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Marcial Marín: «La sociedad del siglo XXI precisa de conocimiento y tecnología, pero también de idiomas»

02 Octubre 2016/Fuente y Autor: Ecoaula

El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, ha defendido esta mañana la necesidad de que «nuestros alumnos se desenvuelvan con fluidez, al menos, en dos lenguas extranjeras».

Así lo ha dicho en el acto de bienvenida de 1.500 auxiliares de conversación que se incorporan desde hoy a las aulas de los centros escolares españoles.

Marín ha insistido en que la sociedad actual «necesita de conocimiento, tecnología y, sobre todo, idiomas», ya que no se concibe un futuro para nuestros estudiantes, nuestros profesores y nuestros países, en el que no dediquemos cada vez más esfuerzo a abrirnos a otras formas de entenderse, otras lenguas, otras culturas y otras perspectivas».

El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades ha recordado que los auxiliares de conversación que se incorporan hoy a las aulas españolas trabajarán en escuelas de enseñanza Primaria, Secundaria o de idiomas, «para apoyar a nuestros alumnos con sus competencias comunicativas en la lengua que vais a impartir».

«Vuestro papel en el centro escolar es muy importante. Os vais a convertir en modelos culturales y de uso de vuestra lengua. Seréis los embajadores de vuestro país en vuestras escuelas y en las comunidades en las que vais a vivir», ha dicho.

Marcial Marín les ha recordado a los 1.500 auxiliares de conversación su «importante papel» ya que -ha dicho- «de vosotros va a depender, en gran medida, que nuestros estudiantes aprendan a amar vuestra lengua y vuestra cultura».

«Uno de los factores más fiables para el éxito en la adquisición de segundas lenguas es precisamente el interés y la motivación de los estudiantes. Y ahí tenéis una gran responsabilidad».

Fruto del éxito de este Programa durante sus anteriores ediciones, es por lo que Marín ha asegurado que el Ministerio de Educacion, Cultura y Deporte y las Comunidades Autónomas «se esfuerzan en dedicar cada vez más recursos a este Programa, lo cual permite que se aumente año tras año el número de auxiliares participantes de las distintas lenguas».

Programa de Auxiliares de Conversación

El Programa de Auxiliares de Conversación cumple este año su 80 edición, después de que fuera creado en 1936 mediante Decreto del Ministerio de Instrucción Pública, como así se llamaba entonces el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

En ese momento, el Programa contemplaba el intercambio con el «Board de Educación» de Londres. Por lo tanto, hace ochenta años que llegaron a España los primeros auxiliares de conversación británicos.

El Programa de Auxiliares de Conversación se fundamenta en los convenios o acuerdos bilaterales de cooperación cultural, científica y técnica entre España y Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, China, Estados Unidos, Filipinas, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Malta, Marruecos, Nueva Zelanda, Noruega Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suecia.

Mediante el Programa de Auxiliares de Conversación españoles en el extranjero, se convocan anualmente plazas de auxiliares para las clases de lengua extranjera, por un curso escolar, en centros de enseñanza primaria y secundaria en los países citados para estudiantes de último año, licenciados o maestros españoles de varias especialidades. En reciprocidad, a través del Programa de Auxiliares de Conversación extranjeros en España, se convocan plazas para titulados universitarios en especialidades equivalentes, procedentes de esos países, en centros españoles de enseñanza primaria y secundaria y en escuelas oficiales de idiomas.

La enseñanza de lenguas extranjeras ha ido adquiriendo cada vez más relevancia en el sistema educativo español y se ha ido convirtiendo en uno de los objetivos prioritarios del Ministerio de Educación. Prueba de ello es el importante crecimiento que los Programas de Auxiliares, especialmente el de Auxiliares de Conversación extranjeros en España, han experimentado en los últimos años. Éstos han pasado de 450 en el curso 2000-2001 a 5.300 en 2016-2017. Este importante crecimiento afecta también al número de países participantes, que asciende a 21. En contrapartida, 885 auxiliares de conversación españoles se incorporarán a centros docentes en la mayoría de los países mencionados.

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte financia una ayuda mensual de 700 euros a 1.500 auxiliares extranjeros. El resto -3.502 plazas- son financiados por las Comunidades Autónomas.

Fuente de la reseña: http://ecoaula.eleconomista.es/campus/noticias/7859251/09/16/Marcial-Marin-La-sociedad-del-siglo-XXI-precisa-de-conocimiento-y-tecnologia-pero-tambien-de-idiomas.html

Fuente de la imagen: http://blog.educalab.es/mooc/wp-content/uploads/sites/16/2015/05/robot-507811_1280.jpg

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Nueva Comunicología Latinoamericana

Por: Francisco Sierra Caballero

Hay tiempos que condensan la aceleración de la historia y la viva potencia transformadora de las turbulencias de la naturaleza. Nuestro tiempo, el actual proceso de transición histórica podría decirse que es de este tenor. En CIESPAL, observamos en los últimos años que los cambios tienen lugar con la profundidad y espesor que uno experimenta en la propia vida cotidiana y parece ser que la Academia de algún modo,  si bien tardío, también comienza articular otro sentido de su práctica teórica. A riesgo de equivocarnos, sentimos que algo empieza a moverse en la Comunicología Latinoamericana tan necesitada, tras la contrarrevolución conservadora que asaltó las universidades en los ochenta, de nuevas miradas y un retorno a sus fuentes originales como pensamiento de la liberación. El próximo encuentro de INTERCOM en Sao Paulo es una prueba de ello. La pionera escuela paulistana celebra el 50 Aniversario de la ECA y con ello mi estimado colega Giovandro Marcus Ferreira, responsable de Relaciones Internacionales de Intercom, nos convoca a distinguidos colegas como Jorge González, Raúl Fuentes, Immacolata Vassallo y, desde luego, el propio Marques de Melo, entre otros, a repensar la investigación en comunicación en América Latina.

Que la Comunicología Latinoamericana requiere un giro o ruptura epistemológica es, sin duda, a nuestro modo de ver incuestionable. En el último número de CHASQUI apuntábamos algunas ideas a este respecto que quisiéramos apuntar en esta entrada para anticipar algunos debates en Sao Paulo.

