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El maestro multigrado y su atributo esencial

Por: Juan Galindo Flores*

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el Campo Estratégico en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

En metafísica, cuando se habla de cualidades esenciales, se alude a aquellas que son necesarias al ser, “aquello por lo que un ser es lo que es”, dice De Finance (1971), como en el caso del hombre, la racionalidad es, sin duda, un atributo necesario. A manera de ejercicio, si trasladamos este concepto al ámbito educativo y nos preguntamos, ¿cuál es la esencia del maestro?, es decir, ¿que hace que un maestro sea maestro?, ¿qué responderíamos?, quizá las preguntas tengan muchas y variadas respuestas, pero una que al menos dejaría algunas dudas es la relacionada con el trabajo administrativo, incluido en el cúmulo de actividades que un maestro debe realizar. Sobre este punto cabe preguntarse, ¿el trabajo administrativo es esencial para ser maestro? Cualquier respuesta, ya sea en sentido afirmativo o negativo, estaría ligada a una concepción del maestro y, por lo tanto, a una concepción de la educación.

Esta cuestión adquiere relevancia por la tendencia de las autoridades educativas a aumentar cada día más la carga administrativa de los maestros. Quizá en las escuelas con personal dedicado exclusivamente a este tipo de trabajo, la situación no represente mayor problema. Pero no sucede lo mismo en las escuelas donde el docente atiende a uno o a varios grupos (multigrado) y, además, debe cumplir con todos los requerimientos de carácter administrativo, lo que no sólo es una carga adicional, sino que también lo obliga a descuidar a sus alumnos.

En estos tiempos, cuando la relativización de los temas está a la orden del día, no es tan sencillo hablar de atributos esenciales; quizá hace algunas décadas representaba menor problema, como lo podemos ver en Cortázar, que en el artículo Esencia y misión del maestro, publicado en la Revista Argentina en 1939, envía un mensaje a los estudiantes normalistas, a los futuros maestros:

Ser maestro significa estar en posesión de los medios conducentes a la transmisión de una civilización y una cultura; significa construir, en el espíritu y la inteligencia del niño, el panorama cultural necesario para capacitar su ser en el nivel social contemporáneo y, a la vez, estimular todo lo que en el alma infantil haya de bello, de bueno, de aspiración a la total realización.

Con una admirable claridad de pensamiento y con una impecable prosa transmite a los futuros educadores sus ideas sobre la esencia y la misión del maestro. Para Cortázar, la función del docente debe centrarse en la formación del educando. La suya es una postura que armoniza con la noción de educación de Altarejos y  Naval (2011), quienes la entienden como una “acción recíproca de ayuda al perfeccionamiento humano, ordenado intencionalmente a la razón, y dirigido desde ella, en cuanto que promueve la formación de hábitos éticamente buenos”.

La escuela ha sido, por siglos, un elemento primordial para la educación; a su vez, el aula es la parte mas importante de la escuela, en un aula interactúan maestros y alumnos, el trabajo con los alumnos es un atributo esencial de un maestro, es su principal razón de ser. Una de las acciones que hace a un maestro ser maestro es ayudar a sus alumnos al perfeccionamiento de sus facultades, esa interacción es la educación. ¿Resultaría, entonces, que las actividades ajenas a la formación de los alumnos no son esenciales para el trabajo docente?

En México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) cada día parece privilegiar más la elaboración de papelería, en lugar de permitir que los maestros destinen el mayor tiempo posible a actividades relacionadas con el aprendizaje de sus alumnos. La situación se empieza a complicar en las escuelas donde el director tiene un grupo a su cargo, porque debe preparar sus clases y además cumplir con la parte administrativa. En las escuelas multigrado el panorama es por demás complejo: el maestro debe planear para dos o más grupos, cuando se trata de un director, también está obligado a responsabilizarse del trabajo administrativo. Resulta obvio que para atender los temas de índole administrativo deja de hacer actividades relacionadas con sus grupos, con sus alumnos. En estos casos, cada salida del aula implica que uno o más grupos pierdan clase, es un tiempo que ya no se recupera, lo que resulta una paradoja pues, este tiempo se pierde en grupos necesitados precisamente de eso, de tiempo y, también, de atención.

Las escuelas multigrado están ubicadas predominantemente en el medio rural y, en muchos casos, en zonas de alto grado de marginación. Los estudiantes de estas escuelas están en desventaja, requieren de más apoyos y atención por parte de los responsables de brindarles el servicio educativo, pero no sucede así sino, lamentablemente, lo contrario, como desde hace varios años lo sostuvieron Carmen Noriega y Anette Santos (2004) después de realizar un estudio sobre telesecundaria:

Siempre son los alumnos más pobres quienes obtienen los menores porcentajes de aciertos y viceversa. No obstante, el hecho de que los alumnos de telesecundaria obtengan peores resultados que sus pares de otras modalidades, aun homogeneizando algunas de las condiciones de pobreza-riqueza, permite cuestionar de manera más enfática la capacidad de sus escuelas para compensar sus desventajas de origen.

