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Estados Unidos: Maestros y padres critican presiones de Trump para reabrir escuelas

América del norte/Estados Unidos/09 Julio 2020/prensa-latina.cu

Organizaciones que representan a millones de maestros y padres en Estados Unidos critican hoy las presiones del presidente Donald Trump para que las escuelas reabran en el otoño, pese a la pandemia de la Covid-19.
‘Vamos a presionar mucho a los gobernadores y las escuelas para que vuelvan a abrir’, expresó este martes el mandatario republicano en un encuentro en la Casa Blanca, en el cual la secretaria de Educación, Betsy DeVos, y otros funcionarios, también se pronunciaron a favor de dar ese paso.

Trump, quien ha minimizado el impacto de la pandemia en una nación donde ya murieron más de 133 mil personas, y otros miembros de su administración argumentaron que los costos sociales, psicológicos y educativos de mantener a los niños en casa por más tiempo serían peores que el coronavirus SARS-CoV-2 en sí.

Sin embargo, varias organizaciones advirtieron en un comunicado que ‘sin un plan integral que incluya recursos federales para garantizar la seguridad de nuestros estudiantes y educadores con fondos para equipos de protección personal, instrucción socialmente distanciada y abordar la desigualdad racial, podríamos poner a estudiantes, sus familias y educadores en peligro’.

El texto está firmado por la Asociación Nacional de Educación (NEA), la Asociación Nacional de Padres y Maestros, la Federación Estadounidense de Maestros, el Consejo de Administradores de Educación Especial, la Asociación Nacional de Directores de Escuelas Secundarias y la Asociación Nacional de Directores Estatales de Educación Especial.

Nadie quiere que los estudiantes regresen de manera segura a las aulas más que los padres, educadores y administradores, expresó la declaración, la cual agregó que eso debe hacerse ‘de la manera más segura posible, no de la manera más conveniente políticamente’.

A lo largo de esta pandemia la administración no ha abordado las necesidades de los estudiantes, especialmente aquellos que necesitan más apoyo. No han escuchado a las familias y a los educadores de las escuelas públicas que han estado en primera línea al servicio de sus comunidades, añadió el comunicado.

La realidad es que nadie debería escuchar a Donald Trump o a Betsy DeVos cuando se trata de lo que es mejor para los estudiantes. Trump no ha demostrado ser creíble, compasivo o reflexivo en lo concerniente a esta pandemia, manifestó en una declaración separada la presidenta de la NEA, Lily Eskelsen García.

Él ignora descaradamente a los médicos y enfermeras sobre cómo abordar el virus. Ignora a los líderes locales sobre la reapertura segura de la economía. Ignora a los educadores sobre lo que se necesitará para reabrir escuelas y colegios de manera segura, añadió.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=380154&SEO=maestros-y-padres-critican-presiones-de-trump-para-reabrir-escuelas
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Estados Unidos: Trump amenaza con dejar sin fondos a escuelas que no reabran

América del norte/Estados Unidos/chicagotribune.com

El presidente Donald Trump amenazó el miércoles con privar de fondos públicos a las escuelas que no reabran este otoño y fustigó a funcionarios de su propio gobierno por emitir directrices para la reapertura escolar que según él son excesivas.

Por medio de Twitter, Trump argumentó que países como Alemania, Dinamarca y Noruega han reanudado clases “sin ningún problema” y denunció que los demócratas quieren mantener cerrados los planteles puramente por razones políticas.

“Los demócratas creen que será malo para ellos políticamente si las escuelas en Estados Unidos reabren antes de las elecciones de noviembre”, tuiteó el mandatario. “Pero es importante para los niños y las familias ¡Bien podría yo cortar el financiamiento si no reabren!”, agregó.

No aclaró cuáles fondos cortaría ni bajo qué autoridad.

Fuente: https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-coronavirus-trump-amenaza-dejar-sin-fondos-escuelas-no-reabran-20200708-elugzywy4bez5gmfjyr66g6rym-story.html

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El impacto del COVID-19 en la generación Z y su visión del futuro de la educación

Por: Paulette Delgado

Un estudio revela el punto de vista de la Generación Z sobre cómo el COVID-19 afecta su educación y por qué buscarán seguir su propio camino educativo.

