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La necropolítica, las varias pandemias y lo que vendrá

Por: Aram Aharonian

 

Toda la prensa hegemónica especula con la vacuna para el covid-19, la píldora (o poción) milagrosa que ipso facto terminará con la pandemia. Pocos se han puesto a pensar en la pospandemia, en cómo será América Latina y el Caribe, cuando el pronóstico optimista es de un desempleo de 50 millones de personas para el fin de año y la pobreza que alcanzará a 230 millones, el 37 por ciento de la población regional.

La situación económica será similar a la de hace una década: La Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal), habla de una década perdida. Pero, para ser sinceros, hay otras pandemias que venimos arrastrando desde 1492 y para la cual pareciera que no hay cura. Hoy 96 millones de latinoamericanos y caribeños carecen de ingresos.Colapsa Ecuador por Covid-19, dejan cadáveres en las calles -

Estamos hipersensibilizados sobre las consecuencias humanas del Covid-19 y la prensa hegemónica –radio, diarios, revistas, televisión, redes sociales- sigue a diario la carrera de las empresas farmacéuticas trasnacionales por quién patenta primero la vacuna contra el coronavirus. La pobreza o la desnutrición no se combaten, porque eso no es negocio.

Por eso, pongámonos a pensar en la pospandemia, cuando el desempleo y la necesidad de alimentar a millones de conciudadanos, sin acceso al trabajo (y por ende a la comida), cuando deban elegir entre un pedazo de pan y la cuota de internet…

El analista chileno Marcos Roitman se pregunta si hay vacuna para la pobreza o para la evasión de capitales. ¿Se puede luchar contra el hambre? ¿Son viables una vivienda digna y una educación pública de calidad? En nuestra región los pobres mueren a diario por enfermedades que tienen mucha menos prensa, como el sarampión, el dengue, la difteria, el chagas, pero tienen la misma mortalidad.

El hambre, la falta de condiciones higiénicas, la explotación infantil, el desempleo, la trata de mujeres no son considerados pandemia y morir por esas causas es algo natural. Así, la necropolítica hace su aparición como forma de organización social del capitalismo.

¿Es viable tener una salud pública para todos? Obviamente eso atentaría contra la salud privada, los médicos-taxímetro, las clínicas privadas y las empresas farmacéuticas, entre otras. Las cifras nos muestran que el 22 por ciento de la población mundial (600 millones de personas) no recibe ninguna atención médica, mientras 115 millones de menores de cinco años padecen desnutrición crónica y 700 niños mueren cada día por diarrea.

Las fotos y los videos nos muestran nuestras nuevas realidades que, en nombre del dios Mercado, como la privatización de la salud poniéndola en manos de los buitres de las empresas de capital de riesgo, atentan contra la dignidad humana. Cadáveres abandonados en las calles se repiten en las calles de Lima., de Santiago, de Bogotá, de Quito, Barcelona, Río de Janeiro o San Pablo. Muertos por covid-19 o por cualquiera de las otras pandemias, sobre todo la del hambre.

La muerte para estos gobiernos neoliberales es su arma de guerra, y seguirán muiendo ciudadanos, hombres, mujeres y niños, incluso si surgiera la vacuna del covid-19. Porque para el capitalismo, los tratamientos de las enfermedades y pandemias son propiedad de alguna empresa, nacional o trasnacional.

Necropolítica, necroeconomía

Achille Mbembe, teórico camerunés que acuñó el concepto de necropolítica, señala que el la política de la muerte, instrumenta los diversos medios por los cuales las armas se despliegan con el fin de una destrucción máxima de las personas y de la creación de mundos de muerte, formas únicas y nuevas de existencia social en las que numerosas poblaciones son sometidas a condiciones que le confieren el estatus de muertos vivientes.

La necropolítica, dice Mbembe, está en conexión con el concepto de necroeconomía: Una de las funciones del capitalismo actual es producir a gran escala una población superflua, que el capitalismo ya no tiene necesidad de explotar, pero hay que gestionar de algún modo. Una manera de disponer de estos excedentes de población es exponerlos a todo tipo de peligros y riesgos, a menudo mortales. Otra técnica consistiría en aislarlos y encerrarlos en zonas de control. Es la práctica de la “zonificación”.

Mbembe señala que el capitalismo tiene como función genética la producción de razas, que son clases al mismo tiempo. La raza no es solamente un suplemento del capitalismo, sino algo inscrito en su desarrollo genético. En el periodo primitivo del capitalismo, que va desde el siglo XV hasta la Revolución Industrial, la esclavización de negros constituyó el mayor ejemplo de la trabazón entre la clase y la raza.

En las condiciones contemporáneas, la forma en que los negros fueron tratados en ese primer periodo se ha extendido más allá de los negros mismos. El “devenir negro del mundo” es ese momento en que la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar a ello”, señala.Carismática fascista e necropolitica neoliberal no Brasil: a ...

Asevera que es justamente a partir de la necropolítica y la necroeconomía que podemos comprender la “crisis de los refugiados”, resultado directo de dos formas de catástrofes: las guerras y las devastaciones ecológicas, que se afirman recíprocamente. Las guerras son factores de crisis ecológicas y una de sus consecuencias es fomentar guerras.

La crisis de los refugiados tiene también que ver con la «repoblación del mundo», en la medida en que las sociedades del norte envejecen, aumenta su necesidad de repoblarse, y la migración ilegal es una parte esencial de ese proceso, que seguramente se acentuará en los próximos años. La reacción de Europa está siendo esquizofrénica: levanta muros en torno al continente, pero necesita la inmigración para no envejecer, afirma Mbembe.

El gobierno privado indirecto a nivel mundial es un movimiento histórico de las élites que aspiran, en última instancia, a abolir lo político. Destruir todo espacio y todo recurso -simbólico y material- donde sea posible pensar e imaginar qué hacer con el vínculo que nos une a los otros y a las generaciones que vienen después.

Para ello, se procede a través de lógicas de aislamiento -separación entre países, clases, individuos entre sí- y de concentraciones de capital allí donde se puede escapar a todo control democrático –expatriación de riquezas y capitales a paraísos fiscales desregulados, entre otros. Este movimiento no puede prescindir del poder militar para asegurar su éxito: la protección de la propiedad privada y la militarización son correlativos hoy en día, hay que entenderlos como dos ámbitos de un mismo fenómeno.

La crisis humanitaria como negocio

La biopolítica necesaria al capitalismo (preservar vida y salud para garantizar la normalidad de la acumulación) se ha tenido que combinar con la necropolítica (hacer morir a aquellos que ya resultan desechables). Conmocionan las declaraciones del Vicegobernador de Texas, Dan Patrick, quien afirmó que los mayores de 70 años deberían dejarse morir para salvar la economía estadounidense.Dos importantes farmacéuticas se unen para crear contrarreloj una ...

La pandemia dejará millones de ciudadanos muertos, pero también a pocos empresarios con bolsillos llenos, como los propietarios de los sistemas de comunicación o algunas farmacéuticas, con el sueño de vender dos mil millones de dosis para equilibrar la inmunidad del rebaño.

