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Campeche primero

Por: David Calderón

Ya comenzó. El primer sistema estatal en reiniciar “clases” en México, con más de 200 jornadas sin presencia, después de un año y un mes de cierre, es Campeche. El arranque es cuidado y modesto: 132 escuelas en las zonas rurales, en municipios que llevan meses sin contagios, una población potencial a atender de un poco más de cinco mil estudiantes, quienes comparados con los 160 mil de todo el estado, o con los más de 25 millones potenciales de todo el país, son apenas una minúscula muestra. De hecho, no fueron los cinco mil; en cada plantel sólo acudieron cuatro, seis estudiantes por grado, dada la condición escalonada y voluntaria del regreso.

Así debe ser un programa piloto: controlado, en dimensiones que no desborden la capacidad de corrección, y con la atención que permita ajustar y confirmar lo que se hizo y se hace bien, a la vez que superar y limitar aquello que todavía no.

Pero se rompió la inercia. Se zanjó el miedo. Se comenzó, muy a destiempo y muy acotado, algo que debió prepararse y ejecutarse mucho antes y para muchos más.

Lo importante es que el ejemplo arrastra. La experiencia siempre golea al argumento en contra; como explican los filósofos de la ciencia, los hechos irremediablemente vencen a las teorías. Es eso precisamente lo que está detrás de la voluntariedad del regreso: cada familia debe reservarse el mejor juicio de si la escuela cumple con las condiciones para sentirse seguros para enviar a hijas e hijos a estas jornadas acotadas, y si los temas de trayecto y la propia condición de salud de los miembros de la familia son las esperables para sumarse a las actividades presenciales.

Campeche fue el primer estado con apertura, y con eso se coloca a la cabeza. No está, en sentido estricto, solitario este estado del sur como sistema que tenga algo más que ofrecer, en lugar de atenerse a las restricciones de Aprende en Casa, y a las instrucciones de la SEP federal.

Tenemos ya a Jalisco desde el año pasado con sus asesorías y sus grupos de seguimiento académico; a Coahuila con las acciones de Cerrando Fuerte y a Sonora, Sinaloa, Yucatán, Chiapas con actividades semi-oficiales, a San Luis Potosí capital e, inspiradora al máximo, a la Primaria Indígena Gustavo Díaz Ordaz que, contradiciendo el ominoso nombre, está plenamente en funciones en Oaxaca. Y eso sin contar con los montones de historias de maestras y maestros que no se amilanaron; todos aquello que –sin apoyo oficial y a veces arriesgando mala reacción de sus superiores por el desafío– mantuvieron algún tipo de presencialidad en parques, kioscos y remansos de río, en visitas domiciliarias y en actividades en la escuela casi clandestinas.

Campeche es uno de los alumnos aplicados en el conjunto de las 32 entidades; el anterior secretario, Ricardo Medina, y el actual, Ricardo Koh, han impulsado alternativas creativas, ordenado procesos, transparentado datos. Con razón, cuando vino sólo el empujón federal de “abran ya, como sea”, las autoridades campechanas se resistieron, conscientes de que era imprescindible revisar la infraestructura, diseñar el escalonamiento, comenzar en forma focalizada y priorizada. Fue muy sabio, porque se negaron a ser experimento sin apoyo ni garantías, mientras que a Chiapas seguían sin tocarle ni con el pétalo de una exigencia, por la malcriada sección sindical de la Coordinadora, que se siente intocable y se saben de fácil apoyo ideológico de parte del presidente.

El asunto es que las imágenes hablan bien: filtro a la entrada con toma de temperatura, cubrebocas adecuados, mascarillas de acrílico, distancia en la fila de ingreso, distancia en los salones, pocos alumnos. El asunto es ahora monitorear con detalle, que los protocolos se socialicen, que se reconozca la importancia de la plena colaboración entre sectores –salud, bienestar, educación–, entre niveles –municipal, estatal, federal–, y sobre todo el involucramiento de las familias. La enorme mayoría de estudiantes no va a volver antes de agosto a los planteles. Campeche, que ha sido primero, merece ser monitoreado y apoyado para que todos aprendamos cómo sí se puede tener #PresenciaYa.

Fuente: https://profelandia.com/campeche-primero/

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El peso de la pandemia

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

Conforme suceden acontecimientos importantes en la sociedad, se llevan a cabo diferentes instrumentos que dan cuenta de los efectos que éstos tienen en nuestra vida, máxime en situaciones como lo es la emergencia sanitaria, en donde nadie puede tener duda con respecto a la importancia e impacto en nuestras vidas.

En este sentido, de los diferentes instrumentos que han tomado percepción de nuestra realidad en este tiempo, hay dos en especial que han llamado poderosamente mi atención, las cuales ponen el foco en la educación y en los esfuerzos que se han desarrollado desde el hogar, tomando en consideración el nuevo rol que han tomado las familias en el marco de la propuesta mayoritaria que se ha implementado para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje tomando como eje el apoyo de la red de internet y en donde se necesita un respaldo por demás importante en casa para favorecer los aprendizajes.

En ambas encuestas, se hace evidente algo que se dice desde la voz de la experiencia, sin embargo, ambas dejan en claro que el mayor peso, independientemente del grado que se trate en educación básica, lo ha tenido la mujer.

La primera, que se llevó a cabo en Alemania, España, Francia, México, Nigeria, Reino Unido y Tailandia, se denominó On the frontline: the global economic impact of Covid -19, desarrollada en conjunto por el grupo AXA y el grupo Ipsos, la cual coloca a nuestro país como el que más presión han tenido las mujeres a partir de la pandemia, en donde se señala que más de la mitad de las mujeres en nuestro país han tenido que cuidar a otros (niñas, niños, adolescentes, jóvenes, enfermos, adultos mayores, etc.) durante la emergencia sanitaria, lo que ha repercutido fuertemente en su salud mental.

La otra encuesta que aborda datos importantes al respecto, es la del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la cual señaló la semana pasada, que las mujeres no solo tienen una múltiple jornada entre el hogar y su trabajo, sino que son quienes asumieron la tarea de guiar las actividades en lo que corresponde al hogar en el proceso de enseñanza – aprendizaje escolar.

