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Denuncian a Macri ante la OIT

Por: Mario Hernandez

En memoria de Norberto “el tordo” Centeno, Salvador Arestín, Tomás Fresneda, Raúl Alaiz, María de las Mercedes Argañaraz de Fresneda -embarazada de 4 meses-, Néstor García Mantica y María Esther Vázquez de García y Jorge Candelero

Secuestrados y desaparecidos durante “La noche de las corbatas” entre el 6 y el 8 de julio de 1977

El gobierno argentino y su presidente, Mauricio Macri, fueron denunciados el jueves pasado ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por sus sistemáticos ataques a jueces, abogados y las leyes laborales.

Con ese propósito, la Asociación de Abogados Laboralistas (AAL) realizó un acto frente a la oficina porteña de la OIT (Avenida Córdoba 948) para acompañar la denuncia internacional, que formalmente será presentada por la Central de Trabajadores Argentinos Autónoma (CTA-A) y numerosos sindicatos.

La denuncia imputará al gobierno del presidente Macri responsabilidad jurídica por la violación de convenios internacionales a raíz de sus ataques a la Justicia del Trabajo y a los abogados laboralistas, a los que acusó de estar en connivencia para «armar» una «industria del juicio» destinada a «quebrar pequeñas y medianas empresas».

Sobre la avanzada del gobierno sobre los derechos laborales, el presidente de AAL, Matías Cremonte, afirmó: «Me parece importante marcar como hito, o como primer paso de esta avanzada que denunciamos en la OIT sobre los trabajadores, el ataque a la independencia del Poder Judicial con la designación de dos jueces en la Corte Suprema, por decreto de parte del presidente Macri».

«Otro elemento -agregó- fue la reforma de la Ley de Riesgos del Trabajo, cimentando el terreno con la ficción de la ‘industria del juicio’, ahora encima intentando cargarnos el sayo por el cierre de las pequeñas empresas por los juicios laborales cuando todos sabemos que las empresas cierran por las políticas económicas del país».

La presentación de la denuncia ante la OIT es el resultado del consenso alcanzado entre más de 50 sindicatos en un acto realizado el pasado jueves 6 en el Hotel Bauen.

Además de esta nueva denuncia, AAL presentó otras dos en el plano internacional: una frente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otra ante el Alto Comisionado por la defensa de los Derechos Humanos, además de requerir una audiencia pública a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La serie de fallos contra los derechos laborales

La violación abierta de la Ley de paritarias, como en el caso de la negativa a discutir la paritaria nacional docente, o a firmar el acuerdo bancario, o la pretensión de imponer tope a la negociación de aumentos salariales, constituye una conducta extremadamente autoritaria del gobierno de Cambiemos que se inscribe en este marco. Otros ejemplos de lo mismo son el desconocimiento del derecho de huelga y las políticas de represión desatadas contra los trabajadores en conflicto. La prepotencia usada contra la clase trabajadora, como en el reciente caso del paro de transporte en Córdoba o en el violento desalojo de PepsiCo, son expresiones directas de la sumisión absoluta a los grupos de poder, cuando no de la complicidad de clase.

La insólita pretensión del gobierno de la provincia de Córdoba de sancionar una ley limitando el derecho de huelga en el transporte como servicio esencial, en abierta violación de la Ley 25.877, el artículo 14 bis de nuestra Constitución Nacional y la normativa de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), es otra muestra de las prácticas de impunidad inherentes a los intereses del poder económico.

El vaciamiento intencional del fuero laboral (ya comenzado en gestiones anteriores, pero ahora profundizado más que nunca), sin presupuesto, estructura, empleados ni jueces (32 juzgados vacantes sobre un total de 80), confirma la ofensiva integral por la que se pretende legitimar este proceso.

El pedido de juicio político a cada juez del trabajo que se atreve a resolver de acuerdo a las garantías constitucionales conforma otra grotesca forma de disciplinamiento. Basten de ejemplo las infames acusaciones a jueces como Luis Rafaghelli, Enrique Arias Gibert, Dora Temis, y otros que antepusieron sus legítimas convicciones como hombres y mujeres del derecho por sobre las amenazas y presiones recibidas.

La disparatada acusación a Héctor Recalde, y a los abogados laboralistas en general, pretendiendo ensuciarlos como mafiosos, constituye también una forma burda de deslegitimación y de ocultamiento de la violación masiva y reiterada de las leyes del trabajo por parte de poderosos grupos empresarios.

El Gobierno puso un obstáculo más para la realización de juicios por accidentes de trabajo. A la controversia que suscitó en el ámbito judicial la sanción de la nueva Ley de Riesgos del Trabajo, la cartera laboral sumó un bloqueo administrativo.

El nuevo obstáculo quedó al descubierto en una comunicación interna del Director general de Relaciones Individuales del Ministerio de Trabajo, Omar Nills Yasin, a los funcionarios del Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria (Seclo), un organismo que funciona como paso obligatorio previo a cualquier demanda en el fuero laboral. El texto prohíbe a los conciliadores abrir expedientes con fecha posterior al 1 de marzo pasado (en teoría, desde la vigencia de la Ley 27.348, sobre Accidentes del trabajo).

El presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas, Matías Cremonte, cuestionó la comunicación interna por entender que «apunta a obstaculizar el acceso a la Justicia» de los trabajadores que sufrieron un accidente y planean iniciar una demanda para reclamar una reparación.

«El procedimiento de la Justicia laboral obliga, antes de iniciar una demanda, a acudir al Seclo. Lo que hace esta comunicación es prohibirles a los conciliadores tomar audiencias y entregar actas. En todo caso deberían formalizar que ya no es más requisito pasar por el Seclo porque de lo contrario, esto es un obstáculo añadido a las propias comisiones médicas para acceder a la Justicia», precisó Cremonte.

Complicidad de la Corte Suprema

La Corte Suprema ha decidido acompañar al gobierno de Mauricio Macri en su diatriba contra los jueces del trabajo, los abogados laboralistas y contra los derechos laborales en general y la ofensiva hacia los sectores sindicales que no son sumisos respecto del poder político.

El Tribunal hizo explícita su posición al darle difusión a un fallo que obliga a un trabajador que perdió una demanda por un accidente laboral a pagar las costas del juicio. Se convirtió en el último eslabón de un camino regresivo, marcado por sentencias que recortan derechos laborales.

La nueva Corte que se terminó de constituir con Cambiemos, firma sentencias en favor de las empresas, de las ART y del modelo actual de Estado empresario que multiplica despidos, mientras pulveriza las conquistas laborales.

La Corte eligió una semana peculiar para difundir su decisión de hacerle pagar las costas de un juicio a un trabajador, Enrique López (cuando, además, lo habitual es que se repartan con el empleador o que prime el criterio de que los juicios laborales no deben acarrear gastos para el empleado). Un día antes, un juez federal con competencia penal, Marcelo Martínez de Giorgi, había decidido intervenir el sindicato de Canillitas y procesar a su hasta entonces titular, Omar Plaini. Es el cuarto sindicato intervenido en los últimos tiempos.

La sentencia contra López (firmada por todos los supremos menos Horacio Rosatti) es una de las pocas que la Corte difundió en los últimos tiempos, después del mal trago del fallo del 2×1. Ignacio Funes de Rioja, socio de Funes de Rioja & Asociados, coincidió en que el fallo no era “novedoso” pero señaló que sí era “relevante”.

Funes de Rioja dijo que le parecía “muy bien que la Corte intervenga para modificar un fallo de segunda instancia que era a todas luces arbitrario. Lo que hizo la Corte es lo normal, lo que no era normal era el fallo de la Cámara. No sé si es un mensaje político, pero sí creo que es un buen fallo de la Corte”.

“Y si fue un mensaje, creo que es un buen mensaje, en línea con la seguridad jurídica y con la necesidad de que, sobre la base de reglas claras, se puedan atraer las inversiones necesarias para crear empleo”, completó. La partitura de fondo es del presidente Mauricio Macri, que teoriza que cuando un trabajador hace juicio perjudica a otros y alimenta una supuesta industria del juicio que, además, desalienta inversiones. Exactamente lo contrario del espíritu con el que sentenció la Corte de 2004 cuando, por ejemplo, declaró inconstitucional el mecanismo para el cálculo de las indemnizaciones, que resultaba inequitativo porque se calculaba sobre un promedio basado en el salario de convenio, no en el de cada trabajador.

El mayor problema de las pymes es el costo de las ART, que en un contexto de crisis económica muchas veces se vuelve imposible de afrontar y quedan obligadas a sumir el riesgo de no contar con la cobertura. Por eso cuando el Presidente denuncia genéricamente mafias, lo que en verdad busca es crear una cortina de humo que confunda los motivos de la destrucción de empleo que se registra en el último año y medio, especialmente en el sector industrial.

Corte Suprema: Antes y después

Es importante repasar qué hizo la Corte anterior en materia laboral para poder entender la parábola que trazaron sus decisiones con el correr del tiempo hasta ajustarse al escenario político actual. En 2004, los Supremos declararon la inconstitucionalidad de la Ley de Riesgos de Trabajo; en 2009 declararon inconstitucional el despido de una delegada del Hospital Naval que pertenecía a un sindicato sin personería; en la misma línea declaró inconstitucionales los tramos de la Ley de asociaciones sindicales que impiden participar como delegados a los trabajadores que no estén afiliados a una organización con personería, una sentencia a favor de la libertad sindical.

