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Movimiento Maker: los hacedores, transformadores de la educación

Pluma Invitada

Por: Miguel Ángel Gallegos Cárdenas

El tener la oportunidad de estudiar la Maestría en Desarrollo y Planeación de la Educación en una de las Universidades más importantes de nuestra nación, es un gran privilegio y una gran responsabilidad; la cual me ha permitido comprender la evolución de la educación y el papel que esta juega en el desarrollo de todas las sociedades.

A propósito de la investigación educativa que estamos realizando en el área de las TIC, y a sugerencia del Dr. Mauricio Andión, de la Universidad Autónoma Metropolitana, tuve la oportunidad de conocer la obra de uno de los pensadores más reconocidos de nuestra época: el Profesor Jeremy Rifkin, en específico el libro titulado “La Tercera Revolución Industrial”, que nos habla del cambio económico, tecnológico y energético que se está presentando en el mundo, y que describe, entre muchas otras, la posibilidad que habrá de la creación de miles de nuevos negocios y millones de empleos, además de que los seres humanos poco a poco dejaran de ser consumidores y pasaran a ser prosumidores (como vislumbrara Alvin Toffler); produciendo en sus casas, sus oficinas y en sus fábricas, con la fusión de las energías renovables y la tecnología de internet; además de entrever una revolución en las aulas y en la educación.

Lo anterior sirve de antesala para adentrarnos a un movimiento que surgió, de alguna forma si quisiéramos definir una fecha, en la era moderna en los años 50, con el “hágalo usted mismo” (entre muchas otras), que normalmente se realizaba en un rincón del hogar como una recreación o por la necesidad de reparar algo sin la intervención de un experto. En el año 2005 esta actividad de hacer o construir uno mismo, dejo de ser considerada como un acto meramente individual y nació así el movimiento Maker, término definido por Dale Dougherty.

Hace algunos meses, en México, un grupo de jóvenes, encabezados por Antonio Quirarte y Gustavo Merckel, tuvieron la visión de aterrizar el movimiento Maker, poniendo en marcha el proyecto llamado los Hacedores (Constructores o Makers), proyecto que ha logrado dar a conocer esta cultura en gran parte del país, despertando el interés en todo tipo de público: desde niños, jóvenes, adultos, profesionistas, amas de casa, empleados y un sinfín de personas; teniendo presencia no solo en México, sino que han logrado participar y mostrar internacionalmente lo que en nuestro país se está haciendo.

En el terreno de la educación, el Movimiento Maker comenzará a revolucionar la forma de aprender y de enseñar, pues la conjugación de las diferentes materias que se enseñan en las instituciones educativas tienen un punto de encuentro en la actualidad en los llamadosMakerspace, en donde con una simple herramienta como puede ser un martillo, desatornillador o pinzas, hasta una maquina sofisticada como una cortadora láser, una impresora 3D o una tarjeta Arduino conectada a una laptop, se concentran para esperar a que el hacedor o constructor, de vida a sus propios conocimientos conjugándolos para producir algo.

El Colegio Hebreo Maguen David fue prueba de ellos al inaugurar el pasado mes de mayo su propio Makerspace donde buscan empoderar a sus alumnos ofreciendo nuevas formas de participación y colaboración en busca de un nuevo modelo educativo.

Afortunadamente algunas instituciones educativas públicas en México también cuentan con el apoyo de los hacedores y otros equipos de trabajo para adentrarse a este movimiento que está comenzando a cambiar al mundo como nos vislumbra Rifkin en su obra.

Los hacedores cuentan ya con un Makerspace en la ciudad de México, el cual abre sus puertas para adentrase a este maravilloso mundo, el cual es un espacio de colaboración, de creación y de cultura digital en donde la comunidad la hacen todos apoyándose unos a otros por medio de las redes sociales y el uso de internet para compartir y retroalimentar sus saberes en busca siempre de construir y producir.

Sin duda una gran revolución industrial y digital está por venir cada vez con más intensidad y por ello será nuestro deber estar al tanto para acompañar el proceso de transformación de la educación.

Apropósito de la presente colaboración, para conocer y adentrarse más al movimiento Maker se lleva a cabo el Genuino Day 2016 en el Centro de Cultura Digital del 29 de marzo al 2 de abril, invitando gratuitamente al público en general, para conocer la programación y registro visitar la página de internet de Genuino.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/movimiento-maker-los-hacedores-transformadores-de-la-educacion/

Fuente de la imagen:http://www.glidea.com.ar/sites/default/files/movimiento-maker.jpg

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Venezuela : África allende la oscuridad heredada del imaginario occidental Una toma de conciencia

América del Sur/ Venezuela /Julio 2016/María Gabriela Mata Carnevali/Artículo/Revista Humania del Sur. Año 5, Nº 8.

África allende la oscuridad heredada del imaginario occidental Una toma de conciencia

Autora:

María Gabriela Mata Carnevali

Cómo hacemos historia, refleja nuestra forma de pensar sobre la política, y cómo participamos en política afecta nuestra forma de ver lahistoria (Frederick Cooper, 2005). En consecuencia, como afirma Shotwell (1982), “la historia de la historia es el relato de aquel ahondar en la memoriay la curiosidad científica que da la medida de nuestra conciencia social y de nuestra vida intelectual”. “La historia de África, como la de la humanidad, es en efecto, una toma de conciencia” (Ki- Zerbo, 1981).
Más allá del “panafricanismo” y su vertiente académico cultural,el “afrocentrismo”, hace ya más de veinte años que se viene consolidando una brillante corriente historiográfica dedicada a los estudios de la “subal-ternidad”, que propone una conjunción interesante de las posturas antico-colonialistas con las teorías post modernas. Dentro de este marco la cultura se entiende como un “elemento esencial en la producción y reproducción cotidiana de la vida social”, incluyendo las relaciones de poder.
En otras pa-labras, es el proceso de resolución de la dominación y subordinación dentro de las relaciones sociales lo que define la cultura de los grupos dominantes y subordinados, colocando a la primera en posición hegemónica sobre la segunda, lo cual no siempre es aceptado pasivamente por parte de la población sometida.
Esto implica un dinamismo que niega la visión tradicional de la cultura como un inventario estático de costumbres y pensamientos particulares, y sitúa esta categoría como un elemento constitutivo integraldel proceso histórico; lo cual, a su vez, resalta la condición de agente de los seres humanos, es decir, su poder para cambiar el entorno en el que se desenvuelven (Dube, 1999). Para efectos de este trabajo, nos acogemos a este novedoso enfoqueque nos permite abordar las imaginaciones imperiales y las construcciones coloniales que perduran en la historia contemporánea de África, interrogar la añeja dialéctica de Imperio e Ilustración, y cuestionar la dinámica de raza y razón que sigue moldeando nuestras formas de conocimiento, pero, sobre todo, nos invita a profundizar en la comprensión de la dinámica de un continente que busca dejar atrás el rol “subalterno” que le ha sido asignado y que lo caracteriza como la parte “oscura” de nuestro mundo, reconociendo Humania del Sur 29 la “agencialidad”, o capacidad de acción, de los hombres y mujeres que luchan por hacer de su continente un lugar mejor para vivir.
Las ideas desarrolladas parten de dos observaciones planteadas en primera instancia por Achille Mbembe (2001: 6):
           1) Lo que se entiende por realidad social en África hoy es el producto de las prácticas sociales objetivadas, las cuales van mucho más allá del discurso y del lenguaje, aunque por supuesto, la experiencia existencial del mundo está, allí como en todas partes, estructurada simbólicamente a través del lenguaje.
           2) El sujeto africano no existe separado de los actos que determinan su realidad, o separados del proceso a través del cual esas prácticas son imbuidas de significado.
Adaptándolas a nuestro propósito tendríamos entonces que:
          A) Las prácticas de la dominación post colonial que configuran la realidad africana, y por tanto su ubicación en el orden internacional, obedecen , o son reflejo de, el imaginario occidental
     B) Los africanos, como sujetos de su propia historia, crean nuevos significados que pueden ser interpretadosde distintas maneras, y que nosotros escogemos leer como señales de un cambio en gestación.
 África en el orden internacional: Un producto del imaginario occidental
La discusión acerca de cómo es producido el conocimiento sobre África, por quién y con qué objetivos, resulta por demás relevante en relación a la posición que ocupa el continente en nuestra mente y en el orden internacional.
Para la gran mayoría de la gente, sobre todo en América Latina, a pesar de los innegables avances en el diálogo multilateral promovido por las cumbres ASA.
        1 .-África se encuentra al margen del acontecer internacional. Por lo tanto, no es de extrañar que a dicha región con excepción de Sudáfrica y los países de la OPEP– se la considere sumida en la pobreza, víctima de una cadena de guerras “tribales” o interétnicas, y fuera de la nueva dinámica mundial, o, en el mejor de los casos, integrada a ella sólo de manera superficial, lo que es atribuido a la incapacidad de los africanos para competir en el mercado libre ignorando, los que así piensan, los antecedentes históricos y los criterios políticos que explican las desigualdades en la economía mundial.
          2.- ¿Lecturas post coloniales?
Como el camino se hace al andar, otros nombres se han ido sumando
a la lista de africanistas críticos (algunos ya citados), cumpliendo un importante papel en la concienciación de las nuevas generaciones. Víctima de la trata de esclavos (siglo XVI al XIX), la Conferencia de Berlín y posterior repartición del continente (1884-1885), la tardía colonización (1900-1950),y ahora de la globalización, África necesita como nunca que sus pobladores se asuman como “sujetos” de su propia historia, para dejar de ser un “objeto” de la de los demás. Lamentablemente, pareciera que la historia del continente africano la escriben los medios de comunicación y ellos son responsables de que la imagen negativa heredada del imaginario europeo persista permeando incluso la producción académica reciente de la cual se retroalimenta en un
círculo vicioso. La información que nos llega de África rinde culto a la muerte, transmitiendo en vivo y en directo la agonía en los rostros de hombres, mujeres y niños africanos atrapados en guerras interétnicas, muriendo de hambre o víctimas de las inclemencias de la geografía y de enfermedades como el sida, la malaria y otras que hace tiempo dejaron de atormentar al resto del mundo. Parece que las cámaras y las plumas de los periodistas están para contar la historia de la muerte, no la intensidad de la vida y la fuerza de la esperanza. Cuando son generosos cambian la imagen de miseria por la de “exotismo»
Coda
Conviene, pues, mantener el esfuerzo por comprender una realidad tan compleja como la africana, para una mejor aproximación a la historia y los procesos contemporáneos que impactan a las regiones del mundo, con una conciencia clara de los conceptos y enfoques que vamos a utilizar. En lo que concierne a los estudios africanos, no podemos ubicarnos complacientemente en la época post colonial sin desmontar las formas y procesos asociados a la dominación colonial.

Pero, si podemos y debemos, siguiendo la línea de los estudios “subalternos”, intentar despojar al continente de sustatus de víctima reconociendo en sus hombres y mujeres, agentes capaces de cambiar las cosas; considerar en toda su valía el aporte de las sociedades africanas que luchan, rebosantes de vida y esperanza,  por abrirse camino ante las adversidades. África “emergente” merece al menos igual atención que la África “pobre”, “a punto de morir”, heredera del imaginario occidental. Concederle su espacio

contribuye a “desproblematizar” el continente, lo cual resulta deseable, nopara negar la oscuridad, sino para atraer la luz. Al fin y al cabo, “el búho de Minerva vuela de noche”, la sabiduría se despliega al anochecer luego de que los eventos ya han tenido lugar.

 

Referencias
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Le Monde Diplomatique.
Anderson, Benedict (1991).Imagined Communities
. Verso, London (2nd edition),
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París: UNESCO.
Comaroff, Jean and Comaroff Jhon (1992). Ethnography and the Historical Imagination
. San Francisco: Oxford, Westview Press.
Cooper, F. (2005). Colonialism in Question. California: University of California Press.
Dube Saurabh (2004). Post colonial passages: Contemporary History Writing on India. USA: Oxford University Press.
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Fall, Yoro K. (1988). L ́Histoire et les historiens dans l ́Afrique contemporaine. En:
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Harootonian H. (2000). Overcome by modernity: History culture, and community
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Hegel,G.W.F. (1982).
Fuente:http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/31357/3/articulo2.pdf
Fuente imagen :http://api.ning.com/files/UNsexXQ7LVlZtVTqi*f-4UIJrgagv78Sl5xUl1oxLBuqyRTB-aTaHTuArpXUJOFqDFXEnyNr4CuGVCjau20ZmcWujl80HURY/PORLADIVERSIDAD.jpg
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Reino Unido: The role of universities is changing – we can’t just focus on academia

Europa /Reino Unido/Julio 2016/Steve West/www.telegraph.co.uk
Autor: Steve West
El Reino Unido necesita una revolución del talento: esto comienza con las universidades

Una nueva ola de los estudiantes se graduarán en las próximas semanas. Ellos asistirán a las ceremonias de premios sabiendo que se enfrentan a un futuro desafiante, entrando en el lugar de trabajo en un momento de turbulencia y agitación. Pero, mientras el país lucha para resolver su relación con la UE, una cosa que sabemos con certeza es que mejora la productividad y la competitividad del Reino Unido es ahora más importante que nunca. Y eso depende de los graduados con los conocimientos adecuados y la mentalidad para competir en la economía global del conocimiento de alta tecnología.

Para tener éxito, el Reino Unido necesita una revolución talento. Vamos a necesitar más de 100.000 nuevos profesionales científicos, ingenieros y técnicos de cada año hasta el año 2020. Sabemos que el 80 por ciento de los nuevos puestos de trabajo se encuentran en sectores de alta cualificación, la colocación de las universidades y de nuestros graduados en el corazón de la futura fuerza de trabajo.Esta semana, la oficina de estadística de Educación Superior (HESA) llevó a cabo sus cifras de empleabilidad de los titulados anuales del Reino Unido. Los resultados revelaron que el 71 por ciento de los graduados fueron empleados en ocupaciones profesionales dentro sexto mes de graduarse  Cada vez más no es lo suficientemente bueno sólo para tener el conocimiento, usted tiene que ser capaz de aplicarlo en diferentes contextos

Las zonas con escasez de personal cualificado, como las profesiones afines de salud (enfermería) y la ingeniería y la tecnología, las cifras son 94 por ciento y 84 por ciento respectivamente. Pero esto sólo le dice a la mitad de la historia. A medida que las universidades, hay que asegurarse de que los alumnos tengan conocimientos complementarios que se aplica entonces en la práctica.Tenemos que proporcionar un entorno en el que puedan utilizar sus conocimientos de una manera que les ayudará en una configuración de lugar de trabajo. Se trata de desarrollar individuos flexibles, creativos. bien integrales .

