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Entrevista a Salman Khan: “Solo medimos las habilidades académicas. Pero el humor, la empatía o la creatividad son también importantes”

Entrevista/Noviembre 2020/Autor: Nacho Meneses/elpais.com

El creador de Khan Academy, y premio Princesa de Asturias, reflexiona sobre el papel de la tecnología en la mejora y la democratización del aprendizaje

Cuando Salman Khan (Nueva Orleans, 1976) empezó a darle clases de matemáticas a su prima Nadia por Internet en 2004, poco se imaginaba hasta qué punto aquello le iba a cambiar la vida. Este matemático, ingeniero eléctrico e informático, formado en Harvard y en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), se dio cuenta de que muchas de sus dificultades se debían a vacíos que se habían ido acumulando en su aprendizaje, como la conversión de unidades, y que impedían que asimilara conceptos más avanzados: hasta tal punto la ayudó que más tarde la joven llegó a matricularse en Medicina. Cuando más familiares y amigos le pidieron ayuda, decidió crear una serie de tutoriales en YouTube en lo que sería el germen de Khan Academy, una iniciativa de educación gratuita que nació con el propósito de llevar educación de calidad a todos los rincones del mundo y que le valió la concesión del premio Princesa de Asturias de Cooperación 2019.

En 2009, Khan decidió dejar su trabajo como analista financiero en Silicon Valley para apostarlo todo a su nuevo proyecto educativo, que acabaría atrayendo el apoyo de mecenas como Google, Bill Gates o Carlos Slim. Hoy, Khan Academy tiene más de 100 millones de usuarios registrados en 190 países, y sus más de 7.000 vídeos educativos en materias que van desde las Matemáticas y la Economía a la Biología, la Química, la Historia o la Física se han visualizado 1.700 millones de veces. Recientemente, Salman Khan participó en la clausura de EnlightED, la conferencia mundial sobre educación, tecnología e innovación organizada por IE University, Fundación Telefónica, Fundación Santillana y South Summit.

Pregunta. Usted ha mencionado que la escuela actual, obligada a cumplir con un programa y un calendario, fracasa a la hora de llenar los vacíos que se van creando en el aprendizaje de los alumnos. Un sistema que les empuja a seguir avanzando aunque no todos hayan asimilado cada contenido. Cuando tienes 25 o 30 alumnos, solucionarlo parece tarea imposible…

Respuesta. Si hubiéramos tenido esta conversación hace 50 años, la única forma de lograr algo así hubiera sido con más profesores y una ratio más baja; casi de uno a uno. Hoy, si tú eres un profesor con 30 alumnos en clase, cada uno con sus lagunas y ritmos de aprendizaje distintos, ¿cómo atiendes a sus necesidades individuales? En clase de matemáticas, por ejemplo, el profesor puede dejar que aprendan a su propio ritmo en Khan Academy, y que llenen esos vacíos. El rol de los docentes es muy importante, porque siempre habrá quienes necesiten ayuda con su motivación o con el contenido. Si el profesor puede monitorizar, en tiempo real, en qué punto se encuentra cada estudiante, también puede identificar si este y aquel siguen teniendo dificultades con, por ejemplo, los números negativos, sentarse con ellos y ayudarles 10 o 15 minutos, para luego dejarles trabajar por su cuenta mientras se sienta con otros cinco que tienen problemas con los decimales.

También puedes hacer que los estudiantes se ayuden unos a otros: si alguien tiene problemas con las fracciones, puedes hacer que otro alumno al que se le dan muy bien le ayude. Esto nos acerca a esa interacción humana del uno a uno que puede darse en el aula, pero que me hizo preguntarme si acaso podía ser mucho más extensa. Durante la covid, he lanzado otra organización sin ánimo de lucro, Schoolhouse.world, centrada en dar a todos los estudiantes acceso a pequeños grupos de tutorías online en contenidos específicos [por Zoom]. Quizás, en un futuro, si tienes dificultades en Khan Academy, además de ver un vídeo, practicar y mirar las soluciones, puedas conectarte en solo media hora a una sesión que haya en Schoolhouse.world sobre este tema (o, por supuesto, contar con la ayuda de un profesor o un padre).

P. Ha dicho también que “la escuela tradicional te castiga por experimentar y fallar”. ¿Por qué?

R. En la escuela tradicional, si te retas a ti mismo, optas por un camino más difícil y sacas una C [un bien], una D [un suficiente] o incluso suspendes la asignatura, eso te supone un estigma masivo en tu autoestima, en tu expediente académico… En muchas partes del mundo, si eres un estudiante de Secundaria y suspendes una clase, tus posibilidades de entrar en la universidad son muy bajas. La realidad es que el fracaso es simplemente una señal de que necesitas seguir trabajando sobre algo. Yo creo firmemente en las evaluaciones, pero estas nunca deberían ser permanentes. Imagina que tienes un hijo de ocho años; que le pones a intentar unos tiros libres de baloncesto y que encesta el 20 %. ¿Tú le dirías que es un jugador terrible? ¡No! Probablemente Lebron James era igual a los ocho años. ¿Y por qué es tan bueno ahora? Porque siguió practicando. Nadie le dijo “eres un tirador de libres mediocre”.

P. ¿Debería cambiarse la manera tradicional de evaluar los conocimientos?

R. Esto tiene dos niveles. La evaluación tradicional, que mide las habilidades académicas tradicionales, es importante. La manera de modificarla es hacer que no sea una única oportunidad. Si eres un estudiante de noveno grado [tercero de la ESO], tienes un examen de álgebra y sacas un 80 [sobre 100], eso va a tu libro de calificaciones. A mí me gustaría crear un mundo en el que pudieras ir al profesor una semana después, y decirle: “Oye, yo saqué un 80 pero he seguido trabajando y creo que ahora podría sacar un 95 o un 100. ¿Puedo intentarlo otra vez?”