Primero, y antes que nada, a decir de Raúl Fuentes, es preciso reconocer tres obstáculos subjetivos de progreso del pensamiento crítico en América Latina: el dogmatismo, la militancia voluntarista y el enfoque maniqueo de las contradicciones y conflictos de la comunicación moderna. De ahí la pertinencia de una revisión crítica, tanto histórica como cognitiva, en términos metateóricos, del despliegue y desarrollo académico regional. Pero para ello es preciso deconstruir ciertas posiciones de observación y conceptos al uso de la práctica teórica. En un camino de ida y vuelta, de la economía política a la teoría crítica y la estética de la recepción, para volver a la geopolítica de la cultura, el giro decolonial constituye, en este sentido, una exigencia para la COMUNICOLOGÍA DEL SUR. Más aún en un contexto de creciente captura y subsunción del trabajo intelectual. La cultura y el modo de producción del Capitalismo Cognitivo, como explica Jameson, se han fusionado produciendo la subsunción del trabajo académico bajo las exigencias neopragmáticas de circulación y valorización del capital en una suerte de tiempo pseudocíclico y neopositivismo aceptado acríticamente por los trabajadores de la cultura y del conocimiento. A ello ha contribuido significativamente la política científica dominante. Los organismos nacionales e internacionales de ciencia y tecnología imponen el dogma fundamentalista del empirismo abstracto, la razón de la existencia constatada de un orden inmutable al cual están sometidos todos los acontecimientos y al que la academia regional ha terminado, lenta pero paulatinamente, adaptándose de forma acrítica, con perniciosos efectos no solo en las formas y agendas de investigación sino en el propio sentido de la praxis científica. Como decimos, la década perdida y el neoliberalismo no solo incidieron en las políticas económicas y sociales. La restauración conservadora de la era Reagan y el Documento de Santa Fe significó, de facto, un retroceso de los estudios y potencial emancipatorio del pensamiento latinoamericano, traduciéndose en una suerte de colonización interna de modos y visiones de la Universidad y la investigación comunicológica, contraria a la rica tradición de los años setenta.

En este escenario, parece evidente la necesidad de repensar la ruptura o quiebre epistemológico del campo si de verdad se trata, como antaño, de recuperar la función social del intelectual, del comunicólogo, como traductor colectivo que convoca a la comunidad a repensar el papel de la comunicación y las nuevas mediaciones digitales en el escenario de crisis global del capitalismo. El reto no es otro que tratar de ofrecer herramientas de conocimiento y liberación social de acuerdo a la diferencia teórico-metodológica de la escuela crítica en América Latina. Este giro, de lo decolonial, exige, en lógica coherencia, una crítica de la crítica (Rancière dixit), revisando conceptos, triangulando perspectivas teóricas, reconstruyendo las lógicas del sentido y la genealogía moderna de la comunicación regional. Una suerte en fin de economía política del conocimiento comunicológico, entre la sociedad, la cultura y la economía, en la que se logre vislumbrar nuevas miradas potentes en la dialéctica productiva entre tradición y modernidad, en este caso reconociendo la riqueza de los saberes ancestrales.

A partir del reconocimiento de la alteridad, de la diferencia, con Martín Barbero cobra forma, como es sabido, la idea de otra modernidad en América Latina; una modernidad inconclusa, en fin, para la mirada dominante y diferente o novedosa para la mirada alternativa. De acuerdo con Mattelart, esta relación en América Latina ha suscitado interrogantes originales sobre la articulación entre las culturas populares y la producción industrial de cultura. Desde la comprensión de las identidades y sus luchas contra los flujos de la modernidad hasta la comprensión de los usos de lo popular, las complicidades, las apropiaciones y las resistencias de los receptores, en la Escuela Latinoamericana de Comunicación (ELACOM) subyace una teoría que piensa la sociedad latinoamericana, más que desde la deuda o la carencia del desarrollo de la modernidad, desde la diferencia y la diversidad de lo social mediatizado que hoy los estudios sobre la decolonización del saber-poder deben actualizar y trascender con nuevos interrogantes y/o cuestionamientos en la medida que el contexto es otro bien diferente.

La emergencia del movimiento indígena ha transformado políticas y deliberación en las Ciencias Sociales a nivel regional en un momento de crisis de paradigmas y transición. Los casos de Ecuador y Bolivia sobresalen en este contexto de cambios y transformación por el reconocimiento explícito a nivel constitucional de los pueblos originarios al declararse estados plurinacionales. Ahora bien, este es apenas, como señala Boaventura de Sousa Santos, un punto de partida, “una victoria del movimiento social, del movimiento indígena y del movimiento popular” (De Sousa Santos, 2010a: 61).

Más allá del plano normativo, hoy es preciso además la justicia cognitiva global y ello pasa por repensar el estatuto de las ciencias sociales y de la Comunicología en particular. De Freire a Escobar, de Martín Barbero y García Canclini a Dussel y Quijano, y los estudios poscoloniales, pasando por Boaventura de Sousa Santos, la apuesta por la decolonialidad del saber-poder informativo plantea, en este sentido, el reto de reformular las bases del discurso científico comunicacional a partir de una crítica del poder mediador del pensamiento hegemónico angloamericano desde las matrices culturales del paradigma amerindio.

Históricamente, el redescubrimiento de lo propio como empoderamiento del pensamiento y la realidad latinoamericana se ha traducido en la Comunicología latinoamericana en una reivindicación de la diferencia. Pero también en un cuestionamiento y antagonismo de la norma y el pensamiento dominante de la modernización occidental y la ciencia positiva hegemónica en el Norte. En su origen, por ejemplo, la Escuela Crítica Latinoamericana demuestra con su emergencia y potencia crítica deconstructiva que “un pensamiento de fronteras, márgenes (que es donde mejor se ve la gramática del poder); está en las rutas, plazas, pueblos, marchas con las poblaciones y también en los foros, las cumbres, las jornadas de discusión, en las asambleas constituyentes en todos estos vertiginosos años” (De Sousa Santos, 2010b: 5) que cuestionaron la hegemonía angloamericana. Así, por ejemplo, con el movimiento NOMIC y posteriormente la defensa del Informe McBride, América Latina lideraría un debate sobre el acceso a la información y la democratización de la comunicación como componente fundamental de los Derechos Humanos que marcaría un punto de inflexión en las agendas de investigación partiendo de las prácticas negadas de la comunicación comunitaria y el derecho de acceso a los medios. Como consecuencia, y fruto del debate abanderado por destacados pensadores y activistas como Luis Ramiro Beltrán, la región asistiría a la emergencia en el marco de la teoría de la dependencia de políticas públicas, en países como México, para el acceso a los medios de comunicación de las comunidades indígenas, legitimando un saber-hacer que, como advirtiera Luis Ramiro Beltrán, constituye un elemento distintivo original de la Comunicología Latinoamericana, a saber: la dimensión praxiológica.

Conscientes de la necesidad de asunción de la ambivalencia y el potencial de las derivas y lógicas sociales que la cultura moderna negó por omisión, hoy  estimamos por ello, siguiendo la tradición del pensamiento de la liberación regional, la pertinencia de vislumbrar a corto y medio plazo, en el horizonte cognitivo de América Latina, la emergencia de una nueva conciencia posible que permita definir una nueva lógica y pensamiento del Sur actualizando para trascender la experiencia de ELACOM.