Cada vez más no es lo suficientemente bueno sólo para tener el conocimiento, usted tiene que ser capaz de aplicarlo en diferentes contextos. Necesitamos equipar a los graduados con los conocimientos adecuados y la mentalidad para impulsar el crecimiento y la productividad. Nuestro papel es el de enseñar no sólo las habilidades funcionales, pero se centran en las experiencias de aprendizaje del mundo real que les permiten ser adaptables, emprendedora y listo para el trabajo. Las universidades, que no pueden hacer esto de forma aislada. Tenemos que colaborar con las empresas, el sector público y el gobierno para mapear escasez de personal calificado, el desarrollo de cursos y ofrecer pasantías y oportunidades de inserción laboral. Las universidades tienen que hacer más para dar a los estudiantes las oportunidades reales de trabajo lugar.

Esto ha llevado a la colaboración con las PYME, la industria y el sector de la salud para hacer frente a la escasez de graduados con habilidades específicas necesarias tanto a nivel nacional como regional. Habilidades cartografía ha permitido a nuestra universidad para crear y ampliar los cursos y concentrarse más eficazmente en especialidades particulares. En los últimos cuatro años, hemos duplicado el número de graduados en ingeniería que entrenamos y han introducido temas tales como un nuevo curso de informática forense para satisfacer la demanda de expertos en delincuencia informática y la seguridad cibernética La medida debe estar alejado de la enseñanza de habilidades puramente funcionales que no están actualizados casi tan pronto como se enteraron, para centrarse en las experiencias de aprendizaje del mundo real  Para la investigación y la innovación para el mapeo de las habilidades del futuro, será universidades progresistas, de colaboración que cumplir con su papel como impulsores clave de la productividad de nuestro país y el crecimiento económico.

Cualquiera que sea el futuro depara para el post-Brexit Bretaña, graduados requerirán talentos adaptables, mobiliarios, tales como resolución de problemas complejos, el espíritu empresarial y la inteligencia emocional.La medida debe estar alejado de la enseñanza de habilidades puramente funcionales que no están actualizados casi tan pronto como se enteraron, para centrarse en las experiencias de aprendizaje del mundo real. La nueva generación de graduados necesitan una flexibilidad mental que les permita hacer frente a la incertidumbre para tomar decisiones informadas y acciones.

De esta manera nos podemos servir a las necesidades de los jóvenes y ofrecer grandes oportunidades de carrera, a pesar de que muchos de ellos han preferido permanecer en la UE. Eso es lo que creo que las universidades son ahora para.

 

Fuente: http://www.telegraph.co.uk/education/2016/07/02/the-role-of-universities-is-changing—we-cant-just-focus-on-aca/

Fuente imagen: http://www.telegraph.co.uk/content/dam/education/2016/04/30/3291353_Graduation_day__at_University_of_Birmingham__England_Students_at_their_ceremony_wearing_trad-large.jpg

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Los directores de escuela, muy lejos de su principal tarea, la pedagógica

Por:  Agustina Blanco

La mejora de la calidad educativa está en el centro de la agenda de la mayoría de los países. Felizmente, en la Argentina también pareciera estar siendo el caso. Pero se sabe que mejorar sistemas de educación -cómo mejorar la formación integral y el desempeño de alumnos en miles de escuelas- es un emprendimiento de altísima complejidad, sin atajos ni recetas perfectas.

Sería aconsejable evaluar las causas que llevan a muchos sistemas educativos alrededor del mundo a enfocarse en fortalecer políticas vinculadas a los directores de escuela y al liderazgo educativo. Luego de dos décadas de investigaciones diversas, hay consenso en que luego de la práctica del docente en el aula son los directores y líderes escolares quienes representan la segunda variable de mayor influencia para lograr mejorar aprendizajes en los alumnos.

Como los directores son agentes multiplicadores con posibilidad de impactar en un gran número de maestros, sería incomprensible que un sistema no se enfocara en estos profesionales de la educación desde la política.

La Argentina es el único país de la región que asigna a sus directores funciones administrativas, pedagógicas y sociales. Estas últimas -dependiendo la provincia, se les asignan entre 33 y 65 funciones- los hacen responsables de los comedores, los albergues, la coordinación de servicios médicos y de redes de protección del derecho del niño y el adolescente.

La pregunta que se presenta es cómo pueden los directores, ante semejante desafío, enfocarse en sus funciones pedagógicas y así garantizar las condiciones para el constante mejoramiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Impacto directo

Los directores pueden lograr impacto relacionado con dimensiones específicas dentro del contexto escolar ya que fijan el rumbo de la escuela, desarrollan a sus equipos docentes y rediseñan la estructura de la organización para generar condiciones propicias para el aprendizaje.

Fijar el rumbo es la dimensión de mayor peso para lograr una escuela efectiva. Los maestros deben comprender hacia dónde va la institución, cuáles son la visión y los objetivos, y cómo intentan llegar a ellos. Una escuela con rumbo claro logra que cada miembro se sienta parte del propósito de la institución, haciendo a cada uno responsable, en alguna medida, de los logros. Esto, más allá de distribuir la responsabilidad que no es de éste ni de aquél, sino de todos, permite que cada miembro se sienta un profesional invitado a ser parte del proceso de decisiones y a trabajar de modo colaborativo en pos de los objetivos.

Esta concepción de liderazgo horizontal hace a una cultura institucional motivadora y profesional. No es posible hoy en día concebir una organización donde sus miembros no trabajen de modo colaborativo, dialoguen, reflexionen y aprendan entre pares. Sin embargo, la escuela en general no trabaja así, sino que cada docente se aísla dentro de su aula, no comparte propósitos comunes ni se siente parte de una comunidad en constante desarrollo.

Un reciente estudio de Bain & Company, luego de haber estudiado doce sistemas escolares en Estados Unidos y haber encuestado 4200 docentes y directores, concluye que los típicos formatos en la escuela están aún caracterizados por directivos sobrepasados con funciones administrativas. Esto va en detrimento de lo que es primordial, que es colocar el foco en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

El estudio propone que las escuelas trabajen bajo modelos de liderazgo distribuido, dando posibilidad a varios docentes de asumir funciones de liderazgo para el acompañamiento de otros docentes, buscando mejorar sus prácticas pedagógicas en el aula.

¿Cómo comenzar a acercar el sistema de educación argentino a un recorrido de mejora sostenida basado en el liderazgo educativo efectivo? En nuestro país, las políticas vinculadas a los directores requieren una seria revisión y un cambio de normativa en los estatutos provinciales.

