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Rafael Correa en la Universidad Nacional

Por: Ignacio Mantilla

La semana pasada celebramos, con múltiples actividades académicas, deportivas y culturales, el cumpleaños 150 de la Universidad Nacional. Uno de los eventos más concurridos fue la conferencia “La universidad latinoamericana: visión y logros”, a cargo del expresidente de Ecuador, Rafael Correa. En efecto, hubo lleno total en el auditorio León de Greiff y en la plaza central de la Ciudad Universitaria para oír al exmandatario.

Pero, más allá de la impresionante expectativa y acogida por parte de la comunidad universitaria, sus ideas y pensamiento heterodoxo han sido durante esta semana foco de discusión en el centro educativo.

A lo largo de su intervención, el expresidente Correa socializó las transformaciones que el sistema educativo ecuatoriano vivió durante sus años en la Presidencia. “Entre 2007 y 2016 asignamos US$14.000 millones a la educación superior, pasando esta asignación del 0,7 % del PIB en el 2006 al 2,16 % en el 2015”. Con la Ley Orgánica de Educación Superior, Correa metió en cintura a las universidades de pésima calidad: “La gran mayoría eran universidades privadas sin fines de lucro, aunque demasiadas resultaron ser de lucro sin fin”.

El exmandatario habló de la creación de cinco nuevas universidades para el desarrollo científico, como Yachay Tech, Uniartes y la Universidad Nacional de Educación (UNAE), centros educativos que buscan liderar la innovación y servir de rectoras de la educación superior en el vecino país.

Para tratar el caso general de la universidad latinoamericana, Correa centró su intervención en la excelencia académica, el desarrollo científico, la educación técnica y la investigación.

Me gustaría compartir con los lectores algunas de sus más importantes ideas con relación a la educación superior, expuestas en este evento.

La primera tesis que vale la pena analizar con atención es la valoración especial del mundo académico como un espacio que potencia no sólo la formación ilustrada sino la sensibilidad social: “En la academia ustedes encuentran lo mejor del ser humano”, señaló el expresidente Correa. Sin duda una idea valiosa. El campo académico no es un paraíso libre de conflictos, como lo ilustró el sociólogo de la educación, Pierre Bourdieu. El Homo academicus no es beato. Pero el estudiante universitario y el docente, en relación constante con sus pares, están profundamente permeados por los valores promovidos por los centros educativos, en nuestro caso, la rectitud, la empatía y la solidaridad. Valores apreciados en un mundo en donde prima la búsqueda del bienestar individual sobre el colectivo. Bien lo decía Aristóteles: “Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar a la felicidad en la vida”.

La segunda tesis del economista está relacionada con las consecuencias de una débil producción en los campos de la ciencia y la tecnología en los planos industrial, comercial y político: “Los países que no generemos esos conocimientos seremos más ignorantes en términos relativos y más dependientes de lo que producen otros”, enfatizaba Correa, quien se declaró un convencido del papel transformador de la ciencia y la tecnología para garantizar las diferentes formas de vida y alcanzar el buen vivir. En este sentido, Correa le encomienda a la universidad un papel estratégico, conectando el desarrollo tecnológico con un mejor lugar en el mercado mundial para poder salir de la dependencia económica, del consumo de servicios, conocimiento u otros activos que la nación no produzca.

La tercera tesis de Correa es que una cultura de la excelencia permea todos los espacios de la vida social. Al respecto señalaba: “Los países más exitosos son aquellos en los que desde el más sencillo lustrabotas hasta el presidente de la República hacen las cosas extraordinariamente bien”.

Llevando esta tesis al escenario académico, el economista ecuatoriano lanza una sentencia clave con la que me identifico y que comparto plenamente: “La mejor manera de contribuir al desarrollo es la excelencia académica”.

Al terminar su intervención magistral, una serie de preguntas provenientes del público hizo que el exmandatario movilizara las pasiones de los asistentes al expresar puntualmente sus opiniones.

