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España: Presencia y participación: puntos claves para garantizar la inclusión del alumnado

España/10 de Marzo de 2018/El Diario

El nuevo decreto de inclusión del alumnado trabajará con medidas preventivas para anticiparse a las necesidades de los estudiantes con cualquier tipo de «barreras».

«Queremos poner el foco en la potencialidad de los alumnos para desarrollar sus capacidades», explican desde la Junta de Comunidades.

El borrador del anteproyecto del decreto por el que se regula la inclusión educativa del alumnado en Castilla-La Mancha se encuentra disponible para información pública hasta el 21 de marzo. Se trate de un documento que pretende establecer las directrices que «garantizarán» a todo el alumnado así como dar respuestas a las demandas de la propia comunidad educativa en este sentido. Entre las distintas normativas que quieren hacer «efectivo» el derecho a la educación inclusiva, se encuentra la Ley Orgánica de Educación, que en su Título Preliminar establece la equidad, la no discriminación y la autonomía a cada comunidad educativa para las actuaciones organizativas en cada centro.

La ley 7/2015, de Garantía de los Derechos de las Personas con Discapacidad en Castilla-La Mancha establece los principios de igualdad de oportunidades, no discriminación e inclusión de las personas con discapacidad, e pro de la protección de este colectivo. En la ley 7/2010, de Educación, recoge que la diversidad es un valor y así establece que el conjunto de actuaciones educativas se dirijan a favorecer el progreso educativo de los alumnos.

Cambio de mentalidad

Principalmente, la idea del decreto es identificar los posibles obstáculos que tiene el alumnado en cuanto a la participación y a la presencia de los mismos en las aulas, ya sea por una posible discapacidad, por el idioma o las posibles barreras educativas y emocionales. «Las medidas van desde las más individualizadas, hasta el nivel del centro para que todos tengan capacidad de participación y presencia de manera ordinaria», explica Pastor. La normativa también se centra en la prevención de estas posibles barreras, y anticipar también medidas compensatorias «antes de poner la etiqueta».

«El decreto marca un cambio de mentalidad en la inclusión educativa. Luego tendremos que trabajar en órdenes, protocolos e instrucciones para acotar cada una de las particularidades precisas», señala el director general. Y es que existen diferencias entre los impedimentos, ya que, explica Pastor, hay discapacidades que son permanentes, como las de un alumno en silla de ruedas, que deberán trabajarse con un cambio en la infraestructura, pero hay otras que tienen un carácter más temporal, como en el caso del lenguaje. «Hay barreras insalvables, pero debemos trabajar con medidas necesarias para ofrecer su espacio a los alumnos», relata.

El decreto contempla todas las etapas educativas, desde la educación infantil hasta la formación profesional, ya que la Universidad tiene su propia manera de trabajar estos aspectos. Para llegar a estas medidas, se ha hecho un trabajo «exhaustivo», incluyendo comisiones provinciales, una regional, y también con organizaciones y sectores dentro de la comunidad educativa, incluyendo al CERMI y asociaciones como la ONCE, Plena Inclusión o las relacionadas con el autismo o el trastorno de déficit de la atención.

El decreto pretende estar publicado alrededor del mes de junio, pero primero debe pasar por los órganos correspondientes, como son la mesa sectorial de Educación, el consejo escolar y el Consejo de Gobierno. «Hemos querido provocar un camio de mentalidad en atención a la diversidad. Siempre la diferencia ha sido asociada a desventaja y lo que queremos es que independiente de una discapacidad o barrera, pongamos en el foco la potencialidad de los alumnos para desarrollar sus capacidades. Esto es lo que queremos hacer a la ciudadanía», concluye el director general.

Fuente: https://www.eldiario.es/clm/Presencia-participacion-garantizar-inclusion-alumnado_0_749976067.html

 

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CEPPE UC lanza libro sobre educación intercultural en Chile

Chile/06 de marzo de 2018/Fuente: http://www.uc.cl

La obra perteneciente a la Colección de Estudios en Educación del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación y Ediciones UC, busca generar debate respecto de cómo nos estamos relacionando, desde una perspectiva educativa, con los pueblos originarios.

¿Es la condición étnica un factor relevante en la configuración de la inequidad y desigualdad en el sistema escolar chileno? ¿Cómo dicho sistema se está transformando para reconocer, incluir y valorar las diferencias culturales? Estas son algunas de las preguntas que plantea el volumen Educación Intercultural en Chile. Experiencias, pueblos y territorios, publicado por CEPPE y Ediciones UC.

El lanzamiento del libro contó con la participación de Alejandro Carrasco, director del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación, CEPPE UC; Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa, Centre UC y editor del texto; Pedro Mege, director del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, CIIR; y Anahí Huencho, investigadora asociada del CIIR y una de las autoras.

“Estamos alegres de presentar un nuevo título de la Colección Educación de CEPPE y Ediciones UC, que busca ofrecer conocimiento sistemático sobre temas críticos de la sociedad chilena y que desafían a nuestro sistema educacional. Este libro contribuirá a la reflexión sobre el papel de la educación en un país históricamente diverso en su composición cultural y étnica”, señaló Carrasco al inicio del lanzamiento.

La publicación cuenta con 11 capítulos donde participan más de 20 autores que enriquecen el texto con diferentes enfoques de investigación, así como de distintas disciplinas como la historia, antropología, sociología o la pedagogía. Ernesto Treviño, editor de Educación Intercultural en Chile, destacó que “la obra abarca distintos niveles al profundizar en la problemática indígena, reconociendo que son distintos actores los que están involucrados, desde los gobiernos, comunidades locales y la ciudadanía en general”.

A lo largo de los capítulos se tratan temáticas como los factores que explicarían la desigualdad entre estudiantes indígenas y no indígenas; la evolución de la política pública en las últimas décadas; la segregación de grupos indígenas en el sistema escolar chileno; y el aprendizaje de la etnomatemática y la educación ambiental cultural, en la interacción entre la escuela y las comunidades locales, entre otros.

Para Pedro Mege, director de CIIR y autor del prólogo del libro, “existe una confianza en el texto, que está dada por el vastísimo espectro cultural de quienes participan en su construcción y relato”. Por su parte, Anahí Huencho, una de las autoras del texto, explicó: “Desde los pueblos originarios, tenemos una gran deuda que esta obra permite fundamentar y respaldar en elementos clave como la sistematización sobre los procesos educativos, desde lo conceptual, contextual, histórico y territorial.

Educación Intercultural en Chile. Experiencias, pueblos y territorios, es el libro más reciente de la Colección de Estudios en Educación de CEPPE UC, donde además destacan títulos como «Ideas en Educación. Reflexiones y propuestas desde la UC», editado por el rector de la casa de estudios, Ignacio Sánchez; y «Mercado escolar y oportunidad educacional: Libertad, diversidad y desigualdad, entre otros».
Para revisar la colección completa, haga clic acá.

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Cristián Contardo, CEPPE UC, cristian.contardo@uc.cl

Fuente de la Reseña:

http://www.uc.cl/es/component/content/article/30449-ceppe-uc-lanza-libro-sobre-educacion-intercultural-en-chile

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Entrevista a Remo Largo: Un niño que no es bueno en matemáticas no es inferior al resto

Por: J.G. Stegmann.

