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Mónica Martínez: “La oratoria no tiene la importancia que se merece en el sistema educativo”

Por: Jennifer Tejada

Entrevistamos a Mónica Martínez, periodista, presentadora de televisión y formadora en oratoria sobre la importancia de esta disciplina y los beneficios de aprender cuanto antes a hablar en público.

¿Miedo escénico, sudores fríos o nervios al hablar en público? La periodista y presentadora de televisión Mónica Martínez acaba de publicar ‘Método Suéltate’ (Editorial Alienta), un libro que recoge consejos para “dominar una grabación, una reunión o cualquier encuentro en público”. Con una dilatada trayectoria profesional delante de la cámara, ha decidido compartir algunos trucos para ayudar a cualquiera que desee hablar con seguridad, controlar su lenguaje corporal y, en definitiva, transmitir un mensaje con éxito.

En su opinión, la oratoria se puede practicar y aprender de muchas formas y a cualquier edad, pero defiende que cuanto antes se empiece más fácil resultará. Conversamos sobre la importancia de la memoria y el resto de habilidades que se desarrollan al aprender oratoria o sobre qué es estrés virtual.

Pregunta: ¿Puede todo el mundo hablar en público de forma eficaz? 

Respuesta: Como cualquier habilidad, será más fácil ejecutarla para los que “lo traen de serie”, pero estoy segura de que el éxito llega si hay esfuerzo, trabajo y mucho entrenamiento detrás. Si te comprometes, lo conseguirás seguro.

Hablar en público - claves de la oratoria

P: ¿A partir de qué edad se debería aprender? ¿Debería impartirse en la escuela? 

R: Nuestro sistema educativo, al contrario que el anglosajón, no le ha dado aún la importancia que merece a la oratoria, aunque sí hay algunos colegios privados y concertados que empiezan a incluir sesiones quincenales o mensuales. Cuanto antes empecemos a mostrarnos delante del público o la cámara, antes superamos ese freno del juicio y más fácil nos resultará. Pero no hay edad para empezar. He formado a mujeres y hombres de cincuenta años y lo han logrado sin problema.

P: ¿Qué tipo de actividades pueden proponer los docentes de Secundaria para trabajar esta disciplina?

R: Hay tantas actividades como formadores: juegos, concursos… No es suficiente con evaluar presentaciones de algún tema si no se les han dado las herramientas para hacerlo correctamente. Deben poder expresar cualquier cosa frente a los compañeros y sin apoyarse en un PowerPoint.

“No hay edad para empezar a hablar en público. He formado a mujeres y hombres de cincuenta años y lo han logrado sin problema”

P: ¿Qué beneficios ofrece a los jóvenes y adolescentes? 

R: El principal es la libertad que te regala el ser capaz de transmitir todo lo que quieras o necesites, sentirte libre en la elección de tus palabras, conocer qué está diciendo tu cuerpo y tu rostro mientras hablas. Además, permite tener más conocimiento sobre lo que ven los demás de ti. En ese sentido, ganar seguridad y autoestima a esa edad es básico y les ayuda mucho también en sus relaciones personales.

Una mujer joven habla con un micrófono en público.

P: ¿Cómo influye la comunicación no verbal en el discurso? 

R: Influye mucho más de lo que uno piensa. Al espectador le llegamos por la vista en un primer lugar y no hay una segunda oportunidad de causar una buena primera impresión. Si lo que decimos no coincide con lo que ven de nosotros, se genera una disonancia cognitiva y ¿adivina quién gana? Siempre nuestra comunicación no verbal. Esto es porque la audiencia, el que nos escucha y nos mira, tiende a pensar que eso es más difícil de falsear, por lo que cree que lo que muestra tu cara y tu cuerpo es la verdad.

P: ¿Cómo se puede aprender a controlar los nervios y perder (o reducir) el miedo escénico?

R: Lo primero es ir al origen para tener claro de dónde viene ese miedo escénico o nervios, para poder trabajarlos y vencerlos. Los nervios son necesarios porque nos mantienen alerta y mucho más presentes en el momento actual, lo cual es muy necesario cuando estamos hablando en público o delante de una cámara; te aportan una especie de ‘subidón’ necesario para exponerte frente a los demás, pero deben estar en su justa medida. Hay que saber utilizarlos en tu favor y que no te supongan un impedimento para mostrarte tal y como eres.

P: En su libro habla del ‘estrés virtual’. ¿En qué consiste?

R: Durante la pandemia muchas personas de distintas profesiones se han tenido que mostrar delante de una cámara para participar en reuniones virtuales, lo cual crea un estrés virtual o fatiga porque no estamos acostumbrados. En la comunicación virtual estresamos a nuestro cerebro que está ‘aquí’, pero quiere estar ‘allí’ (con su interlocutor) al otro lado del ordenador o la tablet. Es decir, quiere poder leer su comunicación no verbal pero no puede, porque la imagen solo nos muestra un rostro (si es que se conecta la cámara).

Aún así, nuestro cerebro lo intenta una y otra vez y se siente frustrado mientras sigue expresando su mensaje. Sacamos entonces nuestras armas para intentar que el otro nos sienta más cerca, forzamos la voz en ocasiones, intentamos mantener la mirada a ese punto en el que está la cámara… y todo eso nos genera ese estrés o fatiga virtual.

P: ¿Qué diferencias hay entre hablar delante de un público presencial y hacerlo delante de una cámara? 

R: En ambos casos nos exponemos al juicio de los demás. La principal diferencia  es que no hemos nacido hablando a una cámara, por lo que nos cuesta mantener la mirada, retener el texto, expresarnos como queremos con este dispositivo enfrente. Al final la cámara es un objeto, es algo frío y somos seres sociales acostumbrados al contacto.

La cámara no nos devuelve el feedback que nos ofrecen las personas, no sabemos qué están pensando al escucharnos y vernos y eso nos crea inseguridad. Por este motivo, tendemos a pensar que nos están juzgando, aparece nuestra falta de confianza y nos hacemos ‘pequeñitos’… Hay que ganar mucha seguridad para que eso no te frene cuando se encienda la luz de la cámara.

Oratoria delante de la cámara

P: ¿Qué importancia tiene la memoria a la hora de hablar en público? ¿Qué trucos se pueden usar para entrenarla?

R: Te hace ser más capaz de expresar lo que te habías preparado con mayor seguridad porque no necesitas leerlo de un papel o tarjetón y eso te aporta, a ojos de tu audiencia, mayor capacidad y autoridad en la materia.

La memoria también se entrena y hay muchas técnicas para recordar aquello que quieras decir: mi opinión es que si lo dices de memoria no debe notarse y eso es un arte también. Aunque yo soy partidaria de trabajar mucho ese texto para que lo controles tanto que lo puedas decir en cualquier situación por complicada que sea. Me encanta cuando mis alumnos recitan sus textos con su música preferida a todo volumen. Si así lo consiguen, ese mensaje está más que preparado.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/oratoria-educativo/

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Entrevista a Virgine Eubanks: “Detrás de los algoritmos hay una profunda voluntad de programación social”

Por: Sandra Vicente

Virgine Eubanks describe en ‘La automatización de la desigualdad’ cómo los algoritmos no son las herramientas neutrales que nos quieren hacer creer y que, por el contrario, perpetúan un sistema asistencial injusto

Los algoritmos están entre nosotros. Dictan lo que vemos en Twitter y organizan la jornada laboral de cientos de trabajadores. Incluso deciden quién tiene derecho a qué dinero y por qué. Y es que las políticas públicas de asistencia social cada vez se basan más en las decisiones tomadas por estas herramientas digitales. Pero, a pesar de que nos digan que son objetivas, neutrales y basadas en complejas ecuaciones matemáticas, solo son una automatización de las decisiones humanas de toda la vida. Los algoritmos los diseña alguien, y ese alguien vive en el mismo sistema capitalista y desigual que todos nosotros.

Virginie Eubanks (Estados Unidos, 1972) conoce bien este sistema de ayudas públicas y la injusticia de los algoritmos. Lo vivió en primera persona cuando su marido sufrió un robo y recibió una paliza que le llevó a tener que recibir caros tratamientos médicos. Esta agresión se dio justo después de cambiar de seguro y el algoritmo que gestionaba la empresa congeló todos los pagos durante meses, dejándoles con una enorme deuda. Esta experiencia traumática con la tecnología fue el inicio de dos décadas de investigación cualitativa que se plasma en el libro La automatización de la desigualdad (Capitán Swing). El libro fue escrito justo antes de la pandemia, pero la COVID-19 no lo ha desactualizado en absoluto: “Nos ha dado una prueba más de cómo de injustas y frágiles son estas herramientas”.

Empecemos por el principio. Se nos dice que los algoritmos son objetivos, pero no lo son. ¿Por qué y quién los hace?

En el libro hablo de los algoritmos como herramientas digitales de decisión política. Muchas veces no tenemos en cuenta que lo son y por eso pensamos que son más neutrales que las decisiones humanas. Eso simplemente no es cierto, pero es una creencia que nos vamos repitiendo a nosotros mismos y que parte de la concepción de que la tecnología sale de la nada, como Venus de la concha. Es por esa creencia que empiezo el libro hablando sobre la asistencia social en Estados Unidos: hay una profunda voluntad de programación social detrás de los algoritmos. Cosas que están ahí, pero no las vemos.

Los algoritmos son como casas de la caridad digitales; simplemente son una versión moderna de las herramientas para asistir a los trabajadores pobres a cambio de controlar parte de sus derechos como el derecho a voto, a casarse, a criar… Nos encontramos con el mismo escenario de control político y social a cambio de un subsidio que había en el siglo XIX. Sé un ciudadano ejemplar y recibirás tu ayuda. El pensamiento político no ha cambiado y los algoritmos están diseñados por este mismo sistema discriminatorio. Pero el problema con los algoritmos es que se relacionan y se complementan entre sí, aumentando exponencialmente y sistematizando las consecuencias discriminatorias, haciendo que sean más difíciles de detectar y de esquivar.

Dice que somos nosotros los que nos contamos el cuento de la neutralidad tecnológica. Pero ¿nos lo contamos o nos lo cuentan las compañías y gobiernos? En el libro habla del mathwashing (lavado matemático): ¿diseñamos políticas desiguales en nombre de la objetividad?

Creo que es una combinación de ambas cosas. Hay una tendencia a negar que detrás de estas herramientas digitales hay sesgos humanos y políticos diciendo que las decisiones las toma un algoritmo, sabiendo que ese algoritmo es algo que la ciudadanía no va a entender. Y es ahí donde entra el mathwashing, que es venderle a la gente que la tecnología es algo demasiado difícil para las personas normales. Lo cual no es cierto.

¿Eso cree?

Sí creo que la gente lo cree, pero no es así. Pongo un ejemplo. En Los Ángeles tuvieron el llamado Sistema de Entrada Coordinada [una fórmula para conectar personas en riesgo de exclusión con servicios de apoyo económico y de vivienda]. Se supone que estaba formado por dos algoritmos: uno evalúa el grado de vulnerabilidad y el otro conectaba con los recursos. Pues bien, el primero de ellos era simplemente una encuesta y el segundo era un tipo sentado en una silla, haciendo trabajo manual con una pestaña de Google abierta. Pero se vendió como un sistema complicado y sofisticado para que nadie se quejara.

Es cierto que hay algunas herramientas que sí son complicadas, como aquellas que usan Inteligencia Artificial para entrenar sistemas que se enseñen a sí mismos, sin intervención humana. Pero en esos casos, lo que he encontrado en mis investigaciones es que la gente, si bien quizás no entiende cómo funcionan los algoritmos, sí saben qué impactos tienen en sus vidas. Y pueden hacer suposiciones realmente buenas sobre su funcionamiento.

¿Qué clase de suposiciones?

Otro ejemplo. El gobernador de Indiana firmó un gran contrato con IBM para automatizar los sistemas de elegibilidad de todos los programas sociales del Estado y antes de que el contrato siquiera estuviera firmado, la gente ya sabía lo que pasaría. Automatizar el proceso es una manera de no hablar del problema; la digitalización rompe la relación entre los trabajadores sociales y los usuarios para deshumanizar el proceso y hacer que sea más difícil llegar a las prestaciones. Eso decía la gente que pasaría y eso fue lo que pasó.

Ese contrato le costó un billón de dólares a Indiana y fue tan mal que el pueblo forzó al gobernador a cancelar el acuerdo. IBM demandó al Estado por incumplimiento de contrato y acabó ganando 50 millones en indemnizaciones. Tuvo un gran coste económico, pero mayor fue el coste social. 15 años después, todavía trabajan en compensar a las personas que perdieron sus prestaciones. Una de mis fuentes dentro del gobierno me dijo que si hubieran querido diseñar un sistema para denegar prestaciones sistemáticamente, no lo podrían haber hecho mejor.

¿Cree que nos faltan garantías de información sobre estas herramientas? En España tenemos la Ley Rider, que reconoce el derecho de los trabajadores de plataformas a conocer el funcionamiento de sus algoritmos, pero los usuarios y trabajadores externalizados no están contemplados. 

