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¿Cómo terminará el capitalismo?

Por: Fander Falconí

Arthur Schopenhauer, pensador prusiano de la primera mitad del siglo XIX, es considerado el más pesimista de los filósofos. En nuestro tiempo, no ha faltado quien considere al alemán Wolfgang Streeck como el más pesimista de los sociólogos.

En su libro ¿Cómo terminará el capitalismo?, Streeck (2017, Ensayos de un sistema fallido, Verso, Nueva York) predice que tras la caída del capitalismo, vendrá una era caótica para la humanidad, una especie de Edad Media. Aunque uno no comparta tan desesperanzador final y tampoco el determinismo social, hay que admitir que su análisis del capitalismo es impecable. Streeck era poco conocido hasta que algunas de sus predicciones se cumplieron con la crisis de 2008 y muchos empezaron a leerlo.

Streeck afirma que ya estamos viviendo la descomposición del capitalismo, con las crisis periódicas que vive este sistema desde 1973. Cada crisis se ha arreglado tapando un hueco del barco que se hunde, pero abriendo otro. Cada medida tomada para salvar el capital, resulta perjudicial para la mayoría de la población, y viceversa. Los gobernantes no pueden alcanzar un término medio, porque el desequilibrio entre economía y política es intrínseco al sistema capitalista. El descontento acompaña a la ganancia.

El sociólogo cree que desde la crisis de 2008, entramos en la última manga de esta loca carrera desbocada. Como un profeta apocalíptico, hasta nombra a los tres jinetes del apocalipsis capitalista: estancamiento económico, deuda y desigualdad. Claro que el capitalismo no admite su final y emprende programas sociales que son una burla: para combatir el desempleo, establece programas de subempleo.

La desigualdad ha llega a una fase en la cual los más ricos han olvidado que su riqueza depende de la supervivencia de un enorme sector poblacional, que es a la vez productor y consumidor de sus bienes y servicios. A veces, se presentan como filántropos y así alcanzan legitimidad social. La sociedad no necesitaría filántropos si los ricos pagaran sus impuestos.

Como cada vez es más difícil compaginar capitalismo y democracia, aparecen nuevas formas para burlar la voluntad popular, como la teoría de que hay que dejar que los expertos decidan sus cosas. Los médicos deciden cuánto cuesta una consulta y los banqueros deciden cuánto pagar de interés. Al fin y al cabo, esa costumbre de dejar que los expertos sean juez y parte es igual en el poder legislativo: los legisladores legislan hasta sobre sus propios sueldos.

El capitalismo de posguerra (1945-1973), según Streeck, dependió de cierto equilibrio entre la política de los trabajadores y las necesidades de las economías nacionales. Desde 1973, las clases dominantes optaron por la globalización. Ahí nace el neoliberalismo.

No importa al neoliberalismo el aumento de la desigualdad si hay más ganancia para los capitalistas. Si baja el poder adquisitivo dentro de un país, no importa porque los bienes se venderán en el exterior. Estamos en la era de la globalización. Ahora los Estados están dentro de los mercados, ya no los mercados dentro de los Estados.
Al globalizarse, la banca ya no tiene controles nacionales, es supranacional. La democracia ya no existe, ha sido sustituida por una auténtica plutocracia (del griego ‘plutos’: riqueza). La seudo democracia actual ya no redistribuye la riqueza, solo aparenta ser el gobierno del pueblo (‘demos’).

Para olvidar nuestra desgracia, el sistema respalda recursos como la fe en un futuro mejor o tolera el uso de amortiguadores ilegales, como las drogas. El sistema incentiva una droga de su propia creación: el ‘shopping’.
Nunca hemos estado mejor, dice el neoliberalismo. Nunca hemos estado peor, responden los trabajadores. No se puede dialogar así. Aunque no predijera el caos, la tesis del alemán se queda en la denuncia, bien fundamentada es cierto. Pero no hay síntesis.

Fander Falconí Benítez: economista ecológico y académico ecuatoriano. Actualmente es ministro de Educación de Ecuador.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236033&titular=%BFc%F3mo-terminar%E1-el-capitalismo?-

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Los avances económicos de la India

Por: Hedelberto López Bash

Las predicciones de los analistas auguran que dentro de pocos años, la India se convertirá en una de las naciones económicamente más importantes y pasará a ocupar, por el valor de su Producto Interno Bruto (PIB), el tercer lugar del orbe, detrás de Estados Unidos y China.

En la última década el país entró en un período de consolidación para tratar de convertirse en una de las primeras economías a nivel mundial y actualmente se ubica como la séptima en el mundo con un PIB de 2 180 billones de dólares.

Con una extensión territorial de 3 287 595 kilómetros cuadrados, su población alcanza 1 266 millones 883 598 habitantes. Es el séptimo país más extenso y el segundo más poblado del mundo.

Limita al norte con Nepal, Bután y China; al sur con el Océano Índico, el Estrecho de Palk y el Golfo de Mannar, que la separa de Sri Lanka; al oeste con el mar Arábigo y Pakistán; al este con Myanmar, el Golfo de Bengala y Bangladesh, que casi separa por completo el noreste de la India del resto del país.

Su economía ha resistido mejor que otros países la ralentización mundial, y ha aprovechado los precios bajos del petróleo para crecer a un promedio de 7,4 % anual, estimulado por el gasto público.