Esto ha sido históricamente difícil porque los profesores tendrían que crear nuevas evaluaciones, calificarlas… Y los alumnos tendrían que aprender por su cuenta; es logísticamente complicado. Con Khan Academy, los estudiantes pueden hacer pruebas que se alimentan de bancos de preguntas muy amplios, por lo que podrías usar 10 o 15 de ellos y que todos fueran diferentes. Me gustaría ver un mundo donde la gente pudiera hacer uso de este tipo de herramientas para repetir una prueba evaluativa tantas veces como sea necesario, y que el profesor te diga: “Mira, el mes pasado sacaste un 75 pero has estado practicando y ahora has sacado un 90. Voy a cambiar tu nota”.

P. ¿Y cuál sería el otro nivel?

R. Expandir lo que intentamos medir en esas evaluaciones. Históricamente, solo hemos medido las habilidades académicas porque son muy cuantificables. Pero aspectos como las habilidades comunicativas, la empatía, la creatividad o el humor, considerados intangibles, son también muy importantes, aunque ¿cómo les ponemos un número? Uno de los proyectos en los que estoy trabajando, Schoolhouse, permitiría, de una manera estandarizada, cuantificar lo que históricamente han sido aspectos subjetivos: no solo ofrecer tutorías de igual a igual, sino que los estudiantes pueden certificar su conocimiento haciendo un examen en Khan Academy mientras la webcam les graba y ellos hablan. Supón que sacan un 90; luego remiten esa prueba a la comunidad, y dos miembros al azar se asegurarán de que la calificación es correcta y de que el vídeo no ha sido alterado.

Ese alumno pasará entonces a dar tutorías sobre ese contenido a otros estudiantes, e irán mejorando su valoración como tutores. Es la evaluación definitiva, porque no solo demuestra que dominas el material, ya que puedes enseñarlo, sino que posees habilidades comunicativas y empatía. Una valoración alta como tutor destacaría estos aspectos. La Universidad de Chicago anunció, hace un mes, que usarán el nivel de valoración en Schoolhouse como un índice a tener en cuenta al valorar las solicitudes de admisión en su universidad.

P. ¿El futuro de la educación pasa por incorporar el modelo del aula invertida?

R. En su mayoría. Si la gente puede recibir clases a su propio ritmo, y que cuando vayan a clase se produzca una mayor interacción humana, que lo hagan. Estoy de acuerdo con esos dos principios. Pero creo que se puede ir más allá. Para algunos alumnos, en clase, funcionará el ver un vídeo, hacer ejercicios y que el profesor venga a ayudarles con aquello que necesiten; y lo mismo en casa. El aula es la herramienta más potente porque, si necesitas ayuda, tienes allí a tus compañeros y al profesor, además de la interacción social. Pero también quiero crear un mundo en el que, incluso por la noche, si tienes problemas con algo y Khan Academy no es suficiente para ayudarte, y necesitas hacerle preguntas reales a una persona real, puedas pinchar en un botón y una persona de verdad aparezca.

P. La pandemia ha acelerado la digitalización de nuestras sociedades, y movió gran parte del trabajo y de la educación a un entorno virtual. Cuando esto por fin se supere, ¿es posible que se olviden esos cambios y transformaciones, y simplemente se vuelva a las prácticas anteriores?

R. Es difícil predecir el futuro. Mi instinto me dice que, en una escala del uno al 10, donde 10 es una inmersión digital completa, y cero es ausencia de lo digital, si antes de la covid estábamos quizá en un tres, y durante la covid, en un siete u ocho, sospecho que vamos a volver a un cuatro o cinco. La pandemia tendrá un impacto permanente, con toda una generación de profesores que tuvieron que profundizar en su relación con la tecnología. Ha sido incómodo y complicado, pero la mayoría lo ha hecho bastante bien, y va a merecer la pena en el futuro; va a haber menos miedo a la tecnología, porque todos la han tenido que utilizar durante casi un año.

Lo mismo sucede con los estudiantes y sus familias, porque en una situación que no es ideal, ven algunos aspectos que son de hecho bastante interesantes, y se dan cuenta de que quizá su hijo pueda tomar algún curso de manera virtual, o que su hijo aprende mejor con esta modalidad, a su propio ritmo y con una personalización mayor. Yo creo que los padres no van a dejar que eso se pierda.

En estos momentos, con las escuelas más o menos abiertas, pero sin todos los alumnos presentes, los centros han tenido que desarrollar la capacidad de apoyar tanto a los que están presencialmente como a los que no. Porque incluso después de la covid, siempre habrá un 10 % de alumnos que a lo mejor están enfermos, o que han tenido que viajar, o estar lejos de clase… Y existirá una mayor flexibilidad. También está la posibilidad de que los estudiantes estén conectados no solo con los profesores de su escuela, sino con los de su distrito escolar, los de su país o los de todo el mundo.

P. Se ha hablado mucho de cómo el sistema educativo les está fallando a los estudiantes, pero ¿no cree que también les está fallando a los profesores, y haciendo que poco a poco pierdan esa pasión tan necesaria para que hagan su trabajo de manera efectiva?

R. Por supuesto. Siempre ha habido un montón de profesores excelentes, pero el sistema se preocupa siempre por los profesores que no lo están haciendo bien. Así que, para controlarlos, ponen más y más restricciones sobre todos los profesores, y alguno de esos buenos profesores se sentirán frustrados e incluso lo dejarán, porque tienen menos autonomía. También hay un componente cultural: mi familia proviene de la India, y allí los profesores son reverenciados, lo son todo, mientras que, en Occidente, debido al énfasis que se pone en lo que uno gana, los estudiantes reciben incluso en casa el mensaje de que como los profesores ganan menos que, por ejemplo, los ingenieros, eso influye en cómo se les respeta y cómo se les trata. Es un problema muy serio y un círculo vicioso, porque si no tienes ese respeto, no vas a poder atraer a tantos profesores. Creo que ese puede ser uno de los beneficios de la pandemia, el que los padres entiendan ahora la educación de sus hijos un poco mejor, y tomen una mayor responsabilidad. Es un momento difícil para ser profesor, debido al salario, a las limitaciones, y por la actitud respecto a ese respeto.

