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Entrevista a Jeff Magioncalda: “La educación ‘online’ es mucho más accesible, y en el futuro se combinará con la formación presencial”

Entrevista/15 Octubre 2020/Autor: Nacho Meneses/elpais.com

Jeff Magioncalda, CEO de Coursera, conversa acerca del futuro de la educación en línea y de cómo la transformación digital ha cambiado ya el panorama educativo del mañana

La pandemia de coronavirus ha impulsado no solo la transformación digital de la sociedad y cambiado la naturaleza del estudio o del trabajo durante los meses de confinamiento y distanciamiento social. También ha acelerado una serie de cambios de raíz en la forma de trabajar, de organizarse, de colaborar y de formarse que permanecerán incluso cuando la covid-19 quede atrás. De la magnitud de este cambio es prueba, por ejemplo, el crecimiento experimentado por las plataformas de formación online gratuita (MOOCs) como edX, Miríadax o Coursera. Desde mediados de marzo, cuando comenzó el estado de alarma, se produjeron solo en esta última más de 632.000 matrículas en España, lo que equivale a un crecimiento del 272 % con respecto al mismo periodo del año anterior. A nivel global, más de 27 millones de usuarios se unieron a Coursera, con 58 millones de inscripciones en sus diferentes cursos (un 473 % más).

Las habilidades digitales, incluyendo el aprendizaje automático (machine learning), la programación o la ciencia de datos, copan las formaciones más demandadas tanto por las empresas como por los usuarios individuales, mezcladas –como no podía ser de otra manera en este 2020– con otras relacionadas con el bienestar y la salud, incluyendo incluso un curso gratuito de rastreo de contactos de la Covid-19, de unas cinco horas de duración y elaborado por la Universidad Johns Hopkins, que está disponible en castellano, inglés y español. Para hablar del impacto de la formación online, EL PAÍS ha hablado con Jeff Magioncalda, CEO de Coursera.

Pregunta. ¿La transformación digital de la educación tiene marcha atrás?

Respuesta. Yo creo que no. Casi todas las industrias del mundo se han ido incorporando a esta transformación digital en los últimos cinco a diez años, y la educación superior es una de las últimas en hacerlo. Creo que lo que vamos a ver es, en parte debido a la pandemia, muchas más clases híbridas. Incluso cuando todos los estudiantes vuelvan a los campus, cada vez más instrucción tendrá lugar en línea. Y lo mismo sucederá con el trabajo en remoto… Ya el seis de marzo, todos los empleados de Coursera empezaron a trabajar desde casa. Yo estaba muy en contra del trabajo a distancia, y pensaba que simplemente no iba a ser lo mismo (y no lo es); pero aprendimos mucho sobre lo efectivos que podemos ser trabajando en remoto con una plantilla repartida. Ni Coursera ni muchas otras empresas volveremos a trabajar como lo hacíamos antes.

Claro que seguiremos teniendo oficinas, y la gente irá allí de vez en cuando; pero el trabajo en línea, y la forma de colaborar online que estamos aprendiendo van a cambiar la forma en que trabajamos. Y creo que ocurre lo mismo con la educación. Cuando los estudiantes vuelvan, e incluso si todos vuelven, al campus, habrá aprendizaje online; lo habrá en los teléfonos móviles; estarán haciendo proyectos en grupo y proyectos prácticos; y usarán tecnología, porque en muchos aspectos, ofrece una forma de aprender mucho más dinámica de lo que puedes obtener en un auditorio grande. Creo que los grandes auditorios ya no van a volver a ser tan atractivos. Una gran parte de eso sucederá en línea, incluso cuando los estudiantes vuelvan a los campus. También creo que muchos estudiantes no van a volver, porque es caro y, especialmente en los estudiantes de más edad, porque no se pueden permitir dejar sus trabajos para volver a estudiar, ni mudarse con sus familias. La edad media de los estudiantes de Coursera en España es mucho más alta que la media global.

La educación online es accesible para una audiencia mucho más amplia que la presencial, y por eso [las instituciones educativas] seguirán ofreciendo cursos y titulaciones en línea, que tienen un menor coste y te permiten llegar a más estudiantes.

P. En un mercado laboral tan cambiante como el que vivimos, es importante adaptarse con las habilidades que las empresas demandan más. ¿Qué áreas de aprendizaje online serán más relevantes en los próximos años?

R. Cuando Coursera comenzó, en 2012, uno de los cursos más populares era el de aprendizaje automático de la Universidad de Stanford. Aún lo es, y muchos científicos de datos vienen a Coursera, porque tenemos cursos muy innovadores de ciencia de datos. Según fuimos extendiendo nuestra distribución a las diferentes instituciones, lo que vimos es que las empresas realmente buscan el mismo tipo de habilidades y de educación que las personas individualmente, en su mayoría ciencia de datos, tecnología y negocios, aunque recientemente hemos visto un mayor interés en el campo de la salud.

En España, los cursos más demandados en 2020 son, por orden, el de aprendizaje automático, primeros auxilios psicológicos (de la Universidad Autónoma de Barcelona), aprender a aprender, ciencia del bienestar (de Yale University) y chino para principiantes (de la universidad de Pekín). Y entre los cursos prácticos, destacan cómo construir tu propia web usando WordPress y GoogleAds para principiantes.

P. ¿Diría que las habilidades digitales son hoy esenciales en cualquier caso, independientemente del campo en el que se trabaje?

R. Desde luego. Y un motivo fundamental es que muchos de los trabajos más demandados son digitales, y requieren esa habilidad para acceder a los datos, compartirlos, analizarlos y presentarlos. Cualquier trabajo usa un software para completar sus tareas. Las herramientas digitales y los datos son especialmente relevantes a la hora de colaborar con otras personas o de tomar decisiones. Así es el trabajo ahora.

P. ¿Cómo ve el futuro de la educación universitaria?

R. Está cambiando rápidamente, debido a la pandemia de coronavirus. Por un lado, será una educación más híbrida, con muchas más experiencias online en las que algunos estudiantes estarán presencialmente en el campus y otros no, e incluso en el campus la gente también estará en línea. Por otro lado, habrá muchos más cursos y grados por Internet: en Coursera tenemos ahora 20 grados de nuestros socios universitarios, pero ese número va a crecer drásticamente. Y, en tercer lugar, creo que los costes de matrícula serán más bajos, especialmente para las titulaciones online, pero también para las presenciales, porque habrá más alternativas y una mayor competencia.

La educación estará también más enfocada hacia el mercado laboral, de manera que, aunque estés estudiando Filosofía, Humanidades o Inglés, que contribuirán a tus habilidades de comunicación y colaboración, también necesitarás conocimientos básicos de datos, estadística, habilidades de análisis e incluso de programación. Otro punto que va a ser diferente es la formación continua a lo largo de la vida profesional, en el trabajo y en línea. Y finalmente, será mucho más modular y apilable: podrás adquirir un certificado que cuente para una titulación, podrás obtener un certificado online que cuente para un grado presencial, completar grados presencialmente que te cuenten para tu grado online, o conseguir certificados de educadores en la industria, como Google y que te cuenten en la universidad.

P. Una de las principales ventajas de las plataformas en línea como Coursera, edX o Miríadax es la amplia cantidad de cursos gratuitos (MOOCs) disponibles. Sin embargo, solo los acaban entre el 8 y el 10 % de los que se matriculan. Parece que la formación gratuita, precisamente por serlo, no se valora lo suficiente.

R. En líneas generales, estás en lo cierto. Aunque depende del país, para los cursos online gratuitos, el porcentaje de terminación está en torno a ese 10 %. Lo interesante es que, cuando la gente va a YouTube a aprender algo, nadie habla de esos porcentajes, sino que simplemente se fijan en que pueden aprender algo en YouTube. Tenemos unos 4.000 cursos, y cada uno de ellos tiene pequeñas presentaciones en vídeo de entre cinco y diez minutos. 150.000 clases en vídeo. Cuando miras el porcentaje de esos vídeos que se completan, descubres que se sitúa en torno al 60 % (incluso en los cursos gratuitos).

Si miras a la gente que ha pagado por un curso, el porcentaje de terminación es mucho más alto, en torno a un 40-50 %. Si echamos un vistazo a esos números en el trabajo, porque tu empresa te ha pedido que hagas un curso determinado, entre un 50 y un 60 % de los empleados lo acaban. Y en los estudiantes de titulaciones de grado [en estas plataformas], esos porcentajes superan el 90 %. Así que realmente depende del motivo por el que el estudiante ha acometido ese aprendizaje, y de si están interesados en completar todo el contenido o no. Muchas personas que se matriculan en un curso solo están interesadas en aprender una parte del contenido.

Nosotros tenemos un nuevo producto, Coursera For Campus, que lanzamos hace un año y que hoy tiene millones de estudiantes. En muchas universidades por todo el mundo, en Latinoamérica, India o Europa, los profesores conceden créditos presenciales si terminas un determinado curso en Coursera. Y los porcentajes de terminación ahí se sitúan alrededor del 95 %. Eso es porque los estudiantes están motivados, porque quieren obtener una buena nota para su grado.

