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Venezuela: Reducción de calendario académico perjudica educación de niños y adolescentes

Venezuela / www.giariodelosandes.com / 14 de Junio de 2017

Desde el Colegio de Profesores  esperan que se cumpla con los aumentos salariales que se han prometido

Como una medida que perjudica directamente a los estudiantes  de nivel inicial, primaria y bachillerato, calificó Pedro Guillén, secretario de Organización del Colegio de Profesores del Táchira, el anuncio de la reducción del calendario escolar realizado vía correo electrónico por parte del Ministerio de Educación, en donde pese a que no se ha cumplido con la cantidad de horas estipuladas para cerrar el año, se obliga a que se termine el ciclo educativo el próximo 21 de julio.

Los niños y adolescentes en edad escolar solo podrían permanecer en las aulas de clases hasta el próximo 16 de junio, tiempo en el que debe cerrarse el tercer lapso educativo.

Aseguró que ante la cantidad de protestas que se han vivido en el país no se ha logrado cumplir con el cronograma establecido, por lo que el contenido no está dado para que se cierre el año.

Guillén recordó además que hasta hace poco se estaba hablando de un peligro en perder este año educativo 2016-2017 y ahora sorpresivamente el Ministerio decide acortar los lapsos.

Considera que esta medida es apresurada y solamente busca evadir los problemas que se presentan en cuanto a la falta del Sistema de Alimentación Escolar, la infraestructura de los planteles educativos, y deudas con los docentes.

 “Quieren ocultar la situación crítica que vive el sistema educativo en el país, en infraestructura en donde tenemos instituciones cayéndose por las filtraciones; pero además, la situación crítica del Sistema de Alimentación Escolar que inclusive, ha sido usado para actos  de corrupción y hoy en día es pagado por los propios padres”, lamentó.

Hizo un llamado a los representantes y encargados del Ministerio de Educación y de la Zona Educativa Táchira para que sinceren la situación con respecto a la educación.

“Nosotros desde el Colegio de Profesores rechazamos lo que ha sido esta reducción del año escolar por parte del Ministerio de Educación y la circular que ya está siendo emitida desde la ZET a los liceos a lo largo y ancho del estado”.

Aumento es parte de la contratación

Por otra parte, Guillén aclaró que el anuncio del aumento del 15% en los salarios de docentes no es más que un acuerdo que está estipulado en la contratación colectiva que fue firmada.

“Esta contratación y cheque de goma, que ellos han incumplido y nosotros  pues quisiéramos saber si de verdad van a pagar ese 17% que nos quitaron en febrero y el 25% que nos quitaron el año pasado, que tan solo representan 8 mil bolívares en un salario empobrecido que hoy reciben los docentes”.

Fuente://www.diariodelosandes.com/index.php?r=site/noticiasecundaria&id=47740#sthash.n8Bh8uRj.dpuf

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Ciudadanías mermadas, mercado laboral y discriminación

Por: Arturo Borra

Demasiado a menudo los «discursos de la integración» en torno a inmigrados y refugiados pasan de puntillas por los obstáculos estructurales que se les plantean en el mercado laboral español a estos colectivos. Aunque existe una minoría de empresas (especialmente cooperativas y, de forma menos usual, Pymes) que están desarrollando políticas laborales inclusivas con respecto a estos grupos, resulta imprescindible identificar problemas persistentes al momento de lograr este objetivo. Categorías como «integración», «gestión de la diversidad», «buenas prácticas laborales», entre otras, resultan categorías problemáticas en tanto no seamos capaces de situarlas en un contexto sistémico que obstruye de forma sistemática su consecución.

Se trata, pues, de partir del contexto socioeconómico actual, marcado por regularidades empíricas que de forma tendencial marginan (cuando no excluyen) a una parte significativa de la población activa extranjera. A pesar de las declaraciones en sentido contrario, las prácticas empresariales dominantes ni siquiera contemplan dentro de la «gestión de la diversidad» la inclusión laboral de estos colectivos, como si lo “diverso” se restringiera a una cuestión de género o edad y, en el mejor de los casos, a una cuestión de discapacidad u orientación e identidad sexual. Por el contrario, cabe constatar que tanto las instituciones públicas como privadas se han desentendido ante esta otra ciudadanía mermada en derechos.

Si bien algunas de esas regularidades también afectan a personas trabajadoras autóctonas, hay información suficiente para saber que ciertas dinámicas discriminatorias afectan con especial intensidad a los colectivos inmigrados y refugiados. De ahí las siguientes constataciones, sin pretensiones exhaustivas.

1) Lo primero que hay que señalar es la existencia continuada de una economía sumergida que, además de los perjuicios económicos que supone para las arcas públicas, priva a más de 4.000.000 de personas trabajadoras de buena parte de sus derechos laborales, condenándolas a una precariedad que, de manera habitual, se transforma en una práctica de sobreexplotación laboral (o explotación severa). El empleo irregular implica millones de puestos de trabajo precarizados, de los cuales cientos de miles (que oscilan entre medio y un millón) están ocupados por personas inmigradas, no necesariamente en situación irregular, afectadas también por la «especialización por género» según la cual ciertos trabajos sólo podrían ser ejercidos por mujeres u hombres de forma excluyente.

Basta pensar solamente en muchas empleadas de hogar para dimensionar la magnitud de este problema. Según los escasos datos disponibles, esta es la situación de muchísimas trabajadoras inmigradas: empleo sumergido a cambio de salarios y condiciones laborales paupérrimas, en jornadas laborales que superan con creces las 9 horas estipuladas. Es evidente que este tipo de empleo –que con cierta frecuencia plantea un régimen de semi-esclavitud- forma parte del funcionamiento económico actual. Además de ejercer una presión salarial a la baja, impide que muchas personas trabajadoras extranjeras puedan mantener su situación regular en España y, en general, acceder a los diferentes servicios públicos en igualdad de condicionesi. Por si fuera poco, las personas inmigradas y desplazadas que se emplean en la economía sumergida ni siquiera pueden acceder a una pensión jubilatoria, pensar en la conciliación laboral o disponer de derechos laborales básicos, como vacaciones, pagas extra, horas de descanso, etc. Eso hace que este colectivo esté especialmente desprotegido ante situaciones abusivas. Apenas hace falta señalar que una situación semejante no favorece la «integración» en lo más mínimo, máxime cuando el desarrollo de una actividad laboral semejante supone a menudo conflictos con los trabajadores locales por considerarse “competencia desleal”. Para mayor escarnio, aquellas trabajadoras que logran acceder a un contrato de trabajo en el sector, son discriminadas institucionalmente, estando privadas del derecho a ser beneficiarias de las prestaciones por desempleo.

