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Buscar en vida: entre la realidad y la utopía


Por: Mitzi Elizabeth Robles Rodríguez / Colectivo Hasta Encontrarles CDMX – GIASF*

Las familias de personas desaparecidas en México nos han enseñado muchas cosas, entre todas hay dos que considero fundamentales: que a los seres queridos se les busca porque se les ama y que buscándoles nos encontramos. No hay simpleza en estas enseñanzas.

Por un lado, el amor como razón suficiente para buscar es la respuesta al estigma que culpabiliza a la víctima por su desaparición y demuestra que el derecho primordial a la vida entraña el derecho a no ser desaparecido/a. Por otro lado, la búsqueda de una persona se manifiesta con una potencia que resignifica nuestra vida vincular, es decir, nuestra vida en tejido social, arraigada a una comunidad en donde la solidaridad recíproca es fundamental para reconstruir los vínculos sociales. Por eso, buscar a una persona es parte de una demanda ética y política que trasciende la consanguinidad.

La historia de la desaparición de personas es la de decenas de miles de familias que todos los días hacen grietas a los paisajes del terror. La imagen de mujeres y hombres con absoluta disposición a descifrar los rastros del crimen de la desaparición es omnipresente: los extensos campos  de entierros clandestinos intervenidos cuidadosa y amorosamente por familias dedicadas a la búsqueda, son transformados en espacios de encuentro. Al desarticular el ocultamiento sistemático de los cuerpos, quienes buscan, desafían al silenciamiento social, la soledad, al olvido y la indiferencia.

Aunque el fenómeno de la desaparición de personas en México se ha dimensionado a partir de la cantidad de fosas clandestinas descubiertas y la exhumación masiva de restos humanos, la búsqueda de personas se ha diversificado. No sólo se busca en tierra, también se busca en agua. No sólo se busca en muerte, también se busca en vida.

La demanda generalizada de garantías para realizar búsquedas en vida implica una doble demostración: quienes buscan a un ser querido han hecho germinar una comprensión avanzada sobre las violencias que desde hace años azotan a nuestras comunidades en México. Al mismo tiempo, han puesto en evidencia que si una gran cantidad de personas desaparecidas han tenido como destino final la muerte, el ocultamiento y/o destrucción de su cuerpo, es en gran medida por el ejercicio burocrático, dilatorio e indolente de las instituciones encargadas de buscarlas.

La búsqueda en vida es irrenunciable. Los y las buscadoras saben que la desaparición es el extremo de una cadena de otros crímenes que, si se revelan con prontitud, amplían las posibilidades de encontrar a sus seres queridos con vida. La complejidad de la búsqueda en vida consiste en cierta forma en poder determinar el crimen o los crímenes ocultos tras la desaparición. Tal como lo advierten las familias: la desaparición no siempre es sinónimo de muerte.

El trabajo periodístico “El desafío de buscarles vivos” realizado por Paloma Robles y que forma parte de la serie Camino a encontrarles: Historias de Búsquedas de A dónde van los desaparecidos, recupera la experiencia del colectivo “Búsqueda Nacional en Vida”. Tal como se muestra en esta investigación, el trabajo desarrollado y los aprendizajes adquiridos de las familias que forman parte del mismo, no sólo desafían a las prácticas institucionales que perpetúan el crimen de la desaparición, también materializan espacios de futuros reencuentros.

Colectivo Hasta Encontrarles CDMX. Foto: Mitzi Robles

La búsqueda en vida es uno de los diversos métodos que familiares de víctimas han implementado para localizar a sus seres queridos, la lógica que entraña es la misma que ha encauzado la amplia organización de colectivos de familiares de personas desaparecidas a largo del país:, la de luchar y resistir contra las prácticas que convierten a las personas desaparecidas en una estadística de muerte. Es un proceso complejo que, además de tener como objetivo central la recuperación de personas en vida, aporta elementos importantes para comprender el fenómeno de la desaparición. Esta no es una cuestión menor: la comprensión de un problema nos da la posibilidad de buscar mecanismos para atender sus causas.

Los y las buscadoras se han vuelto expertas, entre otras muchas cosas, en reconocer y distinguir los tipos específicos de violencias que afectan a las personas desaparecidas. Así lo señalan de muchas maneras las madres y hermanas del colectivo Búsqueda Nacional en Vida cuando sostienen que sus familiares pueden estar siendo víctimas de trata, trabajo forzado o imposibilitados por alguna razón para volver a casa.

La construcción de estos saberes dentro de los colectivos de búsqueda es el fundamento del desarrollo cada vez más especializado de prácticas de búsqueda innovadoras. Salir a las calles o ingresar a centros de detención, hospitales, psiquiátricos, albergues, etc., significa trazar una ruta de esperanza. Las familias saben que al preguntar en estos sitios pueden encontrar información o pistas sobre el paradero de sus seres queridos, pero también pueden encontrar en vida a los seres queridos de otras familias y propiciar reencuentros no previstos pero anhelados como si fueran los propios.

Buscar en vida posee una importancia que cada vez se hace más visible. Las historias de localizaciones y reencuentros están sucediendo y, a pesar de que todavía no forman parte de la narrativa imperante, van trazando nuevos espacios de solidaridad y esperanza.  Recientemente se publicó Caminos para la Búsqueda en vida, una guía que sistematiza experiencias y saberes de colectivos y familias que no han dejado de buscar a sus desaparecidos con vida -en cuyo equipo redactor participé-. Esos caminos que ahí se hilvanan son sinuosos; con muchos riesgos, pocos recursos económicos y muchas afectaciones físicas y psicológicas, los y las buscadoras con saberes y dolores acumulados, pero también con espontaneidad e ingenio, irrumpen en este país de fosas y defienden la vida.