El pasado 12 de marzo, lanzamos también Campus Response Initiative, una versión gratuita de Coursera For Campus para las universidades afectadas por la Covid-19 en cualquier lugar del mundo. Aunque concluyó la semana pasada, su continuación hasta finales de año será oficialmente anunciada la semana que viene. En España se han desarrollado 71 programas en el marco de esta iniciativa, y a nivel global han participado 3.700 universidades. Esto ha beneficiado a 2,3 millones de estudiantes inscritos en 19 millones de cursos (una media de 8 matriculaciones por alumno) que han invertido 42 millones de horas de aprendizaje. Quieren hacerlos porque cuenta para su nota y porque es una forma de obtener créditos para su titulación. Por otro lado, el programa Coursera Together incluye muchos recursos gratuitos para cualquier usuario interesado.

P. La mayoría de los expertos incide en que el mercado laboral demanda profesionales flexibles que se adapten a circunstancias cambiantes, y que la formación continua es esencial. Toda esta formación está al alcance de la mano, pero eso choca con el hecho de que, si no te lo pide tu empleador o tu profesor, la mayoría no termina esos cursos.

R. Cuando llegué a Coursera hace tres años y medio (y esto es cierto para la mayoría de las empresas que ofrecen MOOCs), casi todo lo que ofrecíamos eran cursos directamente a las personas individuales. Y entonces decidimos empezar a ofrecer formaciones a través de instituciones. Por eso tenemos Coursera For Business, donde los empleados hacen cursos que les ofrecen sus empresas con contenidos que quieren que asimilen sus trabajadores; o Coursera For Government, para que los Gobiernos ofrezcan determinadas formaciones a sus empleados y a los trabajadores en paro, para reactivar la fuerza laboral con las habilidades más demandadas para trabajos relacionados con la tecnología de la información, marketing o ciberseguridad, por ejemplo [un catálogo que, desde el 24 de abril, ofrecen a los desempleados gratuitamente].

Ese marco institucional es importante para muchísimas personas. Claramente hay decenas de millones de personas haciendo cursos por su cuenta, pero mucha gente, porque están ocupados y no están seguros de lo que deberían estar aprendiendo, no ve que les compense necesariamente el hacerlos; necesitan ser apoyados y dirigidos por una institución que les diga “esto es lo que queremos que hagas, esto te beneficiará en tu trabajo o en tu educación”.

P. Si muchos de los cursos son gratuitos, ¿qué han aportado realmente esas iniciativas que durante la pandemia han concedido acceso gratuito?

R. El acceso a los cursos y el visionado de los vídeos es gratuito, pero no obtienes un certificado al final, ni tienes acceso a las pruebas de evaluación. Para muchas personas, es importante poder ponerlo luego en LinkedIn y poder demostrar que han aprendido ciertos contenidos, y por eso pagan.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/economia/2020/10/07/actualidad/1602063943_874241.html
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Entrevistamos a Jacinto Barreiro: «La figura del Che se impondrá siempre

Por Daniel Seixo

 

En Nueva Revolución charlamos sobre la figura del Che Guevara con Jacinto Barreiro Rodríguez, profesor de Lengua y Literatura española que desde hace 40 años forma parte de la Asociación Galicia-Cuba Francisco Villamil, de Vigo.

53 años después de su asesinato en Bolivia, ¿qué queda del pensamiento guevariano en la política actual?

Aunque es imposible de cuantificar, el Che perdura siempre. Representa el paradigma del revolucionario antiimperialista interesado en los problemas del tercer mundo y es ahí en donde su huella es más fuerte. Desde muy joven ya había leído a Marx, Engels y Lenin y se consideraba marxista-leninista, siempre decía que los militantes del marxismo deben dar ejemplo, procurar ser los mejores y estar siempre dispuestos para la lucha. Él era un paradigma en este sentido, sus ideas y su acción siguen siendo un ejemplo para todos los pueblos. Especialmente en América Latina, su influencia fue y sigue siendo enorme. Aunque queden menos movimientos guerrilleros, sus ideas perduran en muchos jóvenes en todos los procesos de la lucha. En Europa, la situación social no es la misma y el imperialismo no se sufre con la misma dureza, pero la figura del Che se impondrá siempre.

¿Qué diría que ha heredado Cuba de Ernesto Guevara?

En el discurso que pronuncia Fidel Castro en la Plaza de la Revolución el 18 de octubre de 1967 ante un millón de personas conmocionadas por la muerte del Che, pregunta: ¿cómo queremos que sean nuestros hijos? Y el mismo responde, queremos que sean como el Che. El Che se convirtió en un signo de los pioneros por el comunismo, «seremos como el Che». El Che simboliza los más altos valores humanos, era una persona culta, inteligente, con una extraordinaria voluntad. Era el primero que se apuntaba al trabajo voluntario y a cualquier misión de riesgo, tenía un absoluto desprecio por el miedo. Por tanto, a partir de su muerte, todo lo que se hace en Cuba tiene que ver con el Che. Como diría Fidel: «nuestra nación se interesó tanto por erradicar el analfabetismo y desarrollar la educación para que todos sean como el Che». Por eso se convierte en un mito para la revolución cubana.

El Che expuso en más de una ocasión que solo la revolución social,  la toma del poder político y el cambio en la estructura productiva permitiría superar definitivamente la explotación de los pueblos por parte de la superestructura capitalista, ¿cómo interpretaría hoy Ernesto Guevara las diferentes experiencias reformistas que en Europa o en América Latina se han desarrollado por diferentes gobiernos de izquierda o próximos al pensamiento de izquierdas?

El Che siempre se centró de forma especial en el tercer mundo, en los países que sufrían de cerca al imperialismo. Su gran ilusión hubiese sido poder participar de la organización de la guerrilla en su propio país, Argentina. «Al imperialismo, ni un tantito así» decía, por eso Europa le quedaba un poco más lejos. Hay un hecho histórico que va a afectar especialmente al equilibrio del mundo, la desaparición a principios de los noventa de la URSS. A partir de ahí la intervención del imperialismo yankee pasa a ser más contundente y despiadada, ya fuese con la intervención inmediata o solapada. Esto conlleva la práctica desaparición del movimiento guerrillero, en algún caso como el de las FARC, tiene lugar de una manera precipitada, lo que lleva ahora mismo al asesinato de muchos de sus militantes en Colombia. Estamos ante las manidas condiciones subjetivas y objetivas, a veces se dan las condiciones objetivas para que triunfe una revolución pero no se dan las subjetivas, mientras que otras veces las subjetivas propician las objetivas. De todas formas, todos los caminos están abiertos y estoy seguro de que el Che vería con buenos ojos la revolución bolivariana, la lucha en Chile o las experiencias electorales en su momento en Ecuador, Argentina, Bolivia o México. No creo que le interesase demasiado lo que pudiese pasar en los regímenes parlamentarios burgueses de Europa.

¿Se ha banalizado en exceso la figura del Che Guevara?

La figura del Che es imponente… Es la pureza revolucionaria, un ejemplo a seguir. Precisamente por ese carisma se convierte en subversivo y peligroso y por ello la burguesía, el capitalismo, lo asimila para manipularlo a su antojo utilizándolo como un icono romántico de ideas imposibles de llevar a la práctica. Pretende convertirlo en un objeto más del consumo. Todo esto tiene el objetivo de vaciarlo de contenido ideológico. También hay que decir que en algún sector de los llamados progresistas, se juzgaba al Che como un idealista y se incidía en su acción guerrillera como algo erróneo, aunque sabemos que los que así lo juzgaban desconocían su pensamiento y simplemente se quedaban en un análisis propio del reformismo burgués.

En Cuba se suele asegurar que al Che se le respetaba porque decía lo que pensaba y hacía lo que decía, ¿quedan hoy liderazgos políticos con esos mismos valores?

Cuenta Fidel Castro que cuando los detuvieron en México mientras preparaban la expedición del Granma, en el interrogatorio le preguntaron al Che si era comunista y este respondió afirmativamente, entonces lo llevaron ante un fiscal y el Che termina discutiendo con él acerca del culto a la personalidad de Stalin. Este era el Che, una persona integra y de enormes valores morales, noble y desinteresado. Seríamos demasiado pesimistas si pensásemos que no puede haber en el mundo más personas como él, pero también debemos considerar que el mundo actual no es igual al de hace 53 años y al Che no le interesaba tanto la inacción política, como la acción revolucionaria, por lo que a veces había que frenarlo en sus decisiones. La situación social no es la misma y las condiciones subjetivas no propician la parición de figuras como el Che.

Empatía, solidaridad y humanismo, ¿qué queda en la militancia actual de ese hombre nuevo que ejemplificaba «el Che»?

Cuando analizamos la figura del Che debemos tener en cuenta dos perspectivas distintas, la europea y la latinoamericana. La Europea desde un plano superior, desde el viejo espíritu colonial, y la latinoamericana desde la tierra. La cultura del consumo, sobre todo en Europa nos lleva a un mundo más individualista, menos humano, falto de militancia, solidaridad y ayuda mutua. El tejido social va formando las identidades de un colectivo y la militancia no forma parte tanto como antes de esos valores. Toda esta anomia social lleva a la despolitización de la sociedad, aunque siempre debemos pensar que sigue habiendo personas como el Che, personas a las que las condiciones subjetivas no les permiten aparecer.

