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España: Un hogar para la modernidad estudiantil

Un hogar para la modernidad estudiantil

La educación universitaria integral, independiente y tolerante se ensayó en Madrid gracias a la Residencia de Estudiantes y la Residencia de Señoritas

La Residencia de Estudiantes es desde hace mucho tiempo una referencia casi legendaria, un símbolo de toda una época. Su prestigio se afianzó tempranamente por su relación con figuras tan influyentes como Unamuno, Juan Ramón Jiménez y Ortega, residentes o visitantes habituales, con personalidades tan universalmente reconocidas como Bergson, Einstein, Marie Curie y Gabriela Mistral, que fueron allí conferenciantes, y con artistas tan populares como los jóvenes «alacres» –así los llamó Moreno Villa– Buñuel, Lorca y Dalí.

El 14 de abril de 1931, era ya una institución madura y reconocida, con más de veinte años de vida y plenamente arraigada en la vida universitaria y cultural madrileña. Dirigida por Alberto Jiménez Fraud, había comenzado su actividad con un pequeño número de estudiantes varones en el otoño de 1910, como parte del proyecto reformista de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, un organismo directamente inspirado por la Institución Libre de Enseñanza e inscrito con inusual autonomía en el Ministerio de Instrucción Pública, con el fin de mejorar la educación y promover la ciencia en España. Cinco años más tarde, en 1915, se abrió la Residencia de Señoritas, su grupo femenino, en los pequeños hoteles de la calle de Fortuny, que había desocupado la sección masculina al trasladarse a la nueva sede de la calle del Pinar, en los Altos del Hipódromo.

Institución singular en la instrucción pública española, el grupo masculino se inspiró en los ‘colleges’ británicos de las universidades de Oxford y Cambridge, y la Residencia de Señoritas eligió el modelo norteamericano por el apoyo generoso que le prestó el International Institute for Girls in Spain y su relación con algunas de las más prestigiosas universidades femeninas de la costa Este de los Estados Unidos, como Smith College. Formar minorías directoras, solidarias y responsables, al igual que las fundaciones británicas y norteamericanas en las que se inspiraba, constituía el telón de fondo de la Residencia.

Carácter internacional

El grupo femenino, que culminaba la atención que la Institución Libre de Enseñanza, siguiendo una característica peculiar del krausismo, había prestado a la educación de las mujeres, «no se basó en un hecho, sino en una suposición», en palabras de su directora, María de Maeztu, por la escasísima existencia de universitarias en esos años. De hecho, su cometido fundamental consistió en impulsar y facilitar el acceso a la Universidad de Madrid de las jóvenes que llamaron a su puerta, prestarles su apoyo para que pudieran elegir estudios superiores cada vez más diversificados y, en consecuencia, consiguieran trabajos cualificados en sectores que les estaban vetados hasta entonces. Muy pronto, al igual que el grupo masculino, recibió más solicitudes de ingreso de las que podía atender: la Residencia siempre huyó de las grandes sedes y del elevado número de alumnos, temiendo llegar a ser, como decía Francisco Giner de los internados al uso, «mixto de cuartel y convento». Pero siempre se dio cabida a un número significativo de estudiantes foráneos que convivieron con los españoles. En el caso de la Residencia de Señoritas, fueron mayoritariamente alumnas norteamericanas, aunque hubo también un núcleo notable de alemanas, no pocas de origen judío llegadas a Madrid en los años treinta para ampliar estudios y, a la vez, huir del antisemitismo de su país.

Con flexibilidad y firmeza, con pragmatismo también –y gran habilidad para protegerse de las injerencias ministeriales y políticas–,  la Residencia de Estudiantes ejerció siempre sus funciones de acuerdo con los principios que la sustentaban, desde la independencia y la tolerancia, rasgos imprescindibles además de en este marco para toda acción educativa. Fueron delicados los primeros tiempos para su consolidación y peligrosos los años del directorio militar del general Primo de Rivera para su continuidad. En el periodo republicano, siguió primando la neutralidad y no se rompió su tradicional distanciamiento de la actividad política.

