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Desde Argentina BEC.AR: programa de becas en ciencia y tecnología

América del Sur/Argentina/unr.edu.ar

Es una beca destinada a graduados para una estancia de un máximo de 6 meses en Francia o España en Ciencia y Tecnología.

La Secretaría de Relaciones Internacionales de la UNR informa que está abierta la convocatoria para del programa BEC.AR para realizar estadías cortas de Doctorado y cursos cortos de especialización. Es una beca destinada a graduados para una estancia de un máximo de 6 meses en Francia o España en Ciencia y Tecnología. Los candidatos tienen hasta el 29 de abril de 2019 para postular.

Las áreas prioritarias son las siguientes:

– Ciencias Biotecnologías

– Ciencias Físicas, Matemáticas y Astronómicas

– Ciencias Químicas

–  Ciencias de la Tierra e Hidro-atmosféricas

– Tecnología del Medio Ambiente

– Tecnología Química

– Tecnología Industrial, Energética, de transporte, Minera, Mecánica y de Materiales

– Tecnología Informática, de las Comunicaciones y Electrónica

Más info:

https://www.argentina.gob.ar/estadia-corta-en-ciencia-y-tecnologia-para-profesionales-argentinos-en-la-republica-de-francia-y-elhttps://campusbecar.argentina.edu.ar/http://www.argentine.campusfrance.org/es/actualite/beca-becar-%C2%A1convocatoria-abierta

Fuente: http://notife.com/665485-unr-programa-de-becas-en-ciencia-y-tecnologia/

https://www.unr.edu.ar/noticia/13184/programa-de-becas-en-ciencia-y-tecnologia-francia-espana

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Seis creencias, sin base científica, sobre el uso de la tecnología en niños

Por: Carolina García

Catherine L’Ecuyer, educadora y autora de varios libros, incide en la importancia del control paterno y de la edad de nuestros hijos en esta era de Internet

Según avanza a pies agigantados la tecnología, así lo hacen las recomendaciones de los expertos. Si en 1970 los menores de Estados Unidos tenían su primer contacto con las pantallas a los cuatro años, ahora, casi 50 años después, son los bebés de cuatro meses los que cuentan ya con un amplio abanico de opciones en los dispositivos digitales, como tablets o smartphones. Con esta realidad, la educadora Catherine L’Ecuyer comienza su artículo dentro del Informe elaborado por CERLALC (UNESCO), patrocinado por la Fundación SM y publicado este jueves, titulado Lectura digital en la primera infancia.

En su artículo, El uso de las tecnologías digitales en la primera infancia: entre eslóganes y recomendaciones pediátricas, la también autora de Educar en la realidad,nombra las distintas recomendaciones del uso de las pantallas por edades, concluyendo que lo más aconsejado por los expertos es que “nada de pantallas hasta los dos años y no más de una hora si el menor tiene entre dos y cinco años”. Y cita las razones que les han llevado a tomar esta decisión, entre las que están, que los niños aprenden de las relaciones humanas y de las experiencias reales, no de las pantallas, o el posible retraso del lenguaje en los niños por la sobreexposición. También se señala en el texto que “las recomendaciones de las asociaciones pediátricas -las citadas son la estadounidense y canadiense- no son meramente educativas, sino que son también por salud pública”.

Adicionalmente hacen hincapié en que el uso siempre tiene que estar supervisado por un adulto, de forma que se controle el contenido; que se priorice el material educativo, y que se establezcan rutinas de uso, incidiendo en la importancia de que los padres den ejemplo. L’Ecuyer recalca en varias ocasiones el hecho de que “ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia”. También cita la dicotomía que existe en la mentalidad de los padres, que se extrapola de una forma casi automática a los beneficios y los perjuicios que tiene el uso temprano de las tecnologías.

Mitos sobre el uso de la tecnología en niños

L’Ecuyer rebate los principales mitos sobre el uso de la tecnología en la infancia (la explicación de cada mito está extraída del artículo mencionado).

MITO 1. Para educar en el uso responsable de las tecnologías es preciso introducirlas en la primera infancia: «Ante una pantalla, explica L’Ecuyer, el locus (o lugar) de control del niño pequeño es externo, no interno, pues lo que ocurre no es atención sostenible, sino fascinación ante estímulos frecuentes e intermitentes”. Por tanto, no tiene sentido introducir la tecnología en la vida de un niño que aún no tiene consolidadas las funciones ejecutivas, por lo que requerirle control podría ser algo parecido a pedirle que beba de una boca de incendio sin salpicarse, según incide la experta. En este sentido, “seria lo que equivalente a esperar que haga algo que es imposible, traicionando el sentido mismo de la libertad», expone la experta.