¿Cómo definirías esas condiciones?

Estamos viviendo una época de confusión, pero de una confusión deliberada. Se trata precisamente de confundir a la gente y lograr manipularla, llegando incluso a manipular para ello la figura de líderes como el Che que tiene una trayectoria muy clara y evidente.

Acorde a la política de solidaridad e internacionalismo cubano, Ernesto Guevara visita el 18 de junio de 1959 la Franja de Gaza, ¿qué importancia tiene hoy la figura del Che para las luchas internacionalistas?

Si hay un país solidario e internacionalista, ese es Cuba. Incluso en estos duros momentos en los que estamos sufriendo una pandemia, fue el único país que envió brigadas médicas a los países llamados desarrollados. La visita a la Franja de Gaza es muy significativa. Palestina, una cárcel al aire libre, es el ejemplo de un país sometido en su propia tierra por el colonialismo de un país artificial, Israel, con el apoyo del imperio Yankee. El Che es una referencia en el internacionalismo. Desde el primer momento se preocupa por los problemas del tercer mundo, asiste a las reuniones del Movimiento de países no alineados, la conferencia de Bandung, se ve con Zhou Enlai, Nehru, Nasser, Sukarno… Ya desde muy joven con sus ideas marxistas hizo viajes por Latinoamérica solo y en compañía de su amigo Alberto Granados. Además de conocer toda la geografía del continente, estuvo en Bolivia, en donde en 1952 hay un gran movimiento obrero y campesino. En 1954 está en Guatemala, en donde tiene lugar el derrocamiento del gobierno progresista electo de Jacobo Árbenz que pretendía una reforma agraria y resulta enfrentado por la invasión yankee propiciada por la United Fruit Company que tenía grandes intereses en aquellas tierras. Se dirige a México en donde se prepara la expedición del Gramna para iniciar la revolución en Cuba, años después del triunfo de la revolución, por su insistencia, Fidel le propone la misión en el Congo para ayudar a Lumumba contra Mobutu y los mercenarios europeos. Su vida termina con la misión en Bolivia. Si hay un ejemplo de internacionalismo, ese es el Che.

La figura de Óscar Fernández Mel resulta de vital importancia para conocer las estrechas relaciones culturales y políticas entre la comunidad gallega y cubana, ¿en qué estado de salud se encuentran hoy esas relaciones?

Óscar Fernández Mel fue una figura fundamental para profundizar más en las relaciones entre Cuba y Galiza. Hijo de padres lucenses, aunque nació en Cuba, cuando tenía un año sus padres viajaron a Galiza y estuvieron siete años hasta que en 1937 regresaron a Cuba. Se hizo médico, se incorpora al movimiento 26 de julio y después del asalto al Moncada, a la guerrilla. Llegó a ser alcalde de La Habana y General de brigada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Gran amigo del Che, que fue padrino de su boda, estuvo con él en el Congo. Galiza, por razones históricas debería tener estrechas relaciones con Cuba, son muchos los gallegos que emigraron a Cuba en diferentes épocas. Grandes personalidades cubanas tienen ascendencia gallega: Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, Frank País, Abel Santamaría… Podríamos citar a muchos, personalmente, en mi viaje a Cuba, he podido comprobar el cariño que sienten los cubanos por Galiza. Las relaciones de Cuba con Galiza fueron profundas y muy importantes desde el punto de vista cultura, el precioso edificio que era el Centro Gallego en La Habana es hoy el Teatro Nacional, por citar un hecho, el himno gallego se estrena en Cuba. Sin embargo, hoy este gobierno – como dice Beiras: «de demolición y limpieza étnica de Feijóo»– está terminando de destrozar Galiza.

Al Che se le responsabiliza de forma directa de numerosos fusilamientos tras el triunfo de la revolución, ¿qué hay de verdad en esas acusaciones?

Cuba debe pelear continuamente contra infundios y difamaciones del imperialismo, simplemente no es verdad esta acusación, se trata de buscar algo para manchar la figura incólume del Che. Los fusilamientos llevados a cabo después de la revolución nunca fueron decisiones de una sola persona, ni del presidente del gobierno, son decisiones colectivas de un numeroso consejo de guerra. En todo caso, el error que reconoce Fidel es haber hecho juicios públicos contra los que habían cometido crímenes horrendos, porque la gente siempre es más dura con los culpables. Al Che le impactaba mucho la muerte de sus compañeros de guerrilla, como la de Eliseo Reyes, el Capitán San Luis, de quien escribe en su diario aquellos versos de Neruda: «Tu figura pequeña de capitán valiente». Era un hombre de una profunda humanidad.

¿Qué balance hace de la Figura de «el Che»?

La maravillosa foto de  Alberto Korda está en infinidad de pósteres, camisetas e imágenes de todo tipo, el Che es una figura grandiosa, mítica, la personificación de un auténtico revolucionario. Es el símbolo de la coherencia, la correcta conciencia moral, el desinterés… Nadie puede ir en contra de él, porque representa la lucha contra la injusticia por todos los desheredados de la tierra. Un visionario. Herido sin fusil, lo llevan a La Higuera, al día siguiente el 9 de octubre de 1967 al medio día, lo ejecutan a sangre fría. En el lugar en donde muere, todavía hoy van a postrarse los campesinos bolivianos.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/

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Entrevista a: Sofía Rutenberg, impulsora de una teoría feminista desde el psicoanálisis

Por: SicologiaSinP  

Hacía un tiempo que seguíamos su trabajo, la idea de una entrevista llegó a su clímax cuando supimos del lanzamiento de su libro, Hacia un feminismo freudiano. Es así como decidimos contactar a Sofía Rutenberg.

Nuestra entrevistada de esta ocasión es Licenciada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Además es psicoanalista y coordinadora del área “Feminismo y Psicoanálisis” en “Hacer Clínica”.

Las principales motivaciones para realizar esta entrevista se derivaron gracias a su trabajo como investigadora en temáticas de género, diversidad, violencias y psicoanálisis. Sus trabajos de investigación hacen una relectura crítica y clínica de conceptos psicoanalíticos desde el feminismo, lo cual es un interesante punto que hace converger dos teorías muy significativas como el psicoanálisis y el feminismo.

A continuación la entrevista a Sofía Rutenberg

¿Cuáles fueron las principales motivaciones para que Sofía Rutenberg se convirtiera en psicoanalista? 

Freud. La primera vez que lo leí fue en la escuela; me fasciné con la teoría sobre los sueños y el deseo inconsciente. Luego lo estudié en la universidad. Recuerdo haber sentido una profunda angustia. Por esa época comencé a analizarme porque me identificaba con todo lo que leía. ¿Estaré loca? Esa pregunta insolente que nos hacemos casi todos los seres humanos en algún momento de la vida, me rondaba día y noche. La primera sesión, mi analista me preguntó por qué estaba ahí: “Porque estudio psicología”, le respondí. No sabía en ese momento lo que significaba eso. Terminé hablando de la locura y el enorme fantasma que gracias a Freud empezaba florecer. Sé que suena absurdo lo que digo, pero ¿quiénes somos sin la locura, sin nuestros fantasmas? Freud decía: “nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia, son también la fuente de nuestra fuerza”. Lo que más le agradezco es haberme hecho pensar. Freud causó mi deseo de volverme psicoanalista, que se concretó con mi propio análisis. Hoy puedo decir que la sensación que tuve aquella vez que comencé a leerlo fue la de sentirme viva, y creo que ser psicoanalista es despertar en los pacientes ese deseo de sentirse vivos y vivas, que cada uno pueda descubrir qué los hace sentirse vivos y vivas. Para estar viva hay que entrar en los conflictos de la vida, deshibibirse: “Soy afortunado, nada me resultó fácil”, escribió Sigismund Schlomo Freud. Me generan una profunda admiración las personas que escriben no para agradar sino que se la juegan. ¡Sólo creo en un dios que se equivoca!

Psicoanálisis Freudiano o Psicoanálisis Lacaniano, hacia dónde se dirige la labor de Sofía Rutenberg.

Soy lacaniana porque soy freudiana. Estudié a ambos autores pero sin leer en sus teorías estándares para “ser” psicoanalista o pertenecer a una Escuela o institución. Por eso los leo y estudio no sin (¡decir no sin es muy lacaniano!) el Feminismo y los Estudios Queer. No hay Lacan sin Freud, como tampoco hay Freud si no nos tomamos el trabajo de releerlo, no como dogma o verdad absoluta, sino como la puerta que abre a nuevos pensamientos, nuevos enfoques. No me interesa ser jueza para decir ¡qué es psicoanálisis y que no! Mi única certeza es que hablar produce efectos y ser escuchado o escuchada del modo en que los y las psicoanalistas lo hacemos, cura. Muchas personas no se animan a hablar porque tienen miedo de ser juzgadas, como tampoco abundan quienes quieran escuchar.  Cuando se imita, cuando se imposta a Freud o a Lacan, se psicopatologiza, se buscan diagnósticos. 