De acuerdo con este último instrumento, de acuerdo con la distribución porcentual de la población de 3 a 29 años inscrita en el presente ciclo escolar que recibe apoyo en sus actividades escolares o tareas según el nivel de escolaridad es la figura materna quien hace fuerte las tareas de aprendizaje de sus hijos e hijas siendo en preescolar, la madre (88.4) y el padre (5.9%), para el caso de la educación primaria, la madre (77.0%) y el padre (7.9%) y en secundaria, la madre (60.2%) y el padre (10,2%).

Es clara la diferencia abismal que existe en la sociedad con respecto al peso que significa la figura materna en los tiempos de crisis sanitaria que vivimos, los cuales, como en el caso de las maestras que son a la vez madres de familia, especialmente quienes son educadoras y el día de ayer se celebró su día y felicito, a quienes se les ha multiplicado el trabajo en el hogar y en la escuela, en donde se deja claro que se requiere de políticas públicas con perspectiva de género y de fortalecimiento de la salud mental para atender las problemáticas que, de no atenderse, veremos sus consecuencias en el corto, mediano y largo plazos.

Fuente: https://profelandia.com/el-peso-de-la-pandemia/

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Las víctimas olvidadas de la covid-19: Cien millones más de pobres

Por:  Mónica Goded

Es habitual leer que, si exceptuamos el impacto de las dos guerras mundiales y la Gran Depresión, la covid-19 ha provocado una recesión sin precedentes en el último siglo y medio. Lo que no resulta tan frecuente es que se escuchen voces que denuncien que la crisis actual perjudica en mayor medida a la población más vulnerable de los países en desarrollo.

Y, sin embargo, es descorazonador comprobar que, por primera vez en décadas, la pobreza extrema aumentará en 100 millones de personas.

Número de personas que viven con menos de 1,90 dólares al día, en situación de pobreza extrema. Banco Mundial, Author provided

Además, se ha producido una caída de la renta per cápita en más del 90 % de los países en desarrollo. La mitad de estas economías revertirá los avances de los últimos cinco años o más y una cuarta parte perderá todo el progreso realizado desde 2010.

Retroceso en 2020 en la ganancia en ingreso por habitante en los países emergentes y en desarrollo (en número de años). Banco Mundial

La covid-19 está provocando un descenso en las remesas recibidas por las familias más pobres. Por primera vez en la historia moderna, se ha reducido la cantidad de migrantes internacionales.

También ha aumentado la desigualdad. Frente al 10 % de los hogares ricos que se contagian, más de la mitad de los hogares pobres lo hacen y la probabilidad de que fallezcan sus habitantes es cuatro veces más elevada. La mayor exposición a la enfermedad se debe a diferentes factores:

– Ocupación en actividades esenciales que no se interrumpen durante los confinamientos.

– Residencia en barrios densamente poblados.

– Imposibilidad de reducir las horas de trabajo al no contar con ahorros.

¿Qué deparará el futuro?

Las perspectivas en términos de crecimiento son sombrías por los recortes de la inversión debidos al deterioro en las expectativas de los agentes económicos.

PIB: estimaciones para 2022 en comparación a los niveles previos a la pandemia (diferencia porcentual). FMI

El crecimiento futuro también se resentirá del impacto de la pandemia en el capital humano, al poner en peligro los avances en el ámbito educativo y sanitario.

El aprendizaje se ha visto interrumpido con el cierre de las escuelas, que ha perjudicado especialmente a la población que no dispone de medios para continuar la formación a distancia. Además, la caída del ingreso de las familias obligará a interrumpir la formación de muchos niños y jóvenes. En particular, serán las niñas las que se vean forzadas en mayor medida a abandonar las aulas.

Al mismo tiempo, la pandemia ha aumentado el gasto sanitario de unas familias que ya afrontaban serias limitaciones financieras para cubrir su atención médica. Se estima asimismo que ha elevado en 130 millones el número de personas afectadas por el hambre crónica.

Por qué debemos afrontar la situación

Ignorar este aciago panorama no es justo… pero es que tampoco interesa hacerlo. La pandemia no terminará hasta que no termine en todo el mundo.

Sin embargo, la respuesta a la covid-19 está siendo extremadamente irregular: en las economías avanzadas, los paquetes de estímulo frente a la crisis representan entre el 15 % y el 20 % del PIB, en las economías emergentes solo suponen en torno al 6 % del PIB y en los países más pobres no llegan ni al 2 %.

Pensar en términos nacionales es lo más fácil, sin duda, pero salvaguardar la cooperación internacional también debería ser una prioridad. No atender a tiempo las acuciantes necesidades de los más desfavorecidos a la larga obliga a mayores desembolsos para afrontar unas tragedias que se podrían haber evitado.

Shutterstock / Manoej Paateel

¿Hay espacio para la esperanza?

El FMI subraya que lo que suceda a partir de ahora dependerá del ritmo de las campañas de vacunación y de la capacidad de ofrecer una respuesta eficaz entretanto. Será pues preciso reforzar la cooperación internacional prioritariamente en dos ámbitos.

Se debe asegurar el acceso en todo el mundo a las pruebas diagnósticas, los tratamientos y las vacunas contra la covid-19. Alienta comprobar que se ha puesto en marcha una iniciativa con esta finalidad, el Acelerador del acceso a las herramientas contra la covid-19, en la que participan organizaciones internacionales, gobiernos, empresas e instituciones de la sociedad civil. Urge reforzar esa cooperación pues, en estos momentos, las economías avanzadas han adquirido la mayor parte del suministro disponible.

Por lo demás, resulta imperativo proporcionar a los países de ingresos bajos, que ya estaban sobrendeudados antes de la propagación de la covid-19, una inyección adecuada de liquidez internacional que amplíe su margen de maniobra para hacer frente a la crisis.

El Banco Mundial y el FMI, en colaboración con el G20, han acordado una iniciativa para suspender temporalmente los pagos del servicio de la deuda de estos países. 5 000 millones de dólares han podido así ser desviados a la lucha contra la pandemia y sus consecuencias económicas. No obstante, se trata tan solo de un primer paso, pues los acreedores privados no están participando en esa iniciativa.

En definitiva, la pandemia pone de relieve la imperativa necesidad de mayores dosis de cooperación internacional. Existe un riesgo evidente de que los países más ricos se centren en cubrir sus propias necesidades. El problema es que esta actitud podría dejar atrás a las poblaciones más vulnerables de los países en desarrollo.

