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Del discurso al crimen: cómo el “antifeminismo” crece en América Latina y el Caribe

Por: Alejandra Rizzo

En los últimos meses, América Latina volvió a estremecerse frente a una ola de femicidios que expone la persistencia y la profundidad de la violencia machista en la región. Argentina, Uruguay y El Salvador registraron cifras alarmantes, pero más allá de los números, emerge un dato inquietante: los discursos antifeministas dejaron de ser marginales para transformarse en parte del poder político y mediático. Lo que antes se enunciaba en los márgenes digitales hoy circula desde los ministerios, los juzgados y los medios de comunicación, hasta las calles de América Latina y el Caribe.

Solo en 2024, al menos 4.854 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 17 países de América Latina y el Caribe. Es decir, 13 mujeres asesinadas por día. En Argentina, desde enero hasta septiembre de 2025, se registraron 178 femicidios, 1 cada 36 horas, según el Observatorio Ahora que sí nos ven. En Ecuador, la fundación ALDEA contabilizó 82 femicidios en apenas dos meses y medio. Detrás de cada cifra hay una historia de desprotección, impunidad y desidia estatal que habilitan tal violencia, y una estructura fascista que construye un sentido común contra la lucha feminista.

El fascismo como hilo conductor de la violencia patriarcal

El doble femicidio de Luna Giardina y Mariel Zamudio en Córdoba, Argentina, es otro ejemplo fiel del resultado de las prácticas que habilitan la violencia. El asesino de Luna y Mariel, Pablo Laurta, no es un desconocido: es el fundador de Varones Unidos, una organización nacida en Uruguay en 2015 que se presenta como ‘’defensora de los derechos humanos de los hombres’’, pero que en realidad funciona como un espacio de articulación del antifeminismo regional. Laurta no sólo impulsaba teorías conspirativas sobre la ‘’ideología de género’’, sino que además mantenía vínculos con figuras ultraderechistas como Agustín Laje y Nicolás Márquez, dos de los principales voceros ideólogos del pensamiento neofascista liberal en Latinoamérica, cercanos al presidente argentino Javier Milei.

La relación entre estos actores no es casual. Desde la Fundación Faro —el think tank encargado de librar la “batalla cultural” contra el feminismo, la educación sexual integral y el derecho al aborto presidido por Laje y creado por Milei— hasta los espacios religiosos y mediáticos que promueven el negacionismo de la violencia de género, existe un entramado político y económico que sostiene esta ofensiva. En Uruguay, los grupos vinculados a Laurta presionaron para modificar la Ley 19.580 de Violencia Basada en Género, y en Argentina el gobierno impulsa un nuevo Código Penal que tipifica las “falsas denuncias” por violencia, en línea con las demandas de organizaciones antifeministas. La senadora argentina, Carolina Losada, presentó incluso un proyecto para agravar las penas en esos casos, legitimando un relato sin evidencia: que las mujeres denuncian falsamente.

En México existen convocatorias “antifeministas” como las que circularon el 8 de marzo por grupos de varones conocidos como “Espartanos Unidos” y “Macho Alfa Stars” con el objetivo de contramarchar, provocar y frenar las actividades del movimiento feminista en torno al Dia Internacional de la Mujer.

Estos hechos no son aislados. Son parte de una estrategia regional, que se expande preocupantemente y combina desinformación, victimización masculina y una retórica que busca reinstalar la duda sobre quienes denuncian y sobre la razón de lucha de los movimientos feministas. Estos ‘’movimientos de varones” se organizan en redes sociales y espacios legislativos para disputar sentido, atacar la educación sexual integral, el derecho al aborto y las políticas de género para la igualdad. Su narrativa se nutre de los mismos recursos que los neo-fascismos de Europa y Estados Unidos: simplificación del conflicto, apelación a la emoción y demonización del adversario.

El problema no es solo el discurso, sino su institucionalización y legitimidad. Cuando una ministra de Seguridad, como Patricia Bullrich en Argentina, afirma públicamente que “el feminismo pisoteó a los hombres y eso generó que la violencia les vuelva en contra a las mujeres”, el Estado deja de ser garante de derechos y se convierte en reproductor del odio. Estas declaraciones legitiman la violencia, habilitan la crueldad y legalizan el desmantelamiento de las instancias de prevención y acompañamiento de mujeres y disidencias víctimas. En ese contexto, cada ataque deja de ser un hecho individual para volverse síntoma del sistema capitalista y patriarcal vigente.

La urgencia del feminismo popular y revolucionario

Es menester comprender que la lucha del feminismo revolucionario y popular de la región es sostenido por los pueblos, quienes vivimos en carne propia hace siglos la opresión del sistema patriarcal. Hoy los feminismos continuamos alzando la voz por las que no están, con el objetivo de poder construir un mundo sin opresores ni oprimidos. Pasando por el ‘’Ni Una Menos’’, el Aborto Legal, y el #YoTeCreoHermana, recordando las luchas por el voto femenino y el divorcio, seguimos exigiendo vidas más dignas.

El movimiento feminista a través de la historia ha puesto en cuestión las estructuras de poder y ha logrado avances concretos en materia de derechos. Esto amenaza la continuidad de sectores conservadores neo-fascistas que buscan restaurar viejas prácticas para poder disciplinarnos, y así seguir acumulando riquezas. Hoy, esos sectores se reorganizan con nuevas banderas, nuevos lenguajes y nuevas plataformas, pero con la misma raíz patriarcal capitalista.

El caso Laurta, como muchos, condensa ese giro: un militante antifeminista convertido en femicida, que encontró en el clima actual una legitimación social y política para su odio. No fue “un loco suelto”. Fue un actor dentro de un sistema que fabrica sentido, financia campañas de desinformación y capitaliza el malestar social para imponer miedo y disciplinamiento. Hoy más que nunca los feminismos populares y revolucionarios de la región debemos generar acciones directas, imponer así nuestras consignas y tomar las calles. Decimos que es urgente, no como una vana consigna, sino porque perdemos vidas en el camino. Reconocerlo no es solo una tarea del feminismo: es una urgencia popular. #QueArda.

Del discurso al crimen: cómo el “antifeminismo” crece en América Latina y el Caribe – Por Alejandra Rizzo

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Conocimiento Libre – Redes sociales: ¡peligrosísimas!

Redes sociales: ¡peligrosísimas!

Marcelo Colussi

Las armas más importantes [son las redes sociales]. La compra más importante que se está haciendo ahora es TikTok… Espero que se apruebe porque puede ser trascendental.”

Benjamín Netanyahu

A lo largo de la historia vemos continuamente cómo las clases dominantes mantienen sojuzgadas a las subordinadas. Dos son las herramientas para lograrlo: 1) la represión abierta (eso es el Estado y todos sus órganos de intimidación y defensa, armas en mano), y 2) la manipulación ideológico-cultural, que bien podría llamarse “represión encubierta”.

Represión encubierta”: ¿por qué llamarla así? Porque lo que busca es mantener estable el estado de cosas, conservar la situación, impedir a toda costa que algo pueda cambiar en la repartición de los papeles sociales, en la apropiación de la riqueza producida por el colectivo, en la distribución de los poderes, pero sin apelar a la fuerza bruta. Es otro tipo de fuerza el que ahí está en juego.

En el ámbito de la represión abierta, la situación está clara: cuando la “plebe” protesta, o cuando se alza, las fuerzas que controlan la “normalidad” social, actúan. Y no con caricias, precisamente. Desde hachas y espadas a las más variadas y letales armas actuales contra motines, desde escuderos del rey o del faraón, guardaespaldas, policías, gendarmes, grupos parapoliciales o neuroarmas a drones hiper modernos y satélites geoestacionarios que nos controlan, el arsenal con el que la clase dominante se defiende y buscar perpetuar su poderío es interminable. De hecho, cada día aparece un nuevo instrumento de control, más letal y efectivo que el anterior. Y así como interminable, también es feroz, despiadado, atrozmente cruel. Pueden entrar allí las técnicas represivas más amplias e inhumanas, donde no faltan la tortura, la desaparición forzada de personas, las cárceles clandestinas, los castigos ejemplares y las hogueras inquisitoriales (o sus sucedáneos).

Ahora bien: sin necesidad de derramamiento de sangre, también los poderes hegemónicos han sabido siempre dominar a las grandes masas a través de la persuasión, el mensaje cultural, la manipulación masiva. El “pan y circo” de los romanos, que vemos presente en todas las formaciones culturales a lo largo y ancho del planeta en todo momento histórico con sociedades estratificadas en clases sociales -claro que con características propias en cada caso- es universal. En otros términos: ¿cómo engañar a las masas sin que se den cuenta que están siendo engañadas? ¿Cómo mantenerlas tranquilas para que sigan alimentando los privilegios de una élite? Para eso, entre otras cosas, están las religiones: “Las religiones no son más que un conjunto de supersticiones útiles para mantener bajo control a los pueblos ignorantes”, como dijera Giordano Bruno (lo que le valió la pira).

Ya entrado el siglo XX, con sociedades absolutamente masificadas y donde las conductas sociales cada vez están más maquinal (y eficientemente) digitadas, el pionero de la psicología de masas, el sobrino de Freud, Edward Bernays, pudo titular sin tapujo uno de sus libros: “Propaganda. Cómo manipular la opinión pública en democracia”, donde sin ningún rodeo planteó que: “El estudio sistemático de la psicología de masas reveló a sus estudiosos las posibilidades de un gobierno invisible de la sociedad mediante la manipulación de los motivos que impulsan las acciones del ser humano en el seno de un grupo”.

Los poderes actuales, munidos de las tecnologías más modernas, no tienen ningún reparo en actuar con la más absoluta sangre fría para manipular, mentir, engañar, tergiversar las cosas, sin necesidad de espadas ni armas de fuego, buscando mantener siempre el statu quo. En definitiva eso, y no otra cosa, es el aparato ideológico-cultural. “La ideología dominante es siempre la ideología de la clase dominante”, dijo un pensador decimonónico pretendidamente superado.

Los medios masivos de comunicación de las sociedades actuales han llevado ese control y manipulación a niveles estratosféricos. “El poder de la prensa es primordial. Establece la agenda de discusión pública. Es un avasallador poder político que no puede ser controlado por ninguna ley. Determina lo que la gente habla y piensa con una autoridad reservada en algunas partes del mundo solo a los tiranos, sumos sacerdotes y mandarines”, decía Theodore White en los 60 del siglo pasado. Si eso era así medio siglo atrás, las tecnologías comunicacionales han llevado ese poder a un nivel infinitamente superior. En ese marco se inscriben las actuales redes sociales.

En forma creciente, juventud y niñez de todo el mundo, incluidas las de los países con menos recursos -hasta en los rincones más recónditos se repite el fenómeno, con menor intensidad quizá, pero con la misma perspectiva- , hacen parte de lo que se conoce como “generación alfa” o, también: “nativos digitales”. Es decir, seres humanos nacidos a principios de este siglo (la generación más numerosa de la historia), criados cada vez más en entornos digitales, donde pasaron a ser parte fundamental de su día a día la conexión obligada con internet, el uso masivo de dispositivos móviles y la gran familiaridad con el ámbito informático. En esos recónditos lugares sorprende ver que no se invierte en mejor dieta alimentaria, pero sí, por ejemplo, en un teléfono móvil inteligente. Todo ello influye en forma determinante en su manera de aprender, socializar, consumir, ver y relacionarse con el mundo y con otros congéneres, acostumbrados, y naturalizando, el consumismo imparable de las modas, habituados como algo natural a la super velocidad y la multitarea, empapados de contenido rápido, fugaz, fundamentalmente audiovisual, donde la lectura crítico-conceptual prácticamente va desapareciendo.

En consonancia con lo anterior, vale conocer una conclusión de la Advertising Research Foundation de Estados Unidos, fundación dedicada al estudio del marketing: “Los resultados indican que la hipnosis contribuye a proporcionar honestas razones para la preferencia de marcas de fábrica”. ¿Hipnosis? Pero ¿cómo?… ¿Nos tienen hipnotizados?