Creo que, más que darnos información para que la recibamos pasivamente, lo que necesitan estas herramientas es escuchar la voz de las personas que se ven afectadas por ellas. Cuando las diseñamos, nos dirigimos a programadores, oficinistas, políticos, académicos… La conversación tiende a volverse abstracta rápidamente y se plantean preguntas filosóficas sobre si los robots nos robarán el trabajo, pero no nos preguntamos cómo afectan a la vida diaria de una persona que depende de una prestación. Esta abstracción es parte del problema, porque nos impide reconocer el impacto real que tienen los algoritmos.

Reconocer el derecho de participación de la ciudadanía es una asignatura pendiente desde mucho antes de la llegada de los algoritmos. 

Supondría un gran cambio y no necesariamente funcionaría. En Estados Unidos tenemos un gran problema cultural basado en la creencia de que las personas pobres suponen una pequeña parte de la población que, además, tienen la culpa de su pobreza. Incluso muchos trabajadores pobres piensan eso y están a favor de diseñar el sistema más punitivista posible para reprimir a las personas pobres. Necesitamos combatir estas creencias y hacer ver a la gente que muchos de nosotros estamos cerca del lindar de la pobreza. Pero no es una verdad que estemos preparados para oír.

En el libro menciona la opción de establecer un juramento hipocrático entre las personas que diseñan estas herramientas. ¿Cómo funcionaría?

Precisamente he cambiado de opinión respecto a eso. Creí que los lectores del libro serían políticos y trabajadores públicos, diseñadores y técnicos, pero no lo son. Me han leído personas afectadas por el sistema. Es interesante porque, a menudo, desde el mundo editorial asumimos que las personas que solicitan prestaciones no leen. Pero no es cierto. Normalmente, cuando escribes, lo haces pensando en la audiencia que crees que tiene las soluciones y yo me equivoqué. Ya no creo que la solución esté en hacer que los ingenieros sean más simpáticos y sensibles. La tecnología son las nuevas finanzas, así que imagínate que alguien hubiera planteado en los años 80 arreglar la desigualdad económica haciendo que los agentes de bolsa fueran más simpáticos. Sonaría estúpido, ¿verdad? Pues así es ahora.

Creo que la solución está donde ha estado siempre. No se consigue nada sin protestar y miro con bastante optimismo a los movimientos sociales, las comunidades y los barrios que son capaces de cambiar políticas, como pasó en Indiana. Aquella fue una protesta a la antigua usanza, con octavillas, ocupando bancos y saliendo a la calle. Y funcionó.

Quizás haya mucha gente que crea que para combatir a la alta tecnología tienes que ser hacker. Pero no. 

No. Siempre ayuda tener un hacker a bordo, por su experiencia, pero no es la única valiosa. De hecho, creo que la experiencia de un hacker puede ser un poco limitante. Hay una ingeniera de Nueva Zelanda que estaba diseñando una herramienta que fue rechazada y fue comprada en Pittsburgh. Esta ingeniera escribió un artículo en que aseguraba que los científicos de datos acabarían por reemplazar toda la burocracia, ya que lo que hace la burocracia es recoger la información y dársela a las personas correctas en el momento correcto, pero que ese proceso a menudo fallaba. Y decía que, si los políticos fueran capaces de tener la información correcta en el momento correcto, todo el mundo estaría, por fin, de acuerdo en lo que se debe hacer.

Ella es una mujer muy inteligente, pero tremendamente estúpida en lo que concierne a la política. La información es poder y no necesariamente vamos a estar de acuerdo aunque tengamos los mismos datos, porque la política es la tarea humana y contenciosa de evaluar datos. Su opinión era criminalmente naif y simplista, como simplista son las respuestas que pueden ofrecer estas herramientas, que tienen un alcance de miras muy corto. Creo que los algoritmos tienden a encoger el problema para encajarlo en una solución ya existente y lo que necesitamos es mantener los problemas tan grandes como sean para afrontarlos como tal.

Antes ha comentado que detrás de los algoritmos hay una voluntad de programación social. Hemos hablado del papel de estas herramientas en las políticas públicas, pero ¿qué hay de las redes sociales? Hace poco conocimos los Facebook Papers. Es posible que le han preguntado esto muchas veces, pero ¿caminamos hacia un mundo como el de 1984?

¡Realmente eres la segunda persona que me lo pregunta! Facebook no es una empresa de amistades, sino una empresa de anuncios y no deberíamos sorprendernos cuando salen filtraciones como estas. La gente debería ser consciente del papel que juegan estas plataformas en el control social por parte del estado. Es posible que estemos caminando hacia un mundo como el que describió George Orwell, pero ¿lo escogemos nosotros? Es cierto que tenemos libertad para decidir compartir nuestros datos en Facebook, pero si necesitas asistencia pública, no puedes escoger pedir o no ayuda para comer.

¿Hay relación entre estas plataformas sociales y las políticas públicas?

Hay un montón de vínculos entre las decisiones que toma el sistema y el control social. Y esto no es nuevo de la economía de plataforma. La asistencia económica cada vez está más politizada y desde que es fácil relacionar nuestras vidas e identidades con nuestras necesidades sociales y económicas, el vínculo se hace más fuerte. Que el sistema de vigilancia y el de asistencia compartan información es muy preocupante; es importante mantenerlos separados aunque realmente nunca lo hayan estado. Antes, en los asilos para gente sin hogar, había personas que eran llevadas allí por la policía.

¿Llevamos ahora a la policía en el bolsillo?

En países como Estados Unidos, la pobreza está muy criminalizada y las cosas que se tienen que hacer para sobrevivir son vistas como ilegales, sobre todo para las personas sin hogar. Así que, cuando vas a pedir ayuda, admitir la realidad de tu vida supone criminalización. Son sistemas que se hablan mutuamente, lo cual tiene consecuencias muy peligrosas, sobre todo en cómo los trabajadores sociales entienden sus trabajos. Según algunos de ellos me han contado, en el pasado pensaban que acompañaban a personas a través de un trauma, pero ahora se ven como investigadores. Policializar en lugar de acompañar es peligroso y eso se ha intensificado con las herramientas digitales.

Escribió el libro antes de la pandemia. ¿Añadiría algo?

La pandemia ha puesto muy en claro los límites de estas herramientas: no hay ningún estado de EEUU en que los sistemas para el desempleo no colapsaran. La mayor lección de la pandemia es que todas esas cosas que creemos imposibles, pueden volverse reales en cualquier momento. Ahora nos toca pensar como responder al clima que se ha generado. No quiero caer en el tópico de decir que es una oportunidad política, porque sería inhumano, pero estamos ante un momento muy interesante. Soy conscientemente optimista, porque confío en el potencial de los movimientos sociales y creo que podremos afrontar lo que vendrá.

Esta iba a ser la última pregunta: ¿se consideras optimista sobre la tecnología?

No creo que ser optimista sea una característica, sino una práctica. Una de las grandes lecciones me la he llevado de las personas con las que he trabajado: a pesar de pasar por graves situaciones vitales, son optimistas y consiguen ser divertidos, generosos y dedicados a la comunidad. Frente a esto, para mí, no ser optimista es una traición. Pero no es un optimismo naíf. Mi madre me dice que no sabe cómo no me deprimo con lo que veo en mi trabajo, pero yo creo que soy muy afortunada de ver a la gente luchar y todavía creo que se pueden cambiar las cosas. Y la tecnología puede ser útil para ello.

Fuente de la información e imagen:  https://www.lamarea.com

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Entrevista a la escritora y traductora Anne Weber : La historia de una heroína moderna, Anne Beaumanoir

Fuentes: La brújula [Foto: Anne Beaumanoir y Anne Weber en abril de 2020. 

Con su primer libro traducido al español, la escritora y traductora Anne Weber (Offenbach, 1964) rescata del olvido a la activista y neurofisióloga Anne Beaumanoir en Annette, una epopeya (AdN). Solo reconocida por algunos cuantos nostálgicos de la Resistencia, Anne es una mujer de carne y hueso que participó en muchos episodios clave de su época, como la lucha contra los nazis desde la clandestinidad o su colaboración con el FNL (Frente Nacional de Liberalización) en Argelia, lo que le costó permanecer en prisión durante diez largos años. Una vida de epopeya que se origina en 1923 y sigue hasta la fecha, aunque de una manera más tranquila.

La historia del libro comenzó hace cuatro años cuando la autora y la autobiografiada, Annette Beaumanoir, coincidieron por casualidad en el sur de Francia: “Entonces ella me explicó su vida y el ‘flechazo’ fue inmediato”, comenta Anne Weber. Annette le confió sus recuerdos a Anne, que en un primer momento no supo qué hacer con ellos: “Me puso en la tesitura de demostrarme a mí misma si tenía escrúpulos”. Podría haber construido una historia novelada, con diálogos inventados y florituras, pero “la vida de Annette no requiere de ninguna de esas cosas, la historia de por sí es una aventura y quería ceñirme a lo que me había dicho”. Por eso, Anne se decantó por ese viejo género ya solo recordado por unos pocos donde se cantaban las hazañas de los héroes, “y no de las heroínas”, para “transmitir la historia de una heroína moderna a través del ritmo”, aclara la autora.

ANNETTE, UNA EPOPEYA (ADN) | ANNE WEBER | Casa del Libro

Anne Beaumanoir o Annette (como se refiere a ella de una manera amigable) se crió en un ambiente humilde, con padres revolucionarios y con una abuela cariñosa, ¿cómo le marcó esta infancia?

Le marcó mucho el hecho de que sus padres provinieran de familias con diferente estatus socioeconómico. Por un lado, su madre, se había criado en un hogar humilde; la abuela materna, por ejemplo, no sabía ni leer ni escribir. El padre provenía de una familia más adinerada, con posibles económicos, pero el matrimonio con la madre de Anne no sentó nada bien a su abuela paterna, que rompió la relación con su hijo, aunque éste nunca dejó de hablar con su madre. Creo que dicha coyuntura fortaleció la sensación de desigualdad y fue el motor fundamental que le empujó a luchar por la justicia.

Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, Annette es una adolescente, ¿cómo es esa transición de un hogar apacible al contexto de la invasión alemana?

De hecho, el cambio que usted señala no se produjo de la noche a la mañana. Su entrada en la Resistencia fue lenta, primero desarrollando trabajos menores como entregar paquetes para luego aventurarse en actividades más complejas y peligrosas. Lo que sí supuso una anomalía abrupta para Annette fue la victoria de los alemanes, que aún hoy sigue siendo una humillación para los franceses.

Tuvo que superar dos baches: su edad y su género, ¿es así?

Sí. Fueron dos obstáculos que le impidieron un ascenso más rápido dentro de la Resistencia, que le dieran funciones más importantes y, por supuesto, que participara en la lucha armada. No obstante, ese obstáculo también la salvó de ser apresada por los alemanes. Cuando contaba con 20 años aparentaba 15, la gente pensaba que no había roto ni un plato y mucho menos que formara parte de la Resistencia.

¿Quién es el amor de su vida?

Es difícil determinar cuál fue su amor más importante. Sin duda, Roland, el amor de su juventud, dejó una huella imborrable en su vida porque ambos eran muy jóvenes cuando se conocieron (unos 20 años) y murió asesinado por milicianos franceses durante la ocupación alemana. El padre de sus hijos, con quien llegó a contraer matrimonio, sin duda, también fue importante, al igual que un novio/amante argelino que se echó durante su estancia en Túnez. Es difícil determinar, pero yo creo que fueron los tres y alguno más.

Termina la guerra y ella forma parte de los comités de depuración, ¿qué opina Annette de estos comités?

“Comité de depuración” puede sonar horrible, pero en realidad su función era mucho más que juzgar a personas, también las protegían de posibles venganzas. Se hizo común que una persona, para librarse de su vecino bien porque era un competidor comercial o bien porque le hubiera quitado a su amante, lo acusara de colaboracionista. La gente enseguida recurría al linchamiento, incluso hubo ejecución de inocentes. Precisamente con el fin de evitar estas injusticias y que un tribunal pudiera determinar en qué grado colaboró con los alemanes, se crearon estos comités. A Annette no le disgusta esta idea.

Al leer su poema épico da la sensación de que la búsqueda de peligros la instó para unirse a la Resistencia, cosa que ya no percibo en su compromiso con el pueblo argelino.

En cierto modo sí, la aventura jugaba un papel importante, ella misma lo reconoce. Pero la razón principal de que se uniera a la Resistencia tenía más que ver con la lucha antifascista y liberar a Francia de los invasores. Al cabo del tiempo, cuando tuvo a sus hijos la aventura ya no tiene ningún aliciente para ella, pero sí pervive ese afán de liberar a las sociedades de las tiranías invasoras. Es un elemento de continuidad que está muy presente en el momento que decide aliarse con el FNL en Argelia y luchar contra el mismo Estado francés. Ella no podía soportar que su país empleara las técnicas de tortura usadas por la Gestapo contra los judíos.

¿Qué supuso para ella que Francia, país por el que había luchado, la metiera en la cárcel?

No estaba preparada para ello. Es más, de verdad creyó que no le iba fallar su buena estrella y que como en las anteriores ocasiones se libraría de entrar en prisión. Fue algo doloroso y repentino esa condena de 10 años; se tuvo que separar de sus hijos durante todo ese tiempo. A los colaboradores franceses con el FLN o con el OAS no se les aplicó el indulto o se hizo muy tarde, a diferencia de los propios argelinos que con el fin de la guerra y la llegada de la independencia recibieron su libertad.

