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Aprender enseñando

Porque gesticulen parecido, o sus ojos, nariz y boca muestren rasgos similares a los de su madre o padre, ello no otorga derecho a los progenitores para imponerles criterios negándoles el espacio a la confrontación de ideas.

Haberlos traído al mundo no concede patente para gobernarlos a ultranza. Y la experiencia como mamá o papá enseña que, en tanto vayan creciendo quienes una vez fueron parvulitos, más creatividad, lucidez, honestidad, transparencia, indulgencia, solidaridad y comprensión deberán derrochar los mayores, no solo para asistirlos en la toma de decisiones (que al final asumirán en honor a su independencia), sino en aras de preservar la confianza mutua que fortalezca el vínculo afectivo padres-hijos.

Una amiga de la juventud me comentó con cierto tono de queja en su entonación que su única niña —a quien le ha dedicado la vida entera— esgrime un comportamiento evasivo cuando la invita a hablar de determinados temas que le preocupan. Esquiva conversar de asuntos “delicados” y, sin embargo, se los consulta a una vecina igualmente “entrada en años”.

Sin ánimo de quedarme solo con la versión de una de las dos partes, fui al encuentro de la joven —conocida desde que nació— además de haber crecido y estudiado en las mismas escuelas de uno de mis hijos. Sentados en un banco del parque cercano a su casa le pregunté si depositaba toda la confianza del mundo en los criterios y consejos de su madre.

“¡Yo no desconfío de ella, pero cuando me quiere explicar algo emplea un tono de regaño y se contraría si no hago lo que me indica! Así es imposible entendernos. Prefiero no discutir y  evitar encontronazos, por eso me escurro hasta donde vive la vecina, una señora de la misma edad de mi mamá quien —quizá por no tener ningún vínculo sanguíneo conmigo, o por ser más condescendiente— habla con indulgencia hasta darme la vuelta por tal de hacerme entender cómo resolver ciertas cuestiones”, dijo la muchacha, hoy convertida en una universitaria con excelente aprovechamiento académico.

La letra con sangre entra. Así decían antaño quienes amarraban cortico a sus hijos imponiéndoles férreas conductas, cercenándoles sus libertades y en ocasiones frustrándoles sueños, sin que ello —cuando los muchachos entraran en la adolescencia— les garantizara tener allí la simiente de un hombre o una mujer de bien.

No pocos descendientes, ya en la adultez, lejos de experimentar agradecimiento y amor hacia sus padres, abrigan rencores y reproches contra aquellos que los abochornaban en público si hacían algo incorrecto cuando eran pequeños, o porque les pegaban en presencia de otros para corregir determinada falta. La violencia solo engendra violencia.

Desatar la agresividad para intentar reducir a la obediencia a los muchachos —ya sea diciéndoles palabras obscenas, recriminándolos o golpeándolos en presencia de conocidos o no— lejos de contribuir al respeto, conduce a la rebeldía. Y un joven rebelde, que lo niega todo y lo contradice todo porque nunca ha encontrado amor y comprensión, se torna en un problema para la sociedad.

Cualquiera de nosotros, madre o padre, ha enfrentado de­sa­venencias con sus hijos, es natural, máxime si en la convivencia diaria no todos tiran parejo del carro de los deberes hogareños. Quienes hayamos protagonizado algunos de esos enfrentamientos sabremos que el diálogo pausado, capaz de generar confianza mutua para resolver las diferencias, es la única vía de preservar el respeto y el amor para toda la vida.

Fuente del articulo: http://www.granma.cu/opinion/2015-08-27/aprender-ensenando

Fuente de la imagen:http://www.granma.cu/file/img/2015/08/medium/f0041927.jpg

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Violencia marca el universo infantil

Keila E. Rojas L

Panamá está entre los diez países a nivel mundial con la tasa más alta de homicidio infantil, según el informe ‘En deuda con la niñez’

Los diez países, de 172 a nivel mundial, con las tasas más altas de homicidios infantiles son todos de América Latina y el Caribe, entre ellos Panamá, de acuerdo con las conclusiones de un nuevo informe de Save the Children, sobre la niñez en el mudo.

El informe ‘En deuda con la niñez’ concluye que al menos para 30 millones de niños y niñas -y probablemente para millones más- la promesa del disfrute de una niñez plena se ha desvanecido antes de tiempo.

De acuerdo con el informe, América Latina y El Caribe es la región con las tasas de homicidio infantil más altas del mundo como consecuencia del aumento de los niveles de violencia. La probabilidad de ser matado es al menos 2.5 veces más alta para un niño, niña en América Latina y El Caribe que en cualquier otra región.

Panamá ocupa la posición novena de acuerdo al documento. Honduras, Venezuela y El Salvador son los tres primeros puestos seguidos por Colombia, Brasil y Guatemala. Trinidad y Tobago y República Dominicana ocupan el séptimo y octavo lugar del ranking de los diez países con las tasas más altas de homicidios infantiles, mientras que Belice se ubica en la última posición (ver gráfica).

Sufrir la violencia, presenciar la violencia o temer la violencia no debería formar parte de la etapa del crecimiento. ‘Esto (la violencia) no solo marca de manera negativa la vida del infante, si no también la de los adultos en su entorno y de la sociedad en general’, apunta la psicóloga Nilka Magallón.

Según el documento solo en 2015, más de 75 mil niños y niñas menores de 20 años fueron asesinados, el 59% de los cuales eran adolescentes de entre 15 y 19 años. Cada una de estas muertes representa a otros cientos o incluso miles de niños y niñas que viven en entornos de violencia o abuso, donde enfrentan constantes amenazas a su supervivencia y desarrollo sano.

Aunque cualquier persona puede cometer actos de violencia física contra los niños y las niñas, con frecuencia se cita como culpables a adultos en posiciones de confianza y autoridad.

En cuanto al tema, Magallón, psicóloga de niños y adolescente, afirma que ‘como el infante confía en que quienes tiene a su alrededor lo protegerán, regularmente su inocencia no los lleva a pensar que lo que le irán hacer o están haciendo es algo malo para el, hasta cuando ya tienen conciencia de lo que está pasando’.

VIOLENCIA ENTRE MENORES DE EDAD

El informe señala que los actos de violencia física contra la infancia también son comunes entre los mismos niños, niñas y jóvenes. ‘Lo que en ocasiones puede empezar con bromas si no es controlado sea en un ambiente escolar o lugar donde residen, puede convertirse en actos de violencia’, dice Magallón.

Agrega que las consecuencias de la violencia son ‘muchas’ las cuales, ‘si no son tratadas a tiempo afectarán la vida adulta de la personas’.