2) La segunda regularidad está ligada a la segregación ocupacional que afecta de manera inequívoca a la mayoría de las personas inmigradas o refugiadas. No es ninguna novedad señalar que aproximadamente el 80 % de estos colectivos trabaja en sectores de baja cualificación, con tasas de temporalidad y precariedad comparativamente más altas que las de la población local: 8 de cada 10 inmigrantes sigue trabajando en hostelería, industria, comercio minorista, servicio a personas, agricultura y pesca y construcción. Confinados en sectores económicos intensivos y con empleo de carácter estacional, la inestabilidad laboral se transforma en períodos de alternancia entre empleo y paro dificultando seriamente la consolidación de un proyecto migratorio satisfactorio. No es azar que la tasa de pobreza también afecte más a esta categoría de trabajadores. Si hace unas décadas la idea de “trabajador pobre” parecía un oxímoron, dada esta situación de empleo precario y salarios bajos, hoy día se conjugan de forma creciente, afectando a uno de cada tres trabajadores inmigrados, en un proceso social de etnificación de la pobreza que afecta, según la EAPN, al 63,9 % del total de la población extracomunitaria, a diferencia de la tasa AROPE de la población española que es del 25,5 en el mismo añoii. No hay “integración” sociolaboral satisfactoria si se trata desigualmente a los otros, si sólo se les reservan puestos laborales considerados indeseables o si se los emplea como mano de obra barata y precaria, acorde a una visión puramente instrumentalista de las migraciones. No es superfluo preguntar qué presencia tienen estos colectivos en nuestros espacios de trabajo (incluyendo el ámbito educativo) y qué posiciones laborales ocupan. Es fácil advertir que el lugar que socialmente se les asigna a estos otros es un lugar tendencialmente subalterno o subordinado, más allá de sus capacidades o competencias técnicas y sociales. Ante esta desigualdad de trato, es previsible que las barreras que dividen población local y población inmigrada no cesen de acentuarse.

3) De forma complementaria a esta segregación, en el contexto del mercado laboral se produce un fuerte desconocimiento de la formación y educación de origen (de forma similar a la experiencia laboral de origen, que tampoco suele reconocerse por falta de acreditación o por no reconocerse las acreditaciones de los países de origen). Siguiendo a Euroestat, los niveles educativos y formativos de la población inmigrada, contrariamente a los prejuicios dominantes, es porcentualmente semejante a la de la población local. Aunque a menudo suelen plantearse las desigualdades laborales como diferencias en las cualificaciones profesionales, un análisis comparativo de cualificación desmonta esta falacia. Si la sobrecualificación profesional en España es de por sí elevada, el fenómeno de la sobrecualificación se acentúa de forma notable entre los colectivos inmigrantes. A pesar de ello, a efectos laborales, una parte significativa de trabajadores inmigrados son considerados como mano de obra no cualificada, cuando no directamente analfabeta (incluso en los servicios públicos de empleo, cuando no han logrado homologar o convalidar sus estudios o acreditar sus competencias). Si bien una parte de la población inmigrada se embarca en el “laberinto burocrático” que suponen los procesos de homologación o convalidación de títulos (dados los tiempos prolongados para gestionarlos, las tasas que implican y las dificultades operativas que suponen), es previsible que una amplia mayoría de inmigrados sin estudios superiores desista de convalidar sus estudios en España, entre otras cuestiones, por no poder reunir toda la documentación requerida, incluyendo traducciones juradas, programas de estudios con especificación de horas, contenidos desarrollados en cada materia y promedio de estudios, todos debidamente apostillados por organismos internacionales. La consecuencia más manifiesta es que una parte muy significativa de la población o bien termina re-cualificándose en el país de destino según sus previsiones de inserción (sin garantías de éxito) o bien terminan accediendo a puestos de baja cualificación, reforzando la segregación ocupacional.

4) De forma complementaria a este confinamiento, la «tasa de desempleo» de inmigrantes supera en más del 7 % la tasa de paro de trabajadores nacionales, situándose en el primer trimestre de 2017 en el 25,46%, a diferencia de la tasa de paro de nacionales que es de 17,85%iii. A pesar de que la tasa de actividad en estos colectivos es porcentualmente mayor al de la población local, el desempleo se ensaña especialmente con estos grupos. Cabe preguntarse si, además de cuestiones idiomáticas, de convalidación de títulos o de acreditación profesional, no hay aquí un claro factor discriminatorio que opera bajo la forma de una desigualdad manifiesta en el acceso y permanencia en el mercado laboral. Hay indicios suficientes para responder afirmativamente: ¿por qué hay más parados extranjeros que nacionales si los niveles formativos son similares, aunque no siempre estén acreditados de forma oficial? ¿Se sigue considerando que los trabajadores nacionales deben tener preferencia en el acceso al empleo, contrariamente a la presunta igualdad de oportunidades? Y, finalmente, ¿qué políticas de empleo específicas se están desarrollando para corregir esta situación desigual?

5) De forma similar a lo que ocurre con otros grupos, el análisis sistemático y comparativo de las condiciones laborales de los inmigrantes extracomunitarios que logran acceder a un empleo arroja resultados de mínima preocupantes: tanto en términos salariales como en acceso a puestos jerárquicos dentro de empresas y otras organizaciones (incluyendo la administración pública, ONG y asociaciones), la desigualdad es notoria y relevante. Si por una parte la calidad desigual de los empleos a los que acceden respectivamente inmigrantes y locales es clara, por otra se repiten los fenómenos que ya conocemos con respecto a los colectivos de mujeres: techo de cristal, brechas salariales, falta de promoción interna o de movilidad ascendente y serias dificultades para la conciliación (especialmente, en el caso de mujeres inmigradas monoparentales). En cualquier sentido relevante, la “integración” supone no sólo la obtención de un empleo, sino garantizar su calidad y dignidad, en igualdad de condiciones. Basándonos en diferentes informes de “Inmigración y mercado de trabajo” elaborados por el SEPE, cabe constatar que las diferencias salariales entre españoles y extranjeros se mantiene. Ya en el informe de 2011 se señalaba la “discriminación” como uno de los factores de esta desigualdad. El informe es contundente: “La participación laboral de los extranjeros nacidos fuera de España sufre de sesgos terciarios y sesgos femeninos, concentraciones en puestos de trabajo de baja cualificación y mayor especialización en ramas y categorías laborales concretas”iv.

A estas regularidades socioeconómicas hay que introducir un elemento heterogéneo pero no menos importante: la permanente producción de estereotipos y prejuicios en torno a estos colectivos, comenzando por los discursos dominantes en los medios masivos de comunicación. Sería un error suponer que esos discursos que estigmatizan a los otros no incide en la discriminación laboral. Hay que seguir recordando que la xenofobia y el racismo aparecen como refugio no sólo de grupos de ultraderecha, sino también de una parte importante de la población, expuesta a situaciones de exclusión social y a la caída de su calidad de vida. Ello crea las condiciones ideológicas propicias para que los discursos xenófobos y racistas tengan mayor calado, incluso dentro del mercado laboral. No por azar escuchamos de forma frecuente que la inmigración es una “amenaza laboral”, cuando no una amenaza para la seguridad e incluso para la “identidad europea”. La extensión del racismo y la xenofobia exige un debate público pendiente, que constituye una deuda estructural de cualquier sociedad democrática. Nada señala que esta ofensiva discriminatoria (que incluye la islamofobia, el antisemitismo o el antigitanismo) que recorre Europa vaya a detenerse en los próximos años, como no sea con un giro no sólo de las políticas públicas predominantes sino también de los discursos mediáticos hegemónicos.