 

Con el fin de descubrir si los estudiantes de la generación Z estaban interesados en seguir una educación universitaria tradicional al terminar el bachillerato, la Corporación de Gestión de Crédito Educativo (ECMC por sus siglas en inglés) y VICE Media lanzaron “Question The Quo». Esta encuesta involucró a más de 2200 alumnos estadounidenses entre 14 a 18 años, es decir, jóvenes que están en el bachillerato o lo van terminando. Lo interesante es que la investigación comenzó a finales de febrero del 2020, justo cuando empezaba la pandemia y terminó a mediados de mayo, cuando los alumnos llevaban más de un mes en cuarentena.

Tradicionalmente, se estudian cuatro años de educación superior para obtener el título pero ahora, menos del 23 % lo ven como el único camino para obtener un buen trabajo o una exitosa carrera profesional. Por el contrario, el 70 % de los encuestados están dispuestos a seguir su propio camino de aprendizaje, aunque este no incluya ir a la universidad.

Cuestionando el statu quo

Los resultados de este estudio demuestran que las nuevas generaciones comprenden la necesidad del aprendizaje a lo largo de la vida y capacitación continua en habilidades, factores que Jeremy Wheaton, presidente y CEO del Grupo ECMC, considera esenciales para el éxito ahora y en el futuro. Más de la mitad de los encuestados (61 %) aseguraron que el mejor lugar para aprender es el trabajo, pero menos de la mitad (46 %) creen que las empresas brindan oportunidades de educación formal para ayudarlos a desarrollar sus habilidades.

Entre los factores que influyen la decisión de alejarse de una educación tradicional por rutas alternas, el 64 % de los jóvenes comentaron que les preocupa cómo pagar la educación superior. Un 59 % espera que el gobierno lance algún bono o programa adicional para ayudarlos a pagar sus deudas estudiantiles. Otro 46 % está esperando que las empresas empiecen a brindar educación formal con el fin de mejorar las habilidades que necesitarán en el futuro del trabajo.

Por otro lado, un 80 % de las mejores carreras que los encuestados quieren estudiar se ofrecen a través de programas de formación profesional y técnica, por lo que para esta generación, considerar una alternativa a la universidad es viable. Además, 65 % de los encuestados comentaron que consideran una educación alternativa porque confían en su futuro personal, inclusive el 84 % considera que sus perspectivas laborales son iguales o mejores que las de sus padres.

¿Qué preocupa a la Gen Z?

El cambio climático y la deuda estudiantil son dos de los temas que más preocupan y provoca ansiedad en los jóvenes de la generación Z. Según el estudio, el 51 % considera el cambio climático como el tema más preocupante, seguido por la deuda estudiantil (48 %) y las expectativas de los demás (41 %).

Por otro lado, la encuesta preguntó a los encuestados qué era lo que les daba más esperanza sobre el futuro, y el 60 % confirmaron que su familia. Le sigue con un 55 % las metas y esperanzas que planean cumplir, junto con su habilidad de poder ganarse la vida. Lo que más desconfianza y desaliento les da  es la deuda estudiantil, ya que no creen que se pueda evitar.

La generación Z se ha caracterizado por padecer altos niveles de estrés y burnout, esto se debe, en parte, a las altas expectativas que se tienen sobre las y los integrantes de esta generación. Las expectativas que tienen sobre ellos es el tercer tema que más preocupa a esta generación.

Pero, ¿cómo define la Gen Z el “éxito”? Se les preguntó cuánto estaban de acuerdo con las siguientes afirmaciones y 87 % está de acuerdo con que “éxito” es obtener un trabajo que los apasione en los primeros cinco años de su vida laboral. Otro 67 % creen que es centrarse en lo que aman, sin importar el dinero, y un 30 % creen que lo económico es lo que define el éxito.

La pandemia los ha hecho replantear sus planes a futuro

Debido a las fechas en las que se llevaron a cabo las encuestas, está claro que el tema del COVID-19 afecta a estos resultados. Al 37 % de los jóvenes encuestados les preocupa cómo la pandemia pueda afectar su futuro, especialmente por el impacto económico que la pandemia tendrá. Se estima que los estragos del COVID-19 se sentirán hasta una década después, afectando especialmente a las generaciones que ingresarán al mercado laboral en un mundo pospandemia.

Estos factores han influido en las decisiones de carrera de esta generación. El 25 % de los encuestados está considerando cambiar sus planes sobre qué hacer después de graduarse, el 24 % retrasará sus planes de estudiar una carrera universitaria y 21 % señala que es probable que asista a una escuela técnica, en lugar de asistir a la universidad. Además, el 35 % contestó que es probable que no busquen un título de posgrado.