¿Qué supuso para Anne que su héroe literario, André Marlaux, entrara a formar parte del Gobierno de Gaulle y negara que el ejército francés estuviera empleando la tortura contra los argelinos?

Nunca le hice esa pregunta, y no sé por qué. De todos modos, dudo mucho que Annette lo tuviera en un pedestal. Ella es muy consciente de que la obra literaria de un escritor no tiene por qué equivaler a su crédito personal. Además André Marlaux tiene dos caras: por un lado, es un escritor fascinante, pero, por el otro, ciertas actitudes suscitan sospecha. No es sencillo encasillarlo.

¿Qué enseñanzas sacó de su etapa revolucionaria que luego pudo aplicar en la práctica política?

Aplicables al Gobierno argelino creo que ninguna. Tenga en cuenta que ella empleó sus conocimientos médicos para estabilizar un sistema sanitario que tras la independencia había quedado destruido, pues gran parte de los sanitarios eran franceses y regresaron a su país de origen. El país es muy extenso con regiones muy recónditas, el personal sanitario a disposición no podía cubrir toda la región. Pero sí sacó una serie de enseñanzas que ha tratado de aplicar a lo largo de su vida como leer las intenciones de la gente, no confiar en ellas desde un primer momento y, sobre todo, ser precavida.

Tengo entendido que ella no se considera una heroína, pero Francia ¿la considera una heroína?

La conocí cuando ella tenía 94 años y el Gobierno francés no le había hecho ningún reconocimiento. En los años 90 la organización judía Yad Vashem le otorgó un galardón, “Justa entre las Naciones”, por haber salvado a judíos de manera altruista durante la guerra. Es un premio otorgado por Israel y ella está muy orgullosa por el reconocimiento. Si solo hubiera luchado en la Resistencia, el Estado francés la hubiera concedido honores, pero su paso por el FNL, grupo que hoy en día siguen considerando terrorista, ha impedido cualquier tipo de reconocimiento. Aun así, si hubiera sido una persona reconocida,

Fuente: https://librujula.publico.es/la-historia-de-una-heroina-moderna-anne-beaumanoir/

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Entrevista a David Harvey : “No existe una idea buena y moral que el capital no pueda apropiarse y convertir en algo horrendo”

Por: Daniel Denvir 

Ha pasado más de siglo y medio desde que Karl Marx publicara el primer volumen de El capital. Es una obra enorme e intimidante que muchos lectores podrían sentirse tentados de pasar por alto; el erudito radical David Harvey cree que no deberían hacerlo.

Harvey lleva décadas impartiendo clases sobre El capital. Sus populares cursos sobre los tres volúmenes del libro están disponibles de forma gratuita en la red y los han visitado millones de personas de todo el mundo. El último libro de Harvey, Marx, El capital y la locura de la razón económica, es una guía más breve de los tres volúmenes. En él se ocupa de la irracionalidad inherente a un sistema capitalista cuyo funcionamiento se supone que es todo lo contrario.

Harvey habló con Daniel Denvir para el podcast The Dig, de Jacobin Radio, acerca del libro, las energías a un tiempo creativas y destructivas del capital, el cambio climático y de por qué sigue mereciendo la pena luchar con El Capital.

Lleva bastante tiempo impartiendo clases sobre El capital. Describa brevemente los tres volúmenes.

Marx entra mucho en los detalles y a veces es difícil hacerse una idea exacta del concepto general que aborda El capital. Pero en realidad es sencillo. Los capitalistas empiezan el día con cierta cantidad de dinero, llevan ese dinero al mercado y compran algunas mercancías como medios de producción y mano de obra, y las ponen a trabajar en un proceso laboral que produce una nueva mercancía. Esa nueva mercancía se vende por dinero más un beneficio. Después, ese beneficio se redistribuye de varias maneras, en forma de rentas e intereses, y circula de nuevo hacia ese dinero, que inicia el ciclo de producción nuevamente.

El volumen uno de El Capital es una obra maestra literaria, mientras que los volúmenes dos y tres son más técnicos y más difíciles de seguir

Es un proceso de circulación. Y los tres volúmenes de El capital tratan diferentes aspectos de dicho proceso. El primero se ocupa de la producción. El segundo trata de la circulación y lo que llamamos “realización”: la forma en que la mercancía se convierte de nuevo en dinero. Y el tercero se ocupa de la distribución: cuánto dinero va al propietario, cuánto al financiero y cuánto al comerciante antes de que todo se dé la vuelta y regrese al proceso de circulación.

Eso es lo que trato de enseñar de modo que la gente entienda las relaciones entre los tres volúmenes de El capital y no se pierda totalmente en un volumen o en partes de ellos.

En ciertos aspectos difiere de otros estudiosos de Marx. Una diferencia importante es que presta mucha atención a los volúmenes dos y tres, mientras que a muchos especialistas de Marx les interesa principalmente el primer volumen. ¿Por qué?

Son importantes porque lo dice Marx. En el volumen uno básicamente dice: “En el volumen uno me ocupo de esto, en el volumen dos me ocupo de aquello y en el volumen tres me ocupo de lo de más allá”. Está claro que en la mente de Marx existía la idea de la totalidad de la circulación del capital. Su plan era dividirlo en estas tres partes en tres volúmenes. De modo que sigo lo que Marx dice que hace. Ahora bien, el problema, por supuesto, es que los volúmenes dos y tres nunca se completaron, y no son tan satisfactorios como el volumen uno.

Pedir prestado consiste en hipotecar el futuro. Esa hipoteca sobre el futuro es una parte esencial de lo que trata El capital

El otro problema es que el volumen uno es una obra maestra literaria, mientras que los volúmenes dos y tres son más técnicos y más difíciles de seguir. De modo que puedo entender por qué, si la gente quiere leer a Marx con cierta alegría y placer, se quede con el volumen uno. Pero lo que quiero decir es: “No, si verdaderamente quieres entender su concepto del capital, no puedes quedarte con que se trata de una simple cuestión de producción. Se trata de circulación. Se trata de llevarlo al mercado y venderlo, después se trata de distribuir las ganancias”.

Uno de los motivos de su importancia es que lo necesitamos para comprender esta dinámica de expansión constante que alienta el capitalismo, lo que usted llama un “mal infinito”, citando a Hegel. Explique qué es ese “mal infinito”.

La idea del “mal infinito” aparece en el volumen uno. El sistema tiene que expandirse porque todo consiste en ganar dinero, en generar lo que Marx llamó una “plusvalía”, y la plusvalía luego se reinvierte en la creación de más plusvalía. De modo que el capital se basa en un crecimiento constante.

Y lo que hace es lo siguiente: si creces un 3 % al año constantemente, llegas a un punto en que la cantidad de crecimiento necesario es absolutamente enorme. En la época de Marx hay mucho espacio en el mundo para expandirse, mientras que en estos momentos estamos hablando de una tasa de crecimiento compuesto del 3 % en todo que está acaeciendo en China, el sur de Asia y América Latina. Y surge el problema: ¿hacia dónde te vas a expandir? Ese es el mal infinito que se está gestando.

En el volumen tres, Marx dice que tal vez la única forma en que puede expandirse es mediante la expansión monetaria. Porque con el dinero no hay límite. Si hablamos de usar cemento o algo así, hay un límite físico de la cantidad que se puede producir. Pero con el dinero, simplemente se pueden agregar ceros a la oferta monetaria global.

Si nos fijamos en lo que hicimos después de la crisis de 2008, agregamos ceros a la oferta monetaria mediante algo llamado “flexibilización cuantitativa”. Ese dinero regresó después a los mercados de valores y después a las burbujas de activos, especialmente en los mercados inmobiliarios. Ahora tenemos una situación extraña en la que, en cada área metropolitana del mundo que he visitado, hay un gran auge de la construcción y de los precios de los activos inmobiliarios –todo lo cual está siendo impulsado por el hecho de que se está generando dinero que no sabe a dónde ir, excepto a la especulación y al valor de los activos–.

Tiene formación de geógrafo y para usted la explicación que ofrece Marx sobre el capitalismo es fundamentalmente la de lidiar con problemas de espacio y tiempo. El dinero y el crédito son formas de resolver estos problemas. Explique por qué estos dos ejes de espacio y tiempo son tan críticos.

Por ejemplo, el tipo de interés consiste en un descuento en el futuro. Y pedir prestado consiste en hipotecar el futuro. La deuda es hipotecar la producción futura. De este modo, el futuro está hipotecado porque tenemos que pagar nuestras deudas. Pregúntele a cualquier estudiante que deba 200.000 dólares: su futuro está hipotecado porque tiene que pagar esa deuda. Esa hipoteca sobre el futuro es una parte esencial de lo que trata El capital.

El tema del espacio tiene cabida porque a medida que comienzas a expandirte, siempre existe la posibilidad de que si no puedes expandirte en un espacio determinado, cojas tu capital y te vayas a otro espacio. Por ejemplo, en el siglo XIX, Gran Bretaña estaba produciendo una gran cantidad de capital excedente por lo que una gran parte fluía hacia América del Norte, otra a través de América Latina y otra hacia Sudáfrica. De modo que en esto hay un factor geográfico.

La expansión del sistema consiste en conseguir lo que yo llamo “soluciones espaciales”. Tienes un problema: tienes un exceso de capital. ¿Qué vas a hacer al respecto? Bueno, tienes una solución espacial, lo cual significa que sales y construyes algo en otro lugar del mundo. En un continente “inestable” como Norteamérica en el siglo XIX hay una enorme cantidad de lugares en los que se puede expandir. Pero ahora Norteamérica está bastante cubierta.

La reorganización espacial no consiste simplemente en  expandirse. También consiste en reconstruir. Logramos la desindustrialización de Estados Unidos y Europa, y después la reconfiguración de una zona a través de la remodelación urbana, de modo que las fábricas de algodón en Massachusetts se convierten en bloques de apartamentos.

Ha hablado de un futuro que está siendo hipotecado. Ese término se ajusta muy bien a las deudas sobre las viviendas, obviamente.

Por eso creo que el término “hipotecar” es muy interesante. Millones de personas perdieron sus casas con la crisis. Se les hipotecó el futuro. Pero al mismo tiempo, la economía del endeudamiento no ha desaparecido. Se podía pensar que después de 2007-2008 habría una pausa en la creación de deuda. Pero, en realidad, lo que se ve es un enorme aumento de la deuda .

En estos momentos nos estamos quedando sin espacio y tiempo. Ese es uno de los grandes problemas del capitalismo contemporáneo

El capitalismo contemporáneo nos carga cada vez con más deuda. Eso debería preocuparnos a todos. ¿Cómo se amortizará? ¿Y con qué medios? ¿Y vamos a acabar con más y más creación de dinero, que después no tiene adónde ir excepto a la especulación y el valor de los activos?

Ahí es cuando empezamos a construir para que las personas inviertan, no para que las personas vivan. Una de las cosas más asombrosas de la China contemporánea, por ejemplo, es que se han construido ciudades enteras que aún no se han habitado. Sin embargo, la gente las ha comprado porque es una buena inversión.

Es precisamente ese tema del crédito lo que le llevó a tomar prestada una frase de Jacques Derrida: “La locura de la razón económica”. Coloquialmente se apela a la locura y la demencia para estigmatizar o atribuir un carácter patológico a las personas con enfermedades mentales. Pero lo que nos muestra Marx, y lo que nos muestra su libro, es que lo realmente demencial es el sistema.

La mejor forma de medirlo es observar lo que sucede en una crisis. El capital provoca crisis periódicamente. Una de las características de una crisis es que hay un excedente de mano de obra –personas desempleadas que no saben cómo subsistir–  al tiempo que excedentes de capital que no parecen encontrar un lugar donde colocarse para obtener una rentabilidad adecuada. Tienes estos dos excedentes uno al lado del otro en una situación en la que la necesidad social es crónica.

Necesitamos juntar capital y trabajo para efectivamente crear algo. Pero no se puede hacer porque lo que se quiere crear no es rentable, y si no es rentable, el capital no lo hace. Se pone en huelga. De modo que terminamos con capital excedente y mano de obra excedente, uno al lado de la otra. Es el colmo de la irracionalidad.

Recientemente, usted escribió en Jacobin que Marx rompió con los socialistas moralistas como Proudhon, Fourier, Saint-Simon y Robert Owen. ¿Quiénes eran estos socialistas y por qué y cómo se apartó Marx de ellos?

En las primeras etapas del desarrollo capitalista hubo problemas obvios de condiciones de trabajo. Personas razonables, incluidos los profesionales y la burguesía, comenzaron a mirar esto con horror. Se desarrolló una especie de repugnancia moral contra el industrialismo. Muchos de los primeros socialistas eran moralistas, en el buen sentido del término, y expresaron su indignación afirmando que podemos construir una sociedad alternativa basada en el bienestar comunitario y la solidaridad social y cuestiones de ese tipo.

Se nos enseña que el sistema económico capitalista es sumamente racional. Pero no lo es. De hecho, genera increíbles sinrazones

Marx examinó la situación y dijo que, en realidad, el problema con el capital no es que sea inmoral. El problema con el capital es que es casi amoral. Tratar de confrontarlo con la razón moral nunca va a llegar muy lejos porque el sistema se genera y se reproduce a sí mismo. Tenemos que lidiar con esa autorreproducción del sistema.