El prestigioso científico y pediatra suizo Remo H. Largo presenta el libro «Ìndividualidad humana» en el que insiste en la idea de que no hay dos seres humanos únicos, que no podemos ampliar nuestro potencial y que hay convivir y aceptar las diferencias.

«No es posible ampliar por ningún medio el potencial de una persona». Con esta idea, el prestigioso científico y pediatra suizo Remo H. Largo sostiene que es indistinto si los niños dedican más o menos horas a actividades extracurriculares, van clase de ballet, piano, fútbol o artes marciales…«Nunca tendrá en casa a Steve Jobs o Rafa Nadal. No se puede puede convertir a los hijos en lo que no son, eso es malísimo para ellos».

Largo ha creado el «Principio de ajuste» (Fit-Prinzip), una teoría que «asume las diferencias entre los individuos, la singularidad de cada uno y la interacción entre individuo y ambiente como base de la existencia humana». Con esta teoría y 40 años de investigaciones sobre el ser humano, desde la niñez hasta la adultez, ha escrito una gran obra «Individualidad humana, qué nos hace diferentes y cómo aprovecharlo» (Debate) en la que explica que aunque nos quieran hacer creer que todos somos iguales y podemos lograr lo mismo, cada ser humano es diferente.

-Su libro parte de la frase de Albert Einstein que dijo que, si juzgáramos a un pez por su habilidad de escalar un árbol, viviría su vida entera creyendo ser estúpido. ¿Cómo se aplica al ser humano?

-Voy a poner un ejemplo. Usted funda un zoo. Se trae animales de todas partes del mundo y se pregunta: ¿Cómo vivía el elefante antes de traerlo? Entonces, intenta crarle un hábitat similar al que tenía…¿Cómo vivía el pez? Entonces, intenta proporcionarle un acuario. Es decir, intenta adaptar el entorno a cada uno de los animales porque sabe perfectamente que el pez no va a sobrevivir en la estepa o el elefante en un acuario.

Esa reflexión se aplica al ser humano. No podemos tener cualquier entorno o hábitat aunque lo creemos. De hecho, queremos ir a Marte, una locura. Voy a poner otro ejemplo. Hace 150 años, los zoo confinaban a los animales en jaulas. Después, la gente se dio cuenta de que eso no funcionaba y se adaptó el hábitat. Eso es lo que el ser humano no ha hecho consigo mismo. En otras palabras, lo normal sería vivir en la naturaleza. En el pasado, los seres humanos siempre han vivido en comunidad, de entre 100 y 300 personas y todas ellas se conocían bien, conocían las fortalezas y debilidades del otro. Ahora, estamos en ciudades masificadas como Madrid en la que apenas hay personas de nuestro entorno que conocemos, ajenas a nosotros y eso nos hace enfermos.

-Pero volver a ese estado es difícil, ¿cómo busco el entorno ideal, huyendo de la gran ciudad, de Madrid?

-A lo mejor es una opción salir de la ciudad. Solo como individuos podemos decidirlo. Yo, por ejemplo, me fui de Madrid. Pienso que lo que no podemos cambiar es el Estado. Tenemos un sistema educativo, sanitario, social…Eso está bien y no se puede cambiar. Pero lo que sí podemos cambiar es encontrar dentro de ese sistema modos de convivencia comunitarias y eso también se podría hacer en Madrid.

-La idea de que todos somos diferentes, con más o menos capacidades, apunta a que no hay alguien mejor o peor que otro. ¿Nos puede hacer llegar a la conclusión de que no existe la gente tonta o inepta?

-El ejemplo de la lectura puede ayudar a responder. Tenemos niños fabulosos en lectura y otros que apenas saben leer. En España, por ejemplo, hay tres millones de personas que no saben leer pero tienen inteligencia normal, con nueve años de escolarización. Pero eso no ocurre solo en España. En Suiza hay medio millón. Lo que deberíamos hacer es aprender a vivir con esa realidad, aceptarla. Y no decir: «Esos son los tontos». A lo mejor lo que ocurre es que saben manejarse bien con los números o dibujan de maravilla pero no saben leer.

-¿El que no tiene una capacidad siempre desarrolla otra?

-Podemos pensar en el esquema de aptitudes de una persona: puede tener muy buenas aptitudes sociales, mientras que las lingüísticas no son buenas. A su vez, es muy musical, en Matemáticas va bien, pero su motricidad no es buena y tampoco dibuja bien. Otra persona puede tener una constelación completamente diferente de esas mismas capacidades.

-Señala que la sociedad comete el grave error de pensar que todos somos iguales y que todos podemos conseguir lo mismo. ¿El individuo no es también responsable de creer que puede conseguir cosas que jamás tendrá? ¿No es el artífice de su propia frustración?

-No, no es la persona la responsable. Cuando valoramos o evaluamos a una persona como individuo hay que conocerla. Si ves a alguien en la calle no puedes hacerlo. En eso estriba el problema. Solo cuando convivimos con personas a las que conocemos, en una comunidad en la que hay un conocimiento mutuo, solo entonces sabremos cuáles son las fortalezas del otro. Así es como se acepta a los demás tal y como son. Por ejemplo, en el ámbito laboral.

-¿Ser consciente de estas diferencias podría ayudar a los padres a aceptar que en casa no tendrán a un Steve Jobs? A veces presionan más los padres que la sociedad…

-¡O a Rafa Nadal! Es cierto. Pero también es verdad que todos los padres conocen perfectamente a sus hijos y sus perfiles. Si se les pregunta por las aptitudes motrices que tienen sus hijos lo sabrán perfectamente. El problema está en si quieren reconocerlo o no. Y la presión procede de su deseo de convertir a los hijos en una cosa que no es. Y eso es malísimo para el niño.

-Dice en su libro que cada uno de los ocho mil millones de seres humanos que viven en la Tierra es único. Repetir la idea de que somos diferentes ¿no podría de alguna manera justificar la injusticia social?

-No, para nada. Es lo contrario: la definición de una sociedad justa radica en el hecho de que cada individuo tenga la oportunidad de desarrollar sus capacidades individualmente. Durante la Ilustración y la Revolución Francesa se decía que todos éramos iguales pero para eliminar la sociedad de clases, eliminar al Rey, por ejemplo. Podríamos decir que estamos en un punto en el que podríamos iniciar una segunda Ilustración en el sentido de aceptar la diversidad individual, es decir, que no considere inferior a una persona que no sepa leer o no sea buena en Matemáticas.

-¿Cómo evitar que la aceptación de las diferencias no termine convirtiéndose en una renuncia a la mejora o superación personal?

-No es renunciar, es volver a la razón. Voy a poner un ejemplo con el crecimiento físico. Si alimentamos bien a un niño va a alcanzar su potencial de crecimiento, su altura prevista, el potencial se cumple y se agota. Si le alimentamos mal ese potencial no se alcanzará y tendrá menir estatura. Pero si lo sobrealimentamos no crecerá más, engordará. Eso ocurre con todo, Lengua, Matemáticas, Música…Se trata de realizar el potencial que tenemos, no más.