MITO 2. Por ser nativos digitales, nuestros hijos tienen más facilidad para relacionarse en el mundo digital. El término nativo digital describe a aquella persona que, por haber nacido en la era digital, está acostumbrado a recibir y procesar la información de una forma que no puede hacerlo el que nació antes de esa era (el inmigrante digital). Según esta “hipótesis”, los primeros tendrían ventajas cognitivas que afectan positivamente a su aprendizaje. Por ejemplo, con relación a la multitarea tecnológica. L´Ecuyer explica que «a pesar de su popularidad, este concepto no tiene base y los estudios consideran que está sobrevalorado». Si bien reconoce que los jóvenes demuestran una gran familiaridad y agilidad técnica con las tecnologías. Un estudio realizado sobre La Generación Google, publicado en 2011 por un grupo de académicos, considera que nuestros jóvenes dependen demasiado de los motores de búsqueda y carecen de las competencias críticas y analíticas para poder entender el valor y la originalidad de la información en la web. El informe concluye que la llamada Generación Google no alcanza el nivel de alfabetización digital que se le atribuye.

MITO 3. Es clave que haya un acceso universal a la tecnología: Durante mucho tiempo, el argumento de la brecha digital ha servido de sustento para fundamentar decisiones sociales, políticas y educativas a favor de un acceso universal a la tecnología tanto en países en desarrollo, como en colectivos socioeconómicamente desfavorecidos. Se daba por hecho que el acceso a Internet reduciría la brecha social entre los estudiantes. Sin embargo, L’Ecuyer cita estudios que indican que, si bien es cierto que el acceso a la tecnología es menor en las familias desfavorecidas, estas tienen un consumo más abusivo de la misma. Por ejemplo, un informe realizado por la Kaiser Family Fundation indica que esos colectivos, aunque tienen menos acceso a la tecnología, la acaban usando más (13 horas diarias) que el resto de los alumnos (unas 8 horas diarias). Por lo tanto, según la autora, «el acceso a la tecnología no reduciría, sino al contrario, podría contribuir a aumentar la brecha socioeconómica”. Por lo tanto, podemos hablar de una “nueva brecha que existiría entre, por un lado las familias que son conscientes de la necesidad de limitar el tiempo de uso de las nuevas tecnologías y capaces de hacerlo, y, por otro lado, las que no».

MITO 4. La lectoescritura digital da mejores o iguales resultados que la lectoescritura en papel. La escritura a mano es clave para el aprendizaje de la lectura. L’Ecuyer cita estudios que confirman que los movimientos específicos realizados en la escritura a mano permiten reconocer visualmente las letras mejor que haciéndolo en el teclado, así como otros que demuestran que la comprensión es mejor en el soporte papel. «Aunque hay un estudio de 2019 que contradice esos resultados», reconoce L’Ecuyer. Así que el debate sobre la cuestión del formato de la comprensión lectora sigue abierto.

MITO 5. La tecnología no es buena ni mala, depende de cómo se usa.Marshall McLuhan dijo que la postura de la neutralidad respecto a la tecnología es la del adormecido idiota tecnológico. «Nos guste o no», dice la autora, «la tecnología tiene efectos que no podemos obviar sobre el aprendizaje de nuestros hijos y alumnos». «La tecnología no puede ser neutra en la infancia porque se trata de una etapa delicada durante la cual el niño está en un momento crítico de su desarrollo. Así pues, su uso tendrá sus efectos y sus riesgos, al margen de lo que pretendemos conseguir con ella”. Una de las razones que cita la autora es lo conocido en la literatura pediátrica como el efecto desplazamiento, que significa que «mientras un niño está delante de una pantalla, está perdiéndose otras actividades que contribuyen a su buen desarrollo, como la interacción de calidad con su principal cuidador, el juego creativo o la lectura».

MITO 6. La tecnología está aquí para quedarse de modo que es inútil retrasar su introducción. “En realidad, si existe algo que no está aquí para quedarse”, explica L’Ecuyer, «es precisamente la tecnología». Según la experta, «sabemos que los dispositivos tecnológicos que usamos a diario tienen un ciclo de vida cada vez más corto, debido a la obsolescencia tecnológica relacionada con los cambios acelerados. Esto lleva al comprador a tener el deseo de algo más nuevo, mejor y antes de lo que es necesario. Si miramos atrás, nos daremos cuenta de que no hay nada más efímero que una innovación tecnológica, desde el VHS, por ejemplo, hasta todo lo que hay hoy. Todo ha ido surgiendo muy deprisa». «El uso o el mal uso de la tecnología es un tema de salud pública», prosigue, «por lo que la actitud lógica debe ser la prudencia y la precaución. No sería razonable exigir la prueba del daño mientras se está experimentando con el niño, la prueba siempre llegará tarde, cuando el posible daño esté hecho y cuando ya surjan nuevas innovaciones que sustituyan a las anteriores y cuyos efectos tardarán también años en probarse», añade.

La autora concluye: “Es clave que las decisiones de los padres y de los otros educadores en ese ámbito estén informadas por las recomendaciones pediátricas y por la aplicación del perenne principio de precaución. Es clave que esa información se divulgue correctamente y que las empresas tecnológicas no contribuyan a la difusión de eslóganes tecnológicos que pueden distorsionar la efectividad de la mediación parental”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/04/03/mamas_papas/1554299919_007200.html

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A debate la educación superior y la ciencia en México: recuperar preguntas clave

Por: Pluma Invitada

Buendía, E. Angélica; García, S. Susana; Landesmann, Monique; Rodríguez, Roberto; Rondero, Norma; Rueda, Mario; Vera, Héctor.