P. En el contexto de aprendizaje permanente que se demanda hoy, ¿qué relevancia tendrán en el mercado laboral contenidos gratuitos como los de Khan Academy o los MOOCs, por ejemplo?

R. Un papel importantísimo. Los MOOCs son el perfecto complemento para ese aprendizaje permanente. Si eres un ingeniero mecánico de treinta y tantos años, y quieres convertirte en un ingeniero de programación, vas a Coursera o EdX, inviertes tiempo en tus noches y fines de semana, y aprendes y consigues una certificación en ciencia de datos, o en ingeniería de programación. Y muchas de esas personas, si tienen problemas con los prerrequisitos, van a Khan Academy, y vuelven a aprender esas matemáticas, o esa estadística, para poder luego aprender a un nivel de grado o posgrado. Y ese fenómeno solo va a acelerarse, a medida que más y más industrias se destruyen y se crean al mismo tiempo.

Fuente e imagen: https://elpais.com/economia/2020/11/18/actualidad/1605694439_232208.html

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El currículo oculto o todo aquello que tus hijos aprenden sin que tú lo sepas

Por: Eva Bailén

Los niños y jóvenes estudian y memorizan mucho más de lo que se incluye en una clase, un libro de texto o una unidad didáctica

Creo firmemente que poniendo el foco en mejorar la educación se podrían resolver muchos problemas de nuestra sociedad. La conocida frase atribuida a Nelson Mandela que dice “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” habla por sí sola. Muchos, aunque tal vez no seamos todos los que deberíamos ser, la hemos incorporado a nuestro credo. Sin duda, el lugar por antonomasia en el que se produce el aprendizaje es la escuela. Pero ¿somos realmente conscientes de todo lo que se aprende en ellas, más allá del propio currículo oficial? Y ¿somos conscientes de que la educación no ocurre solo en las aulas? Nuestros hijos aprenden mucho más de lo que se incluye en una clase, un libro de texto o una unidad didáctica.

Y digo currículo oficial, porque es inevitable e indiscutible la existencia de un currículo oculto. El currículo oculto se podría definir como todo aquello que se enseña de manera implícita, con intencionalidad o sin ella, pero que transmite actitudes o comportamientos aceptados socialmente. Tal vez la existencia de este y cómo dotarlo ya no de contenido, como ocurre con el currículo oficial, sino de valores positivos, cargados de poder transformador y sentido democrático, debería ser foco de interés de las propias instituciones educativas.

Las dos preguntas que formulaba al inicio me llevan a introducir lo que en Psicología se conoce como modelado. Como seres sociales que somos, el aprendizaje social tiene una importante carga en nuestra educación. El psicólogo Albert Bandura lo llamó aprendizaje vicario. En definitiva, lo que significa todo esto es que aprendemos en gran medida por observación e imitación. Aprendemos aun cuando no hay intención de que esto ocurra, simplemente estando inmersos en contextos sociales. De ahí la importancia del currículo oculto.

Podríamos decir que el modelado es lo que se aprende a partir de la conducta y el modelaje lo que se aprende a partir del contenido. Por ejemplo, si yo pido a mis estudiantes que no griten mientras yo misma levanto la voz hasta elevarla a un grito, el modelado y el modelaje son totalmente contradictorios. ¿Qué aprenderán mis estudiantes al observarme? ¿Será efectivo el mensaje y bajarán finalmente la voz? Tal vez funcione, pero si lo hace podría ser por otra razón.

El autoritarismo, implícito en comportamientos como el descrito, tiene buenos resultados en el corto plazo y puede generar el efecto deseado, es decir, obediencia. Lo cual se encuentra muy lejos del ideal de escuela democrática al que debemos aspirar. Las escuelas democráticas, a las que Rafael Feito dedica todo un capítulo en su último libro “¿Qué hace una escuela como tú en siglo como este?”, implican, como este autor indica, al menos dos hechos: la organización de la educación obligatoria debe garantizar el éxito escolar de todo el alumnado, y la vida escolar tiene que poner en el centro a la persona que aprende y no a la que enseña.

La educación está llena de contradicciones. La evaluación es de por sí una de las mayores contradicciones que existen en la educación tradicional, puesto que no sirve para garantizar ese éxito escolar del que deberían disfrutar todos, sino que más bien sirve para hacer un cribado. A todos nos han evaluado en la escuela, pero a pesar de ello no consigue mejorar nuestra capacidad de autocrítica, lo cual es, es, en mi opinión, una gran carencia de nuestra sociedad. Los docentes evalúan a los alumnos, pero no es habitual que se les evalúe a ellos. Y tampoco se enseña a los alumnos a autoevaluarse, o a evaluar entre iguales. Así las cosas, en muchas ocasiones, la evaluación se percibe como injusta.

En algunas escuelas se introduce entre los criterios de evaluación un porcentaje que proviene de la propia autoevaluación del alumno, o de la evaluación de sus compañeros de grupo, cuando el aprendizaje es cooperativo. Creo que esto es un ejemplo de lo que se puede enseñar desde la parte oculta del currículo y que subyace a la evaluación: ejercitar esa autocrítica a la que me refería antes, incentivar el deseo de mejorar o por el contrario desarrollar la capacidad de defender el propio trabajo cuando es injustamente valorado.

En realidad, cuando algunos exigen la existencia de un PIN Parental para controlar lo que sus hijos aprenden en las escuelas, o en lo que se les instruye, no están teniendo en cuenta que solo podrán ejercer ese control sobre la parte oficial del currículo, pero no sobre todo lo que queda oculto, sobre todo aquello que sus hijos aprenderán por observación o modelado. Tampoco podrán ejercer ninguna labor inspectora en lo que sus hijos aprenden fuera de las aulas. Es ridículo pensar que, si eximes a tus hijos de recibir contenidos sobre igualdad de género, por ejemplo, los mantendrás alejados de ese asunto.