La actividad se frenó ligeramente a fines del 2016 y principios de 2017, debido a las medidas que tomó la administración del primer ministro Narendra Modi, como fueron el canje monetario de los billetes de alta denominación, ejecutado en noviembre del 2016, y la entrada en vigor en julio del Impuesto de Bienes y Servicios.

En el trimestre de julio, agosto, septiembre el PIB creció 6,3 % frente al 5,7 % del trimestre anterior. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la economía crecerá al 7,3 % entre 2019 y 2022.

Cuando Modi alcanzó e l poder en mayo de 2014 puso en acción un programa para reformar el modelo económico y mejorar la eficiencia pública de anteriores administraciones endeudadas y disminuir la corrupción pública.

En noviembre de 2016 ordenó sacar de circulación los billetes de 500 y 1 000 rupias para sustituirlos por otros nuevos en un país donde el 80 % de las transacciones económicas se hacían al contado. La medida fue concebida para frenar la economía informal, combatir la corrupción elevar el impuesto tributario e impulsar la adopción del dinero digital.

Otra reforma estructural fue la introducción a partir del primero de julio de un complejo sistema de impuesto unificado en bienes y servicios que sustituyen gravámenes federales y estatales existentes con el fin de optimizar los impuestos domésticos en todo el país, reducir la complejidad y disminuir los cuellos de botellas causados por controles fronterizos. Esto posibilitó que las declaraciones de la renta crecieran 25 %.

El primer ministro también puso en práctica la campaña make in India, para atraer a las empresas transnacionales deseosas por entrar a un país tradicionalmente cerrado al exterior.

Los datos del Gobierno indican que la nación asiática recibió 60 000 millones de dólares en inversión extranjera en 12 meses, un 8 % más que en el mismo período del año anterior.

Por todo el extenso país se realizan grandes obras para crear, mejorar o ampliar la infraestructura como son carreteras, puertos, aeropuertos y ferrocarriles.

Como importador neto de petróleo, la baja en los precios del crudo le ha facilitado reducir la presión inflacionaria que se ubicó en 2,36 % en el último trimestre, con un acumulado del 5,7 % anual, 3 décimas del tope estipulado por el Banco de Reserva de India.

El país es el tercer productor mundial de alimentos y sus principales cultivos son trigo, mijo, bambú, arroz, maíz, caña de azúcar, té, patata y algodón. Es el segundo mayor productor de ganado bovino, el tercero de ganado ovino y el cuarto en producción pesquera. La agricultura representa 17 % del PIB y emplea a cerca de 45 % de la población activa.

El sector industrial ha crecido progresivamente, aporta casi un tercio del PIB y emplea a más de 100 millones de personas. Ostenta la décima posición a nivel mundial y sus principales exportaciones son derivados el petróleo, textiles, productos químicos, piedras preciosas, maquinarias, hiero y acero, medicamentos, software y los destinos de ventas son Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, China, Singapur y Hong Kong.

Pero innegablemente que el sector de los servicios ha representado la parte más dinámica pues provee el 53 % del PIB y da empleo a más de un cuarto de la población activa, debido al rápido crecimiento de la industria del software que estimula las exportaciones de servicios y moderniza la economía india.

La lejanía no ha sido óbice para que también India incrementara su presencia en América Latina en 2017 aparecía como el quinto exportador para Argentina, el sexto de Chile, el octavo de Brasil y Paraguay y el décimo de Bolivia. La región recibe el 1,5 % de sus exportaciones mientras que hacia la nación asiática envía el 2,1 %de sus productos.

Pese a todos estos avances logrados en los últimos años, a la nación asiática le quedan aún grandes retos por delante. L a renta per cápita es muy baja, cerca del 25% de la población sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza y las desigualdades sociales son muy altas.

A esto se suma que tiene un volumen de préstamos incobrables en el sector bancario que a la par afecta el poder adquisitivo interno. En el presente futuro, deberá crear muchos empleos para su numerosa y creciente población.

La India en este siglo XXI, aparece como una de las economías más dinámicas entre las naciones emergentes con posibilidades reales de ocupar en la próxima década el tercer peldaño a nivel mundial.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236249&titular=los-avances-econ%F3micos-de-la-india-

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La suprema corte mediática

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Están asesinando en público el “debido proceso”, están aniquilando el principio de la inocencia, la reserva de la dignidad y la garantía de la privacidad. Están avasallando los derechos fundamentales y están produciendo una mezcla monstruosa de persecución y condena, ilegales e ilegitimas, con premeditación, alevosía, ventaja y en público. Un delito de “lesa humanidad” cometido con impudicia e impunidad desaforadas. Es el rol actual de los “mass media” burgueses.

Está desarrollándose una fase aguda (peligrosísima para las democracias) de las emboscadas “políticas” mafiosas, que usan el linchamiento mediático contra todo lo que les presente oposición o razón crítica. Esta creciendo una fase monstruosa del odio burgués que, desde sus máquinas de guerra ideológica, expresan la lógica de los empresarios que se adueñaron de los gobiernos -y de la totalidad de los “medios de comunicación”- para ejercer venganza vil, “periodismo de guerra”, tráfico de calumnias, acusaciones infundadas, falsificación de imágenes, guerra psicológica y veredictos espurios dichos con la soltura de los ignorantes a que nos tiene acostumbrados la farándula mediática e informativa oligarcas.