La resultante de estas regularidades es una fuerte segmentación al interior de las poblaciones inmigradas y refugiadas dentro del mercado laboral. Eso significa que incluso dentro de estos colectivos se construye una jerarquía entre diferentes categorías socio-económicas. Por un lado, se favorece la movilidad geográfica de inmigrantes con tarjeta azul (ejecutivos, universitarios, profesionales con alta cualificación) y, de manera más reciente, además de los inversores, a un tipo de inmigrante de una franja de ingresos elevada (como es el caso de los compradores de viviendas de 500000 € que adquieren permiso de residencia y trabajo de larga duración o de pensionistas europeos que se instalan en España como segunda residencia). Por otro lado, se multiplican las dificultades para el paso a flujos migratorios marcados no sólo por sus carencias económicas sino también por sufrir un importante rechazo cultural.

En síntesis, el mercado laboral se caracteriza por una fuerte selectividad de inmigrantes según su posición socioeconómica (o, si se prefiere, según su poder adquisitivo) y su identidad cultural, instaurando un patrón selectivo que plantea una relación de apertura ante elites profesionales y económicas en simultáneo a la restricción de derechos que padecen especialmente trabajadores manuales y personas en situación precaria procedentes del sur.

La discriminación laboral por razones de origen o etnia, en definitiva, se hace manifiesta de diversas formas: bajo la forma de una mayor precariedad y pobreza, segregación ocupacional y especialización por género, desigualdad salarial y contractual, tasa de paro más elevada, mayor temporalidad de los contratos, falta de promoción interna y asimetría en las oportunidades laborales, entre otras cuestiones. Es evidente que semejante trato desfavorable hacia los inmigrantes extracomunitarios obstruye seriamente cualquier «integración» que se diferencie realmente de la mera asimilación. Volviendo al Informe antes citado se señala: “Apenas existen estudios que hayan determinado con rigor la discriminación que sufren los trabajadores extranjeros en el mercado laboral, pero hay indicios claros de que tal discriminación existe. Por el momento, la discriminación no ha merecido una atención especial en el proceso de inserción laboral de la población inmigrada, porque la simple legalización de tal inserción ha sido prioritaria. Ahora, sin embargo, combatir la discriminación es ya asunto inaplazable y ello demanda, en primer lugar, cierto aprendizaje para detectarla y calibrarla. La lucha contra la discriminación requiere una vigilancia específica que comienza por el acceso al trabajo, asegurando que se cumple el principio de igualdad de oportunidades y sigue con las condiciones laborales y los procesos de promoción interna en las empresas. La discriminación en algunos casos puede ser burda, pero en otros es muy sutil, y es por ello por lo que no puede ser detectada ni corregida sin mecanismos específicos establecidos a tal efecto”v. Cito este informe de 2011 porque lamentablemente esta advertencia fundamental no ha sido retomada en los informes sucesivos y, lo que es peor, ni siquiera ha dado lugar a decisiones que corrijan estas graves falencias no sólo económicas sino también sociales. Varios años después, todavía estamos esperando que deje de aplazarse este “asunto inaplazable” en el que se juega la vida de millones de personas.

En cualquier caso, sigue siendo pertinente preguntar qué políticas y medidas se están implementando a nivel público para garantizar la inclusión institucional igualitaria de estos sujetos diversos, en función de sus perfiles competenciales y no de su procedencia étnica o cultural. Queda todavía por saber si en la próxima década España afrontará de forma más efectiva esta auténtica fractura en términos de derechos o si se limitará a disimularla bajo la alfombra del empleo precario y la marginación social.

Notas

i El empleo sumergido, además de privar del acceso a las prestaciones contributivas, conlleva a menudo la pérdida de los permisos de trabajo y residencia de miles de personas inmigradas, que necesitan trabajar al menos 6 meses por año para poder renovar su documentación según la actual Ley de Extranjería. La imposibilidad de cumplir con este requisito supone el tránsito hacia una situación irregular, así como la exclusión del sistema sanitario gratuito y, con ello, el deterioro de sus condiciones materiales de vida, la dificultad para asumir sus deudas y la urgencia de trabajar en cualquier condición laboral, lo que significa seguir trabajando en la economía sumergida en condiciones penosas.

ii Según el informe de la EAPN, la mayoría de la población inmigrante extracomunitaria en 2015 ya estaba afectado por al menos uno de los tres factores que integran el AROPE: desempleo, pobreza y privación material. Semejantes informaciones, en este sentido, reafirman que la crisis económica no ha afectado de forma similar a los diferentes colectivos sino que se ha ensañado con la población inmigrada. http://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/Informe_AROPE_2016_Resumen_Ejecutivo.pdf

iiiVer “Nota de prensa: Encuesta de población activa. Primer trimestre de 2017”, en http://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0117.pdf, p.5.

iv Carrasco Concepción y García Carlos (2011): “Inmigración y mercado de trabajo”, p. 158, versión electrónica enhttp://extranjeros.empleo.gob.es/es/ObservatorioPermanenteInmigracion/Publicaciones/fichas/archivos/OPI_28_Inmigracion_y_Mercado_de_trabajo-Informe2011.pdf.

v Carrasco Concepción y García Carlos, op. cit., pág. 160.

 

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227776&titular=ciudadan%EDas-mermadas-mercado-laboral-y-discriminaci%F3n-

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Canciller: «No hay duda de que Perú ingresará a la OCDE»

Perú / www.larepublica.pe / 14 de Junio e 2017

Ricardo Luna, minstro de Relaciones Exteriores, indicó que se siente entusiasta, pues considera que el Poder Ejecutivo “está haciendo las cosas bien”.

Ricardo Luna, canciller de la República, señaló que no existen dudas de que nuestro país ingresará a laOrganización de Cooperación y Desarrollo Económicos(OCDE), bloque que tiene como objetivo promover políticas para mejorar el bienestar económico y social.

Desde Madrid, en el foro “El Perú del Futuro”, el canciller dijo que “no hay duda” del ingreso del país a la OCDE.

“No sé los pasos, no soy ingeniero, ni financista o economista, pero no tengo la menor duda que el plan de modernizar el Gobierno en política económica e institucional avanza a pasos gigantescos”.

Luna indicó que se siente entusiasta, pues considera que el Poder Ejecutivo “está haciendo las cosas bien”.

“No nos ven mal afuera y es una responsabilidad enorme, pero tenemos que construir y seguir defendiendo el orden liberal internacional como lo hicimos en la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico(APEC), a donde asistieron 20 líderes del área económica”, sostuvo.