Pero esto, aunque inmoral, tampoco es nuevo: el costo del tratamiento contra la hepatitis C es de 1,5 euros pero la dosis se vende a mil euros. Médicos Sin Fronteras señaló que en un país pobre, una vacuna o medicamento cuesta 68 veces más que en uno desarrollado.

Lo cierto es que decenas de millones de los 630 millones de latinoamericanos y caribeños vienen soportando el distanciamiento social y el confinamiento bajo el hambre: pocos gobiernos han creado planes para ayudar a la subsistencia de sus ciudadanos, que en varios países recurren a las ollas populares o comunes y la solidaridad de clase para hacer frente a la pandemia.

¿Es el auge del “capitalismo del desastre”, lo que nos viene después de la pandemia?

La crisis humanitaria no es sólo la pandemia del covid-19. Está en la mayoría de nuestros países donde el hambre, la pobreza, la desigualdad, la miseria, la desocupación, el desempleo conviven con la evasión de impuestos, la fuga de capitales, la explotación de las riquezas naturales por empresas trasnacionales y contra la naturaleza y la soberanía.

A esas pandemias no se les busca vacunas: el capitalismo, en su carrera necropolítica, no las combate. Las incentiva.

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2020/07/26/la-necropolitica-las-varias-pandemias-y-lo-que-vendra/

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Plan de actuación sanitaria en Educación Superior

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

La Universidad Pedagógica Nacional (UPN), institución pública de educación superior, dio a conocer durante estos días el “Plan integral para el retorno seguro a las actividades académicas y administrativas en el marco de la nueva normalidad”, cuyo propósito es “establece(r) las recomendaciones y pautas que permitan retomar de forma ordenada, gradual y segura, las actividades académicas y administrativas de las Unidades UPN. Con ello, se busca mitigar el riesgo, fomentar la prevención de contagio y promoción de la salud entre toda la Comunidad Universitaria, a través de una cultura del cuidado de personal y cuidado colectivo.” (1)

El plan establece las siguientes 14 acciones o medidas generales:

• El uso de cubrebocas o pañuelo (cubriendo nariz y boca) será obligatorio para toda la comunidad universitaria y visitantes. Se sugiere el uso de cubrebocas lavables

 En caso de presentar malestar o síntomas compatibles con SARS-CoV2 (Covid-19) o enfermedades respiratorias, como medida de cuidado de sí y de conciencia colectiva, no asistir a las instalaciones universitarias ya que no se les brindará acceso, quedarse en casa y solicitar asistencia médica en los números de emergencia locales

• No saludar de beso, mano, brazo o codo

• Se sugiere que cada persona porte consigo un kit de aseo personal, con alcohol en gel, pañuelos desechables, papel sanitario, jabón, así como repuestos de cubrebocas en los casos que sean necesarios

• Lavado de manos con agua y jabón constante por 40 segundos, aplicando la técnica correspondiente. Este ejercicio deberá realizarse, por lo menos, unas 10 veces diarias: al llegar de la calle, periódicamente durante el día, después de tocar áreas de uso común, después de ir al baño, tocar dinero y antes de comer o preparar alimentos

• Desinfección constante de las manos con solución gel antibacterial con concentración alcohol al 70%

• Implementar el estornudo de etiqueta, esto es cubrirse la nariz y boca al toser o estornudar con el ángulo interno del brazo.

• No escupir en ningún espacio de la Universidad. En caso de ser necesario, deberá utilizar un pañuelo desechable y tirarlo a la basura, posteriormente se realizará un lavado de manos.

• No tocarse la cara, especialmente nariz, boca y ojos.

 Queda prohibido fumar dentro de las instalaciones universitarias, por considerar a las colillas un factor alto de contagio.

• Los desechos de cubrebocas, pañuelos desechables y demás residuos que representen un riesgo de contagio, deberán depositarse en botes especiales identificables, mismos que estarán disponibles en diversos espacios de las Unidades.

• Evitar compartir herramientas de trabajo y objetos personales (computadora, papelería en general, celulares, por mencionar algunos).

• Procurar guardar las medidas de higiene y protección en el transporte público, en el trayecto de la casa a las instalaciones universitarias

• Evitar el uso de barba, bigote, así como accesorios (joyería, relojes, corbatas) ya que pueden ser un depósito de virus y microorganismos.

Según el Plan institucional de la UPN, “Las poblaciones en situación de vulnerabilidad son aquellas que debido a determinadas condiciones o características de salud son más propensas a desarrollar una complicación por el virus SARS CoV2 (COVID-19). Para el presente Plan se considerarán dos grupos:

a) Personas de alta vulnerabilidad. Mujeres embarazadas o lactando, personas adultas mayores de 60 años, personas con obesidad, diabetes e hipertensión descontroladas, VIH, cáncer, con discapacidades, trasplantes recientes, enfermedad hepática, pulmonar, así como trastornos neurológicos o del neurodesarrollo (epilepsia, accidentes vasculares, distrofia muscular, lesión de médula espinal); y b) Personas de vulnerabilidad media. Quienes convivan en su hogar o tengan a su cargo el cuidado de menores de 12 años de edad, personas adultas mayores y en situación de vulnerabiliad o mayor riesgo de contagio.”… “Las personas identificadas en el apartado (a), preferentemente, realizarán sus actividades en la modalidad a distancia; mientras que las del grupo (b) alternarán su asistencia en el desempeño de sus labores, ambas hasta que las autoridades de salud y educativas emitan otro criterio de cuidado. En caso de asistencia extraordinaria a las instalaciones universitarias, deberán extremar las medidas de prevención e higiene.”

Es interesante observar que los cuerpos académicos que diseñaron este plan y los protocolos correspondientes, han sido sensibles a las necesidades apremiantes que presentan muchas (si no es que la mayoría) de las instituciones de educación superior en México, en el sentido de cuidar o proteger al personal que puede ser susceptible o se encuentra en zona de vulnerabilidad sanitaria, cuyo promedio de edad, sobre todo del personal docente, (y quizá también del administrativo), es de 50 años (condición que también se presenta en otros niveles de la educación pública)én se presenta en otros niveles de la educación pública).

Por otra parte,  en conversación con uno de los directivos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Azcapotzalco, Óscar Lozano, él destacaba algunas características comunes que se presentan entre los miembros de la plantilla del personal docente y de investigación en esa institución, a partir del inicio de la emergencia sanitaria (marzo, 2020). Entre esos factores, por ejemplo, identificaba el tema de la edad. Situación que ha tenido conexión con dos ámbitos: 1) Por un lado, cierta dificultad para que las y los docentes se incorporen rápidamente a las modalidades educativas a distancia, con apoyo de nuevas tecnologías de información y comunicación (aparte de las limitaciones que tiene el personal académico, por falta de apoyo institucional, para contar con infraestructura y recursos tecnológicos adecuados, a efecto de llevar a cabo las actividades educativas de manera virtual con los estudiantes de grado y posgrado); y 2) La probabilidad alta de que el personal mayor de 50 años sea proclive a cursar alguna de las enfermedades crónicas, no contagiosas, que establece, como de alto riesgo, el sector salud al vincularse con Covid-19.