  • Empleados que facturan. La regresión empezó poco antes del cambio de gobierno, en 2015. Dos fallos eran reclamos de dos anestesiólogos del Hospital Italiano que habían sido desvinculados y no reconocidos como empleados porque facturaban como autónomos, igual que muchos médicos de la institución. La Cámara Laboral los había reconocido como empleados. Lo que dice la Ley de contrato de trabajo es que si el demandante prueba sus prestaciones como empleado, la empresa tiene que demostrar que no lo es. La Corte cambió la interpretación y sostuvo que se probó que eran médicos independientes que facturaban a través de una asociación de anestesiólogos. No les reconoció la relación de dependencia. Firmaron Elena Highton de Nolasco, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda.
  • Riesgos de trabajo. Una sentencia de 2014, conocida como Urquiza, dijo que los reclamos contra las ART son acciones civiles y deben tramitar en la justicia civil en lugar de la laboral. El problema es que es un fuero que maneja principios distintos, exige otro tipo de pruebas y los trabajadores deben pagar tasa de justicia. Firmaron Highton, Maqueda y Raúl Zaffaroni.
  • Libertad sindical. En febrero de 2016 la Corte empezó a restringir la protección a los delegados sindicales que años antes había ampliado en los casos de ATE y el Hospital Naval. Esta vez le negó la reinstalación en su cargo a Andrea De Caso tras haber sido despedida cuando estaba en plena postulación para un cargo sindical en la Unión de Trabajadores Hoteleros. Firmaron Lorenzetti, Highton y Maqueda.
  • Edad jubilatoria judicial. El fallo que interpreta que los jueces, según la Constitución de 1994, deben jubilarse a los 75 a menos que obtengan acuerdo del Senado por 5 años más tiene características de un fallo laboral, según interpretan los laboralistas. Pero en este caso el problema no sería el fallo (firmado por Lorenzetti, Maqueda y Rosatti) sino la “doble vara”. La sentencia fue para que el ex camarista Leopoldo Schiffrin renuncie, pero se empezó a aplicar a otros jueces. A quien no se aplicó fue a Highton, la jueza de la Corte que consiguió una cautelar a su favor en primera instancia y logró que el Gobierno habilitara su permanencia.
  • Huelgas. El 7 de junio de 2016 la Corte sentenció (votos de Lorenzetti, Highton y Maqueda) que sólo los gremios pueden promover una huelga pero no pueden hacerlo grupos informales de trabajadores. Rechazó así el reclamo de un empleado del Correo que no estaba afiliado a ningún gremio pero que tomó medidas de fuerza y fue despedido. Previo a la sentencia se hizo una audiencia pública; fue antes del cambio de Gobierno.
  • Accidentes. La Corte (otra vez Lorenzetti, Highton y Maqueda) resolvió el mismo 7 de junio del año pasado que el reajuste de las indemnizaciones por accidentes de trabajo que dispuso la ley 26.773 sólo se aplica a accidentes y enfermedades posteriores a noviembre de 2012, cuando sancionó el nuevo sistema. La Cámara laboral había dicho que se podía utilizar para hechos anteriores. El alto tribunal hizo una interpretación restrictiva en favor de la economía de las ART.
  • Despidos estatales. Los miles de despidos en el Estado se perfilaron desde los inicios del gobierno de Macri como uno de los grandes asuntos en puerta que se deberían dirimir en el fuero del trabajo. En noviembre de 2016 la Corte suspendió una sentencia de la Cámara laboral y ordenó sacar de sus puestos a cuatro empleadas de planta de Lotería Nacional que habían sido reincorporadas (otra vez firmaron Lorenzetti, Maqueda y Highton). A fines de febrero pasado, el tribunal rechazó un planteo de ocho empleados contratados despedidos de la Afsca. La Cámara laboral había considerado que eran despidos discriminatorios, por tratarse de trabajadores afiliados a Nuevo Encuentro. La Corte resolvió que el caso debe tramitar en el fuero contencioso administrativo, que no tiene reglas ni mecanismos de protección para los trabajadores. El mismo día, el Gobierno denunciaba a los camaristas laborales que avalaron la paritaria bancaria del 24 %. Empezaba la guerra explícita del Gobierno con los jueces del trabajo.

“La industria del juicio no existe” 

Así se titula el comunicado del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPACF), que “asiste azorado ante un nuevo ataque a nuestra noble profesión”. La entidad presidida por Jorge Rizzo entiende que, en lugar de cambio, hay una continuidad de parte del Poder Ejecutivo a la hora de agredir a los letrados. Antes eran los abogados previsionales y los llamados caranchos”, que justificaron la reforma de la Ley de Riesgos del Trabajo del año 2012, ahora son nuevamente los laboralistas. Para el CPACF el objetivo detrás de este discurso es otro: “se intenta una peligrosa regresión en materia de política laboral a los nefastos años 90”.

El CPACF dice también estar “absorto” ante los “apoyos indiscriminados a violaciones constitucionales y/o derechos de los Trabajadores”, de ciertos colegas que nada dijeron sobre casos de gravedad como lo ocurrido con el fallo de la Corte Suprema que beneficia a condenados por delitos de lesa humanidad “. “Algunos de ellos, de manera descarada dicen representar a colegas, pero en realidad solo cuidan los intereses de sus clientes, los grandes grupos económicos y, en este caso puntual las ART o las empresas concesionarias de Servicios Públicos en su caso”, denuncia el Colegio.

Señalan que el diagnóstico es errado y que el problema con la “mal llamada industria del juicio” es que la mayoría de las empresas no cumple con sus obligaciones legales y eso da lugar a los reclamos ante los Tribunales Laborales, que fallan a favor del trabajador porque simplemente acreditan esas fallas.

“No existe en la Argentina real una política, ni controles en materia de Seguridad e Higiene del Trabajo, léase que no hay una verdadera prevención sino un mero interés de las empresas de pagar lo menos posible, sin importar realmente el cuidado de la vida y/o la salud de los trabajadores”, denuncia el comunicado.

“Evidentemente resulta mucho más económico para las empresas insultar a los trabajadores de la Abogacía en vez de realizar las inversiones necesarias para prevenir los riesgos así como las necesarias para la erradicación legal del trabajo en negro”, añade el texto, que también cuenta con la firma del secretario General de la institución, Pablo Dameschik.

En Córdoba tampoco se quedaron callados. El Colegio de Abogados también se pronunció en contra de los dichos del Presidente, reprochándole que, si tiene conocimiento de esa “mafia” de jueces y abogados, que vaya a la Justicia y lo denuncie, en lugar de “agraviar al conjunto de los abogados”.

El Colegio cordobés rechaza ese “ataque generalizado” así como la atribución de responsabilidad por “el cierre de PYMES, generación de juicios laborales infundados y destrucción de fuentes de empleo futuras”.

“Creemos indispensable que de tener el Sr. Presidente conocimiento de la comisión de hechos delictivos por parte de abogados y/o magistrados del fuero laboral, formule las denuncias correspondientes, sin tender un manto de sospecha sobre todos los abogados litigantes del fuero del trabajo”, consigna el comunicado.

La Justicia Laboral de Rosario tiene demoras de más de 16 meses para fijar audiencias. Así lo manifestó la Asociación de Abogados Laboralistas. Los letrados aseguran que la solución está en sumar juzgados. «En Rosario y Gran Rosario tenemos un polo obrero grandísimo y solo diez juzgados laborales, con poco personal», advirtieron. Ello, significa «uno por cada 123.000 habitantes; cuando en Córdoba, esa tasa es de uno cada 40.000», ejemplificaron. Incluso, plantearon que «los trabajadores no le ven en su vida la cara al juez. La primera audiencia demora entre 7 y 16 meses, dependiendo del juzgado; pero en promedio, hoy se están fijando audiencias para mayo o junio de 2018. Hay mucha gente que después de un año ya no quiere saber nada».

Apoyo del sector empresario 

Desde la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA), se concordó con el discurso de Macri. Daniel Funes de Rioja, abogado de empresas y vicepresidente de la institución, calificó de “perverso” el sistema por el cual se resuelven los conflictos del derecho del Trabajo.

Funes de Rioja señaló que el sistema “ha generado profundas deformaciones tanto en el campo de los riesgos de trabajo, donde los accidentes de los días lunes o el reclamo por incapacidades son muchos mayores que los instaurados a nivel internacional y generan una industria del juicio que es innegable”.

El letrado coincidió también en el hecho de que las principales afectadas por este contexto son las pequeñas empresas, que “no aguantan”.

“Si tienen cinco empleados, uno las termina. Y además no contratan. Ahora que Argentina vuelve a conectarse con el mundo, la preocupación principal por quienes quieren invertir es el tema de los juicios porque no hay un sistema claro sino que hay muchos atajos para la industria del juicio”, sintetizó Funes de Rioja.

 El largo camino a los juicios laborales 

Son varios los caminos para llegar a juicio, pero ninguno es placentero. Y por lo demás, tampoco es que el camino sea demasiado llano. La prescripción de los créditos laborales es de dos años, demasiado breve si se toman en cuenta incumplimientos patronales de larga data. Pero además, el sistema somete al trabajador a una instancia previa de conciliación en la que, tentado por la necesidad, tal vez opte por aceptar lo primero que ofrezca la empresa demandada.

Es decir: la vía judicial es utilizada por el trabajador luego de haber soportado el abuso empresarial. Llega a los tribunales aquél que puede, y no todos los que deberían.

Aquel que trabaja sin estar registrado, que cobra menos de lo que prevé el convenio o que es acreedor de horas extras impagas sabe que será despedido si reclama. Por eso la enorme mayoría de los trabajadores sólo reclaman cuando la relación se terminó, cuando ya no hay posibilidad de ser despedido como represalia por quejarse. El sistema legal-judicial cuestionado por el gobierno se basa en algunos principios fundamentales. Pero ninguno de ellos toma como sujeto damnificado al empleador. Y ello es obvio por varias razones: en primer lugar porque la propia Constitución indica que las leyes laborales deben dictarse para proteger al trabajador, pero además porque el único que está en condiciones de causar un daño cierto a la contraparte es, precisamente, el empresario. El trabajador, de forma individual, ni siquiera cuenta con la herramienta de la huelga, reservada por norma básica a los gremios.

La legislación laboral que hoy se cuestiona es, en suma, un compendio de condiciones que intentan limitar el abuso empresarial. Sin ley, o con leyes flexibles, hay abuso. Y los reclamos en sede judicial se dan fundamentalmente por incumplimiento de las obligaciones a cargo del empleador.