Para quienes siguen con sus planes de continuar sus estudios, el 74 % de los encuestados cree que una educación basada en habilidades STEM o comerciales hacen sentido y son relevantes en el mundo actual. Mientras que el 59 % considera el aprendizaje a lo largo de la vida y la capacitación continua como un tema esencial.

Clases en línea vs. presenciales

La generación Z prefiere la enseñanza presencial. Más de la mitad (58 %) de los encuestados creen que la educación sufre durante los cierres de las instituciones educativas. Mientras que al elegir entre clases presenciales, híbridas o totalmente en línea, el 36 % considera que, como están las cosas actualmente, las clases son mucho mejor presenciales, seguido muy de cerca (34 %) por la creencia que la mejor opción son las clases híbridas y el 30 % se inclina más por las clases en línea.

Estos resultados cambian cuando se les pregunta lo mismo pero considerando un escenario donde ya se haya desarrollado una vacuna; en este escenario, el 56 % considera que prefiere tener clases presenciales, seguido por un 37 % híbridas y sólo un 7 % prefiere las clases exclusivamente en línea. Pero aunque la mayoría de los encuestados se incline por las clases presenciales, ¿cómo se imaginan un regreso a las aulas pospandemia? El 39 % está de acuerdo que, de regresar a las aulas, los escritorios deberán estar apartados uno del otro y un 36 % considera que se deberían reducir los espacios sociales.

Al preguntarles qué tan de acuerdo estaban con la dificultad y desventajas de la educación en línea, el 39 % está de acuerdo que el material en línea es menos desafiante, mientras que un 34 %  acordaron lo opuesto, señalan que las clases online son más difíciles y sólo el 20 % afirmó consideran que es lo mismo.

Por último, el 43 % creen que debido a la pandemia, aumentará la insistencia en la educación en el hogar posibilidad que esta generación no ve con buenos ojos ya que el 50 % cree que la cuarentena sólo ha aumentado a la desigualdad ya que no todos los alumnos tienen el mismo acceso a las tecnologías necesarias para aprender a distancia.

Está claro que la pandemia ha afectado a la generación Z y los ha llevado a replantear sus planes sobre qué hacer al graduarse de preparatoria. Además, temas como el costo de la universidad y la incertidumbre, siguen empujando a los alumnos a considerar entrar a trabajar o estudiar una carrera técnica o entrar a algún programa de formación profesional. Aún así, la encuesta se realizó durante la cuarentena por lo que sería interesante ver si cambian de opinión una vez que vuelvan a abrir las universidades.

 

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/impacto-covid19-gen-z

 

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Un centenar de intelectuales alertan sobre la intolerancia en Estados Unidos

América/Estados Unidos/08/07/2020/Fuente: desinformemonos.org/

Más de un centenar de escritores, intelectuales, periodistas, educadores, activistas e historiadores publicaron «Una carta sobre justicia y debate abierto», en la que señalan el el debilitamiento de «las normas de debate abierto y la tolerancia de las diferencias a favor de la conformidad ideológica»

Noam Chomsky , Margaret Atwood, Martin Amis, Steven Pinker, J.K. Rowling y Salman Rushdie, son sólo algunos de los firmantes.

Una carta sobre justicia y debate abierto

Nuestras instituciones culturales se enfrentan a un momento de prueba. Las poderosas protestas por la justicia racial y social están llevando a demandas atrasadas de una reforma policial, junto con llamamientos más amplios para una mayor igualdad e inclusión en nuestra sociedad, especialmente en la educación superior, el periodismo, la filantropía y las artes. Pero este cálculo necesario también ha intensificado un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y la tolerancia de las diferencias a favor de la conformidad ideológica.

Mientras aplaudimos el primer desarrollo, también levantamos nuestras voces contra el segundo. Las fuerzas del liberalismo (rasgos autoritarios en ciertas democracias con excesiva concentración de poder en el Ejecutivo)  están ganando fuerza en todo el mundo y tienen un poderoso aliado en Donald Trump, que representa una amenaza real para la democracia. Pero no se debe permitir que la resistencia se endurezca en su propio tipo de dogma o coerción, que los demagogos de derecha ya están explotando. La inclusión democrática que queremos se puede lograr solo si hablamos en contra del clima intolerante que se ha establecido en todos los lados.