Ser juez, hoy, se vuelve una vergüenza agravada. En los casos, excepcionales, de profesionales con mediana conciencia de Justicia Social y defensa de la dignidad humana, debe ser pesadísimo el paisaje de colegas que sucumben a los mandatos de los “jefes” que los hunden en la servidumbre más perniciosa e irreparable. Y no son pocos. Se trata de un espectáculo patético en el que una vida de estudio y trabajo se rinden ante el capricho del odio donde sacrifican para siempre nombre, prestigio y conciencia y alguna vez tuvieron. Todo a cambio de “centavos”.

A las mafias mediáticas parece que nada les satisface, que les queda chico el dominio actual sobre gobiernos y gobernantes cocinados en caldos de fraudes y corrupción estructural. Ya nada los “llena”. Para los fines del odio burgués los funcionarios, paridos desde los “medios”, son gerentes doctorados en ineficiencia y, por eso, la burguesía se ve impelida a intervenir directamente en el “poder judicial” para asegurarse de que logrará cumplir su cometido de linchamiento sin importar qué leyes hubiere que deformar, degenerar o pisotear. Para eso cuentan con payasos “letrados” hambrientos de banalidad publicitaria, palmaditas en la cabeza y propinas gordas. Y abundan.

No deja de ser llamativa la “velocidad” acelerada por el odio de la “justicia” cuando hay casos que se dirimen en las pantallas televisivas. Contrario a la “tradición” ineficiente de jueces y leguleyos, capaces de demorar eternamente juicios de personas “pobres” o trámites simples… cuando hay tufo de fama mediática se convierten en sagaces tratadistas de la jurisprudencia con velocímetro ultrasónico. Son rapiditos para popularizar el uso de la “justicia” como herramienta de la venganza burguesa. Son permisivos voluntaristas cuando se trata de filtrar imágenes y expedientes que ensucien la dignidad y la vida misma de las personas victimadas. Son la barbarie lenguaraz cuando se trata de suprimir el derecho a la privacidad, el debido proceso y la presunción de inocencia para que reine en su esplendor la obscenidad de la sentencia y la condena dictada en las pantallas (y sus adláteres) por los tiempos televisivos y la premura del odio oligarca.

Un juez, suponemos sin ingenuidades idealistas, debe proteger a las personas que están a expensas de sus procesos y veredictos. Incluso en los casos de flagrancia, un juez debe ver por la precisión conceptual y técnica de la sanción, debe ser celosos del escrutinio de los hechos, de la tipificación del delito y de la axiología indispensable del veredicto para que se constituya en fortaleza moral de la comunidad y de ninguna manera en escarnio o injusticia. Uno supone, sin ser un bobo útil, que debe primar el rigor de la ética encarnada en en el trabajo arduo y complejo de un juez y de sus equipos, que faltar a ese rigor es lastimar a las víctimas y ser injusto también con los culpables. Eso no repara el daño ni resarce a la sociedad de los daños hipotéticos.

Ha costado mucho a la humanidad construir márgenes de confianza sobre la Justicia y sobre sus expertos. Ha costado mucho en un mundo donde reina la anarquía de la impunidad amasada por la clase dominante contra la clase trabajadora. Ha costado mucho desarrollar una cultura de la Justicia y mucho también hacerla clara y hacerla rápida. Incluso con todos sus fracasos reales y concretos, con la injusticia errática y corrupta del sistema judicial en sociedades divididas en clases, con la injusticia lacerante en la demora de los trámites y de los juicios, con la injusticia consustancial a un sistema de castigos que no reparan con puntualidad ni velocidad los daños a las víctimas… con todo eso, el muy poco prestigio que ha logrado la justicia del sistema imperante, se va a la basura gracias a la estupidez política de las jaurías neoliberales dispuestas a destruirlo todo para saciar su avaricia y usura. Y hay jueces que lo permiten, lo celebran y los ejecutan.

Más que nunca ésta es la hora de los pueblos. Es la hora en que se debe analizar de fondo todo aquello que viene ocurriéndonos, a escala mundial y a escala regional, por la metástasis del neoliberalismo infectando su putrefacción en todas las escalas de la vida en sociedad y de la vida en lo particular. Con el paso del tiempo se hace más urgente la creación de fiscalías populares especializadas en delitos comunicacionales. Fiscalías populares capaces de iniciar una corriente crítica del maridaje mafioso que viene destruyendo los últimos reductos de justicia, y sus nociones más fundamentales, que pudieren quedar en la estructura judicial del capitalismo.