Es precisa y urgente una revisión detallada para determinar la necesidad de cada uno de los documentos y trámites administrativos que actualmente son solicitados a los maestros que tienen uno o más grupos a su cargo. En efecto, lo relacionado a certificación escolar y algunos otros son ineludibles, pero vale la pena revisar algunos programas, sobre todo los que implican llenar actas y recabar firmas de los padres de familia o autoridades; también aquellos que dependen de los informes que el mismo maestro envía. Debe evitarse que el maestro tenga que abandonar la escuela para realizar la entrega periódica de documentos.

Las plataformas son una buena opción para optimizar el trabajo, sólo que con frecuencia sucede que el maestro sube la información o realiza el llenado de los formatos, pero le piden que descargue el archivo, lo imprima, lo firme y, en otros casos, recabe firmas de los padres de familia para, finalmente, entregar el documento ante la instancia correspondiente. Por desgracia, las plataformas no son vistas como una herramienta para evitar el uso del papel, al parecer sólo terminan siendo proveedoras de formatos.

Cuando un maestro es valorado por su cumplimiento en la entrega de la documentación o por su empeño en la realización de los trámites administrativos se está tomando un atributo, regresando a la metafísica, como lo esencial de su ser. Entonces, los maestros tratan de cumplir todo lo relacionado con lo administrativo, no porque no les interesen sus alumnos, sino porque sienten que a la autoridad educativa le interesa tanto determinado documento, que no percibe preocupación por el estado de desatención de sus alumnos. Así, llegamos al extremo donde lo importante es, por ejemplo, el informe per se, no la relación del contenido de dicho informe con lo efectivamente realizado; lo importante es cumplir con el documento, pasan a segundo término las acciones realizadas, incluso, si en verdad dicho documento contiene acciones que realmente se efectuaron.

De esta forma, queda desdibujada la esencia del maestro, al tomarse uno o algunos atributos no esenciales por parte de la autoridad educativa para decretar el cumplimiento de las obligaciones docentes, pues con estas prácticas se termina diluyendo la verdadera esencia de ser maestro. En un escenario de este tipo, las consecuencias son graves, porque para el maestro ya no es necesario trabajar, descubre que a la autoridad le basta con recibir un informe donde se diga que se trabajó. Esto sucede cuando un atributo toma el lugar de la esencia. El problema, los grandes perdedores son los estudiantes, lo más grave, todo es propiciado por la misma autoridad.

Referencias

Alatarejos, F. y Naval, C. (2011). Filosofía de la educación. España: Ediciones Universidad de Navarra, S. A. (EUNSA).

Cortázar, J. (1939). Esencia y misión del maestro. Revista Argentina. https://www.uv.es/~sociolog/educacio/textos/Cortazar.html

De Finanace, J. (1971). Conocimiento del ser. Tratado de ontología. España: Editorial Gredos.

Noriega, C., y Santos, A. (2004). Un acercamiento a las telesecundarias con base en los resultados de sus alumnos en el EXANI-I. En Evaluación de la educación en México. Indicadores del EXANI-I. México: Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior.

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org/author/odej/

 

  • Miembro de la Red de Investigación de Educación Rural (RIER)
  • Sistema Estatal de Telesecundaria de Durango

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No son manadas, son hombres que violan.

Por: Miguel Lorente Acosta

A vuelto a suceder en todos los medios al referirse a los cuatro violadores que actuaron en la provincia de Alicante en 2019 como “la manada de Callosa”.


Llamar “manadas” a las violaciones grupales es hacer un homenaje y un reconocimiento a los cinco violadores que llevaron a cabo su agresión bajo esta denominación en los sanfermines de 2016, y darle carta de naturaleza a su estrategia de ataque sexual grupal qué otros hombres han imitado de ellos y del “reconocimiento” mediático obtenido, hasta el punto de que uno de esos grupos en Tenerife se denominó a sí mismo como “la nueva manada”.

Pero además del reconocimiento a los violadores de Pamplona, referirse a estas agresiones como “manadas” tiene otras consecuencias en la práctica:

  • Llamar “manada” a un grupo de hombres los presenta como “animales o bestias”, lo cual puede parecer muy gráfico como calificativo, pero de ese modo se crea la imagen de que su conducta forma parte de la brutalidad animal, no de la racionalidad humana que lleva a planificar la agresión sexual, y a actuar en consecuencia adoptando todos los mecanismos de protección que eviten las consecuencias negativas para quien la ejecuta, como se comprueba en las sentencias judiciales al describir los “hechos probados”.
  • Por otra parte, se genera la sensación de que la manada aparece de forma espontánea con el propósito de delinquir y llevar a cabo la violación, y se crea la imagen de que ese grupo de hombres, antes y después de ser “la manada” de turno, son hombres ajenos a ella que sólo forman parte de la misma en una especie de trasmutación. La realidad es justo la contraria, son esos hombres normales que trabajan, se relacionan y divierten en circunstancias muy diferentes los que deciden realizar la violación, y para ello se juntan con el objeto de actuar según su decisión. 
  • La singularización del grupo de hombres como “manada” facilita que cada uno de sus integrantes se difumine entre el conjunto perdiendo protagonismo y responsabilidad, como si no hubiera determinación individual y todo fuera consecuencia de una decisión superior impuesta por ese “sujeto” presentado como “la manada”.