¿Qué significa el psicoanálisis y por supuesto ser psicoanalista?

El psicoanálisis es un tratamiento a través de la palabra, que permite gozar menos del sufrimiento y más de la vida. Tiene la fama de ser pesimista o negativo, en parte es cierto: ¡para hacer una tortilla hay que romper varios huevos! Un psicoanálisis despierta los demonios más oscuros que habitan en todo ser humano. Ser psicoanalista es saber que no se sale indemne de esa lucha. Las personas que atraviesan un psicoanálisis se vuelven más fuertes en los lugares rotos, se amigan con la vida y con lo que les tocó. Por eso el psicoanálisis resiste a lo new age y a todas las propuestas del mercado de resolver ¡ya! el dolor de la vida. Mi definición favorita es la de Freud: el psicoanálisis devuelve la capacidad de amar y producir. Lo que no nos dice es cómo ni a quién amar. Nos da el indicio de que sólo se produce desde el deseo.

Háblanos sobre este espacio que tienen Julián Ferreyra y tú, Hacer Clínica Psicoanálisis. ¿Cómo surgió, cuáles son los objetivos de este multiespacio?

Hacer Clínica es un espacio de formación en psicoanálisis diverso al universitario. Nuestro deseo es interrogar el propio saber del psicoanálisis. El diálogo crítico, con colegas y personas con otras trayectorias nos parece importante y necesario. Pensamos el espacio como la posibilidad de una transmisión de la clínica psicoanalítica de un modo que no se sustente -ni emule cual sucursal- la modalidad universitaria o de la “escuela”. Siempre odié la escuela, la recuerdo como un lugar en el que se intentan apagar las diferencias, lo único y singular de cada niño y niña. Por eso una buena maestra o maestro potencia las diferencias ¡pero no las anatómicas! Nos interesa la articulación con otros discursos y saberes. Ejercitar la formación del psicoanalista -oficio por estructura imposible- con un horizonte clínico, en busca de una ética.

El feminismo ha sido un tema controversial desde hace mucho tiempo. En la actualidad se puede decir que ha tomado cierto auge y Argentina ha estado en el punto de mira con temas como el aborto legal y los feminicidios. Dentro de Hacer Clínica eres la encargada de coordinar el área de Feminismo y Psicoanálisis, ¿qué significa para ti llevar a cabo esta tarea?

Es una tarea magnífica que me acerca a la realidad. Hace 4 años que coordino un grupo de estudio sobre psicoanálisis y feminismo, en el cual comencé una lectura psicoanalítica de diversas autoras del feminismo, principalmente de Simone de Beauvoir, por el que pasaron y pasan muchas mujeres que trabajan desde el psicoanálisis y están incómodas, molestas, enojadas con la repetición y reiteración de teorías que dejan a las mujeres en un lugar inferior e infantil. El trabajo desde Hacer Clínica es un desafío constante, porque se trata precisamente de sostener y transmitir un psicoanálisis a la altura de la subjetividad de nuestra época. Hacer oídos sordos cuando las mujeres mueren en abortos clandestinos y la violencia machista mata a 1 mujer cada 18 horas en mi país, me parece aberrante. Mi propuesta es no escindir esos problemas de la propia práctica como analista, porque son nuestras y nuestros pacientes los que tienen también esos problemas. No me interesa practicar un psicoanálisis despolitizado.

Sofía Rutenberg, impulsora de una teoría feminista desde el psicoanálisis

Sofía Rutenberg, por: Raúl Rodríguez

Hace poco tiempo presentaste un libro, solo de leer el título este puede crear cierta controversia, Hacia un feminismo freudiano. Pudieras explicarnos un poco qué sería o cómo sería un feminismo desde la teoría psicoanalítica de Freud.

Hacia un feminismo freudiano es un libro en el que discuten varios autores y autoras. No creo que haya que degradar a Freud, como piensan algunas feministas, ni que haya que degradar al feminismo, como hacen algunas y algunos psicoanalistas. Lo más interesante es el conflicto y la tensión que genera ese diálogo. No estoy de acuerdo con la idea de un “psicoanálisis feminista”. El psicoanálisis tampoco es machista, lo son muchas personas que lo practican. Por eso el título del libro contiene la palabra “hacia”, porque es una dirección: no desechar las teorías de Freud, sino restituir la potencia del síntoma. Freud es el problema y la solución al mismo tiempo; como el síntoma. Ir hacia un feminismo freudiano quiere decir: ir hacia una contradicción. Tanto el psicoanálisis como el feminismo están en permanente conflicto, ambos causan el deseo de saber, y dan lugar a la rabia, el enojo y la indignación. Mi propuesta es no rechazar ninguno, eso ya lo hace el patriarcado: rechazar lo disidente. 

Colette Soler, Marie Glas de Langer, Elizabeth Goode, Melanie Klein, Anna Freud, son algunas de las mujeres que han sido paradigma dentro de la teoría psicoanalítica, qué representan estas mujeres y cuánto de ellas hay en tu formación como psicoanalista que al mismo tiempo es impulsora de una teoría feminista desde el psicoanálisis.

Me parece muy bella esa definición: una formación impulsora de una teoría feminista desde el psicoanálisis. Tengo una biblioteca únicamente con libros escritos por mujeres. Admiro a las mujeres que se toman en serio la escritura. La forma en la que ejerzo el psicoanálisis no es únicamente desde la lectura de psicoanalistas, también leo teoría feminista, queer, literatura, poesía y filosofía. En la UBA, donde me formé, no se estudian autoras mujeres. Para leer a Melanie Klein o Anna Freud es necesario anotarse en alguna materia optativa, que además, se leen para explicar la teoría lacaniana pero nunca (o casi nunca) por el contenido en sí mismo. La palabra de una mujer sigue estando deshabilitada, los que saben son los hombres y muchas mujeres del psicoanálisis escribieron lo que los hombres dijeron sobre las mujeres, o sea, sobre ellas mismas. ¡Como si no fuera suficiente la propia experiencia o el pensamiento propio! No olvidemos que Melanie Klein o Anna Freud ingresaron a la práctica desde la clínica con niños, único lugar posible que tenía una mujer que quisiera trabajar: la analista mujer como sustituto de la madre. Ser mujer no es ser feminista. Una se hace, si así lo decide, feminista. Es un devenir que requiere compromiso y trabajo: revisar y releer teorías, conceptos, metapsicologías y ¡diagnósticos! Extraer su carácter dogmático, ortodoxo, machista, cerrado a verdades absolutas, biologicista, heteronormativo… para transformarlo. Cuando comencé a estudiar psicoanálisis lo hice desde El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Una filósofa existencialista que me advirtió de algo desapercibido ¡y bien escondido! dentro del psicoanálisis: la sexualidad de las mujeres está calcada del modelo masculino, reproduce un paradigma de mujer castrada, frustrada, envidiosa, histérica e insatisfecha. Las mujeres psicoanalistas no podemos seguir reproduciendo como propia la mirada que tienen ciertos hombres machistas sobre nosotras mismas. 

¿Cuánto hay de la Sofía Rutenberg psicoanalista y la Sofía del día a día alejada del análisis en este libro?

No sé si hay alejamiento del análisis. Pienso que un psicoanálisis es una experiencia tan singular que no se replica afuera. Eso es un mito. En todo caso, tiene efectos afuera, en la vida cotidiana. No soy psicoanalista todo el día porque me volvería loca en el lugar de analista las 24hs. Pero el psicoanálisis es mi gran pasión. Me fascina. Atraviesa mi vida. Actuar también, por eso me gusta tanto esa frase de Lacan: “Actuar es arrancarle a la angustia su certeza”; la tomo literal. El teatro también es parte de mi vida. La transferencia se parece mucho al teatro, porque como analista podés ocupar lugares impensados. Ser la tía muerta, por ejemplo. El libro es sobre psicoanálisis y escribirlo me conmovió, me sacudió; fueron casi dos años de pensar escribiendo. Clarice Lispector decía que escribir es una maldición que salva. Esas palabras las siento como una verdad, y como toda verdad es ambigua, a medias. Justamente creo que psicoanalizar me permite escribir, y es porque escribo que psicoanalizar me resulta una búsqueda sin certezas. El acto de psicoanalizar conlleva una pequeña gran enseñanza: nadie sabe lo que va a pasar mañana porque somos capaces de desviar el destino, de elegir. Cuando alguien no puede elegir es porque sus derechos están vulnerados. El miedo a desear es porque todo deseo es desviado. Hacia un feminismo freudiano es un libro de psicoanálisis escrito por una psicoanalista que recoge preguntas sobre su práctica cotidiana para politizarlas, desde una posición que tiene en cuenta las consecuencias del punto de vista machista de los hombres.