Sin entrar a discutir la pertinencia o no de esta distinción, que se nos antoja ociosa cuando no limitadamente malinchista, definimos la Escuela Latinoamericana de Comunicación como el corpus de análisis de la comunicación y la cultura, con elementos epistémicos y metodológicos diferentes a los desarrollados en los ámbitos de la academia de Europa y Estados Unidos, en virtud de una hibridación teórico-metodológica original que atiende a la especificidad histórica y la emergencia de sincretismos y nuevas lógicas de modernización marcada por la pluralidad de las culturas populares massmediatizadas. Tal reconocimiento da lugar a un corpus conceptual y a una práctica teórica surgida como ruptura y desconstrucción frente a las corrientes dominantes en las antiguas y nuevas metrópolis occidentales, es decir, frente a las teorías foráneas del funcionalismo norteamericano y la teoría crítica marxista de la Escuela de Frankfurt, al mismo tiempo que se enunciaban nuevas agendas propias adaptadas al contexto de movimientos y luchas políticas y sociales de la región, construidas desde la dialéctica de la hibridación y el mestizaje que reconoce la praxis, la diversidad y la participación como medulares en la comunicación entendida como mediación social. Es, en suma, desde el reconocimiento de las particularidades históricas y culturales (mestizaje, diversidad de identidades) de América Latina desde donde se comienza a tejer la propuesta de comprensión de la comunicación desde la perspectiva social y cultural. Con el surgimiento de explicaciones más críticas en la investigación latinoamericana de la comunicación lideradas por Pasquali, Mattelart y Freire (entre otros), los estudios de comunicación ganaron entonces la perspectiva de la localización, en la vida social y cultural de la realidad latinoamericana. En el caso particular de Freire, se habla de una propuesta que “apunta hacia el núcleo del proceso de dominación social: la ausencia de dialogicidad en la comunicación cotidiana y su proyección en el silencio secular de las poblaciones oprimidas de todo el continente…” (Marques de Melo, 2000: 286). Estas dos tendencias marcarán el desarrollo de la investigación en América Latina entre los años 70 y los 90, definiendo por un lado los análisis desde marcos sobreideologizados y por otro, el culturalismo que resta peso al valor ideológico, donde el exceso etnográfico se impuso como una nueva forma de populismo cultural con una defensa acrítica de todo consumo como resistencia. En sus alcances teórico-metodológicos, en cualquier caso, la propuesta de investigación desde la relación comunicación/cultura ha permitido comprender el desarrollo y el reconocimiento de las identidades culturales en el marco del mestizaje entendido como procesos de continuidades en la discontinuidad, conciliaciones entre ritmos que se excluyen desde donde se piensan las formas y sentidos culturales. Y ha sido la base o punto de partida de definición de una propuesta autónoma de investigación en el marco desarrollista de la modernización acelerada en el que estaba inmersa América Latina. Esto es, la ruptura y deconstrucción frente a las corrientes dominantes en las antiguas y nuevas metrópolis occidentales, es decir, frente a las teorías foráneas del funcionalismo norteamericano y la teoría crítica marxista de la Escuela de Frankfurt, tienen lugar al mismo tiempo que se enunciaban nuevas agendas propias adaptadas al contexto de movimientos y luchas políticas y sociales de la región, construidas desde la dialéctica de la hibridación y el mestizaje que reconoce la praxis, la diversidad y la participación como medulares en la comunicación entendida como mediación social, al tiempo que son permeadas, como criticara Escobar, por visiones eurocéntricas de progreso.

Cuando hoy reivindicamos la deswesternización del pensamiento comunicológico latinoamericano, problematizando la colonialidad del saber-poder comunicacional es justamente para construir desde dicha diferencia conocimiento consistente, liberador y referenciado en las ecologías de vida.  En otras palabras, de la cultura clásica y el barroco a la era del neobarroco gubernamentalizado de las Américas y la decolonialidad del saber-poder informativo, que atraviesa las nuevas mediaciones y disciplinamientos, hoy se nos antoja pertinente y necesario recorrer los ejes vertebradoras de nuestra crisis civilizatoria y de sentido para apuntar nuevas matrices para el buen vivir, para las ecologías de vida que se construyen en el nuevo entorno mediatizado actualizando la propuesta de ELACOM desde un nuevo giro o ruptura epistemológica. Se trata de tomar en serio el diálogo de saberes y asumir la diferencia de la modernidad evitando cierto dominio eurocéntrico hegemónico, hoy básicamente angloamericano, para afirmar una suerte de ethos barroco como programa científico vital para la región.

La afirmación de una radical singularidad o diferencia del modelo de construcción de lo social en Latinoamérica debe asumir, por principio, la diversidad no solo como lo real concreto de las ecologías de vida, sino también en la propia forma de producción del conocimiento. Pues, siguiendo en ello a Bolívar Echeverría, si pensamos desde América Latina, hemos de reconocer que “las configuraciones históricas efectivas de la modernidad aparecen como el despliegue de las distintas re-formaciones de sí mismo que el occidente europeo puede inventar – unas como intentos aislados, otras coordinadas en grandes proyectos globales – con el fin de responder a esa novedad absoluta desde el nivel más elemental de su propia estructura. Más o menos logradas en cada caso, las distintas modernidades que ha conocido la época moderna, lejos de agotar la esencia de la modernidad y de cancelar así el trance de elección, decisión y realización que ella implica, han reavivado ese trance cada cual a su manera” (Echeverría, 1997: 143). Ello se traduce en formas distintas de pensar, de producir ciencia, tal y como el propio Echeverría razona a propósito del ensayo en Latinoamérica. Esta fue la razón de ser de la propuesta epistémica de hacer visible la construcción de pensamiento desde la praxis como posibilidad de reflexión y elaboración de teoría desde la práctica/acción, de acuerdo con Ramiro Beltrán, y la Investigación-Acción Participativa como metodología colectiva de producción de conocimiento, siguiendo las exploraciones de Orlando Fals Borda en Colombia en torno a la experiencia de lo popular y lo cotidiano.

La incursión de la llamada comunicación alternativa sustentada en la oposición a lo constituido, lo alterno a lo establecido, lo otro distinto a lo institucional en contraposición a los grandes medios, abrió una de las ventanas de discusión y aporte más importante al debate de la comunicación desde América Latina y en cierto modo por vez primera visibilizó las culturas indígenas. Los análisis y las investigaciones sobre el tema aparecen con mayor fuerza en México, Bolivia y Ecuador y se centran en estudiar los procesos de apropiación de tecnologías de la comunicación y la información desde las radio hasta las tecnologías más recientes como procesos de reconocimiento cultural. Se constituye así una Comunicología de la praxis, esto es, un saber para la acción, una nueva lógica del sentido, las bases de reflexividad y metacognición que anticipa muchos de los debates contemporáneos del constructivismo por el énfasis en el contexto, la historia conectada, y la triangulación compleja y recursiva en la emergencia de una Comunicología Otra.

