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Entrega de armas, educación y paz

23 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

En una sociedad en la que distintos tipos de violencia han estado presentes, es imperativa la formación orientada al respeto del otro.

Después de más de cinco décadas de conflcito armado en Colombia, han sido entregadas, en la última semana de junio de 2017, cerca de 8 mil armas por parte de las Farc, la guerrilla más antigua del mundo. De acuerdo con el Centro de Memoria Histórica, la confrontación la ha costado a Colombia más de 200 mil vidas y siete millones de desplazados. Era ya hora de finalizar una absurda guerra, propia de la etapa de la guerra fría, caduca desde hace mas de una cuarto de siglo con la caída del muro de Berlín.

Es, quizás, la noticia mas importante del siglo para un pais azotado por distintos tipos de violencia como ha sido Colombia. De hecho, con el silenciamiento de los fusiles, la tasa de homicidios atribuibles al conflicto se desplomó, razón poderosa para celebrar su entrega definitiva.

Mas allá de la entrega de armas y del proceso de puesta en marcha de los acuerdos de paz, el reto monumental, que involucra al conjunto de la sociedad, radica en la construcción de una sólida cultura de paz en Colombia. Cultura que no se construye a partir de normas ni erogaciones presupuestales relacionadas con los acuerdos de paz. Se trata de una dimensión diferente: la educación.

El proceso tomará, probablemente, una o dos generaciones. Trasciende los acuerdos de paz en la medida en que se trata de construir los cimientos de la convivencia pacífica y constructiva entre colombianos. En una sociedad en la que distintos tipos de violencia han estado presentes, incluyendo la intrafamiliar, la de tipo común, la asociada a la intolerancia, la del narcotráfico y la de los conflictos armados, es imperativa la educación orientada al respeto del otro. El otro diferente, sea por sus opiniones, su orientación sexual, etnia o raza, género. A un país de amplia diversidad corresponde una cultura de respeto por la misma.

La educación, como nos lo recuerda María Montessori, es determinante en la construcción de la paz. Los políticos, decía la pedagoga, pueden firmar acuerdos para terminar guerras; sin embargo, no depende de ellos construir la cultura de paz. Es en tal contexto que es posible entender el papel crucial de los docentes en las próximas décadas.

Las experiencias de construcción de cultura de paz han estado presentes desde mucho antes de la firma del acuerdo. Docentes en diversas áreas que, en diferentes momentos, han sido asoladas por la guerrilla, el paramilitarismo, el narcotráfico y, también, por la acción de la Fuerza Pública, han desarrollado proyectos pedagógicos orientados a la convivencia. Elementos fundamentales en sus propuestas han sido la recuperación de la memoria, el reconocimiento del otro, la búsqueda de formas de expresión (arte, por ejemplo) que propicien la ccomunicación entre alumnos y familias que, por  distintas razones, hayan estado involucradas en riveras diferentes del conflicto.

Hechos tan simples como saber escuchar al otro forman parte de los aprendizajes que la sociedad tendrá que recorrer en aras de la convivencia en paz.

Es indudable que hay y habrá oposición al proceso de paz. Sin embargo, con todas las objeciones que se puedan presentar, la entrega de armas abre, objetivamente, una etapa promisoria para el despliegue, gradual, de una cultura de paz. Los actores de la educación, maestros, rectores, coordinadores, estudiantes y padres de familia, tienen la palabra.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/entrega-de-armas-educacion-y-paz

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Mutismo selectivo: Un caso clínico

23 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Maribí Pereira

Se puede definir el mutismo selectivo como la dificultad que presentan algunos niños y niñas para comunicarse verbalmente en entornos y situaciones sociales poco familiares y/o con personas poco conocidas.

Esta definición indica, por una parte, que los niños con mutismo selectivo tienen una competencia lingüística y comunicativa adecuada para su edad y, por otra, que esta buena competencia se manifiesta habitualmente en el entorno familiar próximo, pero no se manifiesta en otros ambientes y con otras personas menos conocidas.

Muchos de los niños y niñas con mutismo selectivo suelen presentar, además, algunos rasgos de personalidad característicos como timidez, retraimiento social, dependencia, perfeccionismo, etc., que en el caso de concurrir en el pequeño/a, pueden agravar el problema o contribuir a su consolidación.

Esta inhibición del habla raramente remite de forma espontánea y puede prolongarse durante mucho tiempo si no se interviene. Es de vital importancia en estos casos el papel del profesional de la logopedia con formación en logopedia educativa.

El mutismo selectivo conlleva altos niveles de sufrimiento personal, y tiene como consecuencia, importantes problemas de adaptación al entorno. Puede mediatizar el desarrollo afectivo-emocional y repercutir negativamente en el desarrollo social, personal y académico del niño/a.

El mutismo selectivo es un trastorno a caballo entre la psiquiatría, la psicología y la logopedia. Aunque habitualmente el diagnóstico pertenece al ámbito de la salud mental (un trastorno de ansiedad), el logopeda sabe detectar y discernir las características diferenciales de este problema y, sobre todo, al tener experiencia en la recuperación de los trastornos relacionados con el lenguaje y la comunicación, puede lograr que ese lenguaje inhibido fluya y se restablezca haciendo uso del mismo.

Caso clínico de mutismo selectivo

Para un mejor seguimiento del caso clínico, facilitamos a continuación un caso real de mutismo selectivo:

Datos del paciente

  • Niño de 5 años, escolarizado en primer curso de educación infantil.
  • Con una hermana de pocos meses.
  • Análisis del contexto: El niño era hijo único en la familia, y sus relaciones con los iguales estaban muy limitadas.