Marx adoptó una visión mucho más científica del capital y dijo: ahora necesitamos reemplazar todo el sistema. No se trata solo de arreglar las fábricas, tenemos que lidiar con el capital.

¿Ha visto El joven Karl Marx?

He visto la película y la obra de teatro. Marx es un personaje de su tiempo y creo que es interesante mirarlo desde esa perspectiva.

Pero lo que quiero decir es que hay que fijarse en cómo, con su fuerza motriz, nos aprisiona a todos en deudas –seguimos en una sociedad que se mueve por la acumulación de capital. Marx elaboró un razonamiento partiendo de las particularidades de su tiempo, habló de la dinámica de la acumulación de capital y señaló su carácter contradictorio–. Marx decía que debemos ir más allá de la protesta moral. Se trata de describir un proceso sistemático con el que debemos lidiar y cuya dinámica debemos comprender. Porque, de lo contrario, la gente intenta crear algún tipo de reforma moral, y entonces es el capital quien se apropia de la reforma moral.

Es verdaderamente fantástico que tengamos Internet, algo que en un principio todo el mundo pensó que sería una gran tecnología liberadora que conferiría gran libertad a los seres humanos. Y fíjate lo que ha pasado. Está dominada por unos cuantos monopolios que recopilan nuestros datos y se los entregan a todo tipo de personajes sórdidos que los utilizan con fines políticos.

Algo que comenzó como una verdadera tecnología liberadora de repente se convierte en un vehículo de represión y opresión. Si se pregunta: “¿cómo ha ocurrido?”, se responde que ha sido causa de algunas personas malvadas o, como Marx, que el carácter sistémico del capital siempre hace eso.

No existe una idea buena y moral que el capital no pueda apropiarse y convertir en algo horrendo. Casi todos los modelos utópicos que han aparecido en el horizonte durante los últimos cien años se han convertido en una distopía por la dinámica capitalista. Eso es lo que apunta Marx, que dice: “Tienes que lidiar con ese proceso. Si no lo haces, no crearás un mundo alternativo que pueda ofrecer libertad a todos los seres humanos”.

Hablemos de las contradicciones de ese proceso. Marx fue un feroz crítico del capitalismo, pero también fue un admirador de su capacidad de destrucción creativa. Pensaba, por ejemplo, que el capitalismo era una gran mejora con respecto al feudalismo. ¿Cómo deberíamos considerar esa capacidad destructiva en la actualidad? Gran parte de lo que destruye el capitalismo es bastante obvio. Por otro lado, debemos tener en cuenta el aumento de los ingresos en lugares como China e India y ese gigantesco proceso de construcción de infraestructuras que se está dando en países como aquellos. ¿Cómo aborda usted estos procesos contradictorios?

Tienes razón al mencionar esto porque Marx no es un mero crítico del capitalismo, también admira algunas de las cosas que construye el capitalismo. Para Marx esa es la mayor contradicción de todas.

Marx decía que debemos ir más allá de la protesta moral. De lo contrario, la gente intenta crear algún tipo de reforma moral, y entonces es el capital quien se apropia de la reforma moral

El capital ha desarrollado la capacidad, desde el punto de vista tecnológico y organizativo, de crear un mundo mucho mejor. Pero lo hace a través de relaciones sociales de dominación en lugar de emancipación. Esa es la contradicción principal. Y Marx insiste: “¿Por qué no usamos toda esta capacidad tecnológica y organizativa para crear un mundo liberador, en lugar de uno que consista en la dominación?”

Una contradicción relacionada con esta es el modo en que los marxistas debían de considerar el debate actual en torno a la globalización, que se ha vuelto más confuso y confuso que nunca. ¿Cómo cree que la izquierda debería contemplar el debate sobre el proteccionismo de Trump de forma que difiera del dedo acusador de los economistas convencionales?

En realidad Marx aprobaba la globalización. En el Manifiesto Comunista hay un pasaje maravilloso que trata de ello. Lo ve como potencialmente emancipatorio. Pero, nuevamente, la pregunta es por qué no se aprovechan esas posibilidades emancipadoras. ¿Por qué se utilizan como medio de dominación de una clase sobre otra? Sí, es cierto que algunas personas en el mundo han mejorado sus ingresos, pero ocho hombres poseen misma riqueza que aproximadamente el 50 % de la población mundial.

Marx dice que tenemos que hacer algo al respecto. Pero, al hacerlo, no hay que ponerse nostálgicos y decir: “Queremos volver al feudalismo” o “queremos vivir de la tierra”. Tenemos que pensar en un futuro progresista que emplee todas las tecnologías que tenemos, pero con un propósito social en lugar de aumentar la riqueza y el poder que cada vez se concentran en menos manos.

Que es la razón por la que Marx rompió con sus contemporáneos socialistas románticos. En cuanto a lo que las teorías económicas liberales y los economistas convencionales pasan por alto sobre todo esto, usted cita un pasaje de Marx: “Cada motivo que ellos” –los economistas– “exponen  contra la crisis es una contradicción exorcizada y, por lo tanto, una contradicción real, que puede provocar una crisis. El deseo de convencerse de la inexistencia de contradicciones es al mismo tiempo la expresión de un deseo piadoso de que las contradicciones, que están realmente presentes, no existan”. ¿Qué se propone hacer la economía dominante? ¿Y qué omiten u ocultan en el proceso?

Odian las contradicciones. No encaja con su visión del mundo. A los economistas les encanta afrontar lo que llaman problemas, y los problemas tienen solución. Las contradicciones no. Permanecen contigo todo el tiempo y, por tanto, tienes que gestionarlas.

Se intensifican en lo que Marx llamó “contradicciones absolutas”. ¿Cómo afrontan los economistas el hecho de que en las crisis de las décadas de 1930 o 1970 o en la más reciente el capital excedente y la mano de obra excedente se encuentren uno junto a la otra y nadie parezca tener la menor idea de cómo volver a unirlos para que puedan trabajar con fines socialmente productivos?

El capital ha desarrollado la capacidad de crear un mundo mucho mejor. Pero lo hace a través de relaciones sociales de dominación en lugar de emancipación

Keynes intentó hacer algo al respecto. Pero, por lo general, los economistas no tienen idea de cómo lidiar con estas contradicciones mientras que Marx sostiene que esa contradicción está en la esencia de la acumulación de capital. Y esa contradicción provoca periódicamente esas crisis que se cobran vidas y crean miseria.

Es necesario abordar ese tipo de fenómenos. Y la economía no tiene una buena forma de plantearlos.

En cuanto a esa contradicción, en su libro especifica que “el capital excedente y la mano de obra excedente coexisten sin que aparentemente haya forma de volver a unirlos”. Después de la crisis reciente, ¿cómo se reencontraron esos dos elementos –el capital excedente y la mano de obra excedente–,  y el modo en lo hicieron ha derivado en una nueva forma de capitalismo, distinta de la que prevalecía antes de la crisis? ¿Seguimos viviendo bajo el neoliberalismo o ha echado raíces algo nuevo?

La respuesta a la crisis de 2007-2008 fue, en la mayor parte del mundo –excepto China–, redoblar la apuesta hacia una política de austeridad neoliberal. Lo cual empeoró las cosas. Desde entonces hemos sufrido más recortes. No ha funcionado muy bien. El desempleo ha ido bajando lentamente en Estados Unidos, pero por supuesto se ha disparado en lugares como Brasil y Argentina.

Y el crecimiento de los salarios es bastante lento.

Sí, los salarios no se han movido. Después está lo que ha estado haciendo la administración de Trump. En primer lugar, ha seguido algunas políticas muy neoliberales. El presupuesto que aprobaron hace casi un año es un documento puramente neoliberal. Básicamente beneficia a los tenedores de bonos y a los propietarios de capital, y el resto ha quedado al margen. Y lo otro que ha pasado es la desregulación, que tanto gusta a los neoliberales. La administración Trump ha redoblado la desregulación: del medio ambiente, las leyes laborales y todo lo demás. Así que en realidad se han duplicado las soluciones neoliberales.

El argumento neoliberal tuvo mucha legitimidad en las décadas de 1980 y 1990 como algo que, de alguna manera, era liberador. Pero ya nadie se lo cree. Todo el mundo se da cuenta de que es una estafa en la que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.

Para Marx no hay que ponerse nostálgicos y decir: “Queremos volver al feudalismo” o “queremos vivir de la tierra”. Tenemos que pensar en un futuro progresista

Sin embargo, estamos empezando a ver el posible surgimiento de un proteccionismo-autarquía etnonacionalista, que es un modelo diferente. Y no encaja muy bien con los ideales neoliberales. Podríamos dirigirnos hacia algo mucho menos agradable que el neoliberalismo, la división del mundo en facciones guerreras y proteccionistas que luchan entre sí por el comercio y todo lo demás.

El argumento de alguien como Steve Bannon es que debemos proteger a los trabajadores estadounidenses de la competencia en el mercado laboral limitando la inmigración. En lugar de culpar al capital, culpa a los inmigrantes. El segundo argumento es sostener que también podemos obtener apoyo de esa población mediante la imposición de aranceles y culpando a la competencia china.

En efecto, tienes una política de derecha que está ganando mucho apoyo por ser antiinmigrante y antideslocalización. Pero el hecho es que el mayor problema de los trabajos no es la deslocalización, sino el cambio tecnológico. Alrededor del 60 o 70 % del desempleo que se generó a partir de la década de 1980 se debió al cambio tecnológico. Quizás el 20 o el 30 % se debió a la deslocalización.

Pero la derecha ahora tiene una política. Esa política no solo se está dando en Estados Unidos, se da en Hungría, India, hasta cierto punto en Rusia. La política autoritaria y etnonacionalista está comenzando a dividir el mundo capitalista en facciones en guerra. Sabemos lo que sucedió con ese tipo de cosas en la década de 1930, algo que debería preocuparnos mucho a todos. No es una respuesta al dilema del capital. En la medida en que el etnonacionalismo conquiste al neoliberalismo, nos espera un mundo aún más feo del que ya hemos vivido.

Estas contradicciones son importantes dentro de la coalición conservadora que gobierna en Estados Unidos, pero creo que es un error que la gente las vea como nuevas. Han estado latentes durante mucho tiempo.

Ah, sí. Por ejemplo, en Gran Bretaña, a finales de la década de 1960, un discurso de Enoch Powell hablaba de “ríos de sangre” si continuábamos con aquellas políticas de inmigración. El fervor antiinmigrante existe desde hace mucho tiempo.

La administración Trump ha redoblado la desregulación: del medio ambiente, las leyes laborales y todo lo demás. Así que en realidad se han duplicado las soluciones neoliberales

Pero durante las décadas de 1980 y 1990 se las arreglaron para mantenerlo en secreto porque había suficiente dinamismo en la economía capitalista global para que la gente dijera: “Este régimen de comercio abierto y libre, y unas políticas de inmigración razonablemente benignas funcionan”. Desde entonces ha avanzado mucho en la otra dirección.

Ha mencionado el enorme poder de la automatización. ¿Qué dice Marx sobre la automatización y qué opina usted de ella? ¿Está realmente cerca el final del trabajo?

Vine a Estados Unidos en 1969 y fui a Baltimore. Allí había una enorme fábrica de hierro y acero que empleaba a unas treinta y siete mil personas. En 1990, la acería seguía produciendo la misma cantidad de acero, pero empleaba a unas cinco mil personas. Ahora el trabajo en acero prácticamente ha desaparecido. La cuestión es que en la manufactura, la automatización eliminó los empleos en masa por todas partes, muy rápido. La izquierda pasó mucho tiempo tratando de defender esos empleos y luchó desde la retaguardia contra la automatización.

Fue una estrategia incorrecta por dos razones. La automatización venía de todos modos y era un caso perdido. En segundo lugar, no veo por qué la izquierda debería oponerse absolutamente a la automatización. La postura de Marx, en la medida en que tuviera alguna, sería que deberíamos hacer uso de esta inteligencia artificial y automatización, pero de modo que aliviara la carga de trabajo.

La izquierda debería estar trabajando por una política que diga: “Damos la bienvenida a la inteligencia artificial y la automatización, pero para que nos proporcionen mucho más tiempo libre”. Uno de los grandes puntos que sugiere Marx es que el tiempo libre es una de las cosas más emancipadoras que podemos tener. Suya es esta bonita frase: el reino de la libertad comienza cuando se deja atrás el reino de la necesidad. Imagínese un mundo en el que se pudieran cubrir las necesidades. Trabajar uno o dos días a la semana, y el resto del tiempo es tiempo libre.

La política autoritaria y etnonacionalista está comenzando a dividir el mundo capitalista en facciones en guerra

Ahora bien, disfrutamos de todas las innovaciones que ahorran trabajo en el proceso laboral y también en el hogar. Pero si se le pregunta a la gente si tiene más tiempo libre del que tenía antes, la respuesta es: “No, tengo menos tiempo libre”. Hay que organizar todo esto de modo que tengamos todo el tiempo libre posible, de forma que un miércoles a las cinco en punto puedas ir a hacer lo que quieras. Este es el tipo de sociedad imaginada que Marx tiene en mente. Y es una idea obvia.