Hoy esta línea de desarrollo, abandonada en la academia por influencia del conservadurismo intelectual que dominó las universidades durante el neoliberalismo, adquiere nuevo sentido y relevancia en un horizonte de discusión conceptual que apunta la pertinencia de redefinir agendas, matrices de pensamiento y culturas de investigación. Pero para ello sea posible es preciso empezar por lo elemental. Por ejemplo, una de las tareas pendientes de la investigación comunicacional sigue siendo la de sistematizar el estado del arte. Llama la atención que si bien en la década de los setenta revistas de referencia como CHASQUI promovió el debate sobre cultura indígena y medios de comunicación, la literatura especializada en la materia en América Latina es casi episódica hoy, limitándose bien a redes más amplias sobre cultura popular o tradicional en la que se incluiría las formas de comunicación indígena, caso de FOLKCOMUNICACIÓN en Brasil, o centrada en dos problemas fundamentales de estudio: las radios o medios comunitarios, sobre todo abordado en México y Colombia; o el estudio del impacto de la innovación tecnológica en comunidades tradicionales, caso de Brasil y Chile. Por otra parte, en la necesaria transición y ruptura de las hibridaciones y cambios de demarcación que tienen lugar en el contexto es preciso definir nuevas direcciones y agendas de investigación capaces de reconectar, como sugiriera Williams y Hall, la cultura y la política, la economía y la comunicación, la identidad y las transformaciones históricas en una suerte de nueva imaginación comunicacional que construya pensamiento desde el humus y formas inmediatas de reproducción social. Así, como apuntábamos al analizar las formas de producción y consumo cultural en América Latina, hoy mediatizados en grandes centros urbanos como Londres, Madrid o Los Ángeles, realidades como la diáspora como problema, la lucha de clases como telón de fondo de la globalización, sitúa la hibridación como un problema de deseo emancipatorio de las nuevas clases subalternas que exige otra mirada constitutiva de la academia como en su momento ensayaran los Estudios Culturales Latinoamericanos. La asunción de este reto comunicológico es estratégica en la era postmedia, pues el reino de lo extraordinario y de lo espectacular integrado, la creatividad, el acto de lectura que evoca, sugiere, proyecta e impugna la práctica teórica se torna norma fundamental de acumulación en el Capitalismo Cognitivo. La referencia del filósofo Santiago Castro Gómez es, en este sentido, del todo pertinente pues la nueva forma de organización del trabajo en el Capitalismo Cognitivo, el modelo de producción postfordista, valoriza la dimensión simbòlica, social, afectiva, comunicativa y emocional de las formas comunadas, proyectando una nueva ciudadanía cultural, tal y como apuntamos en anteriores trabajos: Francisco Sierra; Carlos Del Valle y Javier Moreno (Eds.) (2010). Cultura latina y revolución digital. Matrices para pensar el espacio iberoamericano de comunicación, Barcelona: Gedisa; Francisco Sierra; Carlos Del Valle y Javier Moreno (Coords.) (2011). Políticas de comunicación y ciudadanía cultural iberoamericana, Barcelona: Gedisa. SIERRA, Francisco y MARTÍNEZ, Marcelo (Eds.) (2012). Comunicación y Desarrollo. Prácticas comunicativas y empoderamiento local, Barcelona: Gedisa.

Si, como demuestra Eagleton, la lógica de la dominación es la forma estética de la ideología apolítica del sentido común y la sensibilidad del espectáculo como mediación del inconsciente político (Eagleton, 2006) eludir en el plano teórico los márgenes y formas obliteradas de conocimiento y praxis social constituye, en este sentido, cuando menos, un ejercicio de irresponsabilidad histórica. La apuesta, de acuerdo con Boaventura Sousa Santos, de una Epistemología del Sur  exige comenzar a repensar desde donde observamos y qué atención se da a la emergencia de sujetos, saberes y ecologías culturales negadas. Más aún cuando sabemos que “los fenómenos semi-modernos son elementos (fragmentos, ruinas) de civilizaciones o construcciones no occidentales de mundo social, que mantienen su derecho a existir en el mundo de la modernidad europea pese a que el fundamento tecnológico sobre el que fueron levantados ha sucumbido ante el avance arrasador de la modernización. La vitalidad que demuestran tener estos elementos aparentemente incompatibles con toda modernidad – pese a que son integrados en exterioridad, usados sin respetar los principios de su diseño, de manera muchas veces monstruosas – es la prueba más evidente de la limitación eurocentrista que afecta al proyecto de la modernidad dominante” (Echeverría, 1997: 189).  Y que hoy por hoy debe ser impugnada, tal y como propone el giro decolonial, a fin de tratar de explorar productivamente el mosaico de identidades y pensar los flujos descentrados: la ruptura o corte epistemológico del eurocentrismo.

CIESPAL apuesta en esta línea, como política científica, por una teoría de la mediación deswesternizada, politizando el análisis cultural y de las mediaciones mediante la reconexión del pensamiento para el cambio social en una línea fronteriza entre EPC y Estudios Culturales frente al dominio del Capitalismo Cognitivo eurocéntrico. Pensar la Comunicología de la Liberación, ensayar una teoría del Sur y desde abajo, significa, a nuestro modesto entender, superar dato, base material, e interpretación, mediación subjetiva, trascendiendo la binaria forma dominante que desconoce otras formas de vida y conocimiento tanto como otros lenguajes y formas de representación obliterados por la academia. Y aquí entroncamos con el giro lingüístico y la crítica que hace años formulara Homi Bhabha. La misma que hoy hace posible una nueva potencia crítica con el giro decolonial. Y que asume, con todas las consecuencias, la crítica cultural y de la comunicación latinoamericana en la inestabilidad intersticial de lo no reconocible que desafía a las disciplinas organizadas.

Esta reflexividad apunta a las tensionalidades de la decolonialidad del saber-poder, a una escritura desbordante especialmente en un tiempo como el nuestro en el que tienen lugar mutaciones readaptativas sin cesar, un tiempo encrucijada, de transición y crisis, en fin, de paradigmas y modelos civilizatorios que nos obliga a asumir prioritariamente una ruptura epistemológica y vital. En otras palabras, la constatación del fin de una era y la emergencia, que se vislumbra apenas, de un nuevo modelo de reproducción y, por ende, de mediación social, exige de una institución como CIESPAL repensar sistemas categoriales, matrices epistémicas y la propia práctica académica empezando por deconstruir el discurso cínico de la colonialidad que impera en la Universidad.

Si la política es el arte de lo posible, la voluntad incisiva de este trabajo de política científica es una inadecuada y paradójica iniciativa de acción transformadora que recupera el sentido originario de la teoría crítica latinoamericana, cultivando la memoria de nuestra contingencia. Con esta voluntad convocamos el último monográfico de CHASQUI y con esta esperanza abrimos diálogo no solo en Ecuador, Bolivia (ABOIC), Chile (UFRO) sino en diferentes espacios y colectivos sociales que piensan que la Comunicación más que nunca es, de acuerdo con Muniz Sodré, una CIENCIA EN COMÚN y exige una sociología de las emergencias basada en el diálogo de saberes y en una ruptura con los hábitos tradicionales.