No cambió tampoco su trayectoria. En los años treinta, siguió considerando fundamental tutelar a los estudiantes –una de las razones determinantes de su creación–, en sustitución de las tradicionales casas de huéspedes contra las que clamaban los reformistas –de Macías Picavea a Giner de los Ríos y sus sucesores de la Institución Libre de Enseñanza– por considerar que ejercían una pésima influencia sobre el modo de vida de los estudiantes, incluida desde luego su habitual falta de atención a los estudios. Tanto el grupo masculino como la Residencia de Señoritas quisieron procurar una educación integral, que comprendiera al tiempo el desarrollo intelectual y el cultivo moral, físico y social, mediante un sistema flexible, aunque no laxo, que fue mucho más indirecto y sutil en el grupo masculino que en la Residencia de Señoritas.

La institución tuvo que paliar además las deficiencias y carencias de la universidad española, y organizó para ello una serie de enseñanzas instrumentales no suficientemente atendidas en los centros oficiales y no siempre asequibles en el Madrid de entonces: clases de idiomas, en primer lugar, que la mayor parte de los años incluían francés, inglés y alemán. Fue muy novedosa –y sumamente beneficiosa– la posibilidad que ofreció de hacer prácticas en las materias de carácter experimental para completar una enseñanza excesivamente teórica en general: los laboratorios instalados en la sede de la calle del Pinar facilitaron, y no solo a los residentes porque admitían alumnos de fuera, una mejora sustancial del aprendizaje, especialmente en el caso de los estudiantes de Medicina, que en octubre de 1931 eran casi la mitad del total en la sección masculina. El laboratorio de Fisiología General, dirigido por Juan Negrín, y el de Histopatología, a cargo de Pío del Río-Hortega, estaban dedicados a la investigación.

En la Residencia de Señoritas, y gracias a la colaboración del Instituto Internacional, se abrió el laboratorio de Química, fundado por Mary Louise Foster, profesora del Smith College, que atendía a las necesidades de las estudiantes de Farmacia –el sector más numeroso de las universitarias del centro a finales de los años veinte–, así como de las que estaban matriculadas en la Facultad de Ciencias, el siguiente grupo en importancia numérica. Se impartieron otras muchas materias complementarias. Las clases de Biblioteconomía, que inició la norteamericana Mauda Polley en la primavera de 1929, supusieron la introducción sistemática, con criterios modernos, de esa disciplina en Madrid, y favorecieron señaladamente la incorporación profesional de las mujeres a los archivos y bibliotecas.

Cuerpo y mente

La práctica excursionista y deportiva que la Residencia alentó a lo largo de los años no fue una innovación menor, especialmente en el caso de las mujeres: fútbol, tenis, hockey, rugby y atletismo en la sección masculina, tenis, hockey y baloncesto, además de algunas modalidades de gimnasia rít-mica y baile, en el grupo femenino. La Residencia de Estudiantes tuvo además una destacada dimensión cultural con proyección pública que define una buena muestra de las inquietudes y de las tendencias –incluidas las manifestaciones de vanguardia– de la sensibilidad de su tiempo, tanto por la variedad de los temas tratados como por el diverso significado de sus participantes. Desarrolló un muy completo –y coherente– programa cultural e intelectual, con impronta liberal y carácter europeísta, basado en el intercambio y la cooperación internacionales. El planteamiento de esos actos, que incorporaron la mejor tradición de la alta divulgación anglosajona, fue original en el panorama español, con su intención de atender a las variadas y complementarias dimensiones que debían conformar el horizonte de un público culto.

Por su parte, la Residencia de Señoritas prestó atención en las conferencias a temas de especial interés en el ámbito femenino, expuestos muchas veces, frente a lo que era habitual, por mujeres. Definida en 1930 por la revista Crónica como «el hogar madrileño de la intelectualidad femenina española y extranjera», fue un núcleo fructífero de sociabilidad femenina en torno al cual se fundaron, bajo el amparo de María de Maeztu, dos organismos de raíz internacional, la Asociación Española de Mujeres Universitarias y el Lyceum Club Femenino. Y el centro constituyó una plataforma esencial para la configuración en las clases medias de «la mujer moderna» española  –tan bien retratada por Martínez Sierra o Casona–, que la legislación republicana procuró consolidar y difundir.