La corrupción, el avance tecnológico y cómo lograr la equidad por medio de la educación fueron los tópicos centrales sobre los cuales trataron las preguntas. Una en especial despertó la atención de muchos de los asistentes: ¿cuál es la importancia del gobierno universitario para responder a las verdaderas necesidades de la universidad y para fortalecer la autonomía? “Hay que tener un cogobierno responsable. Pero, ¡cuidado!, muchas veces somos los campeones mundiales de un democratismo intrascendente”, dijo Correa, quien afirmó conocer muy bien el sistema de gobierno universitario desde cuando fue dirigente estudiantil. Señala que no se puede someter todo el tiempo a consulta la designación de los directivos de alto nivel y hasta de los directores de departamento.

Para desarrollar sus afirmaciones, Correa abordó el caso regional y cuestionó la manera como es entendida la democracia en una perspectiva rutinaria y formal. “La democracia no se reduce a las elecciones, y hay sectores donde el que más sabe debe tomar las decisiones. Y debe haber jerarquía, por supuesto, debe haber cogobierno, escuchar las necesidades estudiantiles, a los trabajadores, pero las decisiones académicas las deben tomar los académicos”. El público asistente aplaudió la intervención.

Sin duda, la conferencia del expresidente de Ecuador, Rafael Correa fue un evento pensado para generar debate y opinión. Se puede estar de acuerdo o no con el exmandatario, pero la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, siempre será escenario para escuchar y debatir con los principales personajes protagonistas de la ciencia, la política y la cultura a nivel mundial. Por sus instalaciones han pasado cientos de personajes, entre los que podríamos traer a colación a Jean-Francois Lyotard, Noam Chomsky, David Harvey o el premio nobel de física William D. Phillips, entre muchos otros científicos y pensadores planetarios.

Me quedo con una frase de Correa: “No me hablen de competencia hasta que todos tengamos las mismas oportunidades”.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/rafael-correa-en-la-universidad-nacional-columna-715753

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Colombianos marchan en rechazo a la privatización de la educación

Colombia/05 octubre 2017/Fuente: Telesur

Los universitarios rechazaron las medidas gubernamentales que pretenden agravar la situación de desfinanciamiento de las universidades públicas.

Estudiantes colombianos de al menos 70 instituciones de educación superior se movilizaron en diferentes ciudades del país suramericano para exigir recursos y freno a la privatización de la educación pública.

La movilización se da después de que el rector de la Universidad Pedagógica de Colombia, Adolfo León Atehortúa, enviara recientemente un contundente mensaje: «Invito a las universidades estatales a movilizarse contra el Gobierno Nacional, por la forma como están sufriendo la instituciones de educación superior pública con el actual modelo de financiamiento».

Estudiantes colombianos de nuevo en las calles exigiendo recursos y freno a la privatización de la Educación Pública.

Los universitarios salieron a las calles para demostrar que están contra las medidas gubernamentales que pretenden agravar la situación de desfinanciamiento de las universidades públicas.

De acuerdo a medios locales, cada año el Gobierno de Colombia recorta el presupuesto de la educación, esto incrementa la crisis y el detrimento de la infraestructura.

Esta situación contrasta con la inyección presupuestal a programas como el Icetex, que ofrece créditos estudiantiles para universidades privadas, y Ser Pilo Paga, que ofrece financiación de programas estudiantiles para un grupo selecto de estudiantes que suelen escoger las universidades privadas más costosas.

Por ello, cada universidad del país se manifestó contra estos programas que solo benefician a las universidades de élite del país y dejan sin recursos a las instituciones públicas.

Esta serie de decisiones políticas ha hecho que los estudiantes se organicen en contra de las medidas propuestas por el Ministerio de Educación Nacional (MEN) que pretende para 2018 invertir cerca de un billón de pesos en el programa Ser Pilo Paga.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/Colombianos-marchan-en-defensa-de-la-educacion-publica-20171004-0055.html

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Educar para la regulación emocional; nuevos aspectos en la educación tradicional

04 de octubre de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com

Por: Andrés Manrique León

Existen diferentes organizaciones  que presta servicios de educación durante la preparación  que antecede a la presentación de  los diferentes exámenes que se aplican en el territorio colombiano para el ingreso a las universidades públicas y privadas o por ejemplo las pruebas Saber 11. Su  principal objetivo es contribuir a que un mayor número de jóvenes que participan en estas logren acceder a la formación universitaria, y desde allí, atender a las diversas problemáticas que demanda el país a los profesionales de todas las áreas del conocimiento.

