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SEP: Debatir la noción de competencias educativas

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

«En el contenido (lo curricular) de la reforma educativa de la 4T existe un vacío o carencia de un proyecto alternativo…»

 

Una de las preguntas que han surgido en torno a las políticas públicas educativas del gobierno de la 4T, como parte de su tendencia al continuismo y como uno de los elementos de la crisis del reformismo educativo en México, es la siguiente: ¿Por qué no transformar o cambiar la idea de “competencias educativas” como noción y modelo principal que está detrás de los planes y programas de estudio de la educación obligatoria (básica y media superior)?

Los orígenes del concepto de competencias en educación

Aunque Emilio Ribes (1) dice que el primer autor en abordar la noción de “competencias” en la educación fue White durante los años 50, una de las principales influencias en la introducción de este concepto al ámbito de la educación, desde la década de los años 90 del siglo pasado, proviene de la necesidad de sistematizar la evaluación de desempeño de los trabajadores del sector productivo y de los círculos del mercado.

Como lo expuse en un texto publicado en 2013, la noción de competencias constituye un concepto hegemónico y central de las iniciativas que surge de los modelos económicos internacionales y de la agenda educativa confeccionada por sectores dirigentes u organismos de los llamados “países ricos” (OCDE), y cuyas aplicaciones se concretaron, primero, en los sectores productivos de bienes y servicios de las naciones miembros. (2)

Es importante reconocer que el llamado modelo “competencial” o de desarrollo de competencias, que incluye un enfoque particular de planificación didáctica y de diseño de ambientes para el aprendizaje, centrado en el logro, formulado por los expertos de la OCDE, no es el único ni el más completo de los existentes en la literatura internacional de la investigación educativa, pero sí es uno de los más influyentes hoy como soporte técnico-metodológico de los programas indicativos internacionales y nacionales de la educación, así como de las políticas públicas locales, sin que ello necesariamente haya impactado en la transformación de la cultura y las prácticas docentes de las naciones que lo han adoptado, sobre todo en aquellas sociedades donde se han iniciado procesos de reforma de la educación desde el año 2000-2001, aproximadamente, a la fecha, como es el caso de México (SEP, 2009, 2011 y 2017).

Como antecedente, también, hay una referencia al concepto de “competencias”, pero que fue expresada en otro contexto; pienso en la noción propuesta por Chomsky cuando expuso la idea de “competencias lingüísticas”.

Necesidad o no del cambio de paradigma

¿Cuál es el sustento o fundamento teórico-metodológico del modelo educativo que eligió la SEP (es decir, sus especialistas) acerca del diseño curricular “competencial” adoptado en México, y concretado en planes y programas de estudio, durante el período de aplicación de las políticas públicas neoliberales (2000-2018)?

¿Por qué el gobierno de la Cuarta Transformación no ha tocado ni con el pétalo de una rosa dicho modelo “competencial”? ¿Las autoridades, funcionarios y especialistas de la SEP, así como de la Comisión Nacional MejorEdu, consideran que no es necesario cambiarlo, es decir, están de acuerdo con éste? Si dicho modelo se ha conservado durante los últimos tres años ¿ello significa que no existe una intención de discutirlo ni de modificarlo durante el tiempo que resta del sexenio?

Es claro que en esta materia más fina y específica, es decir, en los contenidos (en lo curricular) de la reforma educativa de la 4T, existe un vacío o carencia de un proyecto alternativo.

Acerca del diseño curricular para la educación básica, específicamente, conviene abrir la mirada hacia otros horizontes y establecer, en todo caso, una ruta crítica de discusión para lograr mayor dinamismo y diversidad en la plataforma pedagógica que da lugar a la selección de los contenidos, al abordaje de la enseñanza y a la evaluación de los aprendizajes, ya que una matriz genérica, única o uniforme (basada en el “desarrollo de competencias clave”), agota las opciones creativas y cierra toda posibilidad de flexibilidad que necesita la educación, esto en función de la diversidad cultural, étnica, lingüística, política y económica de las distintas regiones de México.

Para ello, es de suma importancia retomar otros paradigmas o modelos de diseño curricular (en la nota al pie proporciono la referencia de un texto donde expongo algunas propuestas) pero, sobre todo, es necesario escuchar las voces de las figuras educativas: los maestros, las maestras, los directivos escolares, asesores técnicos, etc., por sus conocimientos y experiencia, así como a las figuras o actores sociales que viven los procesos de aprendizaje: los niños, las niñas y los jóvenes, protagonistas centrales del derecho a la educación.

Vemos que con frecuencia se habla del término “desarrollo de competencias clave” (quizá para matizar), que a su vez está relacionado con el concepto de “aprendizajes clave”, y de ahí se ha pasado a los “aprendizajes esperados”. ¿Acaso no requiere cambios este aparato conceptual?

Dice el texto del Modelo Educativo 2016-2017 (elaborado por la SEP del gobierno peñista) que “El currículo nacional debe fomentar el desarrollo de competencias para la vida que son fundamentales. Una competencia clave que estructura a otras es ‘aprender a aprender’, que significa aprender a pensar, a cuestionarse acerca de los diversos fenómenos, sus causas y consecuencias, a controlar los procesos personales de aprendizaje, así como a valorar lo que se aprende en conjunto con otros”… Una segunda competencia clave que está relacionada con el desarrollo de las habilidades socioemocionales de los niños y los adolescentes es “aprender a convivir”, ya que se trata de un fin que en nuestra época debemos enfatizar.” (Nuevo Modelo Educativo, pp. 46-47).

Efectivamente, el desarrollo sistemático de las llamadas “competencias educativas clave” y los aprendizajes que están vinculados a éstas, constituyen piezas centrales en el diseño curricular actual en la educación de las niñas, los niños y los jóvenes, en distintas latitudes del mundo y en México. Pero el problema que presenta esta concepción, (que por cierto, como ya dijimos, no es muy novedosa, ya que la OCDE la propuso desde los años 90, con la idea de las llamadas “key skills”), no es tanto su origen, definición o caracterización, sino su pertinencia y consistencia en relación con las necesidades educativas locales, su consistencia interna y su pretendida “neutralidad ideológica”.