Me detengo en algunos aspectos en particular que requieren cambios como la formación específica en gestión y liderazgo educativo previa al acceso al cargo; los procesos de selección rigurosos y sistematizados; los espacios institucionales rentados para que directivos y docentes planifiquen y reflexionen en equipo; la carrera docente que permita el ascenso a cargos de liderazgo pedagógico, y las funciones que los estatutos asignan a los directores.

En resumen, la calidad de un sistema educativo pone a la escuela en el centro de los procesos de mejora escolar, y los estudios demuestran que toda buena escuela está conducida por líderes efectivos. Aun si las vías para la mejora del sistema son diversas y todas debieran entrar en el análisis estratégico a la hora de definir un plan de acción a largo plazo, la vía de los directores presenta una oportunidad única por su potencial de influir en escala sobre el aprendizaje, en un tiempo relativamente corto.

No dudo de que las provincias puedan animarse a realizar una fuerte revisión de sus políticas para llevar a nuestro sistema a un mejor lugar.

Formación para líderes

A través de una alianza entre Proyecto Educar 2050 y la Universidad de San Andrés, con el apoyo de los ministerios de Educación de las provincias de San Juan, Santa Cruz, Santa Fe y Entre Ríos, se llevará a cabo el programa de formación, en el que participarán 91 directivos y 30 supervisores de escuelas

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1916055-los-directores-de-escuela-muy-lejos-de-su-principal-tarea-la-pedagogica

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Mujeres, educación y tecnología

Por: Pilar Marin Bravo

Desde escenarios opuestos, la iniciativa de tres mujeres en el aprovechamiento de la tecnología traspasa fronteras. En una escuela boliviana dos adolescentes crean un brazo hidráulico usando material reciclado; mientras que, en otro hemisferio, una joven peruana comparte ante una audiencia internacional su emprendimiento para empoderar a las mujeres en el campo de la tecnología.

Dos historias distintas, pero que destacan el protagonismo de las mujeres en el uso de la tecnología. Demuestran que es posible alcanzar mayores espacios de participación de la mujer en este sector. Entonces, ¿por qué seguimos sin revertir la enorme brecha que representa para las mujeres el acceso y uso de la tecnología?

No es solo un tema de educación, sino también de cultura. De formación desde el hogar, de proyección y de visión hacia lo que queremos lograr para el desarrollo del país a través de la formación profesional. Una visión con equidad y sin exclusiones.

En el mundo la presencia femenina en el campo tecnológico sigue siendo menor a la de los varones. En el Perú menos del 10% de los estudiantes de carreras tecnológicas son mujeres. Y si nos enfocamos hacia las carreras con demanda en este campo, el 7% de los desarrolladores web son mujeres.

Son muchos los factores que determinan que desde el hogar una niña crezca y se desarrolle con actitudes y motivación hacia la ciencia y la tecnología o que, por el contrario, se desenvuelva en un espacio más limitado que no le ofrezca mayores oportunidades de éxito.

Si la peruana Mariana Castro, que fue invitada al evento de jóvenes emprendedores en Silicon Valley se hubiera dejado llevar por estas desalentadoras cifras, no hubiera creado Laboratoria y no hubiera tenido oportunidad de ser escuchada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.

Las dos adolescentes de una provincia del altiplano de La Paz, que diseñaron su brazo hidráulico con material reciclado, demostraron cualidades y actitudes para desarrollar su talento. Su proyecto, que nació de la observación de una retroexcavadora, despertó sus actitudes para la investigación y el desarrollo de capacidades que, finalmente, culminaron con un trabajo que les significó ganar las Olimpiadas Científicas de Robótica.

¿Qué necesitamos para multiplicar estos ejemplos de mujeres que aprovechan y desarrollan la tecnología? Se necesitan redoblar esfuerzos y compromisos multisectoriales para trabajar desde las escuelas, en las familias, en la comunidad, principalmente en el área rural.

Romper las barreras que impiden vislumbrar horizontes más amplios para la educación de las mujeres. El país necesita desarrollar más su industria tecnológica y potenciar la contribución que pueden hacer las mujeres en este campo.

Fuente: http://www.elperuano.com.pe/noticia-mujeres-educacion-y-tecnologia-43436.aspx

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Economía enferma, planeta enfermo

Por: Marcelo Colussi

I

Quien escribe estas líneas no es economista ni especialista en cuestiones ecológicas. Es un ciudadano más del planeta, ni rico ni famoso, uno más del colectivo. Pero como tal me considero con derecho –¿con obligación también?, moralmente, creo que sí– a opinar y a tomar partido por cuestiones que tocan a todos. La economía dominante de nuestras sociedades, el capitalismo, está enferma. O más aún: no ha enfermado recientemente sino que nació enferma. De hecho: tiene un mal incurable. Es genético, no tiene escapatoria.

Eso se evidencia en la injusticia reinante (aspectos estructurales), en los descalabros coyunturales como las crisis financieras que se viven cíclicamente (que pagamos, básicamente, los pobres), y en términos de perspectiva histórica como especie: la destrucción de la civilización es una cruel posibilidad, tanto por la catástrofe medioambiental en curso como por la guerra nuclear total. Según se nos dice con conocimiento profundo (la ecología es una ciencia ya ampliamente desarrollada), los actuales modelos económicos de producción y consumo están produciendo desastres en el medio natural con consecuencias catastróficas y probablemente irreversibles. Actuar contra el capitalismo es actuar contra la injusticia, y más aún: es actuar a favor de la sobrevivencia de la vida en nuestro planeta.

El capitalismo, guerrerista como es en su esencia, no puede prescindir de las guerras. Eso lo alimenta, es una escapatoria para sus crisis, es negocio. De hecho, en Estados Unidos, la principal economía capitalista, un 25% de su producto bruto interno viene dado por la industria militar, y uno de cada cuatro de sus trabajadores se ocupa en esa producción. Eso es una locura, sin salida, que nos tiene reservada la muerte como punto de llegada…¡pero eso es el capitalismo más desarrollado!

Valga este ejemplo: de activarse todo el arsenal atómico disponible en este momento (que comparten unas pocas potencias capitalistas con Estados Unidos a la cabeza junto a Rusia y China) no quedaría ninguna forma de vida en el planeta. Más aún: colapsaría la Tierra, probablemente fragmentándose, con efectos igualmente tremendos para Marte y Júpiter, en tanto las consecuencias de la onda expansiva llegarían a la órbita de Plutón…, pero todo ese espectacular desarrollo científico-técnico no logra terminar con el hambre en el mundo (un muerto por inanición cada 7 segundos). ¡Eso es el capitalismo!

Junto a esa catástrofe, tenemos el deterioro del medio ambiente. “Cambio climático” es un tendencioso eufemismo que encubre la verdad: el modelo depredador de desarrollo impulsado por el capitalismo ha provocado desastres monumentales en nuestro planeta. Si el clima cambia, no es por procesos naturales sino por la alocada intervención humana en búsqueda de lucro, de ganancia económica.