Sin embargo, pese a los esfuerzos realizados en el marco de las actividades desarrolladas a fortalecer competencias académicas, es posible identificar falencias en una aproximación integral que además de conocimientos en dominios específicos(ciencias, matemáticas, lenguaje) necesarios para atender a los exámenes de clasificación a la educación superior, facilite los procesos de socialización, control emocional, adaptación, crecimiento personal e intelectual de las personas, como parte de la preparación para su desempeño en sociedad. Dado que la incidencia de estas variables en el desempeño académico ha sido documentada (Fernández-Castillo, 2009; Álvarez, Aguilar & Lorenzo, 2012), surge la necesidad de ser atendidas dentro de un proceso de  formación que se pretende sea integral.

Siendo así es necesario implementar proyectos que brinden una serie de espacios  dirigidos al fortalecimiento de las habilidades interpersonales necesarias tanto en la vida cotidiana como en los claustros de conocimiento superior. Estas actividades deberían estar enfocadas en la adquisición de estrategias que permitan una adecuada regulación emocional.

En ese sentido  las iniciativas resultan relevantes porque surge de la necesidad de que los participantes sean conscientes de la importancia que la inteligencia emocional tiene en el desarrollo y la adquisición de una personalidad equilibrada. Es necesario contemplar a los jóvenes de forma completa (intelectual, físico, emocional y social). Expresar y manejar adecuadamente las emociones en estos jóvenes, permite que estos vayan incorporando recursos que poco a poco pueden generalizar a las situaciones de su vida cotidiana, como es el caso de las pruebas de alto impacto[1]. Una persona con inteligencia emocional posee confianza en sus capacidades; crea y mantiene relaciones satisfactorias, comunicando lo que necesita, piensa y siente, así como teniendo en cuenta los sentimientos de los otros; está motivado para explorar, afrontar desafíos y aprender; posee una autoestima alta; tiene recursos para la solución de conflictos, etc. Lo que influye de forma positiva en todas las áreas de su vida.

Por lo tanto, estas iniciativas resultan de interés dado que la Inteligencia Emocional no es algo con lo que nacemos y venimos de cuna, sino que se desarrolla, se integra y se entrena por medio de las experiencias adquiridas durante la infancia y la adolescencia, aunque, también, puede mejorarse y fortalecerse durante la vida adulta, resulta curioso que en la educación media actual, no se presenta con mucha intensidad espacios académicos no formales para vincular a los estudiantes con este tipo de temáticas, además teniendo como referente que un adecuado manejo de las emociones pueden influir positivamente en la capacidad reflexiva, el sostenimiento de la atención, la flexibilidad cognitiva, etc. en definitiva, en el rendimiento escolar, por otro lado, el progresivo conocimiento de las emociones les ayudará a adquirir la capacidad de poder regular la manifestación de la emoción y/o modificar un estado anímico.

Finalmente es necesario implementar en las organizaciones, instituciones o espacio de formación en educación, nuevas metodologías que pueda ayudar a un desarrollo más integral y que pueda dar igual importancia tanto a las matemáticas como a las emociones, partiendo desde la educación primaria hasta llegar a la educación básica y media, de esta manera  niños, niñas y jóvenes atenderán de una manera más acertada a los nuevos retos que afronta y demanda  la sociedad.


Álvarez, J., Aguilar, J. M., & Lorenzo, J. J. (2012). La Ansiedad ante los Exámenes en Estudiantes Universitarios: Relaciones con variables personales y académicas. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 10(26), 333-354.

Fernández-Castillo, A. (2009). Ansiedad durante pruebas de evaluación académica: influencia de la cantidad de sueño y la agresividad. Salud mental, 32(6), 479-486.