Fuentes consultadas y notas:

(1) Ver entrevista a Emilio Ribes, SDPnoticias (publicada en tres partes en 2018). “El primero que habló de ‘competencias’ fue White en los años 50, no Chomsky… Y lo aplicó al análisis de conducta animal… Es un término del lenguaje ordinario… Desde 1985 hablo del concepto de competencias… Para mí, es un concepto de interfaz entre la teórica básica y el campo interdisciplinario… El concepto de aprendizaje lo podemos articular con la noción de inteligencia, a través del concepto de ‘competencia’. Luego lo abordo con un sentido funcional y desarrollo una clasificación de las competencias: 5 tipos generales de ellas… Después surgieron toda clase de nociones de competencias (con fuerte influencia comercial), sin un sentido, sin una definición en términos de logros (en ese sentido, pienso que es absurdo hablar de competencias como ‘Pensamiento Crítico’, por ejemplo)”.

(2) Ver un análisis más amplio en el texto: “La noción de ‘competencias’ en la Reforma de la Educación Básica en México”, que fue publicado en la Revista Iberoamericana de Educación, 2013, No. 61/4.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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¿Qué es la brecha epistémica en educación?

Luis Bonilla-Molina

  1. Introducción

Estamos viviendo una coyuntura bisagra para el sostenimiento de las conquistas sociales en general y de manera particular del derecho a la educación. En tal sentido, y, como lo hemos venido señalado en otros textos, durante la cuarentena por la pandemia del covid-19 se produjo un asalto brutal al derecho a la educación, al no garantizar muchos Estados Nacionales las condiciones mínimas para desarrollar los procesos de enseñanza aprendizaje.  Autoridades educativas guardan silencio sobre la neo privatización que ocurrió durante el cierre de escuelas por cuarentena preventiva, en virtud que gobiernos, al mejor estilo del modelo de sociedad educadora neoliberal, transfirieron sus responsabilidades a las familias, estudiantes y docentes, teniendo estos últimos que asumir los costes de acceso a internet, compra de equipos de conexión, pago de plataformas, apropiación de la producción de contenidos digitales y el manejo virtual. Insistimos en ello, porque esta situación amenaza con sostenerse en el retorno a la presencialidad y más allá en la post pandemia, a partir del anunciado modelo educativo de presencialidad + virtualidad.

Con una dosis de cinismo sui generis, las autoridades educativas comienzan a hablar de su preocupación por el abandono escolar de los niños, niñas, adolescentes y estudiantes de educación universitaria. ¡¡¡No fueron los/alas alumnos/as quienes dejaron las escuelas, bachilleratos y universidades, sino los Estados quienes les abandonaron a su suerte durante la pandemia; sin equipos de computación y sin internet fueron empujados a la periferia de los sistemas escolares!!!

El atasco en el debate al respecto y la acción reflejo del avestruz que ha caracterizado a sectores del pensamiento alternativo y del propio magisterio, pareciera deberse a los problemas para comprender la orientación estratégica en materia educativa del capital, en la transición entre la tercera y cuarta revolución industrial y su impacto en la agenda de los sistemas escolares. La vorágine de cambios y el giro de 180 grados causa desorientación y vértigo ante el peso de las rutinas y el performance escolar que vivimos en el último siglo.  Este atasco tiene sus orígenes en la brecha epistémica.

 

  1. ¿Qué es la brecha epistémica?

La brecha epistémica no es otra cosa que la in-compresión de la distancia existente entre lo que hacemos y lo que demanda la sociedad y el modo de producción. Se expresa en limitadas posibilidades para tomar conciencia crítica respecto a esta situación, fenómeno derivado de paradigmas, arquetipos, rutinas, narrativas e imaginarios que se corresponden a otro momento histórico, al pasado.

La brecha epistémica es más peligrosa que la brecha tecnológica, porque la segunda se subsana con la compra de equipos y tecnología, mientras que la primera demanda procesos de aprendizajes y razonamientos lógicos que permitan apropiarnos de las características del cambio. Salir del atasco requiere una didáctica contextualizada del cambio incesante, propia de una propuesta pedagógica emancipadora, liberadora contextualizada en el siglo XXI.

En la medida que la distancia existente entre lo que sucede y nuestra comprensión del fenómeno sea mayor, la tendencia defensiva es a negar el hecho y su permanencia. Asignándole a las evidencias estatus de fortuitas e irrepetibles. Por ejemplo, muchos docentes ven la virtualidad como un fenómeno coyuntural de la cuarentena por pandemia y se resisten a ver en ello una dinámica que se sostendrá en el tiempo con distintos grados de aplicación.

La brecha epistémica genera un caos cognitivo tremendo, al evidenciar los y las docentes numerosos signos de cambio en una coyuntura histórica como la actual y, sentirse desprovistos de las herramientas teóricas y experienciales para afrontar, comprender y actuar en lo nuevo.

Al no conseguir las claves para entender lo nuevo se corre el riesgo de forjarse un espíritu conservador, que se resiste a abrirse al aprendizaje para el cambio o, peor aún se corre el riesgo de creer que es suficiente con no hablar de ello para que la nueva realidad se disipe.

La brecha epistémica individual debería resolverse mediante el auxilio de la institucionalidad educativa, pero la actual brecha epistémica tiene dimensiones organizacionales, es decir abarca a los ministerios de educación y una parte importante de universidades y centros de formación permanente del profesorado.

La brecha epistémica es mucho más profunda que las crisis paradigmáticas descritas por Khun (1922-1996), porque en este caso, implica repensar el mundo en su totalidad y en la “comunidad educativa”, producto de la despedagogización, curricularización de las pedagogías y la pragmática neoliberal, no existe un cuerpo teórico, ontológico y de creencias compartidos ni consenso respecto a la aplicación de la teoría y los modelos de soluciones de problemas.

Los gobiernos neoliberales, acostumbrados a obedecer sin pensar mucho, parecieran no entender la orientación estratégica del capital y sus demandas educativas y, cada administración hace una reforma educativa de carácter nacional con pinceladas de lo que dice la OCDE BM o UNESCO, las cuales lejos de resolver los problemas que las generan terminan anarquizando aún más los sistemas educativos.