Según el informe publicado a nivel mundial ayer 31 de mayo, a razón del Día del Niño, la exposición a la violencia puede trastornar el desarrollo normal de un niño o una niña y afecta el bienestar tanto a corto como a largo plazo. Las consecuencias a veces incluyen trastornos del comportamiento, como la agresividad y la incapacidad de relacionarse con los demás; trastornos emocionales, como la depresión y la ansiedad; y trastornos relacionados con la salud, como el trastorno del sueño y las pesadillas.

En todos los países, tanto ricos como pobres, se producen homicidios infantiles y abuso infantil, pero las tasas más altas de homicidios infantiles se concentran en América Latina y el Caribe, donde los actos delictivos violentos han aumentado durante la pasada década.

En las comunidades donde la actividad de pandillas es frecuente, el temor a las pandillas a veces impide a los estudiantes ir a la escuela y a los jóvenes trabajar.

NIÑOS CON MAYOR RIESGO DE MORIR

En todas las regiones del mundo, las tasas de homicidio entre los niños son más altas que entre las niñas. La diferencia entre ambos sexos es especialmente chocante en América Latina y el Caribe, donde los niños tienen casi siete veces más probabilidades de morir asesinados que las niñas.

La violencia contra la infancia también provoca daños en toda la sociedad, incluidos los costos directos e indirectos que implica el aumento de los gastos sociales y la pérdida de productividad económica.

Otro de los peligros que enfrentan la niñez, sobre todo las niñas, en la región es la maternidad adolescente. Según el informe, la tasa de natalidad entre las adolescentes es la segunda más alta de todas las regiones, después de África: 1 de cada 13 niñas entre 15 y 19 años dan a luz anualmente. República Dominicana, Nicaragua, Guyana y Guatemala son los países con las tasas más altas.

A pesar de que la tasa de natalidad entre las adolescentes ha disminuido desde fines de la década de los 90, esta permanece alta en zonas pobres y desfavorecidas. Según informes de Naciones Unidas, los índices de embarazos son de 3 a 5 veces mayores entre adolescentes de recursos limitados que entre adolescentes que cuentan con recursos económicos.

A pesar de estos hallazgos, se han registrado ciertos progresos en la región. La tasa de matrícula en la escuela primaria aumentó de 87% en 1990 a 94% en 2015 y se redujo la tasa de mortalidad de menores de cinco años en un 69% en el mismo período.

Sin embargo, el progreso no se ha dado de manera equitativa y millones de niños y niñas todavía ven interrumpida su niñez debido a quienes son o donde viven.

AMÉRICA LATINA

A pesar de las desfavorables cifras, hay aspectos positivos en la región

Chile, Costa Rica, Argentina y Cuba son algunos de los países con mejor desempeño en el índice

Estos cuatros países tienen tasas de violencia mucho más bajas que el resto de la región.

Cuba también tiene una de las tasas más bajas de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años en el mundo.

Save the Children promueve la campaña Hasta el Último Niño y Niña a favor de los infantes.

Fuente del articulo: http://laestrella.com.pa/vida-de-hoy/familia/violencia-marca-universo-infantil/24004784

Fuente de la imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/323840_800x600_crop_592f66218d3c2.jpg

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La pedagogía popular de la comunicación

Claudia Korol

Ponencia en «Conversatorio: comunicación en clave de movimientos sociales», en la Universidad Andina Simón Bolívar

La pedagogía popular de la comunicación, en el  diálogo de diversidades, y en la creación de alternativas al pensamiento hegemónico.

Tanto en los procesos de resistencias populares al neoliberalismo, como en las nuevas alternativas que se van generando al mismo, los movimientos sociales han ido creando herramientas, códigos, símbolos, lenguajes, señales, en los que subyace una pedagogía popular que concibe a la comunicación como un momento fundante de la praxis transformadora.

Es una pedagogía que hace de la comunicación interpersonal en los movimientos, entre los movimientos populares, y de estos con el resto de la sociedad, dimensiones concretas que requieren ser trabajadas como parte de la batalla cultural contrahegemónica. Una pedagogía que intenta crear lazos firmes entre lo que dice y lo que hace, entre lo que muestra y lo que es, entre teorías y prácticas, entre información y formación.

Las palabras, en la pedagogía auténticamente popular, tienen la densidad de los actos. «Pedagogía del ejemplo», llaman los Sin Tierra del Brasil, a esta manera de comunicar con el testimonio de vida; con representaciones de gestos que existen, que son, o metáforas de un mundo deseado, por el que se está dispuesto a luchar de cara al futuro, mientras se van realizando ensayos en los proyectos cotidianos. Son palabras que señalan, que adivinan, que pelean sentidos, que atraviesan históricas incomprensiones.

Es la comunicación que se encarna en prácticas sociales colectivas, comunitarias, que visibilizan lo ocultado, que develan las muchas miradas del mundo producidas simultáneamente desde distintas experiencias, sin privilegiar unas sobre otras, sino haciendo de las diferencias el punto de partida para posibles encuentros.

La incomunicación como estrategia de la dominación

En los años 80, como consecuencia de varios factores, entre ellos el impacto de las dictaduras que se extendieron en gran parte de América Latina, la brusca interrupción de la «vía chilena al socialismo» como consecuencia del golpe de estado avalado por los EE.UU., la no concreción de algunos proyectos revolucionarios en curso en Centro América, la caída del Muro de Berlín y la frustración de la experiencia del Este Europeo, la expansión del ideario neoliberal contenido en el Consenso de Washington, la contrarrevolución conservadora de Reagan y Thatcher, se creó un imaginario de derrota de las revoluciones, de clausura de las utopías, de triunfo de una cultura de mercado, en donde las ideas, los valores, los sueños, los sentimientos y los cuerpos, podían ser comprados y vendidos, de acuerdo a los parámetros de un sistema en el que todo, desde el agua, hasta la tierra y la vida se pretenden mercantilizar.

Sobre este escenario subjetivo, se expandieron las nociones predicadas por la postmodernidad, que devaluaron los proyectos políticos revolucionarios, las pasiones que ellos encarnaban, las prácticas sociales colectivas, los sentimientos que se creían trascendentes; subsumiendo a la cultura en la modorra del fragmento, a la política en el objetivo del cortoplazo pragmático y del «vale todo», despreciando las ideologías y las prácticas reales o simbólicas anticapitalistas, volviendo todo descartable y efímero.

En un tiempo en el que los avances tecnológicos permiten globalizar el conocimiento de lo que sucede en el mundo, así como de lo que se estudia y se dice sobre esto; se produjo sin embargo un doble efecto: conviven y van conformando la subjetividad de esta época, la saturación informativa y la incomunicación alienante.

Las distancias creadas por la política hegemónica, entre las imágenes y dichos que saturan los medios de comunicación de masas -construyendo una percepción del mundo funcional a la dominación-; y el ancho campo de las resistencias, los dolores y las esperanzas populares, llevan al desencuentro de las palabras con sus significados, de las imágenes que consumimos con las representaciones de nuestros actos. Esto provoca una fuerte enajenación de los sujetos.