No es nada extraño que la mayoría de las instituciones de educación superior, públicas y privadas, presenten situaciones similares, y más aún con un conflicto generalizado porque las autoridades universitarias no han sido sensibles a las necesidades laborales del personal académico ni de los trabajadores administrativos, surgidas a raíz de la pandemia. Tengo conocimiento que el Tec de Monterrey, al menos en posgrado, tomó la decisión de continuar sus actividades académicas “completamente a distancia a través de las nuevas TIC”.

Se requiere, en efecto, una buena dosis de tolerancia por parte de las áreas directivas de nuestras instituciones de educación superior (así como de otros niveles educativos también), y no obligar a las profesoras y los profesores a realizar actividades para las cuales no fueron contratados (actividades educativas mediadas únicamente por las nuevas tecnologías). Aunque también se requiere de otra dosis de disposición y actitudes de colaboración por parte de todas y todos los trabajadores de la educación, sin duda.

En ambos casos, se requiere de una abierta disposición al diálogo y a la concertación con la finalidad de que las y los estudiantes continúen sus estudios de nivel superior y de posgrado, sin ponerse en riesgo, y sin que las y los profesores se vean desprotegidos en sus condiciones de trabajo, y particularmente en su estado de salud.

Fuente consultada:

(1) UPN. Plan integral para el retorno seguro a las actividades académicas y administrativas en el marco de la nueva normalidad. Rectoría, julio 2020. (Otros aspectos que aborda el plan mencionado son: Protocolos. Entrada, permanencia y salida de las instalaciones universitarias. Uso y aprovechamiento de salones, oficinas, bibliotecas, cafeterías, comedores, áreas de checado, atención al público y demás áreas de uso común. Asuntos en materia de horarios, asistencia y demás aplicables para el personal académico y administrativo (base, confianza y estructura). Líneas para el trabajo académico, cultural y deportivo. Clases y asesorías. Cursos remediales. Exámenes profesionales. Reuniones académicas. Actividades académicas, culturales y deportivas. Medidas para la adecuación, limpieza y mantenimiento de espacios cerrados y de uso común. Equipamiento e higiene. Formación y capacitación. Difusión oportuna de protocolos y medidas. Marco normativo y referencial. Disposiciones normativas aplicables, y Referencias).

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/plan-de-actuacion-sanitaria-en-educacion-superior.html

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Cinco Pasos Para Disminuir La Ansiedad Infantil

Por: Sofía García-Bullé

La ansiedad es un problema creciente en los hogares que afecta a niños y adultos.

La salud mental se ha vuelto un tema de gran importancia ante las condiciones impuestas por un aislamiento prolongado. En el caso de los niños, la situación de incertidumbre y encierro provocado por la pandemia podría jugar un rol importante en el aumento de casos de ansiedad infantil.

Un reciente estudio realizado por la organización Save the Children ha encontrado que 1 de cada 4 niños sufren de ansiedad por el aislamiento derivado del coronavirus. En el estudio participaron más de 6000 niños de Alemania, Finlandia, España, Estados Unidos y Reino Unido.

En artículos anteriores hemos hablado sobre la ansiedad, por qué es diferente del estrés y cómo detectarla en niños, pero también es importante saber qué pasos podemos tomar  para aminorarla en casa y discernir cuándo y cómo podría ser necesario buscar la ayuda de un profesional.

Ayudar a los niños a mantener bajos sus niveles de estrés para no generar un caso de ansiedad, no es tan fácil como se lee. Especialmente con las escuelas cerradas debido a la pandemia, muchas actividades extracurriculares suspendidas y restricciones para salir de casa. Pero existen medidas que madres y padres pueden tomar para fomentar un diálogo abierto y ser constantes con un acompañamiento que aminore los síntomas de la ansiedad en cuarentena.

Cinco medidas para reducir la ansiedad infantil

1. Mantener la calma y asumir un rol de apoyo

El primer paso es revisar tus propios niveles de ansiedad y utilizar los mecanismos adecuados para mantenerte tranquilo. Los niños tienden a copiar el comportamiento de los padres o personas cercanas. También son muy perceptivos y podrían no solo notar el estrés en su entorno, sino replicarlo.

Es necesario ser conscientes de nuestros comportamientos y las emociones que proyectamos cuando estamos cerca de los niños que están bajo nuestro cuidado, además de establecer instancias de conversación en la que podamos comunicar nuestras emociones en forma empática y positiva, de forma que los hijos puedan seguir el ejemplo cuando hablen de cómo se sienten.

2. Diseñar una rutina (pero ser flexibles)

Ante una situación de incertidumbre como la pandemia, las rutinas pueden ser un refugio emocional que ayuda a generar un lugar seguro para los hijos. Tener una agenda y un conjunto de actividades mantiene sus mentes activas, les da estructura y un recurso para mantenerse positivos después de llevar a término las tareas asignadas.

Además de los deberes escolares, los de casa y el ejercicio, es recomendable permitir que el niño participe en la selección de actividades, de esta forma la rutina incluirá cosas de su agrado y se sentirá tomado en cuenta dentro de la vida familiar.

De la misma forma, es importante tomar en cuenta que el propósito de la rutina, tanto para padres como para niños, es la de crear un ambiente de estabilidad, un espacio seguro. Ninguna rutina ni agenda está escrita en piedra, si hay algo que no funcione es crucial contar con la apertura y flexibilidad para cambiarlo, ya sea solo por un día o permanentemente.

La rutina, en este caso, existiría para satisfacer las necesidades psicológicas y emocionales de la familia, no al revés.

3. Ayudarle a mantener sus conexiones sociales

Uno de los problemas más serios para el desarrollo psicosocial de los niños en cuarentena es la falta de instancias donde puedan socializar. Con las escuelas cerradas y las reuniones canceladas, es necesario hacer uso de recursos tecnológicos para ayudar a los niños a procurar contacto con compañeros de la escuela, maestros, familiares y amigos.

Utilizar Facetime, Zoom y otras plataformas de comunicación en tiempo real ayudan a los hijos a mantener instancias de socialización virtual, que si bien no supera a la presencial, sigue representando un recurso necesario para mantener su salud mental, habilidades de comunicación y convivencia.

4. Promover instancias de cuidado personal

En momentos como este, es importante enseñar a los niños sobre el valor del cuidado propio. Acciones simples como tomarse un momento para ellos, atender su higiene personal; jugar, ver o leer algo que les agrade, meditar en familia, conversar.

Tanto niños como adultos necesitan realizar actividades auxiliares para el cuidado de su salud mental y física. Es crucial guiar a los niños para que encuentren y adopten las actividades de cuidado propio que más les ayuden.

5. Entender la “nueva normalidad”

Una de las variables que hace más difícil a los niños (y a otros tantos adultos) ajustarse al periodo de aislamiento y medidas preventivas es la concepción de que se trata de un periodo extendido.

El problema de vislumbrarlo de esta forma, es que se asume la llegada una fecha límite a estas medidas, que nunca llega. Esta situación extiende no solo el periodo de encierro, sino nuestra resistencia al mismo, y  se vuelve aún más complicada en los niños, que no tienen las mismas herramientas para navegar y conocer su entorno de la misma forma que los adultos.