El libre intercambio de información e ideas, el alma de una sociedad liberal, se está volviendo cada vez más restringido. Si bien hemos llegado a esperar esto en la derecha radical, la censura también se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura: una intolerancia de puntos de vista opuestos, una moda para la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una ceguera moral cegadora.

Mantenemos el valor de la contra-voz robusta e incluso cáustica de todos los sectores. Pero ahora es demasiado común escuchar llamados a represalias rápidas y severas en respuesta a las transgresiones percibidas del habla y el pensamiento. Más preocupante aún, los líderes institucionales, en un espíritu de control de daños en pánico, están aplicando castigos apresurados y desproporcionados en lugar de reformas consideradas. Los editores son despedidos por dirigir piezas controvertidas; los libros son retirados por presunta falta de autenticidad; los periodistas tienen prohibido escribir sobre ciertos temas; los profesores son investigados por citar trabajos de literatura en clase; un investigador es despedido por distribuir un estudio académico revisado por pares; y los jefes de las organizaciones son expulsados por lo que a veces son simples errores torpes.

Cualesquiera que sean los argumentos en torno a cada incidente en particular, el resultado ha sido estrechar constantemente los límites de lo que se puede decir sin la amenaza de represalias. Ya estamos pagando el precio con mayor aversión al riesgo entre escritores, artistas y periodistas que temen por su sustento si se apartan del consenso, o incluso carecen de suficiente celo en el acuerdo.

Esta atmósfera sofocante dañará en última instancia las causas más vitales de nuestro tiempo. La restricción del debate, ya sea por parte de un gobierno represivo o una sociedad intolerante, invariablemente perjudica a quienes carecen de poder y hace que todos sean menos capaces de participar democráticamente. La forma de derrotar las malas ideas es mediante la exposición, la discusión y la persuasión, no tratando de silenciarlas o desearlas. Rechazamos cualquier elección falsa entre justicia y libertad, que no puede existir la una sin la otra. Como escritores, necesitamos una cultura que nos deje espacio para la experimentación, la toma de riesgos e incluso los errores.

Necesitamos preservar la posibilidad de desacuerdos de buena fe sin consecuencias profesionales nefastas. Si no defendemos exactamente de lo que depende nuestro trabajo, no deberíamos esperar que el público o el estado lo defiendan por nosotros.

Los firmantes:

Elliot Ackerman; Saladin Ambar, Universidad de Rutgers; Martin Amis; Anne Applebaum; Marie Arana, autora; Margaret Atwood; John Banville; Mia Bay, historiadora; Louis Begley, escritor; Roger Berkowitz, Colegio Bardo; Paul Berman, escritor; Sheri Berman, Colegio Barnard; Reginald Dwayne Betts, poeta; Neil Blair, agente; David W. Blight, Universidad de Yale; Jennifer Finney Boylan, autora; David Bromwich; David Brooks, columnista; Ian Buruma, Colegio Bardo; Lea Carpenter; Noam Chomsky, MIT (emérito); Nicholas A. Christakis, Universidad de Yale; Roger Cohen, escritor; Embajadora Frances D. Cook, ret.; Drucilla Cornell, fundadora, uBuntu Project; Kamel Daoud; Meghan Daum, escritora; Gerald Early, Universidad de Washington-St. Louis; Jeffrey Eugenides, escritor; Dexter Filkins; Federico Finchelstein, Tne New School; Caitlin Flanagan; Richard T. Ford, Facultad de Derecho de Stanford; Kmele Foster; David Frum, periodista; Francis Fukuyama, Universidad de Stanford; Atul Gawande, Universidad de Harvard; Todd Gitlin, Universidad de Columbia; Kim Ghattas; Malcolm Gladwell; Michelle Goldberg, columnista; Rebecca Goldstein, escritora; Anthony Grafton, Universidad de Princeton; David Greenberg, Universidad de Rutgers; Linda Greenhouse; Kerri Greenidge, historiador; Rinne B. Groff, dramaturgo; Sarah Haider, activista; Jonathan Haidt, NYU-Stern; Roya Hakakian, escritor; Shadi Hamid, Brookings Institution; Jeet Heer, The Nation; Katie Herzog, presentadora de podcast; Susannah Heschel, Dartmouth College; Adam Hochschild, autor; Arlie Russell Hochschild, autor; Eva Hoffman, escritora; Coleman Hughes, escritor / Manhattan Institute; Hussein Ibish, Instituto de los Estados del Golfo Árabe; Michael Ignatieff; Zaid Jilani, periodista; Bill T. Jones, Nueva York Live Arts; Wendy Kaminer, escritora; Matthew Karp, Universidad de Princeton; Garry Kasparov, Iniciativa Renovar la Democracia; Daniel Kehlmann, escritor; Randall Kennedy; Khaled Khalifa, escritor; Parag Khanna, autor; Laura Kipnis, Universidad del Noroeste; Frances Kissling, Centro de Salud, Ética, Política Social; Enrique Krauze, historiador; Anthony Kronman, Universidad de Yale; Joy Ladin, Universidad Yeshiva; Nicholas Lemann, Universidad de Columbia; Mark Lilla, Universidad de Columbia; Susie Linfield, Universidad de Nueva York; Damon Linker, escritor; Dalia Lithwick, Slate; Steven Lukes, Universidad de Nueva York; John R. MacArthur, editor, escritor; Susan Madrak, escritora; Phoebe Maltz Bovy, escritora; Greil Marcus; Wynton Marsalis, Jazz at Lincoln Center; Kati Marton, autora; Debra Maschek, erudita; Deirdre McCloskey, Universidad de Illinois en Chicago; John McWhorter, Universidad de Columbia; Uday Mehta, City University of New York; Andrew Moravcsik, Universidad de Princeton; Yascha Mounk, Persuasion; Samuel Moyn, Universidad de Yale; Meera Nanda, escritora y profesora; Cary Nelson, Universidad de Illinois en Urbana-Champaign; Olivia Nuzzi, New York Magazine; Mark Oppenheimer, Universidad de Yale; Dael Orlandersmith, escritor / intérprete; George Packer; Nell Irvin Pintor, Universidad de Princeton (emérita); Greg Pardlo, Universidad de Rutgers – Camden; Orlando Patterson, Universidad de Harvard; Steven Pinker, Universidad de Harvard; Letty Cottin Pogrebin; Katha Pollitt, escritora; Claire Bond Potter, The New School; Taufiq Rahim, Fundación Nueva América; Zia Haider Rahman, escritora; Jennifer Ratner-Rosenhagen, Universidad de Wisconsin; Jonathan Rauch, Brookings Institution / El Atlántico; Neil Roberts, teórico político; Melvin Rogers, Universidad de Brown; Kat Rosenfield, escritora; Loretta J. Ross, Smith College; J.K. Rowling; Salman Rushdie, Universidad de Nueva York; Karim Sadjadpour, Carnegie Endowment; Daryl Michael Scott, Universidad de Howard; Diana Senechal, profesora y escritora; Jennifer Senior, columnista; Judith Shulevitz, escritora; Jesse Singal, periodista; Anne-Marie Slaughter; Andrew Solomon, escritor; Deborah Solomon, crítica y biógrafa; Allison Stanger, Middlebury College; Paul Starr, American Prospect / Universidad de Princeton; Wendell Steavenson, escritor; Gloria Steinem, escritora y activista; Nadine Strossen, Facultad de Derecho de Nueva York; Ronald S. Sullivan Jr., Facultad de Derecho de Harvard; Kian Tajbakhsh, Universidad de Columbia; Zephyr Teachout, Universidad de Fordham; Cynthia Tucker, Universidad del Sur de Alabama; Adaner Usmani, Universidad de Harvard; Chloe Valdary; Lucía Martínez Valdivia, Reed College; Helen Vendler, Universidad de Harvard; Judy B. Walzer; Michael Walzer; Eric K. Washington, historiador; Caroline Weber, historiadora; Randi Weingarten, Federación Americana de Maestros; Bari Weiss; Sean Wilentz, Universidad de Princeton; Garry Wills; Thomas Chatterton Williams, escritor; Robert F. Worth, periodista y autor; Molly Worthen, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill; Matthew Yglesias; Emily Yoffe, periodista, Cathy Young, periodista y Zakaria Fareed.

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/un-centenar-de-intelectuales-alertan-sobre-la-intolerancia-en-estados-unidos/

Publicada originalmente en Harpers Magazine

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El caso Ayotzinapa: verdad y justicia a cuenta gotas

América/México/Fuente: Tlachinollan

 

El Titular de la Unidad para el caso Ayotzinapa de la PGR, Omar Gómez Trejo, en una conferencia de prensa, anunció que entre los restos llevados a Innsbruck, uno corresponde Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa; la identificación fue verificada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Los días 21 y 29 de noviembre de 2019 se realizaron acciones de búsquedas en un punto conocido como Barranca de la Carnicería, Ejido de Cocula; este lugar no es el basurero de Cocula ya que la Barranca se encuentra a más de 800 metros de distancia donde se crea la narrativa de la “verdad histórica”, afirmó Omar Gómez.