Hay muchos ejemplos de esto: el pasado mes de febrero, en el estado de Veracruz, colectivos de familias de personas desaparecidas lanzaron la iniciativa de sembrar un árbol por cada persona desaparecida para mostrar que las desapariciones suceden todos los días y que es importante trabajar en su prevención y erradicación; en la Ciudad de México hay familias que salen a ofrecer comida a personas que se encuentran en situación de calle, el día que se cumple otro mes de la desaparición de sus seres queridos, así resignifican la ausencia y buscan en solidaridad con quienes lo necesitan.

Buscar también se ha convertido en un trabajo de sensibilización y concientización social. Por todo esto, considero necesario preguntarnos sobre lo que estamos haciendo, o no, para que quienes sobreviven a la desaparición encuentren entornos seguros y redes humanas de apoyo que colaboren en la restitución de sus derechos. En esto y en la búsqueda concreta de las personas que han sido desaparecidas, nuestra corresponsabilidad es impostergable.


*El Grupo de Investigaciones en Antropología Social y Forense (GIASF) es un equipo interdisciplinario comprometido con la producción de conocimiento social y políticamente relevante en torno a la desaparición forzada de personas en México. En esta columna, Con-ciencia, participan miembros del Comité Investigador y estudiantes asociados a los proyectos del Grupo (Ver más: www.giasf.org)

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición de adondevanlosdesaparecidos.org o de las personas que integran el GIASF.

Publicado originalmente en A dónde van los desaparecidos.

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México: “La pandemia dio la oportunidad de recuperar la vida rarámuri”


Por: Patricia Mayorga


 Enclavada entre formaciones rocosas sobre un gran valle, que trazan elefantes gigantes, ranas, monjes, hongos y otras figuras, se encuentra una de las escuelas indígenas más importantes de la Sierra Tarahumara. En el salón de Antonia Barragán Cruz, sus plantas colocadas en masetas ya extrañan a los alumnos, están tristes después de un año de ausencia de las niñas y los niños del kínder.

Sin embargo, la maestra rarámuri de la comunidad de San Ignacio de Arareco, ha entendido la gran oportunidad que les trajo la pandemia de Covid-19 para fomentar en sus alumnos y sus familias, la recuperación del sentido de comunidad, de sus leyendas e historias, y de vivir en la Sierra Tarahumara.

Localizada en el municipio de Bocoyna, San Ignacio de Arereco es de los puntos turísticos más importantes del estado de Chihuahua. Sus habitantes, que casi en su totalidad son indígenas, son grandes artesanos, su principal fuente de ingresos.

A unos 20 minutos del poblado de Creel, la comunidad recibe a miles de turistas cada año, que llegaban sobre todo desde Estados Unidos y de Europa, hasta que se instaló la pandemia. Desde hace décadas y de manera paulatina, las familias rarámuri dejaron de lado la agricultura y ganadería como una de sus principales actividades.

La comunidad se hace cargo del resguardo del lago de Arareco, uno de los atractivos más visitados en la sierra.

“Con lo de la pandemia, ver más al niño en su casa, ver más en su contexto, en el espacio en el que él vive y nosotros como maestros también, porque a los maestros nos forman para dar clases dentro de un salón, no es mucho de comunidad desde casa, desde la raíz donde el niño está creciendo”, reflexiona la maestra Antonia Barragán.

Las clases en el jardín de niños de Arareco las dan en dos lenguas: rarámuri y español. Aunque es un poblado indígena, este año tiene entre sus alumnos a dos niños mestizos. Pero de los niños rarámuri, algunos no son bilingües, hay quienes hablan sólo español o sólo rarámuri.

Foto: Patricia Mayorga

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Antonia Barragán fue formada por padres docentes. Es originaria del municipio de Guachochi. Su mamá fue maestra en comunidades del mismo municipio y su papá, en el municipio de Batopilas. Ahora tiene un doctorado en Educación.

“Me enamoré de la docencia por mi mamá. Me gusta ver cómo aprenden los niños, cómo van creciendo y en qué les puedo ir apoyando, guiando. Me gusta preescolar por los niños chiquitos, es como una planta que va brotando, que va saliendo, ves cómo crece”.

Crítica del sistema educativo mestizo que han impuesto en la Sierra Tarahumara, opina: “Trabajamos con el plan nacional y vienen muchas cosas que están descontextualizadas. Sirve, pero cuando se dan las clases se tienen que dar de otras maneras, contextualizar”.

La pandemia puso en evidencia al sistema educativo en su tierra, como en otras partes del mundo.

El 23 de marzo del año pasado, las autoridades municipales les anunciaron el cierre de las escuelas y que las clases se darían a distancia.

A diferencia de otras comunidades más aisladas en municipios de la Tarahumara, Bocoyna es un municipio que tiene mayor conectividad, son radioescuchas principalmente. Hay otras poblaciones a donde es difícil llegar y la única forma de que la niñez acuda a la escuela, es en internados, donde duermen y les dan alimento toda la semana. Pero ahora están cerrados.

Las alumnas y los alumnos de las cuatro étnicas de la Sierra Tarahumara (rarámuri o tarahumaras, ódami o tepehuanes, warijíos y pimas), viven a kilómetros de distancia. Se caracterizan porque las familias están a grandes distancias unas de otras. Son seminómadas y grandes corredores. Rarámuri significa pies ligeros.