Nos volvemos espectadores/as de una historia en la que nuestra actuación queda invisibilizada. El protagonismo de los cuerpos en las acciones colectivas se metamorfosea en representaciones distorsionadas, ahistóricas, como un collage de «situaciones» emergentes disociadas de proyectos, de raíces y de posibles frutos. La dificultad para inscribir las imágenes espasmódicas en procesos, aumenta la confusión y la sensación de malestar. La creencia sobre la realización o frustración personal y de los proyectos se mide en el instante.

La comunicación en formato «zapping» agudiza la ruptura de la comprensión de las relaciones causa-efecto, y en consecuencia, del rol de los sujetos colectivos en la historia. Se abre así el espacio para interpretaciones mesiánicas, para los fundamentalismos, para la exacerbación de los individualismos; y también para la brusca frustración de cada una de las creencias en los fetiches sucesivos creados por el mercado.

La sociedad de consumo tiene como parte inherente de su propia existencia, la generación de mensajes y estímulos que producen necesidades y ansiedades, funcionales para legitimar la reproducción ampliada del capital. La producción de mercancías, que pese al avance tecnológico tienen un valor de uso cada vez más efímero, requiere para continuar su ciclo, de una demanda exasperada.

Los mensajes y estímulos que consumimos, tienen más densidad e impacto que las noticias. La cultura consumista encuentra su contracara en la perversión de las ideas, representaciones y sentimientos que nos consumen, sobre lo que es necesario «tener» para  ser, para existir en este tiempo.

Los medios de comunicación de masas son los principales productores de estas informaciones alienantes, estimulando una manera de estar en el mundo atravesada por la imposibilidad de satisfacer las necesidades creadas por la sociedad de consumo, y por la angustia permanente frente a ello. A lo que se agrega la incapacidad de reaccionar frente a los hechos que se suceden vertiginosamente en las pantallas de las TVs; o en los informativos de los diarios y radios, que pueden dar cuenta simultáneamente de las políticas de destrucción de la naturaleza, de las guerras e invasiones que se multiplican en nuestras narices, o de la imposibilidad de vivir sin consumir un refresco o de progresar sin un celular de última generación.

La incomunicación es parte de la vida cotidiana actual, de las estrategias del poder para acentuar el individualismo, la fragmentación, el escepticismo, la depresión, y la desesperanza. Seres humanos aislados, desencontrados con sus pares y consigo mismos, se van sintiendo cada vez más perplejos frente al mundo.

Esta generalizada sensación de dificultad para la comprensión del mundo, se acentúa de acuerdo a las culturas, las generaciones, las clases de las que se provenga; acentuando las incomprensiones y en consecuencia, la fragmentación social.

Tenemos dificultades para comprendernos entre las distintas generaciones, entre los diferentes pueblos, entre las diversas experiencias populares. Hay códigos que muchas veces se vuelven barreras infranqueables, que potencian los procesos de disociación social. Los sujetos se vulnerabilizan, las identidades se diluyen, las solidaridades se desvanecen.

La necesidad de constitución de sujetos colectivos con capacidad de transformación, tiene como condición la posibilidad de que exista una comunicación que favorezca los procesos de identificación, de comprensión de las diferencias y sus fundamentos, la capacidad de discriminar entre el diferente y el antagónico, y la creatividad para hilvanar, no en un único relato, sino en un abanico de relatos comprensibles y dialogantes entre sí, los fragmentos de un discurso roto y de un lenguaje mutilado por las dictaduras militares, así como por la dictadura mediática del pensamiento único.

Comunicarnos para comprender

En este contexto se vuelve fundamental compartir y comprender los sentidos con que intentamos nuestras transformaciones. Comprender y comprendernos, y para ello comunicarnos y comunicar.

Para asumir este desafío, los movimientos populares han multiplicado iniciativas político-culturales, que dan cuenta de una enorme creatividad (forjada y educada en el esfuerzo de sobrevivir en tiempos de exclusión). Estas iniciativas hablan de nuevas maneras de entender la militancia, el compromiso social, en las que se revaloriza la lucha cultural en la renovación del imaginario popular sobre las posibilidades del cambio social y en las que se forman los nuevos intelectuales orgánicos de los movimientos populares.

La recreación del imaginario popular, se viene realizando en claves comunicacionales propias de estos movimientos. No desde la nostalgia conservadora, que pretender anclar las transformaciones sociales en la restauración de los mundos perdidos, sino desde la posibilidad de revolucionar simultáneamente al mundo actual así como la memoria de anteriores resistencias.

Radios comunitarias, páginas de Internet, boletines, experiencias de TV realizadas de manera comunitaria desde los movimientos populares, videos, graffitis callejeros, libros, «marchas y actos que comunican», performance, redes de información alternativa, agencias de comunicación, murgas, teatro del oprimido, diversas formas de arte popular, son parte de las muchas herramientas apropiadas por los movimientos sociales para expresar sus esfuerzos de transformación del mundo.

La metodología con que se producen estas herramientas, en muchos casos son parte de la pedagogía popular, que permite que al tiempo que se discute qué y cómo comunicar, se sistematicen experiencias, se creen conocimientos a partir de estos análisis, se teorice desde las prácticas, se forjen sentidos, se simbolice, se decodifique.

Las tensiones entre la diversidad de sujetos que expresan crecientemente sus demandas, y los proyectos en los que intentan articularse resistencias más enérgicas y alternativas populares, tienen en la comunicación, un lugar para nuevas prácticas políticas de creación colectiva de saberes, y de invención de códigos comunes que permitan interpretar las búsquedas emancipatorias.

La pedagogía popular de la comunicación hace del diálogo y de la pregunta, algunos de los momentos fundamentales. La pregunta, la escucha, son tan importantes como la respuesta y la opinión.

La posibilidad de cuestionar y cuestionarnos nuestras propias afirmaciones, de tratar de descubrir cuántas huellas de la cultura hegemónica pueden estar marcando nuestras creencias, es una manera de disponernos a poner nuestros cuerpos en el juego de la transformación. Es animarse a quitarnos las máscaras de las apariencias, y dejarnos atravesar por el dolor de desaprender la opresión, para experimentar más que proclamar los cambios necesarios. Caminar sobre esas huellas una y otra vez, para no perder el origen, para descubrir que en nuestras concepciones o en nuestros sentires asoma el prejuicio racista, la moralidad burguesa, la naturalización de la cotidianidad patriarcal, el sentido común de quienes han hecho un mundo descartable, es un ejercicio imprescindible para descolonizar nuestra cultura popular, en las batallas por las múltiples identidades que nos constituyen como pueblos.