Lo que nos detiene es que todo eso se utilice para apuntalar las ganancias de Google y Amazon. Hasta que no nos ocupemos de las relaciones sociales y de las relaciones de clase que hay detrás de todo esto, no podremos utilizar esos fantásticos dispositivos y oportunidades de modo que beneficien a todo el mundo.

¿Qué opina de los programas de renta básica universal?

En Silicon Valley quieren una renta básica universal para que la gente tenga suficiente dinero para pagar Netflix, eso es todo. ¿Qué mundo es ese? Hablamos de una distopía. La renta básica universal es una cosa, el problema es Silicon Valley y toda esa gente que está acaparando los medios de comunicación y entretenimiento.

En algún momento la renta básica universal podría incluirse en la agenda, pero no es una de mis máximas prioridades políticas. De hecho, hay aspectos que tienen unos riesgos muy negativos, tal y como sugiere el modelo de Silicon Valley.

¿Cree que el cambio climático pone límites claros a la expansión permanente que requiere el capitalismo o el capitalismo podrá capear la crisis climática intacto, en detrimento de los demás?

No veo por qué la izquierda debería oponerse absolutamente a la automatización. La postura de Marx sería que deberíamos hacer uso de ella de modo que aliviara la carga de trabajo

El capital podría capear la crisis del cambio climático. De hecho, si nos fijamos en los desastres climáticos, el capital puede convertir esto en lo que Naomi Klein llama “capitalismo de desastres”. Hay un desastre, y bueno, hay que reconstruir. Eso ofrece muchas oportunidades al capital para recuperarse de los desastres climáticos de manera rentable.

Desde el punto de vista humanitario creo que no saldremos nada bien de esto. Pero el capital es diferente. El capital puede salir bien parado de estas cosas y mientras sea rentable, lo harán.

Hablemos de resistencia. Usted escribe que la producción y el consumo son dos facetas centrales del capitalismo y que “las luchas sociales y políticas contra el poder del capital, dentro de la totalidad de la circulación del capital, toman diferentes formas y exigen diferentes tipos de alianzas estratégicas si quieren tener éxito”. ¿Cómo deberíamos plantearnos la relación entre las luchas laborales, por una parte, y las luchas contra el estado –contra el encarcelamiento masivo, contra los desalojos de los terratenientes o los préstamos abusivos–  por la otra?

Una de las virtudes de considerar el capital como una totalidad y pensar en todos los aspectos de la circulación del capital es que se identifican diferentes escenarios de lucha. Por ejemplo, la cuestión medioambiental. Marx habla de la relación metabólica con la naturaleza. Por lo tanto, las luchas por la relación con la naturaleza se vuelven políticamente significativas. En este momento muchas personas que están preocupadas por el tema ambiental dirán: “Podemos lidiar con esto sin afrontar la acumulación de capital”.

Me opongo a eso. En algún momento tendremos que lidiar con la acumulación de capital, que es un crecimiento de aproximadamente el 3 % eternamente, como un claro problema ambiental. No va a haber una solución al problema ambiental sin afrontar la acumulación de capital.

También hay otros aspectos. El capital se ha centrado durante mucho tiempo en la creación de nuevos intereses, necesidades y deseos. Consiste en la creación de consumismo. Acabo de regresar de China y en los tres o cuatro años que llevo viajando a China he notado el enorme aumento del consumismo. Esto es lo que el Banco Mundial y el FMI aconsejaban a los chinos hace veinte años diciendo: “Estáis ahorrando demasiado y no consumís suficiente”. Así que ahora los chinos se han comprometido a hacerlo iniciando una verdadera sociedad de consumo, pero eso significa que los intereses, necesidades y deseos de la gente están siendo transformados. Hace veinte años en China lo que querías, necesitabas y deseabas era una bicicleta y ahora necesitas un automóvil.

El capital podría capear la crisis del cambio climático. Hay un desastre, y bueno, hay que reconstruir

Hay varias formas de hacerlo. Los publicistas tienen un papel fundamental, pero aún más importante es la creación de estilos de vida completamente nuevos. Por ejemplo, una de las formas en que el capital solventó el problema, en 1945 en Estados Unidos, fue a través del desarrollo de barrios residenciales, que es la creación de un estilo de vida completamente nuevo. De hecho, lo que vemos es la creación de estilos de vida que no se eligen.

Todos tenemos teléfonos móviles. Es la creación de un estilo de vida, y ese estilo de vida no es algo en lo que se elija entrar o salir individualmente; tengo que tener un móvil, aunque no sé cómo funciona ese maldito cacharro.

No es que en el pasado alguien deseara, quisiera o necesitara un teléfono móvil. Nació por una razón en particular, y el capital encontró una forma de organizar un estilo de vida a su alrededor. Ahora estamos atrapados en ese estilo de vida, y eso es todo. Como el proceso de desarrollo de barrios residenciales que he mencionado antes. ¿Qué se necesita en los barrios residenciales? Se necesita una cortadora de césped. Si hubieras sido listo, en 1945 te habrías metido en la producción de cortadoras de césped porque todo el mundo tenía que tener una cortadora de césped para cortar el césped.

Ahora bien, hay revueltas en contra de ciertas cosas que están ocurriendo. La gente empieza a decir: “Oye, queremos hacer algo diferente”. Encuentro pequeñas comunidades por todas partes, en zonas urbanas y también en zonas rurales, donde la gente está tratando de establecer un estilo de vida diferente. Las que más me interesan son aquellas que utilizan las nuevas tecnologías, como el móvil e internet, para crear un estilo de vida alternativo con formas de relaciones sociales distintas a las características de las corporaciones con estructuras jerárquicas de poder que encontramos en nuestra vida diaria.

No va a haber una solución al problema ambiental sin afrontar la acumulación de capital

Luchar por un estilo de vida es bastante diferente a luchar por los salarios o las condiciones laborales en una fábrica. Sin embargo, desde una perspectiva global, existe una relación entre estas diferentes luchas. Me interesa que la gente vea cómo las luchas por el medio ambiente, por la creación de nuevos intereses, necesidades y deseos y el consumismo están relacionadas con las formas de producción. Si se unen todas estas cosas, se obtiene una imagen global de lo que es una sociedad capitalista y de los diferentes tipos de insatisfacciones y alienaciones que existen en los diferentes componentes de la circulación del capital que Marx identifica.

¿Cómo ve la relación entre las luchas contra el racismo y estas luchas contra la producción y el consumo?

Según el lugar del mundo del que hablemos estas preguntas son fundamentales. Aquí en Estados Unidos es un problema muy importante. No te encuentras con el mismo problema si observas lo que está sucediendo en China. Pero aquí las relaciones sociales siempre están afectadas por cuestiones de género, raza, religión, etnia y cosas por el estilo.

Por lo tanto, no se puede tratar la cuestión de la creación de estilos de vida o la producción de intereses, necesidades y deseos sin abordar la cuestión de qué sucede en los mercados de vivienda racializados y cómo la cuestión racial se utiliza de diversas formas. Por ejemplo, cuando me mudé por primera vez a Baltimore, una de las cosas que estaba sucediendo era el blockbusting: el uso, por parte de la industria inmobiliaria, de disparidades raciales para forzar la fuga de blancos y capitalizar la alta rotación en el mercado de la vivienda como una forma de obtener ventajas económicas.

Luchar por un estilo de vida es bastante diferente a luchar por los salarios o las condiciones laborales. Sin embargo, desde una perspectiva global, existe una relación entre estas luchas

Las cuestiones de género que surgen en torno a cuestiones de reproducción social también son primordiales en una sociedad capitalista independientemente del lugar donde te encuentres. Estos problemas están integrados en la acumulación de capital.

Cuando hablo de esto a menudo me meto en problemas porque parece que la acumulación de capital es más importante que estos otros aspectos. La respuesta es que no, no es eso. Pero los antirracistas tienen que lidiar con la forma en que la acumulación de capital interfiere en la política antirracista. Y la relación entre este proceso de acumulación y la perpetuación de las distinciones raciales.

Aquí, en Estados Unidos, tenemos todo un conjunto de preguntas de este tipo, que son primordiales. Pero, de nuevo, ¿pueden manejarse sin llegar a abordar la forma en que la acumulación de capital está fomentando y perpetuando algunas de estas diferencias? La respuesta a eso, para mí, es no. No creo que eso sea posible. Hasta cierto punto los antirracistas también tienen que ser anticapitalistas si quieren llegar a la verdadera raíz de muchos de los problemas.

Es famoso por su trabajo académico, pero quizás se le conozca más como profesor de la obra de Marx. ¿Por qué cree que es importante que la gente de izquierdas fuera del mundo académico se involucre en el trabajo de Marx?

Cuando estás involucrado en acción política y activismo generalmente tienes un objetivo muy específico. Por ejemplo, el envenenamiento por pintura con plomo en el centro de la ciudad. Te estás organizando para ver qué hacer con el hecho de que el 20 % de los niños del centro de la ciudad de Baltimore sufran envenenamiento por pintura con plomo. Estás involucrado en una batalla legal y en peleas con los lobbies de los propietarios y con todo tipo de oponentes. La mayoría de la gente que conozco que está involucrada en activismos de ese tipo están tan absortas en los detalles de lo que están haciendo que a menudo se olvidan de dónde se encuentran en el cuadro general, de las luchas de una ciudad y mucho menos del mundo.

Las cuestiones de género que surgen en torno a cuestiones de reproducción social también son primordiales en una sociedad capitalista independientemente del lugar donde te encuentres

A menudo te das cuenta de que la gente necesita ayuda del exterior. Ese asunto de la pintura con plomo es mucho más fácil de manejar si las personas involucradas pertenecen al sistema educativo, que ven niños en las escuelas con problemas de envenenamiento por pintura con plomo. Empiezas a construir alianzas. Y cuantas más alianzas construyas, más poderosa será tu acción.

Trato de no sermonear a la gente sobre lo que debería pensar, sino de crear un marco de pensamiento para que la gente vea dónde se encuentra en el conjunto de las relaciones complicadas que conforman la sociedad contemporánea. De este modo, la gente puede formar alianzas en torno a los temas que les preocupa y, al mismo tiempo, movilizar sus propios recursos para ayudar a otras personas en sus alianzas.

Me gusta construir alianzas. Para construir alianzas debes tener una imagen de conjunto de lo que es una sociedad capitalista. En la medida en que consigas algo de eso estudiando a Marx, creo que es útil.

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Traducción de Paloma Farré.

Fuente original: Jacobin.

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Culmina primera fase del Congreso Nacional Universitario en la UPN-México

Por: Selene Kareli Zepeda Pioquinto/CII-OVE

Después de varios meses de trabajo en la organización y desarrollo del Congreso Nacional Universitario (CNU) en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), el pasado 16 de noviembre se entregaron al Subsecretario de Educación Superior, el Dr. Luciano Concheiro Bórquez, los resultados de la primera fase del CNU, mismos que integran consensos y disensos, en los cuales se destaca la necesidad de contar con una Ley Orgánica y una normatividad nacional que permita, a partir de un estatuto general, establecer criterios académicos comunes. Asimismo, en la cuestión de figura jurídica, se destaca la búsqueda de la autonomía, la cual por ley estaría fundamentada en el artículo tercero constitucional con carácter nacional, o bien, generar un organismo desconcentrado con una estructura de carácter nacional.

Consulta el documento de consensos y disensos aquí: https://bit.ly/3orq1tq

Es de destacar que, la UPN, fundada en 1978 con 2 mil estudiantes, actualmente cuenta con una matrícula de poco más de 67 mil alumnas y alumnos en todo el país que acuden a 70 sedes, a las que se adscriben 208 subsedes, donde laboran más de 4 mil profesores-investigadores. En este marco, se sostuvo una entrevista con tres estudiantes de la UPN, quienes forman parte del Frente Nacional Estudiantil por la Autonomía (FNEA), y quienes han sido parte activa dentro del desarrollo del CNU en sus diversas etapas, buscando diálogos y debates dentro de la comunidad universitaria que vive un proceso de transformación profunda.

Es así como, en reunión con Margarita Romero de la unidad 152 Atizapán, estado de México, Natalia Quintana y Melissa Martínez de la unidad Ajusco, se dialogó la importancia y necesidad de impulsar la autonomía en la UPN.

Me gustaría que me contaran, ¿cómo nace el Frente Nacional Estudiantil por la Autonomía (FNEA), ¿cómo se comienza a gestar la organización?

Margarita: El Frente se crea después de una reunión en las unidades estatales: Toluca, Ecatepec y estado de México, con la idea de unir las voces de más alumnos, porque nos sentimos no escuchados, nos sentimos sin identidad, nos sentimos ajenos a nuestras demás unidades, cuando en general somos todos UPN. Entonces buscamos a compañeros que quisieran unirse a este Frente para hacernos uno y para luchar por la misma idea de autonomía.

Natalia: Yo me uno después de Melissa, Melissa fue la que nos comentó después de una clase que ella formaba parte de este Frente, y anteriormente para ser parte del CNU como planilla íbamos a intentar algo, no lo pudimos hacer y quedó la espinita, ya cuando yo me enteré que ella estaba ahí, pues ahora sí, me integro, que fue pocos meses después de que se empieza a realizar todo esto y es así como yo llego al Frente.

