fue encarcelado en el 2003 por presunta posesión ilegal de armas y marihuana, pero los cargos fueron retirados un año después tras demostrarse que la policía había cometido abusos en su detención. Entonces, Baldenegro acusó a influyentes taladores y rancheros locales de persuadir a la policía de fabricar cargos en su contra. En una entrevista desde prisión en el 2003, advirtió que si alguno de ellos moría por alguna razón, siempre habría otros que continuarían con la lucha. Los fiscales del estado de Chihuahua afirman que han identificado al asesino y se encuentran en su búsqueda.

BERTA CÁCERES. “Mi madre se enfrentaba a todas las injusticias”
La comunidad lenca y las grandes presas (Honduras)

“Mi mami era una luchadora social: anticapitalista, antipatriarcal y antirracista”, rememora a este diario Laura Zuñiga, una de las hijas de Berta Cáceres, la líder indígena, galardonada en el 2015 con el premio ambiental Goldman por su defensa de los movimientos campesinos, y que fue asesinada por un sicario el pasado mes de marzo en su casa de La Esperanza (Honduras). Laura Zuñiga explica que le gusta recordar a sus madre no solo por su vinculación con la causa ambientalista, sino como alguien que se alzaba ante “cualquier injusticia”. “Era lo más lindo de ella”, remarca Zuñiga. “Tenía mucha fuerza y era muy valiente. Amorosa desde la fuerza. Y siempre la recordamos así”, concluye.

La familia de Cáceres relaciona el homicidio con su participación en movimientos sociales, y en concreto con su implicación con las protestas en contra de la construcción de una presa hidroeléctrica en el Gualcarque, un río sagrado para el pueblo lenca, al que pertenecía Cáceres. El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) es la organización que apoya estas protestas. Estuvo liderada por Berta Cáceres y ha venido defendiendo su territorio frente las amenazas de los proyectos hidroeléctricos, que, según Copinh, ocasionan desplazamientos de personas e impiden a la comunidad desarrollar sus actividades agrícolas.

La compañía adjudicataria de las obras en el río Gualcarque, la hondureña Desa ha mantenido desde hace años una fuerte presión sobre Copinh. Cáceres recibió 33 amenazas de muerte antes de ser asesinada. Además, otros dos miembros de su organización han muerto en el 2016 mientras que el actual líder, Tomás Gómez, también está siendo amenazado tras haber sobrevivido a un tiroteo. Al valorar la detención de seis personas por el asesinato, su hija teme que se trate tan sólo de los “asesinos materiales” y que “autores intelectuales”, los que ordenaron matarla continúen impunes.

“No sólo hay que perseguir a quien dispara, sino a quien lo ordena o lo planea porque estas personas siguen libres y pueden tener en mente a otras víctimas. Hacer justicia es que las cosas no se repitan”, insiste Zuñiga.

LAURA VÁSQUEZ. Una joven abuela que fue víctima de la difamación
Encabezó al oposición a la mina de oro (Guatemala)

El pasado lunes, 16 de enero, fallecía la ecologista guatemalteca Laura Leonor Vásquez Pineda, víctima de un disparo en la cabeza en el departamento de Jalapa. Individuos no identificados irrumpieron en su casa y la asesinaron. Laura Leonor Vásquez, de 47 años, tenía a su cargo dos nietos menores y regentaba un pequeño comercio de su propiedad.

Vásquez era una de las dirigentes del Comité Local en Defensa de la Vida de San Rafael Las Flores, que se oponía a la mina de El Escobal (en el municipio San Rafael), un yacimiento de oro y plata de la minera canadiense Tahoe Resources. La autorización minera (concedida el 1 3 de abril del 2013) ocasionó una fuerte conflictividad social, pues se dio sin que fueran escuchadas las alegaciones de la población, mayoritariamente contraria al proyecto.

Una de las principales preocupaciones de sus detractores era la posible contaminación de la Laguna de Ayarza, un gran lago volcánico, situado a 2,5 kilómetros del proyecto Escobal y en una cuota inferior. Tan sólo hay unos 200 metros de distancia entre los mantos acuíferos de San Rafael Las Flores y un muro de la laguna.