Esa alternativa no es viable, ni desde un punto de vista ético, ni desde una perspectiva eminentemente práctica. El mundo solo será un lugar seguro cuando todos sus habitantes estemos protegidos.

Mónica Goded. Profesora de Economía, Universidad Pontificia Comillas y profesora en la Universidad de Nebrija.

Fuente: https://rebelion.org/las-victimas-olvidadas-de-la-covid-19-cien-millones-mas-de-pobres/

Fuente Original: https://theconversation.com/las-victimas-olvidadas-de-la-covid-19-cien-millones-mas-de-pobres-159148

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Los que se fueron de la escuela (Parte I)

Por: María Eugenia De la Chaussée Acuña / Itzel López Nájera

Universidad Iberoamericana Puebla

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el Campo Estratégico en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

El propósito del siguiente artículo es presentar cómo se ha comportado el abandono escolar durante la contingencia por Covid-19; conocer los motivos del estudiantado según la manera en que los registra el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y articular ambas dimensiones con la situación de pobreza estructural por la que atraviesa nuestro país.

De acuerdo con la SEP (2020), en el ciclo escolar 2019-2020 estuvieron inscritas 36.519 millones de personas en el sistema educativo nacional y para el ciclo escolar vigente, 2020-2021, únicamente 30.000 millones (Redacción. El Economista, 2021), es decir, dejaron de ir a la escuela de un ciclo escolar al otro, 6.519 millones (17.9%). Tan sólo en un año se perdieron 20 años de avance en la matrícula escolar, pues en el ciclo escolar 2000-2001, México tenía cerca de 30 millones de inscritos. En este escrito se entiende por abandono escolar lo que plantea la SEP, es decir, es la cantidad de alumnos que abandonan la escuela de un ciclo escolar a otro.

Según la encuesta ECOVID-ED para la medición del impacto de la Covid 19 en la Educación, realizada por el INEGI (2021), los estudiantes no se inscribieron por razones asociadas a la Covid-19 como el hecho de que alguno de los padres o tutores quedaron sin trabajo, o por falta de dinero o recursos para comprar un dispositivo electrónico (como una tv, computadora, celular, tableta o pagar la internet o la luz).

El abandono escolar y, como consecuencia, la falta de escolarización tiene implicaciones tanto personales como sociales, y afecta de distinta manera a las diferentes edades poblacionales. Desde el punto de vista social, reduce el nivel educativo general, empobrece la cultura, evita procesos necesarios de socialización, de educación en valores cívicos, democráticos y morales, trunca las posibilidades de contar con mejores empleos, obligando a la población a contratarse en empleos poco rentables como el informal, o ilegales como el narcotráfico o la delincuencia organizada. Para una persona puede implicar la incapacidad de leer, escribir, o realizar las operaciones matemáticas básicas.

Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19
en la Educación (ECOVID-ED) 2020

A continuación, se presentan algunos datos significativos para el fenómeno del abandono, recogidos de la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación, relativos a los ciclos escolares 2019-2020 y 2020-2021. El dato global nacional es que 2.2% de la población de 3 a 29 años (es decir, 738.4 mil personas) declararon no concluir el grado escolar en el que se encontraba inscrito. Desagregado por nivel educativo, el nivel medio superior se identificó con el porcentaje más alto de no conclusión del ciclo escolar 2019-2020, con 3.6%, seguido de la secundaria, con 3.2%.

De esas 738.4 mil personas que no concluyeron, más de la mitad (58.9%) señaló que fue por un motivo relacionado a la Covid-19; 8.9% por falta de dinero o recursos; 6.7% porque tenía que trabajar y, finalmente, el 25.5% restante mencionó otros motivos distintos. El hecho de que desde ECOVID se desagregaran de esta manera los motivos, nos impide leer hasta qué punto la deserción fue causada exclusivamente por la pandemia, hasta dónde por razones meramente económicas, y qué tanto las segundas fueron en realidad consecuencia de la primera. Nos queda exclusivamente el dato de que 58.9% atribuyó a la Covid la causa de su no-conclusión, por lo que podemos interpretar a la contingencia como un factor relevante de abandono (hasta el momento no puede asegurarse si temporal o definitivo). Esto nos lleva a cuestionarnos, ¿qué tan significativo es, en términos históricos?

Los motivos específicos asociados a la Covid-19 por los que no se concluyó el ciclo fueron: perdió el contacto con maestras/maestros o no pudo hacer tareas (28.8%), alguien de la vivienda se quedó sin trabajo o redujeron sus ingresos (22.4%), la escuela cerró definitivamente (20.2%) y carecía de computadora, otro dispositivo o conexión a internet (17.7%). Aquí podría inferirse que los motivos “pérdida de trabajo” y “carencia de dispositivo o red”, nos llevan nuevamente a la variable “falta de recursos”, contabilizada arriba en 8.9%.

El porcentaje de población que No concluyó el ciclo escolar por motivo de la pandemia por Covid-19, según el nivel de escolaridad, se observa de la siguiente manera: preescolar (94.7%), primaria (73.2%), media superior (35.9%), educación superior (44.6 %); por lo cual, las infancias resultaron el sector poblacional más afectado.

¿Con qué insumos tecnológicos contaba la población en edad escolar durante estos periodos, como para continuar, o no, su preparación escolarizada? La herramienta digital más utilizada por las y los estudiantes fue el teléfono inteligente, con 65.7%; le siguió la computadora portátil, con 18.2%; la computadora de escritorio, con 7.2%, la televisión digital, con 5.3%, y la tablet con 3.6 %. En el nivel básico (primaria y secundaria), 70% utilizó el celular inteligente para continuar con su educación. La cifra nos muestra un escenario de precariedad digital, a lo cual se suma el siguiente dato: del total de estudiantes de primaria, 74.6 % comparte el dispositivo para tener sus clases y realizar sus tareas. Para el caso del alumnado de nivel medio superior, 61.1% y de nivel superior, 67.7% dispusieron del dispositivo con exclusividad. Esta disparidad nos hace notar que el dispositivo, su propiedad o su carencia, estaría configurando un posible escenario de dificultad en la continuidad de los estudios, o incluso de posible abandono. Para el ciclo escolar 2020-2021 esto queda evidenciado en la gráfica 1, donde 21.9% de los no inscritos, reporta carecer de computadora, dispositivo o conexión.