[1]  Un examen de alto impacto es aquel cuyo resultado es empleado para tomar decisiones importantes que conllevan consecuencias positivas o negativas en quienes los sustentan. A diferencia de los exámenes a gran escala, los de alto impacto pueden o no ser administrados a grandes poblaciones.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/andres-manrique-educar-para-la-regulacion-emocional-nuevos-aspectos-en-la-educacion-tradicional/

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Colombia: Educación y competitividad

Por: Pedro Medellín Torres

Un estudio reciente del Foro Económico Mundial concluye que más del sesenta por ciento de los niños que están hoy en el sistema educativo trabajarán en oficios y profesiones que aún no se han creado. Algunos autores consideran que la tecnología va a desplazar al docente y otros – inclusive- se atreven a firmar que muchas universidades van a desaparecer…

Nos preguntamos: ¿cuál y cómo será la educación del futuro?, ¿cuál debe ser la política educativa con miras a ese futuro, en un país con las características de Colombia?
Las nuevas tecnologías han cambiado todo: la escuela, las universidades, el mundo laboral, la política, la cultura, etc. Estos cambios también se han sentido y mucho en los sistemas educativos, al punto que hay quienes dicen que la gente puede aprender sola, a través de todos estos dispositivos: celulares, computadores, tabletas.

Lo cierto es que la educación es un factor fundamental en el desarrollo de cualquier país y que lo que se haga o deje de hacer será determinante en la competitividad de los mismos.
En el caso de Colombia, hay que reconocer que hemos avanzado mucho en las últimas décadas en materia de educación. Tanto en el gobierno del Presidente Uribe, como en el actual, se progresó en materia de cobertura, principalmente. No obstante, nos falta mucho por avanzar en materia de calidad, educación para el trabajo y formación de capital humano.

Un estudio reciente de la firma Mckinsey sobre las famosas pruebas PISA, que se aplicaron a 540.000 estudiantes en 72 países, en las áreas de matemáticas, ciencia, lectura y solución de problemas, ratifica el rezago de América Latina. No tenemos ninguna escuela en el rango de excelente, tampoco ningún alumno; tenemos muy poco porcentaje en el rango de muy bueno, bueno o aceptable y la gran mayoría, cerca del ochenta y el setenta por ciento, respectivamente, de nuestras escuelas y alumnos se ubican en el la situación de rendimiento pobre. La situación es dramática.

En el caso de Colombia hay mejoras en las últimas pruebas. Pero estas son muy pocas. El país tiene que hacer un inmenso esfuerzo por mejorar la calidad de su sistema educativo a todo nivel, desde la pequeña infancia hasta la educación superior; pero –fundamentalmente- en la primaria y el bachillerato. Son cambios a mediano plazo, para poder obtener avances significativos en la calidad de su educación superior.

Por supuesto que el aumento de la inversión pública y privada influye; lo que se haga en tecnología aporta mucho, sin que esta vaya a desplazar al docente. Por el contrario, la calificación de los docentes es factor fundamental en mejorar la calidad. Igualmente, lo que se haga por aumentar el tiempo efectivo de estudio: la jornada única, revisar el tema de los lunes festivos y el tiempo real que los muchachos estudian, en las aulas y fuera de ellas. El bilingüismo es capítulo aparte, aquí también hay un rezago monumental.

Por supuesto, es clave el tema de la ética, los principios y los valores. El sistema educativo en su conjunto tiene un compromiso titánico por formar un nuevo colombiano, ciudadano responsable, transparente y solidario, que rechace la corrupción y el camino del enriquecimiento fácil.

Los retos en la educación vinculan a la sociedad en su conjunto: a los empresarios, a las familias, a los docentes, etc. Sin cambios rápidos y sustanciales en materia de educación el país no logrará ser más competitivo y transparente, para superar ese cáncer de la corrupción que nos carcome.

Fuente: http://elpilon.com.co/educacion-y-competitividad/

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Colombia: Educación, un reto para transformar.

América del Sur/Colombia/03.10.2017/Autor y Fuentes:https://www.elespectador.com/

Marcela Junguito, rectora del colegio, es doctora en Literatura latinoamericana de la Universidad de Stanford. Rescata la importancia de la educación para formar mujeres líderes en una sociedad que aún no les da el lugar que merecen.