-Si un niño dice sentirse niña o una niña quiere ser varón. ¿Cómo deben actuar los padres? ¿Eso también es aceptar las diferencias?

-Hay muchos niños que experimentan esa fase entre los 4 y los 7 años y luego desaparece. Si un hijo manifiesta que se siente hombre siendo mujer no se le puede quitar la idea porque es lo que siente, tiene que vivir esa fase. Ese hijo, posteriormente, puede que cambie la percepción de sí mismo a través de las experiencias que vaya teniendo, por ejemplo, relacionándose con otros niños, viéndose aceptado o no, etc.

Existe, por un lado, lo que uno es físicamente y luego tenemos otro componente que es cómo se percibe o siente uno como hombre o mujer. Y no tienen por qué coincidir ambas cosas. Luego tenemos otro componente que es el comportamiento. Seguramente conocerá a hombres que tienen una actitud femenina pero no son homosexuales. Y ahora podemos mezclar esos aspectos y crear diferentes combinaciones.

-Dice que el reto del ser humano es la armonía, aceptarse a uno y al entorno. ¿Cómo se hace para llegar a ese reto o fin en la vida?

-Una posibilidad sería preguntarse en qué situaciones de mi vida me sentí feliz y en cuáles infeliz, tanto en el pasado como ahora. A continuación hay que preguntarse por qué en determinadas situaciones era feliz o no lo era, qué propicia ese sentimiento.

Puede ocurrir que comprobemos que necesitamos un elevado reconocimiento social, por ejemplo, en el ámbito profesional. Para mí es importante ese aspecto, tener una determinada posición en el entorno laboral. Si ese es el caso y se consigue, me siento bien. Si no lo consigo, no me siento bien. Con independencia de lo que yo haga en el trabajo, es la posición lo que cuenta. Esa reflexión se puede hacer con todas las necesidades básicas que tenemos e intentar contestar a esa pregunta en relación a cada una de las capacidades.

-Entre 1974 y 2005 dirigió un enorme proyecto de investigación en el Hospital Infantil de Zúrich en el que evaluó a más de 700 niños desde su nacimiento hasta la vida adulta. ¿Cuáles fueron las principales conclusiones de ese gran estudio?

-Lo más importante es que cada niño es único. No se puede convertir al niño en lo que no es. Lo mejor que se puede hacer como padre o profesor es configurar el hábitat del niño de tal forma que pueda cosechar, hacer, tener las experiencias que necesita. En el caso del crecimiento está claro que tiene que comer, en el caso del aprendizaje está claro que tiene que oír el lenguaje y comunicarse con otros niños, mucho más importante que hacerlo con adultos.

-Donald Trump usa, de alguna manera, el discurso de la diferencia: americano frente al que no lo es, negro frente a blanco… ¿No hay que tener cuidado con perpetuar las diferencias?

-Son las personas débiles las que son racistas. Trump lo único que pretende es hacerse más fuerte diciendo que es mejor que los negros, hispanos o inmigrantes. Una persona fuerte no tiene necesidad de hacerlo. Obama no lo ha hecho nunca. Lo que nosotros tenemos que hacer es procurar que una persona como Trump no llegue jamás a ser presidente. Y eso es en España, Suiza o cualquier país del mundo.

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Educación infantil en Perú y América Latina: Un desafío ante las múltiples infancias

Por Vital Didonet

Resumen

Este texto invita a repensar conceptos que los adultos —padres y profesionales— tenemos sobre los niños y niñas, al igual que sobre las políticas para la infancia y ciertas prácticas de crianza y educación que se basan en conceptos genéricos, universales o determinados por culturas hegemónicas. La forma como los vemos, las expectativas que tenemos respecto a su desarrollo y nivel de realización personal y social, la definición de qué es su derecho, de lo que necesitan, de qué la familia, la sociedad y el Estado les deben ofrecer y garantizar, las políticas públicas y la prácticas de educación infantil… todo depende, en gran medida, de lo que entendemos por infancia y de cómo ella se constituye en la cultura. La imagen que de ellos formamos con los aportes de las distintas ciencias que investigan los procesos de desarrollo en la infancia es confrontada y complementada por estudios de sociología y antropología de la infancia y por el aprendizaje que resulta del encuentro con las personas concretas que son los niños y niñas. Así, la convergencia entre la mirada que capta lo universal y genérico y la que encuentra lo subjetivo e histórico en los niños y en la infancia nos puede ayudar a ser mejores educadores y mejores compañeros en la aventura de la vida. Diferentes miradas, desde distintos puntos de observación, suman visiones sobre los niños, permitiéndonos una representación más próxima de quiénes son verdaderamente estos pequeños seres humanos, tan iguales y tan distintos entre sí.

Palabras clave: niño/niña, infancia, cultura, prácticas pedagógicas y culturales, pedagogía de la infancia, igualdad, diversidad, re-significación.