Hacia la descolonización del pensamiento crítico latinoamericano

Uno de los talones de Aquiles en nuestros esfuerzos por cambiar al mundo, durante todo el siglo 20, ha sido la presencia en nuestro pensamiento de fuertes incrustaciones dogmáticas y liberales.

El eurocentrismo, el iluminismo, el positivismo, reforzaron la base cultural colonizada del pensamiento dominante en la izquierda, y en franjas amplias de la producción académica de las ciencias sociales. Esto generó una fuerte distancia con las culturas de resistencia de los pueblos originarios. En muchos lugares este desencuentro reforzó el aislamiento de las batallas de estos pueblos; sus esfuerzos de resistencia silenciosa al genocidio cultural; empobreciendo al mismo tiempo al pensamiento crítico.

Los dos genocidios fundantes del capitalismo en América Latina: el de los pueblos originarios, y el de los afrodescendientes, fueron reducidos de este modo a meros capítulos sin mayores consecuencias en el relato histórico, más devaluados aún en la mirada sobre los desafíos actuales de los proyectos alternativos.

Temas que hoy se ponen en debate, como son la defensa del patrimonio cultural de los pueblos, las batallas contra el saqueo de los bienes de la naturaleza, la lucha contra la depredación de las posibilidades de vida en el planeta, forman parte, dichos con otros lenguajes y en otras perspectivas, de la diversidad de cosmovisiones de nuestros pueblos.

Su visibilización a partir del año 1992, en el marco de los 500 años de resistencia indígena, negra y popular, y después del levantamiento zapatista en Chiapas, en 1994, en el contexto de una crisis y desorientación gigantesca de la izquierda, en sus diversas corrientes, permitió otro diálogo entre estas tradiciones emancipatorias. Los levantamientos en Ecuador y Bolivia, la llegada al gobierno de Evo Morales, colocaron en un nuevo espacio del pensamiento latinoamericano al conjunto de estos aportes.

La aprobación en la ONU de la Declaración de derechos de los Pueblos Indígenas, recientemente, da cuenta de este cambio de paradigmas, que impacta especialmente a la región (teniendo en cuenta que con la excepción de Colombia, todos los países latinoamericanos la apoyaron).

Pero mientras esto sucede, continúa la realización de proyectos que en nombre del desarrollo, multiplican la depredación de la naturaleza, la expropiación de sus territorios, y la criminalización de los movimientos que resisten estos atropellos. Sin existir una resolución sencilla de estos conflictos, el primer tema que aparece es la urgencia de dialogar sobre los mismos no desde preconceptos, sino fundando, junto a la afirmación de la necesidad de crear un poder popular con capacidad de desafiar al poderío imperialista, contando para ello con posibilidades materiales de autosuficiencia y autodeterminación; la posibilidad de avanzar simultáneamente en la descolonización de los saberes, que permita imaginar colectivamente la sociedad y el mundo en que queremos vivir.

La comunicación en estos casos, entre las fuerzas del Estado y los movimientos populares, está interferida por intereses concretos que resultan contradictorios. La búsqueda de superar la contradicción puede basarse en la prioridad política de que todas las alternativas, apunten fundamentalmente a la constitución del sujeto histórico de las transformaciones

Es importante para ello hacer más sistemático el diálogo, no sólo en pos de una mayor comprensión de los puntos de partida de cada grupo o sector social emancipatorio; sino también para poner en debate las estrategias de lucha política y de creación de alternativas populares en el nuevo milenio.

Cuando en muchos de nuestros países se proclama la integración del continente en una propuesta como el ALBA, cuando en algunos de ellos se propone como horizonte el socialismo del siglo 21, el lugar de la comunicación pasa a ser estratégico ya no sólo para la creación de redes de resistencias a las políticas imperialistas, sino también para el ejercicio de un modelo de integración que no reproduzca imposiciones ni colonizaciones de unos países sobre otros.

Las relaciones interestatales, los diálogos entre los gobiernos y movimientos populares, hoy exigen pensar en nuevas dinámicas de interacción, respetuosas de los tiempos y de las demandas de cada sujeto, y de los sujetos colectivos que participan en estos procesos.

En esta dirección, la comunicación tiene que atender también a la complejidad de signos y de lenguajes de los pueblos.

Si es cierto que los avances en el terreno tecnológico favorecen la posibilidad de crear nuevas redes de información, de interconexión y de diálogo, existe también el riesgo de que se aumente la brecha entre un activismo informado, y las bases de los movimientos que no acceden a estas tecnologías.

Popularizar las posibilidades de acceso a las diversas formas de comunicación, es una condición para democratizar las alternativas, en función de garantizar el protagonismo popular, y de no generar nuevos fetiches alienantes en nuestros propios movimientos como puede ser el manejo de los medios alternativos de comunicación en manos de unos pocos.

Acompañar esta democratización, con procesos de educación popular y de formación política que creen capacidades de interpretación de la masa de comunicaciones que se genera, es también uno de los desafíos.

Una vez más, es necesario decir que los procesos de cambio y transformación social, encuentran sus raíces en la base de los movimientos, y no en los despachos estatales. Las creaciones de poder popular, pueden ser estimuladas desde políticas de redistribución de la riqueza, de educación de masas, de procesos políticos «de empoderamiento» promovidos «desde arriba». Sin embargo, la perspectiva de continuidad en el tiempo y de arraigo permanente de estos procesos, en todos los casos, se afirma en la existencia real de sujetos populares que se constituyan con autonomía política, capacidad de acción colectiva, de control sobre los eventuales gobiernos, y de diálogo entre sus demandas y las interpretaciones de las mismas por parte de los funcionarios del Estado.

La integración de las redes y proyectos de comunicación alternativos, y la educación popular, son entonces dimensiones específicas contrahegemónicas, para una batalla cultural que en condiciones de extremo desequilibrio, puede hacer sin embargo de la creatividad popular, la imaginación, la sensibilidad, la potencia simbólica, las armas secretas contra la alienación y el aburrimiento que ofrece como horizonte cultural el capitalismo.

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=58656

Fuente de la imagen: https://conektio.files.wordpress.com/2013/07/image001356481515512hiltwj.png?w=438&h=34

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Informe GEM: La mayoría de los manuales escolares no aborda de manera integral conceptos cruciales para el desarrollo sostenible

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) ha producido un amplio análisis sobre los materiales didácticos y sus contenidos referentes a las temáticas de desarrollo sostenible, cómo estrategia de monitoreo del cumplimiento de la meta 4.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de los países.