Esta generación será la que dirigirá el mundo en unas pocas décadas. Entonces ¿vamos hacia un mundo de velocidad fulminante, donde todo son memes y mensajes hiper sintéticos, sin profundización crítica? ¿Viva la hipnosis colectiva? Pareciera que sí. Pero… ¿alguien se beneficia de todo esto? ¿Alguien decide que así sean las cosas? La gran masa, inmensa, monumental masa de usuarios, parece que no. ¿Quién entonces? Vale citar al respecto lo dicho por uno de los ideólogos de esos poderes, de quienes sí deciden y se benefician, el austro-germano Günther Anders: “Para sofocar cualquier revuelta por adelantado (…) métodos arcaicos como los de Hitler son anticuados. Basta con crear un condicionamiento colectivo reduciendo drásticamente el nivel y la calidad de la educación. (…) Que la información destinada al público en general sea anestesiada de cualquier contenido subversivo. Transmitiremos masivamente, vía televisión [hoy día deberían agregarse las inefables redes sociales y aplicaciones de internet], estúpidos entretenimientos, siempre halagando el instinto emocional”. Más claro: imposible.

Estúpidos entretenimientos. ¿Así nos tratan? “Cabeza de meme”, se ha dicho por ahí. Muy elocuente, sin dudas. Es decir: una visión super simplificada del mundo, de las cosas, donde todo se reduce a pequeñas fórmulas, donde no hay espacio para la reflexión, donde lo más importante están dejando de ser “educadores” para darle paso a “influencers”, ¿siempre halagando el instinto emocional? Mejor: no pensar entonces. Las redes sociales, que cada vez se hacen más y más populares inundando todo los aspectos sociales, ideológicos y culturales, no son un simple pasatiempo: ¡son el cimiento básico donde se está construyendo el edificio social! Según estudios consistentes, en la prácticamente totalidad de países del planeta, el 90% de personas entre 14 y 26 años utiliza alguna red social a diario, teniendo un tiempo de conexión de entre 3 y 6 horas al día (promedio: cuatro horas y media). De modo concluyente, sin la más mínima duda al respecto, se prefiere un tik tok banal a la lectura de algo mínimo, de tres páginas digamos. Un texto como el presente, además de aborrecible por su mala calidad, es desde antes de iniciar su lectura ya anatematizado…. ¡porque es muy largo!

Definitivamente estas redes construyen identidades, siendo un factor determinante para la socialización, la obtención de noticias, la diversión, el contacto con el otro, para lograr moldear de puntos de vista, perspectivas y valores que vertebran la interrelación social de quienes las utilizan. Es decir: nos moldean la cabeza.

Hablamos de hipnosis, pero la hipnosis es peligrosa, porque mantiene a la persona hipnotizada en una sensación de fantasía, de irrealidad, dándose una mucha mayor receptividad a sugerencias, visto que no hay defensas racionales en ese estado de trance; en otros términos: se está más a disposición pasiva de manipulaciones, a caer bajo los efectos de la sugestión por parte del otro. Si eso busca la publicidad, si lograr mantener a la gente “hipnotizada” para así vender con facilidad se puede considerar un logro, estamos ante un gravísimo problema.

Las redes sociales tienen esa capacidad de hipnotizar. Es evidente que lo logran, con mensajes muy cortos y concretos, básicamente con pequeños videos y fotos a granel, promocionando el egocentrismo. Cuantos más “me gusta” (likes) se obtienen, más se acrecienta mi amor propio (se me infla el ego, me quieren mucho, soy muy respetable, le gano a todos). De ahí que ya se ha hecho moneda corriente tomarse una selfie para colocar en las redes, lo que nos levanta más aún el ego, aunque eso nos pueda traer severas complicaciones, incluso la muerte.

Argumentos racionales algo complejos, que excedan los pocos segundos que proponen los mensajes de las redes, esa velocidad supersónica a la que obligan, no alcanzan para transmitir conceptos más elaborados. Estamos, por tanto, en el reino de lo afectivo, de lo puramente pasional (instinto emocional halagado, nos dicen); más aún: de lo puramente visceral, obviamente el pensamiento. El auge imparable y el marketing de la inteligencia artificial va en ese sentido: el chatbot piense todo, usted no necesita hacerlo. ¿Eso es lo que nos conviene como humanidad? Lo que prima son contenidos hipnotizadores, sin dudas bien confeccionados, pero que alejan de todo tipo de criterio problematizador. Justamente, por ser de absorción tan sencillos, rápidamente se tornan virales. El efecto de arrastre que tenemos (sufrimos) los humanos, al hacernos sentir así parte de un colectivo que nos incluye, nos da identidad y eleva nuestra auto estimación cuando viralizamos, hace que esa creación sencilla -por no decir banal (¿estúpidos entretenimientos?)- se difunda muy ampliamente, y siempre encuentre respuestas. Si no se responde al estímulo, pareciera que se queda “fuera”. De ahí la ansiedad con que se esperan los likes.

En otros términos: esa cultura de las redes sociales puede ser altamente funcional para la transmisión de medias verdaderas, o absolutas falsedades que, repetidas en forma incansable como pedía Goebbels, terminan transformándose en verdades indubitables. De ahí que las llamadas “fake news” se propaguen en las redes seis veces más rápido que las noticias verdaderas. En general, nadie las cuestiona, se las acepta pasivamente. Por todo ello podemos decir que esta modalidad comunicativa es muy peligrosa. Si las pide a los gritos un genocida ¡y mentiroso! como Netanyahu -citado en el epígrafe- eso es suficiente para ver el peligro en juego.

Si desde el campo popular con criterio de análisis crítico -y, por supuesto, voluntad de transformación político-social- queremos enfrentarnos a esa parafernalia, la batalla es tremendamente desigual. Tengamos en cuenta, al respecto, el video con el que abrimos el texto: está claro que los poderes dominantes, que son quienes fijan la ideología dominante y se benefician de ello, en este momento le han sacado una enorme delantera a las fuerzas que buscamos un cambio. No está terminada la historia, pero está claro que, contra las redes sociales, es muy difícil combatir. En ese ámbito, el poder que tiene la mentira organizada que allí se juega, es enorme, descomunal. La desinformación sistemáticamente presentada, la hipnosis y la simplificación maniquea de las cosas van ganando este round de la pelea. Pero sigamos pensando que la realidad es algo más que la realidad virtual. Es allí donde debemos seguir poniendo el acento.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/redes-sociales-peligrosisimas/

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México – Repetir grado en secundaria: el preocupante fenómeno que va en aumento y perpetúa la desigualdad educativa

Repetir grado en secundaria: el preocupante fenómeno que va en aumento y perpetúa la desigualdad educativa

Erick Juárez Pineda

Introducción

El presente ensayo hace un acercamiento básico a los datos sobre repetición escolar en secundaria de escuelas públicas y privadas en México, su evolución a lo largo de los últimos nueve ciclos escolares, tendencias, número de alumnos y, finalmente, una pequeña revisión de literatura sobre causas y consecuencias de este fenómeno.

El texto comienza con un panorama basado en los datos publicados por la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el que se presentan los números totales y por grado de alumnas y alumnos que repitieron un ciclo escolar, en contraste con cada ciclo escolar —de 2016 a 2025— y en comparación con la matrícula total de cada nivel.

También se hace una revisión sobre los Acuerdos publicados en el Diario Oficial de la Federación que establecen los criterios de evaluación, acreditación, promoción, regularización y certificación en la educación básica, así como los posibles efectos que tuvieron en el número de alumnos repetidores.

Adicionalmente se recopilan hallazgos de una breve revisión de literatura, para dar cuenta sobre las causas, efectos y consecuencias de la repetición escolar en las y los adolescentes.

Finalmente, se plantea una reflexión que invita a continuar las investigaciones sobre los resultados obtenidos y a fortalecer la vinculación entre la investigación educativa y la toma de decisiones en política.

Repetición en secundaria: quiénes y cuántos son

Repetir un grado en educación básica suele ser muy preocupante para las familias y la sociedad, ya puede tener consecuencias en las trayectorias de niños y jóvenes que podrían resultar irreversibles.

En México, la acreditación de las y los alumnos de educación básica está regulada por lo que marca el Acuerdo 10/09/23 (DOF, 2023), el cual establece los criterios de evaluación, acreditación, promoción, regularización y certificación en la educación básica.

Dicho documento explica que para educación primaria en los grados de segundo a sexto, la acreditación depende de obtener al menos un promedio de 6.0 en los cuatro campos formativos evaluados: lenguaje, pensamiento matemático, conocimiento del medio y desarrollo personal y social.

Por el contrario, en primer grado de primaria y en preescolar no existe la posibilidad de reprobar, ya que en esos niveles la evaluación se centra en la asistencia y en el seguimiento del proceso de desarrollo de cada estudiante, más que en asignar una calificación numérica.

En cambio, para secundaria, la acreditación requiere obtener un promedio mínimo de 6.0 en cada asignatura; y, de no alcanzarlo, el estudiante deberá repetir el ciclo escolar completo en el siguiente periodo, especialmente si acumula cinco o más materias reprobadas. Cuando la situación es de hasta cuatro asignaturas no acreditadas, el alumno tiene la posibilidad de regularizarse conforme a las Normas de Control Escolar mediante exámenes extraordinarios, proyectos u otros mecanismos. Además, se contempla la promoción condicionada, que permite inscribirse al grado inmediato superior siempre que, tras uno o dos periodos de regularización, se mantenga un mínimo de seis asignaturas aprobadas. Finalmente, existe la opción de acreditar un grado a través de una evaluación general de conocimientos, también bajo lo que estipulen dichas normas.

Sin embargo, reprobar y repetir un ciclo escolar va más allá de no obtener una buena nota o bajo aprovechamiento escolar; es también un signo claro de desigualdades en el aprendizaje (Barajas & Olvera, 2018). Y en secundaria, donde las y los alumnos se encuentran en el periodo de adolescencia (entre 12 y 15 años), esto representa un impacto significativo en su desarrollo, pues es en esta edad donde existen momentos de cambios y crisis que “promueven la consolidación de una identidad y comprende elementos de carácter psicológico multidimensional que se desarrollan de manera específica en cada individuo” (Barajas & Olvera, 2018b)

En México, la repetición en este nivel ha tenido un repunte los últimos cinco años. Según datos de la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la Secretaría de Educación Pública (2025), el número total de alumnos de escuelas públicas y privadas que son repetidores, pasó de 34,076 en el ciclo escolar 2021-2021 a 44,052 en el ciclo 2024-2025, de un total de 6,394,720 y 6,293,530 estudiantes inscritos respectivamente (Ver Gráfico 1).  Es decir, durante este periodo se observó que, aunque hay menos estudiantes en total, la cantidad de repetidores ha crecido.

Si bien, esto representa bajas tasas porcentuales que van del 0.53 a 0.7 por ciento de la población total de este nivel, no es algo que se debe minimizar.

Durante la pandemia, hubo cambios importantes, pues dadas las condiciones extraordinarias de confinamiento y emergencia sanitaria, la SEP mandató en el Acuerdo 16/06/21 (DOF, 2021) que en ningún caso se retendría a los educandos en el grado escolar en el que estaban inscritos, ya que todos los alumnos fueron sujetos a un proceso de valoración extraordinaria, priorizándose así su tránsito al siguiente nivel educativo sin importar el nivel de participación que hubieran tenido durante el periodo a distancia.En situaciones donde no se contaba con información suficiente para evaluar al estudiante, se registraron las leyendas “Información insuficiente” o “Sin información”, en lugar de una calificación numérica. En estos casos, se activó un periodo extraordinario de recuperación al inicio del ciclo escolar siguiente.

Esta medida tuvo como objetivo garantizar el derecho a la educación, impedir que el alumnado fuera penalizado por las condiciones adversas provocadas por la pandemia y asegurar su permanencia en el sistema.

Durante este periodo de emergencia sanitaria, y antes de la publicación del Acuerdo 16/06/21 sobre la no reprobación, el número de alumnos que repitió el ciclo escolar aumentó considerablemente. En el ciclo escolar 2019-2020, se registraron 64,231 repetidores; sin embargo, para el siguiente ciclo escolar, ya con las medidas previamente expuestas para atender los retos surgidos por la pandemia, disminuyó a 34,076 (Ver Gráfico 2)

Sin embargo, los datos demuestran que antes de la pandemia las tasas de repetición aumentaban de forma sostenida y alcanzaron su punto más alto en el ciclo escolar 2019-2020. Posteriormente, tras la crisis sanitaria, los números de repetición escolar empezaron a incrementarse nuevamente, lo que podría indicar un retorno gradual a las condiciones educativas previas a la emergencia sanitaria.