Los niños tampoco perciben el tiempo de la misma manera, por lo que decirles constantemente que nos encontramos en una situación finita, podría tener efectos más negativos en ellos que en un adulto al ver que este se aleja cada vez que parecemos llegar a la línea de meta.

En términos más simples, para darle a los niños las herramientas para sobrellevar emocionalmente la cuarentena, necesitamos dejar de decirles que la pandemia y el encierro acabarán pronto. Para ellos, la palabra pronto significa algo mucho más inmediato que para nosotros, especialmente si no tienen toda la información que tienen los adultos sobre cómo se ha desarrollado el virus y cómo ha afectado tanto estructuras económicas como dinámicas sociales.

Quizás, adaptarnos primero como adultos a esta “nueva normalidad” y comprender que el hecho de que es temporal no quiere decir que su finitud es inmediata o próxima, nos puede ayudar a encontrar la estabilidad que necesitamos para apoyar a los niños bajo nuestro cuidado a entender lo mismo, y llegar juntos a la admisión tanto del fin de la pandemia en un futuro, como de su permanencia en el presente.

Si después de aplicar estas medidas el niño continúa mostrando síntomas de ansiedad, es recomendable solicitar la ayuda de un profesional. Un psicólogo tiene las herramientas para apoyar a una niña o niño cuyo problema de ansiedad es más severo. Es crucial no saltarse esta medida, dado que un problema de ansiedad que no es atendido puede desarrollar trastornos más serios como la depresión o el estrés crónico.

¿Tienes niños en casa en situación de ansiedad? ¿Qué métodos has utilizado para disminuir sus síntomas? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/consejos-disminuir-ansiedad

 

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Embarazadas padecen violencia obstétrica agravada por la emergencia sanitaria de COVID-19

Por: Daniela Rea, Diana Cariboni y  Lydiette Carrión  

Las mujeres enfrentan una crisis de «violencia obstétrica» agravada por la emergencia sanitaria de covid-19, a pesar de las leyes que buscan combatir el maltrato y la «medicalización excesiva»

Mujeres que dieron a luz en medio de la pandemia de covid-19 en América Latina enfrentaron una presión creciente en favor de las cesáreas, además de maltrato, prohibiciones de acompañante y negativas de asistencia en casos de emergencia – pese a la existencia de leyes contra la “violencia obstétrica” y la “medicalización abusiva”.

La región ya tenía la mayor tasa de cesáreas del mundo, estimada en 40% de todos los nacimientos, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no sobrepasen el 15% e insiste en que solo deben practicarse cuando las justifican razones médicas.

La OMS reiteró esta recomendación en sus pautas sobre el parto durante la pandemia publicadas en marzo, que dicen además que las mujeres deben contar con una compañía de su elección al parir, recibir un trato digno y respetuoso, información clara, analgesia adecuada y apoyo para amamantar si lo desean.

La práctica de cesáreas, inducciones, episiotomías y otros procedimientos que no sean médicamente necesarios, o que no cuenten con consentimiento informado, está prohibida por leyes nacionales o estadales contra la violencia obstétrica en por lo menos ocho países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela.

Fotografía durante una videollamada con Lidia y su bebé en su casa en el Estado de México. / Foto: María Ruiz.

La mayoría de estas leyes garantiza una compañía en el parto, cohabitación con el recién nacido y apoyo para amamantar. Pero activistas por la salud materna aseguran que ni esas normas ni las pautas de la OMS eran suficientes para proteger estos derechos incluso antes del covid-19. Y la pandemia no hizo más que empeorar las cosas.

En Argentina, Margarita Goñi, del grupo activista El Parto es Nuestro (EPEN), dijo que “en marzo y las primeras semanas de abril”, cuando el gobierno decretó el aislamiento obligatorio, en algunos hospitales “se comenzó a citar a inducción o directamente a cesárea por estar de 38 semanas de embarazo”, incluso contrariando las pautas del propio ministerio de salud.

Violeta Osorio, del grupo de derechos humanos Las Casildas, agregó: “Se le dice a las embarazadas que es mejor programar una cesárea a entrar en trabajo de parto en el medio de un pico de covid-19. Pero esto es contradictorio con la necesidad de no saturar el sistema de salud, dado que una cesárea implica más tiempo de internación e insumos”.

En Ecuador, Sofía Benavides (también de EPEN) dijo que su grupo reunió testimonios de 26 mujeres que dieron a luz durante el brote de covid-19. Trece de ellas dijeron que no se les permitió parir con un acompañante, como parte de las restricciones de los hospitales, y 15 dijeron que no pudieron tener contacto temprano piel con piel con los recién nacidos.

Benavides relató que, en el peor momento del brote en la ciudad de Guayaquil (abril y mayo), una clínica privada ofrecía: “vienes sola, se te practica una cesárea, no te damos habitación, te mantenemos en zona de observación y te cobramos 1,200 dólares. Lo único bueno es que le permiten permanecer con el bebé”.

En México, el ginecólogo y obstetra Christian Mera, del Grupo Médico Proparto Natural, estima que, cuando se acceda a las estadísticas, “en abril y mayo veremos un aumento en las cesáreas”, impulsado por “el miedo a que se saturen los hospitales”, que sin embargo “es contradictorio porque la cesárea tiene mayores riesgos y, en el caso del covid-19, se suma el riesgo de la hospitalización e infección”, observó.

En toda la región, “en nombre de la pandemia, los niveles de cesáreas han llegado a ser extremadamente altos, incluso en las mujeres sin covid-19”, dijo a openDemocracy Bremen de Mucio, asesor regional en salud materna de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En Uruguay, que registra alrededor de 1,000 casos de covid-19 y una treintena de muertes, las autoridades fueron acusadas de hacer la vista gorda cuando varios centros de salud suspendieron temporalmente los acompañantes en partos, cesáreas y ecografías, contraviniendo la ley.

En Venezuela, dos mujeres jóvenes que dieron a luz en mayo en maternidades públicas de Caracas, reportaron haber permanecido solas y “asustadas” hasta que les dieron el alta, luego de pasar por procedimientos sobre los que no las consultaron, como ruptura artificial de membranas (lo que se conoce como romper bolsa), inducción y episiotomía (corte en la abertura vaginal).

Solas y mal informadas

A partir de marzo, openDemocracy entrevistó a diecisiete mujeres y a gran cantidad de organizaciones no gubernamentales, parteras y obstetras de Argentina, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela, que detallaron experiencias de parto en la pandemia que parecen infringir tanto las pautas internacionales como las leyes locales.

La mayoría de las mujeres debieron parir solas porque se prohibieron los acompañantes por el covid-19. Esto “multiplica el riesgo de maltrato” en países donde la violencia obstétrica “siempre está presente”, advirtió la partera mexicana Nuria Landa, del grupo Nueve Lunas.

Muchas de estas mujeres denunciaron asimismo abuso verbal y físico de un personal hospitalario sobreexigido, que tampoco les dio suficiente información para entender lo que estaba pasando. Además, varias parturientas dijeron que fueron separadas de sus bebés y no pudieron amamantarlos.