La apelación a lo “local” de las reformas educativas no es necesariamente el resultado de una valoración del desarrollo desigual y combinado del capitalismo que le impone roles diferenciados a los territorios, sino un tareismo de cambiar algunas cosas para dar la sensación de estar haciendo algo y dar muestras de lealtad al centro capitalista. Sin embargo, estas reformas educativas como parches que atacan síntomas, pero no los problemas, terminan siendo iniciativas sin teleología producto de la brecha epistémica.  El paradigma de la burocracia educativa, de subordinación de los sistemas educativos al modo de producción capitalista no resulta suficiente para entender la transición de lo educativo entre la tercera y cuarta revolución industrial. La brecha epistémica está haciendo disfuncional a las burocracias educativas para el funcionamiento del sistema mundo capitalista.

 

La estructura de la institucionalidad educativa es la propia de una maquina newtoniana; por ello surge la ilusión que el cambio de paradigmas es cuestión de reformas (partes, piezas de la máquina) curriculares, didácticas, evaluativas, o de creación de nuevos departamentos (piezas complementarias). Es una castración epistemológica que impide pensar -y mucho menos poner en marcha- la organización, carreras y dinámicas internas de manera radicalmente distinta a las rutinas y protocolos existentes. Esta limitación para pensar lo nuevo en sus expresiones organizacionales concretas suele interpretarse como desactualización. Pero los intentos de actualización se hacen aproximándose a la institucionalidad como si fuera una máquina y las propuestas de cambio terminan siendo ajustes o sustitución de las oxidadas piezas. Las recientes olas de reformas educativas y universitarias han sido eso, con resultados poco alentadores que terminan auspiciando el inmovilismo educativo y un espíritu pedagógico conservador.

La resistencia al cambio derivada de la brecha epistémica es evidencia de serias limitaciones para comprender el horizonte qué, para colmo, está en permanente movimiento. La respuesta reflejo resultante de la brecha epistémica, se asemeja a la solución cognitiva que se produce ante la fragmentación del vidrio delantero del auto que hace que terminemos viendo la realidad a través del retrovisor.

La brecha epistémica tiene dimensiones territoriales. No es lo mismo la brecha epistémica en el centro del sistema mundo capitalista que en sus periferias. Los(as) ciudadanas(os) del centro capitalista tienen posibilidades mayores de ver las manifestaciones concretas del horizonte de la brecha epistémica, allí donde los(as) habitantes de la periferia capitalista solo observan brumas difusas. Para un habitante de Múnich, Ámsterdam o París la virtualidad está más próxima a una cotidianidad donde el internet es accesible, la electrificación estable, el acceso a equipos de computación relativamente fácil, donde los vídeos juegos hacen parte del paisaje, mientras que en Ocosingo (México), Rubio (Venezuela) o Carcasí (Colombia) su aproximación más extendida es a través de los contenidos de las películas y noticieros de televisión por limitaciones de conectividad y equipos.

Es decir, la brecha epistémica tiene expresiones diferenciadas conforme al desarrollo desigual y combinado del capitalismo, sin embargo, como aprendimos como Wallerstein (1930-2019) el sistema mundo no deja un territorio inhabitado de sus dinámicas. Es decir, la aceleración de la innovación y la cuarta revolución industrial llegará a todos los rincones del planeta en el corto y mediano plazo, ya sea modificando tu realidad o excluyéndote.

Algo similar ocurre en los países respecto a la ciudad y el campo, las metrópolis y los territorios ancestrales. En América Latina el sector urbano concentra la mayor cantidad de posibilidades de acceso a servicios mientras en el mundo rural la precariedad se convierte en signo de identidad. No es lo mismo hablar de mundo digital en las capitales de los países que territorio adentro en el campo. La proximidad y las posibilidades de comprensión de los nuevos fenómenos de comunicación, educación, consumo, participación y sociabilidad es mayor en los centros urbanos que en las comunidades rurales. Eso puede generar la falsa percepción que lo nuevo no es propio del campo, sino que ese es un tema citadino.

La brecha epistémica puede generar la imaginaria esperanza que si desde la periferia capitalista nos convertimos en ostras encerradas en la concha nos haremos impermeables a la lógica del mercado en la cuarta revolución industrial. Pero la realidad es que la ostra sobrevive porque protege “lo suyo” dentro de la coraza, pero no pierde contacto con la realidad externa. Una falsa conducta de ostra reside en oponer saberes ancestrales y desarrollo científico-tecnológico, cuando de lo que se trata es de construir una dialéctica territorial que permita establecer las bondades y límites de uno y otro.

La brecha epistémica pretende ser presentada como una cuestión generacional. Es una especie de pulsión de fuga recubierta de narrativas esperanzadoras, basada en el supuesto que los y las más jóvenes hallarán las respuestas que le resultan esquivas a quienes nacieron antes de la década de los noventa del siglo veinte. Teóricos como Prensky con sus ideas sobre los nativos digitales y migrantes digitales alimentan esta ilusión que sedimenta la brecha epistémica. Como hemos señalado no es un tema de edades, sino de lectura freireana de la realidad a partir de precisar el impacto en el modo de producción capitalista, de los pliegues y giros que imponen las revoluciones industriales y como estos dobleces marcan una nueva agenda educativa. Si mayores y jóvenes no logran comprender el impacto de la tercera y cuarta revolución industrial en el sistema mundo capitalista y lo que ello implica para la educación y los sistemas escolares, la brecha epistémica se sostiene.

La brecha epistémica tiene una expresión concreta el campo popular, derivado de la precaria comprensión de la relación dialéctica entre el uso de tecnologías alternativas y la aceleración de la innovación científica-tecnológica. Lo alternativo no es ajeno al impacto de la aceleración exponencial de la innovación en sus imaginarios, narrativas y usos. Las tecnologías alternativas no son un petroglifo de un museo, sino que, mantienen una interacción simbólica entre pasado y presente, tradición e innovación. El inmovilismo de las tecnologías alternativas, la negación a interactuar con lo nuevo sin ceder con ello a su horizonte paradigmático, el no pensar críticamente la novedad valorando sus relaciones con la realidad y los contextos, evidencia la brecha epistémica. Tal vez a ello contribuya la inusitada velocidad de lo emergente, el creciente volumen de expresiones de lo radicalmente nuevo.