Y no son manadas, son hombres. Hombres que violan como el resto de los hombres que deciden llevar a cabo agresiones sexuales, unos solos, otros en compañía,pero todos juntos hacen que aproximadamente el 13% de las mujeres de la Unión Europea hayan sido víctimas de violencia sexual, bien en las relaciones de pareja (7%), o fuera de ellas (6%), tal y como recoge el Informe de la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA, 2014).

La referencia al grupo como organización criminal al asociar “manada” con “grupo de hombres que violan”, tiene un efecto similar a llamar a un número de delincuentes “banda criminal”, como, por ejemplo, cuando se habla de “banda terrorista”, “banda armada” o de “banda de narcotráfico”. Esta situación genera dos consecuencias añadidas: 

  1. La primera, sitúa las acciones criminales como un problema de determinadas organizaciones, algo que en el caso de la banda criminal tiene sentido, puesto que actúa contra las referencias del orden dado, pero no en “las manadas”, porque en este caso se trata de un problema social y estructural integrado en la violencia de género, el cual parte de todos los mitos y estereotipos creados por la cultura para justificar la violación. Mitos que culpabilizan de lo ocurrido a la propia víctima o a las circunstancias, tal y como recogen los estudios, entre ellos el del CIS de julio de 2017. En él se aprecia que un 72’2% de la población piensa que cuando una mujer es violada se debe a que ella provoca la agresión (“coquetea”, invita a copas, tipo ropa que viste…), y un 8’5% cree que ella tiene la culpa (andar sola, estar bebida, ir con desconocidos…)
  2. Y en segundo lugar, hace creer que sólo son criminales o sólo violan los que forman parte de la banda o de la manada, lo cual vuelve a tener sentido para una organización criminal, pero no para un grupo de hombres que se divierten y utilizan las circunstancias para violar. Esa posición que identifica la violencia sexual con el grupo hace creer que el resto de los hombres no delinquen o no violan, cuando en realidad pueden hacerlo, solos o en compañía, si así lo deciden, tal y como reflejan las estadísticas.

Todo empezó con la “manada de Pamplona”, pero después los medios y las redes han continuado su historia al referirse a otras violaciones grupales como la “manada de Manresa”, la “manada de Tenerife”, la “manada de Azuqueca de Henares”, la “manada de Collado Villalba”, la “manada de Mataró”, la “manada de Sabadell”… más de 36 manadas hasta la última de estos días atrás, la “manada de Callosa”, que ha cobrado actualidad con la celebración del juicio.

No son manadas, son hombres que violan. Ni siquiera son hombres juntos que violan, sino hombres que se juntan para violar. 

Si no llamamos a las cosas por su nombre y a los hombres por sus hechos,estaremos hablando de realidades diferentes y dejando en el lado oculto a la violencia de género en sus distintas expresiones. Y al mismo tiempo sacaremos a la luz a los agresores y les haremos un reconocimiento al llamarlos con el nombre que ellos mismos se dieron, y por el que se les identifica popularmente.

Una petición o ruego, no usemos más el nombre de “manada” para referirnos a los hombres que actúan en grupo para violar.


Fuente: https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2021/07/06/manadas/

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La inviabilidad del neoliberalismo en América Latina

Por: Hedelberto López Blanch

La enorme y hasta ahora incontrolable pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la inviabilidad del sistema neoliberal implantado en varios países de América Latina a principios de la década de 1980.

Con servicios de salud públicos precarios muchas naciones de la región se han visto imposibilitadas de atender a la mayoría de sus pobladores que no pueden pagar una adecuada atención médica lo cual ha provocado la muerte de más de un millón de personas en el área y que además, no han podido vacunarse porque los gobiernos no tienen capacidad monetaria para comprar las vacunas anticovid.

Como consecuencia directa se han perdido millones de empleos por el cierre de comercio, servicios, empresas e industrias con el consecuente incremento de la ya enorme pobreza en que vivía la región antes de comenzar la pandemia.

El sistema neoliberal que impulsó las privatizaciones de fábricas, edificaciones, tenencia de tierras, servicios esenciales como agua, salud, electricidad, educación, enriqueció a unos cuantos mientras no ha sido capaz de dar la mínima respuesta alentadora a los habitantes afectados por la epidemia.

Bajo estas condiciones, el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder informó que el impacto de la pandemia sobre el mercado laboral fue cuatro veces superior al de la crisis económica de 2008, y la comparó con un cataclismo.

Dijo que para muchos la situación laboral durante la covid-19 ha sido de molestia, tedio, frustración y para otros, miedo, pobreza, supervivencia.

El mundo laboral, enfatizó, esta mal preparado contra la pandemia al igual que los sistemas de salud y remarcó que la recuperación sería desigual si la tendencia actual continúa.

En 2020 y principio de 2021, los cuentos de hadas sobre las bondades del neoliberalismo tuvieron un fuerte revés al producirse dramáticos escenarios populares en países como Colombia, Chile, Perú, Brasil, Honduras, Haití, Ecuador, Paraguay, Guatemala.