“Me sentí abandonada. Fue una mezcla de angustia y dolor”

Las infracciones a la guía de la OMS y a las leyes se presentan tanto en hospitales públicos como privados. “No nos trataron con dignidad”; así es como Lidia Cordero describe lo que sintió al quedarse sola en trabajo de parto en una sala de emergencias de un hospital público de Huixquilucan, México, donde asegura que no le dieron información necesaria.

“Literal, fuimos las apestadas del hospital”, dijo Montse Reyes, que tuvo una cesárea programada en mayo en una clínica privada de México. Reyes asegura que tras el nacimiento ella y su bebé dieron positivo en el test de covid-19, pero el personal no le informó los resultados hasta que le dieron el alta, tras pasar dos días en aislamiento.

No la separaron de la recién nacida, pero ambas fueron colocadas “en una zona aislada detrás de una puerta de cristal” y “nadie quería tener contacto con nosotras. Eran las 11 de la noche y yo no había tomado ni un vaso de agua desde las 10 de la noche del día anterior”, relató.

Montse Reyes y su bebé durante una videollamada, mayo de 2020. Foto: Fernanda Ruiz. 

“Me sentí abandonada. Fue una mezcla de angustia y dolor”, explicó Daniela Echeverría, en Ecuador. Le habían prometido un parto con música, libertad de movimiento y masajes en el centro de salud pública de Conocoto, Quito. Pero, si bien le permitieron estar con su esposo, los dejaron solos en la sala de partos.

Echeverría cree que el personal fue reducido por la pandemia, y explica que el único equipo de guardia (una médica y dos enfermeras) estaba atendiendo otro parto y solo apareció tres horas después; para entonces ella sufrió un desgarro vaginal y su beba había tragado líquido amniótico y meconio, señal de sufrimiento fetal.

En Uruguay, la coordinadora del Grupo por la Humanización del Parto y Nacimiento, Laura Vega, dijo que su organización recibió “70 denuncias en todo el país”.

La ausencia de información clara es un asunto que se reitera en los testimonios recopilados por openDemocracy. Dos mujeres que fueron a cesárea en dos ciudades uruguayas en abril (antes de que el gobierno revirtiera la prohibición de acompañantes en mayo) dijeron haberse enterado a último momento que darían a luz solas.

“Ni siquiera me preguntaron. La ginecóloga le dijo a mi compañero que no era conveniente que entrara al quirófano”, dijo Anahí Oudri. Andrea Fernández sostuvo: “En ese momento no me daba para discutir. Tenía terror a la cesárea, y sabés que si no ganás la discusión, no está bueno ver caras malas”.

Problemas globales, partos riesgosos

En todo el mundo, la investigación de openDemocracy identificó más de 100 infracciones a las pautas de la OMS en al menos 45 países desde que comenzó la pandemia. Esta evidencia procede de testimonios directos, de ONG y de otros medios periodísticos.

En América Latina, los toques de queda y las restricciones al transporte por el coronavirus llevaron a que muchas mujeres perdieran controles de embarazo, tuvieran que caminar largas distancias para llegar a un hospital o incluso se vieran obligadas a partos en casa, no planificados y riesgosos.

Dos mujeres embarazadas esperan que las controlen en un hospital de Caracas, Venezuela, mayo 2020 Foto: Yadira Pérez.

En mayo, nuestra reportera en Venezuela vio a una mujer con una gestación de 31 semanas a la que le negaron inicialmente asistencia en una maternidad pública de Caracas. Fue trasladada horas más tarde a otro hospital, pero su bebé estaba muerto y debieron practicarle una histerectomía.

A otras parturientas que llegaban a pie a la maternidad (algunas tras caminatas de una hora desde sus casas) se les decía que volvieran más tarde, cuando tuvieran mayor dilatación del útero.

En Ecuador, la abogada feminista Ana Vera, del grupo de derechos sexuales y reproductivos Surkuna, dijo que en abril a dos mujeres con emergencias obstétricas se les negó asistencia varias veces en salas de urgencia de hospitales públicos de Guayaquil, entonces sumergida en un descontrolado brote de covid-19.

“Tuve que intervenir directamente llamando a autoridades del ministerio de salud pública” para que le “dieran antibióticos a una” y una “transfusión de sangre” a la otra, dijo Vera.

También en abril, Nuria Landa, la partera mexicana, recibió llamadas telefónicas de emergencia de dos mujeres que estaban haciendo trabajo de parto en sus casas, tras ser rechazadas por un hospital reconvertido para atender casos de covid-19 sin previo aviso.

Otra mujer en Guadalajara, México, relató a openDemocracy que había parido sin complicaciones en su casa en abril, pero al día siguiente se sintió mal y fue al hospital para que le hicieran un test de coronavirus. Al principio se lo negaron.

“La doctora me introdujo más fuerte los dedos, remolineó dentro”, dijo la mujer. La médica la regañó y le aseguró que tenía restos de placenta y necesitaba un legrado. Pero no era cierto, como demostró un segundo médico que ordenó una ecografía y un test de coronavirus, que resultó positivo.

La mujer denunció su caso a las autoridades como una violación a las normas contra la violencia obstétrica. Sin embargo, no está claro si las autoridades van a investigar estos casos en algún momento, pues ninguna de ellas respondió las preguntas de openDemocracy en México. Tampoco en Argentina, ni en Uruguay, ni en Venezuela.

La defensoría del pueblo de Ecuador dijo en mayo, en respuesta a nuestras preguntas, que no había recibido ninguna denuncia de violencia obstétrica durante la pandemia.

Mientras tanto, una portavoz de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo que su oficina “también ha recibido reportes preocupantes sobre los derechos humanos de las mujeres y niñas embarazadas en el contexto de la pandemia de covid-19”.

“Nos preocupa que en todo el mundo, con sistemas de salud sobreexigidos, se desvíen con frecuencia los recursos para servicios de rutina como los de salud materna… Documentar estos incidentes es un primer paso crucial para exponer el problema. Los estados deben adaptar sin demoras sus prácticas a las pautas de la OMS”.

La violencia obstétrica existe, pero no se nombra

A la violencia preexistente hacia las mujeres embarazadas, dice la OMS, se le suman los agravios por la emergencia sanitaria.

El asesor regional en salud materna de OMS/OPS, Bremen de Mucio, dijo que las situaciones encontradas en nuestra investigación no lo sorprenden, “porque ya existían antes de la pandemia y de hecho la necesidad de que OMS haya desarrollado una declaración específica sobre el maltrato durante el embarazo, el parto y el puerperio da cuenta de que esta es una realidad que se presenta en la casi totalidad de los países… Y lo único que ha ocurrido en la pandemia es que algunas de esas situaciones se han agravado o se han hecho más frecuentes”.

El experto añadió que “lo primero es abogar para que el tema tome la visibilidad necesaria, esto tiene un doble efecto, por un lado que las usuarias conozcan que el problema existe y que los derechos están de su lado. Y al mismo tiempo, dar a entender a los profesionales que prácticas que ellos consideran normales son violatorias de los derechos de las usuarias y que tarde o temprano deben ser punibles”.

De Mucio se explayó asimismo sobre la resistencia que genera en el personal médico la expresión “violencia obstétrica”.