En temporadas normales de clases, hay niñas y niños que sólo acuden dos o tres días a la escuela, por la distancia. Desde hace tres años el albergue está cerrado por falta de apoyo para pagar al personal de cocina. La señal de internet no llega a todas las casas y la mayoría no tiene recursos para rentarlo.

La forma en que trabaja el magisterio con la población indígena, menonita y migrante, es con cuadernillos y guías que realizan los mismos maestros. En el caso de la Tarahumara, también cuentan con la radio comunitaria XETAR La voz de la sierra, con sede en Guachochi, en donde les transmiten clases.

En la región operan 18 asesores técnicos pedagógicos de educación indígena que se encargan de diseñar los cuadernillos para preescolar y primaria. Ellos entregan el material en lugares estratégicos para las comunidades y 10 jefes se sectores distribuidos en la Tarahumara, se encargan de la distribución”, de acuerdo con Rafael González Valdez, jefe del departamento de Educación Indígena de los Servicios Estatales del Estado de Chihuahua (SEECH).

Foto: Patricia Mayorga

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El bombardeo de noticias que prohibían la salida de las viviendas, que invitaban a asilarse porque un bicho peligroso acechaba al mundo, generó incertidumbre y miedo en las poblaciones indígenas cercanas a las poblaciones más urbanizadas.

“Les dije que no tuvieran miedo, que el miedo hacía que nos enfermáramos tal vez de eso o tal vez nos íbamos a enfermar de otra cosa por el miedo. Que el miedo no nos iba a hacer fuertes, que nosotros teníamos mucho espacio cómo curarnos, otras maneras de curarnos”, recuerda Antonia Barragán.

Ahora dice, los papás están muy tranquilos. En el kínder de San Ignacio de Arareco trabajan tres maestras, quienes se han organizado para manejar ese miedo y aprovechar la oportunidad que les trajo la pandemia.

“Nos decían (los padres de familia) que pasó una camioneta diciendo, con bocinas, que no saliéramos de dentro de la casa, que nos quedáramos adentro. Les decíamos que nosotros acá en la sierra, las casas están muy dispersas, hay mucho espacio donde moverse.

“Ellos (los mestizos o chabochis) tenían miedo de salir, que porque les iba a pegar el aire y se iban a enfermar y le decíamos: ‘no, no estamos como en la ciudad. Les explicamos cómo vivían en la ciudad, que ellos viven con las casas pegadas. Porque aquí nos reunimos afuera, pero nos sentamos así separados. Y les decíamos: ‘ellos tienen un patio muy chiquito y por eso ellos no pueden salir. Nosotros sí podemos salir al campo, ir a traer leña, ir a traer plantas, consumir los alimentos que hay en la comunidad: lo quelites, los nopales, las tunas…”.

Las tres maestras van cada semana o cada quince días a las casas de los 63 alumnos de la escuela, a pesar de la dispersión en la que se encuentran. Antonia tiene 19 estudiantes. El año pasado, cuando inició la pandemia, daba clases en tercer grado y este ciclo escolar, a los de primero.

Las actividades escolares salieron también de las aulas. Ahora las clases son más prácticas. Aunque la maestra Antonia incluye en el programa escolar el ciclo de cosechas y las estaciones del año de manera más práctica para que sus alumnos no olviden para qué sirven las plantas que les rodean, ahora, la mayor carga de las clases es en el campo.

Iniciaron con el cuadernillo, pero observaron que la carga mayor era pintar, dibujar y escribir. “Entonces empezamos, pensando en lo de la pandemia y de que mucha gente ya no tenía comida, para que pensaran que en casa también pueden tener un poquito de trabajo. Con que siembren una cebollita o dos, hicimos actividades que sirvieran para ellos, para pensar en eso”.

Fue difícil cuando comenzaron las clases de la mano de las familias, porque muchos padres de familia no saben escribir ni leer. Se apoyaban principalmente en los hermanos y hermanas mayores u otro familiar.

“En su casa yo los he visto muy tranquilos, están viviendo la vida del rarámuri. Nosotras estamos trabajando con los papás, les estamos explicando que en casa hay mucho qué aprender. Por ejemplo, de los niños que no hablan una lengua, que les enseñen la otra, así palabritas, con ejercicios que nosotros les mandamos. Por ejemplo, cómo se dice conejo en tarahumar, cómo se dice en español, cómo se dice manzana. Por ejemplo, contar sus animales que tienen, contar chivas, vacas, gallinas, marranos”, comparte Antonia.

Foto: Raúl Fernando Pérez

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Uno de los estudiantes rarámuri le pidió a su abuelo que le ayudara con la tarea que le tocaba hacer: una leyenda. El abuelo la escribió en español y rarámuri:

El Zopilote y el cuerdo, es el título de la leyenda:

“Cuento del pelón, como sopilote era muy preguntón, que porqué se miraba tan bonito y brillaba. Y el cuervo le contestó que se había bañado con maguey y el sopitole se bañó con maguey y quedó pelón, por andar preguntando y quedó pelón”.

El niño estaba feliz, recuerda Antonia. “Y me decían: ‘qué bueno que pusiste al abuelo’”.

Mientras hojea los cuadernillos de sus alumnos, detalla las tareas que han hecho:

“Aquí fue mencionar cada palabra en rarámuri y en español. Vienen a revisarla su papá, su mamá o alguien de la familia. Al principió sólo venían las mamás, yo les decía que los niños también eran de papá, ahora empiezan a venir papás o alguien de la familia. Les digo que cuando viene mamá o cuando viene papá, los niños se ponen muy contentos y les dan fuerza a los niños para que ellos aprendan mejor”.