En numerosas calles y ciudades de América Latina, multitudes de hombres, mujeres y jóvenes, han salido a exigir sus derechos ciudadanos; a clamar por un mayor control del Estado y de los gobiernos sobre los servicios y entidades públicas; pedir la repartición equitativa de las riquezas del país para poder alcanzar verdaderos derechos humanos.

Esta realidad se corrobora con una reciente encuesta realizada por el Centro Latinoamericano de Geopolítica (Celag) donde se enfatiza que “el 90 % de los argentinos están a favor de un Estado mucho más presente y activo; en Bolivia este valor se ubica en 75 %; Ecuador y Perú 73 %; Chile 70 % y México 60 %”.

Índices parecidos se manifiestan entre los ciudadanos latinoamericanos con respecto a la proposición de subir impuestos a las grandes fortunas; garantizar el derecho a la salud y la educación; frenar las privatizaciones; suspender y renegociar el pago de la deuda pública.

Como la crisis esta lejos de finalizar, varios organismos internacionales no esperan que la situación regrese a los niveles anteriores a la pandemia, hasta el año 2023.

El análisis de la OIT asegura que los trabajadores jóvenes son los que más han sufrido la pérdida de empleo, la salida del sector activo o la incorporación tardía al mismo. La tasa de ocupación de los jóvenes de 16 a 24 años disminuyó un 8, 7 % frente al 3,7 % de los adultos y los sectores con mayor afectación son la hotelería y la restauración.

A esto se une que ellos son los primeros en sufrir los recortes de horas laborales y poseen menos experiencia de empleo, además de que 3 de 4 jóvenes trabajan en la economía informal, en especial la agricultura, pequeñas cafeterías o restaurantes, y sus ahorros son sumamente escasos los que prácticamente no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas.

Son precisamente estos sectores juveniles, golpeados con fuerza por las pocas posibilidades que le ofrecen los regímenes neoliberales entronizados en Latinoamérica, los que salen a las calles para exigir mejoras económicas, sociales, laborales y financieras que les permitan disminuir las pésimas condiciones en que subsisten junto a sus familiares.

El panorama resulta más alarmante al conocerse recientes informes de organismos especializados los cuales indican que la pandemia ha dejado a 28 millones de latinoamericanos y caribeños en situación de pobreza laboral con una tasa de desocupación del 11,1 % este año.

En la región, explica la OIT, laboran en la informalidad 140 millones de personas que representa el 50 % de los trabajadores, o sea, cinco de cada diez se hallan en ese sector, sobre todo en las actividades de comercio al por menor, conocido como venta callejera.

En Perú se estima que alcanza al 68,4 %; Argentina 49,4 %; Chile y Uruguay, 25,4 % y 25,1 %, respectivamente.

Como consecuencia de la pandemia se han exacerbado la informalidad, el empleo precario, la desigualdad y la ausencia de programas de protección para la mayoría de los trabajadores.

América Latina, aseguran la OIT y el Banco Mundial, sigue siendo la región más afectada en el mundo y sugieren que el empleo debe estar en el centro de la recuperación económica. Pero la conclusión real es que el sistema neoliberal ha fracasado al ampliar las desigualdades entre ricos y pobres así como llevar hambre, miseria, desatención médica y educacional a millones de personas.

La inviabilidad del neoliberalismo en América Latina

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UNESCO – Recuperar el aprendizaje perdido: ¿Cómo actuar con rapidez y a gran escala?

Recuperar el aprendizaje perdido: ¿Cómo actuar con rapidez y a gran escala?

La pandemia de COVID-19 aceleró la oleada de cierre de escuelas en todo el mundo, algo que, según la UNESCO, puede equivaler a un promedio de 15 semanas (4 meses) en 2020. A menos que los responsables de tomar decisiones y formular políticas actúen con rapidez y de manera adecuada para atenuar la pérdida de aprendizaje resultante, más de 100 millones de educandos podrían quedar por debajo del nivel mínimo de competencias en lectura, algo que exacerbaría las desigualdades en materia de aprendizaje.

Para evitar una situación como esta, los sistemas educativos nacionales han desplegado numerosas medidas con resultados desiguales. Las experiencias y lecciones extraídas pueden proporcionar consejos útiles para la elaboración y puesta en marcha de estrategias y modalidades específicas en cada contexto. Sin embargo, la magnitud y profundidad de la repercusión generada por la crisis actual obliga a los responsables a sopesar y seleccionar las medidas que deben desplegarse por etapas y según la escala con el paso del tiempo.

La más reciente nota temática sobre programas de aprendizaje para la recuperación elaborada por la UNESCO proporciona un análisis preliminar de las diferentes medidas adoptadas por los países y describe las estrategias más prometedoras con miras a planificar y aplicar los programas para la recuperación de los logros perdidos. Los resultados preliminares proporcionan una buena base de conocimientos para reflexionar y deliberar de manera más profunda sobre los programas de aprendizaje de recuperación, la recuperación del aprendizaje perdido y el reforzamiento de la resiliencia centrado en el reforzamiento del sistema educativo.