El sistema judicial no es una antojadiza invención contra las empresas, sino la consecuencia del propio incumplimiento patronal. Si fuese por rigurosidad jurídica, valdría entonces agregar que desde 1957 los empresarios argentinos quebrantan la manda constitucional de repartir sus ganancias entre el personal. Pero de ello nadie se queja.

Lo que se cuestiona desde el empresariado, de hecho, no es tanto la pericia de los abogados laboralistas ni la interpretación de algunos magistrados, sino las normas que sostienen ese régimen protector: molesta que las normas y las pruebas deban entenderse en el sentido más favorable al trabajador, irrita que en caso de duda se aplique la norma más benigna para el operario, indigna que los obreros no puedan renunciar a sus derechos, que no se los pueda despedir sin causa, que no se puedan alterar condiciones esenciales del contrato, que esté multado el fraude laboral. Fastidia, en suma, el sentido de las propias leyes, que constituyen el fondo del debate.

Los datos vs la “teoría” de Macri 

Durante 2016 las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (ART) no solo mejoraron su facturación sino que apenas el 19 % de los siniestros registrados llegaron al fuero laboral y, por si fuera poco, estos representan solo el 1 % de los trabajadores registrados. A esas conclusiones llegó una investigación realizada por el centro de estudios Atenea. Por lo tanto, según demuestra el informe, la denuncia del presidente Mauricio Macri referida a la existencia de “mafias laborales” que hacen colapsar los tribunales está más relacionada con la reinstalación de la flexibilización laboral que con la defensa de los derechos del trabajador.

El trabajo detalla que la Unión de Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (UART) reconoció que las compañías de seguro recibieron durante el año pasado unas 127.503 demandas. Si bien la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) –el organismo que las controla– registró unas 10 mil demandas menos, señalan “el alza extraordinaria de juicios de fines del año pasado, en donde los trabajadores iniciaron sus reclamos previendo la reforma de la Ley de Riesgos de Trabajo”, algo que finalmente se concretó en febrero pasado.

Hasta ahora la SRT no publicó la cantidad de accidentes laborales ocurridos durante 2016 pero los especialistas del centro de estudios Atenea, que conduce Damián Ledesma, indican que “de haberse mantenido el promedio de accidentes de 2013, 2014 y 2015 (unos 664.986) y tomando en cuenta la cantidad de juicios publicados por la UART, se concluye que solo el 19 % de los accidentes de trabajo llegan a juicio”. Es más, si se considera el universo de trabajadores registrados en las ART, casi 10 millones, “las demandas presentadas representan sólo el 1 % de los trabajadores cubiertos por el Sistema de Riesgos de Trabajo”. En rigor, el supuesto colapso de los tribunales laborales no es tal.

Incluso, afirma el estudio que durante el pasado año “un conjunto de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo, representativas del total del sector, obtuvieron un resultado positivo que asciende a los $ 9.500 millones, con una alza interanual del 41 %”. Todos estos datos fueron recabados por Atenea de los estados contables que publica justamente la Superintendencia de Seguros de la Nación. Se trata de “once compañías que concentran el 83 % de los trabajadores cubiertos del sistema. Los números muestran que, lejos de quebrar, estas empresas han consolidado su posición económica y financiera”.

A comienzos de este año el gobierno de Cambiemos avanzó sobre la Ley de Riesgos de Trabajo a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU 54/17), que retocaba aspectos vitales de la Ley de Riesgos del Trabajo. Los cuestionamientos no se hicieron esperar y se centraron en la reinstalación de artículos que habían sido declarados inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia. Ante ello, la administración remitió un proyecto de ley mediante convocatoria a sesiones extraordinarias donde se terminó convirtiendo en ley. Para Atenea, “el nuevo régimen fue el primer triunfo legislativo de la flexibilización laboral”.

La afirmación se sostiene en la imposición de la obligatoriedad, por parte del trabajador que sufrió un accidente laboral, de realizar el trámite ante las comisiones médicas. Entonces, la trampa, si se quiere, está en que la norma prevé que si el trabajador accede al trámite administrativo de las comisiones médicas y aún así recurre al reclamo judicial “no podrá cobrar la suma que eventualmente se le reconozca en sede administrativa” por lo que, a diferencia de lo que sucedía antes, “ya no podrá tomar la indemnización como pago a cuenta, forzando el desaliento del reclamo”. Si bien la norma prevé que el trabajador acuda con un abogado a realizar el trámite, las comisiones médicas sustituyen a los jueces naturales, y siguen constituidas por médicos (y no por expertos en derecho). El estudio sostiene que la necesidad de reformar esta ley es lo que provocó que “el Poder Ejecutivo instalara la consigna del colapso del sistema de la Ley de Riesgos del Trabajo, provocado por la supuesta ‘industria (mafiosa) del juicio’”.

Ahora bien y según lo que prevé la Constitución Nacional, las provincias deben adherirse a esta reforma legislativa. Esto provocó que exista lo que Atenea definió como “la carencia de comisiones médicas” en el territorio argentino, lo que provoca no pocos inconvenientes a la hora hacer operativa la ley, “obligando a los trabajadores a trasladarse varios kilómetros para iniciar un reclamo”.

Pero, además, hay otro tipo de complicaciones para el funcionamiento pleno de la norma. Por ejemplo, la gobernadora María Eugenia Vidal busca aplicar esta ley. Según el estudio de Atenea, el Frente Renovador presentó un proyecto de adhesión que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados bonaerense. Sin embargo, el Senado local lo rechazó a instancias del Frente para la Victoria, que contó con el respaldo de las centrales obreras y los colegios de abogados. “Es decir que en provincia de Buenos Aires, actualmente, el trabajador tiene libre acceso a la Justicia”, afirmó el estudio.

En Córdoba, en tanto, al rechazo a la ley nacional le agregaron además un nuevo formato, al determinar que el procedimiento previo ante las comisiones médicas “será obligatorio en tanto efectivamente se creen estas comisiones en cada jurisdicción” y, a la vez, habilita la posibilidad de que el trabajador “cobre el crédito reconocido en trámite administrativo y pueda ir a juicio tomándose como pago a cuenta” que la norma nacional hoy prohíbe.

“No hay industria del juicio, hay industriales que no quieren justicia para los trabajadores”

Néstor Pitrola, candidato a senador por la Provincia de Buenos Aires del Frente de Izquierda, se refirió a la resolución de la Corte Suprema de Justicia Nacional de imponer los costos del juicio al trabajador cuya demanda laboral ha sido rechazada.

«El fallo y la campaña mediática que la acompaña busca generar un amedrentamiento entre los trabajadores, para que teman iniciar la instancia judicial, último recurso en defensa de sus derechos. Va en la línea que viene reclamando el gobierno, que prepara una nueva reforma laboral flexibilizadora para después de las elecciones. La ley de ART y la campaña patronal para que los trabajadores desistan de enjuiciar a los responsables de sus accidentes laborales, complementa una ofensiva contra los convenios colectivos de trabajo y el conjunto de los derechos laborales, que traerá más precariedad laboral y por lo tanto más accidentes: el “gasto” que quieren ahorrarse. Los propios jueces reconocen en el fallo que resuelven sobre un punto que excede sus atribuciones.»

«La campaña contra ´la industria del juicio´ del gobierno va en sintonía con el ajuste que se descarga contra los trabajadores y las recomendaciones de los organismos internacionales como la OCDE. Son los empresarios de la industria, que apoyaron al kirchnerismo y ahora apoyan a Macri, los que no quieren pagar las condiciones de trabajo y seguridad de los trabajadores.»

“El papel de la CGT -que acordó la reforma regresiva de la ley de ART y mantiene una tregua vergonzosa con los ajustadores- da cuenta de que la defensa de los trabajadores requiere un relevo urgente de la dirigencia sindical y una nueva dirección en el movimiento obrero”.

“Pero además se suma el ataque a los jueces del fuero laboral, que tiene el propósito de “encuadrar” a los magistrados “rebeldes” que fallan a favor de los trabajadores.

«El Frente de Izquierda, en contraposición a esta orientación, defiende la vida y la salud de los trabajadores, las condiciones de trabajo y, de manera irrestricta, los convenios colectivos de trabajo».

 Fuentes: Página 12, LID, Diario BAE, TEL, https://www.tiempoar.com.ar, Resumen Latinoamericano, https://notasperiodismopopular.com.ar, InfoGremiales, Rosario/12, www.ambito.com.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229272&titular=denuncian-a-macri-ante-la-oit-

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Estados Unidos en Venezuela

Por: Silvina Romano y Aníbal García

El Congreso estadounidense viene dedicando importantes energías y recursos a “resolver” la situación en Venezuela, como si se tratase de territorio soberano estadounidense. Solo en lo que va de 2017: se aprobó una ley (en enero) mediante la cual se asignan 7 millones de dólares para la “asistencia para la democracia y los derechos humanos de la sociedad civil de Venezuela”; una propuesta de ley para los refugiados venezolanos (abril), otra propuesta para la Asistencia Humanitaria y la defensa de la Gobernanza Democrática (mayo), además de una resolución para instar al presidente Trump a implementar sanciones (abril).[1] Sin dudas, el proyecto de ley más “integral”, fue el presentado por un grupo bipartidista de 15 senadores estadounidenses, encabezado por Ben Cardin (Demócrata) y Marco Rubio (Republicano) a principios de mayo (S. 1018).[2] El proyecto presenta al menos dos dimensiones interesantes y sugerentes para agregar a los análisis sobre el conflicto en Venezuela desde la perspectiva de los intereses estadounidenses: la relativa al texto del proyecto de Ley en sí mismo – que puede ser comprendido como una suerte de mapa a seguir por el gobierno-sector privado estadounidense en Venezuela- y la relativa al petróleo y la seguridad estadounidense.