Si en un centro la igualdad forma parte de su proyecto educativo y de sus prácticas, estando presente en la forma en la que juegan y participan los alumnos y alumnas, en cómo interactúan entre ellos y con los profesores y profesoras, formando parte de las relaciones entre todos los miembros de la comunidad educativa, los estudiantes de ese centro estarán más cerca de interiorizar realmente la igualdad de manera implícita. De este modo no harán falta asignaturas, como piden otros, ni habrá PIN Parental que niegue el derecho a una educación en igualdad a los chicos y chicas. Unos y otros se olvidan una vez más de que los alumnos no son recipientes que se llenan de contenidos, y que estos no garantizan que se aprenda lo que escapa a lo meramente académico.

Mientras que los demás seguimos distraídos con nuevas leyes, discordias sin sentido, e ideas peregrinas, los profesionales de la educación tienen la oportunidad de actuar desde ese currículo oculto que escapa a los tentáculos intencionados de los que quieren una escuela a su antojo. Y esta es seguramente la mayor responsabilidad de los docentes: conseguir escuelas democráticas en las que el currículo implícito compense las muchas imperfecciones del explícito.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/06/18/mamas_papas/1592466537_060503.html

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La radio, aliada contra la pandemia en África

Algunas emisoras ayudan a mantener escolarizados a los más jóvenes en el continente africano. Se trata de proyectos alentadores en un contexto de creciente desigualdad social por culpa de la covid-19.

Mélani ha pasado de vender verduras en el mercado local de Bambari, República Centroafricana, a convertirse en la maestra de un colegio tras formarse como profesora a sus 45 años con el Servicio Jesuita al Refugiado. Orgullosa, ha pasado en seis años de garantizar alimentos frescos a sus vecinos a asentar las bases de un futuro alternativo para los jóvenes de su comunidad. En total, 51 alumnos acudían a su clase cada mañana antes de que llegara la pandemia y con ella se cerrara la escuela. Lejos de perder el contacto con ellos, lo ha incrementado. Ahora siguen sus clases más de 7.738 escolares al sumarse los niños de las aldeas cercanas gracias a la capacidad de difusión de la radio.

 

De 16.30 a 17.00 horas, de lunes a viernes, afina su voz para impartir sus clases a través de la radio comunitaria Radio Lego ti la Ouaka con su programa La escuela en la radio. Otros ocho profesores se alternan con ella para llegar también a los alumnos de secundaria con canciones, lecturas y juegos complementarios. En total, llegan a más de 13.000 de diferentes edades.

República Centroafricana, el cole en las ondas

“Su éxito nos ha sorprendido a todos”, asegura Irene Galera, responsable de comunicación del Servicio Jesuita al Refugiado de África del Oeste y Grandes Lagos, durante una entrevista por Skype. De ser un proyecto experimental para reforzar aquellos casos que no pueden acudir a la escuela, a convertirse en el principal medio de familias para mantener la escolarización de los más pequeños. “Ya estamos diseñando junto con Mélani los nuevos programas para continuar con el programa hasta diciembre abran o no los centros educativos de nuevo estas semanas”, adelantan.

Junto los profesores como Mélani, la ONG Alboan, junto al Servicio Jesuita al Refugiado en África, ha involucrado también a familias de las diferentes aldeas para que compartan sus radios con los vecinos que no tengan. Christian Marago es uno de ellos. A 37 kilómetros del colegio más cercano, coloca todas las tardes junto a la puerta de su casa un viejo aparato de radio del que estira al máximo la antena y rodea de sillas, taburetes y troncos para acoger al máximo número de jóvenes, junto a sus dos hijos. “No solo aprendemos cómo evitar los contagios de coronavirus, sino también cómo garantizar que nuestros hijos no tengan que abandonar el colegio”, explica Marago.

Tanto en Basari, República Centroafricana, como en el resto de localidades en las que está presente Alboan, la escuela no solo garantiza el acceso a la educación sino también aporta un lugar seguro en contextos de desplazamiento y violencia. “Aquí aprenden a leer y a escribir, a la vez que cuidan sus heridas provocadas por los desplazamientos forzados y la violencia. No podíamos centrar toda nuestra actividad ahora en repartir kits higiénicos, nos pedían que siguiéramos con la actividad educativa”, enfatiza Galera.

Unos niños escuchan un programa educativo en Radio Lego ti la Ouaka, en Bambari, República Centroafricana.
Unos niños escuchan un programa educativo en Radio Lego ti la Ouaka, en Bambari, República Centroafricana.SERVICIO JESUITA AL REFUGIADO

Alboan cifra las consecuencias de la pandemia en 500 millones de personas en riesgo de regresar de nuevo a la pobreza extrema. “La pandemia ha puesto de manifiesto las desigualdades del sistema actual tanto en lo económico como en lo social”, asegura la directora de la organización vasca, María del Mar Magallón. Por eso, aprovechan la rueda de prensa de presentación balance anual de los 250 proyectos desarrollados durante el último año por el mundo para reclamar soluciones más globales en la lucha contra la pandemia también desde Euskadi, España y Europa.

Y para no caer en el pesimismo, Alboan destaca la capacidad de las personas a las que acompaña en África subsahariana, donde la radio se ha convertido en la gran aliada para afrontar las consecuencias de los confinamientos, falta de medidas higiénicas básicas e infraestructuras.

Tanto en República Centroafricana, como en Camerún, Tanzania y Chad, la creatividad de la población y las organizaciones locales ha conseguido mantener vivos sus proyectos a pesar de no contar con electricidad, ni agua potable, ni equipos médicos en sus ciudades.

La República Centroafricana ocupa el segundo puesto por la cola en el Índice de Desarrollo Humano. En una de las zonas más rural del país, Bambari, viven cerca de 40.000 personas. Son en su mayoría desplazados internos por las guerras que golpean al país desde 2013. “Aquí una simple radio encendida ha bastado para que miles de jóvenes no hayan abandonado la escuela”, remarcan.

Mensajes contra bulos en Camerún

En Camerún, en la frontera con la República Centroafricana, han conseguido también con este medio de comunicación transmitir medidas de higiene básicas y mantener la cohesión social ante las tensiones entre desplazados y población local. En total más de 25.000 personas siguen los contenidos de la radio comunitaria Garoua-Boulai y el canal nacional CRTV. “Es tal el número de bulos que hay contra los desplazados que eran una necesidad urgente desmentirlos y explicar bien en qué consistía la pandemia para evitar linchamientos o ataques racistas”, explica Galera.