De estos datos, también llama la atención que 2º grado de secundaria es consistentemente el que presenta más casos de repetición, seguido de 1º y 3º, lo que sugiere que podría tratarse del tramo educativo más desafiante para el alumnado y donde pueden intervenir muchos factores y elementos. Esta peculiaridad puede dar pie a una investigación más profunda (Ver Tabla 1).

Más allá de los datos, los factores asociados al fenómeno de la repetición y sus consecuencias requieren un análisis más profundo incluso con lo que ya se ha investigado.

La complejidad de esta problemática radica en que se trata de fenómenos psicosociales multifactoriales, donde confluyen elementos estructurales, sociales, familiares e individuales (Corzo y Reyes, 2017 en Barajas & Olvera, 2018). Sus efectos también se manifiestan en distintos niveles: desde el funcionamiento del sistema educativo hasta el bienestar emocional de cada estudiante. Por esta razón, resulta equivocado reducir sus causas a cuestiones personales como la falta de esfuerzo o atención, o señalar únicamente la responsabilidad de la escuela o del alumnado. Abordarlo desde una sola dimensión, especialmente la individual, limita cualquier posibilidad de solución efectiva (Corzo y Reyes, 2017 en Barajas & Olvera, 2018b).

Al respecto, Torres y Acevedo (2015) señalan que las causas son muchas y variadas: dificultades de aprendizaje, el contexto socioeconómico familiar desfavorable, el escaso acompañamiento en el hogar, el desinterés estudiantil y los problemas de conducta. Asimismo, se señala la influencia de variables institucionales como la poca atención al ausentismo, la falta de apoyo pedagógico y las prácticas escolares poco inclusivas.

Al mismo tiempo, autores como Rodríguez y Batista (2022) explican que entre los factores personales que contribuyen a la repetición de curso, destaca principalmente un bajo autoconcepto académico, es decir, la percepción negativa que el propio estudiante tiene sobre sus capacidades para aprender y rendir en el ámbito escolar. Este factor, observan, se ve reforzado por experiencias previas de fracaso, que afectan su confianza y disminuyen su implicación con el aprendizaje. Asimismo,concluyen que las bajas orientaciones a metas, especialmente en cuanto a la motivación por aprender o superar retos académicos, limitan el esfuerzo y la persistencia necesarios para progresar.

Repetir año: lejos de ayudar, perjudica en lo académico y lo personal

A pesar de que el acto de repetir un ciclo escolar sigue siendo una práctica recurrente en nuestro sistema educativo, las investigaciones advierten que esto no mejora el rendimiento académico ni la motivación, sino todo lo contrario (Rodríguez Rodríguez y Batista Espinosa, 2022b). El estudio de Rodríguez y Batista (2022) señala que los estudiantes repetidores obtienen calificaciones notablemente inferiores a las de sus compañeros que no repiten, lo que sugiere que repetir no contribuye a recuperar los aprendizajes perdidos. Además, explica que esta medida perjudica el autoconcepto académico del alumnado, refuerza sentimientos de incapacidad, fracaso y desconexión con el entorno escolar y puede dificultar aún más su progreso educativo.

En el plano motivacional, los autores puntualizan que los estudiantes que repiten curso presentan menores niveles de motivación hacia el aprendizaje y el rendimiento, aspectos clave para sostener el esfuerzo y la persistencia académica, lo que prolonga su impacto durante años.

El alumnado repetidor de educación secundaria tiene un autoconcepto académico significativamente inferior al del alumnado no repetidor, viéndose incluso que a más cantidad de cursos repetidos, mayor era dicha disminución. Se comprobó que la aproximación al aprendizaje y al rendimiento de los estudiantes repetidores eran significativamente inferiores. (Rodríguez Rodríguez y Batista Espinosa, 2022, p. 77-81)

Al mismo tiempo, González y Correa (2015) señalan que la repitencia escolar no solo tiene un impacto académico limitado, sino que afecta directamente la autoestima, la integración social y la permanencia escolar del estudiante. Lejos de representar una solución efectiva, repetir un curso suele reforzar la exclusión y aumentar el riesgo de abandono, especialmente cuando no se acompaña de medidas de apoyo individualizado.

Además, investigaciones como las de Blanco-Varela & Amoedo (2025), puntualizan que los alumnos de contextos socioeconómicos y culturales desfavorecidos enfrentan mayores dificultades académicas debido a la carencia de recursos materiales y a un entorno poco propicio para el aprendizaje. Conviven con niveles educativos familiares bajos, acceso limitado a libros, tecnología o apoyo escolar, y suelen asistir a centros educativos con infraestructuras y apoyos limitados. En este contexto, repetir curso deja de ser una oportunidad de mejora académica y se convierte en una carga adicional que incrementa la desmotivación, refuerza el estigma social y amplía la desigualdad, lo que genera un efecto acumulativo que puede derivar en el abandono escolar.

Reflexiones finales

A pesar de que se tiene el conocimiento sobre las causas y consecuencias de la repetición escolar, los datos indican que esta va en aumento en nivel secundaria y aun persiste como una práctica habitual en el sistema educativo. Esta continuidad refleja una resistencia al cambio y una tendencia a mantener medidas tradicionales que, lejos de resolver los problemas de aprendizaje, tienden a profundizarlos. La repetición de curso, señalan las investigaciones, más que una solución, se convierte en un factor que incrementa la desigualdad educativa, especialmente entre los estudiantes más vulnerables.

Además, aún es evidente la poca vinculación entre la investigación científica y la toma de decisiones políticas. Las investigaciones nacionales e internacionales han documentado con claridad los efectos negativos, tanto académicos como emocionales; sin embargo, estas evidencias rara vez se traducen en políticas públicas concretas o en cambios estructurales dentro de las escuelas. Se requiere con urgencia una mayor articulación entre la producción de conocimiento y el diseño de estrategias educativas, de modo que las decisiones se basen en datos sólidos y respondan a las necesidades reales del alumnado. Incluso, resulta necesaria una mayor profundización en el fenómeno; por ejemplo, comprender las causas que explican por qué el segundo grado de secundaria concentra el mayor número de repeticiones.

Cerrar esta brecha entre la evidencia y la acción implica repensar el enfoque punitivo de la evaluación y avanzar hacia una cultura educativa centrada en la prevención, el acompañamiento personalizado y la equidad. Solo así será posible garantizar que todos los estudiantes, sin importar su origen o contexto, tengan oportunidades reales de aprender, progresar y permanecer en el sistema educativo.

Bibliografía

ACUERDO 10/09/23 por el que se establecen las normas generales para la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación de las alumnas y los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria. (2023, septiembre 27). https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5703099&fecha=27/09/2023#gsc.tab=0

ACUERDO 16/06/21 por el que se regulan las acciones específicas y extraordinarias relativas a la conclusión del ciclo escolar 2020-2021, en beneficio de los educandos de preescolar, primaria y secundaria ante el periodo de contingencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19). (2021, junio 22). https://www.dof.gob.mx/nota_detalle_popup.php?codigo=5621985

Barajas, D. D., & Olvera, A. R. (2018). Reprobación escolar en el nivel medio superior y su relación con el autoconcepto en la adolescencia. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (México)XLVIII(2), 125-142.

Blanco-Varela, B., & Amoedo, J. M. (2025). Efectos de la repetición escolar según el perfil socioeconómico del estudiante. Revista de Educación1(407). https://doi.org/10.4438/1988-592X-RE-2025-407-658

Rodríguez Rodríguez, D., & Batista Espinosa, F. J. (2022). La repetición de curso en educación secundaria y su relación con variables motivacionales. Bordón: Revista de pedagogía74(2), 77-91.

Secretaría de Educación Pública. (s. f.). Principales Cifras [Sistema Interactivo de Consulta]. SEP, principales cifras. Recuperado 28 de abril de 2025, de https://www.planeacion.sep.gob.mx/principalescifras/

Torres González, J. A., Acevedo Correa, D., & Gallo García, L. A. (2015). Causas y consecuencias de la deserción y repitencia escolar: Una visión general en el contexto latinoamericano. Cultura, Educación y Sociedad6(2), 175-205.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/repetir-grado-secundaria-desigualdad/

 

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UNICEF: Al menos 1,6 millones de niños en riesgo mientras el huracán Melissa avanza por el Caribe

Al menos 1,6 millones de niños en riesgo mientras el huracán Melissa avanza por el Caribe

UNICEF y sus socios han posicionado previamente suministros vitales y están listos para brindar apoyo a las familias en las áreas afectadas de toda la región.

América Latina y el Caribe es la segunda región más propensa a desastres del mundo, y los niños se encuentran entre los más vulnerables afectados por huracanes. UNICEF, en coordinación con las autoridades nacionales y sus socios en cada país, apoya las iniciativas de preparación para emergencias en toda la región, ya que se espera que el huracán Melissa toque tierra en las próximas 48 horas.

CIUDAD DE PANAMÁ, 26 de octubre de 2025 –  A medida que el huracán Melissa avanza lentamente por el Mar Caribe  los vientos, las lluvias torrenciales y las inundaciones repentinas han puesto en riesgo al menos a 1,6 millones de niños ,  según estimaciones de UNICEF.

Se espera que los países del Caribe, incluidos Jamaica, Haití, Cuba y República Dominicana, soporten varios días de clima intenso que podría interrumpir los servicios básicos, especialmente en las zonas costeras vulnerables.

“Todos los esfuerzos de preparación para la llegada de un huracán son vitales para mitigar los daños y la pérdida de vidas en las comunidades más vulnerables, especialmente en regiones como el Caribe. Las islas pequeñas siempre enfrentan una mayor vulnerabilidad a los fenómenos climáticos extremos”, declaró Roberto Benes, Director Regional para América Latina y el Caribe. “UNICEF ayuda a fortalecer las capacidades nacionales para anticipar y responder a las emergencias climáticas, y a brindar servicios esenciales a la infancia. Esto es fundamental para proteger a quienes más lo necesitan”.

Durante la última década, aproximadamente 11 millones de personas, incluidos casi 4 millones de niños, se vieron directamente afectadas cada año por peligros naturales y provocados por el hombre en América Latina y el Caribe.

Mientras los fenómenos meteorológicos extremos ponen en riesgo la vida de los niños y las familias en toda la región, UNICEF, en coordinación con las autoridades nacionales y los socios en cada país, está apoyando los esfuerzos de preparación para emergencias, incluido el posicionamiento anticipado de suministros esenciales como materiales de higiene, purificadores de agua y contenedores de suministros médicos, compartiendo mensajes de alerta temprana con las comunidades y proporcionando dinero en efectivo a los hogares en riesgo en el sur de Haití para mitigar el impacto del huracán.

En 2025, UNICEF solicitó 19 millones de dólares para prepararse para emergencias en América Latina y el Caribe y fortalecer la preparación para desastres en los programas de respuesta a emergencias en toda la región.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/least-16-million-children-risk-hurricane-melissa-moves-through-caribbean

 

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España – Aprender, pero no solo: los padres buscan que el colegio de sus hijos tenga una educación emocional y más conectada con la realidad

Aprender, pero no solo: los padres buscan que el colegio de sus hijos tenga una educación emocional y más conectada con la realidad

La elección del colegio se ha convertido en una de las decisiones más trascendentes para las familias españolas. Ya no se trata únicamente de escoger el centro más cercano o asequible, sino de encontrar un lugar donde los hijos crezcan como personas, aprendan de forma consciente y se preparen para un mundo globalizado, tecnológico y en constante cambio.

Así lo confirma el informe Análisis de los factores que influyen en la elección escolar y la participación familiar en la educación de la nueva generación de padres y madres, elaborado por ESIC University, la Universidad de Villanueva y Escuelas Católicas, tras recoger datos de más de 4.000 familias de 34 colegios concertados en toda España.