Es un delito exhibir a personas en transito de procesos judiciales, por más que genere mucho “rating”. Es un delito exhibir a personas heridas o fallecidas para satisfacer morbos mediáticos patológicos. Es un delito emitir juicios “mas media” sobre la inocencia o la culpabilidad antes o durante el debido proceso. Es un delito acusar a cualquier persona saltándose la presunción de inocencia y saltándose las evidencias con su respectiva diversidad de enfoques y valoraciones éticas, jurídicas, políticas y sociológicas. Es un delito destruir el prestigio y el buen nombre de las personas sin asumir el responsabilidad social alguna y convirtiendo el drama de otros en negocio de odios y revancha de clase. Es un delito usar los medios concesionados por los pueblos para atacar a los pueblos en sus bases culturales y jurídicas más preciadas y es un delito obrar con alevosía propagandista para beneficiar los intereses de una secta gobernante. Como, por ejemplo, hicieron con “Frida-Sofía”, niña mexicana inexistente bajo los escombros donde nunca estuvo. Ni una palabra de los jueces, por ahora.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233953&titular=la-suprema-corte-medi%E1tica-

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En busca del pensamiento crítico perdido

Por: Aram Aharonian

En los últimos años, América Latina y el Caribe ha sido una región con enorme dinamismo, originalidad en bregar contra políticas neoliberales y ajustes políticos y sociales regresivos, aun en un mundo con notorios retrocesos globalizadores, y sufriendo la negativa y desmoralizadora influencia de radicalismos superficiales enunciativos que, al frustrase, configuran un escenario sin salida, sin otra alternativa que resignarse.

No cabe duda que lo ha hecho con vaivenes y, en gran medida no solo debido a que se generaron cambios de escenarios y posicionamientos con fuertes polarizaciones. Los procesos populares no fueron acompasados – como sí ocurrió en otras épocas en la región- por imprescindibles análisis de fondo y debates críticos originales y propuestas firmes y consistentes, no repetitivas, y por supuesto no basados en recetas dogmáticas envasadas. Hubo una llamativa distancia entre los enunciados y las acciones concretas.

Fue a partir de 1492 cuando Europa logra ponerse como centro y constituir discursivamente a las demás culturas como periferias, y usó la conquista de Latinoamérica y el Caribe para sacar una ventaja comparativa determinante con respecto a sus antiguas culturas antagónicas (turco-musulmana).

Las diferentes formas de conocimiento eurocéntrico se construyeron ‒ y lo peor es que aún hoy lo hacen ‒ bajo una concepción de modernidad excluyente. Desde la llegada a América, Europa se erige como modelo único de toda la civilización, entonces se torna necesario poder vislumbrar qué se se derivó de un eurocentrismo dominador e impositivo y, a partir de allí, cómo no fue posible controlar la economía, la autoridad, el género y la sexualidad, y en definitiva, la subjetividad.

Llamativamente, numerosos teóricos, académicos, “expertos”, desembarcaron en la América latina del nuevo milenio para ayudar a los gobiernos progresistas de la región a encauzar sus procesos liberadores y socialmente justicieros, de acuerdo con su idiosincrasia, conocimientos, memoria e ideología europeas (a veces presentados como marxistas o gramscianos), tomando posiciones terminantes en relación a ricas pero complejas experiencias en América Latina inexistentes en el viejo continente, desplegando la “teoría de los posible”, contra las posibilidades de revoluciones, o siquiera de cambios o medidas imprescindibles para priorizar la defensa de los intereses sociales o nacionales.

Algunos de los expertos “desembarcados” en los últimos tres lustros en la región han aportado sus conocimientos a los procesos progresistas, muchos otros quisieron imponer su “debe ser”, basados por supuesto en la priorización de otros intereses. Éstos, aún pudiendo ser genuinamente solidarios o de perfil progresista, actuaron por preconceptos ideológicos y la superficialidad, descontextualización de opiniones, posiciones y propuestas.

A no dudar, debemos repudiar terminantemente la estigmatización de los extranjeros en cualquier lugar del mundo, pero para ello es imprescindible partir del reconocimiento de que se trata de una problemática común a la relación, sino que la problemática es común a la relación de países centrales y periféricos o aún entre países mayores y menores subalternos, en forma paternalista, de hecho habitualmente degradante aun vestidas con las mejores intenciones.

Hoy siguen, en muchos casos, condicionando el desarrollo de las políticas de reformas estructurales en nuestros países, a veces con buena intención, otras representando a sus patrocinadores, entre ellos bancos, trasnacionales financieras, calificadoras de riesgo, partidos políticos del establishment y, sobre todo, paralizando progresos impensables en la realidad de países centrales.

El pensamiento crítico quedó atrapado en la disyuntiva de dar su apoyo a los gobiernos progresistas por sus logros en materia social o señalar las contradicciones y límites de su proyecto, contradicciones manifiestas en la peculiar forma que adopta la dominación, señala el uruguayo Raúl Zibechi. Debe señalarse que muy a menudo los nuevos temas no llegaron de la mano del aporte de pensadores ya reconocidos e institucionalizados, sino que provienen de pensadores/activistas o investigadores/militantes, añade.

En el congreso del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en Bogotá, la socióloga mexicana Beatriz Stolocwicz señaló que el desconcierto que se observa actualmente entre los científicos sociales de la región es, en buena medida, resultado de que durante varios años los análisis serios fueron desplazados u opacados por la propaganda.

Añadió que el “mainstream de izquierda” en las ciencias sociales opera como una zona de confort, con algunas ideas de las que se echa mano para todo, usadas casi como consigna, lo que es cómodo para mantenerse en el candelero de la opiniología, pero no explica adecuadamente la realidad, y tampoco las importantes transformaciones ocurridas en este nuevo siglo en la reproducción del capitalismo en América Latina.