Origen y evolución del problema

Entre los aspectos más importantes de esto caso clínico de mutismo selectivo, cabe destacar:

  • Hacia los dos años y medio, los padres y maestros se dan cuenta de que el niño no se relaciona igualque el resto de los pequeños de su edad (a pesar de que en el entorno familiar se relaciona, se comunica e interactúa de manera adecuada para su edad).
  • Hay antecedentes y modelos familiares característicos,
  • El padre de pequeño era igual que su hijo (se define como muy tímido, dejando de hablar incluso delante de sus tíos).
  • El padre declara sentirse incómodo en determinadas situaciones sociales.
  • La madre se caracteriza por ser extrovertida, pero a pesar de eso muy protectora, y su coletilla cuando salían de casa era “mucho cuidado con los desconocidos”.

Mantenimiento del problema y características

  • Los padres, otros adultos o niños hablan por el niño.
  • Interpretan sus gestos o adivinan lo que necesita.
  • La no participación en actividades con otros niños.
  • El alivio de la aversión en todas las ocasiones anteriores.
  • No habla (comunicación verbal) ante personas que no son de su entorno familiar.
  • Habla pasados unos minutos ante personas familiares con la que se relaciona poco.
  • Habla siempre con su familia más cercana (padres) en la mayoría de lugares o situaciones.

Análisis funcional

Para este caso clínico de mutismo selectivo se analizó la situación para entender el comportamiento del niño y enfocar mejor el tratamiento y conseguir trabajar mejor el trastorno:

  • Alguien que no es de su entorno familiar le saluda.
  • Está jugando en el parque y acuden niños al lugar en que se encuentra él.
  • Juega en el parque mientras merienda sin mediar palabra (comunicación verbal) con nadie.
  • Respuesta fisiológica: tensión muscular corporal y facial.
  • Respuesta cognitiva: no se conoce de manera exacta ya que no le preguntamos al niño.
  • Respuesta motora: Escape/Evitación (no responde a las peticiones, no contacto ocular, agacha cabeza, se esconde, se sitúa cerca de sus padres, se aleja de otros niños…).
  • Consecuencias internas: obtiene refuerzo negativo, ya que el niño realiza conductas a través de las cuales elimina el malestar que está experimentando (sobre todo la tensión).
  • Consecuencias externas: obtiene refuerzo negativo, ya que, a través de las conductas del niño, normalmente los adultos hacen cosas (facilitarle la situación) que le ayudan a eliminar su malestar.
  • Contingencias: el patrón de refuerzo es intermitente, ya que cuando se encuentra ante personas desconocidas le ofrecen el refuerzo negativo, pero ante sus padres este refuerzo no existe.

A los padres se les explica a través de la nomenclatura “la trampa”, que a corto plazo existe un alivio inmediato y/o refuerzo social pero en cambio, a largo plazo supone un mantenimiento del problema.

Intervención de mutismo selectivo infantil

A través de los datos tomados de la evaluación, los objetivos formulados y los recursos humanos y materiales, la intervención se establece a través de las siguientes técnicas:

  • Aproximaciones sucesivas.
  • Desvanecimiento del estímulo.
  • Moldeado.
  • Desensibilización en vivo.
  • Control de contingencias y refuerzo positivo.

Primeramente, se realizó la psicoeducación a los padres y al entorno escolar, junto con el moldeamiento y refuerzo positivo. Se establecieron pautas tanto para el ámbito escolar como para el ámbito familiar: las pautas en el ámbito escolar principalmente son actividades para la estimulación del habla que se pueden realizar dentro del aula, así como pautas para todo el profesorado que esté en contacto con el niño con la finalidad de no reforzar el problema y mejorar la conducta verbal, mientras que, a nivel familiar la pauta inicial fue modificar la “vida social” de la familia, fomentando en el tiempo libre y de ocio más actividades sociales y de relación con iguales.

Asimismo, se concretó la intervención a través del desvanecimiento estimular junto con el reforzamiento positivo en el aula, marcándose los siguientes objetivos:

  • Iniciar y mantener la CV en cualquier situación social,
  • Mejorar sus relaciones sociales y disminuir su tensión al establecer contacto social.

En las sesiones de logopedia, se empezó con objetivos fáciles y pequeños para poder proseguir en los objetivos posteriores y más complejos. Por ejemplo, se empleó el lenguaje corporal y escrito como medios para aumentar la expresión de lo que al niño le estaba sucediendo. Si quería solucionar su problema tenía que escribir mucho más, moverse y/o expresarse. Se consiguió a base de juegos.

Luego, se aplicó la imitación de películas con lenguaje no verbal y con mímica. El paciente realizó diálogos en donde interaccionó con la logopeda, representando historietas, películas, juegos, música y baile, ejercicios físicos de saltos y flexiones para dar tono y expresividad a todo aquello que se le pedía. De este modo, la comunicación poco a poco fue pasando de lo escrito y gestual a sonidos (aunque a veces raros) que cumplían la misma función comunicativa.

Paulatinamente, se fue retirando la escritura y realizó una aproximación más natural del habla, aunque inicialmente fue sin voz donde hubo que manejarse haciendo lectura labial y lenguaje no verbal. Así con el paciente, que no era capaz de toser, lanzar besos, bostezar, chascar o mantener la mirada tuvo que comenzar a ejercitarlo y a comprobar que era capaz de realizarlo.

Finalmente, el niño comenzó a emitir sonidos vocálicos, a decir palabras repetidas y alguna espontánea con un volumen de voz bajo y con mala articulación. Cabe destacar que fue fundamental hacerle partícipe de su progreso y que sintiera que tenía las riendas de su lenguaje.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-logopedia/un-caso-de-mutismo-selectivo/

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¿Donde está el mañana?

23 de agosto de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com

Por: Francisco Manrique

Compartí con un buen amigo y consejero un artículo escrito en el futuro en el Economist, sobre lo que podía suceder en nuestra región, si hiciéramos bien la tarea de tener una política de desarrollo basada en la apropiación colectiva de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Sobre este tema he escrito extensivamente en varios blogs anteriores, porque estoy convencido que solo tendremos un futuro sostenible, si desarrollamos una sociedad que valora la creatividad y el talento de su gente. Este es el paradigma en el que están comprometidas las sociedades más avanzadas, y que tienen una visión de largo plazo, que trasciende a los políticos de turno.