Gráfica 1

Nota: Suma más de 100% porque fue mencionado más de un motivo.

Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI (Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación

De la población No inscrita en el ciclo escolar 2020-2021, se tiene que 5.2 millones 3 a 29 años (9.6% en relación con la población total de 3 a 29 años), no están inscritos por Covid-19 o por motivos económicos para el ciclo escolar 2020-2021. De éstos, 3 millones corresponden al nivel de educación básica (preescolar, primaria y secundaria).

Respecto al dato de población que refiere no haberse inscrito por motivo relacionado a la pandemia se tiene que, para el rango de 6 a 12 años, lo indica 1.4%; para las edades de 13 a 15 años se tiene 4.8%, se incrementa la razón de no inscripción por Covid-19 para el grupo de 16 a 18 años con 6.8% y para el rango de 19 a 24, lo indica 5.2%.

Cabe remarcar que no es posible asegurar que hay abandono en un sentido tajante, pues según las razones esgrimidas ‒“las clases a distancia son poco funcionales”, “alguno de los padres se quedaron sin empleo”; “carece de computadora, dispositivo o conexión a internet”; “la escuela cerró definitivamente”; “el padre, madre o tutor no puede estar al pendiente”; “un familiar enfermó o falleció por Covid”; “el/la alumna enfermó de Covid”‒, todas ellas se encuentran dentro del ámbito de las consecuencias de la pandemia, y de ninguna de ellas se deriva que NO SE PIENSE VOLVER A LA ESCUELA, si es que las condiciones por pandemia y/o económicas se modificaran. La ECOVID-ED 2020 pudo haber indagado si pensaban volver en algún momento, cuando las condiciones fueran otras; sin embargo, al no preguntarlo, sólo contamos con datos para afirmar lo siguiente: sí hubo un importante número de no-conclusión del grado por razones de pandemia; igualmente fue importante el número de los que no se inscribieron al siguiente ciclo por esta razón. La interrupción en la escolarización sólo podrá establecerse como abandono o deserción, cuando haya concluido el ciclo escolar, y cuando sea posible registrar en datos cuantificables los efectos de la contingencia; mientras tanto, lo que sí podemos afirmar es que, al margen de que vuelvan o no los que se fueron, esas cifras de no conclusión van a representar un rezago para cada estudiante que retorne, y para el sistema educativo en su conjunto.

Abandono y pobreza

Según los datos históricos siguientes (ver Gráfica 2), en promedio, entre 2012 y 2019, 14.6% de los estudiantes de educación media superior, 7.5% de los de educación superior, 4.8% de los de secundaria y 0.7% de los de primaria abandonaron la escuela. Estos datos nos muestran que históricamente han abandonado más la escuela los alumnos de educación media superior, después los de educación superior y menos los de secundaria y primaria.

Gráfica 2

Fuente: Elaboración propia con datos de la SEP (www.planeación.sep.gob.mx/principalescifras/)

Los efectos de la pandemia por la Covid-19 representan nuevos retos para la educación en México. Sin embargo, buena parte del abandono escolar se debe al desempleo de los padres o a la falta de dinero o de recursos de las familias, lo cual nos debe llevar a preguntarnos qué ha pasado con el desempleo y, en el fondo, con la pobreza en México. Si no se atienden ambos aspectos, difícilmente se podrá mejorar la educación.

La pobreza está arraigada históricamente en la sociedad mexicana, y diversos autores como Moreno-Brid y Ros, (2009) Puyana y Romero, (2009), Boltvinik y Damián (2016), entre otros, la han abordado en su complejidad. Además de bajo ingreso y consumo, trae consigo analfabetismo, desnutrición y mala salud.

Para el Banco Mundial, los pobres son las personas que viven con menos de dos dólares al día, mientras que los que viven en pobreza extrema se mantienen con menos de 1.25 dólares.

A nivel mundial, en los años 80 comenzó a desarrollarse el concepto de pobreza multidimensional, tomando en cuenta no sólo la falta de recursos monetarios y materiales, sino también las carencias en educación, seguridad y libertad (Ortiz y Ríos, 2013).

Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2010), la pobreza multidimensional implica que una persona se encuentra en dicha condición cuando no tiene garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y si sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades.

Desde 2008, en México, con base en la información proporcionada por el INEGI, el Coneval publica cada dos años información sobre la medición multidimensional de la pobreza. Según Forbes (2021), los datos de Coneval correspondientes a 2020 estarán disponibles en agosto de 2021, aunque han hecho públicas algunas estimaciones. Para la medición, Coneval utiliza nueve indicadores: Ingreso, Rezago educativo, Acceso a los servicios de salud, Acceso a la seguridad social, Acceso a la alimentación, Calidad y espacios de la vivienda, Acceso a los servicios básicos en la vivienda, Grado de cohesión social y Grado de accesibilidad a carretera pavimentada.

Como puede observarse en la gráfica 3, en México, el número de personas en situación de pobreza pasó de 49.4 millones en 2008 a 70.9 en 2020, es decir, en 12 años se incrementó en 21.5 millones de personas.

Gráfica 3

Fuente: Elaboración propia con base en indicadores del Banco Mundial, de Coneval (de 2008 a 2018) y Forbes (2021).

Los datos anteriores implican que el porcentaje de la población en situación de pobreza pasó de 44.6% a 56.3% entre 2008 y 2020 (Gráfica 4).

Gráfica 4

  Fuente: Elaboración propia con base en los datos de la Gráfica 3.

El reto mayor sigue siendo el sureste del país, donde se encuentran las entidades federativas con mayor porcentaje de población en situación de pobreza en la década 2008-2018: Chiapas (77.0% a 76.4%), Guerrero (68.4% a 66.5%), Oaxaca (61.8% a 66.4%), Veracruz (51.2% a 61.8%) y Puebla (64.6% a 58.9%) (Coneval, 2018).

Si bien es cierto que el gasto en programas sociales y combate a la pobreza se ha venido incrementando en las últimas décadas, esto no ha logrado revertir en gran medida la pobreza que afecta a México, pues en algunos periodos disminuyó, pero en los últimos años ha vuelto a aumentar. El modelo económico vigente no ha logrado corregir el problema de la pobreza, la desigualdad económica y, por lo tanto, la educación.