Fuente e imagen:  https://www.sicologiasinp.com/entrevistas/sofia-rutenberg-impulsora-de-una-teoria-feminista-desde-el-psicoanalisis/

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Entrevista a Verónica López Leiva: “La inclusión transforma la creencia sobre quiénes pensamos que son los niños más educables”

Entrevista/América del sur/Chile/eldiariolaeducacion.com

Faltan 10 años para que se agoten los plazos para el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y hay países, como Chile, que aún tienen deberes por hacer, por ejemplo, en materia de educación inclusiva. El avance en este desafío es, precisamente, el motor que mueve desde hace cuatro años el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva. Mediante el trabajo colaborativo de distintas universidades, el proyecto estudia las lógicas de inclusión y exclusión en el sistema educativo chileno “a través de un enfoque transdisciplinario”, en palabras de su directora Verónica López Leiva. Psicóloga de profesión, López encabeza un equipo de más de una docena de investigadores dedicados a analizar las prácticas que facilitan y obstaculizan el desarrollo de una educación inclusiva en todos los niveles.

El concepto de inclusión con el que trabajan desde el Centro de Investigación abarca un enfoque muy amplio. ¿En qué se basa?

El trasfondo teórico tiene que ver con la reconceptualización en las ciencias sociales del concepto de la otredad y la diferencia, no solo respecto a la situación de personas con discapacidad, sino también en otros ámbitos como la identidad de género, las minorías étnicas, etc. Sin embargo, es cierto que referentes teóricos importantes vienen del campo de los estudios de la discapacidad que señalan que no es la persona quien tiene una discapacidad, sino que la discapacitamos.

¿Cómo se pueden trabajar estos ámbitos desde la escuela?

Desde sus inicios y desde su función social, en nuestros países, que tienen una historia de independencia, la escuela ha intentado hacer patria, a través de un enfoque con fines muy nacionalistas, para generar una mini sociedad, una mini patria dentro de la comunidad. Es decir, reproducir el papel del Estado a través de la escuela y, generalmente, el Estado es más excluyente que inclusivo. Por eso, primero la escuela fue solo para niños –niños de la elite–. Eso ha ido cambiando en el mundo. En Chile, por ejemplo, este año celebramos el centenario de la primera Ley de Educación Obligatoria para la enseñanza de 1º a 4º básico [de los 6 a los 10 años].

¿En qué punto está Chile, respecto a otros países de América Latina, en la inclusión escolar de niños y niñas de pueblos originarios, discapacidad o diversidad sexual?

Si lo miramos en términos de cobertura, Chile tiene muy buenos números porque más del 90% de los niños está escolarizado. Pero dentro del 10% que falta están sobre todo aquellos con discapacidad, de origen étnico en situación de ruralidad, etc. Alrededor de la mitad de los niños con discapacidad se escolarizan en escuelas regulares o especiales hasta 8º básico [14 años]. Pero menos de un 10% de los estudiantes con discapacidad ingresa luego a la educación media [14 a 18 años], aunque esta es obligatoria. El último estudio de discapacidad que salió en Chile señala que un estudiante con discapacidad del estrato socioeconómico más alto tiene un nivel de escolaridad y rendimiento más alto que una persona sin discapacidad del estrato más bajo. En este país todo está muy marcado por la desigualdad socioeconómica. Este carácter altamente segregador y excluyente de la sociedad chilena se replica en la escuela.

¿Qué obstáculos han identificado para la inclusión en el modelo educativo chileno?

Hay tres nudos críticos a partir de los cuales hemos definido nuevas líneas de investigación y hacemos incidencia en el desarrollo de políticas públicas. Uno es la lógica de la rendición de cuentas [a través de pruebas]. Hay un problema respecto a cómo definimos la calidad de la educación porque se hace mediante un examen estandarizado a nivel nacional que se realiza anualmente, conocido como Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (Simce). La prueba define unas áreas estratégicas que suelen ser lenguaje y matemáticas, que se transforman en áreas de riesgo: si te va mal pierdes mucho y si te va bien ganas mucho. Eso hace que dejes fuera el resto de áreas y a los niños que les va peor en las estratégicas. Este es un factor importante de exclusión y segregación.

¿Y los otros dos?

El segundo es un sistema de financiamiento basado en la lógica de voucher, una financiación no basada en la educación, sino en un sistema de subvención a demanda que acaba tratando a los padres como clientes. En Chile, las escuelas no reciben financiamiento por ser escuelas, necesitan tener niños y que estos asistan regularmente para que el Estado les entregue dinero. Ahora, con la pandemia, el Ministerio de Educación insiste en el retorno a los colegios y, si bien hay algunos argumentos que son ciertos, como la importancia de la presencialidad, uno se pregunta si eso no tiene que ver con el sistema de financiamiento, porque en la medida que las escuelas no tienen niños asistiendo no reciben la subvención, que son una de las puntas de las anclas del sistema educativo neoliberal. El tercero es confundir la integración con la inclusión, es decir, pensar que la inclusión tiene que ver con niños diferentes a mi hijo pueden entrar [a ser parte de un colegio], pero que se las arreglen solos. Eso es integración, porque la inclusión –como constructo político– aboga por la transformación de los sistemas educativos: transforma los currículums, la gestión, la organización, las prácticas pedagógicas y la creencia sobre quiénes pensamos que son los niños más educables.

Hay centros educativos que optan por separar al alumnado que convive con una discapacidad, o a niños, niñas y niñes trans, por ejemplo. ¿Es posible trabajar con un enfoque inclusivo desde ahí?

Esta discusión tan propia del mundo de la discapacidad, hoy se traslada al mundo trans y a otros. Por ejemplo, a pesar de que en Chile tenemos nueve etnias reconocidas, oficialmente, no está considerado un país plurinacional. No se reconoce más que la lengua española y eso tiene efectos respecto a la educación multicultural porque el Estado no obliga a aprender las lenguas de estas etnias. Algunas escuelas en el sur, como en La Araucanía, dicen tener proyectos educativos interculturales pero, en realidad, son escuelas con una mayoría de niños mapuche. Al final, lo que termina produciéndose es una segregación porque los niños están en un contexto donde, socialmente, sus pares son iguales a ellos. La inclusión tiene que ver con la gestión de la heterogeneidad: de credo, identidad de género, visión política, origen étnico, etc. Es cierto que este niño puede estar victimizado, ser víctima de bullying o incluso intentar un suicidio, pero es el dilema de siempre. Por ejemplo, en el caso de las escuelas que atienden solo estudiantes que conviven con una discapacidad o que se definen e identifican como trans. Ahí se plantea la discusión entre el deber del Estado y el bien común de la sociedad versus el interés de los padres y lo que es mejor para ese niño o niña.

¿Qué han observado en materia de educación inclusiva durante esta pandemia y en el contexto de la emergencia sanitaria que aún atravesamos?

En relación a la inclusión educativa en contexto de pandemia han sido muy evidentes las diferencias que se producen por la brecha digital. Entre el 80 y el 90% de los estudiantes con niveles socioeconómicos más altos del sector oriente [más acomodado] de Santiago tienen acceso a un ordenador con buena conexión a Internet; en cambio, en el sector poniente [más vulnerable] eso no llega al 30%. Los niños no tienen ordenador, ni buena cobertura en algunos sectores. Hay otros países como Paraguay, Uruguay o Argentina que están trabajando para disminuir esa brecha digital de forma rápida y en Chile esto no ha ocurrido. Uno hubiera esperado más para disminuir la brecha digital de forma más rápida.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/08/la-inclusion-transforma-la-creencia-sobre-quienes-pensamos-que-son-los-ninos-mas-educables/

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Mayerlín Vergara: “Los explotadores creen que pueden dominar los cuerpos de niños y niñas solo porque pagan”

Por: Helena Calle

¿Cómo educar a una sociedad para que no explote sexualmente a los niños, o no permita que suceda? Hablamos con Mayerlín Vergara, quien ganó el Premio Nansen (considerado el Nobel Humanitario) por su trabajo de dos décadas rescatando a niñas y niños explotados sexualmente en Colombia.

Las cifras no son exactas, pero se calcula que en el país, hay unos 35,000 niños, niñas y adolescentes que están siendo explotados sexualmente en este momento. De esos, prácticamente la mitad –un 45%– son menores de 11 años. Según la ONG Children Change, es difícil tener cifras exactas porque un gran número de casos no se reportan, o porque a menudo a estos niños se les entregan documentos de identidad con fechas de nacimiento falsas para que parezcan mayores.

¿Quiénes son los adultos alrededor de estos 35.000 niños? ¿Están siendo quienes los explotan? ¿Se están haciendo los de la vista gorda? Mayerlín Vergara se dio cuenta de que esto era un problema extendido y silenciado desde que tiene 18 años, cuando comenzó a dar clases de primaria en Cali y se dio cuenta de que la pobreza, la desigualdad y el hambre hacía aún más vulnerables a los niños a caer en manos de proxenetas.

Maye, como le dicen cariñosamente, es docente y una psicoorientadora de Sahagún (Córdoba) que lleva dos décadas atendiendo a niños, niñas y adolescentes de Colombia víctima de las redes de trata y explotación sexual que funcionan en Barranquilla, Cartagena y La Guajira en la Fundación Renacer, una ONG que se dedica a ayudar a niños víctimas de explotación sexual, muchos de los cuales son refugiados.

