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Ecuador: del centro al fin del mundo

Ecuador: del centro al fin del mundo

Boaventura de Sousa Santos

Traducción de Antoni Aguiló

Como su propio nombre indica, Ecuador está situado geográficamente en el centro del mundo. Todo lleva a creer que el neoliberalismo ha decidido llevar a cabo su agenda de fin del mundo en este país. Como es sabido, el neoliberalismo es la versión más antisocial del capitalismo global porque está estrictamente vinculada a los intereses del capital financiero. No reconoce otra libertad que la libertad económica, por lo que le resulta fácil sacrificar todas las demás. Por cierto, es bueno que los portugueses sepan esto con respecto al partido Iniciativa Liberal, la versión más tardía del liberalismo en forma de bancarrota. La especificidad de la libertad económica es que se ejerce en la medida exacta del poder económico que uno tiene para ejercerla y, por tanto, su ejercicio siempre implica una forma de imposición asimétrica sobre los grupos sociales que tienen menos poder y una forma de violencia brutal sobre los que no tienen poder, la gran mayoría de la población empobrecida del mundo. Tal imposición y violencia siempre se traduce en la transferencia de riqueza de los pobres (traducida en las magras políticas de protección social del Estado) a los ricos y en el saqueo de los recursos naturales, así como de los activos económicos, cuando los hay. El Fondo Monetario Internacional es el agente encargado de legalizar el robo en el que se traducen las políticas de austeridad impuestas por el capitalismo financiero.

El robo es tan evidente hasta el punto de que el montante de los préstamos casi siempre equivale a los beneficios públicamente contabilizados que se ofrecen a los acreedores internacionales y a las grandes corporaciones multinacionales que se articulan con ellos. Los casos más recientes de este proceso van desde Grecia hasta Portugal (2011-2015), desde Argentina hasta Brasil y muchos países africanos. Lo que está sucediendo en Ecuador representa el paroxismo, el momento de máxima intensidad de la voluntad destructiva del neoliberalismo. Con el fin de salvaguardar el derecho al robo legal por parte de los acreedores y las empresas multinacionales, el país se incendia socialmente, se declara un estado de excepción rápidamente legitimado por una Corte Constitucional cómplice, se movilizan las Fuerzas Armadas entrenadas por la infame Escuela de las Américas (hoy con un nombre diferente que borra la historia para mantener los propósitos) a fin de ejercitarse en la lucha contra los enemigos internos, es decir, las grandes mayorías empobrecidas, se asesina y hiere a los manifestantes y se provoca la desaparición de cientos de niños. Es una estrategia maximalista y de fin del mundo dispuesta a arrasar el país para hacer cumplir la voluntad imperial y de las élites locales a su servicio.

Lo más trágico de todo es que Ecuador fue el país de la esperanza en la primera década de este siglo. Tuve el placer de ser consultor en la elaboración de una de las constituciones más progresistas del mundo, la Constitución de 2008, la primera que en su articulado consagró los derechos de la naturaleza y ofreció una alternativa al desarrollo capitalista. Una alternativa que se basaba en los principios de armonía con la naturaleza y de reciprocidad que los pueblos indígenas siempre han practicado, un modelo de vida que, por resultar tan extraño a la lógica occidental, tuvo que consagrase en su versión original, en lengua quechua, el suma kawsay, traducido imperfectamente por buen vivir. Los años siguientes fueron años de experimentación innovadora y grandes expectativas, de manera especial para los pueblos indígenas que, sobre todo desde 1990, venían luchando por el reconocimiento de sus derechos, el respeto de sus formas de vida y la dignidad de su existencia como supervivientes del gran genocidio colonial moderno, perpetuado hoy por el nuevo colonialismo y el racismo que durante décadas caracterizó tanto a los partidos políticos de derecha como de izquierda.

La presidencia de la República la ocupaba Rafael Correa, un gran comunicador, sin gran arraigo en los movimientos sociales, con un discurso antimperialista, siempre polémico en sus posiciones y poco tolerante con las divergencias en su propio campo político. A pesar de ello, realizó un trabajo notable de renegociación de la deuda externa y de redistribución social, aunque erróneo y tal vez insostenible por dos razones principales. Por un lado, tenía dificultades para reconocer en los pueblos indígenas algo más que gente pobre; sus derechos colectivos, su cultura y su historia apenas contaban; la redistribución social implicaba centralismo de Estado y la liquidación de las autonomías territoriales del autogobierno indígena, garantizadas al menos desde la Constitución de 1998; pronto trabajó duro por demonizar a los líderes indígenas. Por otro lado, en contra de la Constitución e invocando dificultades financieras, adoptó el modelo de desarrollo capitalista neoextractivista (centrado en la extracción de recursos naturales, especialmente petróleo), aunque dando preferencia a los inversores chinos en detrimento de los inversores norteamericanos tradicionalmente presentes. En los últimos años, Correa fue abandonado por una buena parte de la izquierda ecuatoriana, no solo por su desarrollismo, sino por su virulencia contra los líderes indígenas. Yo mismo fui crítico con Correa, pero nunca compartí los excesos de cierta izquierda, ungida por la izquierda ecologista europea, que llegó a considerar a Correa como un líder autoritario de extrema derecha. Hoy deben estar experimentando un baño de realidad sobre lo que verdaderamente es la extrema derecha en Ecuador y en todo el subcontinente.

Rafael Correa estuvo en el poder entre 2007 y 2017 y fue relevado por su vicepresidente durante varios años, ahora presidente, Lenín Moreno. Inicialmente, dio la idea de que lo que cambiaría solo sería el estilo de gobierno, no la sustancia. Sin embargo, quien conocía los antecedentes de Moreno debería haber estado estar más atento. Nadie se dio cuenta de que la persecución judicial contra Correa por presunta corrupción, que Moreno patrocinó, no era más que otra versión de la nueva estrategia estadounidense para neutralizar a los gobernantes que pusieran en peligro los intereses de las empresas estadounidenses, especialmente en el sector petrolero: la supuesta lucha contra la corrupción. Fue así contra Lula da Silva y Cristina Kirchner, entre muchos otros. Poco a poco, Moreno fue mostrando su verdadero propósito: realinear Ecuador con los intereses de Estados Unidos. El acuerdo con el FMI culminó la celebración de esta alianza. El llamado «paquetazo» decretado el 1 de octubre, el paquete de medidas de austeridad, es de una violencia extrema para las familias de bajos ingresos, la gran mayoría de la población ecuatoriana.

La trágica trayectoria de las recetas del FMI es de sobra conocida. Nunca dan nada más que buenos negocios para sus inversores. Siempre resultan en el empobrecimiento de las grandes mayorías. A pesar de ello, o tal vez por ello, siguen aplicándose y, cada vez que se aplican, se anuncian como la única alternativa para salvar el país. Que el FMI sea indiferente a las desastrosas consecuencias sociales de sus recetas no resulta sorprendente, porque no se puede exigir que el capitalismo haga otra filantropía que la que redunda en su propio interés (y por tanto no es verdadera filantropía). Lo sorprendente es que Lenín Moreno parece no recordar que la resistencia de los pueblos indígenas, una resistencia aprendida a lo largo de los siglos, ya ha derribado a tres presidentes desde 1990, y es muy probable que él sea el próximo. Lo más trágico para el pueblo ecuatoriano es que los anteriores derrocamientos presidenciales (1997, 2000, 2005) fueron mucho menos violentos de lo que se anuncia para el siguiente. La tímida declaración de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cuya incapacidad para defender con autonomía los derechos humanos es bien conocida, es una señal de los tiempos autoritarios en los que nos encontramos. La esperanza de Ecuador reside en la dignidad de su pueblo. Para estar a la altura de esta dignidad, la solidaridad de los demócratas del mundo con el noble pueblo ecuatoriano debe ser inequívoca y activa.