Allí donde no había emisoras de radio, han acudido con altavoces para emitir los programas ya grabados

Allí donde no había emisoras de radio, han acudido con altavoces para emitir los programas ya grabados y garantizar la máxima la paz en los peores momentos de confinamiento.

Otro lugar con tensiones está en la frontera de Tanzania con Burundi. En especial, en los tres campos de refugiados de Nduta, Mtendeli y Nyarugus, donde más de 80.000 personas hacen frente a las restricciones de movimiento con la Radio Kiwesa de fondo. “Para muchas mujeres la escuela es también la manera de alcanzar un lugar seguro de agresiones. No solo hemos emitido programas educativos, también hemos diseñado contenidos para dar apoyo psicosocial dirigidos de forma directa a mujeres víctimas o en riesgo de sufrir agresiones sexuales”, detallan.

En Chad, un 20% ha abandonado los estudios

En Chad, en los 12 campos de refugiados frontera con Sudán, Alboan no contaba con radios, pero sí con una red de líderes con posibilidad de reunir en grupos de WhatsApp a los más jóvenes que acudían a su escuela. Así con orgullo, documentan haber llegado a 164.111 personas con mensajes de móvil tanto para continuar las clases de francés como para recordar que ya podían ir a recoger apuntes para sus hijos o cerrar la hora de clases particulares para aquellos que tuvieran exámenes pendientes.

Eso sí, con pena indican también que más de un 20% ha abandonado los estudios al no presentarse a las pruebas finales. “Tenemos documentados muchos casos de niñas dadas en matrimonio durante estos meses, así como de familias que han abandonado los campos de refugiados en busca de lugares donde poder trabajar y comprar alimentos”, lamentan.

Un grupo de mujeres escucha la radio en Camerún.
Un grupo de mujeres escucha la radio en Camerún.SERVICIO JESUITA AL REFUGIADO

Alboan aprovecha la actitud de estas personas en contextos tan vulnerables para exigir también medidas creativas para paliar las desigualdades como “la condonación de la deuda externa de los países más empobrecidos por parte del Banco Mundial” y el cumplimiento de la histórica reclamación de “destinar el 0,7% de los presupuestos de cada Gobierno municipal, autonómico, central o europeo a cooperación internacional y ayuda humanitaria”.

Mientras tanto, Mélani vuelve a afinar su voz para un nuevo programa de radio en la zona más rural de República Centroafricana. Sabe que más de 13.000 niños y niñas le esperan con ganas. A 37 kilómetros del estudio de la emisora, Christian mira el reloj para sintonizarla y garantizar así que sus hijos y vecinos continúen con sus estudios al margen de las nuevas limitaciones impuestas por la lucha contra la covid-19, la falta de recursos y las limitaciones de movimiento por el contexto de violencia.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2020-11-09/la-radio-aliada-contra-la-pandemia-en-africa.html

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Federico Velázquez: «Los niños deben ser líderes del cambio en sus familias en buenos hábitos ambientales»

Por: Nieves Mira

No forma parte del currículo escolar, pero la educación ambiental está presente en casi todos los colegios de la geografía española, en parte por los hábitos adquiridos durante la LOGSE. Sin embargo, ha surgido una generación de adolescentes preocupados por el futuro del planeta, que sin prejuicios observan los desafíos del futuro y luchan por cambiar una realidad que parece imparable: el cambio climático. Desde la Asociación Española de Educación Ambiental, su presidente Federico Velázquez cuenta a ABC cómo será posible crear conciencia, tanto en los más pequeños como entre sus mayores.

¿En qué debe consistir esa educación ambiental en la que hay que formar a las futuras generaciones?

Debe tener un enfoque transversal. Damos por sentado que debe llegar a todos los sectores sociales. A veces solo se señala a los niños, pero quien hace el daño son los adultos y de ellos aprenden los niños. Deben tener a su nivel una formación ambiental. Por una parte porque es parte de su proceso formativo y por otra porque se pueden convertir en agentes dentro de sus familias para incorporar buenos hábitos ambientales.

¿Y en la escuela?

Debe incluirse también de forma transversal: que no haya asignaturas separadas sobre todo que son para la vida, porque si se cayese en esa tentación se vería como una asignatura de segundo orden y la gente lo tomaría como otra cosa. Estas enseñanzas tienen más fuerza cuando vienen a través de una figura cercana, sin necesidad de que sean unos expertos los profesores, que a través de sus materias deben ponerles en contacto con el medio. La clave será que sean figuras cercanas como padres, familiares o profesores los que le acerquen al niño al medio.

¿Cómo se les está formando actualmente en los colegios?

Al no estar regulada queda en el buen criterio de cada centro. De aquella Logse que la incluía ha quedado cierta huella y generalmente los planes suelen incorporar algo que tiene que ver con la naturaleza y el medio ambiente. La manera de desarrollarlo va a quedar a criterio de cada profesor. Una de las formas en las que la hemos visto presente es a través de actividades extraescolares y de las ciencias naturales, donde aparecen temas que tienen que ver con lo ambiental.

¿Es más fácil educar a los niños que a los mayores?

En parte sí porque el mayor puede tener ya unos hábitos. Es un desafío, porque una persona solo cambia de hábitos cuando descubre que hay un mayor interés en el cambio que lo que venía haciendo hasta ahora. El niño parte de una mente más abierta y es fácil que comprenda que no hay que maltratar a un animal o que hay que cuidar el entorno. Luego se convertirá en su círculo en un transmisor y en un vigilante para que todo eso se lleve a la práctica.

¿Cómo se crea conciencia?