Introducción

Pronunciar o escribir las palabras infancia y cultura, una al lado de la otra, es una invitación a reflexionar sobre las relaciones entre niños pequeños y el ambiente en que nacen, se constituyen sujetos psíquicos y se forman ciudadanos. Induce a la pregunta sobre la interdependencia entre el ser-niño y la cultura que actúa sobre y en el interior de ese ser y que, a su vez, recibe influencia de él. En síntesis, es poner de manifiesto la dicotomía o la aparente confrontación entre lo universal y lo particular, global y local, entre igualdad y diversidad, entre subjetividad y patrones generales de ser y desarrollarse. Esta reflexión se vuelve cada vez más necesaria a causa de la aceleración del proceso de globalización. Entendida en su sentido amplio, la globalización es una marcha secular de la humanidad hacia la inclusión y universalización. Se podría decir que ella empezó cuando el hombre primitivo salió de la caverna para juntarse a otros y vivir en bandos. Y que, en los días actuales, llegó, por medio de la tecnología de la información y comunicación, a la posibilidad de que las personas de cualquier parte del globo terrestre puedan ver, sentir, conocer algo que sucede en cualquier lugar del planeta (e incluso, en ciertas circunstancias, en el espacio), en el exacto momento en que está ocurriendo; de comunicarse, por voz e imagen, en tiempo real (on line), con cualquier persona de cualquier parte; de formar redes de cooperación y actuar globalmente, en forma virtual. Si la globalización no edificó la «aldea global», prevista por Marshall McLuhan (McLuhan y Powers, 1990) como consciencia global interplanetaria, logró, por lo menos, como efecto positivo, un mundo más interconectado. Pero también ha cargado en las bélicas espaldas de las grandes potencias económicas la posibilidad —en muchos casos, más que posibilidad, una efectiva y deshumana acción— de dominio sobre pueblos dependientes y periféricos. Ese movimiento de lo local hacia lo universal, de lo individual hacia lo colectivo, de lo privado hacia lo público, está, siempre, ante dos posibles caminos: uno, el de la uniformización de patrones de comportamiento, de mimetismo de pensamientos y sentimientos, de uso de los mismos objetos alrededor de la tierra; otro, el de la valorización de las diferencias, las culturas, las identidades de cada grupo, pueblo y nación. Si predomina la fuerza de los fuertes, la interconectividad aplasta las expresiones más débiles y resalta las más vigorosas; si florece el sentimiento del «otro» y la democracia, la diversidad aparece como riqueza y valor del conjunto. En Perú, en Brasil o cualquier país de América Latina, desde los tiempos de la invasión y conquista española y portuguesa hasta nuestros días, hemos recibido una fuerte y dominante influencia de Europa y, en el último siglo y medio, de los Estados Unidos de América del Norte. La lucha para preservar nuestra cultura y la identidad es permanente, pero en los últimos años ella se está volviendo más organizada y consistente. La educación tiene, en ese proceso, un papel preponderante, pues precisamente ella es la formadora de consciencia, de espíritu crítico, de capacidad de análisis, de instrumentación teórica, de desarrollo de competencias para la acción. Como la educación actúa en el ámbito de la cultura, en ella hace sus opciones.
La educación Infantil en tanto que parte de la cultura ¿Qué tiene que ver la educación infantil con esa cuestión? Si es importante descubrir las relaciones de interinfluencia entre niños concretos y el ambiente sociocultural en que viven es, asimismo, relevante extraer las consecuencias prácticas para la pedagogía de la infancia. Dicho en otras palabras, ello implica definir la educación infantil a partir del lugar sociocultural en que se encuentran los niños y niñas. Pero esa es una opción política y pedagógica que se da en el contexto de una reflexión más amplia sobre el sentido universal y común de lo humano y el sentido individual y particular de cada persona que a él pertenece. Reflexionemos sobre la primera parte de la cuestión. La infancia, ¿no es ella universal? Los niños y niñas, ¿no son niños y niñas en cualquier parte del mundo? No hay duda de que existen características comunes a todos, que hacen posible que se mire, en cualquier lugar de este Planeta, a una persona de pocos años de vida y se diga «es un niño», «es una niña». En Perú o Japón, en Cuba o China, en Brasil o Nigeria, en Quito o Caracas, en una playa de pescadores o en la cordillera de los Andes, en la selva amazónica o en una isla del Pacífico, esos pequeños humanos se parecen en tamaño y forma física, en emociones y comportamientos, en el proceso de crecimiento y desarrollo. Todos tienen necesidad de sentirse amados y acogidos, carecen de vínculos afectivos que les brinden seguridad, estabilidad y dirección en la vida. A todos los niños les gusta jugar, y todos son curiosos e investigadores, quieren tomar iniciativas. Aprender por medio de la acción es una regla común. Todos y cada uno crean y utilizan formas de expresarse y comunicarse. Por más que les guste vivir como niños, todos sienten una fuerza que les empuja al crecimiento, desarrollo y expansión de la vida. Esas son peculiaridades presentes en los niños y niñas en todas latitudes y longitudes, en las distintas culturas y tiempos a lo largo de la historia humana. De ahí la conclusión de que los niños son iguales en todo el mundo. Por eso, se puede hacer ciencia sobre el niño, es decir, definir características universales que explican quién es y cómo se manifiesta y desarrolla esa persona. Sin embargo, dichas características generales nos dicen muy poco sobre cada niño en sí mismo, sobre aquello que lo hace ser él mismo, un individuo único e irrepetible. Las condiciones económicas, los valores sociales, las creencias y prácticas religiosas, las concepciones del mundo y de la vida humana, las relaciones intersubjetivas, además de la carga genética, particularísima de cada persona, y su herencia psíquica, entran como elementos constitutivos, inductores y constructivos del ser-niño; de ser «este» niño, único en su identidad, este «alguien» que responde por su «yo». La clonación del ser humano, por supuesto, tiene implicaciones éticas, morales, filosóficas, existenciales, además de religiosas, que no se pueden olvidar ni «barrer» y esconderlas debajo del tapiz, sobre el que una pseudociencia quisiera caminar. Ella tendrá la posibilidad de crear un clon humano en su componente biológico, o psicosomático, pero jamás un humano en el sentido existencial del ser íntegro y completo que  Educación infantil en Perú y América Latina: un desafío ante las múltiples infancias
lo hace ser hombre o mujer sujetos históricos. En la medida que la educación infantil o de cualquier nivel reduzca al niño a sus características universales, negando su individualidad y particularidad cultural, familiar, étnica, religiosa, comunitaria, se estará aproximando a la pseudopedagogía, produciendo clones amorfos, asépticos, a-históricos, a-psíquicos, a-morales. Bien, elementos esenciales que constituyen el ser-niño, como todo ser humano —son diversos en el tiempo y en el espacio— los niños serán, también, distintos entre sí según la cultura, el ambiente, el tiempo, la visión de mundo prevalente en donde viven. Cada espacio geográfico y cada cultura tienen características propias, que los distinguen los unos de los otros. Dichas características —o «caracteres», para ser más preciso— no solo enmarcan el ambiente exterior, sino también el pensamiento, los sentimientos, los sueños y esperanzas de las personas que en ellos están inmersos. Si eso es válido para los adultos, aún más lo es para los niños, pues ellos están viviendo un período de estructuración de su personalidad y de su esquema de valores.

¿Infancia o, mejor, Infancias?