Lineamientos para el retorno al neoliberalismo en Venezuela

La Ley Cardin “para proveer ayuda humanitaria al pueblo de Venezuela, defender la gobernanza democrática y combatir la expansión de la corrupción pública en Venezuela” es presentada como una hoja de ruta para los organismos del gobierno estadounidense y sus funcionarios, así como para organismos internacionales, dando por sentado que finalmente se llegará a un escenario propicio para aplicar las medidas propuestas, muchas de las cuales han sido rechazadas de modo contundente por el gobierno venezolano –el cómo se logra este escenario, está asociado a las estrategias de desestabilización que han sido aplicadas sistemáticamente, cada vez con mayor insistencia y virulencia, panorama en el que se incluyen planes del Comando Sur como Operación Freedom 2[3].

Los aspectos que aborda el proyecto de ley son: asistencia humanitaria, apoyo a la OEA en la aplicación de la Carta Democrática; apoyo de organismos internacionales en el monitoreo de elecciones; apoyo a los países del Caribe. Como justificación de estas medidas se enuncia lo relativo a la corrupción y el narcotráfico (planteando sanciones concretas para funcionarios venezolanos), así como la relación de PDVSA con empresas rusas y la amenaza a la seguridad de EEUU.

Como asunto fundamental, se proporcionan una serie de datos sobre la crisis alimentaria y de acceso a medicinas en Venezuela, aduciendo que hay altos índices de malnutrición, especialmente en niños. Llama la atención que este tipo de atención solo vaya destinada para Venezuela, cuando en América Latina hay países como Guatemala donde uno de cada dos niños entre cero y seis años sufre de desnutrición;[4] o México, donde más del 50% de la población vive por debajo de la línea de pobreza.[5]

Desde un inicio, el documento presume que el gobierno venezolano es autoritario y que no representa los intereses o necesidades de los venezolanos y por eso el objetivo es que el Presidente Maduro acepte la ayuda para resolver la “crisis humanitaria”; restituya los poderes a la Asamblea Nacional; permita llevar a cabo elecciones “de acuerdo a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela” (Sec.3). En particular esta última “sugerencia” da cuenta de un ánimo intervencionista, al poner en duda el propio conocimiento del gobierno de Venezuela sobre lo establecido en la Constitución, cuando el gobierno ya ha planteado una alternativa, la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente, que por no responder a los cánones democráticos esperados por la comunidad internacional y la oposición, ha sido definida como “ilegítima” (a pesar de que es una alternativa que figura con claridad en la Constitución).

Pero el intervencionismo se exhibe con mayor claridad aún en lo referido al modo en que se implementará la “asistencia humanitaria”: fluirá por medio de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) y ONGs, que además de proveer los alimentos y medicinas “necesarias”, gestionarán “asistencia técnica para garantizar su distribución además de procurar mejorar la transparencia y accountability de las instituciones públicas de Venezuela” (Sec 4, incisos 3 y 4). Se deriva de esta propuesta que los técnicos estadounidenses y de ONGs locales asociadas a la USAID serían los encargados de intervenir para reorganizar el funcionamiento correcto de los organismos estatales. A esto se suma además la actuación de la ONU, la Organización Panamericana para la Salud, el BID y el BM (Sec. 5, inciso 3). Se plantea entonces, sin reparo, el desembarco de las Instituciones Financieras y Organismos Internacionales coordinados por oficinas del gobierno estadounidense para “reorientar” al Estado venezolano. Trayectoria que no solo remite al recetario neoliberal (que probó ser fallido en Venezuela), sino que se trata de un modus operandi pos-Golpe aplicado en varias experiencias anteriores (especialmente sugerente es el caso de Guatemala en 1954).[6] Tal vez debido a estos antecedentes, el proyecto de Ley considera que estas sugerencias son prácticamente un hecho y solicita la asignación de un presupuesto de aproximadamente 10 millones de dólares para su ejecución (Sec. 7).

Como medida de presión complementaria de cara a lograr el escenario requerido para aplicar los lineamientos planteados, se propone trabajar con mayor énfasis en las sanciones para funcionarios venezolanos “corruptos”, responsabilizándolos por la erosión de la democracia (Sec 9 y 10). Una apuesta que ha tenido éxito en Brasil, con el Lava Jato y el corolario de cárcel de 9 años para Lula da Silva, todo un montaje dirigido a dirimir los conflictos políticos a través de la vía judicial, para eliminar las alternativas políticas posibles[7].

Pero no se trata solo de “limpiar” la burocracia Estatal venezolana y (re)construir un Estado a imagen y semejanza de la “democracia neoliberal”. Se propone para ello asfixiar la economía venezolana. Por un lado, se enfatiza en la necesidad y urgencia de que EEUU se acerque a los países del Caribe que estén vinculados a Venezuela por medio del petróleo –y que son los que vienen bloqueando en cierta medida la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela en las votaciones de la OEA. Se postula la necesidad de lograr un mayor acceso a las fuentes energéticas de esos países, incluido el desarrollo de proyectos de financiamiento de energías alternativas por medios público-privados (Sec. 8). Se pide la acción conjunta de Departamento de Estado, USAID y la Overseas Private Investment Corpororation (todos organismos que han estado implicados en procesos de desestabilización desde la Guerra Fría hasta la actualidad).[8] Por otro lado, se busca debilitar a PDVSA, aduciendo que se trataría de una empresa que pone en riesgo la “seguridad nacional” de Estados Unidos.

CITGO, la “amenaza” a la Seguridad Nacional de Estados Unidos

Uno de los rubros destacados de la Ley Cardin es el llamado de atención sobre PDVSA y su filial en Estados Unidos, PDVSA-CITGO. Según el texto S.1018, CITGO tiene una importancia crucial para la Seguridad Nacional estadounidense, con implicaciones geopolíticas preocupantes, más allá de la inestabilidad económica y política venezolana. Según las propias fuentes estadounidenses, PDVSA obtuvo un préstamo de la petrolera Rosneft -controlada por el gobierno ruso- utilizando 49.9% de la filial estadounidense de PDVSA, CITGO Petroleum Corporation, incluyendo sus activos en Estados Unidos, como garantía”.[9] Se aduce de que se trata de un asunto vital para la seguridad nacional estadounidense, en términos estratégicos, pues se estima que CITGO posee y controla infraestructura en 19 estados estadounidenses, incluyendo tuberías, refinerías en Louisiana, Illinois y Texas, que procesan 749 mil barriles al día, más de 6 mil gasolineras en 27 estados, sobre todo de la Costa Este. La refinería de CITGO en Louisiana es la sexta refinería en tamaño en Estados Unidos. Aun tomando nota de estas características, CITGO no se compara con las grandes petroleras de EEUU, como Exxon, que ha sido catalogada como la empresa de hidrocarburos más grande del mundo[10]. De modo tal que las sanciones solicitadas estarían dirigidas a generar un embargo que disminuya considerablemente las finanzas venezolanas en un contexto de baja de los precios de petróleo a nivel mundial.

Por otra parte, la voz de alarma se enciende al asegurar que en caso de “default o incumplimiento de las obligaciones por parte del Estado venezolano”, una filial de PDVSA como CITGO, podría quedar en manos de la rusa Rosneft y se desliza que eso permitiría la “penetración rusa” en EEUU (Sec 11, inciso 5). Esto que es presentado como una posible estrategia de injerencia ruso-venezolana es rápidamente desbaratado por los hechos: no se trata de la influencia de CITGO, sino del protagonismo de las petroleras en la política y la economía estadounidense en general (debido al modo en que opera el cabildeo y la puerta giratoria en esa democracia: baste recordar que el actual secretario de Estado, Rex Tillerson, es histórico CEO de Exxon). Un ejemplo es que CITGO cabildea desde hace meses en la Casa Blanca y aportó 500.000 dólares a la campaña de Trump, sumándose a acciones similares de Chevron, Exxon, BP, etc.[11] Así, es poco probable que CITGO constituya una verdadera amenaza para un gobierno como el estadounidense, respaldado por las grandes petroleras, que lejos de destinar energías a preocuparse por una intervención rusa, apuestan por un plan de expansión (America First Offshore Energy) que pretende hacer de Estados Unidos el “líder y principal proveedor de energéticos a nivel mundial y asegurar los principales mercados de energéticos del mundo”.[12]

Por todo lo anterior, para Estados Unidos es primordial que de un modo u otro se “reemplace” al gobierno actual por otro predispuesto a subordinarse política y económicamente. Por lo pronto, en las próximas semanas vencerán los plazos relativos a las sanciones y juicios a funcionarios venezolanos, de modo que habrá que estar atentos a nuevos capítulos del intento de intervención de Estados Unidos en América Latina. Veremos…

[1] Congressional Research Service, “Venezuela: Background and US Policy”, June 2017, pp 29-30.

[2] https://www.congress.gov/bill/115th-congress/senate-bill/1018/text

[3] http://www.celag.org/el-comando-sur-en-america-latina-y-la-inestabilidad-en-venezuela-por-silvina-romano/

[4] http://www.hispantv.com/noticias/guatemala/327268/desnutricion-derechos-ninos-programas-jimmy-morales

[5] http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/03/23/1082333

[6] http://www.journals.unam.mx/index.php/deraizdiversa/article/view/58498

[7] http://www.celag.org/lawfare-la-judicializacion-de-la-politica-en-america-latina/

[8] http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-47052012000300011

[9] “Venezuela Humanitarian Assistance and Defense of Democratic Governance Act of 2017” https://www.congress.gov/bill/115th-congress/senate-bill/1018/text

[10] https://www.forbes.com/sites/laurengensler/2017/05/24/the-worlds-largest-oil-and-gas-companies-2017-exxon-mobil-reigns-supreme-chevron-slips/#29dc39974f87

[11] http://docquery.fec.gov/pdf/286/201704180300150286/201704180300150286.pdf en concreto véase la página 21. CITGO a su vez, contrató a la firma de Corey Lewandowski (ex asesor de campaña de Trump) para tener injerencia en las decisiones políticas estadounidenses respecto a restricciones y sanciones.