Por otro lado, indicó que Perú cuenta con una política de Estado, respecto a la relación bilateral con los países vecinos y con otros que están más alejados.

Fuente: http://larepublica.pe/politica/885278-canciller-no-hay-duda-de-que-peru-ingresara-la-ocde

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El significante Venezuela y la nueva generación de izquierda latinoamericana

Por: María Luciana Cadahia

Desde hace unas semanas, a raíz de las declaraciones críticas de Lander sobre la situación en Venezuela y el papel del gobierno, se ha suscitado un debate en el interior de la izquierda latinoamericana. Intelectuales como Sarlo, Gargarella y Svampa –avalados por pensadores como Quijano, Mignolo, Walsh, Altamirano, Modonessi, etc..- salieron a respaldar la postura de Lander y redactaron un comunicado que, además de condenar la violencia de los últimos meses, hacen un llamado a profundizar la democracia en Venezuela. A primera vista no habría motivos para no estar de acuerdo con ambas premisas y celebrar el gesto de pensar públicamente lo que sucede en Venezuela desde dentro del campo de la izquierda -aunque también es cierto que resulta sospechoso poner en el centro del debate solamente a este país-. Uno de los grandes logros de la izquierda latinoamericana ha consistido en asumir el fracaso de la vía armada y violenta como mecanismo emancipatorio y la importancia de disputarle a la derecha el sentido de la democracia y las instituciones en nuestros países. Sin embargo, este comunicado fue visto con muy malos ojos por muchos de quienes han apoyado los procesos latinoamericanos de la última década –mal llamado ciclo progresista-. Figuras como Grosfoguel o Dussel han salido a denunciar la actitud de estos intelectuales, al punto de acusarlos de colaboracionistas del imperialismo. Preocupados por el retorno de la derecha en la región, algo que todos compartimos, asumen que cualquier crítica a nuestros procesos no haría otra cosa que fortalecer la avanzada de la derecha neoliberal y debilitaría aún más la lucha del campo nacional y popular.

Ahora bien, ¿no hay signos de agotamiento en la forma como se ha polarizado esta discusión? Y aquí me gustaría hacer una distinción entre polarización y antagonismo. Creo que lo primero nos sitúa en una posición identitaria. Al asumir que las posturas son irreconciliables se corre el riesgo de adoptar la actitud del polemista, a saber: elaboraré todos mis argumentos para reforzar mi posición y lanzaré todo tipo de acusaciones a quien no comulgue conmigo. El inconveniente de esta actitud -el problema de esta forma de positivizar las tensiones- es que terminamos por caer en una lógica defensiva y superficial que no modifica en absoluto el campo de fuerzas sobre el que deseamos intervenir. La actitud antagónica, en cambio, si bien asume la tragicidad de toda apuesta política -la irreductibilidad de los puntos de vista y la imposibilidad de “ponernos de acuerdo”- sabe que existe un juego de la representación que une a los dos polos en tensión. Dicho en términos hegelianos, no puedo oponerme a un otro si no comparto aquellas mediaciones por las cuales descubro esa diferencia de posición.

Por todo esto, celebro y promuevo la invitación de cierto sector de la izquierda a criticar la polarización con respecto a Venezuela, pero en un sentido muy distinto al que se ha propuesto en el comunicado. No se trataría tanto de ir “más allá de la polarización”-lo cual genera la ficción de un lugar sensato y neutral sin haber removido un ápice el nudo ciego del conflicto- como de “despolarizar” el debate. Y esto supone asumir un trabajo honesto con varios de los automatismos instalados en las distintas sensibilidades de izquierda de la región. Me parece que nuestro trauma oscila entre dos pulsiones, es decir, entre la «huida hacia adelante» y «el terror hacia lo existente». La primera, tendiente a «tirar para adelante» a toda costa, a sabiendas que el enemigo es muy grande y poderoso, corre el riesgo de empobrecerlo todo. Esto me recuerda la lógica de la mafia italiana: en ese intento por cuidar de un «nosotros» terminamos por cargárnoslos a todos, hasta que ese nosotros se convierte en una figura fantasmática sin espesura material. Podríamos decir que la lógica inmunitaria empieza a comérselo todo por dentro y las relaciones de poder acaban por obturar cualquier imaginación política. Pero me parece que también hay que trabajar la otra pulsión, esa especie de alergia inmediata hacia los proyectos populares que asumen la forma-Estado y dan lugar a experiencias de gobierno. Creo que allí se corre el riesgo de instalar la lógica inmunitaria de la paranoia, a saber: desconfiemos de toda fuerza política popular que gobierne y pongamos nuestro olfato detectivesco para vislumbrar el momento en que la causa popular es traicionada por el poder. Así, uno se sitúa en el cómodo lugar del lúcido desencantado, a la espera de encontrar el momento propicio para anunciar: “Se los dije. Esto iba a fracasar”. Creo que esta anticipación al fracaso como mecanismo de seguridad de mi propio lugar de enunciación también debe ser problematizado. Digamos que ambas paranoias intelectuales terminan por obturar las conexiones sensibles de todo proyecto emancipador. En un caso, ante la figura de un enemigo externo. En el otro, ante un enemigo interno que traiciona desde dentro la causa popular.

Lo que resulta llamativo de todo este debate –por no decir síntoma- es la tímida intervención de quienes pertenecemos a la nueva generación de la izquierda en la región. No me refiero solamente a los jóvenes militantes y académicos, sino también a los escritores, artistas y diferentes trabajadores de la cultura. Como los nuevos herederos de la izquierda latinoamericana es urgente empezar a construir una voz sobre lo que está sucediendo en la región. En cierta medida, este texto es una invitación para empezar a construir esta voz en colectivo. Y esto me lleva a una serie de preguntas sobre las que me gustaría reflexionar aquí: ¿La nueva izquierda latinoamericana se identifica sin más con esta forma de polarizar el debate? ¿Hay algo que nuestra generación pueda hacer para encauzar la discusión hacia lugares que todavía no han sido pensados? ¿Cómo vamos a asumir este legado y de qué manera nos vamos a posicionar? Nosotros no vivimos los convulsionados años 70’, muchos nacimos con el retorno de las democracias en el Cono Sur y crecimos en la fiesta neoliberal de los 90’. El proceso nacional y popular de los últimos años nos encontró muy jóvenes y nos obligó a reconfigurar nuestros sentidos comunes sobre el rol del Estado, las instituciones, los movimientos sociales, la democracia y el sentido de la emancipación colectiva. Si bien las generaciones anteriores nos dieron las pistas para leer todo lo que estaba pasando por fuera del ethos neoliberal que nos había constituido ¿no supone esta experiencia epocal un tipo de sensibilidad política diferente a la de nuestros predecesores? Por supuesto que esta diferencia no tiene por qué significar una ruptura o polarización –lo cual reiteraría aquello que me gustaría poner en cuestión aquí- sino la posibilidad de comprender que nuestras propias biografías nos sitúan en una posición distinta. Y esto significa empezar a reflexionar sobre el lugar de enunciación que estamos configurando de manera tímida y dispersa. Me parece que si bien somos herederos de esta polarización entre autonomistas –defensores de la autonomía horizontal de los movimientos sociales como el verdadero lugar de la emancipación- e identitarios- convencidos de que la identidad gubernamental de los procesos nacionales y populares no deben recibir ningún tipo de crítica -, creo que estamos en condiciones de remover estos sentidos comunes y hacer un aporte reflexivo a la discusión.