¿Considera importante mantener la educación solo para mujeres?

Es un asunto de filosofía. Un colegio que enseña solamente a mujeres es más que una institución que no recibe hombres Tiene una filosofía y una pedagogía sobre la educación de las mujeres que justifica ese modelo.

¿Cree que hay diferencias entre las educaciones femenina, masculina y mixta?

Claro que las hay, pero lo importante es la intención. Un colegio puede ser magnífico y hacer un gran trabajo en cualquiera de esos escenarios. Nuestro enfoque e interés es educar mujeres desde unos estándares altos de calidad y una perspectiva de empoderamiento y liderazgo. Eso podría hacerlo una institución mixta si se lo propone.

¿Por qué se proponen formar mujeres líderes?

Las necesitamos. Todavía en este país no ha llegado la era de las mujeres en el sentido de igualdad de oportunidades, derechos, recursos y posibilidades de ascenso en el campo laboral. Todavía estamos quedados en ese sentido y mientras siga existiendo esa brecha, creo que hay una necesidad importante de apuntarle a cerrarla.

¿Qué hace falta para que llegue esa era de las mujeres?

Mujeres más empoderadas, tranquilas con sus decisiones y con mayor libertad de elegir qué hacer con su vida. Que tengan una variedad de posibilidades profesionales, académicas, laborales más amplia y que la sientan como una realidad. Que se arriesguen a estudiar lo que quieran, lo que les apasione, sin quedarse en la seguridad de una carrera tradicional. Hay mucho escepticismo en la sociedad sobre el liderazgo de las mujeres.

¿A qué se debe ese escepticismo?

Se trata de la historia del país. El liderazgo y el poder los han tenido principalmente los hombres. Somos una sociedad muy temerosa de lo desconocido. Culturalmente, el liderazgo se ha asociado con rasgos masculinos, y eso no le da muchas posibilidades a la mujer de asumirlo desde quien es.

¿Cómo se ha transformado la forma de educar?

Radicalmente, y eso es muy positivo. Pasamos de un modelo tradicional de enseñanza, donde el maestro es dueño del conocimiento y los estudiantes son pasivos para recibirlo, entenderlo y replicarlo, a darle la vuelta a ese sistema. Ahora el maestro es un facilitador, moderador, guía e inspirador, un ser humano que no lo sabe todo y también se equivoca.

¿Cree que la educación se sigue transformando?

Sí y tiene que seguir en ese proceso. Debe anticiparse a los cambios que la sociedad necesita.

¿Qué cambios falta por hacer en la educación?

En el ámbito nacional nos falta una mirada cercana a las mujeres, sobre cómo aprenden y para qué las estamos preparando. Falta formar en temas ambientales, aunque está más presente en las agendas pedagógicas, sigue estando en el papel. Estamos formando una generación mejor, pero es necesario darles más fuerza a esas iniciativas.

¿Hay que rescatar algo de cómo se educaba antes?

Lo único sería la relación más familiar entre los padres y los colegios. Hace falta retomar la cercanía y la calidez humana.

¿Es difícil educar en el escenario que tenemos hoy?

Claro que lo es, porque la educación finalmente es una apuesta por el ciudadano o la ciudadana del futuro. Eso implica una mirada crítica. En la educación no hay permiso para anquilosarse, uno no puede volverse en contra de la juventud. Si te desespera un niño o un adolescente, no estás hecho para enseñar. También hay que ser tecnológicamente hábil.

Fuente:https://www.elespectador.com/entretenimiento/un-chat-con/educacion-un-reto-para-transformar-articulo-715700

Imagen:https://www.elespectador.com/sites/default/files/30sept_chat_Drupal%20Main%20Image.var_1506720160.jpg

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En pro de la calidad educativa.

Colombia tiene como meta ser el país más educado de América Latina en el 2025.

Por: Rosario Córdoba Garcés.