“Las familias buscan centros con identidad pedagógica sólida, gestión ética, innovación tecnológica y un enfoque humano que promueva tanto el desarrollo académico como personal del alumnado”, resume el estudio.

Una educación distinta a la recibida

El 74% de los padres desea que sus hijos reciban una educación diferente a la que ellos tuvieron: más personalizada, práctica y conectada con la realidad, tanto social como laboral. Es decir, la educación pasa a ser una estrategia de inversión más que un gasto.

Durante el curso pasado, las familias españolas destinaron una medida de 2.588 euros por hijo, cifra que asciende a 3.396 euros en colegios concertados y hasta 7.691 euros en los privados, destaca el informe.

“Uno de los hallazgos más relevantes es la reafirmación del valor que las familias otorgan a la educación como bien esencial”, señala el documento, lo que “contrasta con la concepción tradicional de la educación como mera responsabilidad, subrayando su inversión estratégica en el desarrollo integral de los hijos”.

Público, concertado o privado: tres modelos, tres realidades

El sistema educativo español está compuesto por tres tipos de colegios: públicos, concertados y privados, que responden a perfiles familiares distintos y ofrecen experiencias educativas diferentes.

Los colegios públicos son conocidos por su gratuidad. Son universales e inclusivos, y acogen a la mayor diversidad social y cultural. El gasto medio anual por alumno ronda los 1.200 euros, centrados en comedor y actividades extraescolares. El 57% de las familias los elige por su proximidad a la vivienda y comodidad para la conciliación familiar.

Los colegios concertados representan una opción intermedia entre los públicos y los privados, combinando una parte de la financiación por parte del Estado y cuotas a los familiares. El gasto medio anual es de 3.396 euros. Suelen ser escogidos por los padres, priorizan la reputación y la coherencia pedagógica. El 85% compara varios centros antes de decidir.

Los colegios privados atraen a las familias de mayor nivel socioeconómico y ofrecen una educación diferenciada: excelencia académica, atención personalizada, bilingüismo e innovación. No obstante, el gasto asciende a los 7.961 euros por alumno al año, un 135 más que el curso 2024-2025.

Informadas, exigentes y con propósito: el nuevo perfil de las familias

Por su parte, el informe dibuja un perfil distinto con respecto a los padres, que ahora están más informados, son más críticos y están más implicados en la educación de sus hijos. La mayoría tiene entre 35 y 50 años, formación universitaria y una visión estratégica de la educación.

El 81% consulta información en internet antes de elegir el mejor centro, el 78% se guía por las opiniones de otras familias y el 85% revisa los resultados académicos y la reputación online del centro. “La confianza es el elemento más valorado y asociado a la imagen del colegio. No solo influye en la elección, sino también en la fidelización de las familias”, destaca el informe.

Por ejemplo, una tendencia creciente es que muchos padres eligen su vivienda en función del colegio deseado, especialmente en las grandes ciudades. “Cada vez más padres eligen su vivienda en función del colegio al que quieren llevar a sus hijos. Se elige con propósito”, subraya Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de COFAPA en el XXXIII Encuentro de Centros de Enseñanza.

Qué buscan los padres en los colegios de sus hijos

El modelo educativo y la calidad son los factores más determinantes. “Los padres encuestados muestran especial interés en que el centro proporcione una educación de alta calidad con personal altamente cualificado, otorgándoles un valor medio de 4,5 y 4,4 puntos, respectivamente (sobre 5)”, precisa el estudio.

Además, los padres valoran la coherencia institucional y piden que los colegios no cambien de rumbo según las modas: “las familias son muy exigentes. Nos piden que mantengamos coherencia, incluso frente a tendencias contradictorias, como el rechazo a la tecnología mientras la ley exige competencias digitales”, advierte Pilar Moreno, directora de Brains International School Conde Orgaz, en el mismo acto.

Pero la historia y la reputación también influyen. El 85% de los padres considera clave que el colegio tenga resultados reconocidos, buena gestión y comunicación fluida. La imagen institucional y el branding educativo son decisivos en la confianza de las familias.

El 94% de las familias valora positivamente las metodologías activas, como el aprendizaje basado en proyectos, el trabajo colaborativo, la gamificación y el pensamiento crítico. Además, el 83 % quiere que sus hijos desarrollen valores y competencias socioemocionales, y el 91% considera la educación en valores y el respeto a la diversidad como fundamentales.

El entorno físico también influye en la elección. El 84% de los padres valora aulas amplias, luminosas y con zonas verdes, así como laboratorios, bibliotecas y aulas maker. Por otro lado, la seguridad y el bienestar emocional son prioritarios para el 97%, y el 88,6% busca comedor saludable y actividades extraescolares de calidad.

Qué pesa más según el tipo de centro: el colegio ideal

En los colegios públicos, la exposición a la inteligencia artificial es escasa, la participación familiar es moderada y la atención a la dimensión emocional y en valores se considera alta, enfocándose en una educación integral.

En los colegios concertados, la mayoría de los padres pertenece a la clase media profesional. La percepción sobre la inteligencia artificial es cautelosa, con una valoración media de 2,3 sobre 5, mientras que la participación familiar es alta, con un 75,3% de familias manteniendo comunicación fluida con los docentes. La prioridad en valores y educación emocional es muy alta, con un 91% de familias destacando su relevancia.

En los colegios privados, la aceptación de la inteligencia artificial es gradual, mientras que la participación familiar es alta pero orientada a resultados. La prioridad en valores y bienestar emocional sigue siendo importante, aunque se combina con una orientación a la competitividad académica.

El informe perfila el colegio ideal como un espacio que integra innovación con humanismo. “El colegio ideal es aquel que combina una identidad pedagógica definida, una gestión ética y sostenible y una fuerte implicación de las familias en el proceso educativo”, concluye el informe.

Fuente: Marcos Montalbán / infobae.com

Fuente de la Información: https://www.redem.org/aprender-pero-no-solo-los-padres-buscan-que-el-colegio-de-sus-hijos-tenga-una-educacion-emocional-y-mas-conectada-con-la-realidad/

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El premio Nobel de la Paz 2025: Más allá del desconcierto

Por: Luis Bonilla-Molina

El otorgamiento del premio Nóbel de la Paz a María Corina Machado (MCM) ha desatado un inusitado debate en las redes sociales. Sin embargo, los argumentos en favor y contra están más cargados de emocionalidad que de reflexión profunda. ¿Será que solo es posible acercarse a la realidad venezolana desde el maniqueísmo de la polarización?

Evidentemente, la comprensión de las implicaciones del otorgamiento de este premio, demandan una lectura estructural, para comprender los alcances de la operación política detrás del mismo. Solo así se pueden fundamentar los posibles cursos de acción y de convergencia con la ofensiva militar, mediática y de captación masiva de datos que está ocurriendo en el caribe durante los últimos meses. Nuestro llamado es a superar el simplismo interpretativo -propio de la propaganda política polarizada- así como las lecturas geopolíticas que resultan funcionales a la propia lógica de poder que llevó al otorgamiento del premio Nóbel de la paz 2025.

Por supuesto, nuestra posición rechaza cualquier pretensión de Estados Unidos de intervenir militarmente y con labores de inteligencia (CIA) en Venezuela, en eso no puede haber duda alguna. Lo que queremos subrayar en este artículo, es la necesidad de construir un antiimperialismo desde la clase trabajadora, que supere engañosos discursos de izquierda que se ocultan detrás de una visión geopolítica que minimiza las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora, y las limitaciones del actual régimen de libertades políticasexistentes en el país.

El premio Nóbel de la Paz: ¿eterna estrategia del soft power capitalista?

En términos históricos, Estados Unidos a la par que desarrolla su estrategia económica y militar de dominación, pone en marcha dispositivos de control y hegemonía de orden cultural. El soft power (Joseph Nye,1990) consiste en la capacidad norteamericana para influir en las correlaciones de fuerza geopolítica y las conductas sociales, mediante la atracción ideológica disimulada hacia un discurso o enfoque, privilegiando la persuasión en vez de la fuerza y la coerción directa; es decir, que el dominado asuma como propia una postura.

En ese sentido, históricamente el premio Nóbel ha cumplido varios roles; primero, cooptar liderazgos y alinearlos con las operaciones de consenso -liberal, neoliberal o iliberal- desplazando los discursos y acciones lo más lejos posible de aquellos posicionamientos que se asocian a la lucha de clases. La retórica de la reconciliación nacional suele ocupar un papel central en esta orientación. Segundo, neutralizar proyectos antiimperialistas, haciéndolos ver como opciones radicales, no civilizadas ni adecuadas al presente, hasta llegar a homologar soberanía y libertad con peligro inusitado para la seguridad nacional de los EEUU. La intención, aislar socialmente a los movimientos que cuestionan la propiedad privada y el poder del capital. Tercero, reforzar la hegemonía cultural occidental propia de las naciones del norte poderoso. Cuarto, usar la moral humanitaria como arma ideológica -desde la perspectiva Gramsciana- para justificar acciones que impliquen uso desproporcionado de la fuerza. Quinto, naturalizar la dominación del capital financiero global, mostrando la estabilización de los mercados como signo distintivo de paz duradera. Eso es fácilmente comprobable al revisar la mayoría de las circunstancias y resultados del otorgamiento del galardón noruego. Veamos.

En 1983 (Lech Walesa) y 1989 (Mijail Gorbachov) el premio Nóbel operó como un dispositivo para acelerar y legitimar la transición del bloque soviético al capitalismo, protegiendo al liderazgo que lo garantizaba. Después del desmantelamiento de la URSS, Polonia sería integrada a la OTAN, consolidando la frontera oriental del bloque atlántico. El discurso de Gorbachov sobre apertura y transparencia sirvieron de marco para la transición al capitalismo en los países soviéticos. Estos discursos, legitimados por el premio Nóbel, facilitaron imponer la paz del mercado, garantizandola entrada de Rusia a los procesos de reproducción del capital mundial, a tal punto que hoy, se ha convertido en un factor dinamizador de la potencial creación del Grupo de los Tres (G3), en el marco de la reconfiguración que está ocurriendo de las relaciones de poder internacional emanadas del fin de las guerras mundiales. La guerra de Ucrania y las provocaciones con drones a las otrorainviolables naciones europeas, forma parte de ese nuevo orden mundial que puja por emerger y consolidarse. Los premios Nóbel a Walesa y Gorbachov fueron parte de la construcción de hegemonía capitalista global y deconsolidación del poder imperial norteamericano, mediante dinámicas de rostro suave. Una vez que avanzaron en sus propósitos los galardonados pasaron a ser figuras menores.

En 1991 el premio Nóbel le fue asignado a Aung San SuuKyi -Myanmar- en el marco de la publicitada transición democrática que ocurría en Birmania, promovida por Occidente como ejemplo de resistencia pacífica, es decir, evitando perder el control del capital ante una revuelta popular. El ascenso al poder de Myanmar significó el triunfo del neoliberalismo político y económico, sobre los modelos nacional progresistas asiáticos. De hecho, al llegar al poder, se alineó con el capital occidental, liberalizando sectores estratégicos, a la par que reprimía a las minorías étnicas como los rohinyás. En consecuencia, el premio fue un mecanismo para consolidar el bloque burgués interno que posibilitara la apertura del país a las corporaciones internacionales energéticas y occidentales, luego de décadas de “aislamiento” de los circuitos globales del mercado y el capital trasnacional.

Años después, luego de iniciado el evidente proceso de desmantelamiento de la OLP, se produjeron los acuerdos de Oslo, entre Israel y Palestina, cuya legitimidad fue laureada con el premio Nobel 1994, compartido entre Shimon Pérez, Yitzhak Rabin y Yasser Arafat. Los acuerdos, que crearon una “autoridad Palestina” desdibujaron el carácter antiimperialista de la causa palestina, subordinando la lucha nacional a una administración dependiente de la ayuda internacional. El surgimiento de Hamas, contra esa lógica, era un efecto previsible, que impulsaba el plan estratégico israelí de aplastar posteriormente al pueblo palestino, barrer a los territorios ocupados y llegar al actual genocidio en Gaza. El camino al genocidio de Gaza se construyó a partir de la legitimación de los acuerdos de Oslo, con el premio Nóbel. El premio Nóbel 1994 marcó la escenificación del consenso neoliberal post guerra fría en Palestina.