En la declaración de la OMS, firmada por decenas de instituciones relevantes, “debimos hablar de trato irrespetuoso en lugar de violencia obstétrica. Y esto no ha sido por capricho, o por no reconocer que la violencia obstétrica existe”, sino “para evitar cortar puentes de diálogo con las sociedades profesionales, porque hablar de violencia obstétrica genera resistencias que impiden  discutir el tema”, sostuvo.

Las leyes contra la violencia obstétrica se hicieron necesarias “ante la constante violación de los derechos de las usuarias. Desafortunadamente, en algunos casos no han sido reglamentadas, o no se han especificado las sanciones que comporta el no respetarlas, o directamente no se monitorea el respeto a estas leyes”, dijo. Más grave aún, según el experto, los profesionales y las mujeres incluso ignoran a veces la existencia de estas normas.

Una anécdota hace explícita esta situación. “Hace unos años, en un congreso de ginecología y obstetricia, el presidente de una gran federación de ginecología y obstetricia de un país de América Latina se jactaba de que, aunque existía una ley contra la violencia obstétrica en varios estados de su país, nunca se había sancionado a un ginecólogo por violencia obstétrica”, sostuvo De Mucio.

Contribuyeron a este artículo Magda Gibelli y Agostina Mileo.

Este artículo fue publicado originalmente por el proyecto Tracking the Backlash de openDemocracy.

Fuente: https://piedepagina.mx/mujeres-de-america-latina-bajo-presion-para-aceptar-cesareas-durante-pandemia/

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Aumentan los milmillonarios de América Latina, la región más desigual del mundo: Oxfam

La fortuna de los 73 milmillonarios de América Latina aumentó en 48 200 millones de dólares desde el comienzo de la pandemia, incluso ahora cuando la región es una de las más afectadas del mundo, afirma Oxfam hoy. 

La región ha visto surgir en promedio un nuevo milmillonario cada dos semanas desde marzo, mientras que millones de personas siguen luchando contra la enfermedad, dificultades económicas extremas y por poner comida en la mesa durante los confinamientos, con los hospitales al borde del colapso.

En conjunto, los 42 milmillonarios del Brasil aumentaron su patrimonio neto de 123 100 millones de dólares en marzo a 157 100 millones de dólares en julio, mientras que los siete más ricos de Chile vieron como su patrimonio conjunto aumentaba en un 27 % hasta alcanzar los 26 700 millones de dólares.

Los Gobiernos de América Latina están infra gravando en la práctica tanto la riqueza individual como los beneficios empresariales, lo que está socavando su lucha contra el coronavirus, la pobreza y la desigualdad.Oxfam estima que América Latina perderá 113 400 millones de dólares en ingresos fiscales este año, lo que equivale al 59 % del gasto en salud pública de la región.

«Mientras que todos los demás están viviendo con órdenes de confinamiento, tratando de sobrevivir y con el temor de enfermarse, los milmillonarios latinoamericanos ven como su patrimonio y privilegios van generando más de 413 millones de dólares diarios desde el principio de la pandemia, todos y cada uno de los días», afirmó el director ejecutivo interino de Oxfam, Chema Vera.

“Los súper ricos nunca han tenido que preocuparse por ser desalojados por no pagar el alquiler o tener que decirles a sus hijos e hijas que hoy no hay nada que comer. Al contrario, han recolocado sus activos o invertido en más acciones, bonos, oro y bienes raíces, como ya lo hicieron después de la crisis económica mundial de 2008 y 2011.

“Mientras la gente muere y se enfrenta a la indigencia, la enfermedad y el hambre, es vergonzoso que un puñado de personas extremadamente ricas puedan estar amasando todavía más poder y riqueza. Si los Gobiernos no toman medidas para cambiar nuestros sistemas económicos, están echando gasolina al fuego del descontento contra las injusticias sociales que ahora están arrasando el mundo».

América Latina ya era la región más desigual del mundo. Los esfuerzos de los Gobiernos para combatir el coronavirus y salvar vidas se han visto frustrados por la desigualdad y la corrupción profundamente arraigadas, y el virus ahondará todavía más la enorme brecha entre los más ricos y el resto.

A pesar de haber activado uno de los confinamientos nacionales más rápidos y agresivos de América Latina, incluso antes que Francia y el Reino Unido, Perú tiene más de 366 550 casos registrados y una cifra de 13 767 fallecidos, el segundo país más afectado de América Latina después de Brasil y ahora uno de los peores focos del coronavirus del mundo.

Más del 70 % de la población peruana trabaja en la informalidad, sin contratos o protección, y sin seguridad laboral o licencias por enfermedad. Desde el comienzo del confinamiento el 16 de marzo, 2,3 millones de personas que viven en Lima, la capital de Perú, han perdido sus trabajos y la capacidad de alimentar a sus familias. Ya son 200 000 quienes han huido a pie de las ciudades a sus pueblos de origen en el campo, algunos llevándose el virus con ellos. Al mismo tiempo, los dos peruanos más ricos vieron aumentar su fortuna combinada en un 6 % hasta alcanzar los 5500 millones de dólares y Perú ha visto surgir otros dos nuevos milmillonarios.

El Gobierno peruano ayudó a las familias más pobres a sobrevivir mediante transferencias en efectivo de 100 dólares al mes, pero la desigualdad acabó con las buenas intenciones.

«Solo el 42 % de la ciudadanía peruana de 15 años o más tiene una cuenta bancaria y la mayoría de los beneficiarios de la ayuda del Gobierno, las personas más pobres del país, están fuera del sistema bancario. No les ha quedado más remedio que ir en persona al banco, donde las largas colas se han convertido en un terrible caldo de cultivo para el coronavirus. Vencer la pandemia significa vencer la desigualdad. También significa poner fin a los privilegios de unos pocos afortunados», declaró Vera.

El confinamiento de Perú implicó el cierre de todos los negocios excepto los proveedores de alimentos, medicinas y otros servicios esenciales. Sin embargo, solo una semana después, las grandes empresas mineras, petroleras y de agronegocios eludieron la orden, argumentando su importancia vital y estratégica para el país y prometiendo cumplir con estrictas medidas sanitarias. La realidad es que muchas de ellas no llegaron a aplicar medidas mínimas de mitigación de riesgos. La mina de cobre Antamina ha informado de 210 casos positivos por coronavirus, mientras que el 90 % de los empleados y empleadas de la compañía de aceite de palma Ocho Sur que se sometió a la prueba a principios de junio dio positivo, lo que supone una gran amenaza para las comunidades indígenas cercanas, que se encuentran entre las más desatendidas por el sistema de salud pública de Perú y que temen un elevado número de muertes. En la región amazónica donde opera la empresa, hay menos de ocho profesionales médicos por cada 10.000 habitantes.

En toda América Latina, 140 millones de personas, alrededor del 55 % de la población activa, se encuentran en la economía informal, y casi una de cada cinco vive en un tugurio. Hasta 52 millones de personas podrían caer en la pobreza en América Latina y el Caribe como consecuencia de la pandemia, con lo que la lucha contra la pobreza retrocedería 15 años.