Colombia tiene como meta ser el país más educado de América Latina en el 2025. Para lograrlo, el Gobierno incluyó a la educación como uno de sus tres pilares prioritarios para el cuatrienio, junto con la paz y la equidad. Lo anterior está en línea con la importancia presupuestal que el sector ha ido ganando en los últimos años. Desde el 2010, se han incrementado en cerca del 27 por por ciento, en términos reales ,las apropiaciones presupuestales destinadas a educación. Para el 2017 este era el rubro con mayor asignación de recursos, 33 billones de pesos, superando a Defensa.

Esto ha permitido tener logros destacados en aspectos relacionados con el acceso, la cobertura, la pertinencia y la calidad de la educación, en todos sus niveles. No obstante, persisten retos enormes que impiden tener avances más contundentes. Uno de ellos, quizás el más relevante, está asociado con la calidad de los docentes.

Estrategias como incentivar el ingreso de mejor capital humano a la profesión docente, ya que quienes se deciden por esta no son los de mejor desempeño en pruebas estandarizadas; contar con una evaluación que cobije a toda la planta de educadores del país; continuar mejorando la calidad de programas de formación, como ‘Todos a Aprender’ y ‘Becas para la Excelencia Docente’, y nombrar profesores de planta a través de convocatorias oficiales y la aprobación de un examen de ingreso son un requisito sine qua non para tener una educación de mejor calidad. Afortunadamente, el Gobierno ha hecho esfuerzos para avanzar en medidas como las mencionadas. Por eso, sorprende que el pasado 15 de septiembre el Ministerio de Educación haya derogado en su totalidad la Resolución 2041/2016, reemplazándola por la Resolución 18583/2017.

La Resolución 2041 establecía unas características específicas de calidad de los programas de licenciatura para la obtención, renovación o modificación del registro calificado, en las cuales se definían unos conocimientos y competencias mínimas que debían ser desarrolladas por los aspirantes a educadores a lo largo de su proceso formativo. La nueva resolución establece que, en el marco de la autonomía universitaria, cada institución podrá determinar libremente las competencias o conocimientos que deben desarrollar los aspirantes a docentes. Es lo mismo que históricamente han hecho, y que ha llevado a que no se ajusten con los lineamientos y estándares del Ministerio para la carrera docente, explicando, en parte el bajo desempeño de los maestros.

Lo insólito es que esto va en contravía de lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo vigente, en el cual se advertía que el Ministerio debía establecer unos parámetros mínimos de calidad para las licenciaturas, así como la acreditación obligatoria de todos los programas de este tipo del país. En este último aspecto tampoco hay avances.

La autonomía universitaria ha posibilitado que algunas instituciones garanticen efectivamente los más altos estándares de excelencia y, por tanto, no debe utilizarse como argumento para bloquear propuestas que contribuyen a mejorar decididamente la educación. La calidad de la educación es fundamental para la competitividad. Una mejor educación contribuye a la disminución del desempleo y la informalidad, y posibilita una mayor remuneración de los factores productivos del país, lo que se refleja en el bienestar de su población y en el crecimiento de la productividad y de la economía. Medidas como las planteadas por la Resolución 18583, se constituyen en una barrera para lograrlo.

Fuente: http://www.portafolio.co/opinion/rosario-cordoba-garces/en-pro-de-la-calidad-educativa-510002

Imagen: http://1.bp.blogspot.com/-dSAM2JHdk1Q/VV5lW3e479I/AAAAAAAAALw/y8p2mpBXv6Q/s1600/calidad-educativa-2.jpg

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Exclusión incluyente.

Mientras la educación sea una mercancía, los avances en escolaridad no nos harán mejores personas.

Por: Oscar Sánchez.

Pablo Gentili introdujo este concepto, que parece un oxímoron, para describir el proceso de escolarización en América Latina en los últimos cincuenta años, en el que se ha expandido notablemente el acceso de las masas recién urbanizadas (y por lo tanto, del grueso de la población) a la matrícula del ciclo básico en instituciones educativas precarias.