El riesgo de filtración al subsuelo de productos ácidos derivados de la actividad minera o el peligro de que se produjera un derrame de cianuro o una brecha en el dique de cola –eventos desafortunadamente bastante comunes en estas instalaciones– son algunos de los peligros invocados por estas comunidades campesinos, dependiente de las reservas de agua subterránea y de la Laguna de Ayarza.

El 2 de mayo del 2013 un decreto del Gobierno decretó el estado de sitio en varios municipios de la zona (departamentos de Jalapa y Santa Rosa). Fue la reacción a las protestas que se habían desarrollado tras ser heridos de bala seis manifestantes a manos de la seguridad privada de la Mina San Rafael.

En el contexto del estado de sitio, se detuvo a Laura Leonor Vásquez, así como a otros cuatro defensores de derechos humanos. Estuvo detenida alrededor de siete meses, sin que le demostrara ninguno de los delitos que se imputaba. Tras dejar la cárcel fue objeto de un campaña de difamación atroz, recuerdan sus allegados.

LUIZ ALBERTO ARAÚJO. El hombre que combatía la deforestación pese al miedo
Funcionario de Altamira (Pará Brasil)

Todo ocurrió poco después de la puesta de sol en Altamira, pequeña localidad situada en la curva del río Singu, en el corazón de la selva tropical del Amazonas. Luiz Alberto Araújo, secretario de medio ambiente del Ayuntamiento (54 años), llegaba a casa con su familia. Antes de que saliera del coche, dos hombres que iban en una motocicleta se detuvieron y le dispararon siete balas. Araújo se desplomó sobre su esposa, que estaba sentada al lado. El suceso, registrado el 13 de octubre de año pasado, fue el típico asesinato que se suele repetir en el estado sin ley de Pará, en la Amazonia oriental.

Más de 150 activistas medioambientales han sido asesinados desde el año 2012 en Brasil, un país en donde se registran la mitad de este tipo de asesinatos Muchas de las víctimas contabilizadas hasta ahora, incluidos Chico Mendes, Dorothy Stang o Zé Claudio Ribeiro da Silva eran militantes ecologistas. Pero Araújo era un funcionario. Por eso, su muerte es un salto cualitativo. Alguien busca consolidar la impunidad.?Araújo era encargado de controlar la deforestación y los impactos de la gran presa hidroeléctrica de Belo Monte, construida cerca de Altamira.

Araújo solía denunciar las irregularidades a la fiscalía del estado las irregularidades que detectaba. Se había acostumbrado a recibir amenazas de muerte. “Sin lugar a dudas tenía miedo. Él nunca dijo nada, pero todo el mundo que trabaja para defender el medio ambiente en los pueblos de la Amazonia tiene un poco de miedo”, declaró Marcelo Salazar, del Instituto Socioambiental en Altamira, que trabajó con él

El departamento de Araújo había concedido una licencia para abrir una mina de oro (Esperança IV) en Altamira. Sin embargo, tras su denuncia, los inspectores la cerraron e impusieron una multa (14 millones de euros) al incumplirse las restricciones impuestas para deforestar la zona de la mina. Además, vertidos de mercurio y otros contaminantes envenenaron el río Curuá y llegaron a cadena alimentaria de la tribu indígena kayapó. Araújo también denunció a los dueños de la central hidroeléctrica de Belo Monte (Norte Energía) por la muerte masiva de peces detectada al llenarse el embalse. La empresa fue multada con 10 millones de euros por la muerte de 16,2 toneladas de peces. Su tarea profesional le granjeó demasiado enemigos…

Ecoportal.net

La Vanguardia

http://www.lavanguardia.com/

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University staff table solutions to the crisis on South Africa’s campuses

África/febrero 2017/Noticias/https://theconversation.com/

South Africa’s universities started the 2017 academic year in February. The country’s higher education sector is in crisis. A few weeks before classes started, academics and support staff from 19 universities and 10 unions met in Johannesburg to debate solutions. They are members of a recently formed platform called the South African Universities Staff Network for Transformation (SAUSNeT).

This is an edited extract from SAUSNeT’s post-conference declaration. Among other things, the group has called for a civil society convention on the higher education crisis and outlined several suggestions for systemic reform.