Según la hipótesis conocida como Gaia, formulada por el científico Lovelock, el conjunto de la biosfera –la atmósfera, los océanos y la superficie externa de los suelos– se comporta como un todo coherente donde la vida –su componente característico– se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, la composición gaseosa de la atmósfera, la composición química y salinidad en el caso de los océanos, etc. Gaia, con su infinita paciencia de millones de años, y desde el punto de equilibrio en que se estabilice ante cambios catastróficos que pudieran sobrevenir, comenzaría siempre un nuevo proceso evolutivo de la biosfera residual (sea a partir de reptiles, de hormigas o escarabajos, o simplemente de bacterias extremófilas). De esta forma, Gaia juega así como un sistema auto-regulador retroalimentado que tiende al mantener el equilibrio de la biosfera y conservar un entorno físico y químico óptimo para la vida en el planeta. Pero una interpretación interesadamente errónea de esta teoría desprecia las cautelas del Principio de Precaución alegando que no hay que preocuparse por las agresiones ambientales humanas, pues el planeta se encarga de autorregularse. Lamentablemente ello no es así; hay más que sobrados motivos para preocuparnos: la intervención del ser humano está creando condiciones que pueden hacer imposible la continuación de la regulación.

La composición gaseosa de la atmósfera no es una constante universal, aunque haya permanecido invariable desde la aparición de la especie humana, desde hace dos millones y medio de años, con elHomo Habilis en el África, hasta ahora. A cada composición distinta de la atmósfera han ido correspondiendo otro espectro bacteriano y otros seres vivos primitivos (animales y plantas). La proporción de la atmósfera ha ido variando sucesivamente hasta llegar a la composición actual. En estos momentos la proporción de los gases de la atmósfera (21 % de oxígeno, 78 % de nitrógeno, 0.032 % de dióxido de carbono –CO2–) es vital para nuestra supervivencia (solo pudieron aparecer el ser humano y los mamíferos superiores cuando se alcanzó ese nivel), siendo muy estrecho el margen de variación que podemos tolerar. Esta atmósfera es la que ahora se está modificando por las actuaciones del propio ser humano (por su voracidad de ganancia económica). Los registros del contenido de CO2 (que se remontan hasta hace 800.000 años) indican que actualmente la proporción es la mayor que existió durante todo el tiempo registrado, y sigue aumentando continuamente por encima de lo previsto por los científicos. Paralelamente, también se está acelerando el deshielo en los polos y glaciares más rápidamente de lo previsto.

Se tiende a evaluar el transcurso del tiempo por la duración de la vida humana o de una generación. Esta consideración cortoplacista nos hace insensibles ante cambios sustanciales en la evolución de la biosfera que está produciendo la actividad humana, (a pesar de que su aceleración es miles de veces superior a la evolución previsible naturalmente) y sin que, como interesadamente podría decirse, «haya ocurrido ninguna catástrofe contrariando lo que algunos pronosticaban» . Pero eso da una falsa sensación de seguridad, con lo que se puede despreciar –no sin cierta cuota de irresponsabilidad, o arrogancia incluso–, el Principio de Precaución. La aparición de signos ostensibles de alteración significativa de la biosfera es lenta, por la gran inercia debida a sus mecanismos de estabilidad y autorregulación. Sería ingenuo pensar que se puede producir una catástrofe inmediata, pero sería una gran ceguera no querer percibir que se están produciendo alteraciones muy sustanciales y significativas. Cuando la estabilidad de la autorregulación se rompe y empieza a moverse hacia un cambio orientado (orientado en este caso hacia la regresión), la regresión es ya imparable. Una vez desencadenado el proceso, ya no hay marcha atrás y se retroalimenta. Si el proceso en marcha llega a superar la capacidad de reacomodamiento de la biosfera (que no sabemos hasta dónde llega), sería humanamente indetenible un encadenamiento de causas y efectos que se aceleraría progresivamente hasta hacer totalmente irrespirable el aire y el agua para los vertebrados superiores y que podría arrasar con todo tipo de vida.

II

Entre otras de las manifestaciones que evidencian ese proceso, puede mencionarse el llamado cambio climático.  El mismo muestra la quiebra del equilibrio autorregulado de la biosfera ,  cuya evolución ha sido tan rápida que sus consecuencias ya son visibles, pero serán más amplias de lo que suele señalarse y más aceleradas de lo que se preveía. Actualmente la alarma por la degradación de la biosfera se centra principal y casi exclusivamente en el cambio climático (si bien existe una información engañosa afirmando que se están tomando medidas que lo pueden controlar) pero, con ser muy grave, no es el principal peligro que amenaza a la biosfera, que es el causado por la contaminación genética. Ese “engaño” con que se mantiene a la población mundial muestra una pretendida preocupación por el medio ambiente, llegándose a hablar de “responsabilidad social empresarial”. Pero mientras en la última Cumbre de la Tierra en París, a fines del año 2015, se hacían pomposas (y mentirosas) declaraciones en pro del medio ambiente, al mismo tiempo, a escasos metros de la reunión se llamaba a consumir ferozmente en vísperas de las fiestas navideñas.

La base de la autorregulación de la biosfera son las bacterias cuya masa es enorme, mucho mayor que la masa y volumen de todas las plantas y animales del planeta. El conjunto de seres vivos microscópicos (bacterias, amebas, protozoos, algas unicelulares) regula las condiciones de la biosfera, y la composición gaseosa de la atmósfera.

Las bacterias continuamente están intercambiando genes y captando plásmidos y segmentos de ácido desoxirribonucleico –ADN– por transferencia horizontal de genes –THG–, por lo que rápidamente son afectadas por la contaminación genética, trasmitiendo a otras bacterias (de la misma o distinta especie) los genes o fragmentos de ADN adquiridos, y difundiéndolos por todo el planeta. Se ha comprobado que las bacterias captan con especial avidez aquellos genes o secuencias genéticas que las confieren mayor agresividad, virulencia, o defensa ante las perturbaciones, por lo que las secuencias captadas suelen hacerlas más letales, facilitar su resistencia a ser agredidas por los antibióticos y facilitar su salto a otros hospedadores distintos de aquellos sobre los que actuaban específicamente. Por lo tanto tienden a capturar los módulos o secuencias de ADN que facilitan atravesar la barrera entre especies difundidos por la liberación ambiental de cultivos transgénicos, lo que amplía la gama de posibles hospedadores de las bacterias. Las bacterias son la base de la vida; si desaparecieran, la biosfera colapsaría y desaparecería inmediatamente toda la vida vegetal y animal del planeta. Puesto que ellas intervienen en todos los procesos fisiológicos y bioquímicos vitales, todo lo que altere el comportamiento bacteriano repercute a través de ellas en los seres vivos.

La fácil captura por las bacterias de módulos genéticos añadidos a los cultivos transgénicos induce alteraciones en el universo bacteriano, que se trasmiten a los organismos simples de amebas, protozoos, algas unicelulares oceánicas, etc., cuyo conjunto es responsable de la autorregulación que mantenía la composición gaseosa de la atmósfera constante y respirable para los seres humanos. La contribución de las plantas superiores (selvas latinoamericanas -Amazonas, Petén-, del sureste asiático, etc.) es solo una parte de la regulación, que no sería suficiente por sí sola para sostener la autorregulación gaseosa de la atmósfera (también la productividad de la masa vegetal de los bosques depende, además de la fotosíntesis, de procesos bacterianos edafógenos). La alteración repentina y artificial del espectro bacteriano (“contra natura”, al violar la barrera entre especies) conduce inexorablemente a otra situación de equilibrio y a otra composición gaseosa de la atmósfera.