Es un proceso incluyente, pues sería necio negar el valor de esa presencia de los chicos en la escuela. Para entender la importancia del acceso y la permanencia que se han logrado en las ciudades de Colombia, solo hay que compararlas con el mundo rural disperso, donde la mitad de la población se queda por fuera de la secundaria y solo una cuarta parte llega a ser bachiller. Las condiciones de la población en ambos mundos son muy diferentes.

Pero en las ciudades, aun con el aumento de la cobertura, hay exclusión. No se puede llamar de otra forma a la desigualdad aberrante con la cual se ha hecho la expansión: mientras las clases medias pagan una educación con buenas condiciones, los pobres, con excepciones que confirman la regla, se quedan con el bagazo. Frente a ese hecho hay tres enfoques.

Uno que podemos llamar cínico, niega la exclusión y afirma que simplemente estamos haciendo lo que se puede. Que la desigualdad educativa es una condición temporal y que por el camino que llevamos llegaremos a la educación buena para todos, cada quien en su propia realidad. Y que cualquier esfuerzo adicional atentaría contra la sostenibilidad fiscal y la iniciativa privada. Es común escucharlo, expresado con crudeza, en boca de funcionarios a cargo de las finanzas públicas, y camuflado con eufemismos, en boca de buena parte de quienes manejan la educación.

Un segundo enfoque, que es el que venimos poniendo en práctica algunos convencidos del poder de la razón emancipadora y el empoderamiento popular, es el del desarrollo de las capacidades humanas. Este consiste en buscar gobernantes dispuestos a alimentar altas expectativas y apoyar con ingentes recursos públicos a los educadores y comunidades ejemplares en escuelas pobres, para cerrar brechas dando más al que tiene menos, sin forzar a los poderosos a una igualdad impuesta. Hemos apostado por formar a una nueva generación que entienda que la inclusión tiene que ser plena y que la buena educación, como el empleo decente, la salud preventiva y la seguridad ciudadana son derechos y no pueden ser desiguales, o dejan de serlo.

¿Seremos ingenuos quienes atribuimos a la educación en sí misma la capacidad de transformar el sistema ofreciendo a los débiles un lugar en el mundo?

Gentili, que ha sido dirigente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, de Flacso y del Foro Mundial de Educación, propone un tercer enfoque que profundiza el anterior. Afirma que la inserción institucional, si bien es un avance, está muy lejos de marcar el camino del goce efectivo de los derechos y las relaciones humanas igualitarias que constituyen las bases de una sociedad democrática sustantiva. Lo que este autor llama ‘universalización sin derechos’ va más allá de la idea hoy aceptada en el mundo de que no basta con el acceso y hay que apostar a la calidad.

Gentili introduce tres reflexiones: i) existen la pobreza y la desigualdad educativas, aunque haya mayor acceso a la escuela, porque la universalización de la matrícula no cambia las estructuras sociales; ii) una educación con igualdad formal ante la ley y brutal desigualdad frente al mercado da como resultado un sistema segregado, en el que la educación no es un bien común, sino uno excluyente y, por lo tanto, no es pública, aunque se haya aumentado la oferta oficial, y iii) se ha impuesto recientemente una tendencia economicista que hace ver la educación predominantemente como un factor de producción, y se ha perdido su sentido como base de la humanización planetaria, planteado en las declaraciones de derechos humanos de hace 70 años.

En algo estamos de acuerdo con Gentili: mientras la educación sea una mercancía más, la formación integral de calidad sea un privilegio y prime el fin de educarse para ganarse la vida, antes que para construirse una vida, los avances en escolaridad no nos harán mejores personas ni nos llevarán a la justicia social.

Me queda la inquietud: ¿seremos ingenuos quienes atribuimos a la educación en sí misma la capacidad de transformar el sistema ofreciendo a los débiles un lugar en el mundo? ¿El cambio de las estructuras políticas, económicas y culturales es una condición para tener un derecho efectivo a la buena educación, o cambiando las mentes con un mayor esfuerzo político y pedagógico dentro del sistema actual podemos hacer que cambien esas estructuras?

Fuente:  http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/exclusion-incluyente-discriminacion-educativa-135392

Imagen: http://elsalvadortrespuntocero.com/wp-content/uploads/2015/06/chica.jpg

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