En el marco del diseño de las políticas públicas del actual gobierno para orientar el rumbo de la educación superior y la ciencia en México, nos sumamos a la discusión sobre cuáles son los cambios necesarios en este sexenio, mismos que permitan avanzar hacia una política de Estado. Particularmente, cuando están en el centro del debate cuestiones tan relevantes como la autonomía, el financiamiento, la cobertura, la legislación, la reorganización de instituciones, los perfiles de los nuevos funcionarios y los ingresos y prestaciones de los académicos.

Como investigadores de temas educativos, consideramos que el debate debería atender las grandes preguntas de una política educativa: ¿Qué educación superior queremos y necesitamos?, ¿Cuáles son las acciones prioritarias que conducirán el desarrollo sostenido en los aspectos académico, profesional, científico y laboral? y ¿Qué debe permanecer, cambiarse o eliminarse de las políticas que han orientado la educación superior del país, durante los últimos treinta años?

Nos interesa aportar algunas ideas para discutir y responder a las interrogantes centrales del actual debate, y contribuir a la construcción del Plan Sectorial 2018-2024 para la Educación Superior. Resultado de nuestras investigaciones de larga data, hemos señalado la necesidad de introducir cambios profundos en el orden administrativo, académico y laboral vigente en nuestras instituciones, producto en gran medida de las políticas implementadas desde 1982 (Buendía et al., 2017). Nos inquietan dos problemas en particular: las políticas de homogeneización y las de austeridad.

Atender la diversidad.

En la mayor parte de los argumentos dados a conocer en este inicio de sexenio nuevamente se proponen políticas homogéneas para un sistema caracterizado por su gran diversidad y heterogeneidad. Nos preocupa porque es un camino ya recorrido que no ha producido cambios significativos.

Está demostrado que la omisión de la diversidad y heterogeneidad del campo educativo y científico es uno de los principales obstáculos para el cambio institucional porque provoca una competencia desleal por los recursos económicos y simbólicos; produce y reproduce brechas de desigualdad entre las instituciones; y promueve una homogeneización forzada tras el espejo de instituciones referentes como las federales o las estatales más consolidadas. Adicionalmente, instituye una polarización estéril entre funciones académicas (docencia/investigación/ difusión/transferencia) y entre campos disciplinarios y orientaciones científicas (ciencias/humanidades, investigación básica/aplicada/desarrollo tecnológico), trabajos todos diferentes e igualmente necesarios.

Es imprescindible que la política contemple que el campo de la educación superior y la investigación científica es diverso, porque en él participan una importante variedad de subsectores públicos, como el Sistema de Centros de Investigación Conacyt; instituciones de educación superior federales, estatales, tecnológicas, politécnicas e interculturales; normales; Institutos Nacionales de Investigación y las instituciones de educación superior que integran el sector privado. Todas ellas organizaciones que cumplen diferentes funciones de investigación y/o docencia en campos disciplinarios específicos, imparten y/o contribuyen en la formación de profesionales en distintos niveles de enseñanza y ofrecen diversas opciones curriculares. También  difieren en el tamaño y origen sociocultural de su población estudiantil y en la composición de su planta académica, en relación con tipos de nombramiento, tiempos de contratación, montos de salarios, estímulos y formas de evaluación; operan bajo diferentes modalidades de organización académica, de gobierno y representación gremial o sindical, con pesos relativos distintos en la negociación y definición de las condiciones laborales y sus regulaciones normativas; y mantienen relaciones diversas con el gobierno y su enclave geográfico.

Este campo no sólo es diverso, también es heterogéneoEn dicha diversidad se articulan instituciones que son producto de historias particulares, tienen diferentes grados de desarrollo, de antigüedad y condiciones de existencia. Sin embargo, en virtud de una visión y gestión adversa de las diferencias, dicha heterogeneidad devino en desigualdad. Cada institución tiene problemas específicos que deben atenderse desde su particularidad. Mantener políticas homogeneizadoras es equivalente a dar el mismo remedio para todas las enfermedades.  La meta debe ser reducir condiciones vulnerables y promover la equidad entre instituciones, académicos y en la oferta de la formación para los estudiantes. Dicha meta definiría las necesidades prioritarias y permitiría revalorar la riqueza inherente a la propia diversidad.

“Hacer más con menos”?

Un eje central del actual discurso político oficial se basa en el principio de “hacer más con menos”, lo que preocupa porque se centra en la reducción de salarios y prestaciones, que son considerados como privilegios y no como derechos. Esta postura también es cuestionable porque desconoce las condiciones laborales y académicas en las que los profesores e investigadores de cada institución desarrollan las tareas fundamentales de formar estudiantes, producir conocimiento y difundir la cultura.

La política de austeridad hacia las instituciones de educación superior es bienvenida si se enfoca en: 1) eliminar gastos que no sean prioritarios para el desarrollo de sus funciones sustantivas; 2) reducir los ingresos de las autoridades unipersonales y de la alta burocracia que perciban cantidades muy superiores a otros sectores académicos y administrativos; 3) lograr una proporción adecuada de personal entre funcionarios, personal de base y de confianza, pertinente para el desarrollo de las funciones académicas.