En conclusión, la composición gaseosa de la atmósfera está amenazada: 1) ante todo, por la alteración de los sistemas bacterianos debida a los promotores y vectores artificiales fabricados por síntesis del ADN recombinante. Esto afecta directamente a la actividad fotosintética que realizan las bacterias, y también afecta indirectamente a la fotosíntesis, por la intervención bacteriana en el desarrollo de los vegetales y en la formación de los nutrientes del suelo necesarios para su desarrollo; 2) por alteración en la composición, distribución y eficiencia de los sistemas bacterianos debida al cambio climático; 3) por la presencia de nuevos compuestos químicos, caracterizados en general por tener intensa actividad catalítica, mutágena o disruptora de procesos bioquímicos a los que las diversas especies de bacterias (como también los organismos superiores) tienen muy distinta sensibilidad, por lo que se altera la composición cualitativa y cuantitativa de los sistemas bacterianos, y con ello la naturaleza y proporción de los gases emitidos que pasan a ser componentes de la atmósfera.

En otros términos: la situación de la biosfera es mucho más grave que las estimaciones más catastrofistas habituales; y ni que hablar de la versión “light” que cierta prensa del sistema presenta, queriendo reducir su mitigación a nuevas fórmulas técnico-científicas de acción rápida.

Sería ineficaz (y tardío para la biosfera) intentar cambiar algunas piezas sin desmontar toda la maquinaria de raíz; es decir: hay que detener los actuales modelos de relacionamiento con la naturaleza, proponer vías nuevas, alternativas viables válidas realmente para la totalidad de la población mundial. Por supuesto que es imperiosamente cierto y necesario aquello de “otro mundo es posible”. Pero no basta con decirlo; es hora de hacer el bosquejo de ese mundo alternativo, de realizar el diseño de las líneas generales de la alterglobalización. Es decir: un sistema alternativo que sea técnicamente posible con la prudente y justa utilización los recursos existentes. No podemos seguir los modelos de consumo “alocado” que ha generado el capitalismo porque ello no tiene salida.

III

Esto nos lleva a un profundo problema: ¿para dónde ir entonces?, ¿cómo darle forma a la utopía de un nuevo mundo? Proponer nuevos paradigmas de producción y consumo hoy, en un mundo hiper tecnológico donde el confort material se presenta como el paraíso a la mano producto de nuestro imparable desarrollo científico, no significa “volver a las cavernas”, no implica renunciar a las conquistas tecnológicas positivas ni a los ingentes recursos culturales disponibles. Todo lo cual abre interrogantes fundamentales.

El ideario del socialismo científico clásico no reparó en estos temas ecológicos porque en el momento de su fundación, en el siglo XIX, aún se vivía la euforia de la naciente revolución científica positivista, y la confianza en las nuevas ciencias parecía infinita. Y además, porque la flamante industria (“el progreso” por antonomasia en aquel momento) aún no había confrontado a la humanidad con los desastres medioambientales que hoy, ya entrado el siglo XXI, tenemos presente.

Ahora bien: el desastre no está en la industria misma, ni en las tecnologías aplicadas ni en los conceptos científicos que la sustentan. El desastre está en el modelo económico en que se insertan. Dicho en términos de pensamiento marxista: no está en la forma de las fuerzas productivas del trabajo social sino en el modo de producción. Un sistema que se basa enteramente en el mercado, en el lucro individual, por fuerza tenía que desembocar en el disparate actual, con un desastre ecológico de proporciones globales: la producción no está al servicio de llenar necesidades básicas sino, ante todo, en función de la ganancia privada. Se produce cualquier cosa solo en función de venderla, aunque ese producto sea innecesario, contraproducente, peligroso o dañino. Para eso están las técnicas publicitarias (¿neuromarketing?): “la creación de necesidades y deseos, la creación de la insatisfacción por lo viejo y fuera de moda” , manifestó el gerente de la agencia publicitaria estadounidense BBDO, una de las más grandes del mundo, refiriéndose al núcleo de su trabajo.

En esa lógica, el ser humano y la naturaleza son solo instrumentos para lograr la meta. La promoción casi infinita de necesidades superfluas marca el ritmo de toda la dinámica humana actual; y eso, en vez de ayudar a la búsqueda del equilibrio, promueve mayores asimetrías sociales y mayor descalabro con el medio ambiente. La actual catástrofe ecológica lo pone en evidencia en forma alarmante.

Por otro lado, ese mismo modelo en que el poder es ejercido por un grupo dominante sobre una gran mayoría, da como resultado una ideología violenta centrada en la superioridad de uno sobre otros y que se mantiene en el ejercicio de la fuerza bruta como garantía final que resguarda el estado de cosas. Es decir: el que tiene el garrote más grande sigue siendo el que manda. De ahí que la proliferación de armas de destrucción masiva –para el caso: energía atómica (12.000 misiles nucleares con ojiva nuclear diseminados por todo el mundo, 6.000 pertenecientes a Estados Unidos)– contribuye también al ataque medioambiental en curso.

Como primera cuestión, entonces, para evitar que se pueda concretar esa catástrofe en ciernes, hay que cambiar las relaciones de poder, las relaciones entre explotadores y explotados, entre mega consumidores y famélicos (un tercio de la humanidad pasa hambre). Si hasta el mismo fundador del liberalismo económico clásico, el inglés Adam Smith pudo decirlo 200 años atrás (obviamente sin pensar en lo mismo que piensa el socialismo): « no puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados», es imperiosamente necesario terminar con esas diferencias para buscar un mundo más vivible. Pero al mismo tiempo, hay que apuntar a una serie de medidas que permitan la sostenibilidad de la vida humana, que nos alejen de la posibilidad de nuestra autodestrucción. La actual distribución de la riqueza es infinitamente injusta: se produce un tercio más de la comida necesaria para alimentar a toda la humanidad, mientras la primera causa de muerte es el hambre. ¡Eso y no otra cosa es el capitalismo!, aunque la maquinaria publicitaria nos muestre escaparates llenos y la “libertad de elección”.

Además de terminar con esas inequidades, con esa “enfermedad” de las relaciones económicas (enfermedades de las relaciones de poder entre los seres humanos mejor dicho), hay que terminar con el modelo de producción y consumo en el que el capitalismo nos ha metido, paradigma sumamente dañino, disfuncional, agresivo. Entre otras cosas, es necesario reequilibrar la proporción de habitantes que vive en el medio rural y en el medio urbano. La ciudad –más aún las macrourbes que no dejan de crecer, con todos los problemas sociales asociados que conllevan– es radicalmente insostenible. Difícilmente se puede conseguir un planeta sostenible cuando la población urbana ha superado ya a la que vive en el medio rural (51 % contra 49 %). Pero para fijar la población en el medio rural es necesaria una agricultura en manos de pequeños agricultores y de verdaderas cooperativas campesinas, junto a la pequeña industria de transformación de los productos agropecuarios. Una agricultura ecológica, que demanda mano de obra abundante, conserva la biocenosis edafógena de los suelos, evita la contaminación ambiental permitiendo una alimentación sana y nutritiva. Es decir: el socialismo deberá entenderse como la búsqueda de un equilibrio social sin explotadores ni explotados (ni clases sociales, ni géneros dominantes, ni supremacías étnico-culturales) además de un real respecto por nuestra casa común: la naturaleza.