Vidulfo Rosales, abogado de las madres y padres, consideró que hoy se ha recibido una noticia con mucho dolor, pero es un paso en la dirección correcta en la búsqueda de la verdad y la justicia. Sin embargo, queremos decirle a la familia que estamos a su lado, con el compromiso de seguir abrazados, que sentimos su dolor en la distancia y que sin duda no es nada comparado porque la esperanza de que llegara Christian era más inmensa, incluso que la verdad. Nos solidarizamos.

Omar Gómez Trejo dijo que el 19 de junio de 2020, la Universidad de Innsbruck comunicó a la Unidad Especial del caso Ayotzinapa y al Equipo Argentino, que después de realizar los análisis respectivos de los restos óseos enviadas a Innsbruck, una de ellas corresponde al estudiante Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los jóvenes normalistas desaparecidos. Para mayor certeza de los resultados de Innsbruck también fueron analizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense, terminando su revisión el 4 de julio. Las conclusiones fueron deforma coincidente que una de las piezas óseas enviadas al laboratorio de Innsbruck pertenece efectivamente al estudiante normalista Christian de forma indubitable. El titular de la Unidad Especializada del caso Ayotzinapa, en sus aseveraciones finales, consideró que con estos hallazgos se rompe el pacto de la impunidad y del silencio, así como se acaba la “verdad histórica”, parafraseando al Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero.

Por su parte, Vidulfo Rosales, confía que el hallazgo de los restos pueda revelar una verdad que se ha ocultado a la opinión pública de México y que se ha convertido en una de las promesas de la actual administración, asumida desde la presidencia desde diciembre de 2018. Los primeros indicios de esa verdad llegan con el trago amargo de la muerte de Christian Alfonso Rodríguez que fue víctima de desaparición forzada cuando apenas tenía 19 años.

Aún sigue siendo un tema pendiente. Esta noticia no es más que el símbolo de un país de los desaparecidos, de los rostros ausentes, de la ignominia; un aparato de Estado que quiere exterminar a la voz rebelde, que desaparece a los cuerpos incómodos.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/nota-informativa-el-caso-ayotzinapa-verdad-y-justicia-a-cuenta-gotas/

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El futuro de la educación, ¿desde dónde pensarlo?

Por: Blanca Heredia

 

“Pensar” el futuro suele consistir en proyectar hacia adelante lo conocido. Dicho de otra manera: prolongar los patrones que observamos en el pasado, ponerles algunos adornos y llamarle a eso “futuro”. En educación, en tiempos recientes por ejemplo, lo usual, ha sido pensar que el futuro será uno en el que la tecnología cobre más y más importancia.

La mayor parte del tiempo operar de esta manera, funciona. Funciona, pues el grueso de la realidad y los lentes con los que la percibimos permanece más o menos constante. Las continuidades de fondo hacen que imaginar el futuro como una simple proyección de lo que ya conocemos o podemos anticipar resulte bastante sensato.

Desde que llegó a nuestras vidas el COVID-19, sin embargo, han cambiado tantísimas cosas y podrían cambiar tantas otras, que pensar el futuro como mera prolongación del pasado ya no me parece tan sensato. No me lo parece, pues cuando tantas piezas se mueven en la realidad objetiva y, al mismo tiempo, en las coordenadas de sentido desde las cuales miramos la realidad objetiva, es muy posible que los patrones conocidos nos resulten insuficientes para atisbar los contornos de nuestros futuros posibles.

En un contexto como el actual, considero que pensar en serio sobre el futuro requiere empezar por preguntarnos desde dónde abordamos tal empresa en un doble sentido. Primero, a partir de cuáles variables clave y, segundo, desde cuáles supuestos. En ambos casos, se trata de explicitar nuestras premisas y, con ello, abrir la posibilidad de problematizarlas a fin de estar en condiciones de poder nombrar y aprehender lo nuevo y lo desconocido.