De acuerdo con Escobar, se trata de reconstruir en la práctica académica en Comunicación las formas diferenciales del lugar, del ser y del conocer de las prácticas indígenas como conocimiento local cualitativamente valioso en función de un enfoque enactivo de la Comunicología, generar en fin nuevas relaciones entre los diferentes tipos de conocimiento, desde una dinámica de heterarquía, esto es, entendida como entrecruzamiento abierto y multidimensional sin la certeza, por otro lado habitual en la racionalidad instrumental y el neopositivismo, de superioridad o importancia de unos elementos sobre otros, en este caso, de unos conocimientos sobre otros.

Frente a cada una de las monoculturas y lógicas dominantes precisamos asumir radicalmente cinco ecologías sostenibles para el campo: la ecología de los saberes, para aceptar el valor de otros saberes y otros criterios de rigor que dan credibilidad contextual a los saberes; la ecología de las temporalidades, para recuperar el sentido de los ciclos y del tiempo circular, propio de los procesos biológicos y de la naturaleza; la ecología de los reconocimientos, en los movimientos sociales, la diversidad social y cultural, las luchas por la emancipación y el actuar colectivo; la ecología de las transescalas, como recuperación simultánea de las tensiones y articulaciones entre lo local y lo global; y la ecología de las productividades,  para recuperar y valorar los sistemas alternativos de producción que se generan en las organizaciones económicas populares a través de la autogestión, la organización cooperativa y la solidaria (De Sousa Santos, 2009: 103-126).

En definitiva, debemos, de acuerdo a las tesis de Boaventura Sousa de Santos, Descolonizar la Comunicología, por medio de:

  1. 1. La ruptura de los abismos epistémicos. La teoría crítica de la comunicación sólo será renovada abriendo espacios analíticos para realidades emergentes donde, como sucede en los espacios tradicionales de los pueblos originarios amerindios, subsisten prácticas, cosmogonías y formas de saber-hacer ocluídos, obliterados o directamente clasificados como no saber por la Academia. Un conocimiento comunicacional situado desde las matrices del paradigma amerindio significa, en este sentido, reivindicar un conocimiento prudente y situado que dé proyección al saber común del “instinto Caribe”, del saber para la vida de la raza cósmica, dando continuidad a la “estética de la fome” o , en sentido epistemológico, a una Comunicología decolonial, compleja y liberadora, que, heredera de la praxis teórica antropofágica, asuma radicalmente la legítima canibalización de la diferencia como propia de la subalternidad de las culturas populares latinoamericanas en la crítica de la negación inequitativa de un pensamiento anclado en lo local, de un ser y un conocer articulado en los lugares sagrados de los que son protagonistas los nuevos actores políticos del siglo XXI en la región.
  2. 2. El diálogo Sur-Sur. Desde la Teoría de la Dependencia, la Comunicología Latinoamericana es consciente de la necesidad de una historia conectada, de la importancia de la hermenéutica diatópica que confronta, redescubre y construye las tramas de sentido común, activadas en el caso del movimiento indígena con las cumbres, redes, políticas y también universidades de la tierra, de la Pachamama. En el mismo sentido, la investigación en comunicación para una nueva Epistemología de la Comunicación desde el Sur ha de tratar de conectar, reescribir y contrastar experiencias, saberes y prácticas de mediación en la región, en coherencia con el principio de clinamen y la práctica de la relación del paradigma amerindio, tal y como enseña Viveiros de Castro en Metafísicas caníbales. Línea de antropología posestructural, Buenos Aires: Katz (2010).
  3. 3. La politización de la investigación en comunicación. La rearticulación del pensamiento crítico latinoamericano pasa por una epistemología del Sur y desde abajo de la práctica teórica, concebida como superación de la relación fantasmática entre teoría y práctica del culturalismo cosificado de los años noventa. Una práctica teórica que por su circularidad y empobrecido potencial liberador termina siendo tautológica, una suerte de “adecuación ceremonial”, de acuerdo con la feliz expresión de Thorsten Veblen, no corresponde al “espíritu de los nuevos tiempos” que, como hemos indicado, da cuenta de nuevas formas de apropiación, activismo tecnológico y, en el caso de los movimientos indígenas del continente, nuevas formas de acción colectiva de las políticas de representación.
  4. 4. La discusión de la Economía Política de la Comunicación y del Conocimiento en la era del Capitalismo Cognitivo en forma de Arqueología del Saber-Poder Informativo en la modernidad otra de América Latina. Ello significa situar la agenda de investigación en Comunicación en un desplazamiento de la metrópoli a la frontera o periferia en una suerte de aculturación a la inversa o cambio de código y matrices epistémicas. Y en un desplazamiento de la visión culturalista a la economía política. De acuerdo con Castro Gómez, “para conceptualizar (la ruptura epistemológica que proponemos) se hace necesario realizar un giro metodológico: la genealogía del saber-poder, tal como es realizada por Foucault, debe ser ampliada hacia el ámbito de macroestructuras de larga duración, de tal manera que permita visualizar el problema de la invención del otro desde una perspectiva geopolítica” (Lander, 2001: 169). Y, al tiempo, problematizar los sistemas de saber y conocimiento tal y como las Universidades de la Tierra están planteando desde los movimientos indígenas, mientras los currículos formales de las Escuelas y Facultades de Comunicación de América Latina ignoran o marginan en sus agendas de formación e investigación el reto de pensar la diversidad cultural y las ecologías de vida del contexto inmediato en la región.

Si el campo y la academia están en un punto de inflexión como consecuencia de los cambios estructurales de la globalización capitalista, la Comunicología Latinoamericana puede renovar, como ya  hiciera antaño, los paradigmas y modelos teóricos aprendiendo de la experiencia insurgente de los movimientos indígenas, tal y como está ocurriendo en otras disciplinas (Derecho, Antropología, Sociología, Historia), pero para ello es necesario proceder a una ruptura epistemológica de la colonialidad del saber comunicológico dominante. Pues si se muda la estructuración y composición del campo desde nuevas bases epistémicas no es posible construir una nueva teoría crítica de la mediación sin dar la centralidad que merece a la insurgencia emergente desde el 94 en la región iniciada con la lucha zapatista.