“Los manuales escolares no solo transmiten conocimientos, sino también valores sociales e identidades políticas, así como una perspectiva de la historia y el mundo. Los docentes y los alumnos confían en que los manuales escolares constituyen fuentes de información fidedignas y objetivas, y asumen que son veraces y equilibrados y reposan en las conclusiones científicas y prácticas pedagógicas más recientes”, señala la publicación. Pese a la importancia que se da a estos materiales, la investigación concluye que en muchos países los manuales “no abordan aún de manera integral, clara y justa ciertos conceptos cruciales para la cohesión social, la estabilidad política y el futuro del planeta, entre ellos la igualdad entre hombres y mujeres, los derechos humanos, la protección ambiental, la paz y la no violencia, y la diversidad cultural.”
Para realizar este análisis, fueron reunidos datos de manuales de la educación secundaria de historia, educación cívica y ciudadana, estudios sociales y geografía. Las fuentes principales fueron los materiales recopilados por el Instituto Georg Eckert de Investigación Internacional sobre Manuales Escolares de Alemania.

Aunque reconozca la complejidad de los procesos de cambios y perfeccionamiento de estos materiales didácticos en cada país – debido a los distintos intereses políticos entre grupos dominantes y minorías, conflictos históricos, o a influencias religiosas o nacionalistas -, la iniciativa recomienda que los gobiernos hagan esfuerzos para revisar estos manuales y ajustarlos a las disposiciones de la nueva agenda de desarrollo sostenible. “Las directrices relacionadas explícitamente con cuestiones ambientales, la paz y la ciudadanía mundial, el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la igualdad de género deben incorporarse en los procesos de examen de los manuales escolares”.

A continuación, compartimos algunos de los hallazgos de este análisis sobre los contenidos de los manuales escolares (documento completo aquí):

Énfasis en el medio ambiente
“A pesar de que en más de la mitad de los marcos curriculares no se menciona aún el cambio climático, tal como demuestra el Informe GEM de 2016, en los últimos 40 años se ha dado más cabida al medio ambiente en los manuales de la enseñanza secundaria. El porcentaje de manuales que hablan de la protección o el daño ambiental en el periodo desde 2000 (50%) es más del doble de aquel del periodo de 1970 a 1979 (20%). En América Latina y el Caribe, el 80% de los manuales escolares tratan el tema del medio ambiente desde el año 2000, en comparación con el 32% en África Septentrional y Asia Occidental (Bromley et al., 2016; Bromley et al., 2011).”

“Aunque los manuales se centran cada vez más en el medio ambiente, algunos rechazan ciertas conclusiones científicas sobre el cambio climático. A otros se les critica la manera en que describen la relación entre el daño ambiental y la actividad humana. En Alemania, los manuales escolares vinculan explícitamente las cuestiones ambientales mundiales, la escasez de recursos y los conflictos. La inmensa mayoría (73%) de los 49 manuales de educación cívica y geografía utilizados en 2015 aborda la relación entre el estrés ambiental y los conflictos. A los habitantes de los países en desarrollo se les presenta como responsables del estrés ambiental que sufren, y se les considera incapaces de solucionar sus problemas ambientales o relacionados con los conflictos. En algunos casos se mencionan el cambio climático y las emisiones de carbono, pero no se tratan asuntos como las intervenciones de las multinacionales o los patrones de consumo en los países más ricos.”

“Algunos manuales de los Estados Unidos no contienen pruebas exactas y científicas en relación con el medio ambiente y el cambio climático. Cuatro manuales de ciencias de sexto curso publicados en 2007 o 2008, empleados en California, indicaban que los seres humanos podrían estar influyendo en el cambio climático, pero precisaban que se trataba de una cuestión sobre la que no todos los científicos estaban de acuerdo (Román y Busch, 2016). (…) Los manuales no solo ponen en duda las causas del cambio climático, sino que hacen hincapié en sus efectos positivos y tildan los negativos de inciertos”.

Ciudadanía mundial
“La educación para la ciudadanía mundial tiene por finalidad inculcar a los alumnos la idea de pertenecer no solo a su propio país, sino a entidades transnacionales y mundiales más amplias, y mostrarles las dificultades a las que se enfrentan. Incluye principios mundiales como los derechos humanos, la democracia y la justicia social (Davies, 2006). Los países han ido incorporando cada vez más contenido sobre la ciudadanía mundial en los programas de estudio, a fin de preparar a los ciudadanos para un mundo interconectado, pero la inclusión sigue siendo baja. Durante el periodo entre 2000 y 2008, en todo el mundo, en el 25% de los manuales se mencionaba la ciudadanía mundial, en comparación con el 13% en los años ochenta. En América Latina y el Caribe tuvo lugar el mayor incremento, ya que de un 20% de manuales en los que se hablaba de ciudadanía mundial en los años ochenta, se pasó a un 50% en el primer decenio de este siglo (Bromley et al., 2016).”

Educación en derechos humanos
“El refuerzo de la educación en materia de derechos humanos desde 1970 puede apreciarse en la frecuencia con la que se han citado los derechos humanos y documentos internacionales sobre derechos humanos en los manuales de estudios sociales de secundaria. Mientras que en el 28% de los manuales del periodo entre 1970 y 1979 se dedicaba un texto a analizar la situación de los derechos humanos, esta cifra subió al 50% en el periodo entre 2000 y 2011. Este incremento fue mayor en el África Subsahariana, donde el porcentaje pasó del 15% al 60%; por su parte, donde menos se aborda la cuestión es en el África Septentrional y Asia Occidental (un 36%, en comparación con un 14% anteriormente) (Bromley et al., 2016)”.

Valorar la diversidad
“Un nuevo análisis para el Informe GEM demuestra que a pesar de que ha habido ciertos progresos, en muchas partes del mundo todavía se aborda poco la diversidad, tal como reflejan los porcentajes de manuales escolares que mencionan a los grupos siguientes como titulares de derechos: inmigrantes y refugiados; personas discapacitadas; personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI); y otras minorías étnicas, culturales, religiosas y lingüísticas (Bromley et al., 2016).”

“El porcentaje de inclusión de los derechos de los inmigrantes y los refugiados ha aumentado constantemente entre 1970-1979 y 1990-1999, ya que pasó del 1% al 14%, pero no avanzó más en el periodo entre 2000 y 2011. Donde más se trata la cuestión es en América Latina y el Caribe y en Europa y América de Norte, donde uno de cada cinco manuales mencionan los derechos de los inmigrantes y los refugiados (Bromley et al., 2016).”

“Los derechos de las personas discapacitadas se mencionan únicamente en un 9% de los manuales de estudios sociales de secundaria, porcentaje que aumentó lentamente a partir de un nivel muy bajo del 2% en el periodo entre 1970 y 1979. En todo el mundo, las personas discapacitadas tienen poca cabida en los manuales escolares, lo que perpetúa su invisibilidad y desventaja.”