Para el caso del futuro de la educación (como de tantas otras cosas), lo primero es identificar cuáles factores son los más importantes para imaginar futuros posibles. Al respecto, el primer elemento a tomar cuenta, en el contexto presente, es la duración de la pandemia. Es decir, la extensión del periodo de tiempo entre el inicio de la pandemia y la fabricación/disponibilidad masiva de la vacuna y/o el tratamiento. Si hay vacuna, digamos para octubre de 2020, no es previsible que el cambio provocado o acelerado por la pandemia en educación o en cualquier otro ámbito sea sistémico y profundo. Si hay vacuna en tres o cinco meses, las cosas volverán –con pequeñas variaciones y grandes costos acumulados– al estado en el que se encontraban y a la trayectoria por la que iban antes del estallido de la pandemia. Por otra parte, si la vacuna y/o el tratamiento contra el COVID-19 toma dos años o más, es muy posible que las transformaciones y rupturas con el pasado conocido pudieran ser mucho más profundas e irreversibles.

En términos de las variables a considerar para pensar el futuro de la educación escolarizada, la duración de la pandemia es claramente lo más importante. Pero, hay otros factores a tomar en cuenta (incluso si apareciera la vacuna mañana). Uno de ellos, es la prioridad que previsiblemente tendrá la educación para el gobierno en la post-pandemia, tanto en términos de atención política como de recursos públicos destinados a esta. En ambos casos, lo más probable es que sean menores que en el pasado. Ello, traerá conflictos importantes sobre cómo asignar esa atención y esos recursos mermados. El conflicto en cuestión abrirá oportunidades para replantear prioridades. En ausencia de potencia imaginativa y capacidad para organizar grandes números de voluntades en torno a esta, sin embargo, lo más probable es que prevalezcan en ese conflicto los actores e intereses más vocales y mejor organizados de siempre.

Además de identificar las variables clave a considerar para pensar productivamente las formas posibles del futuro, la tarea de imaginar el futuro pasa por preguntarnos desde cuáles supuestos analíticos, conceptuales y valorativos abordamos esa tarea. ¿Inquirimos sobre el futuro de la educación asumiendo que los sistemas educativos nacionales son algo inmutable, o comenzamos por historizar “la escuela” y por contemplar la posibilidad de que (más pronto que tarde) esa forma particular de organizar socialmente la tarea de “educar” sea sustituida por otra distinta? ¿Pensamos el futuro de la educación desde la idea de que las maestras/os son los únicos encargados de impartirla o desde una visión en la cual la “función docente” se descompone en tareas diferenciadas (enseñar a leer, proteger, acompañar en la vida) a cargo de una variedad de actores individuales y colectivos? ¿Analizamos el futuro de la educación partiendo de que lo único importante son los aprendizajes cognitivos individuales (como llevamos varias décadas haciendo) o partimos de una visión más colectiva en la que lo prioritario en educación es la capacidad de una sociedad para transmitirle a las siguientes generaciones el acervo de conocimientos, habilidades y valores compartidos que requiere esa sociedad para sobrevivir en el tiempo?

Nos toca a los que nos dedicamos profesionalmente a “pensar”, hacernos todas estas y otras muchas preguntas. Especialmente ahora, en estos tiempos de pandemia tan corrosivos de las certezas de antes, tan desafiantes, y tan abridores de nuevas posibilidades.

Fuente: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/blanca-heredia/el-futuro-de-la-educacion-desde-donde-pensarlo  –

Imagen: https://pixabay.com/

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La masacre de San Mateo del Mar

Por: Luis Hernández Navarro

Ofensiva de los poderes fácticos regionales

San Mateo del Mar está de luto. El pasado domingo 21 de junio, un grupo criminal segó la vida de 17 habitantes, incluidas dos mujeres, reunidos en la agencia municipal de Huazantlán del Río para efectuar una asamblea. Los matones encapuchados los emboscaron a la altura de la colonia Reforma, usando machetes, gasolina, palos, piedras y armas de fuego. No contentos con la agresión, calcinaron a varias de sus víctimas. Pese a que la gente llamó a la Guardia Nacional y ésta llegó, se retiró cuando comenzó el ataque.

No es la primera arremetida violenta que los defensores de la asamblea sufren. Apenas el 3 de mayo fue asesinado Filemón Villalobos, agente municipal suplente de Huazantlán, sin que el crimen fuera esclarecido ni se haya hecho justicia.