Para generar conciencia hay varias vías. La educación ambiental no es saber medio ambiente sino generar conciencia, y eso ocurre solo cuando estamos ante situaciones delicadas. Viene por dos o tres vías esenciales. La primera es la participación: cuando hablamos sobre la contaminación del agua la conciencia surge cuando vas al río o al lugar y lo ves, lo analizas y confirmas lo que ahí ocurre. Cuando una persona participa a través de la práctica es cuando una conciencia puede surgir. Conviene estar atento, porque también puede venir a través de una película o una novela.

En segundo lugar tendríamos el debate. Mientras se queda en pensamiento, no dejan de ser ideas pero si se promueve también un ámbito donde la persona debate se genera conciencia porque en la medida que sale de ti algo te compromete. Y el tercer método sería una derivación del anterior y es cuando uno enseña a otros. En colegios solemos recomendar que los alumnos más mayores den charlas a los de un curso inferior. Los que se conciencian son los que las dan.

¿Podemos hacer algo los ciudadanos si las empresas y gobiernos no se involucran?

Lo ambiental compromete a todos. Todo el mundo tiene parte de responsabilidad y si hay alguna gente que no la cumple, hay algo que se queda sin cumplir. Lo ambiental tiene que haber también una respuesta política, administrativa. La educación es importante pero las obras también lo son. Si hay alguien que no cumple el papel que le corresponde el daño está hecho. La educación independientemente de lo que hagan los demás debe de tener su autonomía, sobre todo hoy donde el ciudadano es víctima y verdugo porque él mismo contribuye a generar los daños que luego sufre.

¿Cómo estamos en España respecto a otros países?

Un poco más atrasados, porque la educación ambiental parte de la educación cívica. Pero la satisfacción es ver que se va avanzando y hay aspectos en los que ya tenemos una cierta conducta, como con el reciclaje, porque ya más del 50% de la población recicla. Ahora vienen retos más difíciles y cada vez los compromisos que se van a pedir van a ser mayores, y es ahí donde la educación ambiental debe plantear otro nivel de compromisos, que tienen que ver con la movilidad, el ocio, la alimentación… Lo ambiental viene a darte una vida digna, mucho más saludable, y el desafío de los educadores es hacer ver a la población que detrás de ese cambio de hábitos se encontrarán con prácticas que beneficiarán a todos.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-ninos-deben-lideres-cambio-familias-buenos-habitos-ambientales-202011040023_noticia.html

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La evaluación del primer periodo en educación preescolar

 Abelardo Carro Nava

El tránsito del hogar a la escuela, es uno de los momentos más importantes en la vida de los seres humanos. Indiscutiblemente, este periodo influye de manera significativa en cada uno de los niños que, de un instante a otro, se desprenden de su entorno inmediato para integrarse a uno que es prácticamente desconocido para ellos: la escuela. Sí, la escuela, ese espacio donde, a diferencia del hogar, todo ocurre de otra manera porque en ella descubre: nuevas relaciones, nuevas expresiones, nuevas sensaciones, nuevas emociones; en fin, todo un cúmulo de sucesos que, indudablemente, repito, son parte importante del crecimiento y desarrollo de los pequeños.

¿Cómo olvidar las incontables expresiones que se observan en los rostros de los chicos cuando llegan a su primer día de clases en el jardín de niños? Llanto, incertidumbre, desconfianza, indiferencia, ansiedad, miedo, angustia, desesperación, entre otras tantas más, son parte de ese proceso que les significa el desapego del hogar y, por el cual, comienzan un camino diferente, lleno de experiencias que solamente la socialización puede favorecer e impulsar. ¿Acaso no es por medio de esa socialización que el pequeño se descubre a sí mismo en razón de los demás? Desde luego, la concurrencia en el preescolar es trascendental en la vida de los pequeños porque en éste, aprende a vivir socialmente con sus compañeros, lo cual tiende a incrementar, su participación en actividades de grupo con una gran cantidad y variedad de contactos sociales que van más allá de lo que, Linguido y Zorriano (1981), denominan ser “espectadores”.

En este sentido es importante hacer notar, que el enfoque de la educación preescolar ha cambiado conforme ha pasado el tiempo; de un enfoque pedagógico centrado en los cantos y en los juegos en los que el desarrollo de la motricidad fina y gruesa eran su piedra angular, se modificó para dar paso a una formación integral a través del desarrollo de los aspectos cognitivos y emocionales de los alumnos (SEP, 2018); ello no significa que dichos cantos y juegos que, como sabemos, favorecen esos aspectos motrices hayan sido eliminados; por el contrario, siguen siendo parte de un proceso que, de manera integral, forma al educando.

Visto de esta forma, si consideramos que la socialización es fundamental para que el niño, progresivamente, vaya desarrollando sus facultades naturales y, si sabemos que el nuevo enfoque pedagógico de la educación preescolar pretende la formación integral del educando, ¿de qué manera se han visto afectadas tales cuestiones con la pandemia y confinamiento que ha provocado el Covid19? Como parece obvio, la primera ha tenido un giro importante, puesto que las actividades escolares que propiciaban esa socialización y de manera presencial se desarrollaban en cada uno de los jardines de niños, se trasladaron, en el mejor de los casos, a la casa, mediante el empleo de una computadora o celular. ¿Esto generó nuevas formas de interacción? De eso hablaré un poco más adelante. Por lo que respecta a la segunda, el de la formación, también se ha visto alterada porque, como sabemos, el hecho de quedarse en casa dejó al descubierto las grandes desigualdades existentes en cada uno de los hogares mexicanos, motivo por el cual, las educadoras y educadores, implementaron una serie de estrategias para que sus alumnos iniciaran o continuaran con su proceso formativo. Al respecto es de destacarse, la entrega de guías o cuadernillos en las casas o escuelas de los pequeños y el envío de correos electrónicos, o a través de WhatsApp, con las actividades que tendrían que hacer los chicos en casa, con el apoyo de sus familiares; esto, a partir de los contenidos que están marcados en el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral y, desde luego, contemplando lo que a través de la televisión se trasmite para este nivel educativo.

¿El abordaje de estos contenidos, a través de una educación a distancia, ha favorecido el aprendizaje de los alumnos que cursan el preescolar? Pienso que no del todo; porque el trabajo que realizan las educadoras y educadores en cada uno de los jardines de niños: es insustituible y transcendental para el desarrollo integral de los pequeños.