Barack Obama, recibió en 2009 el premio Nóbel de la Paz, solo meses después de asumir la presidencia de los Estados Unidos, como expresión de los esfuerzos para relegitimar el liderazgo del país del norte, luego de los desastres causados en Irak y las evidencias de torturas en Guantánamo. La administración Obama consolidó el modelo de guerra híbrida de nuevo tipo con el uso de drones con fines militares (Somalia, Yemen, Pakistán), la invasión y destrucción de Libia (2011), bombardeos en Siria e Irak con el pretexto de atacar a ISIS, el impulso de golpes blandos como el de Honduras en 2009 (Zelaya), la expansión de bases militares en África (AFRICOM) y Oriente Medio, golpe de Estado en Egipto (a Mohamed Morsi), golpe de Estado en Ucrania (Euromaidán, 2014), así como los intentos de reordenar el sistema imperial después de la crisis financiera de 2008. El premio Nóbel otorgado a Obama, se convirtió en una operación simbólica de hegemonía, intentando presentar el liderazgo neocolonial norteamericano como ético, y no como coerción imperial. Algo que intento hacer en 2025, sin lograrlo, la administración Trump, porque era mucho más útil el manejo geopolítico en torno a Venezuela. El dictamen del jurado noruego no se dio por diferencias de Europa con la administración Trump, como se ha pretendido hacer ver, porque Europa está ya lo suficientemente arrodillada para tener un gesto de rebeldía de este tipo, sino porque Venezuela es prioridad en la coyuntura de reordenamiento imperialista.

En 2016 el premio Nóbel le fue otorgado a Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa de Álvaro Uribe Vélez, quien había sido responsable de la política de “seguridad democrática” y de la ampliación de las bases militares norteamericanas en suelo colombiano. Como responsable de la cartera de defensa dirigió la operación de rescate a Ingrid Betancourt y 15 personas más, la masacre en Ecuador de combatientes de las FARC -17 guerrilleros- en la que murió Raúl Reyes (Operación Fénix, 2008). Como presidente (2010-2018) realizó la operación Sodoma (2010) que abatió al comandante Jojoy (Víctor Julio Suárez), la operación Odiseo (2011) en la cual murió Alfonso Cano máximo líder de las FARC en ese momento. Sus acciones militares de exterminio abrieron paso, por la vía militar, a la posibilidad de la negociación política. En consecuencia, el propósito del premio Nóbel 2016 fue dotar de un manto internacional de legitimidad al acuerdo de paz con las FARC-EP, que como señalamos había sido precedido de operaciones armadas de asesinato a líderes de esa agrupación. Estados Unidos garantizaba con ello, la puesta en marcha de una narrativa de paz que disimulaba las cláusulas de un acuerdo que alejaba las posibilidades de un cambio radical, especialmente respecto al dominio de la burguesía colombiana y sus relaciones coloniales con los norteamericanos. El proceso de paz, si bien disminuyó formalmente las expresiones de laguerra interna, no modificó la estructura económica de acumulación de riqueza por un pequeño sector, ni rompió con el control oligárquico de la tierra, que había motivado el levantamiento armado décadas atrás. La “paz”, legitimada con el premio Nóbel, fue la condición necesaria para atraer inversión extranjera directa, especialmente en minería, hidrocarburos y agronegocios, afianzando el modelo neoliberal en ese país.

    Esta ruta “geopolítica” se confirmaría en 2019, cuando se le otorgó el premio a Abiy Ahmed de Etiopía, por el acuerdo de paz con Eritrea y la apertura democrática que encabezaba. Esto cerraba el ciclo de intervenciones norteamericanas que llevaron a la superación del régimen izquierdista del DERG (gobierno militar provisional de Etiopía, 1974-1991) y el periodo de inestabilidad generado desde la ofensiva militar del llamado Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etiope que derribó a Mengistu Haile Mariam. En realidad, el galardón servía para relegitimar al gobierno de ese país que se alineaba con la estrategia gringa y del FMI para el cuerno de África. La administración Abiy (2018 –    ) lo que ha hecho es promover la privatización de empresas públicas(telecomunicaciones, aerolíneas, energía, transporte, logística y puertos), impulsando reformas promercado que insertaran a Etiopía en la lógica del capital financiero global(mega proyectos como la represa Grand EthiopianRenaissance Dam), a la par que mediaba para conjurar el riesgo de cualquier cambio radical. El gobierno de Abiy se ha reorientado hacia la neoliberalización (operación de bancos extranjeros, creación del mercado de valores)), el impulso de reformas macro económicas con préstamos internacionales (FMI y otros), apertura del tipo de cambio y flexibilización de la economía, el despojo de lo comunal mediante la acumulación por desplazamiento de la población urbana pobre como resultado del cambio de usos del suelo. Después de otorgársele el premio Nóbel, la guerra de Tigray(2020) puso en evidencia que la paz alcanzada, en realidad era un dispositivo de recomposición del poder estatal que favoreció a las élites asociadas al capital trasnacional y los intereses de Washington. El control del mar rojo (puertos de Yibuti y Eritrea) y la contención de la expansión comercial China, son parte del análisis entre líneas de las razones reales de otorgamiento de este premio.

El año 2025 se le otorga a María Corina Machado, por lo cuál no debería ser una sorpresa respecto al propósito que ello persigue. Para explicar quién es la ganadora de este galardón, haré una síntesis del articulo que en 2024 escribiera junto a Leonardo Bracamonte titulado “Venezuela: ¿Quién es María Corina Machado?”.

María Corina Machado: más allá del iliberalismo

María Corina Machado es una militante del iliberalismopolítico, la ultraderecha y el odio fascistoide a todo lo que se aproxime a la izquierda política. Evidentemente es la encarnación criolla del surgimiento mundial de la ultraderecha. Ello no niega ni pretende ocultar los alcances de su liderazgo, construido al calor de la asimilación al estatus quo de un importante sector de la derecha venezolana, los catastróficos errores del Madurismo y su habilidad para asumir las tres grandes aspiraciones populares del presente: dignificación salarial -salario mínimo mensual actual es inferior a un dólar- conforme a la media regional, retorno de los migrantes para la reunificación de las familias, así como libertad de opinión y organización para las inmensas mayorías que viven del trabajo. Sin embargo, cuando revisamos su programa de gobierno 2023 encontramos que estas banderas cuando tocan a los intereses del capital se diluyen o están ausentes en su contenido, por lo que su liderazgo está construido sobre una base ideológica nítida. Es un liderazgo real, negarlo no contribuye al análisis político ni a la construcción de alternativas, aunque como dice Fernando Mires “MCM era líder de un movimiento nacional pluri social y pluri – ideológico, que hoy ha sido convertido en un movimiento pro – Trump … que en vez de sumar fuerzas, han restado” (red X, 13/10/2025).

En los últimos dos años Machado ha emergido como líder indiscutible de una parte importante de la oposición venezolana. En las primarias de la oposición para las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, obtuvo un apoyo abrumador (93%) de los electores que acudieron a esta escogencia, hecho que ocurrió antes de ser inhabilitada por la administración de Maduro, lo que le impidió postularse como candidata presidencial, actuando en consecuencia como jefa de campaña de Edmundo González Urrutia, la llamada “candidatura tapa” de la oposición para las elecciones del 28J-2024.

Por primera vez en 25 años una candidatura de la derecha logró una importante adhesión, no sólo en los sectores tradicionales opositores, sino también en sectores populares y de izquierda que estaban cansados del autoritarismo de Maduro y de la eliminación de canales democráticos para la escogencia de representación. Machado no solo encarna una oposición -tanto al chavismo como al madurismo- sino un proyecto político burgués alineado con el capital trasnacional, con importancia geopolítica, que busca ejercer liderazgo institucional y estatal si se dieran las condiciones.

María Corina Machado tiene raíces claras en la burguesía tradicional venezolana. Su familia empresarial viene de antaño: la Electricidad de Caracas y otros emporios. Se ha construido una imagen pública basada en mérito, esfuerzo individual, valores empresariales, una familia modelo, contraste con lo que se describe como clientelismo, redes de favoritismo y corrupción estatales, que son vistos como centrales en el modelo rentista venezolano.

Su liderazgo no se basa en estructuras partidarias fuertemente institucionalizadas, sino más bien en organizaciones sociales vulnerables, agrupaciones de la sociedad civil, y una alta dosis de personalismo, de “caudillismo”. Durante los años del chavismo y madurismo, Machado ha sido una figura recurrente en la oposición, muchas veces optando por posiciones insurreccionales (intentos de derrocar al gobierno, denuncia de dictadura, etc).  Uno de los episodios relevantes fue su participación en el referendo revocatorio de 2004 con la organización Súmate; se señala que Súmate habría recibido financiamiento de instancias estadounidenses, y Machado fue acusada de conspiración, aunque sin consecuencias legales.

Ya en 2002, Machado había firmado el “decreto de salvación nacional” durante el golpe contra Chávez, en nombre de la sociedad civil. Ese episodio sirve para ilustrar su temprana participación en esfuerzos de derrocamiento institucional del chavismo.
Su oposición es de clase, de hecho, en su programa de gobierno (2023-2024), denominado “Venezuela: tierra de gracia. Libertad, Democracia y prosperidad”, propone una transición hacia un Estado pequeño, economía de libre mercado, propiedad privada, reducción del aparato burocrático, meritocracia, justicia liberal, garantía para la inversión privada nacional e internacional. Plantea un “acuerdo nacional” para superar el madurismo / bolivarianismo, como forma de resetear el pacto social venezolano contenido en la Constitución de 1999. Uno de los ejes de su propuesta es el federalismo, entendido como desconcentración del poder, distribución de recursos hacia regiones, creación de espacios de acumulación capitalista regional, superar el “desequilibrio del control central”, para construir nuevas relaciones de poder basadas en el capital.

En el trabajo que escribimos con Bracamonte (2024), se destacan seis ejes de su programa de gobierno anunciado en 2023, cada uno con medidas para corto, mediano y largo plazo. En las bases políticas para la convivencia postula la independencia de los poderes, contrapesos, simplificación burocrática, profesionalización de la función pública,
restablecimiento del equilibrio institucional, legitimación de poderes legislativo y judicial, recuperación de garantías jurídicas.

Respecto a la reestructuración del Estado señala la necesidad de achicar el Estado conforme al modelo neoliberal, reorganizar el sistema federal, digitalizar los procesos administrativos (“E-gov”), establecer la carrera de servicio civil meritocrático, reentrenamiento de los trabajadores públicos que “deseen” someterse al nuevo modelo de gestión.

Para la estabilización expansiva de la economía, propone unmarco económico y financiero estable, respeto a la propiedad privada, separarse de los vínculos públicos que regulan divisas y financiamiento, ajustes fiscales, acuerdos con organismos internacionales como FMI/BM, cambio de deuda por activos, privatización de empresas estatales (incluyendo PDVSA) y servicios públicos esenciales.

Su estrategia de desarrollo económico, social y culturalplantea la urgencia de planes de salud integral, educación con énfasis técnico-científico (STEM), vouchers educativos, reformas curriculares para remover el ideario bolivariano, sistema de seguridad social con componentes privados, flexibilización laboral, vocación de inclusión basada en lapropiedad privada y el mercado.

Defiende el llamado desarrollo sostenible fundamentado eneconomía verde mediante la promoción de energías limpias, negocios ecológicos compatibilizados con la inversión privada, formalización regulatoria de sectores extractivos, cambio de deuda pública por iniciativas verdes.

En política exterior, su esfuerzo se concentra en el retorno de la migración, a partir de la recuperación del rol del país en la división del trabajo internacional propia de la globalización neoliberal. Su enfoque de relaciones internacionales pragmáticas se fundamenta en la profesionalización del servicio exterior (nueva burocracia formada para la lógica del capital) y la inserción en organismos internacionales como la OCDE, que le permitan captar inversiones extranjeras.