 

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Los Límites de la Enunciación

Por: Fernando Buen Abad 

Un zopenco “sentido común” reza, con desparpajo disfrazado de “librepensador”, que “todos pueden decir lo que se les de la gana”; que se es “libre de opinar” y que, al amparo del subjetivismo y el individualismo (“todo es según el color del cristal con que se mire”) se suelta la lengua bajo el capricho de conspiraciones o compulsiones. Vivimos bajo el imperio de un verdadero torneo de irresponsabilidades lenguaraces. En especial cuando de detecta que, en una controversia asimétrica, el “más fuerte” procede con una ofensiva, grosera y ultrajante, que pasa del origen de una discusión al ataque -e insulto- personal.

Si se pone en riesgo la vida, el bienestar, la salud, la integridad o los derechos humanos fundamentales… ¡no se puede soltar la lengua al antojo!. Si se miente, se calumnia, se injuria… nadie tiene derecho a la pretendida “libertad” -a cualquier costo- con cualquier pretexto. Y no importa el “ingenio” que pongan, legos o expertos, para hacer pasar sus lancetazos hirientes y falaces contra personas, pueblos, movimientos o líderes sociales. El hecho concreto y claro es que quien suelta la lengua para herir o mentir debe ser sancionado. Así rezan cientos de Constituciones Políticas, morales, sociales y religiosas en todo el planeta. La “Libertad de Expresión” no es un reducto para retóricas delincuenciales ni salvoconducto para cualquier barbaridad impune. Aunque la camuflen como Libertad de Empresa. Ni el “rating” justifica altisonancias o desvaríos expresivos, especialmente si la integridad de terceros indefensos queda en peligro tenue o grave.

Tampoco gozan de impunidad la “opinología” de mercado ni los “periodistas” mercachifles que, al amparo de “fuentes reservadas” o de pretendida “autoridad moral”, se despachan deyectando epítetos a cual más venenosos, parciales y tóxicos. Así exageren lo que exageren; así lloriqueen o se desgarren las vestiduras de sus camuflajes liberales. Es imperativo cultural establecer límites para diestras y siniestras porque la integridad humana, su dignidad y honra, no pueden ser presa de la prosa con intereses espurios, por más que canturreen “libertades” que se reservan sólo para sus negociados. Aquí no hay ingenuos.

No tiene derecho el imperio yanqui de calumniar a ningún gobierno, ni a ningún líder o movimiento social como tampoco lo tienen sus adoradores, operen donde operen. No tiene derecho la ONU ni la OTAN ni cualquiera de sus empleados para envenenar con sus “comentarios” a destajo, si son incapaces de ofrecer pruebas materiales ni argumentos sólidos. No nos acostumbremos a que el poder escupa cualquier basura ideológica contra los pueblos sólo porque no les gusta lo que hacen o lo que piensan. Aunque desplieguen todos sus medios, todas sus farándulas o todas sus maquinas de guerra psicológica.

Otra cosa es presentar un debate serio, una argumentación fundada en razonamientos consensuados y apoyos documentales. Para eso hay métodos, marcos de referencia científicos, jurídicos y políticos. Tribunales, foros, academias especializadas y, principalmente, pueblos en lucha que son fuente de credibilidad suficiente y que deben ser escuchados como requisito de toda controversia. Ningún diferendo, que implique a grupos sociales, puede resolverse a puertas cerradas ni a espaldas de los interesados. Mucho menos con epítetos “ingeniosos” fuera de contexto, de lugar y de personas.

Todo el que “abre la boca” debe ser consciente de la responsabilidad que implica lo que diga. Sólo en el marco de tal advertencia es aceptable el desarrollo de un debate o de una contienda de enfoques o intereses. Incluso para asuntos bélicos entre naciones, existen marcos legales que, en medio de razones difíciles de aceptar, fijan límites y norman conductas. Especialmente fijan responsabilidades para los dichos y para los hechos. No se puede decir cualquier cosa por más fanáticos de la “libre expresión” que se crean o se autoproclamen. No es aceptable presentar como “argumento” el producto de un odio sedimentado cuya forma, acaso socarrona, sólo es un escondite de clase.

No es aceptable decir cualquier sandez y menos aceptable es su defensa desvergonzada. Aunque se tengan títulos o licencias. Aunque se digan en tono “culto” o con histrionismo de erudito. Es imperativo sostener mucha firmeza en este terreno. Nos han llenado con “estiércol verborrajico”, el campo didáctico del debate que es escenario de diputa del sentido y donde es indispensable “velar armas” para entrenar inteligencias, saberes, convicciones, principios y luchas. Permitir que nos lo secuestren nos condena al silencio y nos reduce a espectadores de la estulticia. No se trata de prohibir las ideas ni el derecho a sostenerlas libremente, de lo que se trata es de asegurarse de que tales ideas no deambulen impúdicamente para infligir más penurias a los más débiles, ni más opresión a los históricamente oprimidos.

Se puede ser enfático pero sin payasadas y sin exageraciones inútiles. Se puede ser vehemente pero sin emboscadas de palabrerío oscurantista ni desfiguración de datos. Se puede argumentar con números y con razones sin traficar los unos por las otras. Se puede pensar desde las minorías o navegando a contracorriente del “sentido común” más hegemónico… lo que es inaceptable es vender la inteligencia y la saliva al mejor postor oligarca, bajo el pretexto de que se comparten las ideas” cuando, en realidad, se trafica con intereses oligarcas. De eso hemos tenido hasta el hartazgo en las cámaras de representantes tanto como en las televisoras de los monopolios. Simplemente estamos hartos de que nos vendan su palabrerío envuelto en cháchara de “libertad” para hacernos silenciar con silogismos y sofismas mercantiles bañados con estiércol de mercado. Estamos hartos de no poder debatir con seriedad porque las formas de la censura, diversificadas y camufladas, se deslizan por todas partes incluso ofertadas como la Libertad de Expresión de unos cuantos.

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Los lobos en el gallinero educativo

Por: Luis Hernández Navarro

El fantasma de Carlos Jonguitud Barrios vaga libremente por las instituciones educativas de San Luis Potosí. Joel Ramírez Díaz, quien fue secretario particular del cacique sindical del magisterio entre 1972 y 1989, es el actual titular de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (Sege).

No es que el ingeniero Ramírez tenga una idea muy clara sobre las cuestiones pedagógicas. Su única experiencia previa en la enseñanza pública fue su chamba como secretario del gobernador Jonguitud Barrios. Eso sí, antes de estar al frente del ramo fue dirigente del PRI y diputado.

Como líder del otrora invencible partidazo, el ingeniero Ramírez anunció: Vamos a asumir el compromiso de los priístas de todos los tiempos, a seguir transformando positivamente la vida de los mexicanos, transitando de la revolución política a la evolución social.

De su mentor heredó la proclividad a la mano dura. Como si fueran terribles criminales, no dudó en aventarles patrullas y fuerza metropolitana a 50 maestros de inglés a los que cesó.