“Se han visto progresos en algunos manuales en lo que respecta a la inclusión de información o imágenes de personas discapacitadas. Un manual mexicano contiene una ilustración inspiradora de la discapacidad, que muestra un grupo mixto de niños con y sin discapacidad jugando baloncesto”.

“Los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI) figuran en solo el 3% de los manuales de estudios sociales de secundaria, sin que se haya registrado prácticamente ningún cambio desde los setenta. Donde más se abordan los derechos del colectivo LGBTI es en América Latina y el Caribe (20%), seguido por Europa y América del Norte (10%). En África Subsahariana y Septentrional y Asia Occidental, en menos del 5% de los manuales se reconoce el colectivo LGBTI (Bromley et al., 2016). La poca inclusión de esta cuestión se corresponde con conclusiones anteriores de que las escuelas no están incorporando con éxito elementos vinculados a la diversidad sexual en sus planes de estudio (Banks, 2009; Terra y Bromley, 2012). De 548 manuales de estudios sociales de secundaria, solo el 3% expone la discriminación contra individuos del colectivo LGBTI (Terra y Bromley, 2012).”

Género
“El análisis para el Informe GEM arroja que el contenido relativo a la igualdad de género ha aumentado en los manuales de todo el mundo. El porcentaje de manuales en los que se mencionan los derechos de las mujeres se incrementó del 15% en el periodo entre 1946 y 1969 al 37% en el de 2000 a 2011, mientras que las veces en que se abordó la discriminación contra las mujeres pasó del 16% al 38%. Las tasas más altas de inclusión de los derechos de las mujeres en los manuales escolares se encuentran en Europa y América del Norte (43%), y después en el África Subsahariana. Los manuales de África Septentrional y Asia Occidental cuentan con las menores tasas de inclusión, que se sitúan aproximadamente en un 14% (Bromley et al., 2016).”

“Un amplio número de estudios en países como Argelia, España, Francia, el Pakistán, Uganda y Zimbabwe ha señalado la invisibilidad de las mujeres en la enseñanza y los materiales de aprendizaje, y la manera en que ello mantiene la condición marginal de las mujeres en la sociedad”.

Prevenir los conflictos y la violencia
“Los manuales escolares de historia pueden poner de relieve la diversidad social, cultural y étnica, y promover el respeto mutuo y la tolerancia. Al incluir mensajes explícitos e implícitos de paz, inclusión y reconciliación, la descripción histórica escogida puede reducir las divisiones sociales y contribuir a promover la paz y la no violencia. Por el contrario, los manuales inexactos y desequilibrados pueden dar lugar a menosprecio, conflicto y violencia, mediante el fomento de un nacionalismo estrecho, sesgos políticos y religiosos, la fuerza física y la militarización, y la propaganda (Greaney, 2006)”.

Fuente Informe: https://orei.campanaderechoeducacion.org/post_materiales/informe-gem-mayoria-de-los-manuales-escolares-no-aborda-de-manera-integral-conceptos-cruciales-para-el-desarrollo-sostenible

Foto: Tomás Munita

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Latinoamérica: Resistir, resistir, resistir

Por: Ilka Oliva Corado

Hubiera resultado tan fácil que Cristina al siguiente día de terminado su mandato presidencial en Argentina, agarrara sus tiliches y se largara al extranjero; total que había cumplido lo que le correspondía como jefa de gobierno. Lo mismo hubiera hecho Dilma cuando le dieron el golpe de Estado, lo más fácil: largarse y no voltear atrás. Pero se quedaron y no para estar de brazos cruzados, lo mismo que Lula que no ha parado un día.
Ejemplos claros de convicción y de la responsabilidad histórica como seres políticos en un tiempo en el que la mayoría dobla las manos. Es medular, la conciencia política no se aprende, nace la conciencia del día a día cuando uno se pone en los zapatos del otro.

El ejemplo de Venezuela, en medio de una crisis política constante, porque esto es de todos los días, desde que llegó Chávez al poder; Maduro en lugar de renunciar y largarse, sorprendió con una Asamblea Nacional Constituyente que a muchos los dejó desculados. Cosa que exigen los pueblos de América Latina a los gobiernos neoliberales que los reprimen. Jamás se verá a un presidente de corte neoliberal, llamar a una Asamblea Nacional Constituyente. Y mucho menos obrera y feminista como lo dijo el mismo Maduro. Palabras poderosas que abren una brecha en materia de derechos de género.

Un ejemplo vital de resistencia es el pueblo ecuatoriano que votó de nuevo en apoyo a la Revolución Ciudadana, respaldando con esto el proceso iniciado por Rafael. Un ejemplo de lucidez, de agradecimiento y de fuerza colectiva, porque esto lo que dice al mundo es que Ecuador está dispuesto a defender lo que tanto trabajo le ha costado reconstruir. Recordemos que somos pueblos mancillados milenariamente y que hablar de progresismo y llevarlo a la acción es una obra titánica. Más difícil aún es lograr su permanencia. Ecuador con esto nos dictó cátedra.

Bolivia con su presidente indígena sigue afrontando el estigma milenario del racismo y abriendo paso al respeto y admiración por la resistencia de los Pueblos Originarios. Mucho debemos aprender de este triunfo histórico de la identidad sobre la exclusión. Nos han enseñado a avergonzarnos de lo que somos milenariamente y con esto nos han debilitado como latinoamericanos hermanos.

Cada vez que un pueblo elige a un presidente de corte neoliberal, perdemos todos. Perdemos en materia de Derechos Humanos, justicia, educación y salud, perdemos en identidad y progreso. Porque un sistema neoliberal lo único que lleva a los pueblos es la destrucción total y con esto la represión, el hambre y las migraciones forzadas.
Cada vez que los medios de comunicación nos digan que en Venezuela hay dictadura y que Maduro es el opresor, pensemos en México, en Guatemala, El Salvador y Honduras. Palpemos la realidad de Panamá, Chile y Colombia, la tragedia de Perú y Paraguay. Países a los que las dictaduras capitalistas han dejado en los puros huesos, sin moral, identidad y dignidad. Entonces tengamos la capacidad y la responsabilidad de analizar las distintas realidades para tomar nuestro lugar en la historia y lo que nos corresponde políticamente desde nuestros lugares. Cuando nos digan que el progresismo es populista, creámoslo porque lo es, el progresismo es pueblo.

Cuando nos digan que Venezuela necesita inmediatamente ayuda extranjera y que por eso Estados Unidos invadirá para salvar a ese pueblo, pensemos en lo que ha quedado en América Latina de esas invasiones estadounidenses. Venezuela no necesita ser salvada, se vale por sí misma, cosa que no han logrado la mayoría de países latinoamericanos.