No se trata de hacer más con menos, sino de hacer lo que haga falta y contar con los recursos necesarios para hacerlo bien. El problema de fondo de las instituciones de educación superior no es la presencia de privilegios —que ciertamente existen para un grupo minoritario—, sino el agotamiento del modelo de desarrollo vigente en el campo educativo y científico, que produjo una extrema diferenciación económica y simbólica entre los académicos, y por ende una inequitativa distribución de condiciones propicias para el desarrollo de las diversas trayectorias académicas y laborales.

Resolver estos problemas estructurales no se conseguirá desmantelando las condiciones laborales de un grupo minoritario de académicos, sino mejorando las de todos aquellos que no cuentan con los medios para asegurar condiciones de vida digna y ambientes para desarrollar una trayectoria académica fructífera. Se trata de ubicar a todos en las mejores circunstancias posibles para hacer viable la realización de sus recorridos profesionales y para el cumplimiento de las tareas sustantivas en función del tipo institucional de que se trate.

Lo que hoy nos debería ocupar y ser motivo de una reflexión colegiada, incluyente, comprometida y entusiasta, son los problemas, reflejo del agotamiento del modelo aún vigente.

En torno a las instituciones, dichos problemas son:

  • El deterioro de la autonomía de las instituciones, en función de la sobre regulación gubernamental a través de los mecanismos de evaluación del desempeño institucional y de las personas, la acreditación de programas y las auditorías externas guiadas por criterios inadecuados para la actividad académica. Dichos mecanismos constituyen un esquema recurrente de intervención indirecta y de vigilancia de procesos propios de las instituciones, que han propiciado la adopción y la adaptación institucional a políticas guiadas por el mercado y por organismos internacionales (OCDE, FMI, BM).
  • Los esquemas de financiamiento ordinario, que reducen año con año las posibilidades reales de crecimiento, inversión, mantenimiento, operación cotidiana de las instituciones y los gastos corrientes para docencia, investigación y difusión. Los presupuestos institucionales de los años recientes, apenas cubren, en el mejor de los casos, el incremento inflacionario.
  • La excesiva burocratización y la opacidad de los mecanismos y criterios de dotación de recursos extraordinarios, como el destinado a programas de posgrado y proyectos de investigación supeditados a fórmulas y cuotas establecidas por Conacyt. Así como los programas especiales a concurso para atender necesidades de infraestructura, equipamiento y mantenimiento, entre otros.
  • La escasez de plazas, impuesta por la Secretaría de Hacienda, que dificulta la incorporación de académicos jóvenes y altamente calificados, y los somete en su mayoría a formas de contratación precarias.

En torno a las condiciones de los académicos, podemos mencionar los siguientes problemas:

  • El deterioro crónico del salario base y la existencia inalterada e inalterable del tope salarial —impuesto también desde la Secretaría de Hacienda—, vigente desde hace más de tres décadas, que agudiza la diferenciación y la segmentación entre sectores académicos, traducida en una brecha salarial y de ingresos totales entre distintos tipos de institución y entre profesores con diferentes modalidades de contratación.
  • El modelo de evaluación académica que, fundado en el recuento curricular de productos terminados, desvirtuó la función académica de la evaluación y se convirtió en el único medio de obtener ingresos adicionales que compensen los bajos salarios, constituyéndose en un medio de distribución totalmente inequitativo. Los académicos que pueden acceder a dichas compensaciones son un mínimo porcentaje de profesores e investigadores de tiempo completo, y dentro de ese mínimo porcentaje, son notorias las diferencias en el monto de los estímulos.
  • Las condiciones laborales y académicas de los profesores de asignatura y tiempo parcial que carecen de estabilidad laboral y salarial y, en su mayoría, son excluidos de los programas de estímulos, a pesar de que constituyen la base de la atención docente a estudiantes de licenciatura.
  • Las condiciones adversas para la jubilación que postergan en forma indefinida el retiro de la generación que debería pasar la estafeta, y provocan un cuello de botella que dificulta la incorporación de personal académico más joven.

A manera de conclusión, proponemos:

Reforzar y ejercer la autonomía institucional rompiendo la supeditación de lo académico-científico a los dictados de lo político.

Lograr el compromiso del gobierno con una política de financiamiento sostenida y multianual, con la participación responsable en la definición y ejercicio del presupuesto, de autoridades educativas y hacendarias en los órdenes federal y local, autoridades de las instituciones de educación superior, académicos y organizaciones sindicales.

Asegurar la correspondencia entre presupuesto y crecimiento de la matrícula; la equidad en la asignación presupuestal entre instituciones; la definición de los mecanismos que garanticen la aportación de los gobiernos estatales, cuando corresponda; revisar los mecanismos pautados bilateralmente en esquemas de jubilación y otras prestaciones. En suma, evitar los déficits presupuestales que ponen en riesgo la operación cotidiana y las actividades sustantivas.

Garantizar la existencia de las plazas académicas necesarias para cubrir las metas de crecimiento institucional.

Establecer los cambios necesarios en las formas de contratación y las condiciones de trabajo de los profesores de asignatura y de tiempo parcial. Aplicar una política general en una población desigual, perjudica más a los que tienen menos y pone en riesgo los avances de quienes han logrado consolidar una trayectoria.