En otra actividad, realizaron caminos con estambre para cumplir con los ejercicios de escritura. Un integrante de la familia les trazó el camino y los niños lo seguían con el estambre

Las niñas y niños ayudan más en el quehacer de la casa, en el pastoreo que ha sido actividad de la niñez por años. “Como en la escuela les enseñamos a contar, que les enseñen a contar allá, escribir el nombre de algún animal, dibujarlo, pintarlo, inventar un cuento sobre ello. Sobre la cultura, sobre los mitos, leyendas, o sea cosas que ellos les pueden platicar más de viva voz de la comunidad y que nosotros no estemos reproduciendo para todos los niños. Que les platiquen sobre su familia, que el abuelo les platique alguna historia, algún cuento, alguna leyenda”.

Antonia comenta que ha sido gratificante porque los mismos estudiantes le cuentan emocionados cómo les ha ido. Le comentan cómo el abuelo les platica más historias que antes, conocen más su entorno.

Han elaborado dibujos sobre el coronavirus, han escrito en español y rarámuri sobre la enfermedad y cómo la están viviendo.

“Aquí la actividad fue ‘celebrando en casa la patria, sobre las plantas medicinales hablamos. Decían: ¿cómo nos vamos a curar? Y les decía: ‘ya no utilizamos las plantas medicinales, ahora hay que verlas. Yo todos los años trabajo las plantas medicinales, hay quien las usaba y quien no”.

Han realizado trabajos en campo con los papás y en el cuadernillo, sobre el maíz, por qué lo siembran y para qué.

“Muchas familias aquí se dedican a la artesanía y no siembran por eso (…) Unos decían ya tenían años sin sembrar maíz. Nosotros les decíamos: ‘miren, no sabemos cómo estamos en el mundo, no tenemos qué esperar de fuera para poder comer. Tenemos todo aquí, o sea y hemos dejado muchas cosas, lo de las plantas medicinales también les platicaban mucho que ya no tomábamos los tés que hay aquí en la comunidad. Los andamos pisando y ya ni las conocemos”.

Desarrollaron también el proyecto de la cebolla. Junto con sus familias sembraron sus cebollitas, otros zanahoria, según lo que cada uno pudiera sembrar.

Foto: Raúl Fernando Pérez

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La pandemia les ha dado más espacios para platicar desde el miedo hasta la riqueza que tienen a su alrededor y las ventajas que les da una cultura que ha vivido en aislamiento históricamente.

“El rarámuri no tiene miedo a morir, pero como que los medios de comunicación sí les inculcaron mucho miedo. Hasta les hablábamos de las energías de las personas. Nosotros tenemos mucho miedo y viene otra persona con mucho miedo y pues ahí vamos aumentando los miedos. Lo que nosotros podemos hacer es irnos al cerro, ir a tener contacto con la naturaleza porque de esa manera nos cargamos de energías y de esa manera nos curamos también. A veces no aprovechamos esas cosas”.

Uno de los rumores más fuertes al inicio de la pandemia, fue que seguía la guerra por el agua y les generaba más miedo. Las maestras aprovecharon el tema.

“Bueno, entonces nosotros como comunidad hay que cuidar el agua, ya no sabemos cuidar el agua como antes, ya no le hacemos su ceremonia, ya tiramos basura por todos lados. La basura hace que el agua se vaya y así, fuimos fomentando que les comenten a sus hijos los mitos y leyendas sobre los fenómenos naturales.

“Y de todo eso decían: ‘es que ya no les decimos nada a los hijos sobre eso’ Pues ahora es el tiempo, ahora los tienen en su casa. Lo dejaron de hacer porque la dinámica de vida ya es diferente, porque como que se han desconectado un poquito de la tierra, de su familia, se han dedicado más al comercio muchas familias”.

Para las maestras tampoco ha sido fácil. Desde que inició la pandemia no han tenido vacaciones porque están pendientes de la comunidad. Sienten que no han trabajado lo suficiente, pero al mismo tiempo están cansadas.

“A mí me gusta mucho caminar, es una de las ventajas que digo: ‘qué suave’. Como maestros estamos formados para dar clases fuera, siempre estamos pensando cómo voy a enseñar matemáticas, lenguaje y comunicación, cómo voy a dar educación física. Ahora se dar todas las materias en las casas, enfocadas a la vida comunitaria y familiar. Eso es favorable para nosotros”, dice Antonia.

Mientras platica, rodeada en su salón de clases y rodeada de los imponentes paisajes de la Sierra Tarahumara, comparte que hasta que aceptó la entrevista y comenzó a revisar su material, se percató que el salón de clases se quedó intacto desde hace un año.

“Termina ciclo y yo quito todo el material. Se quedó como en pausa. Ahí se quedó así. Por ejemplo, el árbol en estos días los trabajo, primero haciendo el árbol con ramas sin hojas, luego las hojas y las flores y durante el ciclo escolar lo vamos trabajando conforme lo van viviendo y observando.

“Me dio mucha tristeza, me dio como que… y luego veo cuando vengo al salón, si veo a las plantas tristes, a mí me gustan mucho las plantas, hasta las mamás dicen: ‘¿maestra, cómo están sus plantas?’ Mire, si están tristes y ellas también comentan. Generalmente están bien alegres”.

Quedaron los nombres de los niños de tercer grado en cartulinas sobre la pared, quedaron sus fechas de nacimiento.