[12] https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2017/04/28/presidential-executive-order-implementing-america-first-offshore-energy

Fuente: http://www.celag.org/estados-unidos-en-venezuela/

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El pensamiento crítico latinoamericano hoy

Por:Emir Sader

Siempre habían coincidido períodos históricos importantes para el continente y auges del pensamiento crítico latinoamericano. El período vivido por varios países del continente en este siglo configura, sin ninguna duda, un período especial en que, a pesar de los efectos negativos vividos por el continente como resultado de las grandes trasformaciones regresivas vividas por el mundo en las últimas décadas y por las tendencias negativas predominantes en el mundo actualmente, tuvimos países que han reaccionado positivamente, a contramano de lo que pasa en el mundo.

No solo fue un período importante por ello, sino por el surgimiento, como una de sus expresiones, de una generación de líderes políticos excepcionales, como Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, entre otros. Bastaría ello para confirmar que es un período extraordinario.

Sin embargo, tampoco se puede negar que el pensamiento crítico no ha estado a la altura de los desafíos políticos enfrentados por esos gobiernos, no se ha generado un período de auge de nuevas construcciones teóricas muy importantes para el pensamiento latinoamericano. ¿A qué se debe ello?

Sin duda una de las dificultades es la misma complejidad de ese período, su carácter contradictorio. Globalmente es un período de retrocesos, con el paso de un mundo bipolar a un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial norteamericana; con el paso de un ciclo largo expansivo del capitalismo a un ciclo largo recesivo; con el paso de la hegemonía de un modelo de bienestar social a la de un modelo de competencia libre en el mercado. América Latina vivió esos cambios de forma concentradamente negativa, marcados por la crisis de la deuda a finales de los años 1970; dictaduras militares en algunos de los países más importantes del continente; y por ser la región del mundo que tuvo más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales.

Las dificultades para comprender cómo, en un marco negativo como ese, fue posible el surgimiento de gobiernos progresistas, es un problema teórico que hay que descifrar, para poder enfrentar los dilemas del nuevo período, así como las herencias como Estados mínimos y economías desindustrializadas, con la soya y la extracción de productos primarios con un rol importante, con la mayor parte de los trabajadores sin contrato de trabajo, con profundas desigualdades sociales, entre otras.

Gobiernos antineoliberales

Comprender el carácter antineoliberal de las izquierdas en nuestro tiempo, así como el carácter de esos gobiernos, que han tenido como prioridad las políticas sociales y no los ajustes fiscales; los procesos de integración regional y el intercambio Sur-Sur y no los Tratados de Libre Comercio con los EEUU; el rescate del papel activo del Estado como inductor del crecimiento económico y como garante de las políticas sociales, en lugar de la centralidad del mercado, es condición para comprender la era neoliberal del capitalismo.

Las dificultades para esa comprensión han llevado a que algunos intelectuales y corrientes de pensamiento hayan sido llevados a rechazar el rol del Estado y a centrar su reflexión y las formas de acción en la “sociedad civil”, en contra del Estado, de la política, de los partidos. Han propuesto la “autonomía de los movimientos sociales” respecto a la política, recayendo en posiciones corporativas y que han relegado a los que han adoptado esa posición a la defensiva permanente, a la impotencia en la disputa política y finalmente a la intranscendencia e incluso a la desaparición de algunos movimientos, como fue, por ejemplo, el caso de los piqueteros.

Una vez surgidos gobiernos con los rasgos apuntados, esa dirección de pensamiento ha desconocido su importancia, empezando por disminuir profundamente las desigualdades sociales en el continente más desigual del mundo, el fortalecimiento de los Estados en la lucha por la superación del neoliberalismo, el fortalecimiento y expansión de procesos de integración regional independientes de los EEUU, como única región del mundo que tuvo un conjunto de gobiernos antineoliberales y procesos de integración con esos rasgos.

Reducir a gobiernos como los de Bolivia y Ecuador a “modelos extractivistas” es un reduccionismo economicista radical. Los gobiernos de Perú han sido eso. Los de Bolivia y Ecuador no pueden ser reducidos a eso, incluso porque sus rasgos fundamentales son otros –sociales, étnicos, políticos, culturales, económicos–, que van mucho más allá de una caracterización tan reductiva y simplista como esa.

Como resultado, una parte de la intelectualidad latinoamericana ha quedado aislada de los más importantes procesos políticos que sus países y Latinoamérica han vivido. El sectarismo, el intelectualismo, la falta de contacto con la realidad concreta de los países y de los pueblos de nuestro continente, los ha reducido a producir artículos críticos, a una incapacidad de pensar lo nuevo, impidiéndoles ir más allá de las teorías clásicas.

Pero una parte del pensamiento crítico ha sabido comprender los rasgos innovadores del nuevo período histórico, de la lucha por superar el neoliberalismo, a contramano de las tendencias dominantes del capitalismo en escala mundial. Han comprendido la naturaleza de esos gobiernos, sus particularidades y por ello, entre otras cosas, han hecho los mejores balances críticos de esos gobiernos. (Como se puede ver en el libro Las Vías Abiertas de América Latina, en sus ediciones ecuatoriana, argentina, venezolana y boliviana, y luego en la brasileña). La obra de Álvaro García Linera, el más importante intelectual latinoamericano contemporáneo, es la mejor expresión de esa capacidad de comprender esos fenómenos y de cómo ellos permiten la mayor creatividad teórica, los mejores balances y las mejores proyecciones del futuro posible del continente.

En el momento en que incluso los organismos que tradicionalmente habían representado el pensamiento crítico han perdido representatividad, capacidad de aglutinación y de convocatoria del pensamiento crítico, es hora de que nuevas generaciones de intelectuales críticos ocupen el lugar de destaque y produzcan, apoyados en lo mejor que se ha generado, un nuevo pensamiento crítico latinoamericano, a la altura de los desafíos que el continente enfrenta.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229274

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Las deudas abiertas de Hamburgo

Por: Alberto Acosta

Compromisos en extremo generales, con muy escaso contenido concreto, caracterizan la declaración de clausura de la cumbre del G-20 en Hamburgo. Más allá de las tradicionales lecturas y análisis sobre los resultados obtenidos, que arrancaron apenas se despidieron los gobernantes de los países más poderosos del mundo, quedó absolutamente claro que en algunos puntos no se avanzó nada y en otros los problemas fueron ignorados olímpicamente.

En el tema de los acuerdos ambientales de París, los EEUU mantuvieron su posición y el cuestionado gobernante turco anticipó que su parlamento no ratificaría dichos acuerdos. Esto es lamentable para la Humanidad. Lo que se logró en la capital francesa a fines del 2015 era muy tibio. Lo que impulsa Donald Trump es grave: no solo más de lo mismo, sino más de lo peor…

Otro asunto es el relativo al endeudamiento externo. Esta cuestión afecta críticamente a 116 países en todo el mundo, como se desprende del informe anual de la organización alemana erlassjahr.de. Una situación que se explica sobre todo por el sistema imperante, que ha transformado históricamente a la deuda externa en una herramienta de dominación de las grandes potencias. Es lamentable que en este punto, cuando parecía haber algunos avances en la pasada reunión de ministros de finanzas del G-20 también en Alemania, en la ciudad hanseática ya no se dijo nada. Recordemos que en marzo del presente año, en el conocido casino de Baden-Baden, los ministros de finanzas hablaron de un esquema referencial: Operational Guidelines for Sustainable Finance, que se esperaba serviría para normar de alguna manera la concesión de créditos.

A la final de tanta palabrería en la cumbre organizada por la canciller Angela Merkel sabemos que los problemas no solo que seguirán siendo los mismos, sino que, con seguridad, aumentarán. Aceptémoslo, junto a la deuda externa financiera, emergen y se consolidan otras deudas, también externas: las deudas social y ecológica. Y todas esas deudas demandan nuevas y creativas luchas democráticas, al margen de la sinrazón destructora de unos cuantos que con su miopía alimentan y hasta dan pábulo para que se “justifique” la violencia estatal en todas sus formas.

Conocemos la miseria y la pobreza que provocan las crisis de la deuda financiera externa y lo que ocasionan las políticas fondomonetaristas para intentar -casi siempre inútilmente- resolverlas. Esos impactos sociales configuran una enorme deuda social, en la que los acreedores de la deuda financiera son los deudores de la deuda social. A la par, las grandes potencias económicas deberían asumir su corresponsabilidad por los destrozos provocados a la Naturaleza, en otras palabras deben aceptar y pagar su deuda ecológica.

No se trata simplemente de una deuda climática. La deuda ecológica encuentra sus primeros orígenes con la expoliación colonial –que empezó con la extracción de recursos minerales en Potosi o con la tala masiva de los bosques naturales, por ejemplo–, se proyecta tanto en el “intercambio ecológicamente desigual”, como en la “ocupación gratuita del espacio ambiental” de los países empobrecidos por efecto del estilo de vida depredador de los países industrializados.

Aquí cabe incorporar las presiones provocadas sobre el medio ambiente a través de las exportaciones de recursos naturales –normalmente mal pagadas y que tampoco asumen la pérdida de nutrientes y de la biodiversidad, para mencionar otro ejemplo– provenientes de los países subdesarrollados, exacerbadas por los crecientes requerimientos que se derivan de la aperturismo comercial a ultranza y por el servicio de la propia deuda externa financiera. La deuda ecológica crece, también, desde otra vertiente interrelacionada con la anterior, en la medida que los países más ricos han superado largamente sus equilibrios ambientales nacionales, al transferir directa o indirectamente contaminación   (residuos o emisiones) a otras regiones sin asumir pago alguno.

A todo lo anterior habría que añadir la biopiratería, impulsada por varias corporaciones transnacionales que patentan en sus países de origen una serie de plantas y conocimientos indígenas. En esta línea de reflexión también caben los daños que se provocan a la Naturaleza y a las comunidades, sobre todo campesina, con las semillas genéticamente modificadas, para mencionar otro ejemplo. Por eso bien podríamos afirmar que no solo hay un intercambio comercial y financieramente desigual, sino que también se registra un intercambio ecológicamente desigual, que resulta desequilibrado y desequilibrador.