La Residencia de Estudiantes tuvo a partir de la primavera de 1931 una influencia decisiva, resultado de la sintonía existente entre sus responsables y los de instrucción pública de los primeros gobiernos republicanos, en la conformación de la Universidad de Madrid y en la apertura de centros residenciales en París y Londres. Se iniciaba así la difusión e implantación del tipo de universidad al que respondía la Residencia de Estudiantes, concebido como una corporación autónoma de maestros y discípulos, con régimen colegial y organización tutorial, al modo anglosajón, muy diferente del modelo francés vigente en España, que era un sistema centralizado y uniforme, fuertemente reglamentado y jerarquizado, bajo el control de la Administración y al albur de los vaivenes políticos.

La caída de la monarquía permitió cambiar la orientación de la Ciudad Universitaria madrileña, la nueva sede que se estaba construyendo en la Moncloa para la Universidad de Madrid, un proyecto, aprobado en 1927, que había protagonizado Alfonso XIII junto a un conjunto de catedráticos conservadores y católicos. Los miembros de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria republicana, y singularmente el doctor Negrín, su nuevo secretario, quisieron introducir en el proyecto de la Moncloa las directrices institucionistas seguidas en las creaciones de la Junta para Ampliación de Estudios como la Residencia de Estudiantes, exactamente lo contrario de lo que pretendían sus fundadores, que la habían ideado en buena medida para contrarrestar la influencia de ese organismo, al que consideraban extranjerizante y al que reprochaban su carácter laico, además de su condición extrauniversitaria. Iniciar la transformación gradual de la Universidad de Madrid hacia un modelo residencial, con el consiguiente desarrollo del sistema tutorial, fue el encargo que se encomendó a Alberto Jiménez Fraud, nombrado vocal de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria en mayo de 1931. Se ocupó, en primer lugar, de armonizar la organización y el funcionamiento de la Fundación del Amo, una residencia de estudiantes abierta en la Moncloa en 1929, con la que él dirigía desde 1910. Impulsó después, con pautas semejantes, la construcción, en un solar próximo, del Colegio de Alcalá, que estaba listo para ser inaugurado en octubre de 1936.

Un modelo de universidad residencial

Idéntico camino siguió el Colegio de España en París, iniciativa encabezada también por Alfonso XIII en la Cité Universitaire, que había sido creada para fomentar la convivencia entre estudiantes de distintas procedencias y conseguir en la Europa –y en el mundo– de entreguerras el entendimiento entre las naciones y asegurar la paz. Tras proclamarse la Segunda República, el cambio de vocales, con la inclusión de Jiménez Fraud, en la Junta de Relaciones Culturales del Ministerio de Estado de la que dependía, permitió que el Colegio de España, terminado de construir gracias a las gestiones del ministro Fernando de los Ríos, se ajustase a los principios de la Residencia de Estudiantes madrileña. Y se creó una Federación de Residencias, que unió, bajo la dirección de Jiménez Fraud, el Colegio de España, la Fundación del Amo y la Residencia de Estudiantes. A lo largo del curso 1936-1937, se hubiera integrado en ella, junto a esas tres instituciones, un nuevo centro en Londres, dependiente, como el Colegio de España, de la Junta de Relaciones Culturales, y pensado especialmente para arquitectos aunque extensible más tarde a economistas.

Otra realización republicana, la Facultad de Filosofía y Letras radicalmente renovada en su plan de estudios por el decano García Morente y alojada en un moderno edificio de la Ciudad Universitaria desde enero de 1933, suponía, con su proyectada residencia para estudiantes, el Colegio de Córdoba, la prolongación y, en cierto modo, la culminación en Madrid de la idea de universidad de corte tutorial y residencial inicialmente plasmada en los grupos masculino y femenino de la Residencia de Estudiantes. Por sus ventajas –nunca por la imposición de una legislación uniforme en cuya efectividad no creía el núcleo institucionista–, se esperaba su generalización paulatina en el conjunto de las universidades españolas.

Isabel Pérz-Villanueva Tobar es historiadora y profesora de la U.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/hogar-modernidad-estudiantil_130_8588278.html

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España: Sobre la batalla por el tiempo

Sobre la batalla por el tiempo

Sarah Babiker

Lo naturalizado no es consenso, aunque a veces se confunda. Que las cosas se den por normales e intransformables no deriva de que estemos de acuerdo; suele ser más bien una imposición vestida de inevitabilidad por quienes tienen el poder de imponer. Muchas veces son esas cosas tan naturalizadas como poco consensuadas las que generan más sufrimiento y dolor, más resistencia sin canalizar que acaba siendo dirimida con psicólogos y pastillas en lugar de en el sindicato, la calle o el parlamento. Tomemos un caso práctico: el hecho de no tener nunca tiempo.