Foto: Raúl Fernando Pérez
Fuente e imagen: desinformemonos

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México: Secuestran a dos defensores de derechos humanos del Frayba

Dos integrantes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, A. C. (Frayba), Lázaro Sánchez Gutiérrez y Victórico Gálvez Pérez, fueron privados de su libertad el 12 de abril y hasta ahora están desaparecidos, informó el centro de derechos humanos.

Denunció también que las autoridades estatales y federales tienen conocimiento de los hechos y hasta ahora no han dado información clara sobre la situación.

Los defensores de derechos humanos fueron secuestrados aproximadamente a las 7:00 horas durante su traslado de las oficinas del Frayba a la Ciudad de Palenque, Chiapas para reunirse con integrantes de la organización Pueblos Autónomos por la Defensa de los Usos y Costumbres (PADUC) y familiares de presos.

El Frayba informó que la noche del 12 de abril Sánchez Gutiérrez efectuó una llamada a sus familiares desde un número desconocido para indicar que se encontraba con su compañero Gálvez Pérez en buen estado en la localidad de San Felipe, cerca de Kuxulka, municipio de Ocosingo y para pedir que alguno de sus familiares llevara una cantidad de dinero la mañana de hoy.

El centro de derechos humanos manifestó su preocupación y su condena a los actos de intimidación, agresión y secuestro que ocurren en un ambiente de criminalización a defensores de derechos humanos en México. Demandó que el Estado mexicano efectúe una investigación exhaustiva e imparcial de la privación arbitraria de la libertad de Lázaro Sánchez y Victórico Gálvez para garantizar su vida, libertad, seguridad e integridad.

El Frayba hizo un llamado a la solidaridad nacional e internacional para firmar la petición urgente y escribirle a las autoridades mexicanas a fin de que se comprometan a implementar medidas de seguridad para el ejercicio de defensa de derechos humanos.

Fuente e imagen: desinformemonos

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¿Por qué secuestran a dos defensores del Frayba?


Por: Daliri Oropeza


Este es un perfil del defensor de derechos humanos Lázaro Sánchez Gutiérrez, quien fue secuestrado en la zona selva de Chiapas con Victórico Gálvez Pérez. Ambos son integrantes del Frayba y documentan violaciones a derechos de pueblos indígenas.

Dedicado a tsoly y a Citlalmina,
dondequiera que se encuentren, luz. 

En veces las aguas subterráneas
siempre se encuentran.

Lázaro Sánchez es un defensor de derechos humanos muy peculiar. Sorprende por ser pícaro y sonriente. Es reconocido en todo Chiapas por su enorme compromiso con los pueblos chol, tseltal, tsotsil, tojolabal. Le ha tocado documentar las geografías del despojo desde el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. Incluso, periodistas locales lo ven como pieza fundamental para la labor de derechos humanos de este Centro.

O pasa de los 45 años. Tiene una conciencia que despertó a raíz del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994. Es originario de la zona chol de la selva de Chiapas. Por ese despertar, los horizontes que se juntan con el mar, aunada la marginación de su pueblo, fue a vivir a la ciudad de San Cristóbal de las Casas desde joven.

Recuerdo a Lázaro porque fue mi primer amigo cuando recién llegué a vivir en San Cristóbal aquel 2010. De día, mesereaba. De tarde y noche, leía, estudiaba, asistía a seminarios o se dedicaba al activismo documental. No recuerdo que descansara. Siempre muy trabajador y esmerado. Intercambiamos libros.

Visitaba constantemente a los presos políticos del Cereso 5. La articulación que hizo para visibilizar al colectivo La Voz del Amate fue clave para la liberación del profesor Alberto Patishtan años después.

Una vez me le pegué en un viaje para documentar las amenazas a un pueblo tsotsil llamado Mitzitón, que puso un bloqueo carretero en contra de la construcción de la autopista san Cristóbal-Palenque (la cual sigue vigente en este 2021). Lázaro siempre tuvo apertura para compartir lo que sabía y para contextualizar los códigos comunitarios a una joven reportera como yo, que publicaba en la Radio Comunitaria Frecuencia Libre.

En ese entonces, Lázaro todavía no trabajaba en el Frayba pero ya realizaba registros de atropellos contra derechos humanos. Él reconocía desde entonces el trabajo de este Centro de Derechos Humanos. Eso lo inspiró a estudiar Derecho. Se lo propuso, se tituló y logró trabajar ahí.

Su afán de justicia, compromiso y su gran corazón lo mueven a visibilizar las causas de cientos de familias, colectivos, pueblos indígenas. No se cansó de mandarme los comunicados del Frayba desde agosto del 2015 cuando entró. Me enteré gracias a Lázaro que Pedro Faro dirigiría el Cdh a partir del 2016. Difundió en 2014 sobre el asesinato del maestro Galeano. De todos los despojos, atropellos, presos políticos, foros del CIDECI, presentaciones del libro, congresos, él alerta a las comunidades solidarias. Un sin fin de causas que lucha por visibilizar. Siempre quiso mantener bajo su perfil.

Desde que lo conozco es muy reservado con su vida personal, pero cuenta con una compañera que lo respalda y ahora, con lo del secuestro, fue la primera en alertar a Pedro Faro sobre una llamada, en donde el mismo Lázaro les dijo que junto con su compañero del Frayba, Victórico Gálvez estaban bien, que se encontraban en la localidad San Felipe, cerca de Kuxulja, municipio de Ocosingo. Le pidieron que llevara dinero, no una cantidad exacta y que alguno de sus familiares lo entregara a las 8am.