¿De qué manera la educadora o educador propicia que el niño entienda preguntas que le permitan identificar objetos en el aula?, ¿de qué manera la educadora o educador propicia que su alumno resuelva problemas a través del conteo y con acciones sobre las colecciones?, ¿de qué manera la educadora o educador logra que su educando escuche cuentos para asociarlos con sus sentimientos? Si, ¿de qué manera se logra todo ello? Desde luego, la formación inicial que pudieron haber obtenido las maestras y maestros en su escuela normal colabora con este propósito, pero también, la experiencia que día a día se va dando en la escuela, en el aula. Si, ese espacio lleno de experiencias enriquecedoras y de un enorme significado que, con el paso de los años, se van sedimentando.

Luego entonces, sigo sosteniendo que evaluar el primer periodo (ver el artículo que publiqué la semana pasada en este y otros espacios y que lleva por nombre “Los dilemas de la evaluación del primer periodo”) considerando como unidad de medida los aprendizajes esperados, tal y como lo propone el Secretario de Educación, es una gran equivocación. Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: la casa no es la escuela y la escuela no es la casa.

Tengo claro que nadie estaba preparado para todo lo que se desprendió de la contingencia sanitaria por la pandemia mundial que estamos viviendo; también tengo claro, que los momentos educativos que vivimos son totalmente diferentes de los que ocurren en el aula, entonces, ¿qué le lleva a pensar a este funcionario que los chicos están aprendiendo conforme a los aprendizajes esperados?, ¿sabrá todo lo que implica y significa trabajar con niños cuya edad oscila entre los 4 y 5 años?, ¿acaso pensará que todos los padres de familia tienen el conocimiento didáctico-pedagógico que se requiere para trabajar con los niños los contenidos de un plan de estudios?

Ciertamente, como padres de familia tenemos una responsabilidad y obligación importante en la educación de nuestros hijos. Eso no lo dudo. Sin embargo, este hecho no es ni por un tantito, idéntico al acto educativo que se vive en un salón de clases de un jardín de niños.

Obviamente, resultado de una planeación y del desarrollo de cada una de las sesiones en las que se organizó el trimestre, la educadora o educador, tienen la posibilidad de evaluar o, mejor dicho, de valorar el desempeño de sus alumnos. En tal ejercicio, cobra sentido, un elemento que me parece fundamental para comprender que, en estos momentos, evaluar mediante el logro de los aprendizajes esperados, es un gravísimo error. Me refiero pues a la observación; si, esa observación que en el día a día le permite al docente dar seguimiento y continuidad (a través del registro) al desempeño de sus educandos. Situación que, como parece bastante obvia, no puede hacerse en estos momentos.

¿Qué otros elementos, tiene la educadora o educador, para valorar los logros de sus chicos en términos de los aprendizajes esperados? Las tareas, trabajos, carpetas o portafolios, entre otros; actividades que, desde mi perspectiva son complementarias de lo que se realiza en el aula; esto, porque como sabemos, cuando se encomienda una actividad en casa suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo porque desconocen sobre el tema, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan (Carro, 2020).

En este sentido, si coincidimos en que lo descrito en el párrafo anterior es parte de esa realidad que está muy presente en este nivel educativo, ¿de qué manera podrán evaluar las educadoras y educadores este primer periodo?

Pienso que, independientemente de que la SEP emita un nuevo Acuerdo o ciertos aspectos que modifiquen el 12/06/2020 (DOF, 2020), los colectivos docentes podrían fijar esos criterios de evaluación mismos que les permitan realizar una valoración del avance logrado por sus alumnos. Una valoración que se acerque a la realidad de los pequeños. Esto, porque considero, que hay una diferencia muy importante entre aquellos niños cuyos padres, durante estos meses, han tenido la posibilidad de estar prácticamente al 100 por ciento con sus hijos al tener un trabajo estable, bien remunerado y con las mejores condiciones que cualquier niño podría tener para trabajar desde casa; de otros cuyos padres han tenido que salir a buscar el sustento fuera del hogar, o bien, que los hayan acompañado en esas labores con la idea de tener algo que comer en casa.

Visto desde esta forma: no, no es buena idea tomar en cuenta la opinión de un funcionario que nunca ha estado frente a un salón de clases en un jardín de niños. Los colectivos docentes, con su experiencia y conocimiento, seguro estoy que habrán de tomar las mejores decisiones porque, más allá del reporte burocrático que tienen que entregar a sus directivos en próximas fechas, no debe perderse de vista que, una evaluación, tiende a brindar una serie de elementos que permiten tomar decisiones para mejorar el quehacer docente en razón de los aprendizajes de sus alumnos.

Con negritas:

¿Se imagina usted el significado que reviste el que un niño comience su un proceso educativo a través de una computadora, celular o televisor?, ¿de qué manera explicar esta nueva interacción?, ¿estaremos en la antesala de una nueva socialización en este nivel educativo? Digo, los niños que en este ciclo escolar se incorporaron al Sistema Educativo solo han conocido, en el mejor de los casos, a su maestra y a sus compañeros mediante un aparato electrónico.

Al tiempo.


Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

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Minedu: retorno a clases presenciales será seguro, gradual, flexible y voluntario. Perú

América del Sur/ Perú/08-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.andina.pe

Martín Benavides informó que van a iniciar un debate más formal sobre dicho tema.

El ministro de Educación, Martín Benavides, informó que su sector evalúa un plan especial para iniciar el retorno gradual, seguro y flexible a las clases escolares presenciales, y señaló que dicho plan será previamente socializado y adecuado a cada realidad con el fin de controlar los efectos de la pandemia.