Articulando

De acuerdo con el comportamiento histórico expuesto, el estudiantado de nivel medio superior fue el que más abandonó sus estudios en el ciclo escolar 2019-2020, agravándose en este ciclo la situación de abandono por motivos de pandemia, lo que significa, para este nivel, 35.9%. Aunado a este abandono, se encuentran las cifras para el resto de niveles, donde los de preescolar representan un alto porcentaje, con 94.7% y la primaria con un también alto número de 73.2%.

Como se mencionó, entre los motivos más reportados en covid, tanto los directamente relacionados con la pandemia como otros indicados, muestran variables de carácter económico. Esta dimensión es significativa si tomamos en cuenta que las cifras de pobreza aumentaron también para este periodo, pasando de 41.6% de la población en situación de pobreza en 2018, a 56.3% en 2020. Pobreza y abandono son dos variables que parecen presentar una relación importante a primera vista en este contexto, y esta mirada panorámica que presentamos parece arrojar que las cifras por venir no resultarán del todo satisfactorias en términos de lo que significará para el rezago en el sistema educativo nacional.

Referencias

Boltvinik, J., y Damián A. (2016). Pobreza creciente y estructuras sociales cada

 vez más desiguales en México. Una visión integrada y crítica. Acta

Sociológica, 70(mayo-agosto), 271-296.

Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (2019). Diez 

años de medición de pobreza en México, avances y retos en política social,

Cd. de México: Coneval.

 Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2021). Encuesta para la Medición

del Impacto Covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020, Cd. de

México: INEGI.

Forbes (2021). 9.8 millones de nuevos pobres en México por pandemia. México: Coneval. https://www.forbes.com.mx/noticias-mexico-9-millones-pobreza-pandemia-coneval/#:~:text=El%20Coneval%2C%20organismo%20p%C3%BAblico%20que,el%2056.7%25%20de%20la%20poblaci%C3%B3n

Moreno-Brid, Juan C. y Ros, Jaime (2009), Development and Growth in the 

Mexican Economy: A Historical Perspective, New York: Oxford

Press.

Ortiz Galindo, J., y Ríos Bolívar, H. (2013). La Pobreza en México, un

análisis con enfoque multidimensional, Análisis Económico, XXVIII(69, septiembre-diciembre), 189-218.

Puyana, A., y Romero J. (2009). De la crisis de la deuda al estancamiento

 económico, México:  El Colegio de México.

Redacción (2021). La SEP inaugura el ciclo escolar 2021, 30 millones de estudiantes inician clases en casa, El Economista, 24 de agosto. https://www.eleconomista.com.mx/politica/SEP-inaugura-ciclo-escolar-2020-2021-arrancan-clases-a-distancia-20200824-0018.html

Fuente e imagen: http://www.educacionfutura.org/los-que-se-fueron-de-la-escuela/

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Ayotzinapa: mujeres tejedoras de lucha y resistencia

Por: Deisy González

Hace apenas unos meses, tuve la oportunidad de visitar algunos hogares de madres y padres de los +43 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos” desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Estado de Guerrero. En medio de esta contingencia de salud pública que acecha a todo el mundo, con los debidos cuidados de prevención, nos sumergimos en sus cotidianidades luego de casi 6 años (2020) de búsqueda y lucha incesante.

A pesar de tanta incertidumbre, ya que hasta la fecha no se han esclarecidos los hechos y aun frente a las dificultades de la pandemia que ha limitado continuar con su exigencia pública de aparición con vida de todos los chavos, me topé con familias humildes, aguerridas y persistentes en su lucha: la de encontrar a sus hijos.

Quizá por mi condición de mujer y/o por esa conexión que desde el feminismo nos hace más empáticas entre nosotras, tuve mayor interés en conversar y escuchar a las mujeres de cada familia. Justamente, son ellas, quienes inspiran este escrito.

No pretendo referirme a partir de su dolor maternal, que de por si me resulta inimaginable, pero desde donde muy seguramente se aferran para no claudicar frente a sus exigencias.  Más bien me atrevo a hacerlo desde su valiosa condición de mujeres diversas e intersectoriales pero comunes en su lucha: “buscadoras de sus hijos y la verdad”, a quienes la vida se les transformó intempestivamente, teniendo que redistribuir su tiempo entre múltiples actividades de ámbito privado-personal y las de implicancia pública. Y es justamente en este último escenario donde más surgieron retos: participar activamente de la toma de decisiones y perder el miedo a hablar públicamente; espacios que, por tradición patriarcal, han pertenecido a los hombres.

Acompañarlas en mítines, caravanas y en diferentes manifestaciones públicas ha sido tan inspirador, como reconocerlas y admirarlas en su propio entorno familiar. Han sido ellas quienes más han tenido que modificar sus laboriosas rutinas -no olvidemos que gran peso de los quehaceres del hogar recaen sobre las mujeres-, quienes en algunos casos cumplen la difícil tarea de ser madres cabeza de hogar. Por estas y otras circunstancias la desaparición forzada y posterior búsqueda de sus hijos sigue implicando, hasta hoy, una multiplicidad de esfuerzos y sentimientos.

Seguramente ninguna imaginó verse en el lugar de tantas otras mujeres que, a diario, salían y salen por noticias denunciando la desaparición de algún familiar o compañera, como muy seguramente nos ocurre a muchas; vemos estas situaciones adversas muy lejos de nuestra propia realidad. Y es eso lo que más rescato de todas ellas que, aun estando lejanas a tan cruel violación a los derechos humanos, han logrado sobrellevar autónoma y colectivamente durante estos años, diversas capacidades y fortalezas propias que, además, les permite entretejer lazos de acompañamiento, autogestión y afecto mutuo entre sus pares.