Cuando recibí la retroalimentación de mi amigo sobre el artículo, se abrió una conversación muy interesante. El me dijo algo que me llamó la atención : “Francisco, lo que has escrito trasciende el artículo que he leído para Bogotá y su region. Es una invitación a pensar en que tipo de futuro queremos construir como sociedad los colombianos, y si nos podemos dar el lujo de seguir secuestrados por los discursos de odio y division, en el que nos hemos dejado meter en estos años”.

Y los dos nos preguntamos si los colombianos solo tenemos oídos para los mensajes de odio, o si estamos abiertos a la gran pregunta que debería definir las elecciones del 2018: ¿donde está el mañana?

A partir de estos comentarios, surgió la idea de generar un moviendo ciudadano, para confrontarnos a nosotros mismos y a nuestros dirigentes políticos, que aspiran a gobernar a nuestro país en los próximos años, y a los que gobiernan a nivel regional y local en la actualidad. Hay que ponernos todos el termómetro de las preguntas duras, que deberíamos de hacernos en Colombia, para corregir el rumbo que llevamos, y así aprovechar la oportunidad histórica que tenemos para mejorar nuestro futuro.

  • ¿Se va  a continuar utilizando el discurso obsoleto y tremendamente dañino, basado en el odio, las mentiras y la historia con las FARC, como propuesta para construir el futuro para todos los colombianos?
  • Será posible abandonar los insultos, y las descalificaciones, en la campaña que se avecina en el 2018, para no seguir envileciendo, y desacreditando aún más, el ejercicio de la política?
  • ¿Puede tener la sociedad colombiana un futuro promisorio, sin valorar los logros de su pasado, pero que son las únicas bases sólidas que tenemos para seguir hacia adelante ?
  • ¿Es realista pensar que es sostenible y gobernable una sociedad dividida y sin un norte incluyente y compartido?
  • ¿Es permisible que el egos y el capricho del dirigente o caudillo de turno, sigan sometiendo a la sociedad a bandazos y promesas incumplidas, defina la agenda colectiva de una nación, y sea el modelo de comportamiento, que no nos permita tener una visión común construida colectivamente de largo plazo?
  • ¿Es realista seguir propiciando políticas de corto plazo, que no trascienden el gobernante de turno, para enfrentar las tendencias globales, sin unas políticas apropiadas colectivamente en el largo plazo ?
  • ¿No llegó la hora de construir un nuevo imaginario, basado en una propuesta que nos proyecte como una sociedad relevante hacia el futuro en el contexto internacional, basada en la creatividad y talento de nuestra gente?
  • ¿Es sostenible la economía, de una sociedad como la colombiana, que no valora y propicia la vinculación activa del talento, el uso Inteligente de la ciencia y la tecnología, y el apoyo al uso sostenido de la innovación, para generar valor y solucionar los problemas estructurales de la sociedad y su aparato productivo?
  • ¿Cómo se piensa orientar el proceso educativo, para modelar una nueva mentalidad en las generaciones futuras, que les permitan aprovechar mejor las oportunidades que debemos de capitalizar hacia adelante?
  • ¿Será posible que un juego de preguntas como las anteriores, finalmente le permitan a la sociedad colombiana generar un diálogo civilizado, que nos permita dejar atrás la historia de violencia de muchas décadas, y ayudarnos a construir mejores conversaciones de futuro?
Sabemos que las mentiras y las descalificaciones, se han convertido en las armas preferidas de algunos políticos inescrupulosos, quienes abusando de su posición, las usan efectivamente  para dividir a la sociedad colombiana. En esta oportunidad, no podemos quedarnos impávidos viendo cómo se repite el espectáculo deprimente de las últimas elecciones.

Es fundamental movilizar la conciencia de mucha gente para que nos opongamos a esta dinámica degradante y negativa. De no hacerlo, en esta oportunidad que tenemos en un año político muy complejo, nos exponemos a que nos deje el tren de la historia, en el que se han subido otras sociedades mucho más avanzadas que la nuestra.

Necesitamos despertar urgentemente la innovación colectiva, para salir exitosamente del atolladero en que hoy nos encontramos, pero que paradójicamente, es un momento histórico que nos abre grandes oportunidades.

Para lograr tener éxito en esta iniciativa, es necesario utilizar positivamente el poder de las redes sociales para hacer viral este mensaje, antes de que coja vuelo la dinámica perversa que se avecina, de cara a las elecciones del 2018. Es fundamental hacerles sentir a los dirigentes políticos actuales, que ya no es admisible que nos sigan manipulando utilizando el odio y las mentiras. No es aceptable que nos impidan tener la oportunidad de enderezar el rumbo, hacia un futuro incluyente y exitoso, para todos los colombianos.

Si usted está de acuerdo con lo expuesto en este blog, lo invitamos a circularlo a diez personas conocidas.

Nota: El columnista Armando Montenegro en su columna del 23 de Julio de este año concluía lo siguiente:

La conclusión es que, después del fin de la negociación con la guerrilla, el país no tiene otro camino que retomar los desafíos que impone el lento crecimiento: impulsar decididamente la formación de capital humano, la infraestructura, la innovación tecnológica y la productividad, es decir, las tareas fundamentales en que el país debe insistir para lograr la expansión de su sector productivo y la mejoría de los estándares de vida de la población. En este camino, como hubiera dicho Mockus, no hay atajos.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/francisco-manrique-donde-esta-el-manana/

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Faltan expertos en educación

23 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Gilberto Guevara Niebla

Un hueco alarmante en la gestión del sistema educativo (autén-tico problema nacional) es la carencia de cuadros técnicos calificados para desempeñar las funciones que entraña la dirección de la educación básica a escala nacional y estatal. Esta es una llamada de atención para las escuelas normales, desde luego, pero también para las demás instituciones de educación superior.