Eso pasa con los niños y las niñas como sujetos históricos, como personas e individuos. Pero, ¿qué relación tiene eso con la infancia? ¿Es también ella pasiva de cambios según espacio y tiempo? Una gran cantidad de estudios históricos, sociológicos y antropológicos —el texto clásico es el de Philippe Ariès (1987)— están contribuyendo para desconstruir la idea de infancia universal, que atravesaría tiempos y lugares sin alterarse en la esencia. En consecuencia, hoy ya es parte del concepto de infancia la noción de que ella no es apenas un período de la vida con características biológicas propias, sino que es, antes, una representación social formada en la cultura y por la cultura de cada época y, por tanto, intrínsecamente relacionada con la historia y la geografía, es decir, al ambiente socioeconómico, a los valores, a las concepciones de vida vigentes en cada espacio de vida. Nos dice Sarmento (2004): No es posible decir que hay una única infancia. Necesitamos articular las concepciones para percibir lo que es común a todos los niños. En mi opinión, él debe ser percibido como un grupo generacional, distinto del mundo adulto. Los niños son diferentes los unos de los otros y, en esa diversidad, hay fuertes factores sociales, que no son exclusivamente individuales. Por ejemplo, hay elementos comunes durante una parte de tiempo de sus vidas, pues viven bajo la guardia de responsables, una vez que no son capaces de quedarse solos. Sin embargo, eso ha cambiado a lo largo del  tiempo. La independencia de los niños, en los tiempos actuales, se hace más tarde, en relación a lo que pasaba veinte años antes. La entrada en el mercado de trabajo ocurría más temprano y, por eso, los niños se aislaban, con más precocidad, de la guardia de sus padres. El modo como nosotros entendemos la infancia en el Perú es distinto del modo como la ven en otros países de América Latina; la representación social que las personas en Lima tienen de infancia y que la usan como concepto unificador del período de vida de sus niños de cero a diez o doce años no es la misma que los pueblos andinos tienen de sus niños indígenas. Es verdad que la comunicación y el intercambio entre culturas, la hegemonía de una sobre otra, la diseminación de valores, comportamientos y pautas de vida de un pueblo en otros ambientes tensionan en el sentido de la homogeneización, unificación, identificación. Al suprimir las individualidades se suprime también la riqueza de las diferencias y se empobrece el conjunto. Este, en vez de presentar distintos matices, pasa a ser uniforme alrededor de lo que es común o de lo que caracteriza la cultura dominante. Otra vez, el sociólogo portugués Sarmento nos enseña: […] vivimos en un tiempo en que hay coincidencia de varias concepciones – desde la que dice que el niño debe ser sometido a procesos rigurosos de control de la autoridad, hasta la que él, siendo un sujeto de derecho, debe ser respetado en su autonomía. Dichas representaciones son bien diferenciadas y siguen la historia de la humanidad en los últimos 250 años. Es posible decir que hay dos extremos. Uno de ellos es que el niño es un ser irracional e inmoral y, por eso, debe ser sometido a procesos de racionalización y moralización, que acontecen en la educación, familiar o bien escolar. La otra concepción dice que el niño es naturalmente bueno y que, para educarlo, basta sustentar y apoyar su desenvolvimiento. Vale subrayar que dichas comprensiones son producidas, principalmente, en la sociedad occidental y sembradas por el mundo. Es necesario que todos sepan que existen infancias distintas. En Brasil, por ejemplo, hay comunidades indígenas en las cuales uno deja de ser niño solamente cuando es padre o madre» (2004). En nuestra América Latina, los conceptos de niño e infancia han sufrido y siguen sufriendo fuerte influencia exógena. Nuestra concepción y representación de infancia es, en gran parte, europea y norteamericana. Eso se debe a la visión eurocéntrica de la cultura occidental, desde los tiempos de la colonización y, posteriormente, en los últimos 150 años, a la hegemonía de los Estados Unidos sobre América Latina. La ciencia que ellos han producido sobre el desarrollo infantil —que no es neutral ni ascética en relación a la cultura de sus países ni a los valores y concepciones filosóficas, religiosas, políticas y económicas que dirigen sus vidas— y la forma como conciben la educación de sus niños sugieren e inducen, a nosotros, maneras de educar a nuestros hijos e hijas; y a nuestros sistemas de enseñanza organizar la práctica pedagógica en educación infantil. En la pedagogía de la infancia también se perciben las dos rutas: una, que lleva a la homogeneización; otra, que valora la diversidad. Por competencia técnica o pertinacia de los estudiosos, investigadores y educadores, ha sido posible mantener abierto el trayecto número dos… Para subrayar este último, llamo la atención sobre la diversidad de la infancia en América Latina. Un breve análisis sociohistórico del inicio de la colonización hasta nuestros días identifica, acá, distintas concepciones de infancia y diferentes formas de los adultos al establecer su relación con los niños y niñas. En primer lugar, la constatación de que no tenemos una infancia única, sino muchas infancias, que se fueron extendiendo y diversificando en el tiempo. La lucha por la supervivencia, la mezcla de etnias y culturas, la fuerza de la tradición cultural, entre otros, fueron energías que provocaron la diversificación o lograron mantener rasgos de las características originales. Para ejemplificar, sin mínimamente agotar la diversidad, podemos identificar las siguientes infancias en América Latina:

a) La infancia europea occidental, que los colonizadores españoles y portugueses aportaron en estas culturas, modelo en el cual el niño tiene un papel central en la familia;

b) La infancia indígena, inserta en la cosmovisión de los pueblos originarios, que habitaban esas tierras cuando llegaron los conquistadores y colonizadores. Esa infancia, también, no es única ni homogénea. Tiene una inmensa diversidad, no solamente en los países que después de siglos de dominación conquistaron su independencia, sino en el interior mismo de cada país; diversidad tan grande que es más apropiado hablar de «infancias». Dichas infancias siguen presentes en las distintas naciones indígenas, con más fuerza en aquellas que lograron preservar sus identidades, como lengua, tierra y tradiciones. Pueden ser mencionados como ejemplos los pueblos indígenas de los Andes, principalmente en Ecuador, Perú, Chile, pero también los de Paraguay, Bolivia, Venezuela y Brasil, para quedarnos en Sudamérica. En el caso particular de Brasil, hoy existen 250 pueblos indígenas, además de 60 que todavía no fueron contactados, y 180 idiomas o lenguas;

c) La infancia de los pueblos africanos, que llegó con los esclavos y que, hasta hoy día, preside y aproxima actitudes, concepciones y lenguajes entre afrodescendientes y africanos en el cuidado y educación de sus niños. En algunos países, por fuerza de leyes y políticas públicas y de «movimientos negros», se está construyendo un camino de reconocimiento, rescate y valorización de las ricas fuentes de esa infancia. Incluso esa debe ser entendida en el plural, pues en verdad, a pesar de tener una matriz africana común, presenta diversidad según la región de procedencia y la inserción cultural y económica que tuvo en cada país y región;

d) La infancia «mezclada», nacida del señor y del esclavo; del indígena y del negro; del blanco, el indígena y el negro;

e) La infancia de los inmigrantes europeos del siglo XIX y del siglo XX: italianos, alemanes, polacos, suizos, rusos, franceses, ucranianos, austríacos, japoneses. Los primeros fueron ubicados en «colonias», que los mantuvo relativamente aislados, después llegaron los obreros a las empresas agrícolas, más tarde se integraron en las ciudades, como trabajadores, empresarios, industriales. Ejemplos típicos: el barrio Libertad, en São Paulo, en el que la cultura japonesa mantiene sus trazos originales; la pequeña ciudad Nueva Helvecia, en Uruguay, de tradición suiza; en Brasil: Treze Tilias, ciudad con auténticos trazos tiroleses; Pomerode, que mantiene viva la tradición alemana; Prudentóplis, de tradición ucraniana; Nova Brescia, con nítida cultura italiana, etcétera. En esos enclaves «extranjero-nacionales», los niños construyen nociones y experimentan concepciones y prácticas de crianza típicas de la cultura de origen de sus ancestros;

f) La infancia resultado de la integración cultural que se ha procesado en cada país;

y g) La infancia que está conformándose en un espacio de confluencias y choques. De un lado, el deseo y el imperativo de proteger, defender y promover la infancia, expresado por la Declaración de los Derechos del Niño (1959) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), de las disposiciones constitucionales y legales y las políticas públicas de atención a la infancia en los distintos países. De otro, el deseo y expectativa de los adultos de acelerar el desarrollo y aprendizaje de los niños, estimulados por los descubrimientos sobre desarrollo del cerebro (neurociencias), expectativa y deseo que se convierten en presión por hacerlos adultos tempranamente.