Como única mujer en el grupo, una madre se arriesgó junto a otros hombres a recorrer Iguala y poblados cercanos, luego de pesquisas sobre el posible paradero de los estudiantes.  Recorrían colonias de casa en casa ofreciendo pan, cacahuate y jamaica, con el único fin de corroborar la veracidad de tal información y/o de obtener cualquier otro dato que las llevará a encontrar a sus hijos. También participó de otras búsquedas con acompañamiento -aunque más parecía amedrentamiento- de funcionarios y gendarmería. Incluso anduvieron por unas minas, pero los padres no querían que una mujer participara, “que porque era complicado y luego ustedes no pueden correr o tal”; en otra ocasión la misma persona sintió que no la querían llevar, pero ella agarró sus cosas y sin más se subió al autobús.

Para algunas mujeres su lengua indígena no ha sido impedimento de locución; tan así, que una de ellas se dio a la tarea de aprender español de manera autodidacta y actualmente es una madre que, con mucha vehemencia, reivindica su derecho a la verdad y a la justicia. Casi todas adquirieron habilidades de expresión, y lo hacen con tanta naturalidad y convicción que sus pronunciamientos son reclamos claros y concretos, dejando de lado su timidez y participando activamente en las decisiones que se discuten al interior del grupo de familiares y representantes. Su incasable búsqueda, incluso ha llevado a que muchas de ellas, dejen sus trabajos y familia mientras participan de las actividades para visibilizar su causa al interior y fuera del país, adicional a las que realizan sagradamente cada 26 y 27 de septiembre.

Pero no solamente las que participan activamente de reuniones y actividades cumplen una función importante en todo este entramado de exigencias y búsqueda, también son sumamente inapreciables, aquellas mujeres que se quedan en casa mientras sus maridos se movilizan constantemente. Para ellas su tarea es un aún más difícil, ya que son el sostén familiar física, emocional y económicamente. Muchas de ellas participaron en algún momento de las actividades, pero con el pasar del tiempo, las enfermedades, la compleja situación económica de casi todas, las largas distancias y los gastos que dicha movilidad generan (algunas familias deben realizar hasta cinco transbordos para llegar al punto de encuentro en la Escuela), su presencia se ha visto cada vez más limitada.

Esto no quiere decir que sean ajenas a esta lucha, todo lo contrario, son resistencia silenciosa, pero nunca pasiva, ya que su rol en todo este proceso es el de nuclear y conservar, aun en medio de lo inconcebible, la manutención familiar.

Precisamente, ahora se me viene a la mente una visita en particular. Llegamos justo al medio día, y lo primero que hizo la señora de casa fue convidarnos algo de beber y comer, mientras conversábamos con su marido. Ya en la cocina ella estaba de pie con su mandil frente al fuego -un rincón tradicional con trasfondo negro, que denotaba décadas de sazón y mucha junta familiar-, pese a ser la hora más calurosa del día. Amasaba el maíz recién molido sobre una gran piedra que también sirve de lavado, y que posteriormente se iba transformando en pequeñas masitas prensadas y retocadas manual y hábilmente, antes de reposar e inflar en el gran comal de barro. Mientras, iban siendo retiradas una por una, y puestas en su canasto cubiertas con un manto tejido a mano. Doña Socorro, me explicaba cada paso del armonioso ritual. Y, sin entrar en mucho detalle, agarró un plato del trastero recordando que, así como éste, su hijo le había hecho varios objetos de madera que sigue conservando para uso diario.

En medio de múltiples trabajos diarios que debe realizar para mantener el hogar, le han de venir muchos recuerdos, cosas que su hijo hacía, lo que le gustaba y, sobre todo, lo que le decía. Sentimientos que también percibí en otros hogares, y que han de ser el común de muchas, sino de todas las madres. Mujeres fuertes, valientes, resistentes, resilientes, buscadoras, que se preocupan pero a la vez se ocupan, que se hablan y a la vez se escuchan, que entretejen y abrazan no solo su causa, sino muchas otras, que se acuerpan y hermanan, ya no en la búsqueda de uno o dos hijos sino de sus 43 hijos, reivindicando también los 82 mil 825 casos de personas dadas por desaparecidas en México[1], porque ellas ya son eso, un emblema de Verdad y Justicia para un país que se resiste ante los graves problemas de violencia estructural. Por esto y para ellas, toda mi admiración, reconocimiento y gratitud por ser semilla en medio del desierto.

[1] https://www.jornada.com.mx/notas/2021/01/24/politica/subio-13-cifra-de-desaparecidos-pese-a-pandemia-son-82-825-segun-datos-oficiales/

Fuente e imagen:  Tlachinollan

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Perú: un docente a caballo contra 30 años de neoliberalismo

Por: Yair Cybel y Sebastián Furlong

En el país de la incertidumbre política, el resultado final no decepcionó y la elección en Perú dejó un final de película: “Un docente a caballo contra 30 años de neoliberalismo”. O “Keiko en el ballotage – Volumen III”.

Con un 95 % de las actas escrutadas, el dirigente sindical de izquierda Pedro Castillo se impuso en la primera vuelta de las elecciones generales de Perú con el 19,09 % de los votos. Castillo finalizó casi 800 mil votos por encima de su futura contrincante, Keiko Fujimori, que enfrenta su tercer ballotage consecutivo luego de sus derrotas en 2011 y 2016.

Por su parte, el nuevo Congreso de la República será el más fraccionado de la historia reciente. En las anteriores elecciones congresales extraordinarias, celebradas en enero de 2020, ocho agrupaciones políticas habían obtenido representación parlamentaria. Al cierre de este artículo, el futuro Poder Legislativo alcanzaba las diez bancadas, lo cual podría derivar en un nuevo capítulo de conflictividad con el Ejecutivo y en una agudización de la crisis política que vive el país.

La emergencia silenciosa de un candidato “tapado”

De origen cajamarquino, Pedro Castillo cobró notoriedad en el año 2017 cuando encabezó una huelga nacional docente que detuvo las clases durante tres meses para reclamar mejoras salariales y eliminar las evaluaciones al desempeño laboral de los maestros.

A una semana de la elección, este docente rural de 51 años aparecía en las encuestas muy lejos del podio de los favoritos. Montado a caballo y con sombrero de ala ancha, su intención de voto creció al calor de los recorridos por la Sierra Central y el sur del país, donde realizó numerosos mítines blandiendo la consigna de una nueva Constitución.

El punto de quiebre en su campaña fue la detención policial sufrida el 9 de marzo en la región de Madre de Dios tras incumplir los protocolos contra el Covid-19: bajo el argumento de que su exposición al virus no era mayor que la de quienes salen a trabajar, Pedro Castillo logró conectar con el sentir mayoritario de gran parte de la población que vive en un país marcado a fuego por la informalidad.