Las normales necesitan convertirse en verdaderas entidades universitarias, lo cual significa crecer y renovarse conceptual y operativamente, pero también las universidades necesitan reaccionar. Hay un abismo entre las universidades y el mundo del trabajo educativo. Muchas universidades tienen carreras de pedagogía, educación y psicología, pero los planes de estudio de esas carreras lamentablemente fueron concebidos como “carreras generales” y carecen de orientaciones específicas hacia campos de aplicación definidos. En la UNAM, por ejemplo, la carrera de pedagogía ofrece una formación académica completa, pero sin un perfil de aplicación que prepare a los alumnos hacia desempeños profesionales determinados y que dirija a los estudiantes hacia esferas de trabajo concretas.

La deficiencia de expertos en planeación y dirección de la educación básica se relaciona con la oferta y con la demanda. Por la oferta, hay que decir que en México cristalizó una modelo de universidad conceptualmente desarticulado de la producción y asociado a antiguas inercias clasistas y elitistas —esto se refleja en la renuencia de las universidades a inclinarse sobre los problemas de la educación básica. Por la demanda, hay fallas que se relacionan con la estructura de la gestión educativa, su fragmentación (en entidades federales y estatales), su diversidad administrativa (ausencia de un sistema único de gestión) y su alta inestabilidad política (sexenal), todo esto ha impedido que la demanda de cuadros expertos se convierta en un mercado de trabajo estable, diáfano y con reglas explícitas, de modo que la desarticulación oferta-demanda es perfecta.

Los campos donde no tenemos suficientes cuadros intelectuales expertos son muchos: planeación educativa, diseño y desarrollo curricular, gestión del sistema escolar, sistemas de información educativa, diseño y evaluación de políticas, elaboración de programas educativos, evaluación docente, organización escolar, modelos eficaces de enseñanza-aprendizaje, evaluación de aprendizajes, evaluación de escuelas, diseño y producción de materiales educativos, elaboración de libros de texto, diseño y operación de sistemas digitales para educación (TICs aplicadas a educación), investigación educativa orientada a la solución de problemas de la educación básica, etc., etc.

Llenar estos vacíos es una urgencia nacional. Cada vez que cambia una administración (en la federación y en los estados), surge el problema de encontrar expertos que se encarguen de cada uno de estos campos y se comprueba una y otra vez que no existen esos expertos o que hay muy pocos.
¿Qué se puede hacer al respecto? Es obvio que las escuelas normales y demás instituciones de educación superior deben tomar nota de estas necesidades y aplicarse al respecto. ANUIES podría lanzar un llamado a sus miembros. Las escuelas y facultades proponerse cambiar para generar una respuesta. Claro, no es fácil cambiar a las instituciones de educación superior, pero lo que debe pesar a favor del cambio, es la urgencia que tiene el país en resolver este hueco, sobre todo ante el imperativo, insoslayable, de que la  educación nacional debe mejorarse.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/faltan-expertos-en-educacion/

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El consejo técnico escolar: un espacio potencial de autonomía y de desarrollo profesional docente

23 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Miguel Ángel Pérez

Durante esta semana todas escuelas de educación básica del país vivieron una jornada de trabajo, al interior del Consejo Técnico Escolar, la cual tuvo como finalidad el conformar esto que le han dado en llamar el “diseño de la ruta de mejora”. Haciendo un símil con el futbol, esta semana fue la fase previa, la charla técnica en el vestidor, el partido verdadero inicia el próximo lunes 21 y concluye hasta el mes de julio del próximo año. En esta semana los técnicos (directores de escuela y supervisores de zona) no tuvieron oportunidad de decirle a sus jugadores (docentes frente a grupo): “salgan a la cancha (entren al aula), hagan lo que les gusta (enseñar, educar) diviértanse y disfruten el juego (actúen libremente y disfruten la fascinante tarea de educar). No, el ambiente se siente tenso, las voces son de reclamo, de inconformidad, de desasosiego, de incertidumbre colectiva.

La instalación y funcionamiento de los consejos técnicos escolares es un espacio plural y colectivo muy valioso, conforma a los docentes de escuela, de zona, por nivel educativo, el problema está en que no hay autonomía en el trabajo, ni tampoco condiciones para hacerla valer. La SEP desde el centro dicta los lineamientos, la agenda a revisarse, hasta la dinámica de trabajo. Las maestras y maestros bailan al son que la SEP va tocando y la música es un sonsonete que se repite cada año.

La ruta de mejora por otro lado inicia con los mismos viejos problemas: rezago educativo, problemas de lectura y de comprensión de lo que se lee, problemas en el aprendizaje de las matemáticas, es la misma agenda que se maneja desde hace 30 o 40 años la cual no modifica los indicadores, seguimos a la baja, con déficits, en los aprendizajes, en los estándares nacionales e internacionales. Un problema más es la falta de apoyo y de involucramiento de los padres de familia en el compromiso y las tareas educativas de sus hijos. Los padres de familia han sido fuertemente golpeados y zarandeados por la crisis económica y social, crisis de la cual no son culpables, ni responsables pero si son a ellos y ellas quienes han tenido que pagar los platos rotos de un mal gobierno que se prolonga por muchos años de esta larga noche oscura mexicana. Los padres y madres han antepuesto sus intereses de sobrevivencia y seguridad, no es que sus hijos no les importen, les importa y mucho pero no saben cómo ayudarles, ni tampoco saben en la mayoría de los casos, cómo pueden hacerlo. Una madre de familia  que sólo llego a tercero de primaria le dice a su hija que ya llegó a quinto. “Mariana, fíjate bien lo que te explican en la escuela, porque yo no te puedo ayudar en la casa”.