La campaña de primarias de la oposición le dio visibilidad y legitimidad. A pesar de su inhabilitación, sus mensajes, recorrido por el país, discurso de esperanza, crecieron en resonancia. Se construyó una imagen de víctima debido a las torpes acciones del gobierno (negación de inscripción, inhabilitaciones, limitaciones para su movilización en el país). Esa narrativa ha potenciado su liderazgo.  Ha logrado captar el apoyo no solo de sectores de derecha tradicionales, sino también de capas más amplias que antes apoyaban a Maduro, incluyendo gente golpeada por las sanciones, migrantes, sectores populares que sienten el deterioro de los servicios, de la economía.

 Aunque Machado presenta un proyecto neoliberal explícito, muchas de esas ideas no se debatieron ampliamente durante la campaña, lo que facilitó que su programa real permaneciera en gran parte oculto, o al menos poco divulgado. De hecho, públicamente no aborda con claridad las demandas populares de la clase trabajadora, sindicatos, protestas laborales, derechos sociales: su énfasis es más en garantías jurídicas para el mercado, propiedad, estado pequeño. Las políticas sociales aparecen más como promesas o dimensiones publicitarias.

Machado no reconoce la existencia o papel de la “nueva burguesía”, hablando solo de gente corrupta, como si la vieja burguesía no se hubiera construido a partir del asalto a la renta petrolera. Esta incapacidad para dialogar con la nueva burguesía limita su capacidad para construir un acuerdo interburgués amplio, algo que obstaculiza su intención de propiciar una transición ordenada del poder. Su radicalidad discursiva -insurreccionalismo, oposición frontal, postura dura ante el madurismo- le granjea apoyo, pero también crea márgenes de conflictividad política que son riesgosos en términos de estabilidad institucional o diálogo político. Allí reside su talón de Aquiles más importante, porque asume partido por uno de los sectores burgueses en disputa, alejando la posibilidad de estabilización política y económica.

Machado tiene fuertes lazos con la vieja burguesía venezolana (empresarial, propietaria de medios de producción).  También existe su vinculación con el capital extranjero u organizaciones internacionales, diplomáticas. Invitaciones, premios, reconocimientos externos forman parte de su carrera.

En 2005 María Corina Machado y George W. Bush se reunieron de manera pública, para divulgar una agenda común sobre democracia y derechos humanos, situación política nacional, el futuro de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Venezuela, geopolítica del petróleo. Veinte años después pareciera que los acuerdos de esa reunión se busca concretarlos.

EE.UU. y otras potencias internacionales miran con interés su liderazgo, como una posible opción de transición, aunque con cautela. Una transición liderada por Machado y su alianza (MCM-EGU), tendría que lidiar con contradicciones entre su programa neoliberal y las expectativas sociales populares. Su éxito dependería de su capacidad de construir un consenso más amplio, de negociar con otras facciones de la burguesía, incluyendo la nueva burguesía, y de manejar tensiones sociales, algo que parece poco probable. Sin embargo, las torpezas del madurismo en el manejo de la situación interna y las relaciones internacionales -incluso en el bloque progresista con Boric, Lula, Petro y el fallecido Pepe Mujica- han abierto la tentación imperial de forzar una transición.

María Corina Machado representa no solamente una oposición al madurismo desde el electoralismo, sino un proyecto ideológico-militar-institucional de continuidad neoliberal explícita al giro operado en ese sentido por el Madurismo, pero de integración a las formas iliberales que promueve actualmente la administración Trump. El programa de MCM está sustentado en los intereses de la vieja burguesía, del capital trasnacional, del libre mercado, de la reducción del Estado. La práctica política de MCM procura la liquidación de la nueva burguesía. Su liderazgo tiene una base material concreta, la urgencia social de millones que han sufrido el deterioro material, los efectos de las sanciones, la inflación, la migración durante el periodo madurista (2014-2025). Machado se convierte en representante de ese descontento, aunque con un programa que busca rescatar los intereses del capital, no los derechos sociales. La ilusión de que Machado, si llegara al poder, representaría una salida progresista o democrática para los sectores populares, es engañosa: su proyecto tiene diferencias reales de fondo con iniciativas de justicia social, y está inserto en la lógica de restauración burguesa en el paso del neoliberalismo al iliberalismo.

La crisis que precede al premio Nóbel 2025 

Venezuela vive desde 1983 una crisis estructural del modelo de acumulación burgués rentista -basado en el petróleo, el extractivismo y la importación- y de representación política -que surgió en 1958- de la cual no ha podido salir a pesar de las recetas neoliberales (CAP,1988), la rebelión popular (1989), los alzamientos militares (4F y 27N, 1992), el gobierno de amplia base (Caldera,1994), el periodo chavista (1999-2013) y la égida del Madurismo (2013-2025).

El inicio de la crisis nacional coincidió con el desembarco de la globalización neoliberal, la financiarización de la economía global y el auge de la tecnopolítica como sustituto de las premisas ideológicas globales. Esta combinación de factores locales e internacionales comportaba la necesidad de un nuevo modelo de acumulación burguesa que combinara capital local con internacional, inversión concreta con financiarización especulativa a partir de la renta petrolera, así como un nuevo modelo de mediación partidista que superara las premisas fordistas, los modelos de seguridad social y liberalizara las relaciones entre las clases sociales. Eso implicaba no solo el emerger de nuevos paradigmas políticos sino la creación de una nueva generación de liderazgo, algo que no sería aceptado pasivamente por quienes habían ostentado el poder. Para colmo, la burguesía venezolana, parasitaria por su forma rentista de acumulación carecía de la suficiente experiencia para insertarse en el competitivo mercado internacional que promovió la globalización, lo cual agudizaba la crisis.

El esfuerzo singular realizado por el Chavismo (1999-2013) por superar la crisis a partir de una agenda social y de democratización de la riqueza -que nunca llegó a ser una revolución anticapitalista, pero tenía elementos progresivos en ese sentido- chocó con el surgimiento de una nueva burguesía, con intereses propios de clase, que en el periodo 2013-2025 frenó y disolvió la radicalidad acumulada.

La candidatura de Chávez (1996-1998) implicó una convocatoria al desarrollo de un capitalismo humano, una tercera vía, que superara el dominio de la vieja burguesía, no que la eliminara; por ello, sectores de la vieja burguesía -representados por Miquilena y otros- le acompañaron hasta el golpe de estado de 2002. A partir de ese momento la revolución bolivariana vive una dualidad que marcaría su dramático desenlace. Por una parte, el impulso de un proyecto nacional popular comunal, de construcción depoder popular -aunque siempre conducido y controlado por el partido- así como del llamado socialismo del siglo XXI (a partir de 2025), y por el otro, el surgimiento de una nueva burguesía al calor del viejo modelo rentista e importador. El auge de los precios del petróleo contribuiría en esa direccióndual, que fomentaba una novedosa forma de policlasismo.

La crisis financiera de 2009-2010 en Venezuela, que involucraba a figuras claves del chavismo, ahora como propietarios de Bancos, evidenció que el proyecto neo burgués estaba en marcha. Entre 2009 – 2012 se hizo inocultable la confrontación creciente, aunque de baja intensidad, entre los dos caminos del proceso bolivariano, el comunal y el burgués. Chávez quien aspiraba a ser el mediador entre ambos -hay quienes señalan que su apuesta estratégica sería a favor de lo popular nacional, pero no hay forma de comprobarlo- se enfermó y terminó muriendo, dando paso a una sucesión sobrevenida o contingente(Maduro) que no contaba con el liderazgo, ni la correlación de fuerzas internas para continuar sosteniendo los hilos de mediación propios de un proyecto policlasista de masas.

Por eso, la llegada de Maduro al poder inaugura una nueva fase, el madurismo, que apuesta por la supremacía del programa neo burgués, la subordinación y posterior liquidación del proyecto comunal nacional popular. El socialismo del siglo XXI queda reducido a un eslogan, que mantiene habilitada la solidaridad de sectores de la izquierda internacional incapaces de captar la crisis estructural del capitalismo rentista venezolano, pero que a lo interno se convierte en un terminator de las posibilidades reales delsocialismo entre las masas; para el ciudadano común el socialismo del siglo XXI pasa a ser representado por el autoritarismo, la falta de libertades políticas, el deterioro sin precedentes de las condiciones materiales de vida, la fracturación de las familias debido a la explosión migratoria por razones económicas y la pérdida de esperanza en el papel garante de derechos básicos del Estado. El daño del madurismo a las posibilidades de una alternativa socialista a la crisis venezolana son enormes y sus secuelas son aún impredecibles.

El Madurismo es una forma de gobierno orientada por la nueva burguesía, surgida a partir del golpe de Estado de 2002. Ante la carencia de un liderazgo fuerte como el de Chávez, el Madurismo construye una identidad difusa a partir de las correlaciones de fuerzas internas, con varios liderazgos que tributan al liderazgo central. Pero se equivocan quienes no reconocen la capacidad que ha tenido Maduro de construir su propia forma de liderazgo y hacerlo funcional al sostenimiento en el poder, su debilidad la ha convertido en fortaleza alrededor de lo que denomina alianza cívico-militar-policial.

El madurismo ha tenido tres grandes momentos. El primero, entre 2013-2017 se concentró en disolver los remanentes de las representaciones políticas de la vieja burguesía, interviniendo -fundamentalmente de manera indirecta- los partidos políticos de derecha y reprimiendo de manera contundente las revueltas callejeras impulsadas por ese sector político, con un saldo preocupante en materia de derechos humanos (especialmente en 2017). A la par, logrófragmentar a la derecha política, constituyendo de manera nítida el campo de los llamados “alacranes”, sectores de la derecha que decían mantenerse en oposición al gobierno,pero que negociaban -y ahora más que nunca- tras bastidores con éste. La fracción de la vieja burguesía que escapó -y se resistía- a esta asimilación fue el que aparece representado por María Corina Machado (MCM), que venía de ser un liderazgo minoritario en las simpatías del electorado opositor (2%-5%), pero que comenzó a perfilarse en ese periodo como la única oposición real de derecha.

En este periodo el madurismo aísla a los liderazgos individuales dentro del PSUV y el gobierno que pretendían sostener la agenda gubernamental del periodo chavista (Giordani, Navarro, Márquez y otros), a la par que aleja a factores claves del modelo chavista de acumulación y liderazgo policlasista (Ramírez, Rodríguez Torres, entre otros). Esto va construyendo al madurismo como un sector con identidad propia, diferenciada de su tronco de origen, el chavismo.

El segundo momento del madurismo, se produce en el periodo 2018-2024, en el cual privilegia el sometimiento de la izquierda que comenzaba a distanciarse de su orientación política (PPT, Tupamaros, Redes, PCV y otros). El abandono de la agenda social era justificado por la aplicación de las medidas coercitivas unilaterales (MCU), de impacto significativo a partir de 2017, que sí bien afectaron de manera sensible los ingresos del país, resultabaninsuficientes para explicar el impacto liquidador en el programa nacional popular y de justicia social que había estado en el centro de lo político en el periodo chavista. El salario mínimo mensual -marcador de las pensiones de unas cinco millones de personas- cae hasta llegar a la actualidad a niveles nunca vistos -casi medio dólar norteamericano al mes- mientras el salario promedio está en 15-20 dólares mensuales. El otorgamiento de bonos extra salariales -unos 120 dólares mensuales- no logra ni de lejos compensar la inflación generalizada que coloca los productos y servicios básicos en un valor dos o tres veces superior a la media latinoamericana. Las remesas enviadas por los ocho millones de migrantes logran atenuar el drama de sobrevivencia de quienes permanecen en el país. El dinero de la venta de activos como casas, automóviles, tierras que posee la clase media y profesionales se usa para la subsistencia diaria, ocurriendo un nuevo modelo de acumulación de propiedades a precios de mercado inmobiliario depreciado.

En 2018 el gobierno de maduro genera el decreto 3332 que reforma la Ley Orgánica del Trabajo, limitando el derecho a huelga y las convenciones colectivas de trabajo, a la par que emite el memorándum 2792 que implica un golpe sin precedentes al mundo del trabajo, abriendo camino al abaratamiento estrepitoso de la fuerza laboral venezolana. Todo ello ocurre a la par que se interviene por la vía judicial a todos los partidos de izquierda, se persigue a dirigentes sindicales y sociales, produciéndose un giro autoritario muy importante en el madurismo.