Aunque es importante repensar la escalada de violencia en Venezuela y la necesidad de profundizar los mecanismos democráticos mencionados en el comunicado, no comulgo con el lugar de enunciación desde el cual el comunicado asume la crítica al régimen bolivariano. Se deja ver allí un tufillo liberal de élite, tan desgastado como la posición de sus detractores. Seguir insistiendo en que la causa de la crisis en Venezuela se debe a la figura del líder autoritario, la opresión a la autonomía de los movimientos sociales y el rechazo a pensar por fuera del extrativismo patriarcal y estatal, es seguir repitiendo un libreto que distorsiona la lectura del campo de fuerzas geopolítico y regional -por no decir que comulga con la sensibilidad liberal de derecha-.

Resulta un poco paradójico que, ante los momentos críticos de las experiencias del campo nacional y popular en la región, este comunicado asuma las premisas de la lógica liberal representativa, muy cercana a la narrativa de las transiciones democráticas de los 80’ en el Cono Sur. Narrativa que tuvo por finalidad neutralizar las prácticas y procesos emancipadores de los años 60’ y 70’. Llama profundamente la atención que intelectuales interesados por construir un pensamiento alternativo a la lógica occidental –aunque tenga mis reparos con esta estrategia- terminen firmando un comunicado de estas características. Y creo que esto descansa en cierto vicio muy arraigado en nuestro ethos latinoamericano, a saber: la forma del gran fracaso. Una tendencia a la bipolaridad que oscila entre la creencia de que estamos haciendo algo completamente excepcional y por fuera de cualquier lógica conocida y el pesimismo generalizado de que todo se ha echado a perder de manera radical. Esta oscilación entre el gran entusiasmo y la gran derrota es una forma de sensibilidad que nos tiene atrapados y sobre el que pivotea la polarización que acabo de mencionar. La cuestión sería cómo salir de este círculo vicioso, sin caer en este otro vicio tan arraigado: la autocrítica. E sa exégesis de la “autocrítica”- tan cristiana, tan narcisista, tan retorcidamente autocomplaciente- y que nos impide estar más atentos a esas conexiones sensibles que el campo nacional y popular no deja engendrar una y otra vez. Estos últimos años de producción intelectual y política latinoamericana nos ha dado las herramientas para descubrir los tipos de racionalidades y sensibilidades que se han ido tejiendo alrededor de nuestras gubernamentalidades populares. Allí está la clave para descubrir los límites y posibilidades de esta vocación republicana-plebeya de ampliación popular de derechos y generar las condiciones para un uso social del capital-económico, simbólico, político, etc-. Claro que Venezuela necesita más democracia pero no habremos dado ni un paso si volvemos a caer en la lógica de la gran derrota. Es en lo mejor de nuestro legado republicano y emancipatorio del siglo XIX, en nuestras experiencias populistas de principio de siglo, en las actuales experiencias nacionales y populares de la región donde vamos a hallar la lógica material sobre la cual radicalizar aún más nuestras democracias. Pero tampoco habríamos dado un solo paso si no podemos crear las condiciones críticas para poder pensar preguntas como:

1. ¿Por qué no podemos construir una voz para decir que Lenin Moreno es un giro al centro consensualista y liberal sin ser acusados de traición a la causa popular?

2. ¿Por qué no podemos construir una voz para decir que la tendencia identitaria argentina termina por agotarse en sí misma?

3. ¿Por qué no decir que la miopía del MAS no deja verles las opciones que todavía tienen de generar nuevos aires y mostrarse renovados de cara a las próximas elecciones en Bolivia?

Pero también:

4. ¿Por qué no asumir que hay algo sospechoso en la pulsión de castigo a la situación de violencia generalizada en Venezuela sin poner esa misma pasión para hablar de Brasil, México o Colombia?

5. ¿Por qué no hacer un manifiesto regional que ponga todas las fichas de poder sobre el tablero y no las clásicas afirmaciones del líder autoritario y de la traición hacia lo popular?

6. ¿Por qué no partir de la consiga “fracasa mejor” en vez de instalar la postura del “te dije que íbamos a fracasar”?

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227819&titular=el-significante-venezuela-y-la-nueva-generaci%F3n-de-izquierda-latinoamericana-

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Silvia Federici: “Lo que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado”

Por: Gladys Tzul Tzu

Silvia Federici. Teórica y militante feminista italiana. Autora de Calibán y la Bruja (Pez en el Árbol, 2013); la Revolución Feminista Inacabada (Calpulli, 2013); la Revolución en Punto Cero (Traficantes de Sueños, 2013). Federici participó y acompañó luchas de las mujeres por la defensa de las tierras comunales en Nigeria; en los años setenta realizó una campaña por el salario al trabajo doméstico. Sus reflexiones abordan de manera histórica las luchas políticas de las mujeres por producir lo común, con una fértil mirada sobre la reproducción de la vida. En esta conversación que sostuvimos en Puebla, México, nos presenta elementos teóricos para interpretar de manera más amplia el funcionamiento de lo que ella llama el patriarcado del salario. La conversa nos dota de una serie de detalles de la historia del capitalismo que sirven para comprender nuestras luchas.

GTT. Tú has reflexionado sobre las distintas formas de explotación de las mujeres, por ejemplo nombras Patriarcado del salario como una forma específica de dominación, ¿puedes hablarnos sobre ello?