Así las cosas el espacio del consejo técnico es un espacio fugaz que se vive más por el compromiso burocrático, que por la convicción de construir desde abajo verdaderas propuestas de mejora.

Los maestros y maestras deberían de aprovechar estos espacios, para intensificar la cultura del diálogo, del intercambio verdadero de experiencias, a partir de la cultura dialógica de participación. Aquí cabe muy bien el concepto de Jorge Larrosa acerca del valor de la experiencia. Cada escuela, cada consejo, cada colectivo escolar debería de comprometerse en recuperar las voces de los actores, en generar la sistematización de su propia narrativa desde dentro de la escuela y al final del ciclo poder sacar un libro en donde se plasme y se haga circular todo lo dicho a partir de lo hecho, y hacer un balance de lo bueno y lo no tan bueno y cerrar con nuevos compromisos para una siguiente etapa de trabajo escolar.

Es necesario que los consejos técnicos se desmarquen de las prescripciones y persecuciones dela SEP y de las secretarias de educación en los estados, que hagan valer la verdadera autonomía docente y construyan un nuevo imaginario de encuentro colectivo, en donde todos los sujetos son importantes y todas las propuestas quepan en un ambicioso y a la vez modesto proyecto de mejora. Esa es la verdadera escuela al centro la cual había que hace valer desde abajo.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/el-consejo-tecnico-escolar-un-espacio-potencial-de-autonomia-y-de-desarrollo-profesional-docente/

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Una mirada al clima escolar: la óptica de los docentes

23 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: IDEP

Aún subsisten colegios con direccionamientos verticales donde la colectividad se rige según las normas impuestas.

Autor: Alba Nelly Gutiérrez Calvo

Ser docente es y será una enorme responsabilidad social, que puede ser vista a la vez como un privilegio singular cuyas dimensiones e implicaciones conocemos muy bien quienes hemos optado, de manera consciente, por esta profesión. La misión de contribuir a la formación de personas es, sin duda, una tarea ardua y, por qué no decirlo, envidiable, que hoy tiene posibilidades reales de tener alcance global.

La profesión docente como cualquier otra, enfrenta a diario dificultades que incluyen extensas jornadas de permanencia en el colegio, con horarios intensivos y con aulas que generalmente superan los 35 estudiantes, en medio de las responsabilidades delegadas por coordinadores(as) y rectores (as). En este contexto se establecen interacciones con jefes, compañeros de trabajo, funcionarios administrativos, padres de familia y estudiantes cuya dinámica y estilo determinan el llamado clima escolar que es único para cada colegio y que depende tanto de factores internos como externos a las instituciones.

Cuando se habla de clima escolar se hace indispensable abordar la realidad de los docentes colombianos y para el caso particular, el clima laboral de los docentes del Distrito Capital.

Los docentes de hoy viven diferentes situaciones de dificultad que generan estrés laboral, tales como el reto de la profesionalización y sus implicaciones según el estatuto laboral vigente, insatisfacción con la carrera, la jornada laboral, la evaluación, el activismo, la verticalidad del direccionamiento, las enfermedades, las múltiples problemáticas sociales que viven sus estudiantes y las características del entorno social que rodea el colegio, que en el caso de Bogotá son muy complejas.

¿Qué entendemos como un buen ambiente laboral en un colegio? Lo definimos como aquel espacio con una organización escolar eficiente, con un proyecto común con el cual nos identificamos y con el que el colectivo docente se encuentra comprometido; un espacio en el que la labor docente es reconocida y apoyada por sus directivos, un espacio cimentado en las buenas relaciones interpersonales, el colegaje, la comunicación eficiente, las plantas de personal completas y capacitadas, y el liderazgo pedagógico de sus directivos

Ahora bien, para abordar a fondo el análisis del clima escolar, es pertinente conocer cuál es la realidad al interior de los colegios de Bogotá y cuáles son las problemáticas que lo afectan. Para ello consideremos los siguientes elementos:

• El Estatuto Laboral: actualmente se encuentran vigentes el estatuto 2277 de 1979 que cobija al 50% de los docentes de la ciudad y el 1278 de 2002 que cubre a las generaciones nuevas de docentes quienes han ingresado en propiedad desde el año 2005 hasta hoy. El salario percibido, los grados de escalafón, los ascensos y la evaluación en cada uno de ellos, hace que las exigencias para los docentes nuevos sean más altas y las posibilidades de ascenso menores. De allí que en los colegios existen los docentes “antiguos” (a quienes les rige el 2277) y los “nuevos” (a quienes les rige el 1278) creando así visibles diferencias. La lucha por la unificación de los estatutos y las igualdades para los docentes sigue siendo una promesa electoral de dirigentes.

• Insatisfacción con la carrera: es notorio hallar dentro de los docentes de la capital un grupo que no encuentra satisfacción en la labor realizada y que asume su tarea docente como algo que no da satisfacción, lo hace porque se vio obligado, porque fue lo único que pudo estudiar o porque no encontró otro medio de subsistencia. Estos docentes presentan constante apatía por la capacitación, por la investigación y por la tarea común de los proyectos educativos. A este grupo minoritario, por fortuna, pertenecen también algunos profesionales no-licenciados que luego de unos pocos días entienden la magnitud de la tarea y su imposibilidad para llevarla a cabo.

• La jornada laboral: el Decreto 1850 de 2002 reglamentó la jornada laboral para docentes y directivos docentes, definiendo lo que se debe considerar como asignación académica, el tiempo de dedicación a sus estudiantes y el tiempo presencial. Aún hoy, existen divergencias a la hora de asignar las cargas académicas a los docentes, el tiempo de descanso, el tiempo de dedicación a proyectos transversales y otras actividades de responsabilidad dentro y fuera de la escuela.