Los gobiernos, los centros educativos y los docentes deberán tener en cuenta tres dimensiones interrelacionadas en cada contexto local: el enfoque curricular (por ejemplo, si se condesarán los planes de estudios con miras a centrarse en los conocimientos y competencias básicas); al apoyo suplementario necesario (por ejemplo, tutorías dirigidas a los alumnos con dificultades); y las medidas prácticas necesarias para poner en marcha la estrategia adoptada (por ejemplo, ajustar el calendario escolar y el empleo del tiempo con miras a aumentar el tiempo de contacto presencial, organizando grupos más pequeños en las aulas). En consecuencia, estos desempeñarán papeles y tendrán responsabilidades diferentes a la hora de poner en marcha las acciones que han seleccionado.

En el futuro los ámbitos de acción clave serán los siguientes:

  • Evaluar las necesidades de aprendizaje determinando las deficiencias en materia de competencias y conocimientos sobre la base del currículo implementado o ajustado. Las evaluaciones continuas tanto formativas como cuantitativas son esenciales.
  • Ajustar la pedagogía para que la enseñanza se adapte más a las necesidades y capacidades individuales de los educandos. Es posible que sea necesario condensar el currículo para que pueda reflejar los principios básicos y enseñar las competencias esenciales en el tiempo limitado del que se dispone.
  • Dar prioridad, formar y apoyar a los docentes que son la columna vertebral de todo el sistema educativo. Cualquier intento de introducir nuevas tecnologías o técnicas en las aulas debe acompañarse de una formación de los docentes en materia de estrategias de aprendizaje adaptado, evaluación del aprendizaje y competencias digitales.
  • Hacer hincapié en el aprendizaje socioemocional reconociendo las necesidades en materia de salud mental de educandos y docentes. Los planes de estudio deben integrar un componente relativo a la salud mental, tal como la atención plena y propiciar las relaciones interpersonales sanas entre alumnos y docentes.
  • Garantizar la inclusión e igualdad de género, en particular para los cerca de 11 millones de niñas podrían no volver a la escuela después de la pandemia, y otros grupos desfavorecidos o vulnerables que han sido los más afectados por la crisis de la COVID-19. Los responsables políticos deberán reducir la discriminación basada en cuestiones de género en las escuelas, incitar a las niñas a volver a la escuela después de la pandemia, promover el liderazgo de las mujeres en la planificación de la recuperación y tener en cuenta las necesidades específicas de los educandos vulnerables en las aulas y fuera de estas.

La UNESCO aúna sus esfuerzos junto al UNICEF y el Banco Mundial para ayudar a los países a garantizar el regreso seguro de los niños a las escuelas; velando por que los educandos reciban un aprendizaje de recuperación eficaz y un apoyo para recuperar las pérdidas de aprendizaje y mejorar el bienestar general, así como que los docentes estén preparados y reciban el apoyo necesario para que puedan responder a las necesidades de aprendizaje de los alumnos en consonancia con las prioridades establecidas por Misión: Recuperar la educación en 2021 (en inglés).

Fuente de la Información: https://es.unesco.org/news/recuperar-aprendizaje-perdido-como-actuar-rapidez-y-gran-escala

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Yemen: The number of children facing education disruption in Yemen could rise to 6 million, UNICEF warns

The number of children facing education disruption in Yemen could rise to 6 million, UNICEF warns

SANA’A, 5 July 2021 – Six years on, Yemeni children’s education has become one of the greatest casualties of Yemen’s devastating and ongoing conflict, according to a new report published by UNICEF today.

Just over 2 million school-age girls and boys are now out of school as poverty, conflict and lack of opportunities disrupt their education. This is double the number of out-of-school children in 2015 when the conflict started.

The report, ‘Education Disrupted: Impact of the conflict on children’s education in Yemen’, looks at the risks and challenges children face when out of school, and the urgent actions needed to protect them.

“Access to quality education is a basic right for every child, including for girls, displaced children and those with disabilities,” said Philippe Duamelle, UNICEF Representative to Yemen. “The conflict has a staggering impact on every aspect of children’s lives, yet access to education provides a sense of normalcy for children in even the most desperate contexts and protects them from multiple forms of exploitation. Keeping children in school is critical for their own future and the future of Yemen.”

The report highlights that when children are not in school, the consequences are dire, both for their present and their futures.

Girls are being forced into early marriage, where they remain trapped in a cycle of poverty and unfulfilled potential. Boys and girls are more vulnerable to being coerced into child labour or recruited into the fighting. More than 3,600 children in Yemen were recruited in the past six years.

To make matters worse, two-thirds of teachers in Yemen – over 170,000 teachers in total – have not received a regular salary for more than four years because of the conflict and geopolitical divides. This puts around four million additional children at risk of disrupted education or dropping out as unpaid teachers quit teaching to find other ways of providing for their families.

Children who do not finish their education are trapped in a self-perpetuating cycle of poverty. If out-of-school children or those who have dropped out recently are not properly supported, they may never return to school.