En una región en la que ya una de cada tres mujeres se ve afectada por la violencia de género, las órdenes de permanencia en el hogar han dado lugar a un aumento de las denuncias de violencia doméstica y de asesinatos de mujeres y niñas. En Argentina, al menos 81 mujeres han sido asesinadas durante el confinamiento desde marzo de 2020.

En promedio, la inversión pública en salud de los países de América Latina es del 4 % del PIB, la mitad que los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Décadas de privatización e inversiones insuficientes han dejado a los sistemas de salud pública de la región terriblemente mal preparados e incluso los han convertido en un factor que contribuye al aumento de las infecciones por coronavirus.

Para los más de 5 millones de personas migrantes venezolanas que viven en la región, la pandemia es una crisis doble. Tras huir del caos económico y político, millones de personas se han quedado sin trabajo debido a las cuarentenas. Muchas de ellas son indocumentadas y han caído en el olvido de las respuestas del Gobierno, incapaces de acceder a las transferencias de efectivo o a los servicios de salud. Desesperadas y a menudo sin hogar por no poder pagar el alquiler, 80 000 personas han vuelto sobre sus pasos por los Andes para retornar a Venezuela, donde incluso antes de la pandemia uno de cada tres venezolanos se enfrentaba al hambre.

Si se aplicara en 2020 un impuesto al patrimonio neto de entre el 2 % y el 3,5 % a quienes tengan más de un millón de dólares, los Gobiernos latinoamericanos podrían recaudar hasta 14 200 millones de dólares, que podrían ser invertidos en salud pública y protección social. Esta cifra es 50 veces la cantidad de lo que se podría recaudar este año de los milmillonarios de la región.

«El virus se ha expandido por América Latina no por indisciplina, sino por la desigualdad, ejemplificada por la enorme economía informal de la región y su falta de redes de seguridad, y por los Gobiernos que no gravan suficiente las grandes fortunas. La población se enfrenta a un dilema: quedarse en casa y pasar hambre o arriesgarse y salir a intentar ganarse la vida. Las grandes fortunas tienen una enorme deuda con nuestras sociedades y ya es hora de que paguen la justa parte que les corresponde», concluye Vera.

Notas para editores

Los cálculos de Oxfam se basan en las fuentes de datos más actualizadas y completas disponibles. Las cifras sobre las personas más ricas de la sociedad provienen de la Billionaires List de Forbes y del Real-Time Billionaires ranking de Forbes. Comparamos la riqueza neta de los milmillonarios latinoamericanos el 18 de marzo de 2020 con su riqueza neta el 12 de julio de 2020.

Durante ese período, el valor neto combinado de los milmillonarios en la Argentina pasó de 8800 millones de dólares a 11 200 millones de dólares; en el Brasil, de 123 100 millones de dólares a 157 100 millones de dólares; en Colombia, de 13 700 millones de dólares a 14 100 millones de dólares; en Chile, de 21 000 millones de dólares a 26 700 millones de dólares; en el Perú, de 5200 millones de dólares a 5500 millones de dólares; y en Venezuela, de 3400 millones de dólares a 3500 millones de dólares.

Únicamente tres países de América Latina aplican un impuesto sobre el patrimonio: Argentina (impuesto máximo del 1,25 %), Colombia (1 %) y Uruguay (1 %).

Descargue el informe más reciente de Oxfam sobre América Latina: ¿Quién paga la cuenta?

Desde el inicio de la pandemia, Oxfam ha proporcionado asistencia alimentaria, artículos de higiene y alojamientos temporales seguros a 250 000 de las personas más vulnerables de América Latina y el Caribe, gracias a su colaboración con más de 60 organizaciones socias en 11 países.

Información de contacto

Annie Thériault en Montreal (Canadá) | annie.theriault@oxfam.org | +51 936 307 990

Para actualizaciones, por favor siga a @Oxfam y @Oxfam_es

Le animamos a apoyar el llamamiento de respuesta al coronavirus de Oxfam.

Fuente: https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/aumentan-los-mil-millonarios-de-america-latina-medida-que-la-region-mas-desigual

Imagen:  desinformemonos.org

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¡El cambio va!

Por: Elisabeth De Puig

 

En este momento hay que prestar una atención particular a nuestros niños, niñas y adolescentes en situaciones de riesgo. Es el papel de las escuelas, de las Ongs, de las juntas de vecinos, que apenas  se lograba en la normalidad.  Ahora, estas frágiles barreras han sido en parte desmanteladas.

 

El cambio va, no hay dudas. Se siente en el aire, en los ánimos, en la prensa, en las redes. El “se van” se está haciendo realidad. Sin embargo, la persistencia del coronavirus y los amigos desaparecidos aguan la fiesta.

Más que aires festivos, se sienten las preocupaciones por la complejidad y la gravedad del momento en el cual nos encontramos y por la responsabilidad en el futuro de nuestro país de cada uno de los ciudadanos que conformamos la República Dominicana.

Ahora se trata de hacer coincidir los sueños de un adecentamiento de la vida política, de una economía más equitativa, de una educación inclusiva, de salud para todos y todas justo en el momento que la pandemia de la Covid-19 va a alterarpor su triple impacto en la salud, la educación y la generación de ingresos las “hojas de ruta” de los países comprometidos con alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Dentro de este marco, la educación dominicana en la cual se han invertido tantas luchas, esperanzas y fondos públicos sin que se hayan aun cosechado los frutos de estos esfuerzos, se perfila como una de las principales víctimas de la crisis sanitaria y de la crisis económica que la acompaña.

Para el inicio del año escolar 2020/21 pasa forzosamente a un segundo plano el clamor de la sociedad a favor de una educación pública de calidad basada en competencias, la capacitación del magisterio, y otros reclamos que parecían impostergables.

La pandemia exige soluciones inmediatas y pospone el cambio real planteado por el recién designado ministro de Educación Roberto Fulcar, quien propugna por una educación de calidad basada en un sistema de enseñanza horizontal que promueva el análisis, el razonamiento y la creatividad en ruptura con la educación tradicional dominicana que se ha caracterizado por un estilo pedagógico autoritario, vertical.

En el sistema educativo del “cambio” todos los actores poseen iguales derechos, se fomenta la participación para la formación de ciudadanos que aporten al desarrollo socio económico, cívico y democrático individual y colectivo.

Sin embargo, en la emergencia actual la comunidad educativa trabaja con incertidumbres, planificaciones móviles, segmentaciones, aperturas diferenciadas según los sectores.

No se sabe, con las opiniones que circulan, si se pospondrá el regreso a clase para enero con los riegos de deserción y marginalización de los más vulnerables, o si se trabajará à la carte según las escuelas y zonas afectadas del país.

En este caso, se deben esquivar los escollos de modelos híbridos entre los sectores público y privado; entre docencia presencial o semi presencial, de presencia alternada y virtual; entre quienes tienen acceso o no a las TICs; ritmos que, además, no toman en cuenta las obligaciones laborales de padres que salen a trabajar diariamente.

¿Cómo ser más inclusivos, cuando la educación en tiempo de pandemia refuerza las desigualdades, la deserción escolar, las brechas sociales y digitales, al igual que el trabajo infantil?