Melissa: Recuerdo que yo ya traía la espinita por participar en el Congreso, pero no ubicaba cómo hacerlo, quizá lo pensábamos mucho, lo replanteamos mucho, pero no encontrábamos la forma, dado que veíamos que existían específicamente profesores que ya estaban dentro de Comisiones Organizadora, entonces era ¿cómo me acerco? Mandaba correos. Intenté comunicarme con el consejero estudiantil y llegó un momento en que, de tantos grupos en los que andaba, porque era la espinita de querer participar, pues coincidí con el grupo del Frente. Me integré porque compartíamos ideas, porque fue muy formativo, autoformativo. Incluso era decir, ¿la autonomía por qué?, ¿cómo nos vamos a formar? No es sólo vente súmate compañero, no, era ver realmente si era lo que queríamos. Ver realmente por qué veíamos la autonomía como un fin, fue eso, desarrollar una formación dentro del mismo Frente. Hubo reuniones, invitamos a profesores de otras universidades que llegamos a contactar para entender la Ley General de Educación, la Ley General de Educación Superior, y varios elementos. Llegó un profesor de Chapingo, dialogamos. Fue una autoformación dentro del mismo Frente, y pues eso, a través de la virtualidad, de Facebook, de WhatsApp, por ejemplo, Maggie y yo no nos conocemos en persona, pero aquí andamos.

Margarita: Sí, de hecho, eso es lo mejor, todos nos sentimos cercanos, pero es a través de la virtualidad, como dice Melissa, pues no nos conocemos, estamos muy lejos, y creo que eso es algo padre del Frente, porque somos de distintos estados, de distintas ciudades y no nos conocemos, pero nos sentimos unidos.

Así como las escucho veo el interés por sumarse a este cambio de la universidad, querer participar, una participación pensada, reflexionada, estudiada, no nada más participar por participar o per llevar la contraria, sino decir “voy a participar de manera activa, crítica e informada en esta transformación” eso me parece valioso de lo que ahora comparten. Algo de lo cual me gustaría que me contaran un poco más es ¿cómo empiezan a conectar a nivel nacional?, ¿cómo generan esos vínculos y esas redes con otros estados?, ¿cómo ha sido esa labor de crear comunidad a nivel nacional?

Melissa: Bueno, WhatsApp, Facebook, a partir de las transmisiones por YouTube que se hacían del Congreso, ahí empezamos a ver compañeros. A partir de ahí comenzar un diálogo desde las diversas unidades. Dentro del las reuniones del CNU es que llegamos a ver quiénes eran, de dónde eran las y los compañeras y a partir de ahí establecer el contacto, primero por redes sociales y ya luego por plataformas: zoom, meet y me parece que son las únicas que hemos ocupado, pero siempre desde donde se pudiera.

Margarita: Sí, justo eso era lo que hacíamos, recopilar información de las trasmisiones en vivo del Congreso. Hacer más activa la participación, preguntar a las y los compañeros si conocían algo de la autonomía e impulsar un diálogo entre estudiantes. Siempre era que más se unieran con la finalidad de informar y que ellos mismos llevaran la información a su unidad de por que la autonomía.

Natalia: Algo que también hicimos fue compartir con los compañeros de clase toda esta información, porque a pesar de que somos compañeros universitarios de licenciatura, de grupo, no muchos tenían la certeza de qué o para qué era el Congreso, y sobre todo que a partir de esto se podía buscar una figura jurídica distinta a la que tenemos, entonces pues íbamos con los compañeros de clase y preguntábamos si conocían sobre la autonomía y a partir de ahí comenzamos a extendernos en lo nacional, pero también con los de junto.

Melissa: Pero esta parte no sólo fue hablar de autonomía, sino también preguntar qué conocían del CNU, y eso era lo principal, qué conocían y nosotros compartir lo que habíamos aprendido. Incluso de repente, no tan en el lenguaje académico porque a veces es complicado, compartir lo que ya habíamos comprendido nosotros, lo explicamos, y era decir: “aunque no estés a favor de la autonomía, pero participa, participa, infórmate”, y era lo padre, pues muchas veces por falta de información no se involucraban, pero ya informados cambiaban perspectivas, aunque las diferencias estuvieron presentes. Muchas veces era también para entablar el diálogo respecto a la autonomía, pero también era una invitación a participar y estar informados respecto al CNU, hazte escuchar, era eso.

Es muy valiosa la manera en la cual estuvieron y han estado trabajando para crear comunidad a nivel nacional, para nada una labor fácil; y bueno, sabemos que al Subsecretario de Educación Superior se le han entregado los consensos del CNU, donde quedó plasmada la posibilidad de dos figuras jurídicas, en este sentido, ¿cómo ustedes llegan a la idea de que la autonomía es lo ideal, que la autonomía es lo que tiene que ser?, ¿cómo llegan a esa parte?

Margarita: En cada unidad existió una mesa de trabajo por parte del CNU, y pues si eres parte de esa mesa de trabajo te entregaban documentos donde te daban información, y obviamente de ti dependía si los leías o no, hablo en mi caso, mandaban tablas comparativas de qué era la autonomía, qué era descentralizado, qué era descentralizado con autonomía académica y muchas otras figuras académicas. En mi unidad se dijo autonomía sí o sí, porque tienes más libertad de cátedra, tienes libertad de participar dentro de tu misma unidad, libertad de elegir, decidir, entonces, al menos en mi unidad se decidió autonomía sin tener que pedir permiso a la SEP o a Ajusco, porque en este caso Ajusco es la madre de todas las UPN, entonces si Ajusco no te lo autoriza no pasa.

Melissa: Buscando información comienzo a comprender ciertos términos, pues se hablaba mucho de sí, busquemos una autonomía, pero solo una autonomía financiera o de gestión, pero cuando comprendes que ese tipo de autonomías no están dentro de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, te genera conflicto, bueno, personalmente me generó conflicto porque aquí me pueden trampear, porque se puede jugar con el discurso, y es complejo comprender las leyes, comprender a profundidad por qué autonomía por ley y qué implica. Lo que es necesario es el autogobierno en la UPN cuidando el discurso y entender cada concepto, a veces son complicadas, pero le echamos ganas, de igual manera entender la Ley General de Educación Superior. Siempre investigar y argumentar.

Natalia: Yo recuerdo esto con emoción porque recuerdo que fue mi primer semestre, informarnos desde qué es la democracia, por qué hace falta la democracia en la universidad, qué es la descentralización, qué es la autonomía, entonces, a través de hojas que nos daba un profesor fui entendiendo esta parte teórica-conceptual y las implicaciones del Congreso, y al principio me sentí en el aire, porque suena bonito decir autonomía, sobre todo por esta historia triste que tenemos sobre la UNAM, la UAM, que son muy buenas universidades pero también las tenemos idealizadas en un punto en el que sólo son ellas las autónoma. Se dice que si no es UNAM o UAM no existe autonomía para las demás universidades, entonces, ya que yo retomo toda esta parte conceptual me generó más sentido, algo que la autonomía nos va a dar es esta equidad entre compañeros; de verdad, yo sigo muy impactada con los veinte pesos que pagamos de inscripción y que venga alguien de Guerrero, alguien de otras unidades y nos digan que ellos pagan más de mil pesos para seguir teniendo acceso a la educación, eso me generó mucho conflicto. A partir de aquí, puse el foco en los presupuestal, es algo que se tiene que trabajar, que regular, así como elegir nosotros al rector a la rectora, tiene que existir una educación autónoma, fue este mi primer acercamiento y mi deseo por seguir buscando e impulsando la autonomía.

Ahora que las escucho, quisiera que me compartieran, ya después de todo este recorrido de formación que tuvieron para comprender qué es la autonomía, ahora nombrar de manera concreta y puntual ¿qué beneficios tiene la autonomía para el sector estudiantil? Sabemos que la universidad es un proyecto conjunto, no sólo los estudiantes, sin embargo, sabemos que cada arista respecto a la autonomía tiene implicaciones, a mí me gustaría escucharlas a ustedes, ¿qué beneficios o mejoras trae la autonomía en tanto sector estudiantil?

Margarita: A veces dicen que la autonomía es algo utópico, que es imposible llegar a ello y creo que los que están con este pensamiento es porque tienen miedo de que no se logre, tienen miedo de no saber autogobernarse, pero tenemos las carreras que lo pueden regir y formar, tenemos a los maestros que también nos pueden dar la información, yo siento que si se puede la autonomía y se debe de poder la autonomía. Yo el beneficio que veo como estudiante es el tener una beca propia, becas para los estudiantes. Yo siempre he sido estudiante que solicita becas y lamentablemente en mis años de formación nunca me la han dado, porque según la dan, pero no alcanzo, uno sí, otros no. Entonces ha estado muy limitado el apoyo de becas para mi unidad, no sé si para Ajusco sea igual, entonces, el ser autónomos te da la posibilidad de crear tus propias becas para toda tu plantilla escolar.

Natalia: Sí se han hecho comentarios de beneficios que ganan los profesores respecto a la autonomía, pero el que domina es el de nosotros como estudiantes, pues estamos viviendo con las becas limitadas, pero también es elegir nosotros a nuestro rector. El ser autónomo en todo sentido nos da una gran ventaja de becas, de nuestros planes educativos. Hay que tener presentes que los contextos van cambiando y hay que debatir las transformaciones y ajustes dentro de estos planes de estudio. Estudiar a los clásicos siempre será importante y necesario, pero ajustar esos saberes a nuestros contextos es transcendental. En clase un profesor nos decía, por qué zapatismo y neozapatismo, y justo es por los cambios, se mantiene la esencia, pero llegan nuevas demandas, entonces, estaría muy interesante que los planes de estudios se vean modificados, pero conservando la esencia de cada licenciatura, y tan solo el expandir conocimiento, eso hará más enriquecedoras nuestras formaciones, cada uno desde su área. En cuanto a planes de estudios la idea es que sea algo en equipo, que esta idea individualista se aparte, que esta verticalidad se aparte. Está claro que el profesor es la autoridad y tiene los saberes y nosotros somo los alumnos, pero que exista esta posibilidad  de horizontalidad para ser escuchados respecto a nuestras necesidades de formación, esa es parte fundamental de los beneficios de lograr la autonomía. Trabajar en conjunto estudiantes y profesores para atender estas necesidades académicas de las y los estudiantes.

Melissa: La participación estudiantil que se propone desde la Ley Orgánica contempla esto, la verdadera participación estudiantil en la toma de decisiones que concierne en torno de nuestra formación, que sea una participación activa dentro de todo lo que se desarrolle desde la UPN, hablando desde los planes de estudios, desde los proyectos internos, hablando desde las becas, la infraestructura, involucrarnos en todo, es un beneficio que vemos con la autonomía, verdaderamente participar.

Finalmente les pregunto, imaginen que están frente al Subsecretario de Educación Superior, el Dr. Luciano Concheiro, y ya con pleno conocimiento de los consensos y desde esta organización estudiantil a nivel nacional, díganle por qué la autonomía tiene que llegar a la UPN, ¿qué le dirían?

Margarita: Yo creo que la simple vida de un estudiante que no es UPN Ajusco lo dejaría con la boca abierta. Pagar dos mil pesos de inscripción, pagar reinscripción, libros super caros, sin comedor, sin internet, sin transporte, sin seguro, sin beca, sin bibliotecas, que vayas a Ajusco y te digan, no, no puedes entrar porque no eres Ajusco, entonces necesitamos ser UPN, todos ser uno y poder decidir quién va a estar frente a nosotros, representándonos.

Natalia: Me iría por esta parte de: “usted tuvo su etapa, usted también fue joven de preparatoria, usted también fue un universitario, usted fue militante del activo, usted por x o por y, llegó a donde está con las ideas que quizá perseguía y pudo hacerlo, pero hay miles de personas que no quieren, o en sus vidas no están las metas que usted lleva a lo largo de su vida pero tienen una, que es estudiar y que no pueden hacer ni siquiera eso, no es como que vengan y le vayan a quitar a usted, entonces, creo que no pierde nada en poder lograr un cambio para muchísimas personas, que genere un cambio para las demás generaciones, porque a mi me pega mucho que me digan que es una etapa que se me va a pasar, por que no, no se me ha pasado desde la prepa, entonces creo que sin caer en romantizar, la educación está viviendo una precariedad enorme y es un momento que debe ser crucial para tomar decisiones significativas, de cambios profundos, si usted alguna vez fue joven y de verdad tuvo vocación para hacer lo que está haciendo pues comparta tantito, porque el individualismo o los intereses de unos pocos no lleva a nada bueno y las necesidades dentro de cada UPN a nivel nacional son muchas y urgentes de atender”.

Melissa: Retomando lo que ya hemos planteado le diría que la educación del país es una organización y dado que la UPN tiene este carácter nacional, está presente en todo el territorio mexicano, tiene la posibilidad de forjar, de crear un proyecto enfocado a solucionar muchos de los problemas dentro de la educación, dentro del Sistema Educativo Nacional, entonces, secundado lo que decían mis compañeras Naty y Maggie, pues esto lo consideramos necesario, la autonomía es necesaria.

Finalmente, las compañeras hacen una invitación a que las y los estudiantes UPN, inscritos, egresados y los que están por llegar, se sumen a la organización, pues comentan que, aunque el CNU está en otra fase, la lucha y el trabajo por la transformación siguen presentes. Refieren que, si la UPN logra la autonomía, ahora tocará poner en marcha el proyecto, trabajarlo y darle fuerza al lema de la universidad: “educar para transformar, educar para liberar”, asegurando que, esto solo es posible en tanto se siga construyendo y fortaleciendo la comunidad estudiantil, la comunidad universitaria.