La brecha epistémica facilita la minería digital y el extractivismo de identidades humanas. En los últimos dos años hemos visto la inusitada penetración de dispositivos móviles en comunidades no solo urbanas, sino también rurales.  El uso ingenuo de estos equipos facilita el extractivismo de información personal y la minería de datos. La prospectiva de avatares en el mundo virtual se está construyendo a partir de esta minería, proceso que amenaza la identidad de poblaciones que se acercan a lo tecnológico con una brecha epistémica.

La brecha epistémica es estructuralmente más consolidada en varones que en mujeres, debido al papel reproductor del patriarcado en la sociedad capitalista. El patriarcado implica una aproximación conservadora respecto a las relaciones sociales, una de ellas con la ciencia y la tecnología emergente, sobre todo las innovaciones propias de la transición a la cuarta revolución industrial que desafía las rutinas y performance societal.  Por ello, mientras los varones se resisten al impacto de los nuevo desde la incredulidad y la sátira, las mujeres se aproximan a esta situación desde lo práctico, las posibilidades y su impacto en la vida cotidiana. Por ello, el feminismo es una posibilidad para resolver la brecha epistémica superando la tecnofobia y la tecnofilia.

La brecha epistémica posibilita nuevas expresiones de huella ecológica, pues no permite comprender el giro del modo de producción hacia nuevas fuentes energéticas, más allá del petróleo, gas y carbón. Esto permite la continuidad de la crisis ambiental con variantes no conocidas de impacto ecológico. La brecha epistémica limita las posibilidades de respuestas anticapitalistas a un modelo de sobreproducción de mercancías que quiere parecer ecológico al cambiar de fuentes energéticas, independientemente que las nuevas causen otros impactos ambientales.

La racialización de la brecha epistémica se muestra de manera más evidente en el sur global, donde las precarias situaciones materiales de vida hacen ver la transición entre la tercera y cuarta revolución industrial como un tema ajeno. En contraste el blanco del norte imperialista se muestra como el civilizado capaz de comprender los desarrollos y el horizonte teleológico de la aceleración de la innovación.

Todas estas expresiones de la brecha epistémica facilitan el inicio con impunidad del reseteo mundial. A mediados de 2020 Schwab y Millaret presentaron las líneas maestras de este proceso en el libro Covid-19 el gran reinicio (2020) que sirvió de base para la reunión de Davos de 2021 que se convocó con el mismo lema. El giro dramático de la economía, modelo político y social, así como de la educación fue presentado con absoluta impunidad gracias a la brecha epistémica que impide vislumbrar el impacto profundo en la calidad d vida de la clase trabajadora y países de bajo ingreso, que acarreará esta iniciativa. Enfrentar el reseteo mundial pasa por resolver de manera colectiva la brecha epistémica, algo en lo cual el magisterio puede tener un especial protagonismo.

La brecha epistémica es mucho más dramática que la brecha del conocimiento. La segunda, se resuelve con procesos de aprendizaje ubicados en fuentes del saber, ya sean institucionales o populares. Mientras que la primera, implica desconstruir y crear una nueva epistemología de la sociedad que dé cuenta de las implicaciones de la transición de la tercera a la cuarta revolución industrial, en las comunidades, la educación y los sistemas escolares: tarea pendiente en el plano organizacional y comunitario.

En fin, la brecha epistémica constituye el problema central de las resistencias anticapitalistas en educación porque impide la construcción de alternativas epocales que construyamos respuestas cabalgando sobre una realidad tan dinámica como la actual y el contexto de la inusitada aceleración de la innovación científica y tecnológica.

 

  1. ¿Por qué surge la brecha epistémica en educación?

Los y las trabajadores(as) de la educación fuimos formados con el arquetipo de la sociedad capitalista de la primera y segunda revolución industrial. El sistema escolar conocido es una puesta en marcha de la estructura de ciclos de Comenio, de la lógica escolar gradual, donde todo marcha a semejanza de una máquina compuesta por partes, con dificultades que se incrementan según los patrones de edad y año escolar. La pedagogía fue fragmentada y cada una de sus partes autonomizada; el currículo pasó a ser el centro de lo educativo, las didácticas una feria de propuestas de dinámicas educativas muchas veces en conflicto con la evaluación o el modelo de gestión escolar.

Nos acostumbramos a pensar que la educación del sistema educativo era disciplinar, porque así lo requería el sistema mundo capitalista en las dos primeras revoluciones industriales; ante ello oponíamos la transdisciplinariedad como ruptura con el conocimiento estanco. Pero no nos enseñaron a ver el proceso de mutación del capitalismo como resultado de la tercera revolución industrial; no comprendimos que lo alternativo, la transdisciplinariedad se convertía en la tercera revolución industrial en requerimiento del modo de producción.

Tuvimos -y tenemos aún- dificultad para comprender el impacto de la aceleración de la innovación científico-tecnológica en la educación. En algún momento se borró de la agenda transformadora la conquista alcanzada después de muchas luchas respecto a la democratización del conocimiento científico, tecnológico y los saberes comunitarios como una de las tareas centrales de la escuela, bachillerato y universidad. Democratización del conocimiento que para el capital consistía en la habilitación de los egresados para ser parte del modo de producción conforme a los requerimientos de cada momento histórico, mientras que para el proletariado significaba la posibilidad que sus hijos e hijas pudieran apropiarse de la ciencia y el conocimiento que pretendía ser administrado a cuenta gotas por la burguesía. Esta pérdida de centralidad educativa de la democratización del conocimiento de punta en lo escolar contribuyó a la brecha epistémica.

Esto fue creando “certezas” que resultaban impermeables a lo contingente. Esta petrificación de las rutinas y protocolos se fue estandarizando hasta hacer prácticamente imposible ver otra manera de actuar pedagógicamente. La taxonomía de Bloom, que emergió en el contexto de los informes Coleman (EEUU,1966) y Fauré (Unesco, 1972) se convirtió en la forma no solo más popular sino idónea de elaborar currículo por sus posibilidades para la evaluación del desempeño docente y del desarrollo de aprendizajes entre los y las estudiantes. El currículo fue convertido en corazón de lo educativo y de allí pasó a sustituir el ejercicio pedagógico. Los docentes fueron convertidos en administradores curriculares y sus procesos como dinámicas de una máquina, con ritmos, metas y temporalidad.