La crisis provocada por la superación de los límites de la Naturaleza nos conlleva necesariamente a cuestionar la institucionalidad y la organización sociopolítica. Tengamos presente que, “en la crisis ecológica no solo se sobrecargan, distorsionan agotan los recursos del ecosistema, sino también los ‘sistemas de funcionamiento social’, o, dicho de otra manera: se exige demasiado de las formas institucionalizadas de regulación social; la sociedad se convierte en un riesgo ecológico” (Egon Becker). Este riesgo amplifica las tendencias excluyentes y autoritarias, así como las desigualdades e inequidades tan propias del sistema capitalista.

Ante estos retos, la tarea radica en el conocimiento de las verdaderas dimensiones de la sustentabilidad y en asumir la capacidad de la Naturaleza de soportar perturbaciones, que no pueden subordinarse a demandas antropocéntricas. Una nueva ética para organizar la vida misma es cada vez más necesaria. Se precisa reconocer que el desarrollo y el progreso convencional nos conducen por un camino sin salida. Los límites de la Naturaleza, particularmente exacerbados por las demandas de acumulación del capital, están siendo superados de manera acelerada.

La labor parece simple, pero es en extremo compleja. En lugar de mantener el divorcio entre la Naturaleza y el ser humano, hay que propiciar su reencuentro, algo así como intentar atar “el nudo gordiano” roto por la fuerza de una concepción de vida depredadora y por cierto intolerable, especialmente desde la implantación de patrones civilizatorios de corte patriarcal.

La economía debe subordinarse a las demandas de la sociedad y de la ecología. El ser humano antes que el capital, implica, a la vez, que el ser humando debe vivir en armonía con la Naturaleza. Por una razón muy simple, la Naturaleza establece los límites y alcances de la sustentabilidad y la capacidad que poseen los sistemas para auto regenerarse, de las que dependen las actividades productivas y sociales. Es decir, que si destruye la Naturaleza se destruye la base de la economía y de la sociedad misma.

Escribir ese cambio histórico, es decir el paso de una concepción antropocéntrica a una socio-biocéntrica (en realidad se trata de una trama de relaciones armoniosas vacías de todo centro), es el mayor reto de la Humanidad. Un reto que no será enfrentado por el G-20, que configura una suerte de gobierno global de los poderosos interesados en defender sus privilegios, un gobierno legitimado exclusivamente por el poder de unas pocas naciones.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229227

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Chile: Educación superior; Cinco puntos críticos para el Senado

Por: Raúl Figueroa Salas

El Senado tendrá la responsabilidad de enmendar en su esencia el proyecto de ley, lo que requiere tiempo, capacidad de escuchar y, sobre todo, una mirada de largo plazo que ponga el bien del país por sobre el cálculo político mezquino.

Luego de un año de discusión y ante el inminente despacho del proyecto de reforma a la educación superior desde la Cámara de Diputados al Senado, las críticas a su diseño se mantienen. La urgencia que plasmó el Gobierno en su discusión, que tuvo como símbolo una trasnochada sesión de la Comisión de Educación y un fugaz paso por la de Hacienda, no ayudó a despejar las dudas respecto de su alcance, tanto en lo que a responsabilidad fiscal se refiere como respecto del freno que puede significar para el desarrollo futuro del sistema de educación superior.

El Senado tendrá la responsabilidad de enmendar en su esencia el proyecto de ley, lo que requiere tiempo, capacidad de escuchar y, sobre todo, una mirada de largo plazo que ponga el bien del país por sobre el cálculo político mezquino.En un esfuerzo por sintetizar los aspectos más sensibles en los que debiese estar el foco del debate, a continuación se esbozan cinco puntos críticos que requieren ser abordados.

Lo primero es el déficit que la gratuidad, eje principal del proyecto, genera en las universidades. Durante el 2016 esta política, cuya implementación se inició mediante la Ley de Presupuesto, significó para 15 universidades un déficit de 20 mil millones de pesos, que sólo aumenta en la medida que la política se amplíe a jóvenes de familias con más ingresos. De hecho, de acuerdo a una estimación de Acción Educar ese déficit se incrementa en $4.000 millones si la gratuidad se amplía al sexto decil socioeconómico. El impacto en calidad de la pérdida que se genera es evidente y, aunque el Gobierno anunció recientemente cambios en la forma de calcular las transferencias de recursos a las universidades, nada permite señalar que el proyecto asegure una medida concreta para resolver esta situación adecuadamente.

Un segundo aspecto crítico dice relación con el excesivo costo fiscal que la gratuidad universal implica y el carácter regresivo de la política que se propone. De acuerdo a las estimaciones del Gobierno, esta política tiene en régimen un costo de US$ 3.600 millones al año, correspondiente a un 1,2% del PIB, lo que podría aumentar considerando que, como se dijo, genera por diseño un déficit en las instituciones de educación superior y, consecuencia de ello, una presión constante porque el Fisco se haga cargo de suplir con recursos esa falencia. Pero no sólo es una política cara, sino que además es injusta en cuanto a la distribución del gasto público; cuando la gratuidad universal esté en régimen, el Estado estará destinando prácticamente el doble de recursos en los estudiantes provenientes del 20% más rico de la población en comparación al 20% de menos recursos.

En tercer lugar, el proyecto que está por aprobarse en la Cámara de Diputados implica un control estatal excesivo que se contrapone a la necesaria autonomía que se le ha reconocido históricamente a las universidades. Este control se manifiesta en la atribución que se entrega al aparato estatal para fijar los precios y las vacantes del sistema que, paradójicamente, se traduce en restricción de cupos para los más vulnerables y, por ende, en estancar las mejoras en equidad en el acceso a la educación (materia en la que Chile tiene el mejor lugar de Latinoamérica). En la misma línea, la fijación de precios restringe la capacidad de las instituciones de desarrollar iniciativas complementarias y pone un límite a la calidad de sus proyectos.

Un cuarto punto dice relación con la homogenización del sistema y la pérdida de diversidad que ello implica. El nuevo sistema de aseguramiento de la calidad que se propone conlleva el riesgo de alterar la esencia de determinados proyectos educativos, forzando a todas las instituciones hacia un modelo de universidad compleja difícil de alcanzar. El desafío que tenemos es contar con proyectos de calidad, pero reconociendo la diversidad que facilita que cada joven, con inquietudes y capacidades distintas, encuentre un espacio de desarrollo. La tantas veces nombrada fijación de precios también influye en la inconveniente homogenización de los proyectos, ya que obliga a las instituciones a adecuarse a un modelo teórico de universidad que el Estado utiliza para asignar los escasos recursos disponibles.

Por último, el proyecto en comento tiene diversas disposiciones que entran en conflicto con la Constitución y que, de no resolverse, deberán zanjarse en el Tribunal Constitucional, tal como ya ocurrió con la glosa presupuestaria mediante la cual el Gobierno está impulsando la gratuidad. En términos generales, los aspectos del proyecto que chocan con la Constitución son los que limitan la autonomía de las instituciones de educación superior, tanto en la forma en que se pueden organizar como respecto de las operaciones que pueden llevar a cabo. Además, se aprecia un excesivo control estatal sobre ellas y una mirada restrictiva de la diversidad de los proyectos educativos, que no es compatible con el tratamiento que la Constitución le da a la libertad de enseñanza.

 

Raúl Figueroa Salas, director ejecutivo Acción Educar

Fuente: http://ellibero.cl/opinion/educacion-superior-cinco-puntos-criticos-para-el-senado/

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El lento despertar de un líder único

Por: Jesús Aller

Reseña de “Malcolm X. Una autobiografía contada por Alex Haley”

El libro vio la luz en 1964, un año antes del asesinato de Malcolm X, y fue resultado de más de cincuenta entrevistas que concedió al veterano escritor y periodista Alex Haley, famoso por el bestseller Raíces, quien se encargó luego de seleccionar el material y dar forma a la obra, aunque la revisión final de la mayor parte de ésta corrió a cargo del propio Malcolm. El interés del libro es enorme pues muestra en detalle la biografía y la lenta maduración del pensamiento de un personaje esencial de las luchas negras de los 60’ en Estados Unidos, un líder inteligente y carismático que no dejó apenas obra escrita. La versión española es de Capitán Swing (2015, trad. de César Guidini y Gemma Moral).

Primeros años: la experiencia

Malcolm vino al mundo en 1925 en Omaha (Nebraska), séptimo de los ocho hijos de Earl Little, un ministro baptista, y cuarto de los que éste tuvo con Louise Norton, una mulata antillana nacida de una violación. Su padre militaba en la UNIA de Marcus Garvey, que predicaba el retorno a África como respuesta a la segregación. La familia vivió después en Milwaukee y en Lansing (Michigan), donde en 1929 su casa fue quemada por la Legión Negra, una variante del Ku Klux Klan. Los bomberos miraban mientras se consumía, y luego la policía se afanó sólo en buscar la pistola con que su padre había disparado a los incendiarios. Dos años más tarde Earl Little fue asesinado por blancos segregacionistas, final que también tuvieron cinco de sus hermanos.

Empieza entonces una época aún más difícil. Con demasiadas bocas que alimentar, la madre se derrumba y en 1937 ha de ser internada en un psiquiátrico. Malcolm, adoptado por una familia amiga, gana fama de gamberro y con trece años es enviado a un centro de rehabilitación en Mason (Michigan), donde estudia en un instituto y trabaja de lavaplatos. No hay muchos negros en su entorno y los blancos suelen ser amables con él, pero no deja de sentirse una especie de mascota a la que no se atribuyen plenas capacidades humanas. Es una época marcada por el orgullo de ser uno de los primeros de la clase, el empeño de mantener la relación con sus hermanos y dramáticas visitas a la madre internada.