The combined effects of the prolonged conflict and the latest assault on education in the form of the COVID-19 pandemic will have devastating and long-lasting effects on the learning as well as the mental and physical well-being of children and adolescents in Yemen.

In the report, UNICEF calls for all stakeholders in Yemen to uphold children’s right to education and work together to achieve lasting and inclusive peace. This includes stopping attacks on schools – there have been 231 since March 2015 – and ensuring teachers get a regular income so that children can continue to learn and grow, and for international donors to support education programmes with long-term funding.

About UNICEF

UNICEF works in some of the world’s toughest places, to reach the world’s most disadvantaged children. Across more than 190 countries and territories, we work for every child, everywhere, to build a better world for everyone.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/number-children-facing-education-disruption-yemen-could-rise-6-million-unicef-warns

 

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4 reglas para la excelencia en las personas (no confundir con ser perfecto)

4 reglas para la excelencia en las personas (no confundir con ser perfecto)

Hay una realidad: Cuando una persona se destaca en determinados ámbitos de su vida se debe a que confluyen una serie de factores que logran que sea considerada especial en algo, sin importar en qué. Su don, su talento, su fuerza, empuje y optimismo, son algunos de ellos.

Un aspecto nada menor es el de la búsqueda permanente de la excelencia, a la que no hay que confundir con perfección -que no existe en este plano de existencia humana-.

La excelencia es la cualidad superior en algo, por ejemplo, en aquello se hace muy bien, en forma sobresaliente, por ejemplo, en su estilo distinguible desde lejos; en el alcance y profundidad al asumir compromisos y asuntos, y en el brillo que surge cuando está presente. Cuando se la sostiene en el tiempo y se la convierte en un hábito, es justamente la repetición de ese conjunto de hábitos de donde surge el perfil de persona reconocida por sus méritos y por sus cualidades distintivas.

Lo más notable es que casi siempre logran transformar la excelencia en el hacer y en su sentir interno en un estilo de vida. Seguramente conoces personas muy buenas en su profesión o en su desempeño cotidiano; y, sin embargo, no rozan la excelencia, porque por diferentes motivos no están dando lo máximo permanentemente; quizás lo hagan de vez en cuando.

  • Cómo ser una persona excelente

Una definición de excelencia es hacer lo mejor posible al máximo nivel con los recursos disponibles. Es obtener la más alta calidad en todo lo que se hace, todo el tiempo.

Tener excelencia implica, también, ser excelente como persona. No les vale hacerlo a medias, postergar, dejar las cosas por la mitad, decir “me da igual”. Asumen un compromiso tan fuerte con lo que sienten, piensan, dicen y hacen, que es notable la calidad superior del resultado final que obtienen permanentemente.

Si quisieras empezar a funcionar con excelencia en cualquier ámbito (personal, profesional, relaciones, comunicación interpersonal, etcétera) estas cuatro reglas pueden servir de guía:

Hacen siempre el máximo de lo que pueden dar. Las personas excelentes tienen como lema no hacer las cosas a medias. Usualmente deciden no encarar un proyecto si no están seguros de poder hacerlo. Saben pedir disculpas; son puntillosos con los detalles; cuidan todo el proceso en el que están involucrados y pueden mantenerse enfocados por largos períodos para garantizar que todo salga excelente (no necesariamente perfecto).

Cumplen siempre con su palabra. Otra característica resonante es que siempre y bajo toda circunstancia cumplen con la palabra que han dado. Si dicen que “sí”, es “sí”, y ten por seguro que harán su mayor esfuerzo por alcanzar y hasta superar los objetivos planteados. Difícilmente no puedas confiar en una persona excelente, porque es extremadamente cuidadosa al asumir desafíos: los mide de antemano; los toma como un reto a superar a partir del aprendizaje continuo. Su nivel de compromiso es muy alto en todo lo que se proponen: por eso llegan muy lejos y son dignos de confianza por parte de los demás.

Son extremadamente enfocados. La cualidad del foco y mantener la atención por más tiempo que el promedio habitual también los caracteriza en forma sobresaliente. Se diría que hasta llegan a tener tal nivel de enfoque en lo que tienen entre manos que, como lo asumen y sienten tan profundamente, el tiempo suele pasar volando. Pueden ser multi tarea sin problemas, aunque prefieren desafíos mayores, que les permita sostener un nivel alto de energía concentrada en algo específico que los mueva desde adentro.

Tienen disciplina en todo lo que hacen. Esta cuarta regla es un mantra, un lema permanente en las personas excelentes. Son extremadamente disciplinados: llegan a tiempo, no dejan esperando a los demás, son asertivos en su comunicación y, si lo prometen, lo cumplen como sea. Se entrenan en ser mejores cada vez, y lejos de sentirlo como una obligación o una carga extra, lo viven con naturalidad y espontaneidad: es su forma de ser y de concebir las cosas.

