Keyla Isabel Cañizales (*)
La calidad educativa posee una gramática globalizada que traducida a cualquier idioma en el mundo carga, en general, con los mismos imaginarios (Correa, 2012)
Al iniciar un proceso de búsqueda sobre los referenciales teóricos correspondientes a la calidad en educación, comienzan a surgir de diversas fuentes conceptos, ideas y precogniciones en relación al término, los cuales pueden ser asumidos desde posturas que entienden la calidad como: un resultado, un cumplimiento, o un estándar, por mencionar algunos.
En lo que si concuerdan la mayoría de los autores, es que la calidad educativa ha formado parte de las prioridades que deben asumir los sistemas educativos a nivel mundial, como una forma de contribuir al desarrollo económico y social de los países. No existen conceptos absolutos cuando se habla de calidad educativa, la diversidad de perspectivas, ideologías, prácticas e intereses que convergen en el tema, le otorgan un matiz ambiguo y polisémico.
En los discursos de organismos internacionales, en particular el de la UNESCO (2005, 2008, 2010), se recalca que una educación de calidad debe posibilitar mucho más que la adquisición de competencias básicas, debe además ser inclusiva, efectiva y equitativa; en consecuencia debe estar inserta en planes integrales amplios al servicio de la promoción socioeducativa de los grupos excluidos. Al respecto Tünnermann (2002) señala que la calidad educativa toma una importancia sin precedentes dentro de los procesos de globalización y competitividad, al punto que es prioridad su inserción en las agendas educativas de todos los países.
Esa imperiosa necesidad por la calidad educativa, la ha convertido en uno de los conceptos más utilizados en el campo de la educación, lo cual ha conformado un imaginario que en la mayoría de los casos fundamenta y justifica los procesos de reforma, restructuración y cambios que se han realizado en los sistemas educativos.
Un acercamiento al aspecto polisémico de la calidad educativa
Para entender el proceso de adopción del vocablo calidad al ámbito educativo, debemos remontarnos a la teoría organizacional, la cual con su enfoque desde la productividad, establece que la calidad es un mandato. Al respecto Hellriegel afirma que “se tiene puesto el hincapié en la reducción de defectos en los productos en el momento mismo en que se les fabrica” (1998, p.27).
Desde la perspectiva de las normas ISO, la calidad se ha definido como el grado en que un conjunto de características inherentes cumple con unos requisitos (Zúñiga, 2007), este concepto hace referencia de manera implícita al método de comparación, en el cual se confrontan los resultados versus un estándar y desde donde se decide si el mismo cumple o no con los requisitos inherentes al producto o servicio evaluado.
Para la OCDE (1990), la educación de calidad es aquella que asegura a todos los jóvenes la adquisición de los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes necesarias para equiparles para la vida adulta. Esta acepción de calidad establece un condicionamiento asociado con el número de estudiantes que se puedan insertar dentro del sistema educativo, en otras palabras, la distinción de calidad está relacionado con la cobertura escolar.
Algunos autores, han establecido conexiones entre la calidad y la productividad, entre ellos Argüelles, quien afirma que:
La productividad y la calidad se relacionaron principalmente con la racionalización de los recursos humanos y materiales destinados a la producción y, como parte de ese proceso de racionalización, con la capacitación de los recursos humanos del sector industrial. La idea de una educación general clásica comenzó a perder terreno frente a la urgente necesidad de desarrollar un mayor número de habilidades prácticas y de capacitar a las generaciones futuras para los nuevos procesos de producción que estaban poniéndose en práctica. (2001, p.85)
Bajo este contexto Rama (2006), plantea que la calidad es una variable asociada a la competitividad, estándares, desarrollo de saberes y vinculado a la capacidad de un país de insertarse en la sociedad del futuro. Existen otras posturas como la del Centro Interuniversitario de Desarrollo (CINDA), que ha señalado que el concepto de calidad en la educación superior no existe, solo es un término de referencia de carácter comparativo en el cual algo puede ser mejor o peor que otro, dentro de un conjunto de elementos homologables, o en comparación con cierto patrón de referencia previamente determinado (González y Ayarza, 1990)
Es así como la calidad empezó a ser relacionada con conceptos como “reconocimiento, de valor y de excelencia. Motivo por el cual, en todas las utopías contemporáneas se presenta el objetivo de la calidad, como un aspecto relevante, necesario y urgente de incluir” (Marchesi, 1998, p.37).
Los postulados de la OCDE (1990) correspondientes a la calidad educativa, señalan que la misma constituye el horizonte de todas las iniciativas y en consecuencia debe ser el centro de todos los debates de la educación. Para ello plantean los siguientes elementos que deben ser considerados para promover la calidad educativa:
- La descentralización y la autonomía de los centros educativos como estrategia para responder y adaptarse al contexto social.
- La reforma curricular para así, romper con las asimetrías y discriminación entre formación general y profesional, entre objetivos cognitivos y objetivos sociales, mediante un modelo integrador.