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Héctor Ruiz: “Al crear puentes entre la investigación y el aula, surgen oportunistas pseudocientíficos”

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  • Hablamos con el biólogo y experto en psicología cognitiva sobre el boom de la neuroeducación, un término que no le gusta porque, bajo su paraguas, se confunden disciplinas variopintas y se cobija un número creciente de oportunistas e intrusos. Héctor Ruiz Martín admite que la ciencia nunca podrá responder a algunas preguntas educativas fundamentales. Pero sí ha logrado hallazgos sólidos. Por ejemplo, que aprender de verdad implica dar sentido a lo que aprendemos.

Biólogo de carrera, a Héctor Ruiz Martín siempre le picó el gusanillo de la educación. Desde muy joven le asaltaron los grandes interrogantes pedagógicos, con el cómo aprendemos a la cabeza. Buscó respuestas en la docencia, habiendo sido profesor de instituto y universidad. Durante un tiempo intentó diseccionar los misterios del aprendizaje a través de la neurociencia. Y cuando descubrió los encantos de la psicología cognitiva, se produjo algo así como un flechazo intelectual. Autor de varias obras con un enfoque divulgativo, hoy dirige la International Science Teaching Foundation, con sede en Barcelona.

¿Cómo das el salto de la neurociencia a la psicología cognitiva? ¿Fue una transición gradual o una especie de iluminación repentina?

Un poco ambas cosas. Yo descubro, a través de la neurociencia, que se pueda hacer ciencia del aprendizaje. Me meto en este ámbito con mucha fascinación. Pero en el fondo, más allá de mi interés fundamental como biólogo, siempre he buscado poder responder a las preguntas que nos hacemos como docentes y estudiantes, en especial cómo aprender más y mejor. Cuanto más me meto en la neurociencia (su estudio del cerebro a nivel molecular, celular, bioquímico), más me doy cuenta de que esta no puede responder a estas preguntas. Este proceso fue progresivo. Y luego está ese momento en el que descubro, cuando vivía en EEUU, la psicología cognitiva, un ámbito del que en España hay muy poca tradición. Veo que, al dedicarse a estudiar el cerebro como procesador de información pero más desde el comportamiento, resulta mucho más interesante en esa búsqueda de respuestas.

¿Hay desconfianzas, recelos entre ambos ámbitos? Quizá la neurociencia se arroga una especie de legitimidad de pureza empírica. Y la psicología cognitiva, una mayor capacidad de trasladar al aula sus hallazgos.

Nunca he visto neurocientíficos que resten validez a la psicología cognitiva, que en realidad tiene un enfoque más cercano a las ciencias naturales que a las sociales: causa-efecto, herramientas cuantitativas… Lo que sí observo es que, para el público general, todo es neurociencia, todo es neuroeducación, un término que personalmente no me gusta. La neurociencia tiene más sex-appeal, más caché, viene como con un sello de objetividad. Pero, en realidad, la inmensa mayoría de cosas bajo el paraguas de la llamada neuroeducación —digamos, más en rigor, de las ciencias del aprendizaje— vienen de la psicología cognitiva. Al atribuir a lo neuro esa preponderancia, hay psicólogos que se sienten ninguneados. Lo importante, en cualquier caso, es que ambas disciplinas interactúan, se retroalimentan continuamente.

Aprovechando esa fiebre neuro y esa confusión de términos, se cuelan muchos supuestos gurús que lanzan propuestas metodológicas barnizadas de pseudociencia.

Intrusos y oportunistas siempre ha habido. Incluso en ámbitos como la medicina —que tiene algo de arte pero se basa fundamentalmente en el conocimiento científico— sigue habiendo mucha pseudociencia. Con más razón en la práctica educativa, donde no hay una fuerte tradición investigadora. Y ocurre precisamente ahora, cuando se está tratando de crear puentes entre la investigación y el aula. Como en la publicidad, suelen ser propuestas que combinan emoción y razón (supuestamente científica) en un pack listo para vender.

¿Corremos el riesgo de menospreciar, en aras del rigor científico, ese componente artístico de la docencia: la intuición, la experiencia del profesor…?

Los propios científicos somos conscientes de las limitaciones de la ciencia. A destacar, que la ciencia solo puede responder a preguntas científicas. Esto deja fuera, por ejemplo, cuáles deben ser los objetivos de la educación, que siempre será un debate ideológico. Pero sí puede ayudar a informar sobre la manera más probable de alcanzar —en función del contexto, los recursos, etc.— esos objetivos. No hay que olvidar tampoco que la ciencia va avanzando, resolviendo cuestiones, consiguiendo un conocimiento cada vez mejor, pero nunca perfecto, absoluto. Cuando entran en juego variables que la investigación aún no ha tenido en cuenta, poco puede aportar la ciencia. Pero tampoco hemos de olvidar que la experiencia personal también tiene limitaciones. La primera es que está sesgada por nuestras preconcepciones. El famoso sesgo de confirmación, que nos empuja a sacar las conclusiones que ya queríamos sacar. Por ejemplo al llevar a cabo una actividad en el aula, cuyas conclusiones sobre el desarrollo y resultado tratará el docente de encajar en lo que ya pensaba. Ahí la evidencia científica puede complementar la experiencia docente.

La clave para aprender es dar sentido a lo que aprendemos. No hay nada más importante que implicarse cognitivamente en lo que uno está aprendiendo

Si tuvieras que destacar un hallazgo científico sólido sobre el aprendizaje, ¿cuál sería?

Permíteme decir más de uno. El primero es que la clave para aprender es dar sentido a lo que aprendemos. No hay nada más importante que implicarse cognitivamente en lo que uno está aprendiendo, que al final significa interpretar el nuevo conocimiento a la luz de nuestros conocimientos previos. Es uno de los principios básicos de la psicología cognitiva: la memoria se construye conectando lo que sabemos con lo que estamos aprendiendo. Resulta clave para el profesor: si una actividad en el aula no va a hacer que los alumnos piensen sobre lo que están aprendiendo, no lo van a aprender.

El segundo, que aprender es un acto generativo, no meramente receptivo. Que el aprendizaje se consolide depende de lo que hacemos después en nuestra cabeza, de si somos capaces de recuperar, usar, evocar en definitiva —en un proceso de dentro afuera— lo aprendido. El tercero es que, para aprender, necesitamos diversos episodios, mucho mejor si se espacian en el tiempo en lugar de masificarse.

Justo lo contrario de la norma en España: currículos sobrecargados y sesiones de estudio maratonianas con un enfoque evaluativo puramente memorístico.

El aprendizaje no elaborado, sin oportunidades para la generación y la aplicación, resulta siempre efímero. Las estrategias de evaluación que animan al estudio masificado solo consiguen que lo supuestamente aprendido (o así parece en el examen) se olvide en dos días.

Me llama la atención que utilizas con frecuencia, al explicar las dinámicas de la memoria y el aprendizaje, la noción de evocar, que suele tener un matiz poético, en absoluto científico.

Llevar a la consciencia, a tu memoria de trabajo algo que ya sabes (y que permanece en tu memoria a largo plazo, en algún lugar del subconsciente) es técnicamente, según la RAE, evocar. Evocar un recuerdo, un conocimiento. En inglés, la palabra para referirse a este proceso es retrieval, algo así como recuperación, que en educación tiene otras connotaciones. Cuando decidí divulgar la psicología cognitiva en español, tuve que tomar una decisión sobre cómo traducirla. Me llevó tiempo y, tras ver las opciones, me decanté por evocación, que ciertamente se suele utilizar desde una óptica más poética.

Foto cedida

Por una parte, es más fácil aprender sobre un campo concreto cuanto más sabemos. Por otra, a partir de cierta edad, el tiempo juega en nuestra contra. ¿O la idea del niño esponja es un mito?

Son dos procesos independientes. Uno nos lleva a que cada vez seamos, en nuestros ámbitos predilectos, mejores aprendientes (término en desuso que también me gusta utilizar, más correcto que aprendiz, que se refiere al aprendizaje de un oficio). Otro tiene que ver con la mayor capacidad para aprender durante la infancia y la juventud, ya que la neuroplasticidad —que es la base del aprendizaje— es mucho mayor en esas edades. Yo, a mis 40 años, aprenderé más fácilmente cosas nuevas sobre psicología cognitiva que un neófito en la materia de 20 años. No solo a nivel de comprensión. También me será más fácil recordar lo aprendido. Pero en un ámbito completamente nuevo para mí, el joven de 20 años partiría con ventaja. Por otra parte, con la edad solemos ganar en autorregulación: esfuerzo, ser capaces de evitar la tentación de hacer otras cosas, de aplazar las recompensas… Son capacidades muy importantes para el aprendizaje, y aquí la edad suele jugar a nuestro favor.

Esa distracción permanente o saltos de atención continuos entre los jóvenes —la mal llamada multitarea— es campo abonado para la pseudociencia. Se escucha de todo. Que las nuevas generaciones son, cognitivamente, casi como superhombres. O lo contrario: que ese ir de una cosa a la otra les va a descalabrar el cerebro con secuelas irreversibles.

La visión científica es que ni una cosa ni la otra. Los jóvenes de ahora no son diferentes a los de hace 30 años. El cerebro es plástico, sí, pero los mecanismos cognitivos solo pueden cambiar a partir de la evolución biológica, y esto requiere de mucho tiempo. A los jóvenes siempre se les ha dado mejor ese cambio veloz de tarea, tienen una mayor velocidad de procesamiento, aunque está demostrado que, en el cambio continuo, el desempeño de cada tarea se ve afectado. Con la edad, las habilidades cognitivas van, en general, a la baja. De la misma forma, también sabemos que este entorno lleno de tecnología tampoco está cambiando negativamente el cerebro. Los alumnos de hoy en día siguen teniendo la misma capacidad de prestar atención, aunque también tienen más oportunidades para distraerse, más estímulos para elegir y evitar el aburrimiento, que es algo muy humano.

Los alumnos de hoy en día siguen teniendo la misma capacidad de prestar atención, aunque también tienen más oportunidades para distraerse

¿Y ese infinito surtido de estímulos no afecta a la concentración, la paciencia, la tolerancia a la frustración? Quizá a nivel más emocional, pero con efectos cognitivos que influyen en el aprendizaje, aunque estos no sean permanentes.

Más importante resulta la ausencia de momentos para desconectar de nuestra vida social. Antes, cuando volvías a casa, tu vida social se reducía a tu familia, que es mucho más fácil de manejar en cuanto a las preocupaciones por la imagen que proyectamos a los demás, cuál es nuestra posición en el grupo, qué piensan de nosotros. Con las redes sociales, nunca dejas de estar sobre el escenario, y esto es difícil de gestionar. Se genera un estrés que puede afectar no solo a tu capacidad de aprender, sino a tu vida en su conjunto. Podríamos conjeturar que nuestro cerebro no está preparado para, digamos, ponernos continuamente a prueba ante el grupo, y que esto está generando dinámicas negativas.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/11/11/hector-ruiz-al-crear-puentes-entre-la-investigacion-y-el-aula-surgen-oportunistas-pseudocientificos/

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Gemma Vilanova: «Necesitamos encontrar esa pausa que permite identificar y acercarse a la diferencia sin miedo»

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  • Hablamos con Gemma Vilanova, madre de un chico con autismo (un ‘hijo inesperado’) y escritora. Considera que «como sociedad, deberíamos mejorar nuestro conocimiento sobre el autismo, más allá de los cuatro tópicos de las películas»

Gemma Vilanova (Barcelona, ​​1973) es madre de tres hijos, uno de ellos, Josep, con trastorno del espectro autista. Un día, a raíz de una entrevista con una periodista, se dio cuenta de que su cabeza derramaba recuerdos y sentimientos sobre Josep y que tenía que verterlos en un papel. De ahí surgió, en 2019, el libro 1 hijo inesperado y 1 sofá. La vida con #josepvalent (Símbol Editors), cuya versión en castellano acaba de publicarse con el título El hijo inesperado. Comprender el autismo, abrazar la diferencia (Arpa). Entretanto, Vilanova ha seguido reflexionando sobre lo que significa crecer y convivir con un hijo con autismo a través de un blog en el diario Ara, y con su pareja alimentan una página de Instagram (@josep_valent) donde se puede seguir el día en día de un niño (ahora adolescente) con TEA. Todo este material algún día volverá a tomar forma de libro porque, dice Vilanova, al igual que ahora ha relatado la infancia de Josep, espera poder hacer lo mismo con su adolescencia y aún más adelante con su edad adulta.

¿Qué quiere transmitir el libro?

La experiencia de convivir con una persona con autismo. Evidentemente no pensaba sólo en las personas que de alguna manera ya conocen el trastorno, sino también en la gente que no lo conoce de nada, que no ha conocido a ninguna persona con autismo a largo de su vida, o que quizás no se ha dado cuenta de que aquella persona con la que se ha cruzado tiene autismo. Lo que pretende el libro es esto, a partir de nuestra historia y de pequeñas anécdotas que nos han pasado con nuestro hijo Josep: compartir y trasladar la emoción y sentimientos de estas vivencias para que la gente pueda comprender un poco más a las personas con autismo y empatizar con las familias que lo cuidamos.