En las empresas siempre hay personas excelentes que, por lo general, logran llegar muy alto en sus carreras profesionales. No necesariamente lo hacen a costa del estrés, sino que, por el contrario, al ser enfocados y disciplinados han aprendido a balancear su vida personal y laboral. Lo que sí es factible es que este tipo de personalidades generen cierta rivalidad y envidia en aquellos que no le llegan ni a los talones. Como generalmente deben convivir con este tipo de personas, refuerzan su talento para la excelencia, y se mueven aplicando su habilidad de liderazgo, posición para la que son observados y buscados en las empresas por su alto nivel de auto superación.

Ser excelente es un rasgo que se puede entrenar y adquirir; se desarrolla en base a la práctica y a modelar a estas personas que, desde afuera, parecen un poco auto exigentes; aunque, por dentro, en verdad, lo que hacen es llevar adelante su auto disciplina para obtener resultados mejores cada día. Y esto es lo que los hace distinguirse de la mayoría.

La pluma invitada de ElCapitalFinanciero.com es: Daniel Colombo

Fuente de la Información: https://elcapitalfinanciero.com/4-reglas-para-la-excelencia-en-las-personas-no-confundir-con-ser-perfecto/

 

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Ay Nicaragua, Nicaragüita… (III)

Ay Nicaragua, Nicaragüita… (III)

Mario Alberto Puga

Alguien me dijo alguna vez que a los nicaragüenses les gusta sufrir; y que cuando están felices, buscan la manera de arruinarlo todo, con tal de volver a su estado natural: la desgracia.

Y pareciera cierto pues teniendo todo para salir de esta crisis -incluyendo al propio sandinismo-, su clase política ha elegido la más peligrosa de las opciones: la obsesión por el poder.

Por un lado, el gobierno de Daniel y Rosario ha hecho caso omiso de todas las recomendaciones y todos los señalamientos y, como si no pasara nada, se dirigen hacia un cuarto mandato presidencial, aunque para ello tengan que encarcelar, expulsar, reprimir e inhibir a toda oposición o crítica, sin pensar en las consecuencias.

Nunca ha pasado por su cabeza la posibilidad siquiera de un proceso electoral equitativo y transparente, mediante el cual ellos mismos pudieran reivindicarse o ganar limpiamente su continuidad, -en caso de que el voto duro les favoreciera-, a través de un sandinismo fresco y renovado, que deje atrás el caudillismo de Ortega y el esoterismo de Murillo y rescate lo poco que queda de una revolución que una vez fue apoyada por todos los nicaragüenses, pero que hoy es cuestionada por buena parte de sus simpatizantes dentro y fuera del país.

Por el otro lado, la oposición, con sus más de 10 precandidatos -fieles también a la fijación por el poder-, ha optado por la atomización de fuerzas, en lugar de consolidar una alternativa real y única, que le permita competir y buscar el triunfo, pues -como dijo uno de ellos- “nadie quiere bajarse del pedestal”, por lo que su primera batalla será entre ellos y ellas.

Tampoco se dan cuenta que entre esos diez se encuentra la candidata idónea para evocar la otra parte de la historia -Cristiana Chamorro Barrios-, cuando el sandinismo y el propio Ortega fueron derrotados por doña Violeta -madre de aquella- que, de manera natural, atraería no sólo el voto oculto de 1990, sino el voto de castigo por la represión de 2018, el voto de justicia por los muertos, heridos, detenidos y expulsados de 2019, 2020 y 2021 y, finalmente, el voto de la esperanza para los años venideros.

En esa fascinación por el poder han quedado atrapados unos y otros, además de la sociedad nicaragüense, que no sólo ha perdido de nuevo su libertad, sino -peor aún- la alegría de vivir, aunque sea en una crisis permanente, donde su desahogo era cantar, bailar, escribir, pintar y reírse de sus desgracias. Sin embargo, hoy sus cantantes se han ido al exilio; su música ha sido prohibida o confiscada; sus libros, especialmente de los autores opositores o críticos han desaparecido; los noticieros y sus periodistas favoritos hacen milagros para transmitir desde el exilio o en la clandestinidad; mientras los demás artistas pintan y esculpen nuevos paisajes de libertad en su imaginación. En una palabra, se ha perdido la alegría de ser “nicaragüense por gracia de Dios” y eso debe ser un pecado más para el gobierno de Ortega.

Mientras tanto, la estrategia del sandinismo ha dado los primeros pasos para asegurar su permanencia en el poder, primero, con la aprobación de leyes totalmente arbitrarias y violadoras de los derechos humanos que buscan destruir la disidencia; segundo, ha renovado a todos los miembros del Consejo Supremo Electoral a fin de garantizar el triunfo en las elecciones del 7 de noviembre próximo, donde tampoco se permitirá la observación electoral, lo que contraviene todas las medidas sugeridas por la OEA para lograr unas elecciones equitativas, transparentes y justas. Tercero, mediante la aplicación de dichas leyes, ha sacado del camino no solamente a posibles candidatos, sino a toda oposición y crítica, en una demostración clara de que no abandonará el poder de manera pacífica.