Benavides indicó que el plan toma como base un documento elaborado por instituciones internacionales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que establece algunos lineamientos para un retorno seguro a las escuelas.
Para su implementación, las autoridades locales deben ayudar en la evaluación de algunos elementos como el porcentaje de contagios en cada zona, las medidas de bioseguridad y el estado de salud de docentes y alumnos, tal como ocurre en algunas zonas rurales del país donde actualmente se han reabierto escuelas, explicó el ministro.
“Tenemos un plan y vamos a iniciar un debate más formal para el retorno a las clases; no vamos a obligar a nadie, será voluntario y se ejecutará cumpliendo estrictamente los protocolos sanitarios pues todos tenemos que seguir cuidando nuestra salud y no podemos bajar la guardia ante el covid19”, afirmó.
De otro lado, dijo que desde octubre el Ministerio de Educación está distribuyendo en diversas regiones el primer lote de tablets con contenidos pedagógicos, acceso a conectividad mediante un plan de datos y cargadores solares e indicó que la meta es distribuir el 70 % de las tabletas hasta diciembre.
Benavides destacó el apoyo de los gobiernos regionales y municipales para que el programa “Aprendo en casa” llegue a más escolares de zonas rurales, así como la colaboración de las direcciones regionales de Educación, que buscan complementar los aprendizajes de acuerdo a la realidad de cada región.
Al referirse al debate sobre la creación de nuevas universidades en la Comisión de Educación del Congreso, Benavides comentó que hasta el momento dicha instancia no tiene un plan claro y objetivo para fortalecer la educación universitaria.
“El Ejecutivo se ha propuesto consolidar el proceso de Reforma Universitaria considerando que el país está en un nivel adecuado de universidades, no necesitamos crear más universidades, al contrario, tenemos que reforzar las licenciadas para potenciarlas y alcanzar la calidad y eficiencia en el sistema universitario”, aseguró.
Al respecto, hizo un llamado al Congreso para fortalecer las reformas y no perforarlas con iniciativas que no tienen como sustento la mejora de la calidad de la educación universitaria.
Fuente e Imagen: https://www.andina.pe/agencia/noticia-minedu-retorno-a-clases-presenciales-sera-seguro-gradual-flexible-y-voluntario-820430.aspx
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Niños de los países más pobres perdieron varios meses de escolaridad durante la pandemia

Los escolares de países de ingresos más bajos han sido los más afectados del mundo, en comparación con educandos de naciones más ricas.

Estudiantes de niveles escolares de los países de ingresos bajos y medios bajos fueron los más afectados en su educación durante la pandemia del COVID-19, de acuerdo a un informe publicado recientemente por la UNESCO, la UNICEF y el Banco Mundial.

Según dijo Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO, «Lapandemia acrecentará el déficit de financiación de la educación en los países de ingresos bajos y medios. Si se toman las decisiones de inversión correctas ahora, en lugar de esperar, este déficit podría reducirse significativamente».

«En la Reunión Mundial sobre Educación convocada por la UNESCO con Ghana, Noruega y el Reino Unido el 22 de octubre, unos 15 jefes de Estado y de gobierno, cerca de 70 ministros de educación y otros socios para el desarrollo se comprometieron a proteger la financiación de la educación y a actuar para reabrir las escuelas en condiciones de seguridad, apoyar a todos los maestros como trabajadores de primera línea y reducir la brecha digital. Es un compromiso que nos obliga a todos a rendir cuentas», agregó.

El jefe de Educación de la UNICEF, Robert Jenkins comentó que es «prioritario» dar prioridad a la reapertura de las escuelas y ofrecer las medidas necesarias para recuperar esos cuatro meses perdidos.

Más de dos tercios de los países han reabierto sus sistemas educativos en mayor o menor medida, y las naciones con mejor posición económica o con sistemas educativos más fuertes han podido implementar fácilmente sistemas de educación a distancia por internet. Sin embargo, aquellos cuyas escuelas son totalmente presenciales y que no cuentan con el apoyo de plataformas digitales se han visto más afectados.

Solo 20% de los países de bajos ingresos pudo contabilizar los días de aprendizaje a distancia como días escolares oficiales, rebajando el impacto de las medidas de tele-aprendizaje, en comparación con tres cuartas partes de los países a nivel mundial.

De los 79 países que respondieron preguntas sobre el financiamiento, casi el 20% alertaron que habían tenido que reducir el presupuesto educativo o prevé reducciones en el presupuesto de educación de su país para el ejercicio económico actual o el próximo. Esto se compara con casi el 40% de los países de ingresos bajos y medios bajos.

Más del 50% de los países pobres comunicaron que no disponen de los fondos suficientes para instalar medidas sanitarias en las escuelas par el lavado de manos y el correcto distanciamiento social, lo que pone en riesgo a todo el persona y los educandos en el contexto de la pandemia.

La crisis viene de antes

La pandemia del coronavirus solamente vino a agravar una situación que ya venía de por sí maltrecha. La educación primaria en los países más pobres es ciertamente endeble y la crisis sanitaria solo la empeoró.

Antes de la pandemia, la mitad de los niños de los países de ingresos bajos y medio bajos no podían comprender una frase escrita de nivel básico y al menos 250 millones de niños en el mundo ya estaban sin escolarizar, cifra que podría crecer en al menos 24 millones al final de 2020. Los escolares de hoy en día podrían perder 10 billones de dólares de ingresos durante su vida laboral, lo que equivale al 10% del PIB mundial.

«A pesar de los esfuerzos generalizados, existen grandes diferencias en la capacidad de los países para proporcionar a los niños y jóvenes un aprendizaje eficaz. Y es probable que haya diferencias aún mayores dentro de los países en cuanto a la estimulación educativa que han experimentado los niños y los jóvenes. Antes de la pandemia nos preocupaba la pobreza de aprendizaje y también la desigualdad en las oportunidades de aprendizaje. Ahora, la línea de base del aprendizaje es más baja, pero un aumento en la desigualdad de oportunidades podría ser catastrófico. La tarea de reanimar el proceso de aprendizaje es sumamente urgente», dijo Jaime Saavedra, Director Mundial de Educación del Banco Mundial.

Fuente: https://www.lr21.com.uy/mundo/1437100-educacion-ninos-estudiantes-paises-pobres-escolaridad-escuela-pandemia-coronavirus

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