En el verano de 1940 visita a su hermanastra Ella, bien situada en Boston. Allí descubre que los negros pueden llegar a realizarse como personas en América mucho más de lo que había visto hasta entonces, pero esto mismo hace que de regreso en Mason, la escasez de horizontes le deprima. Al terminar el curso, logra que Ella se lo lleve con ella a Boston. El libro nos ilustra sobre la compleja sociedad negra de Nueva Inglaterra, dividida entre la marginación y una aceptación a medias que Malcolm acabará percibiendo como una traición. Tras conseguir trabajo de limpiabotas en la sala de baile Roseland, lustra los zapatos de gente como Benny Goodman, Duke Ellington o Count Basie, al tiempo que hace sus pinitos como alcahuete y pequeño traficante. Como no podía ser menos, conoce los placeres del güisqui y la marihuana, compra a crédito y se estira y tiñe el cabello.

Buscando nuevos horizontes, “Red”, que es como nombraban al apuesto mulato pelirrojo en que se había convertido, deja los betunes por la bandeja de camarero. Baile y chicas son su pasión, y sus crueldades con ellas terminan distanciándolo de Ella. Tras el ataque a Pearl Harbor encuentra trabajo vendiendo bebidas y helados en los trenes que van hacia el sur, y pronto se establece en Harlem, que se convertirá en su hogar. Despedido del tren por su mal carácter, viaja a Lansing, donde sus trajes y modos causan furor y hasta firma autógrafos. Más tarde, de camarero en Harlem, conoce en la barra la historia del barrio y se gradúa magna cum laude en un curso teórico sobre las formas más variadas de delincuencia. La galería de tipos que describe no tiene desperdicio.

Cuando es despedido por ofrecer una prostituta a un soldado de permiso que resultó ser un espía del ejército, el que ya es apodado “Red de Detroit” comienza a proveer de marihuana a sus amigos músicos. Así vive unos meses hasta que, hostigado por la policía, decide utilizar su tarjeta de empleado del ferrocarril para viajar por el país suministrando hierba a las orquestas de gira. Sólo tres cosas le aterrorizan en esta época: la cárcel, el trabajo o el ejército, y cuando es convocado a la oficina de reclutamiento, monta un hilarante número de paranoico polidrogadicto con el que consigue ser declarado inútil para el servicio.

Corre 1943 y Red, expulsado de los ferrocarriles tras una trifulca, se convierte en ladrón y atracador, usando cocaína para ponerse en forma. Tras un susto, trabaja en la lotería clandestina y luego en las apuestas, haciendo de guía para blancos adinerados que buscan experiencias especiales en Harlem y traficando con güisqui de matute. Las drogas arrastran a Red en su irrealidad destellante, y tras un viaje al filo de la muerte, es rescatado por un amigo que lo lleva a Boston. Allí pronto organiza una banda de desvalijadores de casas, reclutando para ello a Sophia, una rubia que es su amante desde su primera época en la ciudad y otros conocidos viejos y nuevos. Dan unos cuantos golpes, pero pronto son detenidos.

La conciencia

En febrero de 1946 Malcolm es condenado a diez años de cárcel. Comienza a cumplirlos en Charlestown, donde es “Satanás”, un inadaptado que blasfema y reniega de todo hasta que un compañero de reclusión respetado por sus conocimientos consigue animarlo a estudiar: inglés, latín. Pronto es capaz de escribir cartas legibles y más o menos correctas. En 1948 es trasladado a Concord, y a finales de ese mismo año, por influencia de Ella, a la colonia penitenciaria de Norfolk, de régimen mucho más laxo.

En Norfolk, a través de su hermano Reginald, llegan a oídos de Malcolm las doctrinas de Elijah Muhammad, el mensajero de Alá, líder de la Nación del Islam: El hombre negro fundó la civilización, pero fue sometido con toda clase de violencias por el hombre blanco, una raza diabólica creada por selección genética. Esta raza finalmente ha falsificado la historia y ha lavado el cerebro del hombre negro. El cristianismo es la religión impuesta a los negros, que les obliga a aceptar su postración y a adorar a un dios extranjero, de piel blanca. El islam es la religión que libera al hombre negro, destinado a derrotar en breve la maldad de sus opresores. El objetivo político de Elijah no es la integración en la sociedad blanca que defienden la mayor parte de los líderes negros, sino la creación de un estado propio para los negros americanos.

Estas ideas producen una conmoción en Malcolm, que ve en ellas la respuesta a todas sus preguntas. “Durante los años siguientes estuve en soledad casi total. Nunca había estado tan ocupado. Todavía me maravillo del modo en que cambié de mentalidad, mis viejas costumbres caían en el vacío como la nieve se desliza de los tejados. Era como si alguien -a quien yo no conocía muy bien- hubiera vivido del delito. Y me sorprendía cada vez que recordaba mi anterior personalidad.” Necesita expresar lo que siente y escribe cada día a Elijah, que a veces le contesta. Su afán de aprender no tiene límites, y devora los libros de la biblioteca. La historia universal le transmite como un leitmotiv la maldad esencial del blanco que ha esquilmado y oprimido a todos los pueblos del planeta. Decide dedicar su vida a propagar esta verdad.

Malcolm es liberado en 1952 y se establece en Detroit, donde vive con su hermano Wilfred y su familia, también conversos al islam. En septiembre viaja a Chicago y allí conoce personalmente a Elijah Muhammad. A partir de entonces se vuelca en el proselitismo y cambia su apellido paterno “Little” por la “X” que simboliza su auténtica y olvidada estirpe africana. Comienza a dirigirse a la comunidad en las reuniones semanales y en el verano de 1953 es nombrado ministro ayudante del templo. Sus desgarradas arengas expresan la revuelta contra siglos de opresión y mentira. Pronto decide dejar su trabajo y dedicarse por entero a predicar sus ideas. Su primer logro es reclutar tantos fieles en Boston como para abrir allí un templo. Su hermanastra Ella asiste conmovida a los sermones, pero tardará cinco años en convertirse.

Su siguiente destino es Filadelfia, donde consigue inaugurar otro templo, y después es nombrado ministro del de Nueva York. La ciudad es un reto difícil, pero trabaja las calles y sabe agudizar la contradicción de los negros cristianos, que practican la religión que los blancos les impusieron y consolida su opresión. Gracias en gran parte a los esfuerzos de Malcolm, la Nación del Islam progresa mucho en esta época, con nuevos templos en Springfield, Hartford y Atlanta. En 1956, Elijah pone a su disposición un Chevrolet para sus continuos desplazamientos. El libro nos instruye sobre los usos, dogmas y rituales de unos musulmanes atípicos, que por ejemplo no admitían una vida después de la muerte, en abierta contradicción con el Corán.

En enero de 1958 Malcolm se casa con Betty X, enfermera y seguidora también de la Nación del Islam; la primera de las seis hijas que tendrán nace ese mismo año. El siguiente, la firmeza de los musulmanes ante un caso de brutalidad policial en Harlem aumenta enormemente su popularidad y pronto programas de televisión y estudios académicos analizan el movimiento. La cólera del blanco contra los que “incitan al odio” no se hace esperar. A este respecto dice Malcolm: “Qué sentido tiene que el blanco pregunte al negro si le odia? Es como si el violador o el lobo preguntaran a sus víctimas: ‘¿Me odias?’ El blanco carece en absoluto de autoridad moral para acusar de odio a nadie.”

Ágil y correoso, debate con periodistas muchas horas y pronto su voz es conocida en todo el país, mientras las universidades más prestigiosas se disputan como orador al “demagogo de moda”. Contra los negros que defienden la integración, afirma que es insensato, además de imposible, integrarse en una sociedad en decadencia, abismada moralmente y condenada a la destrucción. Donde quiera que lo llamen, transmite fielmente las enseñanzas de Elijah Muhammad, que ahora viaja en su avión privado para presidir los actos multitudinarios de la Nación del Islam.

Madurez interrumpida

La relación de Malcolm X con la Nación del Islam se terminó rompiendo. Había sufrido una gran decepción cuando supo que Elijah Muhammad, apóstol de la honestidad, iba dejando un reguero de secretarias embarazadas y amedrentadas, pero siguió cumpliendo sus cometidos con plena dedicación. En esa época, su rol esencial en el movimiento despertaba la envidia de otros dirigentes, y al fin, tras el asesinato de J. F. Kennedy, el líder lo condenó a noventa días de silencio por un comentario bastante anodino sobre la responsabilidad última del clima de violencia que vivía el país. Le ayudó en este trance su amigo Cassius Clay, que invitó a toda su familia a Miami, donde preparaba el crucial combate contra Sonny Liston. Malcolm fue su guía espiritual esos días y en la hora crucial en el Convention Hall de la ciudad, donde conquistó el cetro de los pesos pesados.

Pronto llegan a Malcolm noticias de los primeros complots de sus viejos compañeros de lucha para asesinarlo, y sólo entonces toma la decisión de volcar toda su energía en forjar un movimiento, no exclusivamente musulmán, que pelee por los derechos humanos del negro americano con mucha más contundencia y proyección política que la Nación del Islam. Al mismo tiempo, comienza a plantear la liberación de la comunidad de color en términos de autodeterminación, y no de separación territorial, como había defendido hasta entonces. Realiza un primer acto en el centro de Harlem, en el hotel Theresa, donde planea fundar una mezquita, pero la complejidad de la situación creada lo anima a peregrinar a la Meca en busca de inspiración.

Tras visitar El Cairo, donde queda sorprendido de la pujanza industrial que observa, vive con entusiasmo los ritos seculares de la ciudad sagrada, rodeado siempre del afecto y admiración de todos hacia el famoso “musulmán norteamericano” amigo de Cassius Clay. El rey Faisal lo admite en audiencia y lo exhorta a predicar en Occidente una versión auténtica del islam, fiel a sus fuentes originarias. La solidaridad de razas existente en el mundo musulmán le hace ver con claridad que la fraternidad entre los seres humanos es posible. El odio al blanco deja paso entonces al odio a unas estructuras de explotación, y el islam se convierte para él en el instrumento más idóneo para alcanzar esa hermandad entre todos los hombres.