San Felipe es un pueblo donde habitan en su mayoría integrantes de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO). De hecho, esta organización tenía un plantón sobre la carretera cuando Lázaro y Victórico se dirigían a Palenque a documentar una reunión de trabajo con integrantes de la organización Pueblos Autónomos por la Defensa de los Usos y Costumbres (PADUC) y a visitar a familiares de presos.

A la altura de este plantón perdieron comunicación y rastro. No es casualidad.

Hay dos hechos que no podemos perder de vista.

El primero: desde agosto de 2020, la ORCAO ha atacado por lo menos cinco veces a la comunidad zapatista de Moisés Gandhi, ubicada en el crucero Kuxuljá, municipio autónomo de Lucio Cabañas, (igual que San Felipe, en el municipio de Ocosingo), e incluso cometieron un secuestro anterior al de Lázaro y Victórico, de un hombre base de apoyo zapatista.

El 22 de agosto del 2020, ORCAO atacó con armas de grueso calibre, quemó y saqueó las bodegas de café del Centro de Comercio «Nuevo Amanecer del Arcoiris», ubicado en el crucero de Kuxuljá.  El 8 de noviembre del 2020, secuestró a Félix López Hernández, base de apoyo zapatista de la comunidad de Moisés Gandhi a quien golpearon, amarraron y encerraron sin agua ni alimentos hasta el día 11 noviembre en que fue liberado. Este 2021 la ORCAO atacó con armas de diversos calibres en tres ocasiones. Las balaceras duraron entre tres hasta cinco horas.

El segundo: el Frayba se ha dedicado a documentar estos hechos paramilitares, además de lo que sucede en Aldama con los tsotsiles desplazados por violencia y despojo, también territorio zapatista.

Hasta ahora ORCAO actúa con impunidad y los agresores no han recibido condena o castigo, actúan en complicidad con las autoridades estatales.

Tanto Lázaro como Victórico cuentan con el reconocimiento a su trabajo de Derechos Humanos. La red de organizaciones de Chiapas, AJMAC, la Diósesis de San Cristóbal de las Casas, e incluso Gobiernos Comunitarios como el de Sitalá, se pronunciaron y exigen la liberación inmediata de los defensores de derechos humanos. Urgen a las autoridades a movilizarse.

Epílogo

Querido Lázaro,

Qué difícil es escribir sobre ti cuando siempre has querido ser bajo perfil.

Espero volver a verte.

Desde este Sur que sueña y que se sueña.

Bloqueo en la carretera San Cristóbal-Palenque, en la comunidad de Mitzitón, contra la construcción de una autopista. Foto: Daliri Oropeza

Fuente e imágenes: piedepagina

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México: Abre MEJOREDU consulta sobre evaluación diagnóstica

Por: Erick Juárez Pineda

 

Del 12 de abril al 7 de mayo de 2021, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) realizará una Consulta a maestras y maestros, y a otras figuras educativas sobre la evaluación diagnóstica para la mejora de su trabajo y práctica cotidiana, a través de su página web https://www.gob.mx/mejoredu

Según lo establece la Ley Reglamentaria del Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Mejora Continua de la Educación, las evaluaciones diagnósticas que se realicen al personal que ejerza funciones de docencia, dirección, supervisión y asesoría técnico-pedagógica serán formativas e integrales, tendrán un carácter voluntario, no generarán ningún perjuicio en el desempeño de sus funciones y los resultados que arrojen en ningún caso tendrán efecto sobre la permanencia en la plaza de las maestras y los maestros.

De acuerdo con este mandato normativo, la consulta permitirá que los docentes, directores, supervisores y asesores técnico-pedagógicos compartan sus experiencias de evaluación, así como sus reflexiones y propuestas para la implementación de una evaluación diagnóstica, formativa, integral y contextualizada sobre el trabajo que desarrollan en sus respectivos centros escolares.

Para llevar a cabo este ejercicio de recuperación de experiencias, opiniones y propuestas, la consulta está dirigida a las maestras y los maestros, de acuerdo con la función que desempeñan en cada uno de los niveles educativos y tipos de servicio en que trabajan, considerando los más desfavorecidos. Toda la información se encuentra en la página web de Mejoredu.

La consulta consta de tres vertientes de participación: 1) Una encuesta orientada a obtener información de las maestras y de los maestros, y otras figuras educativas. 2) El desarrollo de grupos de enfoque (ya concluidos) con docentes de educación básica, especial y media superior, y 3) La recuperación de información, opiniones y propuestas de las y los docentes, y otras figuras educativas, a través de un texto abierto que ellas y ellos desarrollen a título personal, colectivo o institucional.

La consulta, en la que pueden participar libremente los docentes que así lo deseen, forma parte de una estrategia elaborada por esta institución para desarrollar una evaluación distinta que, basada en la participación de las y los docentes, sea una herramienta útil y pertinente para diagnosticar y mejorar su trabajo y les permita impulsar su propia evaluación, de acuerdo con los distintos contextos escolares en que se desarrollan.

Para la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación las y los maestros son actores fundamentales del proceso educativo, por lo que con este proyecto se busca darles voz y recuperar su experiencia en un tema de gran importancia.

Fuente e imagen: educacionfutura

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Estados Unidos: El público que confía en la televisión y Facebook está peor informado sobre la pandemia

Un estudio estadounidense concluye que existe una relación entre la fuente escogida de noticias y el conocimiento del coronavirus: los que se informaban en las webs del Gobierno respondían mejor, pero los que elegían a Facebook obtenían una peor puntuación. Los resultados reflejan la importancia del origen de las noticias para diseñar intervenciones de salud pública.