Tema de conversación por excelencia, motivo de angustia y dolores de cabeza, la falta de tiempo parece ser una maldición bíblica de la que no podemos aspirar a escapar. Abordada desde la retórica coach de la organización personal, vivenciada como intersección entre la culpa y la logística en el ámbito familiar, expuesta a veces como una deriva cultural de sociedades individualistas y aceleradas, la problemática del tiempo parece inmunizada ante la posibilidad de un cuestionamiento serio y con efectos reales en nuestras vidas.

Politizar la redistribución del tiempo, reivindicar el derecho al tiempo libre, aspirar a una proporción menos matemáticamente ofensiva entre las horas de trabajo y las demás, los días laborables y los de librar, los meses de trabajo y las vacaciones, se presenta como algo superfluo, se desprioriza en favor de otros debates, como si no estuvieran relacionados. Como si las dificultades de conciliación no tuvieran que ver con el derecho al trabajo, ni la devaluación de nuestro tiempo con las condiciones laborales que afrontamos.

La España que madruga

A las 7.30 de la mañana las rueditas de las mochilas escolares empiezan a percutir sobre las aceras. La España que madruga tiene protagonistas invisibles, niños y niñas a quienes sus padres (y sobre todo sus madres) despiertan cuando aún es de noche, con el fin de poder dejarlos en el cole a una hora que les permita fichar a tiempo en sus trabajos. A veces la infancia que llaman “madrugadora” en los programas de apoyo a la conciliación es la misma que se queda a disfrutar “las tardes del cole”, en una sociedad en la que el conflicto entre capital y vida, entre el mundo del trabajo remunerado y el mundo de los cuidados tiende a saldarse ayudando a los cuidados a acoplarse al mundo del trabajo, nunca al revés. Pasar 10 horas de tu vida en una institución a temprana edad quizás sea la puerta de entrada más eficaz para asumir que apenas salgas de la escuela entregarás con naturalidad y sin reparo otras 10 horas al mundo del empleo remunerado.

Tal y como se plantea el debate en medios de comunicación, redes sociales o reuniones de trabajadores, pareciera que la conciliación entre el tiempo del trabajo y el tiempo personal es un problema que se circunscribe a la gente que tiene que cuidar a niñas, mayores o personas dependientes. Asunción que lleva a malentendidos y sobre todo a generar bandos idiotas entre quienes tienen gente a su cuidado y quienes no: asumir que quienes no han de cuidar a nadie han de poner más tiempo a disposición de la empresa, o entender como un privilegio las míseras medidas que puedan facilitar la conciliación para quienes cuidan, son caminos demasiado transitados que nos alejan de poder reivindicar el tiempo como lo que es: un derecho.

El derecho al tiempo no es una batalla solo de quienes cuidan, pero tener que cuidar te da una perspectiva, ahora sí, privilegiada, de las consecuencias de no tener derecho al tiempo. No hay mejor mirador sobre lo antilógico que es este régimen de las cosas que el hecho de que tu horario laboral desborde siempre el horario de la escuela, tus vacaciones sean más pequeñas que los recesos escolares, o el tiempo que ese familiar dependiente precisa de ti sea siempre mayor que el que la jornada laboral te deja libre. La vida y la energía de mucha gente se va en el intento de parchear tanto desajuste.

Madrugadores, trabajadoras de los cuidados ínfimamente remuneradas, extraescolares, carreras o estrés son consecuencias de tener que resolver la ecuación de conciliar trabajo y cuidados, pero llegar ahí ya es una victoria. Hay muchas —y digo muchas porque la gran mayoría son mujeres— que se quedan fuera desde el minuto cero: familias monomarentales, gente sin red de sostén en el país, que simplemente no encuentran un trabajo compatible con los cuidados, que se quedan en los márgenes de la empleabilidad durante años y solo pueden navegar en sus precarias aguas a bordo de cayucos ocupacionales, soluciones laborales que filtran todo el tiempo agua y que las tienen al borde del ahogo constante.