Educación infantil en Perú y América Latina: un desafío ante las múltiples infancias
De lo que hemos visto hasta aquí, podemos decir que en América Latina tenemos la infancia mexicana, la infancia peruana, la chilena, la brasileña, ecuatoriana, venezolana, guatemalteca, cubana. En fin, tantas infancias como países, tantas infancias como culturas. Aún más: dentro de cada país, las infancias siguen diversificándose. Tomemos tres casos: Chile, Brasil y Perú. En Chile, es fácil percibir que hay una infancia en Santiago, otra en el desierto de Atacama; una en la zona austral, otra en los Andes; una vivida entre familias descendientes de europeos y otra en el seno de los mapuches, los aimaras, los rapa-nui, los quechuas. Un niño mapuche experimenta vivencias, retos y oportunidades de su entorno, absorbe la cultura de sus padres y su comunidad, de ellos recibe orientación y apoyo, por medio de la forma de mirarlos, por medio de sus palabras y gestos; tiene deseos motivados por cosas que ve, oye, siente en su medio (además de aquellas que llegan a sus sentidos por las formas de comunicación que su comunidad usa). Si algún deseo es semejante al de un niño que vive en la capital del país, es porque la televisión y educación lo ha provocado. En el Brasil, se reconoce sin dificultad que ser niño en una megalópolis como São Paulo es distinto de serlo en la Amazonía, como es distinto ser hijo de pescador o de conductor de camión; en una familia de colonos en el sur o de vaquero en una hacienda de creación extensiva de ganado en el centro-oeste. No es lo mismo ser niño en la caatinga nordestina y serlo en una playa de pescadores o trabajadores artesanales; pertenecer a la clase alta, en un nivel socioeconómico de bienestar, que lo llena de ropas, juguetes, paseos o ser hijo de la clase obrera, para quien muchos deseos y experiencias están limitados por las carencias, privaciones y los frecuentes «¡no!». Es distinto vivir la infancia en un departamento amplio, frecuentar espacios sociales, pasar el día en un centro de educación infantil y ser hijo de padres sin techo, sin tierra, sin empleo y tener la calle sin saneamiento básico como lugar de juego. Niños de favelas dominadas por el tráfico de droga viven infancias diferentes de los niños ubicados en territorios de tranquilidad social. Por fuerza de la discriminación histórico-cultural, es distinto ser niño blanco, negro e indígena. Tales características son más que circunstancias (en el sentido etimológico —circum stare— de cosas que están alrededor, que circundan) pues entran en la constitución de la persona del niño, le dan pautas de conducta y horizontes de vida. Además de condiciones económicas, son también de lenguaje y pensamiento, de deseos y posibilidades, de experiencias y oportunidades. Tales elementos diversifican los niños, definen esencias y existencias, producen sentidos de infancia.

Perú, el país con mayor diversidad de etnias y lenguas de América, puede ser, por eso, considerado el país con más infancias, es decir, el país con el número más grande de formas de ser niño y niña de toda la América. Hasta hace pocos años se hablaban alrededor de dos mil lenguas en el país… Si una lengua es la expresión de una cultura (idioma significa «lo que es propio»). «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo», escribió el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein (1975), las 67 lenguas nativas de cada una de las 71 etnias que existen en el Perú ya estarían decodificando en ellas unos tantos modos de ser niño y niña. Lenguas como el machiguenga, el aguaruna, el quechua o el aimara, pero también espacios geográfico-culturales como la selva amazónica de Loreto, la selva alta de Tarapoto, Chachapoyas, las punas, las cadenas de montañas y sus paisajes andinos y los enormes desiertos de la costa son formadoras de distintas infancias peruanas. Esto presenta un reto de gran magnitud para los formuladores de políticas de educación infantil en el país.

Educación Infantil: Una encrucijada de la individualidad y la diversidad

Esas reflexiones nos aproximan del desafío de trazar el camino de la educación infantil que aproxima, articula e intercomplementa las fuerzas (valores, leyes, políticas…) tendientes a promover la igualdad —derecho fundamental del ser humano— y las fuerzas que abren espacio para la valorización de la diversidad. La educación es desafiada a crear condiciones individuales y sociales para la igualdad fundamental entre todas las personas… Aplicando la tesis al campo de la primera infancia, la educación infantil tiene que valorizar la cultura local, la nacional y la universal, porque todos los niños son ciudadanos del mundo y, al mismo tiempo y en el mismo proceso, brindar las condiciones para que cada uno pueda formar su identidad, desarrollar su individualidad, ser auténticamente él mismo. Negar los valores y necesidades individuales despersonaliza, empobrece, despoja de lo más íntimo y personal de cada uno. Pero, inversamente, privar a la persona de la inserción en la cultura más amplia, no abrirle las puertas del mundo y a la visión para la realidad que siempre sobrepasa el aquí y ahora, es negarle posibilidades y derechos de crecer y llegar a niveles culturales más amplios, a escalones superiores de la existencia, es decir, aumentar su humanidad, ser más. En América Latina se hacen estudios y se toman iniciativas tendientes a avanzar en ese tema. Como ejemplo tenemos el Grupo Latinoamericano de

Educación infantil en Perú y América Latina: un desafío ante las múltiples infancias
Sociología de la Infancia y de la Juventud, que ha elegido ejes de trabajo entre los cuales destaco los que tienden mirada hacia la primera infancia: a) Matrices teórico-metodológicas de la investigación sobre la infancia en América Latina; b) Subjetividades e identidades colectivas; c) Oportunidades y condiciones de vida; d) Consumo, ocio y sociabilidad; d) Sexualidad; e) Participación de los niños; f) Visiones del mundo y perspectivas de futuro. Conocer nuestra diversidad cultural y conocer nuestros niños en ella insertos son condiciones importantes para formular políticas para la infancia. Eso porque diferentes culturas determinan diferentes infancias y diferentes infancias requieren diferentes pedagogías. Mejor dicho, cada infancia implica una pedagogía propia. En ese sentido, no es pertinente hablar de «la pedagogía infantil», sino de las pedagogías de infancia o pedagogías para las infancias. Sobre ello ha alertado el autor de Cien años de soledad, Gabriel García Márquez (1982), en el discurso que hizo cuando recibió el Premio Nobel de Literatura, al referirse a los esquemas de interpretación de nuestra realidad por los europeos: Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos solo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Para romper la soledad, conquistar la libertad y pasar a ser conocidos en nuestra riqueza humana, precisamos interpretar nuestra realidad y la realidad de nuestros niños y niñas con esquemas propios, según el paradigma de la diversidad como riqueza y como identidad. Augusto Boal1 también subraya esa visión, al afirmar: «No podemos ser ciudadanos plenos sin la base de la educación, sin las audacias creativas de la pedagogía, sin una cultura plural que tenga el rostro de nuestro país mestizo y ‘cafuso, mameluco, zombo y cariboca’ – hijos de blancos, negros, indígenas:
1 Dramaturgo brasileño (1931-2009), creador del Teatro del Oprimido, que enlaza teatro y acción social, transformando al espectador en protagonista del espectáculo, buscando la transformación social y la emancipación política. Sus ideas están inspiradas en Paulo Freire.

europeos, africanos, aborígenes»2 y podemos añadir: asiáticos, americanos… porque las migraciones, los desplazamientos y la búsqueda de otras tierras para vivir siguen tejiendo una sociedad cada vez más plural. Por esta razón, infancia y cultura —en el plural— es un tema crucial para la política educacional, en especial para la pedagogía de la infancia. Los profesores de educación infantil (educadores, maestros, según la designación que reciben en los distintos sistemas de educación) están, también, frente a dos rutas: la que conduce a la uniformización y la que lleva a la explicitación de las individualidades personales, las características étnicas, los rasgos nacionales. En la medida que su compromiso —y así lo determinan las políticas de educación— es formar el hombre pleno o, en los términos de la legislación educacional, promover el desarrollo integral del niño y la niña, su competencia técnica estará ocupada en articular lo universal y lo particular, lo común y lo distintivo. No para estandarizar sino para crear la unidad en la diversidad, el hombre ciudadano del mundo, portador de la riqueza de su cultura, su historia y su utopía. La función de la pedagogía de la infancia es articular, en los centros de educación infantil, las experiencias y saberes existentes con la búsqueda de nuevos saberes y la realización de nuevas experiencias, considerando los niños sujetos, portadores de derechos; en particular, del derecho a la educación emancipadora, en que ellos, con la mediación del educador (profesor o maestro) construyen su identidad personal y colectiva, se constituyen sujetos de su historia, y amplían los comienzos familiares de su proyecto de vida, como ciudadanos libres y responsables.
Bibliografía

Ariès, Philippe (1987). El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Madrid: Taurus Ediciones.