IV

Si el planeta común es de todos, a todos afecta su destrucción. No debe haber transculturización súbita sino desarrollo endógeno, solidario, sostenible. La globalización puede ser una buena noticia en la historia humana, pero dependiendo de cómo y para qué se haga. Si globalización es obligar a toda la humanidad a tomar Coca-Cola y a cambiar el modelo de teléfono celular cada año, eso es un disparate absoluto, injusto e irracional en términos de sobrevivencia. Luego de las primeras experiencias socialistas del pasado siglo, tomando sus gestas heroicas y todo lo bueno que de ellas continúa vigente como legado imperecedero, hoy día d e lo que se trata es de refundar una nueva conciencia socialista pensando en una nueva globalización, que obviamente no es la neoliberal en boga. Junto a la globalización de la multinacionales voraces se debe levantar la globalización de la solidaridad; junto a la globalización del hiper consumo irresponsable se debe proponer un proyecto de vida responsable con nuestro medio natural. La idea de “desarrollo sostenible” propuesta desde un marco capitalista –allá por 1987, en el documento “ Nuestro futuro común” elaborado por la entonces Primera Ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland– sin dudas marca un camino. Se definía allí como sostenible “aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”, noción que recoge la preocupación creciente entre los sectores de poder del mundo capitalista que ya veían el desastre ecológico a que estaba llevando el modelo consumista en curso. Retomando esa propuesta, y pensando en un enfoque socialista que supere la irracionalidad del mercado y la producción basada en el lucro, es preciso encarar ese “otro mundo posible” con la responsabilidad del caso.

Terminar con el consumismo no significa volver para atrás en la historia, desechar el confort que nos posibilitan las tecnologías modernas. Hoy día, mientras muere de hambre una persona cada siete segundos a escala planetaria, un tercio de la población estadounidense y un porcentaje creciente de la población europea es obesa, sabiéndose que una dieta mejor y más austera sería mejor solución para resolver ese problema (el de la obesidad) en vez de aumentar el gasto dedicado a investigar sobre el gen de la gordura como actualmente se hace (y que, seguramente, nunca se va a encontrar). Pero no obstante la locura en juego, de la que los sectores de poder son conscientes, en vez de cambiar hábitos de consumo se continúa con “más de lo mismo”. Ello evidencia, en definitiva, que el sistema tiene una fuerza determinante sobre las individualidades. Si la tónica es consumir, porque así lo manda el mercado o la clase dominante –“la ideología dominante es la ideología de la clase dominante”–, mientras no haya cambio de sistema, difícilmente se pueda cambiar algo profundo en forma sostenible.

De todos modos, viendo el desastre en juego, en el seno mismo de la economía capitalista se han prendido señales de alarma. Ante una economía a todas luces enferma, se llegan a plantear opciones que, sin tocar la estructura de base, intentan paliativos. Surgió así, como decíamos, la idea de desarrollo sostenible, del que luego se sigue la noción de “crecimiento cero”, para llegar en la actualidad a la idea de “decrecimiento”. Según lo presenta con claridad Francisco Fernández Buey, “lo que los teóricos del decrecimiento [Serge Latouche, Vincent Cheynet, François Schneider, Paul Ariés, Mauro Bonaiuti] llaman economía sana o decrecimiento sostenible se basaría en el uso de energías renovables (solar, eólica y, en menor grado, biomasa o vegetal e hidráulica) y en una reducción drástica del actual consumo energético, de manera que la energía fósil que actualmente se utiliza quedaría reducida a usos de supervivencia o a usos médicos. Esto implicaría, entre otras cosas, la práctica desaparición del transporte aéreo [valga decir que el 94 % de los seres humanos no ha viajado nunca en avión] y de los vehículos con motor de explosión, que serían sustituidos por la marina a vela, la bicicleta, el tren y la tracción animal; el fin de las grandes superficies comerciales, que serían sustituidas por comercios de proximidad y por los mercados; el fin de los productos manufacturados baratos de importación, que serían sustituidos por objetos producidos localmente; el fin de los embalajes actuales, sustituidos por contenedores reutilizables; el fin de la agricultura intensiva, sustituida por la agricultura tradicional de los campesinos; y el paso a una alimentación mayormente vegetariana, que sustituiría a la alimentación cárnica. En términos generales todo esto representaría, en suma, un cambio radical de modelo económico, o sea, el paso a una economía que, en palabras de los teóricos del decrecimiento, seguiría siendo de mercado, pero controlada tanto por la política como por el consumidor” . Vemos así que, incluso sin salirse de un planteamiento económico capitalista, la magnitud de la catástrofe ecológica que se vive lleva a plantear soluciones en forma urgente. Es que los problemas acumulados por este modelo económico son tantos que, sin cambiar el mundo, sin cambiar la estructura social de base, sin modificar las relaciones de poder entre clases, ya comienza a haber conciencia que el camino que transita hoy la humanidad no conduce sino a problemas, quizá insolubles y catastróficos. ¿Será que las elites ya tienen preparada su nueva morada fuera de este invivible planeta? La ciencia ficción siempre queda superada por la realidad cruda y dura.

Pero no solo se trata de buscar paliativos para no intoxicarnos. Debemos apuntar a un cambio radical en la manera de llevar la vida, buscando justicia y buscando seguir sobreviviendo como especie. La progresiva falta de agua dulce, la degradación de los suelos, los químicos tóxicos que inundan el globo terráqueo, la desertificación, el calentamiento global, el adelgazamiento de la capa de ozono que ha aumentado un 1.000% la incidencia del cáncer de piel en estos últimos años, el efecto invernadero negativo, el derretimiento del permagel, la posibilidad de un descalabro universal a partir de la contaminación genética producto de los transgénicos o de una guerra nuclear total son todas consecuencias de un modelo depredador que no tiene sustentabilidad en el tiempo. ¿Cuánto más podrá resistirse esta devastación de los recursos naturales? Las sociedades agrarias llamadas “primitivas” (llamadas así por los ¿desarrollados? países industrializados), o inclusive las tribus del neolítico que aún se mantienen en la actualidad, son mucho más racionales en su equilibrio con el medio ambiente que el modelo industrialista consumidor de recursos no renovables que abrió el capitalismo. Si buscamos un nuevo mundo, una nueva ética, nuevos y superadores valores, la cultura del consumo debe ser abordada con tanta fuerza revolucionaria como las injusticias sociales.