Radicalizar el derecho a descansar

Corría el inicio de 2021 y Más País intentaba pujar en el ámbito de lo debatible —privilegio de ser oposición y tener cierto margen para abrir nuevos melones— con una campaña por las 32 horas semanales o los cuatro días laborables, consiguiendo abrirse un espacio en la discusión —aunque temporal y chiquitito— entre la lucha contra el abismo de la crisis económica, el colapso pandémico y el precipicio del fascismo. No eran pocos quienes ante la propuesta respondían ofendidos: “Qué pijada es esta de los cuatro días a la semana, si yo trabajo seis”.

Sí, hay gente que libra un solo día a la semana, también autónomos de app, subcontratadas de empresas rapiñadoras, gente con horario comercial, personal de hostelería, empleadas internas, para quienes el fin de semana es un privilegio de los otros. Es invisible hasta qué punto el tiempo de la gente está devaluado. Y es comprensible que ante debates por la reducción de la jornada, muchas exijan partir de ahí, de poner sobre la mesa que tanto las 40 horas laborables en cinco días no es una conquista añosa e insuficiente sino un horizonte al que ni se acercan. Pero también es demoledor que luchar por trabajar menos horas sea percibido como una demanda burguesa o desconectada de la realidad, algo a poner en agenda después de la lucha por el empleo o por una subida en el salario, como si todo ello no estuviera relacionado, como si la devaluación de nuestro tiempo no tuviera que ver con las cifras del paro, o las irrisorias nóminas.

Después de todo, los mismos que te dicen que no se puede subir el salario mínimo son quienes no ven factible trabajar menos. Que no podamos vivir mejor no es algo natural ni fruto de consenso. Hablar de tiempo, de derecho al tiempo, no es hablar de un intangible, sino encarar desde otra perspectiva la redistribución de la riqueza, plantarse ante este extractivismo continuo de nuestras vidas, revalorizar las horas que entregamos al trabajo para poder entregar menos. Nos han demarcado a qué podemos aspirar, por qué podemos luchar, desplazando batallas cruciales, de gran potencialidad política, emocional: el derecho a la felicidad y la serenidad, a no vivir corriendo, a que la soberanía sobre nuestro tiempo no se reduzca al microfeudo de unas pocas horas antes de dormir, o a un par de días a la semana. Naturalizando que la España que madruga no pueda ni soñar con madrugar un poco menos, como si este no fuera por sí mismo un respetable objetivo político.

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/sobre-la-batalla-por-el-tiempo/

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Cataluña: Directores de escuelas desobedecen con insultos la sentencia del castellano: «A cagar», «payasos», «dejadnos educar en la lengua propia»

Ataques institucionales a la plataforma que lucha para que se cumpla el fallo que obliga a impartir un 25% de clases en español en los colegios de Cataluña

El 4 de noviembre, el consejero de Educación de la Generalitat, Josep Gonzàlez-Cambray, reunió a más de 3.000 directores de centros escolares de Cataluña para anunciarles que el Govern se proponía implantar un plan para endurecer la aplicación de la inmersión lingüística. Adelantándose a la sentencia del Tribunal Supremo, el Gobierno catalán trasladó claras directrices a los responsables de las escuelas con el fin de blindar el modelo de enseñanza monolingüe. Entre ellas, figuraban realizar «observaciones» en el interior de las aulas para detectar a los profesores que emplearan el castellano y el adoctrinamiento de los nuevos docentes para convertirlos en «modelo de lengua catalana», como reveló EL MUNDO.

Confirmó públicamente esas directrices el propio Pere Aragonès cuando, semanas después, y ya con el debate lingüístico inflamado por el acoso a los padres de Canet, comunicó que se multiplicarían las inspecciones en los colegios para controlar la férrea implantación de la inmersión y, por ende, el desacato a la sentencia del Supremo, ya anunciado y fomentado por su consejero de Educación. Y culminó su maniobra el Govern al liderar la manifestación contra el uso del castellano en las escuelas que congregó a 35.000 personas en Barcelona el pasado fin de semana, abundando entre los asistentes cargos públicos de la Generalitat, profesores, miembros de sindicatos educativos de sesgo soberanista y directores de colegios.