El dirigente gremial postuló por el partido del “lapicito” Perú Libre -del exgobernador de Junín, Vladimir Cerrón– y a lo largo de la campaña sumó adhesiones que le garantizarían estructura territorial: al apoyo de los integrantes del magisterio -que conforman el sindicato más numeroso del Perú-, se les sumaron agrupaciones de ronderos y dirigentes campesinos.

Sin mayor presencia en los medios masivos ni trabajo sostenido en redes sociales -el día de la elección contaba con apenas 1.800 seguidores en Twitter, 270 en Instagram y carecía de Fan Page en Facebook-, este defensor de las rondas campesinas [1] expresó la respuesta del “Perú profundo” al centralismo limeño. Castillo obtuvo un 54 % en Huancavelica, 53 % en Apurímac, 51 % en Ayacucho y 47 % en Puno [2], una mayoría aplastante en las regiones más pobres y postergadas del país. El sur, de tradición más combativa (que en el año 2011 acompañó a Ollanta Humala y en 2016 a Verónika Mendoza), encontró en esta oportunidad su representación política en este docente y dirigente gremial que propone la nacionalización de sectores clave de la economía y que amenazó con cerrar el Congreso en caso de encontrar oposición al cambio constitucional.

La derecha, víctima de su propia fragmentación

Más previsible que la súbita irrupción de Castillo fue la dispersión de las opciones conservadoras: el voto de la derecha se fragmentó en sus tres principales exponentes y ninguno logró superar la barrera de los 15 puntos. Si bien sumados alcanzaron un 36,6 %, las candidaturas de Keiko Fujimori, el empresario del Opus Dei, Rafael López Aliaga, y el economista Hernando de Soto -finalizaron en el segundo, tercer y cuarto lugar respectivamente- presentan matices que podrían ampliarse al calor de las negociaciones previas a la segunda vuelta.

Así como las regiones centro y sur fueron bastiones electorales de Pedro Castillo, en Lima se hicieron fuertes las opciones conservadoras. Con el 99,82 % de las actas escrutadas, entre Rafael López Aliaga (16,4 %), Hernando de Soto (16,4 %) y Keiko Fujimori (14,2 %) alcanzaron casi el 50 % de los votos válidos.

Lescano y Mendoza: con bancada pero relegados

Yonhy Lescano y Verónika Mendoza quedaron relegados en el escenario electoral. Favoritos durante gran parte de la campaña, ambos contarán con representación parlamentaria, pero miran desde lejos la segunda vuelta. Lescano perdió apoyo a costa de declaraciones erradas en torno al manejo de la pandemia, de los ataques sistémicos que se derivaron de su liderazgo en las encuestas y de cierta moderación en el discurso.

Mendoza, de destacada performance en los debates, quedó arrinconada sobre el final en posturas defensivas frente a la agresiva campaña en su contra que la acusó de terrorista, de vínculos político-ideológicos con Venezuela y que la hostigó por su posición en relación al enfoque de género. Finalmente, logró un respaldo de carácter más urbano y progresista, pero se estancó en la captura del tradicional voto izquierdista ubicado en el centro y sur del país. Ambos candidatos habían enarbolado la necesidad de una nueva Constitución, pero en la última etapa de su campaña prescindieron de cierta radicalidad que requería el actual tiempo histórico signado por una crisis económica y sanitaria sin precedentes en los últimos 30 años.

Sobre el escenario de segunda vuelta

Los resultados de la primera vuelta permiten entender cómo operan algunas de las contradicciones que atraviesan el Perú, conviviendo al unísono y sin imponerse ninguna con claridad por sobre el resto: Lima-regiones, derecha-izquierda y, finalmente, una reedición del fujimorismo-antifujimorismo en su tercera saga.

Lejos de las posiciones que vaticinaban que se impondría quien tuviera una mejor respuesta frente a la emergencia sanitaria, terminó primero el candidato que mejor logró distanciarse de “los de siempre”, de la grisura que atraviesa a las figuras políticas peruanas. En un contexto volátil, fragmentado y marcado por un gran número de indecisos, sobre el final le tocó liderar las encuestas a Castillo: antes había sido Forsyth, luego Aliaga y más tarde Lescano. Si bien las élites limeñas se sorprendieron por su presencia, su agrupación Perú Libre ya había logrado una destacable performance electoral durante las elecciones extraordinarias de 2020 en departamentos como Junín (9,17 %), Puno (6,89 %), Callao (6,87 %), Pasco (6,14 %) y Huancavelica (5,16 %)[3].

Convertido en una especie de “outsider” pero sin los focos de la prensa, finalmente Castillo logró ocupar el primer lugar con un programa radical en lo económico y de transformación profunda en lo político. Entre sus principales planteamientos destacan el cambio de la Constitución fujimorista de 1993 mediante una Asamblea Constituyente, la estatización de sectores estratégicos de la economía, la desactivación del Tribunal Constitucional y el ingreso gratuito a la universidad.

La segunda vuelta, a realizarse el próximo 6 de junio, será en definitiva un plebiscito sobre el modelo económico y la Constitución de 1993. Esta disputa tendrá lugar en medio de una creciente desafección ciudadana con el sistema político, visible en una primera vuelta donde un tercio de la ciudadanía no había decidido su voto hasta una semana antes de la elección. Lejos de achicarse, esta distancia entre ciudadanía y representación se acrecentará de cara a la segunda vuelta, puesto que tanto Castillo como Keiko generan fuerte resistencia en una importante porción del electorado.

Por lo pronto, todo indica que podría haber un acercamiento entre las diferentes expresiones de la derecha y la hija del dictador Fujimori (¿cerrarán sus ojos frente a los delitos de corrupción?) para frenar el “talante casi comunista o muy alineado con Cuba y Venezuela”[4] del postulante de Perú Libre. La otra incógnita es si Castillo logrará aunar al resto de las fuerzas progresistas, principalmente teniendo en cuenta sus posiciones conservadoras en materia de género y en relación a las libertades individuales. En la memoria colectiva de la izquierda también aparece el fantasma de Ollanta Humala, quien prometió una nueva Constitución con un discurso encendido pero terminó arrodillado ante los planes de acción de la Confiep.