Las personas que consideran Facebook y la televisión como medios fiables para informarse sobre el coronavirus tienen peores conocimientos sobre la covid-19, según un estudio publicado en el último número de la revista Current Medical Research & Opinion, en el que evaluaba cuánto sabía esta población en las primeras etapas de la pandemia.

El trabajo encuestó a 5.948 adultos de Pensilvania (EE UU) entre el 25 y el 31 de marzo de 2020. Así, encontró que en la población que otorga más confianza a las redes sociales y la televisión para las noticias eran menos propensos a informarse correctamente sobre el coronavirus. De hecho, aquellos adultos que usaban Facebook como fuente adicional de información tenían muchas menos probabilidades de responder correctamente a las preguntas sobre la covid-19.

Robert P. Lennon, profesor asociado de Medicina de Familia y Comunitaria de la universidad estadounidense y uno de los autores del estudio, afirma que el auge de las redes sociales “ha cambiado la manera en la que el mundo se informa, con trabajos que afirman que el 66 % de los estadounidenses confía en las redes sociales para enterarse de las noticias”.

“Esto es preocupante —indica Lennon—, porque la desinformación y el desconocimiento sobre la covid-19 y sus vías de contagio pueden ser lo que haya alimentado la pandemia”. A fecha de publicación de este artículo, el número de fallecidos por covid-19 en el mundo es de 2,9 millones de personas, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.

 

Encuesta al inicio de la pandemia

Según indican los autores del trabajo, el brote de coronavirus en marzo de 2020 ya era lo suficientemente preocupante como para que los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania elaboraran rápidamente una encuesta.

Con este trabajo, buscaban explorar el conocimiento, las percepciones y las fuentes de información preferidas por el público para estar al día del coronavirus. Tal fue la velocidad con la que se desarrolló esta encuesta que, a las pocas horas de que se les comunicara que su estudio iba a ser financiado, la OMS declaraba la covid-19 como una pandemia.

La encuesta se envió rápidamente a 5.948 adultos de Pensilvania, que ofrecerían una visión del uso público de la información durante una emergencia nacional. Así, los encuestados respondieron a preguntas sobre la procedencia de las noticias y las fuentes en las que más confiaban. Tras esto, se les ofreció 15 afirmaciones sobre la covid-19, con las que tenían que decir si eran verdaderas o falsas y el grado de confianza en su respuesta.

Estas preguntas abordaban diversas cuestiones, como transmisión, gravedad o tratamientos; y planteaban preguntas consideradas de dificultad fácil, moderada y difícil en cada uno de estos ámbitos. Además, a medida que avanzaba la cobertura mediática, el desarrollo de las preguntas de la encuesta era cada vez más complicado. “Una pregunta casi imposible el lunes era tan fácil el jueves que no se podía utilizar”, dicen los investigadores.

 

Confianza según las fuentes

Los resultados muestran que las fuentes de información más fiables eran las páginas web del gobierno de EE UU (42, 8 %), seguidos de la televisión (27,2 %) y las comunicaciones del sistema sanitario (9,3 %).

El estudio concluye que existían una clara relación entre la fuente escogida de información y el conocimiento del coronavirus. Como ejemplo, los participantes que confiaban más en las webs del Gobierno eran más propensos a responder correctamente, mientras que los que preferían la televisión obtenían una peor puntuación. Estos resultados descendían mucho en aquellos adultos que elegían Facebook como fuente más fiable o como fuente adicional de información.

Estos datos manifiestan la importancia de tener en cuenta el origen de las noticias a la hora de diseñar intervenciones de salud pública. Los mensajes clave como ‘quédate en casa’, ‘lávate las manos’, ‘usa mascarilla’ o ‘mantén la distancia social’ solo son efectivos si se comprenden.

Lennon recuerda que “la comunicación efectiva es un elemento crítico para gestionar con éxito la respuesta a una pandemia”. A esto, el investigador agrega que “el primer paso para cumplir las recomendaciones es comprenderlas”.

“Es vital que los comunicadores sanitarios tengan en cuenta cómo obtiene el público su información y supervisen estos lugares para corregir la desinformación cuando aparezca”, concluye.

Referencia:

Surav Man Sakya et al. “The impact of COVID-19-related changes in media consumption on public knowledge: results of a cross-sectional survey of Pennsylvania adults” (2021). Current Medical Research and Opinion, DOI: 10.1080/03007995.2021.1901679

Fuente: SINC
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Exámenes en línea en los procesos de admisión y promoción docente

Por: Abelardo Carro Nava

Más de dos años han pasado desde que el gobierno de la cuarta transformación tomó las riendas de este país y, en materia educativa, el barco navega a la deriva y sin posibilidades reales de que haya un giro en el timón que le permita llegar a puerto seguro. De hecho, lo que tanto se criticó en el pasado, sigue tan presente que a más de uno nos ha hecho pensar y afirmar que poco a ha cambiado para que todo siga igual, o peor. Me explico.

Como bien sabemos, con la llegada del lopezobradorismo a la Presidencia de la República, y la consecuente aprobación de la reforma a la reforma educativa de 2013, se constituyó la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), instancia que sustituyó a la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) que, en términos concretos, tenía como objetivo asegurar con base en la evaluación, la idoinedad de los conocimientos y capacidades del personal docente, directivo y de supervisión, así como asegurar un nivel suficiente de desempeño en quienes realizan funciones de docencia, de dirección y supervisión; objetivo que sigue tan presente en estos días salvo porque en las disposiciones reglamentarias emanadas de las leyes secundarias se modificaron algunas palabras, pero, sin duda, la esencia sigue siendo la misma: evaluar a los maestros, ya sea para el ingreso o para la promoción. Claro, hasta el momento no se puede hablar de una evaluación del desempeño docente puesto que, justo en el momento en que escribo estas líneas, me enteró que la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), ha lanzado una consulta sobre la evaluación docente, ya no punitiva, sino diagnóstica (Profelandia.com, 2021).