Hay que tener una mirada más larga que capte las lógicas de la estrategia dominante y sus adecuaciones tácticas en las últimas cuatro décadas. El humanista Javier Tolcachier plantea una autocrítica política, ya que en la división internacional y nacional del trabajo, a algunos, por tradición y acumulación histórica, les toca pensar y a la inmensa mayoría no.

Y pensar todos –o pensar entre todos- significa no repetir los cánones de una academia anquilosada elitista decadente, que tiende a reproducirse y permanecer, como todo statu quo. “Pensar es casi siempre pensar originalmente, al menos intentarlo, aunque lo pensado ya haya sido masticado con salivas ajenas. Es el mismo hecho de pensar el que libera”, señala.

El diálogo, la democratización del debate significa sobrepasar los límites de la academia o de los ilustrados, para anclarse en la realidad y en las vivencias, en las opiniones diversas de quienes hablan de otras cosas y de modos diferentes a los de la academia.

El subcomandante insurgente Moisés, del Frente Zapatista de Liberación Nacional, señaló este primero de enero, al cumplirse 24 años su lucha: (…). vamos a ver si se puede vivir con dignidad sin malos gobiernos, sin dirigentes y sin líderes y sin vanguardias, que mucho Lenin y mucho Marx y mucho trago, pero nada de estar con nosotros. Mucho hablar de lo que debemos o no hacer, y nada de práctica. Que la vanguardia, que el proletariado, que el partido, que la revolución, que échate una cervecita, un vinito, un asado con la familia”.

“Pues ni modos, pensamos, creo que la vanguardia revolucionaria está ocupada en probarse trajes y palabras para el triunfo, así que tenemos que darle según nuestro modo, como indígenas zapatistas (…) Falta saber qué vas a hacer”.

Para crear o remodelar el nuevo instrumento político hay que cambiar primero la cultura política de la izquierda y su visión de la política, que no puede reducirse sólo a discursos, consignas, a las disputas políticas institucionales por el control del parlamento, por ganar un proyecto de ley o unas elecciones, peleas donde los sectores populares y sus luchas son los grandes ignorados.

La política no puede limitarse al arte de lo posible, debe convertirse en el arte de hacer lo “imposible” –que es factible e imprescindible–, construir fuerza social y política capaz de cambiar la correlación de fuerzas a favor del movimiento popular. Y para eso se necesita una hoja de ruta basada en n pensamiento crítico renovado, acorde con nuestras realidades.

Para ello es necesario que las organizaciones políticas expresen un gran respeto por el movimiento popular, que contribuyan a su desarrollo autónomo, dejando atrás todo intento de manipulación e imposición. Los movimientos populares rechazan, con razón, las conductas hegemonistas que intentan imponer intelectuales y académicos con una soberbia que oculta, en general, mediocridad, inseguridad o descalificación impositiva, con variados intereses, jugando muchas veces el papel de guionistas de gobiernos progresistas.

¿Una nueva teoría crítica?

Los análisis sobre la teoría crítica latinoamericana comparten un núcleo de interrogantes que van definiendo la naturaleza de la teoría. ¿Qué tipo de transformaciones necesita el proyecto de la “teoría crítica” para posicionar temas como el género, la raza y la naturaleza en un escenario conceptual y político? ¿Cómo puede ser asimilada la “teoría crítica” en el proyecto latinoamericano de modernidad/colonialidad, liberado del discurso academicista y eurocéntrico?

Según Enrique Dussel, Europa se autoproclama desde 1492 “centro” de la Historia Mundial, constituye de ese modo, por primera vez en la historia, a todas las otras culturas como su “periferia”, y torna a la modernidad una justificación de una praxis irracional de violencia sobre la periferia, ya que su autoproclamación como “centro” está basada en varias premisas que componen, precisamente, el “mito de la modernidad”:

Entre ellas, Dussel señala que la civilización moderna se autocomprende como más desarrollada, superior (lo que significará sostener sin conciencia una posición ideológicamente eurocéntrica), que la superioridad obliga a desarrollar a los más primitivos, rudos, bárbaros, como exigencia moral. El proceso propuesto por Europa es unilineal, lo que determina una falacia desarrollista, indica.

Todo por fuera del modelo de civilización de Europa es considerado bárbaro, por ello, en último caso se habla de una guerra justa colonial donde se legitima la violencia si fuera necesaria, para destruir los obstáculos de la tal modernización y, al estar basada en la alteridad, esta visión produce víctimas y victimarios, colonizados y colonizadores; donde el héroe civilizador inviste a sus mismas víctimas del carácter de un sacrificio salvador (el indio colonizado, el esclavo africano, la mujer, la destrucción ecológica de la Tierra, etcétera).

Es a partir de la década del 1960 que las ciencias sociales se han visto repensadas por diferentes corrientes de pensamiento crítico que buscan analizar el mundo actual, la política global y las relaciones sociales desde paradigmas y epistemologías que sirvan para interpretar las concentraciones del poder. En un contexto histórico de particular impulso y creatividad, América Latina brindó enormes aportes vitalizadores.

El debate crítico de las ciencias sociales, supera las áreas de economía, sociología, historia para alcanzar las relaciones internacionales, y hoy se hace necesaria la configuración desde Latinoamérica de otro conocimiento, de un pensamiento postcolonial, que debe incorporar no solo lo producido académicamente sino nutrido de las experiencias de resistencia, lucha y construcción de nuestros pueblos.