Considerar la recuperación de un salario digno, de tal manera que constituya un justo reconocimiento del trabajo académico, al mismo tiempo que se revisan los programas de estímulos para separar la evaluación académica de la distribución de ingresos económicos, sin precarizar las condiciones de trabajo de los académicos.

Generar posibilidades para un recambio generacional garantizando esquemas de retiro y jubilación dignos.

Finalmente, estamos convencidos que las políticas en el sector educativo del nivel superior y en el de ciencia, innovación y tecnología, deberán derivarse de la definición colegiada de las grandes líneas de un proyecto educativo, científico y cultural nacional incluyente, que asegure la libertad de cátedra y de investigación, y el derecho a la educación. Adicionalmente, coincidimos en reforzar el compromiso con el uso óptimo de los recursos públicos asignados a las instituciones. Estos deben ser destinados a la buena marcha de las actividades docentes, de investigación y de difusión; sin escatimar la aplicación de medidas más contundentes para la transparencia y la rendición de cuentas de todos los actores involucrados en el ejercicio presupuestal: autoridades, sindicatos y académicos.

Por lo expresado hasta aquí, consideramos que centrar la reflexión colegiada en la conveniencia de cambiar las leyes de ciencia y tecnología o ampliar la cobertura de la educación superior, es reducir y fragmentar los problemas que requieren ser atendidos. Los cambios legislativos y el establecimiento de metas deberían ser una consecuencia y no el impulso inicial de las transformaciones necesarias y pendientes.

Referencia

Buendía, Angélica, Susana García Salord, Rocío Grediaga, Monique Landesman, Roberto Rodríguez-Gómez, Norma Rondero, Mario Rueda y Héctor Vera, “Queríamos evaluar y terminamos contando: alternativas para la valoración del trabajo académico”. Perfiles Educativos, vol. 39, núm. 157, 2017, pp. 200-219. http://perfileseducativos.unam.mx/iisue_pe/index.php/perfiles/article/view/58464/51367

Fuente: http://www.educacionfutura.org/a-debate-la-educacion-superior-y-la-ciencia-en-mexico-recuperar-preguntas-clave/

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“Lo más importante es empoderar a las mujeres del pueblo” Bahijjahtu Abubakar

África/21 Marzo 2019/Fuente: El país

Abubakar combate el cambio climático en Nigeria. Remadna lucha contra la radicalización en París. Ambas participan en un encuentro de grandes mujeres en Segovia

Bahijjahtu Abubakar, experta en desarrollar respuestas para mitigar los efectos del cambio climático con perspectiva de género, celebra que cientos de miles de jóvenes de todo el mundo salieran esta semana a la calle contra el cambio climático. Lo cuenta este sábado antes de intervenir en el IX Encuentro Mujeres que Transforman el Mundo, organizado por el Ayuntamiento de Segovia, donde participan activistas y defensoras de los derechos humanos, el medio ambiente o la paz.

Abubakar es la fundadora de Ruwes (Seguridad Energética de las Mujeres Rurales, en sus siglas en inglés), una iniciativa que nace de la necesidad de salvar vidas y la tierra y mejorar la economía erradicando la pobreza energética entre las mujeres de poblaciones rurales del África subsahariana. Ella considera que “hay esperanza” para frenar el cambio climático y defiende que el futuro debe estar en las manos de las mujeres. Está convencida de que los hombres africanos van a sumarse a las mujeres en esta lucha por el medioambiente. Según cuenta, los varones han visto que ellas reciben dinero e incentivos financieros que les permiten acceder a hornos ecológicos que evitan la contaminación y los problemas de salud que les provocan los humos.

Con Ruwes ha emprendido una cruzada de la que se han beneficiado ya más de 300.000 mujeres de dos millones registradas. Abubakar asegura que las nigerianas cocinan tres veces al día en un espacio cerrado. Además, la tala de árboles para obtener leña está haciendo aumentar la desertificación unos 0,6 kilómetros al año. “Estas mujeres tienen que ir cada vez más lejos a sacar leña y, cuando salen, las violan en el trayecto. No se puede decir nada, no hay costumbre en África de hablar de estas cosas, no se puede imaginar uno la vida que llevan, van a por leña, las violan y vuelven a la cocina e inhalan humo como si se fumaran 20 paquetes de cigarrillos (…) Además, cuando tienen un bebé lo atan a la espalda y el niño inhala lo mismo, también sufre el feto cuando están embarazadas, porque afecta al desarrollo del cerebro”.

Abubakar también coordina el Programa de Energías Renovables del Ministerio Federal de Medio Ambiente en Nigeria. Y empezó a promocionar la creación de centros para formar a las mujeres en el montaje de hornos ecológicos, tras acudir a India a conocer esta tecnología, que también supone una manera de economizar la madera porque se necesita quemar menos cantidad.

Luego existen otros hornos, con tecnología más avanzada, que incluso incorporan una tarjeta sim (tarjeta inteligente como la que llevan los móviles) para transmitir los datos de las horas que cocinan. Bahijjahtu Abubakar sostiene que se instalan gracias a donaciones y al acuerdo con una empresa estadounidense, aparte de beneficiarse de parte de lo recaudado con las multas que se imponen a los países desarrollados que más contaminan, como fija el Acuerdo de París. Estas instalaciones necesitan poca madera y se pueden alimentar de residuos de agricultura o de papel compactado reciclado que, en muchos casos, les facilitan las embajadas, una práctica que inició la de Estados Unidos en Abuya. Lo que no emplean en la cocina lo venden en el mercado.