- La implementación de la evaluación de la gestión institucional y de sus procesos de enseñanza, que brinde claridad sobre el estado en que se encuentra el sistema educativo. La reforma a la evaluación y a la construcción de indicadores educativos.
- La preocupación por la función docente, como centro de la propuesta de cambio educativo. Su valoración social, su capacitación y actualización.
- Los sistemas de autogestión de los centros educativos encaminados a la eficiencia.
Al hablar de calidad, invariablemente los conceptos estarán girando desde la visión de las teorías organizacionales, pues desde allí fueron construidos. Algo totalmente válido considerando el momento histórico en el cual surgieron, donde era preponderante el hincapié sobre el cumplimiento o no de atributos o estándares a fines de lograr reducir costos. Esta visión cuando la trasladamos a la educación, parece quedarse corta y esto lo evidencia la UNESCO, en una declaración donde señala que “La calidad de la educación aún está definida por circunstancias como el lugar y el medio en que nace un niño, su sexo, los recursos económicos de sus padres, el idioma que habla y el color de su piel” (2010, p.35), este discurso deja entrever que la forma como se estaba enfocando la calidad en la educación no era las más apropiada y que definitivamente es un tema complejo que va más allá de una medición cuantitativa y del cumplimiento o no de un estándar.
Figueroa (2013, p. 8), lo expresa explícitamente cuando asevera que:
La calidad no es un bien que se expresa en la simple medición del cumplimiento de indicadores establecidos. La calidad es una búsqueda permanente por mejorar lo que hacemos, con el convencimiento de que todos podemos aportar con nuestras ideas y nuestro esfuerzo al éxito de la organización.
De igual manera, Días Sobrinho (2006) plantea que la calidad es una construcción social, que varía según los intereses de los grupos de dentro y de fuera de las instituciones. Se concuerda plenamente con la distinción presentada por el autor, debido a que este enfoque permite una apertura que se aleja de la visión netamente medicionista que ha estigmatizado por años el concepto de calidad educativa. La oportunidad de contar con puntos de vistas diferentes desde donde plantear y aproximarse al concepto, permiten el surgimiento de otras formas de mirar y observar, considerando que la educación es un ámbito en el cual confluyen diversos actores sociales es insoslayable que sea tratada en su máxima amplitud e integralidad.
La calidad es un valor que debe definirse dentro del contexto en el que vaya a utilizarse, y en definitiva no es algo absoluto. Tal como señala Edwards “Los significados que se le atribuyen a la calidad de la educación dependerán de la perspectiva social desde la cual se hace, de los sujetos que la enuncian y desde el lugar donde se hace” (1991, p. 15).
Al parecer conocemos la calidad por sus efectos… pero ¿qué sabemos de sus conceptos?
Referencias:
Argüelles, A. (2001), Educación y Capacitación basada en normas de competencia, México, Ed. Limusa.
Correa, C (2012). Fundadores y herederos de la calidad educativa. Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas. Jalisco, México.
Dias Sobrinho, J. (2006) Acreditación de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. En La Educación Superior en el Mundo 2007.Acreditación para la garantía de la calidad: ¿Qué está en juego?, Madrid.Barcelona: Global University Network for Innovation (GUNI/UNESCO,Ediciones Mundi-Prensa.
Edwards, V (1991). El concepto de la calidad de la educación. UNESCO/OREALC. Chile
Figueroa, M. (2013). La calidad de la educación universitaria a distancia mediada por las tecnologías de información y comunicación libres: planteamientos para una resignificación desde la pertinencia y la equidad. XVI Congreso EDUTEC 2013
González, L. E. y Ayarza, H. (1990) Calidad de la docencia universitaria en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: CINDA
Hellriegel, D. (1998). Administración.México: International Thompson Editores
Marchesi, Á. (1998).Calidad de la enseñanza en tiempos de cambio, Madrid, Alianza Editorial
OCDE. (1990). Schools and quality. An international report. Paris: OCDE.
Rama, C (2006). La calidad es el problema fundamental de la educación superior en América Latina. Disponible en: http://claudio-rama.blogspot.com/2006/12/entrevista-la-calidad-es-el-problema.html. Consulta, 10 de octubre 2013
Tünnermann, B. (2002). Tendencias contemporáneas en la transformación de la educación superior. Ed. Nosotros, Instituto Martín Luther King, UPOLI. Managua.
UNESCO (2005): Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2005.
UNESCO (2008): Conclusiones y Recomendaciones de la 48ª reunión de la CIE. Disponible en: http://www.ibe.unesco.org/. Consulta junio 2015
UNESCO (2010): Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2010. Resumen Paris.
Zúñiga, M. (2007) Algunas consideraciones sobre el aseguramiento de la calidad. En Ayarza, H., Cortadillas, J., González, L. E., Saavedra, G.(eds.) Acreditación y dirección estratégica para la calidad. Santiago de Chile: CINDA, pp. 65-73.
(*) Keyla Isabel Cañizales
contacto: keylacanizales@gmail.com
La autora forma parte del Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.
El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento de la autora.
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