En este periodo se inician negociaciones con la administración norteamericana, primero secretas y luego públicas. Este acercamiento tiene como propósito recomponer las relaciones con la potencia imperialista norteamericana, usando al petróleo como moneda de cambio para superar el efecto de las MCU. Para ello, procura mostrarse como un gobierno capaz de propiciar el encuentro entre la vieja y nueva burguesía, restaurando el orden burgués, abriendo con ello una nueva etapa de gobernabilidad.

Varios obstáculos se le presentan a esta iniciativa. Primero, el modelo de acumulación de la nueva burguesía seguía siendo rentista, importador y extractivista -al igual que el de la vieja burguesía-  lo que significaba que no se habían logrado superar los elementos constitutivos de la crisis estructural capitalista local iniciada en 1983. Estados Unidos no está interesado en reeditar el modelo de relaciones económicas y comerciales con Venezuela propias del periodo liberal burgués, sino que apuesta por la combinación de relaciones neoliberales e iliberales que le permitan mayor captura de la renta y traslado de los efectos de sus crisis estructurales a la periferia capitalista. A pesar de un público y notorio acuerdo del madurismo con la patronal FEDECAMARAS, sigue habiendo un sector rebelde de la vieja burguesía, que está por la liberalización total de la economía, y que pretende ser representado por María Corina Machado.

Segundo, el giro madurista ha erosionado de manera significativa su base social y electoral, lo que limita sus posibilidades de producir una mediación efectiva en un marco de libertades democráticas; de hecho, la mejora de ingresos por venta de petróleo a partir de la guerra de Ucrania, marcó una brutal transferencia de recursos a la burguesía financiera -formato de control cambiario- así como a los esquemas de acumulación por importación, especulación y la propia corrupción (como el caso de PDVSA cripto), pero no mejoró las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora ni recompuso el salario.

Tercero, si bien la administración Biden pareció navegar en este curso de acción promovido por el madurismo, -especialmente a partir de la guerra de Ucrania, con el retorno de Venezuela como fuente confiable de suministro de petróleo- el gobierno de Trump apuesta por colocar el tema Venezuela dentro de la agenda de reposicionamiento neocolonial de Estados Unidos en la región.

Cuarto, al limitar la posibilidad de una alternativa de izquierda al madurismo, así como la cooptación de una parte importante de la derecha (alacranes), el madurismo ha terminado fortaleciendo la legitimidad del liderazgo deMaría Corina Machado, quien se ha venido erigiendo como representación de la real oposición al madurismo. La torpeza del madurismo, al atacar a la izquierda que podría ser un factor de equilibrio que le permita incluso negociar en mejores términos, muestra la identidad ideológica de la nueva burguesía con el sector que le adversa de la vieja burguesía.

Para la vieja y nueva burguesía lo sustancial es promover la polarización, que saque de la ecuación cualquier proyecto de carácter popular nacional o socialista auténtico. La polarización Maduro-MCM le favorece al régimen madurista y a los Estados Unidos, porque abona a conjurar cualquier posibilidad de salida radical y auténticamente antiimperialista, manteniendo el control de una solución burguesa a la crisis venezolana.

El tercer momento del madurismo, comienza con las elecciones del 28 de Julio de 2024. Maduro era consciente que el desastre generado con su agenda política, había permitido aglutinar todo el rechazo a su gestión en la persona de María Corina Machado, pero eso le parecía menos peligroso que surgiera un polo de masas a su izquierda, porque eso colocaría en riesgo los intereses de la nueva burguesía que representa. No es cierto que el electorado venezolano giró a la derecha, sino que la imposibilidad de construir una referencia electoral distinta a la polarización funcional al madurismo y los Estados Unidos, hizo que amplios sectores de electores que se oponían al paquete de ajuste estructural del gobierno, no tuvieran otra salida que votar por la única opción que aparecía viable y nítidamente contraria a lo que estaba ocurriendo. Incluso un sector de la izquierda fue atrapada en esa ilusión, desertando de ella solo cuando se encontró con la amenaza militar norteamericana contra Venezuela. La desconfianza del electorado sobre las otras opciones de derecha y centro político, en su mayoría infiltradas por el madurismo mediante la forma del alacranato político, afectó injustamente incluso a expresiones con evidentes grados de libertad del madurismo, como la que representaba Enrique Márquez y su partido centrados.

En este tercer momento, el Madurismo ha intentado llegar a un acuerdo con los Estados Unidos, basado en el petróleo y las riquezas minerales venezolanas. El problema es que pareciera habérsele agotado el tiempo para ello, porque ahora la agenda iliberal del trumpismo y el surgimiento de un nuevo orden mundial capitalista, demandan un nuevo papel de Venezuela en esta reconfiguración.

Trump desata tormenta en el Caribe

La administración Trump trabaja por un reposicionamiento imperial en la región. En ese sentido, Venezuela juega un papel estelar en su estrategia. Todo pareciera apuntar que Trump a diferencia de Biden -quien apostaba por dejar hacer mientras Estados Unidos obtuviera el petróleo venezolano- quiere un control territorial, político y militar de Venezuela, para usarlo como ejemplo de su estrategia de hegemonía ideológica iliberal y de neo anticomunismo.

Para ello sigue una ruta clara. Primero, a sabiendas que el Madurismo está en un proceso de mostrarse funcional a los intereses norteamericanos, acusa a Maduro y la dirigencia madurista de narcotraficantes -cártel de los soles- apostando no por integrar sino por debilitar al gobierno venezolano, aprovechando las vacilaciones del madurismo para construir una situación aún más favorable al norte.

Segundo, al promover la imagen de narcotraficantes del madurismo -aunque sin pruebas objetivas- procura mostrar al progresismo como un sector en degeneración delincuencial, y actúa como diluyente de eventuales resistencias anti norteamericanas a una intromisión militar de cualquier tipo; las resistencias anti invasión comienzan a ser presentadas como rezagos de bandas criminales.

Tercero, al desplazar embarcaciones, equipamientos y tropas de combate al caribe, muestra su supremacía militar regional, presionando para lograr una transición del poder en Venezuela con el menor coste posible y de gran impacto geopolítico regional. Se procura en primera instancia crear divisiones en el madurismo, que faciliten su desplazamiento del poder por parte de liderazgos castrenses internos que abran las puertas a un escenario Grenada (golpe de Estado interno y posterior intervención militar norteamericana).

Cuarto, ataca de manera desproporcionada botes de pescadores acusándolos de ser parte de la logística del narcotráfico, para acostumbrar a la opinión pública regional a operaciones militares abiertas con daños colaterales en términos de vidas humanas.

Quinto, promueve la sucesión de María Corina Machado -directamente o en un primer momento a través de Edmundo González- como gobierno que abra las puertas a la solución iliberal de la crisis estructural iniciada en 1983. Estados Unidos es consciente que un eventual gobierno de María Corina Machado sería inestable, porque sus medidas económicas y políticas le generarían una rápida pérdida de popularidad y harían su mandato inestable, poniendo en peligro los intereses norteamericanos.  A sabiendas que MCM ha dicho en reiteradas oportunidades que pedirá el apoyo, incluso militar de Estados Unidos, el objetivo estratégico de los gringos pareciera ser promover su llegada al poder, para que abra paso a una “situación haitiana” en la cual la inestabilidad del gobierno lleve a MCM a pedir la ocupación extranjera del territorio, posibilitando la colocación de bases militares permanentes en Venezuela que garanticen el control más directo de las reservas petroleras.  Después de eso MCM pasaría a ser una ficha prescindible en el tablero norteamericano.

Sexto, la criminalización de las eventuales resistencias a este curso de acontecimientos demandaría el sostenimiento de un estado de excepción continuado en Venezuela (post ataque militar norteamericano), algo que encaja perfectamente en la agenda política iliberal de Trump. Esto buscaría evitar el reagrupamiento de las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda, conjurando el peligro de una revolución en Venezuela.

Por eso, el otorgamiento del premio Nóbel a María Corina Machado, debe ser visto como parte de una estrategia imperialista para controlar de manera mucho más directa a las riquezas de Venezuela.

La tragedia del madurismo es que la única salida para su sobrevivencia en el poder, estaría dado por retomar la agenda popular nacional que decidió sepultar desde 2014, el abandono del programa de bonapartismo burgués que pretendió implementar desde 2018, y el desarrollo de un antiimperialismo real y no solo declarativo. De hecho, el madurismo denuncia correctamente el desplazamiento de buques de guerra norteamericanos en el caribe, pero oculta el creciente número de buques petroleros que a diario surcan el lago de Maracaibo llevando oro negro a los Estados Unidos, cuya venta se produce en condiciones neocoloniales peores que las que se daban antes de la llegada de Chávez al poder. Pero, dar cinco pasos atrás en el programa neo burgués del madurismo significaría limitar su capacidad de acumular riqueza, abriendo escenarios de crisis internas en ese bloque burgués. Además, un retorno a la agenda popular nacional asustaría tanto a la nueva burguesía como a la vieja burguesía.

El dilema pareciera estar en la capacidad del madurismo de construir una correlación de fuerzas internas real que haga a los gringos ser más prudentes, algo que no se avizora por otra vía que no sea el retorno al programa chavista.  Esto adquiere carácter de emergencia dramática, a partir del el 15 de octubre de 2025 cuando el New York Times anuncia que la administración Trump habría autorizado a la CIA para el inicio de operaciones desestabilizadoras en el territorio venezolano, para el inicio de una transición al gobierno deMaría Corina Machado, ahora laureada por el premio Nóbel de la Paz. Este anuncio debe convocar a todas las fuerzas progresistas y antiimperialistas a denunciar y realizar acciones de masas que procuren detener el ataque a la soberanía nacional continental; el ataque a Venezuela es un ataque a toda la región.

¿Por qué otorgar el premio Nóbel a MCM en este momento?

Son varias las razones geopolíticas del otorgamiento del Premio Nóbel a María Corina Machado. La primera, consolidar su liderazgo local e internacional, preservándolo del desgaste por la falta de salida política que se ha dado después de las elecciones del 28-J 2024, especialmente por la recomposición que viene haciendo el Madurismo con elecciones parlamentarias y regionales en las cuales se garantizó una aparente mayoría.

Segundo, re-polarizar el debate político venezolano. Nada es más peligroso para los Estados unidos y las burguesías venezolanas -de la cuarta y quinta república- que ante el desencanto por falta de desenlace de la terrible situación generada por el Madurismo y la imposibilidad de materializar una transición ordenada para los intereses del capital, surja una corriente de masas con independencia de los intereses burgueses e imperialistas. De hecho, el último año se viene reconstruyendo de manera importante el tejido social de resistencia a las distintas formas de neoliberalismo e iliberalismo, aunque aún no tienen un carácter de movimiento de masas. El premio Nóbel a MCM procura re-polarizar el debate entre Madurismo y el sector de María Corina Machado, constriñendo el espacio para la construcción de una alternativa que no tenga afinidad con los objetivos de la Casa Blanca y el Pentágono.

Tercero, garantizar que la agenda de un gobierno de transición -o incluso de continuidad- sea el de dependencia neocolonial con los Estados Unidos. A la administración norteamericana poco le interesa la suerte del pueblo venezolano, simplemente lo usa como una ficha intercambiable en el tablero de poder imperial.

Cuarto, ante la posibilidad de inicio de operaciones de inteligencia y militar directa en suelo venezolano, por parte de los Estados Unidos, hacer aparecer su intervención como una acción a favor de la paz regional y en apoyo al liderazgo de una figura laureada por el premio noruego de la paz. Incluso, un encarcelamiento o desaparición física de MCM en este curso de acontecimientos, serviría de mayor justificación para la intervención militar norteamericana en Venezuela.