El viaje continúa luego con intensas visitas a Nigeria y Ghana, donde Malcolm toma conciencia de la importancia de mantener una comunicación sincera y afectiva con los líderes negros africanos, pues estos sin duda trabajarían por el fin de la segregación en los Estados Unidos si fueran conscientes de su brutalidad. Ve allí también en acción la nueva esclavitud que imponen los que codician las riquezas de aquellas tierras, y comprende que las de las dos orillas del Atlántico son en realidad manifestaciones de una única y eterna lucha de liberación.

De regreso en Estados Unidos, Malcolm X es usado como cabeza de turco durante las revueltas negras de 1964 y 1965 y acusado de instigar a las masas a la violencia. Él por su parte defiende el derecho de los oprimidos a combatir con todos los medios disponibles, al tiempo que condena el sustrato ideológico de los opresores, el cristianismo, que ha impuesto el racismo en todo el planeta. Se convierte de este modo dentro del movimiento por los derechos civiles de los negros, que alcanzaba su clímax en aquel momento, en el polo opuesto a la noviolencia que preconizaba el reverendo Martin Luther King.

Malcolm X, consciente de los riesgos de su lucha, nunca pensó que fuera a llegar a viejo, pero en sus últimos meses sentía la inminencia del final. Fue ésta una época marcada por una actividad frenética para difundir sus ideas y hacer progresar la organización política que había fundado, demasiado violenta para unos y moderada en exceso para otros, y por un acoso implacable por parte de la Nación del Islam, que incluyó un ataque a su casa con bombas incendiarias. Por fin, el 21 de febrero de 1965, cuando se disponía a hablar en el Audubon Ballroom de Manhattan, varios hombres se levantaron de la primera fila y le dispararon “en lo que parecía un pelotón de fusilamiento”. Murió casi instantáneamente.

El arsenal de la memoria

En un epílogo de la obra Alex Haley nos narra sus primeros contactos con Malcolm X cuando aún militaba en la Nación del Islam, la gestación de los artículos sobre él, de la famosa entrevista en Playboy de mayo de 1963 y finalmente de la propia autobiografía. Ésta arrancó con dificultad, pero la paciencia y el buen hacer de Haley consiguieron que los recuerdos de la niñez, del hampa y de la cárcel se convirtieran en una catarsis para el líder ajetreado y absorbido por las trifulcas cotidianas, al tiempo que dejaban para la posteridad un testimonio único de superación y lucha contra la alienación del ser humano.

Leyendo el libro descubrimos a un hombre que gustaba de averiguar la etimología de las palabras y cuya mayor emoción fue cuando los hermanos lograron sacar a su madre del manicomio y que viviera con la familia de uno de ellos; alguien capaz de meter la pata y reconocerlo luego, como cuando declaró alegrarse de la muerte de más de cien norteamericanos blancos de Georgia en un accidente de avión en París. El afán de perfeccionamiento y autocrítica de alguien siempre consciente de sus limitaciones fue la clave de su éxito como comunicador, sin olvidar su inteligencia, su indomeñable voluntad y su enérgica y hábil dialéctica.

Malcolm X supo trascender el instinto de supervivencia del delincuente del gueto y alcanzar una percepción lúcida de la explotación sufrida por la población negra. Y esta visión no hizo más que aquilatarse a lo largo de su corta vida, con el rechazo a cualquier forma de racismo y la búsqueda de tácticas políticas integradoras basadas en el activismo y la presión implacable desde la calle. En Harlem, que fue su universidad, aprendió lo esencial: que es la gente al final la que ha de sacar sus propias castañas del fuego, pero le hubiera gustado volver a otra donde saciar el enorme afán de saber que llevaba consigo.

Aunque desapareció demasiado pronto, su vida nos aporta lo que tal vez más necesitamos, un ejemplo soberbio de progreso y coraje.

Fuente: Blog del autor: http://www.jesusaller.com/

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Venezuela: La oposición redobla la apuesta

Por: Atilio Boron

Sólo espíritus ingenuos pueden desconocer que la oposición venezolana está instrumentando una estrategia a dos puntas para derrocar al presidente constitucional de ese país. Un sector optó por desatar la violencia en sus variantes más aberrantes como forma de instalar la imagen de una “crisis humanitaria” -producto del desabastecimiento planificado de productos de primera necesidad y la orgía de ataques, saqueos, “guarimbas”, incendios a personas vivas y atentados con “bombas molotov” a escuelas y hospitales- que sirva como preludio a una invasión no menos “humanitaria” del Comando Sur y, aplicando la receta utilizada en Libia para derrocar y linchar a Gadafi, producir el ansiado “cambio de régimen” en Venezuela. Hay un sector de la oposición que no concuerda con esa metodología porque barrunta que el final puede ser una guerra civil en donde las masas chavistas, quietas por ahora, salgan a dar batalla y pongan fin al enfrentamiento infligiendo una aplastante derrota a los golpistas. Pero esta ala de la oposición, llamémosla institucional o dialoguista (aunque en realidad no sea ni lo uno ni lo otro) estuvo durante estos meses sometida a la intimidación o lisa y llana extorsión de la fracción violentista que juzgaba como una incalificable traición el sólo hecho de sentarse a negociar con el gobierno una salida no violenta a la crisis.

Pero ahora las cosas parecen cambiar, y para mal. ¿Por qué? Porque al parecer las estrategias de ambas fracciones se han unificado bajo la batuta que desde Estados Unidos lleva el Comando Sur (el binomio terrorista formado por el Almirante Kurt Tidd y la ex embajadora en Paraguay y Brasil en tiempos de golpe de estado Liliana Ayalde). Debido a ello los sectores “dialoguista” han convocado, para este próximo domingo 16 de Julio, a un plebiscito o «consulta soberana» que no es otra cosa que la antesala de un golpe de estado porque en dicho ejercicio se le preguntará a la ciudadanía si quiere o no un cambio total e inmediato de gobierno y, simultáneamente, decretar la ilegitimidad de la legal y legítima convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente programada para el día 30 de Julio y que ha registrado ya más de cincuenta y cinco mil candidaturas en todo el país. Pero la oposición no quiere esperar todo ese tiempo y mucho menos competir en una elección con todas las reglas. Por eso montó este ejercicio absolutamente informal, sin ningún tipo de garantías ni registros; ni padrones electorales ni normas de recuento y fiscalización pública, en un país en donde, según lo asegurara el ex presidente James Carter, el sistema electoral es más transparente y confiable que el de Estados Unidos. Es más, según lo afirmara Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, una vez que las improvisadas mesas receptoras de votos terminaran su recuento y se proclamara el resultado del plebiscito –que obviamente darían el triunfo a quienes votaron derogar de inmediato al gobierno de Maduro – las actas serían quemadas para evitar futuras represalias del chavismo y, de paso, cualquier tipo de verificación independiente. Además, dijo que “el único requisito para poder emitir su opinión en la consulta popular es presentar su cédula de identidad, vencida o no, en cualquiera de los puntos soberanos” y, sin decirlo, dejó entrever que los ciudadanos podrán votar cuántas veces quieran y donde deseen. [1] Va de suyo que el gobierno bolivariano, como cualquier otro, desconocerá esta patética pantomima lo cual provocará la furiosa protesta de los antichavistas que, atizados por la propaganda de la derecha golpista, se sentirán estafados en su voluntad escalando a nuevos niveles de violencia la confrontación que ya azota al país. [2] 

Los autoproclamados defensores de la democracia y la república en nuestros países (así como el impresentable Secretario General de la OEA) han expresado su simpatía ante este estallido anómico que celebran como si fuera un venturoso florecimiento del protagonismo de la sociedad civil en Venezuela siendo que no es más que una siniestra maniobra para desatar una crisis que abra la puerta a una invasión del Comando Sur, eventualidad que es reconocida explícitamente por algunos personajes más moderados de la MUD, como el ya mencionado Ochoa Antich. Habrá que ver qué sucede este próximo domingo [nota escrita antes del 16 de julio] en Venezuela, y también cuál podría ser la repercusión en nuestros países. Quienes han manifestado su complacencia con esta iniciativa golpista de la oposición antichavista –políticos del establishment latinoamericano y la “prensa corrupta”, como la designara el ex presidente Rafael Correa- harían bien en pensarlo dos veces. No vaya a ser que aparezcan quienes, inspirados en el ejemplo venezolano, decidan también ellos convocar a una “consulta soberana” para preguntarle a la ciudadanía, ante la grave crisis que afecta a nuestros países, si Mauricio Macri, Michel Temer o Enrique Peña Nieto deben o no continuar ejerciendo la presidencia.

Si los sempiternos custodios de la democracia y las instituciones republicanas en Argentina, Brasil o México convalidan –sea abiertamente o con su silencio cómplice- la payasada que se escenificará este próximo domingo en Venezuela no deberían sorprenderse si al cabo de un tiempo una iniciativa similar fuese propuesta para ser llevada a la práctica en estos países. Para nadie es un misterio que la legitimidad de sus gobiernos está profundamente cuestionada –la estafa post electoral del macrismo, el golpe de la cleptocracia en el Brasil, la abismal crisis política y social en México- y que la crisis económica y las políticas de ajuste han intensificado a tal extremo la explotación y los padecimientos de las masas populares que sería temerario descartar una violenta irrupción de rebeldía plebeya, misma que encontraría en una “consulta soberana” como la que próximamente se realizará en Venezuela, el pretexto ideal para tratar de poner fin, antes de tiempo, a gobiernos repudiados por la gran mayoría de sus ciudadanos.

Notas:


[1] Ver las declaraciones de Borges en http://www.notiminuto.com/noticia/cuadernos-electorales-seran-quemados/#

[2] Esto motivó la reacción de un dirigente de la MUD, Enrique Ochoa Antich, quien hizo pública su negativa a participar de la consulta porque, según sus palabras, desencadenaría “más fractura y más violencia, incluso una guerra civil, financiada desde el exterior e incluso con una intervención extranjera.” Ver su reveladora nota titulada “Por qué no votaré el 16” en http://puntodecorte.com/no-votare-16/

Fuente:https://www.rebelion.org/noticia.php?id=229210

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