Y bueno, dicho lo anterior, en días pasados a través de las redes sociales, conocimos el oficio número DGR/045/2021 y DGA/124/2021 emitido por la SEP y la USICAMM, dirigido a autoridades de educación media superior y titulares de los organismos descentralizados mediante el cual, se informa, la determinación de la modalidad de aplicación de los instrumentos de valoración que conforman los sistemas de apreciación de conocimientos y aptitudes de los diferentes procesos de selección conforme a lo siguiente: la aplicación de instrumentos de valoración de los procesos de selección para la admisión y la promoción vertical, así como la conclusión de la admisión del ciclo escolar 2020-2021, en educación media superior, se llevará a cabo en la modalidad a distancia y a través de un software de aplicación en línea”. No obstante, lo anterior, en dicho documento también se señala que en caso de que alguna autoridad educativa local decidiera aplicar el instrumento de valoración en alguna sede podría hacerlo, pero tendría que comunicarlo de manera oficial a la USICAMM.

Ahora bien, en ese mismo documento se especificaron una serie de características del sistema informático que se diseñará para la aplicación de los instrumentos como: compatibilidad entre distintas computadoras independientemente de su software de sistema, inmediatez de acceso controlada a través de usuario y contraseña, optimización de recursos ya que el software deberá operar con especificaciones técnicas, entre otras. Y por lo que respecta a las especificaciones técnicas, ya sea para la aplicación de manera presencial o en línea del instrumento, “los quipos de cómputo que se utilicen en las sedes de aplicación como en las computadoras o dispositivos personales de los participantes, deberán contener:

Equipo de cómputo:
    • Procesador Intel Pentium 4 1,4GHz-1,5GHz o superior.
  • 64 MB de RAM (Linux y Windows, 128 MB de RAM para Mac) o superior.
  • 50 MB de espacio libre en disco (Linux y Windows, 70 MB de espacio libre en disco para MAC).
  • Sistema operativo Microsoft 98 o superior.
Cámara web:
  • Resolución 640 por 480 pixeles, colocada al frente. En caso que el equipo de cómputo no cuente con cámara web, se deberá instalar una externa, la cual deberá cumplir con la misma resolución.
Red:
  • 2MB de bajada y 1MB de subida, como mínimo.

Visto lo anterior, es fácil deducir que la USICAMM, en lo que va de dos años, no ha podido con el paquete que la CNSPD le dejó en las manos; tal vez, se deba, a una falta de creatividad, conocimiento, capacidad, o también, de recursos que son necesarios para poner en marcha un proyecto de tal envergadura. Reina el desastre y, desafortunadamente, nadie le ha puesto un alto y eso que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), según se dijo, pediría la renuncia del titular de este organismo.

Y es que es obvio, existe un proceso de admisión inconcluso dada la contingencia sanitaria que provocó el COVID-19, pero ha pasado un año de tal suceso y apenas se toma una determinación con relación a este asunto. ¿No podría haberse discutido, analizado y dialogado para que, en el transcurso de ese año se tomara una decisión con relación a este tema? La respuesta es evidente porque, quiero pensar, que en la USICAMM se tiene presente la ley y ésta debe cumplirse, ¿y los criterios excepcionales que ésta misma emitió hace unos meses?, ¿no podrían tomarse otro tipo de criterios para este proceso de admisión inconclusa? En fin. Ya tienen en sus manos un nuevo proceso de admisión y, curiosamente, uno que no han concluido. Vaya paradoja.

Por lo que respecta a los procesos de promoción, prácticamente pasaron dos años para que dieran a conocer los programas de incentivos para el magisterio, y bueno, como sabemos, la USICAMM ha sido un desastre administrativo y, para variar, con esta idea sobre la aplicación de un examen en línea se acentúa tal hecho.

¿Qué va a pasar si, durante la aplicación del instrumento de valoración, el internet del participante deja de operar porque, como sabemos, no hay un servicio que brinde la calidad requerida al cien por ciento?, ¿y si se va a la luz? Peor aún, ¿el maestro o maestra tendría que comprar un equipo de cómputo y cámara que cumplan con las especificaciones técnicas requeridas? Mucho peor aún, ¿el incumplimiento de estas especificaciones o el que se vaya la luz o internet mientras el profesor responde el instrumento de valoración será responsabilidad, única y exclusiva de éste y, por tanto, será su entera responsabilidad quedar fuera del proceso aun cuando sea un extraordinario docente?, ¿no es una forma de lavarse las manos por parte del USICAMM?, ¿no es eludir una responsabilidad?

Cierto, habrá quien me diga que estas especificaciones son para los procesos de admisión y promoción en educación media superior, y es correcto; sin embargo, para como están las cosas, no dudemos que se aplicará tal esquema en educación básica.

Con negritas:

Hace unos meses escribí un artículo denominado “La promoción horizontal de la USICAMM: malas noticias para los maestros” y del que recibí varios comentarios, lo cuales agradezco infinitamente, porque me permitieron reflexionar sobre mi pensar y decir, no obstante, mi postura fundada en los eventos como el que ahora les comparto sigue siendo la misma: son malas noticias para los maestros, ¿revalorización del magisterio?

Referencias:

Fuente:  educacionfutura

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