SF. El patriarcado es una institución muy larga y no ha sido universal. Debemos de rechazar esa afirmación que dice que las mujeres siempre han sido oprimidas, primero porque en muchas comunidades las mujeres tenían poder. 2 mil años atrás había formas de matriarcado, yo no puedo aclarar ampliamente como se establecía un matriarcado, pero es importante comprender que la historia ha sido destruida. La idea es entender que el patriarcado ha tenido formas diferentes, las relaciones no se estructuran de la misma manera en todos los sistemas sociales; también el patriarcado no se transmite automáticamente, no es un asunto que continua de forma natural y automática de un siglo a otro, de una sociedad a otra. Las investigaciones históricas han demostrado que con el desarrollo del capitalismo, es decir con el paso del feudalismo al capitalismo, hubo un pasaje violento, porque el desarrollo del capitalismo fue como la contrarrevolución en un momento de crisis del feudalismo. El capitalismo dio una nueva fundación a las relaciones patriarcales; el capitalismo se ha apropiado de los elementos de la relación patriarcal del feudalismo, pero lo ha transformado y ha dado nuevas funciones para sus fines sociales y económicas. Por ejemplo, una diferencia muy grande entre el patriarcado del feudalismo y el patriarcado del capitalismo, es que en el primero, para las mujeres prevalecía un sistema de uso comunitario de las tierras, es decir, las mujeres y los hombres usaban las tierras. En Europa por ejemplo, las mujeres no fueron dependientes económicamente de los hombres, su alimentación no dependía de los hombres. Tampoco en la sociedad feudal estaba la diferencia del tipo de poder entre hombres y mujeres, que en la sociedad capitalista se generó. La relación desigual de poder entre hombres y mujeres en el feudalismo no tenía raíces materiales. La diferenciación venía, por nombrar dos casos, de la formas del uso de la violencia, porque los hombres hacían parte de los ejércitos del poder feudal, los hombres componían los ejércitos y las mujeres no; otro caso es el de la diferencia de poder que estaba justificada en la religión, pues ésta tenía una función de diferenciación. Todos los sistemas sociales que han explotado el trabajo humano, han explotado a las mujeres en una medida particular, porque las mujeres son las que producen trabajadores, cuando hay un sistema social que explota el trabajo humano, éste cerca e intenta controlar el cuerpo de las mujeres, porque el cuerpo de las mujeres genera riqueza, mano de obra, cocinan. El capitalismo es una forma de explotación específico que tiene relaciones diferentes.

GTT. Podrías explicarnos más sobre las diferencias entre el sistema de explotación capitalista y el sistema de explotación feudal.

SF. Una primera diferencia es que el capitalismo es el primer sistema social que funda su riqueza y su acumulación sobre el trabajo humano. Todos los sistemas de explotación precedentes, siempre han visto la riqueza no como trabajo humano, sino como tierra, bosques. El trabajo humano era importante para construir, crear, cultivar. Pero la riqueza fue conceptualizada por la riqueza material. Con el capitalismo cambia.

GTT. ¿Cambia la noción de riqueza?

SF. Si, cambia la concepción de la riqueza social. Esto lo dicen los primeros economistas del capitalismo, dicen que la riqueza no es la tierra, la riqueza es el trabajo humano. Entonces comienza con el capitalismo una concepción del trabajo humano nueva, como algo que se puede intensificar, que se puede desarrollar, que puede tener nuevas formas de productividad, así como se cultivaba la tierra, así se cultiva el trabajo humano. El objetivo era medir cuanta fuerza de trabajo había. Es por esto, que en el desarrollo del capitalismo en su primera fase, lo que puede verse es una acumulación inmensa de trabajo humano, se ve esclavitud, millones y millones de personas traficadas para el trabajo esclavo. Segundo, la colonización es un evento que ha dado a los europeos el control de millones de personas, de trabajadores de las nuevas tierras que invade. Es en estas condiciones en que se comienza a usar la pena de muerte para prohibir a las mujeres que usen anticonceptivos o se persigue a las que abortan. Comienza una intervención directa para apropiarse del cuerpo de las mujeres. Por eso se habla de las mujeres como máquinas productoras de trabajadores. Eso yo lo pongo en contextos de esta hambre de trabajo que el capitalismo tiene. Esto promueve formas diferentes de patriarcado y por ello nuevas formas de relaciones sociales comienzan a conformarse, porque hay un control del Estado sobre el cuerpo de las mujeres; se inicia un control de la procreación y del trabajo de la reproducción. Las mujeres deben de procrear trabajadores y cuidarlos todos los días y deben hacerlo en condición invisible, en condiciones no pagadas, porque de ésta manera se reproducen de una forma muy barata. El capital puede tomar toda la riqueza que los trabajadores producen, pueden tomar toda la riqueza porque las mujeres producen trabajadores casi gratis.

GTT. ¿Y aquí es donde el salario produce una forma de patriarcado?

SF. En este sistema el Estado y el capital, controlan el cuerpo de las mujeres y se apropian de su trabajo a través del sistema del salario. El sistema del salario no solamente controla el trabajo de los asalariados, porque si lo pensamos como una relación, éste moviliza a dos trabajadores; con un salario se moviliza al hombre y la mujer que lo reproduce, le pagan a uno, pero trabajan dos. Entonces moviliza una gran cantidad de trabajo no pagado. El salario amplía la explotación, porque no solamente toma el trabajo del hombre que está en la fábrica o en la oficina, sino que también el trabajo de la mujer que lo reproduce diariamente, la que cocina, la que cría a los hijos. El capital acumula, porque hay mujeres que trabajan por casi nada, no completamente para nada, porque de la mujer comen, etc. Con el salario se puede controlar directamente el trabajo de las mujeres a través del sistema de la familia y el matrimonio. El matrimonio es un sistema fundamentalmente laboral, es el medio por el cual el capitalismo hace trabajar a las mujeres para que reproduzcan su fuerza de trabajo obrero. El salario es la medida para conformar la familia, porque es ahí donde se obliga a las mujeres a reproducir trabajadores. Yo creo que cuando se ve esto se comprende por qué se puede hablar de un patriarcado del salario, porque el salario toma el trabajo de la mujer y también la controla a ella. El hombre se convierte en el delegado, porque el capital y el Estado delegan en el trabajador el poder de controlar y golpear las mujeres si no cumplen con esa función. Así como los señores que dominaban las plantaciones tenían a los supervisores que controlaban el trabajo de los empleados, se puede decir que los hombres controlan a las mujeres.

GTT. ¿Qué formas cobra este tipo de control, además de los que ya nos has comentado?

SF. Todo esto se hace invisible por lo que se llama amor. El capitalismo también se ha apropiado y ha manipulado la búsqueda de amor, de afectividad y de solidaridad entre todos los seres humanos; lo han deformado, usándolo como una medida para extraer trabajo no pagado. Por eso yo escribí. “Eso que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado”.

GTT. ¿Le dicen amor al trabajo no pagado?

SF. Si porque en la familia se dice amor, dicen que por amor se limpia y se cocina, que todo se hace por amor. Confunden amor con un servicio personal. El amor es un sistema que obligaba a muchas mujeres que no tenían posibilidades de sobrevivencia y el matrimonio era como tomar un empleo. Por mucho años, hasta la generación de mi madre, ocurría que si no te casabas ¿Qué harías? Pobrecilla, porque estás sola, muchas veces estabas en la casa de tu hermana que si estaba casada y ella ayudaba, porque es muy difícil tener un empleo y si se tenía un empleo no podías tener una vida social. Esas mujeres que no se casaban eran consideradas como desdichadas, por eso muchas mujeres compiten entre ellas por un hombre bello y con un buen salario. Por eso tu mamá te prepara, te orienta para arreglarte, que no salgas despeinada a la calle, que siempre estés de buen humor y que aprendas a hacer labores domésticas. Mi madre me amenazaba: “Si tu continuas así, ningún hombre se va a casar contigo” porque se sabe que casarse significa obedecer, hacer trabajo domésticos y si tú eres una buena mujer, él va a mantenerte, él te va a dar una posición social. Pero en el matrimonio un hombre te puede golpear y lo que van a decir, es que lo tienes merecido porque seguramente no lo obedeciste, porque no hiciste el amor cuando él lo quería. En el matrimonio se presume que él compra tu cuerpo y que siempre tienes que estar a su disposición. A todo esto muchas luchas feministas han dicho que ni el hombre, ni el matrimonio tienen derecho absoluto a tu cuerpo. Si tú dices que no, es no.