Convención sobre los Derechos del Niño (1989). http://www.unicef.es/sites/ www.unicef.es/files/CDN_06.pdf

Declaración de los Derechos del Niño (1959). http://www.un.org/es/comun/ docs/?symbol=A/RES/1386(XIV)

García Márquez, Gabriel (1982). «La soledad de América Latina», fragmento del discurso en la ceremonia de aceptación del Premio Nobel de Literatura,

Grupo Latinoamericano de Sociología de la Infancia y Juventud. (GSIA). Fecha de consulta: 1 de junio de 2011. http://gsia.blogspot.com/2011/09/ grupo-latinoamericano-de-sociologia-de.html

McLuhan, Marshall y Bruce R. Powers (1990). La aldea global. Barcelona: Gedisa.

Sarmento, Manuel (2004). As Culturas da Infância nas Encruzilhadas da 2ª Modernidade. http://cedic.iec.uminho.pt/Textos_de_Trabalho/textos/encruzilhadas.pdf. Fecha de consulta: 5 de abril de 2011. También en: Modernidade. Crianças e Miúdos – perspectivas sócio-pedagógicas da infância e educação. Lisboa: Edições Asa, 2004.

Wittgenstein, Ludwig (1975). Tractatus Logico-Philosophicus. Décimocuarta edición. Madrid. Alianza Universidad.

 

Vol. 21, Núm. 40 (2012):

Fuente: http //revistas.pucp.edu.pe/index.php/educacion/article/view/2506

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Entrevista a Javier Casado, El Cuentista

Entrevista a Javier Casado, El Cuentista

By David Acebes

Acaba de salir a la venta la Antología Somos diferentes, publicada por la editorial madrileña MAR Editor. Este libro, recomendado para niños de 8 a 12 años, cuenta historias de diez niños diferentes que sobresalen del grupo y a los que la sociedad, cruel y despiadada en muchas ocasiones, los considera raros o inadaptados. En esta ocasión, hablamos con Javier Casado, novelista y dramaturgo vallisoletano, que colabora en la antología con un relato titulado Tomtom.

Esta antología, que acaba de salir a la venta, nos habla de niños diferentes, así que la primera pregunta no puede ser otra que esta. ¿Eres tú, Javier, un niño diferente?

Bueno, no sé si he sido un niño diferente. Creo que no. Más bien me considero un adulto diferente. Me gustaba más la época de mi niñez, y no porque padezca el síndrome de “Peter Pan”, sino sobre todo porque se disfrutaba de una serie de valores importantes para la formación de la persona que ahora se están perdiendo. Pero… Como se retorna a la niñez o eso dicen al menos, me puedo definir como un niño-adulto diferente, que prefiere el libro de papel al electrónico, y que le gustan más los juegos de mesa que “la play”. Y no estoy renegando de los avances tecnológicos como el internet, sino sólo de su mal uso.

¿Qué supone para ti, para El Cuentista, el hecho de escribir para niños? Siempre se ha dicho que es el público más difícil o, al menos, el más sincero…

Me encanta escribir para niños. De hecho mi primera novela publicada, aunque me gusta decir que es para todos los públicos, porque así lo entiendo, la escribí pensando en los niños y adolescentes. A ellos les dediqué mi “Jueves. Historia de un extraño encuentro en las Antípodas”, con la intención de incentivar la lectura de los más jóvenes, y de fomentar su imaginación a veces adormecida por los dispositivos electrónicos que les ofrecen todo ya creado.

Y sí, mi experiencia me dice que es el público más sincero y el más agradecido. Sus críticas y comentarios son auténticas, sin adornos.

En esta antología, además de divertir, habéis escrito historias que tratan de “inspirar” a los demás…

La idea de esta antología era narrar historias de niños “diferentes”, especiales o marginados, o que simplemente no encajan en las rígidas estructuras sociales. Y  mejor si era posible revestir las páginas con un poco de humor para hacer llegar más fácilmente el mensaje a los niños. Porque en el fondo lo que intentas al narrar cualquier historia es comunicar una idea o dar la voz de alarma sobre una situación. Aquí, creo que todos los escritores que participamos intentamos poner de relieve las tremendas carencias de esta sociedad nuestra en dónde en lugar de arropar al más desfavorecido o al más débil se  le estigmatiza y causa dolor. Hay que luchar por defender la diferencia que es lo que nos distingue de la aterradora uniformidad de las máquinas, cuidando la verdadera esencia de lo humano.

En Somos diferentes compartes protagonismo con nueve escritores más, así como con tres ilustradores (Talía de Rus, Sonsoles Yáñez y Enrique Pérez) que se han encargado de dar vida a estos niños y niñas tan especiales… ¿Qué tal ha resultado la experiencia de participar en un proyecto colectivo como este?

Compartir ideas y páginas con otros autores es siempre una experiencia edificante. A todos los escritores nos ayuda a salir de nuestro grueso caparazón y a divisar con mayor claridad el mundo que nos rodea, tanto el real como el literario. Ha sido y es una aventura edificante.

Y hablando de tu relato. En Tomtom nos cuentas la historia de un niño negro entre blancos, al que algunos menosprecian… ¿Se trata de una historia real que tú conocieras o es pura ficción?

No. No es una historia basada en hechos reales. Es totalmente inventada por mí. Pero creo que no esté muy alejada de lo ocurrido en poblaciones de nuestro país no habituadas a convivir con personas de otras razas. A la gente le cuesta asumir que alguien pueda tener características muy diferentes a ellos y, que sin embargo, sea tan válido, divertido, inteligente o tierno como sus padres, hermanos o amigos.

Al tratarse de un libro nacional, donde participan autores de todas partes de España, la antología se va a presentar en diversos sitios. Cuéntanos, por favor, cuáles son los lugares donde se celebrarán presentaciones, y dónde se puede comprar el libro…

En principio, salvo que la editorial me desmienta, la intención es presentar el libro primero en los lugares de origen o residencia de los autores, para luego extender su divulgación al resto de la geografía española. Y, ojalá, que creo que sí, se pueda adquirir en cualquier librería de España.

Para acabar, quisiera que nos hablaras un poco del futuro. Esta Antología, que tan buen propósito tiene, ¿va a tener continuación? Y tú, ¿vas a seguir escribiendo para niños?