• La evaluación: asumida como instrumento y no como proceso, la evaluación se convierte en algunos casos, en el arma calificadora para los docentes que a final de cada año deben ser evaluados por los rectores y rectoras. La evaluación de desempeño fue reglamentada con el Decreto 3782 de 2007, regido por el Decreto Ley 1278 que valora las competencias funcionales y comportamentales con el fin de diseñar planes de mejoramiento institucionales que en algunos casos no pasa de ser un cumplimiento de requisito.

• El activismo: la multiplicidad de proyectos propios y sus actividades así como aquellos que llegan por diferentes entidades gubernamentales y no-gubernamentales crean una ‘sobredosis’ de actividades que desbordan la capacidad de cada docente debiendo dejar a un lado muchas veces la tarea fundamental para responder con aquello que se vuelve prioritario. Así, el tiempo que debería dedicarse a la enseñanza se reduce notablemente. Los informes, las actividades, las planillas, los proyectos externos, pasan a ocupar buena parte del tiempo que un docente dedicaría a la atención de un estudiante o un grupo. Lo fundamental se abandona para atender lo urgente.

• La verticalidad del direccionamiento: aún subsisten colegios con direccionamientos verticales donde la colectividad se rige según las normas que impone el rector o rectora. Los órganos de gobierno escolar son soslayados por la figura de autoridad, no hay decisiones colegiadas sino impuestas, no existe el consenso. El cumplimiento del deber opera a través de la figura de autoridad dominante quien se encarga de “comunicar” lo que debe hacerse.

• Las enfermedades: investigaciones realizadas en diversos escenarios han querido mostrar cómo la población docente está afectada mentalmente. Entre los maestros es común hablar del “Síndrome del burnout” (o ‘agotamiento’) y ‘malestar docente’. Según la OMS (citado por Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, 2001), se trata de una de las causas más frecuentes por las cuales se da incapacidad a los maestros. En Colombia las investigaciones sobre este fenómeno han sido muy pocas, a pesar de lo cual los medios de comunicación han venido divulgando la idea de que los docentes se están enloqueciendo. Como se puede observar en el siguiente testimonio, la idea también circula entre los docentes: “la situación de los docentes es muy compleja, el grado de estrés del gremio es muy fuerte y eso está afectando mucho la labor. Sí, los maestros están enfermos, debe haber más de sesenta por ciento de maestros con estrés y es evidente que las clínicas de reposo están llenas de docentes”. (Entrevista a docente). Sin desconocer esta problemática y al alcanzar los maestros en Bogotá la edad promedio de 40 años se hace inevitable enumerar las enfermedades más frecuentes que aquejan a los docentes de la capital como las osteo-musculares, los problemas de voz y las enfermedades mentales. Todas las profesiones ocasionan con el paso de los años sintomatologías propias de su quehacer y la docencia no es la excepción, teniendo en cuenta que el promedio de trabajo de un maestro está en más de 20 años. Caminar, estar varias horas de pie, forzar la voz, y el estrés ocasionan con el paso de los años trastornos irreversibles.

• La problemática estudiantil: la realidad social que se vive en la ciudad se refleja en el comportamiento de los estudiantes al interior del colegio y sus aulas. Problemas que el docente desconoce cómo asumir, tales como el consumo de sustancias psicoactivas, el micro tráfico con todas sus consecuencias, el tabaquismo, la violencia y ante todo la soledad y el desamor hacen que la tarea del docente de hoy haya cambiado sustancialmente al convertirse en orientadores fundamentales de las vidas de sus estudiantes.

La responsabilidad, con el paso de los tiempos ha cambiado, los profesores de hoy deben preocuparse por el cuidado, la alimentación, la seguridad y el cumplimiento de los derechos de la niñez y la juventud así como por el conocimiento de múltiples vivencias de sus estudiantes, algo que las facultades de educación no parecen tener en cuenta a la hora de formar a los futuros maestros.

• Avance tecnológico y nuevo conocimiento: la disponibilidad de conocimientos nuevos que nos impactan con una velocidad jamás antes experimentada, produce la rápida obsolescencia de algunos contenidos aprendidos en las facultades, en los ámbitos tecnológico, pedagógico y disciplinar. Ello obliga a enfatizar el aprendizaje de habilidades, destrezas y competencias cuya vida útil supere la de aquellos. La actualización permanente se convierte en un reto para los docentes y una obligación para las entidades encargadas de ofrecerla.

• Conflictos entre pares: las complejas relaciones que se dan entre pares crean ambientes laborales en algunas ocasiones insostenibles que dejan rupturas al interior de los equipos que llegan incluso a impedir el avance de proyectos educativos y que constituyen ejemplos negativos para sus estudiantes.

Un estudio realizado por la Secretaría de Educación de Bogotá en 2005 denominado “ETRIAL”, Evaluación en Tiempo Real de Indicadores de Ambiente Laboral, demuestra cómo la necesidad más sentida en los colegios está en mejorar los canales de comunicación en los colegios y las relaciones laborales al interior de los mismos5 . El estudio indagaba a docentes, directivos docentes, administrativos y estudiantes cómo se enteraban de las actividades a realizarse dentro y fuera de la institución, cómo les notificaban las noticias a sus compa- ñeros, cómo se tomaban decisiones y quiénes lo hacían. Al final del estudio, los colegios participantes establecieron compromisos de las partes para mejorar los ambientes escolares.

Los diferentes programas creados desde el 2005 por la SED, dentro del Plan de Bienestar, en compañía de las cooperativas y la caja de compensación que agrupan a los maestros han buscado atender diferentes necesidades de los docentes y directivos docentes en temas culturales, de salud y de recreación con amplias coberturas.

De esta manera se ha impulsado el reconocimiento social y profesional de los maestros en la ciudad, a la vez que se han institucionalización espacios lúdicos como la celebración del día del maestro, las olimpiadas deportivas y la fiesta de cierre de año.