Ello requiere, al menos, tres condiciones para la práctica científica:

  1. a. Construir formas institucionales más fuertes, coherentes y supranacionales, articulando redes de investigación potentes y transversales que contribuyan al fortalecimiento del campo autóctono. Necesitamos una primavera académica contra la privatización y monopolios privados del conocimiento que la globalización impone en el Capitalismo Cognitivo a favor de una mirada, teoría y práctica o estilo de investigación angloamericano o eurooccidental que, de facto, cercena los saberes condicionando las prácticas científicas autónomas y comunitarias en la región. CONFIBERCOM (Confederación Iberoamericana de Asociaciones Académicas de Comunicación) representa en este sentido la voluntad de una nueva institucionalidad creativa, flexible, polivalente, rizomática y con voluntad liberadora, que trata de sumar y garantizar convergencias a la hora de tratar de construir un futuro para nuestro pensar en común. Pero también CLACSO, CIESPAL, ALAIC, FLACSO, CLAD, ULEPICC y otros espacios de construcción de pensamiento crítico en la región. En esta línea, si el capitalismo y las políticas de ciencia y tecnología separan, externalizan y disuelven las comunidades científicas que nos identifican, el reto es, justamente, tratar de religar, juntar, unir, conectar, compartir y reconstruir lo procomún latino para un pensamiento renovado, poscolonial y divergente, un pensamiento, en fin, de la disidencia y la diferencia reconocida y potencialmente emancipadora. Sólo así podremos acometer los retos de una Comunicología renovada y, lo que es más importante, sólo bajo esta condición tendremos la legitimidad que necesitamos atendiendo las demandas y necesidades de desarrollo de los pueblos y multitudes que, sólo indirectamente, nos interpelan porque no nos conocen ni nos esperan.
  2. b. Favorecer la reflexividad científica y la metainvestigación para definir agendas, cuestionar el campo y permitir una mayor capacidad de autoobservación. El metaanálisis y la teorización siguen siendo pobres, notoriamente insuficientes, y hoy con las políticas de I+D, crecientemente marginales, por el imperio absoluto de indicadores y sistemas de evaluación orientados tan pragmáticamente, que lo urgente y necesario es desplazado por una miope visión de conjunto. Así, justo cuando más precisamos complejizar nuestra práctica científica y ganar potencia reflexiva para alterar el locus del campo, se observa una notoria carencia de perspectiva estratégica y producción epistémica en esta dirección. Por ello, si hemos de evitar la propia disolución, vía consumo mercantil, de toda práctica científica por inoperancia o falta de efectividad, la discusión de las agendas, la arqueología del saber-poder comunicacional en los marcos nacionales tanto como los estudios comparados constituyen prioridades en la conformación de un programa fuerte y articulado supranacionalmente para dotar de sentido y hacer política científica que fortalezcan el campo ante las nuevas transformaciones visibles y transversales que recorren el ámbito científico y práctico de la mediación.
  3. c. Fomentar la naturaleza aplicada, productiva y creadora del campo de la comunicación. Si la cultura digital es la intelectualización de todo trabajo como actividad creativa y representa la socialización del poder de producción simbólica, parece contraproducente no explorar esta dimensión, convirtiendo la Universidad, en verdaderos laboratorios multimedia o medialabs, que, permeando la práctica científica, procuren contribuir, por medio de metodologías de investigación colaborativa, una estrecha participación con los usuarios para producir y generar nuevos contenidos, valores y servicios como podemos aprender escuchando de las Universidades de la Tierra Indígenas. Ello pasa por refundar el modelo de Universidad del Siglo XXI, como apunta Boaventura De Sousa Santos, en su crítica del papel de la educación superior. Una Comunicología de, para, en y desde el Sur implica un modelo de reproducción del conocimiento basado en el reconocimiento, la ecología de saberes, la justicia cognitiva global y una cultura académica anticolonial, anticapitalista y democrática de la producción del saber sobre la Comunicación en línea con muchas de las experiencias que están liderando los pueblos amerindios.

Los debates que tengamos en el Coloquio Latinoamericano previo a INTERCOM 2016 espero caminen en el sentido de los cambios emergentes en nuestro entorno. Este es el sentido del trabajo colectivo que venimos construyendo en CIESPAL.

BIBLIOGRAFÍA

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Fuente: http://www.franciscosierracaballero.com/nueva-comunicologia-latinoamericana/

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Ardillas, castores y patos silvestres

Centroamérica/Cuba/21 de Agosto de 2016/Autora: Graziella Pogolotti/Fuente: Juventud Rebelde

Un amigo me contó esta fábula que paso a relatar. Recién graduada, la joven ingeniera decidió asumir la dirección de una fábrica en quiebra. El caos reinaba en el lugar. Milagrosamente, un taller seguía funcionando a la perfección. Deseosa de descifrar el misterio, sentada en un parque, frente a la mole silenciosa, conversó con el jefe. El personaje tenía algo de filósofo. La invitó a visitar el bosque cercano en varias ocasiones.

Se aproximaba el invierno. Observaron el comportamiento de las ardillas. Acopiaban alimento para tiempos difíciles. Trabajaban sin descanso. Su guía compartía la tarea para conducirlas luego al refugio. En otra oportunidad, el hombre acompañó a la joven  hasta el río. Los castores preparaban sus viviendas. No tenían jefe. Organizados en equipos, actuaban con precisión de reloj. Los movimientos eran rápidos y bien coordinados. En el último recorrido, contemplaron el cielo. Las bandas de patos silvestres volaban hacia el sur. Se escuchaba un rumor singular, como el aleteo sincronizado a modo coral. Innecesario para el vuelo, constituía una forma de estímulo para sostener el ánimo y soportar largas marchas.

El instinto de los animales provee          fórmulas de organización destinadas a garantizar la supervivencia de la especie. Son métodos milenarios de probada eficacia, marcados por el devenir de la historia y por la creciente complejidad de las sociedades. Los seres humanos hemos tenido que valernos de las ciencias de la dirección. Diseñamos organigramas, flujos de producción y distribución, manejamos estadísticas y teorías económicas. Todo está muy bien en el plano conceptual. Pero, la evolución de nuestra especie ha conformado algo intangible y decisivo, hecho de ideas y sensibilidad que hemos dado en llamar conciencia. No somos fichas intercambiables. Si nos robotizamos, perderíamos las cualidades que nos diferencian de las restantes especies animales. Cesaría la capacidad de crear, de innovar, de transformar la realidad y, sobre todo, la posibilidad de soñar. Caeríamos en una atrofia repetitiva.

Los edificios se construyen desde los cimientos. Se sostienen sobre ellos y sobre las columnas que arrancan ahí. La vida real de las sociedades palpita en su base.

La conducta organizada de ardillas, castores y patos silvestres se define por el instinto de preservación. De él emana un solo objetivo claro. Los humanos aprendimos a preguntarnos  el porqué y para qué de las cosas. Nuestras actividades son múltiples. Se ajustan a circunstancias variables. A la necesidad de subsistir, añadimos muchas otras. En algunas de ellas, lo material y lo espiritual se entremezclan. El buen vestir responde al acicate de la rivalidad, de la pertenencia grupal y al valor simbólico  asociado a una clase social. Por espíritu grupal, nos sometemos al doloroso proceso de tatuaje. Todavía sudoroso al término de una carrera triunfante, el caballo recibe un terrón de azúcar y unas cariñosas palmadas en el lomo. Pero, el equino es animal domesticado por su amo. Las ardillas, los castores y los patos silvestres actúan movidos por un instinto ancestral. Año tras año, ante el cambio de temperatura, repiten los mismos gestos.