While we support students’ demands, we cannot perpetuate a culture of impunity. We declare our support for restorative justice for students facing disciplinary actions or criminal charges. This means perpetrators of violence at universities must acknowledge any wrongdoing regarding the university and its community. They must take responsibility for their actions and seek to rectify the specific harm in full view of all.

We support the “trusted convenors”, who make up the National Education Crisis Forum, in resolving these disciplinary matters through a restorative justice process.

We also believe the trusted convenors must consider establishing a commission of enquiry into human rights violations in higher education. This commission should be led by civil society groups and must also investigate how the right to peaceful protest at universities was undermined in 2015 and 2016. The trusted convenors, as our partners, should create a participatory platform with all stakeholders for dialogue, debate and negotiations. This will lead to more equitable, permanent and sustainable policy solutions in higher education. All of this must be done in a climate of trust. It must happen in a safe space initiated by respected leaders in society.

It’s time to build transformative peace and unity on our campuses. University administrators have securitised through blanket interdicts, a heavy police presence, bouncers and other extreme measures. They should desist immediately. We appeal for an undertaking and commitment to move forward through dialogue, debate and negotiations.

Reforming the system

SAUSNeT has drawn up a number of proposals for systemic reform. These include pursuing fiscal justice, tackling the problem of student hunger, advancing the next generation of university staff and building ecocentric universities.

Fiscal justice: We demand that the state increases its funding to universities. This is important to ensure fiscal justice and institutional autonomy. The increase can happen through various redistributive measures such as increasing the training levy and its allocation to universities.

Corporate taxation can also be increased. After all, corporations have benefited from massive tax cuts since the 1990s. Wealth taxes should be increased. The state must also advance a substantive basic citizens’ income grant and similar measures. Finally, the state must adequately fund the costs of insourcing workers at universities.

Fiscal waste: It’s necessary to challenge the state’s abuse of public resources. This includes the looming nuclear deal, mega infrastructure projects and annual corporate outsourcing. Such spending redirects urgently needed resources from higher education and other social priorities.

Accommodation: Ensure safe, hygienic housing and call for the gazetted minimum norms and standards to be implemented by universities. These must be applied to private student accommodation as well.

Hunger: Promote food sovereign commons. Ways to do this include planting fruit trees and vegetable gardens across campuses or linking to community small-scale farmers. This will ensure adequate nutrition for students. Fast food outlets should be replaced by communal dining halls.

Gender-based violence: We demand immediate action to address gender empowerment and sexual violence at universities. A national task team is needed to investigate rape culture, reporting institutions and university policy. Staff and students need to be educated about gender-based violence.

Advancing the next generation of staff: It is crucial to advance black postgraduate students as well as black academic, professional, administrative and support staff. This can be achieved through support programmes, training and promotion planning.

Decoloniality and Pluralities of knowledge: All knowledge systems must be valued. Decoloniality must be promoted and implemented to replace the ethos and knowledge structures of the apartheid university. Knowledge structures and ways of teaching that address the existence of coloniality need to be encouraged, supported and promoted.

Participatory governance and the power of all university staff: University councils, along with other institutional structures, need a new model or a new role. This will ensure greater transparency, participation and representivity. It is time to replace the new managerialism, performance management and market exploitation model that governs universities.

Such transformation can happen in several ways. Managerial structures should be streamlined. All staff should have decent work: living wages and non wage benefits. Centralised collective bargaining must be permitted and trade unions recognised. Wage gaps must be narrowed.

There should be greater allocation of research funds to academics in departments. Currently a tiered knowledge system exists in which elite institutes take funds away from departments even though it’s departments that carry the burden of mass teaching loads, research and academic citizenship.

There must also be adequate representation of students and staff on university governing structures.

Building ecocentric universities: This is necessary to address the lack of leadership on the climate and broader ecological crisis. Universities must champion zero carbon emissions through renewable energy, greater thermal efficiency in buildings, zero hunger through food sovereign commons, integrated public transport, car free zones, bicycle lanes and zero waste.

Research must be championed that develops climate science and an ecocentric knowledge project for university disciplines.

Fuente :

https://theconversation.com/university-staff-table-solutions-to-the-crisis-on-south-africas-campuses-72427

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/o7ztvzqlbwfIOfzoZmTkBHob9P1JG3fBCsIDv35rDnSv-trFBhFE_hMJxX439VY6hsMINA=s85

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