Cuando nos bombardeen con noticias falsas sobre Venezuela, olfateemos la urgencia por convencernos de lo que nos venden. ¿Quiénes saldrán beneficiados con una invasión? ¿El pueblo o las oligarquías? No tenemos que ser revolucionarios, ni de izquierda ni ser afines a Maduro para defender la soberanía de Venezuela, solo hay que tener sentido común y dos dedos de frente.

Vayamos un poquito más allá y dejemos la pereza, busquemos en el mapa a Argentina, realidad próxima de lo que es capaz de hacer el neoliberalismo cuando el pueblo vota equivocadamente. Cuando no tiene una ideología política bien definida y cuando es mal agradecido. Ahora busquemos a Brasil y veamos el retroceso de 30 años que Temer ha hecho desde el golpe de Estado a la fecha.

Veámonos ahora frente al espejo, nuestro país, ¿cómo está nuestro país en materia de Derechos Humanos, educación, salud, infraestructura, medio ambiente? ¿Quiénes nos gobiernan?

El progresismo no es la receta perfecta, no existe la receta perfecta. El cambio lo hacemos todos, cuando creamos políticas de inclusión y para eso debemos escoger muy bien a quién colocamos en el gobierno. No esperemos que los presidentes progresistas borren más de 500 años de opresión, desfalcos y genocidios. Ellos son parte de la reconstrucción de lo que nos dejaron, pero no lo pueden hacer todo solos, curar herida llevará décadas y algunas son incurables, forman parte de nuestra Memoria Histórica y colectiva para que no se vuelvan a repetir.
Cosa contraria ofrecen los gobiernos neoliberales, la continuidad de los genocidios, masacres, ecocidios, desapariciones forzadas y pobreza extrema.

La resistencia es todos los días, en todos lados: leyendo, cuestionando, observando, despertando, tomando acción. Porque no hay otra cosa más que resistir, resistir y resistir, hasta que salga el sol.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2017/05/31/resistir-resistir-resistir/
Audio: https://cronicasdeunainquilina.files.wordpress.com/2017/05/resistir-resistir-resistir.m4a

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227406&titular=resistir-resistir-resistir-

 

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¿Y si estamos ahogando la sed de aprender de los niños con un bombardeo de estímulos?

Por: Catherine L’ecuyer

Los incentivos externos saturan los sentidos, empachan y anestesian la capacidad de saborear lo lento de lo ordinario

Qué curioso que el niño de 18 meses vaya corriendo hacía el enchufe y tire del mantel sin que tengamos que prometerle recompensas a cambio. Ni los castigos, ni los más severos, pueden contra el poderoso deseo de conocer, ese asombro, esa curiosidad innata que lleva en sí el joven aprendiz. «En cada una de esas deliciosas cabezas se estrena el mundo por primera vez, como en el séptimo día de la creación», decía Chesterton. Cabe preguntarnos lo que ocurre años después y adonde se marchitó el interés para aprender, que hace elucubrar a tantos gurús de la educación sobre los métodos más indicados para paliar su ausencia.

Estamos asistiendo a un desencanto por la educación formal, que desencadena un juicio en el que se la acusa de mecanicismo y de conductismo, por lograr sus objetivos cortoplacistas a través de premios y castigos externos que nunca llegan, como es lógico, a modelar el interior de la persona. Con razón, se salta con entusiasmo al mantra del protagonismo del alumno en el aprendizaje. Pero habrá que ver si todos entendemos lo mismo por ello y si los medios que se proponen son los adecuados para revertir la situación. Montessori ya decía que no era lo mismo que el niño quiera hacer todo lo que hace, que dejarle hacer todo lo que quiere. Menudo matiz.

Cabe ampliar la mirada y preguntarse por el papel que tienen esas gafas en dos dimensiones a través de las cuales los niños estrenan la realidad, como lo hacían aquellos personajes encadenados de la caverna de Platón que se contentaban con las sombras. ¿Son reales aquellas sombras? Por supuesto, pero empobrecidas reducciones de la realidad. Es curioso que el cine en tres dimensiones nos emocione tanto —quizás anhelamos secretamente re-inventar el teatro—, mientras nos empeñamos en quitar la tercera dimensión de la vida misma, convirtiendo el mundo en un lugar plano y sin profundidad, con más pantallas que ventanas.

Cabe levantar la mirada. Cabe preguntarse por el efecto de desplazar el locus de control —ese secreto lugar desde el que arranca la acción de cada uno— hacía fuera de la persona, convirtiendo al niño en un periférico más y el aula en una diversión continua. Con ese parche, ¿no estaríamos generando más de lo mismo, es decir un conductismo disfrazado de apetecible? Denunciamos el rígido proceso educativo que llena al niño como si fuera un cubo vacío. ¿Y si fuera el mismo niño ahora el que se llena a sí mismo —»a ver lo que me echan»— de todo aquello que encuentra navegando felizmente? ¿Eso nos pasará por confundir diversión con juego, o fascinación con asombro?

Hace miles de años, Platón dijo que educar es ayudar a desear lo bello. Hace unos años, Steve Jobs dijo que había que diseñar los teléfonos inteligentes de forma que le entren «ganas al usuario de lamerlos». ¿Que sobre gustos no hay nada escrito? Sobre belleza hay mucho escrito, lo que pasa es que la generación que viene lee muy poco. Como decía Gisela, en el opera de Chaikovski del mismo nombre, «¿cómo puedo desear ardientemente lo que solo puedo ver confusamente?»

Y si volviésemos a la primera causa de todas y nos preguntáramos: ¿dónde marchitó aquel asombro? ¿Y si la sed de aprender se hubiera ahogado en un océano de información sin sentido, en un bombardeo de estímulos externos compuestos por ruidos, contenidos y horarios que no respetan el orden interior de los niños, y por qué no decirlo también, de nosotros sus padres? Para que la sed sea sostenible, es preciso dejar beber poco a poco a la persona de una fuente que se ajuste a sus necesidades reales. ¿Hay que sorprenderse si uno se ahoga intentando tomar un sorbo de una boca de incendio? El asombro es lento, saborea la realidad a la que se acerca por primera vez, o como si fuera por primera vez. En cambio, los estímulos externos que saturan los sentidos empachan, embotan, anestesian el deseo, la sensibilidad y la capacidad de saborear la dimensión estética y lo lento de lo ordinario.

Ya lo decía Christakis, el neuropediatra con más publicaciones científicas sobre el efecto pantalla: «Una exposición prolongada a cambios rápidos de imágenes durante el periodo crítico de desarrollo condiciona la mente a niveles de estímulos más altos, lo que lleva a una falta de atención más adelante en la vida». En otras palabras, la mente del niño se acostumbra a una realidad que no existe normalmente en la vida real. Y entonces, cuando la mente del niño o del adolescente vuelve a experimentar la vida ordinaria real, todo le parece extraordinariamente aburrido o agobiante, porque no puede ver la belleza en la vida cotidiana. Como no capta la belleza, el niño no se siente atraído por nada y se distrae fácilmente —la distracción es lo opuesto a la atracción—, haciéndose así completamente dependiente del entorno externo. Como decía Edith Stein, uno siente esta insensibilidad como algo que no está de acuerdo con lo que debiera ser la realidad, y eso hace sufrir, o agobia.