Aníbal Quijano señala que el pensamiento decolonial tiene como razón de ser y objetivo la decolonialidad del poder, es decir, de la matriz colonial de poder: Pues nada menos racional finalmente, que la pretensión de que la específica cosmovisión de una etnia particular sea impuesta como la racionalidad universal, aunque tal etnia se llame Europa occidental.

Para lograr una perspectiva latinoamericana se debe pensar por un momento desde el otro lado de las carabelas de Colón: ¿qué implicó la modernidad para aquellos que ya habitaban el territorio de la actual América Latina? La llegada de la modernidad a América Latina, lejos de reconocernos como un otro, implicó la imposición de una ideología eurocéntrica legitimadora de las prácticas político-sociales y económicas que se dieron posteriormente.

El portugués Boaventura de Sousa Santos admite que las ciencias sociales atraviesan un momento de crisis reflejada en la renovación y expansión con respecto a la visión eurocéntrica o de cualquier centro de poder hegemónico, crisis que se ha hecho posible gracias a las luchas sociales de los últimos treinta o cuarenta años en varios continentes (campesinos, feministas, indígenas, afrodescendientes, trabajadores urbanos, pequeños productores, ecologistas, de derechos humanos, contra el racismo y la homofobia, etc.), en muchos casos con demandas fundadas en universos culturales no occidentales.

Por ello se hace necesario el desprendimiento de la retórica vacua de una modernidad copiada y de su imaginario imperial articulado en la retórica de la democracia a la europea o estadounidense, hoy por cierto muy deteriorada y vulnerada por la creciente peligrosa regresividad y marginación que se observa en sus sociedades.

El nuevo pensamiento crítico debe surgir desde la diversidad (étnica, cultural) y de las historias locales que por más de cinco siglos se enfrentaron con la visión eurocéntrica como la única manera de leer la realidad.

Es comenzar a vernos con nuestros propios ojos, para superar los estrechos márgenes impuestos por la visión totalizadora de la modernidad excluyente, para indagar en otros saberes, otras prácticas, otros sujetos, otros alternativos a este orden. Latinoamérica ha demostrado que tiene la capacidad ética, política e intelectual de responder al reto de contribuir con sus saberes y sus prácticas a una sociedad equitativa, incluyente y democrática, y a un modelo de vida sostenible para la mayoría de los presentes y futuros habitantes del planeta.

El pensamiento crítico latinoamericano es, a pesar de sus críticas al eurocentrismo, muy eurocéntrico y monocultural. La riqueza del pensamiento popular, campesino e indígena ha sido reiteradamente desperdiciada. No se trata solamente de un nuevo pensamiento crítico, se trata de una manera diferente de producir pensamiento crítico.

El pensamiento crítico no ha sabido hasta hoy teorizar las posibilidades de superar las contradicciones, las separaciones, las tensiones entre las subjetividades de ciudadanos organizados, mujeres, indígenas, migrantes, campesinos, afrodescendientes, y promover alianzas estratégicas y sustentables entre estos movimientos, esto es, alianzas que no escondan la exclusión de algunas subjetividades bajo la apariencia de su inclusión.

En nuestra región, muchos de los movimientos que luchan contra la injusticia social no se consideran ni en el capitalismo ni en las versiones conocidas del socialismo. Se debe pensar también en estas concepciones contrahegemónicas de democracia y de derechos humanos más allá del modelo liberal y occidental.

Se debe pensar la democracia como la transformación de todas las relaciones de poder (explotación, patriarcado, diferenciación étnico-racial, fetichismo de las mercancías, comunitarismo excluyente, dominación cultural y política, intercambio desigual entre países) en relaciones de autoridad compartida, teniendo en cuenta el cuadro de situación: navegamos en las aguas de la crisis del capitalismo como sistema histórico, primordialmente especulativo, rentista y expropiador, que sólo puede reproducirse agudizando contradicciones incurables.

Los éxitos que ya ha tenido el neoliberalismo es una medida de los problemas en el pensamiento de la izquierda, tanto para pensarse a sí misma como para pensar a los dominantes. Una izquierda o un progresismo que además de vaciamiento teórico muestra un insuficiente conocimiento histórico, lo que la lleva a enredarse en los discursos doctrinarios que dan forma y encubren los objetivos capitalistas; y que tiene déficit investigativos que le dificultan distinguir entre discurso y proyecto dominantes, señala la mexicana Stolowicz.

La estrategia capitalista tiene como uno de sus ejes la seguridad para el capital sobre la propiedad: sí garantiza las condiciones de su reproducción basadas en formas de acumulación originaria (expropiación, saqueo, control territorial directo sobre las materias primas y los recursos energéticos, el agua, la biodiversidad, además de imponerle a las regiones más débiles sus desechos tóxicos).

Otro de los ejes es la seguridad frente a la pérdida irremediable de la cohesión social, lo que implica domesticar a los oprimidos, proclives cada vez más a la protesta y la rebeldía.