Su relación con el SNTE es magnífica. Apenas hace unos días le reconoció a las secciones 26 y 52 de la gremial un compromiso renovado, moderno y con gran cercanía a la base.

El suyo dista de ser un caso único. A mil 250 kilómetros de distancia, en Baja California Sur (BCS), despacha Héctor Jiménez Márquez, una figura con vocación partidaria similar a la del potosino, pero bajo las siglas del PAN.

Como si tuviera el don de la ubicuidad, en 2018, no obstante ser titular de la Se­cretaría de Educación en la entidad, fue parte de la comisión encargada de organizar la renovación del comité nacional blanquiazul. Se justificó aduciendo que era “un nombramiento honorario […] no es un tema que interfiera, porque no te genera jornadas o un horario de trabajo”.

Tampoco vio problema en que su hijo, Ángel Jiménez, percibiera el pago simultáneo de dos plazas: una en la ciudad de La Paz, y otra en Loreto. La Contraloría del estado concluyó que no había nepotismo en el caso, pero cesó a Alba Priego, la responsable de la contratación de Ángel.

El profesor Jiménez lleva años haciendo política en las filas del PAN. Fue su dirigente estatal, diputado local y delegado de la Sedesol. Su relación con el sindicalismo oficial es tan buena, que el encargado de tomarle protesta y entregarle su nombramiento como secretario de Educación fue el líder del SNTE en BCS, Mateo Casillas.

Luis Arturo Cornejo Alatorre es el secretario de Educación de Morelos, entidad gobernada por Morena y el PES. Él es un político de la vieja guardia. Más que sobre educación, de lo que sabe es de grilla. Saltimbanqui consumado, fue, entre otras muchas cosas, subsecretario de organización nacional del PRI, secretario de elecciones del partido Convergencia y subsecretario de Gobierno del panista Rafael Moreno Valle en Puebla.

Fue director de administración del Instituto Nacional de Solidaridad, el espacio de capacitación de los cuadros salinistas. Allí manejó millones de pesos de programas que no tenían control presupuestal ni rendición de cuentas. Del salinismo saltó al zedillismo.

En los primeros cuatro años de esa administración fungió como subdirector del área técnica del Capfce, donde administró un presupuesto millonario para construir escuelas en todo el país. Curiosamente él es abogado. A diferencia de los delegados de esa área era el único que no tenía título de ingeniero. Las cuentas que entregó fueron pésimas. Él, todos los gerentes que coordinaba y varios desligados fueron inhabilitados y multados.

En el mismo cuadro de honor ocupa un lugar destacado Alberto Frutis Solís, el perredista que despacha en la Secretaría de Educación del Estado de Michoacán (SEE). Aspirante a la alcaldía de Morelia y a la dirección estatal del sol azteca, cuenta con triple plaza: una como titular de la SEE, y otras dos magisteriales (en total: 101 mil 416 pesos). La secretaría a su cargo hizo algunos malabares verbales para justificarlas.

En la Cámara de Diputados, Xóchitl Leyva lo denunció por presupuestar en 80 pesos la cajita (del tamaño de una pizza mediana) donde se reparten los útiles escolares, cuando en realidad cuestan 12 pesos.

Desde que él está al frente de la institución, las universidades patito han crecido exponencialmente, utilizando incluso infraestructura de escuelas públicas. La colección de autos de lujo en los que se mueve es de antología (https://bit.ly/2q1z6OS). Y, como si le faltaran condecoraciones, ha sido acusado de utilizar su puesto para pedir favores a cambio de empleo (https://bit.ly/319tAGZ).

El SNTE no controla la educación en los estados como en el pasado. Pero no está manco. Basta ver a Jaime Torres Merlo, el titular en Colima. Fue secretario general de la sección 6 del gremio. De allí saltó a las instituciones educativas, con apoyo del cacicazgo local. Fue director de Educación Básica, secretario técnico de la Secretaría de Educación, estuvo en la dirección de Planeación Educativa, hasta que se sacó el premio mayor: fue designado titular del ramo.

Además del sueldo de 59 mil 627 pesos mensuales que percibe al frente de la secretaría, cobra 14 mil pesos como director de primaria y otros 10 mil 965 como maestro de grupo.

En Educación: la rectoría del Estado (https://bit.ly/2MBiQf8) documenté la forma en que grupos empresariales y de ultraderecha capturaron, en muchas entidades, las secretarías de Educación locales. Como puede verse en este recuento, los partidos políticos en los estados no cantan mal las rancheras.

En prácticamente todo el país, los lobos manejan los gallineros educativos. ¿De verdad alguien cree que con ellos se puede echar a caminar una Nueva Escuela Mexicana (sea ésta lo que sea)?

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Lo que ganamos con la diversidad

Por: Isabel Jaramillo.

 

La orientación y la identidad sexual se han convertido en categorías sospechosas en el sentido de que si alguien las usa se sospecha que está discriminando. Por ejemplo, se sospecha que si alguien le dice “maricón” a su vecino no lo hace de cariño. Le toca demostrar a esa persona su buena intención y no a quien se queja de este tratamiento demostrar que esta actitud le causó un perjuicio.

Me invitaron esta semana a la celebración de los 15 años de Colombia Diversa, la organización que ha liderado varios de los litigios que han llevado al reconocimiento de derechos de las personas de orientación e identidad sexual diversa. Me acordé de mi escepticismo frente a sus causas cuando primero las plantearon: ¿para qué quieren participar de un régimen -el del matrimonio- que ha sido tan pernicioso para las mujeres? ¿por qué creen que en su caso los efectos van a ser distintos -piensan que habrá menos violencia o menos pobreza? En ese momento me parecía que necesitábamos una reflexión más amplia sobre las instituciones del derecho de familia y que este reclamo de las minorías sexuales iba a hacer más difícil tener esa conversación. Personalmente prefiero pensar en reformas que asumen que todos y todas vivimos en un régimen de sexualidad problemático y no que los problemas son de unas minorías que no logran ajustarse a las reglas que los demás sí aceptamos (precisamente no creo que los demás estemos tan contentos con esas reglas).

Al revisar la suma de los cambios legales que se han producido en Colombia por vía del litigio, sin embargo, creo que el balance es más positivo que negativo, y no solamente para quienes se identifican como parte de la comunidad LGBTI, sino para todos y todas las colombianas. El mérito no está, como oí decirlo a algunos, en que nuestro marco jurídico actual sea particularmente avanzado o ejemplar. Países como Argentina y México, en América Latina, y como Noruega, Holanda, Inglaterra y Alemania, en Europa, cuentan con normas jurídicas eficaces para garantizar la seguridad y bienestar de las personas más allá de su orientación o identidad sexual. Me parece que el verdadero logro ha sido que en un país con nuestra historia política y jurídica, se haya logrado encuadrar el debate de tal manera que lo central no sea determinar qué o quién es perverso, sino cuáles son los retos de aceptar nuestra diversidad. Este ha sido un cambio importante en la opinión pública, así como en la doctrina jurídica. Debemos esto en buena parte a la inteligencia con la que se ha trabajado en este litigio, así como a la coherencia de nuestros magistrados y magistradas.