Esta forma única (o unificada) de entender el acto pedagógico inhabilitó al sistema educativo y a la labor docente para dialogar dialécticamente con la innovación. La educación contextualizada se convirtió en narrativa que escondía la relación insustituible entre lo local y lo global en los procesos de enseñanza-aprendizaje. La creciente mirada localista derivó en la actual brecha epistémica, funcional a la lógica de un sector del capital interesado en la destrucción de la escuela pública presencial.

La brecha epistémica está siendo usada por sectores del capitalismo vinculados a las grandes trasnacionales de la tecnología para presentar a los y las docentes como desactualizados y la escuela presencial como ineficiente. Es decir, está resultando funcional al nuevo modelo de privatización educativa (educación en casa + virtualidad + conexión + contenidos digitales con costos asumidos por las familias).

 

  1. ¿Cómo se evidencia la brecha epistémica?

Cuando llevo a mis hijos(as) más chicos(as) a la escuela veo con asombro, como los rituales educativos, estructura escolar y dinámicas pedagógicas se parecen demasiado a las que viví como estudiante hace 50 años o en las que participaron mis hijos mayores hace treinta años. Antes de la pandemia, instituciones educativas prohibían el uso del celular en las aulas y tenían dificultad para incorporar esos dispositivos a los procesos de enseñanza-aprendizaje. En medio de la sociedad de la información, como lo ha demostrado la pandemia, muchas escuelas no solo no tienen internet, computadoras para cada estudiante, ni nubes educativas propias, sino que tienen dificultad para entender las posibilidades de lo digital y virtual. Muchos docentes se resisten a aproximarse a lo digital y virtual con el único argumento que son iniciativas generadas por el capital trasnacional, sin que estos cuestionamientos vayan acompañados de generación de caminos alternativos.  Ciertamente lo digital y virtual construido por las trasnacionales de la tecnología fomenta el pensamiento reproductor, pero eso no justifica que no se presenten alternativas desde lo virtual-digital.

Esta resistencia de lo educativo a construir propuestas pedagógicas alternativas en el mundo virtual y digital, con sus dimensiones curriculares, didácticas, evaluativas, de planificación y gestión, que transiten entre lo presencial+virtual+digital de manera armónica evidencia la brecha epistémica.

 

  1. ¿Qué podemos hacer para superar la brecha epistémica?

No me gustan las recetas y me inquietan quienes las formulan. Así que sólo me atrevo a señalar aspectos a ser tomados en cuenta a la hora de construir una hoja de ruta. Primero, abrir un debate que inicie formulando como puede ser la escuela/universidad presencial en un giro de 180 grados. Segundo como esa nueva institucionalidad educativa incorpora vitualidad+digital (VD) a los procesos de enseñanza -aprendizaje, no como complemento sino como parte constitutiva de las dinámicas pedagógicas. Tercero, pensar lo curricular, didáctico, evaluativo, planificación y gestión desde una perspectiva de presencialidad liberadora y de programación informática emancipadora. Cuarto, abrir un proceso de alfabetización popular en algoritmos y programación que permita construir conocimiento digital y virtual desde las escuelas y universidades. Quinto, entender las dinámicas de desarrollo desigual y combinado en una orientación común del sistema mundo capitalista en la cuarta revolución industrial.

Esto pasa por reconstruir los mecanismos dialógicos de recuperación de saberes y construcción de conocimiento, entre docentes, estudiantes y familias.

La brecha epistémica expresa las desigualdades e injusticias sociales, que generan exclusión e impiden condiciones materiales de posibilidad para resolverla. La brecha epistémica es una condena del poder global que impide a las mayorías entender la realidad en cambio incesante, en contextos de impacto profundo de la creciente aceleración de la innovación.

 

  1. Los gremios y sindicatos docentes a la vanguardia de la superación de la brecha epistémica

Las organizaciones de los y las docentes representan la fuerza organizada más importante del magisterio. Han construido una tradición defensiva que hoy resultan especialmente importantes para defender la profesión docente y la escuela presencial. Los gremios y sindicatos docentes son espacios privilegiados para discutir y entender colectivamente lo que está pasando y generar alternativas de resistencia.

No idealizamos lo sindical y gremial; estamos conscientes de que muchas organizaciones del magisterio son patronales y burocráticas, por lo que proponemos, está fundamentalmente dirigido a organizaciones democráticas y no coaptadas.

El año 2022 debería ser aprovechado para abrir un amplio debate sindical al respecto. Romper con la brecha epistémica es la única posibilidad de salvar la escuela pública presencial, ante la tormenta tecnológica en ciernes y los anuncios del estallido de la burbuja educativa.

 

Lista de referencias

Bonilla-Molina, Luis (2021) La nueva fase del Apagón Pedagógico Global (APG). Ediciones Ove. Caracas. Disponible en https://luisbonillamolina.wordpress.com/2021/11/17/la-nueva-fase-del-apagon-pedagogico-global-2022-2030-y-alla/

Coleman (1966) Informe del Estado de la Educación / Igualdad de oportunidades en Educación. Disponible en  https://drive.google.com/file/d/0Byhtrdi1KzqBRmdDQlhfM3NLeDA/view?resourcekey=0-S8ipvya7I3gSmpTY5-oYMQ

Faure (1973). Aprender a ser: la educación del futuro. Ediciones unesco. Disponible en https://www.berrigasteiz.com/monografikoak/inklusibitatea/pubs/unesco_aprender%20a%20ser.pdf

Kuhn, Tomas (1970). Segundos pensamientos sobre paradigmas. Texto mimeografiado.

Prensky. Marc (2010) Nativos y migrantes digitales. Disponible en https://marcprensky.com/writing/Prensky-NATIVOS%20E%20INMIGRANTES%20DIGITALES%20(SEK).pdf

Schwab. K & Millaret (2020) Covid-19 el gran reinicio. Libro digital  Amazon book.

Wallerstein (1999). Sistema mundo – moderno. (4 tomos). Ediciones siglo XXI. México

 

 

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México: Marchan normalistas de Guerrero para exigir audiencia con gobernadora

América del Norte/México/26-11-2021/Autor: Sergio Ocampo Arista/Fuente: www.jornada.com.mx 

Chilpancingo, Gro. Por separado, alrededor de dos mil estudiantes de la Unión de Normales del Estado de Guerrero (UNEG), y de la Normal de Ayotzinapa, marcharon en esta capital para demandar audiencia con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, y con el secretario de Educación (SEG), Marcial Rodríguez Saldaña.