En Villas Agrícolas, los directores de escuelas públicas trabajan sobre la hipótesis de clases con la presencia de veinte alumnos por aula, que asistirían dos días la primera semana y tres días la semana siguiente y sobre la base de dos tandas diarias.

Sin embargo, la Sociedad Dominicana de Pediatría (SDP) sugirió que los grupos deberían ser de hasta quince alumnos, sometidos a vigilancia constante, cuidando el distanciamiento y la higiene, con una “estructura muy cuidadosa” para la supervisión del estudiantado.

Sabemos de antemano que muchos de estos lineamientos son casi imposibles de poner en práctica en un sinnúmero de sectores donde hay menos agua que nunca, donde las familias no tienen recursos suficientes para dotar a sus hijos de mascarillas eficaces y donde no se puede garantizar la ausencia de contactos físicos.

No podemos olvidar que nuestros niños y niñas son turbulentos, habrán estado semi enjaulados durante meses, habrán estado sometidos sin escapatoria a la violencia intrafamiliar que caracteriza nuestros sectores marginados y al miedo de una pandemia que “pica cerca”.

¿En un esquema de vuelta a la escuela alternada, cómo hacerle frente a la idiosincrasia de nuestros niños y niñas obviando el contacto físico que nos caracteriza como pueblo?

¿Cómo atender nuestros chiquitines con sus necesidades afectivas, miedos y hambre de cariño y protección, tomando en cuenta el miedo legítimo de los docentes?

Si en años anteriores faltaban cupos en varios sectores de la zona norte de Santo Domingo se hace evidente que la situación actual no favorece la inscripción de todos los estudiantes.

Los padres y alumnos del liceo Manuel Aurelio Tavárez Justo informaron que en el liceo las autoridades educativas les dijeron que el Distrito Escolar sólo aprobó cupos para 80 estudiantes de nuevo ingreso, lo que ha dejado a la mayoría de los niños y niñas de la vecina Escuela España sin inscripción.

En este momento hay que prestar una atención particular a nuestros niños, niñas y adolescentes en situaciones de riesgo. Es el papel de las escuelas, de las Ongs, de las juntas de vecinos, que apenas se lograba en la normalidad. Ahora, estas frágiles barreras han sido en parte desmanteladas.

Les daré como ejemplo el de Carina, de 11 años, y de su hermanito Jean, de 9, quienes viven en situación de extrema pobreza. Estaban escolarizados por la mañana en una escuela de la Zurza y en la tarde acudían a la Fundacion Abriendo Camino. Solo les quedaban los sábados y domingos para trabajar vendiendo guineos y maíz asado para llevar el peso a su casa.

Hoy en día, para ellos como para muchos otros no hay educación virtual. Venden mascarillas desde la mañana hasta tarde en la noche. Andan cada uno por su lado, en zonas aldeañas al Mercado de la Duarte, sin ningún tipo de protección “porque las mascarillas son caras”.

Pasan el día entero en la calle en medio del molote, donde piden para su comida para no gastar el producto de su venta. Como ellos hay cientos de niños, niñas y adolescentes tirados a la calle por las circunstancias, a pesar de los riesgos de contagio y de abusos.

En este contexto, queda claro que no hay decisiones que puedan resolver todos los problemas y satisfacer todas las necesidades. El cambio va pero en difíciles circunstancias.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/el-cambio-va-8841123.html

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Italia: Conte propone extender el «estado de emergencia»

Europa/ Italia/ 28.07.2020/ Fuente: www.telam.com.ar.

Mientras que Italia registró hoy 11 víctimas por coronavirus tras cuatro días seguidos con cinco fallecimientos, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, pidió hoy al Senado que prorrogue el actual «estado de emergencia» vigente hasta el 31 de julio a nivel nacional, con el que regula las medidas para hacer frente a la pandemia, ya que la enfermedad «continúa circulando».

«El virus continúa circulando. La prórroga del estado de emergencia es inevitable, y el horizonte es extenderlo hasta octubre», afirmó Conte en el Senado.

El premier confirmó así la intención del Gobierno que encabeza de extender el marco vigente para la lucha contra la Covid-19, con una fecha que se definirá en el Parlamento y que llevaría la prórroga hasta el 15 o el 31 de octubre, según informó el diario Repubblica.

El virus continúa circulando. La prórroga del estado de emergencia es inevitable, y el horizonte es extenderlo hasta octubre.

GIUSEPPE CONTE

«La prórroga es necesaria para asegurar la continuidad operativa que se está desarrollando» en el país, justificó Conte, quien planteó que el comité técnico que lo asesora sostiene que «la situación internacional permanece preocupante«.

Hoy, tras cuatro días consecutivos con cinco víctimas diarias por coronavirus, el ministerio de Salud italiano informó 11 fallecimientos, que llevan el total desde el inicio de la pandemia a 35.123.

Además, en las últimas 24 horas hubo 181 contagios de la enfermedad, frente a los 170 informados ayer.

Conte visitó el Senado para trazar un balance de las medidas implementadas por su Gobierno desde la adopción del marco nacional de lucha contra la Covid-19, el 31 de enero de este año, y plantear los motivos por los que busca extenderlo.

Según informó un comunicado del Gobierno italiano, Conte seguirá con sus informes mañana, cuando visite la Cámara de DIputados, y luego anunciará la extensión del «estado de emergencia» hasta el 15 o el 31 de octubre, en base a la decisión parlamentaria.

Entre otras facultades, la medida que Conte se prepara a extender permite disponer el cierre de fronteras y la prohibición de vuelos desde y hacia los países a los que considere en riesgo epidemiológico.

También hoy, los ministros de Salud, Roberto Speranza, y Educación, Lucia Azzolina, confirmaron la decisión del Gobierno de reiniciar las clases en todo el país y en todos los niveles el 14 de septiembre, tras al receso estival, y en línea con la fecha habitual del comienzo del ciclo lectivo.

«A fines de agosto se reunirá el Comité Técnico Científico para una evaluación final, pero nuestra prioridad es reiniciar y reabrir todas las escuelas, de todo tipo y grado», planteó Speranza en Radio Anch’io, al destacar la necesidad de que la vuelta a clases se haga «con total seguridad».

Azzolina, en tanto, afirmó en un informe ante la Cámara de Diputados que buscará iniciar las clases el 14 de septiembre, con un plan de seguridad que incluirá médicos de guardia en las instituciones educativas y la realización de test a los estudiantes.

Desde la primera víctima registrada en Italia, el 21 de febrero, murieron más de 35.000 personas en el país por coronavirus, aunque en los últimos cuatros días los fallecimientos se habían estabilizado en cinco diarios.

Con los nuevos contagios amesetados en el último mes tras haber sido uno de los mayores focos del mundo en marzo y abril, Italia apuesta ahora por reducir la importación de nuevos casos y controlar la situación epidemiológica del norte del país, especialmente en la región de Lombardía, en la que aún se concentra el 53% de los 12.609 positivos actuales.

Fuente de la noticia: https://www.telam.com.ar/notas/202007/495228-giuseppe-conte-italia-coronavirus.html

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