La continuación o no dependerá un poco de su éxito. Pero estoy convencido de que este va a ser un libro “diferente”, un libro que marque una senda o trayectoria distinta a lo que estamos habituados. Yo, que ya he tenido la suerte de leerlo y disfrutar sus historias y sus magníficas ilustraciones, le auguro un largo recorrido, plagado de triunfos y con gran repercusión entre la comunidad educativa. Por ello pronostico sin temor a equivocarme que habrá una continuación.

En cuanto a seguir escribiendo para niños. Desde luego. Nunca lo he dejado de hacer. Tengo el borrador acabado de la segunda parte de “Jueves…”, que se titulará, Dios mediante, “Un Koala  en Nueva York”. Es un libro henchido de aventuras e imaginación que está esperando encontrar una editorial para compartir juntos una experiencia inolvidable.

 

Antología SOMOS DIFERENTES

Colección LILIPUT nº 3

ISBN: 978-84-947505-5-7

116 páginas.

A partir de los 8 años

Fuente de la Entrevista:

Entrevista a Javier Casado, El Cuentista

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Argentina: Universidad abrió inscripciones con 58 propuestas académicas

04 de Febrero 2018/Fuente y Autor: elpatagonico

La Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) ayer abrió las inscripciones para sus carreras de grado. Son 58 propuestas académicas de cinco facultades. La próxima comenzarán los cursos de nivelación para los aspirantes.

Desde ayer, y hasta abril en el caso de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, estarán abiertas las inscripciones para ingresar a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y comenzar una carrera de grado.

Desde la casa de altos estudios, se informó que la oferta académica está integrada por carreras tradicionales de 6 años de duración y tecnicaturas, con 58 propuestas que responden a la demanda de los estudiantes de la región y contribuyen al desarrollo de sus vocaciones profesionales y científicas en el propio territorio.

Los aspirantes a ingresar a la Universidad, que tiene sede en Comodoro Rivadavia, Esquel, Trelew y Puerto Madryn, deben presentar título de Nivel Secundario o constancia de título en trámite; fotocopia del DNI; así como la documentación específica que solicite la Facultad donde realicen la inscripción. La misma se encuentra disponible en el sitio www.unp.edu.ar, donde se puede acceder al Formulario Virtual Estadístico, que se debe completar, imprimir y entregar en la Facultad correspondiente.

INICIAN LOS CURSOS DE NIVELACION

Según se informó desde la UNPSJB, los ingresantes a la Facultad de Ingeniería podrán inscribirse hasta el 28 de febrero de 10 a 16, pudiendo realizar el Ciclo Integrado de Ingreso hasta el 3 de marzo.

Quienes estén interesados en ingresar a la Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud, podrán inscribirse hasta el 2 de marzo, de 10 a 17. En este caso, el curso de nivelación será desde el lunes al 1 de marzo y estará destinado a los ingresantes de todas las carreras, a excepción de Licenciatura en Enfermería.

En la Facultad de Ciencias Económicas, en tanto, las inscripciones para los ingresantes estarán abiertas hasta el 28 de este mes. Mientras que los cursos comenzarán en la segunda quincena de febrero.

En tanto, los ingresantes a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, podrán inscribirse hasta el lunes al 6 de abril, iniciándose el seminario del ingresante el 19 de marzo.

La Facultad de Ciencias Jurídicas, por su parte, mantendrá abiertas sus inscripciones hasta el 28 de febrero. La documentación a presentar se puede encontrar en el sitio www.fcj.unp.edu.ar.

Desde la UNPSJB se informó que la institución ofrece un sistema de becas estudiantiles de ayuda económica, alojamiento para los alumnos del interior, actividades deportivas, recreativas y culturales. El estudiante, además cuenta con el acompañamiento de la Dirección de Orientación Educativa, a cargo de los Talleres de técnicas de estudio.

La casa de altos estudios recientemente fue distinguida en el ranking web de instituciones de educación superior por parte del Laboratorio de Cibermetría del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), (disponible en www.webometrics.info/es).

Fuente de la noticia: https://www.elpatagonico.com/la-univesidad-abrio-inscripciones-58-propuestas-academicas-n3060008

Fuente de la imagen: http://www.comodoro.gov.ar/efemerides/wp-content/uploads/2013/01/Universi

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Panamá: Innovación educativa en la primera infancia es impulsada por la municipalidad

Panamá/08 de Enero de 2018/Panamáon

El Programa Centros de Desarrollo Infantil (CEDI) de la Sub Dirección de Desarrollo Social, que ejecuta la Alcaldía de Panamá, la Fundación Casa Taller y la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), llevaron a cabo la presentación del proyecto «Innovación Educativa Municipal para la primera infancia y el acto de entrega del álbum «Crecer en la Ciudad: Ciudad y Primera Infancia, Panamá 2017».

La presentación contempló todo el trabajo que se estuvo haciendo durante un año en los 4 primeros centros: Santa Ana, Panamá Viejo, Pueblo Nuevo y La Siesta en Tocumen, donde inició la primera fase del proyecto. En la segunda fase se desarrolló en los parvularios de El Chorrillo, Betania, Alcalde Díaz y Pedregal.

Para la tercera fase se tiene previsto en el mes de febrero, donde se incluyen los CEDIS de Calidonia, Río Abajo, Las Mañanitas, Juan Díaz y San Martín.

Esta idea nace del Encuentro Internacional de Universidades por la Primera Infancia, donde surge la iniciativa con el apoyo de la UNICEF, de lo importante que es invertir en la primera infancia desde los gobiernos locales, así lo explicó Ana Melissa Rojas, subdirectora de Desarrollo Social Municipal.

Este proyecto educativo de gestión municipal es parte del Plan de Acción de esta administración, que impactará a 1.7 millones de personas de los distritos de Panamá, Arraiján, San Miguelito y La Chorrera. Además forma parte de la perspectiva de la descentralización con un trabajo pedagógico orientado a la identidad, diversidad, equidad a través del amor, del juego y la creatividad.

Con esta innovación educativa se podrá lograr un desarrollo biológico, neurocientífico, sostenible y de interacción en nuestros niños panameños. Porque los niños son el futuro de una nación, de su distrito y de sus comunidades.

«Crecer en la Ciudad » es un álbum que elaboraron los niños de los CEDIS Municipales, donde expresaron su creatividad dibujando, pintando y coloreando en cada recorrido que hicieron en los espacios públicos de la ciudad, donde los niños interactuaron, ampliaron e intercambiaron conocimientos.

Las giras además consistían en visitar empresas como La Prensa, Museos, Patrimonio histórico de las Ruinas de Panamá Viejo, Ferias y parques, donde los infantes de los CEDIS municipales desarrollaron nuevos estímulos en compañía de sus padres y maestras.

El álbum «Crecer en la Ciudad» es una iniciativa que promueve la innovación educativa en la primera infancia, donde cada una de las educadoras de los Centros de Desarrollo Infantil fueron capacitadas por la UNICEF.

Al acto asistieron Miriam Preket, representante de la UNICEF, Gloria Bejarano por parte de la Fundación Casa Taller, educadoras, niños, padres de familia, directores y funcionarios municipales.

Fuente: http://www.panamaon.com/noticias/educacion/37264-innovacion-educativa-en-la-primera-infancia-es-impulsada-por-la-municipalidad.html

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