Directores alineados con el proyecto lingüístico del Gobierno de la Generalitat, como los que, olvidando su rol institucional, han tenido a bien proferir insultos contras las plataformas que luchan por la ejecución de la sentencia judicial que ordena la impartición de un 25% de castellano en todas las escuelas de Cataluña. «Sois unos payasos» o «¡a cagar!» fueron algunas de las respuestas recibidas por la organización Escuela de Todos, que remitió una carta a todos los directores de colegios catalanes en la que les adjuntaba el fallo del Alto Tribunal y les animaba a modificar el proyecto lingüístico del centro para «adaptarlo al criterio que establece la sentencia», de manera que «todos los alumnos reciban de manera efectiva e inmediata la enseñanza mediante la utilización vehicular de las dos lenguas oficiales, catalán y castellano, en los porcentajes que se determinen, pero que no podrán ser infierores al 25% en ninguna de ellas».

A las dos malsonantes respuestas, remitidas respectivamente por el centro Bertrán, de Sabadell, y la escuela Abat Ruera, de Lérida, se unieron otras como la de la dirección de la escuela Joaquim Gifré, de Gerona, que reconoció a Escuela de Todos que influye en sus alumnos para que «discriminen a grupos organizados como el suyo, para que sigan valores democráticos y europeos modernos». Otras, como la escuela infantil Germanes Bertomeu, de Barcelona, considera que para que su escuela refleje la realidad social y no establezca modelos discriminatorios, como le sugería en su escrito la plataforma por el bilingüismo, deberían hablar «árabe y amazig»; igualando así estas lenguas extranjeras con el idioma común del Estado.

«Dejadnos educar en paz en la lengua propia de nuestro país», rebatió la dirección de la Escola de les Aigües, de Cardedeu, Barcelona, quien acusó a los padres que defienden el derecho de sus hijos a estudiar también en castellano de querer convertir Cataluña en «una colonia sumisa» y alegó que la sentencia que se propone desobedecer «se inspira en principios de regímenes anteriores al del 78 e ignoran la cultura lingüística de los centros educativos de los Países Catalanes».

Fuente: https://www.elmundo.es/cataluna/2021/12/22/61c33633fdddff8c3a8b457a.html

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España: El TSJC fija un 25% de castellano en una escuela de Cubelles

Europa/España/24-12-2021/Autor(a): CRISTIAN REINO/Fuente: www.elcomercio.es

Se trata de una resolución similar a la de Canet de Mar y a la de una treintena de centros, que tienen que dar más horas en español por orden judicial.

Nueva sentencia que cuestiona el sistema de inmersión en Cataluña. El Tribunal Superior de Justicia de esta comunidad ha ordenado a un centro de educación infantil de Cubelles, en Barcelona, que imparta en una de sus clases el 25% de las horas lectivas en castellano. Se trata de una resolución similar a la de Canet de Mar y a la de una treintena de centros, que tienen que dar más horas en español por orden judicial.

El tribunal ha estimado parcialmente en este caso una denuncia de una familia del centro, que pidió la escolarización en catalán y castellano a partes iguales para su hijo. Los padres reclamaban catalán y castellano al 50% y los jueces han resuelto que el porcentaje de asignaturas en castellano sea del 25%. En primera instancia, la familia tramitó la petición a través de la Consejería de Educación, pero al ver que la Administración catalana no atendía sus reclamaciones, optaron por la vía judicial. La Generalitat ya ha confirmado que recurrirá.

Hay unos 35 centros pendientes de aplicar resoluciones judiciales similares y una decena de familias están a la espera de que los jueces resuelvan sus casos. Además, sobre el modelo de inmersión pende una sentencia del TSJC, ratificada por el Supremo, que obliga a todo el sistema escolar, no a casos particulares como Canet o Cubelles, a impartir el 25% de las asignaturas en castellano. La Generalitat está aún en el plazo de dos meses para ejecutar la sentencia pero el Gobierno de Pere Aragonès aún no ha dicho aún si va a acatar.

El modelo actual en Cataluña establece que la única lengua vehicular en la enseñanza es el catalán. En el caso de Canet, la Generalitat sí acató el fallo. Para la treintena de centros prevé incorporar un profesor más para cada aula afectada, de tal manera, que un docente dará la clase en catalán y el de apoyo lo hará en castellano.

Según la sentencia sobre Cubelles, el centro tiene que anular su proyecto lingüístico, «ya que no contempla el carácter vehicular del castellano como lengua oficial conjuntamente con el catalán».