Por el contrario, mientras la oposición discutía quien sería su candidato o candidata, el gobierno canceló el registro de algunos partidos políticos, que servirían de instrumentos para la participación electoral. Luego, inició la persecución y acusación de precandidatos, comenzando con Cristiana Chamorro -por aquello de los fantasmas del pasado-, quien durmió una noche en prisión, para luego recibir casa por cárcel, de donde no puede salir, bajo la acusación de lavado de dinero en la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, la cual tuvo que cerrar temporalmente. Por si fuera poco, también se emprendió persecución a los dos hermanos de Cristiana -Carlos Fernando y Pedro Joaquín-, donde el primero alcanzó a exiliarse en Costa Rica y el segundo se encuentra preso.

Así, se siguió luego con otros precandidatos: Arturo Cruz, Juan Sebastián Chamorro, Félix Madariaga y Miguel Mora, con el pretexto de encabezar un golpe de Estado o bien, por traición a la patria, lo mismo da. De igual manera, la amenaza se ha extendido a ex compañeros sandinistas, hoy militando en la oposición o, simplemente, críticos de la pareja presidencial como son el ex comandante Víctor Hugo Tinoco, la inolvidable Dora María Téllez y el General retirado Hugo Torres, además de conocidos empresarios, periodistas y líderes sociales, hasta completar más de una veintena de casos.

Por su parte, la comunidad internacional ha hecho público su rechazo a todo lo que el gobierno orteguista está haciendo. Desde la OEA se aprobó hace poco -con 26 votos a favor- una resolución que rechaza las acciones del gobierno de Ortega y exige la liberación de todos los presos políticos. En la Comisión de Derechos Humanos de la ONU se adoptó también una resolución con 59 votos a favor, donde se denuncia la violación de los derechos humanos por parte del gobierno de Ortega, al tiempo que exigen elecciones limpias y equitativas, así como la libertad de los presos políticos.

Cabe señalar que en ambos foros México se abstuvo en la votación -junto a Argentina-, lo que no ha sido bien recibido por la gran mayoría de países, ni tampoco explicado claramente por ambos gobiernos, más allá de invocar el principio de No Intervención, aunque sin convencer a muchos de su validez ante una realidad que sobrepasa cualquier justificación. Y es que, tan no quedó claro que ambos países tuvieron que llamar a consultas a sus respectivos embajadores en Managua, lo que tiene varios significados.

Uno, que México y Argentina requieren de mayor información, lo que implica entonces que ninguno de ellos sabe realmente lo que está pasando en Nicaragua. Dos, que cuentan o elaboran una estrategia conjunta para destensar el conflicto. Tres, que podrían reconsiderar su decisión, ya que, de acuerdo a las prácticas diplomáticas, los países acostumbran llamar a consultas a un embajador cuando no están de acuerdo con alguna decisión del país receptor, ya sea para dar nuevas instrucciones a su embajador o hasta para bajar el nivel de la representación, nombrando a un encargado de negocios en su lugar, como una forma de manifestar su desacuerdo.

En mi opinión, México demuestra con su accionar las tres hipótesis anteriores, es decir, no sabe realmente lo que está pasando en Nicaragua, pues de otra forma no se explica el voto de abstención y luego el llamado a su embajador. Lo de una estrategia conjunta me parecería tardía y sin ninguna oportunidad de incidir en un proceso que lleva años y donde el comandante Ortega ha sido enfático en todo este tiempo en no escuchar a nadie, mucho menos a la comunidad internacional. La última vez que lo hizo -al expresidente de EU Jimmy Carter- le costó entregar el poder a doña Violeta en 1990, que no recuperó sino hasta 17 años después. Tercero, ha reconsiderado su decisión, según el comunicado posterior que se suma a la petición de elecciones transparentes y libertad a precandidatos, aunque no estoy tan seguro que se pretenda bajar el nivel de representación.

Sobre el principio de No Intervención invocado por México me parece que por sí solo no sirve al propósito de esta crisis, si no va sustentado en acciones o declaraciones firmes y claras. Esto es -como ya expliqué en otro momento-, hay que enarbolar la No Intervención Activa en su lugar, “aquella que por definición no es pasiva, no es neutralidad a ultranza, (sino) que toma partido, no por una de las partes en conflicto, sino por el dialogo, la concertación y la resolución pacífica de las controversias, única vía para superar los conflictos en la región” que, además de acompañar el proceso, busca incidir en el devenir de las cosas.

Recordemos que, en 1978, México -más apegado que nunca a sus principios- rompió relaciones con el dictador Anastasio Somoza, justo en un momento clave del conflicto, que significó un apoyo fundamental para el FSLN, al que un año más tarde reconoceríamos como gobierno y con quien reanudamos relaciones de inmediato.

En ese sentido, México -aún con el liderazgo regional a cuestas y la calidad moral intacta sobre el FSLN- debe enviar un mensaje contundente al gobierno de Ortega de que la crisis social y política debe terminar de una vez por todas y que el proceso electoral y las elecciones generales del 7 de noviembre representan una oportunidad sinigual para que el país recupere la gobernabilidad e inaugure una nueva etapa de paz y desarrollo. De lo contrario, estaremos animando al comandante y a su compañera a incendiar lo que queda del país.

 

Politólogo y exdiplomático.
Fuente de la Información: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mario-alberto-puga/ay-nicaragua-nicaraguita-iii

 

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