Estas iniciativas de la administración distrital son bien reconocidas por los docentes, pero aún insuficientes en la medida que las mismas no han llegado a identificar los factores que afectan el desempeño laboral y de bienestar docente como tampoco intervenir en mejorar los ambientes laborales. Estudiar estos factores y las estrategias que conllevan a mejorar los ambientes laborales y por ende, el desempeño y los resultados académicos de los estudiantes, se constituye en una tarea pendiente por realizar en la ciudad.

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Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/una-mirada-al-clima-escolar-la-optica-de-los-docentes

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Lucha ideológica, imprescindible

Por: Marcelo Colussi

Si a alguien que no conoce los intrincados vericuetos de lo humano (pongamos, como ejemplo, un ser extraterrestre), se le intentaran explicar muchas de las conductas que tenemos quienes hollamos este planeta, nos veríamos en serias dificultades.

Entre otras, solo para graficarlo: ¿cómo es posible que una pequeña minoría en el poder pueda manejar a una tan amplia masa de congéneres? Porque la historia nos muestra que ésta es una estructura dominante desde hace unos cuantos milenios, al menos desde que aparece la idea de propiedad privada. Un muy reducido grupo, a veces una sola persona, dirige el destino de mayorías infinitamente más numerosas: el monarca (emperador, faraón, rey, zar, sultán, Inca, sacerdote supremo o como quiera llamársele), el mandarín, el señor feudal, el patrón de finca, el estanciero, el empresario capitalista, el banquero -¿podría agregarse el burócrata de la Nomenklatura?- toman las decisiones y se aprovechan del trabajo de grandes mayorías… ¡y nadie de esas mayorías levanta la cabeza!

Aunque -¡esa es la buena noticia!- de tanto en tanto se producen cataclismos sociales y la sociedad cambia: se cortan las cabezas de los amos y se instaura un nuevo modelo social. Esa es la historia de las sociedades: la perenne lucha de clases. Cuando Marx y Engels lo formularon hace 150 años, derrumbaron todas las especulaciones metafísicas al respecto del funcionamiento de una sociedad. Hoy día, esa verdad sigue siendo incontrastable. Pero hay un elemento nuevo, no tan evidente un siglo y medio atrás: la lucha ideológico-cultural alcanzó ribetes insospechados, apelando a las técnicas más refinadas y eficientes.

El sistema socio-económico -para el caso: el capitalismo- se mantiene a sangre y fuego. Las luchas de clases siguen tan presentes ahora como antaño (¿de dónde surgió la tamaña estupidez que la historia y esas luchas habían terminado?). Continúan absolutamente al rojo vivo, y ahí está la represión continuada de la que el campo popular sigue siendo objeto. La preconizada “resolución pacífica de conflictos” no puede pasar de ser una fórmula “políticamente correcta”. La roca viva de la propiedad privada de los medios de producción se mantiene inamovible.

Lo curioso a destacar en este breve escrito es cómo la derecha, las fuerzas conservadoras, aquellas que detentan la propiedad privada de esos medios, y por tanto el poder a nivel social, han profundizado -y de momento ganado- la lucha ideológico-cultural. Que la ideología mantiene al sistema y es la otra pata -junto a la represión violenta, junto a las armas- en que se apoya el edificio social, no es nuevo. Que “la ideología dominante es la ideología de la clase dominante” ya es sabido. Expresado de otro modo: que el esclavo piensa con la cabeza del amo. Lo llamativo es el grado de profundidad y eficiencia que ese manejo ideológico ha alcanzado.

Algunos años atrás, no muchos, parecía -o, al menos, muchos queríamos creerlo así- que el triunfo de la revolución socialista era inexorable. El mundo vivía un clima de ebullición social, política y cultural que permitía pensar en grandes transformaciones.

Entre las décadas del 60 y del 70 del siglo pasado, más allá de diferencias en sus proyectos a largo plazo, en sus aspiraciones e incluso en sus metodologías de acción, un amplio arco de protestas ante lo conocido y de ideas innovadoras y contestatarias barría en buena medida la sociedad global: radicalización de las luchas sindicales, profundización de las luchas anticoloniales y del movimiento tercermundista, estudiantes radicalizados por distintos lugares con el Mayo Francés de 1968 como bandera, aparición y profundización de propuestas revolucionarias de vía armada, movimiento hippie anticonsumismo y antibélico, incluso dentro de la iglesia católica una Teología de la Liberación consustanciada con las causas de los oprimidos. Es decir, reivindicaciones de distinta índole y calibre (por los derechos de las mujeres, por la liberación sexual, por las minorías históricamente postergadas, por la defensa del medioambiente, etc.) que permitían entrever un panorama de profundas transformaciones a la vista.

Para los años 80 del siglo pasado, al menos un 25% de la población mundial vivía en sistemas que, salvando las diferencias históricas y culturales existentes entre sí, podían ser catalogados como socialistas. La esperanza en un nuevo mundo, en un despertar de mayor justicia, no era quimérico: se estaba comenzando a realizar.

Hoy, cuatro décadas después, el mundo presenta un panorama radicalmente distinto: la utopía de una sociedad más justa es denigrada por los poderes dominantes y presentada como rémora de un pasado que ya no podrá volver jamás. “El Socialismo solo funciona en dos lugares: en el Cielo, donde no lo necesitan, y en el Infierno donde ya lo tienen”, es la expresión triunfante de ese capitalismo que, en estos momentos, pareciera sentirse intocable. Lo que se pensaba como un triunfo inminente algunos años atrás, parece que deberá seguir esperando por ahora. En medio de ese retroceso fabuloso de las luchas populares, propuestas de redistribución -con mucho de asistencialismo, capitalistas en definitiva, como lo que se vive hace unos años en Venezuela- pueden ser vistas como una avanzada. Eso, pareciera, es lo máximo a que se puede aspirar en este momento como opción socialista.

El sistema capitalista no está moribundo. Para decirlo con una frase más que pertinente en este contexto: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”, anónimo equivocadamente atribuido a José Zorrilla.