Alrededor de las 11 de la mañana en el monumento a las Banderas, se concentraron representaciones de ocho normales públicas aglutinadas en la UNEG, ubicadas en los municipios de Acapulco, Arcelia, Teloloapan, Iguala, Tlapa, y tres de Chilpancingo, para marchar con rumbo a las oficinas del poder Ejecutivo, antes palacio de gobierno.

La UNEG demanda 800 plazas para los egresados de las ocho normales, recursos para la compra de material didáctico, y diversos cursos de capacitación.

Cuando realizaban un mitin afuera de las oficinas gubernamentales, funcionarios se presentaron al lugar para informarles que se instalaría una mesa de trabajo para analizar su pliego petitorio.

Casi al mismo tiempo, también contingentes de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, iniciaron un bloqueo la Autopista del Sol México a Acapulco, a la altura del Parador del Marqués, en Chilpancingo.

Los estudiantes bloquearon los dos carriles de la autopista, en demanda de que sea incrementada la cuota por alumno para el comedor de 84 a 100 pesos; recursos para material didáctico, y para la remodelación de la escuela ubicada afuera del municipio de Tixtla.

Hasta las 14:00 horas continuaba el bloqueo, en espera de una respuesta del gobierno estatal.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/11/22/estados/con-protesta-normalistas-en-guerrero-exigen-audiencia-con-gobernadora/

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La hora del magisterio

Por: Pedro Hernández Morales*

El próximo 17 de diciembre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) celebrará 42 años de existencia. En ese lapso ha enfrentado reformas educativas que buscaron conformar cambios profundos en la educación pública y su privatización, estrategias para su aniquilación o cooptación. No sólo resistió “el vendaval neoliberal”, sino que construyó alternativas de organización sindical y propuestas educativas que han desarrollado una educación emancipadora en comunidades y regiones a lo largo y ancho del país.

En el sexenio peñista la CNTE enfrentó una guerra contra el magisterio que dejó una cauda de asesinados, presos, cesados, descuentos y la aplicación de una reforma que no era educativa, sino laboral y administrativa para mejorar el control sobre los trabajadores de la educación. La CNTE desarrolló una resistencia política, jurídica y pedagógica; las oleadas de movilización se sucedieron una tras otra, e impactaron en amplias capas del magisterio nacional, generando una interlocución con el pueblo y sectores importantes de la academia y de los medios, pese al control estatal.

La reforma educativa fracasó por la desobediencia del magisterio a someterse a un régimen de excepción laboral. El actual mandatario prometió en campaña cancelar la “mal llamada reforma educativa” y concitó apoyos importantes del magisterio que respaldó su candidatura. A su arribo al gobierno, con bombo y platillo anunció una iniciativa para derogar la reforma “educativa” anterior que, si bien eliminó la evaluación punitiva para la permanencia de los docentes en el servicio educativo, perfeccionó el control para el acceso a la docencia al imponer la llamada Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros y su unidad administrativa la USICAMM, que se ha convertido en verdugo al aplicar disposiciones que han afectado el ingreso a la docencia de normalistas y negado la continuidad de quienes ya habían ingresado al servicio docente, recreando un sistema de excepción laboral.

Manteniendo la esencia de la reforma educativa del sexenio anterior. La promesa de impulsar la democracia en los sindicatos se ha quedado en el discurso, obligados por la reforma laboral a un cambio en los estatutos. En el caso del SNTE, desde las secretarías del Trabajo, de Gobernación y el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, se han permitido relevos en algunas secciones, con un reglamento a modo, para remontar la deslegitimación de la camarilla de Alfonso Cepeda que se mantiene en la cúpula sindical bajo dos premisas: las millonarias cuotas de los agremiados, que religiosamente le entrega la SEP, y la recuperación de la interlocución con el gobierno federal y su incondicionalidad con la política laboral y educativa.

Con la pandemia enfrentamos la falta de una estrategia integral de la SEP para la atención oportuna a los estudiantes. La respuesta de los maestros fue continuar con los procesos educativos aun sin el apoyo de las autoridades educativas (véase https://brigadaparaleerenlibertad.com/libro/docentes-de-a-pie-ensenar-en-lapandemia).

La educación no se detuvo, una nueva educación democrática, emancipadora y alternativa se abre paso en medio de esta crisis agravada por la pandemia del Covid-19, maestras y maestros nos negamos a regresar a la normalidad de un capitalismo devastador de la naturaleza, de relaciones de desigualdad y explotación que nos llevó a esta crisis.

Los desafíos que enfrenta la CNTE en el actual régimen en los terrenos laboral, educativo, sindical, de seguridad social y, sobre todo, ante la falta de interlocución durante 11 meses con el Ejecutivo federal, tras un periodo donde se desarrollaron 18 mesas de diálogo en Palacio Nacional, y la suspensión en el resarcimiento de los daños de la reforma educativa peñista, se requiere de la mayor inteligencia y la activación de la estrategia de movilización-negociación-movilización.

En su última Asamblea Nacional Representativa, la CNTE diseñó un plan táctico-estratégico que se iniciará con una movilización nacional en la Ciudad de México los días 13 y 14 de diciembre. Continuará en la estructuración de sus ejes político-organizativo, laboral, educativo, alianzas y medios. La CNTE tiene enfrente la posibilidad de convertirse nuevamente en la caja de resonancia de las luchas de resistencia que se mantienen en el territorio ante una política de devastación de recursos, personas y culturas.

Su papel es la defensa de los derechos laborales, la mejora de las condiciones de trabajo y el imperativo de avanzar autónomamente en sus proyectos educativos, y consolidar sus estructuras y prácticas sindicales democráticas, así como enfrentar al charrismo sindical, que de estar en la lona, ahora ha empezado a levantar cabeza, de la mano de autoridades educativas y laborales.