El jefe de taller filósofo de mi fábula sabe que está construyendo una metáfora. Desliza tres nociones fundamentales para la coordinación de un colectivo en función del cumplimiento de un propósito determinado. El dirigente se sostiene en una autoridad inmanente, derivada de su actitud ante el trabajo. Poco podrá existir si desaparece, supuestamente involucrado en múltiples e interminables reuniones, si las ausencias enmascaran la incapacidad de afrontar con transparencia y decisión los problemas que se presentan en la práctica cotidiana. La formación de equipos asegura el ritmo y la eficacia y garantiza el intercambio de experiencias, enriquecido por el ejercicio de la crítica. El estímulo moral para vencer el cansancio o la pereza producida por un laboreo monótono nace de la cohesión del grupo animado por la obtención del objetivo final.

Las ardillas, los castores y los patos silvestres de este cuento integran manadas. Están guiados por el instinto. Los seres humanos hemos construido sociedades. De esa manera, hemos forjado culturas. Ocupamos funciones diferentes. Dependemos de formas de comunicación complejas nutridas de componentes afectivos, de memorias, de aspiraciones, de proyectos de futuro que tienen carácter individual y tienen  continuidad en la huella que queremos dejar de nuestro paso por la Tierra, porque sabemos algo que los animales ignoran. Somos mortales. Por eso, desde tiempos inmemorables, nuestra tozuda voluntad de perdurar ha construido túmulos y monumentos conmemorativos.

Por todos esos motivos, somos personas. Un extraño malentendido ha llevado a algunos a cancelar la individualidad en favor del empeño colectivo. En verdad, el proyecto socialista se orienta en sentido diferente. Propone liberar al hombre de las cadenas  que arrojan y someten a la explotación en lo objetivo y en lo subjetivo. La Revolución Cubana rescató talentos que, sin ella, se hubieran perdido en el anonimato.

El individualismo es la expresión patológica de la individualidad. Se exacerba cuando el dinero se convierte en valor supremo, origen de la lucha de todos contra todos. Para contrarrestar esas tentaciones, no podemos convertirnos en simples conductores de ardillas. Desde la comunidad y el taller más modesto, hasta las instancias administrativas, el reto consiste en cohesionar.

Potenciar las capacidades individuales no entorpece el empeño colectivo. Las deformaciones individualistas se manifiestan cuando el dinero se convierte en motor único y decisivo.

Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2016-08-13/ardillas-castores-y-patos-silvestres/

Fuente de la imagen: http://themarketjobs.com/detalleblog.php?ids=13&id=55

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China: Refuerza su control sobre los medios digitales

Asia/China/21 Agosto 2016/Fuente y Autor: 20minutos

El gobierno chino considerará a los editores de cibersitios de noticias responsables últimos del contenido que publican después de que varios de ellos difundiesen este año material considerado embarazoso para el presidente del país, Xi Jinping.

Medios estatales informaron el jueves de las nuevas leyes, que señalan a los editores como principales responsables, alegando que las páginas webs de noticias deben monitorear su contenido las 24 horas del día para garantizar una «orientación correcta, exactitud en los hechos y fuentes apropiadas».

La promulgación de las nuevas leyes coincide con el aumento del control que ejerce Xi sobre los medios chinos y el ciberespacio.

Tencent, uno de los cibersitios más populares de China, despidió a su editor jede tras un titular publicado en julio que decía por error que Xi había ofrecido un «furioso» — en lugar de «importante» — discurso en la celebración del aniversario del Partido Comunista. En marzo, una web llamada Wujie publicó, al parecer sin darse cuenta, una carta en la que se pedía la renuncia de Xi.

Fuente de la noticia: http://www.20minutos.com/noticia/58045/0/china-refuerza-su-control-sobre-los-medios-digitales/#xtor=AD-1&xts=513357

Fuente de la imagen:http://epanews.media/wp-content/uploads/2016/08/0017816500.jpg

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Película: El milagro de Anna Sullivan

El milagro de Anna Sullivan

  • Título original: The Miracle Workeraka
  • Año: 1962
  • Duración:107 min.
  • País : Estados Unidos
  • Director: Arthur Penn
  • Guión: William Gibson (Teatro: William Gibson)
  • Productora: Metro-Goldwyn-Mayer

Sinopsis: Una familia contrata a Anna Sullivan para educar a Helen, una niña sorda y ciega. Un trauma infantil, un oscuro complejo de culpa, por la muerte de su hermano, impulsa a la maestra a redimirse mediante la educación de la niña. La incompetencia y la negligencia de los padres han hecho de Helen una niña mimada, incapaz de someterse a ninguna disciplina, y con la que toda comunicación parece imposible. La adolescente vive aislada en un mundo propio completamente ajeno a los demás. Sin embargo, Anna Sullivan conseguirá, con mucha paciencia,constancia y rigor, que venza sus problemas de comunicación.

Fuente de la reseña: http://www.filmaffinity.com/es/reviews/1/462819.html

Fuente de la imagen: http://pics.filmaffinity.com/El_milagro_de_Anna_Sullivan-401624452-large.jpg

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El origen del conflicto

Por Carolina Vásquez Araya

No importa el ámbito en el cual nos encontremos, la comunicación entre humanos se ha desvirtuado a tal punto que asumimos, de entrada, la falsedad del otro, la manipulación, la agenda oculta, los intereses inconfesados. Entonces, a partir de esa premisa preconstruida, actuamos. Es decir, comenzamos a defendernos de una agresión asumida como real pero no explícita, como un mecanismo de protección impreso en nuestro inconsciente que se dispara de modo automático.

El conflicto en Siria ha dejado desde 2011 más de 290 mil muertos.

El diálogo abierto y sincero es una pieza de colección: escaso.

¿De dónde surgió la idea de un ser humano naturalmente gregario? La realidad nos ha enseñado lo contrario: somos islotes en un mar lleno de amenazas verdaderas o imaginarias, pero tan poderosas como capaces de determinar nuestras reacciones, nuestras capacidades y sobre todo los desafíos de nuestro entorno. Por supuesto hay excepciones y son precisamente las que marcan la diferencia entre simples individuos absortos en su propio mundo y grupos integrados alrededor un algún objetivo común.

Estos últimos son los verdaderos motores del desarrollo. Son quienes trabajan con el pensamiento enfocado mucho más allá de sus intereses personales, capaces de hacer realidad sueños colectivos como si fueran los propios. Son personas cuya habilidad más notable es mantener la transparencia en un entorno marcado por la opacidad y el egoísmo. Por supuesto, no siempre vencen la fuerza de la oposición, pero dejan un legado de esperanza y la posibilidad concreta de un mejor modo de enfrentar los desafíos.