Lo opuesto del pensamiento crítico es el conformismo, cínico o resignado. La conciencia social latinoamericana respalda una voluntad del cambio social, con una crítica al orden capitalista que abre posibilidades para una superación de las relaciones de explotación y subalternidad. Los que están en deuda son la academia y la llamada intelectualidad, ancladas en el pasado, sordas a la realidad de nuestros pueblos, muchas veces funcionales a gobiernos pero no a procesos emancipadores y populares .

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236252&titular=en-busca-del-pensamiento-cr%EDtico-perdido-

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La lotería, enajenación de las masas indocumentadas

Por: Ilka Oliva Corado

No existe en Estados Unidos el sueño americano ni el sueño dorado, ni ningún otro tipo de sueño que no sea el del cansancio físico y emocional antes, durante y después de las extenuantes jornadas laborales que vive el indocumentado.

Partiendo de ahí, de una mentira, de la decepción que queda al descubrir el montaje mediático y estructural que nos dice que en Estados Unidos los sueños se hacen realidad y que es el mejor país del mundo para vivir, el indocumentado queda en un estado de desahucio perenne. Masas de moribundos que pensaron que en Estados Unidos encontrarían techo, comida y oportunidades de desarrollo quedan en el limbo de los olvidados; como los afros y sí, también, anglos que luchan su sobrevivencia en las alcantarillas de las grandes urbes. Parvadas que fueron engañadas y traicionadas por todos los que de una u otra manera alaban y hacen eco de una falsa realización y comodidad que brinda el país.

Aparte de la religión y la fe, como manipulación y sedativo constante que repican en las estaciones de radio y televisión con series como «La Rosa de Guadalupe» y las series de los libros de la biblia, están el alcohol y las drogas que son insuficientes para la angustia que viven cada fin de mes las masas indocumentadas.

Vivir en Estados Unidos no es barato y si se habla de pagar los gatos de rentas y sobrevivencia en el país y aparte ajustar para las remesas semanales, estamos hablando de una presión emocional que repercute físicamente en los jornaleros. Un estado de alarma constante, depresión severa, estigma, frío, hambre; angustias que se convierten en enfermedades que no pueden curar en los hospitales porque no hay lugar para ellos. Se instalan pues en esos cuerpos cansados de tanto trabajo y de tanto dolor.

La lotería se presenta como la cura a todas las angustias y enfermedades, y en esto hacen eco los medios en español; una y otra vez invitan a la comunidad latina que en su mayoría es indocumentada, a invertir en boletos de lotería porque el premio es millonario y como en un cuento de hadas tomado de Disneylandia recrean en reportajes de diez minutos en los noticieros, lo que le podría cambiar la vida a un paria si se gana la lotería. Todo en esos 10 minutos se convierte en magia, en alegría, en salud, en abundancia. Le inyectan al televidente el gen de la felicidad y la ilusión.

Es muy difícil mantenerse alerta y al margen de estos engaños, y son millones los que desesperadamente acuden a las tiendas a dejar lo de su comida en boletos de lotería, diariamente. No es un dólar, no son dos dólares, compran en boletos lo del pago de la luz, lo del agua, el dinero reservado para la comida de la semana. Fuera de sí y orándole a sus dioses, muchon lloran de fe cuando reciben el boleto de las manos del cajero. Y orando y haciendo promesas regresan a los cuartos que alquilan en edificios en mal estado donde solo son capaces de vivir los latinos, por su situación legal y económica.

Y sueñan con comprar casas, comprar carros, sacar a sus familias de la pobreza, viajar por el mundo, poner negocios y darse la comilona que nunca se han dado en sus vidas, hasta reventar.

Muchos realizan rituales con los boletos, los llevan a bendecir a la iglesia, le pagan al pastor o al sacerdote para que vaya a sus casas y les dé una bendición especial, porque seguros están que Dios es poderoso y que realizará los deseos de sus corazones, porque Dios sabe que han sufrido y que ya les toca ser felices, porque Dios sabe que son sus hijos de buena fe, porque Dios sabe, sabe, sabe todo lo que desde el patrón patriarcal les han inyectado para manipularlos desde la infancia.

Llega el día del sorteo y no ganaron la lotería, una estocada les pega en el corazón que sangra moribundo, se revuelcan llorando de decepción, mientras ven el recibo de la luz, del agua y les repica el teléfono con el dueño del edificio cobrándoles la renta. El caos se apropia de ellos, y muchos violentan a sus hijos, les gritan, les pegan, desquitándose con ellos por la mala suerte de no haber ganado la lotería.

Muchos otros se internan en el alcohol y las drogas y quienes tienen fe hacen de la iglesia su morada. Hasta que avista otra vez el sorteo y de nuevo la angustia por su miseria económica y la ilusión por realizar el sueño americano y ser la envidia de sus amigos y familiares, los hace caer de nuevo en el abismo profundo de la compra de los boletos de la lotería. Una historia sin fin porque la lotería funciona gracias a la miseria creada por el sistema del capital que entre más pobres las masas, más ganan las mafias que trafican con la felicidad en nombre de la comodidad económica en el país del inexistente sueño dorado.

Audio:https://cronicasdeunainquilina.files.wordpress.com/2018/01/la-loterc3ada-como-enajenacic3b3n-de-las-masas-indocumentadas.m4a

 

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El problema del inglés en la escuela.

Por: el Periódico extermadura.