GTT. Es interesante hacer una revisión del amor romántico por este mundo de la reproducción.

SF. ¡Ah! el amor romántico donde las vidas se funden, pero se funden en la voluntad del hombre. Yo quiero escribir un libro sobre el amor y la sexualidad. La causa de tanta pena de las mujeres y su sentido de valor depende de si estas o no casada, si un hombre te quiere o no te quiere. Yo he visto muchas veces, que aunque a un hombre no lo aman tanto, cuando acaban las relaciones, las mujeres se sienten desvalorizadas y con penas. Por eso quiero escribir ese libro, no sé si con eso se puede hacer la revolución pero con eso se puede aliviar la pena. Un asunto que no quiero olvidar es que el sistema del salario crea la familia como una formación social jerárquica, donde el hombre es el patrón, el representante del Estado y la mujer debe ser sometida, puede ser obligada a hacer todo el trabajo de reproducción. Entonces el salario crea una división, porque con la creación de la división sexual del trabajo crea una división que rompe el frente unido de la lucha. Por eso yo digo que es importante que los hombres comprendan que esa relación de poder los destruye a ellos también. Si se comprende que un hombre colabora con el capital, cuando esté contento con ser el patrón de la familia, cuando se siente fuerte porque es superior a la mujer y puede golpearla o humillarla, él no sabe que refuerzan sus cadenas con respecto de la dominación, porque hace que no puedan luchar juntos hombres y mujeres. Es importante comprender que el conflicto que se produce en el trabajo asalariado y el trabajo no asalariado, crea una jerarquía laboral y se crea una naturalización de la explotación de la mujer. Por eso creen que el trabajo doméstico pertenece a la naturaleza de la mujer y contra eso es lo que hay que luchar. A veces se piensa que si se lucha contra el trabajo doméstico se es una mala mujer, que no ama a su marido, etcétera. Y no se trata de eso, el trabajo doméstico es un sistema de explotación que usa el amor, usa las relaciones entre hombres y mujeres.

Fuente: http://totamor.blogspot.com/

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Unesco examinará 28 potenciales Reservas de la Biosfera, 6 latinoamericanas

Unesco / www.terra.com / 14 de Junio de 2017

El Consejo Internacional de Coordinación del Programa de la Unesco sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) comienza hoy su reunión anual, en la que examinará 28 propuestas de nuevas reservas de 22 países, de ellos seis latinoamericanos: Costa Rica, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú y República Dominicana.

En la actualidad, la Red Mundial de Reservas de Biosfera de la organización cuenta con 669 reservas, de ellas 16 transfronterizas, situadas en 120 países.

Las nuevas propuestas que el consejo comenzará a examinar el miércoles pueden ser nuevos lugares o ampliaciones de sitios ya incluidos en la lista, informó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Las reservas de la biosfera son lugares que comprenden ecosistemas terrestres, marinos o costeros donde, en concertación con la población local, se experimentan prácticas que concilian conservación de la biodiversidad, desarrollo económico y uso sostenible de los recursos naturales.

Los candidatos latinoamericanos este año tienen ya todos al menos una reserva en la red, como Jaragua-Bahoruco-Enriquillo, en República Dominicana, o dos, como Paraguay con el Bosque Mbaracayú y El Chaco.

De momento, Costa Rica figura en la red con tres parajes -La Amistad, Cordillera Volcánica Central y Agua y Paz- al igual que Honduras con Río Plátano, Cacique Lempira-Señor de las Montañas y la transfronteriza Trifinio Fraternidad (junto con El Salvador y Guatemala).

Perú, por su parte, cuenta ya con cinco: Huascarán, Manu, Noroeste Amotapes-Manglares, Oxapampa-Ashaninka-Yanesha y Gran Pajatén, mientras que Ecuador tiene seis, Archipiélago de Colón, Podocarpus-El Condor, Yasuni, Sumaco, Macizo del Cajas y Bosque Seco.

México con 42 reservas, Argentina con 15 y Chile con 10 son los países mejor representados del continente en este programa intergubernamental de la Unesco, creado a principios de los años 70 para intentar mejorar las relaciones entre los habitantes del planeta y su medioambiente.

El consejo que lo coordina se reúne este año en París hasta el 15 de junio y está formado por representantes de 34 Estados miembros de la Unesco.

Fuente:https://www.terra.com/noticias/mundo/europa/unesco-examinara-28-potenciales-reservas-de-la-biosfera-6-latinoamericanas,bcaa58fbfc74d589bef87f5be3fce7f1jp43v5ei.html

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Paro de Maestros, tiempo para repensar la carrera docente.

La puja entre el Ministerio de Educación y los Maestros sigue sin asomo de conciliación. Con este tire y afloje es difícil saber por dónde se va a romper la cuerda, lo que si es cierto es que si no se toman medidas radicales y estructurales va pasar lo del paro de 2015; es decir, nada. En esta columna se lanza una reflexión inicial sobre la carrera docente que requiere el país.

Por: Hernando Bayona Rodríguez.

La puja entre el Ministerio de Educación y los Maestros, representados por Fecode, sigue sin asomo de conciliación. Entre más pasa el tiempo los maestros suben el tono de sus peticiones y le han venido ganado terreno al Ministerio, y también 1.18 billones de pesos al presupuesto en educación. Lo que se ve en las calles, que poco muestran los medios de comunicación, son maestros empoderados y dolidos por el trato que se les da, maestros convencidos de que esta es la hora de dar la pelea. Por su parte, y como respuesta a este fortalecimiento del Magisterio, la Ministra también está subiendo la voz, anunciando descuentos en los salarios, reposición del tiempo y la novedad de hoy es que ya salió el Gobierno a reprimir las protestas con bolillo en mano.

Con este tire y afloje es difícil saber por dónde se va a romper la cuerda, lo que si es cierto es que si no se toman medidas radicales y estructurales va pasar lo del paro de 2015; es decir, nada. La pregunta del millón es: ¿Cuáles son esos cambios estructurales? Si la respuesta fuera simple ya se habría resuelto el asunto hace rato. Sin embargo, por algún lado hay que arrancar con los “cambios estructurales” que requiere el sistema educativo colombiano. De lo que no tengo duda, es que no podemos dejar el destino del sistema educativo al libre mercado, como han sugerido tantos economistas en el pasado.

Me atrevo a enunciar un “cambio estructural” que puede recoger gran parte del debate, sin que esto signifique que es la fórmula mágica. Me voy por este lado porque puede ser el más débil de la cadena que impide el avance de nuestro sistema educativo. Lo que no significa que debemos pensar en otros.