Una encuesta sobre clima escolar realizada por el equipo de Colombia Diversa (Colombiadiversa.org), por ejemplo, muestra que si bien sigue habiendo un ambiente bastante hostil para las personas con orientación o identidad sexual diversa, el 70% de los estudiantes entrevistados dice sentirse incómodo con los comentarios y actuaciones discriminatorios o violentos y el 50% de los estudiantes que fueron discriminados o agredidos cree que las autoridades escolares fueron eficaces en sus respuestas. Tal vez nos está haciendo falta nombrar y capitalizar esta incomodidad que expresan la mayoría de los alumnos, pero no podemos dejar de contar esto como un cambio positivo. Las anécdotas de mis hijas en su colegio me parecieron ilustrativas precisamente de esto. Hace unos dos años, una de ellas me dijo al llegar del colegio que había tenido una experiencia muy mala porque un compañero había dicho que los “homosexuales son unos pervertidos”. Ella se sintió profundamente afectada y le respondió al niño que había dicho esto “en realidad el pervertido es usted por pensar de esa manera”. Aunque el niño quedó mudo y ella estaba satisfecha con la respuesta que le dio, seguía convencida de que era inaudito que alguien en estos tiempos pudiera decir en voz alta semejante cosa. Los profesores no la callaron, pero tampoco tenían claro cómo respaldarla o qué hacer en este enfrentamiento.

Los datos del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes reportados en 2016 muestran también un aumento en la aceptación de la homosexualidad (esta fue la pregunta que hicieron) y que los jóvenes (de 18 a 28) y las mujeres de cualquier edad muestran una mayor aceptación. Así mismo reflejan que los cambios en la opinión son más importantes entre quienes cuentan con educación superior y viven en la zona central. Si bien el reporte es enfático en que no llegamos a una aceptación del 50% de la población encuestada, creo que las preguntas que se hicieron son difíciles. Si se compara con el 60% de personas que están de acuerdo con proteger los derechos de las mujeres, que son la mitad de la población, creo que el 30% que tienen ganado las minorías sexuales es un avance.

Mucho más definitivo es el cambio en la doctrina jurídica. Si bien las instituciones, incluida la Corte Constitucional, pasaron muchos años mirando hacia otro lado y encontrando excusas formales para no involucrarse en la protección de personas con orientación sexual diversa, a partir de 2007 ha sido clara la postura de que la orientación e identidad sexual están protegidas como parte de nuestra personalidad y que no es aceptable referirse a estas elecciones de manera despectiva y mucho menos basar tratamientos perjudiciales en ellas.

La orientación y la identidad sexual se han convertido en categorías sospechosas en el sentido de que si alguien las usa se sospecha que está discriminando. Por ejemplo, se sospecha que si alguien le dice “maricón” a su vecino no lo hace de cariño. Le toca demostrar a esa persona su buena intención y no a quien se queja de este tratamiento demostrar que esta actitud le causó un perjuicio (Sentencia T-141 de 2017). Se sospecha también que si una persona trans dice que le negaron un cupo en un colegio por su identidad esto es verdad y no, que como no tiene evidencia de lo que verbalmente le dijeron en el colegio, debe ser mentira (Sentencia T-804 de 2014). La coherencia con esta postura, me parece, ha sido central para avanzar a pasos agigantados en materia de igualdad. En lo que necesitamos seguir trabajando es en la coherencia de nuestra cotidianidad, pero para eso hay que abrir los espacios para tener más conversaciones y que los que rechazan la discriminación salgan de su encierro y sean capaces de defender relaciones más igualitarias para todos y todas.

Fuente del artículo: https://www.semana.com/opinion/articulo/lo-que-ganamos-con-la-diversidad-columna-de-isabel-c-jaramillo/634453

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Save the Teaching Profession: A Clarion Call / By Peter Anti Partey (IFEST, Ghana) (03)

Save the Teaching Profession: A Clarion Call

By Peter Anti Partey (IFEST, Ghana)

Every year, the world celebrates the teaching profession on the 5th of October. Since its inception in 1994,each year’s celebration comes with a theme that seems to bring to the fore the emerging issuesin the profession forglobal discussion. For instance, in 2018, the theme was “the right to education means the right to a qualified teacher”. This theme was to remind the global community that the achievement of the right to education and education for all hinges on the availability and provision of trained and qualified teachers.

This year, the global community has been called to reexamine the future of the teaching profession in the light of increasing levels of attrition and the perceived unattractiveness to the younger generation. The theme, “Young teachers: the future of the profession” is a clarion call on the younger generation to choose teaching as their profession and contribute their quota in delivering quality education to the populace.

The aptness of this theme cannot be overemphasized, especially in Ghana. Research has shown that most young people in Ghana would not select teaching as their first career and even when they find themselves in the teaching field, it is mostly seen as transitory employment since they will gladly jump onto a “better” profession when the opportunity presents itself. In my interaction with teacher-trainees over the years, I have observed a complete change in their mood when there is a mention of their status as being trained as teachers. Some will burst into prolong laughter while others show a demeanor depicting a completedisapproval.

 

The fact is, through our actions and inactions, we have made the teaching profession unappealing to the younger generation. The historical antecedents of the teaching profession in Ghana reveals a profession that has lost its place of honour in the society. The veneration and esteem that accompanied the profession in the past seems to have been gnarled through society’s overall outlook. This seems to validate the cynicismof the public towards a probable restoration of the dignity of the profession.

The call by the global community to the younger generation to pursue teaching as a career and placing the young teacher in an enviable position as holding the keys to the future of the profession can only materialize in countries like Ghana when there is a deliberate attempt to attract and retain the younger generation. This is a decision that must be taken immediately by the relevant stakeholders to safeguard the future of the profession.

 

Issues relating to the profession should treated with all the urgency needed. In most instances, authorities are lackadaisical when concerns of teachers are brought to their attention. This contributes to the waning positive image of the profession. To attract and maintain young teachers, matters relating to them should be dealt withearnestly. Remuneration and other incentive packages for the teacher should reflect the crucial nature of the profession. Young teachers should be able to plan their lives properly with their decent salary while being assured of a decent pension upon retirement. Other incentive packages such as loans with lower interest rates, housing schemes, vehicle schemes should be a necessary component of the teaching profession and should be available to all but not a few.

 

One of the challenging issues for the young teacher is promotion. In many instances, movement up the professional ladder after all requirements have been met becomes a big hurdle to surmount. This with its associated bureaucracy continuous to be a traumatic issue for the young teacher. There is little or no opportunity for professional development and it becomes worse when that young teacher finds himself/herself in rural Ghana. The inadequacy of teaching and learning resources and the seemingly lack of support from parents and the community in the quest to deliver education to the child contributeto the attrition rate of young teachers. Efforts should be made to address these challenges to secure the future of the teaching profession in Ghana.

 

Whereas much needs to be done by the relevant authorities to restore the image of the profession, one cannot ignore the general attitude of the teacher. Teachers have to desist from actions that bring the image of the profession to disrepute. There should be total adherence to the code of conduct of the profession and efforts must be made to support and uphold the teacher licensing scheme that have been implemented by the National Teaching Council. It is important to control the entry procedure into the profession and this can be achieved by upholding high standards in the admission of students into our university colleges of education as well as the various faculties of education in the country. The reform agenda by the Ministry of Education for teacher education in Ghana should be supported by the teacher unions and other relevant stakeholders to guarantee that, the best will be admitted into the profession.