El libro no es lacrimógeno, sino que más bien tiene una mirada optimista. ¿También hay un mensaje para otras familias con niños con TEA?

Creo que sí, pero está escrito desde la realidad y la experiencia que hemos tenido nosotros. No es un mensaje fabricado para darle esperanzas. La vida va cambiando, ahora Josep acaba de cumplir 14 años y lo escribí cuando tenía 10. Fueron unos años al principio duros, si bien poco a poco fuimos cambiando nuestra mirada y percibiendo a nuestro hijo y nuestra vida de otra forma. Uno de los secretos del libro es que el impacto que supone saber que tienes un hijo con autismo ya estaba digerido cuando lo escribí, lo que te permite explicarlo viendo también las partes positivas.

El libro se cierra con Josep pronunciando sus primeras palabras con 10 años. ¿Esta parte ha evolucionado desde entonces?

Dice algunas palabras más, pero sigue teniendo un lenguaje muy pobre. Prácticamente no tiene. Lo que sí ha mejorado mucho es la comprensión, no sólo del lenguaje -esto le sigue costando mucho-, sino, sobre todo, del entorno, de lo que sucede, de entender qué es lo que está pasando y lo que puede pasar.

Fue muy rápidamente a un centro de educación especial. ¿Cómo ha sido su experiencia escolar?

Durante la etapa de infantil fue a una escuela pequeña, de una sola línea, y cuando ya tenía que empezar primaria tomamos la decisión, conjuntamente con el EAP (equipo de atención primaria), que quizás era más conveniente que fuera a una escuela de educación especial donde pudieran atender sus necesidades específicas. En primaria ya comienza todo el tema de la lectoescritura y todo esto se alejaba mucho de lo que era capaz de hacer y de lo que le interesaba a Josep. Primero hicimos unos meses de escuela compartida, pero esta etapa de transición yo siempre digo que es casi más necesaria para los padres que para los hijos, al menos ésta es nuestra experiencia, porque Josep se adaptó muy bien y rápidamente.

¿Y sigue ahí?

Sí, y estamos contentos. Él va contento.

Pero separando a los niños con autismo al final es mucho más difícil que la sociedad tenga otro tipo de mirada hacia la diversidad, ¿no cree?

Esto está claro. Pero cada niño con necesidades especiales requiere un abordaje a medida. Quizá nuestro caso sea algo extremo, porque el autismo de Josep es muy pronunciado. Yo creo en la inclusión, pero cuando se aplica a actividades en las que se pueda incluir de verdad. Por ejemplo, a Josep el deporte le gusta mucho y tiene facilidad, pues estaría muy bien que pudiera compartir las actividades relacionadas con el deporte en una escuela ordinaria con compañeros que, de otra forma, no tiene oportunidad de conocer ni de que le conozcan. No le acabo de ver el sentido a la inclusión meramente física, es decir, a compartir el mismo espacio pero haciendo cosas distintas.

En el libro se explica que les sorprendió mucho que, como familia, tuvieran que elegir entre dos metodologías distintas, incluso antagónicas, para tratar a su hijo con autismo.

Creo que ahora las aguas están más calmadas, pero en ese momento había una suerte de trifulca entre profesionales o entre entidades que batallaban para que los recursos fueran hacia una determinada forma de tratar el autismo desde la psicología. Hay dos corrientes, una basado en terapias conductistas y, la otra, en terapias psicomotrices, que parten de planteamientos diferentes, pero yo no soy ninguna experta en este tema. Los padres de niños y niñas con autismo sólo queremos lo mejor para nuestros hijos. No queremos ponernos en el bando de unos u otros. Queremos dirigir nuestros esfuerzos hacia todo lo que les permita desarrollar al máximo sus capacidades para adaptarse a un mundo que no está construido a su medida. Por eso solemos probarlo todo. Hay mucho prueba-error en este sentido. Si una terapia o un enfoque no funciona, pues pruebas otro. Lo importante es ver que tu hijo avanza y que es feliz.

Los padres no nos metemos en si la terapia debe ser conductista o psicomotriz, acabamos haciendo prueba-error, porque lo importante es ver que tu hijo avanza y que es feliz

¿Y con qué corriente se quedaron?

La verdad es que a Josep el conductismo no le ha funcionado mucho, siempre que ha visto que teníamos la intención de enseñarle cosas se ha puesto mucho de espaldas. Y tampoco ha funcionado el tema de las recompensas, que es uno de los métodos de este tipo de terapias. Lo que nos ha ido mejor es fomentar su espíritu autodidacta, proponerle cosas que le interesaran y a partir de ahí que él aprendiera a su ritmo y hiciera su evolución. Pero conste que yo no justifico forma alguna de abordar el autismo. Como realmente tampoco sabemos cuál es la causa, y al final es un cajón de sastre en el que ponemos trastornos del neurodesarrollo que tienen síntomas muy parecidos pero seguramente un origen diferente, es muy difícil saber qué es lo que funciona y qué no con el tuyo hijo. Por lo que lo que tienes que hacer es probar y ver si por ahí vamos bien.

¿Mientras escribía no le asaltaba la duda sobre si una cuestión determinada de su hijo es generalizable a todo el colectivo?

Esta pregunta te las haces a menudo. Yo creo que, explicando tu experiencia, al final el lector conecta con el sentimiento y la emoción que quieres transmitir. Y se puede sentir identificado si vive cualquier situación de diversidad, y si no la vive puedes despertarle una emoción o un recuerdo, como ese día que pensaron algo feo de alguien y quizá deberían haber pensado diferente.

¿Qué consejo nos da a las personas que no tenemos a un familiar o conocido con autismo, es decir, qué hacemos mal cuando nos encontramos a una persona con TEA?

A veces, lo primero que hacemos mal es no darnos cuenta de que esa persona tiene autismo. Muchas veces, cuando no entendemos el comportamiento diferente o extraño de alguien, tendemos a juzgarle alegremente, sin detenernos a pensar que desconocemos las circunstancias de esa persona. Como sociedad, deberíamos mejorar nuestro conocimiento sobre el autismo, más allá de los cuatro tópicos que todo el mundo ha visto en las películas, y encontrar esa pausa que nos permita observar, identificar y acercarnos a la diferencia sin miedo. Alguien que no sigue las normas sociales no es necesariamente una persona mal educada, puede ser una persona con TEA. Por otro lado, también deberíamos darles tiempo, porque en ocasiones su respuesta es más lenta de lo que normalmente esperas cuando haces una pregunta o propones algo. Y tendemos a insistir y a querer continuar la conversación muy rápidamente. Creo que les ayuda mucho que no tengamos prisa.

La Gemma i el Josep | Foto cedida per Gemma Vilanova

¿Tuvo buena acogida el libro en el mundo de la educación?

Muy buena, especialmente entre los maestros de infantil y los primeros cursos de primaria, momento en el que suelen saltar las alarmas que indican que algo no acaba de ir bien con el desarrollo de los niños con autismo. Cuando se publicó el libro en catalán me di cuenta de que eran un público muy receptivo y con muchas ganas de saber más sobre autismo, para ayudar a sus alumnos y poder comprender mejor el proceso que hacen las familias para aceptar la situación.

El otro día me comentaba Efrèn Carbonell la importancia de anticipar las cosas a los alumnos con autismo.

La anticipación es importante y es un recurso muy útil. Por lo general, a las personas con autismo les cuesta comprender el entorno y el lenguaje. Son prudentes y no les gustan las cosas desconocidas. Por eso se encuentran cómodos y seguros con sus rutinas. Anticiparles lo que sucederá les ayuda a no estar ansiosos y hacer frente a los cambios con seguridad y calma. Nosotros utilizamos fotografías, acompañadas de una explicación oral sencilla, para mostrar a Josep todo lo que vamos a hacer, sobre todo si es algo nuevo, que no conoce o que ha hecho pocas veces.

¿Utiliza pictogramas?

Sí, aunque tratemos de no ser pesados. Con las cosas del día a día, como su comprensión del lenguaje ha mejorado tanto, la palabra suele bastar. Como te comentaba, si vamos a realizar una actividad que se sale de lo habitual, sí que utilizamos fotografías y pictogramas para anticiparle lo que vendrá y que no tenga miedo.

En algunas ciudades y pueblos se han puesto pictogramas en edificios públicos y escuelas, dentro y fuera, para facilitar la identificación de estos espacios. ¿Cree que sería útil generalizarlo?

Podría serlo. Para Josep en concreto no lo sé, porque es una persona que necesita ir acompañada en todo momento y, por tanto, siempre tiene con él un referente que le puede ayudar a comprender su entorno; pero a una persona más autónoma seguramente estas referencias visuales pueden ayudarla mucho. Al mismo tiempo, creo que también crearía una cierta conciencia ciudadana de que hay personas que necesitan de un apoyo visual para comprender su entorno. Todo lo que contribuya a dar visibilidad a la diversidad es muy positivo.

En el libro hay un momento en que Josep y su padre conectan a través del running. ¿Josep sigue corriendo?

Sí, cada miércoles sube con su padre alo alto del Tibidabo (Barcelona), desde plaza Bonanova, y después bajan. Le gusta y le va bien. Todo lo que sea estar al aire libre y el contacto con la naturaleza le entusiasma.

Me causa una sana envidia, porque yo no podría aunque quisiera. Encontrar este clic supongo que fue fundamental.

Compartir esta actividad con él ha sido fundamental, porque es algo que podemos hacer en familia. Muchas veces es difícil encontrar actividades con las que podamos disfrutar todos y correr, en nuestro caso, es una de ellas.

También le debe ir bien por la autoestima, imagino.

Exacto, porque es algo que puede hacer y hace bien. Muchas veces las personas con autismo, o con cualquier otra dificultad, se dan cuenta de que no hacen las cosas tan bien como la gente que les rodea, y en cambio esto es algo que lo hace igual o mejor que muchos niños de su edad.

¿Cree que José es consciente de sus limitaciones?

Creo que lo es, y precisamente por eso es una persona muy prudente. Su hermana pequeña se hace daño mucho más a menudo, corriendo o jugando. Él, en cambio, siempre ha calculado muy bien sus posibilidades antes de lanzarse a hacer algo y muy rara vez se ha caído o se ha hecho daño. Esta prudencia forma parte de su carácter. Sólo hace aquello en lo que se encuentra cómodo y seguro.

A raíz del libro ha conocido y podido compartir ratos con muchas otras familias. ¿Qué le transmiten? ¿Esta sensación de incomprensión es generalizada?

Esta sensación está ahí. De hecho, hay un capítulo en el libro, que se titula Miradas, que es el primero que escribí, sobre un incidente que tiene lugar en la playa, en el que una señora me reprocha el comportamiento de Josep y me acaba diciendo que estoy maleducando a mi hijo. Y este es el capítulo que más habitualmente me comentan otras familias con niños con TEA cuando leen el libro, porque todas ellas han vivido alguna experiencia similar. Y esta situación es fruto del desconocimiento social, de no fijarse en las características de ese niño que está haciendo algo fuera de la norma, de no detenerse a pensar que quizás hay algo más detrás Este tipo de situaciones suelen pasar en una edad muy concreta, que es entre los 3-4 y los 8-9 años, porque son niños de aspecto absolutamente normal pero que parecen ser súper mal educados, entonces es cuando la gente te lanza la caballería y tú, según el día que tengas, o te rebotas, o intentas una salida didáctica, o te hundas en la miseria, depende de tu estado de ánimo.

Muchas familias me comentan el capítulo en el que explico cómo una mujer me acaba diciendo que estoy maleducando a mi hijo, porque todas ellas han vivido experiencias similares

¿Qué más les dicen las familias?

Obviamente existe el tema de los recursos, porque las personas con autismo necesitan un acompañamiento individual prácticamente permanente y terapias muy intensivas, y esto es muy costoso. También existen otras cosas, como la dificultad de encontrar actividades extraescolares o de ocio inclusivas y/o adaptadas. Y después está el tema del futuro. Este es, seguramente, uno de los temas que más me obsesiona actualmente. ¿Qué ocurre cuando los chicos y chicas con autismo se hacen mayores? Veo que cada persona con autismo necesita un proyecto de vida a medida, con lo que la sociedad es todavía muy rígida. Los centros especiales de trabajo y los talleres ocupacionales no me parecen la solución óptima en todos los casos. Y con el autismo se añade la complejidad de que la forma de ver el mundo es absolutamente diferente a la nuestra y todo lo que a nosotros nos llena, puede que a una persona con autismo no lo haga, que no encuentre un sentido a trabajar o producir nada, por ejemplo, porque su mente funciona con una lógica completamente diferente, y encima no nos lo pueda trasladar porque le falta el lenguaje. Quizás ahora estoy poniéndome demasiado filosófica…

Pero sí sabe cuándo algo le gusta y cuándo no.

Esto sí que lo veo. Veo cuándo es feliz y cuándo no lo es, y él también ve si yo soy feliz o no. La comunicación entre nosotros está ahí, pero no de la forma tradicional. Y esto, al final, es lo que complica que le puedas ofrecer la opción de vida que más le encaje.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/11/09/necesitamos-encontrar-esa-pausa-que-permite-identificar-y-acercarse-a-la-diferencia-sin-miedo/

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