Los datos sobre el aprendizaje del inglés no son especialmente optimistas. El English Proficiency Index, elaborado por la organización Education First, es un barómetro de prestigio y sitúa a España en la cola de Europa (y a nuestra región a la cola del país), por encima solo de Francia e Italia. Hay muchos factores que inciden en este mal posicionamiento. Uno de ellos es posible que sea el hecho de contar con lenguas poderosas en cuanto a la magnitud de hablantes y tradición lingüística. Otros, por supuesto, en el caso español, son la herencia franquista del doblaje de películas y la poca predisposición de la sociedad, durante muchos años, a acceder al dominio de una lengua extranjera.

En la escuela, el panorama no solo es desolador en cuanto al conocimiento sino que afecta a la equidad educativa y eterniza las diferencias entre los alumnos, una zanja que cada día es más notable. Solo aquellos que tienen la posibilidad de ampliar sus estudios fuera del recinto escolar están en condiciones de acceder a una lengua que será capital para su futuro.

Se llevan a cabo iniciativas loables, como el proyecto de impartir materias no lingüísticas en inglés, o como la aparición de nuevas generaciones de maestros en disposición de incorporarlo en la educación, pero lo cierto es que todavía estamos en pañales. Conviene revertir las cifras a base de una política efectiva, duradera, constante y fundamentada, que vaya más allá del mínimo conocimiento elemental que hoy se ofrece.

Fuente:  http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/problema-ingles-escuela_1063576.html

Imagen: http://estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/7/0/1513962158007.jpg

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Oaxaca: neocorporativismo y privilegios.

Por : Carlos Ornelas.

En El acertijo de la legitimidad: por una democracia eficaz en un entorno de legalidad y desarrolloLuis Rubio y Edna Jaime analizan las trabas que inhiben la puesta en práctica de la democracia y el Estado de derecho. Esas usanzas afectan el desarrollo del país. El neocorporativismo es una de estas rémoras.

El neocorporativismo se distingue del corporativismo del régimen de la Revolución Mexicana en que aquél se basaba en la subordinación de los órganos corporativos, en especial los grandes sindicatos, al poder presidencial. En el de nuevo cuño, los líderes —también llamados caciques— defienden sus canonjías y buscan la supervivencia por medio del chantaje y la amenaza.

En el corporativismo antiguo, el Partido Revolucionario Institucional —y las secretarías de Estado en el caso de sindicatos de trabajadores gubernamentales— asumían el control de dirigentes y administraban los incentivos —zanahoria y garrote— con el propósito de mantener a los agremiados bajo el dominio del gobierno. En el neocorporativismo, en especial tras la alternancia en el poder del PRI al Partido Acción Nacional, los líderes alcanzaron mayores grados de autonomía del poder del Estado. Alteraron, como diría Anthony Giddens, la dialéctica del control.

En el caso del sistema educativo mexicano, esa alteración desembocó en el crecimiento del poder de los líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y de la facción disidente, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Para mantener su poder y dominio sobre los maestros, esos caciques buscaban aumentar los ingresos de sus agremiados.

El poder de los grandes jefes del SNTE, como Jesús Robles MartínezCarlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo, se les agotó cuando rebasaron los intereses institucionales del Estado o hicieron enojar al Presidente en turno.

Los líderes de las fuerzas disidentes ganaron poder con movilizaciones de masas, no como dádiva de gobernantes. Por eso lograron escalas de autonomía mayores. Hicieron de la huelga, la coacción y la intimidación medios para conquistar prerrogativas para ellos y para sus agremiados. Las ganancias de los cabecillas de la sección 22 del SNTE, de Oaxaca, son notorias.

Por ejemplo, Excélsior (20/12/2017) reportó que el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca repartiría, como incentivo navideño, 12 mil maletas AT Meridian, de mil 800 pesos cada una, a trabajadores de la educación oaxaqueños, en recompensa por “sus logros sindicales”. Los recursos provinieron del erario federal.

Aunque no es del todo cierto, los líderes de la S-22 presumen que la entrega de más de tres mil plazas de base representó su mayor logro en los primeros meses de gobierno de Alejandro Murat. También alardean que el IEEPO contrató a 803 egresados de las 11 normales de Oaxaca. Pero ocultan que aquéllos y éstos tuvieron que presentar exámenes de ingreso. Luego viene la amenaza: frenar tratos con Murat hasta que resuelva sus demandas, en especial, el cese del director del IEEPO, Germán Cervantes Ayala. Sin embargo, reclaman continuar las reuniones “para negociar la recuperación del control de la educación” (El Universal 2/1/2018).

A pesar de que el gobierno federal arrebató a los líderes del S-22 grandes porciones del control que ejercían, éstos todavía tienen capacidad de imponer condiciones. Ya anunciaron su calendario alterno y huelgas. No les interesa el derecho de los niños a la educación. Tal vez se sientan protegidos por el eco de las campañas políticas y piensen que el gobierno no les descontará los días que paren labores. ¡Ya veremos!

La CNTE, con sus tácticas neocorporativas, no sólo busca persistir como opción sindical, sino también mantener privilegios. Este 2018 será un año de definiciones.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/2018/01/07/1212022

Imagen: https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQCmM7fCEK3FBmGcRGOPPdtE9jGJasgmML9Q0YrJOYAbKV6A1Km

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