Cuando se le pregunta cómo reciben en su país el trabajo que realiza, después de aclarar que como mujer ha trabajado mucho por estimular el interés sobre este problema que afecta a la salud del ser humano, afirma en tono jocoso: “Algunos quieren fusilarme”.“Las mujeres me adoran. He tenido invitaciones para salir de Nigeria y convertirme en CEO de una organización internacional, pero no quiero abandonarles, la gente confía en mi porque he entrado en sus cocinas para explicar el problema, han aprendido cómo montar los hornos, junto con sus hijas. Lo más importante es empoderar a la mujer del pueblo con información, financiación y tecnología”.

Madres contra la radicalización

Nadia Remadna es una activista de familia argelina, madre de cuatro hijos. En 2014 fundó La Brigade des Mères (La Brigada de las Madres), una asociación para proteger a jóvenes de entornos radicalizados, contra el fracaso escolar y la violencia doméstica. También ha participado en el encuentro en la antigua cárcel de Segovia convertida en centro de creación.

Nadia Remadna, este sábado en Segovia.
Nadia Remadna, este sábado en Segovia. AURELIO MARTÍN

Relata su experiencia en el distrito 93 de Seine-Saint Denis, de París, donde el ISIS recluta a sus miembros entre hijos de emigrantes árabes. “La situación en algunos barrios de la periferia es muy difícil, no hay que tomárselo a la ligera. Hay muchos jóvenes que se han ido a Siria, muchos convertidos, y cada vez se ven más niñas con velos. Pero los políticos no intervienen, actúan por intereses electorales y financieros. En Francia no sabemos manejar la urgencia, hay una gran cobardía política. Al principio pensaban que iban a ir unos cuantos [jóvenes] a hacer la guerra a Siria, pero ahora nos encontramos con el problema de los que quieren volver y los que se han radicalizado quedándose en Francia”.

Remadna defiende que el papel de la mujer es fundamental para evitar la radicalización “porque es la primera víctima, la protectora de sus hijos. Pero hay muchas que tienen miedo de hablar, hay una gran presión familiar y social”. Reclama que se una más gente a la causa y lamenta: “Solas no podemos, el problema es que tenemos una política enfrente que no se mueve. En Francia nos gusta mucho dar lecciones, pero no tenemos más remedio que luchar contra ello [la radicalización] porque depende el futuro de nuestros hijos y nietos”.

En el Encuentro de Mujeres que Transforman el Mundo también han intervenido la rusa Svetlana Gánnushkina, varias veces candidata al Nobel de la Paz, luchadora contra la xenofobia y la intolerancia; Carmen Avendaño, una madre coraje española que se levantó contra los narcos que robaban las vidas de sus hijos en los pasados años ochenta y noventa; Mayerlis Angarita, activista por la paz en Colombia, o las veteranas reporteras Rosa María Calaf y Carmen Sarmiento.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/sociedad/imagenes/2019/03/16/actualidad/1552761177_116342_1552766864_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/03/16/actualidad/1552761177_116342.html

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Libro: Inclusión del análisis de género en la ciencia (PDF)

Autoras o Coordinadoras: Norma Blazquez Graf y Ana Celia Chapa Romero (coordinadoras)

Año: 2018

Colecciones Alternativas

Páginas: 188 pp

País: México

ISBN: 978-607-30-1234-8

Sinopsis: Los estudios de ciencia y género han cuestionado y demostrado ausencias, silencios y distorsiones en el conocimiento que surge de evidencias basadas sólo en una porción de la población humana, mostrando que es errónea la equivalencia humano-masculino como supuesto básico del conocimiento científico. La inclusión del análisis de sexo y género en la ciencia, permite desarrollar una idea del mundo que toma en cuenta a las mujeres y al hacerlo corrige las distorsiones, sesgos y explicaciones erróneas que se elaboran en los diversos campos del conocimiento. Se cuestiona lo aceptado ampliamente y se desarrollan alternativas correctivas mediante un gran repertorio de herramientas de análisis y técnicas de investigación que señalan y corrigen representaciones inadecuadas, argumentos fallidos, prejuicios, distorsiones y desinformación en conceptos, teorías y métodos de investigación. Los textos que constituyen este libro, son resultado del trabajo desarrollado dentro de los grupos de investigación de la Red Mexicana de Ciencia, Tecnología y Género. Se trata de una selección de investigaciones realizadas en el país, en las que se muestran los efectos positivos de la inclusión del análisis de género en diversas áreas de la ciencia y la tecnología, como la salud, la educación, las matemáticas, las tecnologías reproductivas y de comunicación, la sustentabilidad, el agua y la seguridad alimentaria

Descargar aquí: http://computo.ceiich.unam.mx/webceiich/docs/libro/inclusion.pdf

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UNESCO: Participantes en conferencia mundial sobre la Inteligencia Artificial abogan por una gobernanza que respete los derechos

07 Marzo 2019/UNESCO

Los participantes en la conferencia “Principios para la Inteligencia Artificial: ¿hacia un enfoque humanístico?”, celebrada el 4 de marzo en la Sede de la UNESCO abogaron de manera consensuada por una gobernanza de la misma centrada en el elemento humano.