 

Teaching is both an art and a science. This implies that one needs to combine the natural flair of content delivery with pedagogy to be able to succeed in any instructional session. It therefore requires people with the highest intellect and impeccable moral standards to deliver qualityeducation to the student. This places the teacher on a higher pedestal in the league of professions. As the world marks another Teachers’ Day, the clarion call is to end:

  • the practice of admitting the academically weak students into the colleges of education;
  • the frustrations the newly trained teacher goes through to get posted to a school and received their first salary;
  • the easy entry and exit into the teaching profession
  • the difficulty associated with moving up the professional ladder;
  • the seemingly lack of regard to the views and contributions of teachers in relation to issues in their professional field;
  • the apparently lack of attention and motivation to the rural young teacher

These and the other numerous challenges have rendered the teaching profession unattractive to the younger generation. The future of this country and the desire to move the economy from where it is to a knowledge and technological economy rest on the shoulders of the young teacher. Let’s entice and maintain them in the profession. This is my clarion call to all stakeholders in the education sector.

The writer is an education economist, researcher and curriculum expert and currently the Acting Executive Director of the Institute of Education Studies (IFEST), an education think tank in Ghana.

Autor: Peter Anti Partey

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A un clic del abuso sexual: la soledad de menores en la web

Por: El Espectador.

Lia Beltrán Valero.

Una tarde de septiembre de 2015, Paula* recibió una solicitud de amistad en Facebook de María José. Pocos días antes, había participado en un campamento mundial de scouts, donde conoció niñas y niños de diversos lugares del país y del mundo que ahora querían ser sus amigos en redes sociales. María José parecía una de ellas.

Una tarde de septiembre de 2015, Paula* recibió una solicitud de amistad en Facebook de María José. Pocos días antes, había participado en un campamento mundial de scouts, donde conoció niñas y niños de diversos lugares del país y del mundo que ahora querían ser sus amigos en redes sociales. María José parecía una de ellas.

*Este reportaje hace parte de #HablemosDeAbusoSexualEnLínea: una conversación social sobre la necesidad de proteger a los niñas, niñas y adolescentes de los riesgos del abuso sexual en la web. Levanta la mano y participa en los canales @MutanteOrg.

En su foto de perfil no aparentaba más 14 años y en su descripción se presentaba como una estudiante de un colegio del norte de Bogotá. Nada raro hasta entonces.

En menos de un mes, Paula había encontrado en María José la amiga y confidente con quien podía conversar sobre cualquier tema, incluida la crisis familiar que atravesaba, desatada por la depresión de su mamá. Con el tiempo, su amiga tras la pantalla le compartió experiencias muy íntimas. Y ahí, todo se tornó oscuro para ella.

La joven de 18 años que me comparte su historia en un café en Bogotá, no parece la misma niña aislada y solitaria que hace tres años fue víctima de grooming, una modalidad de abuso sexual en línea en la que un adulto analiza las debilidades de su víctima y construye lazos de amistad, con el objetivo de obtener imágenes eróticas, pornográficas o incluso un encuentro sexual.

Poco tiempo después de comenzar a chatear por Facebook con María José, las conversaciones migraron a Snapchat, la aplicación de mensajería para teléfonos móviles donde palabras, imágenes y videos pueden ser accesibles sólo durante un corto tiempo.

“Hubo cosas que empezaron a parecerme sospechosas. Cuando yo le mandaba fotos, ella tomaba pantallazos. Yo le decía que no lo hiciera, luego me respondía cualquier pendejada para justificarse”, me cuenta Paula. Luego, intentó ganarse su confianza a partir de historias íntimas que inventaba con habilidad.

“Una vez, me contó que cuando supuestamente perdió su virginidad, lo había hecho con tres personas al mismo tiempo. Y cuando yo le preguntaba si era verdad, me respondía: ‘¿no me crees?, tú ya no me quieres’. Si yo dudaba, se ofendía”.

Hasta que un día ocurrió lo que para los ojos de los expertos parece previsible, pero que ella no pudo suponer: María José le pidió un video en el que pudiera verla mientras se masturbaba. A pesar de la duda, Paula accedió.

“Dejé de hablar con esta persona dos días y entonces me dijo: ‘le vamos a mandar ese video a tu familia y a tus amigos’. Me asusté mucho, pensé que se había acabado mi vida, y decidí contarle a mi hermano mayor”, recuerda, esta vez con su voz entrecortada.

Detrás de esa identidad falsa estaba un adulto que conocía muy bien cómo manipular adolescentes a su favor. Así lo explica Claudia Sánchez, psicóloga clínica y miembro del grupo Opciones, un equipo profesional que brinda asesoría psicológica a víctimas de violencia sexual y sus familias y capacita a centros educativos en la prevención del abuso sexual en línea.

La niña de 14 años llegó a su consultorio en 2015, remitida por el colegio privado donde estudiaba. Su alerta temprana y su red de apoyo evitaron un abuso mayor. “Es importante saber que cuando una niña, niño o adolescente está solo, es más propenso a ser víctima de este crimen. La manipulación del grooming va poquito a poquito y puede durar meses mientras el victimario se vuelve confidente”, comentó la experta.

Hasta el momento ha sido imposible identificar quién estaba tras el falso perfil de María José, un problema común en este tipo de delito, cuyas denuncias vienen en aumento en Colombia pero con lentos avances en la judicialización.

Según los datos del CAI Virtual de la Policía Nacional, en el 2015, el año en el que Paula fue víctima de grooming y sextorsión – la amenaza de revelar su video íntimo si no entregaba más imágenes eróticas–, se denunciaron 848 casos de suplantación de identidad, publicación de imágenes o videos con material de abuso infantil con menores de 18 años, sextorsión, cyberbullying y grooming. Estas prácticas suelen estar orquestadas con bandas organizadas o redes de explotación sexual que buscan lucrarse de sus víctima.

Para 2018, estas denuncias ascendieron a 2500. Pero esta es una cifra que se aleja del reporte hecho por Te Protejo, la línea virtual de denuncia de Red PaPaz, la cual supera los 10.000 casos de material de abuso o explotación sexual en el mismo año.

Por la época que Paula conversaba a diario con María José, las páginas de los medios en Colombia publicaron la imagen del periodista Alejandro Matamoros capturado por la Sijín en un operativo contra la explotación infantil.

Las técnicas de Matamoros fueron las mismas de las que Paula fue víctima. Al hombre que los medios mostraron como un monstruo, oculto tras los falsos perfiles de “Juliana Salazar” y “Andrés Monsalve”, le encontraron 52 videos de niños menores de 14 años masturbándose, muchos de ellos de prestigiosos colegios del norte de Bogotá.

Cinco meses después de su captura y detención en la Cárcel La Picota, el juez 81 de conocimiento lo dejó en libertad, argumentando que la Fiscalía dejó vencer los términos para iniciar el juicio en su contra. Sin embargo, lo último que se sabe es que fue llamado a juicio y que, según fuentes de la Fiscalía, el proceso penal está en etapa final: solo falta que el juez escuche por última vez a las partes involucradas y sobre eso se emitirá un fallo.

Ante casos como estos y las dudas sobre el poder de la justicia para ponerle freno a estas violencias, queda rondando una pregunta: ¿Cómo proteger a los niños, niñas y adolescentes de un abusador que solo necesita acceso a internet?

 

 

 

La primera y única vez en la que Paula declaró ante la Fiscalía se sintió juzgada. Mientras era grabada en video, se sentó frente a una investigadora que le preguntó: “¿A ti te gustan las mujeres?”.