En el terreno de las alianzas, la CNTE debe tejer fino respaldando las luchas que no han tenido respuesta del gobierno, a los pueblos y comunidades que han sido afectados con los megaproyectos y políticas que privilegian a los consorcios y trasnacionales, rebasando lo gremial y emprendiendo jornadas amplias de información y movilización. La CNTE puede ser la articulación de la verdadera transformación de una sociedad que tiene aspiraciones de cambio. La apuesta, como en sus orígenes, sigue siendo la democratización de los sindicatos, de la educación y del país y es necesaria la autocrítica y la construcción de otros paradigmas. Nuevas batallas se avizoran, el presente es de lucha, el futuro es nuestro.

*Secretario General Sección 9 Democrática SNTE-CNTE
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El enfoque burocrático de las políticas públicas educativas

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

No olvidemos que la burocratización negativa de procesos y de servicios públicos está más cercana a las prácticas de corrupción

Esta semana Erick Juárez Pineda, director editorial del sitio Educación Futura, escribió en redes sociales digitales lo siguiente: “Dice la Secretaria de la SEP, Delfina Gómez Álvarez (@delfinagomeza) que está atenta a los comentarios, pues está reunida con Adela Piña Bernal (@Adela_PBernal), titular de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (@USICAMM_OFICIAL).”

De inmediato le envié el siguiente comentario: “Ya vimos, estimado Erick (@elErickJuarez) que la maestra Adela Piña sólo se reúne con autoridades educativas locales, pero no con las/los maestr@s del país. Delfina Gómez y ella no aprenden a tocar piso. Siguen «de vuelo» en las nubes del poder.”

Lamentablemente, eso es cierto. Para nuestras autoridades educativas, es más importante construir consensos con los funcionarios educativos estatales y con los mandos medios de las oficinas burocráticas locales, que con las y los docentes.

Lo que ha sucedido durante el último año, con la emisión de convocatorias a concursos para la promoción vertical y horizontal de maestras y maestros de la escuela pública, por parte del organismo público encargado de ello, las políticas y los criterios institucionales utilizados por la Unidad mencionada, en los procesos previos a las evaluaciones, y durante las evaluaciones mismas, han tendido a marginar a docentes, asesores técnicos y directivos escolares, que sí cumplen con los perfiles académicos correspondientes.

La Unidad prácticamente los ha dejado fuera de los concursos con argumentos burocráticos absurdos, sin considerar criterios académicos. Pero lo grave no es eso, sino el mensaje que transmiten los filtros artificialmente creados para favorecer a ciertos aspirantes. La fórmula del “retrato hablado” parece ganar cada día mayor espacio en los procesos de promoción.

En otras palabras, lo que prevalece en la esfera pública del sector educativo, desde la perspectiva de las funcionarias responsables de la SEP y la USICAMM, es un enfoque burocrático y “elitista” (no académico, sino clientelar) de las políticas educativas.

Es cierto que las buenas intenciones, de las titulares de las instituciones educativas nacionales, se expresan diariamente y con énfasis en los medios de comunicación (tradicionales y digitales), y quizá tienen razón en que se podrían modificar algunas actitudes (como el trato discriminatorio hacia las/los docentes), así como disminuir los tiempos y los movimientos desfasados, y enfocarse en generar mayor claridad en la comunicación con las/los maestr@s; problemas que se han dado en los trámites y procesos administrativos de las convocatorias señaladas (admisión y promociones), donde docentes, asesores técnicos y directivos escolares han quedado marginados. Sin embargo, lo de fondo seguirá sin cambiar mientras no se produzcan transformaciones estructurales, legales e institucionales claramente vinculadas con esos procesos.

Esto escribí en junio pasado, con motivo del cambio de titular de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM, de la SEP): Aparte de la ineptitud, el burocratismo y la opacidad; el corporativismo y el clientelismo serán los sellos de la siguiente administración de la USICAMM. El cambio, con la Maestra Adela Piña Bernal, al frente de la Unidad en cuestión, lamentablemente asegurará el continuismo de ese tipo de prácticas. Ojalá me equivoque… Es lamentable decirlo hoy, pero no, no me equivoqué.

Debo admitir que no todo lo que está tocado por la burocracia es negativo, ineficiente o está marcado por la corrupción, no. Hay que reconocer que hay segmentos y zonas del trabajo burocrático que sí cumplen con sus tareas y funciones en tiempo y forma; con actitudes positivas, colaborativas y cordiales. Existen grupos de trabajo burocrático que sí han contribuido a la solución de trabas en procesos y procedimientos para beneficiar a la ciudadanía. Sería injusto no reconocerlo.

Tristemente la USICAMM se ha destacado por su burocratismo negativo y ha conseguido –con merecimiento- indiscutibles trofeos de ineficiencia, ineptitud y sospechas de corrupción. ¿Cuáles serán las dependencias del conjunto de la administración pública federal, con más quejas de la ciudadanía? No dudo que la USICAMM ocupa alguno de los primeros sitios en esa lista. Y su incapacidad para resolver problemas se ha agudizado a lo largo de los dos últimos años, desde que se declaró oficialmente el periodo de pandemia por Covid-19 en México.

Esos resultados negativos en el servicio público, no son lo que demandaron las maestras y los maestros durante las protestas en contra de la “Reforma Educativa estructural” del gobierno de Peña Nieto (2015-2016). Lo que sucede hoy en día, está completamente alejado de las necesidades académicas del sistema educativo y de las demandas sociales expresadas en distintos foros por docentes, asesores y directivos escolares.

La Unidad mencionada ha recurrido a los medios electrónicos de información para llevar a cabo sus tareas, a través de procedimientos automatizados, sin embargo, en ello también ha fallado. No basta con diseñar o contratar a empresas que diseñan los sistemas de información. El problema está en la organización, en la alimentación de dichos sistemas y sus bases de datos, así como en la capacitación, la actualización técnica, etc., y en el manejo de las actitudes por parte de las personas que atienden y llevan a cabo el servicio público, tanto en el nivel federal como estatal.

Éste es un asunto, entre otras cosas, de profesionalización del servicio público. En la medida en que no se logre esto y se siga en la improvisación, estarán cerradas las puertas para la promoción de las profesoras y profesores que tienen experiencia en el sistema educativo público, como docentes, asesores técnicos o directores escolares, en el nivel de educación básica o media superior, puesto que la mayoría no ha sido aceptada para concursar por una plaza (o incentivo) de promoción (vertical u horizontal), debido a inconsistencias, de procedimiento, creadas (intencionalmente o no) por la propia burocracia educativa.

