América del Sur/Colombia/19.06.18/Fuente: www.semana.com.
Polémico, así fue el paso de Marc Prensky por Colombia, considerado como el mayor experto en tecnología y aprendizaje. Semana Educación habló con él. #RegresoAClases
Marc Prensky aterrizó en el país como uno de los protagonistas de la Cumbre Líderes por la Educación, organizada por esta publicación los días 14 y 15 de septiembre en Bogotá.
La expectación era alta. No en vano, el estadounidense es el mayor experto en educación y tecnología a nivel mundial, y uno de los grandes críticos del actual sistema educativo: niños que memorizan pero no cuestionan lo aprendido.
Su intervención sobre currículo y contenido no dejó a nadie indiferente. Mientras sus seguidores le aplaudieron hasta desgastarse las manos; sus detractores salieron conmocionados. Los pasillos del Cubo de Colsubsidio, donde se organizó el evento, eran un hervidero entre elogios y críticas una vez él se bajó del escenario.
–¿Cómo puede decir que comprar libros de textos es la peor forma de invertir en el futuro de los niños, que es un gasto de plata?, se le oyó decir a una mujer roja de la indignación.
– Este hombre no sabe de lo que habla, le respondía su acompañante, igual de rojo y encolerizado.
– Prensky tiene razón, la educación tiene que cambiar porque va a quedar obsoleta en 20 años, razonaba un hombre pegado a su frondosa barba.
–Sí, hay que repensar el modelo para formar a nuestros hijos de cara al futuro, reconoció una mujer de tacones imposibles.
Prensky sabe que tiene un discurso polémico, pero no parece importarle. Habla con pocas pausas, mucho ritmo y seguridad, mirando a los ojos fijamente. Y no deja de sonreír. Sí, parece que las críticas le traen sin cuidado.
Semana Educación habló con él para conocer más impresiones de este experto internacional que vive pegado a su celular, para él «el mejor invento del mundo».
Semana Educación: ¿Hacia dónde va la educación?
Marc Prensky: Los niños del futuro serán líderes en resolución de problemas. La educación del futuro estará basada en los proyectos y habrá que brindarles las herramientas necesarias para dar soluciones a problemas reales. Necesitamos gente que quiera hacer de este mundo un lugar mejor, no gente educada en la academia que sepa todo de matemáticas, historia o escribir bien.
Dentro de 20 años todo va a ser tecnología y necesitamos ayudar a nuestros hijos a entenderla y que la integren en su vida. La tecnología ha simplificado todo, incluso aprender idiomas, estudiar, traducir otras lenguas, leer.
S.E.: ¿Cuál es su gran crítica a la forma en la que se está enseñando a los niños en la actualidad?
M.P.: La educación que recibimos no es la educación que necesitamos para el futuro. No podemos seguir mirando a nuestros niños como si nosotros fuéramos los maestros y ellos los estudiantes, darles indicaciones y que el trabajo de ellos sea escucharnos y hacer lo que les decimos. Padres, profesores y niños tenemos que convertirnos en iguales. No podemos seguir subestimando su inteligencia. Hay muchas cosas que los niños saben mejor que los adultos y viceversa, por lo que tenemos que empezar a asociarnos.
S.E.: ¿Qué hace a un país referente en educación y tecnología?
M.P.: La infraestructura para llevar tecnología a todas partes. Las personas están equivocadas si creen que lo más importante son los contenidos y no la infraestructura. No necesitas que todo el mundo tenga los mismos contenidos, sino contenidos individualizados. Y eso es lo que permite la web: entrar, investigar y encontrar los contenidos que necesitas. Esa idea de preparar contenidos para el colegio, los currículos, eso va a desaparecer, porque cada individuo necesita información diferente. Comprar un libro de texto es la peor inversión que puede hacer un padre por la educación de los hijos. Es una perdida de dinero. Comprar contenidos es una pérdida de dinero. Pero darle a las personas infraestructura y enseñarles cómo usarla en su propio beneficio, eso es lo valioso.
S.E. : ¿Hay buena y mala tecnología?
M.P.: No, el problema es que en este mundo existe la bondad y la malicia, y eso se traslada también a la tecnología. Eso es lo que hay que enseñarles a los niños: a diferenciar lo bueno de lo malo en términos de moralidad y ética. Por ejemplo, con el tema del bullying y el ciberacoso, ahora la gente anda diciendo que tenemos que enseñar a nuestros hijos a no matonear a sus compañeros. Es que eso se lo tendríamos que haber enseñado desde siempre, no ahora. La tecnología añade un nivel de complejidad a nuestra realidad, pero no es el problema en sí.
S.E.: Entonces, ¿todo radica en cómo se enseña a los menores a consumir?