Además de lo impávida que quedó con el interrogante, se presentó sin una sola evidencia. Después de enviarle el video al agresor y de las amenazas, su hermano, cuatro años mayor que ella, le aconsejó eliminar la conversación. “En ese momento fue bueno pero cuando fui a declarar, era mi palabra contra la del abusador”, me cuenta Paula.

Su frustración es evidente, ahora que tiene 18 años y su proceso terapéutico le ha permitido entender las dimensiones del problema. “¿Por qué no me preguntaron sobre mi cuenta de Facebook? ¿Por qué no pidieron que fuera un hacker a buscar esa cuenta en ese tiempo y ver qué había en el historial? Hay mucho que se puede hacer, pero como no tenían las pruebas fáciles, no ayudaron a buscar”, dice.

Desde una oficina en la Dirección de Protección de Servicios Especiales de Policía Nacional, el mayor Nelson Guillermo Guzmán, jefe de la seccional de investigación criminal, trata de responder a esta pregunta. “Hay técnicas que desarrollamos, como un software para recuperar información eliminada. Dependiendo del tiempo que se haya eliminado esta información, ese mismo va a ser el trabajo que se va a tener que hacer”, explica.

Le pregunto cómo trabajan para recuperar la evidencia y me responde que la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN) se articula con el Ministerio de las Tecnologías y Comunicaciones para tener una comunicación directa con Facebook, WhatsApp o Instagram y puede hacer una búsqueda selectiva para saber cuál fue la dirección IP desde donde se desarrollaban estas acciones.

Pero esto sigue siendo un mapa lleno de variables difíciles de descifrar. Mientras tanto, la persona detrás del perfil de Maria José sigue libre.

Mario Gómez, fiscal delegado para la infancia y la adolescencia de la Fiscalía General de la Nación, reconoce que faltan esfuerzos en materia de investigación y capacitación de los investigadores criminales. “Hay poco presupuesto para la compra de laboratorios de Cibercrimen y mucho investigador forense no está suficientemente preparado”, explicó recientemente.

Según la DIJIN, solo existen cerca de 179 agentes especializados en el país, con la capacidad de atender casos de abuso y explotación sexual de menores en línea, un total de 108 procesos investigativos en curso por estos delitos.

En Colombia, las prácticas relacionadas con el abuso sexual en línea están tipificadas de dos maneras: como pornografía con personas menores de 18 años, establecido en el artículo 215 del Código Penal, y utilización o facilitación de medios de comunicación para ofrecer servicios sexuales de menores, en el artículo 216.

En los últimos cinco años, la DIJIN ha registrado 4.780 denuncias por los dos delitos y apenas 234 capturas. Y han sido bloqueados 17.862 sitios web de este tipo, lo que representa en promedio casi 9 páginas web diarias. Esto último no siempre es suficiente, teniendo en cuenta que, una vez el material entra en internet, se multiplica, difunde y comparte más rápido y más oculto de lo que se puede rastrear.

Frente a esto,  ¿qué estamos haciendo cuando recibimos o nos muestran contenido de abuso sexual de menores en redes sociales? Días antes de escribir terminar este reportaje, en Twitter la discusión se viralizó por un hilo en el que se narraba con detalle cómo los pedófilos usan términos como «caldo de pollo”, “cp”, “club penguin» para conseguir y distribuir pornografía infantil en Twitter, YouTube, Facebook, WhatsApp y Telegram.

Por eso, Viviana Quintero, experta en protección a la niñez en los entornos digitales dice que más allá de ser testigos y querer profundizar en estas redes criminales, la acción más responsable es poder denunciar. Y, por supuesto, no compartir.

Cuando el abuso es registrado y distribuido en línea, el trauma puede ser permanente

En definitiva, internet no es Disney. Paula lo supo el día que en una de sus clases de afectividad en el colegio, meses después de conocer a María José, le mostraran un video sobre cómo ocurre el abuso sexual en línea. Se vio reflejada y sintió el impulso de contarle a la psicóloga del colegio y a sus padres la situación que había vivido.

“Ese día yo llegué a la casa y no sabía cómo contarle a mi mamá. Sabía que me iba a apoyar, pero sentía miedo. Yo sé que no era mi culpa, pero a veces creía que había permitido que eso pasara”, me cuenta. Mientras Sánchez, su psicóloga me dice que ella “tenía mucho susto de ser reconocida. Solo quería desaparecer y el victimario ya tenía todo sus datos”.

La vergüenza, la humillación, vulnerabilidad y el miedo constante a ser reconocidos por cualquier extraño, son algunos de los efectos más notables de este tipo de violencia. También así lo evidencia el Center for Child Protection de Canadá, en su Encuesta Internacional de Sobrevivientes de abuso sexual infantil en línea, donde el 70% de los encuestados manifestaron pánico de ser reconocidos después del abuso. El sentimiento de traición y que el abuso sea registrado y potencialmente distribuido aumentan el trauma.

La doctora Sánchez complementa y explica que también se presentan síntomas como apatía, trastornos de sueño, ansiedad y crisis de pánico, depresión, baja autoestima o ideas suicidas así como dificultades sociales, porque la persona suele retraerse y aislarse. Los efectos, dice, dependen de la personalidad y el temperamento y de qué tanto apoyo haya tenido.

Luego viene la impotencia de no poder frenar la circulación de las fotografías o videos e imaginar que, por ejemplo, alguien puede masturbarse mientras las mira. “Es como si estuvieran abusando a la víctima una y otra vez, pero más complicado aún, porque es una difusión que no para. La imagen está circulando 24 horas al día y 7 días a la semana. Así ¿dónde y cómo una víctima se puede sentir segura?”, apunta la psicóloga.

Paula contó con una serie de privilegios que la ayudaron a continuar con su vida ¿Qué pasa con los menores de edad que no tienen esas posibilidades?

No hay una ley, una guía o un protocolo específico que contemple la atención a niños, niñas y adolescentes que pasen por situaciones de abuso sexual en línea. Los lineamientos más cercanos los tiene la Ley 1620 de 2013, conocida como Ley de Convivencia Escolar. O el más reciente Directorio de protocolos de atención integral para la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos del Comité Distrital de Convivencia Escolar, en el que se menciona el cyberbulling y se definen procesos y protocolos para la formación en educación sexual y prevención y mitigación de la violencia escolar. Hasta ahí.

El camino institucional está a medias y, en el caso de los colegios, queda a potestad de cada uno la decisión sobre cómo actuar frente al abuso sexual en línea.

Contenido altamente sexualizado a un click

Gabriela Hermida es psicóloga y directora del programa Desafíos, con el cual ha certificado a más de 600 docentes y 3.000 padres de familia en prevención, detección y atención inicial del abuso sexual.

Para ella, sin el acompañamiento familiar, el uso del internet puede ser un verdadero problema: “es preocupante porque los adultos inducen al mundo digital pero luego son los primeros en quejarse de las adicciones a la pantalla”.

Y es que el silencio reina en los hogares cuando de los peligros de internet se trata. “Tú preguntas, si los papás han hablado de abuso sexual en línea y el 95% dicen que no”, me lo confirma Gabriela.

Esta preocupación la comparte Carolina Piñeros, directora de Red PaPaz, una organización dedicada a la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Colombia. “Siempre creemos que a nuestros hijos eso no les va a pasar. Pero si al 80% de las niñas le han pedido una imagen, ¿por qué voy a creer que mi hija no ha enviado ninguna? Hay que hacer el esfuerzo por acercarnos a la realidad de ellos”, explica.