San Mateo del Mar es un municipio ikoot (huave) de alta marginación, en que viven 15 mil habitantes (6 mil de ellos en la cabecera municipal), rodeado de lagunas y mares. Está ubicado en una estrecha barra que separa la Laguna Inferior del Golfo de Tehuantepec, con un solo camino de terracería como vía de comunicación. Entre octubre y marzo fuertes vientos azotan la región en todo el municipio. La mayoría de su población se dedica a la pesca (https://bit.ly/31oPLfW).

El municipio ha sufrido conflictos agrarios desde hace más de 60 años. A lo largo de la década anterior se acentuaron. Grandes compañías eólicas pretenden adueñarse de ese territorio. A diferencia de otras comunidades, en 2008 San Mateo rechazó la instalación de aerogeneradores, que individualizan la posesión de la tierra. Se opuso a la entrada del megaproyecto eólico Preneal. Y, junto a San Dionisio, impulsó la expulsión de Mareña Renovables, que pretendía instalar más de 100 molinos eólicos en la ecológicamente frágil Barra de Santa Teresa, territorio sagrado ikoot (https://bit.ly/31o1yva.

Desde 2017 San Mateo padece un conflicto político electoral que amenaza su sistema normativo interno. El núcleo de pobladores que encabeza la resistencia caracteriza la agresión que sufren como una guerra contra el pueblo y su máximo órgano de toma de decisiones, la asamblea de la cabecera y las agencias municipales, presidida por sus autoridades tradicionales cívico-religiosas.

Hasta ese año, se elegía a las autoridades municipales por rotación, de acuerdo con la división territorial del pueblo y sus agencias. Sin embargo, a partir de entonces, como resultado de la presión de un ciudadano que demandó su derecho a ser elegido autoridad a pesar de no haber servido en el sistema de cargos, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (Ieepco) ordenó realizar comicios por planillas. Con apoyo empresarial se impuso un candidato por medio de un enorme fraude electoral contra la asamblea, comprando votos. Sin embargo, el presidente municipal espurio no pudo portar el bastón de mando, ni despachar en la alcaldía, aunque dispuso de las partidas presupuestales.

En 2019, los poderes fácticos encabezados por el empresario Jorge Leoncio Arroyo Rodríguez, repitieron el fraude. Ya en la administración se despacharon en grande con los contratos de obra pública y la administración de fondos municipales. Al igual que su antecesor, Bernardino Ponce, el nuevo alcalde, tampoco puede atender las responsabilidades de su cargo en el palacio municipal.

Según denuncian víctimas de la agresión, entre otros, forman parte del grupo de poder embarcado en la guerra contra la asamblea, el constructor Camerino Dávalos, Sofía Castro Ríos. Anabel Sánchez Hernández, Emanuel Bustillo (comandante del Frente Único de Agencias) y Roberto Rueda Velázquez.

Adicionalmente, la delincuencia organizada ha sentado sus reales en algunas agencias municipales. Comenzaron sus actividades con el robo de cable de cobre del tendido de alta tensión, en Santa Cruz. Los malosos locales son una isla de un archipiélago criminal más amplio, que se estableció y expandió en Juchitán y Salina Cruz con la llegada de Gabino Cué a la gubernatura de Oaxaca. Drogas, secuestros, piratería, tráfico de migrantes, extorsión son algunos de los negocios a los que se dedican.

El 23 de junio, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un diagnóstico sobre el origen de la masacre. “Es –dijo– una confrontación por el gobierno municipal, por un lado son pobladores de la cabecera municipal y pobladores de comunidades. Suele pasar que en los ayuntamientos cuando hay elecciones y queda de presidente municipal alguien de la cabecera municipal, hay el malestar de las comunidades porque se sostiene que lo que llega de apoyo en obras o presupuesto sólo se aplica en la cabecera y no se distribuye en las agencias.”

Sin embargo, en este caso la naturaleza del conflicto es diferente. Los agredidos, además de pertenecer a la cabecera municipal, representan también a otras agencias. La matanza es parte de la ofensiva de los poderes fácticos regionales, funcionales a la industria eólica, para desmantelar o debilitar a los núcleos organizados que se oponen a los megaproyectos y articulan la defensa de su territorio, sus recursos naturales y su cosmovisión, y que han avanzado en una alianza con su vecina Santa María. El asunto se agrava por la construcción del corredor interoceánico.

La masacre de San Mateo del Mar no debe quedar impune. Urge brindar medidas cautelares a la comunidad. El duelo mareño debe encontrar verdad, justicia y reparación del daño.

Fuente: https://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/la-masacre-de-san-mateo

Imagen: https://pixabay.com/

 

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