Ante el embote y la insensibilidad, el umbral de sentir del niño sube a niveles dramáticamente altos, lo que le deja en un estado que oscila entre la apatía, la hiperactividad y la inatención. En un desesperado intento de reconectar con la realidad, el niño busca compulsivamente y a ciegas sensaciones nuevas, que le introducen en un círculo vicioso que le desconecta aún más de la lentitud de la realidad y le impide dejarse medir por ella.

Ahora bien, aprender consiste esencialmente en dejarse medir por lo real. Y la principal condición que favorece esa introducción en la realidad total es la atención sostenida, que no es lo mismo que la fascinación ante estímulos llamativos e intermitentes, por mucho que algunos los llamen «métodos activos de aprendizaje». Si esos métodos están fundamentados en llamar la atención de forma artificial, en el mejor de los casos paliarán la ausencia del interés por aprender, pero no irán más allá. Es preciso volver a la causa, la primera de todas: el asombro. Ya lo profetizó Chesterton cuando dijo que «el mundo nunca tendrá hambre de motivos para asombrarse; pero si tendrá hambre de asombro». La educación en el asombro es un intento de dar la vuelta a la profecía de Chesterton para que, en el medio de tantas distracciones, nuestros hijos puedan otra vez asombrarse ante lo irresistible de la belleza que les rodea.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/05/29/mamas_papas/1496047869_711835.html

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No hay #NiUnaMenos sin educación sexual en todas las escuelas

Por: La Izquierda Diario. Virginia Espeche y Julieta Azcarate

La injerencia de la Iglesia en la educación no es nueva. Las docentes también marcharán este 3 de junio, para continuar peleando por la educación laica y el derecho a la educación sexual sin intromisión de la Iglesia.

Este sábado 3 de junio se cumplen dos años de la gran movilización por Ni una Menos, contra toda forma de violencia hacia las mujeres.

Las docentes se movilizarán nuevamente junto a sus estudiantes y las familias de las escuelas, en defensa de la educación pública, laica y gratuita; por la separación de la Iglesia y el Estado y para terminar con los subsidios millonarios a la educación privada religiosa; porque con toda esa plata, podrían construirse escuelas, financiarse planes por los derechos de las mujeres, garantizar las capacitaciones gratuitas y en servicio y generar las condiciones para que los y las estudiantes puedan acceder a su derecho a aprender.

Religión y educación, un debate con historia

La injerencia de la Iglesia en el Estado no es nueva. Y en las últimas décadas volvió a dar un salto: desde los nefastos años de dictadura militar y durante todos los gobiernos democráticos, atravesando los 12 años de gobiernos kirchneristas y ahora con el gobierno de Macri, el Estado no sólo garantizó enormes sumas al financiamiento de la Iglesia Católica sino que le otorgó grandes privilegios.

Esos privilegios y aportes estatales son los que le han dado poder para incidir en los contenidos educativos. Sin ir más lejos, en 2015, el kirchnerismo derogó la ley 1420 que establecía la laicidad de la educación estatal, habilitando que se pueda impartir religión en las escuelas. Como antecedente, en 2008, el gobierno de Urtubey en Salta hizo obligatoria la educación católica en escuelas públicas.

Más plata para religión y menos para educación pública

El gobierno de Macri no se queda atrás. Para incentivar la injerencia de la Iglesia en los asuntos estatales, el año pasado Cambiemos y el FPV le destinaron la módica suma de $134 millones, sin contar las partidas presupuestarias que recibe de las provincias y municipios. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, alrededor del 20 % del presupuesto educativo provincial es destinado a colegios privados católicos.

Por su parte, el Ministro de Educación Esteban Bullrich declaró públicamente que “vendría muy bien que todas las religiones tengan su espacio en las escuelas”, mientras que -no casualmente- se suspendieron las jornadas de reflexión y capacitación docente en Educación Sexual Integral (ESI) en la Ciudad de Buenos Aires.

En el mes de mayor aumento de femicidios, el gobierno elimina dichas jornadas de reflexión, que son muy importantes en las escuelas, ya que no sólo se debate sobre cómo implementar la educación sexual en las aulas, sino que son espacios de organización entre los docentes y también con las familias.

Es todo un gesto político, hacia los docentes, las mujeres, y las familias de la escuela pública.

Cabe recordar que desde la promulgación de la ESI en 2006, los docentes vienen realizando un reclamo histórico de capacitación en servicio para su aplicación en las escuelas, con asignación de presupuesto, planes, contenidos y su reglamentación, y ahora, como “castigo” se eliminaron las jornadas destinadas a tal fin como compensación de los días de paro.

Pero, ¿qué presupuesto puede destinar el gobierno para la ESI si está más dispuesto a financiar a la Iglesia que garantizar la educación sexual en las escuelas? ¿Cómo conquistarán las mujeres el grito por #NiUnaMenos si el Estado continúa dándole poder a la Iglesia y a sus curas pedófilos y abusadores, si los financia y les permite influenciar con sus contenidos retrógrados, misóginos y patriarcales la educación de miles de jóvenes?

Nuestra educación vale más que sus ganancias

Los millonarios subsidios a la educación religiosa se podrían destinar para construir nuevas escuelas, refaccionar y mejorar las existentes, generar programas y capacitaciones gratuitas y en servicio para las y los docentes sobre educación sexual y hasta tener comedores de calidad para todos los estudiantes.

Desde las bancas del PTS en el Frente de Izquierda, con Patricio del Corro como legislador en CABA, se presentó un proyecto para aumentar de forma urgente el presupuesto educativo, la construcción de escuelas y también un Plan de emergencia contra la violencia hacia las mujeres.

También Nicolás Del Caño y Myriam Bregman, precandidato a diputados por provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires, respectivamente, proponen reducir la jornada laboral docente a un cargo de 6 horas, con 4 horas frente al curso y 2 horas para corregir, planificar, para tener más tiempo para recreación y estar con las familias, con un salario igual a la canasta familiar.

Porque una mejor educación es con docentes que puedan dedicar tiempo de su jornada también a capacitarse. Las mejores condiciones para enseñar son las mejores condiciones para aprender. Por eso este 3 de junio las y los docentes vuelven a marchar, por Ni una Menos, por la separación de la Iglesia y el Estado y por la educación pública, laica y gratuita.

Fuente: http://laizquierdadiario.com/No-hay-NiUnaMenos-sin-educacion-sexual-en-todas-las-escuelas

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