Tener un planeta más sano significa tener una economía más sana. Y el capitalismo ya ha dado repetidas muestras de estar “enfermo” crónicamente, aunque se lo siga haciendo continuar con respiradores artificiales. Por lo tanto, no quedan más alternativas que ayudarlo a morir de una vez para hacer nacer algo nuevo y superador.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214216&titular=econom%EDa-enferma-planeta-enfermo-

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Yo trabajo, tu trabajas, el trabaja  …. la institución escolar y el mundo productivo

Luis Bonilla-Molina[i]

Era jueves y llovía, estudiantes y los maestros(as) Zulay, Saúl, Iván, Francis y yo, trabajamos en los proyectos productivos escolares. Mientras escampaba corrimos al galpón de las gallinas. Mario, José y Ana juntaron los huevos en un tobo y los llevaron al galpón de al lado donde Martín y Francisco los estaban acomodando en los cartones y apilándolos en cajas. Roscio, Javier y Ernesto abrieron el chorro de agua y con la manguera comenzaron a limpiar el piso lleno de excrementos; cuando terminaron Pedro, Josefa, Ricardo y Jorge comenzaron a colocar alimento y agua en las jaulas, tanto en el galpón de las gallinas como en el de los pollos. A lo lejos se escuchaba la risa de Carlos, Juan, Eva y Eulalio quienes hacían lo propio en los galpones de los cerdos; cuando me asomé a ver qué ocurría, vi que Juan les estaba contando chistes a sus compañeros, mientras hacían su trabajo. Dos maestros más, junto a otros grupos de estudiantes, se encontraban del otro lado de la escuela terminando de limpiar las vaqueras, dándoles alimento a las vacas y ordeñándoles. Todos estaban felices porque ese día aprenderían a hacer queso y cuajada.

Escampó y había que aprovechar al máximo el tiempo para recoger la cosecha de tomates, pimentón, acelga, repollo, rábanos, lechugas, yuca.  Los dos últimos días se había recogido el fruto de la media hectárea de café sembrada. El café se estaba secando al sol en el patio que estaba detrás del aula de quinto grado, para luego desbabarlo y trillarlo antes de tostarlo y molerlo. Cuando apresurados caminábamos a iniciar la recolección de las legumbres y hortalizas, pasamos por el salón de usos múltiples, donde la maestra enseñaba manualidades a otro grupo de niñas y niños.  Estaban terminando de confeccionar desde porta vasos hasta unos hermosos edredones.

trabajo infantil 2

Al terminar la tarde, estudiantes y profesores separamos los productos destinados para el consumo semanal de la escuela, de aquellos que al día siguiente se consignarían a la cooperativa del pueblo y, los que se venderían a puertas de la institución entre la comunidad. Gerardo, uno de los miembros del personal obrero de la escuela se acercó con un cuatro y comenzó a interpretar hermosas melodías que todos tarareamos.

Rodrigo uno de los chicos más despiertos nos preguntó a los docentes respecto al destino del dinero reunido por la venta de los productos. La profesora Zulay le explicó que con ese dinero se volvían a comprar semillas e insumos y si sobraba algo se invertía en la adquisición de herramientas y útiles de limpieza. A lo cual el niño replicó:  Pero maestra, ¿por qué nunca nos dan cuenta de eso, ni nos dan un poco de la ganancia para comprar algo el fin de semana?.  La maestra le contestó: –Ustedes reciben la educación, aquí aprenden a trabajar y logran dominar tanto la ciencia como el conocimiento.  Es el mejor pago que le podemos hacer por su esfuerzo. Saúl, otro de los docentes añadió: -Además no sería legal que le demos dinero a niños porque nos pueden acusar de promover el trabajo infantil.

La cara de desaprobación de Rodrigo por las explicaciones  que los docentes les habíamos expresado me catapultó a mis tiempos de estudiante de bachillerato en una escuela técnica agropecuaria, antes de ingresar a la carrera docente en la Pedagógica.  Recordé que me politicé en la escuela técnica, exigiéndole al director las cuentas por la administración de los cultivos de caña, café, la venta de cerdos, leche y otros productos que se generaban en la institución. No pude evitar sonrojarme de vergüenza, al darme cuenta de cómo cambiaron mis perspectivas e interpretaciones del mundo de estudiante a docente. Con la mirada a ras de suelo recordé cada uno de los argumentos respecto a la justicia social que iluminaron mis años juveniles.  Mi mente voló por los pasillos y aulas del pedagógico donde estudie para maestro, mención educación para el trabajo, recordando mis argumentos sobre el trabajo remunerado y la plusvalía en los espacios escolares, el trabajo esclavizado en la escuela, los límites del trabajo voluntario y otros temas.  Recordé mis denuncias sobre la escuela religiosa medieval que sometía a situaciones de semi esclavitud a niños y jóvenes, a cambio de un trozo de pan y aprender a garabatear algunas letras y aprender las operaciones matemáticas básicas.

Esa noche, me senté frente a la máquina de escribir –no eran tiempos de escritura digital-  y redacté una solicitud de inclusión del punto para el próximo consejo de maestros. En el texto planteaba que nuestras escuelas no habían llegado a la revolución industrial y el emerger de los derechos laborales, y que por el contrario, se habían quedado en el estadio feudal de algunos modos de trabajo no remunerado. El punto entró en agenda del consejo docente que se realizó una semana después, pero el debate fue medio bizarro.  Los argumentos a favor y en contra oscilaron entre las limitaciones jurídicas existentes para la distribución de la plusvalía para niños y jóvenes, el tema de las prohibiciones respecto al trabajo infantil, hasta el papel enaltecedor del trabajo escolar; todos los argumentos en contra me hicieron comprender que este no era un debate localizado a un plantel, sino que demandaba un amplio debate nacional sobre el papel del trabajo productivo en el sistema educativo, desde la educación inicial hasta los postgrados.  

Hoy, veinte años después de este incidente continúo queriendo aprender al respecto con las voces y experiencias de muchos que han trabajado el tema.  En el presente hasta magnates como Bill Gates donan gallinas para proyectos productivos en escuelas y liceos de distintos países sin que nadie vuelque la mirada por un tema tan complejo como la distribución de la ganancia en los proyectos educativos.

¿Estarías dispuesto a juntar tu voz en esta tarea?  Nos acostumbramos a escuchar que ahora los jóvenes no les gustan trabajar, pero ¿tú trabajarías sin salario a cambio de tu esfuerzo? ¿podemos decirles a los niños y jóvenes que amen el trabajo mientras en la escuela viven la experiencia de esfuerzo sin compensación salarial? ¿no crees que la ética del trabajo se redimensionaría si los niños y jóvenes conocen la relación costos-.beneficios a plenitud y deciden democráticamente su destino?  ¿es posible reconciliar responsabilidad social con remuneración por el trabajo productivo en cualquier etapa?  ¿entra el trabajo productivo escolar en formas de trabajo infantil proscritas por las convenciones internacionales y las legislaciones nacionales? ¿Cuáles son los límites del trabajo voluntario?  Abrámos el debate ¡!!!

[i] Docente con 37 años de experiencia pedagógica en los distintos niveles y modalidades del sistema educativo venezolano.  Docente invitado en varios posgrados de América Latina

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