S. E.: Usted acuñó los términos ‘Nativo digital‘ e ‘Inmigrante digital‘, ¿qué significan?
M.P.: Se tiende a creer que los nativos digitales saben todo sobre la tecnología, pero eso no es verdad. Son personas que han nacido en la era de la tecnología y crecieron con ella, creen que determinadas herramientas y valores son importantes, entonces las emplean. Por ejemplo, utilizar una grabadora en el ejercicio periodístico. Imagináte que un periodista de hace 50 años te dice que tienes que hacer entrevistas sin la grabadora. Ellos pensarían que está loca por emplearla y tú que ellos lo están por negarse a hacerlo. Cambia la perspectiva y los puntos de vista sobre las cosas. Por ejemplo, la cuestión de la privacidad. La gente antes pensaba que la privacidad era lo más importante y ahora no piensan igual: comparten su vida en Internet, se comunican por medio de la web y vuelcan contenido disponible para cualquiera que lo quiera ver.
S.E.: Para usted es más un cambio de prioridades.
M.P.: Sí, esa es la actitud que define a un nativo digital, mientras que los inmigrantes digitales son aquellos que nacieron sin tecnología o muy poca y tratan de imponer su visión antigua del mundo a sus hijos que ya son nativos digitales. “No tendrías que usar el computador más de una hora al día”, les dicen. ¿Y por qué no? Tú no tenías computadores cuando eras un niño, entonces no entiendes lo que es crecer con uno. Es su vida, son sus tiempos. Pero eso no significa que los adultos no puedan enseñar nada a los niños. Simplemente tenemos que ser muy cuidadosos en no adoptar actitudes de otras épocas que ya no se adecuan a las de la actualidad y no imponer esa visión anticuada a los niños.
S.E.: Bueno, pero quizá si el niño pasa 10 horas delante del computador deja de hacer otras actividades que también le pueden beneficiar, ¿no?.
M.P.: No necesariamente. Ahora mismo puedes leer libros a través de tus oídos, escuchándolos. La razón por la que leemos libros es para aprender sobre el comportamiento humano. Entonces, ¿por qué no aprender pero haciendo uso de los diferentes formatos disponibles? Los libros han evolucionado, así que, no es una cuestión de dejar de leer libros, sino de combinar todas las posibilidades que ofrece la tecnología para leer un libro.
S.E.: ¿Como padre fomenta esa actitud de nativo digital en su hijo?
M.P.: Mi equilibrio en la enseñanza de mi hijo es mi mujer. Ella tiene objetivos diferentes en relación con la educación de nuestro hijo: quiere que aprenda a respetar los tiempos de las otras personas, que aprenda a comportarse bien, ella es estricta. Yo, en cambio, motivo otras habilidades, por ejemplo, que consuma toda la tecnología que quiera. Pero si no le gusta, está bien, no le fuerzo. Pero lo que hay que entender es que hoy todo es tecnología: el deporte, la música, las películas… Así que, sea lo que sea lo que le interesa, le aliento a que aprenda y utilice las nuevas herramientas tecnológicas que existen a cerca de esa materia.
S.E.: Hay sectores que alegan que la tecnología aisla y radicaliza. ¿Qué le parecen estas afirmaciones?
M.P.: Tomemos el ejemplo de Isis y cómo emplean Internet para difundir su ideología fundamentalista. Mi consejo es que hay que tener acceso a las ideas radicales pero también a las que no lo son. Lo que no se puede hacer como padres, maestros, gobierno es permitir que la tecnología se use solo en un sentido por medio de la censura. Necesitamos un mundo en el que todo el mundo tenga acceso a toda la información que le brindan las nuevas tecnologías. De este modo, las personas podrán sacar sus propias conclusiones del mundo que las rodea. Es estúpido criticar la tecnología porque ya forma parte de la vida, es una realidad. Todo es tecnología, desde la ropa que usamos, hasta las gafas que llevo puestas o el maquillaje. Las usamos y normalizamos. Pero cuando son algo nuevo nos asustamos y decimos: «Oh, no, esto lo va a cambiar todo y va a ser terrible». Y no lo es. El problema no es la tecnología, sino cómo se consume.
S.E.: Algunos argumentan también que la tecnología nos hace menos sociables.
M.P.: No, nos hace más sociables, mucho más. Mi hijo está en contacto con sus amigos todo el rato a través del celular. La tecnología nos hace la vida más fácil porque hay momentos en los que no queremos enfrentarnos al cara a cara y la tecnología evita que lo hagamos. Por ejemplo, cuando quieres romper con tu pareja. La tecnología nos ofrece más posibilidades en las relaciones interpersonales.
S.E.: En un contexto de posconflicto, ¿qué importancia tiene la tecnología asociada a la educación?
M.P.: Bueno, llegados a este punto lo importante es no retroceder a un contexto de guerra. Seamos razonables, ¿quién puede querer la guerra? (se ríe). 50 años de guerra es suficientemente terrible, ¿quién querría volver a eso?
Así que, teniendo eso claro, la pregunta es cómo empleamos la tecnología para no devolvernos a un contexto de guerra y sí para seguir avanzando.
La respuesta debe ser a través de la colaboración, el trabajo conjunto y sabiendo qué se quiere alcanzar. Si nuestro objetivo es un escenario de paz, bueno, habrá que emplear la tecnología para combatir esas acciones que quieren volver a instaurar la guerra. Cada persona tiene una visión diferente y propone soluciones diferentes, la educación y la tecnología pueden permitir llegar a un punto en común entre posturas y dar soluciones efectivas.
Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-a-marc-prensky-sobre-educacion-y-tecnologia/494206