En este sentido, el premio Nóbel de la Paz 2025 es parte de la estrategia para consolidar el papel de los Estados Unidos en la región

Las tareas de los revolucionarios 

Difícil momento para quienes encarnan la lucha anticapitalista en Venezuela. Sin duda alguna la denuncia a cualquier intento de ataque o invasión norteamericana a Venezuela está en la primera línea del posicionamiento y accionar político.  Pero ello no puede generar la esperanza que la sobrevivencia del régimen neo burgués de Maduro permita el desarrollo de un gobierno que facilite las dos condiciones necesarias para un cambio desde la perspectiva de la clase trabajadora: mejora en las condiciones materiales de vida y de libertades políticas para organizarse en sindicatos y partidos de izquierda, que puedan trabajar, opinar y movilizarse con amplias garantías. Esta dualidad plantea el desafío de construir una antiimperialismo más allá de lo geopolítico, un anti imperialismo desde la realidad de quienes viven del trabajo. ¿Se podrá hacer?

Un eventual gobierno de María Corina Machado no solo sostendría la agenda anti popular empezada por el madurismo sino que la profundizaría. De hecho, María Corina Machado no ha dicho que su llegada al poder significaría retornar al derecho de organizarse libremente a los trabajadores en sindicatos, el derecho a huelga y movilización de la clase obrera, sino que ha hablado de un programa de ajuste estructural de carácter iliberal que permita la salida a la crisis burguesa iniciada en 1983 a partir de recetas del mercado.

Entonces, ¿a quien apoyar? Es la pregunta que se suele hacer, ante la confusa situación venezolana. La respuesta no puede ser otra que a la clase trabajadora y sus intereses, sin ello, cualquier antiimperialismo es vacío y funcional al reordenamiento burgués en Venezuela.

El premio Nobel de la Paz 2025: Más allá del desconcierto

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La pedagogía del algoritmo: entre Google, Natura y el simulacro de la innovación

En los últimos tres años, la educación pública argentina ha sido atravesada por un proceso de reconfiguración silenciosa, donde el lenguaje de la innovación desplaza el conflicto estructural y la mercantilización se disfraza de modernización.

Dos casos, para ejemplificar el rumbo de la desposesión educativa, nos permiten leer con nitidez este desplazamiento: la certificación de la escuela municipal Manuel Dorrego en Vicente López como “Google Reference School” y el convenio entre el Ministerio de Educación de Misiones, CIPPEC e Instituto Natura para reformular el régimen académico de la escuela secundaria.

Ambos modelos operan desde lógicas distintas: uno desde la certificación simbólica de una escuela municipal por parte de una corporación global, el otro desde la externalización curricular hacia fundaciones privadas. Pero comparten una matriz común: la validación privada de lo público, la estetización del entusiasmo como forma de gestión y la sustitución del vínculo pedagógico por la interfaz tecnológica.

Como señalamos en EdTech: la avanzada privatizadora y capitalismo de plataformas (Huella del Sur2023) el desembarco de las tecnologías educativas proveé las herramientas, pero también impone lógicas de gestión, evaluación y subjetivación. En Detrás de la escena educativa: nada se transforma, todo se mercantiliza (Huella del Sur 2023), develamos cómo el lenguaje de la transformación encubre la cesión de soberanía pedagógica a actores privados, que rediseñan el régimen académico sin disputar el sentido de la educación; solo la docencia intenta disputar el sentido, los gobiernos hacen convenios de manera acrítica.

La educación se organiza de acuerdo a los requerimientos del mercado en torno a la certificación de competencias operativas. Lo que se legitima no es el conocimiento en función del desarrollo de la inteligencia, sino el manejo de herramientas.

Vicente López: la escuela como interfaz.

La certificación de la escuela municipal Manuel Dorrego como “Google Reference School” en 2021 marcó un punto de inflexión en la relación entre educación pública y validación corporativa. Se trata de una distinción simbólica otorgada por Google for Education, que reconoció el uso intensivo de sus herramientas en el aula. Desde entonces, el municipio de Vicente López consolidó su perfil como “Distrito Google” (si es que algo significa esa estética publicitaria), capacitando a todos sus docentes municipales y posicionando la tecnología como eje de su política educativa.

La escuela Dorrego, financiada íntegramente por el municipio, funciona como laboratorio de diferenciación territorial. Jornada completa, enseñanza intensiva de inglés, uso de plataformas digitales y estética institucional cuidada configuran un modelo que se presenta como superador del sistema provincial. La intendenta Soledad Martínez ha insistido en que “el municipio se hace cargo de la educación”, en una retórica que tensiona con la estructura estatal de Buenos Aires, aunque los títulos siguen siendo validados por la provincia.

La reforma educativa empieza a mostrar un funcionamiento mercantil, ya no en la competencia entre escuelas públicas y privadas, sino que la competencia opera en el orden público, también como competencia política (la intendencia de Vicente López esta a cargo del PRO y el gobierno provincial de signo peronista).

Lo que se certifica no es el contenido ni la práctica pedagógica, sino la capacidad de operar herramientas. La legitimación se desplaza del saber al software, y la escuela se convierte en interfaz. En este marco, el docente se transforma en “usuario certificado”. La pedagogía se estetiza, el entusiasmo se gestiona, y la innovación se mide por la adopción de funcionalidades.

Este modelo encuentra su correlato en la irrupción de figuras como Zoe, la profesora IA, que desde la empresa Humanversum (inscripta en Delaware), se presenta como alternativa a la docencia presencial (anunciada el 15 de agosto en la escuela San José, Villa Cañás, Santa Fe). Como advertimos en el artículo “Docentes en lucha mientras desde Delaware irrumpe Zoe, la profesora IA” (Huella del Sur, 2025), la inteligencia artificial educativa no llega para complementar, sino para sustituir. La promesa de personalización algorítmica encubre la precarización del vínculo pedagógico y la desposesión del saber situado. En Vicente López, esa lógica se anticipa; la escuela pública se certifica por su compatibilidad con la plataforma.

Misiones: el régimen académico como campo de captura.

En la provincia de Misiones, el rediseño del régimen académico de la escuela secundaria se formalizó a través de un convenio entre el Ministerio de Educación, la fundación CIPPEC y el Instituto Natura. A diferencia del caso Vicente López, donde la certificación de Google opera como distinción simbólica, aquí el proceso se institucionaliza: se redacta un nuevo régimen, se territorializa la intervención y se externaliza el diseño curricular. La transformación se presenta como política pública, pero responde a matrices privadas.

El convenio, firmado en 2021, articula trayectorias flexibles, evaluación formativa y proyectos de vida como ejes de la reforma. Sin embargo, esta narrativa de innovación encubre una cesión de soberanía pedagógica. El Estado provincial delega funciones centrales —como el diseño curricular y la definición de criterios de evaluación— a fundaciones que operan con lógicas empresariales. La docencia queda relegada a la implementación, mientras el sentido de la educación se negocia en mesas técnicas sin conflicto.

En este marco, el “proyecto de vida” —presentado como horizonte pedagógico— se articula con lógicas de coaching vocacional, donde la orientación se reduce a dinámicas introspectivas, centradas en el descubrimiento de talentos individuales y la alineación con un supuesto “propósito”. Lejos de promover una reflexión crítica sobre el mundo y el lugar del sujeto en él, estas prácticas desplazan la construcción colectiva del sentido educativo hacia un entrenamiento emocional compatible con los lenguajes del mercado. El acompañamiento docente se sustituye por guías externas, y la elección se convierte en simulacro de autonomía.

La territorialización, presentada como inclusión, se convierte en dispositivo de segmentación. La flexibilidad, como promesa de autonomía, habilita la precarización. Y el proyecto de vida, como horizonte pedagógico, se transforma en coaching vocacional. En este marco, el régimen académico deja de ser una herramienta de organización del saber para convertirse en un protocolo de gestión de trayectorias.

La pedagogía del algoritmo además de imponer plataformas, reconfigura los marcos normativos. En Misiones, esa reconfiguración se legitima como política pública, pero responde a una lógica de captura. El saber se administra y la innovación se mide por la capacidad de adaptarse a estándares externos, que reconfiguran la subjetividad docente.

Matrices comunes: certificación, captura y estetización del entusiasmo.

Aunque Vicente López y Misiones operan en niveles distintos —una escuela primaria municipal, un sistema secundario provincial— ambos modelos comparten una lógica de legitimación externa. En el primero, la certificación de Google for Education valida el uso intensivo de herramientas digitales; en el segundo, el rediseño del régimen académico se formaliza a través de un convenio con CIPPEC y el Instituto Natura, que ya han intervenido en otras provincias como Mendoza y Santa Fe.

La certificación, en ambos casos, no evalúa saberes ni prácticas pedagógicas, sino compatibilidad con estándares corporativos. La legitimación se desplaza del contenido al dispositivo, del vínculo pedagógico al protocolo de gestión. Asistimos a la reconfiguración de lo público como campo de intervención y en esa intervención privada, la “innovación” se mide por la capacidad de adaptación a marcos externos.

La estetización del entusiasmo —presente en la narrativa de Vicente López y en los discursos de transformación de Misiones— funciona como dispositivo de captura. El docente se convierte en facilitador, el estudiante en usuario, y la escuela en interfaz. En este marco, la figura de Zoe, la profesora IA que irrumpe desde el paraíso fiscal de Delaware, aparece como continuidad. Como se advierte en el artículo citado más arriba, Zoe encarna la promesa de personalización algorítmica, pero también la precarización del vínculo educativo y la sustitución del saber situado por simulación computacional.

La pedagogía del algoritmo no se limita a imponer plataformas: reconfigura marcos normativos, transforma la subjetividad docente y redefine el sentido de la enseñanza. En Vicente López, esa transformación se estetiza; en Misiones, se institucionaliza. En ambos casos, el saber se administra, la innovación se gestiona, y la educación se convierte en campo de certificación.

Resistencias, genealogías y la paradoja del saber estetizado.

La pedagogía del algoritmo se infiltra en los discursos de innovación, se legitima en certificaciones simbólicas y se institucionaliza en convenios que rediseñan la educación sin conflicto. En ese proceso, el saber se convierte en atributo funcional, la enseñanza en entrenamiento operativo, y la escuela en interfaz de validación externa.

La transformación se estetiza por desplazamiento del sentido. La estética de la innovación —pantallas, logos, entusiasmo performativo— reemplaza la densidad del conocimiento por la fluidez del diseño. La escuela se presenta como moderna, eficiente, conectada, mientras el saber se reduce a la capacidad de operar herramientas. Es la paradoja de la “sociedad del conocimiento” que invoca el conocimiento como horizonte, pero se lo devalúa en su forma crítica, situada y colectiva.

Frente a este escenario, la resistencia se organiza en la disputa por el sentido, lejos de la defensa nostálgica que pretenden adjudicar los funcionarios junto a esas “externalidades” privadas, apropiadoras de los sistemas públicos.

La docencia, aún fragmentada y tensionada, sigue siendo el único actor que interpela el modelo, que pregunta por el saber, que sostiene el vínculo. En ese gesto, la pedagogía reaparece como vínculo insustituible entre docente y estudiante; una relación que no puede ser simulada por algoritmos ni reemplazada por interfaces.

La genealogía crítica que venimos trazando permite leer el presente como campo de disputa, no como destino. Pero esa lectura exige organización. Es tiempo de convocar a un Congreso pedagógico alternativo, sin la intervención de ONGs ni fundaciones, que recupere el protagonismo docente y amplíe las fronteras nacionales para comparar el avance de esta educación sin atributos que propone la reforma. Un espacio para pensar colectivamente qué se enseña, cómo se aprende y quién decide qué vale como conocimiento.

En el marco del paro docente nacional, la resistencia se manifiesta como cuerpo colectivo que interpela el modelo de reforma sin atributos. Las demandas contra el desfinanciamiento de la educación exceden lo salarial: expresan una defensa activa del vínculo pedagógico, del saber situado y de la escuela como espacio público contra el proceso de desposesión creciente.

Mientras los gobiernos celebran convenios con fundaciones y corporaciones y figuras digitales, como Zoe, irrumpen como promesas de eficiencia algorítmica, la docencia sostiene la pregunta por el sentido. La pedagogía, en su forma más viva, se despliega en las calles como portadora de significación.

¡La lucha docente es la disputa por el sentido de la educación pública!

Fuente: https://huelladelsur.ar/2025/10/16/la-pedagogia-del-algoritmo-entre-google-natura-y-el-simulacro-de-la-innovacion/

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