Las represiones brutales que siguieron a aquellos años de crecimiento de las propuestas contestatarias, los miles y miles de muertos, desaparecidos y torturados que se sucedieron en cataratas durante las últimas décadas del siglo XX en los países del Sur con la declaración de la emblemática Margaret Tatcher “no hay alternativas” como telón de fondo cuando se imponían los planes de capitalismo salvaje eufemísticamente conocido como neoliberalismo, el miedo que todo ello dejó impregnado, son los elementos que configuran nuestro actual estado de cosas, que sin ninguna duda es de desmovilización, de parálisis, de desorganización en términos de lucha de clases. Lo cual no quiere decir que la historia está terminada. La historia continúa, y la reacción ante el estado de injusticia de base (que por cierto no ha cambiado) sigue presente.

Ahí están nuevas protestas y movilizaciones sociales recorriendo el mundo, quizá no con idénticos referentes a los que se levantaban décadas atrás, pero siempre en pie de lucha reaccionando a las mismas injusticias históricas, con la aparición incluso de nuevos frentes y nuevos sujetos: las reivindicaciones étnicas, de género, de identidad sexual, las luchas por territorios ancestrales de los pueblos originarios, el movimiento ecologista, los empobrecidos del sistema de toda laya (el “pobretariado”, como lo llamara Frei Betto). Hoy día, según estimaciones fidedignas, aproximadamente el 60% de la población económicamente activa del mundo labora en condiciones de informalidad, en la calle, por su cuenta (que no es lo mismo que “microempresario”, para utilizar ese engañoso eufemismo actualmente a la moda), sin protecciones, sin sindicalización, sin seguro de salud, sin aporte jubilatorio, peor de lo que se estaba décadas atrás, ganando menos y dedicando más tiempo y/o esfuerzo a su jornada laboral. Muy probablemente, la mayoría de quienes lean este texto trabajan en esas condiciones. La idea de sindicato luchador por los derechos de los trabajadores salió de escena. Hoy día, sindicato es casi sinónimo de mafia, de corrupción, de desprotección de los trabajadores.

Pero las luchas siguen, sin dudas. Justamente ahí está el punto que queremos remarcar: el golpe sufrido en el campo popular ha sido grandísimo, y no solo por las montañas de cadáveres y ríos de sangre con que se le frenó, sino con la monumental lucha ideológica que se ha impuesto estos años, que sirve como freno con más fuerza aún que las masacres, las torturas, las desapariciones forzadas.

En esto de la lucha ideológica, hay que reconocerlo -reconocerlo para, laboriosamente, estudiar el fenómeno y buscar las alternativas del caso- la derecha ha tomado la delantera. La hegemonía ideológico-cultural, en este momento, está de su lado, completamente.

En términos globales se ha entronizado un discurso derrotista, casi de resignación, adaptacionista: “¡sálvese quien pueda!”. Una forma de entender el mundo donde pareciera que la idea de cambio se ha ido esfumando. Claro que eso no se dio por arte de magia: hay un poderosísimo y muy bien articulado trabajo detrás, donde se complementa la represión sangrienta, la precarización laboral (tener trabajo es casi un lujo, y hay que cuidarlo como tesoro) y los aparatos ideológico-culturales funcionando a pleno.

Los dueños del capital saben lo que hacen, y sus tanques de pensamiento, todo su monumental aparato ideológico-propagandístico -realizado con las más refinadas técnicas de control social- tienen claro el cometido: mantener el sistema a cualquier costo.

Sin dudas, lo saben hacer muy bien. Los resultados están a la vista: una pequeñísima, casi insignificante minoría tiene el control del mundo. Las grandes mayorías estamos desorientadas, adormecidas. ¿Por qué no reaccionamos? Porque el trabajo de amansamiento está muy bien realizado.

¿Cómo podría explicarse que una posición de derecha, reaccionaria, conservadora, mezquina e indolente ante el sufrimiento de la humanidad, se imponga sobre propuestas progresistas? ¿Cómo es posible, contrariando todo principio de solidaridad y de racionalidad social, que ganen en las urnas propuestas antipopulares como Berlusconi en Italia, o Donald Trump en Estados Unidos? ¿Por qué crecen los grupos neonazis? ¿Por qué los argentinos votan por Macri, o los guatemaltecos por Jimmy Morales? “Nueve de cada diez estrellas son de derecha”, se mofaba Pedro Almodóvar; pero la burla encierra verdad. ¿Por qué las propuestas de derecha conservadora se imponen? ¿Qué ha pasado que buena parte de la humanidad puede pensar que Nicolás Maduro es un dictador y que los venezolanos huyen hambrientos de su país? ¿Cómo ha sido posible que enormes cantidades de ciudadanos latinoamericanos, en vez de buscar su liberación político-social, terminen en iglesias neo-evangélicas fundamentalistas? ¿Por qué interesa más el último gol de Messi que la situación de precariedad económica? Si, como dijera Salvador Allende, la vocación revolucionaria de los jóvenes es una cuestión “casi biológica”, ¿por qué hoy las juventudes piensan más en la droga que en el cambio social? ¿Qué mecanismo obró para que el discurso revolucionario de décadas atrás de muchos honestos luchadores sociales -con armas en la mano en muchas ocasiones- se tornara un aguado cliché “posibilista”, haciendo el coro de la avanzada neoliberal, siendo cooptados por el sistema con algún cargo menor incluso?

Todo esto se responde con una sola fórmula: ¡lucha ideológica! Más allá de la provocadora bravuconada de Francis Fukuyama que acompañó el derrumbe del campo socialista con su triunfal “fin de las ideologías”, la ideología es el corazón de la lucha de clases actualmente. La llamada guerra de cuarta generación -la estrategia del control de mentes y corazones a escala planetaria, hecha desde unos pocos centros de poder global- está en su cenit. Hoy día la lucha ideológica es de primerísima importancia.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230443&titular=lucha-ideol%F3gica-imprescindible-

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