Parte de su experiencia y activismo dio como resultado dos medidas legislativas en la protección de los derechos de los niños: la pena mínima obligatoria de 14 años de prisión para personas condenadas por facilitar e instigar a la explotación sexual de niños y la Ley 1336, que ordena que hoteleros y empresarios adopten códigos de conducta y se ordena la extinción de dominio para empresas y hoteles que faciliten la explotación sexual de niños y niñas, se crea el delito de proxenetismo y se castiga la tenencia de pornografía infantil.

Fue galardonada la semana pasada con el Premio Nansen para los Refugiados por su trabajo ayudando a niñas y niños sobrevivientes de violencia sexual, y educando a una sociedad de adultos para que evite y denuncie la violencia sexual contra los menores a través de talleres, pedagogías y caminando los barrios, burdeles y bares en donde están estos niños. ¿Cómo se educa una sociedad para que cuide y no abuse de los niños que también la integran? Hablamos con ella.

¿Cómo se convirtió en activista contra las redes criminales de explotación sexual a niños?

Yo comencé como maestra en el Distrito de Agua Blanca, en Cali. Allí habian niños con muchas vulneraciones y maltrato, pero comencé a ver que ese salón quedaba muy chiquito, que había otros problemas con los niños afuera de mi aula. Y sentía que las tablas de multiplicar para muchos no era útil en medio de su contexto tan difícil, y me mudé a Cartagena. Ahí vi en la calle a dos niños consumiendo bóxer y pegamento y me partió el alma en dos. Ahí vi un anuncio en el periódico que buscaba una psicopedagoga para trabajar de noche con niños y niñas.

¿Para ese entonces sabía algo sobre explotación sexual?

Nada. Tenía mi bachillerato pedagógico de La Normal Nacional para Señoritas de Sahagún. A la persona que me entrevistó le dije que los niños necesitaban una persona que los escuchara y así comencé en la Fundación. Así comencé a conectarme con su dolor y con sus sueños. Eso era 1999. Comencé a estudiar sociología en la Universidad del Atlántico y trabajaba de noche con los niños.

¿Cómo describiría el trabajo que hace con los niños?

Tenemos un equipo con el que trabajamos en la calle. Nos vamos a las comunidades y a los escenarios que ya tenemos identificados como de rumba, en donde hay dinámicas de explotación sexual. Uno va en la madrugada o en la noche. Y hay distintas estrategias porque cada barrio o cada comunidad es distinto. Nos vamos encontrando con los niños en el parque, nos tomamos una gaseosa, y así. Ese diálogo es fundamental porque les hace ver que estamos genuinamente interesados en ellos. Es un diálogo con afecto y atención.

¿Y los adultos alrededor de estos niños, a dónde están mirando?

Las mamás, los papás y los docentes son quienes están en conexión directa con ellos, pero muchos no saben ver cuando estos niños están siendo explotados. Ya uno con los años va formando una red de protección en donde se reportan los casos y entre todos buscamos la manera de proteger a ese niño o niña, los llevamos a la casa hogar que tenemos, les hacemos saber que es un espacio seguro.

¿A dónde va usted en búsqueda de estos niños?

Afuera de los colegios hay proxenetas al acecho, o ahora es distinto porque existen las redes sociales. En pandemia sobre todo los abusadores reforzaron su presencia digital. A los niños de mi generación nos dijeron: “cuidado con la gente que le ofrezca dulces, cuidado con los extraños”. Hoy habría que decirle a los niños “ojo con los videojuegos, ojo con jugar en línea con quien no conoces. Un niño de 14 puede ser un tipo de 40 años, no envíes fotos de tu cuerpo, ni en vestido de baño”. Esa es una charla que pocos niños reciben.

¿La internet ha afectado su trabajo de calle con los niños?

No hay que satanizar el internet. Al final la explotación sigue sucediendo en la vida real. Peligroso es que haya niños desvinculados del sistema escolar, y que haya una alta permanencia en calle. Con estos niños hay problemáticas de uso de sustancias psicoactivas. Pero en ambos casos hay cosificación de sus cuerpos, impactos emocionales profundos. Los explotadores que compran los cuerpos de los niños y niñas los ven como objetos, los alquilan, creen que con dinero pueden dominar o manipularlos porque está pagando o dando algo a cambio.

¿Cómo cambiar esa cultura que ve normal comprar cuerpos de niños y niñas?

Es una tragedia la verdad. En ciudades como Cartagena, Medellín te das cuenta de que hay gente sensibilizada porque ha estado en formaciones, porque sabe lo que significa esto. Hace 20 años las autoridades decía “Ay no, aquí no pasa eso”. Pero ya han cambiado su enfoque. Quienes no están sensibilizados por lo general se les pasa por el frente un niño explotado sexualmente, no lo ve. Nunca ha estado cerca de una víctima, o de un espacio de formación. Por eso es tan importante la educación: es como si les quitaran una venda de los ojos. Tantos años viendo niños pasar por tal esquina, y darse cuenta de que estaban siendo abusados, es muy fuerte. Sobre todo porque la explotación sexual sucede en todas las ciudades del país. En todas.

O sea también te dedicas a educar a los adultos que hacemos parte de esta sociedad y que de alguna u otra manera estamos alimentando esta cultura de la explotación sexual, así sea con indeferencia…

Si ves a una niña del barrio que sale a las seis de la tarde y vuelve a las tres de la madrugada, eso no es normal. Que se les ve con cervezas en la mano, con ropa muy corta. Pero en el barrio se dice que es una puta, una prepago, o que le quita la plata a los señores mayores. Los niños no son trabajadores sexuales, son víctimas de explotación. Detrás de esas fachadas hay historias de dolor. Con las niñas y niños también hay que trabajar eso, que entienda que no es que se estuvieran divirtiendo sino que estaban siendo explotados sexualmente, que alguien se aprovechó de su vulnerabilidad, eso es muy fuerte. La sociedad debe entender que ser explotados no es algo que un niño elija, no hace parte de los proyectos de vida de los niños.

¿Pero un niño puede no darse cuenta de que está siendo explotado sexualmente?

Incluso como estrategia de supervivencia, sí. Es mucho el maltrato, la negligencia y el abandono. Incluso, a veces en las familias ocurren abusos sexuales y si no reciben atención, amor y afecto, pueden terminar siendo víctimas de explotación cuando otra persona se aprovecha de esta vulnerabilidad. Por eso es vital familias, docentes, hoteleros.

Cuénteme del caso de los hoteleros. Usted ha dedicado gran parte de su pedagogía a hablar con el sector turístico de ciudades como Cartagena.

Es sencillo como esto: si no hay un territorio sensibilizado, hay mucho subregistro. Y cuando se empieza a reflexionar alrededor de esto, se empiezan a desmontar estos imaginarios que decía antes y la gente comienza a denunciar y a atender a estos niños. Lo de los hoteleros fue una experiencia que comenzó en 2008 cuando Cartagena se certificó como un destino sostenible. Ese año se aprobó la Ley 1336, que ordena la extinción de dominio para empresas y hoteles que faciliten explotación y claro, había que empezar a hacer intervención. Se comenzó a movilizar el tema pero en Cartagena la gente decía que eso no pasaba. Así nació La Muralla Soy Yo, una estrategia que arma red contra la explotación sexual. Va desde la masajista, el hotelero, el taxista, el docente. Todos. Hay que desmontar ese imaginario de que uno ve a un turista con una niña pobre y pensar que le está ayudando porque la niña es pobre y tiene hambre. El señor está cometiendo un delito. Ya hay más de 100 empresas certificadas.

¿De qué se trata su trabajo con niños sobrevivientes en la Casa Refugio de Riohacha?

Allí los niños pueden saltar, gritar, llorar. Lo que queremos es que expresen lo que sienten, sin miedo a ser cuestionados o juzgados. Poder además que piensen en ello, que puedan procesas ese dolor porque les duele. Eso duele. Duele darse cuenta de que mi amiga no era mi amiga sino mi proxeneta.

¿Y con respecto a los niños migrantes?

La situación de la población refugiada ha sido de lo más dura que he visto en todos mis años. Es un doble impacto de la violencia sexual y además el haber salido de tu tierra, a un lugar que no es tu país, en donde ya de por si la gente siente que no tiene derechos. La Casa Refugio ha atendido ya 75 niños este años, la mitad refugiados, entre los 7 y los 18. Al año ya pueden tomar otros rumbos pero en algunos casos no se puede localizar a la familia y toca buscar otras opciones.

¿Qué sucede después de la explotación sexual para estos niños?