La carrera docente

La carrera docente debe ser el punto central de las discusiones para un cambio estructural del sistema educativo. Una gran cantidad de estudios recientes, y también el simple sentido común, indican que el docente es uno de los factores más importantes en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, es por esta razón que definir una carrera docente resulta fundamental. La trasformación que se haga a la carrera docente debe ser tan fuerte que rompa con las actuales estructuras del mercado laboral que impiden atraer a los mejores.

El mercado laboral docente tiene particularmente tres segmentos. En el primer segmento están los colegios de élite que buscan profesores bilingües certificados internacionalmente. Este grupo de colegios cada vez menos contratan licenciados, prefiriendo profesionales en las diversas disciplinas. Las condiciones laborales en estos colegios son generalmente muy buenas, tienen salarios más altos que el promedio, posibilidad de ascender, estabilidad laboral, entre 25 y 28 horas de clase, y hasta doce meses de contrato al año; sin embargo, el acceso a un puesto en estos colegios es muy competitivo y difícil.

El segundo segmento del mercado laboral docente está formado por los colegios privados pequeños, o de barrio, que tienen grandes dificultades para subsistir con matrículas y pensiones muy bajas. Las condiciones laborales de los maestros son diametralmente diferentes a los colegios privados de élite. En general, los salarios son mucho más bajos, los contratos son máximo por diez meses, entre 30 y 35 horas de clase y la estabilidad laboral es poca. En la mayoría de los casos, la primera experiencia laboral de los licenciados es en este segmento de colegios.

El tercer segmento está conformado por los colegios oficiales, que para los maestros que están en el segundo segmento, es el Santo Grial. En otras palabras, todos los docentes que están en el segundo segmento sueñan con aplicar y pasar algún día a una plaza en colegio público debido a las condiciones laborales. Los maestros estatales tienen 14 salarios al año (salarios, primas y todas las arandelas), estabilidad laboral, posibilidad de ascender (discutible actualmente), entre 22 y 25 horas de clase, siete semanas de vacaciones y 30 horas de permanencia en el colegio.

La actual configuración del mercado laboral docente es particularmente problemática, pues quienes estudian para ser profesores tienen como mercado laboral más factible, al salir de la universidad, el peor segmento de este. Lo anterior hace que esta profesión resulte poco atractiva para los recién egresados de los colegios quienes prefieran estudiar carreras diferentes a las licenciatura. Por lo anterior, hay que reformular una carrera docente que rompa con este grave problema que se le dejó al libre mercado.

Me aventuro a dar una postura frente a lo que se debería hacer para comenzar un cambio estructural en el sistema educativo arrancando por la carrera docente.

El ingreso a la carrera:

Actualmente los candidatos a la carrera docente en el sector público provienen principalmente de lo que he denominado el segundo segmento del mercado laboral docente. Si bien el concurso docente busca los mejores, estos son los mejores entre los que están en el segundo segmento. Para romper con este, que es el problema fundamental, se requiere que el ingreso a la carrera docente sea antes. Esto significa que los futuros maestros sean reclutados desde el colegio, donde los requisitos deben ser mínimo dos: 1) Pruebas Saber altas, estar en el cuartil más alto; y 2) aprobar una prueba vocacional hacia la docencia. El Estado debe pagar la educación universitaria y un sueldo de aprendiz a estos futuros maestros. Esta primera parte de la propuesta ya se ha probado sin mucho éxito, por ejemplo, Ser Pilo Paga para licenciaturas no fue particularmente popular. La razón del poco éxito se debe, entre otros factores, a la desconexión entre ofrecerle una beca los estudiantes y el enganche al mercado laboral. Si se le garantiza al futuro licenciado el ingreso al Magisterio, esto realmente podría ser atractivo. En esa dirección va esta propuesta.

Una vez el becario termine su licenciatura, el Estado le pedirá como retribución ir a las escuelas públicas que lo requiera por un periodo de tres años (con sueldo de profesor novel), en los cuales el profesor novel realizará su labor, la cual documentará en un portafolio y en compañía de un profesor mentor. Una vez pase los tres años, el profesor novel presentará el portafolio a un grupo de maestros mentores que decidirán si el profesor tiene las competencias necesarias y está listo para trabajar. Una vez el profesor pasa su periodo como novel, puede decidir si quedarse en el Magisterio o salir de este. En el caso que desee seguir, es nombrado como profesor (con salario de profesional) en periodo de prueba, que tendrá una duración de mínima de tres años y máximo de cinco que será superada al cumplir con dos condiciones: 1) Presentar satisfactoriamente su portafolio desarrollado durante los tres años; y 2) haber cursado la maestría en educación. Una vez cumpla con estos requisitos será nombrado de planta.

El ascenso

Los ascensos, en esta carrera docente que propongo, inician una vez el profesor es nombrado de planta (con sueldo de maestría). Los ascensos deberán tener como único requisito el proceso documentado de enseñanza-aprendizaje. Para esto, el docente debe presentar una valoración inicial de sus estudiantes y un plan de trabajo que dé cuenta sobre cómo se potencializará el desarrollo integral de sus estudiantes de acuerdo con sus características individuales. Al final de cada semestre el docente debe documentar los avances de sus estudiantes y los cambios al plan inicial derivado de los análisis semestrales. Todas las evidencias sobre el proceso de documentación hacen parte integral del portafolio del docente. Al finalizar el tercer año del proceso de documentación, el profesor presenta su portafolio a la junta evaluadora, quienes deciden si el docente cumplió con el plan propuesto y si ese plan sí fue efectivo para el proceso de aprendizaje de los estudiantes. El proceso anterior garantiza que el ascenso se debe a un ejercicio juicioso de la labor del docente donde prima los aprendizajes de los estudiantes, entendiendo la diversidad de los mismos.

El tiempo de trabajo y el sueldo:

En esta carrera docente los maestros estarán tiempo completo en la institución, lo que implica entre 25 y 30 horas de clase y una permanencia de 45 horas. Los docentes mentores tendrán menos carga académica con el fin de acompañar a los profesores noveles. Este número de horas es menor que, por ejemplo, el caso chileno en donde los profesores pueden tener hasta 33 horas de clase. Con relación a los sueldos, en esta carrera docente el sueldo podría ser 27% más alto que los sueldos actuales sin que esto implique un mayor gasto, ya que el mayor sueldo se vería compensado por el mayor número de horas que los profesores trabajan.

Por supuesto que soñar no cuesta nada, dirán muchos colegas. Sin embargo, no podemos hacer cambios estructurales si no tomamos decisiones radicales y ambiciosas. En una próxima entrega discutiré las externalidades positivas que esta propuesta puede traer y el tiempo que tardaría una implementación para todo el sistema educativo.

Fuente: http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/paro-de-maestros-tiempo-para-repensar-la-carrera-docente

Imagen: http://otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2017/05/colombia-2-750×410.jpg

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