La experiencia indica que no hay mucho que cambiar en la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) de la SEP. Del mismo modo como no lo hubo en la Unidad del Servicio Profesional Docente (SPD) del sexenio pasado (2013-2018), porque su problema no es sólo de personas sin capacidad técnica, sino de marco legal y de diseño institucional.

Mientras se realizan los ajustes reglamentarios, procedimentales e institucionales para lograr un cambio de fondo en la USICAMM, para que los procesos de promoción en el ámbito de la escuela pública sean satisfactorios, completos y profesionales; propongo que se inicie un plan de “desburocratización” de los procesos y los procedimientos que están inmersos en ello.

No olvidemos que la burocratización negativa de procesos y de servicios públicos está más cercana, como fenómeno social y como sistema, a las prácticas de corrupción. Y en ello, como se sabe, hay varios actores sociales importantes: las/los dirigentes gremiales y las/los funcionarios públicos que parecen favorecer a grupos o personas incondicionales (al estilo del viejo corporativismo).

Si este gobierno del presidente López Obrador se quiere desmarcar de los gobiernos (neoliberales) del pasado, deberá de empezar por erradicar la corrupción junto con la burocratización asociada a ella.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org

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México: necesario escuchar directamente la voz de niñas y niños en la investigación educativa

Por: Miriam Martínez

Académicos del departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, desarrollaron ponencia en el XVI Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) sobre metodología que permitiera conocer experiencia directa de niños y niñas a raíz de investigación realizada en pandemia.

El Dr. Manuel López Pereyra, señaló la necesidad de partir todo proceso de investigación educativa considerando a la niña y el niño como personas activas y competentes y creadores, principios del método mosaico.

Así también con inspiración del enfoque Reggio Emilia, que introduce el arte como expresión de la primera infancia; poder escuchar la voz y experiencias directamente de los niños y las niñas a través de expresiones como dibujos, arte y fotografías.

Los niños y niñas tienen sus intereses, prioridades y preocupaciones, afirma la Maestra María del Pilar Gómez Vera. Lo anterior lo sustentaron con el proyecto Pedagogías diversas: la voz de las niñas y niños sobre la pandemia COVID-19.

Gómez Vera explicó que a través de expresiones como el dibujo, arte y fotografía, los niños fueron capaces de expresar sus intereses, historias, prioridades y preocupaciones durante el tiempo de estar en casa.

Posteriormente surgió un podcast con el mismo nombre del proyecto donde han continuado acompañados de diversas voces de especialistas para reflexionar sobre aprendizajes de las experiencias que dejó la pandemia y las habilidades que se requieren para escuchar de manera asertiva a las niñas y los niños.

Finalmente el Dr. Pereyra, destacó la importancia de entender cómo las familias, niñas, niños, cuidadores y docentes se encuentran en un contexto inédito dónde compaginan su profesión, el trabajo doméstico, las tareas escolares, la ansiedad, el estrés e incertidumbre de una pandemia; por lo anterior es neceario acompañarles escuchando su voz.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org

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Que origen no sea destino

Por: Erick Juárez Pineda

En México, ocho de cada 10 personas que nacen en la pobreza, continúan así toda su vida: origen es destino.

Este anhelado mejoramiento de las condiciones de vida o movilidad social pareciera cada día más difícil y poco esperanzador.

Diversos estudios señalan que el origen de las personas es determinante en su realización socioeconómica, por lo cual las opciones de movilidad son limitadas (Vélez, 2019).

Para combatir esto, sería necesario garantizar condiciones básicas, como educación y salud, y al mismo tiempo asegurar la igualdad en el acceso a oportunidades. Sin embargo, esto parece cada día más lejano.

Según el estudio La movilidad social en México: diagnóstico y pendientes, publicado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el logro de las personas está determinado en buena medida por sus condiciones socioeconómicas y sociales de origen; y para ello influyen distintas circunstancias o “accidentes de cuna”: nacer en la parte baja de la escalera social, nacer en regiones o estados más al sur del país y ser mujeres (CEEY, 2019).

Lo viví en carne propia. Como hijo de trabajadora del hogar y de carpintero, he sido testigo de cómo las personas se esfuerzan sin poder progresar lo suficiente; de tener muchos talentos y no contar con las condiciones necesarias para ­explotarlos.

LOS RIVERA DESTINO

Crecí en Valle de Chalco Solidaridad, estado de México, uno de los municipios más abandonados de la zona metropolitana del valle de México. Casas de cartón, hambre y enfermedades comunes que matan a personas por no tener medicamentos a la mano, son escenas cotidianas. Eso, sin contar el hacinamiento, inseguridad y carencia de servicios básicos, como agua o electricidad.

Para romper estas dinámicas de desigualdad y promover esta ansiada movilidad social, la educación de calidad es uno de los pocos recursos efectivos para enfrentarlo. Para ello las instituciones públicas de educación superior representan un faro de esperanza para miles de jóvenes que buscan mejorar su contexto y trayectoria personal.

Asistir a la universidad resulta, a veces, la única salida; es una aspiración que muchos soñamos desde pequeños.

Lo digo desde la academia y la experiencia: es necesaria la defensa y fortalecimiento, no sólo de la educación básica donde se va logrando una cobertura universal, sino desde la universidad pública.

En el discurso, el fortalecimiento a las universidades es un hecho; en la realidad, no es así. Tan sólo en los últimos cinco años, aunque el aumento de la matrícula en instituciones de educación superior públicas aumentó 19.4 por ciento, el presupuesto asignado se ha reducido en más de 9.8 por ciento en términos reales (Álvarez, 2021).

Recientemente, Angélica Buendía Espinoza, destacada investigadora de la unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana, señalaba que más allá de la cobertura en educación superior, es el tema de calidad lo que preocupa, el cual, debe ir vinculado con procesos de transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción eficientes dentro de estas instituciones.

Es necesario establecer políticas de mejora de las trayectorias educativas y personales de las personas que más lo necesitan y, por supuesto, de un desarrollo académico, científico y tecnológico que tenga como fin la búsqueda de soluciones a problemas reales que aquejan a la sociedad.

El reto es enorme. Para que origen no sea destino, impulsemos entre todos que la educación sea el proyecto más importante de desarrollo social.

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/11/22/politica/que-origen-no-sea-destino/

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