En esta lucha sin sentido, la comunicación es una herramienta poderosa y se utiliza en ambos sentidos de la escala de los valores humanos con una eficacia aterradora. Se puede transformar en un arma letal o en un instrumento capaz de llevar a la Humanidad por el camino del entendimiento y la razón. Esta dicotomía es palpable en todos sus ámbitos y se traduce tanto en la incapacidad de entendimiento entre colectividades, hemisferios e ideologías, como en la ejecución de extraordinarias iniciativas para beneficio de la Humanidad.

Quizá el origen del conflicto entre humanos sea la pérdida de contacto con el otro. La desconfianza, cuyo origen está muchas veces en nuestra propia incapacidad de entendimiento y empatía, es una presencia constante en el diálogo y resulta capaz de alterar la percepción, contaminando cualquier intento de conciliación.

Dentro del núcleo familiar ya se instalan los prejuicios y las luchas de poder. Son muchas veces tan crudas y explícitas como para imprimir en la mente de las nuevas generaciones ese patrón de conducta como el correcto, el conveniente, el ventajoso frente al resto de una sociedad con similares esquemas de conducta. De esos patrones devienen el desprecio por el otro con los consiguientes mecanismos de defensa y ataque psicológico a los cuales terminamos por acostumbrarnos como algo aceptable en nuestras relaciones interpersonales.

La guerra, por lo tanto, es un elemento presente como una característica implícita de nuestra especie y se le otorga el valor del poder sobre el otro en los negocios, en el romance, en la competencia. La guerra, como nos enseñaron desde la infancia, es territorio de valientes, de héroes y de quienes merecen permanecer en el imaginario colectivo como ejemplos a emular. Nunca nos dijeron que era mejor el diálogo claro y sincero, Tampoco nos enseñaron a reconocer nuestros errores en lugar de imponerlos por la fuerza y por eso, fundamentalmente, nos resulta tan difícil destruir esa escala de antivalores para construir otra sobre la base del entendimiento y la búsqueda de la paz.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/El-origen-del-conflicto-20160815-0002.html

Imagen:http://cdn1.amarseaunomismo.com/images/preguntas-frecuentes_conflictos-2.jpg

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Francia: Revive en los Pirineos el lenguaje silbado

Laruns / 03 de agosto de 2016 / Por: AFP / Fuente: http://www.jornada.unam.mx/

En Laruns, un pequeño pueblo del suroeste de Francia al pie de los Pirineos, los niños de la escuela aprenden a silbar para comunicarse, un lenguaje olvidado que poco a poco se está recuperando y que también se practica en Grecia y las Islas Canarias.

«Hoù Baptista, apèra lo medecin!», silva, usando el occitano, la lengua local, Philippe Biu.

Este profesor de la universidad de Pau ha venido a Laruns para echar una mano a su colega Nina Roth, la profesora de occitano en la escuela del pueblo.

Con dos dedos bajo la lengua, Paul, un niños de 12 años, repite con un sonido estridente la frase Philippe Biu, bajo los aplausos de los demás alumnos. Y luego traduce al francés: «Baptiste, ¡llama al médico!».

«Para poder silbar primero hay que aprender el occitano. Y como se lo pasan bien silbando aprenden occitano mucho más rápido», dice la profesora.

Son pocos los alumnos de la región que todavía aprenden este lenguaje, recuperado en los años 1950 por un especialista en acústica. «Es menos aburrido que el inglés», dice Paul con una gran sonrisa.

Charlotte, de 14 años, y Philippine, de 12, están de acuerdo con él pero también se quejan de la dificultad. «¡Todavía no hemos conseguido emitir un sonido!» -dicen.

Hoy también asiste a la clase Panagiotis Tzanavaris, un maestro griego del lenguaje silbado que lo practica en Antia, un pueblo escondido en un valle de la isla de Eubea, en el mar Egeo. «Kalimera», silba en griego y los alumnos lo repiten. Según el profesor Philippe Biu, la técnica del maestro griego «permite usar cualquier lengua silbando».

La tradición del lenguaje silbado en el Bearne, una región francesa situada al pie de los Pirineos, empezó a recuperarse en los años 1950. Y fue gracias a René-Guy Busnel, un especialista en acústica que hizo el primer estudio sobre esta forma de expresión en Aas, un pueblo de 70 habitantes a pocos kilómetros de Laruns.

Busnel se dio cuenta de que los habitantes de este pueblo tenían la costumbre de comunicarse a gran distancia, desde ambos lados de la montaña, gracias a unos silbidos que pueden oírse a 2 kilómetros de distancia y con los que articulaban frases en dialecto bearnés.

Tradición mediterránea

Marcel Lascurettes, de 76 años, hijo y sobrino de silbadores, es uno de los últimos testigos de esta tradición en el pueblo de Aas. «Cuando era niño todo el mundo practicaba este lenguaje silbado. A diferencia del dialecto bearnés, que lo usaban padres e hijos, el lenguaje silbado sólo los usaban los niños como un juego en la calle», recuerda.

Una tradición que se habría perdido para siempre si no fuera por la insistencia de sus defensores, reunidos en la asociación Lo Siular d’Aas («Los silbadores de Aas», en occitano).

El lenguaje silbado también se practica en otras zonas montañosas del Mediterráneo, como en las Islas Canarias, Grecia, Marruecos o Turquía.

El presidente de la asociación de Aas, Gérard Pucheu, un profesor jubilado, explica como en 2006 viajó hasta las Islas Canarias para aprender cómo lo enseñaban allí. «Observamos la manera como lo enseñaban en La Gomera [una de la islas del archipiélago], nos motivó mucho. Pensamos que podíamos usar este método aquí. Tenemos un tesoro lingüístico y hay que conservarlo», asegura.

La jornada termina en la universidad de Pau, a 50 kilómetros de Laruns, con una ‘master-class’ de Panagiotis Tzanavaris, el maestro griego del silbido. Esta clase que cierra el curso anual del profesor Philippe Biu.

En la sala hay pocos estudiantes pero están presentes algunos de los mejores silbadores de la región como Bernard Miqueu, de 65 años, del pueblo de Ogeu. «Nosotros silbamos con los dedos y los griegos sin los dedos, es un sonido más melodioso», asegura.

«La mejor edad para aprender es a los 11 o 12 años. Técnicamente silbar es difícil, hay que trabajar mucho antes de poder emitir un sonido», dice Philippe Biu, que no le preocupa que haya poca gente en sus clases.

«Los silbadores de mañana son los niños, la transmisión la harán ellos», asegura.

Fuente noticia: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/08/02/revive-en-los-pirineos-el-lenguaje-silbado

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