Luego viene la fase de tranquilidad, la de sentirse libres y amados y protegidos. Comienzan a creer en sí mismos, y entienden que hay una vida distinta a esa. Cuando hablamos de abuso sexual hablamos de un vecino un familiar que se aprovecha de afectos y emociones y de las figuras de autoridad. Tanto el abuso como la explotación sexual vulneran la vida de los niños, y en ningún momento estamos hablando de enfermos mentales, porque a veces esa es la excusa. Son personas comunes y corrientes que compran cuerpos de niños y niñas. Un niño con entornos sanos y autoestima puede darse cuenta de quienes son estos adultos. Hay que desnaturalizar esta cultura de la explotación sexual en Colombia y en todo el mundo, y es responsabilidad de todos. Desde la educación sexual hasta denunciar proxenetas y compradores, desde pensar qué música estamos bailando o cantando.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/entrevista-con-mayerlin-vergara-la-colombiana-que-gano-el-premio-nansen/

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Entrevista a Aldo Casas: «El capitalismo nos condujo a un punto donde o retomamos la lucha por el comunismo o aceptamos un retroceso civilizatorio descomunal»

Entrevistas/08 Octubre 2020/rebelion.org

Hace 153 años, el 14 de septiembre de 1867, se publicó el primer volumen de «El Capital» de Karl Marx, que sigue siendo uno de los libros más influyentes de la historia mundial.

M.H.: ¿Qué te motivó a escribir Carlos Marx nuestro compañero

A.C.: Dos cosas, la primera es mi convicción personal intelectual y política de que Marx sigue siendo una referencia imprescindible en la lucha contra los males del capitalismo porque la investigación y la crítica que hizo Marx hace 200 años, sigue siendo insuperada. Pero además de eso, lo que me llevó a escribir el libro fue que, desgraciadamente, tengo la impresión que las luchas y los movimientos sociales en las últimas décadas perdieron de vista esa referencia y Marx es en gran medida un desconocido para gran parte de los nuevos luchadores y los que lo conocen a veces tienden a imaginarlo como un intelectual encerrado en una biblioteca que escribió un libro muy largo y muy difícil de leer en varios tomos que se llama El Capital.

Contra esa idea quise rescatar lo que me parece es una valoración más justa y más correcta de lo que significó Marx, que es reivindicarlo como un compañero, un militante revolucionario en una época histórica bastante distinta a la nuestra pero que tuvo la capacidad, en pleno Siglo XIX, de prevenir como ningún otro los males que hoy estamos viendo, por ejemplo, con esta pandemia, en la que cada vez es más evidente que el curso y el progreso y la modernidad en los términos en que el Capitalismo ha dado contenido a estos procesos conducen no solo a una mayor explotación y marginación de millones y millones de hombres y mujeres, sino también al riesgo cierto de un colapso civilizatorio. Ese es el sentido de rescatar a Marx como un compañero, un militante, seguramente con mucha más capacidad que nosotros.

M.H.: Hay puntos débiles en Marx y hay contribuciones valiosas. En uno y otro aspecto ¿qué nos podrías comentar? 

A.C.: Es cierto, en algunos aspectos, para ser fiel a lo esencial y a la línea roja del pensamiento de Marx hay que atreverse a discrepar con él en algunas cosas. Por ejemplo, y yo lo señalo así en este libro, Marx a pesar de la agudeza de su crítica al capitalismo, en algún momento esa crítica se mezcla con una cierta ilusión que el mismo desarrollo de las fuerzas productivas y la economía iban a generar condiciones que prácticamente preparaban una victoria relativamente sencilla de la revolución. Hay frases de Marx que usó bastantes veces como cuando afirmaba que en las entrañas del capitalismo estaba formándose ya la nueva sociedad y que, en un momento de crisis, cuando madurasen las condiciones, el proletariado tendría la suficiente fuerza, capacidad organizativa y claridad política como para terminar con el capitalismo y utilizar la herencia del desarrollo capitalista en función de la construcción de una sociedad nueva.

Esa perspectiva se rebeló equivocada y hoy creo que tiene que estar claro para todos que el capitalismo no prepara las condiciones para un pasaje relativamente sencillo a una sociedad sin clases, sino que preparara las condiciones y nos empuja hacia un abismo. De tal manera que la revolución es más que nunca una lucha y una construcción que exige creatividad, reflexión crítica y autocrítica. En ese sentido también Marx, y yo dedico a eso el último capítulo de mi libro, fue el primer crítico de Marx, él fue capaz de decir y varias veces, medio en broma, pero en serio, frente a sus discípulos que se reclamaban marxistas y como tal le pedían opinión sobre tal o cual cosa, él los frenaba y les decía que no era marxista.

Más allá de lo que podía tener de ironía esa frase, hacia el fin en 1880, en sus últimos años, mientras trataba de completar El Capital, cosa que nunca terminó de hacer, acometió investigaciones teóricas y políticas de una dimensión descomunal que han permanecido desconocidas. Por ejemplo, para entender lo que pasaba en Rusia, donde había comenzado un movimiento de protesta contra la autocracia zarista muy grande, con corrientes revolucionarias que eran una mezcla de anarquismo y terrorismo, que eran los populistas, Marx se apasiona por estudiar esa realidad y aprende ruso para leer en su idioma los documentos y los libros que le permitieran entender esa realidad y formula un diagnóstico que contradice gran parte de lo que él había dicho antes y lo que sostenían la mayor parte de sus discípulos de ese momento. Concretamente que en Rusia se había abierto la posibilidad de una revolución que tuviese como base para avanzar hacia el socialismo, no a la clase obrera ni a la gran industria sino al campesinado que tenía la peculiaridad, que a diferencia de todo lo que había pasado en el resto de Europa, el campesinado ruso mantenía elementos de la comuna rural.

Los populistas sostenían, romantizando un poco la realidad del campesinado, que la posibilidad de sacar a Rusia de la autocracia y el atraso estaba justamente en el campesinado y Marx dice que hay un elemento de verdad en eso que hay que rescatar agregándole: a condición de que impidamos que el capitalismo termine de destruir esos elementos que aún subsisten de propiedad colectiva de la tierra y también de que en auxilio de esta posible emancipación ocurran las revoluciones en otras partes del mundo, especialmente en Europa.

Y Marx para llegar a esa conclusión que la hace figurar en el que tal vez sea el último texto que escribe, que es el último prólogo a una edición del Manifiesto comunista en ruso, introduce un párrafo en el que dice exactamente esto que acabo de decir, que era una herejía para lo que él había escrito. Y en cartas con otro pensador de la época, Marx dice que muchos le atribuyen tener una teoría del desarrollo histórico, pero que no es así, que él escribió un análisis crítico de cómo se desarrolló el capitalismo en Europa Occidental. Cómo va a ser la revolución en otras partes del mundo no lo sé porque no lo he estudiado suficiente, afirmó. Ese es el Marx que yo creo que si uno lo rescata siempre va a seguir aprendiendo de él, cuando acierta y cuando se equivoca.

La pandemia como toda gran crisis es una posibilidad, pero es necesario advertir el tremendo peligro que tenemos por delante 

M.H.: Vamos a la actualidad, en abril conversé con Daniel Campione y lo trajimos a Gramsci a la actualidad y ahora lo quiero traer a Marx. Hay un tema central que es que el excedente del capitalismo surge de la explotación de la fuerza de trabajo, creo que es una afirmación fuerte de Marx y que en estos días lo estamos viendo. 

A.C.: Yo subrayaría que Marx denuncia que todo el desarrollo y lo que el capitalismo llama progreso está basado en la explotación del trabajo, y más aún que la explotación del trabajo puede parecer que es darle a la gente un poquito menos de lo que produce.

Marx afirma que la explotación bajo el capitalismo es mucho más que eso, la explotación es la expropiación de los medios de vida, de los medios de trabajo, de los productos del trabajo del hombre y en definitiva la expropiación de la misma actividad productiva de los hombres. Esa es una afirmación muy fuerte y temprana de Marx y que hoy tiene una vigencia descomunal.

Estas características hacen justamente que el mundo generado por el capitalismo sea un mundo loco, invertido, en el que los hombres y la capacidad productiva de la humanidad se transforma no en un elemento de progreso humano y desarrollo sino en un elemento que esclaviza a los hombres y los convierte en engranajes de un sistema que funciona como productor imparable, irrefrenable de valor y plusvalor, de ganancia para una minoría del mundo, acumulando en el otro polo, explotación, marginamiento, etc.

Incluso Marx anticipándose a una época en que no existían la ecología ni la crisis ambiental con la magnitud que tienen hoy, tiene una frase que dice “el capitalismo solo puede desarrollarse agotando las dos únicas fuentes de riqueza reales que existen que son la naturaleza y el trabajo humano”. Ese es el mundo que tenemos hoy, esa destrucción del trabajo humano y la naturaleza se expresa en la crisis medioambiental, en el hecho de que existen millones y millones de hombres y mujeres que no tienen ni siquiera acceso a la posibilidad de ser explotados, porque no pueden trabajar, hay una masa excedentaria que el capitalismo utiliza también para presionar sobre el trabajo vivo para imponer condiciones cada vez más enajenadas e insoportables de trabajo. Es decir, el proletariado del mundo se convierte cada vez más en lo que algunos sociólogos de Latinoamérica llaman con mucha agudeza el “pobretariado” del mundo contemporáneo ultra fragmentado sin ningún tipo de derechos.