El candidato plebeyo, que levanta un programa económico redistributivo y popular, se enfrentará a la mejor representante política del statu quo peruano, una clase dominante que se aproxima a cumplir 32 años ininterrumpidos al mando del Perú con una misma receta: crecimiento económico sin redistribución.

Notas:

[1] Autodefensas de pueblos agrarios que surgieron en la década de 1990 para proteger a las comunidades de los abusos del Ejército y Sendero Luminoso.

[2] https://www.resultados.eleccionesgenerales2021.pe/EG2021/EleccionesPresidenciales/RePres/P/140000

[3] https://elcomercio.pe/elecciones-2021/elecciones-congresales-2021-peru-libre-proyecta-tener-bancada-por-primera-vez-de-la-mano-de-pedro-castillo-elecciones-generales-congreso-onpe-ipsos-jne-noticia/

[4] https://rpp.pe/politica/elecciones/elecciones-2021-hernando-de-soto-afirma-que-escucho-las-palabras-simpaticas-de-keiko-pero-prefiere-esperar-al-avance-del-conteo-noticia-1331061

Fuente e imagen: CELAG

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Educación Física: antes, durante y después de la pandemia

Por: Angel Santiago Villalobos

En días recientes hemos podido notar el discurso nacional de un cercano regreso a clases presenciales en varias entidades del país, algunas ya han iniciado ese proceso; sabemos que este tema es obligatoriamente un asunto de salud de la mano con la educación, de ser así, ¿Cuánto se pudo prevenir en materia de salud antes de la pandemia? ¿Cuánto se invierte en prevención de enfermedades en el ámbito escolar? ¿Es suficiente ese esfuerzo?

Me refiero al ámbito de salud escolar recordando nuestra disciplina de educación física, la cual se encuentra dentro de los planes y programas de educación básica, ya que en nuestra clase se trabaja y se aprende por medio de la corporeidad, motricidad y la salud; estos son elementos clave en el desarrollo de la niñez, fomentando hábitos saludables desde temprana edad.

En nuestras escuelas de educación básica regularmente se tienen dos clases a la semana por cada grupo, claro, esto dependiendo de la cantidad de ellos y de los profesores asignados a ese centro de trabajo; ya que hay muchas escuelas que cuentan con muchos alumnos y grupos, pero solo un docente de la asignatura, esto conduce a que solo se imparta una clase por semana. Esto en el mejor de los casos, ya que muchas escuelas no cuentan con un educador físico.

Entonces ¿por qué no contratar a más personal docente de educación física? ¿por qué no se amplía el número de sesiones de la materia en todas las escuelas del nivel básico? ¿por qué no más plazas docentes?

Ahora pensemos en el ámbito de la infraestructura en los centros escolares, en días recientes la CNTE realizó una encuesta pública del 12 al 18 de abril de 2021 en la que pudimos notar la realidad de nuestras escuelas mexicanas, para ello se basaron en cuatro rubros, pero en esta ocasión me remitiré al que trasciende para el nivel de educación física y que quizás muchos pasan desapercibido. Para dar a conocer estos resultados se transmitió una conferencia de prensa nacional el día 21 de abril de 2021.

En dicha encuesta, en el rubro 3: CONDICIONES DE LAS ESCUELAS Y SUS SERVICIOS pudimos notar que “solo la mitad de las escuelas tiene patios techados”, algo que quizás para muchos sea algo que no sea de trascendencia, pero que si lo es y en mayor medida en las regiones como en nuestra costa chiapaneca donde se alcanzan normalmente temperaturas arriba de los 35 grados centígrados, esto a la sombra, ¿entonces en qué condiciones un profesor imparte sus clases con alumnos de los seis a los doce años de edad, en horarios de ocho de la mañana a una de la tarde? Principalmente en estas fechas de radiante sol.

Entonces el contar con canchas o patios techados es de vital importancia para nuestras clases, para el fomento integral de nuestros alumnos, esto lo vivimos tanto en el ámbito rural como en el urbano, que aunque parezca increíble aún existen escuelas en cabeceras municipales y ciudades importantes en donde no se cuenta con esta infraestructura, esto claramente afecta la salud de toda la población escolar (no es un lujo para el maestro como se hace creer en algunos sectores de la sociedad).

Esto sin entrar en detalle con los resultados de las escuelas que no cuentan con agua potable y otros aspectos que van de la mano con la salud y la actividad física, ya que son elementos a considerar para un buen desarrollo de dichas prácticas escolares.

En cuanto al material didáctico que se requiere para las sesiones también encontramos muchas carencias, siendo los padres de familia, alumnos y profesores los que se encarguen de elaborar los materiales o comprarlos, este y otros aspectos se pudo manifestar en el PRIMER FORO VIRTUAL DE EDUCACIÓN FÍSICA DE VERACRUZ organizado por las regiones organizadas de la CNTE en Veracruz el día 20 de abril de 2021.

La educación física es de gran utilidad en la prevención de padecimientos que a largo plazo desencadenan las estadísticas de morbilidad y mortalidad que estamos viendo en esta pandemia, pero con los datos antes mencionados podemos observar un panorama poco alentador para esta disciplina, pero aun así los profesores de educación física continuarán impartiendo sus clases adecuándolas a las adversidades de los diferentes y diversos contextos a los que se enfrentan en su labor docente.

Ahora bien pasando a nuestro presente, en este año de cuarentena los profesores de educación física, en su gran mayoría por todo el territorio nacional, hemos tenido que encontrar los medios de acuerdo a nuestro contexto social para hacer llegar las propuestas de actividades a nuestros alumnos, sabiendo la gran importancia de ello; comprobando que nuestra disciplina y asignatura siempre ha estado presente y ha sido parte de esa “vida saludable” que se pretende lograr y que dicho concepto toma auge en plena pandemia.

Una visión a futuro. La actividad física escolar continuará presente y si aprendimos la lección, con más fuerza, pero invirtiendo en educación para la salud en nuestra educación básica, corrigiendo los errores antes mencionados para la prevención de diversos padecimientos.

Fuente e imagen:  https://profelandia.com/educacion-fisica-antes-durante-y-despues-de-la-pandemia/

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