“Los desafíos que plantea la inteligencia artificial no son tecnológicos, conciernen a nuestra propia humanidad; son dilemas científicos, políticos, filosóficos y éticos”, declaró Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, en la inauguración del encuentro.

“Ha llegado el momento de definir principios éticos para enmarcar esta disrupción técnica y asegurarnos de que la inteligencia artificial esté al servicio de intereses colectivos y repose en valores humanistas”, añadió.

Al referirse al trabajo de la UNESCO sobre la Inteligencia Artificial, la Directora General anunció: “Ahora podremos trabajar sobre la base del primer informe de la Comisión Mundial de Ética y Conocimientos Científicos (COMEST). Este nuevo informe, dedicado a la inteligencia artificial, proporcionará sin duda un apoyo científico importante a la reflexión y las iniciativas de los Estados Miembros”.*

Ángel Gurría, Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) mencionó la necesidad de cooperar para que la inteligencia artificial sea un vector de crecimiento integrador y sostenible: “Tenemos que hacer esto bien, porque la inteligencia artificial despierta optimismo, pero también ansiedad y preocupaciones de carácter ético”, declaró.

Ángel Gurría abogó también por aunar esfuerzos con la UNESCO para “lograr una inteligencia artificial menos artificial y más inteligente”.

A lo largo del día, profesores universitarios, representantes de organizaciones intergubernamentales, ministros, representantes del sector privado, de la comunidad tecnológica, de la prensa y de la sociedad civil coincidieron también en la necesidad de desarrollar principios éticos para gobernar la inteligencia artificial que sean transparentes y responsables. También subrayaron la necesidad de contar con datos libres de acceso que respeten la privacidad. Dichos datos –mucho más detallados que la información que tradicionalmente recogen los servicios públicos–  son de gran importancia, ya que informan sobre predicciones y decisiones que ya permiten a la inteligencia artificial contribuir a la curación de enfermedades, la gestión de los recursos hídricos y el planeamiento agrícola, por ejemplo.

Pero los datos no son neutros: algunos especialistas destacaron que lograr que la tecnología sirva a la humanidad requiere de datos verdaderamente representativos e inclusivos, lo que plantea más de un problema, dado que la mitad de la humanidad sigue sin estar conectada a Internet.

Cédric Villani, ganador de la medalla Fields de Matemáticas y diputado francés, habló de la necesidad de preservar la soberanía humana frente a los algoritmos y de la soberanía geopolítica frente a la competición actual por desarrollar la inteligencia artificial. Para Villani, “el peligro somos nosotros, si no logramos vencer” y lograr que la inteligencia artificial esté al servicio de metas humanas.

Bunmi Banjo, directora de la empresa Kuvora Inc., advirtió que no debemos caer en la trampa de la eficiencia a cualquier precio sin considerar lo que es justo y equitativo, ya que las decisiones que se tomen hoy afectarán a la humanidad en las próximas décadas.

Otros oradores señalaron la lentitud de la regulación internacional, que históricamente ha ido por detrás de la innovación tecnológica en lugar de anticiparse a ella, que es lo que ahora se requiere en lo que respecta a la IA.

Al tiempo que todos los oradores destacaban la necesidad de desarrollar principios para la inteligencia artificial, Fabrizio Hochschild Drummond, Subsecretario General de Coordinación Estratégica de la Oficina Ejecutiva del Secretario General de las Naciones Unidas, advirtió que “la actual preferencia por los acuerdos internacionales no vinculantes, parte del cambio de la cooperación a la competencia, está haciendo que los tratados no vinculantes sean mucho más atractivos. Pero no podemos confiar en que todos sean buenos. […] Si dejamos que la mano invisible del mercado opere libremente, obtendremos aplicaciones útiles, pero nuestra privacidad se verá erosionada y las desigualdades crecerán, contribuyendo a la polarización de nuestras sociedades”.

Esta conferencia forma parte de una serie de eventos de la UNESCO sobre la IA, tras el debate sobre la ética de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, Futuros tecnológicos: ¿Esperanza o miedo? (22 de enero), y el Foro sobre Inteligencia Artificial en África (12 y 13 de diciembre de 2018). En mayo, la UNESCO organizará otro gran evento sobre la Inteligencia Artificial en la educación para examinar prácticas innovadoras en este ámbito. La conferencia tendrá lugar del 16 al 18 de mayo en Beijing, con apoyo del gobierno de la República Popular de China.

Fuente: https://es.unesco.org/news/participantes-conferencia-mundial-inteligencia-artificial-abogan-gobernanza-que-respete

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Miedo no, pero preocupación sí

Por: Juana M. Sancho

No le tengo miedo al móvil, va a estar ahí y vamos a tener que vivir con él, aprovechando todo lo que nos pueda aportar. Pero como educadora e investigadora me preocupa su impacto, por lo que entiendo que nuestra misión es investigarlo y garantizar que no acabe siendo un caballo de Troya.