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/sociedad/educacion/defensor-pueblo-pregunta-20211223144339-ntrc.html

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Giorgio Agamben contra la «bioseguridad»: «La epidemia como política»

Cuando Giorgio Agamben escribe «la así llamada pandemia» la reacción inicial de una buena parte de los lectores es asociar al filósofo italiano con el negacionismo puro y duro. Sin embargo, una lectura atenta de La epidemia como política, el libro que publicó Adriana Hidalgo (en su tercera edición, ampliada) y que recopila 18 textos y entrevistas que Agamben fue dando a conocer desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, permite abstraerse de ese reduccionismo y analizar otros temas.

Para el autor de Homo Sacer, es fundamental el concepto de «bioseguridad», una actualización de la «biopolítica» planteada en su momento por Michel Foucault. «El dispositivo de gobierno que resulta de la conjunción entre la nueva religión de la salud y el poder estatal con su estado de excepción», escribe Agamben, para quien «tanto se han acostumbrado las personas a vivir en condiciones de crisis y emergencias perpetuas que no parecen darse cuenta de que su vida se ha reducido a una condición puramente biológica y ha perdido no solo toda dimensión social y política, sino hasta humana y afectiva».

El filósofo italiano invita a pensar una nueva política, «que no tendrá la forma obsoleta de las democracias burguesas ni la del despotismo tecnológico sanitario que las está sustituyendo». Una exposición claramente eurocéntrica que admite aquí, en América Latina, otras lecturas, y que merece un contrapunto intelectual con quienes viven y perciben una realidad diferente.

Fuente de la información e imagen:  https://www.pagina12.com.ar

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España: Los sindicatos estudian demandar a Ayuso tras sus declaraciones sobre los sanitarios

Por: Sara Plaza Casares

“Quiero estudiar profundamente lo que sucede en los centros de salud porque en algunos no cogen los teléfonos, o se cuelgan, de repente no hay médicos…lo vamos a investigar”, aseguraba ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid. Unas declaraciones con las que los representantes sindicales consideran que calumnia y desprestigia a los profesionales.

“Nos está pasando frecuentemente que dependiendo del centro al que acudan, la atención al ciudadano es distinta, vamos a estar sobre ello“. ”Quiero estudiar profundamente lo que sucede en los centros de salud porque en algunos no cogen los teléfonos, o se cuelgan, de repente no hay médicos…lo vamos a investigar”. Estas dos frases, emitidas por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso durante este martes en una entrevista en EsRadio, han desatado la tormenta entre el sector sanitario.

Así, los cinco sindicatos de la mesa sectorial, (CC OO, AMYTS, CSIT, UGT y SATSE) estudian tomar acciones legales contra la presidenta por una palabras que consideran que “demonizan a los trabajadores”. “La presidenta abandona la salud de los madrileños y mientras acosa y machaca a los profesionales, los calumnia y desprestigia en los medios de comunicación mientras ellos sacrifican su tiempo libre y su familia para velar por la Salud de todos”, aseguran en una nota de prensa e inciden en que la responsabilidad de que haya profesionales en todos los centros de salud es política, así como “abrir todos los Servicios de urgencias de Atención Primaria (SUAP) que cerró hace más de un año”.

Los sindicatos inciden en que la responsabilidad de que haya profesionales en todos los centros de salud es política, así como “abrir todos los Servicios de urgencias de Atención Primaria (SUAP) que cerró hace más de un año”.

Mientras, Madrid sufre una escalada de contagios y ayer marcaba cifras récord en toda la pandemia, con más de 11.000 nuevos casos y la variable Omnicrom ya representa el 80% de la transmisión, la Atención Primaria hace aguas entre unos profesionales saturados, que afrontan esta ola con agendas de más de 70 pacientes por día y con plantillas en cuadro, sin reposición de bajas.

Al tiempo, los refuerzos covid, aquellos que encadenan contratos desde el inicio de la pandemia, ven un futuro incierto a 31 de diciembre, con posibles despidos tal y como contaba ayer El Salto. Del otro lado, Ayuso promete que se mantendrán los 11.300 contratos realizados a tales efectos, pese a que los trabajadores estén recibiendo noticias opuestas.

La gestión política, centrada por el momento en no aumentar las restricciones en la hostelería, ha dado un único paso: exigir autoaislamientos a las personas que den positivo en los test de antígenos que venden en farmacias, sin realizar PCR de comprobación del resultado. Un “nuevo procedimiento” que incluye una llamada al teléfono de atención por coronavirus y sólo contactar con el centro de salud si se presenta fiebre de más de 38 grados o dificultad respiratoria.