¿Y de pornografía? ¿Están los papás hablándole a sus hijos e hijas de “porno”?

Gabriela y Carolina se detienen especialmente en este tema. Es una realidad. Los menores de edad consumen pornografía y cada vez a una edad menor, en algunos casos desde los 10 y 11 años, según lo confirman, con preocupación, las expertas.

Además, los menores de edad acceden a este material por canales como WhatsApp y lo tienen a un clic de distancia. Con esa facilidad es posible que cualquiera entre a un grupo de WhatsApp con hasta 256 contactos y que su número quede expuesto para que cualquier desconocido le pueda hablar.

Así lo reafirma el estudio “Contigo Conectados”, realizado en 2017 por la Universidad EAFIT de Medellín y la empresa de telecomunicaciones Tigo – Une, a 436 niños y jóvenes de Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Pereira, Manizales y Medellín.

Esta investigación revela que un poco más de la mitad de los niños y jóvenes encuestados, entre 15 y 16 años, ha tenido contacto en internet con personas desconocidas. Además, el 35% expresó haber visualizado imágenes sexuales en el último año y el 20% de los niños entre 11 y 16 años recibió algún tipo de mensajes con contenido sexual.

De esto hablan abiertamente Wilian Plazas de 17 y Camila Fuentes de 20 años, dos jóvenes que hacen parte del Comité Consultivo Juvenil de EICYAC, un grupo en todo el mundo que trabaja para eliminar la explotación sexual comercial y los riesgos en internet.

“Aparte del grooming y el sexting (intercambio en línea de material sexual), lo que más hemos detectado en cualquier colegio es la circulación de pornografia por medio del ‘pack’”, me dice Wilian para referirse al conjunto de imágenes y videos con material de abuso sexual infantil que circula en redes sociales. En Bogotá, él junto a más adolescentes se encargan de hablar de abuso sexual en línea con estudiantes de colegios distritales de la zona centro y en la localidad de Chapinero.

Desde Cartagena, Camila y sus colegas trabajan con líderes de acción comunal, padres de familia y madres comunitarias y van a emisoras escolares y comerciales para llevar mensajes de prevención.

“Como en Cartagena hay muchos lugares donde no hay internet, los jóvenes usan free.facebook.com, la página gratuita de Facebook, donde puedes mensajear y solo enviar una foto a la vez en el chat. Sin muchos datos se puede interactuar por ahí con desconocidos y los explotadores lo saben”, me comenta Camila.

Cuando les pregunto por qué creen que los jóvenes acceden a enviar fotografías o aceptar personas desconocidas en sus redes sociales, me responden sin titubear: porque queremos ser ‘farándula’, es decir famosos. “Las personas que tienen muchos ‘amigos’, son las que reciben más likes, están en la onda, son los más top porque todo el mundo comenta lo que publican y se vuelven personas muy importantes. Es lo que te vende la sociedad: hay que ser instagramer, influencer y que la gente te siga”.

Y muchas veces, el contenido de quienes tienen fama, también es material sexualizado que otros niños y jóvenes quieren reproducir. Así lo explica Viviana Quintero, experta en protección a la niñez en los entornos digitales. “El primer mecanismo que tenemos como seres humanos es el modelado: tú ves a alguien hacer algo, lo imitas y así estás aprendiendo. Cuando un niño ve contenido en TV, en internet o en videojuegos tiende a repetir esas conductas”, dice esta psicóloga con más de 10 años de experiencia.

¿Y en los colegios?

Le pregunto a Pedro José Palomeque, rector de una institución del municipio de Riosucio, Chocó, sobre prevención en abuso sexual en línea y su silencio y asombro me confirman que se trata de un tema aún marginal en las aulas de clase, mucho más en lugares donde hasta hace poco tuvieron conexión a internet.

Sin embargo, otras iniciativas intentan hacerle frente al problema.

Monica Londoño es rectora del colegio oficial Alfonso López Pumarejo en el barrio Boston de Medellín, ubicado en el costado centro oriental de esta ciudad. En esa institución hay 2000 estudiantes de estratos 1, 2 y 3, desde preescolar hasta 11.

Según describe, una de las situaciones más complicadas y urgentes sobre el uso de redes sociales, ha sido el chantaje entre estudiantes que comparten fotos de desnudos o invitaciones a las niñas para que vendan fotos íntimas, especialmente en grados 6º y 7º.

“En una ocasión, un hombre adulto externo a la Institución, contactó a dos niñas y logró citarlas para que se encontraran. Se ganó la confianza de ellas hasta que las fotografió. En uno de los casos hubo violación. Les ofrecía 400.000 por fotografía. Afortunadamente, la mamá del segundo caso se dio cuenta y logró denunciar”, me contó Mónica desde el otro lado de la línea.

A raíz de estos hechos y como parte del programa de la Alcaldía de Medellín “Con mi cuerpo nadie se mete”, cuyo objetivo es prevenir el abuso sexual infantil, emprendieron su propio camino a la prevención del ciberacoso, ciberbullying y riesgos en internet. Involucraron a líderes estudiantiles con las áreas de informática, ética y proyecto de vida. Esta serie de acciones están recogidas en el proyecto que lleva por nombre “Consumo Cuidado”.

“Les enseñamos a que seleccionen los amigos que aceptan en Facebook, la información que publican, las páginas a las que acceden y, sobretodo, la valoración de sus propios cuerpos. Creemos que es mucho más convincente cuando los jóvenes se dirigen a otros jóvenes y entre pares hacen ese acompañamiento”, me cuenta la rectora.

Este esfuerzo se alinea con otros a nivel internacional como el del Canadian Center for Child Protection de Canadá, el cual invita a los niños, a través de una estrategia digital, a enviar memes de topos, en vez de fotografías de sus penes.

Al conversar con Carlos Barrera, el rector de Qualia, un colegio personalizado de sexto grado a undécimo, con grupos de máximo seis estudiantes, ubicado en Bogotá, vuelve a la responsabilidad de los padres de familia. “Muchas veces siento que los papás no tienen ni idea de que está pasando en el mundo virtual. Hay un poquito de resignación porque saben que algunos contenidos se les salieron de las manos. Además, en el imaginario, se sigue pensando que los ‘chinos’ son iguales que hace 20 años”, recalca.

Mientras los jóvenes son cada vez más usuarios digitales, la discusión actual en Colombia vuelve al lugar de la restricción y la prohibición, como una medida de contención a los riesgos en internet.

Actualmente, cursa en el Congreso un proyecto de ley para restringir el uso de dispositivos móviles en los colegios, liderado por el representante a la Cámara por el partido Liberal, Rodrigo Rojas. Según el documento, el proyecto busca generar entornos seguros de aprendizaje en el uso de herramientas tecnológicas en los establecimientos educativos, limitar el tiempo de acceso a internet y que padres de familia puedan supervisar el uso que hacen los menores.

A diferencia de las tabletas, computadores y dispositivos que cuentan los colegios para uso pedagógico y que están bajo supervisión institucional, el celular sigue siendo un lugar sin mayor acompañamiento. Según Rodrigo, este proyecto de ley es un primer paso para que los niños puedan acceder de manera segura a internet, ante las escasa efectividad que han tenido las políticas de prevención y pedagogía.