Tal como he comentado en columnas anteriores, comencé mi colaboración en El Diario de la Educación, con una la columna El parlamento de las cosas. Cuando decidí titularla así, creo que casi pensaba más en el sentido de mis contribuciones que en el de una sola columna. Es algo que he vuelto a pensar tras visitar el Mobile Wolrd Congress (MWC) 2019, celebrado del Barcelona del 25 al 28 de febrero y, en particular, asistir al encentro “mSchools Changing Education Together and Mobile Learning Awards”.

Llevo muchos años dedicándome al campo de las tecnologías de la educación y desde que participé en el primer programa de informática educativa puesto en práctica en este país (Centro de Estudios de Informática Educativa y Profesional, CRIEP), he defendido la idea de que nuestra misión como educadores e investigadores, no es la de ser meros comerciales (gratuitos) de las compañías tecnológicas, sino educadores con criterio capaces de valorar los pros y contras de cada desarrollo industrial. Para mí la “tecnología”, en este caso digital, no es solo para aplicar sino y, sobre todo, para pensar. Y es evidente que para pensar necesito conocer y en el proceso utilizo distintas aplicaciones tecnológicas. Que, además, he de conocer en profundidad si quiero emitir un post-juicio y no un pre-juicio. Pero, sobre todo, quisiera poder pensar y decidir (aunque parezca una utopía), el tipo de “herramientas”, de desarrollos tecnológicos, que necesitamos para el tipo de educación y sociedad que quisiéramos contribuir a construir.

Desde esta perspectiva, el MWC me ha permitido un año más (ver mi columna del año pasado) plantearme una serie de preguntas sobre si los desarrollos presentados contribuyen al tipo de sociedad que muchos quisiéramos: más acogedora, amable, justa y cuidadosa, para todos los seres humanos y todos los habitantes del planeta. Y los siento, pero, una vez más, me tuve que contestar que no. La gran protagonista ha sido la conexión 5G, que se presenta como capaz de alojar hasta mil veces más dispositivos de los que hay en la actualidad y ser hasta 10 veces más rápida. Una actuación estrella fue el desarrollo de una operación quirúrgica a distancia con una extraordinaria precisión de movimientos. Y yo que siempre miro el “fuera de campo” pensaba: “Me parece genial, estupendo que una persona o varias se puedan beneficiar de semejante aplicación, pero ¿y los millones de personas que no tienen acceso a atención médica primaria y menos a operaciones quirúrgicas? ¿Por qué no desarrollar tecnologías para que todos los seres humanos tengamos acceso a los servicios de salud, educación, agua potable, instalaciones sanitarias…?”. Sí, ya sé, se trata de los pobres, ahí no hay glamour, pero es el tipo de mundo que a mí me gustaría contribuir a construir.

Preguntas parecidas me sugirieron las luchas de los gigantes de telefonía móvil por desarrollar el aparato más flexible, potente, con más aplicaciones… Para asegurarse de que seguimos comprando sin parar, sin preguntarnos si realmente lo necesitamos, de dónde salen las materias primas y a dónde va la basura que generan. Lo mismo pensé de los drones, los coches autónomos, etc. En definitiva, un buen negocio para unos pocos. ¿Un buen negocio para la humanidad?

El segundo bloque de cuestiones me lo planteó el encuentro “mSchools Changing Education Together” y, en particular, un nuevo proyecto del Departament d’Educació catalán de promover el uso de tecnologías móviles en 100 centros de enseñanza. Al final de la presentación, el consejero de Educación expresó que no les tenía miedo a los móviles y lo repitió varias veces con convicción. Entonces pens: “Yo miedo no les tengo, pero como educadora e investigadora me producen preocupación”. Y me la producen por las muchas facetas que nos ocultan. Por cómo sus aplicaciones desarrolladas mediante tecnologías persuasivas modelan nuestro comportamiento. Por las aplicaciones que, sin apercibirnos, pueden grabar todas las acciones que realizamos poniendo esta información en diferentes manos. Pero, sobre todo, por el impacto que pueden tener en el desarrollo cognitivo y emocional. La sobrexposición a la información está influyendo en nuestra capacidad de concentración y dotación de sentido. La “conectividad inteligente”, publicitada por el MWC, además de aumentar la adicción tecnológica, parece llevarnos a no querer estar en el lugar en que nos encontramos. Estamos en la clase, quedamos con amigos, estamos con nuestra familia y estamos conectados con otras personas y lugares. Pero mi mayor inquietud deriva de una reflexión realizada por una jefa de estudios de una escuela primaria pública de un barrio popular. Comentó que estaban llegando niños y niñas de 3 años con grandes dificultades para hablar, relacionarse y responder a los estímulos del entorno. Su hipótesis era que la sobreexposición a su nueva niñera, la pantalla, les impedía desarrollar un buen número de funciones básicas.

Por todo ello, no le tengo miedo al móvil, va a estar ahí y vamos a tener que vivir con él, aprovechando todo lo que nos pueda aportar. Pero como educadora e investigadora me preocupa su impacto, por lo que entiendo que nuestra misión es investigarlo y garantizar que ni en la clase ni en la vida de niños, niñas y jóvenes (también adultos) acabe siendo un caballo de Troya.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/03/07/miedo-no-pero-preocupacion-si/

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