La gestión política, centrada por el momento en no aumentar las restricciones en la hostelería, ha dado un único paso: exigir autoaislamientos a las personas que den positivo en los test de antígenos

“Sería de agradecer que el Consejero de Sanidad y a la Gerencia de Atención Primaria salieran inmediatamente a hacer declaraciones para defender a sus profesionales frente a las acusaciones de la Presidenta”, continúan los sindicatos de la mesa sectorial, quienes exigen una rectificación inmediata“.

Estas no son las primeras declaraciones de Ayuso contra el personal sanitario. ”Lo que están haciendo algunos de sus allegados es robar y sabotear el Zendal“, decía la presidenta de la Comunidad de Madrid a principios de este año en la Asamblea de Madrid. Declaraciones que fueron acompañadas de una denuncia, presentada por la Consejería de Sanidad, en la que se relataba que ”desde la semana del día 18 de enero del 2021, se vienen produciendo una serie de sabotajes y daños”. A mediados de diciembre la fiscalía pedía el archivo de esta causa.

Fuente de la información e imagen: https://www.elsaltodiario.com

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España: Ojo con los dispositivos navideños si quieres evitar problemas visuales en menores

Ante la proliferación de ordenadores o tabletas en unas fechas en las que abundan las ofertas y la tendencia a regalar este tipo de dispositivos electrónicos, los ópticos y optometristas recomiendan su uso moderado y una correcta iluminación, entre otras medidas

En unas fechas en las que abundan las ofertas y la tendencia a regalar ordenadores, portátiles, móviles, tabletas y videoconsolas, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO)recomienda a padres y madres supervisar el uso de estos dispositivos digitales con objeto de evitar una sobreexposición a las pantallas por parte de los menores que pueda provocar fatiga visual.

Para ello, aconseja mantener una distancia mínima de 30 cm en el caso de móviles y tabletas, y 50 cm para ordenadores o videoconsolas; contar con una correcta iluminación en las habitaciones, evitando los reflejos en la pantalla; y aplicar la regla 20-20-20, esto es, descansar 20 segundos cada 20 minutos mirando a 20 pies de distancia (seis metros) o relajar la vista observando objetos lejanos a través de la ventana.

Asimismo, ubicar el dispositivo ligeramente por debajo de la altura de los ojos, mantener una postura correcta mientras se utiliza y ajustar el brillo y el contraste son otras de las medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de sufrir alguna deficiencia refractiva.

La fatiga ocular se manifiesta cuando los ojos realizan un esfuerzo excesivo como consecuencia de actividades que implican ver de cerca durante un largo periodo. Esto se explica porque «la musculatura del ojo se encuentra relajada cuando utilizamos la visión lejana, pero cuando miramos algo de cerca durante mucho tiempo el ojo tiene que realizar un trabajo mayor y la musculatura puede llegar a bloquearse, lo que se conoce como exceso o incluso espasmo de la acomodación», matiza el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral.

Precauciones con las pantallas

Algunos síntomas derivados de un uso prolongado de los dispositivos electrónicos sin mantener la distancia mínima y las medidas adecuadas son visión borrosa transitoria, dificultad de enfoque de distancias, sensibilidad al brillo de la luz, incomodidad ocular, dolor de cabeza y ojos irritados, secos o cansados.

En este sentido, los ópticos-optometristas aconsejan tener en cuenta las propiedades de las pantallas, apostando por aquellas que presentan características menos nocivas para la salud visual. De esta forma se evitará el riesgo de padecer alteraciones como el enrojecimiento o la fotofobia, es decir, la sensibilidad a la luz. Además, existen monitores que ofrecen gráficos con cortes o incorrecciones, por lo que en muchas ocasiones es conveniente cambiar la configuración de la pantalla para adaptar la luz de forma correcta.

Por último, acudir a un establecimiento sanitario de óptica al menos una vez al año ayuda a prevenir problemas visuales. Y es que el profesional óptico-optometrista puede prescribir unas gafas personalizadas según el tipo de dispositivo digital que se utilice y en función de los síntomas que se presenten para evitar que la situación se agrave.

Fuente de la información e imagen:  https://www.abc.es

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