Y la pandemia que hoy estamos viviendo, que nadie sabe cómo va a terminar nos enfrenta con un futuro preñado de peligros, como toda gran crisis es una posibilidad, pero hoy es más fácil y necesario advertir el tremendo peligro que tenemos por delante.

Hoy estaba leyendo un pronóstico de uno de los institutos económicos más serios de Inglaterra que acaba de hacer un informe estableciendo que Inglaterra este mismo año ingresa en lo que va a ser la crisis más seria de los últimos 300 años de la vida de Gran Bretaña y pronostican una caída del PBI superior al 14/15% en lo inmediato. Así que a ese futuro nos enfrentamos y frente a ese futuro solo cabe oponer respuestas colectivas que están por construirse. Eso también hace a la actualidad de Marx.

Marx polemizaba con otros luchadores sociales que proponían disminuir o eliminar tal o cual aspecto negativo del capitalismo diciéndoles “el capitalismo no admite formas, por eso es necesaria una revolución total”. No se trata de buscar en la sociedad capitalista el lado bueno y el malo y desechar el malo, porque esa es una utopía, hay que advertir las contradicciones y resolverlas de la única manera que se pueden resolver que es con una revolución, que debe ser total.

Esas palabras de Marx tienen una actualidad total. Y algunos investigadores y críticos sociales agudos de nuestros tiempos están diciendo por nuestros días las mismas cosas, me refiero por ejemplo a Harvey o Benjamin Foster que dicen que el capitalismo nos condujo a una situación donde no hay más alternativa que o retomamos la lucha por el comunismo o condenarnos a aceptar un retroceso civilizatorio descomunal. Yo creo que efectivamente en esa situación estamos.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/el-capitalismo-nos-condujo-a-una-situacion-donde-retomamos-la-lucha-por-el-comunismo-o-aceptamos-un-retroceso-civilizatorio-descomunal/

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Entrevista al epidemiólogo Manuel Franco: “Aunque moleste esta palabra, la desigualdad es gasolina para la pandemia”

Por:  Ramón Ferrer, Álvaro Lorite


Manuel Franco Tejero se reunió ayer, 1 de octubre, junto a 19 personas de ciencia, con el ministro Illa, máximo responsable de la gestión sanitaria de la pandemia provocada por el covid-19. Franco Tejero es epidemiólogo y actualmente forma parte de la Universidad de Alcalá de Henares y de la Johns Hopkins de Baltimore. El investigador señala las desigualdades en las ciudades como uno de los focos a los que prestar atención y reflexiona en torno a la importancia de los espacios públicos al aire libre.

[Transcribimos algunas partes de la entrevista, realizada antes de la reunión con el ministro. Para escucharla al completo, hay un enlace al final del texto]

Eres una de las veinte personas que compone el gabinete para evaluar cómo se está gestionando la pandemia y asesorar al ministro Illa. ¿En qué consiste vuestro trabajo?

Más que asesorando, somos 20 investigadores e investigadoras que llevamos desde verano pidiendo al gobierno central y a las autonomías que se haga una evaluación profunda e interdisciplinar. Por desgracia, somos de los países europeos con un problema de salud pública mayor. Esto merece una evaluación que nos sirva para entender qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal. Lo que aprendemos en Madrid puede aplicarse en otras ciudades del mundo. Este tipo de evaluaciones que ya se hacen en la OMS, en el Reino Unido o en Australia te da muchas claves y experiencias extrapolables. No se trata de culpabilizar a nadie ni competir, sino de cooperar y generar las herramientas que necesitamos para el futuro.

Estamos en la plaza de Olavide, Chamberí, que has señalado como uno de tus lugares favoritos de la ciudad. Un espacio abierto en medio de la urbe.

Yo he vivido toda mi vida en tres casas que rodean a este parque, al que obviamente quiero mucho. Es un reflejo de cómo ha ido cambiando la ciudad en los últimos 46 años. Nací en una de las bocacalles de esta plaza y mi familia ha trabajado en trabajos esenciales y manuales desde hace 120 años. Hemos sido partícipes de los cambios sociales y urbanísticos que se han dado. Durante los 80 y los 90 era un lugar que podría resultar hasta peligroso. Ahora tanto niños como personas mayores pueden disfrutar de este lugar verde y agradable. Esto es un servicio a un lugar con una densidad de población muy alta. Dar servicio a grupos de población muy diferentes es lo que hace que el urbanismo sea bueno. Chamberí hoy en día es un distrito muy privilegiado. Y este privilegio, respecto al covid-19 se basa en que podemos teletrabajar.

Te has definido como amante y defensor de los parques como espacios en las ciudades. Hay estupefacción e incomprensión por parte de quienes viven en las zonas confinadas ante el hecho de que cierren los parques.

Ver los parques como un lugar inseguro que hay que cerrar es de una miopía y una ignorancia tremenda. Los espacios públicos abiertos son los lugares más seguros. Lo que es inseguro es el lugar cerrado. Los lugares cerrados donde se concentra la gente, los interiores de bares, restaurantes o casas de apuestas son los lugares a evitar. Tenemos que ganar el espacio público abierto.

Esto siempre hay que verlo desde el punto de vista de las desigualdades. En una situación en la que una parte sustancial de la ciudad de Madrid, que son siempre las mismas áreas vulnerables, se está viendo gravemente afectada, lo que nos señalan los estudios es que esas personas son las que más necesitan el espacio público seguro. Son las que viven ocho personas en apartamentos de cuarenta metros cuadrados. Me parece tremenda esa falta de conocimiento.

Aquí tienes gente desde las seis y media de la mañana hasta las tres de la mañana. A las seis y media hay gente paseando al perro, después llegan los estudiantes que se juntan un rato antes de ir a clase, luego viene la gente a tomar un café, nosotros estamos ahora aquí trabajando, luego viene la gente que trabaja a tomar el menú del día, después grupos de ancianos de una residencia a tomar el sol. Por la tarde vienen los niños con sus padres y madres y a la noche vuelven los adolescentes y toman la plaza. Eso es fantástico.

¿En qué momento estamos, según el corpus teórico de la pandemia y la salud pública? ¿Y por qué lo estamos pasando peor aquí que en países de nuestro entorno? Teníamos la sensación de tener una sanidad pública puntera en Europa. Además, parece que estamos descubriendo la importancia de la atención primaria, a diferencia del sistema francés, donde los hospitales son el gran pilar. ¿Qué ha pasado?

Esa es la pregunta del millón. Somos de los países más afectados del mundo y veníamos de esa ilusión de tener un sistema sanitario público potente. Hay muchas razones que señalan el camino que nos ha traído a esta situación tan difícil. Es una situación extrema desde el punto de vista de la salud, pero también para la economía y lo social. Todavía no hemos visto todas las consecuencias. Una razón es la austeridad y los recortes brutales en recursos públicos. Es muy importante diferenciar la salud pública de los servicios sanitarios. Venimos de una década en la que la salud pública y la atención primaria han sido carcomidas e infrafinanciadas, esto es fundamental. Pero es que tenemos un país muy desigual. Ya sé que hay muchas personas a las que no les interesa escuchar esa palabra, pero es clave para describir nuestras ciudades y nuestro país. Es una realidad que se dibuja en el mapa que está trazando el covid-19 en las ciudades y hay gobiernos que lo ignoran deliberadamente. También somos un país muy envejecido. Las personas mayores son las que más riesgo tienen, tenemos la tormenta perfecta.

Además, los servicios sociales, que gestionaban las residencias de ancianos y también han sido recortados y subcontratados en varios niveles, han dejado a esa población absolutamente desvalida. Cuando salgan todas las cuentas, es probable que la mitad de los fallecimientos hayan sido en estas residencias, lo cual es una barbaridad. Este es el sustrato que teníamos.

Por tratar de abordar un marco más amplio, también ha habido epidemiólogos que han señalado el consumo de carne desmedido como una de las causas que nos han traído a donde estamos. Señalaban que estamos situando las explotaciones ganaderas intensivas en zonas de naturaleza salvaje.

Hay ya muchos estudios y evidencia al respecto. Recomiendo el reportaje en el que he participado como entrevistado y asesor científico, que se llama Pandemia en la gran ciudad, que narra tres historias en San Nicasio de Leganés, el Bronx (Nueva York) e Itzapalapa (México DF). Esta idea surge de un artículo que escribí en el que señalaba que para controlar las pandemias en las ciudades hay que fijarse más y mejor en las zonas donde más se necesita. Ahí, Saskia Sassen, una gran socióloga urbana a nivel mundial, decía que más allá de la desigualdad que caracteriza a las grandes ciudades, tenemos que estudiar cómo las ciudades hemos ganado espacio a la naturaleza virgen. Ganar espacio quiere decir destruir y modificar esos ecosistemas y acercarnos de una manera más peligrosa, nueva y artificial y al mundo animal. La naturaleza nos lo devuelve, en este caso en forma de coronavirus. Y ya hay muchas evidencias que señalan que el virus viene de ganarle terreno a la naturaleza de forma desmedida y sin control, aunque quede mucho por investigar al respecto.

Fuente: El Salto

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