Sin embargo, ¿es prohibir los celulares una medida necesaria? Carolina Piñeros, directora de Red PaPaz defiende que se deben reglamentar horarios y momentos de uso pero que debe ser el colegio quien tenga autonomía para incluirlo en el manual de convivencia, de manera conversada con padres y no como una medida estricta desde el Congreso. “Muchos colegios ya lo prohíben, pero me parece interesante que se den lineamientos y que los colegios se sientan tranquilos para discutirlo internamente y reglamentar.”

Lo que todos saben, incluido el representante a la Cámara, es que internet hoy es fundamental para la nueva generación de niños, niñas y jóvenes. Las TIC, bien usadas, podrían ser una herramienta para conocer el mundo y formarse en muchas materias.

En esto también coinciden psicólogas, educadores, investigadores y personas preocupadas por la pedagogía sobre el abuso sexual en línea que consultamos durante esta investigación. Ellas, en su mayoría mujeres, están de acuerdo en que la prevención en los riesgos en internet tiene más sentido que la prohibición.

“Desde la familia es un error creer que porque nuestros hijos están frente a una pantalla podemos desentendernos, porque allí están seguros y no pasa nada. En realidad, es como dejarlos en una calle o un lugar público. Si el niño está en la calle debo decirle por dónde puede transitar”, reflexiona María Isabel Villa, directora de la investigación “Contigo Conectados”

Y agrega: “Pero si no lo hago y lo dejo solo, lo dejo en riesgo. Internet no es una niñera, nosotros debemos determinar qué miran y con qué frecuencia, pero primero debemos conocer, tener alfabetización digital para saber por dónde transitar”.

A Paula le tomó varios años pasar la página. Pensando en dejar su testimonio para evitar que esto le suceda a otros adolescentes escribió una carta. En un apartado dice:

Hay muchos sentimientos en mi cabeza, me siento mal porque abusaron de mi confianza y ahora es difícil saber en quién confiar. También siento rabia porque sabía lo que pasaba pero no fui capaz de detenerlo hasta que se me salió de las manos. Si te está pasando esto, o sabes que a alguien le pasa, habla o dile que hable, esto puede pasarle a cualquiera. Cuídate y ponte siempre alerta.

Fuente del artículo: https://www.elespectador.com/noticias/nacional/un-clic-del-abuso-sexual-la-soledad-de-menores-de-edad-en-la-web-articulo-882157

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Noam Chomsky: Sobre la crisis del neoliberalismo en Ecuador

Por: Noam Chomsky.

¿Cómo lograr que una micro minoría del uno por ciento continúe, década tras década acumulando más riqueza que el restante noventa y nueve por ciento de una sociedad? Quienes lo han hecho lo saben bien: (1) propaganda masiva y ubicua, invisible pero real, como el aumento de CO2 en la atmósfera, y (2) acoso político, económico y militar de cualquier otra opción que contradiga el asalto.

Otra forma es enlazar disputas y axiomas diversos sin una necesaria relación lógica: la religión de las armas y el amor religioso, el aborto y la baja de impuestos a los más ricos, la negación del cambio climático y el odio a los inmigrantes, la libre circulación del capital y el patriotismo, etc.

De esta forma, el uno por ciento continúa recogiendo los frutos de toda una sociedad y de toda una historia, con el apoyo necesario de una elite criolla dominante o, incluso (cuando existen elecciones) de un número significativo de quienes no pertenecen al uno por ciento.

Así, en América Latina, las opciones al neoliberalismo, cuando han fracasado, han fracasado por errores propios y, sobre todo, por el criminal bloqueo económico de la superpotencia del mundo. Eso cuando no han recurrido a los más tradicionales golpes militares para defender la libertad del capital de la minoría criolla (clasista y racista) aliada a las más poderosas transnacionales.

Así, por otro lado, en América Latina las imposiciones neoliberales han fracasado a pesar de repetidas inundaciones de capitales en formas de créditos multimillonarios que no dejaron en sus países ni progreso ni desarrollo sino deudas masivas y más pobreza.

Para el neoliberalismo, solo el éxito económico cuenta como éxito. No obstante, este mito del éxito económico ni siquiera ha tenido éxito en la economía de los países colonizados por el mito del éxito económico. No, por el contrario, se insiste en “el probado fracaso” de sus otras opciones apuntando a países acosados, bloqueados y en ruinas, lo cual es un patrón de acción y de narración política.

América Latina es parte de esta ola que, a falta de mejor nombre, se suele denominar neoliberalismo. Esa ola que arrasa, quema y destruye cualquier malla de contención social y ambiental hasta poner en riesgo la propia supervivencia planetaria y cuyas consecuencias económicas y sociales volvemos a presenciar en todo el continente como una historia que se repite de forma cíclica.

Si bien en estos días la atención está mayormente concentrada en el vergonzoso estado de sitio en Ecuador y la consecuente represión de las movilizaciones contra las medidas antipopulares del gobierno de Lenín Moreno, una amplia mayoría de países vive en estado de permanente amenaza e incertidumbre al mismo tiempo que los inversores presionan, amenazan y aumentan sus ganancias.

No habrá que soslayar que mientras escribimos estas líneas la respuesta gubernamental ecuatoriana viene cobrándose muertos, heridos y detenidos y aún inciertos por el ejercicio de la censura y el toque de queda. Pero las movilizaciones que comienzan a resistir esta crisis humanitaria, producto de políticas adulatorias del poder mundial y generadoras de miseria, se extienden de norte a sur. Como en Colombia (sede de la mayor cantidad de bases militares de Estados Unidos en el hemisferio y sede del narcotráfico mundial y del paramilitarismo impune) se opone al único proceso de paz concreto propuesto en cincuenta años. Como en Perú, donde idéntico desconocimiento mutuo entre dos poderes fundamentales del Estado (ejecutivo y legislativo), es considerado una opinable cuestión constitucionalista mientras que en Venezuela (no se lea este manifiesto como un apoyo a su gobierno) la mafia hegemónica llama a la intervención militar. Argentina vive envuelta en piquetes frente a la aceleración exponencial de la pobreza y el endeudamiento súbito, mientras en Chile y en Brasil se sigue profundizando la inequidad social, la desprotección, el narcotráfico y la violencia civil y policial que ya amenazan hasta países como Uruguay por razones de proximidad.

Diferentes procesos electorales aún están pendientes en Argentina, Bolivia y Uruguay en lo que resta del año. Otros seguirán en los años por venir. La disyuntiva continúa siendo entre la narrativa del uno por ciento (el autoritarismo de las élites, el militarismo reaccionario, el odio de los racistas, de los nacionalistas, de los clasistas, del machismo que se resiste a ceder paso, del neomedievalismo, de la destrucción del medio ambiente a cambio de unos dólares) y la construcción de una democracia progresiva, solidaria, no consumista, que ponga el énfasis en el ser humano y no en las riquezas de unos pocos a costa de unos muchos. Una sociedad capaz de construir un mundo para todos y no sólo para una minoría elegida por un dios que nunca la eligió.

Texto publicado en Página 12

* Manuel Castells, sociólogo, economista español y profesor en la Universidad de Berkeley; Jorge Majfud, escritor uruguayo y educador radicado en Estados Unidos, y Emilio Cafassi, profesor en Buenos Aires.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2019/10/13/noam-chomsky-sobre-la-crisis-del-neoliberalismo-en-ecuador-2467.html

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